La Psicoterapia en La Republica Dominicana: Revista Interamericana de Psicología, 1975, 9, 1-2

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Revista Interamericana de Psicología, 1975, 9, 1-2

LA PSICOTERAPIA EN LA REPUBLICA DOMINICANA


Tirso Mejia Ricart
Universidad Autónoma de Santo Domingo
República Dominicana

La Psicoterapia en la República Domincana tiene una corta his­


toria como los es también la historia de la Psicología y de la propia
Psiquiatría en el país.
Aún cuando en Santo Domingo fué donde se instaló el primer
establecimiento de salud pública del nuevo mundo en el año 1503, el
hospital de San Nicolás de Bari; el mismo terminó por desaparecer
con la decadencia de la colonia. No fue sino a principios del pre­
sente siglo, a iniciativa del benemérito filántropo presbítero Fran­
cisco Javier Billini que se instauró de nuevo un hospital público (La
Beneficiencia, luego denominado Hospital Padre Billini) y un hos­
pital Psiquiátrico después.
Este hospital psiquiátrico, el único que existe todavía en el país,
fué por muchos años apenas un asilo de insanos, destinado a controlar
los brotes agusos de procesos psicóticos, así como a albergar los pa­
cientes con afecciones mentales crónicas, cuyos parientes no podían
o no querían atender.
Los recursos terapéuticos de dicho establecimiento de salud men­
tal se redujeron por mucho tiempo al uso de sedativos y descanso
físico para los casos leves; y duchas frías, el “ cepo” (especie de fé­
rula de madera que inmovilizaba a los pacientes) y al calabozo para
aquellos que devenían incontrolables a la disciplina semicarcelaria de
allí regía. Con el correr de los años esas técnicas de control se “ mo­
dernizaron” con las inyecciones de trementina y las camisas de
fuerza.
El hospital psiquiátrico “ Rodolfo de la Cruz Lora” , como se
denomina en la actualidad, consta de unas 150 camas y está situado
a 28 kilómetros de la ciudad de Santo Domingo.
Al final de la década de los años cuarenta, tras la llegada de
algunos médicos-psiquiátras especializados en España y Estados
Unidos, se inicia la práctica profesional de esa disciplina en el país.
Esto es tradujo dentro del hospital psiquiátrico en el establecimiento
de un consultorio para tratar casos ambulatorios, en la humanización
del trato a los pacientes y en la generalización gradual del uso de la
convulsoterapia y los tranquilizantes, siendo todavía los choques
eléctricos por su bajo costo y rapidez de sus efectos la espina dorsal
del tratamiento en la mayor parte de las psicosis de cuidados.
Por lo demás, el hacinamiento y escasez de recursos en que se
desenvuelve ese establecimiento hacen allí las condiciones de vida

125
MEJIA RICART

precarias y con escasas posibilidades de rehabilitación social para


los pacientes.
A excepción de una práctica privada de escasa cobertura y de
la presencia de servicios psiquiátricos en los hospitales militares y
en el principal hospital de seguros sociales y de la ciudad capital, el
gran público no ha tenido acceso a la atención médico-psiquiátrica
de su salud mental hasta hace cerca de dos años, cuando se comenzó
a incorporar dicho servicio en los hospitales generales de Santo Do­
mingo.
Hasta el presente, no existen programas de Residencia en Psi­
quiatría en el país y la gran parte de los que ejercen la especialidad
obtuvieron entrenamiento en los Estados Unidos o en España.
En lo referente a la psicología, la historia es todavía más re­
ciente y la situación menos estable que en el caso de la Psiquiatría.
Cuando se celebró en Santo Domingo el Primer Congreso Interame-
ricano de Psicología, en diciembre del año de 1953, no había psicó­
logos en el país. Los delegados dominicanos en ese evento fueron
en sy mayoría intelectuales interesados en esa disciplina a través de
su incidencia en la filosofía, el derecho o la psiquiatría.
Sin embargo, la celebración del mencionado congreso, constituyó
de pro sí un primer estímulo para el desarrollo de la psicología en
la República Dominicana. Por ejemplo, el que esto escribe siendo
estudiante de medicina participó como observador en el evento y
desde entonces mantuvo su interés por la psicología; lo que lo con­
dujo luego de terminada su carrera inicial a estudiar psicología con­
juntamente con su entrenamiento psiquiátrico en la Universidad de
Bonn, Alemania.
Luego de mi regreso de Europa y tras participar en un movi­
miento de Renovación Instituccional y Académica que se produjo en
la Universidad Autónoma de Santo Domingo (U ASD ), tuve la opor­
tunidad de fundar en 1967 el primer departamento de psicología del
país, en donde además de organizar la docencia de la psicología des­
tinada a estudiantes del curso de estudios generales, y de las carre­
ras de Educación, Filosofía, Letras, Sociología, Economía, Ciencias
Políticas y Administración, se comenzó a ofrecer la carrera de Psico­
logía.
Por su parte la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU),
institución privada que funciona también en Santo Domingo organi­
zó pocos meses después su departamento y carrera en Psicología.
El personal docente de la nueva carrera de la UASD fué reclu­
tado entre los dominicanos egresados de universidades extranjeras
entre los cuales hay graduados en Alemania, Francia, España Esta­
dos Unidos, México, y Colombia, así como por psiquiatras dominica­
nos siendo complementados por psicólogos extranjeros contratados,
provenientes de Estados Unidos, México, Cuba, y Chile.
126
República Dominicana

En la UNPHU la docencia ha estado confiada mayormente a do­


minicanos y cubanos procedentes de universidades extranjeras a psi-
quiátras en ejercido y a sacerdotes que han realizado estudios psi­
cológicos dentro de can-eras de filosofía y teología.
En la UASD la formación teórica en Psicología Clínica, se com­
plementa con prácticas que se realizan en el hospital Psiquiátrico, en
la Sección de Retardo Mental del Centro de Rehabilitación de Invá­
lidos, en la Dirección de Orientación Profesional de la Universidad
y en Centros Psicopedagógicos privados. En cambio no existe un
program de internado propiamente dicho como requisito de la gra­
duación ni hay todavía centros especializados en Psicoterapeutas.
El grado que se otorga al final de los estudios profesionales de
psicología en las dos universidades es el de “ Licenciado” , al cabo de
cuatro o cinco años de estudios, y no hay hasta el presente organi­
zados estudios de post-grado. Sin embargo, este título de “ Licen­
ciado” no puede equiparse al “ Bachelors Degree” norteamericano,
puesto que el número de créditos requeridos en asignaturas psicoló­
gicas es análogo al que debe acumular un candidato al “ Masters De­
gree” , aunque sin la especialización que este supone.
En la UASD se le da al estudiante de Licenciatura la oportuni­
dad de optar una mención dentro de su título en las ramas de psico­
logía clínica, psicopedagogía y psicología industrial seleccionando los
créditos selectivos dentro de cualquiera de esas ramas de la disciplina.
Por lo demás, la formación que reciben los estudiantes en las
dos universidades es bastante diferente. En general, puede decirse
que en la UASD se le da más énfasis a la enseñanza de las ciencias
sociales complementarias y a las técnicas de modificación de la con­
ducta.
Mientras que en la UNPHU se le presta considerable atención a
las derivaciones filosóficas de la disciplina y a las técnicas de evalua­
ción psicológicas.
En lo referente a la práctica en sí de la psicoterapia, en la Re­
pública Dominicana, la misma es ejercida tanto por psiquiátras como
por psicólogos; los primeros en su condición de médicos, ya que la
práctica de las especialidades de la medicina no está reglamentada
en el país, mientras que los segundos ostentan el título de Licenciados
de Máster o Doctor adquiridos en universidades extranjeras. Para
los psicólogos dominicanos la Psicoterapia cae dentro del campo de
la Psicología Clínica.
Hasta el presente el ejercicio de la Psicoterapia no está regulado
por el Estado, bajo la forma de expedición de un “ exequátur” , licen­
cia o cualquier autorización análoga, siempre y cuaddo la misma no
envulelva el uso de medicamentos ó terapias físicas en cuyo caso es
necesaria la intervención de un médico provisto de exeqúatur para el
ejercicio de esa profesión. La práctica de la Psicología en general
127
MEJIA RICART

no requiere ninguna formalidad especial. No obstante eso, todavía,


no se han registrado casos de personas que ejercen públicamente la
Psicoterapia sin ser graduados en Psicología o Medicina.
Dejando a un lado a los psiquiátras, neurólogos y otros médicos
que cumplen tareas psicoterapeúticas, los psicólogos que ejercen ese
campo en la República Dominicana son aún muy pocos. Pueden cal­
cularse en unos treinta los profesionales de la psicología que actual­
mente practican la psicoterapia, la mayor parte de ellos comnándola
con otras actividades como la docencia y la orientación educativa, en­
tre ellos unos veinte lo hacen dentro de instituciones públicas o pri­
vadas y otros quince la ejercen en consultorios privados, habiendo
quienes la realizan en ambas modalidades.
La psicoterapia institucionalista con psicólogos se realiza en el
hospital Salvador B. Gautier, el principal del sistema de seguros so­
ciales del país, y único hospital que cuenta con los servicios de un
psicólogo; en el centro de Rehabilitación de Inválidos, para los im­
pedidos físicos y retardados mentales en las principales universida­
des, la UASD, UNPHU, y UCMM, en Santiago así como en algunos
liceos públicos y colegios privados.
Por su parte el ejercicio de la psicoterapia en consultorios pri­
vados está circunscrito a las ciudades de Santo Domingo y Santiago
establecidos sea individualmente ó por grupos de psicólogos.
Dentro de esos límites estrechos en que todavía se desenvuelve
la Psicoterapia en la República Dominicana, pueden distinguirse di­
ferentes tendencias en su práctica actual y desenvolvimiento futuro.
En términos generales puede decirse que mientras los Psicólogos
formados en Europa siguien orientaciones Psicoanalíticas, aunque
no propiamente el Psicoanálisis clásico, los que provienen de Estados
Unidos y México utilizan técnicas variadas, que incluyen enfoques
Psicoanalíticos, terapias no directivas de inspiración Rogeriana, la
combinación de la provisión de “ Insight” a los pacientes sobre sus
problemas, con técnicas de descondicionamiento y desensibilización
de los síntomas, así como técnicas más recientes de modificación de
conducta.
Con respecto a los Psicólogos graduados en los últimos años en
la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Universidad Nacio­
nal Pedro Henríques Ureña, puede decirse que mientras los egresa­
dos de la primera se inclinan claramente al uso un tanto ortodoxo de
las técnicas en boga de terapia conductal, los provenientes de la
segunda circunscriben hasta ahora su actividad a la evaluación y
orientación Psicológicas.
El ejercicio de la psicología clínica de parte de los psicólogicos
dominicanos se está abriendo campo en el país a paso firme, aunque
no exento de dificultades.

128
República Dominicana

El hecho de la escasez en la República de psiquiátras con forma­


ción acádemica y entrenamiento adecuados, además de lo reciente
que ha sido la incorporación de los psicólogos a las labores de psico­
terapia, han determinado sin duda que se haya manifestado hasta el
presente escasa cooperación entre ambos profesionales.
Los pocos psiquiátras que utilizan los servicios de un psicólogo,
se sirven de este casi exclusivamente para que los administre a sus
pacientes algunas pruebas psicológicas, mayormente encaminadas a
determinar su nivel intelectual con vistas a establecer el grado de
deficiencia mental en los casos de Oligofrenia.
En cambio esa escasez de Psiquiátras, y el nivel acádemico acep­
table que en poseen los psicólogos graduados; unidos al crecimiento
acelerado de la población urbana del país, así como a una mayor con­
ciencia del público acerca de los problemas de índole psicológica, per­
miten predecir un aumento sustancial de la actividad profesional de
ios psicólogos como terapeutas en un futuro cercano.
Pero aún es largo el camino que queda por recorrer para que la
sociedad dominicana puede gozar de una adecuada protección de su
salud mental. Para eso hace falta, incrementar sustancialmente, la
calidad y el número de Psicólogos y Psiquiátras, tanto en términos
absolutos, como en la proporción de éstos en el interior del país, donde
todavía no existe atención psicológica de cualquier género.
También se requiere que se establezcan en todo el territorio na­
cional servicios institucionales tanto psicológicos como médico-psi­
quiátricos para de esa manera estos sean accesibles a las masas po­
pulares de bajo nivel socioeconómico.
Asimismo es conviniente que el Estado establezca una licencia o
“ exequátur” para la práctica de la psicología clínica, con el interés
de que ésta solo pueda ser ejercida por personas calificadas para
esos menesteres.
Sin embargo, todo eso será posible cuando la comunidad domi­
nicana haga plena conciencia de los objetivos de la salud mental, así
como de la necesidad de los servicios de profesionales capaces de
comprender, predecir y controlar la conducta humana, con el objeto
de garantizar el pleno desarrollo de la personalidad de sus integrantes,
de prevenir y curar sus alteraciones patológicas y de ayudarlos a
gozar de las satisfacciones propias de la vida, sobrellevando sus obs­
táculos inevitables.
Esa concientización de la sociedad, podrá alcanzar con la coope­
ración estrecha de médicos, psicólogos, educadores, y demas cultiva­
dores de las ciencias de la conducta y organizaciones nacionales e
internacionales que como la sociedad Interamericana de Psicología,
tienen como objetivo último el mejoramiento constante de la condi­
ción humana.

129

También podría gustarte