La Maquila
La Maquila
La Maquila
Directora General:
Giovanna Valenti Nigrini
Secretaria Académica:
Gloria del Castillo Alemán
Alicia Puyana
Coordinadora
ISBN 978-970-9967-08-8
Coordinadora Editorial
Gisela González Guerra
© Flacso-México
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
Sede México
Carretera al Ajusco núm. 377
Colonia Héroes de Padierna
Tlalpan 14200, México, D. F.
Teléfono 30 000 200
www.flacso.edu.mx
9 Introducción
Alicia Puyana
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
255 Bibliografía
Introducción
Por ello, en este texto se reúnen varios escritos que se diferencian por las ma-
neras de abordar el fenómeno desde distintas disciplinas sociales, divergentes
Entre los estudiosos del tema, y no de forma exclusiva para México y Cen-
troamérica, existen posiciones divididas, quizás antagónicas, sobre la contri-
bución de la maquila al desarrollo. La versión gubernamental argumenta que
la maquila es necesaria para generar crecimiento y superar el subdesarrollo.
Para algunos expertos, sociólogos y economistas (Dutrenint, 2004; Lara, 2004)
la maquila debe ser analizada y juzgada por su impacto en el desarrollo tecno-
lógico, la integración vertical de la industria, y las relaciones laborales que
requiere para mantenerse competitiva. Los análisis sectoriales y de corte ma-
croeconómico han de ser complementados con estudios a nivel de corpo-
ración, empresa y planta productiva, para comprender mejor la dinámica de
esta actividad. Una tercera posición considera que la creación de plantas ma-
quiladoras forma parte de la expansión del capital transnacional u obedece
a la pérdida de productividad de los centros industrializados.
En América Latina, la maquila cobró dinamismo como parte de los ajus-
tes estructurales que implicaron el desmantelamiento de los estímulos que
auspiciaron el crecimiento de la industria manufacturera, al tiempo que se
mantuvieron los de la IME. La maquila de prendas de vestir en Centroamé-
rica respondió, en una serie de medidas para favorecer la industria nacional,
a la crisis del Mercado Común Centroamericano y a las modificaciones en el
mercado estadounidense de prendas de vestir. Al impulso de estos factores
y en el marco de críticas situaciones políticas nacionales, la actividad maqui-
ladora centroamericana se transformó y desplazó a la industria tradicional
arrojan saldos más positivos. Entre estas últimas, los análisis que se apoyan
en el esquema basado en la definición de las generaciones de la IME, no pro-
ponen un modelo analítico plenamente estructurado en el sentido estricto
del término, aportan una metodología que resulta demasiado compleja para
ser sometida a rigurosa verificación empírica. Es una configuración dema-
siado compleja porque: a) es difícil que los establecimientos productivos man-
tengan una coherencia interna tan acusada; y b) porque deja de lado las
fragmentaciones, segmentaciones y polarización dentro de cada planta.
Según el esquema de las generaciones de la maquila, esta actividad pue-
de ser una vía no expedita, que contribuya al desarrollo industrial pues crea
los cauces y las bases para la transición del ensamble tradicional a la manu-
factura compleja. El marco de discusión utilizado para evaluar esa transición
es el que se refiere a “las tres generaciones”: la primera, constituida por la
maquiladora tradicional; la segunda, orientada hacia el ensamblaje comple-
jo, con ciertos grados de automatización; y la tercera orientada a la investi-
gación, el desarrollo, y el diseño. La tipología de las tres generaciones y su
relación con los modelos productivos —taylorismo-fordismo, especializa-
ción flexible o toyotismo— permite analizar la coherencia de los propios
modelos, de la rigidez de sus componentes y de su pertinencia para regiones
como la propia frontera norte mexicana.
La sistematización de la trayectoria que han seguido las plantas maqui-
ladoras particulares permite dar cuenta de la heterogeneidad en la industria
maquiladora, y de la coexistencia de múltiples no complementarios grados de
traslado de fragmentos productivos. Para que cumpla con este fin sistemati-
zador la generación de la IME debe tener un peso significativo, capaz de definir
y explicar la diferenciación social, tecnológica y económica de las plantas indi-
viduales y agruparlas en categorías claramente delimitadas. Debería también
permitir elaborar supuestos sobre el potencial de las maquilas catalogadas en
las generaciones uno y dos, y de evolucionar hacia los niveles más avanzados.
Este análisis debería complementar y coincidir con el que a nivel sectorial y
macro da luces sobre los efectos multiplicadores de las IME. No obstante, la
evidencia empírica muestra que todavía no existe una masa crítica de plantas
de tercera generación, más aún, de plantas IME de segunda generación, que
en ese país, pero el peligro de que el país intermedio pierda actividades com-
pletas es real. Este caso puede aplicarse para entender las experiencias más
recientes de la IME, que ha perdido empleo y producción, por traslado a
China e India. Este modelo analítico permite comprender que los márgenes
para enfrentar la competencia con dichos países son estrechos.
Se ha sugerido que la industria maquiladora actualmente exporta com-
ponentes y no exclusivamente bienes finales, lo que indicaría un proceso
hacia maquilas que se insertan en otro fragmento del proceso productivo
internacional y que han superado el nivel del ensamblaje. Es decir, se habría
avanzado hacia las generaciones superiores, sin embargo, cabe preguntarse
qué tan extendido está este proceso tecnológico, para lo cual hay que dar
cuenta de la heterogeneidad de la industria maquiladora.
Los argumentos en torno a los efectos directos y positivos del comercio
y las inversiones sobre la generación de empleos requieren de una discusión
más cuidadosa. De manera simplista se ha explicado que los cambios en los
patrones de comercio causados por la reducción de tarifas arancelarias son,
en última instancia, el mecanismo por el cual el comercio afecta el núme-
ro de empleos generados. En algunos momentos se ha registrado un saldo
positivo de la maquila como generadora de empleos formales, los cuales im-
pactan en la reducción de la pobreza (Martínez). Sin embargo, la evidencia
empírica ha demostrado que los bajos salarios percibidos, combinados con las
precarias condiciones laborales, no son suficientes para cubrir las necesidades
básicas (Trejos). Es indispensable analizar las implicaciones de la expansión
del mercado para la producción maquiladora en el empleo considerando la
manera en que la sustitución de importaciones se lleva a cabo. El escenario
en el que la importaciones estarían cubiertas por la producción nacional
para México, desde la maquiladora o la no maquila, dependería de la capa-
cidad de sustitución de importaciones relacionada con la competitividad y
estructura productiva, de acuerdo a Puyana y Horbath en este libro.
topa con los requerimientos de los niveles mínimos requeridos para lograr las
exenciones concedidas a los establecimientos permanentes (EP), y en las eta-
pas de contracción no se adapta y carece de la flexibilidad necesaria para con-
trarrestar la baja. Dado que la suerte de la maquila está atada al dinamismo
de la industria estadounidense, resulta que hay coincidencia en las etapas del
ciclo y las dos partes se encontrarán en iguales circunstancias y muy proba-
blemente no existirá la posibilidad de compensar plenamente el impuesto
causado en México (Schatan), ni viceversa, como lo atestigua la contracción
de la IME inducida por la recesión de la economía estadounidense.
El concepto de “establecimiento permanente” (EP) es medular para la
comprensión del régimen fiscal aplicado a la IME. Está plasmado en las le-
yes fiscales mexicanas —además de ser aceptado internacionalmente— y
permite evitar la doble tributación. El examen del comportamiento sectorial
de la industria maquiladora que aporta Schatan, no encuentra evidencia sufi-
ciente que muestre que los cambios en la carga impositiva a los EP incidieron
negativamente en la inversión extranjera o estén relacionados con el decepcio-
nante desempeño de la maquila de exportación a partir de 2001. El cierre de
empresas se concentra pronunciadamente en los rubros más tradicionales y en
éstos es mayoritaria la presencia del capital nacional. Por estas razones sería
difícil sostener que el gravamen al EP explique la caída de las exportaciones de
la IME. Tampoco su introducción parece haber afectado el comportamiento
de la inversión extranjera. Surge una pregunta que no se plantea Schatan: si la
eliminación del tratamiento como inversión temporal garantizado a la IME
no parece afectar la IED, ¿era necesaria su introducción, pero, sobre todo, su
mantenimiento durante casi cuatro décadas, o fue redundante y sólo elevó
la tasa de retorno y la rentabilidad de estas inversiones, pero no su cuantía?
¿Si la eliminación de este estímulo no tiene efectos negativos, qué incentivo
podría aplicar México que resulte eficaz para atraer nuevas inversiones?
Examinar la trayectoria de las exportaciones de la maquila a través de
la evaluación de la productividad del trabajo y de su capacidad de generar
valor agregado, es una forma que permite despejar, por lo menos en parte,
la incertidumbre sobre el futuro de la maquila creada por el nuevo contexto ins-
titucional y las condiciones de competencia del área de libre comercio que es-
sugiere que entre enero de 2001 y abril de 2003, cerca de 177 maquilado-
ras que estaban instaladas en México se fueron a China, 67 se cambiaron
al esquema PYTEX y el resto se fue a otros países. Esto significa que 33.8 por
ciento de las maquiladoras que ha dejado de operar en México se trasladó
a China; el 12.8 por ciento, cambió de esquema, y el resto ha emigrado a
otras regiones (Reforma, 26 de julio de 2003). Pero este efecto en las ma-
quiladoras no se dimensiona al nivel del alto y mayor impacto negativo en
la industria manufacturera no maquiladora en el país y la destrucción de las
cadenas productivas. México parece no aprovechar plenamente las ventajas de
su proximidad a Estados Unidos para sostener su competitividad. Los pro-
ductos terminados enviados de México toman dos días en llegar a Estados
Unidos, y desde China son cuatro semanas.
Vinculado a la pérdida de prerrogativas de la industria maquiladora de
exportación por el cambio de normatividad que la regula a partir de los
compromisos del TLCAN, aparece el comercio intra-industria como la moda-
lidad del intercambio que reduce los costos del ajuste y amplía los beneficios
de la integración y la expansión del comercio que ésta induce, al permitir
ajustes al interior del sector, inclusive de las mismas actividades productivas.
Por otra parte, el comercio intra-industria también admite la especialización
sectorial diferente a la que podría resultar de la dotación de factores.
El tema del comercio intra-industria en la IME no ha sido explorado por
dos razones principales. La definición de comercio intra-industria: intercam-
bio en doble vía, de bienes clasificables en una misma categoría arancelaria,
lo excluye ya que los insumos importados entran por una categoría y al ser
procesados se realiza el salto arancelario que de hecho obliga a clasificarlos
en renglón diferente. En segundo término, si se trabaja a poca desagre-
gación (del Sistema Armonizado o de la CICI), todo el intercambio podría
ser considerado como intra-industrial. Horbath y Puyana trabajan a una alta
desagregación y encuentran intercambio intra-industrial en la IME. Es de-
cir, importaciones y exportaciones desde la maquila de idénticos bienes, es
decir bienes perfectamente sustituibles, de acuerdo a calidad, cualidad y pre-
cio, para lo cual se requiere diferenciar entre el intercambio intra-industrial
vertical y horizontal. Este análisis permite prever los márgenes de sustitución
sus efectos, los registrados en sus 30 años de existencia y los que pueden
aproximarse.
La mayoría de los trabajos de este libro se elaboraron gracias al apoyo
logístico y financiero de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
Sede México (Flacso-México), en el marco del proyecto “Aprendizaje Tec-
nológico y Escalamiento Industrial de la Industria Maquiladora de Exporta-
ción”, financiado por el Conacyt, razón por la cual expreso reconocimiento
a la Flacso México y a los colegas de esta institución, la UAM y el Colef que
participaron en el proyecto y de los cuales recibí apoyo. Particularmente a
Mónica Casalet, Arturo Lara, Jorge Carrillo y demás colegas que participa-
ron en el proyecto. A los dictaminadores anónimos por el trabajo de leer los
manuscritos y sus sugerencias siempre juiciosas.
La maquila mexicana:
tres décadas de experiencias
Introducción
* Una versión resumida de este texto fue publicada en la revista Nueva Sociedad, núm. 184, marzo-abril 2003, Ca-
racas, Venezuela.
escisión maniquea entre aquellos que están a favor de la maquila y los que se
oponen a ella. Tal vez el tema sea de poder —por lo tanto, de dependencia—
del cual es difícil distanciarse emocionalmente (Elias, 1998: 132).
De esta visión se apartan los trabajos que dieron lugar a las citadas y criti-
cadas tres generaciones cuya caracterización va más allá de asimilar la ma-
quila a los talleres del siglo XIX. Tampoco equipara las plantas fronterizas con
la “vía alta” capitalista limitada a ciertos sectores, regiones y estratos selec-
tos de trabajadores en los países desarrollados (Castells, 2001: 263 y ss.). El
modelo de las tres generaciones es una tentativa de dar cuenta, bajo la deno-
minación de industria maquiladora, de la heterogeneidad, es decir, la coexis-
tencia de plantas de ensamble simple y centros como el de Delphi. Es una
tentativa que no abundó en el significado del término generación aplicado
a la IME y dio pie a malentendidos.
La diferenciación en generaciones es pertinente para la situación centroame-
ricana: “el enfoque de construcción de tipologías de empresas en México es
en gran medida válido para Centroamérica con la diferencia de que en el se-
gundo caso no se han identificado empresas maquiladoras de tercera genera-
ción (centros de diseño, investigación y desarrollo). La validez de este enfoque
confirma el carácter internacional del modelo de producción compartida
que se desarrolla en Centroamérica” (Buitelar, et al., 1999: 69).
La trayectoria de Samsung
1 El yugo de deflección, uno de los componentes más complejos del televisor, tiene como función principal dis-
tribuir el haz de electrones en la pantalla del televisor. El fly back evita fallas de funcionamiento.
2 En esta planta se fabrican cinescopios para televisores de cuatro tamaños: 20, 21, 25 y 27 pulgadas, y hay planes
para fabricar modelos de 35 y 37 pulgadas. En el año 2000 se produjeron 4.2 millones de cinescopios.
producto, los que, durante dos semanas, una hora al día, transmitieron al
grupo su aprendizaje en Corea.
Durante este periodo se han dado nuevas mejoras. Se redujo el tamaño
de placa para los televisores con lo cual se utilizan menos componentes y
aumenta la productividad en 30 por ciento. Uno de los objetivos de este mis-
mo proyecto es idear nuevos componentes para automatizar al máximo el
proceso e introducir un nuevo modelo desarrollado por Samsung en Corea
que tiene integrado video y procesador.
Las funciones de diseño se han facilitado con la comunicación electró-
nica. De este modo hay especificaciones que se ponen en la red desde Corea
y otras en Tijuana. Los nuevos sistemas propician mayor interacción con la
matriz y otras plantas.
La investigación sobre las actividades de diseño y del departamento de
I+D refleja un proceso con altibajos en los que no hay diseño autónomo
de productos originales, sino una participación de ingenieros locales en Corea
o en Tijuana en las fases finales del mismo y en las primeras pruebas piloto
cuando se introducen mejoras y realizan adaptaciones.
3 Se alude con este término al concepto utilizado por Elias (1982) que también se ha traducido como “figuraciones”.
Tipologías y estadísticas
Una crítica conceptual apunta al hecho de que la tipología de las tres ge-
neraciones no está relacionada o no encaja en ninguno de los modelos pro-
riada entre los dos extremos de lo que el mismo autor denomina el fordis-
mo adjetivado que en América Latina ha conocido bastante fortuna. Ade-
más, en el ámbito disciplinario de la sociología del trabajo, ha existido una
tendencia a identificar trabajo con trabajo industrial y trabajo industrial
con fordismo. Y este modelo deja de lado, como dice Pahl (1988), el em-
pleo en las pequeñas y medianas empresas, el autoempleo, el empleo en or-
ganizaciones estatales, las actividades de subsistencia, el trabajo voluntario
en un análisis que debe dar cuenta tanto de los procesos de producción co-
mo de los de reproducción.
4 El tema sindical esta ilustrado en otros volumenes de De la O, María Eugenia y Cirila Quintero (Coords. 2002)
en la cadena de valor. Las relaciones van desde una cadena de tipo jerárquico
con gran control e interacción de una firma hacia otras hasta una cadena
donde prevalecen relaciones de mercado; en este tipo de cadena la interacción,
el control y las diferencias jerárquicas entre unas firmas y otras son míni-
mas. En un estadio intermedio se encuentran las relaciones tipo red.
Para estos autores, existe una relación entre el tipo de upgrading que se
puede lograr y la forma que adopta la relación en la cadena global:
Conclusiones
Mónica Gambrill
Introducción
Se esperaba que el TLCAN nivelaría en la región los precios de los bienes y las
retribuciones al capital y al trabajo. Esta ilusión se basaba en una interpre-
tación muy libre del teorema de “factor-price equalization” que, a su vez, par-
te del modelo de Heckscher-Ohlin, según el cual, en condiciones altamente
restrictivas (pleno empleo y no movilidad de factores, entre otras), el libre co-
mercio nivela los pagos a los factores productivos. Este capítulo examina si hay
nivelación de las remuneraciones, no entre México y Estados Unidos, siguien-
do el teorema, sino entre la IME y las manufacturas mexicanas totales.
Un cambio muy importante se estableció con el Tratado de Libre Co-
mercio de Norte América que, a partir de 2001, eliminó parte de los estí-
mulos y restricciones de la maquila y la homologó con la aplicada a todo
establecimiento industrial nacional. Se preveía que estos cambios inducirían
la reconversión de las manufacturas mexicanas y posibilitarían la sustitución
de importaciones extra-regionales; las manufacturas ganarían en eficiencia
por la integración vertical de la producción, y así se elevarían los salarios y
se reducirían los costos del dinero.
Este trabajo estudia el comportamiento de las remuneraciones reales pa-
gadas en México en las industrias de la transformación, incluidas en éstas el
sector manufacturero y la maquila. Compara la trayectoria sectorial y de
ciertas ramas industriales y relaciona las variaciones con ciertas coyunturas
acaecidas durante la apertura comercial. No se compararán los salarios pro-
medios de México, Estados Unidos y Canadá.
de 1998. Entre esta fecha y 2001 se incluyeron otros veintidós sectores muy
diversos que cubren desde muebles, juguetes y juegos, hasta bienes de capital,
fotográfica y maquinaria agrícola, pasando por plástico, farmoquímicos, me-
dicamentos y equipo médico, transporte (excepto automotriz y auto-partes) y
muchos otros. Los Prosec constituyen una política general aplicada a toda la
industria de la transformación, y a la que se puede acoger toda empresa ma-
quiladora o manufacturera de exportación u orientada al mercado nacional.
La idea es elevar la competitividad de toda la industria mediante la provee-
duría —sin gravámenes mayores que los que pagan los competidores— de
maquinaria e insumos de clase mundial provenientes de países con los que
México no tiene acuerdos de libre comercio. El gobierno reduce unilateral-
mente sus aranceles para aminorar los costos de producción y evitar que los
impongan Canadá o Estados Unidos sobre las exportaciones mexicanas.
Los Prosec son una política comercial contraria a la del Artículo 303 del
TLCAN que combinaba el estímulo negativo del arancel mexicano con el es-
tímulo positivo de constituir un plan para la reconversión de la industria de la
transformación en proveedor protegido o privilegiado de insumos para las
empresas exportadoras. La crisis financiera de diciembre de 1994 pudo con-
tribuir a cambiar el curso de los acontecimientos, al secarse las fuentes de
financiamiento precisamente durante el período de transición 1994-2001
del TLCAN, cuando la proveeduría regional tenía que echarse a andar. Cuando
más se requería de financiamiento, la variación real del crédito otorgado por
la banca comercial a la industria manufacturera fue negativa en 45 de las 49
ramas industriales: por ejemplo, para la rama de prendas de vestir fue de
–83.3 por ciento; cuero y sus productos, –83.3 por ciento; vehículos y auto-
móviles, –79.3 por ciento; productos de plástico, –78.5 por ciento, etc. (Re-
forma, 5 de abril de 2003: 35A). La crisis financiera se tradujo en una crisis
fiscal del Estado, e impidió al gobierno concretar programas de fomento a
la producción de insumos.
Sin apoyo gubernamental ni acceso al crédito bancario no era factible espe-
rar que las importaciones temporales se sustituyeran por producción nacional.
En vez de limitarse a maquinaria, equipo e insumos de origen estadounidense
y canadiense, se emitieron los Prosec para proveer a las empresas exportadoras
1 La autora pone los datos usados en la elaboración de las gráficas a disposición de quien desee consultarlos.
GRÁFICA 1.
Importaciones asociadas y no asociadas a la exportación, 1993-2002.
100,000
90,000
80,000
70,000
Millones de dólares
60,000
50,000
40,000
30,000
20,000
10,000
0
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Esta sección explora la relación entre la remuneración real (esto es, la remu-
neración nominal deflactada con el índice de precios al consumidor IPC) en
las industrias maquiladora y las remuneraciones reales en las manufacture-
ras no maquiladoras, primero al nivel agregado de las dos industrias y luego
al nivel de sus diferentes ramas o clases de actividad. Se constata una reduc-
ción en las remuneraciones manufactureras, acercándose éstas a las de la
IME, el nuevo estándar alrededor del cual fluctúan los niveles de remunera-
ción del trabajo no calificado en otros sectores abiertos de la economía. Se re-
lacionan las coyunturas en este proceso de convergencia con aquellas de la
apertura comercial en las diferentes ramas de la manufactura mexicana y
la reconversión industrial inducida por la apertura. Si no hay moderniza-
ción, las remuneraciones en las industrias manufactureras pueden caer inclu-
so por debajo de las de la IME. Las ramas manufactureras más modernas
conservan el liderazgo.
La gráfica 2 ilustra los cambios en las remuneraciones agregadas de am-
bas industrias a lo largo de aproximadamente dos y media décadas. Las peo-
res caídas del caso se registraron entre 1983 y 1995 y corresponden al colapso
financiero de 1982 y a la crisis financiera de diciembre de 1994. Los impactos
de estas crisis no se distinguen fácilmente de aquellos producidos por la apertura
comercial iniciada en 1983 como remedio para el problema de la deuda y
la entrada en vigor del TLCAN en enero de 1994.
Para separar los efectos del libre comercio del impacto de estas dos cri-
sis, conviene observar la trayectoria salarial durante las coyunturas de mayor
aceleración en la apertura comercial, eso es, a partir del GATT, por un lado, y a
partir del TLCAN, por el otro.
En los subperíodos del GATT, de 1986 a 1993, y del TLCAN, de 1994 a
2002, se observa una reducción inicial en las remuneraciones manufacture-
ras, lo que puede interpretarse como efecto negativo de la apertura comercial;
después, hay un movimiento ascendente, lento y continuo, que podría su-
gerir un resultado positivo de la reconversión industrial puesta en práctica
para enfrentar la apertura comercial.
GRÁFICA 2.
Remuneraciones en las maquiladoras y manufacturas, 1975-2002.
1.290
Pesos de dic. 1982
0.860
0.430
1975 1977 1979 1981 1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 3.
Remuneraciones en la rama de ensamble de maquinaria, equipo, aparatos y artículos eléctricos
y electrónicos, 1980-2002.
Pesos de dic. 1982
0.800
0.400
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 4.
Remuneraciones en ensamble y reparación de herramientas, 1980-2002.
1,600
1,200
Pesos de dic. 1982
0,800
0,400
1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 5.
Remuneraciones en la rama de ensamble de prendas de vestir, 1987-2002.
0.600
0.500
0.400
Pesos de dic. 1982
0.300
0.200
0.100
0.000
1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 6.
Remuneraciones en la rama de ensamble de muebles y accesorios, 1980-2002.
1.000
0.900
0.800
0.700
Pesos de dic. 1982
0.600
0.500
0.400
0.300
0.200
0.100
0.000
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 7.
Remuneraciones en la rama de ensamble de juguetes y artículos deportivos, 1987-2002.
0.600
Pesos de dic. 1982
0.400
0.200
1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 8.
Remuneraciones en la rama de fabricación de calzado e industria del cuero, 1987-2002.
0.90
Pesos de dic. 1982
0.60
0.30
1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 9.
Remuneraciones en la rama de construcción y ensamble de equipo de transporte, 1980-2002.
1,900
1,700
1,500
Pesos de dic. 1982
1,300
1,100
0,900
0,700
0,500
0,300
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 10.
Remuneraciones en la rama de selección, preparación, empaque y enlatado de alimentos,
1980-2002.
0.900
0.800
0.700
Pesos de dic. 1982
0.600
0.500
0.400
0.300
0,200
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
GRÁFICA 11.
Remuneraciones en la rama de productos químicos, 1980-2002.
1.200
0.800
0.400
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
Maquiladoras Manufacturas
Fuente: INEGI, Estadística de la industria maquiladora de exportación, varios años; Estadística industrial anual 1975-1982;
Encuesta industrial anual 1983-1986, Encuesta industrial mensual, varios años; Índice de precios de la Comisión Nacional
de Salarios Mínimos hasta 1982; Índice de precios al consumidor del Banco de México de 1983 en adelante.
Conclusiones
nivelarse con las maquiladoras. Peor aún, se invierte en seis de las nueve ra-
mas estudiadas.
Las mayores pérdidas en el nivel de remuneraciones se relacionan con las
crisis de 1983 y 1995 y se manifestaron simultáneamente con las deva-
luaciones que instrumentó el gobierno en esos años. Como es bien sabido, las
devaluaciones reducen las remuneraciones reales. La apertura comercial tam-
bién motiva deterioro, aunque no siempre en la coyuntura del TLCAN o los
Prosec sino en las coyunturas anteriores de la desgravación unilateral o la
entrada al GATT. El problema no es la apertura comercial per se sino el esti-
lo particular de apertura aplicado en el período post TLCAN. Más específi-
camente, el problema se concibe como el fracaso de la estrategia del TLCAN
de reconvertir la industria maquiladora en proveedor manufacturero de in-
sumos industriales, y su sustitución por los Prosec que convierte la indus-
tria manufacturera en ensambladora de insumos importados, es decir, el
estilo de reconversión industrial mexicano consiste en maquiladorización
de la manufactura. El único inconveniente sería si el concepto diera la impre-
sión de que sea un modelo fijo o estable, como lo fue en el programa de la
industria maquiladora durante décadas. En realidad, la industria de la trans-
formación está sujeta a cambios en su función productiva motivados por la
misma apertura comercial; desconocer esto llevaría al desperdicio de oportu-
nidades para profundizar esta estrategia de reconversión industrial. La pre-
gunta sigue siendo ¿cómo reconvertir la industria de la transformación en su
conjunto en proveedor, no solo ensamblador, de insumos industriales?
La oportunidad del TLCAN de sustituir la importación temporal de in-
sumos por producción nacional no se aprovechó. Ahora se considera tar-
de para intentarlo como política industrial general pues México no goza del
período de gracia que se había negociado en el TLCAN. Pagar aranceles sobre
los insumos importados sin tener aún fuentes alternas de abasto nacional,
encarecería la producción, quebrando empresas existentes en vez de fomen-
tar la creación de nuevas. Además, con la expansión de sus acuerdos prefe-
renciales con otros países y regiones después del TLCAN, México ha reducido la
eficacia que podría tener este tipo de política industrial basada en la protección
arancelaria. Regresar a este plan requeriría una reorganización fundamental
Roberto Schatan*
Introducción
* Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no representan, de ninguna manera, una postu-
ra oficial de la institución en la que labora.
1 En 1997, hubo cambios en la ley: se unifican la legislación mexicana con las guías de la OCDE sobre precios de trans-
ferencia. A partir de este año, todas las empresas que tuvieran relaciones comerciales con partes vinculadas en el ex-
tranjero tienen la obligación de documentar la determinación de los precios de transferencia de acuerdo a la ley.
2 La exención al impuesto al activo (a los de la maquila y del EP) por la proporción en que se exporte la producción de la
maquiladora también estaba condicionada al cumplimiento de precios de transferencia en los términos señalados.
Se elimina la exención al EP
3 Estos porcentajes, considerablemente más altos que los vigentes en el Safe Harbour anterior, fueron determinados
tomando como parámetro los rendimientos promedios de varias muestras de empresas maquiladoras nacionales
independientes y de empresas Pitex.
4 Los maquiladores acudieron a los Pinos en agosto en donde se entrevistaron con el Presidente Zedillo. Ray
Lowery, vicepresidente de la empresa Lear Corporation, pidió la reconsideración en materia tributaria a efecto
de no quedar colocados en el fenómeno de doble tributación que afectaría su competitividad. En Mena Y.,
1999b, “Las maquiladoras un gran negocio”, El Economista, 12 de octubre de 1999.
que deben de alguna manera dividirse entre ambos. Por esto, el anuncio re-
ciente de las autoridades de Estados Unidos y de México de que han llegado
a un acuerdo de cómo gravar a las maquiladoras mexicanas y a las empresas
estadounidenses que contratan sus servicios es de cierto modo una sorpresa.”
(Fernández A., 1999). Otros autores indicaban con un tono aprobatorio:
“Este nuevo régimen impositivo permite a México incrementar su recaudación
de las maquiladoras sin aumentar la carga tributaria total de la mayoría de
las operaciones de maquila. Si el Acuerdo se instrumenta de acuerdo a sus
términos y es extendido más allá de su actual periodo de tres años, también
es probable que provea a las compañías con la certidumbre que requieren res-
pecto de las reglas que aplicarán a sus operaciones en el futuro.” (J.A. McLees
et al., 2000).
Pero el entusiasmo inicial se extinguió al poco tiempo: independiente-
mente de los muchos temas específicos que debían afinarse para poner en
práctica un esquema tributario como éste, representantes de la industria
manifestaron su descontento porque el régimen fiscal de las maquiladoras
no tenía la solidez legal necesaria para dar certidumbre a las inversiones de
largo plazo. El Acuerdo era válido sólo por tres años. La razón para limitar
su vigencia era que los gobiernos querían mantener abierta la posibilidad de
renegociar en caso que la mecánica acordada en la práctica no diera los re-
sultados deseados y para revisar los porcentajes del Safe Harbour en caso
que la evolución de la industria justificara cifras distintas a las pactadas. Por
otra parte, el esquema fiscal delineado en el Acuerdo bilateral se plasmó en
México en reglas administrativas que formalmente tienen una vigencia anual
(renovable) que pueden ser modificadas sin mayor trámite, ni previo aviso,
por la Secretaría de Hacienda. Ciertamente no dan la sensación de perma-
nencia de una ley.
Ante el descontento de los afectados de tener que sujetarse a un régimen
de corta vida, establecido en reglas administrativas, sin garantía real que a
partir de 2003 no se confrontaría nuevamente la amenaza del gravamen di-
recto al EP, a petición de México se negoció en el año 2000 una adenda al
Acuerdo bilateral, en el cual se estableció que los términos de éste serían de du-
ración indefinida mientras la OCDE no estableciera reglas para la atribución
Con un Safe Harbour mucho más estricto (y más caro) a partir de 2000, las
empresas tenían el renovado incentivo de solicitar un APA para conseguir por
esa vía una menor carga tributaria, en caso de que sus condiciones de mer-
cado particulares así lo justificasen. Con el propósito de limitar a las autori-
dades mexicanas en la determinación de los márgenes de utilidad que les
corresponderían a las empresas maquiladoras (sumadas al EP bajo la nueva
metodología), las solicitudes de APA las hicieron simultáneamente al gobierno
de México y al de los Estados Unidos, para obligar así a un acuerdo bilateral
en cada caso entre las autoridades tributarias. Esto significó necesariamente
otra serie de rondas de negociación entre los dos gobiernos para definir una
metodología específica, más allá de los principios y reglas generales estipu-
lados en el Acuerdo, lo cual consumió buena parte de 2000 y 2001.
El arranque del programa de APA en 1995 fue lento, especialmente en re-
lación a la demanda que se generó desde un inicio, como se explicó ante-
riormente. Las primeras resoluciones tomaron casi dos años en otorgarse y
muchas seguían pendientes varios años después. La incapacidad para dar
pronta respuesta a la avalancha de APA fue evidente en aquel momento, lo cual
generó malestar e incertidumbre en el medio, convirtiendo al tema en uno gre-
mial, alrededor del cual se vitalizaron algunos grupos empresariales y sirvió
como un elemento incisivo para menoscabar la credibilidad de la autoridad.
Para el año 2000 el problema había disminuido considerablemente, pero no se
había borrado el antecedente cuando el gobierno enfrentó la nueva avalan-
cha de APA a raíz de la nueva ley, esta vez bastante más complicados que los
de primera generación. Los antecedentes servían para cabildear —era ine-
vitable— por el regreso al régimen fiscal anterior, con el argumento de que
la autoridad parecía haber generado una situación que ella misma no podía
resolver.6 Pero el flujo de solicitudes de APA y la rapidez con que se resolvían
6 “Fuentes de la industria comentaron que se insistirá en que se resuelva cerca de 450 estudios de precios de trans-
ferencia que la Secretaría de Hacienda tiene en análisis desde hace tres años”, El Economista, 8 de agosto de 2002.
Críticas metodológicas
7 La utilidad imputada a la maquila en comparación a sus semejantes se castiga, por ejemplo, para capturar el hecho
de que no corren riesgos financieros ni cambiarios, ni llevan a cabo la actividad de colocar su producción ni de pro-
curar sus insumos. Se valora el rendimiento de estas actividades o funciones en particular y se disminuyen del margen
de utilidad de la operación como un todo.
ella y en este caso la revisión incluiría el régimen fiscal para la maquila, in-
cluyendo los métodos utilizados para resolver los APA. El primer informe de
esta investigación se esperaba para 2004; no obstante, el régimen fiscal de la
maquila se modificó en el Congreso antes de conocerse.
Los críticos reconocen que el margen de utilidad de la maquila en México
es irrelevante si la totalidad del impuesto causado puede ser compensado ple-
namente por una disminución equivalente del gravamen en el país de residen-
cia de la empresa extranjera propietaria de la maquila. Esto anula la validez de
su primer argumento en contra del régimen fiscal de la maquila, pero abre un
segundo frente, al señalar que en la práctica esa compensación simétrica no
se produce en muchos casos, resultando en un aumento del gravamen al con-
junto de la operación de maquila (J. A. McLees, 2002). Lamentablemente los
críticos del régimen no ofrecieron mayor explicación sobre este problema.
CUADRO 1.
Itinerario del cambio.
Enero 1999 Se deroga artículo transitorio de la Ley del ISR que exentaba al EP del residente en le
extranjero asociado a la empresa subsidiaria de maquila; su efecto se difiere un año.
Octubre 1999 Se firma Acuerdo bilateral con Estados Unidos para evitar doble tributación por el grava-
men al EP; se establece mecánica para gravarlo indirectamente a través de la maquiladora.
Diciembre 1999 Se publican las reglas misceláneas que dan cuerpo al nuevo régimen fiscal,
permitiendo la exención directa del EP a cambio del gravamen indirecto vía la
empresa maquiladora
Enero 2000 Entra en vigor el nuevo régimen fiscal de la maquila, sin exención al EP en ley.
Diciembre 2001 Congreso introduce el nuevo régimen fiscal de la maquila en un artículo transitorio
de la Ley del ISR, con vigencia hasta 2003.
Mayo 2002 Reducción carga tributaria a maquilas cuyas exportaciones hubiesen disminuido y
simplificación del régimen fiscal en general.
Agosto 2002 Regla miscelánea extiende el régimen transitorio de ley hasta 2007.
Octubre 2002 Regla miscelánea permite la deducción inmediata de inversiones para la maquila
sujeta la nuevo régimen fiscal.
Diciembre 2002 Congreso modifica la Ley del ISR y anula el régimen de 1999, introduciendo
alternativa de pago del 1 por ciento sobre activos extranjeros.
GRÁFICA 1.
Exportaciones trimestrales de la industria maquiladora (millones de dólares).
7,500
7,000
6,500
6,000
5,500
2000-I 2000-II 2000-III 2000-IV 2001-I 2001-II 2001-III 2001-IV 2002-I 2002-II 2002-III 2002-IV
Promedio trimestral
10 Desde diciembre de 1999 el régimen para la maquila contemplaba la facilidad para que los activos adquiridos
para la expansión de las empresas no se incluyeran en la base del cálculo del impuesto mientras no generaran in-
gresos. En junio de 2000 esto se amplió a que todas las empresas nuevas durante el primer año después de inicio
de operaciones calculararan el impuesto solamente sobre la base de gastos de operación, sin tomar en cuenta el
valor de los activos.
11 El reclamo por los cambios frecuentes en las reglas tiene un aspecto algo irónico, pues la reglas se cambiaban a so-
licitud de los representantes de la industria para incluir sus sugerencias.
12 OCDE le llama el “arm’s length principle”, e decir, que los precios deben calcularse como si la empresa comercia-
ra en los términos que lo hace un ente similar independiente y separado de su parte relacionada. Ver, OCDE,
Transfer Pricing Guidelines for Multimnational Enterprises and Tax Administrations, 1997.
“decreto del ejecutivo ... donde se amplían estos artículos transitorios has-
ta el 2007 ... (y) con este decreto ... prácticamente se le da seguridad jurí-
dica para que la industria maquiladora no alcance la doble tributación en
este país ... (ahora) lo único que hacemos en la Comisión es transferir el ar-
tículo transitorio de la Ley del ISR al artículo 2 y adicionar un artículo 216-
bis para darle una permanencia y que sea este Poder legislativo que mande
una señal hacia la inversión extranjeras directa para que en nuestro país ten-
gan seguridad jurídica ...”15 No hubo discusión y la propuesta de modifi-
cación del dictamen se aprobó por amplia mayoría.
La explicación de la iniciativa en el Congreso contrasta con las razones de
los expertos, de los especialistas, que van mucho más allá de la seguridad ju-
rídica. Ciertamente, el régimen es explícitamente más definitivo que el ante-
rior, pues ya no se encuentra en un artículo transitorio, ni tiene caducidad y
ello representa mayor seguridad jurídica, pero la reforma es bien recibida
por el cambio de fondo que ella implicó.
Los analistas califican a la reforma como un “desarrollo notable” por ser
una iniciativa del Congreso; la posibilidad de exentar el EP de la empresa re-
sidente en el extranjero sigue condicionada a que la maquiladora cumpla
con un Safe Harbour o con ciertas condiciones de precios de transferencia
que toman en cuenta los activos propiedad del extranjero, pero —afirman
al mismo tiempo— “la reciente legislación ha hecho, no obstante, cambios
significativos en ambas alternativas.” Y continúan: “la legislación reduce
substancialmente la carga impositiva que México puede imponer a las ope-
raciones de maquilas intensivas en capital como una condición para obte-
ner la exención al EP para la empresa extranjera (J.A. McLees, et al., 2003).
Esto es un ingrediente adicional (y más sustancioso) que la seguridad jurí-
dica que pudiera significar el traslado de un texto legal de un artículo tran-
sitorio a otro en el cuerpo de la ley; los patrocinadores de la reforma en el
legislativo fueron modestos en cuanto al alcance de su iniciativa en compa-
ración a lo expresado por los analistas del tema.
15 Ibid.
Las dificultades del régimen tributario de las maquilas, más allá de los
precios de transferencia, se desprenden de la iniciativa de México de gra-
var indirectamente al EP que ellas generan, para evitar los problemas al
acreditar el impuesto en EU. El esquema introducido en 2003 persigue el
mismo objetivo, pero tácitamente reconoce una base gravable más pequeña
para el EP en México y simplifica la administración del régimen eliminan-
do el requisito del APA, dejándolo optativo sólo para los contribuyentes
que deseen tal acuerdo para evitar controversias con la autoridad, al mo-
mento de la auditoría. El obstáculo a salvar desde todo punto de vista es
la doble tributación y el problema es cómo diseñar el método que lo lo-
gre sin aumentar la carga impositiva de la industria y al menor costo ad-
ministrativo. Todas las opciones existentes, tanto las originales como la
introducida en diciembre de 2002 por el Congreso, lo intentan de mane-
ra indirecta, traspasando el gravamen del EP a la maquila, es decir, a la
subsidiaria mexicana.
No obstante, en el año 2002 se renegoció en el Tratado para Evitar la
Doble Tributación con los Estados Unidos y se agregó un protocolo muy
importante, donde se elimina el problema de la doble tributación que cau-
saría el impuesto directo al EP. En efecto, se adicionó un Segundo Protocolo
que modifica el Tratado entre ambos países, el cual fue enviado para su apro-
bación en el Senado de EU el 25 de febrero de 2003. El Artículo V del Proto-
colo establece que los ingresos de un residente de un país, en la medida que
el Tratado estipule que pueden ser gravados en el otro país contratante (el
EP de la maquila en México) será considerado como ingreso de fuente ex-
tranjera para el primer país para los efectos de aliviar la doble tributación,
es decir, se obliga a dar crédito al impuesto causado por el EP en México. Esta
El “crédito al salario” que otorga el gobierno a todos los asalariados del pa-
ís es un subsidio fiscal de peso muy significativo en las finanzas públicas
(Schatan R., 2002). La reforma fiscal para 2002, en vez de eliminarlo, in-
tentó poner un límite al costo de esta partida de gasto fiscal e introdujo en
la ley el Impuesto Sustitutivo del Crédito al Salario (ISCAS): tres por ciento
sobre la nómina de los empleados de la empresa. Este impuesto era opta-
tivo, es decir, si el empresario lo pagaba el gobierno federal continúa cos-
teando el crédito al salario de sus trabajadores, pero si decidía lo contrario
entonces tenía que absorber dicho crédito hasta por una cantidad equiva-
lente al mencionado impuesto a la nómina. La intención era traspasar del
gobierno al empleador el costo del subsidio al asalariado. En 2003 el im-
puesto aumentó al cuatro por ciento: artículo tercero de las Disposiciones
Transitorias de la Ley del ISR (2003).
Las empresas intensivas en mano de obra, entre las que se encuentra un
buen número de maquiladoras, se vieron afectadas especialmente por este
nuevo impuesto pues, en efecto, se les retiraba una parte importante de un
fuerte subsidio a la mano de obra. El costo para el erario del crédito al salario
en 2003, aun considerando su reducción por efecto del Impuesto Sustitu-
tivo al Crédito al Salario, se estimó en medio punto porcentual del PIB nacio-
nal (SHCP, 2003a). Este impuesto, a pesar de ser parte de la Ley del ISR, es un
impuesto a la nómina y su acreditación en el extranjero es al menos dudosa
y sin duda complicó la situación tributaria de la industria maquiladora en
2002 y 2003.
GRÁFICA 2.
Personal ocupado en México. Manufactura y maquiladora de exportación: variación porcentual
respecto al mismo mes del año anterior.
20
15
10
–5
–10
–15
–20
2000/01
2000/03
2000/05
2000/07
2000/09
2000/11
2001/01
2001/03
2001/05
2001/07
2001/09
2001/11
2002/01
2002/03
2002/05
2002/07
2002/09
2002/11
2003/01
2003/03
2003/05
2003/07
De hecho ambas variables del empleo para el periodo indicado tienen una
correlación de 0.9 con el índice de producción industrial estadounidense, pero
17 La información publicada por la Secretaría de Economía (SE) se refiere sólo al porcentaje de establecimientos cien
por ciento nacionales en el conjunto de la industria maquiladora; el desglose por rama no está disponible pú-
blicamente.
18 La elasticidad del personal ocupado en la maquila en el periodo de expansión de enero de 1999 a junio de 2000 fue
de 2.66, mientras que el de la manufactura fue sólo de 0.35. En el periodo más recesivo de julio de 2000 a diciem-
bre de 2001 estas cifras fueron respectivamente 2.89 y 1.11.
CUADRO 2.
Personal ocupado y valor agregado promedio por establecimiento, 2000.
19 Las estadísticas de la Dirección General de Inversión Extranjera, de la SE, sobre la IED en la maquila se desagregan
por ramas de manera distinta a la clasificación de INEGI, por lo que no es posible con esos datos estimar exacta-
mente cuanta IED reciben los rubros seleccionados.
CUADRO 3.
Cambio en el número de establecimientos por rama de la maquila, 2001-2002.
GRÁFICA 3.
Establecimientos del sector textil/calzado vs. automotriz/eléctrico. Variación porcentual
respecto al mismo mes del año anterior.
20
15
10
–5
–10
–15
–20
–25
–30
2000/01
2000/03
2000/05
2000/07
2000/09
2000/11
2001/01
2001/03
2001/05
2001/07
2001/09
2001/11
2002/01
2002/03
2002/05
2002/07
2002/09
2002/11
2003/01
2003/03
2003/05
2003/07
Fuente: INEGI, Bancos de Información Económica, Estadísticas de la Industria Maquiladora de Exportación e Indicadores
Internacionales.
CUADRO 4.
Participación de los sectores textil/calzado vs. aparatos eléctricos/equipo de transporte en
la disminución de establecimientos y de personal ocupado en la industria maquiladora.
%
Sector Establecimientos Personal Ocupado
2002 2001 2002
GRÁFICA 4.
Personal ocupado en ramas seleccionadas de la maquila textil/calzado en relación a los rubros
automotriz y eléctrico. Variación porcentual respecto del mismo mes del año anterior.
20
15
10
–5
–10
–15
–20
–25
2000/01
2000/03
2000/05
2000/07
2000/09
2000/11
2001/01
2001/03
2001/05
2001/07
2001/09
2001/11
2002/01
2002/03
2002/05
2002/07
2002/09
2002/11
2003/01
2003/03
2003/05
2003/07
Índice de producción industrial de Estados Unidos Textil/Calzado Automotriz/Eléctrtico
Fuente: INEGI, Bancos de Información Económica, Estadísticas de la Industria Maquiladora de Exportación e Indicadores
Internacionales.
Conclusiones
GRÁFICA 5.
Utilidad promedio de la maquiladora de exportación, (%).
5.5
4.5
4.0
3.5
3.0
2.5
2.0
1.5
1.0
0.5
0.0
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003
NB: utilidad como porcentaje del valor agregado más las importaciones de insumos.
Fuente: INEGI
Introducción
CUADRO 1.
México: exportaciones e importaciones como porcentaje del PIB, 1980-2004.
* Provisional
Fuente: cálculos propios con base en información del INEGI, SNCN, varios años.
( Σ | Xi – Mi |)
ICII = ( [ 1–
( Σ (Xi + Mi ) ) ]) * 100
1 Este índice fue desarrollado por Grubel y Lloyd en su clásico texto: Intra-Industry Trade, Macmillan, London,
1975. Para una discusión actualizada del concepto y sus desarrollos ver Puyana y Horbath, 2003.
CUADRO 2.
México: comercio intra industrial total de la IME con Estados Unidos, 1993-2004.
4 dígitos 1993 1994 1998 2004 1993 1994 1998 2004 1993 1994 1998 2004 1993 1994 1998 2004
TOTAL 36.97 44.44 91.59 125.10 14.0 7.3 7.7 6.1 25.0 29.4 30.1 23.7 61.0 63.2 62.0 70.2
1 8471 244 485 2.37 9.19 20.8 0.0 0.0 1.2 3.54 23.8 15.8 7.3 75.76 76.1 84.2 91.4
2 8544 3.23 2.85 5.420 7.34 34.6 28.8 13.2 3.5 16.5 24.9 23.5 18.4 48.9 46.2 63.2 78.0
3 8528 1.79 2.76 4.91 7.04 0.0 0.0 0.0 0.0 5.6 6.5 1.8 2.54 94.4 93.5 98.2 97.5
4 8708 1.54 1.86 2.94 6.02 5.30 11.3 0.0 0.1 17.4 16.8 33.5 40.6 77.2 71.9 66.5 59.43
5 8536 1.383 1.64 3.46 4.89 0.0 1.4 55.5 0.0 66.7 62.3 29.7 65.9 33.2 36.2 14.7 34.0
miento entre 1993 y 2004 (212 por ciento). Los 40 principales productos de
la industria manufacturera, representan aproximadamente 58 por ciento
del comercio total con Estados Unidos. Al igual que en el caso anterior, el tipo
de comercio es básicamente inter-industria y tiende a descender. La manu-
factura también ha sufrido un gran deterioro en el intercambio externo: en
1993 el valor del ICI (horizontal) reportaba 21 fracciones arancelarias con
índices por encima del total, en 2004 esas fracciones se reducen a 13 acompa-
ñadas de una disminución del índice. En cambio, el comercio intra-industria
vertical muestra un leve incremento en el período.
Los productos que más destacan en el comercio de 2004 dentro de la
industria manufacturera son aceites crudos de petróleo o de mineral bitu-
minoso. En esta fracción no se cuenta con un comercio intra-industria, por
lo que en su totalidad existe un comercio inter-industrial. Siguen las partes
y accesorios de vehículos automóviles, con $14.630 millones de dólares, de
los cuales más de 37 por ciento corresponde a comercio intra-industria, casi
en su totalidad comercio vertical. El tercer producto son automóviles de turis-
mo y demás vehículos automóviles de transporte de personas, incluidos los
familiares y los de carreras, y representan 11.950 millones de dólares, con
más de 35 por ciento de comercio intra-industria en su totalidad vertical. El
cuarto producto son máquinas automáticas para tratamiento o procesamien-
to de datos y sus unidades; lectores magnéticos u ópticos, máquinas para
registro de datos sobre soporte en forma codificada y máquinas para trata-
miento o procesamiento de estos datos. En esta fracción arancelaria, menos
de 25 por ciento es comercio intra-industria, una quinta parte es comercio
horizontal, y las cuatro partes restantes son comercio vertical.
En los productos con mayor CI es muy limitada la participación del ICI
horizontal o inexistente en algunos, lo cual no sorprende ya que a mayor
desagregación se reduce el valor del CI, pues se avanza en la diferenciación de
los bienes. Los mayores valores se presentaron en las fracciones correspon-
dientes a lámparas, tubos y válvulas electrónicos, de cátodo caliente, cátodo
frío o foto cátodo; artículos de plástico para el transporte o envasado; y ta-
pones, tapas, cápsulas y demás dispositivos de cierre, también de plástico. Una
posible explicación es que, al ser más importante el CIV, sean más difíciles las
CUADRO 3.
México: comercio total de la manufactura no maquiladora con Estados Unidos, 1993- 2004.
4 dígitos 1993 1994 1998 2004 1993 1994 1998 2994 1993 1994 1998 2004 1993 1994 1998 2004
TOTAL 88,150 106,400 196,200 274,700 11.87 6.66 7.90 8.70 21.96 28.06 31.64 28.33 66.17 65.28 60.45 62.97
1 2709 4,302 4,869 5,035 15,710 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 100.00 100.00 100.00 100.00
2 8708 2,272 2,903 8,987 14,630 6.86 0.31 17.95 0.51 40.70 61.05 46.69 80.26 52.44 38.65 35.36 19.24
3 8703 3,575 4,870 11,140 11,950 0.00 0.00 0.00 0.00 6.74 11.47 26.98 35.73 93.26 88.53 73.02 64.27
4 8471 1,109 1,805 5,051 11,840 23.93 0.00 3.39 5.71 47.39 83.33 37.37 19.19 28.68 16.67 59.24 75.10
5 8544 4,106 4,428 7,444 8,545 33.18 31.08 15.09 20.71 21.49 24.83 29.78 13.00 45.33 44.09 55.13 66.29
2 Se toman como referencia las exportaciones y no la producción total (del segmento no maquilador) bajo el
presupuesto de que la existencia de exportaciones es un indicador de eficiencia productiva y, por ende, de ca-
pacidad de sustitución.
‹ ‹
las importaciones CIVbc:
CX = Σ X1 – MS = Σ X1 – Σ Msm + Σ Msnm
CCX = (CX / Σ X1 )*100
CCX = (( Σ X1 – MS) / Σ X1 )*100
CCX = [1 – (( Σ Msm + Σ Msnm )/ Σ X1 )]*100 (10)
CUADRO 4.
México: sustitución de importaciones de la IME abastecidas por la IME e incremento de la producción
IME para mantener sus aportaciones.
Crecimiento del
Importaciones Exportaciones Exportaciones porcentaje de la
Sistema sustituibles actuales futuras producción para
armonizado Millones de dólares exportar
CUADRO 5.
México: sustitución de importaciones de la maquila abastecida por la manufactura e incremento
de la producción para mantener sus exportaciones.
Crecimiento del
Importaciones Exportaciones Exportaciones porcentaje de la
Sistema sustituibles actuales futuras producción para
armonizado Millones de dólares exportar
CUADRO 6.
México: sustitución de importaciones de la manufactura abastecida por la IME e incremento
de su producción para mantener sus exportaciones.
Crecimiento del
Importaciones Exportaciones Exportaciones porcentaje de la
Sistema sustituibles actuales futuras producción para
armonizado Millones de dólares exportar
ΕXXO = (∆ O / O) / (∆ X / X) (15)
(∆ O / O) = (ΕXXO) * (∆ X / X) (16)
ésta es mayor que en 2000-2001; lo cual denota una leve recuperación des-
pués de la recesión en la economía norteamericana en 2001. No obstante,
este resultado se produce por el efecto conjunto de un menor descenso en la
tasa de crecimiento de la ocupación que de las exportaciones de la maqui-
la, lo cual no es una buena noticia para la economía mexicana.
Si tomamos como referente la elasticidad del último período, el nuevo
crecimiento anual de la ocupación en la industria maquiladora sería de 8.1
por ciento, el que equivale a un crecimiento del número de ocupados de
91,591 personas.
Por otro lado, el comportamiento de la elasticidad de exportaciones en
la industria manufacturera es similar al de la maquila, aunque el impacto
en el empleo es menor en los períodos de estudios. La elasticidad en el pe-
ríodo 2002-2004 presenta una leve recuperación con relación a 2001, pero
el impacto es muy bajo en el empleo. Si se mantuviera la elasticidad del úl-
timo período, se produciría un incremento en la ocupación de 2.2 por cien-
to, el cual equivale a la formación de 30,669 nuevos puestos de trabajo en
la manufactura. El nuevo crecimiento anual de la ocupación entre los dos
sectores sería de 4.9 por ciento, esto es, una creación de 122,261 nuevos pues-
tos de trabajo
Las diferencias en la magnitud del empleo surgen de los diferentes valores
del margen de sustitución y de las distancias en la productividad existentes en-
tre la maquila y la no maquila. Éste es un análisis estático que contempla
sólo el incremento, de una vez, de la producción y del empleo.
El margen de sustitución se podría elevar en la medida que se consoliden
las relaciones de proveedores y las estructuras productivas se adecuen a los
requerimientos de la demanda y las exportaciones de la maquila. Ésta de-
pende, como se ha establecido, de la evolución del PIB de Estados Unidos, del
nivel de precios internos y del nivel de precios de los competidores mexi-
canos. La tasa de cambio del peso por dólar, y de la tasa de cambio cruzada, es
decir, los movimientos relativos de las paridades de las monedas naciona-
les respecto al dólar y la del peso, es una variable importante.
CUADRO 7.
México: impacto en el mercado de trabajo de la sustitución de importaciones en los sectores
de maquila y manufactura.
MAQUILA
MANUFACTURA
Fuente: Cálculos propios con base en información de la Secretaría de Economía y Sistema de Cuentas Nacionales de México
SCNM, INEGI.
Conclusiones
Se benefició durante décadas del doble estímulo creado por los incen-
tivos establecidos en las legislaciones sobre comercio exterior de Estados
Unidos y de México. Estos estímulos se eliminaron total o parcialmente con
la plena entrada en vigencia de los acuerdos pactados en el marco del TLCAN.
En las nuevas condiciones, la maquila, si bien puede exportar al mercado
mexicano la totalidad de su producto no puede importar libre de graváme-
nes los componentes y partes de terceros países. Los requisitos de origen y
los aranceles a bienes originados en terceros países marcan el grado de sus-
titución regional de importaciones que se intenta estimular con los meca-
nismos del TLCAN, un área de libre comercio basada en ventajas arancelarias
discriminatorias regionalmente.
La existencia de CI en la actividad maquiladora sería un indicio de cierta
capacidad de sustitución de importaciones regionales hacia México, dado que
el CI implicaría capacidad competitiva y estructura productiva diversificada.
Los resultados sugieren que el margen de sustitución es moderado pues-
to que se registraron bajos valores de comercio intra-industrial (menores a
15 por ciento) y con una tendencia descendente desde 1993, lo cual sugie-
re que el TLCAN no ha estimulado este tipo de intercambio.
Por otra parte, el segmento del CI más fuerte es el CIV, es decir de CI di-
ferenciado en calidad el cual se comporta como el comercio interindustrial,
es decir no da cabida a sustitución.
El mayor valor del ICI correspondió al CIV de baja calidad, de lo que se
desprendería que de los bienes que integran el CI de México los que exporta
son de menor precio e inferior calidad que los que importa. Como el comer-
cio de la actividad de la maquila de segmentos productivos requiere calidad
para que los bienes puedan ser integrados en los bienes finales o interme-
dios en procesos específicos, ella debe ser exacta y no es sustituible por pre-
cios menores. En estas condiciones, para que haya sustitución, la industria
maquiladora debe elevar la calidad de los bienes sustitutos conservando la
ventaja en precios.
En estas condiciones se encontró un margen de sustitución no muy ele-
vado aunque de ninguna manera desechable. En efecto, de los $42,299 millo-
nes de dólares de bienes importados en CI entre los dos sectores, la maquila
Siglas o abreviaciones
Introducción
1 La frontera norte está integrada por las localidades fronterizas con Estados Unidos y es un conjunto de seis enti-
dades federativas: Baja California, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas.
2 Para las maquiladoras extranjeras, México decidió no aplicar estipulaciones sobre el contenido doméstico de los
componentes ensamblados, reduciendo al mínimo el componente de valor agregado nacional, además de una serie
de exenciones impositivas a las exportaciones (Weintraub, 1994).
solamente el 2.5 por ciento, con 54 empresas. El dato revela predominio claro
del sector manufacturero en el total de la IED relacionada con la IME, aunque
existe una importante participación en el comercio y los servicios. Ello pue-
de explicar, en parte, la situación favorable del empleo en la IME de las ciudades
fronterizas durante las décadas de los ochenta y noventa, en comparación con
los graves problemas de subempleo y desempleo (Coubès, 2003). El predo-
minio del sector de la industria manufacturera se ha mantenido a lo largo del
tiempo, llegando en 2004 a recibir 94.8 por ciento del total de la IED.
Para comprender la importancia relativa de la FN como “polo de atrac-
ción” de IED hay que considerar la especialización de cada ciudad fronteri-
za. Tijuana se especializa en televisores y sus componentes.3 Ciudad Juárez,
produce autopartes, y genera 50 por ciento del empleo.
[...] Las corrientes migratorias internas principales ya no son a las ciudades ma-
yores, sino a ciudades intermedias, predominan los movimientos de zonas ur-
banas a urbanas, aunque con menor intensidad también persisten las corrientes
rural-urbanas y se dan movimientos del tipo rural-rural [...] (Chávez, 1998: 189).
3 Para el caso de Baja California, en el año 2000 concentró, de acuerdo al número de instalaciones, la mayor parte
de la inversión japonesa, coreana y taiwanesa, sumando 110 plantas, y empleando a más de 90,000 trabajadores
y 10,000 técnicos e ingenieros con una producción de 23 millones de aparatos. Baja California aportó 44 por
ciento de la producción de televisores y Chihuahua el 37 por ciento, dirigidos mayoritariamente al mercado esta-
dounidense (Industria maquiladora, migración y empleo en el norte de México, Vargas Leyva, 2003).
GRÁFICA 1.
Región de procedencia de los emigrantes a la ciudad de Tijuana, Baja California,
de los años 1990 y 2000.
Otras entidades
13.1 %
Pacífico Centro
Centro
37.4 %
9.1 %
Golfo Centro
7%
Pacífico Sur
12.7 % Golfo Centro Pacífico Centro
16.1 % 43 %
Noroeste
9%
1990
Centro
11 %
Centro Sur
18 %
2000
Fuente: INEGI. Datos propios con base en el XI Censo de Población y Vivienda de 1990, información para Baja California. Pa-
ra la condición de migración se adoptó el criterio de residencia en una entidad distinta a Baja California en 1985. No se con-
sidera los residentes en otro país.
CUADRO 1.
Composición del flujo migratorio proveniente de otras entidades federativas del país, según
región y sexo. Tijuana, Baja California, 1990-2000.
1990 2000
Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Rango Región (%) (%) Rango Región (%) (%)
Fuente: INEGI. Datos propios con base en el XI Censo de Población y Vivienda. Muestra al 1%; y en el XII Censo de Población
y Vivienda, muestra al 10 %. Información para Baja California. Para la condición de migración se adoptó el criterio de la re-
sidencia en una entidad distinta a Baja California en 1995. No se considera, en este caso, los residentes en otro país.
GRÁFICA 2.
Condición de actividad de las mujeres y los hombres de 12 a 65 años residentes en Tijuana.
%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Migr. Otros Migr. de EUA No migrantes Migr. Otros Migr. de EUA No migrantes
estados 1990 1990 1990 estados 2000 2000 2000
Fuente: cálculos propios con base en el XI Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al uno por ciento; y en el
XII Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al diez por ciento, INEGI.
GRÁFICA 3.
Situación en el trabajo de las mujeres y los hombres de 12 a 65 años residentes en Tijuana.
%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Migr. otros Migr. de EUA No migrantes Migr. otros Migr. de EUA No migrantes
estados 1990 1990 1990 estados 2000 2000 2000
Fuente: cálculos propios con base en el XI Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al uno por ciento y en el
XII Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al diez por ciento, INEGI.
GRÁFICA 4.
Participación femenina y masculina en la manufacura. Tijuana, Baja California, 1990-2000.
%
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Mujeres Mujeres Hombres Hombres no
manufactureras no manufactureras manufactureros manufactureros
Fuente: cálculos propios con base en el XI Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al uno por ciento y en el
XII Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al diez por ciento, INEGI.
GRÁFICA 5.
Participación femenina y masculina en la manufacura según condición de migración.
Tijuana, Baja California, 2000.
%
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Mujeres Mujeres Hombres Hombres no
manufactureras no manufactureras manufactureros manufactureros
Fuente: cálculos propios con base en el XI Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al uno por ciento y en el
XII Censo de Población y Vivienda, Baja California: muestra al diez por ciento, INEGI.
Cabe señalar que, en términos agregados para ambos municipios, los mi-
grantes residentes durante 1985 en Estados Unidos y los migrantes internos
parecen presentar características isomórficas, mientras que los migrantes re-
sidentes durante 1995 en Estados Unidos se asemejan relativamente más a los
casos de los no migrantes que a los migrantes provenientes de otras entida-
des del país. Esto puede estar sugiriendo la consolidación de un proceso de
largo tiempo que estaría constituyendo una población con pautas laborales
y económicas marcadamente distintas a la de los migrantes provenientes de las
otras entidades federativas del país (sobre todo si tenemos en cuenta las ca-
racterísticas más recientes de los nuevos flujos de migrantes para el año 2000).
Resulta significativo, además, el hecho de que casi se mantiene la misma pro-
porción de no asalariados de 1990 entre los subgrupos de los no migrantes
y los migrantes de Estados Unidos, (véase la gráfica 3).
También es cierto que a partir de las diferencias de los diversos subgrupos
migratorios, no es posible afirmar que exista un comportamiento o un patrón
de actividad generalizado que pudiera dar cuenta de un grupo específico de
“migrantes transfronterizos”. Nuevamente, las diferencias pueden no ser tales
si se analizaran por separado los municipios de Tijuana y Rosarito. Sorprende
el descenso en los niveles de actividad económica registrado entre los migran-
tes masculinos provenientes de Estados Unidos en comparación con todos
los demás subgrupos, lo que a su vez contrasta con el aumento de la activi-
dad económica femenina proveniente de Estados Unidos. Una explicación
plausible es que estos migrantes no constituyen el mismo grupo de personas
en Tijuana y en Playas de Rosarito, y que tienen características distintas.
No es posible, con los datos que se presentan aquí, indagar más acerca
de todos estos interrogantes que dependen de la localización diferente de la
población laboral en cada uno de los municipios, por lo que sólo se dejará
planteada la importancia de esta problemática.
El municipio de Playas de Rosarito, ubicado en la zona costera de Baja
California, se fue distinguiendo crecientemente de Tijuana, hasta convertirse
en un municipio autónomo en 1995. Prácticamente se está convirtiendo en
una zona residencial o de descanso, atrayendo así a personas de grupos de
edad más avanzados, muchos de ellos estadounidenses. Puede resultar otro
Conclusiones
Introducción
La maquila fue impulsada por la “bonanza” de larga duración creada por los
estímulos fiscales y de otro tipo establecidos por los gobiernos de México y Es-
tados Unidos. Diversos factores pueden generar bonanzas: subidas inesperadas
de los precios de los productos de exportación, descubrimientos de yacimien-
tos (Gelb, 1988), incremento en los flujos financieros o en las remesas de los
trabajadores en el extranjero (Taylor, 2002), estímulos fiscales, crediticios o
cambiarios. Estos factores distorsionan la relación entre precios externos e in-
ternos, e inducen la contracción de los sectores productores de bienes expor-
tables y de aquellos que compiten con las importaciones (denominados, unos
y otros, “transables”). El crecimiento de la razón de los precios de los bienes no
transables y los transables desencadena, en primer lugar, el ‘efecto de movi-
miento de factores’ (mano de obra y capital), desde los sectores productivos de
bienes transables que no están en bonanza, hacia el sector en bonanza, en nues-
tro caso la maquila. La maquila disfrutó hasta 2001 de la bonanza creada por
los estímulos arancelarios de importaciones de insumos a México y de impor-
tación desde Estados Unidos de los bienes maquilados, además de los estímu-
los otorgados por los gobiernos federal y estatal. Estos beneficios redujeron
2 La lista de las empresas entrevistadas está a disposición de los interesados, contactando directamente a los auto-
res en las direcciones al final de este texto.
CUADRO 1.
Exportaciones e importaciones (proporción del PIB).
Fuente: Presidencia de la República, Quinto Informe de Gobierno, Anexo Estadístico, México, 2005.
Las exportaciones han sido más dinámicas a partir de los años noven-
ta. De un total de 18.7 millones de dólares en 1992 aumentaron a cerca de
50 mil millones de dólares en 2002. Durante 2002 y 2003 se ha registrado
un decaimiento de la actividad, correspondiente a la contracción de la eco-
nomía en Estados Unidos, al empuje de otros países exportadores y a la cre-
ciente revaluación del peso. El empleo en la maquila ascendió de 370 mil
trabajadores en 1989 a un 1,300 mil en el año 2000. Entre 2001 y 2003
perdió 230 mil puestos de trabajo, que no ha recuperado con la reactivación
de 2005. Trayectorias similares han recorrido el valor agregado y la masa sa-
larial. No ocurre lo mismo con la productividad (cuadro 2).
Para evaluar el engranaje de la maquila en la economía nacional, se ana-
liza su evolución en paralelo con las manufacturas no maquiladoras.
CUADRO 2.
México: indicadores de la industria manufacturera maquila y no maquila, 1988-2004.
TOTAL
1988 3.03 0.37 61,575 6,072 178,416 7,562 20.29 16.43 58.79 20.47
1995 3.07 0.62 66,625 10,781 217,582 14,174 21.73 17.33 70.95 22.79
2000 4.10 1.29 89,853 23,950 317,092 27,577 21.90 18.55 77.30 21.36
2004 3.51 1.12 84,677 23,730 311,014 24,367 24.15 21.28 88.71 21.85
AUTOMOTRIZ
1988 0.27 0.07 7,032 1,360 16,416 1,746 26.26 18.50 61.31 23.75
1995 0.32 0.12 7,983 2,390 23,000 3,199 24.73 19.79 71.25 26.49
2000 0.50 0.22 13,114 4,744 47,401 5,491 26.18 21.90 94.62 25.35
2004 0.46 0.23 12,427 5,409 45,624 6,055 27.09 23.30 99.45 26.08
ELÉCTRICA Y ELECTRÓNICA
1988 0.25 0.13 4,999 2,291 8,763 2,843 19.72 18.10 34.56 22.46
1995 0.31 0.19 6,443 3,569 12,401 4,574 21.11 18.83 40.63 24.13
2000 0.57 0.39 12,434 8,598 27,737 9,296 22.00 21.98 49.08 23.77
2004 0.42 0.31 10,063 7,303 22,701 7,388 23.87 23.68 53.85 23.95
TEXTILES Y VESTUARIO
1988 0.22 0.03 2,393 296 6,091 387 10.98 9.58 27.94 12.51
1995 0.23 0.08 2,450 812 7,103 1,156 10.52 10.07 30.49 14.33
2000 0.42 0.25 4,639 2,826 10,395 3,350 10.96 11.29 24.57 13.38
2004 0.30 0.17 3,656 2,271 8,365 2,454 12.35 13.17 28.25 14.23
GRÁFICA 1.
Participación del empleo informal en el total y variación de las exportaciones de la IME.
1988-2004.
90.00
empleo informal como % del empleo total
88.00
86.00
y = 0.6005x + 69.473
84.00
R2 0.4689 =
82.00
80.00
78.00
76.00
74.00
72.00
70.00
0.00 5.00 10.00 15.00 20.00 25.00 30.00
GRÁFICA 2.
Participación de empleo manufacturero total en el empleo nacional y variación del empleo
en la industria maquiladora. 1988-2004.
participación del empleo manufacturero total en empleo nacional
18.00
17.00
15.00
14.00
13.00
12.00
–12.00 –7.00 –2.00 3.00 8.00 13.00 18.00 23.00
GRÁFICA 3.
Relación entre el crecimiento del empleo en la maquila y la variación en la productividad
manufacturera total.
8.00
Variación de la productividad en manufactura total
7.00
6.00
3.00
2.00
1.00
0.00
–15.00 –10.00 –5.00 0.00 5.00 10.00 15.00 20.00 25.00
–1.00
–2.00
muy reducido podría indicar que el mayor aumento del empleo en el sec-
tor maquilador provino del propio sector manufacturero. La participación
de la ocupación en el sector manufacturero en el total del empleo se man-
tuvo constante entre 1988 y 2000 y luego muestra un descenso en los úl-
timos años, ver la gráfica 4.
GRÁFICA 4.
Participación del sector manufacturero en el empleo total. 1960-2004.
17.0
16.5
16.0
15.5
Porcentajes
15.0
14.5
14.0
13.5
13.0
CUADRO 3.
México: relación de la industria maquiladora y no maquiladora en porcentajes.
TOTAL
AUTOMOTRIZ
ELÉCTRICO Y ELECTRÓNICO
VESTIDO
3 Hay que mencionar que, a partir de la liberalización de la economía mexicana desde mediados de los ochenta, la indus-
tria sustitutiva perdió muchos de los estímulos que la protegieron, mientras que la maquila los mantuvo hasta el año
2001 e incluso algunos se ampliaron, como la posibilidad de vender parte de su producción en el mercado doméstico
o invertir en zonas geográficas lejos de la frontera, con lo cual se amplió el elemento de sector en bonanza.
4 Se calcula como la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de la maquila, ambas como proporción
del PIB. Ver cuadro 1.
CUADRO 4.
México: evolución de algunos indicadores de la industria maquiladora y no maquiladora.
TOTAL
93/88 1.8 7.3 5.3 9.0 4.3 8.8 3.5 1.5 2.5 1.4
95/93 –3.7 8.7 –8.6 7.5 –0.5 10.9 –5.0 –1.1 3.3 2.0
99/95 6.3 16.4 4.8 16.3 8.1 14.4 –1.3 –0.1 1.7 –1.8
00/95 6.0 15.7 6.2 17.3 7.8 14.2 0.2 1.4 1.7 –1.3
03/00 –4.9 –6.3 –1.7 –1.9 –1.9 –6.4 3.3 4.7 3.1 –0.1
03/93 0.6 7.3 0.7 9.3 3.1 7.0 0.0 1.9 2.5 –0.3
AUTOMOTRIZ
93/88 5.4 7.0 6.9 8.6 9.1 9.0 1.5 1.5 3.6 1.8
95/93 –3.7 8.1 –9.9 7.7 –4.9 9.1 –6.4 –0.4 –1.2 0.9
99/95 9.4 12.6 8.9 13.3 15.1 11.8 –0.5 0.6 5.3 –0.7
00/95 9.2 12.4 10.4 14.7 15.6 11.4 1.1 2.0 5.8 –0.9
03/00 –3.0 1.5 –1.8 3.5 –2.9 0.2 1.2 2.0 0.1 –1.3
03/93 2.8 8.2 2.4 9.8 5.5 7.5 –0.4 1.5 2.7 –0.6
ELÉCTRICO Y ELECTRÓNICO
93/88 2.9 4.3 5.3 5.6 5.4 5.2 2.4 1.3 2.4 0.9
95/93 2.2 10.2 –0.3 8.8 4.4 11.6 –2.4 –1.3 2.2 1.3
99/95 12.7 15.1 12.1 16.8 17.4 14.2 –0.5 1.5 4.1 –0.7
00/95 13.1 15.6 14.1 19.2 17.5 15.2 0.8 3.1 3.8 –0.3
03/00 –9.9 –9.8 –6.9 –6.9 –8.3 –10.4 3.3 3.2 1.8 –0.6
03/93 3.5 6.3 4.5 8.7 6.5 6.2 0.9 2.3 2.9 –0.1
VESTIDO
93/88 1.1 10.4 3.9 12.7 4.0 12.5 2.8 2.0 2.8 1.9
95/93 0.5 26.0 –8.1 22.9 –2.0 28.7 –8.6 –2.5 –2.5 2.1
99/95 14.1 28.8 12.5 28.9 8.7 26.5 –1.3 0.1 –4.7 –1.8
00/95 12.7 25.4 13.6 28.3 7.9 23.7 0.8 2.3 –4.2 –1.4
03/00 –9.4 –10.7 –6.4 –6.7 –7.8 –11.4 3.3 4.5 1.8 –0.8
03/93 3.2 13.4 2.7 15.6 1.0 12.8 –0.4 2.0 –2.1 –0.5
GRÁFICA 5.
México: índice de productividad de la manufactura. Maquila y no maquila, 1988-2004.
1.35
1.3
1.25
Índice de productividad 1988 = 1
1.2
1.15
1.1
1.05
0.95
0.9
GRÁFICA 6.
México, correlación entre la variación de las exportaciones y el cambio en las remuneraciones
de la maquila, 1989-2001.
Variación de las remuneraciones de la maquiladora
y = 0.4097x + 5.3431
R20.1068 =
Conclusiones
Introducción
Características y definición
Valor agregado
la IME, no son los únicos, existen otros motivos como la especialización re-
gional o incentivos especiales, fiscales, etc.
CUADRO 1.
Centroamérica: exportaciones totales y exportaciones de maquila y zonas francas (2000).
(Millones de dólares).
CUADRO 2.
Istmo centroamericano: saldo del balance comercial. (Millones de dólares).
a Cifras preliminares.
b Cifras estimadas.
1 La siguiente función de producción se suele utilizar para representar la endogénesis del desarrollo tecnológico a
través de K (Martínez, 2001):
Y = AK
Y es la producción nacional,
A representa diversos factores que afectan la tecnología,
K incluye tanto el capital humano como el capital físico.
2 Esta ley también es conocida como Caribbean Basin Trade Partnership Act (CBTPA) en lo que se refiere exclusi-
vamente a la renovación y ampliación de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe en 2000.
g) Regla de minimis del 7 por ciento en peso para fibras e hilazas simi-
lares a las del TLCAN.
h) Acabados, adornos y entretelas de otros países hasta un 25 por cien-
to del costo del producto.
i) Libre comercio sin cuotas para artículos hechos a mano o productos
folclóricos.
j) Regla especial de origen para hilazas de nylon de México, Canadá e Israel.
k) Beneficios arancelarios para calzado, atún, productos de petróleo, re-
lojes y sus piezas, idénticos a los de México bajo el TLCAN y bajo las
reglas de origen del TLCAN.
CUADRO 3.
Centroamérica: evolución del valor agregado de la acividad maquiladora y zonas francas de
maquila y manufactura. (Millones de dólares).
a Cifras preliminares.
b Cifras estimadas.
(“grises”) hecha con hilaza de Estados Unidos que esté sujeta a procesos de te-
ñido, diseño, cortado, ensamblado y acabado en la región centroamericana.
Algunos autores calculan (León y Salazar, 2001) que en la industrial textil,
cerca del 65 por ciento del valor agregado es el teñido y acabado de la tela, y
no la confección de la misma por lo que los beneficios de la CBTPA permiten
la creación de clusters textiles y mayor atracción de IED. Aunque no existen da-
tos sobre la evolución del valor agregado de la maquila ni de la maquila textil
en particular, sí hay estimaciones (CEPAL, 2003b) sobre la evolución del valor
agregado de la actividad maquiladora y las zonas francas centroamericanas
(cuadro 3), el cual ha aumentado en toda la región de manera significativa.
GRÁFICA 1.
MCCA: principales rubros exportados a Estados Unidos.
60
50
40
Porcentajes
30
20
10
0
1990 1995 2000 2002
CUADRO 4.
Exportaciones de Centroamérica a Estados Unidos. Distribución porcentual.
CUADRO 5.
Exportaciones de Estados Unidos a Centroamérica. Porcentajes.
CUADRO 6.
Exportaciones de textiles a Norteaméricaa y salarios.
Cuota de mercadob
1985 0.7 0.1 0.1 0.2 0
2000 1.3 2.6 2.4 4.0 0.6
Porcentaje del cambioc 93.3 3 811.4 2 737.0 2 201.6 42 060.2
Porcentaje de exportacionesd
1985 16.7 2.3 2.3 5.7 0.06
2000 19.7 78.6 52.9 78.2 20
Salarios Mínimose 9.46 4.8 3.85 3.37 1.9
CUADRO 7.
MCCA: principales rubros exportados a Estados Unidos, 1990-2002*.
(Porcentajes).
3 Las elasticidades empleo del producto estimadas por Weller (2000), citado por CEPAL (2003c), para América La-
tina y el Caribe en su conjunto, fueron: 0.4 en los años cincuenta; 0.4 en los sesenta, 0.7 en los setenta; 2.6 en
los ochenta; y 0.6 en el período 1990-1997.
GRÁFICA 2.
Istmo centroamericano: tasas de crecimiento promedio del PIB, 1950-2000.
7.0
6.0
5.0
4.0
Porcentajes
3.0
2.0
1.0
0.0
–1.0
1950-1960 1960-1970 1970-1980 1980-1990 1990-2000
Fuente: CEPAL (2001a), a partir de las cifras de cuentas nacionales de los países.
GRÁFICA 3.
Istmo centroamericano: incremento anual promedio en el numero de ocupados por sector,
1990 y 2000.
Agropecuarios
17 %
Informales
53%
Formales
30 %
Fuente: CEPAL. Sobre la base de tabulaciones especiales de encuestas de hogares de los respectivos paises.
CUADRO 8.
Ocupados por actividad en algunos países centroamericanos.
Fuente: CEPAL. Sobre la base de tabulaciones especiales de encuestas de hogares de Costa Rica: Encuesta de Hogares de
Propósitos Múltiples de 2000; El Salvador: Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2000; y Nicaragua: Encuesta
Nacional de Hogares sobre Medición de Niveles de Vida de 2000.
4 Al no existir datos específicos para el sector de la maquila, se analizaron los rubros textiles con las encuestas de
hogares de Costa Rica, El Salvador y Nicaragua, los únicos con datos comparables. Los rubros corresponden a la
Clasificación Industrial Internacional Uniforme (CIIU), en diferentes revisiones. Para Costa Rica se vieron (3211),
Hilado, tejido y acabados; (3212), Artículos de materiales textiles, excepto prendas de vestir; (3213), Tejidos de
punto; (3214), Tapices y alfombras; (3215) Cordelería, y textiles.
5 Derechos laborales internacionalmente reconocidos como: derecho de asociación, derecho de negociación colec-
tiva, prohibición de los trabajos forzados, edad mínima para el empleo de menores de edad, condiciones acep-
tables de trabajo respecto del salario mínimo, hora de trabajo y salud ocupacional, así como la prohibición de
las peores formas de trabajo infantil.
dad distintas a las que tienen que ver con temas laborales, sin embargo, has-
ta hoy, todos los países centroamericanos siguen gozando de las preferen-
cias del CBTPA, lo que para muchos significa que ante los Estados Unidos y
en términos formales, los denominados ‘estándares laborales’ se han cum-
plido en las maquiladoras centroamericanas. Esto no es garantía de que no
exista precariedad en algunos empleos o abusos, pero es un paso importante
en la verificación de los derechos laborales. En este mismo sentido, las ne-
gociaciones del libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos dis-
cuten la inclusión de un capítulo laboral.
Cuadro 9.
Diferencia en el salario promedio total y el devengado en el sector textiles por hombre y mujeres.
En porcentajes.
Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de encuestas de hogares de los respectivos países: Costa Rica: Encuesta
de Hogares de Propósitos Múltiples de 2000; El Salvador: Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2000; y Nicaragua:
Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Niveles de Vida de 2000.
Por esta razón, y atendiendo el historial de las normas laborales que los
Estados Unidos ha incluido en los acuerdos comerciales, podemos esperar
que las exigencias de cumplimiento de ciertos estándares laborales se man-
tenga en las relaciones comerciales entre Centroamérica y Estados Unidos.
Consideraciones finales
(alrededor del treinta por ciento), así como la participación de las mujeres
en estos empleos formales.
Los procesos de la industria maquiladora textil son intensivos en mano
de obra y su costo relativo ha determinado en gran medida la localización de
las empresas del ramo textil en Centroamérica. Sin embargo, aún hay pasos
fundamentales por avanzar en el área de la equidad salarial. El principal
grupo de trabajadores, las mujeres, reciben salarios menores que los hom-
bres. Además, en su conjunto, todos los trabajadores de la industria textil
reciben salarios inferiores al promedio nacional.
En el área centroamericana es posible identificar un proceso de especia-
lización productiva y, en alguna medida, formación de conglomerados de
empresas (clusters) ligados a la industria textil. Sin embargo, esta especiali-
zación y formación de conglomerados dependen de las facilidades arance-
larias concebidas en el programa CBTPA y pueden debilitarse al desaparecer
en 2008, según la ley que las estableció. Para que las industrias instaladas
continúen con sus operaciones, a pesar de la desaparición de las subvencio-
nes mencionadas, tendrían que existir clusters, encadenamientos, conoci-
mientos, y especialización productiva.
La CBTPA fue la base del Acuerdo de Libre Comercio de Centroamérica con
Estados Unidos el cual profundiza algunas concesiones como la acumulación
de las reglas. Estos pequeños márgenes del acuerdo pueden significar venta-
jas para la región, para exportaciones y más inversión; y aumentar el valor
añadido local a los textiles y los avances en las reglas de origen y las de acumu-
lación, permitirán limitadamente que la región se abastezca con insumos de
otros países vecinos y de países miembros del TLCAN y elevar su eficiencia.
Las reglas de acceso al mercado de Estados Unidos han definido histórica-
mente la evolución de la maquila, y su mejora, a través del TLC, dará un nue-
vo aire a esa industria, al tiempo que profundizaría la relación que ya tiene
la región centroamericana con ese país. En términos de largo plazo y del
desarrollo económico, es aún necesario fortalecer las capacidades tecnoló-
gicas y productivas locales así como los vínculos de la maquila con la eco-
nomía local para procurar un crecimiento competitivo a largo plazo para la
región centroamericana.
Introducción
1 Los cuestionarios se aplicaron a una muestra representativa de empresas de prendas de vestir en El Salvador y
Costa Rica, y a diversos actores de una selección de empresas.
2 Entre otros: no trabajo de menores, no trabajo forzoso, derecho de organización, no discriminación por raza o
sexo, igualdad de remuneración.
3 Lo anterior no pretende ignorar la existencia de una realidad diferente en las plantas de otras ramas como mi-
croelectrónica, medicamentos y equipos médicos, que se han abierto sobre todo en Costa Rica y un poco en El
Salvador, pero que aún no son mayoritarias.
1974: cuadro 3; y SIECA, 1981: cuadro 92). Esta rama fue una de las pocas
con efecto sustitutivo negativo, es decir, su producción no fue suficiente
para abastecer el consumo interno en la proporción en que lo hacía en 1958
o “la demanda interna hizo necesarias importaciones procedentes de terceros
países” (SIECA, 1974: 44).
La crisis del MCC coincidió con importantes modificaciones en el mer-
cado estadounidense de prendas de vestir y con la aprobación de medidas
tendientes a favorecer a la industria en Estados Unidos. Desde la década de
los cincuenta Japón aumentó sus exportaciones de ropa a Estados Unidos,
seguido por Hong Kong y otros países asiáticos. Entonces la respuesta tuvo
una orientación: buscar productos que requieren lotes pequeños y costura
compleja (Mody y Wheeler, 1990); racionalizar la producción con innovacio-
nes tecnológicas o nuevos sistemas productivos (Taplin, 1994) que se aplicaron
en el diseño o el corte; o fragmentaron el proceso productivo y diversificaron
la ubicación geográfica de sus fases, lo que condujo a la relocalización de
plantas, dentro y fuera de Estados Unidos, a través de la subcontratación (Ta-
plin, 1994) o la apertura de filiales y subsidiarias.
Esas acciones fueron apoyadas con diversas medidas que favorecieron a
la industria y empresas estadounidenses. Ya en 1957 Estados Unidos logra
un acuerdo con Japón para limitar sus exportaciones de textiles de algodón.
Posteriormente, cuando otros países asiáticos penetraban el mercado esta-
dounidense, se tomaron medidas adicionales para reforzar la protección y
favorecer la producción de partes del proceso productivo dentro de Estados
Unidos y el uso de algunos insumos provenientes de ese país. Entre las más
conocidas está la cláusula 807 —del Código Arancelario aprobado en
1963— que aplica impuestos de importación sólo sobre la parte del precio
que corresponde al valor agregado a los productos ensamblados en el exte-
rior. Con ello se favorece la fragmentación geográfica del proceso produc-
tivo y la ubicación de ciertas fases en el exterior, fundamentalmente las de
costura, acabado y, a veces, corte. El Acuerdo Multifibras de 1974 limitó los
volúmenes de exportación desde ciertos países, (Bonacich y Waller, 1994;
OIT, 1997). La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo In-
dustrial (ONUDI) promovió, desde 1971, la creación de zonas francas para
países (Clement y Jenner, 1989; Barajas, 1989). En esta línea: “la maquila
es un sistema de producción, bajo la forma de subcontratación, en el que se
transforman insumos intermedios y materias primas importadas, por medio
de procesos que en muchos casos (aunque no necesariamente) tienen esca-
so valor agregado, cuyos productos finales se comercializan en el exterior.
Para realizar estas operaciones, el estado exonera al productor de una serie de
requisitos que debe cumplir el resto de las empresas ubicadas en el país.”
(OIT, 1997: 4).
A partir del análisis del caso de Guatemala, la conceptuación más elabo-
rada sugiere que la maquila es una actividad para producir por cuenta ajena,
donde las contratantes “diseñan los productos, planean los procesos de pro-
ducción, aportan el objeto de trabajo (como mínimo las materias primas
principales) y conservan la propiedad de los productos” (AVANCSO, 1994). Las
contratistas sólo ensamblan y, aunque ejecuten todo el proceso productivo,
“solamente tienen una participación parcial en los ciclos del capital regidos por
la empresa contratante, porque éstos incluyen además de la producción la
concepción previa de los procesos, la adquisición de los materiales a transfor-
mar5 y la ulterior comercialización de las mercancías producidas, actividades
que retiene la empresa contratante. Las maquiladoras cumplen la función de
productoras directas, como satélites sobre los que la empresa contratante, pro-
ductora indirecta, extiende sus líneas de producción” (Ídem: 2). A esta defi-
nición habría que agregar que las funciones de las contratantes pueden serlo
también de las casas matrices y las contratistas pueden ser subsidiarias o filia-
les o desplazamientos de partes del proceso fragmentado de producción. De
esta manera, los países en los cuales se ubican las IME no participan en el mer-
cado de consumo de sus productos, sólo ofrecen capacidad de producción a
las contratantes. La fuerza de trabajo queda subordinada en forma indirecta
a la lógica de la acumulación del capital transnacional, que se ha identifica-
do como prolongación de los anteriores mecanismos de acumulación, ya que
se basan en la expansión de la jornada y la intensidad del trabajo.
5 Consideramos que la no existencia de este elemento, esto es, la adquisición de los materiales a transformar, como
sucede con el llamado “paquete completo”, no cambia lo central de esta definición.
6 En realidad aquí puede haber varios eslabones pero, como están fuera de Centroamérica, los tratamos como uno solo.
9 La información de Honduras no forma parte de nuestra tesis doctoral, pero tuvimos la oportunidad de aplicar
el mismo cuestionario a una muestra representativa de empresas. Sin embargo, la no respuesta fue muy alta y su
representatividad se ve, así, afectada.
10 En el puntaje asignado por Buitelaar (2000), Costa Rica estaría realizando el corte, pero esto no coincide ni con
nuestros hallazgos ni con lo que afirma la CEPAL en el estudio citado.
11 Se refiere a subcontratación.
El empleo
CUADRO 1.
Empleo en la maquila centroamericana durante los noventa y el periodo 2000-2001.
Periodo 2000-2001
Fuentes: Para los noventa: OIT, 1996; para el 2001-2002 Barquero y López, 2002 fue tomado de los bancos centrales de la re-
gión; Fernández, sin fecha, quien, a su vez, lo ha tomado de informes por países de OIT/Proyecto “Mejoramiento de las con-
diciones laborales y de vida de las trabajadoras de la maquila”, años 1999-2001.
En los diversos estudios, hay amplio acuerdo en que gran mayoría de quie-
nes trabajan en las maquiladoras son mujeres, jóvenes,12 solteras,13 con
educación formal entre primaria y secundaria incompleta14 —con algún
nivel de analfabetismo en Guatemala (ASEPROLA, 1995: 19) — y sin expe-
riencia previa de trabajo industrial, excepto en las mismas maquilas (Pérez,
1994; MEC, 1998; Martínez, 1995; Fernández, sin fecha c; entre otros/as). Un
alto porcentaje (30 por ciento) son madres solteras (Fernández, sin fecha c) y
muchos/as migran desde las zonas rurales, con lo que, a las condiciones labo-
rales insatisfactorias, se agregan los problemas ecológicos, sanitarios y urbanos
de municipios que no tienen capacidad para atender esos nuevos contin-
gentes de población (Valverde, cit. en Fernández, sin fecha a: 5).
No es de extrañar, entonces, la alta rotación del personal en las plantas
maquiladoras, como señala la bibliografía. Las razones pueden tener su origen
en la dinámica de los trabajadores o en las políticas de las empresas. En este úl-
timo caso, se ha señalado la existencia de un “régimen amplio, discrecional
12 En algunos países, sobre todo en Honduras y Guatemala, se ha encontrado contratación de menores y, en Gua-
temala, de indígenas (ASEPROLA, 1995: 19).
13 En El Salvador se ha encontrado la mitad de mujeres casadas o en unión libre (Cañas et al., 1998).
14 Torres (1997) ha encontrado que, en Honduras, el nivel de escolaridad es mayor al promedio nacional; 33 por
ciento con secundaria, cinco por ciento con instrucción técnica, y tres por ciento con educación superior no uni-
versitaria, cuando en el país la escolaridad promedio es de 3.9 años. El nivel de educación formal es mayor entre
los hombres (57 por ciento con secundaria o universitaria) que entre las mujeres (40 por ciento con secundaria o
universitaria) (p. 29). Por otro lado, ASEPROLA (1995) en El Salvador encontró que la mayoría de su muestra es-
taba constituida por costureras de profesión (p.19).
15 Se ha denunciado la aplicación de pruebas de embarazo a las trabajadoras, por ejemplo CODEH en Lievens, 1997.
16 Tenemos muchos testimonios recientes sobre el traslado de operaciones a China debido a los bajos niveles sala-
riales existentes.
CUADRO 2
Salario diario industrial mínimo vigente en cada país de Centroamérica, 2002. (En dólares).
Guatemala 3.6
Honduras 3.9
El Salvador 4.8
Nicaragua 1.7
Costa Rica
17 El caso más extremo es el de Nicaragua, donde representa 1/3 del precio de dicha canasta.
18 En Costa Rica se aplica un sistema de minidevaluaciones permanentes. Todos los días se devalúa la moneda fren-
te al dólar en alrededor de diez u once centavos de colón (moneda nacional).
19 En el estudio de El Salvador incluido en OIT (1996) se pone como ejemplo el aumento de 17 por ciento en el
ritmo a que debe ser pegado un cuello, y de 40 por ciento en el que deben pegarse las solapas, como consecuen-
cia de la disminución del pago por pieza (p. 34).
Estas proporciones son muy diferentes a las que representa el pago sala-
rial en Estados Unidos, que asciende a entre 28 y 33 por ciento del precio de
la prenda (Rothstein, cit. en Pugatch, sin fecha: 65).
Buitelaar (2000), encontró que la productividad del trabajo y las utili-
dades —para el período 1993-1998— aumentan más que los salarios que,
en tres de los países (El Salvador, Nicaragua y Costa Rica) más bien bajan. La
medición de la productividad aquí está mezclada con la intensidad pero, en
todo caso, el dato muestra que la producción y las ganancias aumentan más
que los salarios.
20 AVANCSO (1994 encuentra), en Guatemala, una proporción de cinco a siete que consideran las condiciones del
medio ambiente de trabajo adecuadas; Cañas et al. (1998), encuentran en El Salvador, diferencias por origen del ca-
pital, siendo peores las condiciones en las plantas salvadoreñas y coreanas, donde 30 por ciento o más alegan proble-
mas con servicios sanitarios, comedores e iluminación y, en casi la mitad de las plantas de cualquier nacionalidad,
hay problemas de ventilación.
21 En el proyecto de OIT sobre “Mejoramiento de las condiciones laborales y de vida de las trabajadoras de la ma-
quila” se hizo un interesante trabajo de salud laboral en algunas plantas de maquila de prendas de vestir en
Honduras.
Género
22 De los trabajos que hemos revisado, sólo Pérez (1994) encuentra buen trato y MEC (1998) halla que ha habido
mejoras debidas a la acción de las trabajadoras y a la aprobación del Código de Ética, que se logró en la Zona
Franca de Nicaragua.
tiempo para organizarse (López, 1999: 3); y porque exhiben más destreza,
paciencia, concentración mental y disciplina. Por su parte, las gerencias de
las maquiladoras estiman que la mujer es más sumisa, pasiva y desconoce-
dora de sus derechos laborales (OIT, 1996: 36), está más familiarizada con
el trabajo de corte y confección, es dócil, tiene destrezas manuales, opta por
trabajos meticulosos y repetitivos, acepta salarios inferiores, y está dispues-
ta a trabajar por tiempos indefinidos (Martínez, 1995).
Las mujeres, no obstante, enfrentan dos tipos de obstáculos para su in-
greso a las plantas: discriminación etaria (preferencia por mujeres jóvenes), y
por estado civil (en contra de las casadas o en unión libre, madres o embara-
zadas) (Fernández, sin fecha b: 4). Una vez en la planta se presentan despidos
por maternidad o enfermedad, y precariedad en los servicios de cuidado in-
fantil (Fernández, sin fecha c).
Ya dentro del proceso de trabajo, esta investigación ha mostrado que se
tiende a concentrar las mujeres en los trabajos menos pesados y cuya cali-
ficación no es reconocida socialmente, por ejemplo, la costura y las labores
misceláneas, mientras que los hombres hacen el trabajo de bodega y corte
(más pesados), y el mantenimiento (que requiere calificación formal). No
es que no exista calificación para el trabajo de costura y limpieza, pero no es
reconocida socialmente, porque para hacerlo se requieren habilidades, des-
trezas y aptitudes que al ser desarrolladas y trasmitidas por generaciones por las
mujeres en el ámbito familiar reconocen como calificación. Si no se conoce
el trabajo el entrenamiento es corto, excepto para prendas sofisticadas y de-
licadas, lo que muestra que es una calificación baja.
En los mandos de bajo nivel —supervisión y control de calidad— hay
una participación más mezclada entre hombres y mujeres, y algunos geren-
tes entrevistados expresaron que, para mandar, las segundas son mejores
que los primeros. Claro que eso sucede en puestos de mando de bajo nivel,
en los que el ejercicio del poder es más una idea que una realidad, pues no
se trata de decisiones estratégicas o de cierta importancia para la empresa,
Coria (1989).
CUADRO 3.
Número de sindicatos en plantas maquiladoras en Centroamérica según país, 2001.
Guatemala 3* 267
Honduras 32** 274
El Salvador 4 242
Nicaragua 8 81
Costa Rica 1*** 201
* Estos tres sindicatos luchan por su existencia, a través del reintegro de los/as afiliados/as, quienes han sido despedidos.
Además hay un comité ad hoc en una planta que juega el papel de representante de los/as trabajadoras/es
** Las centrales sindicales reportan 32 y el Ministerio de Trabajo tiene registrados 39.
*** Peleando la posibilidad de existir. Además hay 3 sindicatos que afilian en todo el sector privado sin distinción de ramas
o empresas, tienen algunas/os afiliadas /os de maquilas.
Fuente: Número de sindicatos en Trejos y Dieren (2001) y Núñez (1999). Número de empresas: Guatemala en VESTEX, en Fernán-
dez, 2001: 5; Honduras, en Fernández, sin fecha a; El Salvador, elaboración propia sobre la base de listas de Ministerio de Econo-
mía y Asociación Salvadoreña de Industriales de la Confección, Nicaragua, en Fernández 2001: 10; Costa Rica se refiere a empresas
de confección de ropa con más de 11 trabajadores(as) y es elaboración propia sobre la base de listas de Cámara de Industrias de
Costa Ricas; Promotora de Comercio Exterior, Ministerio de Economía, Industria y Comercio y Cámara Textil Costarricense.
23 El solidarismo está conformado por organizaciones que permiten la afiliación de personal de todos los niveles de
la estructura jerárquica de la empresa por lo que, generalmente, son controladas desde la gerencia. Se financian
con los fondos que, según la ley, deben cubrir la indemnización por despido más un ahorro obrero, pero el apor-
te patronal aparece como un obsequio. Los elementos que lo caracterizan se insertan “en una ideología que pre-
tende ocultar la existencia de clases y de intereses sociales, así como de estigmatizar al sindicalismo como
perverso y peligroso, con lo cual favorece la oferta de paz social con que Costa Rica procura atraer al capital trans-
nacional. El segundo es el control patronal de su organización, que se ejerce directamente desde su membresía
obrero-patronal; éste lleva a la subordinación de los/as trabajadores/as afiliados/as a la conducción gerencial, y
convierte al solidarismo en organización alternativa a la sindical, que es integrada solamente por trabajadores/as,
independientemente de su orientación. El tercero es la atención individualizada de necesidades materiales, como
mecanismo para obtener la aceptación de los/as trabajadores/as y el compromiso laboral con la empresa, así co-
mo las acciones individuales que obstruyen la solidaridad y la posibilidad de acción colectiva” (Trejos, 2001). Es
decir, las asociaciones solidaristas no sólo no defienden los intereses de los/as trabajadores/as, sino que generan
una aparente armonía y paz social que el gobierno presenta a los inversionistas o contratantes extranjeros como
“ventaja comparativa” del país.
24 Dejamos para otro trabajo la discusión sobre la orientación sindical —que puede no generar beneficios impor-
tantes para los/as trabajadores/as— y nos centramos sólo en su presencia o ausencia.
25 Buitelaar (2000) agrega otros factores en la incidencia en la comercialización, como se vio en párrafos anteriores.
ENTREVISTAS, Quesada, Víctor: asesor sindical, 29 de noviembre de 2002.
Conclusiones
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