Simbolismo
Simbolismo
Simbolismo
Durante las últimas décadas del siglo XIX los cambios culturales, científicos y sociales
producidos en Francia son los causantes de la renovación de la narrativa y, también, de la
poesía.
Los poetas se sienten, cada vez más, seres excepcionales, alejados de la vulgaridad y el vacío de
la sociedad burguesa que los rechaza. La nueva poesía (la parnasiana y la simbolista) parte de
una evolución de la poesía romántica y tiene como base principal el individualismo exacerbado.
• Defensa de la libertad de creación frente a las rígidas normas poéticas establecidas por
la Academie. Los nuevos poetas renuevan el lenguaje, los temas las estructuras
estróficas y los esquemas del ritmo y la rima. Se enfrentan al academicismo y también
rechazan el método científico de la novela naturalista.
Bajo el nombre de poetas parnasianos se reúne un grupo de poetas que se dan a conocer en la
revista El Parnaso contemporáneo, bajo el influjo de Laconte de Lisle (1818-1894). Laconte de
Lisle influyó en los poetas simbolistas, sobre todo en Baudelaire, y en el Modernismo hispánico.
El parnasianismo intenta corregir los excesos del Romanticismo, sobre todo el subjetivismo, el
sentimentalismo y la omnipresencia del yo. El movimiento se da por finalizado en 1876 cuando
el simbolismo está en su momento de máximo esplendor.
Características:
a.- La creación poética debe mantenerse al margen del compromiso social o político. Se busca la
belleza en sí misma, el “arte por el arte”.
EL SIMBOLISMO
Es difícil definir cuáles son las características del movimiento poético más importante de finales
del siglo XIX. En Francia, abarca el período entre 1885 y 1895, y nace como oposición al
movimiento naturalista. Los nombres más importantes de este movimiento son Baudelaire,
Rimbaud, Mallarmé y Verlaine.
La especialista Anna Balakian señala el origen del concepto de símbolo en la obra del filósofo
alemán Emanuel Swedenborg (s.XVIII). Este autor establece que toda visión física es la sombra
de una esencia espiritual. El significado espiritual de lo físico se puede obtener a través de la
palabra. Entre lo físico y lo espiritual, entre Dios y el hombre, existe una relación que se puede
expresar mediante símbolos, correspondencias (algo que nos lleva a otra realidad).
Las ideas de Swedenborg forman parte de la poética de Emerson, poeta norteamericano que crea
una teoría llamada trascendentalismo, de gran influencia en Poe, cuyas obras tradujo Baudelaire
al francés.
• Importancia de la música que lleva a una renovación del mundo del verso y a la
búsqueda de efectos sonoros de las palabras. La sugestión es uno de los pilares del
simbolismo. De igual manera se concede suma importancia a los estímulos externos, a
la sofisticación y a la belleza. Se va forjando el concepto de paraíso artificial, que será
fundamental en el decadentismo.
• Uso del verso libre, que permite la expresión de los sentimientos sin los corsés
academicistas.
• Las aves tienen valores simbólicos (vicio o belleza ideal): el cuervo, el albatros,
el cisne.
• Los espacios desérticos.
• El agua como purificación.
• Juego simbólico de los colores (ej.- azul=mundo ideal).
• Léxico musical.
• Mitos griegos y medievales.
• El espejo (refleja el vicio y la virtud, la vejez y la degeneración moral y física).
• La muerte, la descomposición y degradación.
• El sexo, símbolo del vicio y del pecado.
• Aislamiento, maldición y soledad.
EL DECADENTISMO
c.- El poeta es un elegido, pero está perdido en un mundo que no le entiende. Esto trae como
consecuencia la melancolía, un pesimismo enfermizo (spleen), o bien una reacción violenta en
una vida de escándalo.
d.- Admiración por lo decadente (el esplendor de la belleza que se encamina hacia el vacío o la
destrucción) y por los finales de épocas históricas como el bizantinismo o el alejandrinismo.
III.- BAUDELAIRE
Su vida estuvo marcada por las contradictorias relaciones con su madre y su padrastro, el ansia
de libertad y de belleza estética, el dandismo y por el sexo (murió a causa de la sífilis). Su ansia
de alejarse del vacío y del dolor le condujo a las drogas. Un viaje de juventud hacia Oriente
abrió sus sentidos hacia un mundo totalmente diferente, aunque se trata de un autor
profundamente parisino.
En su obra intenta expresar el conflicto entre el bien y el mal, la escisión del hombre en carne
y espíritu. En este sentido hay que inscribir sus propias experiencias amorosas que fluctúan
entre la pureza de una relación platónica (Madame de Autard de Bragard) y la degradación de su
relación con una prostituta (Jeanne Duval).
Musicalidad. Baudelaire admiraba a Wagner y su concepto de obra de arte total que aúna
música, palabra, arte plásticas… La unión de diferentes elementos sensoriales entra de lleno en
el concepto de la “correspondencia”.
Trabajo original sobre el lenguaje poético con una forma prosística. Utiliza un lenguaje sonoro,
preciso y puro que se convierte en modelo para los poetas posteriores.
El hombre es malo por naturaleza, instintivamente perverso y depravado. Sus movimientos son
irracionales y se siente espontáneamente atraído por el mal, como lo prueban los instintos
sexuales; la voluptuosidad es la certidumbre de hacer el mal.
El mal es lo natural; la virtud es, por el contrario, artificial, exige un esfuerzo subjetivo o llega
impuesta desde fuera. Para Baudelaire artificial también quiere decir sobrenatural, lo mismo
que el arte. Esta identificación de arte/moral aleja al autor del arte por el arte: lo bello, igual que
lo bueno, es artificio. El arte no tiene por objeto moralizar, pero una obra bella es una obra
buena. El poeta es un moralista sin pretenderlo.
La vida es un castigo. Está marcada por el pecado original, por la noción de culpa y el
remordimiento. El mal nos atrae con su fuerza magnética, haciéndonos vivir en pecado
permanentemente, dominados por los más bajos instintos que fuerzas diabólicas mueven dentro
de nosotros. La manera de salir del pecado exige un esfuerzo: la oración, el rezo del rosario
permiten superar nuestros pecados. La idea de reversibilidad es fundamental en Baudelaire así
como el esoterismo y el fatalismo.
Incomunicación.- Es uno de los temas más frecuentes en su poesía. Sus personajes apenas si
hablan entre ellos; en la mayor parte de las ocasiones el personaje aparece solo, aislado. Si está
en medio de la multitud no habla con aquellos que le rodean, no se acerca. Sólo observa a los
demás y los mira desde lejos. Busca el anonimato mientras analiza al resto de la humanidad.
Búsqueda activa de posesión de su propio yo, para la cual las drogas, el juego y las prostitutas le
ofrecerán inmejorables ocasiones de profundizar. Esta búsqueda nunca cesa; el dandy es un ser
en eterna vigilancia, necesita absolutamente todo su tiempo para no hacer nada, para no
distraerse en algo que podría sacarle de su propio yo. Es la moral de la no-realización, de la
insatisfacción permanente, ya que el no hacer nada no tiene final posible, es un continuo
derroche sin fin. El hastío proviene de la conciencia de la imposibilidad de cualquier progreso
futuro.
De Edgar Allan Poe toma el fatalismo, otro de los rasgos de la modernidad, y el sentido de
irreversibilidad del destino. Esta idea no es exclusiva de Poe: recordemos que la base de la
novela realista/naturalista es el pensamiento determinista y positivista. El dandismo
precisamente es una reacción ante ello, una búsqueda del dominio sobre sí mismo, de una
posesión completa sobre sí mismo.
También de Poe toma el culto a la noche y el gusto por lo decadente, por la estética enfermiza.
Para él la ciudad es hospital, purgatorio, celda, infierno y prostíbulo. La “gran ramera” donde
crece lo más terrible. La belleza es desgraciada y el mejor ejemplo de belleza viril es Satán.
Las relaciones de Baudelaire con el realismo son contradictorias. Por una parte el poeta rebelde
rechaza una estética surgida de la burguesía inmovilista; por otra parte se deja seducir por su
capacidad expresiva y por ofrecer una visión total de la existencia donde cabe lo sublime pero
también lo más degradado.
La trascendencia es algo tan lejano que nunca va a ser posible alcanzarla. Por eso el mundo es
visto como una prisión opresiva que acaba destruyendo al poeta. En este contexto el viaje surge
como una posibilidad de evasión, nunca como una realidad. Por este motivo los paisajes son
siempre imprecisos.
La mujer. El tema de la mujer varía según la biografía y la experiencia del autor. Encontramos
varios tipos de mujer:
La belleza de la mujer suele tener un valor de destrucción. La belleza, en general, puede venir
del cielo y del infierno pero, en todo caso, es inhumana en cuanto representa la perfección,
única y fría. De esta frialdad surge la mujer diabólica. En muchos poemas Baudelaire sufre la
crueldad de la fría belleza de la mujer, que lo esclaviza. Otras veces Baudelaire habla a la mujer
como mensajera de lo más alto y puro y la exalta como esperanza de salvación. El poeta habla
desde el hundimiento y el abandono moral y la imagen de la mujer es reproche, pero también
esperanza.
La conciencia del mal.- Baudelaire fluctúa entre el “satanismo” (la corrupción moral del sexo
y las drogas, la vida de bohemia y escándalo) y el anhelo del ideal. El poeta sueña con un
mundo de perfección absoluta. Puede parecer paradójico, pero el poeta maldito sueña con el
Orden. El mundo es visto como un bosque de símbolos que remite a un sentido universal,
imposible de expresar con un lenguaje directo y denotativo. Pero el poeta duda de si podrá
alguna vez ese mundo ideal.
Las flores del mal es el libro más importante, complejo y polémico de Baudelaire. Su
publicación le costó el rechazo de la sociedad y un juicio por inmoralidad que perdió y que le
causó graves perjuicios económicos y psicológicos.
Este libro no es un mero recopilatorio de la obra poética de Baudelaire. Los poemas están
ordenados con un sentido. Baudelaire pensó en llamar al poemario Las lesbianas, por
considerarlo la forma más improductiva del amor, pero la amenaza del escándalo público lo
disuadió de su intento.
Su compleja estructura y las diferentes transformaciones que sufrió el libro lo convierten en una
obra mítica, de referencia para los poetas posteriores.
En él se ha tratado de ver un homenaje a la Divina Comedia de Dante, pues el poeta parece
internarse en los diversos círculos de un infierno que lo apartan cada vez más del paraíso, del
ideal, a través del pecado.
El libro va encabezado por un prefacio “Al lector” en el que muestra la superación de la estética
romántica. Tras ese prefacio distinguimos seis partes:
a.- Spleen e ideal.- Muestra al poeta alternativamente buscando ansiosamente el Ideal y cayendo
en el tedio.
b.- Cuadros parisinos.- Contempla la vida de la ciudad y sus habitantes. Contempla el principal
problema de la condición humana: el mal.
c.- El vino.- intenta huir de la realidad a través de paraísos artificiales (el vino, la poesía, el
sueño), pero fracasa.
d.- Las flores del mal.- el centro es la autodestrucción, la voluntad de abrazar el mal y el pecado.
El poeta se hunde en la depravación para extraer de allí su poesía con la esperanza de vencer el
hastío, la angustia del tiempo y la falta de esperanza en la salvación.
Por el libro.