¿Cuándo y Dónde Se Escribió?: Moisés 1:40 2:1 Abraham 1:31

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Moisés es el autor del Génesis.

Moisés fue un profeta llamado por Dios para


conducir a los hijos de Israel al liberarlos del cautiverio en el que se hallaban en
Egipto, y a través del desierto hasta la tierra prometida de Canaán. Debido a que
los acontecimientos descritos en el Génesis ocurrieron antes de la época de Moisés,
él no se enteró de ellos directamente. Se le dieron a conocer por medio de la
revelación (véanse Moisés 1:40; 2:1) y también es posible que los haya tomado de
las fuentes históricas que tenía a su alcance (véase Abraham 1:31).
¿Cuándo y dónde se escribió?
Existen diversas opiniones sobre el momento en que se escribieron el Génesis y los
demás libros de Moisés, pero algunos eruditos lo calculan entre los siglos XV y
XIII a. C. No sabemos con exactitud en qué lugar se encontraba Moisés cuando
escribió este libro. El libro debe haber dado ánimo y esperanza a los israelitas,
quienes necesitaban cultivar la fe en el Señor y comprender los convenios que Él
había hecho con sus antepasados para que aquellos pudieran cumplir la función
que tenían como el pueblo escogido del Señor.
¿Cuáles son algunas de las características
distintivas del libro?
Génesis es una introducción a los demás libros de Moisés (Éxodo, Levítico,
Números y Deuteronomio), así como a todo el Antiguo Testamento. Génesis narra
los acontecimientos que ocurrieron durante las dispensaciones de Adán, Enoc, Noé
y Abraham. Es así que Génesis proporciona el único registro del Antiguo
Testamento de muchos acontecimientos importantes, entre ellos, la Creación, la
caída de Adán y Eva, el Diluvio, y el establecimiento del convenio de Abraham. Sin
embargo, Génesis no se centra en esos períodos por igual: sólo once capítulos del
Génesis están dedicados a la época de la creación de la Tierra hasta la de Abraham,
mientras que hay 39 capítulos que tratan sobre la vida de Abraham, Isaac, Jacob y
los doce hijos de éste último. Ese énfasis sugiere que Moisés deseaba enseñar a los
hijos de Israel sobre los convenios que el Señor hizo con los antepasados de ellos,
mediante los cuales Israel colaboraría con el Señor en la obra de bendecir a todas
las naciones y familias de la Tierra (véase Génesis 12:2–3). Los relatos de la vida de
esos patriarcas y sus esposas también demuestran que, aunque se probará al
pueblo del convenio del Señor, el Salvador estará con ellos si se mantienen fieles a
Él.

Los temas básicos de los que se ocupa este libro son tres: la Promesa, la
Elección y la Alianza. Esto no es original, ya que los tres se repiten a lo largo de
toda la Torá, pero cada uno de ellos es dominante en distintas partes
del Génesis.
En la historia primitiva las intenciones de Yahvéh (Dios) se ven obstaculizadas
por la infidelidad del Hombre. En la historia de Abraham la fe es abandonada,
puesta a prueba y resulta victoriosa al final para ser restaurada completamente;
quienes no la han perdido nunca, se ven recompensados. En tiempos de Jacob
se explica que la elección de Dios por el pueblo hebreo no persigue ningún fin
espurio, sino que es generosa y desinteresada. Con José, por fin,
la Providencia frustra los malos impulsos humanos y los dirige pacientemente
para hacerlos cumplir, en última instancia, con los planes y objetivos del diseño
divino.

La historia de Moisés presupone una prehistoria, tal es que Moisés no se ve como


fundador de la religión de Israel, sino a los patriarcas; solo así se explica que Israel
haya aceptado como divino el mensaje que Moisés proclamó. Considerando la
propia historia de Moisés, ninguno como él estaba tan extraordinariamente
preparado para esta obra. El Nuevo testamento acepta a Moisés como autor.
Jesús dijo: «Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él» (Jn
5.46).

Fecha. Tradicionalmente se acepta que el éxodo de Egipto ocurrió a mediados del


siglo XV a. n. e. Se afirma en 1 Reyes 6.1 que Salomón comenzó a construir el
templo «en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron
de Egipto». Se piensa que ello tuvo lugar alrededor del año 960 a. n. e., lo cual
sitúa al éxodo en el año 1440 a. n. e. Por lo tanto, Moisés habría escrito
el Génesis entre el 1440 y el 1400 a. n. e., durante los cuarenta años de
peregrinaje por el desierto.

Fuentes. Si Moisés en efecto escribió el relato de los orígenes del mundo que,
como el resto del Libro del Génesis, se relaciona estrechamente con los libros
siguientes, no se ha podido averiguar con certeza cuál haya sido la fuente de su
información. Quizás fuera por revelación directa, o por documentos más antiguos.

La tradición oral o escrita, apoyada por la longevidad y buena memoria de los


patriarcas, también puede haber influido. Desde luego, es imposible reconstruir
tales fuentes, pero valerse de ellas en modo alguno contradice la doctrina de la
completa inspiración de las Sagradas Escrituras ni debe confundirse con la «teoría
documentaria». Esta teoría sugiere que el Pentateuco es una compilación,
efectuada progresivamente durante mil años, de cuatro documentos: el yavista, el
elohista, el código sacerdotal y el deuteronomista

Trasfondo
Génesis aparece acertadamente como el primer libro del Antiguo testamento y
constituye la introducción esencial a toda la Biblia.

Su veracidad histórica como escritura inspirada está certificada por Jesucristo[1] y


los apóstoles [2] en el Nuevo testamento.

El Génesis contradice todos los descubrimientos arqueológicos modernos, y ―sin


aportar ninguna evidencia― contradice las teorías más demostradas acerca de la
creación de la Tierra, de la vida y de los seres humanos.

Aporte a la teología
En este libro aclara cuestiones como el origen del mundo, el pecado original del
hombre, la imagen del dios Yahvé, la progresiva depravación del género humano y
la promesa de la victoria final de la simiente de la mujer. Describe no solamente la
necesidad de la salvación de la humanidad, sino también su realización en los
comienzos. Funde la historia general de la humanidad con la de los patriarcas:
«Benditas en ti todas las familias» (12.3). Pablo más tarde habría de explicar que
estas promesas fueron dadas antes que la Ley (Gl 3). La historia de Abraham
subraya especialmente la fe en la promesa; la de Jacob y Esaú, la elección divina;
la de José, la providencia divina.

Estructura del libro


El libro se divide en dos partes principales: la historia de la humanidad (caps. 1–
11) y la historia de los patriarcas, o sea, el origen del pueblo del pacto (caps. 12–
50). Después del relato monumental de la creación, que subraya que el dios Yahvé
es el único Creador, el libro mismo sugiere la siguiente división mediante la palabra
toledoth (usada once veces en Génesis y traducida casi siempre por
«generaciones» en la traducción Reina Valera RV) en el sentido de «historia del
desarrollo»:

• La creación: el dios Yahvé creó todas las cosas, y a Adán y Eva a


quienes colocó en el huerto de Edén (capítulos 1-2).
• La caída: Adán y Eva, por su trasgresión introdujeron la maldición del
pecado y la muerte a la historia humana (capítulo 3).
• Caín y Abel: Esta tragedia puso en movimiento las dos corrientes
fundamentales de la historia: la civilización humanista y un remanente
redentor (capítulos 4-5).
• El diluvio universal: El mundo antiguo se había vuelto tan pecaminoso
que Yahvé lo destruyó con un diluvio universal, salvando solo al
justo Noé y a su familia como remanente (capítulos 6-10).
• La torre de Babel: Cuando el mundo posdiluviano se unificó en la
idolatría y la rebeldía, Yahvé lo dispersó al fragmentar el idioma y la
cultura, y esparcir la raza humana por toda la Tierra (capítulo 11).

Los capítulos 12-50 registran el origen del pueblo hebreo y enfocan el plan
redentor progresivo del dios Yahvé mediante la vida de los cuatro grandes
patriarcas de Israel: Abraham, Isaac, Jacob y José. El llamado de Yahvé a
Abraham (capítulo 12) y sus relaciones de pacto con él y su simiente forman el
comienzo decisivo de la realización del propósito de Yahvé en lo concerniente al
redentor y a la redención de la historia. Génesis concluye con la muerte de José y
la inminente esclavitud de Israel en Egipto.

Características especiales
• Fue el primer libro escrito de la Biblia (con la posible excepción del Libro
de Job, hacia el 500 a. n. e.) y registra el comienzo de la historia
humana, el pecado, el pueblo hebreo y la redención.
• La historia de Génesis comprende un período de tiempo más extenso
que el resto de la Biblia. Comienza con la primera pareja humana,
extendiéndose a la historia mundial antediluviana, y luego
concentrándose en la historia hebrea como la corriente redentora que
sigue a través del resto del Antiguo testamento.
• El Génesis sostiene que el universo material y la vida sobre la Tierra
son la obra del dios Yahvé y no un proceso independiente de la
naturaleza. Cincuenta veces en los capítulos 1-2 se presenta al dios
Yahvé como el sujeto de verbos que muestran lo que hizo como
creador.
• Génesis es el libro de los primeros sucesos: registra el
primer matrimonio, el primer pecado, el primer homicidio, el
primer polígamo, los primeros instrumentos musicales, la primera
promesa de redención, y así sucesivamente.
• El pacto del dios Yahvé con Abraham que comenzó con su llamamiento
en el capítulo 12, se formalizó en el capítulo, 15 y se ratificó en el
capítulo 17, es de importancia central en todas las escrituras.
• El Génesis explica el origen de las doce tribus de Israel, y documenta
cómo los descendientes de Abraham fueron a parar a Egipto, donde
estuvieron durante 430 años, preparando así la escena para el éxodo,
evento redentor central del Antiguo testamento.

Dos historias de creación se encuentran en los primeros dos capítulos del Libro
del Génesis, en la primera (Génesis 1:1-2:3), Elohim, palabra hebrea genérica
para Dios, crea los cielos y la tierra en seis días, luego descansa, bendice y
santifica el séptimo, en la segunda historia (Génesis 2:4-2:24), Dios, al que ahora
se hace referencia por nombre propio YHWH, crea a Adán, el primer humano, del
polvo y lo coloca en el Jardín del Edén, donde se le da el dominio sobre los
animales. Eva, la primera mujer, es creada de Adán y es su compañera.

Tomando prestados temas de la mitología mesopotámica, pero adaptándolos a


la creencia del pueblo israelita en un solo Dios,[2] el primer gran borrador
completo del Pentateuco (la serie de cinco libros que comienza con Génesis y
termina con Deuteronomio) fue compuesto a fines del siglo VII a. C. o en del
siglo VI a. C. (la fuente yahvista) y luego fue expandido por otros autores
(la fuente sacerdotal) en una obra muy similar a la que tenemos hoy.[3] Las dos
fuentes se pueden identificar en la narrativa de la creación: Génesis 1:1-2:3 es
sacerdotal y Génesis 2:4-2:24 es yahvista.[4] La narrativa combinada es una
crítica de la teología mesopotámica de la creación: Génesis afirma el
monoteísmo y niega el politeísmo.[5] Robert Alter describió la narración
combinada como «convincente en su carácter arquetípico, su adaptación del
mito a fines monoteístas».[6]
El entendimiento del género de la narración de la creación del Génesis, es decir,
la intención de los autores y la cultura dentro de la cual escribieron, puede dar
como resultado una lectura incorrecta.[7] Bruce Waltke, un conocido erudito
evangélico, advierte contra una de esas lecturas erróneas, el enfoque que lo lee
como historia en lugar de teología y por lo tanto conduce al creacionismo y la
negación de la evolución Como señaló el experto en estudios judíos, Jon D.
Leveson.

Estructura
La narrativa de la creación se compone de dos historias, aproximadamente
equivalentes a los dos primeros capítulos del Libro del Génesis[12] (no hay
divisiones de capítulos en el texto hebreo original). El primer relato (1:1 a 2:3)
emplea una estructura repetitiva de mandato y cumplimiento divino, luego la
declaración «Y fue la tarde y la mañana, el día [X]», para cada uno de los seis
días de la creación. En cada uno de los primeros tres días hay un acto de
división: el primer día, divide la oscuridad de la luz; el segundo día, las «aguas
sobre la expansión» de las «aguas debajo de la expansión», y el tercer día, el
mar de la tierra. En cada uno de los siguiente tres días, estas divisiones son
pobladas: el cuarto día llena la oscuridad y la luz con el sol, la luna y las estrellas;
el quinto día llena los mares y los cielos con peces y aves; y finalmente, el sexto
día, criaturas terrestres y la humanidad pueblan la tierra.[13]
La consistencia evidentemente no se consideraba esencial para la narración en
la literatura antigua.[14] Las historias superpuestas de Génesis 1 y 2 son
contradictorias pero también complementarias, con la primera (la historia
sacerdotal) relacionada con la creación de todo el cosmos, mientras que la
segunda (la historia yahvista) se centra en el hombre como agente moral y
cultivador de su entorno.[12] La narración de siete días altamente regimentada
de Génesis 1 presenta a un Dios omnipotente que crea una humanidad divina,
mientras que la creación de un día de Génesis 2 usa una narración lineal simple,
un Dios que puede fallar tanto como tener éxito, y una humanidad que no es
como un dios sino que es castigado por actos que los llevarían a convertirse en
dioses.[15] Incluso el orden y el método de creación difieren.[15] «Juntos, esta
combinación de carácter paralelo y perfil contrastante apuntan a los diferentes
orígenes de los materiales en Génesis 1 y Génesis 2, por muy elegantes que
hayan sido ahora combinados».[16]
Las narraciones principales de cada capítulo están unidas por un puente literario
en Génesis 2:4, «Estas son las generaciones de los cielos y de la tierra cuando
fueron creados». Esto hace eco de la primera línea de Génesis 1, «En el principio
creó Dios los cielos y la tierra», y se invierte en la siguiente frase, «[...] en el día
que YHWH Dios hizo la tierra y los cielos». Este versículo es una de las diez
frases «generaciones» (en hebreo: ‫תולדות‬, toledot) usadas a lo largo de Génesis,
que proporcionan una estructura literaria para el libro.[17] Normalmente
funcionan como títulos de lo que viene después, pero la posición de esta, la
primera de la serie, ha sido tema de mucho debate.[18]

La mitología comparada proporciona perspectivas históricas e interculturales


para la mitología judía. Ambas fuentes detrás de la narración de la creación de
Génesis tomaron temas de la mitología mesopotámica,[19][20] pero siendo
adaptadas a la creencia en un solo Dios,[2] estableciendo una creación
monoteísta en oposición al mito de la creación politeísta de los vecinos del
antiguo Israel.[21][22]
Génesis 1-11 como un todo está imbuido de los mitos mesopotámicos.[19][23]
Génesis 1 tiene diferencias llamativas y sorprendentes similitudes con el mito de
la creación nacional de Babilonia, el Enuma Elish.[20] Por el lado de las
similitudes, ambos comienzan desde una etapa de aguas caóticas antes de que
se cree algo, tanto una «expansión» en forma de cúpula fija divide estas aguas
de la Tierra habitable, y ambas concluyen con la creación de un humano
llamado «hombre» y la construcción de un templo para el dios (en Génesis 1,
este templo es todo el cosmos).[24] Del lado de los contrastes, Génesis 1
es monoteísta, no intenta dar cuenta de los orígenes de Dios, y no hay rastro de la
resistencia a la reducción del caos al orden (griego: theomakhia lit. «Dios
lucha»), todos los cuales marcan los relatos mesopotámicos de la creación.[2]
Aun así, Génesis 1 tiene similitudes con el ciclo de Baal del vecino de
Israel, Ugarit.[25]
El Enuma Elish también dejó rastros en Génesis 2. Ambos comienzan con una
serie de declaraciones de lo que no existía en el momento en que comenzó la
creación; el Enuma Elish tiene un manantial (en el mar) como el punto donde
comienza la creación, paralelo al vapor (en la tierra; Génesis 2 es notable por ser
una historia de creación «seca») en Génesis 2:6 que «regaba toda la faz de la
tierra»; en ambos mitos, YHWH/los dioses primero crean un hombre para
servirlo, luego animales y vegetación. Al mismo tiempo, y al igual que en
Génesis 1, la versión judía ha cambiado drásticamente su modelo babilónico:
Eva, por ejemplo, parece cumplir el papel de una diosa madre cuando,
en Génesis 4:1, ella dice que «con la ayuda de YHWH he adquirido varón», pero
ella no es un ser divino como su homólogo babilónico.[26]
Génesis 2 tiene estrechos paralelismos con un segundo mito mesopotámico, la
epopeya Atra-Hasis, paralelos que de hecho se extienden a lo largo de Génesis
2-11, desde la Creación hasta el Diluvio y sus secuelas. Los dos comparten
numerosos detalles de la trama (por ejemplo, el jardín divino y el papel del
primer hombre en el jardín, la creación del hombre a partir de una mezcla de
tierra y sustancia divina, la posibilidad de la inmortalidad, etc.), y tienen una
similar tema general: la clarificación gradual de la relación del hombre con Dios
(o dioses) y los animales.[16]

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