Euripides - El Ciclope

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EL CÍCLOPE adonde te me irás, a qué rocas?

Eurípides ¿No será aquí, donde el suave viento


y la yerba verde,
y el agua arremolinada de los ríos
PERSONAJES descansa en los bebederos junto a las
cuevas, donde por ti balan las crías?
SILENO, dios y padre de los sátiros ¡Aho! ¿Pacerás esto no, no esto,
CORO DE SÁTIROS la ladera mojada de rocío?
ULISES ¡Eh! Te voy a tirar una piedra;
EL CÍCLOPE vete, vete, cornudo,
al establo de las ovejas,
La escena representa las rocas de la ladera del Etna ya junto al del Cíclope campestre.
mar. Se ve la cueva donde el Cíclope vive y guarda sus rebaños Las ubres henchidas suelta,
da acceso a las crías, a las hembras
*** que dejas en las alcobas de los carneros.
Te echan de menos los suaves
SILENO balidos de las crías pequeñas.
Oh Bromio, por ti paso infinitos trabajos ¿Entrarás a la cueva
ahora y también cuando en la juventud mi cuerpo era fuerte. de las rocas del Etna, después de dejar
Primero cuando enloquecido por Hera los florecientes pastos de yerba?
dejaste a tus nodrizas las ninfas de la montaña, Esto no son, Bromio, ni danzas
después cuando en la batalla contra los hijos de la Tierra, ni bacantes con tirsos,
con la lanza a tu diestra, mi escudo junto al tuyo, ni gritos con panderos,
atravesé el escudo de mimbre por el medio y maté ni de vino ardientes gotas
a Encélado. Pero ¿fue esto un sueño? en las fuentes que dan agua,
No, pardiez, que le he mostrado a Baco los despojos. ni remolinos de las ninfas.
Ahora aguanto un trabajo mayor que aquéllos, Báquica canción
porque Hera ha suscitado contra ti la raza canto a Afrodita,
de piratas etruscos para que fueses vendido muy lejos, y por seguirla danzaba
y yo, que lo he sabido, navego con mis hijos con las bacantes de blancos pies.
a ti a buscar. Y en la misma popa Querido, querido Baco, ¿dónde solitario
yo timoneaba agarrado al redondo madero, sacudes tu rubia cabellera?
y mis hijos sentados al remo el mar verdiazul Yo tu servidor
hacían blanquear en remolinos, y te buscaban, ¡oh rey! sirvo al Cíclope
Y cuando ya habíamos navegado hasta Malea, de un solo ojo, siervo errante
el viento del Este sopló sobre el mástil, con este inútil capote de piel de macho cabrio,
y nos echó contra esta roca del Etna, separado de tu amistad.
donde habitan los hijos del dios marino que no tienen más que
un ojo, SILENO
los Cíclopes matadores de hombres, que habitan cuevas Callad, hijos míos, y en las cuevas rocosas
desiertas. mandad a los servidores que reúnan los rebaños.
Presos de uno de éstos, somos sus esclavos
domésticos. Al que servimos le llaman CORIFEO
Polifemo. En lugar de danzas báquicas Andad, ¿pero qué prisa, padre, tienes?
apacentamos los rebaños de un impío Cíclope.
Mis hijos en las faldas de las colinas SILENO
apacientan recentales, ellos que son jóvenes; Veo junto a la orilla el casco de una nave griega
yo de llenar los abrevaderos y barrer la casa y a los dueños del remo con un jefe
tengo orden, y al impío Cíclope caminando hacia esta cueva, y junto al cuello
le sirvo en sus criminales comidas. llevan cacharros vacíos, les falta comida,
Pero ahora por necesidad tengo que obedecer y cántaros para agua. ¡Desgraciados forasteros!
y barrer la casa con este rastrillo de hierro ¿Quiénes serán? No saben el señor
para que a mi señor el Cíclope, que está fuera Polifemo cómo es, cuando en esta cueva cruel
y a sus rebaños los reciba yo con la cueva limpia. se meten y a la mandíbula del Cíclope
Ya veo a mis hijos empujando hacia acá devoradora de hombres tienen la mala suerte de llegar,
sus rebaños. ¿Qué pasa? Pero ¿hacéis el mismo ruido pero estaos callados para que sepamos
de danzas ahora que cuando a Baco de dónde llegan a la roca del Etna siciliano.
en sus fiestas en las casas de Altea
le hacíais procesión moviéndolos al son de las canciones de las ULISES
liras? Extranjero, ¿podríais decirnos dónde en la corriente de un río
hallaríamos remedio a nuestra sed? ¿Quiere alguien
CORO vender comida a unos marinos necesitados?
¿Adonde de nobles padres ¿Qué es esto? Parece que nos hemos metido en la ciudad de
y de nobles madres,
Bromio, ¿Siembran la espiga de Ceres o de qué viven?
pues veo este grupo de sátiros junto a la cueva.
Salve, digo primero al más respetable. SILENO
De leche y de quesos y de comer ovejas.
SILENO ULISES
Salve, forastero: dinos quién eres y tu patria. ¿Y tienen la bebida de Bromio, el jugo de viña?

SILENO
ULISES Nada de eso, pues habitan tierra triste.
Ulises de Itaca, rey del país de los cefalonios.
ULISES
SILENO ¿Sois hospitalarios y píos con los forasteros?
Ya sé de este hombre, fuerte charlatán, raza de Sísifo.
SILENO
ULISES Dicen que los forasteros traen carne sabrosísima.
Ése soy yo, pero no insultes.
ULISES
SILENO ¿Qué dices? ¿Les gusta la carne humana?
¿Y de dónde has venido navegando a Sicilia?
SILENO
ULISES Nadie vino aquí que no le hayan degollado.
Desde Ilios y los trabajos troyanos.
ULISES
SILENO ¿Y el Cíclope dónde está? ¿Dentro de su casa?
¿Cómo? ¿Has perdido la derrota de tu tierra patria?
SILENO
ULISES Se ha ido hacia el Etna, cazando fieras con sus perros.
Las tormentas de vientos me han traído aquí a la fuerza.
ULISES
SILENO ¿Sabes lo que hay que hacer para que nos vayamos de esta tierra?
¡Hola! Aguantas el mismo destino que yo.
SILENO
ULISES No sé, Ulises; por ti haríamos todo.
¿Qué también tú has sido traído aquí a la fuerza?
ULISES
SILENO Véndenos pan, que andamos escasos.
Persiguiendo a los piratas que habían raptado a Bromio.
SILENO
ULISES No hay, como he dicho, sino carne.
¿Qué país es éste y quiénes lo habitan?
ULISES
SILENO Buena es y contiene el hambre.
En la orilla del Etna, el más alto monte de Sicilia.
SILENO
ULISES También hay queso con jugo de higos y leche de vaca.
¿Dónde están las murallas y las torres de la ciudad?
ULISES
SILENO Sacadlo, porque las compras se deben hacer con luz.
No las hay: las montañas están desiertas de hombres, forastero.
SILENO
ULISES Y di, ¿cuánto oro nos pagarás?
¿Y quiénes ocupan la tierra? ¿Alguna especie de alimañas?
ULISES
SILENO No traigo oro, sino la bebida de Dioniso.
Cíclopes que habitan cuevas y no casas.
SILENO
ULISES ¡Dices cosas amabilísimas, que nos faltan hace mucho!
¿Y a quién obedecen? ¿Acaso hay democracia?
ULISES
SILENO Pues Marón me ha dado esta bebida, hijo del dios.
Son nómadas, y nadie obedece á nadie.
SILENO
ULISES ¿El que yo crié antaño en estos brazos?

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ULISES ULISES
El hijo de Baco, para que te enteres bien. Sacad ahora quesos o crías de ovejas.

SILENO SILENO
¿Está en las tablas del barco o lo traes tú? Lo haré así, dándoseme poco de mi señor.
Por beber una sola copa me volvería loco
ULISES y daría en cambio los rebaños de todos los Cíclopes,
¿Este pellejo que lo guarda, lo ves, viejo? y me tiraría al mar desde una roca resbaladiza,
una vez borracho, desarrugado el entrecejo.
SILENO ¡Cómo el que bebe y no goza está loco,
Con eso no tengo yo ni para llenar el gaznate. cuando se puede levantar esto
y agarrar un pecho y el dispuesto
ULISES prado tocar con las dos manos, y danzar
Dos veces el líquido que salga, este pellejo guarda. olvidando desgracias! ¿No compraré, pues,
esta bebida, mandando a llorar
SILENO la insensatez del Cíclope y su ojo único?
Buena fuente has dicho, y agradable para mí.
CORIFEO
ULISES Oye, Ulises, te queremos decir algo.
¿Quieres que te dé a probar primero vino puro?
ULISES
SILENO Venís como amigos a un amigo.
Justa cosa, pues la prueba hace la venta.
CORIFEO
ULISES ¿Tomasteis Troya y la sumisa Helena?
Traigo un vaso con el pellejo.
ULISES
SILENO Y hemos destruido toda la casa de los priámidas.
Trae y escáncialo con gluglú, para que recuerde yo esto de
beber. CORIFEO
Pues cuando habéis conquistado a la muchacha,
ULISES ¿no la habéis disfrutado todos
Toma. puesto que le gusta casarse con muchos?
La traidora, que los pantalones de colores
SILENO vio en las piernas y el collar
¡Huy! ¡Qué buen olor tiene! de oro que llevaba al cuello,
salió de mí y al mamarracho de Menelao,
ULISES que era mejor, dejó. ¡Nunca la raza
¿Lo has visto? de las mujeres debió nacer... sino para mí solo!

SILENO SILENO
No, que lo estoy oliendo. Aquí tenéis vosotros estos corderos,
rey Ulises, crías de bajadores carneros,
ULISES y no escasos quesos de leche cuajada.
Prueba ahora, para que no lo ensalces sólo de palabra. Lleváoslo y marchaos cuanto antes de estas cuevas,
en cuanto me deis la bebida del racimo de Baco.
SILENO ¡Ay de mí! Aquí viene el Cíclope. ¿Qué haremos?
¡Ay! A bailar me exhorta Baco.
¡Ah, ah, ah! ULISES
Estamos perdidos, viejo: ¿por dónde hay que huir?
ULISES
¿Qué, ha hecho bien gluglú en tu garganta? SILENO
Dentro de esa roca, donde os podéis esconder.
SILENO
Me ha llegado hasta el extremo de las uñas.
ULISES
ULISES Cosa horrible has dicho, meternos en las redes.
Además de esto te daremos moneda.
SILENO
No es horrible, hay muchas salidas de la roca.
SILENO
Suelta sólo el pellejo, déjate de dinero. ULISES
No, no. Mucho que gemiría Troya

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si yo huyese de este hombre solo, cuando gente infinita y se llevaban los corderos. A ti, que te atarían
de frigios aguanté muchas veces con mi escudo. con una cincha de tres codos por medio del ombligo
Mas si hay que morir, muramos noblemente, decían, y que te sacarían a la fuerza las tripas
y si vivo salvaré mi fama de antes. y que te pelarían bien la espalda con un azote
y después que te atarían y en los bancos
CÍCLOPE de la nave te echarían y te venderían a alguien
Vamos, ¡paso! ¿Qué es esto? ¿Qué libertad es ésta? para que arrancases piedra o te pusieran a una rueda de molino.
¿Qué bailáis? Esto no es Dioniso
ni panderetas de bronce ni golpes de tambor. CÍCLOPE
¿Cómo están en la cueva mis crías recién nacidas? ¿De veras? ¿No vas corriendo a afilar
¿Están en la teta debajo del costado cuchillos y espadas, y a encender
de sus madres?, ¿en los cestillos de junco un gran haz de leña? Para degollarlos en seguida
está la cantidad de quesos ordeñados? y que llenen mi vientre; de la brasa
¿Qué decís? ¿Qué habláis? ¡Me parece que alguno de vosotros comeré comida caliente, distinta de lo que se suele,
con el palo y de calderas, cocidas y blanda.
va a soltar lágrimas! Mirad arriba y no hacia abajo. ¡Qué harto estoy de comida de monte!
Basta de comer leones
CORIFEO y ciervos; se me ha olvidado el gusto de la carne humana.
Ea, ya estamos mirando al mismo Zeus,
y estoy viendo las estrellas y Orion. SILENO
Señor, la novedad es más agradable
CÍCLOPE que la costumbre. Últimamente, en verdad, no
¿Y la comida está bien preparada? han llegado forasteros a tu cueva.

CORIFEO CORIFEO
Ahí está. No falta más que preparar la garganta. Cíclope, escucha también a los forasteros.
Nosotros en necesidad, por comprar comida
CÍCLOPE nos hemos acercado a tu cueva desde nuestra nave.
¿Y también están las colodras llenas de leche? Y éste los corderos por un pellejo de vino nos
vendió y cedió, recibiendo bebida,
CORIFEO por su voluntad y la nuestra, y ninguna fuerza ha habido en ello.
Tanto que puedes beberte, si quieres, una tinaja entera. Éste nada de lo que dice es verdad,
pues hasle sorprendido vendiendo a escondidas lo tuyo.
CÍCLOPE
¿De oveja, de vaca o mezclada? SILENO
¿Yo? Así te mueras.
CORIFEO
La que quieras tú, con tal que no te me tragues a mí. ULISES
Si miento.
CÍCLOPE
De ninguna manera: en mi barriga SILENO
saltando, me matarías con esas danzas. Por Poseidón el que te ha engendrado, Cíclope,
¡Hola! ¿Qué gente veo en el corral?, por el gran Tritón y Nereo,
¿qué piratas o ladrones han llegado a esta tierra? por Calipso y las hijas de Nereo,
Veo aquí estos corderos de mis cuevas por las sagradas olas y toda la raza de los peces,
atados con juncos retorcidos te juro, hermosísimo ciclopito,
y revueltos los quesos, y al viejo señorín mío, que yo no vendía tus
con la cara y la calva hinchada de golpes. cosas a los extranjeros. O que estos miserables
hijos míos perezcan miserablemente, los que yo más quiero.
SILENO
¡Ay de mí! Ardo de fiebre de los palos. CORIFEO
CÍCLOPE Detente. Yo mismo a los extranjeros las cosas
¿De quién? ¿Quién te ha dado puñetazos en la cabeza, viejo? vendiendo te he visto. Y si digo mentira
que se muera mi padre; no ofendas a los extranjeros.
SILENO
Éstos, Cíclope, porque no permitía se llevaran lo tuyo. CÍCLOPE
Mentís: yo de éste más que de Radamanto
CÍCLOPE me fío, y digo que más justo es.
¿No sabían que yo era un dios descendiente de dioses? Quiero preguntar: ¿de dónde venís, extranjeros?,
¿de dónde sois, qué ciudad os ha creado?
SILENO
Ya les decía yo esto. Pero ellos se llevaban los rebaños ULISES
y se comían el queso, que no les permitía yo, Somos de raza de Itaca, de Ilios venimos

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después de destruir la ciudad, y los vientos marinos como, remojo bien la panza hasta el fondo
nos han empujado y traído a tu tierra, Cíclope. bebiéndome un ánfora de leche, y mi trompa
hago resonar tronando, en competencia con los truenos de Zeus.
CÍCLOPE Y cuando el viento de las montañas de Tracia vierte nieve,
¿Los que perseguisteis el rapto de la pésima envuelvo mi cuerpo en pieles de animales,
Helena, hasta la ciudad de Ilios vecina del Escamandro? enciendo fuego, y de la nieve nada se me da.
La tierra, por fuerza, si quiere como si no quiere,
ULISES da a luz la yerba que engorda a mis ovejas.
Ésos, después de soportar un terrible trabajo. Y yo no las sacrifico sino para mí, que no a ningún dios,
y para este vientre, que es el mayor de los dioses.
CÍCLOPE Comer y beber todos los días,
Mala campaña, los que por una sola ése es el dios supremo de los hombres sabios,
mujer habéis navegado hasta la tierra de los frigios. y no darse pena ninguna. Los que las leyes
han hecho que compliquen la vida humana,
ULISES que lloren. Yo no dejaré
Cosa de un dios. No acuso a mortal ninguno. de hacer bien a mi alma y devorarte a ti.
Nosotros, ¡oh noble hijo del dios marino!, Dones de hospitalidad tendrás, para que yo esté sin
te suplicamos y te decimos abiertamente remordimiento:
que no sufras a los huéspedes que han llegado a tu cueva este fuego de mi padre y la caldera que hervida
matar y servir de impío alimento a tus quijadas, contendrá bien tu carne.
nosotros que, ¡oh rey!, a tu padre sedes de templos Mas pasad adentro, junto al dios del corral,
hemos respetado en los repliegues de la tierra de Grecia. para que estéis alrededor del altar y me sirváis para pasarlo bien.
El sagrado puerto de Ténaro sigue intacto
y los extremos refugios de Malea y la de Sunion ULISES
de la divina Atenea argentífera roca segura está; ¡Ay, ay! De los trabajos de Troya me libré
y los refugios de Geresto; de Grecia y de los del mar, pero ahora de un hombre impío
los insultos duros no volcamos en frigios he encontrado la mente y el equivocado corazón.
con los que tú estuvieses, pues senos de Grecia ¡Oh Palas! ¡Diosa, señora, hija de Zeus!
habitas al pie del Etna, la ígnea roca. Ahora, ahora, acórreme, que a mayores fatigas
Ley es para los mortales, si razones rechazas, que las de Dios he llegado, y al borde del peligro.
recibir a los suplicantes castigados por el mar Y tú, que habitas la sede de los astros lucientes,
y darles los dones de hospitalidad y suministrarles vestidos, Zeus, protector del forastero, mira esto ; si esto no lo ves,
y no atravesar sus miembros en barras de asar terneros un Zeus divino rige que no es nada.
y llenarte con ellos vientre y boca.
Bastantes viudas en Grecia ha hecho la tierra de Príamo, CORIFEO
que se ha bebido la muerte llegada en una lanzada a muchos De tu ancha garganta, ¡oh Cíclope!,
cadáveres abre la puerta de tu labio: listos para ti,
y ha llevado la desgracia a tantas mujeres enviudadas, a tantas cocidos y asados, golosinas de la brasa
ancianas para roer, puedes trinchar los miembros de los extranjeros,
[ya sin hijos en una peluda piel de cabra recostado.
y a tantos canosos padres. Si a los sobrevivientes No, no me delates:
tú asas y devoras en cruel banquete, trae sólo tú para mí solo la barca de navegar.
¿adonde se habrá de ir? Hazme caso, Cíclope; Y adiós este corral,
deja lo cruel de tu mandíbula, y lo piadoso y adiós de víctimas
toma en vez de lo impío, pues a muchos sin altar los sacrificios
el provecho malo castigo se les volvió. del Cíclope del Etna, que las carnes
de sus huéspedes disfruta devorando.
SILENO Cruel es, ¡ay de mí!, el que
Quiero darte un consejo: de las carnes los huéspedes de su casa,
de éste nada dejes. Si te comes su lengua, suplicantes de su hogar, sacrifica,
diserto te harás y oradorcísimo, Cíclope. trincha y roe,
y cocidos desmenuza con criminales dientes
CÍCLOPE carnes de hombres calientes a la brasa.
Hombrecillo, para los sabios el provecho es dios.
Lo demás, vanidades y adornos de palabras. ULISES
Los promontorios del mar fundados por mi padre Zeus, ¿qué diré cuando he visto en la cueva cosas horrendas
deseo lo pasen bien. ¿Por qué los voy a tomar en cuenta? e increíbles, que a cuentos se parecen, no a obras de hombre?
Yo, extranjero, no temo el rayo de Zeus,
ni sé por qué Zeus es un dios mejor que yo. CORIFEO
Lo demás no me importa, y escucha por qué no me importa: ¿Qué sucede, Ulises? ¿Se está merendando a tus
cuando cae la lluvia de lo alto queridos compañeros el muy impío Cíclope?
en esta roca tengo refugios cubiertos,
y un ternero cocido o cualquier animal ULISES

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Dos; los examinó y se los llevó en sus manos, los que estaban
en mejores CORIFEO
[carnes. Querido amigo, ¡ojalá viéramos el día
en que huyéramos el impío rostro del Cíclope!
CORIFEO Mucho tiempo hace ya que estamos
¿Cómo, desgraciado, os ha sucedido esto? viudos, y no podemos huir.

ULISES ULISES
Después que entramos en la roca, Escucha, pues, ahora el castigo que tengo
lo primero encendió fuego, de alta encina para este dañino animal y la escapatoria de tu esclavitud.
tronchos echando en el amplio hogar,
como para cargar tres carros. CORIFEO
Después, de hojas de abeto en la tierra Dinos, que no podríamos ruido de asiática
extendió una cama cerca de la llama del fuego. cítara más agradable oir sino que el Cíclope se había muerto.
Llenó una colodra como de diez ánforas,
después de ordeñar a las vacas, de blanca leche. ULISES
Al lado puso una capa de yedra de ancho de tres De fiesta quiere ir con sus hermanos
codos y cuatro de hondo, según parecía. los Cíclopes, alegre con esta bebida de Baco.
Puso a cocer al fuego una caldera de bronce
y a enrojecerse al fuego los extremos de los asadores CORIFEO
de ramas de espino aguzados con una hoz Comprendo: ¿cogerle a solas en la espesura
y cuchillos del Etna con filo de hacha. y degollarle piensas, o tirarle rocas abajo?
Cuando todo estaba dispuesto para el odioso
cocinero del infierno, agarró dos hombres, ULISES
y degolló a uno de mis compañeros en orden Nada de esto, mi plan es de astucia.
y echóle al hueco de la caldera de bronce forjado,
mas al otro, le cogió del pie CORIFEO
y le dio un golpe contra un agudo filo de la roca, ¿Cómo entonces? Ya hace mucho que hemos oído que eres listo.
y los sesos se derramaron, y arrancó
con un cuchillo afilado las carnes y las asó al fuego, ULISES
y los miembros los echó a cocer a la caldera. Le quitaré de ir a la fiesta, diciendo
Y yo, infeliz de mí, de mis ojos derramando lágrimas, que no debe darle esta bebida a los Cíclopes,
acerquéme al Cíclope y le servía. y que debe pasarlo bien a solas.
Los demás, como pájaros, en los repliegues de la roca Y cuando se duerma vencido por Baco,
estaban asustados, y no tenían gota de sangre en el cuerpo. un tronco de olivo hay en la casa
Y después que saciado de carne de mis compañeros cuya punta aguzaré con esta espada,
se dejó caer, y soltó un profundo regüeldo, y lo meteré en el fuego: y en cuanto quemado
se me ocurrió una cosa divina: llené la copa de vino lo vea, lo levantaré ardiendo y en medio
de Marón y se la alargué a él a beber del ojo del Cíclope lo meteré y se lo derretiré.
diciendo: —«Hijo del dios marino, Cíclope, Como un hombre que construye un barco
mira esta de las viñas divina bebida, y hace girar el trépano con dos riendas,
orgullo de Dioniso, que Grecia te envía»—. así daré vueltas al tizón en el ardiente
Y él, que estaba lleno de su comida desvergonzada, ojo del Cíclope y quemaré su iris.
la tomó, levantó la gran copa
y extendió el brazo y brindó: —«El más querido de los CORIFEO
huéspedes, ¡Ay, ay!
la buena bebida para la buena comida dame»-. ¡Qué alegría! ¡Estamos locos con esta invención!
Cuando yo vi que le había gustado, le di otra copa, sabiendo que
el vino le heriría y pronto nos pagaría el castigo. ULISES
Y se puso a cantar, y yo le serví Y después contigo y los compañeros y el viejo
una tras otra, y le calenté con la bebida las entrañas. me meteré en el hueco casco de la nave
Cantaba entre mis llorosos compañeros de navegación y os llevaré con los remos dobles lejos de esta tierra.
sin ningún arte, y la cueva retumbaba. Salí yo
en silencio, y quiero que nos salvemos yo y tú, si quieres, CORIFEO
mas decidme si necesitáis o no necesitáis ¿Hay modo de que yo, como en la fiesta de un dios,
huir de este hombre imposible y habitar agarre del madero que le ciegue
los palacios de Baco con las ninfas náyades. los ojos? Quiero tomar parte en esta empresa.
A tu padre, que está allá dentro, le parece así.
Pero está débil y disfrutando de la bebida, ULISES
pegado a la copa como si fuera liga, pájaro Es preciso. Grande es el madero que hay que levantar.
moviendo las alas. Tú, puesto que eres joven,
escápate conmigo, y a tu antiguo amigo CORIFEO
Dioniso recupera, que en nada se parece al Cíclope. La carga de cien carros levantaría

6
si del Cíclope, que mala muerte tenga, CÍCLOPE
al ojo damos humazo como a un avispero. Yo le estoy eructando con buen sabor.

ULISES ULISES
Callad ahora, ya sabéis el engaño: Tal es el dios: a ningún mortal hace daño.
y cuando mande, la voz de mando
habéis de obedecer. Yo, dejando a mis amigos CÍCLOPE
los que están dentro, no voy a salvarme solo. ¿Y un dios cómo es que se contenta con un pellejo para casa?
Ya podría yo huir, pues estoy fuera de la cueva,
mas no es justo que deje a mis amigos, ULISES
con los que aquí llegué, para salvarme solo. Donde uno le vierta, allí acomódase él en seguida.

CORO CÍCLOPE
Vamos, ¿quién el primero, quién el siguiente Los dioses no debían guardar su cuerpo en un pellejo.
puesto tendrá para sujetar el mango del tizón
que metido dentro de los párpados del Cíclope ULISES
su luciente ojo achicharrará? ¿Por qué no, si te agrada? ¿Te ha sabido mal el pellejo?
Silencio, callad. Que borracho
un ingrato ruido canta, CÍCLOPE
mal cantor y lamentándose Asco tengo del pellejo, me gusta esta bebida.
sale fuera de su casa rocosa.
Ea, pues, eduquemos para las fiestas ULISES
a este ignorante. Pues quédate aquí, bebe y disfruta, Cíclope.
Está ya a punto de quedarse ciego.
Feliz el que canta CÍCLOPE
en las caras fuentes de racimos ¿No puedo dar a mis hermanos de esta bebida?
bien dispuesto para la fiesta,
abrazado a un amigo ULISES
y teniendo en los vellocinos Si la guardas para ti, parecerás más honrado.
la flor de una hermosa amiga,
brillante racimo CÍCLOPE
perfumado, y grita: “¿Quién me abrirá la puerta?” Y si se la doy a los míos más amable.

CÍCLOPE ULISES
¡Oh, oh, oh! Lleno estoy de vino, Las fiestas terminan en puñadas y en disputas e insultos.
y con la comida florezco de juventud,
como un barco mercante lleno CÍCLOPE
hasta el puente de la barriga. Bebamos, nadie puede ni tocarme.
Y alegre comida me lleva
a la fiesta en la primavera ULISES
donde mis hermanos los Cíclopes. Amigo, el que está bebido tiene que quedarse en casa.
Venga, forastero, venga, dame el pellejo.
CÍCLOPE
CORO Tonto es el que cuando bebe no gusta de la fiesta.
Buena mirada la de su ojo,
y hermoso sale de la casa. ULISES
Algún dios que bien nos quiere. El que se queda en casa cuando está borracho, prudente es.
Una lámpara ardiente te
espera como una tierna novia CÍCLOPE
dentro de la húmeda cueva. ¿Qué haré, Sileno? ¿Te parece a ti que me quede?
De coronas varios colores
alrededor de tu cabeza mezcláronse acaso. SILENO
Parece que sí. ¿Para qué necesitas de otros convivas, Cíclope?
ULISES
Cíclope, oye, que yo de este CÍCLOPE
Baco soy el experto, del que te di a beber. Lanosa está aquí la tierra con yerba florida.

CÍCLOPE SILENO
¿Y Baco qué clase de dios es? Y al calor del sol bueno es beber.
Recuéstate ahora y pon tu costado en el suelo.
ULISES
El mayor para alegrar la vida de los hombres. CÍCLOPE
¿Por qué pones el cántaro detrás de mí?

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Bien me ha sabido esta copa grande.
SILENO
Para que no lo vuelque alguien que pase. CÍCLOPE
Toma, extranjero, sé tú mi copero.
CÍCLOPE
Beber, ULISES
pues, La viña tiene conocimiento con mi mano.
a hurtadillas es lo que quieres: déjalo aquí en medio.
Tú, extranjero, dime el nombre con que hay que llamarte CÍCLOPE
Vamos, echa ahora.
ULISES
Nadie: ¿por qué favor tengo que alabarte? ULISES
Echo, pero cállate.
CÍCLOPE
De todos tus compañeros el último te devoraré. CÍCLOPE
Cosa difícil mandas para quien ha bebido mucho.
SILENO ULISES
Buen favor haces al extranjero, Cíclope. Toma, bebe y no dejes nada.
CÍCLOPE Con el vino tiene que acabar el que da esos tragos.
Tú, ¿qué haces? ¿Te bebes el vino a escondidas?
CÍCLOPE
SILENO ¡Ah! ¡Ingeniosa es la cepa!
No, ha sido que el cántaro me ha dado un beso porque estoy
guapo. ÜLISES
Y si bebes a tragos mucho para mucha comida,
CÍCLOPE humedeciendo tu vientre sin sed, para el sueño es.
Vas a llorar por besar al vino que no te quiere besar. Y si interrumpes, Baco te deja flaco.

SILENO CÍCLOPE
Por Zeus, que dice que me quiere porque soy guapo. ¡Ay, ay!
Empiezo a cabecear: sin mezcla fue el gusto.
CÍCLOPE El cielo me parece que mezclado
¡Echa! Lléname la copa. Dámelo ya. con la tierra da vueltas, y el trono de Zeus
veo y toda la santa religión de los dioses.
SILENO No besaría... mas las gracias me tientan.
¿Cómo está de temperado? Ea, ¿me dejas que lo vea? Bastante descansaría teniendo a ese Ganimedes,
¡por las gracias! Me gustan
CÍCLOPE más los mancebos que las muchachas.
¡Me matas! Dámelo así.
SILENO
SILENO ¿Yo soy el Ganimedes de Zeus, Cíclope?
No, por Zeus, mientras no te
vea CÍCLOPE
coger una corona, y probaré un poco Sí por Zeus, que le rapto yo de la tierra de Dárdano.

CÍCLOPE SILENO
Malo es el copero. Estoy perdido, muchachos, voy a sufrir horribles males.

SILENO CÍCLOPE
No, por Zeus, sino bueno el vino. ¿Pones peros a tu amante y te ríes de él porque está bebido?
Suénate las narices para que tomes de beber.
SILENO
CÍCLOPE ¡Ay de mí, que pronto voy a yer un vino amarguísimo!
Mira, limpios están mis labios y los pelos míos.
ULISES
SILENO ¡Vamos, hijos de Dioniso, nobles muchachos!
Pon ahora el codo con gracia y después bebe, Dentro está el hombre. Entregado al sueño,
según me ves bebiendo... y no me ves. pronto de su criminal gaznate echará la carne,
que ya el madero en el corral está echando humo.
CÍCLOPE Se prepara nada menos que a quemar el ojo del Cíclope,
¡Ah, ah! ¿Qué haces? pero has de ser hombre.

SILENO CORIFEO

8
Voluntad de roca y de diamante tendremos.
Mas corre a la casa, antes que mi padre sufra SEMICORO
cosas horribles, que ya nos tienes aquí dispuestos. Y los ojos
se nos han llenado de polvo o de ceniza de no sé dónde.
ULISES
¡Hefesto, rey del Etna, de tu mal vecino ULISES
quema el ojo brillante y quítatelo de en medio de una vez! Hombres cobardes éstos, cobardes aliados.
¡Y tú, hijo de la Noche negra, Sueño,
ven sin mezcla sobre este animal odioso, CORIFEO
y que no muera Ulises mismo y los marineros ¿Porque me compadezco de mi espalda y mi rabadilla
a manos de un hombre que nada se preocupa de los dioses ni de y no quiero echar las muelas
los a palos, lo tomas a mal?
[hombres! Pero yo sé un buen encanto de Orfeo
Si no, habrá que pensar que la Fortuna es divina, para que el madero por sí marche
y que las cosas divinas a la Fortuna son inferiores. a la cabeza y se encaje en el único ojo del hijo de la Tierra.

CORO ULISES
El cuello agarrará Ya sabía yo que ése era tu natural,
con fuerza el cangrejo y ahora lo sé mejor. De mis propios amigos
del que devora a los forasteros, y pronto con el fuego habré de servirme. Si nada puedes con tu brazo,
quemará su luciente iris: animadnos llevando el compás, para que valor
ya el madero carbonizado los amigos con tus ritmos tengamos.
se esconde en la ceniza, de encina inmenso retoño:
Mas ea, Marón, hágase: CORIFEO
sea arrancado el ojo del enloquecido Así lo haré: en cabeza ajena me las den todas.
Cíclope, para que beba en mala hora. Que con mis voces achicharren al Cíclope.
Yo a Baco, el que ama las coronas de yedra,
al deseable, quiero ver, CORO
y dejar las soledades del Cíclope. ¡Eh, eh!
¿Mas llegaré hasta eso? Empujad valientes, adelante,
quemadle la ceja
ULISES al monstruo que devora a los huéspedes.
Callaos, por los dioses, animales; estaos quietos, Quemadle, abrasadle,
y poned paz en el quicio de vuestra boca. Ni respirar os dejaré, al pastor del Etna.
ni que haga un guiño ni que escupa nadie, Dale vueltas, tira, mira, no sea que loco de dolor
para que no se despierte ese monstruo antes que del ojo te haga alguna tontería.
del Cíclope la vista se borre con el fuego.
CÍCLOPE
CORIFEO ¡Ay de mí, que me han hecho carbón mi ojo relampagueante!
Callémonos y traguémonos el resuello de nuestras bocas.
CORIFEO
ULISES Hermoso himno. ¡Cántamelo, Cíclope!
Ea, pues, a coger con vuestras manos el madero
allá dentro, que ya está bien rojo. CÍCLOPE
¡Ay de mí, que me han engañado, me han matado!
CORIFEO Mas no os encaparéis de esta roca
¿No dirás quienes tienen que coger primero contentos. Nadie, porque en la puerta
la estaca ardiendo y quemar el ojo me pongo de esta cueva y os echaré mano.
del Cíclope? Para que gocemos de esta fortuna.
CORIFEO
SEMICORO ¿Qué gritas, Cíclope?
Nosotros estamos demasiado lejos, junto a la puerta,
para meter el fuego en su ojo. CÍCLOPE
¡Muerto soyl
SEMICORO
Nosotros nos hemos quedado cojos hace un momento. CORIFEO
Feo estás.
SEMICORO
Lo mismo nos pasa a nosotros, y las piernas CÍCLOPE
mientras aquí estamos se nos han distendido no sé por qué. Y además desgraciado.

ULISES CORIFEO
¿De pie se os han distendido? ¿Es que te has caído borracho en las ascuas?

9
No, de ésta digo.
CÍCLOPE
Nadie me ha matado. CÍCLOPE
CORIFEO ¿Dónde?
¿Nadie entonces te ha molestado?
CORIFEO
CÍCLOPE Da la vuelta, hacia allá, a la izquierda.
Nadie me ha cegado mi ojo.
CÍCLOPE
CORIFEO ¡Ay, os reís de mí! Me hacéis burla en la desgracia.
¿Entonces no estás ciego?
CORIFEO
CÍCLOPE De ninguna manera, sino que delante de ti está Nadie.
Así tú lo estuvieras.
CÍCLOPE
CORIFEO Malvado, ¿dónde estás?
¿Y cómo es que nadie te ha cegado?
ULISES
CÍCLOPE Lejos de ti,
Te burlas. ¿Dónde está Nadie? que buena guardia pongo a Ulises.

CORIFEO CÍCLOPE
En ninguna parte, Cíclope. ¿Qué dices? ¿Has cambiado de nombre y le dices nuevo?

CÍCLOPE ULISES
El extranjero, para que te enteres bien, me ha matado; Ulises es el que me puso mi padre.
el maldito, que con darme bebida me ha hundido. Me tenías que pagar la pena por tu impío banquete;
pues en vano habríamos quemado Troya
CORIFEO si no te hubiera castigado por el asesinato de mis compañeros.
El vino es terrible, y malo de resistir.
CÍCLOPE
CÍCLOPE ¡Ay, ay! Se cumple un viejo oráculo,
¡Por los dioses!, ¿han huido o están dentro de casa? que decía que a manos tuyas perdería la vista
cuando volvieras de Troya, pero tú también
CORIFEO anunció que pagarías la pena por ello
En silencio éstos al abrigo de la roca navegando mucho tiempo en el mar.
agarrados están.
ULISES
CÍCLOPE Que gimieras te deseé y cumplí lo que anunciara,
¿De qué lado? que yo me voy a la orilla, y la nave
meteré en el mar de Sicilia hacia mi patria.
CORIFEO
A tu derecha. CÍCLOPE
No, porque arrancaré esta roca
CÍCLOPE y te la arrojaré para machacarte con tus marineros.
¿Dónde? Me voy hacia allá arriba, aunque estoy ciego,
y entraré por mi pie en este pasadizo.
CORIFEO
Junto a la misma roca. CORIFEO
¿Los alcanzas? Y nosotros, que marineros de Ulises
somos, en lo sucesivo volveremos a servir a Baco.
CÍCLOPE
Desgracia sobre desgracia. La cabeza
del golpe me he roto.
FIN
CORIFEO
¿Qué, se te han escapado?

CÍCLOPE
¿No dices que estaban de esta parte?

CORIFEO

10

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