Aparicion de Nuestra Santisima Virgen (Colorea)
Aparicion de Nuestra Santisima Virgen (Colorea)
Francisco tenía la carita redonda, ojos castaños, pelo claro y suave; de alma
pura y corazón tierno. Era poco hablador, pacífico y muy amable.
Como a todos los niños, a Francisco le gustaba jugar, pero pocos querían
jugar con él, porque casi siempre perdía. Le gustaba mucho los juegos de
cartas, sobre todo la brisca.
Admiraba la hermosura de la naturaleza; se quedaba embobado ante la
belleza de un amanecer o una puesta de sol. Amaba la música y se pasaba
horas y horas tocando su gaita de caña, sentado en la roca más alta del cerro. Quería mucho a los animales,
aunque sus animales favoritos eran los pajarillos.
Un día, vio que un compañero suyo tenía uno entre las manos y Francisco le pidió compadecido y triste que
lo soltara. Pero como el chico se negó a soltarlo, le dio una moneda para que lo dejase en libertad. Después,
cuando lo vio volar aplaudiendo alegremente le gritó: ¡Ten cuidadito pajarillo, no te dejes atrapar otra vez!
Como su hermano Francisco, Jacinta era guapita de cara, tenía los ojos cristalinos y vivaces, su boquita era
pequeña; y tenía una figura elegante. Era muy delicada y extremadamente sensible, por eso, poco le bastaba
para enfadarse. Le unía una gran amistad con su prima Lucía; sólo quería jugar con ella. En el silencio de los
cerros o de los valles encontraba su lugar favorito para rezar. A Jacinta le gustaban mucho las flores y sus
ovejitas; a cada una le había puesto un nombre: la Paloma, la Mansa, la Estrella, la Blanquita…, los nombres
más bonitos que conocía. Con los corderitos mostraba una gran dulzura y ternura: se los ponía en su falda,
los abrazaba, y al anochecer, cuando volvían para casa, se los ponía a los hombros para que no se
cansasen. Un día, por el camino de la sierra de regreso a casa, se metió en medio del rebaño y su prima Lucía
le preguntó: Jacinta ¿por qué te metes ahí entre las ovejas? Y Jacinta le respondió: ¡Para hacer como Nuestro
Señor! ¿Te acuerdas de la estampita que me dieron? Él también está así, entre muchas ovejas y lleva una a
los hombros.
Era cerca del mediodía, en aquel día, 13 de mayo de 1917. Lucía, Francisco y Jacinta guardaban sus rebaños
en lo alto del cerro de Cova de Iria. De repente, vieron como un relámpago caía y se asustaron mucho.
Lucía les dijo a sus primos: Será mejor que nos vayamos para casa. Y así hicieron. Cuando llegaron a media
cuesta, vieron otro relámpago, y más adelante, enfrente, sobre una pequeña encina, estaba una Señora
vestida de blanco, más brillante que el sol.
-No tengáis miedo, yo no os hago daño.-dijo la Señora.
-¿De dónde es usted?- preguntó Lucía.
-Soy del Cielo.
Un pobre hombre que se burlaba de los pastorcitos preguntó un día a la madre de Lucía:
-Entonces, tía María Rosa, ¿qué me dice de las visiones de su hija?
-Yo no sé- respondió.
El párroco de Fátima, después de un interrogatorio a los pastorcitos, moviendo la cabeza dijo: ¡Esto puede
ser un engaño del demonio!
Un día apareció en Aljustrel el alcalde de Villa Nueva de Ourém, dispuesto a acabar con todo aquello.
Consiguió engañar a los niños y los llevó a la cárcel. Pero los tres se mantuvieron firmes, incluso ante las
amenazas con que el alcalde les intimidaba. En todos los momentos difíciles, los pastorcitos recordaban las
palabras de la Virgen: "Tendréis mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestra fortaleza."
Finalmente, dejaron libres a los pastorcitos, pero continuaba sin creerles nadie…
Los pastorcitos tomaron en serio la oración y el sacrificio por la conversión de los pecadores.
-Jacinta, ven a jugar- le dijo un día Lucía.
-No, hoy no quiero jugar-dijo su prima. -¿Por qué?-le preguntó Lucía
-Porque estoy pensando en la recomendación que aquella Señora nos hizo, que rezásemos el rosario e
hiciésemos sacrificios- respondió Jacinta.
Había por allí unos niños muy pobres que andaban pidiendo limosna de puerta en puerta. Un día al verlos,
Jacinta les dijo a Francisco y a Lucía: ¡Demos nuestra merienda a aquellos pobrecitos! Desde entonces, la
merienda de los pastorcitos se redujo a piñones, moras, fruta caída de los árboles y aceitunas verdes y
amargas.
-Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor. Yo soy la Virgen del Rosario de Fátima, continúen
rezando el rosario todos los días. Es necesario que las personas se hagan buenas y dejen de pecar, que
pidan perdón por sus pecados, y que no ofendan más a Nuestro Señor que ya está muy ofendido. -¿No
quiere nada más de mi?- preguntó Lucía. –No quiero nada más.
Por fin el sol se paró y todos dieron un gran suspiro de alivio; por todas partes se oía gritar:
-¡Milagro! ¡Milagro!
En la aparición de junio, la Virgen había prometido que muy pronto se llevaría al Cielo a Francisco y a
Jacinta. Los dos cayeron enfermos meses más tarde, cuando una terrible epidemia- la gripe neumónica-se
extendió por todo Portugal. Durante la enfermedad, Francisco nunca se quejaba, estaba contento de sufrir
por la conversión de los pecadores.
Aceptaba todas las medicinas que le daban, incluso las más amargas. Sus padres creían que conseguiría
superar la enfermedad, pero Francisco continuamente repetía que la Virgen no tardaría en llevárselo.
-Estoy muy malito, Lucía, ya me falta poco para ir al Cielo.
-Entonces, escucha! No te olvides de pedir mucho por los pecadores…, por el Santo Padre, por Jacinta y por
mí…
-Sí, yo pido, pero mira, esas cosas es mejor que se las pidas a Jacinta porque yo tengo miedo de olvidarme
de todo cuando vea a Nuestro Señor. Y además, yo quiero sobretodo consolarle. Verdaderamente,
Francisco estaba muy mal. Pidió a su padre que fuese a llamar al párroco; poco después el pastorcito se
confesaba y al día siguiente hizo su primera y última comunión. Hacía las 10 de la mañana del 4 de abril de
1919, Francisco dice a su madre:
¡Mire, madre, qué luz tan bonita, allí, al pie de la puerta!
Era la hermosa Señora de Cova de Iría que venía a buscar a su pastorcito. La muerte de su hermano dejó a
Jacinta profundamente impresionada. Pasaba horas y horas sumergida en una gran tristeza. Se le abrió una
herida al lado izquierdo que la hacía sufrir mucho y que ni dormir la dejaba.
A primeros de julio de 1919, su padre la llevó al hospital de Vila Nova de Ourém. El tratamiento no dio
resultado alguno, y la enfermita volvió para casa a finales de agosto. La herida se infectó y la pobre niña se
consumía día a día. Lucía la visitaba con frecuencia.
-Entonces, ven aquí, junto a mí, que tienes en tu corazón a Jesús escondido… Me falta ya muy poco para ir
al Cielo. Tú te quedas aquí para decirle a la gente que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al
Inmaculado Corazón de María.
Un médico de Lisboa, convenció a los padres de Jacinta para que la llevasen a la capital donde sería tratada
convenientemente. Internada en el hospital de D. Estefania fue sometida a una operación; pero no hubo
mejoría. -¡Ay Nuestra Señora! ¡Ay Nuestra Señora!- era su único lamento. Y otras veces decía: -Paciencia,
todos tenemos que sufrir para ir al Cielo.
Llegó el 20 de febrero, hacía las 6 de la tarde, la pequeñita comenzó a sentirse muy mal.
Pidió recibir una vez más a su Jesús. A las 10:30 de la noche, suavemente, sin agonía, el alma de la
pastorcita dejaba este mundo y entraba en el cielo de la mano de la Virgen del Rosario de Fátima; y allí se
reunió con su hermano Francisco. Desde el cielo en forma de ángeles velan y cuidan por todos nosotros.
I.-ESCRIBE IDENTIFICA 10 PALABRAS DECONOCIDAS COMO MINIMO Y BUSCA EN EL DICCIONARIO SU
SIGNIFICADO.
1.- -¿Cómo se llama la aldea donde apareció nuestra Santísima Virgen María?
a) México
b) Pouy
c) Fátima
2.- -¿ En qué año apareció nuestra Santísima Virgen María?
a) En 1918
b) En 1719
c) En 917
a) Jacinta
b) Lucia
c)Francisco
7) ¿ De quién era su lugar favorito para rezar en los cerros y los valles ?
a) Jacinta
b) Lucia
c)Francisco
8) ¿Cuántas veces se les apareció el Ángel de la Paz a los pastorcitos ?
a) 2
b)1
c)3
9) ¿ Qué le pedía el Ángel de la Paz mensajero de Dios?
a) Traerle oro,plata,bronce.
b) Les invito a rezar y a ofrecer sacrificios por la conversión de los pecadores
c) Les invito a ayudar a los ancianitos
a) El 12 de mayo
b) El 31 de mayo
c) El 13 de mayo
a) Jacinta
b) Lucia
c)Francisco
a) Todos le creyeron
b) El sacerdote les creyo
c) Nadie creía de lo que vieron e iniciaron a sufrir y ofrecer muchos sacrificios
15) ¿ Para comprobar que los pastorcitos decían la verdad que les dijo nuestra Santísima Virgen?
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1) Si estamos en el período del Mes de María, invitamos a nuestros familiares a rezarlo con nosotros.
3) Rezamos, cada día del mes: un misterio del Rosario con tres Avemarías.
4) Cada lunes, mientras dure el Mes de María, le presentamos a la Virgen un compromiso personal.
5) Entonan el canto a la Virgen María y presentamos el audio .(pueden presentarlo durante esta semana)