Ensayo 4 Perez

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ESCUELA CONJUNTA DE LAS FFAA PROGRAMA ACADÉMICO DE INTELIGENCIA CONJUNTA

MINISTERIO DE DEFENSA
ESCUELA CONJUNTA DE LAS FUERZAS ARMADAS

XI PROGRAMA DE INTELIGENCIA ESTRATÉGICA OPERACIONAL

ENSAYO INDIVIDUAL

“La delincuencia y sus efectos en la sociedad peruana”

Asignatura: Realidad Nacional

Docente : Crl EP (R) Mario Bombilla Mazuelos

Autor : TTE CRL EP AMÍLCAR PÉREZ DÍAZ

LIMA – 2021

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I. Introducción
Existe un gran debate sobre lo que se puede considerar como delito y delincuencia. Este trabajo
no se detendrá en el delito que puede ser definido según los códigos penales de cada época,
tampoco en la extensa producción que el derecho penal ha realizado, tan solo atiende los estudios
de la delincuencia abordados desde un aspecto social, que luego serán llamados como ciencias
sociales, aún más, deja de lado los estudios de los infracciones menores de edad, la cárcel y el
llamado crimen organizado(lavado de activos, narcotráfico, trata de personas, entre otros), salvo
algunas anotaciones.
En otras palabras, lo que el pensamiento social señala en sus publicaciones como la
delincuencia ha cobrado cada vez más interés, al punto de ser desde al año 2010 el principal
problema del país (Ipsos, 2012).
La delincuencia e inseguridad no son dadas a priori ni se explican en un tiempo
autorreferencial, es decir, se explican por sí mismas. Como se verá más adelante, los estudios de la
delincuencia han tenido distintos objetos pero también formas de abordar el tema que se
expresan en las publicaciones. En ese sentido, los límites de recojo de información han estado
regidos por las publicaciones consideradas como sociales, dejando de lado todo lo demás. Se
enfatiza en trabajos que han marcado hitos, según su calidad, tiempo y procedencia.
Se ha insistido de diferentes modos en casi todo el siglo xx y lo que va del xxi, desde los indicios
descontrolados y los bandidos como sujetos transgresores del orden, pasando por los jóvenes
inadaptados (pandilleros), hasta llegar a la alarmante situación de la delincuencia. En la década del
setenta surge en Chicago un modelo de intervención policial denominado “policía comunitaria”,
esta propuesta hace hincapié en acercar a la policía con la población, incorporan las personas en el
tema de la seguridad, que siguen a Skogan “la policía comunitaria no es un mero programa de las
fuerzas del orden sino un programa de la ciudad, con un fuerte involucramiento político” (Zarate y
otros, 2014:18)
El informe regional PNUD sostiene los cambios de definición en cuanto a la seguridad giran en
torno a la defensa de intereses neurálgicos del Estado, tales como soberanía y autonomía (2013:
5), intereses que ponían en cuestión Sendero Luminoso por tratarse de “terroristas subversivos” y,
una vez superado habría que definir las nuevas relaciones de las fuerzas del orden con la
ciudadanía.

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II. Desarrollo
Redefinir el concepto y la práctica de seguridad, de otro modo, de orden interno a la seguridad
ciudadana. La misma que estaba siendo puesta en peligro por jóvenes inadaptados.
El asunto de la juventud tiene larga data y aspectos abordados. Entre los temas que destacan
están la inserción laboral, acceso a la educación, actitudes políticas y violencia, este último sobre
todo en los estudios de las pandillas, que ha sido tratada en los Estados Unidos desde inicios del
siglo XX, así también en diversas partes del mundo. En Brasil les llaman galeras cariocas, en Costa
Rica chapulines, en los países de Centro América les dicen las maras, mientras que en América
Latina (Perú, Chile, Nicaragua) se las denomina pandillas (Stroka, 2008) y barras bravas que se
entrecruzan con el mundo del pandillaje, aunque no por eso resultan lo mismo.
Santos (2002) dice: “el mundo de las barras bravas está situado al interior del campo
institucional del deporte, en particular, del futbol. En este sentido, no puede estar totalmente auto
centrado como el mundo pandillero. Si el campeonato entra en receso, las barras bravas
modifican su dinámica de manera importante: no hay partidos en los cuales hinchas a su equipo”.
Según SENAJU (2014) la preocupación por esta temática es debido a las acciones violentas
cometidas por jóvenes, y a su vez, por su difusión en los medios de comunicación. En esta etapa se
encuentra Juan Aguilar Chacón más conocido como “Negro Canebo”, quien para mediados de los
noventa era considerado “el delincuente joven más peligroso”, antes de que cumpla 18 años ya
tenía en sus antecedentes 11 denuncias por secuestro, 3 por homicidios y 23 por robo y hurto. Es
un contexto que se mediatiza las transgresiones juveniles y aparecen diversos estudios dedicados
a este problema en la ciudad y las provincias.
Chávez de Paz (1995) titulada Indicadores de desarrollo socioeconómico y criminalidad en el
Perú, que llega a la conclusión que la conducta delictiva está asociada al proceso de desarrollo, por
lo que existe un modelo de relación entre el nivel de desarrollo socioeconómico y tipología
delictiva.
En los años ochenta y noventa la crisis económica, falta de empleo y violencia política
significaron las preocupaciones principales en un país en el que la pobreza se mantenía a lo largo
de varias décadas. Para fines de los noventa e inicios del siglo XXI, afrontados y supuestamente
superadas las preocupaciones empezaron a desplazarse a la corrupción, libertades democráticas
acompañadas de la pobreza y desempleo. Sin embargo, en los últimos años la delincuencia ocupa
cada vez un papel más importante (Informe Latino barómetro, 2013), aunque el problema se
encuentre desde tiempo atrás. No resulta extraño que el Programa de las Naciones Unidas para el
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Desarrollo (PNUD) dedique el tema de seguridad ciudadana para su informe regional en el año
2018, el Plan Bicentenario (2011) elaborado por el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico
(CEPLAN) establezca la seguridad ciudadana como una prioridad y, que se conciten diversas
marchas por la paz y seguridad (El Trome, 25 de marzo de 2013).
En este contexto, cabe resaltar dos iniciativas; por un lado, a través del Acuerdo Nacional
donde se incorpora como séptima política de Estado: “Erradicación de la violencia y el
fortalecimiento del civismo y de la seguridad ciudadana”. Lo que dio como resultado para el año
2003 la promulgación de la Ley N° 27933 del Sistema de Seguridad Ciudadana; y así, la creación del
Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (SINASEC) en donde se cuentan con comités a nivel de
las regiones, provincias y distritos del país, y su ente rector: Consejo Nacional de Seguridad
Ciudadana (CONASEC), cuya función está destinada a la formulación, conducción y evaluación de
las políticas de seguridad ciudadana a nivel nacional.
Por otro lado, respecto a la reforma policial en el país. En octubre del año 2001 se da inicio al
trabajo de la comisión reestructuradora de la policía y concluye su diagnóstico en el 2002, el
CONASEC presenta el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia social 2012, el mismo
que firma el presidente de la República, Ollanta Humala, y contenía crasos errores en las cifras de
homicidios otorgadas por el Ministerio Público, al punto de que el recién formado Comité
Estadístico Interinstitucional de la Criminalidad reconociera que “…las cifras que se venían dando a
conocer, referidas a la tasa de homicidios, tenían serias deficiencias, inconsistencia y falta de
calidad en su cuantificación” (CIEC, 2014:9). De este modo, para tan solo un año después se
presenta un nuevo plan, llamado Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2013-2018.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos crea en el año 2011 el Consejo Nacional de
Política Criminal - CONAPOC (Ley 29807), como órgano máximo de formular, conducir y evaluar la
política del Estado contra la criminalidad desde una mirada de la política criminal reflexiva. Con el
fin de combatir la criminalidad con información básicamente cuantitativa se constituye en el año
2013 el Comité Estadístico Interinstitucional de la Criminalidad (CIEC), que fue creado mediante el
Decreto Supremo Nº013-2013-MINJUS para generar un sistema integrado de estadísticas de la
criminalidad, este comité lo integran el INEI, Ministerio del Interior, Policía, Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, Ministerio Público, Poder Judicial e INPE. El CONAPOC además de formular
políticas, tal como “La política criminal frente a los delitos patrimoniales”, también ha venido
elaborando diagnósticos con el apoyo del CIEC, entre ellos destaca el documento Nº1 Homicidios
en el Perú contándolos uno a uno, 2012 (2014).
El breve análisis realizado permite confirmar que existe desde inicios del siglo xx una
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preocupación por explicar la delincuencia desde los estudios sociales, estos intentos han sido
rastreados en cinco grandes momentos.
También se puede advertir que el asunto de la delincuencia en el Perú han tenido distintos
abordajes, asumiendo el problema que perturba la integración y control pero por encima de esto,
porque impide el orden y progreso.
Supuesto que se ha insistido de diferentes modos en casi todo el siglo xx y lo que va del xxi,
desde los indios descontrolados y los bandidos como sujetos transgresores del orden, pasando por
los jóvenes inadaptados (pandilleros), hasta llegar a la alarmante situación de la delincuencia.
Por último, la producción y preocupación de estos estudios muestra la comprensión parcial de
un tema nada reciente pero cada vez más preocupante.
Es necesario que la actual discusión de la delincuencia encuentre camino en los aportes y vacíos
que ya tienen más de un siglo así como problemas antes no reconocidos, el estudio de los barrios y
delincuencia así como el sicariato son un par de ellos.
Desde la economía del delito en el Perú, se han realizado trabajos segmentados sobre el costo,
por ejemplo, en el investigación desarrollada por Obando Morales-Bermúdez y Ruiz Chipa no se
llegaron a establecer las causas económicas de la criminalidad en el país, lo cual se atribuye, a la
escasa información disponible sobre el crimen, insuficiente para establecer el tipo de correlaciones
estadísticas que se suelen realizar en muchas investigaciones que asumen esta teoría (Obando
Morales- Bermúdez y Ruiz Chipa, 2007). Por otro lado, Ramón Díaz y José Miranda (2010)
realizaron una investigación sobre el costo económico y determinantes de la violencia doméstica
para el año 2007, según el cual “las mujeres sin violencia generan más ingresos laborales en
comparación con las mujeres que viven en hogares violentos. Esta diferencia fluctúa entre S/1,150
y S/. 1,500 soles anuales” (Díaz y Miranda, 2010:82). Por último, un documento elaborado para las
Naciones Unidas por Flavio Mirella en el 2011, concluye que “En total, el costo directo mínimo
estimado en que incurrió el Estado Peruano para combatir la delincuencia organizada y otros
delitos graves, fue de aproximadamente S/. 451 millones en el año 2008, lo que representó el 1%
del presupuesto total ejecutado por el gobierno nacional y el 0,1% del Producto Bruto Interno
(PBI) de ese año.” (UNODC, 2011:6).
Así mismo, Perú alberga a casi un millón de desplazados venezolanos, un éxodo que comenzó
alrededor de 2014 cuando la inflación, el desempleo, la delincuencia y la escasez de alimentos y
medicinas se dispararon en su país natal. Los migrantes, muchos de ellos con estudios superiores o
varios títulos universitarios, han entrado principalmente en la economía informal de Perú,
trabajando como conductores de taxi y bus, repartidores, cocineros y, durante la pandemia, como
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enterradores. Los delitos más violentos son cometidos por extranjeros, a los que acusa de
organizar ataques a gente en paradas de autobús. Pero los únicos datos concretos que ofrece son
los de infracciones de tránsito menores.
Un reporte presentado por los centros de estudios de Washington Brookings Institution y
Migration Policy Institute en septiembre concluyó que los migrantes venezolanos en Colombia,
Perú y Chile cometen muchos menos delitos per cápita que la población nativa, según datos de
2019. Tomando los datos de encarcelamientos en Perú como indicador de la tasa de criminalidad,
los investigadores afirmaron que el 1,3% de los reclusos habían nacido en el extranjero. Los
venezolanos suponían, en ese momento, el 2,9% de la población total del país.
Perú tiene la segunda mayor comunidad de venezolanos desplazados luego de Colombia. Casi
medio millón solicitaron estatus de refugiado, y unos 280.000 han obtenido la residencia. De los
que tienen trabajo, cerca del 94% forman parte de la economía informal, que incluye repartidores,
vendedores ambulantes y conductores de mototaxi, de acuerdo con las estimaciones de Naciones
Unidas.
Agustí (2019), representante en Perú del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR), cuestionó las afirmaciones de funcionarios de que los venezolanos están
cada vez más ligados a la criminalidad. Según los datos compartidos por el gobierno de Lima con la
agencia de la ONU, solo el 1,8% de todas las denuncias presentadas en el país son contra
venezolanos, “Cuando realmente miramos los datos, nuestra preocupación es que se ponga, el
foco de la inseguridad en la población extranjera, cuando no debería ser”, agregando que esto
puede tener un pacto en la población venezolana porque puede aumentar la discriminación y el
rechazo.
Esa discriminación puede traducirse en que los venezolanos sean rechazados a la hora de
solicitar un empleo o firmar un arrendamiento porque los propietarios puedan temer que se trate
de una persona violenta o de un delincuente. Aunque en un primer momento dio la bienvenida a
los migrantes, el gobierno de Perú ha cambiado su postura en los últimos años. Movilizó soldados,
algunos en vehículos blindados, a la frontera para protegerla de la llegada de migrantes. Además,
aumentó los requisitos para que un migrante obtenga un permiso de trabajo. Esto ha obligado a
muchos a buscar puestos con salarios bajos para los que están sobre cualificados. Por ejemplo, la
creadora de joyas, Contreras, y su esposo tienen dos títulos superiores cada uno.
En el Perú, la inseguridad ciudadana representa uno de los principales problemas desde hace
muchos años: según las cifras actualizadas del INEI, alrededor de 9 de cada 10 peruanos que viven
en Lima Metropolitana se sienten inseguros. Bajo dicho contexto, en los últimos años, el Perú se
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ha consolidado como el destino final de un gran número de venezolanos, quienes hoy representan
el 2,69% del total de ciudadanos que viven en nuestro país.
III.Conclusiones y recomendaciones
Conclusiones:
1. Existe desde inicios del siglo xx una preocupación por explicar la delincuencia desde los
estudios sociales, siendo el principal efecto la trata de blanca y la micro comercialización de
drogas.
2. También se puede advertir que el asunto de la delincuencia en el Perú han tenido distintos
abordajes, asumiendo el problema que perturba la integración y control pero por encima de
esto, porque impide el orden y progreso.
3. Recientes encuestas realizadas por el Instituto de Opinión Pública (IOP) y el Instituto de
Democracia y Derechos Humanos de la PUCP revelan que existe una percepción negativa sobre
la migración venezolana, la cual se ha visto asociada con mayores niveles de criminalidad,
violencia o delincuencia. En el 2018 un 55% de la población limeña consideraba que “son
muchos los venezolanos que se están dedicando a actividades delictivas en el Perú”, este
porcentaje alcanzó un 81% en 2019.
4. Para el 2019, la tasa de venezolanos en cárceles peruanas representa solo el 0,48% del total de
población penitenciaria en el país es menor comparado al 2,69% que representa al total de la
población venezolana. Este hallazgo coincide con un panorama similar que encontró Migration
Policy Institute (2020) en donde la proporción de reclusos extranjeros se hallaba muy por
debajo de la cantidad de residentes venezolanos en Lima, Callao y La Libertad, regiones que
concentran la mayor cantidad de estos migrantes.

Recomendaciones:
1. Es necesario que la actual discusión de la delincuencia encuentre camino en los aportes y vacíos
que ya tienen más de un siglo así como problemas antes no reconocidos, el estudio de los
barrios y delincuencia así como el sicariato son un par de ellos.

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IV. Referencias bibliografías
CEPLAN (2011). Plan bicentenario. Obtenido en: http://www.ceplan.gob.pe/planbicentenario.
CIEC (2014). Homicidios en el Perú contándolos uno a uno, 2012. Lima.
CONASEC (2013). Plan Nacional de Seguridad Ciudadana 2013-2018. Lima.
Chávez de Paz, Denniss (1995). Indicadores de desarrollo socioeconómico y criminalidad en el
Perú. Tesis para obtener el grado de doctor. Lima: Universidad Nacional Mayor de San
Marcos.
Díaz, Ramón y Miranda, José (2010). “Aproximación del costo económico y determinantes de la
violencia doméstica en el Perú”, publicado por CIES e IEP, obtenido en:
http://www.old.cies.org.pe/files/documents/investigaciones/genero/aproximacion-del-
costo-economico-y-determinantes-de-la-violencia-domesticaen-el-peru.pdf.
Encuesta Nacional Urbana elaborada por Ipsos Perú para Proética (2012). Obtenido en:
http://www.proetica.org.pe/wp-content/uploads/2012/07/Pro%C3%A9ticaVII-Encuesta-
Nacional-sobre-percepciones-de-la-corrupci%C3%B3n-en-elPer%C3%BA-2012.pdf
Ipsos Perú (2012) Encuesta Nacional Urbana elaborada para Proética. Sobre percepciones de la
corrupción en el Perú.
Ley N° 27933 del Sistema de Seguridad Ciudadana
Ley Nº 29807 (2011) Política Criminal - CONAPOC
Obando Morales-Bermúdez y Ruiz Chipa, C. (2007). Determinantes socioeconómicos de la
delincuencia: una primera aproximación al problema a nivel provincial. CIES.
PNUD (2013). Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014. Seguridad ciudadana con rostro
humano: diagnóstico y propuestas para América Latina. Panamá.
Quijano, Aníbal (1990). “Notas sobre la crisis de las ciencias sociales”. En Revista de
Sociología, vol. 6. # 7, Departamento de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de
San Marcos, Lima.
Santos, Anaya (2002). La vergüenza de los pandilleros: masculinidad, emociones y conflictos en
esquineros del Cercado de Lima. Lima Centro de Estudios y Acción para la Paz.
SENAJU (2013). Criminalidad y violencia juvenil en el Perú. Lima
Strocka (2008). Unidos nos hacemos respetar. Jóvenes, identidades y violencia en Ayacucho. Lima:
UNICEF e IEP.
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Zárate, Patricia; Aragón, Jorge; Morel, Jorge (2014). Inseguridad, Estado y desigualdad en el Perú y
en América Latina: Un estado de la cuestión. Documento de Trabajo N. º 193. Lima:
Instituto de Estudios peruanos.

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