Introducción Envases Metalicos

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Introducción

Un envase metálico se define en términos generales como un recipiente rígido a


base de metal, para contener productos líquidos y/o sólidos, que puede además
cerrarse herméticamente.

La amplia difusión de los envases metálicos es atribuible a la gran versatilidad y


excelentes cualidades para el envasado de todo tipo de productos. Algunas de estas
cualidades son:

- Resistencia mecánica y capacidad de deformación


- Ligereza
- Estanqueidad y hermeticidad
- Opacidad a la luz y radiaciones
- Buena adherencia a barnices y litografías
- Conductividad térmica
- Inercia química relativa
- Versatilidad
- Estética / posibilidad de impresión
- Reciclabilidad
- Adecuación para la distribución comercial
- Capacidad de innovación y evolución tecnológica

Características técnicas principales

Al hablar de envases metálicos hay que distinguir entre envases ligeros y envases
pesados. Los envases metálicos ligeros son aquellos cuyo espesor es inferior a 0.49
mm y tienen una capacidad inferior a 40 litros. Los envases pesados hacen
referencia a los envases metálicos con un espesor superior o igual a 0.50 mm y una
capacidad que oscila entre 30 y 220 l. Esta distinción no es arbitraria, sino que
corresponde a las diferentes materias primas y técnicas utilizadas en la obtención
de los diferentes tipos de envases. 

El grupo de envases metálicos ligeros se puede dividir en cuatro grandes grupos:

- Envases alimentarios
- Envases de bebidas
- Envases industriales (bidones) 
- Aerosoles

Los dos últimos grupos se recogen en apartados independientes de esta guía (ver


apartados: bidones metálicos y aerosoles), por lo que serán excluidos de la
presente descripción. 

Los envases metálicos se construyen principalmente a partir de dos metales: acero


y aluminio, siendo el primero más común por razones de coste principalmente. Se
puede distinguir además entre los materiales ferrosos: hojalata, chapa cromada y
chapa negra, y los materiales no ferrosos: aluminio. Para cualquiera de las tres
formas de los materiales ferrosos la composición típica del acero es prácticamente
la misma, se trata de un acero dulce (bajo contenido en carbono). 
Pueden clasificarse atendiendo a diversos criterios:

§ según su forma:

- cilíndrico
- rectangular: prisma con base rectangular
- tipo sardina: prisma recto, pero de base elipsoidal
- tipo estuche
§ según su sección transversal:

- Redondo: sección transversal circular.


- Rectangular: sección transversal cuadrada o rectangular, con esquinas
redondeadas.
- Oblongo: sección transversal formada por dos paralelas unidas por semicírculos.
- Ovalado: sección transversal elíptica.
- Trapezoidal: sección trapezoidal con las esquinas redondeadas.

§ según sus características especiales:

- Acuellado: una o las dos extremidades tienen una reducción o varias, que
permiten el uso de fondos más pequeños.
- Ensanchado: el extremo superior es más ancho que el inferior.
- Acordonado: se caracteriza por tener cordones en su pared lateral, lo que le da
mayor resistencia al colapso.
- Soldado: recipiente de tres piezas, al cual se le han soldado los extremos con las
tapas correspondientes. Presentan una pequeña perforación en la superficie de la
tapa para ser llenados con sistema de aguja. 

Tipos de envases metálicos

En general los envases metálicos están constituidos por dos o tres piezas. Los
primeros constan de un tubo-fondo constituido en una sola pieza, además de una
tapa suelta que posteriormente se une al extremo abierto. Es el caso de las latas de
bebida donde no se aprecia la costura lateral.

Los envases de tres piezas constan de un tubo soldado por una de sus generatrices,
más dos tapas unidas a sus extremos. Por su geometría pueden ser de sección
circular, cuadrada, rectangular, trapezoidal, oval, etc. Es el caso de la mayoría de
las latas de conserva, donde se observa la costura lateral formada por la unión de
los bordes del tubo metálico.

Envases de tres piezas

El proceso de fabricación de los envases de tres piezas parte de bobinas de hojalata


y consta de las siguientes etapas:

- Corte de las bobinas en hojas rectangulares de tamaño apropiado al formato a


fabricar.
- Aplicación de decoración externa (si procede)
- Aplicación de barnices interiores y/o exteriores
- Corte longitudinal de las hojas, en bandas (corte primario) y corte transversal de
las bandas en porciones unitarias rectangulares (corte secundario).
- Conformación de un cilindro.
- Soldadura eléctrica de su generatriz (hilo de cobre)
- Rebarnizado interior y exterior de al costura lateral.
- Acordonado: formación de anillos transversales (nervaduras) en el cuerpo para
darle mayor resistencia radial. 
- Formación de pestañas en ambos extremos del cilindro (indispensable para la
posterior colocación de las tapas).
- Colocación de tapas mediante el sistema de doble cierre.

Envases de dos piezas:

La fabricación de envases de dos piezas, obtenidos por simple embutición (1 solo


golpe), es antigua y se viene empleando para muchos productos en envases de
poca altura (relación altura/diámetro < 0.6). Para envases de mayor relación
altura/diámetro se han desarrollado dos técnicas básicas de fabricación:
embutición-reembutición (DRD) y embutición estirado (DWI).

Envases embutidos-reembutidos (DRD):

Son aquellos cuya altura es igual o mayor que la mitad del diámetro. La embutición
se hace en varias operaciones y la conformación del envase se realiza mediante
reembuticiones sucesivas. Esta técnica supone un elevado costo del equipo, lo que
hace que este tipo de envases no se haya extendido tanto como otro tipo de
envases.

Envases embutidos-estirados (DWI):

Son envases de pared muy delgada, utilizados para productos envasados bajo
presión (bebidas carbonatadas). Se obtienen a partir de un disco metálico sin
barniz de espesor relativamente elevado (0.30-0.33 mm), mediante las siguientes
etapas:
§ Prensa de copas: embutición simple a mayor diámetro que el diámetro nominal
del futuro envase.
§ Reembutición: reducción del diámetro a su dimensión nominal.
§ Tras diversos estiramientos se produce el alargamiento progresivo de las paredes,
con reducción de su espesor, a diámetro constante.
§ Formación del domo por estampación, sin reducción de espesor.
§ Recorte del extremo superior no uniforme por alargamiento irregular.
§ Entallado: reducción del diámetro de la boca
§ Pestañeado o formación de la pestaña. 

Los envases DWI por su concepción y características son particularmente


adecuados para cervezas y bebidas carbónicas. Se ha intentado su utilización para
productos alimenticios esterilizados y bebidas no carbónicas, pero existen grandes
diferencias en las exigencias técnicas de estos productos, por las diferentes
tensiones mecánicas que deben soportar. En las bebidas carbonatadas, las
presiones existentes refuerzan las paredes del envase, incluso las más finas. 

Cierre de los envases metálicos

Para el cierre de los envases metálicos se emplea actualmente el denominado doble


cierre. El objetivo de esta operación es adaptar un fondo metálico, previamente
engomado, al cuerpo del envase, entrelazando adecuadamente los ganchos para
que formen un sellado hermético.

Dada la susceptibilidad de los productos alimenticios a la alteración microbiológica,


estos requieren un cierre hermético. También lo requieren otros tipos de productos
que, por ejemplo, necesitan retener la presión interna (cerveza, bebidas, etc.) y
evitar fugas en general. 

Para realizar el cierre se realizan dos operaciones que emplean piezas giratorias
circulares, la primera de las cuales, denominada rulina de 1ª operación, riza y
enrolla el borde del fondo con el borde del cuerpo, mientras se presiona al conjunto
cuerpo-fondo contra un yunque giratorio denominado mandril de cierre. En la
segunda operación, otra pieza circular giratoria, denominada rulina de 2ª
operación, aprieta el cierre incompleto que se acaba de formar, comprimiéndolo
lateralmente contra el mandril. Un compuesto sellante semejante al caucho,
previamente colocado sobre la periferia de la tapa, actúa como junta comprimida
de seguridad contra las fugas. 

Tapas de fácil apertura

Desde la aparición de la tapa de fácil apertura en aluminio, ha tenido lugar una


continua evolución tecnológica, apareciendo numerosos tipos y modelos. Se ha
prestado gran atención al desarrollo de tapas de apertura completa de hojalata
para envases de conservas. Se ha conseguido un cierre hermético, suficientemente
seguro sobre el acero, que permite la fácil apertura manual, todo ello compatible
con bajos costos del producto. Están completamente introducidas en la industria
conservera las tapas rectangulares y ovales para conservas de pescado, así como
las tapas redondas de hasta 1000 mm de diámetro para otros productos.

En tapas para bebidas, se ha generalizado el cierre no desprendible-ecológico en


aluminio, como alternativa al cierre con anilla de apertura (ring-pull). 

Problemas de los envases de hojalata

Corrosión

La corrosión puede definirse como el deterioro de un material como consecuencia


de un ataque químico en su entorno, principalmente por ataque eletroquímico ya
que los metales poseen electrones libres capaces de establecer pilas
electroquímicas entre los microcristales de una aleación metálico o entre metales
distintos. Además, los metales pueden reaccionar con el oxígeno produciéndose una
capa de óxido en superficie. 

Cuando existen dos piezas metálicas de distinta naturaleza unidas (como es el caso
del hierro y el estaño) y existe una conductividad iónica (en este caso debido a la
humedad del alimento envasado), se forman micropilas en los lugares donde el
estaño presenta poros que permiten el contacto directo con el hierro. Este
problema no suele afectar directamente al alimento, sino únicamente al envase. 

Las distintas capas que constituyen la hojalata presentan siempre una estructura
discontinua en mayor o menor grado, como consecuencia de la porosidad propia del
material (porosidad primaria) y de los daños o efectos mecánicos (porosidad
secundaria), derivados de las manipulaciones a que se ve sometido el material. 

Dados los valores de los potenciales electroquímicos del hierro y el estaño, cabría
esperar que el hierro actuara como ánodo, mientras que el Sn debería constituir el
cátodo de la pila electrolítica. Sin embargo, al considerar la corrosión de la hojalata
por elementos ácidos (alimento) se observa que, en la mayoría de los casos, es el
Sn el que actúa como cátodo, y por tanto disolviéndose, mientras que sobre el
hierro tienen lugar las reacciones de deposición catódica, de la que la más común
es la formación de hidrógeno.

Este comportamiento anódico de estaño-ánodo de sacrificio es la base de la


protección del hierro y causa de la baja corrosividad de la hojalata, lo que la hace
un material apto para el envasado de alimentos.
En resumen, se diría que por procedimientos electrolíticos, se produce un
intercambio de iones estaño de la hojalata hacia el alimento (o hacia el líquido de
gobierno que lo contiene), en lugar de que esto ocurra con el hierro, lo que
debilitaría el envase. De esta manera, el estaño actúa como protector del hierro,
que es el que proporciona la rigidez necesaria al envase. 

Sulfuración

La sulfuración se produce por la reacción de los iones sulfuros de alimentos


cárnicos, pescados y muchos vegetales, con el Fe y Sn de la hojalata, dando lugar a
la formación de sulfura de Sn y Fe. No resulta tóxica, aunque si ennegrece la
chapa. 

Barnices y recubrimientos para envases de hojalata

Uno de los puntos críticos en el envasado de alimentos en envases metálicos, es la


adecuación del barniz o laca a las condiciones de elaboración y almacenamiento de
los envases. 

Los barnices son un medio para proporcionar resistencia a la abrasión así como
para actuar como barrera frente a la corrosión externa. Limita la superficie metálica
en contacto con la atmósfera reduciendo el riesgo de aparición de oxidaciones. Los
factores de mayor importancia que deben considerarse durante la aplicación de un
barniz son: composición y adecuación al soporte metálico, adherencia, espesor y
porosidad. 

Aplicaciones

Los envases de tres piezas se suele utilizar para todo tipo de conservas: pescado
(atún, anchoas, mejillones, chipirones, etc.), encurtidos (espárragos), vegetales
(espárragos, pimientos, champiñones, etc.), etc. En cuanto a los envases de dos
piezas, su aplicación principal son las bebidas carbonatadas. 

Reciclado y punto verde

Aluminio

El aluminio posee unas propiedades óptimas como material de envase: es muy


resistente, ofrece la máxima protección como efecto barrera contra gases, incluso a
pequeños espesores, es inerte, se decora con facilidad, no se oxida y no deja
manchas.

El reciclado de este material es una actividad tradicional, técnicamente resuelta y


rentable al ahorrar hasta el 95 % de la energía.

En la refusión y fabricación de nueva maquinaria, el aluminio obtenido se puede


volver a convertir en productos idénticos, con las mismas propiedades. El proceso
puede repetirse indefinidamente y no hay límite al contenido reciclado.

El aluminio se puede separar para su posterior reutilización bien mediante una


separación manual o bien mediante una separación basada en separadores
magnéticos basados en el efecto de las corrientes inducidas (separadores de
Focault). El principio de funcionamiento es la fuerza de repulsión generada sobre
los envases de aluminio por un imán multipolar que gira a gran velocidad en el
extremo de una cinta transportadora, lo que provoca la salida de este material del
flujo normal de residuos. 

Hojalata

A efectos de recuperación, la hojalata tiene una característica básica que la


convierte en el único material para la fabricación de envases, que en la actualidad y
a gran escala, puede recuperarse mecánicamente. Por el simple procedimiento de
situar un electroimán sobre el flujo de basura, puede recuperarse un porcentaje
muy elevado de los envases de hojalata. Esta hojalata reciclada tiene un claro
mercado en la fabricación de nueva hojalata en siderurgia, ya que en la formación
de la chapa férrica se utiliza gran cantidad de chatarra, que oscila entre un 20 y un
30 % del peso de la colada.

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