Identificacion Biblica Del Anticristo

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IDENTIFICACIÓN BÍBLICA DEL ANTICRISTO

(Por Rubén Montero Guerrero)

Un automóvil se dirige raudamente a la iglesia de la ciudad. Robert Thorn, el conductor, es el

embajador de los Estados Unidos y está convencido que el niño que lo acompaña es la misma

encarnación del mal, el anticristo. Para acabar con este príncipe de las tinieblas, Thorn debe

clavarle las siete dagas de Megido dentro de una iglesia. Esas dagas ahora están en su mano, y él

es el único que puede acabar con el anticristo antes que éste empieza su obra destructora. No

muy lejos lo sigue la policía que está tratando de impedir el crimen. El jefe de la policía cree que

Thorn está loco, cree que es un peligroso fanático que está dispuesto a matar a su propio hijo.

Robert Thorn entra apresuradamente en una iglesia arrastrando al niño por en medio de los

pasillos vacíos y lo coloca encima del altar mayor. Levanta el brazo con la daga en la mano para

matar al niño, pero todavía el demonio tiene una última estratagema que es casi irresistible: Habla

con la tierna voz de un niño diciendo “No lo hagas papá, no me mates”. Por un instante, la duda

parece recorrer su espina dorsal, pero el hombre está preparado para esa manipulación. Ese niño

es el anticristo y no debe salir vivo de ese lugar. Otra vez levanta su brazo sobre el niño. En ese

momento se escucha un grito: “¡Alto!, es la policía”. El hombre no se detiene y se alista para

asestar la puñalada final. Se escucha un disparo. Una luz enceguecedora ilumina hasta el último

rincón de la vieja iglesia, y el tiempo parece detenerse. La siguiente escena es un funeral. Thorn ha

muerto sin cumplir con su cometido, y el hijo del mal ahora ha quedado bajo la protección del

hombre más poderoso del mundo, el presidente de los Estados Unidos. El niño, que es un

engendro del mal, está satisfecho y muestra una bella sonrisa infantil que estremece el corazón de

los espectadores.
Esta escena es la parte final de la película La Profecía estelarizada por Gregory Peck y dirigida

por Richard Donner. La Profecía fue un notable éxito taquillero filmada el año 1976, ganadora de

un Oscar por sonorización. Este filme ha sido uno de los muchos éxitos del cine mundial que han

tratado el tema del anticristo. La mayor parte de estas películas muestran al anticristo como un

líder político muy carismático. Es claro que estos grandes cineastas no tienen ningún interés en los

estudios bíblicos ni en las profecías. Ellos simplemente han percibido cómo generarse grandes

ganancias usando el interés de las multitudes por conocer el futuro, y algo que siempre será un

imán de audiencia son los acontecimientos del fin del mundo, y claro, el tema del anticristo.

No cabe duda que la sola mención de la palabra anticristo produce en muchas personas un

cierto escalofrío. Dentro de ellas emerge un temor casi inevitable por la evocación de

espeluznantes imágenes que acompañan la obra del anticristo en el imaginario popular. Una

precaria interpretación teológica, junto a la poderosa influencia de grandes escritores de un

género que podríamos denominar teología-ficción, además de la persuasión inigualable de las

imágenes del cine y la televisión, han llevado a millones de personas a creer que el anticristo será

un gran líder que aparecerá en el firmamento de la política internacional y que con su sede de

gobierno en Roma, unificará bajo su poder a diez poderosas naciones de Europa. En ese contexto

se entiende que cada cierto tiempo aparezca una nueva versión sobre quien es el anticristo. En

una época se pensaba que Benito Mussolini 1, el dictador fascista que se hizo del poder en Italia en

1924, era el anticristo. La derrota de Mussolini echó por tierra la hipótesis que era él el anticristo

pero no desapareció el entusiasmo por seguir buscando al líder que cumplía las características del

anticristo.

1
Oswald J. Smith, “Is the Anticrist at hand? – What of Mussolini? (Harrisburg and New York. Christian
Alliance Publishing Company, 1927), pp 24-25.
Aunque la idea no recibió mucho respaldo, hubo algunos que identificaron a Adolfo Hitler con

el anticristo2. Quizá esta hipótesis nunca tuvo un amplio respaldo porque no hubo una pretensión

conocida de Hitler de revivir la gloria del Imperio Romano. Años más tarde, cuando el turco

Mehmet Alí Agca atentó contra la vida del papa Juan Pablo II, Noah Hutchins, de la Southwest

Radio Church, defendió la idea que la persona de Juan Pablo II era el anticristo porque había

recibido una herida mortal. 3 El lunar de nacimiento en la cabeza del líder de la extinta Unión

Soviética Mijaíl Gorbachov, no podía pasar desapercibido entre los cazadores del anticristo, y se

difundió la poco original teoría que esa marca de nacimiento sería la marca de la bestia, y por lo

tanto Gorbachov sería el anticristo.4 Hubo algunos que aseguraban que Henry Kissinger, el muy

influyente Secretario de Estado norteamericano, cumplía con todas las características del

anticristo.5 También fue defendida la idea que Ronald Reagan era el anticristo sobre la base de dos

argumentos: en el atentado que el presidente sufrió en 1981, uno de sus colaboradores fue herido

en la cabeza, pero “su herida mortal fue sanada”; por otro lado, el nombre completo de Ronald

Wilson Reagan tiene tres palabras de seis letras cada una (666). La lista de candidatos a anticristo

ha incluido a Saddam Hussein, Anuar el Sadat, y muchos otros líderes. 6 Como no podía ser de otra

manera, algunos amigos incondicionales de la especulación profética ahora defienden por internet

la idea que el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, es el anticristo.7

A estas alturas está claro que el sinuoso camino de la especulación sobre la obra y la identidad

del anticristo no nos llevará a ningún lado. Con seguridad debe existir un mejor método para

2
Bernard McGuinn, El anticristo: dos milenios de fascinación humana por el mal (Ediciones Paidós Ibérica,
S.A., 1997) p. 280.
3
Ibid., 283.
4
Ibid.
5
Ibid.
6
Ibid.
7
En una reciente aparición pública del presidente norteamericano, un irrespetuoso asistente lo llamó de
anticristo. Por otro lado, hay páginas de internet que “fundamentan” teológicamente la idea que Barack
Obama es el anticristo, un ejemplo es la siguiente: http://homemculto.wordpress.com/2008/11/09/barack-
obama-seria-o-anti-cristo/
identificar al anticristo que etiquetar como anticristo a cada líder carismático que va apareciendo

en el devenir de la historia mundial. El método de ensayo y error puede ser útil en cualquier otra

actividad humana, en teología puede ser fatal, porque si sólo estamos atentos a los

acontecimientos históricos y al surgimiento de los grandes líderes, entonces no estaremos

plenamente concentrados en la única fuente que sí puede darnos las respuestas: la Palabra de

Dios. Sin duda, la mejor manera de descubrir la identidad del anticristo es recurriendo a la Biblia.

Dejemos que ella nos diga lo que Dios ha revelado sobre la identidad y la obra del anticristo.

Por su origen etimológico (gr. αντιχριστός), la palabra anticristo significa “en contra de” Cristo,

“contrario a Cristo” y también “en lugar de” o “sustituto de Cristo”. 8 Por consiguiente, anticristo

debe significar o un remplazante de Cristo o un Cristo rival o ambas a la vez. En otras palabras, se

trata tanto de un rival de Cristo que pretende ocupar su lugar.

En la Biblia encontramos cinco veces la palabra anticristo, esas cinco referencias se encuentran

en cuatro versículos escritos por el apóstol Juan. Veamos esos textos:

a. 1 Juan 2:18 “Hijitos, ya es la postrera hora; y como vosotros habéis oído que el

anticristo ha de venir, así también al presente han comenzado a ser muchos

anticristos; por lo cual sabemos que es el último tiempo.”

b. 1 Juan 2:22 1 “¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este

tal es anticristo, que niega al Padre y al Hijo.”

c. 2 Juan 1:7 “Porque muchos engañadores son entrados en el mundo, los cuales no

confiesan que Jesús, el Cristo, es venido en carne. Este tal engañador es, y

anticristo.”

8
Vaucher, Alfredo Félix, El anticristo (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), p.3.
d. 1 Juan 4:3 “Y todo espíritu que no confiesa que Jesús, el Cristo, es venido en carne,

no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, del cual vosotros habéis oído que

ha de venir, y que ahora ya está en el mundo.”

Si bien, es cierto, que el apóstol Juan es el único que habla explícitamente del anticristo, Paulo

también alude al mismo personaje. Al respecto Alfredo Félix Vaucher declara: “El término

“anticristo” no se encuentra en ningún otro pasaje de las Sagradas Escrituras. Pero Juan no hace

más que retomar una idea ya presentada por el apóstol Pablo, quien ya había anunciado la llegada

del antikéimenos (adversario) descrito por el profeta Daniel.” 9 La Biblia menciona al anticristo con

otras palabras. El anticristo es llamado en 2 Tesalonicenses 2:3 “el hombre de pecado” y “el hijo

de perdición”. En Apocalipsis 13 es la bestia que sale del mar, en Daniel 7 es el cuerno pequeño.

Todos estos símbolos describen algún aspecto de la obra del anticristo y, como en un

rompecabezas, cuando juntamos toda la información dada en la Biblia, la identificación del

anticristo resulta inevitable. No debemos caer en el error de señalar apenas algunas cosas que la

Biblia dice sobre el anticristo. Es necesario recabar toda la información y veremos como el gran

Dios del cielo, nos revela de un modo absolutamente claro y que no deja lugar a la más mínima

duda, quien es el anticristo y cuáles serán sus obras en el marco de la historia humana,

particularmente en el tiempo del fin. Llegamos entonces al momento de la identificación del

anticristo. No haremos mayores preámbulos, iremos directamente al punto: cuando se recaba

toda la información bíblica sobre el anticristo no hay lugar para la duda, el anticristo es el papado.

No se trata de una persona en particular, de un papa específico, y sí del sistema papal que ha

venido teniendo un importante lugar en la historia del mundo durante siglos. Veremos ahora la

fundamentación de esta afirmación, que para algunos puede resultar sorprendente, a través de

un estudio de lo que la Biblia dice sobre el anticristo.

9
Vaucher, Alfredo Félix, El anticristo (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), p.3.
El anticristo surge en un lugar densamente poblado. Uno de los símbolos bíblicos del anticristo es

la bestia. En Apocalipsis 13:1 dice “Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia

que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un

nombre blasfemo”. Esta visión de Juan nos muestra el lugar de donde emerge la bestia, el

anticristo. El apóstol ve a la bestia saliendo del mar y este es un detalle significativo porque el mar

y las aguas tienen un significado profético. Apocalipsis 17:15 dice: “Las aguas que has visto donde

la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas”. Esto nos lleva a concluir

que el surgimiento del anticristo se da en lugares de gran densidad poblacional. En contraste, la

segunda bestia de Apocalipsis 13, surge en la tierra, y significa que se trata de un poder que nace y

se desarrolla en lugares con poca población. En el contexto bíblico no puede haber otro lugar para

el surgimiento del anticristo que el muy poblado continente europeo, en particular alguna de

aquellas naciones que colindan con el dinámico y comercial mar Mediterráneo, y siendo más

específicos, la península itálica y, dentro de ella, la llamada ciudad eterna y capital del imperio,

Roma. De modo aislado esta información –el surgimiento del anticristo en lugares muy poblados-

sería totalmente insuficiente, pero cuando se integra al cuadro total de lo dicho por la Escritura

este dato cobra relevancia.

El anticristo surge en Roma. La Biblia menciona específicamente el lugar que sería la sede y el

centro del poder del anticristo. En la visión de Apocalipsis 17 Juan describe a una mujer “sentada

sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez

cuernos”10, el propio Juan explica el significado de estas siete cabezas, en Apocalipsis 17:15 dice:

“Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se

10
Apocalipsis 17:3
sienta la mujer”. Ésta es una referencia inequívoca a la ciudad de Roma, conocida también como la

ciudad de las siete colinas. Las siete colinas de Roma son una serie de promontorios que

históricamente han formado el corazón de la ciudad de Roma. Situadas al este del río Tíber, este

conjunto geográfico ha protagonizado numerosísimos pasajes literarios y son una referencia

muchas veces repetida en la cultura popular.

El anticristo surge cronológicamente después del imperio romano. En Daniel 7 se presenta una

impresionante secuencia de imperios mundiales. El león que representa a Babilonia da paso al oso

que simboliza a Medo Persia. A su vez, el oso precede al leopardo con cuatro cabezas que

representa a Grecia. Después del leopardo griego surge una bestia tan espantosa y tan terrible que

Daniel no logra identificarla plenamente, pero el estudiante de la Biblia no puede sino

sorprenderse con el paralelo entre Daniel 7 y Apocalipsis 13 y concluir que esta bestia es la que

Juan describe como el dragón. Esta bestia espantosa no es sino el imperio romano haciendo su

aparición en la escenario de la historia mundial. Después de la bestia romana, la profecía se centra

en el cuerno pequeño, que es el símbolo del anticristo usado por Daniel. Es claro que la intención

de la profecía es mostrarnos que la secuencia histórica de imperios es: primero Babilonia, seguida

de Medo Persia, luego por Grecia, el imperio romano y después el cuerno pequeño que representa

al anticristo. En conclusión, el anticristo surgirá después del apogeo y la caída del imperio romano.

La caída del imperio romano fue en el año 476 dC, por lo tanto el anticristo no puede surgir antes

de esta fecha, y esto, entre otras cosas, echa por tierra las muchas especulaciones que intentan

colocar a Nerón, o a cualquier personaje anterior a esa fecha, como el anticristo de Apocalipsis. En

la historia no existe otro poder que haya surgido después de la caída del imperio romano, a no ser

el papado.
El anticristo representa un poder diferente a otros imperios. Este aspecto está claramente

establecido en la profecía de Daniel 7, donde se presenta a la bestia espantosa como

completamente “diferente a los otros reinos”. 11 La diferencia radica en que se trata del

surgimiento de un poder político y religioso. La faceta política de este poder se deduce del hecho

de ser presentado como un cuerno, como los demás reinos. Al respecto Voucher toma una

declaración de Gausen y declara: “En el lenguaje de la visión ¿qué es, en efecto, un cuerno sino un

reino, un rey o una sucesión de reyes?”12 Sólo que este cuerno tiene además pretensiones de

supremacía moral y religiosa: Habla palabras contra el Altísimo, persigue a los santos, pretende

cambiar la ley divina, etc. Se trata de un poder político-religioso, una combinación letal contra los

siervos de Dios. Nadie puede dudar del carácter político-religioso del papado. El papa es a la vez

líder espiritual de millones de personas, y jefe de gobierno del Estado del Vaticano, el país más

pequeño del mundo. En su condición de líder espiritual es amado, reverenciado y obedecido por

los católicos, que constituyen la iglesia cristiana más grande. En su condición de Jefe de Estado

realiza visitas oficiales y firma tratados con las diferentes naciones de la tierra. Se trata de un

poder diferente a cualquier otro, exactamente lo que la profecía establecía sobre la naturaleza del

poder del anticristo.

El anticristo derriba a tres reyes en su ascensión. Según Daniel 7, el surgimiento del cuerno

pequeño significa la caída de tres cuernos. En la historia, la caída del imperio romano de occidente

permitió el establecimiento de reinos bárbaros. Tres de estos reinos eran un obstáculo para el

apogeo del papa como obispo universal: los hérulos, los vándalos y los ostrogodos. Los hérulos

depusieron a Rómulo Augusto en el año 476 dando fin al imperio romano, pero fueron derrotados

por Teodorico, rey de los ostrogodos en 493. Los vándalos, que se habían establecido en el norte

11
Daniel 7:7
12
Vaucher, Alfredo Félix, El anticristo (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), p.8.
de África fueron derrotados en 534 por Belisario, general de Justiniano. Los ostrogodos eran el

otro reino que impedía la supremacía del papa, el año 538 fueron obligados a dejar el asedio que

tenían sobre Roma para luego ser completamente derrotados y entrar en el olvido histórico. 13 De

esta manera el papado tenía ahora el camino libre para lograr el apogeo de su poder sobre toda la

cristiandad, y es así como se cumple la profecía que indicaba que en su surgimiento el cuerno

pequeño derribaría tres cuernos. Una vez más, la historia confirma esta predicción de la Escritura.

El anticristo tendrá un periodo de dominio de mil doscientos sesenta años. El periodo de dominio

del anticristo está mencionado varias veces en la Biblia. Esto nos ayuda no sólo a discernir el

tiempo de supremacía de este poder, sino también a concluir que todos los diferentes símbolos se

refieren a un único y mismo poder. En Daniel se menciona que los santos “serán entregados en su

mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”. 14 Por el contexto bíblico sabemos que “tiempo”

se refiere a un año.15 Por otro lado, puesto que el arameo no tiene dual es justo suponer que la

palabra “tiempos” se refiere a dos años, 16 entonces “medio tiempo” debe significar medio año. Es

decir este periodo –tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo- debe entenderse como tres años y

medio. Expresado en días, este periodo representa 1260 días que deben ser tomados como días

proféticos, lo que daría 1260 años. Este mismo periodo se encuentra registrado en la Biblia en

Apocalipsis 11:13, en Apocalipsis 12:6. También la Biblia presenta el mismo periodo como

“cuarenta y dos meses” en Apocalipsis 13: 5 y Apocalipsis 11:2. Es un periodo de supremacía del

anticristo y de sufrimiento y tribulación para el pueblo de Dios. También la historia del papado nos

muestra una vez más la exactitud de la Palabra de Dios. Como hemos visto, el ascenso del papado

sólo fue posible después de la derrota de los ostrogodos en el año 538 y su apogeo se prolongó
13
Vaucher, Alfredo Félix, El anticristo (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), p.10.
14
Daniel 7:25
15
En Daniel 4:23 se registra una profecía sobre Nabucodonosor, quien por su soberbia sería echado junto a
los animales, como uno de ellos por un periodo de siete tiempos, esto es siete años.
16
Vaucher, Alfredo Félix, El anticristo (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), p.12.
exactamente por mil doscientos sesenta años hasta el año 1798, cuando las tropas francesas, al

mando del general Berthier, entraron en Roma y tomaron preso al papa Pío VI con el propósito de

acabar para siempre con el papado. El 15 de febrero de 1798 fue declarado el fin temporal del

papado y fue proclamada la República Romana conforme al modelo francés de Napoleón

Bonaparte. El papado fue herido de muerte, pero la profecía predecía que ese no sería el fin de

este sistema.

El anticristo recibe una herida mortal que será sanada. Apocalipsis 13:3 dice: “Vi una de sus

cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en

pos de la bestia”. En el párrafo anterior hemos establecido que el dominio del papado tuvo una

duración de mil doscientos sesenta años. Este periodo termina con lo que la profecía denomina “la

herida mortal”. La profecía de “la herida mortal” se cumplió a través del ataque de las tropas

francesas al Vaticano el año 1798. Con la muerte del Papa Pío VI, en pleno periodo de la

Revolución Francesa, muchos creyeron que se sepultaba para siempre el Pontificado. Sin embargo,

desafiando las expectativas negativas de la sociedad de la época, los cardenales reunidos en

cónclave eligieron, dos años después de la muerte de Pío VI, a Luigi Barnaba Chiaramonte como el

nuevo papa, quien sería conocido como Pío VII. Algún tiempo después, la iglesia perdió su

soberanía sobre los Estados Pontificios, hasta que en el Tratado de Letrán en 1929, la iglesia

reconocía a Italia como estado soberano, al mismo tiempo que le era restituido un territorio de 44

hectáreas en Roma bajo la jurisdicción pontificia. A lo largo de los siglos XX y XXI se ha visto un

resurgimiento de la institución papal. Conforme a la profecía, el ascenso del poder papal, su

influencia social y política continuará creciendo de modo irresistible hasta el punto que “toda la

tierra se maravillará” en pos de ella.


El anticristo sólo desaparecerá en ocasión del establecimiento del reino eterno de Dios. En la

profecía de Daniel 7, la caída del cuerno pequeño coincide con el inicio del juicio y el

establecimiento del reino eterno de Dios. 17 Es claro entonces que el poder representado por el

cuerno pequeño continuará hasta cuando Dios inicie el juicio y aún hasta cuando establezca su

reino eterno. Ya en Daniel 2 se puede deducir la permanencia de Roma hasta el final de la historia,

ya que los pies de la estatua también contienen hierro, que es el metal que representa al imperio

romano. En otras palabras, un poder romano permanecerá hasta el fin del tiempo, ese poder que

heredó el territorio y el trono de los césares, sin duda alguna es el poder de la institución papal.

El anticristo será un poder blasfemo. Que el anticristo es un poder que blasfema el nombre de

Dios queda muy claro al leer las siguientes declaraciones bíblicas: “Y hablará palabras contra el

Altísimo”18, “también se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias…” 19, y “abrió su boca

en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en

el cielo”20, “una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia”. 21 Para

entender la naturaleza blasfema del anticristo, es necesario definir la palabra “blasfemia” desde el

punto de vista bíblico. Examinaremos dos momentos en la vida de Jesús en los que fue acusado de

blasfemia, pues eso nos mostrará qué es lo que los contemporáneos de Cristo entendían por

blasfemia. En Juan 10:33 se muestra a Jesús enfrentando la ira de los judíos que lo querían

apedrear porque supuestamente había blasfemado, le dijeron: “Por buena obra no te

apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”. Esto significa que

bíblicamente la blasfemia es que un hombre se haga Dios y que usurpe el lugar de Dios. En Lucas
17
La caída del cuerno pequeño que representa al anticristo, el juicio y el establecimiento del reino eterno
son eventos presentados en forma secuencial hasta tres veces en Daniel 7 en los versículos 8 y 9; 21 y 22; y
finalmente en los versículos 25 y 26.
18
Daniel 7:25
19
Apocalipsis 13:5
20
Apocalipsis 13:6
21
Apocalipsis 17:3
5:21 se muestra a Jesús diciéndole a un paralítico “tus pecados te son perdonados”, levantado la

murmuración de los fariseos que conversaban entre sí diciendo “¿Quién es éste que habla

blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?”. Es decir, también es blasfemia la

pretensión de un hombre de perdonar pecados, algo que sólo Dios puede hacer. Es claro que

Cristo no estaba blasfemando porque él es Dios, y hacerse Dios o perdonar pecados no era una

blasfemia en su caso, esas afirmaciones no eran sino la confirmación de su divinidad. Pero si un ser

humano, un pobre mortal, pretende ser Dios o perdonar pecados, entonces sí es una blasfemia. La

historia del papado contiene esos dos elementos blasfemos: la pretensión de ser Dios y la de

perdonar pecados. El apóstol Pablo declara sobre la obra del anticristo en 2 Tesalonicenses 2:4

Entre las muchas citas que mencionan las grandezas que los papas se atribuyen, podemos

mencionar las siguientes: “Además, nosotros declaramos, proclamamos y definimos que es

absolutamente necesario para la salvación que toda criatura humana esté sujeta al Pontífice

Romano”22, “El Papa y Dios son la misma cosa, entonces él tiene todo el poder en el cielo y en la

tierra”23 , otra declaración parecida fue emitida por León XIII “Ocupamos sobre la tierra el lugar de

Dios Todopoderoso”24 . La pretensión de perdonar pecados, que también es una de las

atribuciones que se ha autoimpuesto la iglesia católica, es una práctica que está contra la Biblia. El

apóstol Pablo explica que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres. 25

El anticristo perseguirá a los santos del Altísimo y prosperará. Tanto Daniel como Juan describen

al anticristo como un poder perseguidor de los santos. Daniel menciona que el cuerno pequeño “a

los santos del Altísimo quebrantará” 26, y Juan dice que “se le permitió hacer guerra contra los

22
Papa Bonifacio VIII, Unam Sanctam (Rome: 1302)
23
Papa Pío V, citado en Barclay, Cities Petrus Bertanous Chapter XXVII: 218.
24
Papa León XIII, Praeclara Gratulationis Publicae—The Reunion of Christendom (Rome: 1894).
25
1 Timoteo 2:5
26
Daniel 7:25
santos, y vencerlos”27, y también que la mujer de Apocalipsis 17 estaba “ebria de la sangre de los

santos, y de la sangre de los mártires de Jesús”. 28 El testimonio profético es concluyente, el

anticristo perseguirá a los santos del Altísimo y tendrá gran éxito en hacerlo. ¿Será que el papado

también exhibe esta sangrienta característica? Si bien es cierto que actualmente este sistema

ofrece un rostro mucho más amigable y tolerante, la historia registra las terribles persecuciones y

los indecibles sufrimientos que el papado ha hecho padecer a los siervos de Dios. Fred J. Peters

después de hacer un escalofriante listado de las muchas persecuciones que el papado perpetró

hacia quienes no querían reconocer su autoridad porque reconocían a la Biblia como única norma

de fe, escribió: “Se ha calculado que los papas de Roma, directa o indirectamente, han muerto a

causa de su fe, cincuenta millones de mártires.” 29 Esta historia de persecución y sangre confirma

otra característica que el anticristo tendría según lo predicho en la Palabra de Dios.

El anticristo intentará cambiar la ley de Dios. En Daniel 7:25 también se describe el intento del

cuerno pequeño de cambiar “los tiempos y la ley”. En sus catecismos, la Iglesia Católica Romana

hace tres cambios importantes en los mandamientos: es eliminado el segundo mandamiento que

prohíbe la adoración de imágenes, el décimo mandamiento es dividido en dos, y el cuarto

mandamiento referido al tiempo especial de adoración a Dios, es cambiado profundamente. Es

decir, el papado atentó contra los “tiempos y la ley”. 30 Actualmente se puede ver los calendarios

que empiezan con lunes como el primer día de la semana y colocan al domingo como séptimo día,

contrariando totalmente la Biblia y hasta a los diccionarios que identifican al sábado como el

séptimo día de la semana.

27
Apocalipsis 13:7
28
Apocalipsis 17:6
29
Peter Fred J. El Anticristo Actual, p. 65,66
30
Vaucher, Alfredo Félix, El anticristo (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), p.12.
El anticristo es un poder que nace en el seno de la iglesia cristiana. En 2 Tesalonicenses 2:3 Pablo

escribió: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la

apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición”. Es decir, el apóstol dice que

antes de la segunda venida de Cristo habría un tremendo movimiento de apostasía, obviamente se

trata de un movimiento que nace al interior del propio cristianismo, de otra manera no podría ser

apóstata. Dice también que habría la manifestación del hombre de pecado al que también llama

del “hijo de perdición”. Esta frase, “el hijo de perdición” sólo se encuentra una vez más en la Biblia,

y es el apóstol Juan que recoge esta expresión de Jesús: “ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de

perdición, para que la Escritura se cumpliese.” 31 Esta expresión se refiere a Judas, sin duda si la

frase “hijo de perdición” se encuentra sólo dos veces en la Biblia, entonces deben estar

relacionadas. El apóstol Pablo la usa para hablar del Anticristo y de esta manera revela que así

como Judas, era parte de la iglesia cristiana, incluso era uno de los más cercanos a Jesús; así

también, el otro “hijo de perdición”, el anticristo, tendría que salir del propio seno de la iglesia

cristiana. El apóstol Pablo también menciona que ya en su tiempo “ya está en acción el misterio de

la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en

medio”. No cabe duda que el poder que detenía la plena manifestación del anticristo era el

Imperio Romano, quien a su caída debía dar paso al siguiente poder hegemónico que la

humanidad conocería, a saber el poder de Roma papal. El origen cristiano del papado es

innegable, también es innegable su apostasía de los principios bíblicos y el gran poderío que

exhibiría a la caída de Roma Imperial.

El anticristo tiene un número que lo identifica. El número del Anticristo ha recibido muchísima

más publicidad que cualquier otra característica que la Biblia menciona sobre este poder del mal.

31
Juan 17:12
No tendría por qué ser así, el número es sólo una característica de las muchas que la Biblia ha

revelado sobre la identidad del Anticristo. La profecía sobre el número de la bestia está en

Apocalipsis 13:18 donde dice: “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número

de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.” Este es el

número de la bestia, el seiscientos sesenta y seis, un número de hombre. Este número no puede

ser tomado de un modo aislado de las demás características. La profecía bíblica habla sobre el

origen, el tiempo, la duración de su supremacía, otras características, la aplicación de este número

sólo es una característica adicional. En la corona papal durante los primero siglos estaba la

inscripción VICARIVS FILII DEI, palabras latinas que significan “Vicario del Hijo de Dios”. Esa es la

pretensión del papado, que es el Vicario de Cristo (En realidad con esta definición bastaría para

llamar al papa de Anticristo, porque es el que “ocupa el lugar” de Cristo en la tierra). El caso es que

cuando se da a este título VICARIVS FILII DEI su equivalencia en los números romanos, el resultado

es seiscientos y sesenta y seis. Si a esta característica numérica le añadimos todas las anteriores

características, no tenemos otra conclusión sino afirmar que el Anticristo señalado por las

profecías es la milenaria institución del papado.

Conclusión

La Palabra de Dios nos señala inequívocamente al poder del papado como el Anticristo.

Todas las características declaradas en la Palabra de Dios señalan a este histórico poder. Habiendo

llegado a la conclusión que el papado era el profético anticristo, Vittore di S. María Sopransi (1793-

1804), carmelita descalzo, escribió: “No hay lugar para otro Anticristo; imposible encontrar uno

más grande que éste. El cristianismo no sabría ver en el mismo individuo, en la misma iglesia,

sobre el mismo trono al ministro de Dios y al de Satanás, al pastor legítimo y al ladrón y asesino, al

vicario de Cristo y al anticristo, al centro de la unidad y la ramera del Apocalipsis, a la iglesia de


Dios y a la sinagoga de Satanás” 32 Como seguidores de la Palabra de Dios debemos estar atentos a

los acontecimientos que precederán a la Segunda Venida de Cristo. Los siguientes eventos

mundiales serán marcados por el crecimiento cada vez más evidente del poder del papado. La

diplomacia papal está muy activa estableciendo alianzas políticas con las naciones del mundo

-especialmente los Estados Unidos de Norteamérica- con el objetivo de recuperar su antiguo y

hegemónico poder. La profecía establece que “toda la tierra se maravillará” 33 en pos del papado,

es decir que alcanzará una vez más su apogeo. Y cuando este formidable enemigo del pueblo de

Dios, otra vez llegue al pináculo del poder mundial, organizará, como en sus viejos tiempos, la más

terrible persecución contra “los que guardan los mandamientos y la fe de Jesús”. 34 Oremos y

velemos para estar firmes contra los últimos intentos de Satanás por destruir a los santos del

Altísimo. No desmayemos jamás, porque la victoria está garantizada para todos aquellos que lavan

sus vestiduras en la sangre del Cordero. Sólo un poco más y Aquel que ha de venir, vendrá. Amén.

32
Citado por Vaucher, Alfredo Félix, El anticristo (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), p.46.
33
Apocalipsis 13:3
34
Apocalipsis 14:12

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