Cornejo Simbala Claudia Jimena Rewinki de Los Iskonawa
Cornejo Simbala Claudia Jimena Rewinki de Los Iskonawa
Cornejo Simbala Claudia Jimena Rewinki de Los Iskonawa
AUTOR
ASESOR
Septiembre, 2020
Para Nawa Nika, Wini Kera y Chibi Kanwa, por su vida en resistencia ante un
mundo que los quiere silenciar. Gracias por recordar conmigo.
En primer lugar, les agradezco a los iskonawa, porque sin ellos nada de esto
hubiese sido posible. Les agradezco por sus cuidados y por su amistad, por
hacerme sentir en casa todo el tiempo. De manera muy especial, quisiera
agradecerle a Nelita o Nawa Nika, por las risas y por las historias, por hacerme parte
de su familia. Junto a ella, agradecerles también a Wini Kera, a Edelvina, a Thiago
y a Caleb, por acogerme en su casa y acompañarme en todo momento. Asimismo,
le agradezco a Germán, junto a su esposa Edith y a su hijo Dili, por las largas
conversaciones, por su constante preocupación por mí y por su disposición para
llevar a cabo todo lo que sea necesario y más para cumplir con los objetivos
propuestos. Entonces, debo agradecer también a toda mi familia en Callería por
formar parte de este proceso. A Betsy, Arnaldo, Florinda, Felipe, Neyra, Obed, Chibi
Kanwa, Luzmaritha, Percy, Dalia y Elías. A todos ellos, y sin mencionar a los más
pequeños por temor a olvidarme de alguno de ellos, les agradezco por cada
momento compartido, por las tardes de bordado, por los caramelos y por las
historias, pero, sobre todo, por su confianza. Mi eterna gratitud hacia ellos.
Asimismo, este reto y esta tesis hubiesen sido imposibles de realizar sin la
compañía incondicional de Carolina Rodríguez Alzza. A ella le agradezco no solo
por su compromiso y por ser una asesora increíble, sino también por ser mi
compañera de viaje hacia el río Callería. Le agradezco por siempre apoyarme, por
confiar en mí y por creer en este proyecto. Además, a Carolina, junto a Eduardo
Ruiz Urpeque, les agradezco por contagiarme su entusiasmo al presentarme las
necesidades y las oportunidades de estudiar en y sobre la Amazonía. Quisiera
agradecerle, también por su apoyo para el desarrollo de mis metas, a Oscar
Espinosa y, junto a él, al Grupo de Antropología Amazónica por tantos espacios de
aprendizaje que sin duda contribuyeron con mi crecimiento y mis conocimientos
sobre la Amazonía.
Quisiera también darle las gracias a Bernd Brabec por compartir conmigo su
experiencia de investigación etnomusicológica junto a pueblos indígenas y sus
conocimientos adquiridos a lo largo de esta. Especialmente, le agradezco por su
gentil apoyo y sus comentarios a los avances de esta investigación. En este sentido,
también debo agradecerles a Manuel Cuentas, a Roberto Zariquiey, a Fernando
Valdivia y a José Antonio Mazzotti por su disposición para conversar, para atender
mis dudas y por sus comentarios que, sin duda alguna, nutrieron el desarrollo de
esta investigación.
Por otro lado, quisiera agradecerles a los amigos que han sido parte de este
proceso. A Deyra de la Torre y a Alejandra Dávila les agradezco por reír y por
renegar conmigo. Gracias por creer en mí cuando más me hacía falta. Les
agradezco tanto por su fuerza para acompañarnos. Asimismo, no puedo dejar de
agradecerle a Alejandro Yépez, quien hizo posibles las partituras que acompañan
esta investigación y a Plinio Cárdenas, por sus comentarios y su perspectiva
musical. Eso sin mencionar su amistad incondicional. De manera profundamente
especial, le agradezco a Jorge Vela y a sus padres, Mirella Clavo y Jorge Vela,
quienes no solo me recibieron en su casa en Pucallpa, sino que me dieron la
seguridad que necesitaba al estar lejos de casa.
INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................................13
1.1 Objetivos ......................................................................................................................................14
1.2. Justificación .................................................................................................................................15
1.3. Metodología ................................................................................................................................18
1.4. Los iskonawa del río Callería .......................................................................................................21
1.5. Lugar de trabajo de campo .........................................................................................................25
1.6. Participantes de la investigación.................................................................................................28
CONCLUSIONES ................................................................................................................................139
BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................................143
ANEXOS ............................................................................................................................................149
Lista de tablas, mapas e imágenes
INTRODUCCIÓN
1 Esta denominación corresponde a una diferenciación del grupo de familias iskonawa que vive en la
Comunidad Nativa Callería de los otros grupos iskonawa registrados en la bibliografía y sobre los que se
tiene conocimiento en la actualidad, tales como el grupo en aislamiento. Esta propuesta fue elaborada por
Carolina Rodriguez Alzza (2017) en su tesis “Entre el “vivir huyendo” y el “vivir tranquilos”: los contactos
de los iskonawa del río Callería”.
14
significaciones que, a través de los cantos, aún son parte de las memorias del pueblo
iskonawa. Por esta razón, esta investigación se dedica en una de sus secciones a
identificar los cantos y explicarlos haciendo uso de una traducción interlingüística que
abarca el modo de significar y el contexto de enunciación de los mismos.
Esta tesis se elabora como resultado del trabajo de campo realizado a lo largo del
año 2018 junto a los iskonawa que viven en la Comunidad Nativa Callería y en la ciudad
de Yarinacocha, en el departamento de Ucayali, Perú. En la introducción, se desarrollan
los objetivos y la justificación, se explica la metodología y se presenta a los participantes
de la investigación y el lugar donde se realizó el trabajo de campo. Posteriormente, se
dedicará el primer capítulo al desarrollo del estado de la cuestión y el marco teórico. En
este último, se explican los conceptos de etnomusicología, traducción, memoria,
performance ritual y cuerpo; los cuales contienen, a su vez, información metodológica
utilizada en la investigación. En el capítulo II se explicará qué, cómo y dónde se recuerda
el ritual rewinki y; finalmente, en el capítulo III, se desarrollará la información contenida
en los cantos sobre su contexto de enunciación, para luego presentar las conclusiones
de la investigación.
1.1 Objetivos
Para cumplir con este propósito, se han planteado dos objetivos específicos. El
primero de ellos responde a la intención de mostrar quiénes recuerdan y de qué manera
se recuerda la performance de la fiesta de toma de chicha de maíz y los cantos asociados
a esta. Del mismo modo, nos interesa saber qué se recuerda y qué objetos forman parte
de este ritual. Es importante tener en cuenta estos detalles porque este objetivo tiene la
finalidad de, por un lado, indagar sobre los aspectos del ritual, es decir, sobre la
estructura de la fiesta, los participantes, los objetos y las condiciones necesarias para
que se lleve cabo; por otro lado, es también importante porque nos permite identificar
quienes guardan en su memoria los recuerdos y el conocimiento sobre este ritual, como
también el modo en el que se comparte esta información entre los iskonawa.
1.2. Justificación
El pueblo iskonawa fue contactado en el año 1959, producto de este contacto fue
trasladado hacia otra comunidad lejana a sus territorios ancestrales, en la cabecera de
los ríos Utuquinía y Abujao. Como resultado del trabajo evangelizador de la South
American Mission (SAM) y de la convivencia con el pueblo shipibo-konibo, quienes
residían en la Comunidad Nativa de Callería a la cual fueron trasladados, poco a poco
quedaron atrás algunas de sus actividades cotidianas y rasgos distintivos de su pueblo.
Es así que, si bien ambos pueblos conviven en el mismo espacio, algunas de las mujeres
y hombres iskonawa conservan solo en sus memorias las prácticas culturales e
16
1.3. Metodología
Por otro lado, en vista de que esta investigación se propone conocer sobre los
cantos asociados al ritual y lo que estos dicen del espacio en el que se realizaban, se
elaboró una guía para la traducción de los cantos que consiste en tres fases (Ver Anexo
1). Para comenzar, la primera de estas consiste en el reconocimiento de los cantos
19
iskonawa entre ellos. El objetivo principal de este momento es revisar los audios
recopilados por esta y por investigaciones anteriores. Para realizarlo, se presentaron
algunos de los audios registrados en el Archivo de lenguas peruanas PUCP, audios
recopilados por Bernd Brabec en la investigación “Las canciones de la gente verdadera”
y por Carolina Rodríguez Alzza, que se sabe forman parte de la fiesta de toma de chicha
de maíz con la finalidad de propiciar el recuerdo y así indagar respecto al contexto de
enunciación y también sobre el tema de la canción de manera general.
a b ch e h I k m n
o p r s sh T ts w y
En el caso de esta investigación, se trabajó con las familias iskonawa que viven
en la CN Callería y en la ciudad. Para el Estado peruano, ellos son considerados como
población en situación de contacto inicial según el DC Nº001-2014-MC. Las cifras que
2Ver Registro de pueblos indígenas en situación de aislamiento y en situación de contacto inicial. Ficha
de registro del Pueblo indígena Isconahua. Disponible en:
http://www.cultura.gob.pe/sites/default/files/paginternas/tablaarchivos/2014/03/puebloisconahua_0.pdf
22
indican los datos del Estado señalan que la población en contacto inicial, sería de nueve
personas en la CN Callería, cinco en la CN Chachibai y cuatro en el centro poblado San
Miguel de Callería, según un informe elaborado en el 20163. En la actualidad, no existen
cifras oficiales del Estado de la cantidad de su población, ya que en los informes censales
de comunidades indígenas elaborados por el Estado peruano (2008 y 2017) aún no se
obtiene información exacta sobre la cantidad de hablantes de esta lengua4. En el primero
de ellos, se menciona que no se empadronó como comunidad a nueve etnias, entre ellas
a los iskonawa, debido a que “habían sido absorbidos por otros pueblos y que su
situación de aislamiento dificultaba el acceso a ellos” (INEI, 2008, p.11). Por otro lado,
en el censo de comunidades indígenas del 2017, se habría registrado que 22 personas
se autoidentifican como iskonawa. Esta cifra corresponde solo a las personas adultas y
a los mayores de 12 años, por lo que hay un grupo considerable de menores de edad
que no fue considerado en este último informe5. Sin embargo, mediante un censo
comunitario realizado con los iskonawa, se estima que su población sería de 100
personas aproximadamente6.
Hoy en día, a las comunidades en donde viven los iskonawa se accede vía
transporte fluvial desde la ciudad de Pucallpa; anteriormente, el territorio que ocupaba
tradicionalmente este grupo indígena se encuentra entre los ríos Utuquinía y Abujao,
cerca de la zona fronteriza entre Perú y Brasil en donde fue reconocida la Reserva
Indígena Isconahua y el Parque Nacional Sierra del Divisor. Es a partir del contacto con
los misioneros de la South American Mission (SAM), que los iskonawa fueron retirados
de sus territorios ancestrales hasta llegar a la CN Callería donde un grupo de sus familias
permanece hasta la actualidad. Durante este proceso de contacto, ellos recibieron una
fuerte influencia de la misión evangelizadora, pero sobre todo del pueblo shipibo-konibo7,
con quienes comparten el territorio de la Comunidad Nativa Callería. Como consecuencia
3 Ver Registro de pueblos indígenas en situación de aislamiento y en situación de contacto inicial. Ficha
de registro del Pueblo indígena Isconahua. Disponible en:
http://www.cultura.gob.pe/sites/default/files/paginternas/tablaarchivos/2014/03/puebloisconahua_0.pdf
4 Ver “II Censo de comunidades indígenas de la Amazonia Peruana” y “III Censo de Comunidades Nativas
ocupan predominantemente la zona del río Ucayali, pero también diversos lugares del Perú.
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del paso del tiempo, muchas de sus prácticas cotidianas sufrieron grandes cambios,
siendo tal vez uno de los más relevantes para su desarrollo como pueblo indígena el
aprendizaje de la lengua shipibo y el castellano, como una vía para adaptarse a la vida
en otra comunidad. En la actualidad, la lengua iskonawa es considerada en peligro de
extinción8 y las nuevas generaciones se desenvuelven empleando con mayor facilidad
las lenguas mencionadas anteriormente, más no el iskonawa.
realizó en las distintas comunidades en las que viven los iskonawa, tuvo una duración de
5 años, y permitió conocer y visibilizar no solo su tradición oral, sino también la situación
actual de este grupo indígena ante los ojos del Estado. De modo que este proyecto tuvo
incidencia en el grado de valoración de los iskonawa sobre la importancia de su
autorreconocimiento como grupo indígena en aras de su desarrollo, la garantía de sus
derechos y de su incorporación al sistema peruano para hacer uso de beneficios
sociales. Los resultados de este proyecto fueron la elaboración del bosquejo gramatical
de la lengua iskonawa, un libro sobre la tradición oral iskonawa, un diccionario iskonawa-
castellano- inglés y un material para el aprendizaje de la lengua.
Durante ese mismo año, en el marco del proyecto “Naeha Awin: Proyecto de
fortalecimiento de la identidad de las mujeres del pueblo indígena iskonawa a través de
su artesanía”, se creó la “Asociación de Artesanas Iskonawa Pari Awin”. Haciendo uso
de los diseños ancestrales aprendidos de sus familiares más ancianos y de sus
experiencias, las artesanas iskonawa han diseñado sus productos y se han insertado en
un mercado de ferias organizadas por diversas instituciones en las que visibilizan y
venden sus productos con los diseños tradicionales de su pueblo. Asimismo, algunos de
estos diseños fueron también documentados en un video titulado “Diseños Artísticos del
pueblo Iskonawa. Narraciones de Nelita Rodríguez Campos” elaborado como parte del
proyecto “Hacia una revitalización lingüística y cultural del pueblo iskonawa”.
La primera vez que visité la comunidad fue en el mes de mayo del 2018. Durante
esta visita conocí a las familias iskonawa que participaron en esta investigación y realicé
un recorrido exploratorio en la comunidad, la cual se encuentra distribuida a lo largo del
río Callería y cuenta con escuelas de inicial, primaria y secundaria; además de contar
9Además de la ubicación de la CN Callería, este mapa presenta otros espacios relevantes en la historia
del pueblo iskonawa debido a que la fuente a la que pertenece se ocupa de su desplazamiento.
27
con un servicio de salud. Posteriormente, entre los meses de julio, agosto y setiembre,
permanecí en la comunidad hospedándome en la casa de una de las familias iskonawa
con quienes recogimos la información que se desarrolla en este documento. En la
imagen que continúa, podemos ver la distribución de la comunidad a las orillas del río
Callería y la ubicación, dentro de esta, de gran parte de las familias iskonawa.
CAPÍTULO I
MEMORIA, MÚSICA Y RITUAL
Para comenzar, menciona que dentro de las historias de conquista rara vez se
cuestiona sobre las impresiones generadas en los “indios” ante la llegada de
desconocidos a sus territorios. Dejando un vacío sobre el pensamiento de los indígenas
respecto a las actitudes, luchas y estilos de vida de sus conquistadores. Si bien el autor
reconoce la posibilidad de que estas preguntas podrían no haber sido resueltas,
menciona también que, a través de textos y pinturas, mostrando las diferencias entre
mesoamericanos y españoles, podrían verse las dos caras de la conquista española. Del
31
mismo modo hubiese ocurrido al tener en cuenta lo que las culturas manifestaron a través
de su historia y tradición oral (León Portilla, 1959, p.6). De esta manera, este estudio
tiene un interés histórico que inicia con los primeros avistamientos de la llegada de los
conquistadores por los indígenas y pone de manifiesto la perspectiva histórica del otro a
partir de cantos, pinturas, testimonios y registros pictográficos que describen la
perspectiva de los amerindios ante el contacto con los europeos.
Esta lectura sobre la aproximación a la perspectiva del otro a partir del arte, los
testimonios y los registros existentes puede aplicarse también a la música y a los cantos.
A través de estos, se enuncian acontecimientos, personas e incluso objetos que se
encuentran asociados a las memorias de las sociedades en las que se ponen en práctica.
A continuación, presentaré algunos ejemplos en los que a partir de los cantos se guardan
y se transmiten las memorias.
Por otro lado, Marilina Albornoz (2015), desde una aproximación al mundo sonoro
de los mbyà-guaraní, presenta una serie de aspectos etnográficos sobre los procesos y
tratamientos corporales, y de las teorías de las practicas visuales y sonoro performativas
presentes en la forma de vivir de ellos, especialmente de los niños, tomando como punto
de partida una investigación etnomusicológica entre los mbyà del sur de Brasil. Por
ejemplo, explica que los mbyà otorgan a los niños y a sus cantos un lugar especial en el
oguatá porã, que es “el camino sagrado hacia la perfección”. Por esta razón, tanto el
habla, los cantos, las risas y el llanto de los niños, como su modo de ser al estar en
grupo, es recreado y sostenido por los mbyà, ya que ellos orientarían su modo de ser por
principios «cosmo-sónicos», es decir, a partir de su interpretación de los sonidos.
Asimismo, explica que los grafismos y la ornamentación corporal son aspectos de la
construcción de los cuerpos con la finalidad de hacer visibles los mensajes para
compartirlos en determinado espacio y que estos expresan “la concepción tribal de la
persona, su categoría social y los mensajes referidos al orden cósmico” (Vidal 1992). Es
así, que ella propone que los elementos visuales y los sonidos se presentan de forma
articulada, constituyendo una performance corporal que resulta en transformaciones de
los cuerpos y en resignificaciones de las memorias colectivas.
A partir de estos ejemplos podemos ver, en primer lugar, que es necesario tener
en cuenta la perspectiva del otro para conseguir una mejor comprensión de sus historias
y, en segundo lugar, que estas historias están representadas a través de memorias que
se manifiestan a través de la música, como es el caso de los mybà- guaraní y los kuikuro.
Del mismo modo, podemos ver que los trabajos sobre memoria y sobre música se
encuentran estrechamente relacionados entre sí ya que los repertorios musicales
utilizados en determinado contexto permiten dar cuenta de los procesos históricos y
sociales de los cuales se haya sido parte.
diría que aún no se ha encontrado un método que permita afirmar lo que las personas
cantan, esto debido a que entre ellos no existe una teoría de la música ni instrumentos
construidos con exactitud.
Del mismo modo, este diálogo entre lo humano y lo no humano es abordado por
Christina Callicot (2017), quien escribe un artículo que sustenta que la música es el nexo
comunicativo entre las personas y las plantas. Su estudio se basa en análisis de los
ícaros como parte del aprendizaje chamánico durante la toma de ayahuasca, contexto
ritual que supone una forma de comunicación entre especies en las culturas indígenas
de la Amazonía.
Otro trabajo que hace énfasis en los cantos es el de Cesarino (2013), quien realizó
una investigación sobre la tradición oral de los marubo de distintas aldeas del alto río Ituí,
en Brasil. En esta, se encarga de presentar las diferentes narrativas que recopiló durante
su trabajo de campo, las cuales acompaña con una serie de apuntes y aclaraciones
etnográficas con la finalidad de ir más allá de la traducción literal de las mismas. De esta
manera, fue posible para él dar cuenta de las manifestaciones ontológicas detrás de las
narrativas marubo y, con la necesaria intervención de hablantes de la lengua marubo
monolingües y bilingües que conozcan y comprendan el lenguaje ritual de los cantos, el
autor se aproxima al lenguaje ritual marubo que se necesita para comprender lo que se
dice sobre distintos aspectos de la vida de esta población a través de los cantos.
Finalmente, en la tesis de Anni Latva- Pukkila (2017), ella escribe sobre las
posibilidades de los niños y adolescentes de aprender la música tradicional awajún, un
grupo indígena de la Amazonía peruana. Para esto, la autora explica los instrumentos y
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los estilos musicales usados por los awajún antes de las influencias occidentales, las
cuales tienen un impacto importante en la transmisión de conocimientos entre los niños
y jóvenes en la actualidad.
De esta manera, podemos ver a partir de estos ejemplos que desde distintos
enfoques brindados por la Antropología y la Etnomusicología es posible aproximarse a
conocer sobre la música de los pueblos indígenas, entendiendo que mediante esta se
pueden abordar distintas circunstancias de la vida social de las personas como el vínculo
y la comunicación entre lo humano y lo no humano, las narrativas orales, las funciones
de la música en la sociedad y la transmisión de conocimientos musicales.
Sobre los Ticuna, grupo indígena distribuido entre Brasil, Colombia y Perú,
Matarezio (2015), escribe sobre las trompetas rituales utilizadas en el rito de iniciación
femenino que se realiza con la llegada de la menstruación de las niñas. Ellas debían ser
recluidas por un periodo prolongando antes del momento central del ritual en el que las
mujeres debían jalarle al cabello hasta arrancárselo. Durante todo el periodo de
reclusión, diariamente se tocaban las trompetas o iburi para “que las personas estén
animadas”, asimismo, menciona que anteriormente estas se utilizaban como una
invitación a la fiesta (p. 125). Asimismo, se menciona la presencia de otra trompeta
llamada to’cu, la cual era utilizada al inicio de esta fiesta. Cuando suenan estos
instrumentos, suena la “voz” o “lengua” de los instrumentos, la cual provendría desde su
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espíritu, “la propia voz de la persona que está cantando”, y que serviría para aconsejar
a las jóvenes sobre el dolor, los cuidados y distintos aspectos de la vida en la que están
iniciándose (Matarezio, 2015, p.131).
Por otro lado, entre los mbyá-guaraní del sur de Brasil, también encontramos que
la dimensión sonora es un elemento clave en su experiencia de corporalidad y en su
forma de ser/ vivir, ya que existe un vínculo importante entre la construcción de persona
y de conocimiento. Este último estaría relacionado con el sol, por lo que cuando el día
oscurece realizaban un ritual nocturno en el que, mediante sonidos rituales, construían
caminos de comunicación con sus divinidades, por lo que, en este caso, aquella
sabiduría sería obtenida mediante la sonorización (Albornoz, 2015, p.212). Asimismo,
este aspecto sonoro performativo lo podemos encontrar en los rituales de limpieza y de
curación realizados mediante la performance de mboraí, en la casa de los rezos, espacio
permitido solo para los indígenas. Estos cantos son compartidos también en espacios
interétnicos acompañados de diversos instrumentos musicales como mba’epú (guitarra),
y con el hy’akuá parã (sonaja), la ravé (violín guaraní) y el angu’á pú (tambor artesanal)
(Albornoz, 2015, pp.214-215). Por último, en el rito de iniciación de los niños, que dura
una semana aproximadamente, las mujeres y hombres sabios cantan, danzan y tocan
instrumentos mientras fuman en una pipa ritual. Esto con la finalidad de crear una
comunicación con los seres divinos para recibir el nombre del niño, momento a partir del
cual este adquiere su condición de persona (Albornoz, 2015, p.221). Para este grupo los
elementos visuales y los sonidos se articulan generando transformaciones corporales a
partir del conocimiento adquirido en la comunicación sonora.
De manera similar ocurre con las canciones rituales mochai del pueblo shipibo,
las que tendrían diversas funciones. Según Brabec, estas serían curar el sol o la luna
durante los eclipses, convocar y conocer algunas entidades no humanas y, utilizadas por
los médicos, servirían parar curar a enfermos muy graves y; sin embargo, no se trata
solo de ello. Mediante estos cantos, se trasciende del plano en que viven de manera
colectiva hacia un espacio en el que es posible encontrarse con seres que han partido
fuera de este mundo (2012, pp.94-95).
38
Los trabajos sobre música y cantos de los pueblos pano se realizan de la mano
con otros elementos de su cultura, como la memoria y los rituales. Sobre el primer punto,
en el trabajo sobre los yaminawa que realiza Naveira (2007), se describe, desde una
perspectiva etnográfica, cómo los cantos evocan a la memoria de los nombres de los
parientes o de los vínculos de aquellos que ya no están o viven separados de ellos.
Tomando como punto de partida la alteridad que se manifiesta en los cantos y en la
construcción del otro, en esta tesis propone un debate sobre la identidad yaminawa.
40
Por otro lado, Brabec, en sus diversos trabajos, realiza una serie de
investigaciones sobre diversos aspectos vinculados a la música del pueblo shipibo-
konibo como la lengua, los diseños y las plantas curativas. En estos, él se concentra en
elaborar una clasificación, identificar sus funciones y en las referencias a distintos
elementos que se mencionan en los cantos. Para empezar, en su trabajo llamado
“Sinchiruna míriko: Un canto medicinal del ayawaska en la Amazonía peruana” (2003),
el autor se concentra en las canciones medicinales de los médicos de la Amazonía
peruana al curar a sus pacientes mediante la toma de ayawaska, haciendo énfasis en la
melodía y el repertorio utilizado. Del mismo modo, en “Cantando el Mundo: Una
exploración sobre las funciones de la música en las sesiones del ayawaska en la etnia
Shipibo- Konibo” (2013) aborda el tema de los cantos curativos del ayawaska, teniendo
en cuenta el modo de comunicarse con el mundo de los “médicos” a través del canto.
En cuanto a la música de las fiestas de los pueblos pano, existen algunos trabajos
que, si bien no se concentran en la música, explican que se requiere de esta como parte
del ritual estudiado. En la tesis de Ruiz (2016), el autor se concentra en la reconstrucción
del contexto y de las interrelaciones de la fiesta del Ani Xeati del pueblo shipibo, dando
41
Mediante esta revisión de textos podemos ver que la música de los pueblos pano
ha sido estudiada con diversos objetivos. Mientras que por un lado hay trabajos que se
encargan de vincular la música con la memoria, las plantas medicinales y los diseños,
por otro lado, existen también trabajos en los que, a través del estudio de rituales,
visibilizan la presencia de cantos y de las funciones que estos cumplen.
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Sobre el pueblo iskonawa contamos con bibliografía que data desde poco tiempo
después del primer contacto que tuvo con los misioneros en 1959. Sobre ellos, sabemos
que pertenecen al macro conjunto pano y que son conocidos también como iskobakebo
“hijos del paucar”. Actualmente, viven en comunidades a lo largo del río Callería y se
conoce también sobre un grupo iskonawa en aislamiento voluntario en la Reserva
Territorial Isconahua, que se encuentra dentro del Parque Nacional Sierra del Divisor, en
la frontera peruano brasileña.
Un primer estudio sobre este grupo indígena es aquel desarrollado por Whiton,
Greene y Momsen que, en el año 1964, presentan un trabajo de corte etnográfico en el
que se ocupan de realizar una descripción de lo que denominan como “la cultura Isco”.
En este, relatan cómo es que vivían las personas iskonawa en sus territorios ancestrales,
a partir de lo que contaban los iskonawa que fueron contactados y trasladados por la
South American Mission. De esta manera, escriben sobre aspectos geográficos,
culturales, religiosos, políticos y el estilo de vida particular que llevaban en aquel lugar.
Años después, sobre la situación del grupo indígena, Miriam Matorela (2004)
como parte del proyecto de “Conservación de la Sierra del Divisor”, realiza un estudio en
el que pretende actualizar los conocimientos sobre el pueblo iskonawa. Para esto, hace
una descripción demográfica e histórica antes de abordar el conflicto sobre el territorio
ancestral de este pueblo indígena. Del mismo modo, Cuentas (2015), escribe acerca de
la situación de los iskonawa de la Reserva Indígena, explicando sobre las actividades
que realizaban en función de los recursos de la naturaleza y describe las amenazas sobre
estos territorios, tales como la construcción de carreteras y el incremento del narcotráfico.
Asimismo, Brabec (2014) realiza una investigación sobre la historia del contacto
de los misioneros con el pueblo iskonawa. En esta, se describen a las personas y se
consideran algunos aspectos de su cultura. El autor explica que los iskonawa han sido
considerados como parte del grupo Remo y que el Instituto Lingüístico de Verano (ILV)
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realizó trabajos en los que intenta analizar la filiación de las lenguas remo e iskonawa a
partir de algunas pocas evidencias léxicas y gramaticales. También describe la situación
en la que vivían los iskonawa antes del contacto con los misioneros. Explica el interés de
las misiones en evangelizar a los pueblos indígenas no contactados para luego
desarrollar la historia del contacto con los iskonawa y, finalmente, describe la situación
actual en la que viven los iskonawa. Asimismo, durante este mismo año, también desde
una aproximación sobre la situación de los iskonawa antes y después del contacto,
Valdivia (2014) realiza un documental llamado “Iskobakebo: un difícil reencuentro” en el
que narra la historia de contacto de los misioneros del SAM con los iskonawa, teniendo
en cuenta la situación de aislamiento que vivió previamente el grupo iskonawa.
Como podemos ver, los estudios etnográficos sobre el pueblo iskonawa son aún
muy pocos y estos se dedican principalmente a describir a la población, a presentar su
historia desde la perspectiva de los misioneros y de los iskonawa y, de explicar su
situación actual dentro de la comunidad a la que fueron trasladados.
44
En el trabajo más antiguo que se conoce sobre los iskonawa, el de Whiton, Bruce
y Momsen (1964), se hacen algunas referencias a cuestiones asociadas a la danza y a
la música de los iskonawa. En primer lugar, en la sección dedicada a la cremación de los
cuerpos, se menciona la existencia de cantos y danzas que realizaban alrededor del
cuerpo durante largas horas. En segundo lugar, en la sección llamada “Miscellaneus
data”, los autores hacen referencia a una flauta de dos agujeros hecha de madera de
paca y de aproximadamente dieciocho pulgadas de largo que era utilizada para imitar el
sonido del “pájaro del paraíso” y no tanto como un instrumento musical. Por último,
mencionan también la existencia de una forma de comunicación a través de un tambor
de madera, si bien no encontraron estos tambores, los iskonawa les comentaron que
habían dejado de usarlos debido a que, cuando lo tocaban, los brasileños descubrían su
ubicación con mayor facilidad.
Para los fines de esta investigación, nos interesan principalmente aquellos cantos
que el autor reconoce como rewinki, ya que estos son los cantos asociados a la fiesta de
toma de chicha de maíz. Sobre estos, menciona que para su desarrollo se invitaba a
otras personas, llamados poyabakebo. Además, explica que estos son cantos
prolongados y rítmicamente constantes, de modo que invitan a cantar y bailar a los
participantes.
La música del grupo indígena iskonawa, como podemos ver, ha sido abordada,
en su mayoría, de manera superficial en algunos de los trabajos etnográficos que se
mencionaron con anterioridad. También ha sido, en el caso de algunos cantos, registrada
y traducida. Este tratamiento marginal de la música iskonawa permite ver que existen
diferentes aspectos por explorar sobre los diversos tipos de cantos y sus significados.
Habiendo identificado esta situación, esta tesis intenta llenar este vacío y, además,
abordar los cantos con una profundidad etnográfica.
2.2.1. Etnomusicología
Un buen punto de partida para tratar la discusión acerca de las fronteras entre la
Antropología y la Etnomusicología vendría a ser la elección del objeto de estudio y la
metodología a utilizar en la investigación. Estudiosos de diversas disciplinas no logran
definir cuáles serían las diferencias, ya que el qué investigar y el cómo hacerlo son
elementos compartidos que tienen similar importancia en la lógica de sus
investigaciones. Ante esto, se generan distintas formas de abordar este tema.
Por un lado, como menciona Michelle Bigenho (2008), quien se basa en una
revisión de cuestiones metodológicas como la participación musical, la perspectiva
decolonial y la interdisciplinariedad de los estudios que involucran música es posible
discutir sobre las implicancias de la participación mediante la práctica musical. En este
sentido, se plantea el cuestionamiento sobre si el hacer música como parte del trabajo
de campo sería un elemento metodológico propio de la Etnomusicología. Dejando como
labor a los “no músicos”, es decir, a quienes no hacen música o no practican algún
instrumento musical, pero que son estudiosos de disciplinas como la Antropología,
escribir sobre el contexto social a través de la música. Sin embargo, esta diferencia
metodológica genera cuestionamientos respecto a la posición que ocupa el investigador
al lado de los participantes involucrados en esta. Mientras que, por un lado, es posible
considerar la práctica musical como una experiencia etnográfica privilegiada en tanto
genera una aproximación distinta al objetivo de la investigación, queda la duda, por otro
lado, sobre si esta posición ambigua en la que se ubica al investigador (insider/ outsider)
condiciona los resultados del trabajo debido a que el estar tan próximo es siempre parte
de los dilemas éticos de diversas disciplinas.
escritorio” más que en el trabajo de campo a falta de financiamiento, pero sin dejar de
tener en común el estudio de la música como parte de la cultura y como una producción
de individuos en determinadas esferas.
Además, por otro lado, según la línea de argumentación propuesta por Adelaida
Reyes (2009), que se basa en una revisión sobre los cambios que atraviesan las
definiciones y los métodos utilizados por la Etnomusicología junto a otras disciplinas a
través del tiempo, podemos concluir que la música como expresión cultural en sí misma
sería el punto de partida metodológico de los estudios de la Etnomusicología, a diferencia
de la Musicología comparada u otras disciplinas, como la Antropología, en las que la
música sería estudiada dentro de su contexto cultural.
De esta manera, considerando que estos aspectos están siempre sujetos a los
objetivos de cada investigador y su forma de abordar la música dentro de sus proyectos,
hay algunos elementos que se requiere tener en cuenta de manera permanente al
momento de aproximarse a la música.
En esta misma línea, Merriam (1964), quien también considera que la música es
una capacidad de los seres humanos que se forma en circunstancias particulares,
propone que para acercarse a una comprensión de la música se necesita generar un
equilibrio entre el trabajo analítico y la valoración de los participantes. Por esta razón, es
necesario conceptualizar el comportamiento de los individuos y tener en cuenta la
estructura de la música a estudiar, la cual, a su vez, está sujeta a cambios debido al
51
Del mismo modo, ella explica e invita a pensar en las músicas e instrumentos
locales desde afuera, desde las fronteras del conocimiento, como una posibilidad de
aproximarse a nuevas áreas de pensamiento en el ámbito académico. Finalmente, invita
a la reflexión sobre las aproximaciones metodológicas al estudio de la música en tanto
el principal beneficio de esta y de las diversas artes performativas tendrían mucho que
aportar a las otras disciplinas, ya que estas se encuentran bajo el discurso hegemónico
de la palabra escrita por encima de la tradición oral (Santamaría, 2007, p.214). Los
cantos y los relatos iskonawa recogidos en las investigaciones mencionadas en las
secciones anteriores forman parte de este grupo no hegemónico de tradición oral
preservada a lo largo del tiempo, en los recuerdos, razón por la cual esta investigación
se interesa en su registro y en las formas en que este se aprende y se transmite entre
ellos con el paso del tiempo.
2.2.2. Traducción
10 Como explica Carolina Santamaria, el bambuco es un género musical tradicional colombiano que ha
sido transmitido principalmente de forma oral. Su origen reside probablemente en los ensambles de viento
y percusión formados por población indígena y negra de la provincia del Gran Cauca (2007, 200).
53
propia consistencia poética, su fuerza y su ritmo” (Cesarino, 2013, p.14). Teniendo esto
en cuenta, la traducción puede explicarse como una transformación del original a otro
registro literario existente, que permita que los marcadores y las especificidades propias
de la lengua no sean ignoradas. De este modo, que el ejercicio de traducir no se trata de
dar sentido, sino de entender el modo de significar. Para el caso de la fiesta de toma de
chicha de maíz, será necesario aproximarse a lo que se explica a través de los cantos y,
en vista de que ya no se realiza este ritual, será importante también ver como se performa
su recuerdo.
Por otro lado, teniendo en cuenta que a través de la música se manifiestan las
ontologías y que es posible desarrollarlas mediante la etnografía, se requiere también
tener en cuenta que la música da cuenta de una lógica distinta del pensamiento, por lo
cual no basta con el significado de la traducción, sino que es necesario prestarle atención
a la lengua y a la forma en la que esta se ordena. Quien menciona esto es Severi (2017),
quien además propone que la gramática seria la vía en la que se manifiesta el modo de
pensamiento y el universo entorno a este. Este argumento se relaciona con lo
mencionado anteriormente sobre el trabajo de Cesarino, ya que para ambos autores la
traducción devela una nueva forma de pensamiento, la cual se manifiesta al tener en
cuenta el modo de significar a través del lenguaje.
2.2.3. Memoria
Como se menciona líneas arriba, no se puede realizar una traducción sin tener en
cuenta los aspectos que se manifiestan en esta. Uno de estos aspectos es la memoria.
Al analizar los cantos se pone en manifiesto el recuerdo, el olvido y el silencio. Criterios
que explicaré a continuación.
Por ejemplo, en el Alto Xingú, caso característicamente multiétnico que difiere con
otras áreas de la Amazonía, y que mencionan Franchetto, B., Fausto, C. & Montagnani,
T. (2013), este posee dos géneros verbales: el discurso del jefe con la llegada de los
mensajeros con una invitación y, los cantos rituales de las fiestas intertribales. La pérdida
de estos complicaría no solo la vida ritual, sino que trae como consecuencia la
imposibilidad de señalar la autonomía y el distintivo multiétnico. Además, explican que,
para recordar y transmitir estos cantos, no basta con que sean memorizados por unas
pocas o una sola persona, la memoria debe ser compartida. Sin embargo, en el caso de
los pueblos del Xingú, es necesario realizar pagos para obtener este conocimiento;
pagos que dependen del tipo de conocimiento a ser transmitido. Por esta razón, a falta
de recursos, muchos no culminan su aprendizaje y, por otro lado, la transmisión de
cantos entre familias se vuelve usual, ya que se reducen los costos. Esta situación,
genera una contradicción, puesto que mientras, por un lado, se considera importante y
necesaria la repartición del conocimiento entre muchas personas para compartir la
memoria, al mismo tiempo se restringe la circulación de esta debido al prestigio que
acompaña los cantos y al status que este otorga en el grupo (Franchetto, 2013, p.53). A
57
identificar lo que se dice a través de la música y, para los fines de este proyecto, lo que
se dice a través de los cantos de la fiesta de toma de chicha de maíz, sobre las personas,
los espacios y los objetos a través de estos ya que, como mencionamos líneas arriba, a
través del lenguaje utilizado en estos cantos podríamos acercarnos a los modos de
significar que resisten al paso del tiempo entre los iskonawa.
Finalmente, no podemos terminar esta sección sin explicar sobre el silencio que
se genera producto de la clandestinidad que mencionamos líneas arriba. Sobre este,
debemos precisar que, como menciona Elizabeth Jelin (2002), hacer trabajos que
involucren la memoria necesariamente debe tener en cuenta los recuerdos y olvidos,
narrativas y actos, silencios y gestos ya que hay en juego saberes, pero también hay
emociones. Por esta razón, es necesario conocer acerca de las personas que recuerdan
y que olvidan, como también de aquellas circunstancias que activan la memoria o el
silencio (pp.17-18). Esta situación de silencio y de olvido, se manifiesta en las formas de
59
En vista de esta situación, es necesario considerar que las narrativas del pasado
implican necesariamente una selección porque la memoria total es imposible, de modo
que existe un primer tipo de olvido “definitivo”, que es necesario y profundo para el
funcionamiento de grupos y que se produce con el paso de la historia. Sin embargo, es
posible que estos olvidos reaparezcan y tomen nueva vigencia a partir de cambios
sociales y culturales que implican su revisión. Por otro lado, un segundo tipo de olvido
sería el “evasivo”, el cual manifiesta la intención de no recordar aquello que puede herirte
y este puede ocurrir en relaciones entre grupos sociales por la necesidad de sobrevivir
generando un silencio que podría ser voluntario, para cuidar a los otros y no transmitir
sufrimientos. En esta circunstancia se manifiesta otra lógica del silencio: para
compartirlo, es necesario contar con la voluntad de escuchar, ya que, en el caso de las
memorias individuales, existiría el temor de no ser comprendidos, razón por la cual la
capacidad de escuchar es central en el proceso de quebrar silencios. Por último, esta
aquel silencio que libera la carga del pasado para así mirar hacia adelante, el silencio
“liberador”. Este último tipo de silencio sería el necesario para el desarrollo de la vida
individual y, para las comunidades y grupos, permitiría ver las cosas sin la carga de la
historia (Jelin, 2002, pp.29-32). Para el caso de los recuerdos de las familias iskonawa
sobre la fiesta de toma de chicha de maíz, veremos que el silencio en torno a este se
manifiesta de diferentes maneras y que, de la mano con las memorias sobre este ritual,
se encuentra en constante cambio en función a las expectativas y actividades que
realizan en la actualidad.
60
Los rituales y los elementos que los componen han sido objeto de interés de la
Antropología desde sus orígenes. Uno de los autores clásicos de esta disciplina, Víctor
Turner (1973), define al ritual como una conducta formal prescrita para ocasiones no
sumidas por la rutina tecnológica que se relaciona con seres o poderes místicos y, dentro
de los rituales, el símbolo es la unidad mínima de este, debido a que, en este, se
conservan las propiedades características de la conducta ritual (p.16). Asimismo, para
describir la performance de los rituales, el autor menciona que estas son fases de amplios
procesos sociales cuyo lapso y complejidad es aproximadamente proporcional al tamaño
y grado de diferenciación de los grupos en los que tiene lugar. Cada tipo de rito es un
proceso modelado en el tiempo, cuyas unidades son objetos simbólicos y elementos
estandarizados de conducta simbólica (Turner, 1973, p.46).
Si bien Víctor Turner y otros autores como Van Gennep, desarrollan diversos
aspectos referidos a los rituales, su estructura y el efecto y/o cambio temporal o
permanente que generan en los individuos o colectivos involucrados en estos, es de
61
nuestro interés concentrarnos en aquello que describen como la fase liminal. Esto se
debe a las semejanzas que podemos identificar con lo ocurrido durante el rewinki de los
iskonawa a partir de la unión y participación colectiva generada por este suceso.
1967, pp.21- 22). En el ritual iskonawa del que se ocupa esta investigación, la chicha de
maíz fermentada es el objeto -símbolo- principal del ritual, ya que este se configura a
partir de su consumo, razón por la cual es relevante ahondar en los significados de esta
a nivel individual y social a partir de los efectos de su consumo para el grupo social; como
también del resto de símbolos que permiten la eficacia del ritual.
que, en el mundo amazónico, las fronteras entre la tradición y a innovación quizá no son
tan sólidas (Calavia, 2013, p.207) y que las performances rituales no son estáticas,
Severi (2002) menciona que, para un mejor acercamiento al estudio de las cuestiones
rituales, en primer lugar, es necesario tener en cuenta que a través de la acción ritual no
solo se manifiesta la existencia de cuestiones supernaturales, sino que estas también
pueden cambiar o ser performadas para probar la efectividad de su poder. De modo que
para estudiarla y considerarla como una cuestión universal es necesario no limitarse al
ejercicio de la acción ritual, sino que se requiere de una mirada reflexiva del asunto.
Asimismo, el autor menciona que este tipo de estudios debe ser acompañado de la
exploración de los aspectos rituales que no han sido claramente entendidos y que la
reflexividad no está para objetificar la performance ritual o la vida diaria. Por el contrario,
esta es una parte importante de la constitución del ritual, ya que se trata de una forma
de mirar el ritual per se y así elaborar inferencias desde el inicio de la performance como
parte esencial del ritual en sí mismo.
chamánicos Kuna, una de las formas del lenguaje se manifiesta a través del uso de
analogías. Esta forma de transferencia de connotaciones analógicas sobre objetos es
conocida como un instrumento lingüístico llamado paralelismo, una forma de tratar
imágenes verbales juntas. Sin embargo, en este caso, no se trata solo de una técnica
lingüística. Este se puede usar de manera reflexiva para definir no solo el mundo descrito
por el ritual sino también la identidad de la persona que lo enuncia. Por esta razón, es
importante y necesario tener en cuenta qué y cuándo se performa el ritual. Igualmente,
en el caso de la fiesta de toma de chicha de maíz de los iskonawa, es necesario tener
en cuenta las diversas formas en las que se manifiesta la memoria. En este caso, si bien
ya no se performa el ritual, a través de los cantos y de las formas en las que estos son
recordados se performa también la acción ritual.
2.2.5. Cuerpo
Asimismo, tal como mencionan Seeger et al. (1987), es usual que tendamos a
utilizar nuestra concepción y nuestras percepciones occidentales para entender las
sociedades, generando que muchas de las nociones sobre persona de los pueblos
indígenas tienden a ser consideradas como ideologías, sin ocupar un lugar en la
constitución del trabajo científico (p.5). Es por ello que, al utilizar este concepto, debemos
tener en cuenta que la noción de corporalidad en las sociedades amerindias debe ser
entendida como una experiencia que da soporte a la identidad, los roles sociales y que,
a su vez, es un medio que articula significaciones sociales y cosmológicas de la matriz
de símbolos y pensamientos que conforman el cuerpo (Seeger et al., 1987, p.11). En los
siguientes capítulos, al describir la fiesta de toma de chicha de maíz de los iskonawa,
observaremos que la noción de cuerpo que estamos desarrollando es fundamental para
comprender las relaciones que se configuran a partir de este ritual que congrega a
distintos grupos familiares cercanos, así como los elementos que conforman este ritual.
Por esta razón, en los siguientes párrafos, explicaremos algunos aspectos que
constituyen la construcción del cuerpo, así como también desarrollaremos la idea de
cuerpo como un ser colectivo.
sexualidad y el lenguaje que conforma estos espacios. (Seeger et al., 1987, p.11). En el
caso de esta investigación, nos interesa concentrarnos en la importancia de la
alimentación entre los grupos pano. Partiendo de su experiencia con los Yaminawa y
Yawanawa11, Laura Pérez Gil (2003) sostiene que la alimentación cumple un rol
protagónico en el proceso de fortalecimiento corporal porque hay algunos elementos que
son evitados en tanto se considera que causan enfermedades, pero también otros que
contribuyen a mantenerse fortalecido. Esta forma de constituir la ingesta de alimentos
estaría vinculada a la fortaleza que se atribuye a sus antepasados, ya que ellos no se
enfermaban y resistían al frío gracias al cuidado en su alimentación, a diferencia de la
alimentación que llevaron a partir del encuentro con el hombre blanco, ya que se
incorporaron nuevos insumos como el azúcar, la sal y el alcohol, debilitándolos no solo
individual sino también colectivamente (p.32). Este cambio en la vida del grupo incide en
la forma de cuidar y constituir el cuerpo a partir de la ingesta de alimentos específicos.
Del mismo modo ocurre a partir del intercambio de sustancias, ya que en estas se
encuentra el origen de la persona y son parte de un proceso esencial para el desarrollo
de los individuos y sus sociedades (Pérez Gil, 2003, p.28). Esta circunstancia nos permite
afirmar que el cuerpo, para las sociedades amerindias, no es entendido como un
elemento acabado o concluido, sino que se encuentra en permanente transformación y
tiene la posibilidad de ser modelado a través de fluidos que ingresan y objetos que están
en contacto (directo o no).
11Los Yaminawa y los Yawanawa son pueblos indígenas pertenecientes al macro conjunto pano. Ellos se
encuentran ubicados al sudeste del Perú y en la zona fronteriza con Brasil, principalmente en el
departamento de Ucayali.
67
traducido como “persona”, “pariente” y “cuerpo”. Por ejemplo, la frase ewe yura es
utilizada para referirse al propio cuerpo, pero también para referirse a los parientes
próximos, que son aquellos con los que se compartía una identidad corporal. Asimismo,
para los yaminawa, yura se refiere a las personas vivas, aquellas que contienen los
componentes espirituales que conforman a una persona. Es así, que yura es el punto a
partir del cual interactúan las entidades que conforman la noción de persona, la
sociabilidad del individuo y el medio para relacionarse con los miembros del grupo al cual
pertenecen. En este sentido, utilizar la idea de cuerpo para referirse a la colectividad no
es una metáfora. El cuerpo individual no acaba en la frontera impuesta por la piel, sino
que forma parte de un cuerpo supra individual (2013, pp.27).
68
CAPÍTULO II
LA FIESTA DE TOMA DE CHICHA DE MAÍZ DE LOS ISKONAWA
3.1. Las memorias sobre el rewinki de los iskonawa del río Callería
Las familias iskonawa que participaron en esta investigación son parte del proceso
de contacto que los llevo a la comunidad de Callería y posteriormente a la ciudad. Este
proceso va de la mano también con el proceso de transmisión de los saberes de los
iskonawa: y también, con las formas en que se recuerdan los lugares y las personas con
quienes han compartido este proceso. Por esta razón, para el caso de la fiesta de toma
de chicha de maíz, al ser un ritual que no se realiza en la actualidad, fue necesario tener
en cuenta los procesos de socialización, las personas y los elementos que han sido parte
de este acontecimiento. En vista de que esta investigación se aproxima al ritual a través
de los recuerdos, considero importante señalar que es a partir de mi presencia en sus
hogares que se indaga y se fomenta la preparación de objetos asociados la fiesta de
toma de chicha de maíz, cuestión que generó una serie de cuestionamientos y
reflexiones sobre el ritual entre los iskonawa. Durante el tiempo en que recordaban fue
posible ver cómo es que en los procesos de memoria colectiva se necesita también
“aprender a recordar”, como parte del proceso de transmisión y de reflexión sobre el
pasado (Jelin, 2002, p.16). Sin este proceso de volver atrás para cuestionarnos hoy sobre
la fiesta de toma de chicha de maíz, hubiese sido imposible realizar esta investigación.
Algunos conocimientos, como en el caso de aquellos sobre la fiesta de toma de chicha
de maíz, se han difundido entre las nuevas generaciones y es posible indagar y
acercarnos a estos hoy; sin embargo, no siempre se recuerda ni se habla con facilidad
sobre diversos temas. En el proceso de aprender a recordar, por un lado, inevitablemente
también se seleccionan recuerdos, se priorizan aquellas circunstancias y personas que
70
son relevantes tanto de manera individual como colectiva y, por otro lado, se hace
evidente que hay recuerdos sobre los que no es tan sencillo compartir.
Un primer grupo de recuerdos sobre el ritual de toma de oma, son aquellos que
pertenecen a los que, en distintos momentos de su vida, participaron en él. Los ancianos
iskonawa que viven hoy en la comunidad nativa Callería son los que han compartido sus
recuerdos sobre el momento de su vida en el que participaron, ya sea mientras vivían en
algún lugar del Cerro del Cono o en su proceso de contacto y traslado hasta llegar a la
comunidad en la que hoy viven. Actualmente, en Callería viven tres de ellos: Nawa Nika,
Wini Kera y Chibi Kanwa, que fueron nombrados como Nelita Rodríguez Campos, Pablo
Sangama Rodríguez y José Pérez Rodríguez, respectivamente, al ser contactados por
los misioneros. Nawa Nika es esposa de Wini Kera y, Chibi Kanwa, es su hermano. Los
tres fueron parte del grupo iskonawa que fue contactado y trasladado por la South
71
Entre ellos, uno de los más ancianos es Wini Kera. Él vive hoy junto a su esposa
y a su familia. Se dedica a cuidar su chacra, a cuidar la casa y a pescar para proveer a
su hogar. Wini Kera no conversa en español, no podría afirmar si sabe hacerlo o no, pero
producto de su sordera él se comunica muy poco, y cuando lo hace es en shipibo. Para
conversar con él fue necesaria la ayuda de su esposa Nelita y de su hijo Germán, llamado
Nawa Risi, en iskonawa. El recuerdo sobre la fiesta de toma de chicha de maíz que
compartió el señor Pablo con nosotros se remonta a algún tiempo atrás, antes del
traslado de los iskonawa, cuando vivía en la zona cercana a la cabecera de los ríos
Utuquinía y Abujao. Por las razones que expuse anteriormente, la entrevista se realizó
en lengua y fue grabada para traducirla de manera posterior, poco a poco, para lograr
ahondar en su experiencia sobre el ritual y sobre sus cantos.
Mientras Wini Kera cantaba, levantaba sus brazos y, casi al final, nos preguntó si
podía enseñarnos la forma en que los iskonawa acompañaban sus cantos con los
movimientos del cuerpo. Es así, que nos hizo entrelazar los brazos y dar algunos pasos,
siguiéndolo. El hacernos participar a todos los que estábamos allí es también una forma
de recordar, pero también de traer al presente una pequeña parte del recuerdo de la
fiesta de toma de chicha de maíz. Si bien más adelante explicaré los detalles del recuerdo
compartido por Wini Kera, considero que este es el espacio para señalar que el recuerdo
no consiste solo en la historia que se escucha o en los hechos del pasado, es importante
también tener en cuenta de qué manera estos hechos se manifiestan hoy a través de la
observación de la memoria y de las percepciones que nos llevamos de esos momentos.
En esta situación, la memoria se manifestó no solamente a través de la narración de los
sucesos del ritual, sino que también el levantar los brazos y bailar da cuenta de que el
cuerpo también recuerda. Al momento de traer al presente sucesos del pasado, se
involucran diversas sensaciones en los cuerpos, ya que la voz es solo una de las formas
en las que transmitimos las memorias. El movimiento del cuerpo es también otra forma
de recordar. De esta manera, Wini Kera nos explicaba no solamente cómo bailan en la
fiesta de toma de chicha de maíz, sino que también observamos que este ritual implica
el trabajo del cuerpo, como profundizaremos más adelante.
Con esto en mente, podemos describir también la forma en que se transmiten los
recuerdos de los hermanos Nawa Nika y Chibi Kanwa. Si bien junto a Wini Kera los tres
ancianos iskonawa fueron parte del proceso de contacto y traslado, sus memorias se
manifiestan de distintas formas.
Por un lado, Chibi Kanwa menciona que no recuerda, que él era muy niño y no ha
visto. Es su nieto Christian quien me lo explica, ya que su abuelo es casi sordo y se
comunica con mayor facilidad en shipibo. Mientras su nieto me cuenta que su abuelo
antes sabía más y que antes hacía macanas y flechas como las de los iskonawa que
vivían allá en el monte, pero que ya no se acuerda como antes, su abuelo nos observa
en silencio.
Este silencio me acompañó durante casi todo el tiempo que estuve allí y, a Chibi
Kanwa, este silencio lo acompaña también desde hace algún tiempo. Sin embargo, este
73
silencio no necesariamente debemos entenderlo como una forma de olvido, sino que, al
venir de un lugar más lejano, hablar otra lengua y tener costumbres diferentes a las
shipibas, tal vez el no hablar sobre asuntos relacionados a su vida en el bosque,
respondería más bien a la necesidad de adaptarse a una vida diferente, lo cual no
significaría un olvido permanente. El nieto de Chibi Kanwa, Christian, al ser más cercano
a su abuelo, conoce y comparte aquellas memorias sobre los iskonawa que su abuelo le
ha contado alguna vez, solo que no es cotidiano para él hablar del tema. Cuando ellos
conversan, lo hacen en shipibo, incluso es posible que en algún momento el abuelo le
hable a su nieto en iskonawa.
Al igual que las memorias, ocurre con la lengua iskonawa y, como menciona
Carolina Rodríguez Alzza (2017), la lengua es un medio clandestino ante el grupo
dominante, a través de la cual podemos observar las memorias subterráneas (p.58).
Christian y su abuelo conversan en su casa, conversan en lengua y suelen pasar gran
parte del día juntos. Este compartir de memorias da cuenta de cómo las memorias
74
Por otro lado, ocurre una cuestión similar con Nawa Nika, con quien conversar
sobre estos temas es más viable, ya que podemos hacerlo en español y, además, ella
ha sido parte de diversos proyectos, sobre todo con lingüistas, en los que ha sido
necesaria la traducción del iskonawa al español. Ella me explicó que era muy pequeña
cuando salieron de su casa para ir con los misioneros y que, por esa razón, hay muchas
cosas que ella no sabe, pero que en Chachibai, comunidad a la que constantemente se
refieren los iskonawa para hablar del pasado, esta su hermana y que ella debe saber
más, porque ella si ha preparado oma antes. Sin embargo, luego de permanecer algunos
días compartiendo con Nelita, recuerdo que una de las noches, cuando ya nos
preparábamos para dormir, ella se me acercó para decirme que sí había visto como
hicieron fiesta una vez, cuando vivió en Utuquinía.
De esta forma de compartir, hay dos aspectos que llaman la atención. En primer
lugar, ella hace mención de su hermana que está en Chachibai, como una forma de
expresar que ella no conoce. Chachibai es otra comunidad, que se encuentra a unas
75
varias horas río adentro, en la que vive un grupo de su familia. Como ella misma me
explica, allí es diferente porque “es monte y se puede comer carne, como hacía antes”.
Para los iskonawa, este lugar es donde se encuentra lo más parecido a la vida pasada,
razón por la cual, el que su hermana se encuentre allí, la hace más cercana no solo a los
recuerdos, sino también a la vida de los iskonawa antes de su traslado. En segundo
lugar, considero que si bien el recordar aspectos asociados a la vida de los iskonawa,
como ocurre a través de la artesanía, por ejemplo, es un elemento permanente en el día
a día, este recuerdo puede fomentarse y volverse palpable a través de la producción de
elementos asociados a cuestiones específicas, como ocurre con la fiesta de toma de
chicha de maíz para los fines de esta investigación.
Esta reacción particular permite dar cuenta de que los saberes sobre cómo
preparar algunos de los elementos asociados a este ritual aún permanecen en las
memorias de los ancianos iskonawa, pero que existe un silencio en torno al tema. Este
silencio, como en la última situación mencionada, podría estar vinculado a la falta de los
insumos necesarios para la preparación del tambor, pero también a la inexistencia de
momentos cotidianos para hablar sobre temas asociados a la vida de los antiguos
iskonawa. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el pasado es activado en un
presente y en función de expectativas futuras (Jelin, 2002, pp.17-18). Es por ello que, si
bien la información que podemos obtener sobre el tema es limitada por las
circunstancias, no fue solo mi presencia la que fomentó la preparación de elementos
asociados al ritual de toma de oma, sino que el reclamo de Nawa Nika gira en función a
76
que hoy, saber hacer objetos iskonawa puede ser para trabajar y/o para vender, como
bien saben hoy las familias iskonawa que viven en Callería.
es que, en el pasado, había la necesidad de no hablar iskonawa, pero que hoy, a partir
de las expectativas y proyectos que comparten, como la creación de su Asociación de
artesanía y su participación en distintos puntos de venta de artesanía que presentamos
en la § 1.4, podría ser también “liberador” y necesario para seguir creciendo, como
veremos en la siguiente sección.
Los iskonawa llegaron a la Comunidad Nativa Callería algún tiempo después del
contacto. Durante este tiempo, las familias han crecido y comparten espacios como
asambleas y la escuela en conjunto con las otras familias shipibas que viven allí también.
La lengua materna de muchos de ellos es el shipibo, ya que esta es la lengua que
predomina y que les permite establecer diversas relaciones en la comunidad.
Vivir en Callería supone tal vez un punto intermedio entre el lugar que los aproxima
a sus antepasados y la ciudad. En este lugar, no solo han crecido las familias que hoy
en día son iskonawa y shipibo, sino que es también un nuevo espacio de encuentro con
el otro. Tanto funcionarios del Estado e investigadores, como turistas y/o extranjeros
asisten a la comunidad para el desarrollo e implementación de proyectos, los cuales han
tenido, en diferente media, cierta influencia en los conocimientos que tienen los iskonawa
sobre la historia de sus antepasados. Estos tres espacios: la CN Chachibai, la CN
Callería y la ciudad, tienen un rol determinante en las relaciones de los iskonawa, razón
por la cual podemos afirmar que la geografía es de por sí un campo de interacciones y
relaciones con el otro. Lo que se articula con lo explicado por Calavia (2004) a partir del
caso Yaminawa, quien sostiene que el tamaño y la localización de su territorio no se
determina a partir de referencias espaciales y fuentes de subsistencia, un umbral
ecológico, sino socioecológico a partir de su historia de desplazamiento, la cual los
separa de su espacio social, es decir, del mapa carnal de sujetos-lugares (p.131).
Respecto al tema del cual se ocupa esta investigación, entre las familias iskonawa
podemos encontrar diversas impresiones en lo que respecta a los conocimientos sobre
la fiesta de chicha de maíz. Si bien las generaciones iskonawa posteriores al contacto se
78
comunican en shipibo y son pocos los iskonawa que hablan su lengua o que han sido
parte de acontecimientos similares a sus abuelos, durante los últimos años, la
participación en talleres e investigaciones ha hecho evidente diversos aspectos no solo
de la lengua sino también sobre las tradiciones de sus antepasados.
Los talleres y las investigaciones que se han realizado en Callería (los cuales
explicamos en la § 1.4), algunas veces en sus casas, han estado normalmente dirigidas
a los jóvenes y a los adultos, sin embargo, mucho del aprendizaje adquirido permanece
en las memorias de las niñas y de los niños que acompañaban a sus padres como parte
de su día a día. Es por ello que, en la actualidad, el iskonawa se pone en práctica de una
forma diferente a la de sus ancestros y hoy podemos ver en los más pequeños y en los
que están en la escuela un reflejo de aquello compartido por sus padres y abuelos que,
naturalmente, ya no recuerdan como antes debido al paso del tiempo. A pesar de que su
lengua materna es el shipibo y asisten a una escuela con educación bilingüe intercultural
shipibo-español en su comunidad, el permanecer cerca a sus padres y abuelos durante
los talleres y actividades de las iniciativas de revitalización del iskonawa en las que
participaron, tuvo como resultado que su posición pasó de espectadores a receptores de
la información compartida. Al preguntar por algunas palabras, pero sobre todo al
preguntar por canciones, muchos de los iskonawa, si bien no recuerdan completamente
la letra y en algunos casos no conocen el significado, recuerdan el tono de la canción y
el contexto en el que lo escucharon y lo aprendieron.
79
El uso y el cuidado que hay sobre este cuaderno da cuenta no solo de la influencia
de los proyectos respecto al conocimiento de la lengua y aspectos relacionados a sus
antepasados, sino que también pone de manifiesto una de las formas en las que se
transmite la memoria colectiva de los iskonawa en la actualidad y de qué manera esta se
conserva. Como diría Pollack (1989), esta memoria reproduce discursos que se
estructuran en base a los intereses de un grupo, por lo que es necesario tener en cuenta
los procesos y los actores que forman parte de la selección de memorias. En este caso,
si bien algunos aspectos surgen en función de influencias externas, como algunos de los
proyectos de los cuales han participado, habría que pensar también en que lo registrado
en los cuadernos pertenece, en primer lugar, a aquellas memorias que se compartieron
de manera clandestina, en lengua iskonawa y en sus hogares y, en segundo lugar, que
estas memorias salieron de este plano silencioso para ser ahora parte de un conjunto de
memorias compartidas y que pueden continuar transmitiéndose al revisar y recordar lo
aprendido y escrito en el cuaderno.
Una situación similar ocurrió durante la construcción del ako, ya que también fue
posible observar otra forma en la que se han transmitido los saberes de los iskonawa en
Callería. Habíamos conversado con el señor Elías para construir un ako y aprender sobre
este procedimiento. Para comenzar, él estuvo algunos días preparando las herramientas
que iba a necesitar, un hacha y un machete afilado. Una vez que lo tuvo listo se dirigió
hacia el monte para buscar el tronco que le serviría para hacer el tambor de madera y
así comenzar a darle la forma que necesita. Estuvo durante varias horas haciendo ese
trabajo, turnándose con uno de sus hijos, quien lleva su mismo nombre. Ambos se
encargaron de la elaboración del tambor de madera, sin embargo, quien se encargó de
pintar los diseños fue su hija Rosita, acompañada de las miradas curiosas de sus primos
de su edad. Este compartir generó que se agrupen no solo las niñas, sino que sus padres,
sus hermanos y su abuela se acerquen a hablar sobre el tema.
Imagen 3. Proceso de construcción del ako por Elías Rodríguez (Fuente: Archivo personal)
81
Del mismo modo, ocurre en el caso del señor Germán, quien siempre me
comentaba que él sabía poco de los iskonawa. Sin embargo, me contaba también que
gracias a que cuando niño pudo escuchar las historias de su familia (la que hoy en día
reside en Chachibai) y gracias a que su mamá siempre fue muy buscada por sus
conocimientos sobre la vida de los antiguos iskonawa, que él ha aprendido de su vida y
de su lengua con el paso del tiempo. Estos modos de aprender podríamos entenderlos
como una forma clandestina de transmitir las memorias, la cual podemos observar en
tanto esta se comunica en espacios privados, en cantos e historias en lengua iskonawa
compartidas a lo largo de su vida.
mi sorpresa y mis risas, me contesta que “ella ha aprendido, ella sabe más que yo”,
mientras ella se ríe y le contesta en shipibo la respuesta a su pregunta. La señora Dalia
es de una familia shipiba, sin embargo, al unirse con Elías, ella estableció una relación
muy estrecha con la señora Rosa, la madre de Elías. De los ancianos iskonawa, ella es
la última que ha fallecido y, durante su vida, compartió muchas actividades con la señora
Dalia, siendo tal vez ese el espacio de compartir saberes de los iskonawa con ella.
La señora Edith nació en Callería, ella conoció a muchos de los iskonawa que
llegaron a esta comunidad después del contacto y, además, observó también algunas de
las costumbres de los iskonawa, como ocurre con la bebida de maíz. Después de
prepararlo y compartirlo en presencia de la señora Nelita, pudimos conversar al respecto.
Mientras que, por un lado, la señora Edith, quien es shipiba, me contaba que así era la
chicha de maíz y que ella había visto cómo preparaba la mamá de su esposo; por otro
lado, la señora Nelita, quien es una de las personas iskonawa que fue parte del grupo
que fue contactado, me contaba que antes los iskonawa preparaban diferente, y que lo
que habíamos preparado era champeh, una bebida de maíz de sabor dulce, que se
preparaba cotidianamente entre los iskonawa.
Como podemos ver en el párrafo anterior, este es un ejemplo de cómo el paso del
tiempo, ha generado diversas percepciones y, en algunos casos, poca claridad sobre
algunas cuestiones de este ritual, como ocurre con el oma, y que se manifiestan en los
saberes compartidos entre las familias iskonawa. Sin embargo, esta transmisión de
conocimientos entre las familias es también un punto de encuentro entre los shipibos y
los iskonawa.
Por otro lado, actualmente los iskonawa mantienen una relación con el Estado
que los lleva también hacia la ciudad. En primer lugar, esta relación cumple una función
de atención en la medida que el Estado se ocupa de los programas sociales como
84
Es así que para las artesanas iskonawa que viven en Callería es difícil encontrar
un espacio para que los visitantes adquieran sus productos debido a que se evitan
dificultades con las artesanas shipibas que trabajan allí. Sin embargo, en la ciudad es
distinto, ya que el conocimiento hegemónico no es shipibo, por lo que encuentran nuevos
actores con los que sus saberes sobre el iskonawa interactúan en nuevos espacios de
mercado. Es así que, en este proceso de aproximarse a los espacios de venta de
artesanía, considero que se ha redescubierto la importancia, no solo de conocer, sino
también de compartir algunos de los saberes de sus ancestros ya que no bastaría solo
con ofrecer el producto, sino que el discurso con el que se acompaña esta presentación
es también parte de lo que necesitan para posicionarse en los espacios de venta.
nuevo sentido, es decir, se performan las memorias sobre esta fiesta en las experiencias
actuales de los iskonawa.
Por otro lado, como menciona Severi (2002), los rituales se performan de diversas
maneras para probar su eficacia, más no necesariamente están sujetos a cuestiones
supernaturales. En este caso, se hace referencia tanto al espíritu de la bebida que da
fortaleza al cuerpo, que podemos interpretar como “al grupo de personas”, y también se
expresa el efecto grupal a través de la sensación de “cuerpo bonito” y de la ebriedad bajo
la cual se comparte, generando así una nueva cohesión grupal a partir del espacio ritual.
Esta situación, la veremos también en los cantos rewinki, característicos de este ritual,
en las secciones posteriores. Es por estas razones que debemos detenernos a
profundizar un poco más respecto al impacto que genera la performance del rewinki en
las relaciones de los participantes a partir del consumo de la chicha de maíz. Víctor
Turner (1988) describe una situación particular al momento de explicar los rituales. Se
trata de un momento en el que se conforma un grupo homogéneo que de manera
voluntaria sale de su status previo con un objetivo específico, para luego regresar o
cambiar su posición, al cual denomina “communitas” (p.104). En el caso del rewinki de
los iskonawa, es posible distinguir este cambio de posición a nivel social entre los
participantes del ritual iskonawa. La situación que homogeneizaría al grupo sería la
87
ingesta del oma ya que produciría, a pesar de que no hemos identificado un cambio de
status tal cual, transformaciones en el cuerpo en tanto esta bebida sería un elemento de
la corporalidad de los iskonawa que se traduce en la fortaleza que brinda de manera
física y espiritual. Idea que retomaremos en las siguientes secciones.
Al igual que el Ani Xeati13, ritual shipibo que contenía la ablación de clítoris, el
corte de cabello y el flechado de animales; las masateadas yaminawa14 e incluso el
Mundialito shipibo15 que se realiza anualmente en Ucayali entre diversos pueblos
indígenas, la fiesta de toma de chicha de maíz sería un evento que tendría, entre sus
intenciones, congregar a muchas personas a que participen del espacio. En el caso del
ritual iskonawa, además de compartir los efectos de la bebida fermentada de maíz a nivel
corporal y espiritual con los invitados, este ritual habría sido un espacio de interacción y
de creación de uniones entre grupos vecinos.
13 El Ani Xeati es una celebración ancestral shipibo-konibo en el que se realizaban diversos ritos. Ver:
Ruiz 2016
14 Las masateadas yaminawa son espacios de compartir que se configuran a partir del consumo de masato,
ocasión en la que los iskonawa toman esta bebida de maíz fermentado conocida como
oma; durante su día a día, se preparaba otra bebida de maíz llamada champeh, que se
caracterizaba por ser más dulce.
Como me cuenta la señora Nelita, a este ritual se le conoce también como waka
paen (waka = agua, paen = fermentado) y que, al ser el oma considerado como una
bebida que da fuerza, este momento del año era muy esperado para hacer la fiesta junto
con sus familiares y vecinos. Aquellos grupos que vivían en lugares cercanos a la zona
en la que se encontraban los iskonawa y que lograban escuchar el tambor de madera
que resonaba entre los bosques a modo de llamado (lo cual que se manifiesta también
en las canciones y será explicado más adelante), eran bienvenidos a compartir esta
bebida ritual y sus efectos.
Para realizar este ritual, era necesario contar con la aprobación del líder del grupo,
el curaca, pero también con la de todos los demás. Es así, que antes de hacer el llamado
con el ako para que sea oído por los invitados y comenzar con la preparación de la chicha
de maíz, los iskonawa decidían entre ellos que ya era el momento oportuno para
cosechar el maíz y realizar la fiesta.
Del mismo modo, como parte de la organización del ritual, era necesario prever la
comida que se compartiría entre todos los asistentes antes de empezar y al terminar la
fiesta. Si bien nunca hacía falta la comida, el ritual comenzaba casi en ayunas, el único
alimento que consumían antes de tomar la chicha de maíz es un sapo hualo asado o en
patarashca16. Esto se debe a que era necesario que “el cuerpo este limpio”, como dijo
Wini Kera, para que pueda llenarse de la fortaleza que la bebida le transmite al cuerpo.
Este sapo era muy sencillo de encontrar en esa región, porque croaba muy fuerte, de
modo que no suponía mayor preparación. Asimismo, este alimento era muy apreciado
por los ancianos iskonawa, a quienes les gustaba preparar carne asada como el “konin
ewan ‘anguila’ (Electrophorus electricus) y choran ‘sapo hualo’ (Leptodactylus
pentadactylus) en patarashca” (Rodríguez Alzza, 2017, p.140). Posteriormente, no se
consumía ningún alimento durante la toma de oma sino hasta finalizada la fiesta, es decir,
16 Preparación que consiste en envolver la carne en hojas grandes y luego cocinarla sobre leña o carbón.
89
cuando se ha consumido por completo la chicha de maíz. Para esto, lo usual era buscar
motelo (Chelonoidis denticulata), una especie de tortuga, y prepararla al fuego.
durante la temporada de sol, para obtener el maíz amarillo que utilizaban para la
elaboración del oma.
Para dar inicio a la preparación, era necesario ayunar y contar con un periodo
aproximado de una semana en la que se hace retoñar el maíz, para luego hervirlo y
dejarlo fermentar durante tres o cuatro días. A continuación, a partir de la experiencia de
Wini Kera, y de algunas precisiones de su esposa Nawa Nika y del señor Elías, explicaré
paso a paso la preparación del oma.
El primer paso, una vez cosechado el maíz, consistía en colocarlo dentro de una
pequeña quebrada, bajo el agua, por un periodo de cuatro días aproximadamente con la
finalidad de que este retoñe, es decir, que al permanecer en el agua se abra y crezca un
pequeño tallo. Una vez visibles los brotes de las semillas del maíz, este era recogido
para ser colocado dentro de una tinaja llamada waspa, en las que procederían a rallarlo.
Para esto, se utilizaba la corteza de un árbol llamado pona y conocido como niste en
shipibo, a modo de rallador. Se utilizaba la corteza de este árbol particular debido a que
posee espinas y es bastante puntiagudo.
Una vez que las tinajas están llenas del maíz rallado, era necesario pasar el maíz
por un cernidor, llamado toati en iskonawa, para evitar que trozos grandes u otros
elementos diferentes se mezclen. Hecho esto, era necesario moler el maíz, para lo cual
se utilizaba una aleta, haho en iskonawa, de un árbol llamado zapote y una piedra, similar
a lo que hoy conocemos como un mortero y un pilón. Al terminar de molerlo, se añadía
agua a las tinajas para “chapear” el maíz, es decir, para amasarlo con las manos hasta
que adquiera consistencia. Al terminar, se volvía a cernir.
Finalmente, esta mezcla debía ser hervida en el fogón para luego ser trasladada
a unas tinajas llamadas tempo. En estas, se dejaba fermentar la chicha de maíz por
aproximadamente dos o tres días, cubriendo las vasijas con hojas de plátano. Antes de
cubrirlas, se colocaba una capa de maíz rallado encima con la finalidad de que con el
paso de los días que se necesitan para que la bebida fermente, aparezcan los gusanos
de maíz que comerían después los iskonawa. Cabe señalar, que estas tinajas en las que
se deja fermentar el maíz, se caracterizaban por tener la forma de los senos de una
91
mujer, cuestión que tal vez podría indicarnos alguna relación entre los rasgos femeninos
y el proceso de preparación y fermentación de la bebida.
barro en el contorno de los artefactos para luego, presionando con el dedo sobre este,
realizar unas aplicaciones. Terminado este proceso, era muy importante que durante los
días que tardaban en secar los objetos, la mujer que había modelado el barro dietara, es
decir, se mantenga en reposo debido a que podía provocar que la cerámica se rajara o
se rompiera pronto (pp.35-36).
Finalmente, una vez que los objetos secaron, con el copal (resina) de un árbol
grande, se pintaba el interior de cada vasija, a modo de barniz, para posteriormente
quemarla. Este procedimiento de elaboración de cerámica es definido técnicamente
como “modelamiento por enrollamiento espiralado” y, en el caso de los iskonawa, se
pudo identificar que se realizaba por presión manual y que la superficie interna y externa
era alisada y tenía marcadas estrías paralelas (Carranza J., Oré, J. y Villacorta, J., 2016,
p.74), lo cual coincide con la descripción brindada por los iskonawa líneas arriba.
Asimismo, respecto a la quema de las cerámicas, esta fue identificada como de cocción
oxidante incompleta, a través de lo cual identifican que la arcilla fue ahumada en parte,
sin oxidarse completamente (Carranza et al., 2016, p.74).
17En el año 2005 se recuperaron una serie de vasijas de cerámica iskonawa de uno de sus asentamientos
del Alto Utuquinía. Estos hallazgos son explicados en el artículo “Una colección de cerámica Isconahua
procedente del Alto Utuquinía. Ucayali Central- Perú”. Ver: Carranza et al. 2016.
93
ritual que describimos en esta investigación. De este modo, teniendo en cuenta las
características y la utilidad de cada tipo de cerámica mencionada anteriormente,
describiré algunas de las vasijas que se recordaron como parte de la preparación del
oma y de la fiesta de toma de chicha de maíz.
- Rotento: Significa “garganta de coto” (ro: coto, tento: garganta) y recibe este
nombre por su forma. Es de tamaño grande, aproximadamente de 40 cm de alto
(Carranza et al., 2016, p.61), o del largo de un brazo, como me explicaron los
iskonawa, y era usado para guardar y transportar agua. Una de sus características
distintivas es que, a diferencia de las otras tinajas, tiene un extremo que los
iskonawa relacionan con la forma de la garganta del coto y que, además, esta
vasija termina en punta y, para apoyarla, es necesario cavar un hueco en la tierra
para que encaje. También lleva diseño al contorno, como el washpa.
-
Una vez acordada la realización de la fiesta mediante una reunión entre todos los
iskonawa, una vez que se ha cosechado el maíz y se tienen listos los insumos y la
disposición para recibir a los invitados, se decidía convocarlos a asistir a su comunidad.
Para hacer esto, se utilizaba el tambor de madera llamado ako y, con un ritmo distintivo,
funcionaba, “como un parlante en medio de la selva”, como mencionó el señor Elías.
Este tambor, se elabora con la madera de un árbol llamado ishpingo, reconocido entre
los iskonawa como un árbol de olor fuerte y que resuena mucho. Para su construcción,
97
es necesario que haya mucho sol y, con ayuda de otras cortezas filudas de árboles
caídos en el monte, se le da la forma de una canoa. Sobre el ako, Bernd Brabec y Pérez
Casapía (2006) describen que se trata de un instrumento musical que se fabricaba de un
tronco de madera dura de aproximadamente de 1.20 cm de largo, con una cavidad en el
interior del tronco para hacerlo hueco y que, para su elaboración era necesario llevar una
dieta estricta a partir de cabezas de panguana y perdiz ya que, caso contrario, el
instrumento no tendría fuerza (p.4).
Debido a que el sonido del ako funcionaba a modo de aviso, este tiene una forma
particular de ser tocado. Se utilizaban dos palos de madera y se tocaba lo que sería la
parte de atrás de la canoa. Por esta razón, esto era realizado solo por un experto,
normalmente hombre, quien tenía esta función. El conocimiento sobre este ritmo
particular y su construcción era transmitido generacionalmente, de padres a hijos que
heredaban esta responsabilidad. Para aprender a tocar este instrumento, los tocadores
entrenaban matando a una serpiente llamada shushupe, caracterizada por ser venenosa,
le cortaban la cola y, con ella, se golpeaban la mano rápidamente, mientras aún se movía
(Brabec, 2006, p.4).
Es así, que esta primera parte del ritual da cuenta de lo que se mencionó líneas
arriba: La finalidad de este ritual no sería únicamente propiciar el espacio para compartir
esta bebida, sino que también es un momento en el que se generan relaciones y crean
nuevos vínculos entre estos grupos.
oma. En esta fiesta podemos entender que solo participan los adultos, aunque no queda
claro qué circunstancias delimitarían la separación de la niñez con la adultez. Por
ejemplo, cuando la señora Nelita comentó su observación del ritual en Utuquinía, cuando
era una niña (§ 4.1.1), mencionó que su tía le indicó que ella no podía ver la preparación
de la chicha porque si no esta no fermentaría. Sin embargo, es la misma tía quien le hace
probar un poco de oma para que ella pueda sentir el mareo y absorber la fuerza que esta
bebida produce en su cuerpo a partir de la sensación de ebriedad. Esta sería otra
evidencia de que la ingesta de esta bebida era un elemento fundamental para el ritual ya
que, tal como menciona Severi (2002), la acción ritual no solo se manifiesta a través de
cuestiones supernaturales, sino que estas pueden cambiar o ser performadas para
probar la efectividad de su poder, tal como habría percibido Nelita cuando de niña
consumió un poco de oma por iniciativa de su tía. La efectividad del ritual giraría en torno
al consumo de chicha de maíz, ya que esta sería un símbolo dominante dentro de la
estructura del ritual. Como menciona Víctor Turner (1967), los símbolos dominantes son
el medio por el cual se cumpliría la meta del ritual; además, estos son una fuerza positiva
en un campo de actividad específico ya que están asociados explícitamente a los
propósitos humanos y, son también una entidad dinámica dentro de un contexto de
acción adecuado (p.22). La bebida fermentada de maíz brinda fortaleza al cuerpo, pero
sus efectos generan también un espacio de compartir entre iguales, lo que sería uno de
los fines principales de este ritual.
Al ser la fiesta de toma de chicha de maíz una celebración especial para todos los
asistentes, los iskonawa preparaban vestidos y collares para utilizar como parte del ritual.
Tanto mujeres como hombres, utilizando los recursos que se encontraban en zonas
cercanas a la región donde vivían, vestían ciertos elementos distintivos.
En primer lugar, los iskonawa preparaban un traje de hopo, elaborado con las
lianas del árbol que conseguían en zonas altas. Todos eran parte del proceso de
recolección y elaboración de las prendas, las cuales consistían en algunas pulseras que
se colocaban en los brazos y en las piernas, ponyanhe y ohe, respectivamente y; en la
100
cintura, se amarraba una falda o taparrabo, llamado shineheti. Esta falda ha sido también
denominada como hanpeinti (Rodríguez Alzza, 2020, p.46). Además, en el caso de los
hombres, ellos vestían de manera cotidiana un hueso de venado atado a su cintura, para
proteger sus genitales. Este cinturón peniano es conocido por los iskonawa como chaho
hao (Rodíguez Alzza, 2020, p.41). Sobre el pecho, todos utilizaban una gran cantidad de
collares, chope, en el caso de las mujeres y, nobo, en el de los hombres. Estos se
elaboraban con las conchas que se recogían en la orilla de rio (pao) y con la piel de
carachupa (haka), un pequeño mamífero que se podía encontrar en el monte. A las
conchas del río se les daba forma triangular o rectangular con ayuda de una piedra filuda,
y luego se le hacía un agujero al centro, por el cual pasaba el hilo de algodón que servía
para amarrarlas. Estos collares eran muy tupidos, por lo que se requería bastante tiempo
para su elaboración. Por otro lado, para elaborar los collares de carachupa, era necesario
extraer su piel y elaborar una especie de pequeños rollos que luego se anudaban
alrededor del cuello. Este último tipo de collar ha sido denominado como teweti, el cual
podía ser elaborado también con pedazos de caparazón de de armadillo o dientes de los
animales que cazaban (Rodríguez Alzza, 2020, p.41)
Imagen 10. Nariguera masculina y femenina, respectivamente (Fuente: Rodríguez Alzza, 2020,
p.43)
En esta misma línea, vemos también que las decoraciones y transformaciones del
cuerpo son relevantes para la vida ceremonial de estas poblaciones (Seeger et al.,1987,
p.11) y que esta preparación del cuerpo sería parte de la acción ritual en tanto esta
implica salir de su cotidianidad y de esta manera separarse de un punto específico de la
estructura social para transitar a otro (Turner, 1988, p.102), el cual sería un grupo de
gente que, luego del compartir de esta fiesta, tendrían en común la fortaleza recibida por
la ingesta del oma.
bailar. Este danzar se caracteriza por ser constante, las personas entrelazan sus brazos
y se genera una ronda en que se expresa poco a poco el efecto de embriaguez de esta
bebida.
Durante los días en los que estuve en Callería, se conversó poco sobre las
macanas. No fue sino hasta que se culminó con la construcción del tambor ako que
surgió la conversación al respecto. Como mencioné anteriormente, la señora Nelita, al
ver la elaboración de este tambor, le dijo a su esposo que debería construir cosas de los
iskonawa, por esta razón, el señor Pablo construyó una pequeña macana en la que se
ven las características mencionadas:
Según los iskonawa, utilizar las macanas era sinónimo de fortaleza, la cual se
manifestaba a lo largo de la fiesta también a través de los cantos. A lo largo de toda la
celebración, se entonan distintos cantos llamados rewinki, caracterizados por ser
canciones de fiesta. En el siguiente capítulo se profundizará más a respecto.
Cuando Nawa Nika decide comentarme que sí recordaba haber visto a los
iskonawa tomar oma, relato que menciono en la sección anterior, compartió también
algunas cuestiones del ritual que hemos descrito líneas arriba. Sobre la preparación de
la fiesta ella menciona que antes de cocinar el oma había que preparar la comida para
después, así que se buscaba motelo para hacer patarashca. Además, al día siguiente,
su tía no desayunó y empezó a preparar el maíz. Primero molió el maíz crecido con una
piedra, luego lo chapeó y, para las tres de la tarde ya estaba listo y había que hervirlo
solo por un rato. En la mañana lo cernió y luego guardaron el afrecho para que aparezcan
los gusanos del maíz que podrían comer después. Cuando se levantaron solo comieron
un sapo hualo y, una vez que estuvo fermentada la bebida de maíz, su tía le hizo probar
un sorbo, pero ella se mareó, por lo que su tía le bañó y le dio de comer motelo. Mientras
ella descansaba, observó cómo las cuatro mujeres que se quedaron, empezaron a tomar
oma casi en la noche, cuando se ocultaba el sol, estuvieron tomando y cantando “iki
shinaki” hasta que se acabó, e hicieron lo mismo que su tía le indicó cuando se mareó,
se bañaron y comieron motelo al terminar.
Asimismo, respecto a las similitudes de este ritual con otros pueblos pano, llama
también la atención que, al igual que en el caso del ritual de pubertad del pueblo indígena
tikuna18, en el que al finalizar arrojaban todos los objetos rituales al río, los insumos
elaborados para la fiesta de toma de chicha de maíz, tales como el ako y las cerámicas,
no eran necesariamente conservados hasta el siguiente momento ritual. Al ser los
iskonawa un grupo indígena que se encontraba en constante movilidad, estos elementos
se quedaban en los asentamientos, de modo que podemos intuir que el valor ritual
asociado a estos seria durante la duración del mismo.
En el relato de Nawa Nika, se hace mención a la frase “iki shinaki” que cantaban
las mujeres que tomaron oma en la oportunidad que ella presenció. Esta frase pertenece
a algunas de las canciones que se entonan y se repiten durante este ritual, las cuales se
explicarán en el capítulo a continuación.
CAPÍTULO III
LAS CANCIONES DE LA FIESTA DE TOMA DE CHICHA DE MAÍZ
concentrarnos en el valor exacto de cada nota musical, el uso de estos diagramas nos
permite una representación de la voz en la que consideramos que quien canta no hace
uso del sistema de notación musical occidental. Por esta razón, para comprender lo
explicado en el contenido de este capítulo, se requiere acompañar la lectura de estos
diagramas con la escucha de los audios.
que además de esta forma de moverse en rondas, las mujeres tenían una forma
particular de acompañar las canciones rewinki. Esta, consistía en colocarse una detrás
de otra y, sujetándose de la cintura o los hombros, daban pequeños pasos mientras
cantaban y avanzaban.
En las líneas 9, 39 y 59 de la canción (Ver Anexo 2), que dicen: yora metsaka
“[mi] cuerpo [se siente] bonito” (Mazzotti, Zariquiey, Rodríguez Alzza, 2018, p.38), se
emplea la palabra que indicamos y es traducida literalmente como “cuerpo”; sin embargo,
como desarrollaremos a continuación, esta palabra se usa también como “gente”, lo cual
nos permite acercarnos a la idea de que durante el ritual las diferencias entre los grupos
participantes se reducirían hasta reconocerse como iguales y como un solo grupo a partir
de los efectos de la chicha de maíz fermentada. Es así, que estas líneas de la canción
dan cuenta de la sensación no estrictamente ni únicamente de un cuerpo bonito como
consecuencia del consumo de oma, sino que también podemos entender el cuerpo como
un grupo de personas bonitas, o unidas, para los efectos del ritual19.
Asimismo, en diversas líneas de la canción se hace otro uso del término yora que
permite reforzar la idea anterior:
19Esta idea es el resultado de una conversación con Carolina Rodríguez Alzza en la que ella me explica
sobre algunos de los problemas de la traducción que notó años después de la elaboración del borrador
del libro Tradición oral iskonawa (2018).
109
Este término yora, es empleado de manera igual o similar entre otros pueblos
pano. Por ejemplo, en el caso de la lengua yaminawa, el termino yora es traducido como
“cuerpo, gente, o persona del mismo grupo étnico”20. Por otro lado, en el caso de la
lengua shipibo-konibo, esta palabra es utilizada como cuerpo21. Lo cual, además de ser
un claro ejemplo de las similitudes que existen en el uso de las palabras entre pueblos
pano, refuerza la idea de la interpretación del uso de esta palabra en la canción. Es decir,
nos permite sostener que esta palabra se utilizaba también para referirse a un grupo de
personas como un mismo cuerpo social.
Como menciona Laura Pérez Gil (2013), entre los yaminawa, “yura” es un término
que sirve para referirse a las relaciones de parentesco. Este puede ser traducido como
“persona”, “pariente” y “cuerpo”. La frase “ewe yura”, por ejemplo, es utilizada para
referirse al propio cuerpo, pero también para referirse a los parientes próximos, que son
aquellos con los que se compartía una identidad corporal. Para los yaminawa, además,
yura se refiere a las personas vivas, aquellas que contienen los componentes espirituales
que conforman a una persona. En este sentido, “yura” es punto a partir del cual
interactúan las entidades que conforman la noción de persona, la sociabilidad del
20 Ver: Lecciones para el aprendizaje del idioma yaminahua. Lucille Eakin (1991).
21 Ver: Diccionario Shipibo- castellano. Instituto Lingüístico de Verano (1993).
110
individuo y el medio para relacionarse con los miembros del grupo al cual pertenecen
(pp.26-27). Para el caso de los iskonawa, el uso de la palabra yora en las canciones y
las referencias de otros grupos pano nos permiten sostener la interpretación de que una
de las funciones del ritual sería reconocerse como el mismo grupo social junto con los
otros en tanto todos reciben al espíritu de la bebida en sus cuerpos a partir de su ingesta.
De esta manera, en vista de que se produce una situación en la que el cuerpo es fuerte
y bonito para compartir con otros parientes y así generar vínculos a partir del compartir
de los efectos de la bebida fermentada, utilizar la idea de cuerpo para referirse a la
colectividad es sumamente válido, ya que expresa el hecho de que el cuerpo individual
no acaba en la frontera impuesta por la piel, sino que forma parte de un cuerpo supra
individual (Pérez Gil, 2013, p.27).
Así como en esta canción encontramos elementos relevantes para conocer más
sobre el contexto de este ritual iskonawa, presentaremos a continuación algunos de los
cantos rewinki propios de este ritual, de los cuales tendremos en cuenta su contenido
etnográfico para el análisis. Como veremos también, estas canciones presentan una
estructura ordenada que da cuenta de que los cantos mantienen una la línea discursiva
sobre los sucesos del ritual. Por esta razón, las siguientes subsecciones se explicarán,
por un lado, estos cantos no solo en función de los momentos del ritual, sino también en
relación a lo que la chicha de maíz fermentada genera en las personas en la medida en
que ingresa al cuerpo y; por otro lado, además de ahondar en el contenido etnográfico
que poseen estos cantos, estas secciones se dedican también a exponer algunas de sus
características sonoras.
111
“Los iskonawa señalan que el último en hacer ako fue Tamo Nawa, quien iba arriba
del río Callería para conseguir una madera especial que suena. Hoy en día, es
Elías Rodríguez quien me explica que el ako se tocaba con dos palos pequeños,
uno en cada mano, los cuales se golpeaban por unos de sus extremos de forma
perpendicular con la superficie del tambor. Mientras mueve los puños, escucho
cantar a Wini Kera:
El sonido del ako iba acompañado con la canción que se menciona en la cita
anterior y era utilizado a modo de convocatoria. Al escuchar el retumbar, el eco y las
vibraciones producidas por el ako en medio del monte, los diferentes grupos sociales que
habitaban el territorio se enteraban del ritual y, por consiguiente, de la preparación de la
chicha de maíz. Hasta donde conocemos, esta sería la única función de este tambor de
madera, siendo esta la única melodía que es acompañada por un sonido de percusión.
Por otro lado, cuando Wini Kera nos explicaba la preparación de la chicha de maíz,
relato que desarrollé en el capítulo anterior, no se quedó solo en la descripción de los
nombres y de los objetos asociados a la fiesta. Cuando terminó de explicarnos como
preparaban el oma los iskonawa, sin que le preguntáramos, comenzó a cantar:
Al traducir esta canción con ayuda del hijo de Wini Kera, Germán, nos dimos
cuenta que, a su vez, su padre nos explicó también el contexto alrededor de este canto.
Esta canción se le cantaba al oma al término de su preparación, mientras permanecía
dentro de las vasijas tempo en las que fermentaba, las cuales se caracterizaban por tener
los rasgos de los senos de una mujer (Ver traducción completa en el Anexo 3). En otras
palabras, después del llamado que se hacía con el ako, se le cantaba a la chicha de maíz
antes de probarla con la finalidad de que fermente bien.
Si bien nos explica que esta canción es dedicada a la chicha de maíz, nos llama
la atención que, en la letra, a pesar de que se hace referencia a una bebida, en ningún
momento se menciona al oma, sino es a través de la alusión a una bebida fermentada
(5). Del mismo modo, respecto al contenido, hay también algunos aspectos que merecen
113
especial atención. En primer lugar, se mencionan algunos sonidos que circulan en torno
a ese espacio: El sonido de la efervescencia del gas al destapar la bebida (3) y los
sonidos del estómago al consumir algo muy fuerte como la bebida fermentada (16). En
segundo lugar, en la letra de la canción se manifiestan los efectos de la embriaguez que
se genera en el cuerpo consumir esta bebida: Tambalearse y derramar la bebida sobre
el rostro (1,6,7,10,12) y la necesidad de cuidado que requiere la persona cuando ya está
muy ebria (14 y 18). En tercer lugar, se describen algunos sucesos del ritual como el
destape de la chicha, cuando sale el gas (3); el guardar la bebida para dejarla fermentar
(5); los momentos de embriaguez (6, 10) y; lo que ocurre al terminarse el oma, cuando
todos están muy borrachos (14). Finalmente, se hace uso de algunas metáforas para
señalar de qué manera la bebida ingresa a todo el cuerpo. En la línea 18, según la
traducción en conjunto realizada, se indica la referencia a las raíces de los árboles para
indicar que la bebida ingresa a todo el cuerpo, desde los pies, indicando así que el cuerpo
está lleno y esta fuerte debido a la hinchazón que se produce al ingerir cantidades de la
bebida fermentada de maíz.
Por otro lado, respecto a las características musicales de esta canción, vale la
pena señalar las constantes repeticiones y el uso de interjecciones. Por ejemplo, las
líneas 4,5 y 6 se manifiestan siguiendo la misma estructura que las líneas 8, 9 y 10; igual
que en el caso de las líneas 1 y 2 con las líneas 11 y 12, lo cual se manifiesta también
en la rítmica de la canción. Por ejemplo, estas se notan en el primer y el segundo compás
y de igual manera ocurre en el tercer, cuarto y quinto. Seguido de estas últimas líneas,
viene una interjección que repite el tono constante que se utiliza a lo largo de la canción
(13) y, en las líneas finales, como una forma de expresar alegría, entonan “he”.
Por último, las últimas tres frases de esta canción consisten en una invitación a
bailar que podríamos vincular con el cuerpo social que se conforma durante este ritual.
Al momento de traducir literalmente este fragmento, se mencionaron frases como “hazme
así” y “ven aquí”, indicando un llamado amistoso a participar. Sin embargo, debido a la
dificultad de consensuar la traducción, se acordó que esta sería entendida como una
invitación a ser parte del ritual.
115
En cada ciclo menstrual, las mujeres desechan su piel a través de la sangre, al igual que
las serpientes mudan de piel y la luna crece y se desvanece (Belaunde, 2007, pp.237-
238). Del mismo modo, entre los shipibos, otro pueblo pano que está ubicado a lo largo
del río Ucayali, tanto la sangre menstrual como la sangre de la clitoridectomía, a través
de una metáfora en la que se menciona al ronin (anaconda), significa una forma de
cambio de piel/cuerpo a partir de la sangre (Belaunde, 2012, p.74 en Ruiz, 2016, p.145).
Además, otra cuestión relacionada a la sangre de las mujeres es que, al igual a que
durante la primera menstruación las niñas deben permanecer en una “casa del silencio”
y mantener una dieta, en el momento posterior a la operación de la ablación del clítoris,
la circuncisa debe ser trasladada a un lugar aparte, siendo vigilada por uno o dos varones
para evitar que cualquier otro hombre ingrese (Ruiz, 2016, p.157).
Por esta razón, teniendo en cuenta lo mencionado por Severi (2002) respecto a
que la mirada reflexiva con la que tratamos los aspectos del ritual es aquello que nos
permitirá explicar sobre aquellas cuestiones que no han sido entendidas con claridad, y
considerando que para entender la eficacia de la acción ritual debemos tener en cuenta
las situaciones históricas y sociales detrás de estos, la interrogante sobre la influencia o
no de la sangre menstrual o algún aspecto asociado a la feminidad y/o a la fertilidad para
la eficacia y performance de este ritual tiene sentido en tanto podría existir una similitud
con otros pueblos pano. Por esta razón, nos cuestionamos ante la posibilidad de si algún
rasgo de las mujeres o la menstruación, por ejemplo, serían un factor determinante para
la participación del ritual y la eficacia de sus elementos, como también si en otros
aspectos de la vida de los iskonawa este sería o no un elemento importante.
Volviendo a los aspectos del ritual que podemos identificar a través de los cantos,
años atrás, al igual que Wini Kera compartió algunos de los cantos que aún recuerda,
Pibi Awin, una de las ancianas iskonawa que actualmente vive en la comunidad de
Chachibai, también compartió una canción22 a la que presentó como un canto para
cuando “ya han tomado un poquito”, que correspondería a este primer momento del
ritual:
22Este canto fue recopilado por Bernd Brabec de Mori en el trabajo de campo realizado para la elaboración
de su tesis doctoral titulada “Las canciones de la gente verdadera” publicada en 2011.
117
Como se ve al transcribir la canción (Ver Anexo 5), Pibi Awin empieza entre risas
y da un golpe con una macana para comenzar a cantar, según me explican Nawa Nika,
Wini Kera y su hijo, Germán. Este objeto era de uso común durante el rewinki debido a
que los hombres lo utilizaban para acompañar los movimientos corporales realizados
durante la performance ritual. Sobre la letra de la canción, un primer elemento importante
de mencionar es la terminación con el sonido alargado “ia” en todas las frases que
podemos interpretar como una manifestación de alegría que, a su vez, genera que todas
las frases estén contenidas por siete sílabas, a excepción de la línea 26 debido a que no
contamos con una transcripción exacta. Por otro lado, también nos llama la atención la
referencia de algunos animales, que tienen en común la característica física de tener los
ojos grandes, haciendo uso de un recurso lingüístico llamado paralelismo semántico, el
cual consiste en la repetición de frases que mantienen una misma idea, pero utilizando
diferentes palabras. Esta situación se manifiesta en las líneas 23,24,25 y 28, mediante
la frase “morder la cabeza de …” y luego mencionando el nombre de un animal. De
manera particular, la mención de estos animales con esta característica, es relevante en
tanto podemos relacionar los ojos grandes y muy abiertos con la apariencia física de las
118
Como hemos hecho hasta el momento, a lo largo de las secciones de este capítulo
continuaremos presentando algunos de los cantos iskonawa que son recordados y
asociados a la fiesta de toma de chicha de maíz y que tienen relevancia etnográfica
debido a que contienen información respecto a las personas, los animales y los objetos
asociados a este ritual, de modo que nos son útiles para conocer sobre su contexto de
enunciación. Sobre estas, debemos tener en cuenta que el conjunto de cantos
presentados en este documento formaría parte de un repertorio más grande, de modo
que es importante, en primer lugar, que tengamos en cuenta las razones por las cuales
estos permanecen en las memorias de los ancianos iskonawa y, del mismo modo, en
segundo lugar, tengamos en cuenta que en el día a día de los iskonawa no se practican
estos cantos, sino que es más bien mi presencia la que activa y fomenta el compartir su
recuerdo.
Como podemos ver, la forma en que se recuerdan los cantos de la fiesta de toma
de chicha de maíz da cuenta de que la música es un recurso social en tanto pone de
manifiesto estructuras y dinámicas de cada sociedad y, del mismo modo, que la música
es un medio para transmitir conocimiento entre grupos subordinados (Rice, 2014). En el
caso de los cantos de la fiesta de toma de chicha de maíz, como ya hemos visto, estos
no se comparten de manera cotidiana y son los más ancianos aquellos que recuerdan
un poco más sobre el contexto en el que se enunciaban, pero esto no significa que el
conocimiento sobre el tema resida únicamente en ellos. El paso del tiempo y las
circunstancias de las cuales han sido parte algunos de los iskonawa han generado que,
de manera silenciosa, se comparta este conocimiento. Teniendo esto en cuenta, en la
siguiente sección se compartirán algunos de los cantos explicados como aquellos que
forman parte de los momentos en los que la embriaguez causada por el oma ya habría
hecho efecto, momento posterior al destape de la chicha, que se caracterizaría por el
sonido de la efervescencia que indicaba que la bebida fermentada ya estaba lista para
el consumo, tal como indican las canciones.
En la fiesta de toma de chicha de maíz los cantos nos van contando respecto al desarrollo
del ritual, ya que estos se ponen en práctica en medio de la ebriedad producida por tomar
oma. Los iskonawa y sus invitados comparten un espacio en el que se baila y se repiten
las canciones, siendo esta también una forma de aprenderlas. Cuando alguno de ellos
inicia una canción, los demás repiten en simultáneo, casi inmediatamente después a
modo de un corillo que resuena como un eco, siendo esta una forma más de relacionarse
con los otros asistentes al ritual.
120
En las líneas de esta canción hay diferentes alusiones a lo que las personas
sienten y piensan durante este ritual. Para comenzar, en la traducción literal (Ver anexo
6) de la primera línea, la frase es “en mis pensamientos” y, a pesar de que en la canción
no se hace ninguna referencia al oma o a la “bebida fermentada” al igual que en la
canción anterior, por el contexto en el que se enuncia, sabemos que se refiere a esta.
121
Los siguientes compases (9 y 10) que continúan con una forma rítmica diferente,
se caracterizan por contener muchas síncopas, es decir, por pasar de un tiempo fuerte
a un tiempo débil reiteradamente. Esta forma de dislocar el tiempo podría guardar
relación con el propósito de la danza, quizá en momentos de énfasis con algún
movimiento del cuerpo, como sus pisadas. Asimismo, este recurso rompe de algún modo
con la línea melódica empleada a lo largo de la canción y, de la mano con el tema
anterior, podría guardar relación con el nivel de ebriedad en el que se encuentran, dando
la impresión de una cierta improvisación en las frases que componen la melodía. Si bien
es cierto que la canción que presentamos ha sido compartida por Wini Kera a partir de
esta investigación, es importante volver a mencionar que él decidió cantar como una
forma de describir sus memorias sobre la fiesta de toma de chicha de maíz, por lo que
también es importante la forma en la que se recuerda.
Estas líneas a las que hacemos referencia en el párrafo anterior, son también
interesantes porque hacen referencia a la sensación del cuerpo y a las cualidades
adquiridas que se manifiestan en ese momento. En la letra se expresa la fortaleza de las
personas que consumen oma utilizando una comparación con el pez yonshan, que es
reconocido entre los iskonawa como un pez fuerte, resistente ante la contaminación y el
veneno. Como podemos ver, esta frase se repite varias veces al final de la canción (40,
41, 42 y 43), siendo esta serie de repeticiones una forma de enfatizar esa circunstancia.
Recurso que se hace evidente también en la siguiente canción (Ver traducción completa
en el Anexo 8):
123
En las líneas 44, 60 y 61, se repite la frase que se traduce “en mis pensamientos
(está tomar oma)”. Esta repetición al inicio y al cierre de la canción, al igual que en el
caso anterior, es también una forma de dar énfasis a través de las repeticiones.
Asimismo, en esta canción se manifiesta otra forma de hacerlo en las líneas 49 y 50. De
hecho, el que se encuentren juntas también manifiesta esta función. En ambas frases
124
están las palabras bokon y ewa que significan “árbol cético” y “grande”, respectivamente;
siendo esta una forma de señalar su importancia. En la línea 49, de manera similar, la
frase es “bokon bokon ewa”, en la cual se utiliza la duplicación de palabras como otra
forma de dar énfasis a la grandeza del árbol, comparándolo con la fortaleza del hombre.
Asimismo, como podemos ver en las dos últimas canciones, la frase “iki shinaki”
es recurrente en las canciones iskonawa (29, 44, 60 y 61). Traducida junto a los
hablantes iskonawa como “en mis pensamientos”, estas líneas son una muestra del
anhelo de los participantes del ritual por beber chicha de maíz, lo cual estaría relacionado
con la fortaleza que adquieren las personas al consumir grandes cantidades de oma y
resistir a la embriaguez que les produce.
canción la velocidad con la cual se canta incrementa, generando lo que se conoce como
“disminución”, que consiste en utilizar figuras que son más rápidas para crear un sentido
de que está por terminar, lo cual se observa en el diagrama:
Finalmente, dentro de los cantos con los que se trabajó para esta investigación,
hay algunos en los que se hacen referencias directamente sobre el cuerpo de las mujeres
y de los hombres. Según la clasificación elaborada por Brabec (2011), estos son “cantos
de relaciones”. Tal como se muestra a continuación, estas son canciones de ida y vuelta,
es decir, que se espera que haya una respuesta de parte de otro sector del grupo. En
este caso, de las mujeres hacia los hombres y viceversa.
126
Canto rewinki 5. Canción de las mujeres Canto rewinki 6. Canción de los hombres
hacia los hombres23 hacia las mujeres24
23 Este canto fue recopilado por Bernd Brabec de Mori en el trabajo de campo realizado para la elaboración
de su tesis doctoral titulada “Las canciones de la gente verdadera” publicada en 2011. Ver traducción
completa en el Anexo 10.
24 Fuente: RODRIGUEZ ALZZA, Carolina (2015) Prefijos de partes del cuerpo en la lengua iskonawa
(Pano, Perù): una descripción sincrónica. Tesis para optar el título de licenciada en Lingüística y Literatura
con mención en Lingüística. PUCP.
127
Los cantos del rewinki de los iskonawa que hemos visto a lo largo de esta sección
hacen referencia a las personas que forman parte del ritual y a los efectos que la chicha
de maíz tiene sobre sus cuerpos. De modo que los cantos estarían dirigidos no solo a
los otros que asisten al ritual, y a las mujeres y madres que tendrían como
responsabilidad la preparación de la bebida, sino que también estarían dirigidos a la
fortaleza misma que la bebida produce en el cuerpo de las personas. Este ritual gira en
función a la ebriedad causada por el oma que los participantes deben resistir y consumir
grandes cantidades. Situación que es posible identificar en el modo de recordar y
performar los cantos. Tal como Wini Kera imitó y explicó al momento de contarnos sus
memorias sobre las canciones, se produce cierta agitación y, como consecuencia de
cantar de forma prolongada, es posible que se hayan producido instancias de
hiperventilación que influyeran en el estado de conciencia de los individuos (Brabec,
2011). De esta manera, intuimos que en la forma de cantar se manifiesta también la
128
fuerza y la resistencia a los efectos del oma. De modo grupal, las mujeres y los hombres
iskonawa manifestaban su exaltación bailando y cantando permanentemente, tal como
este contexto ritual propiciaba.
Durante las secciones anteriores hemos presentado algunos de los cantos que se
recuerdan sobre la fiesta de toma de chicha de maíz. Estas canciones serían aquellas
que formaban parte del momento de llamado a los invitados, del inicio de la fiesta y del
consumo de oma. En todas ellas se muestran ciertas similitudes respecto a la estructura
melódica y, en algunos casos, en el contenido. Sin embargo, para el momento último del
ritual, Wini Kera compartió una canción un poco diferente a las descritas a lo largo de
este capítulo (Ver Anexo 11). La canción que explicaremos a continuación contiene una
estructura rítmica y melódica diferente, lo que se manifiesta mediante el uso de frases
más largas, diferentes tonalidades y usos de la voz.
(87) Uuhhh
Aahhh
Uuhhh
Aahhh
129
(89) Uuhhh
Aahhh
Por otro lado, es necesario recalcar que el lenguaje utilizado a lo largo de estas
canciones no sería solo el iskonawa que se hablaría cotidianamente, sino que también
aparecen algunas palabras que serían recurrentes para este espacio de ritual. Por
ejemplo, para referirse al estómago se utiliza la palabra naeh en las canciones; sin
embargo, este sería parte del lenguaje ritual de los cantos iskonawa ya que, en el habla
cotidiana, el término utilizado para referirse al estómago es nahba. Además de este
término, hay otras palabras que podemos encontrar a lo largo de las canciones
132
presentadas en esta investigación que serían parte del lenguaje ritual. Por ejemplo, en
las canciones se utiliza la palabra tacha normalmente para hacer referencia a que la
bebida ingresa desde las “raíces” del cuerpo; sin embargo, habría que diferenciarla de
boma, término que se utiliza para referirse a las raíces de las plantas. Además, llama la
atención que en el habla cotidiana no existe una palabra para referirse a la zona del
cuerpo entre el muslo y el pie y, como confirmarían los ancianos iskonawa, las palabras
utilizadas en las canciones no son las mismas que utilizaban para hablar iskonawa, antes
de que entrara en contacto con el shipibo-konibo (Rodríguez Alzza, 2019, p.6). Esta
situación del contacto de la lengua iskonawa con el shipibo-konibo y las diferencias del
lenguaje ritual con el habla cotidiana las menciona también Brabec (2011)en su tesis
doctoral al afirmar que “todas las canciones iskobakebo son totalmente incomprensibles
para los shipibo y gran parte tampoco podían ser traducidas al detalle por los propios
cantantes”, ya que, al recopilar un corpus lingüístico en el 2005, encontró una serie de
similitudes relativamente grandes a nivel de léxico y sintaxis entre expresiones iskonawa
y shipibo, lo que para él indicaría cierta inteligibilidad entre ambas lenguas, situación que
se contrastaría con lo afirmado por uno de sus informantes años atrás, quien menciona
que el lenguaje de los “calatos” era incompresible para él, lo cual sería un indicador de
que el lenguaje de las canciones estaría más conservado que el lenguaje hablado.
Otro aspecto del lenguaje que merece la pena mencionar y que escuchamos en
la interpretación de los cantos de Wini Kera, es que se manifiesta cierta nasalidad en la
pronunciación de algunas palabras, usualmente en las letras m y n, que suenan como b
e y, respectivamente. Por ejemplo, en el caso de la palabra yonshan, cuando hicimos la
transcripción esta fue colocada como nonshan; sin embargo, luego de hacer una revisión
más profunda, concluimos que se trataba de la forma en la que el intérprete articuló esta
palabra y no una palabra diferente, como se pensó al inicio.
de beber mucho. Del mismo modo, se menciona la intensidad con la que las personas
sienten como les afecta la bebida al mencionar que ingresa en todo su cuerpo, hasta los
pies. Esta situación daría cuenta de la importancia de que el espíritu de la bebida ingrese
a todo el cuerpo, siendo esta otra de las razones fundamentales del ritual. Si bien la fiesta
de toma de chicha de maíz tendría entre sus objetivos estrechar los vínculos entre
aquellas personas que ocupaban también ese territorio, esta relación gira en torno al
compartir de la chicha de maíz oma debido a que esta es una bebida que otorga fortaleza
a todo el que la consuma. Como menciona Severi (2002), la acción ritual no se manifiesta
únicamente a través de la existencia de cuestiones supernaturales, sino que mediante la
performance del ritual es posible probar su efectividad (p.26), en este sentido, la eficacia
del ritual de los iskonawa residiría en la embriaguez producida a partir del consumo de
grandes cantidades de chicha de maíz, ya que a partir de esta se sentiría el ingreso del
espíritu de la bebida en todo el cuerpo; “desde la raíz”, como se menciona en los cantos.
circunstancias puntuales, pero relevantes, para comprender mejor cómo es que a través
de la mención de estos seres podemos comprender mucho más del contexto etnográfico
del que formaban parte.
El tema principal para comprender de qué manera las plantas y los animales
“participan” en este rito iskonawa, es el uso del lenguaje utilizado para estos contextos
ya que este, en sus diversas formas, da cuenta de la representación del espacio según
el contexto en que se enuncia (Severi, 2002). En el caso de los cantos de la fiesta de
toma de chicha de maíz, los rewinki, veremos el uso recurrente de plantas y animales
para referirse a características propias de los seres humanos. Y los veremos también a
través de metáforas y paralelismos, ya que su mención y el uso de estos recursos forma
parte del lenguaje ritual de los iskonawa. A continuación, presentaremos algunos
ejemplos.
Del mismo modo, en los cantos que indicamos como “canción de las mujeres
hacia los hombres” y “canción de los hombres hacia las mujeres”, aparece otra referencia
135
a una planta para describir características humanas. En estos, se hace referencia a las
plantas para describir el mal olor de la entrepierna de las personas en las líneas 67,68 y
69; y 71, 72, 78,79 y 80, respectivamente. En estos cantos se refieren a la flor de yarina
y a la flor de wistori, las cuales se caracterizan por su olor fuerte y desagradable.
Por otro lado, además de la mención de árboles para señalar la fortaleza de las
personas, los iskonawa se refieren también a algunos animales. El pez llamado yonshan,
que parece en las líneas 40, 41, 42 y 43, es uno de ellos. Hoy en día, los iskonawa lo
conocen como shuyo, y es un pez al que describen como muy fuerte y resistente, ya que
puede vivir en aguas que están contaminadas y, como señaló el señor Germán, este
“resiste al agua con veneno”, cuestión que podemos asociar con la resistencia que deben
tener las personas para beber mucho oma, como parte del ritual. Además, este pez
aparece también en la canción compartida por Pibi Awin en la que se mencionan
animales de ojos grandes al igual que este (28), otro pez llamado pohko (24) y un sapo
conocido como asha (23 y 25). En esta canción se hace uso de un paralelismo (que
explicamos también en la § 5.3.1), lo cual pone de manifiesto otra de las formas del
lenguaje utilizado en este ritual. La mención de estos animales, al ser todos identificados
como animales de ojos grandes, podemos asociarla a la resistencia al consumir la chicha
de maíz, ya que, al mantener los ojos abiertos y grandes, como los de estos animales,
se demostraría la resistencia a la ebriedad producida por tomar oma.
relaciones entre el ser humano y no humano. Como parte de los objetivos de esta
investigación, en este capítulo nos dedicamos a identificar y explicar la información
etnográfica contenida en los cantos de la fiesta de toma de chicha de maíz sobre su
contexto de enunciación, los participantes y los elementos diversos que conforman el
ritual. Sin duda alguna lo mencionado en estos capítulos abre la puerta a una reflexión
mayor respecto a las ontologías y a la relación con el medio y la vida de los iskonawa
antes de los cambios producidos por el contacto hasta la actualidad.
Asimismo, otra mirada interesante para intentar comprender las relaciones entre
seres humanos y no humanos para los pueblos indígenas es la que ha sido denominada
como sonorismo amerindio. Como su nombre lo indica, este concepto discute con teorías
como el perspectivismo el papel que cumple el sonido en las ontologías indígenas y,
entre otras cosas, sostiene que, si bien se requiere de un cuerpo físico para producir
sonido y para identificar cada especie, “el sonido no está ligado a la fisicalidad del
productor del sonido, sino a la imaginación del receptor” (Lewy, 2015, p.94). Propuesta
que nos interesa, ya que, a diferencia de la teoría anterior en la que se requiere de un
centro/ cuerpo visual para construir una idea, en este caso son los sonidos los que crean
la interacción como iguales entre seres visualmente distintos ya que “la creación del
sonido exige fisicalidad, mientras su localización en sí se encuentra en el campo de la
interioridad” (Lewy, 2015, p.95). Es decir, el cuerpo se transforma a partir del sonido que
emite y también del que recepciona, trascendiendo así de la visualidad, por lo que las
ontologías aparecen a partir de los sonidos. Esta forma de entender los contextos de
interacción sonora pretende complementar lo planteado desde el perspectivismo
sosteniendo que, entre humanos y no humanos, la interacción se lleva a cabo mediante
una entidad compuesta por cosas materiales y no materiales según la performance
(contexto) en el que se desarrolla (Lewy, 2015, p.96).
todos estos procesos. Por esta razón, los autores sostienen que entre afirman que esta
forma de articular la sociedad estaría basada a partir de la articulación del aspecto físico
y social de manera continua (Seeger et al., 1987, p.11-13).
Considero que esta es una reflexión sobre la que hay todavía más aspectos por
explorar; sin embargo, llegado este punto, es necesario reconocer que las limitaciones
de esta investigación y la situación actual de los iskonawa, hacen que quede pendiente.
Hoy en día, estos cantos rewinki no forman parte del repertorio cotidiano de sus
relaciones; sin embargo, la intervención de algunas investigaciones y proyectos han
propiciado mayor interés entre los mismos iskonawa para conocer más acerca de ello.
Es verdad que ellos no necesariamente conocen de su significado ni del contexto en el
que se enunciaba, pero debemos recordar que muchos de los recuerdos de la fiesta de
toma de chicha de maíz permanecen aún en las memorias de los más ancianos, solo
que el proceso de transmisión de conocimiento gira no solo de manera intergeneracional
entre las familias, sino que, en algunos casos, gira en función a las circunstancias y a las
experiencias nuevas de las que las familias iskonawa forman parte.
139
CONCLUSIONES
Durante estos proyectos participaron tanto los abuelos y sus hijos más adultos.
Sin embargo, una situación significativa de la transmisión de conocimientos iskonawa
durante aquellos contextos es que las niñas y niños que se encontraban acompañando
a sus padres han sido grandes receptores de la información compartida. Esto se
manifiesta de manera significativa en el caso de las canciones, por ejemplo, ya que son
ellos quienes se muestran más entusiastas y mantienen más vigente el recuerdo de las
140
canciones para compartirlas, más que los adultos. De esta manera vemos que las
memorias de los iskonawa sobre las canciones de la fiesta de toma de chicha de maíz
se han transmitido entre generaciones, pero también a partir de la incidencia de actores
externos.
Como podemos ver, el camino de las memorias sobre la vida de los antiguos
iskonawa sigue su rumbo hasta el día de hoy. Estos recuerdos han sido compartidos
entre las familias iskonawa, pero nos llama la atención que estos se encuentran
vinculados con los lugares que conforman su historia. Esta relación memoria-espacio
está conformada por la CN Chachibai, al referirse a la vida de los antiguos iskonawa
141
cerca al roebiri; la CN Callería, al ser el lugar donde viven hoy en día y desde el cual se
han realizado diversas actividades para recordar, por lo que es un punto intermedio entre
los antepasados y los otros que vienen desde fuera y; por último, la ciudad, espacio al
que se trasladan para actividades relacionadas con su Asociación y desde el cual se ve
la necesidad poner en práctica y reinventar sus conocimientos ancestrales.
Por otro lado, es a partir de estas memorias que podemos concluir que la fiesta
de toma de chicha de maíz es un ritual que tiene la finalidad de forjar vínculos y
establecer uniones con el otro con quien mantienen cercanía a nivel familiar y territorial.
Sobre este espacio de encuentro con el otro vale la pena mencionar que al tratarse de
grupos que mantenían este espacio (y tal vez otros) en común, el grado de alteridad
entre estos no sería tan distante. Es decir, el otro al que se invita a la fiesta, no es tan
otro como lo fueron aquellas personas que conocieron durante el proceso de contacto y
como aquellas personas con las que han establecido relaciones en la ciudad. A partir de
la preparación y de los efectos en sus cuerpos de la bebida de maíz fermentado, oma,
se realizaba este ritual en el que se genera un espacio en el que se transforman en un
mismo cuerpo social. Al igual que en otros pueblos pano, la ingesta y la manipulación de
objetos modifican constantemente el cuerpo de los individuos, de modo que, en este
caso, el consumo de oma produce una unión colectiva fundamental en tanto este
fortalece y limpia sus cuerpos.
Esta relación del ritual-cuerpo se manifiesta también en los cantos rewinki que
hemos descrito. Mediante el lenguaje ritual utilizado, principalmente en el uso del término
yora, se refuerza la idea de un ritual homogeneizador ya que la idea de cuerpo va más
allá de lo individual, a partir de la fiesta de toma de chicha de maíz se conforma un cuerpo
social. Además, a través de estos cantos es posible dar cuenta no solo del contexto en
el que son enunciados, sino también del lugar, de los objetos, las personas, los sonidos,
las acciones, y de las plantas y los animales que formaban parte de este ritual. En estas
canciones, aunque no se hace mención alguna a la chicha de maíz, en todas ellas se
hacen referencias a la fortaleza y los efectos de la ebriedad que este generaba en sus
cuerpos. Ahora, respecto a las características sonoras de estos cantos, podemos afirmar
que no existe una forma de cantar correcta o incorrecta, ni un registro de voz permanente
a lo largo de su entonación, sino que más bien ambas circunstancias están sujetas a la
improvisación del cantante y también a la ebriedad producida por el oma, tal como
pudimos observar en la forma en que se recuerda este ritual y sus cantos.
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149
ANEXOS
Fase Descripción
FASE 1: -En esta fase, se presentarán los audios que se encuentran registrados en el
Archivo de lenguas peruanas PUCP y por Brabec (2011), que se sabe forman
RECONOCIMIENTO parte de la fiesta de toma de chicha de maíz.
TRABAJO DE -En esta fase, se propone a los hablantes de la lengua iskonawa transcribir la
TRANSCRIPCIÓN canción según el alfabeto iskonawa.
rebo okoi
punta derramar
Se derrama (el oma) sobre la cara (la punta de la nariz)
Heni henibi
Bebida
Rebo okoi
Server derramar [sobre la nariz]
Se derrama (el oma) sobre la cara (la punta de la nariz)
Rebo Okoi
Server derramar [sobre la nariz]
Se derrama (el oma) sobre la cara (la punta de la nariz)
Heni Henibi
Bebida
rebo Okoi
Server derramar [sobre la nariz]
Se derrama (el oma) sobre la cara (la punta de la nariz)
Rebo okoi
Server derramar [sobre la nariz]
Se derrama (el oma) sobre la cara (la punta de la nariz)
(13) Ah eh eh
Ah eh eh
Ah eh eh
(interjecciones)
Naeh menatsi
Estómago dentro
Suena dentro (del estómago) cuando tomas algo fuerte (como el oma)
154
Wawa arohko
Joven huesudo
Joven delgado y débil
Nokon tacha-tsi
Raíz
La bebida entra en todo el cuerpo [desde la raíz]
(19) Tamoniki he
Tamo Niki He
Mejillas Cae (interjección)
Se cae de cara (por tomar oma)
asha mapehraki ia
sapo morder cabeza
Morder la cabeza del sapo
pohko mapehraki ia
shi rui (pez) morder cabeza
Morder la cabeza del pez
(30) Ah eh eh
Ah eh eh
estómago adentro
naeh mena-tsi
estómago Dentro
(La bebida) está dentro del estómago.
tamo Nikiki
mejillas Caer
Caerse de cara
(34) Tamo iskawahue
tamo iska-wahue
mejillas Hacer
Nadie dice nada, aunque se caiga
bokon-ewa Tacha
cético Raíz
(El oma) entra hasta la raíz de las personas que toman
159
tacha mena-tsi
raíz dentro
La bebida se va hasta sus pies
(38) Tamo nikiki
tamo Niki
mejillas Caer
Caerse de cara
(39) Bawa nikiki
bawa Niki
Caer
Tomar (oma) hasta llenarse todo
(40) Ea noshan bero niki
(45) Ah eh eh
Ah eh eh
sita pake-ma-i
abajo Caer
(La bebida) hace caer al piso
(48) Ima yoiki
im-a yoi-ki
embriagarse (PF) Decir
Digo que estoy embriagado (pero que puedo seguir tomando porque soy fuerte)
(49) Bokon bokon mewa
bokon Bokon Mewa
cético Cético Grande
(Fuerte) como el gran árbol de cético
(50) Bokon mewa tacha
bokon Mewa Tacha
cético grande raíz
El hombre es fuerte (desde adentro) como el cético
(51) Tacha menatsi
tacha mena-tsi
raíz dentro
La bebida se va hasta sus pies
(86) Uuhhh