Jurisprudencia Perú
Jurisprudencia Perú
Sujeto activo calificado: El agente que realiza el comportamiento debe tener la calidad de funcionario público,
el cual abusa del cargo o de la función, generando en la víctima miedo a la potestad pública, lo cual logra.
Sujeto pasivo: Es el Estado, como titular del bien jurídico de la Administración Pública; aunque pueden existir otras
personas naturales, pero no en calidad de sujetos pasivos sino en calidad de perjudicados, de afectados con la conducta.
Bien jurídico: Se trata de un tipo pluri-ofensivo, pues lesionan o ponen en peligro el correcto funcionamiento de la
administración pública, el patrimonio económico y la autonomía personal. Pretende proteger el prestigio de la
administración pública y la probidad de sus servidores, de modo que su actuar intachable no ofrezca ninguna duda y que
responda a los intereses generales de la sociedad.
COHECHO.
Sujeto activo calificado: El agente que realiza el comportamiento debe tener la calidad de funcionario público,
el cual abusa del cargo o de la función, generando en la víctima miedo a la potestad pública, lo cual logra.
Sujeto pasivo: El Estado como titular del bien jurídico de administración pública; no se desconoce la posibilidad frente
a que terceros puedan verse perjudicados o ser víctimas de este delito, al ser esta esta una hipótesis de los llamados
delitos pluri-ofensivos.
Bien jurídico tutelado: Pluriofensivo, la administración pública, orientada a preservar los principios propios de la
función pública y valores que así mismo la garantizan y permiten su permanencia, así como la transparencia y probidad
(irreprochabilidad) que ha de primar en la función pública.
JURISPRUDENCIA PERÚ
COHECHO: (Apelación 03-2015, San Martín)
LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA:
El delito de corrupción de funcionarios previsto en el artículo 393 del Código Penal tiene como verbo
rector, entre otros, el término aceptar, que se entiende como la acción del funcionario o servidor
público de consentir lo que un particular le ofrece (donativo, promesa o cualquier ventaja) para
realizar u omitir un acto en violación de sus obligaciones; de tal manera que la aceptación constituye la
conducta típica de la corrupción pasiva o cohecho pasivo que es propio del funcionario o servidor
público que se deja corromper; en tanto que el cohecho activo, corresponde al extraneus (particular)
que corrompe a aquel funcionario o servidor.
Dentro de la posición que emite la Corte, menciona lo siguiente: “Cabe precisar que no solo se
configura cuando se hace un donativo o promesa, sino también cuando se ofrece cualquier otra
ventaja, lo que implica que no necesariamente debe ser económica, abarca incluso una promesa
futura”.
No obstante, para que se configure el tipo penal antes descrito, la conducta debe encuadrarse dentro
de una de las modalidades que exige el delito de cohecho activo, esto es, que tal pliego se haya
obtenido mediante donativo, ventaja, promesa o beneficio para que un funcionario o servidor público,
realice u omita actos violando sus obligaciones, hecho que no ha quedado acreditado tras el
despliegue de la actuación probatoria.
El bien jurídico específico tutelado está dirigido a preservar la regularidad e imparcialidad en la
correcta administración de justicia en los ámbitos jurisdiccional y administrativo, así como los criterios
de objetividad que rigen igualmente en dichos ámbitos de ejercicio público.
El sujeto activo debe tener plena conciencia que la complacencia del que accede a la solicitud o
entrega de donativo, promesa o ventaja está dirigida a influir (ejercer presión o fuerza moral) o decidir
un asunto sometido a conocimiento o competencia de dicho sujeto (o sujetos).
Con ello, para la configuración del delito de cohecho, la prueba del hecho, desde luego, debe abarcar la
existencia del acuerdo previo o pacto venal en orden a aceptar o recibir, solicitar y condicionar un acto
funcional a un donativo, promesa o ventaja, la cual incluso debe de precisarse, por lo menos, en sus
contornos mínimos que la hagan identificable; si no se verifica que ninguno de esos medios concurre,
sencillamente, el delito no aparece.
Además de lo anteriormente mencionado por la Corte de Perú, se tiene también, que la normatividad del
mismo, le da un manejo a un nuevo delito contra la administración pública denominado “colusión”, regulada
en el artículo 384 del código penal peruano, el cual implica que para la configuración de este delito se requiera
que “el sujeto agente perjudique o defraude de modo efectivo el patrimonio del Estado; es decir, se trata de un
delito de resultado lesivo, donde el desvalor de la acción, esto es, la concertación idónea, no es suficiente para
configurar el delito, pues aquí se exige la efectiva lesión o perjuicio al patrimonio del Estado -desvalor de
resultado” (CASACIÓN 661-2016, PIURA).
CONCUSIÓN (Recurso de Nulidad 3448-2004, Ancash)
La Corte Suprema de la República, ha conceptualizado el delito de concusión bajo los siguientes términos:
“…Con relación al delito de concusión, al analizar los cargos imputados no es posible subsumirlos en los
alcances de tipicidad del artículo 382 del Código Penal, pues para ello se requiere:
i) que el sujeto activo tenga la calidad de funcionario público, pero esta calidad no es formal sino funcional,
esto es, en el ejercicio de actos inherentes a su competencia.
ii) que el funcionario haga abuso de su cargo, es decir efectúe un mal uso de la calidad que le ha sido
otorgada, o ejercer el cargo de forma contraria a la encomendada.
iii) que este abuso del cargo incida sobre la voluntad del agente, viciando la misma, convirtiéndose en un
constreñimiento o en una inducción, es decir, conlleva el uso de violencia, la que es ejercida sobre la víctima
para doblegar su voluntad, de modo que acceda a sus ilegítimas pretensiones, según el tipo penal sub judice:
entregar, transferir algo a alguien o prometer efectuar un ofrecimiento a futuro en forma indebida, prestación
sin sustento alguno, un bien o beneficio patrimonial para sí o para otro, es decir que la prestación ilícitamente
obtenida puede tener como destinatario tanto al sujeto activo o para una tercera persona…”.
Se entiende entonces, que se trata de un tipo especial de abuso del cargo, orientado a la obtención
ilícita de bienes o beneficios patrimoniales mediante el uso de la coacción y del convencimiento en
tanto medios facilitadores de la consumación típica del delito.
Por otro lado la Corte Peruana, ha puntualizado que la finalidad del delito de concusión, es proteger el
funcionamiento, prestigio y la buena reputación de la administración pública, expresados en la
idoneidad moral y celo profesional en el cumplimiento de sus obligaciones por parte de los
funcionarios o servidores públicos, quienes transgrediendo sus roles lesionan los intereses del Estado.