Descartes
Descartes
Descartes
La duda metódica
Descartes usa la duda metódica para eliminar toda falsedad y ver si queda algo que pueda
realmente resistir la duda. Muestra cautela en la búsqueda de los primeros principios (punto
de partida) que no pueden confundirse con ninguna suposición y que tienen que ser
evidentes e indudables.
1. Considera falso todo lo dudoso. Elimina así todas aquellas opiniones y falsas creencias
que se habían apoderado de su espíritu.
2. Duda de los sentidos, ya que los sentidos lo han engañado en muchas ocasiones (Los
hombres durante milenios pensaban que la tierra inmóvil era el centro del universo y
se equivocaban). Duda de su cuerpo y de todo lo material.
3. Plantea errores de razonamiento. El ser humano comete errores a menudo. Descartes
piensa si es válido dudar de todos los razonamientos que se han tenido por
demostrativos.
4. Confunde al sueño con la vigilia. ¿Pueden tener los sueños la misma categoría que los
pensamientos? Entonces si nuestros sueños solo son ilusiones que reconocemos al
despertar, nuestros pensamientos podrían ser en realidad sueños que no
reconozcamos como tales.
Descartes elabora la hipótesis del genio maligno para que su duda sea universal hasta el punto
de extenderse a las proposiciones matemáticas (en las cuales ha habido errores a lo largo de la
historia), supone la existencia de un “genio maligno, astuto y engañador” que le lleva a
considerar como evidentes cosas que no lo son. De esta forma nada se escapa a la duda
metódica de Descartes.
Así prepara su distinción radical entre alma y cuerpo (perfecto a la hora de comparar con Platón). [Luego
separará el alma (cierta e indudable) y el cuerpo (la información a través de los sentidos no es fiable ya que puede engañarnos)]
El objeto del pensamiento son las ideas, el pensamiento no recae directamente sobre las
cosas, sino sobre las ideas.
La existencia de Dios
Descartes considera que el “yo pensante” no es perfecto, y que la misma duda metódica se ha
establecido para corregir sus errores, ilusiones e imprecisiones; pero, a pesar de eso, el yo
pensante posee la idea de perfección. [MUY IMPORTANTE PORQUE DE AQUÍ PARTE SU TEORÍA SOBRE LA
EXISTENCIA DE DIOS]
Descartes piensa que Dios es la realidad que permite superar su subjetividad, y que fuera de sí
hay otra realidad, una sustancia perfecta que debe de ser un ser que no puede permitir que
sus ideas claras y distintas sean un engaño. Dios se convierte así en garantía del conocimiento.
[La garantía de que no se equivoque en sus ideas claras y distintas es Dios.]
Dice Descartes: Del “yo pensante” no puedo dudar; del cuerpo sí. Pero, si yo tengo una idea
clara y distinta de mi cuerpo extenso y existe un Dios perfecto y veraz, este Dios, que me ha
creado racional, no puede permitir que me engañe cuando hago uso adecuado de mi razón.
[Una idea para introducir este tema es que al hablar del “yo pensante” y de Dios decir: Hemos hablado de dos sustancias, el “yo
pensante”… blablablá y Dios… blablablá, pero, ¿y el cuerpo? ¿y el mundo exterior? ¿Podemos hablar con certeza de ellos? + Teoría
de la |Existencia de las cosas materiales. El mundo|]
Tres sustancias
Sustancia es toda cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para
existir, entendiendo que si lo aplicamos estrictamente solo se podría aplicar a Dios.
Res o sustancia son sinónimos, significan lo concreto, lo que existe por sí y en total hay que
entender tres:
1. Sustancia infinita, que es Dios, sustancia perfecta, con una razón también perfecta,
infinita.
2. El “yo”, sustancia finita creada, la res cogitans, sustancia imperfecta dotada de razón.
3. La materia, el cuerpo, sustancia finita creada, la res extensa, cualquier cuerpo.
Sustancia imperfecta.
El método
Ve las matemáticas como la ciencia racional que pone orden en el caos de datos que nos
proporciona la experiencia. Descarte participa de la veneración que tenia Platón por las
matemáticas.
- Deducción. Toda inferencia necesaria a partir de otros hechos que son conocidos con
certeza.
- Intuición. Se trata de una concepción libre de dudas, actividad puramente intelectual.