Tarea 5 Etica

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Resumen de la lectura acompañado de un

mapa mental

Molina Galeana Daniel

Profe: Domingo Ramos Hernández

1° “A” ING. Mecatrónica

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DE DESCARTES.


La búsqueda de unas reglas para dirigir el entendimiento acaba en la necesidad de
encontrar un método, esto es, la serie de procedimientos que nos conducen al resultado
que buscamos, el conocimiento cierto. Ya no necesitaremos como en la filosofía
aristotélica de requisitos objetivos para conocer: no es que tengamos que conocer lo
fijo, lo inmóvil, lo que permanece, lo necesario. El conocimiento o el desconocimiento
dependerán no del objeto, sino de las operaciones de la mente del sujeto. Cualquiera
de nosotros que siga un método correcto llegará al conocimiento, puesto que la razón
es “la cosa mejor repartida del mundo”. La idea de método que maneja Descartes nos
va a llevar a la mathesis universalis, a la ciencia universal, puesto que no tenemos
restricciones objetivas para conocer, sólo tendremos que emplear un método correcto
para hacer ciencia de la Metafísica, la Física, la Matemática o la Psicología.

El método cartesiano comienza examinando la naturaleza de estas intuiciones. No


hemos de dar nada por cierto que no sea evidente. Muchas veces nos confundimos por
la precipitación de la mente. Nuestra voluntad infinita desea conocer cuanto antes, y por
eso aceptamos antes de haber examinado la cosa suficientemente cualquier idea o
proposición. Ante esto sólo cabe tener prevención ante cualquier idea que me invite a la
duda.

El segundo paso del método es la división o el análisis. Ante una dificultad, hemos de
dividir en tantas partes simples como sea necesario el problema, esto es, hemos de
dividir lo compuesto en lo simple para así examinar más fácilmente lo planteado

Cuando ya hemos recorrido todos los pasos, realizamos una enumeración o un


recuento(dénombrement). Tras nuestra división y síntesis, realizamos tantas revisiones
como sean necesarias para cerciorarnos de que no nos olvidamos de nada, de que no
se nos queda nada fuera de la explicación. Imaginemos que además del dolor de
espaldas y el de pies tenemos un dolor en el brazo: ¿se explica este dolor por el dolor
de pies y la corrección de la postura? Si no se explica, tenemos que acudir a alguna
otra causa, de modo que necesitamos completar todavía la explicación.

Este método se puede aplicar a todos los ámbitos de la realidad. Utilizando de manera
rigurosa este pensamiento nos apartaremos de los errores y conseguiremos evitar los
grandes males que nos asedian por culpa de nuestras equivocaciones. El resultado
será una ciencia universal que, empleando la metáfora de un árbol, tendrá a la
metafísica como tronco del que salen todas sus ramificaciones. No hay nada que
escape a este método.

Buscando ideas evidentes nos hemos encontrado con que no tenemos ninguna forma
de superar la duda. Pongo en cuestión absolutamente todo lo que me rodea. Pero si
pongo en cuestión todo lo que me rodea, no puedo dudar de esta puesta en cuestión,
no puedo dudar de que dudo. Tengo así la primera evidencia: es indubitable que yo
dudo. Para que exista la duda es necesario que alguien dude, y que ese alguien exista.
Si dudo es que pienso y si pienso, existo – Cogito, ergo sum -. Esto no quiere decir que
sólo existo si pienso, sino que dudando de todo me encuentro con que el hecho de que
yo pienso me da la certeza de la existencia.

Las ideas facticias son las que están en mi mente pero no dependen de mi voluntad y
parecen provenir de las naturaleza. Es esencial subrayar aquí que el concepto de idea
cobra otra vez su sentido etimológico: no hablamos de esencia, sino de representación
o imagen.

ii)Las ideas adventicias son las producidas por mi mente a través de las imágenes que
ya conocía. Tales ideas son las de unicornio o de hipogrifo.

iii)Las ideas innatas son las que aparecen en mi mente sin venir del exterior. Descartes
encuentra que hay ciertos contenidos o pensamientos en nuestra mente que no pueden
proceder del exterior – de ese exterior que todavía no podemos asegurar. La
demostración de que existen ideas innatas que tanta discusión propiciará entre el
cartesianismo y el empirismo viene también de una reducción al absurdo. Las ideas
provienen o del exterior de nuestra mente o del interior de nuestra mente, es decir, que
o se adquieren y se aprenden o vienen con nuestro nacimiento. Parece que las idea de
mesa, silla, distancia, etc., las aprendemos del exterior. ¿Qué ocurre con otras ideas?
Descartes encuentra tres ideas que no pueden representarse como facticias o
procedentes del exterior: el infinito, la perfección y Dios.

El argumento de la perfección o argumento ontológico. La idea de Dios incluye la


perfección. La perfección incluye la existencia. Si la idea de Dios incluye la perfección y
la perfección incluye la existencia, entonces Dios existe. Este argumento es una versión
del Argumento ontológico de san Anselmo, que definía a Dios como aquello cuyo mayor
no puede ser pensado.

El argumento del relojero. En el mundo vemos cosas que se mueven de forma


necesaria. Es más, yo veo que en el mundo están unido lo simple y lo compuesto.
Existe también una unión entre distintas sustancias. Como un relojero que une las
piezas simples en el todo – el reloj – es necesario que exista algo que mantiene unidas
de forma necesaria las cosas simples y las compuestas, las sustancias extensa y
pensante. Y eso es Dios. Si Dios no existiese, tendría que existir un caos, una desunión
de objetos.

El argumento por la existencia de las ideas innatas. Nuestras ideas innatas vienen o de
algo inferior, o de algo intermedio o de algo superior. Si vienen de algo inferior tienen
que venir de los sentidos, lo cual es imposible. Si vienen de algo igual vienen de
nosotros mismos, pero esto implicaría que son una abstracción del mundo, y hemos
dicho que es imposible. Sólo pueden venir de algo superior a nosotros.

La propuesta de Descartes es conocida por los epistemólogos modernos como filosofía


fundacionalista – foundationalism – porque basa la construcción de un sistema de
conocimiento en unas bases sólidas. Estas bases o bien son deductivas o bien son
intuitivas. Si fuesen deductivas, la deducción se tendría que basar en intuiciones, es
decir, en experiencias inmediatas, porque si toda deducción se basa en otra deducción
necesitaríamos realizar un regreso al infinito. La primera verdad para un fundacionalista
tiene que ser algún tipo de intuición. En Aristóteles veíamos que estas intuiciones
podían ser sensibles o inteligibles. Para Descartes la primera opción es imposible,
porque la hemos puesto en duda.

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