Lectura en Familia
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UA Propuesta didáctica: unidad de aprendizaje
sexto de Primaria | lengua española | Ciencias sociales
Érase una vez
Recuerda
Un cuento es un texto narrativo breve, de carácter ficticio, cuyo objetivo es formativo
o lúdico. El cuento, como historia o narración, comprende una serie de acciones con
uno o varios personajes dentro de un contexto histórico y físico, en ocasiones sin
especificar. Hay diferentes tipos de cuentos y poseen una estructura común que se
puede dividir en tres partes: inicio, nudo y desenlace. En ellos existen un narrador,
personajes principales y secundarios, la trama y los ambientes físicos y psicológicos.
Ciencias Sociales
Situación de Aprendizaje
En varias clases de Lengua Española, Carlos ha leído en silencio y la docente ha
notado que, al igual que José y Enmanuel, solicitan aclarar mayor número de du-
das, alegando que si leen en voz alta les resulta más fácil comprender las ideas y
responder los ejercicios de comprensión, interpretación y análisis. La docente ha
planificado diseñar esta Unidad de Aprendizaje, articulada con las Ciencias Socia-
les, para relacionar los cuentos y la mitología griega con la lectura que les permita
entrenar y desarrollar habilidades de comprensión lectora.
Competencias fundamentales
• Competencia Comunicativa.
• Competencia Desarrollo Personal y Espiritual.
• Competencia Ética y Ciudadana.
• Competencia Científica y Tecnológica.
• Competencia Pensamiento Lógico, Creativo y Crítico.
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Actitudinales
• Disfrute al leer cuentos de diversos autores.
• Valoración de la función lúdica y estética de la lengua.
Procedimentales
• Identificación de semejanzas y diferencias entre las
civilizaciones griega y romana.
Actitudinales
• Valora los aportes hechos a la humanidad por las
distintas civilizaciones de Europa (Grecia y Roma).
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Érase una vez
a
Aprendizaje Q Puesta
z e
B
Exposición
autónomo en común
z e
B Q
B
z
comprensiva oral oral
Expresión
escrita Debate
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2. Secuencia didáctica a Q
z e
B
a Q
z e
B
az e Q
B
Actividad 2 Debate
Reflexiones orales
sobre el tema
Expresión oral Expresión Aprendizaje
Exposición
escrita autónomo
Cambiemos el cuento
El docente recuperará saberes sobre el concepto de protagonista del cuento, el
antagonista y los personajes secundarios y les pedirá que creen un cuento en el
cual cambien los roles y actitudes de los personajes, de manera tal que cambie
la historia. Esta actividad tampoco será individual, pero ahora formará parejas
de estudiantes y no grupos. Motivará el intercambio sobre la historia, los nuevos
personajes y que comenten cuáles han sido los cambios y cómo les parece mejor.
Como parte de la actividad lúdica, propondrá a los estudiantes que escriban, indi-
vidualmente, una historia en la que utilicen solo tres elementos del cuento leído.
Puede ser un personaje, el ambiente de la historia y el inicio o el final. O puede
escoger tres personajes y cambiar todo lo demás.
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a Q
z e
B Q B
z
Actividad 3: Cierre Intercambio oral Expresión oral Aprendizaje Lectura Aprendizaje
autónomo comprensiva colaborativo
Debe buscar información sobre los mitos griegos y romanos para que ilustre y
motive a los estudiantes. Conduzca el proceso de aprendizaje de lo general a lo
particular, estimulando la comprensión lectora y la capacidad de análisis y síntesis.
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Si observas Trata
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4. Anexos
ANEXO 1 | El gato con botas
Había una vez un molinero cuya única herencia para sus tres hijos eran
su molino, su asno y su gato. Pronto se hizo la repartición sin necesitar
de un clérigo ni de un abogado, pues ya habían consumido todo el pobre
patrimonio. Al mayor le tocó el molino, al segundo el asno, y al menor
el gato que quedaba.
El pobre joven amigo estaba bien inconforme por haber recibido tan
poquito.
—Mis hermanos —dijo él— pueden hacer una bonita vida juntando sus
bienes, pero por mi parte, después de haberme comido al gato, y hacer
unas sandalias con su piel, entonces no me quedará más que morir de
hambre.
El gato, que oyó todo eso, pero no lo tomaba así, le dijo en un tono
firme y serio:
—No te preocupes tanto, mi buen amo. Si me das un bolso, y me tienes
un par de botas para mí, con las que yo pueda atravesar lodos y zarzales,
entonces verás que no eres tan pobre conmigo como te lo imaginas.
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muy cortésmente. Y ya que los vestidos del rey le daban una apariencia muy
atractiva (además de que era apuesto y bien proporcionado), la hija del rey
tomó una secreta inclinación sentimental hacia él. El Marqués de Carabás solo
tuvo que dar dos o tres respetuosas y algo tiernas miradas a ella para que esta
se sintiera fuertemente enamorada de él. El rey le pidió que entrara al coche y
los acompañara en su recorrido.
El gato, sumamente complacido del éxito que iba alcanzando su proyecto, co-
rrió adelantándose. Reunió a algunos lugareños que estaban preparando un
terreno y les dijo:
—Mis buenos amigos, si ustedes no le dicen al rey que los terrenos que uste-
des están trabajando pertenecen al Marqués de Carabás, los harán picadillo de
carne.
Cuando pasó el rey, este no tardó en preguntar a los trabajadores de quién eran
esos terrenos que estaban limpiando.
—Son de mi señor, el Marqués de Carabás —contestaron todos a la vez, pues
las amenazas del gato los habían amedrentado.
—Puede ver señor —dijo el Marqués— estos son terrenos que nunca fallan en
dar una excelente cosecha cada año.
El hábil gato, siempre corriendo adelante del coche, reunió a algunos segadores
y les dijo:
—Mis buenos amigos, si ustedes no le dicen al rey que todos estos granos per-
tenecen al Marqués de Carabás, los harán picadillo de carne.
El rey, que pasó momentos después, les preguntó a quien pertenecían los gra-
nos que estaban segando.
—Pertenecen a mi señor, el Marqués de Carabás —replicaron los segadores, lo
que complació al rey y al marqués.
El rey lo felicitó por tan buena cosecha. El fiel gato siguió corriendo adelante y
decía lo mismo a todos los que encontraba y reunía. El rey estaba asombrado
de las extensas propiedades del señor Marqués de Carabás.
Por fin, el astuto gato llegó a un majestuoso castillo, cuyo dueño y señor era un
ogro, el más rico que se hubiera conocido entonces. Todas las tierras por las
que había pasado el rey anteriormente, pertenecían en realidad a este castillo.
El gato, que con anterioridad se había preparado en saber quién era ese ogro y
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lo que podía hacer, pidió hablar con él, diciendo que era imposible pasar tan
cerca de su castillo y no tener el honor de darle sus respetos.
El ogro lo recibió tan cortésmente como podría hacerlo un ogro, y lo invitó a
sentarse.
—Yo he oído —dijo el gato— que eres capaz de cambiarte a la forma de
cualquier criatura en la que pienses. Que tú puedes, por ejemplo, convertirte
en león, elefante, u otro similar.
—Es cierto —contestó el ogro muy contento—. Y para que te convenzas,
me haré un león.
El gato se aterrorizó tanto por ver al león tan cerca de él, que saltó hasta el
techo, lo que lo puso en más dificultad pues las botas no le ayudaban para
caminar sobre el tejado. Sin embargo, el ogro volvió a su forma natural, y el
gato bajó, diciéndole que ciertamente estuvo muy asustado.
—También he oído —dijo el gato— que también te puedes transformar en
los animales más pequeñitos, como una rata o un ratón. Pero eso me cuesta
creerlo. Debo admitirte que yo pienso que realmente eso es imposible.
—¿Imposible? —gritó el ogro—. ¡Ya lo verás!
Inmediatamente se transformó en un pequeño ratón y comenzó a correr por
el piso. En cuanto el gato vio aquello, lo atrapó y se lo tragó.
Mientras tanto llegó el rey, y al pasar vio el hermoso castillo y decidió entrar
en él. El gato, que oyó el ruido del coche acercándose y pasando el puente,
corrió y le dijo al rey:
—Su majestad es bienvenido a este castillo de mi señor el Marqués de
Carabás.
—¿Qué? ¡Mi señor Marqués! —exclamó el rey—. ¿Y este castillo también te
pertenece? No he conocido nada más fino que esta corte y todos los edificios
y propiedades que lo rodean. Entremos, si no te importa.
El marqués brindó su mano a la princesa para ayudarla a bajar, y siguieron al
rey, quien iba delante. Ingresaron a una espaciosa sala, donde estaba lista una
magnífica fiesta, que el ogro había preparado para sus amistades, que llegaban
exactamente ese mismo día, pero no se atrevían a entrar al saber que el rey
estaba allí.
Así que el hijo del molinero vivió feliz, se casó con la princesa y fueron felices
para siempre.
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