Definicion de Actividad Fisica. Tesis

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TESIS DOCTORAL

2017

ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD EN


ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DESDE UNA
PERSPECTIVA SALUTOGÉNICA

Mª Teresa Arbós Berenguer


TESIS DOCTORAL
2017

Programa de Doctorado en Ciencias


Biosociosanitarias

ACTIVIDAD FÍSICA Y SALUD EN ESTUDIANTES


UNIVERSITARIOS DESDE UNA PERSPECTIVA
SALUTOGÉNICA

Mª Teresa Arbós Berenguer

Director: Antoni Aguiló Pons


Director: Miquel Bennassar Veny
Director: Pedro Tauler Riera

Doctora por la Universitat de les Illes Balears


A en Xisco. A n’Aina. A sa meva família.
AGRADECIMIENTOS

Gracias a todos los que me habéis ayudado de una manera u otra. Sóis
tantos que seguro que se me olvida alguien. Así que, si me estás leyendo,
gracias por aquel día que me sonreíste, me dijiste que un día llegaría a la meta
o incluso me diste un abrazo. Gracias porque tenías razón…

Gracias al Colegio Oficial de Enfermería de las Islas Baleares, ya que


parte de este estudio ha sido financiado en el marco de las Ayudas a
Proyectos de Investigación (PI-486-12).

Desearía dar las gracias a todos los voluntarios encuestados en este


estudio por su desinteresada participación, así como a todo el profesorado de
la UIB que amablemente cedió parte de su valioso y contado tiempo de
docencia y permitió que se realizara la captación de muestra durante sus
clases.

A los alumnos (ya casi todos ellos fisioterapeutas en la actualidad) que


se implicaron en esta investigación y me prestaron su ayuda en las diferentes
fases del proyecto.

Desearía agradecer la ayuda que me prestaron los expertos de


salutogénesis, mapeo de activos y estrés académico (Mariano Hernán García,
Irene García Moya, Francisco Rivera de los Santos y Rafael García Ros), que
cuando recibieron un correo electrónico de una completa desconocida
pidiendo ayuda, no dudaron en orientarme cuando estaba perdida y resolver
todas mis dudas respondiendo a mis correos con una amabilidad, rapidez y
humildad que me dejó sin palabras… bueno sí, dos… ¡Mil gracias!

Gracias a l@s compañer@s y amig@s “de pasillo” (aunque a veces ese


pasillo esté en otro edificio), que me habéis aconsejado, me habéis animado,
habéis compartido vuestra experiencia conmigo y sobretodo, siempre que lo
necesitaba me habéis dedicado un momento y una sonrisa. Elisa, Carlos, Jesús,
Pau… me habéis acompañado en este largo viaje, habéis compartido mis
alegrías y mis decepciones, y siempre, siempre, habéis estado a mi lado.
También gracias a los que habéis llegado en el momento justo… Aina, sin ti
este barco todavía no habría llegado a puerto… Gracias por ayudarme con la
metodología y explicarme los análisis estadísticos. Y por supuesto a mis
directores de tesis Toni, Miquel y Pere, por su orientación y apoyo
incondicional.

A mis amig@s de más allá de estas cuatro paredes de la universidad…


Josep que me ayudaste a empoderarme con mi tesis. Caty que me abriste los
ojos y me enseñaste cómo empezar con tan magna tarea. A todos y todas,
que cuando me preguntábais aquello de “¿qué tal con la tesis?” y me veíais la
cara, me dabáis ánimos para continuar.

A mi familia. A mi madre Maruja y mi padre Jerónimo. Por haberme


inculcado este espíritu de perfección y autocrítica y esta eterna sed por el
conocimiento. Por consolarme cuando lo necesitaba y no dudar de mi
capacidad. A mis hermanos, Juana Mª, Mª Carmen y Carlos. Por estar cuando
os he necesitado. A mi marido, Xisco, por creer en mí cuando ni yo misma lo
hacía. A todos vosotros por dejarlo todo de lado cuando os he pedido ayuda.
Por regalarme el tiempo que precisaba detrás del ordenador. Y a mi hija Aina
por haberme esperado todos estos años y no haber podido aguantar más
para llegar a mi vida.
ÍNDICE

Índice de tablas ........................................................................................................... 15

Índice de figuras........................................................................................................... 17

Relación de acrónimos y/o abreviaturas utilizadas................................................ 19

Resumen ........................................................................................................................ 21

Resum ............................................................................................................................ 23

Abstract ......................................................................................................................... 25

Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión................................................ 27

1.1. El modelo salutogénico .............................................................................. 27

1.1.1. Teoría de Antonovsky: el modelo salutogénico ................................ 27

1.1.2. Antecedentes en salud pública .......................................................... 28

1.1.3. Nadando corriente a través en el río de la vida ............................... 30

1.1.4. Sentido de coherencia, recursos generales de resistencia,


comprensibilidad, manejabilidad, significatividad ..................................... 33

1.1.5. Salutogénesis, un modelo de activos en salud, un modelo en


positivo…. .......................................................................................................... 35

1.1.6. El cuestionario de orientación a la vida (olq) .................................... 37

1.1.7. SOC y salud a lo largo de la vida ........................................................ 40

1.1.8. SOC y otros conceptos afines .............................................................. 43

1.2. Estilos de vida y conductas de salud ....................................................... 46

1.2.1. Determinantes de salud y determinantes sociales ........................... 46

1.2.2. Concepto de estilos de vida a lo largo de la historia ...................... 48

1.2.3. Actividad física como un estilo de vida saludable ........................... 49

1.2.3.1. Definición de actividad física ............................................... 52

1.2.3.2. La inactividad física ............................................................... 54

1.2.3.3. Actividad física a lo largo de la vida .................................. 58


1.2.3.4. Factores relacionados con la práctica de actividad física
.................................................................................................. 61

1.2.4. Dieta mediterránea como un estilo de vida saludable ................. 62

1.2.4.1. Alimentación incorrecta ....................................................... 64

1.2.4.2. Obesidad y equilibrio energético ........................................ 68

1.2.5. Ansiedad y estrés.................................................................................. 69

1.2.5.1. Estrés académico ................................................................... 71

1.2.6. Agrupación y conglomeración de factores de estilos de vida .... 72

1.2.7. SOC y su influencia en los estilos de vida saludables ..................... 75

1.3. La universidad como centro promotor de hábitos y estilos de vida


saludables .............................................................................................................. 77

1.3.1. Promoción de la salud mediante la promoción de estilos de vida


saludables ......................................................................................................... 77

1.3.2. La promoción de la salud basada en el entorno ............................. 78

1.3.3. Promoción de la salud mediante la promoción de la actividad


física…………………………………………………………………………………...79

1.3.4. La universidad como entorno saludable promotor de salud .......... 82

1.3.5. Estudiantes universitarios y la adultez emergente ............................. 84

1.3.6. Estilos de vida y salud en estudiantes universitarios .......................... 85

1.3.7. REUS: red española de universidades saludables ............................. 88

Capítulo 2: Hipótesis .................................................................................................... 91

Capítulo 3: Objetivos ................................................................................................... 93

3.1. Objetivo general ............................................................................................ 93

3.2. Objetivos específicos .................................................................................... 93

Capítulo 4: Metodología............................................................................................. 95

4.1. Diseño del estudio ....................................................................................... 95

4.2. Sujetos de estudio y muestra ..................................................................... 95

4.2.1. Cálculo muestral .................................................................................. 95


4.2.2. Selección de la muestra...................................................................... 96

4.2.3. Reclutamiento y participantes ........................................................... 99

4.2.4. Criterios de inclusión y de exclusión .................................................. 99

4.3. Diseño del cuestionario ............................................................................ 100

4.3.1. Procedencia y codificación de las preguntas del cuestionario . 100

4.3.2. Base conceptual y definición de las variables: recogida y


medición.......................................................................................................... 102

4.3.2.1. Datos generales.................................................................... 103

4.3.2.2. Datos demográficos ............................................................ 103

4.3.2.3. Datos socioeconómicos ...................................................... 103

4.3.2.4. Datos antropométricos ........................................................ 105

4.3.2.6. Cuestionario de orientación de la vida ............................ 108

4.3.2.7. Cuestionario de estrés académico (CEAU) ..................... 108

4.3.2.8. Hábitos deportivos y motivaciones hacia la práctica de


actividad física ..................................................................... 110

4.3.2.9. International physical activity questionnaire (ipaq) ........ 111

4.3.2.10. Cuestionario de adherencia a la dieta mediterránea... 114

4.4. Análisis estadístico de los datos............................................................... 114

4.5. Rigor metodológico y límites del estudio ............................................... 116

4.6. Consideraciones y/o aspectos éticos .................................................... 116

4.7. Difusión de los resultados ......................................................................... 117

Capítulo 5: Resultados ............................................................................................... 119

5.1. Características sociodemográficas, antropométricas, estado de


salud, calidad de vida, sentido de coherencia y estilos de vida de los
estudiantes universitarios ................................................................................... 119

5.1.1. Características sociodemográficas de los estudiantes


universitarios… ................................................................................................ 119

5.1.2. Características antropométricas de los estudiantes universitarios 129


5.1.3. Estado de salud y calidad de vida de los estudiantes
universitarios…. ............................................................................................... 132

5.1.4. Sentido de coherencia de los estudiantes universitarios ............... 134

5.1.5. Estilos de vida de los estudiantes universitarios: estrés


académico….. ............................................................................................... 136

5.1.6. Estilos de vida de los estudiantes universitarios: actividad física... 140

5.1.7. Estilos de vida de los estudiantes universitarios: adherencia a la


dieta mediterránea ....................................................................................... 145

5.2. Relaciones entre sentido de coherencia, variables


sociodemógraficas, estado de salud, calidad de vida, estrés académico,
actividad física y adherencia a la dieta mediterránea en los estudiantes
universitarios ......................................................................................................... 150

5.2.1. Sentido de coherencia y datos sociodemográficos .................... 150

5.2.2. Sentido de coherencia, estado de salud y calidad de vida ...... 152

5.2.3. Sentido de coherencia y estrés académico ................................. 153

5.2.4. Sentido de coherencia y actividad física ...................................... 154

5.2.5. Sentido de coherencia y adherencia a la dieta mediterránea . 156

5.3. Relaciones entre actividad física, variables sociodemográficas y


antropométricas, estado de salud, calidad de vida, hábitos de actividad
física, estrés académico y adherencia a la dieta mediterránea en los
estudiantes universitarios ................................................................................... 158

5.3.1. Práctica de actividad física y variables sociodemográficas ...... 158

5.3.2. Práctica de actividad física y variables antropométricas ........... 163

5.3.3. Práctica de actividad física, estado de salud y calidad de


vida…….. ......................................................................................................... 164

5.3.4. Práctica de actividad física y hábitos de actividad física ......... 165

5.3.5. Práctica de actividad física y estrés académico ........................ 168

5.3.6. Práctica de actividad física y adherencia a la dieta


mediterránea.. ................................................................................................ 170
Capítulo 6: Discusión ................................................................................................. 173

6.1. Perfil descriptivo de los estudiantes de la Universitat de les Illes


Balears…............................................................................................................... 173

6.1.1. Características sociodemográficas................................................. 173

6.1.2. Características antropométricas ..................................................... 176

6.1.3. Estado de salud y calidad de vida.................................................. 178

6.1.4. Sentido de coherencia...................................................................... 179

6.1.5. Estrés académico ............................................................................... 179

6.1.6. Actividad física ..................................................................................... 180

6.1.7. Adherencia a la dieta mediterránea .............................................. 183

6.2. Características sociodemográficas y clase social. Influencia sobre el


sentido de coherencia y los estilos de vida .................................................... 184

6.2.1. Variables sociodemográficas y sentido de coherencia ................ 184

6.2.2. Variables sociodemográficas y estrés académico ........................ 185

6.2.3. Variables sociodemográficas y actividad física.............................. 186

6.2.4. Variables sociodemográficas y adherencia a la dieta


mediterránea .................................................................................................. 190

6.3. Sentido de coherencia y su influencia sobre estado de salud, calidad


de vida, estrés académico, actividad física y adherencia a la dieta
mediterránea en los estudiantes universitarios ............................................... 193

6.3.1. Sentido de coherencia, estado de salud y calidad de vida ........ 193

6.3.2. Sentido de coherencia y estrés académico ................................... 193

6.3.3. Sentido de coherencia y actividad física ........................................ 194

6.3.4. Sentido de coherencia y adherencia a la dieta mediterránea ... 194

6.4. Actividad física y su influencia sobre estado de salud, calidad de


vida, hábitos de actividad física, estrés académico y adherencia a la dieta
mediterránea en los estudiantes universitarios ............................................... 196

6.4.1 Actividad física, estado de salud y calidad de vida ....................... 196

6.4.2. Actividad física y hábitos de actividad física .................................. 196


6.4.3. Actividad física y estrés académico ................................................. 199

6.4.4. Actividad física y adherencia a la dieta mediterránea ................ 199

Capítulo 7: Conclusiones .......................................................................................... 201

Capítulo 8: Implicaciones para futuras investigaciones ...................................... 203

Referencias bibliográficas ........................................................................................ 205

Anexos ......................................................................................................................... 233


ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1: Beneficios de la actividad física en los diferentes grupos poblacionales


........................................................................................................................................ 50
Tabla 2. Población de la UIB del Campus Palma por ramas de conocimiento
(curso académico 2014-15) ....................................................................................... 96
Tabla 3. Distribución de la población de la UIB y cálculo de la muestra por
rama de conocimiento ............................................................................................... 98
Tabla 4: Distribución “Cuestionario de estilos de vida, salud y sentido de
coherencia en estudiantes universitarios”. ............................................................ 101
Tabla 5. Criterios SEEDO para definir la obesidad en grados según el IMC en
adultos. ........................................................................................................................ 106
Tabla 6. Clasificación simplificada según IMC ...................................................... 106
Tabla 7. Distribución de la muestra por área de conocimiento ......................... 119
Tabla 8. Estadísticos descriptivos de la edad ........................................................ 121
Tabla 9. Estadísticos descriptivos del grupo de edad de 17 a 26 años ............. 123
Tabla 10. Estadísticos descriptivos del grupo de edad de 27 a 68 años ........... 124
Tabla 11. Resumen datos para ambos grupos de edad. .................................... 124
Tabla 12. Distribución según curso del grupo de edad jóvenes ......................... 125
Tabla 13. Media de edad según curso (según grupos de edad) ...................... 126
Tabla 14. Porcentaje vía financiación estudios según grupos de edad ........... 128
Tabla 15. Distribución muestra según el grado de obesidad (criterios SEEDO) 129
Tabla 16. Datos descriptivos SOC ............................................................................ 134
Tabla 17. Descriptivos terciles SOC .......................................................................... 135
Tabla 18. Valores descriptivos factoriales y total CEAU. ...................................... 137
Tabla 19. Medias de los valores totales CEAU y factores según sexo. ............... 137
Tabla 20. Estadístico t-Student y diferencia de medias según sexo CEAU y
dimensiones ................................................................................................................ 138
Tabla 21. Medias factores CEAU y valor total según alumnos de nuevo ingreso o
cursos superiores. ....................................................................................................... 139
Tabla 22. Descriptivos gasto energético. ............................................................... 140
Tabla 23. Descriptivos gasto energético sujetos que practican AF en la
actualidad .................................................................................................................. 140
Tabla 24. Media de tiempo de práctica de AF .................................................... 141

15
Tabla 25. Estadísticos del gasto energético según preguntas del IPAQ ........... 143
Tabla 26. Estadísticos descriptivos dieta mediterránea ....................................... 145
Tabla 27. Descriptivos edad según adherencia a la dieta mediterránea ........ 147
Tabla 28. Descriptivos de adherencia a la dieta mediterránea según edad .. 148
Tabla 29. Media del SOC según área de conocimiento ..................................... 150
Tabla 30. Descriptivo SOC según sexo (análisis de sensibilidad por grupos de
edad) ........................................................................................................................... 151
Tabla 31. Descriptivos SOC según curso ................................................................. 151
Tabla 33. Analisis de riesgo de Estado de salud y Calidad de vida según SOC
...................................................................................................................................... 153
Tabla 34. Asociación SOC y estrés académico .................................................... 153
Tabla 35. Media del SOC según hábitos de práctica de AF ............................... 154
Tabla 36. Medias SOC según categoría de AF ..................................................... 155
Tabla 37. Análisis de riesgo SOC y adherencia a la dieta mediterránea .......... 157
Tabla 38. Mediana del gasto energético según rama de conocimiento ........ 159
Tabla 39. Mediana del gasto energético según sexo .......................................... 160
Tabla 40. Media de edad según práctica de AF actual ..................................... 160
Tabla 41. Gasto energético según curso ............................................................... 162
Tabla 42. Porcentaje de clasificación de estado de salud según nivel de
actividad física ........................................................................................................... 165
Tabla 43. Porcentaje de clasificación de calidad de vida según nivel de
actividad física ........................................................................................................... 165
Tabla 44. Gasto energético según práctica de actividad física núcleo familiar y
social ............................................................................................................................ 167
Tabla 45. Gasto energético según el número de miembros del núcleo familiar y
social que realizan actividad física ......................................................................... 168
Tabla 46. Medias escala CEAU y dimensiones según si se practica AF en la
actualidad .................................................................................................................. 169
Tabla 47. Correlación (rho de Spearman) entre gasto energético y escala de
estrés académico y sus dimensiones ...................................................................... 170

16
ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1: Salud en el río de la vida ............................................................................ 31


Figura 2: Teorías paralelas al paradigma salutogénico ......................................... 44
Figura 3. Distribución por sexo según área de conocimiento ............................. 120
Figura 4. Edad de los sujetos .................................................................................... 122
Figura 5. Gráfico de caja sin ningún valor de edad alejado .............................. 122
Figura 6. Distribución de la muestra según curso realizado................................ 125
Figura 7. Distribución de la muestra según estado civil en el grupo de edad
jóvenes......................................................................................................................... 127
Figura 8. Distribución según clase social ocupacional ........................................ 129
Figura 9. Distribución muestra según grado obesidad (categorías simplificadas)
...................................................................................................................................... 130
Figuras 10 y Figura 11. Distribución categorías simplificadas IMC según sexo.. 131
Figura 12. Distribución según estado de salud ...................................................... 133
Figura 13. Distribución según calidad de vida ...................................................... 133
Figura 14. Gráfico de caja con la clasificación en terciles del SOC. ................ 135
Figura 15. Porcentaje del nivel de actividad física según categorías ............... 141
Figura 16. Nivel de actividad física según categorías de los sujetos que
afirmaron realizar AF o deporte en la actualidad ................................................ 142
Figura 17. Motivaciones actuales práctica de AF ................................................ 144
Figura 18. Motivaciones inicio práctica AF. ........................................................... 144
Figura 19. Entorno social, ¿quién practica deporte en la actualidad? ............ 145
Figura 20. Porcentaje de adherencia a la dieta mediterránea según rama de
conocimiento ............................................................................................................. 146
Figura 21. Porcentaje de sujetos con buena adherencia a la dieta
mediterránea según sexo ......................................................................................... 147
Figura 22. Porcentaje de sujetos con buena adherencia a la dieta
mediterránea según curso ....................................................................................... 149
Figura 23. Medias SOC según categoría de AF .................................................... 156
Figura 24. Porcentaje de alumnos según su actitud hacia la AF por área de
conocimiento ............................................................................................................. 158
Figura 25: Porcentaje de realización de AF según sexo ...................................... 159

17
Figura 26. Porcentaje de alumnos que practican actividad física según curso
...................................................................................................................................... 161
Figura 27. Porcentaje de práctica de AF en el campus según curso ............... 162
Figura 28. Porcentaje de práctica de AF según categorías IMC ....................... 163
Figura 29. Porcentaje de práctica de actividad según estado de salud ......... 164
Figura 30. Porcentaje de práctica de actividad física según calidad de vida
...................................................................................................................................... 164
Figura 31. Porcentaje de adherencia a la dieta mediterránea según si se realiza
actividad física ........................................................................................................... 170

18
RELACIÓN DE ACRÓNIMOS Y/O ABREVIATURAS UTILIZADAS

ACSM Colegio Americano de Medicina del Deporte

ADM Adherencia a la Dieta Mediterránea

AHA Asociación Americana del Corazón

AF Actividad física

CEAU Cuestionario de Estrés Académico en la Universidad

CSD Consejo Superior de Deportes

DE Desviación estándar

DI Dificultades Interpersonales (dimensión del cuestionario CEAU)

DM Dieta mediterránea

EC Expresión y comunicación de ideas (dimensión del cuestionario


CEAU)

EF Expediente y perspectivas de futuro (dimensión del cuestionario


CEAU)

ENS Encuesta Nacional de Salud

ENT Enfermedades no transmisibles

ESIB Encuesta de salud de las Islas Baleares

HBSC Health Behaviour in School-aged Children

HHS US Department of health and human services

IMC Índice de Masa Corporal

INE Instituto Nacional de Estadística

IPAQ International Physical Activity Questionnaire

MDS Puntuación escala dieta mediterránea (Mediterranean Diet


Score)

MET Equivalente metabólico (Metabolic Equivalent of Task)

OA Obligaciones Académicas (dimensión del cuestionario CEAU)

OLQ Cuestionario de Orientación a la Vida

OMS Organización Mundial de la Salud

PREDIMED Prevención con dieta mediterránea

REUS Red Española de Universidades Saludables

RGdR Recursos generales de resistencia


19
RI Rango intercuartílico

SEEDO Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad

SOC Sentido de coherencia

SOC-13 Cuestionario de Orientación a la Vida de 13 ítems

SOC-29 Cuestionario de Orientación a la Vida de 29 ítems

SUN Seguimiento Universidad de Navarra

UIB Universitat de les Illes Balears

20
RESUMEN

El modelo salutogénico se centra en la resolución de problemas y la


capacidad para usar los recursos disponibles. El sentido de coherencia, el
constructo central de este paradigma, es la capacidad para percibir que se es
capaz de manejar cualquier situación en la vida. Es un enfoque en positivo
hacia los activos en salud que promueven estilos de vida saludables. La
actividad física y la dieta mediterránea son dos elementos básicos de los estilos
de vida saludables, los cuales cada vez tienen una prevalencia menor en la
población en pro de otros comportamientos perjudiciales para la salud. La
consolidación de estilos de vida saludables en la edad adulta depende de lo
acontecido durante la infancia y la adolescencia. El hábito de práctica
deportiva en la universidad es un buen predictor del nivel de dedicación en la
edad adulta.

Este estudio va dirigido a determinar la asociación entre sentido de


coherencia y actividad física con las características sociodemográficas,
estado de salud, calidad de vida y estilos de vida de los estudiantes
universitarios de la Universitat de les Illes Balears.

Para ello se realizó un estudio de diseño observacional transversal en


una muestra de 1373 estudiantes de la UIB en 2015, a quienes se les solicitó que
respondieran un cuestionario de forma voluntaria y anónima que recogía
información sobre sus datos sociodemográficos, antropométricos, de sentido
de coherencia, estrés académico, hábitos deportivos y adherencia a la dieta
mediterránea.

En resultados se observó una asociación entre sentido de coherencia y


actitudes hacia la actividad física (F=18,03; p<0,001) así como una relación
directa del sentido de coherencia con el gasto energético (rho=0,1; p=0,001),
la frecuencia de actividad física (rho=0,08; p=0,004) y la adherencia a la dieta
mediterránea (rho=0,11; p<0,001), e indirecta con el estrés académico (r=-0,28;
p<0,001). La probabilidad de percibir su estado de salud/ calidad de vida
como buenos o muy buenos era 5,1 y 4,9 veces mayor, respectivamente, en
aquellos estudiantes con un sentido de coherencia fuerte. También se observó
que aquellos estudiantes que realizan actividad física tenían una mejor

21
percepción de su estado de salud/ calidad de vida (χ2= 92,73; p< 0,001 y χ2=
36,46; p< 0,001 respectivamente), tenían menos estrés académico (F=16,51;
p<0,001) y presentaban una buena adherencia a la dieta mediterránea
(χ2=5,20; p=0,023). Cuantos más miembros del entorno familiar y social realicen
actividad física, mayor es la mediana de gasto energético de los estudiantes.

Se puede concluir que los estudiantes con un sentido de coherencia


fuerte tienen unos estilos de vida más saludables, manejan mejor el estrés
académico, y la percepción de su estado de salud y calidad de vida son
mejores. Además, a mayor nivel de actividad física y gasto energético, menor
es el estrés académico, mayor la puntuación de adherencia a la dieta
mediterránea y mejor su percepción de estado de salud y calidad de vida.

22
RESUM

El model salutogènic se centra en la resolució de problemes i la


capacitat per usar els recursos disponibles. El sentit de coherència, el
constructe central d'aquest paradigma, és la capacitat per a percebre que
s'és capaç de manejar qualsevol situació en la vida. En un enfocament en
positiu cap als actius en salut que promouen estils de vida saludables, l’a
activitat física i la dieta mediterrània són dos elements bàsics dels estils de vida
saludable, que cada vegada tenen una prevalença més baixa en la població
en vers d'altres comportaments perjudicials per la salut. La consolidació d'estils
de vida saludables en la edat adulta depèn del que ha ocorregut durant la
infància i l’adolescència. L'hàbit esportiu en la universitat és un bon predictor
del nivell de dedicació en la edat adulta.

Aquest estudi va dirigit a determinar l’associació entre sentit de


coherència i activitat física amb les característiques sociodemogràfiques, estat
de salut, qualitat de vida i estils de vida dels estudiants universitaris de la
Universitat de les Illes Balears (UIB).

Per aconseguir-ho es va realitzar un estudi de disseny observacional


transversal en una mostra de 1373 estudiants de la UIB en 2015, a qui se'ls va
sol·licitar que contestessin un qüestionari de forma voluntària i anònima que
recollia informació sobre les seves dades sociodemogràfiques,
antropomètriques, de sentit de coherència, estrès acadèmic, hàbits esportius i
adherència a la dieta mediterrània.

En resultats es va observar una associació entre sentit de coherència i


actituds cap a la activitat física (F=18,03; p<0,001) així com una relació directa
entre sentit de coherència, despesa energètica (rho=0,1; p=0,001), freqüència
d'activitat física (rho=0,08; p=0,004) i adherència a la dieta mediterrània
(rho=0,11; p<0,001), i indirecta amb estrès acadèmic (r=-0,28; p<0,001). La
probabilitat de percebre el seu estat de salut/ qualitat de vida com a bons o
molt bons era 5,1 i 4,9 vegades major, respectivament, en aquells estudiants
amb un sentit de coherència fort. També se va observar que aquells estudiants
que realitzen activitat física tenen una millor percepció del seu estat de salut/
qualitat de vida (χ2= 92,73; p< 0,001 i χ2= 36,46; p< 0,001 respectivament),

23
tenen menys estrès acadèmic (F=16,51; p<0,001) i presenten una bona
adherència a la dieta mediterrània (χ2=5,20; p=0,023). Quants més membres
de l'entorn familiar i social realitzen activitat física, major és la mitjana de
despesa energètica dels estudiants.

Se pot concloure que els estudiants amb un sentit de coherència fort


tenen uns estils de vida més saludables, manegen millor l'estrès acadèmic i la
seva percepció del seu estat de salut i qualitat de vida són millors. A més a
més, a major nivell d'activitat física i despesa energètica, menor és l'estrès
acadèmic, major és la puntuació d'adherència a la dieta mediterrània i millor
és la seva percepció d'estat de salut i qualitat de vida.

24
ABSTRACT

The salutogenic model focuses on problem resolution and the capacity


of using available resources. Sense of coherence, the central construct of this
paradigm, is the capacity of perceiving that one is able to deal with any
situation in life. It is a positive approach to health assets that promotes healthy
lifestyles. Physical activity and Mediterranean diet are two basic elements in
healthy lifestyles. Unfortunately, their prevalence is diminishing in the population
whilst hazardous patterns of healthy behaviour are rising. The consolidation of
healthy lifestyles in adulthood depends on what has happened at early
childhood and adolescence. Physical activity at university is a good predictor
of sport dedication level at adulthood.

This study aims to determine the association between sense of


coherence and physical activity regarding sociodemographic characteristics,
health status, quality of life and lifestyles in university students at the Universitat
de les Illes Balears (UIB).

In order to achieve this goal, an observational study was conducted in


2015. It had a transversal design and a sample of 1373 UIB students. They were
asked to voluntarily answer an anonymous questionnaire that collected
information about their sociodemographic and anthropometric characteristics,
sense of coherence, academic stress, sports habits and Mediterranean diet
adherence.

The results showed an association between sense of coherence and


positive attitudes towards physical activity (F=18,03; p<0,001). A direct
correlation was found among sense of coherence, energy expenditure
(rho=0,1; p=0,001), physical activity’s frequency (rho=0,08; p=0,004) and
Mediterranean diet adherence (rho=0,11; p<0,001). An indirect correlation was
found between sense of coherence and academic stress (r=-0,28; p<0,001). The
odds on perceiving their health status/ quality of life as good or very good
were, respectively, 5,1 and 4,9 folds more in those students with a strong sense
of coherence. It was noticed that those students who practice physical activity
have a better perception of their health status/ quality of life (χ2= 92,73; p<
0,001 and χ2= 36,46; p< 0,001, respectively), have less academic stress (F=16,51;

25
p<0,001) and have a better Mediterranean diet adherence (χ2=5,20; p=0,023).
The more members of the family or social environment who practice physical
activity, the higher the students' energy expenditure.

Thus it can be concluded that students with a strong sense of coherence


have healthier lifestyles, can deal better with academic stress and have a
better perception of their health status and quality of life. Furthermore, the
higher the level of physical activity and energy expenditure, the lower their
academic stress, the higher their score in the Mediterranean diet adherence
scale and the better their health status and quality of life perception.

26
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

CAPÍTULO 1: ANTECEDENTES Y ESTADO DE LA


CUESTIÓN

1.1. EL MODELO SALUTOGÉNICO

1.1.1. TEORÍA DE ANTONOVSKY: EL MODELO SALUTOGÉNICO

“How the Hell can this be explained”(comunicación personal de Aaron


Antonovsky, 1992).

Aaron Antonovsky no podía explicarlo. ¿Cómo era posible? ¿Cómo


podían estas mujeres haber vivido una vida plena y feliz, a pesar de todo lo
vivido? Por aquel entonces, Aaron Antonovsky, médico sociólogo (1923-1994),
se dedicaba a investigar los aspectos de carácter sociológico relacionados
con la salud. En una de sus investigaciones empíricas más importantes (1),
estudió la mala adaptación al climaterio y los efectos de malfuncionamiento a
largo plazo en mujeres menopáusicas que habían estado sometidas a eventos
extremadamente estresantes en sus vidas. Su población diana eran mujeres
nacidas entre 1914 y 1923 en Europa Central. Dentro de su estudio, había un
grupo poblacional de mujeres que habían vivido el Holocausto. La hipótesis de
Antonovsky daba por hecho que ese grupo poblacional mostraría más
síntomas propios de la menopausia (por una maladaptación al climaterio, con
su consiguiente peor nivel de salud) que el grupo control del estudio. Esta
adaptación se midió en términos de sintomatología menopáusica, percepción
subjetiva de salud, nivel de salud física y emocional y el rol de satisfacción. Y
encontró algo que no sospechaba. Dentro de ese grupo que había
sobrevivido al campo de concentración y al horror nazi, había un grupo de
mujeres (que en proporción no resultaba estadísticamente significativo) que
percibían un buen nivel de salud. Que habían vivido plenamente. Que eran
felices. ¿Cómo demonios se puede explicar? Antonovsky dijo: “¡Aunque solo
hubiera sido una mujer, también habría sido importante averiguar por qué!”
(2). Este hallazgo condujo al nacimiento del modelo salutogénico.

Antonovsky se planteó tres preguntas, a partir de las cuales empezó a


desarrollar su modelo (3):
27
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

¿Por qué las personas se mantenían saludables a pesar de estar


expuestas a tantas influencias perjudiciales?

¿Cómo se las arreglan para recuperarse de sus enfermedades?

¿Qué tienen de especial las personas que no enferman a pesar de vivir


en la tensión más extrema?

El modelo salutogénico deja de centrarse en los estresores (que son los


mismos para todo el mundo) y pone el foco de atención en la manera que
tenemos de lidiar con ellos, con las situaciones que nos ocurren a diario. Esta
capacidad de entender lo que nos ocurre, de saber utilizar los recursos a
nuestra disposición para manejarnos en estas situaciones y poder ver más allá
de lo acontecido, fue lo que él denominó Sentido de Coherencia (SOC).

Pero antes de centrarnos en el modelo salutogénico, es imprescindible


hacer una pincelada de los antecedentes de la Salud Pública moderna a raíz
de la cual surgió esta teoría.

1.1.2. ANTECEDENTES EN SALUD PÚBLICA

En 1945 aparecían las Naciones Unidas, como entidad de carácter


comunitario y global donde todas las naciones estaban representadas. Hay
que tener en cuenta que en este momento histórico la sociedad mundial
había pasado por dos guerras mundiales, con todo lo que ello conllevaba. El
objetivo de un mundo ideal pasaba obligatoriamente por una filosofía de
respeto por los Derechos Humanos, derechos que esta institución común
garantizaba.

Amparada por esta institución, en abril de 1948, se constituyó la


Organización Mundial de la Salud (OMS) como organismo encargado de
gestionar políticas de prevención, promoción e intervención en salud a nivel
mundial. Una nueva definición de salud se había gestado, considerándose
ésta no solo la ausencia de enfermedad sino “un estado de completo
bienestar físico, mental y social”. Empezó aquí la dicotomía salud versus
enfermedad que acompañaría durante años el concepto de salud. El objetivo
de este modelo patogénico para preservar la salud era identificar, a través de

28
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

los determinantes de la mala salud, factores de riesgo que conducen a la


enfermedad. Conociéndolos, se podrían evitar y así prevenir la enfermedad.

Empezó a hablarse del concepto de promoción de la salud en la


Estrategia Global de Salud para Todos de la OMS en el año 2000 (4), donde
aparece una visión para reducir inequidades, formar un desarrollo sostenible,
utilizar una aproximación interdisciplinaria e intersectorial, y no centrarse
solamente en “añadir años a la vida” sino “vida a los años” (2). No fue hasta
1986 cuando Halfdan Mahler, director de la OMS, introdujo una cuarta
dimensión a este concepto de salud, la espiritual. Ello conllevó una ampliación
del punto de mira de este concepto, y las perspectivas sociales y psicológicas
empezaron a tener cierta importancia en salud. Este proceso culminó con la
Carta de Ottawa, donde se dinamizaron las teorías que consideraban la salud
como un recurso para la vida diaria, tomando importancia el desarrollo y
potenciación de los recursos de salud para la población. Así fue como el
objetivo se focalizó en las políticas de salud pública para la promoción de la
salud, que se definió como “el proceso que permite a las personas incrementar
el control sobre su salud y sus determinantes para mejorarla y poder tener una
vida activa y productiva” (5). Hubo un cambio en el paradigma biomédico, ya
que ahora el actor responsable de su salud era el propio individuo,
comprometiéndose así junto con los profesionales de la salud en un proceso
de empoderamiento (3). Se ve al individuo como sujeto activo participativo en
su propia vida (2).

A pesar de que el modelo salutogénico influenció el desarrollo de la


promoción de la salud, este no se trató de forma explícita en la Carta de
Ottawa. No fue hasta un seminario de la Oficina Regional de la OMS en
Copenhague, en 1992, donde Antonovsky presentó formalmente su modelo
salutogénico como posible eje para la promoción de la salud. A partir de ese
momento, este modelo, innovador por aquel entonces, provee de una nueva
directriz a las investigaciones en Salud Pública (6). Una búsqueda que se
centra en los recursos para la salud y en los procesos promotores de la salud
desde un punto de vista positivo, enfocando la promoción de la salud desde
aquello que crea salud, es decir, hacia el origen de la salud (enfoque
salutogénico) y no desde lo que causa enfermedad (enfoque patogénico) (6).

29
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Así se entiende la salud como un “continuum bienestar-enfermedad”,


siendo estos los polos opuestos y estando el individuo siempre en un lugar
intermedio de este axis. No es posible estar 100% sano ni 100% enfermo. Toda
persona puede sentirse enferma a pesar de estar sana. O puede estar sana
con cierto componente de enfermedad o sentirse saludable aunque padezca
alguna enfermedad. Tal y como dijo Antonovsky: “Siempre que nos quede un
aliento de vida, no podremos estar nunca enfermos del todo” (7). Antonovsky
considera que la salud no es un estado de equilibrio pasivo, sino un proceso
inestable, de autorregulación activa y dinámica (8). De hecho, el estado
natural de los individuos es el desequilibrio, no la homeostasis (9). Antonovsky
definió este continuum bienestar-enfermedad de la salud como “un estado o
condición multifacético del organismo humano” (10).

1.1.3. NADANDO CORRIENTE A TRAVÉS EN EL RÍO DE LA VIDA

Para explicar este cambio de paradigma, Antonovsky (1987) usó la


metáfora del río de la vida, donde se compara el modelo patogénico con el
salutogénico. Desde un punto de vista patogénico, las corrientes del río
representan la enfermedad. El objetivo es rescatar a las personas que se
encuentran dentro, sin importar ni cómo ni por qué están allí. Pero desde la
perspectiva salutogénica, el río lo que representa es vida en sí. Y en este río
hay zonas con aguas más tranquilas y otras embravecidas. En esta metáfora,
no es suficiente evitar el estrés o construir barreras para evitar que la gente se
caiga en el río. Sin embargo, la gente debe aprender a nadar.

En esta metáfora de la salud en el río de la vida, la corriente fluye en


sentido vertical en una cascada (Figura 1). Esta cascada significa que no
importa dónde te encuentres en el río, siempre existe la posibilidad de
encontrar riesgos, enfermedades y la muerte. Pero el sentido principal del río
no es cascada abajo, sino su corriente vertical hacia arriba (en dirección de la
vida). Al nacer, caemos en el río y flotamos con la corriente. Pero la dirección
de la vida no es la muerte y la enfermedad (que sería la cascada). Hay gente
que, al nacer y caer en el río, tiene la suerte de estar en la zona de aguas
tranquilas donde es fácil flotar, hay muchas oportunidades y recursos a su

30
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

disposición, como en el estado de bienestar. Sin embargo, hay gente que al


nacer, cae en la zona embravecida, donde la lucha para sobrevivir y no
ahogarse es más dura, y el riesgo de caer por la cascada es mayor. Así pues,
el río está lleno de riesgos y recursos. El resultado solo va a depender del
aprendizaje y habilidad de cada uno para nadar (es decir, para identificar y
usar los recursos a nuestro alcance para mejor las opciones de salud y vida)
(2,11).

Figura 1: Salud en el río de la vida1

Lindström y Eriksson fueron un paso más allá en esta metáfora hablando


de la salud en el río de la vida, explicando de una forma sencilla el escenario
de acciones para la salud (2). Cambiaron el foco de atención desde la
medicina (atención y tratamiento) y salud pública (prevención y promoción)
hacia la salud de la población. Ellos definen cuatro estadios: (i) la atención o

1
Adaptación de la figura “Salud en el río de la vida” que aparece en Lindström B, Eriksson M.
Guía del autoestopista salutogénico. Girona: Documenta Universitaria; 2011.

31
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

tratamiento de la enfermedad; (ii) la protección de la salud/la prevención de


la enfermedad; (iii) la educación para la salud/promoción de la salud y (iv) la
mejora de la percepción de la salud/el bienestar/calidad de vida.

En el primer estadio, la atención o tratamiento de enfermedades, se ha


salvado a la gente de ahogarse usando tecnología punta y profesionales
cualificados. El segundo estadio se divide en dos fases. En la fase de
protección de la salud, las intervenciones limitan los riesgos de enfermedad.
Estas intervenciones son pasivas. En la metáfora del río, se evita que la gente
caiga en el río mediante la construcción de barreras y vallas. Sin embargo, en
la fase de prevención de la enfermedad, empieza a existir un
empoderamiento de la población que se ve activamente involucrada de
manera individual, a quienes se les “suministra un chaleco salvavidas”. En el
tercer estadio se enseña a la gente cómo nadar. Se centra en el trabajo
colaborativo de profesionales de la salud, individuos y poblaciones. Partiendo
de la educación para la salud, donde los profesionales de la salud
proporcionan consejos sobre cómo mantener la salud hasta el modelo de
promoción de la salud, donde los individuos se responsabilizan de su propia
salud, empoderándose activamente y participando en el proceso, siendo ellos
quienes toman las decisiones sobre su salud, gracias al apoyo de los
profesionales que se encargan de ofrecer opciones para que los individuos
puedan tomar decisiones fundamentadas. Por último, el cuarto estadio, río
arriba, se caracteriza por la mejora de la percepción de la salud, el bienestar y
la calidad de vida. El objetivo final de las actividades de promoción de la
salud es crear prerrequisitos para vivir una buena vida (ya que la percepción
de una buena vida es un determinante para la calidad de vida) (2).

El modelo salutogénico está caracterizado por tres premisas: por un


lado enfatiza los orígenes de la salud y el bienestar, por otro, se centra en el
mantenimiento y realce de este bienestar y, por último, rechaza la hipótesis de
que los factores estresantes son intrínsecamente negativos, sustituyéndola por
la posibilidad de que factores estresantes pueden tener consecuencias
saludables o beneficiosas, dependiendo de sus características y de la
capacidad de las personas para resolverlo (3,6).

32
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

Hay personas que, a pesar de haber padecido adversidades a lo largo


de su vida, muestran una buena adaptación a la misma (12). Este modelo da
respuesta a la pregunta de por qué personas que han sufrido situaciones de
estrés y dificultades permanecen bien, tanto física como emocionalmente
(13). Lo que se pretende es averiguar cómo estas personas hacen frente a los
estresores (7).

1.1.4. SENTIDO DE COHERENCIA, RECURSOS GENERALES DE RESISTENCIA,


COMPRENSIBILIDAD, MANEJABILIDAD, SIGNIFICATIVIDAD

Tal y como ya hemos explicado, el paradigma salutogénico se centra


en la resolución de problemas y la capacidad para usar los recursos
disponibles (6,13), determinando así los indicadores del sujeto y del contexto
social que favorecen la salud (7). Para ello identifica Recursos Generales de
Resistencia (RGdR) como factores biológicos, materiales y psicosociales que
hacen más fácil a las personas percibir su vida como coherente, estructurada
y comprensible (6,8,10). Estos recursos se definen como una característica
física, bioquímica, artefactual-material, cognitiva, emocional, valorativa-
actitudinal, interpersonal-relacional o macro sociocultural de un/a individuo,
grupo primario, subcultura o sociedad que es efectiva para evitar o combatir
una amplia variedad de estresores (2). Los RGdR más conocidos son el dinero,
el conocimiento, la experiencia, la autoestima, los hábitos saludables, el
compromiso, el apoyo social, el capital cultural, la inteligencia, las tradiciones y
la visión de la vida (8). Estos ayudan a las personas a moverse en la dirección
de salud positiva. Pero no solo es importante tener acceso a estos recursos,
sino la capacidad para utilizarlos. Este sentido de discernimiento global
existente en los individuos, grupos, poblaciones o sistemas, es el SOC (6,14). Al
menos cuatro de los RGdR tienen que estar disponibles para poder facilitar el
desarrollo de un SOC fuerte: actividades significativas, pensamientos
existenciales, contacto con los sentimientos interiores y relaciones sociales
(2,15).

El SOC es la capacidad para percibir que se es capaz de manejar


cualquier situación independientemente de lo que está sucediendo en la vida,

33
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

una habilidad para seleccionar el estilo de afrontamiento que mejor se ajusta


a una situación dada. Antonovsky lo define como “una orientación
disposicional en relación con las cosas, personas y acontecimientos de la vida,
donde asume una función directriz” (10,14). Además, esta orientación global
“expresa hasta qué punto se tiene la sensación de seguridad dominante y
duradera, aunque dinámica, de que, primero, los estímulos provenientes de
nuestro entorno interno y externo en el curso de la vida están estructurados,
son predecibles y manejables; segundo, los recursos están disponibles para
afrontar las demandas que exigen estos estímulos; y tercero, estas demandas
son desafíos que merecen la energía y compromiso invertidos” (10). Lo
característico en las reacciones de la persona que posee un buen SOC es la
amplitud con que se percibe que la situación es inteligible, que los recursos
para manejarla están disponibles y que el reto que esto supone es importante
para la persona (16). Gracias a su SOC, el individuo será capaz de dar
respuesta a la tensión generada por los estresores del entorno, movilizando
para ello sus recursos generales de resistencia para hacer frente a dicho estrés,
minimizando además el riesgo de enfermedad posterior. De esta manera, las
personas con un SOC fuerte tendrán los recursos psicológicos y la habilidad de
resistir no solo al estrés sino a las enfermedades, tanto mentales como físicas
(17). Individuos con un SOC fuerte tienen más tendencia a percibir los
estresores como predecibles y explicables, tienen la confianza de tener la
capacidad de poder sobrevenir a las dificultades, y consideran que lo que
ocurre tiene sentido, por lo que se enfrentan a ello. Individuos con niveles bajos
de SOC carecen de estas percepciones, por lo que se su capacidad de
afrontamiento es peor (18). Antonovsky propuso que el SOC podía influir en el
estrés y en la salud mediante tres vías (10):

1. El SOC influye en la valoración del estímulo como estresante o no.

2. El SOC influye en el grado en que el estresor provoca tensión o no.

3. El SOC influye en el grado en que la tensión provoca consecuencias


adversas en la salud.

Antonovsky habló de tres factores fundamentales que componen el


SOC (10,16,19,20):

34
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

- En primer lugar, la Comprensibilidad (componente cognitivo),


entendiéndose como la capacidad del sujeto para comprender cómo está
organizada su vida y cómo se sitúa él frente al mundo (relacionado con el
patrón de procesamiento de información). Este factor es importante en la
estimación del estrés por parte del individuo.

- En segundo lugar, la Manejabilidad (componente instrumental o


conductual), que describe la confianza instrumental de la persona, su
convicción de poder superar las situaciones de la vida presente o futura con
las propias fuerzas o con ayuda de los demás.

- Por último, la Significatividad (componente motivacional), que tiene que


ver con el sentido de la propia vida y que la vida de uno está orientada hacia
metas que se desean alcanzar. Es la capacidad de convertir lo que se hace
en satisfactorio.

Así pues, el buen uso de los RGdR en las experiencias vividas facilita
tener un SOC fuerte, de manera que uno puede ver que lo que le acontece
en la vida es predecible y tiene explicación (comprensibilidad), que tiene
recursos a su alcance para hacer frente a cualquier situación (manejabilidad)
y que la vida, los retos que ocurren diariamente, merece la pena el esfuerzo
(significatividad) (3,21).

1.1.5. SALUTOGÉNESIS, UN MODELO DE ACTIVOS EN SALUD, UN MODELO EN


POSITIVO

El enfoque positivo hacia la salud del modelo salutogénico va más allá


del modelo histórico patogénico, o de déficit. El modelo de déficit busca la
salud desde una mera perspectiva de identificación de problemas y
necesidades de la población (que van a depender de recursos tanto de
profesionales sanitarios como de la infraestructura hospitalaria). Si bien este
enfoque es útil, se necesita mucho más para poder encontrar la salud. Se
necesita un modelo de activos, que dé énfasis a la capacidad positiva de dar
solución a los problemas. La salud positiva va en la dirección hacia lo que
hace que los individuos, grupos, comunidades, etc., aumenten el control sobre
su salud y la mejoren. Para ello solo hay que hacer fáciles y accesibles las
35
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

opciones que promocionan el bienestar, el crecimiento y el envejecimiento


saludable (12). Este modelo se centra en promover los recursos salutogénicos
(RGdR) que facilitan la autoestima y las habilidades de afrontamiento, tanto
de los individuos como de las comunidades, que a la larga significarán una
menor dependencia a los servicios de profesionales (22).

El término “activo en salud” se refiere a los recursos y factores que los


individuos y las comunidades tienen a su disposición, que potencia la
capacidad tanto de individuos, comunidades, grupos, instituciones, y otros
para mantener y mejorar su salud y bienestar. Estos activos también protegen
de los resultados negativos de la salud y ayudan a reducir las desigualdades
en salud. Pueden ser sociales, financieros, físicos, ambientales o recursos
humanos (como la educación, las habilidades de empleo, redes de soporte
social, recursos naturales, etc.), y pueden operar a cualquier nivel de los
mencionados para amortiguar el estrés.

Este modelo de activos en salud que proponen Morgan y Ziglio va de la


mano del modelo salutogénico de Antonovsky (y de salud positiva de Scales).
Lo que para unos son activos en salud, otros lo llaman fortalezas o recursos
generales de resistencia. Los dos modelos buscan una perspectiva en positivo
del modelo de promoción de la salud, alejándose del modelo patogénico o
de déficits y empoderando al individuo de su propio bienestar y salud. Buscan
aquello que genera salud. Para ello, este modelo de activos en salud
incorpora el mapeo de activos, que consiste en construir, previamente a la
intervención, un inventario de fortalezas y talentos de las personas que
componen una comunidad. El mapeo de activos pone de manifiesto que
cada comunidad tiene un arsenal de talentos, habilidades, intereses y
experiencias, haciendo hincapié en su interconexión, lo que facilitará el
acceso a todos los miembros de la comunidad (22,23).

La perspectiva salutogénica del “origen” de la salud nos permite


identificar estos factores que mantienen a los individuos “nadando” en el río
de la vida. Existe la necesidad de centrarse en los recursos y capacidades de
los individuos para crear salud. Cuanto más se entienda el mundo en el que
vivimos, que tenemos herramientas para manejar cualquier situación y que la
vida tiene un sentido, se podrán usar los recursos disponibles de una manera
36
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

más efectiva para mantener la salud propia (22). En definitiva, cuanto más
fuerte sea nuestro SOC, más eficientes seremos detectando y usando los
activos en salud o RGdR que tenemos a nuestra disposición (24).

El potencial del modelo salutogénico es su aplicabilidad práctica. Es un


buen enfoque para ser aplicado en la creación de políticas y programas de
salud pública. Según resumen Lindstrom y Eriksson, el modelo salutogénico es
una buena base de fundamentación para la Promoción de la Salud, por tres
razones principales: en primer lugar, porque el foco se coloca en la resolución
de problemas y en la búsqueda de soluciones; en segundo lugar, porque
identifica RGdR que ayudan a las personas a moverse en la dirección de salud
positiva; y, en tercer lugar, porque identifica un sentido o discernimiento global
y omnipresente en los individuos, grupos, poblaciones o sistemas, cuya
capacidad se plasma en el SOC (comprensión, manejabilidad y
significatividad de los acontecimientos vitales) (3,6). Las intervenciones para
promover estilos de vida saludables se podrían beneficiar si se tuviera en
cuenta las diferencias individuales en las características personales
establecidas en el SOC (25). Además, el papel de los factores psicosociales en
la promoción para la salud no se debería subestimar (26). Es posible reorientar
y revitalizar la promoción de la salud hacia modelos de acción basados en
activos para la salud; no solo pensando en los servicios de salud sino
potenciando los RGdR para cada persona y comunidad (8)

1.1.6. EL CUESTIONARIO DE ORIENTACIÓN A LA VIDA (OLQ)

El Cuestionario de Orientación a la Vida (OLQ) es el instrumento


validado que mide la escala SOC. Antonovsky originalmente desarrolló un
cuestionario con 29 ítems (SOC-29), que se responden indicando el grado de
acuerdo/desacuerdo sobre una escala Likert de 7 puntos. Este cuestionario ha
demostrado tener una buena consistencia interna, adecuados índices de
fiabilidad y abundantes evidencias de validez externa, estando traducido al
menos en 33 idiomas, contando con al menos 15 versiones diferentes
(2,13,14,24,27–29). Posteriormente, se introdujo una versión abreviada, el SOC-
13 (14,24), que solo se necesita aproximadamente 10 minutos de tiempo para

37
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

su administración (28). Si bien el SOC-13 cuenta con índices apropiados de


validez (30), los del SOC-29 son ligeramente mayores (27,31).

Para construir este cuestionario, Antonovky utilizó una técnica de


mapeo con 5 grandes ejes: la modalidad del estímulo (instrumental, cognitivo
o afectivo), su origen (interno, externo o ambos), la naturaleza de la demanda
que plantea (concreta, difusa o abstracta), la referencia temporal del estímulo
(pasado, presente o futuro) y el elemento del SOC al que se hace referencia
(comprensibilidad, manejabilidad o significatividad). El hecho de poder
operativizar el constructo del SOC en esta escala fue una de las causas del
éxito del modelo salutogénico (8).

Eriksson y Lindstrom realizaron en 2005 una revisión sistemática de la


literatura científica entre 1992 y 2003 sobre la validez del OLQ (32). En esta
revisión sistemática, en cuanto al SOC-29, se confirmó un índice de fiabilidad
de consistencia interna entre 0,70 y 0,95. Los índices de fiabilidad test-retest
también fueron relativamente buenos, oscilando desde 0,69-0,78 (1 año), 0,64
(3 años), 0,42-0,45 (4 años), 0,59-0,67 (5 años) a 0,54 (10 años). Los valores del
SOC-29 oscilaron en un rango de 100,50 (DE 28,50) a 164,50 (DE 17,10) puntos.
Después de 10 años, el SOC parece ser estable, aunque no tanto como
inicialmente asumió Antonovsky. De todos modos, parece ser que el SOC
tiende a aumentar con la edad (32). En cuanto a la validez referida al
contenido, el mismo Antonovsky demostró en 1993 la existencia de buenos
indicadores de validez aparente ya que la escala era suficientemente
representativa de la construcción teórica de la que provenía (8,32). Esta
escala se caracteriza por presentar sólidas evidencias de validez externa
(6,32,33), y además muestra relaciones significativas con diversas variables
relacionadas con la percepción de uno mismo y del contexto, con indicadores
de estrés, salud, bienestar y ajuste.

La escala del SOC ha demostrado su validez como instrumento para


valorar el nivel de SOC en adolescentes (9,34–36). En España, Rivera de los
Santos realizó en 2011 un estudio de las propiedades psicométricas de la
escala de SOC (en su versión completa, SOC-29) en adolescentes españoles,
abordando por primera vez el análisis psicométrico en una muestra española.
Se centró en la estructura interna y en indicadores de fiabilidad. Concluyó que
38
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

los índices fiabilidad eran moderados, había una falta de consenso en la


estructura factorial así como un error de covarianza entre diversos pares de
ítems y una baja carga factorial en otros. No obstante, a pesar de todas estas
deficiencias, consideró que hasta que no hubiera una solución alternativa se
podía seguir usando tanto el SOC-29 como el SOC-13 (8).

En cuanto a la estructura interna del cuestionario, la escala SOC-29


estaría compuesta por tres subescalas (una por cada dimensión que compone
el constructo de sentido de coherencia): Comprensibilidad (11 ítems),
Manejabilidad (10 ítems) y Significatividad (8 ítems) (10). Antonovsky sugiere
que se debe utilizar únicamente la puntuación total en lugar de las tres
puntuaciones de las subescalas de SOC ya que todos los componentes de la
escala están pensados para incluirse en una sola entidad, la “orientación
global” (24). El estudio de Hagquist corrobora esta medida de puntuación total
(35).

Se ha utilizado el análisis factorial para determinar la estructura interna


de la escala SOC-29 en diferentes muestras. Si bien la estructura factorial del
SOC parece ser más bien multidimensional que unidimensional (32), los niveles
generales tanto de la escala como del factor global podrían considerarse
dentro de unos límites aceptables de fiabilidad (8). Las propuestas con más
apoyo son las siguientes:

Un factor unidimensional global, el SOC. Esta es la estructura que sugirió


Antonovsky y es una de las más estudiadas y apoyadas por la literatura
científica. Y, ha sido la que se ha utilizado en este estudio.

Tres factores, uno por cada dimensión del SOC (comprensibilidad,


manejabilidad y significatividad) de forma diferenciada pero correlacionados
entre sí. Esta es la otra estructura más estudiada.

Dos factores, el primero como resultado de la unión de Manejabilidad y


Significatividad y el segundo la Comprensibilidad. Ésta propuesta se debe a la
alta correlación que existe entre los factores de Manejabilidad y
Significatividad.

39
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Un factor global de segundo orden con tres factores de primer orden.


Ésta estructura mantiene la diferenciación de las tres dimensiones, pero no
deja de lado el concepto del SOC como un constructo unidimensional.

Esta variabilidad de los resultados deja claro que no existe consenso


sobre su estructura. Esto podría ser debido a las deficiencias estructurales del
SOC. En su estudio, Rivera de los Santos propone un modelo reducido a 20
ítems con una estructura interna compuesta por 5 factores de primer orden,
dos factores de segundo orden y, a su vez, un factor de tercer orden global
como la solución más adecuada para el SOC-29 en su grupo poblacional (8).

A pesar de los resultados ofrecidos en la investigación de Rivera de los


Santos (que sugiere el uso de una versión abreviada a 20 ítems para evaluar el
constructo SOC frente a la versión tradicional de 29 ítems), la complejidad del
constructo y la dificultad en establecer dimensiones operativas que no se
encuentren interrelacionadas entre sí, combinado con la gran capacidad
explicativa del cuestionario actual en asuntos relacionados con los estilos de
vida y el desarrollo físico, psicológico y social de los individuos, hace plantear el
uso del SOC-29 en investigaciones hasta que no se ofrezcan soluciones
definitivas a las alternativas existentes (27,32).

1.1.7. SOC Y SALUD A LO LARGO DE LA VIDA

La relación entre SOC y salud según Antonowsky (1997) aborda


diferentes aspectos; el SOC puede ejercer una influencia directa sobre el
cerebro, el sistema inmunológico y el sistema hormonal de las personas,
desencadenando reacciones distintas a diferentes niveles, de manera que
puede incidir de forma reguladora cuando presentan estados de tensión, o
como filtro directo en el procesamiento de información. También puede
actuar de manera directa en el procesamiento del estrés, movilizando recursos
que contribuyen a la reducción de la tensión (20).

Un SOC fuerte es la base fundamental para un patrón de reacciones y


acciones flexible y adaptativo (14). No es una estrategia de afrontamiento en
sí mismo, sino un recurso de afrontamiento contra el estrés vinculado a eventos
vitales negativos (2). Existe un interés creciente por el estudio y el análisis del
40
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

SOC en publicaciones internacionales, desde 1985-2010 (2). En múltiples


investigaciones se concluye que individuos con un SOC fuerte tienden a tener
una salud y calidad de vida mejores. Además, protege de la ansiedad,
depresión, agotamiento y desesperanza, y se relaciona significativa y
positivamente con determinados recursos de salud como optimismo, fortaleza,
control y capacidad de afrontamiento. De hecho, cuanto más fuerte sea al
SOC, menores son los síntomas de enfermedades mentales (33). En un estudio
en el que se analizó el efecto del SOC en los principales componentes de la
salud biopsicosocial por separado en adolescentes, se encontró que un SOC
fuerte estaba asociado con una mejor salud autopercibida, una menor
frecuencia de quejas somáticas y psicológicas, con una mejor calidad de vida
así como una mayor satisfacción de vida. Estos resultados fueron homogéneos
entre los adolescentes entre 13-18 años, indistintamente de su sexo y edad
(37). Otros estudios establecen asociaciones entre poseer un SOC fuerte y
tener comportamientos saludables en cualquier estadio de la vida (como
hacer ejercicio con más frecuencia, tener una alimentación sana, tener una
mejor salud bucal) y evitar comportamientos no saludables (como saltarse el
desayuno por las mañanas, o el consumo de alcohol, de tabaco, de drogas,
etc.) (20,25,26,37). Otros estudios lo relacionan directamente con la práctica
de actividad física, pero no con el consumo de tabaco y/o alcohol en
poblaciones universitarias (38). Los hallazgos de estas asociaciones son
independientes de factores como la edad, género, clase social y educación
(25). El nivel del SOC también puede ser importante en cuanto a la motivación
para realizar actividad física a lo largo de la vida, así como para mejorar la
salud en la edad adulta (39). También existen estudios en los que se sugiere
que el hecho de realizar actividad física durante años, como en el caso de los
atletas, puede ser un factor potenciador del nivel del SOC (40).

Múltiples estudios sugieren que el componente motivacional del SOC


por sí solo juega un papel protector en la salud de los jóvenes, evitando
comportamientos no saludables (excepto el hábito tabáquico y el alcohol
durante actos sociales) (41).

El SOC se utiliza como predictor de medidas de salud percibida y


objetiva (21,28,42). Una alta puntuación en la escala SOC se correlaciona con

41
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

una buena percepción de salud y calidad de vida (12,13,26). En el estudio de


4 años de seguimiento que realizaron Suominen y colaboradores, concluían
que la asociación entre el nivel de SOC al inicio del estudio y la salud percibida
al cabo de 4 años no dependían de una tercera variable, como la edad o el
nivel de estudios (21).

En otros estudios, se concluye que aquellos individuos que realizan


ejercicio más frecuentemente puntúan en la escala de sentido de coherencia
más alto que aquellos que lo practican con menor asiduidad. Además,
también su autopercepción de salud y condición física es mucho mejor (43).

También se ha estudiado la asociación entre el nivel de SOC y estados


psicológicos. La ansiedad es uno de los conceptos más referenciados,
demostrando muchos estudios la relación negativa entre SOC y nivel de
ansiedad. Individuos con un SOC fuerte consideran determinados
acontecimientos de la vida como menos estresantes que el resto de la
población, informan de menos eventos estresantes en el día a día y perciben
su vida como menos estresante a nivel general (27). Un nivel elevado de SOC
se relaciona positivamente con la recuperación de estados depresivos, un
mejor nivel de funcionamiento en la población general y una menor
mortalidad por cualquier causa (28,38). Incluso existe una relación entre el nivel
de Significatividad que se posee y el bienestar psicológico. De hecho, los
individuos sienten un nivel alto de significatividad cuando se entienden a sí
mismos (auto-aceptación) y al mundo que los rodea y se encuentran en
sintonía con ese mundo (relaciones positivas). En el estudio de Brassai et al., se
estudió el componente de significatividad mediante una subescala del “Brief
Stress and Coping Inventory”, aunque el autor sugiere que el “Meaning in Life
Questionnaire” hubiese sido más preciso. En dicho estudio se observó que el
componente de significatividad funcionaba como un factor protector o de
resiliencia tanto en la salud psicológica como en estilos de vida de los
adolescentes (41).

En el estudio realizado por Roca-Perara et al. encontraron una clara


relación inversamente proporcional entre burnout y SOC, infiriendo que el SOC
podía ser un factor que limitara la vulnerabilidad de las personas a ser víctimas
del síndrome de burnout (16).
42
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

De acuerdo con Godoy (1999), el sentido de coherencia se constituye


en un factor protector de la salud, o bien, en un recurso de resistencia o
competencia (20).

El sentido de coherencia es dinámico y puede modificarse a lo largo de


la vida (6,14,38). Si bien no se precisa el momento en el que el SOC está
completamente desarrollado, se sugiere que el SOC es más fuerte en adultos
jóvenes (44) y que la estabilidad completa se alcanza en la tercera década
de la vida (10,45). Antonovsky señala que la juventud es una etapa importante
en el desarrollo del sentido de coherencia (10). No obstante, parece ser que
existe una tendencia a un aumento del SOC durante la edad adulta. Y el
incremento del mismo está relacionado con el hecho de tener un SOC fuerte
de base, más que con el hecho de aumentar la edad (46). De hecho, el nivel
de SOC suele permanecer bastante estable a lo largo de la vida (21,46–48), y
que a partir de la treintena se supone que no ocurrirá ningún cambio
dramático en las circunstancias de la vida (10).

La realización de estudios cualitativos podrían proveer de mayor


evidencia acerca de los factores asociados con la modificación del SOC a lo
largo de la vida (44).

1.1.8. SOC Y OTROS CONCEPTOS AFINES

El constructo de Sentido de Coherencia tiene muchos paralelismos con


múltiples teorías que parecen ampararse debajo del mismo paraguas de la
psicología positiva (49). Estas teorías y conceptos (ver Figura 2) contribuyen a
explicar la salud y el bienestar. Todos estos modelos muestran correlaciones
similares, aunque no son conceptos idénticos. No obstante, a veces hay
constructos que parecen tener un solapamiento potencial con el concepto de
SOC.

La fortaleza o constructo de propensión de la salud fue planteada por


Kobasa en 1982, para responder a la pregunta de por qué algunas personas
expuestas a situaciones de estrés se mantenían bien mientras que otras no.
Este concepto se basa en diferentes dimensiones, derivadas de la teoría
existencial de la personalidad, como son el control (manejabilidad del
43
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

constructo de Antonovsky), compromiso (significatividad) y reto


(comprensibilidad y significatividad) (48,50)

Otro constructo es la resiliencia se entiende como la capacidad de


afrontar adversidades. La diferencia respecto al concepto SOC, es que la
resiliencia reconoce el riesgo para un resultado negativo de salud frente a un
estresor, es decir, la presencia de la adversidad es una parte integral en este
concepto, mientras que la aproximación del SOC es desde un punto de vista
positivo, interesándose en los mecanismo que promueven la salud y el
bienestar en cualquier población, no solo en individuos en situaciones de
riesgo (9).

Figura 2: Teorías paralelas al paradigma salutogénico2

2
Adaptación de la figura “Salutogénesis. Una aproximación de activos” que aparece en
Lindström B, Eriksson M. Guía del autoestopista salutogénico. Girona: Documenta Universitaria; 2011.

44
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

Existen otros conceptos también afines al concepto SOC pero que


parecen no tener tanto solapamiento con el constructo de Antonovsky.

El florecimiento de la salud mental (51), se refiere a esta como un


continuo bienestar/enfermedad, y en lugar de verla desde una aproximación
patogénica, la describe en positivo, floreciente como valor opuesto a la
pérdida de la salud mental (languidecer, según Keyes). Los signos de salud
mental de esta teoría son sentirse felices, encontrar interés y estar satisfechos
con la vida. Los signos de bienestar son sentimientos de que se es capaz de
contribuir con la sociedad, sentimientos de crecimiento y potencial social,
aceptación de los demás, interés y coherencia social, y auto aceptación. A
diferencia del SOC, el florecimiento decrece con el envejecimiento (9,52).

La conectividad, descrita por primera vez por Blum, McNeely et al. en


2002, está relacionado con la salud mental y capacidades mentales.
Sentimientos de estar vinculado a un contexto y percibir coherencia, con su
consiguiente impacto en la salud adolescente. Además, está asociado con los
contextos culturales y sociales donde viven los adolescentes, las escuelas, las
familias, el apoyo de los profesores y con comportamientos y estilos de vida
saludables (resistencia al tabaquismo, uso de drogas y alcohol)(2,53).

El empoderamiento trata de dar a las personas el control y el poder


sobre sus vidas mediante el desarrollo de habilidades y capacidad de
afrontamiento, y proporcionar a las personas la habilidad de trabajar para la
concienciación crítica y activa. De acuerdo con la OMS, el empoderamiento
se define en promoción de la salud “como el proceso por medio del cual las
personas ganan control sobre las decisiones y acciones que afectan a su
salud” (54). Se ha intentado establecer una correlación entre este concepto y
el SOC, y no fue hasta 2005 cuando Koelen y Lindström centraron la definición
del concepto de empoderamiento en los recursos, tanto internos como
externos, y en el proceso de aprendizaje para crear un SOC. No obstante es
necesaria más investigación para examinar la asociación entre ambos
conceptos (2).

45
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

1.2. ESTILOS DE VIDA Y CONDUCTAS DE SALUD

1.2.1. DETERMINANTES DE SALUD Y DETERMINANTES SOCIALES

Los determinantes de la salud son un conjunto de factores personales,


sociales, culturales, económicos y ambientales que determinan el estado de
salud de los individuos o poblaciones. Existen diversos modelos que intentan
explicar este concepto. Marc Lalonde, ministro de sanidad canadiense, en su
informe “A new perspective on the health of canadians” (1974), explica cómo
el nivel de salud de una comunidad estaría influido por cuatro grandes grupos
de determinantes (55):

2. Biología humana: está condicionada por la constitución, carga genética,


crecimiento, desarrollo y envejecimiento.

3. Medio ambiente: contaminación física, química, biológica, psicosocial y


sociocultural.

4. Estilos de vida y conductas de salud: drogas, sedentarismo, alimentación,


estrés, conducta sexual insana, conducción peligrosa y mala utilización de
los servicios sociosanitarios. Este es el grupo de factores que más influencia
tiene en la salud. Teóricamente, la adopción generalizada de un estilo de
vida saludable podría reducir la mortalidad global hasta en un 43% (56).

5. Sistema de cuidados de salud: beneficios de las intervenciones preventivas


y terapéuticas, sucesos adversos producidos por la asistencia sanitaria, listas
de espera excesivas y burocratización de la asistencia.

A posteriori del informe Lalonde, numerosos estudios corroboraron la


importancia de los estilos de vida como determinantes de la salud en los países
desarrollados. De hecho, incluso se propuso dedicar un mayor porcentaje de
los recursos económicos a la prevención y la promoción de la salud (56,57).

Los determinantes sociales también ejercen un gran impacto sobre la


salud. Este concepto engloba las circusntancias en que las personas nacen,
crecen, viven, trabajan y envejecen. La renta, la pobreza, el desempleo, la
precariedad laboral, la calidad de la vivienda, el barrio de residencia, el nivel
educativo, la clase social o el género, entre otros, se manifiestan en diferentes
tipos de desigualdades en salud (58–60). Las desigualdades sociales en salud
46
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

son aquellas diferencias en salud injustas y evitables entre grupos


poblacionales definidos por sus aspectos sociales, económicos, demográficos
o geográficos. Son debidas a las diferencias en la distribución de
oportunidades y recursos que tienen las personas (60–63).

En España, en el año 2008 se creó la Comisión para Reducir las


Desigualdades en Salud. Este grupo multidisciplinario tiene como objetivo
elaborar un documento con medidas de intervención a corto, medio y largo
plazo para disminuir las desigualdades en salud. También identificar otras áreas
e instituciones implicadas en el desarrollo de dichas medidas. En el 2010 dicha
Comisión presentó un documento con recomendaciones para disminuir las
desigualdades en salud. Asimismo, distinguió dos grupos que engloban las
causas de las desigualdades en salud. En primer lugar, los determinantes
estructurales (el contexto socioeconómico y político así como los distintos ejes
de desigualdad) que determinan la estructura social. En segundo lugar, los
determinantes intermedios (como los recursos materiales) que influyen en
procesos psicosociales, en el acceso o uso de los servicios sanitarios y en
factores conductuales (62,64).

Las desigualdades socioeconómicas y de género en salud son dos de


las desigualdades más frecuentes y con peores repercusiones en la sociedad
para reducir las desigualdades en salud (56). Es importante la vigilancia de la
salud pública, con la recogida sistemática y continua, el análisis, la
diseminación y la interpretación de los datos relacionados con la salud para la
posterior planificación, implementación y evaluación de las actuaciones de
salud pública. Sin embargo, en España no existe un sistema de vigilancia. No
obstante, existen diferentes entidades que realizan informes de salud con
información sobre determinantes sociales de la salud que pretenden
monitorizar dichos determinantes, como el Observatorio de Salud de Asturias,
el Observatorio de Desigualdades de Salud del CIBER de Epidemiología y Salud
Pública, el Portal Estadístico del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad y los informes elaborados desde distintas Administraciones (64).
Incluso se ha realizado un apédice online con acceso libre a un directorio y
base de datos de indicadores contextuales sobre determinantes sociales de la
salud (65).

47
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

1.2.2. CONCEPTO DE ESTILOS DE VIDA A LO LARGO DE LA HISTORIAEl concepto


de estilos de vida aparece por primera vez dentro de las ciencias sociales a
finales del siglo XIX y principios del XX por diferentes filósofos. Marx (1867)
consideraba los estilos de vida como meros indicadores de los ingresos y la
posición ocupacional. Veblen (1899) añadió, además, las motivaciones
individuales para validar el estatus social. Weber (1922) demostró que estos
factores estaban relacionados con determinados estilos de vida en particular.
Así pues, por aquel entonces, se consideraban los estilos de vida desde un
punto de vista económico y sociológico, llegando a ellos solo desde los
determinantes sociales (nivel de renta, posición ocupacional, nivel educativo,
estatus social, etc.). Estos determinantes iban más allá del estatus
socioeconómico, ya que también hacían referencia a factores individuales.
Gustfield (1963) precisó la diferencia entre estatus socioeconómico y clase
social, expresando y validando los estilos de vida la clase social del individuo.

Paralelamente, el psiquiatra austríaco Alfred Adler (1929) añadió al


concepto de estilos de vida el matiz de la psicología del individuo, la
personalidad del sujeto en el sentido de rasgos internos, conflictos y vivencias
que reflejaban el carácter de las opciones elegidas por el individuo.

Coleman (1964) definió el término como “el patrón general de


suposiciones, motivos, estilos cognitivos y técnicas de afrontamiento que
caracterizan el comportamiento de un determinado individuo a quien le da
consistencia”.

No fue hasta mediados del siglo XX cuando este concepto se incorporó


al área de la salud. Pero no es de extrañar que, siguiendo el modelo
patogénico que primaba por esa época, tal y como se ha explicado en el
capítulo 1, la mayoría de conductas identificadas fueran factores de riesgo
para la enfermedad: fumar tabaco, beber alcohol, usar drogas, no controlar el
peso y la dieta, no hacer ejercicio, tener problemas para lidiar con el estrés, no
usar instrumentos de seguridad pasiva (como los cinturones de seguridad),
tener determinadas prácticas sexuales, usar armas, tomar medicación y dormir
con determinados patrones. Inherente a este uso del término “estilo de vida”
subyace la noción que estos hábitos individuales son modificables de forma
independiente, y que los individuos pueden elegir modificarlos de manera
48
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

voluntaria (Berkanovic 1976, Haggerty 1977; Lehman 1979). El foco estaba


todavía en el nivel individual, no en la sociedad en la que los individuos
convivían y participaban. No fue hasta más tarde, con los programas de
promoción de la salud, que se incluyó al individuo como parte de un grupo
social.

Bandura (1984) hizo referencia a los patrones individuales de


comportamiento que afectan el estado de salud. Fue desde esta perspectiva
médico-epidemiológica que se acuña el término de estilos de vida saludables.

El problema del uso en positivo del término “estilos de vida” deriva del
hecho de que los comportamientos sean tratados como términos aislados, sin
considerarse en un contexto social. En términos de políticas de salud y
prácticas de salud pública, esta perspectiva se encamina a programas de
salud que pretenden cambiar un solo comportamiento en específico, sin tener
en cuenta la complejidad del término y de un nivel superior (66,67).

1.2.3. ACTIVIDAD FÍSICA COMO UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE

La actividad física es un elemento básico de los estilos de vida


saludables, que están relacionados con un amplio conjunto de beneficios de
salud físicos y mentales (Tabla 1) (68). Existe una clara evidencia de que la
actividad física practicada con regularidad provoca una disminución de los
porcentajes de todas las causas de mortalidad, de cardiopatías coronarias, de
hipertensión arterial, de infarto, de síndrome metabólico, de diabetes tipo II, de
cáncer de mama, de cáncer de colon, de depresión y de caídas, entre otras
(69–71). Asimismo, también existe una fuerte evidencia de su relación con la
mejora de la aptitud cardiorrespiratoria y muscular, de una composición de la
masa corporal más saludable, de una mejora de la salud ósea, un aumento de
la salud funcional y una mejora de las funciones cognitivas (en los adultos de
mayor edad) (70,72), lo que podría explicar, al menos en parte, su efecto
preventivo.

49
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Tabla 1: Beneficios de la actividad física en los diferentes grupos poblacionales


(69)

Niños y adolescentes
Evidencia alta
Mejora la condición muscular y cardiorrespiratoria
Mejora la calidad ósea
Mejora los biomarcadores cardiovasculares y metabólicos
Mejora la composición corporal
Evidencia moderada
Reduce los síntomas de depresión

Adultos y adultos mayores


Evidencia alta
Disminuye el riesgo de muerte prematura
Disminuye el riesgo de enfermedad coronaria
Disminuye el riesgo de ataque al corazón
Disminuye el riesgo de hipertensión arterial
Disminuye el riesgo de perfil lipídico adverso sanguíneo
Disminuye el riesgo de diabetes tipo 2
Disminuye el riesgo de síndrome metabólico
Disminuye el riesgo de cáncer de colon
Disminuye el riesgo de cáncer de pecho
Previene el aumento de peso
Facilita la pérdida de peso, sobre todo cuando se combina con una
ingesta reducida de calorías
Mejora la condición muscular y cardiorrespiratoria
Previene las caídas
Reduce la depresión
Mejora la función cognitiva (para adultos mayores)
Evidencia moderada-alta
Mejora la salud funcional (para adultos mayores)
Reduce la obesidad abdominal
Evidencia moderada
Disminuye el riesgo de fractura de cadera
Disminuye el riesgo de cáncer de pulmón
Disminuye el riesgo de cáncer de endometrio
Mantiene el peso después de una pérdida de peso
Mejora la densidad ósea
Mejora la calidad del sueño

El cuerpo humano ha evolucionado de tal manera que gran parte de


sus sistemas (como el esquelético, muscular y cardiovascular) no se desarrollan
50
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

ni funcionan de manera óptima si no son estimulados por la práctica frecuente


de actividad física (73,74). La actividad física no solo promueve el bienestar
físico, sino también el mental (40). A nivel psicológico reduce la depresión, la
ansiedad, el estrés y la ira; mejora el humor; contribuye a mejorar el sentido de
estima, de propósito, la calidad de vida, y el sueño; ayuda a crear relaciones
sociales más fuertes y mayor conexión social (43,75). Además, es un factor
determinante en el consumo de energía o gasto energético, por lo que es
fundamental para conseguir el equilibrio energético y control de peso (76).

Las recomendaciones sobre actividad física para la salud establecidas


por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo principal objetivo es
prevenir las enfermedades no transmisibles (ENT) mediante la práctica de
actividad física en el conjunto de la población, como la “Physical Activity
Guidelines for Americans” (70), establecen que la realización de 150 minutos
semanales de actividad física moderada aeróbica proveen de los beneficios
anteriormente mencionados para la salud de las personas (69,77,78). Estudios
recientes muestran evidencia incluso de que una menor cantidad de ejercicio,
la equivalente a 15 minutos diarios de actividad moderada, es decir, la mitad
de las recomendaciones propuestas por la OMS, ya reduce la mortalidad o
aumenta la esperanza de vida (77), aunque los primeros beneficios empiezan
a aparecer con tan solo 60 minutos a la semana (70). No obstante, por mínimo
que este sea, siempre es mejor algo de actividad física que ninguna (70,71,78).

Los beneficios de realizar actividad física aparecen tanto en la


población sana como en personas en riesgo de desarrollar enfermedades
crónicas, con enfermedades crónicas o discapacidad. También aparecen a
cualquier edad, independientemente del sexo, raza, etnia o peso corporal
(70).

No obstante, el papel de la actividad física continúa siendo


subestimado a pesar de toda la evidencia que existe de sus efectos
protectores de la salud y de la disminución de los costes sanitarios provocados
por los niveles actuales de inactividad física a nivel mundial (79).

51
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

1.2.3.1. DEFINICIÓN DE ACTIVIDAD FÍSICA

La actividad física se define como “cualquier movimiento del cuerpo


producido por la contracción de la musculatura esquelética que incrementa
el gasto energético por encima de los niveles de reposo” (68,70,78). No
obstante, este movimiento corporal puede dividirse en dos categorías (70):

- Actividad base: se refiere a las actividades de la vida diaria de


intensidad ligera, como estar de pie, caminar lentamente o levantar
objetos de poco peso. Varía según el tipo de persona que la realiza.
Aquellas personas que solo realizan actividad base se consideran
inactivos. Es posible que realicen cortos episodios de actividades de
intensidad moderada a vigorosa, como subir unos tramos de escaleras,
pero estos episodios no son los suficientemente largos como para estar
establecidos en las directrices estipuladas de actividad física necesaria
para obtener beneficios en la salud.

- Actividad física encaminada a la mejora de la salud: es aquella


actividad que, al sumarla a la actividad base, produce beneficios en la
salud. Ejemplos de este tipo de actividades serían caminar de manera
energética, saltar a la comba, bailar, hacer yoga, etc.

Generalmente, al hablar de actividad física, se refiere a esta segunda


categoría (70). De hecho, en la pasada década, se estandarizaron los
instrumentos para medir el total de actividad física, considerándose esta el
total que se realiza tanto durante el tiempo libre, ocupacional, tareas
domésticas y/o transporte (73).

El término ejercicio físico implica que la actividad física realizada sea


planificada, estructurada y controlada, con el objetivo de mejorar o mantener
la condición física de una persona. Esta condición física es el estado fisiológico
de bienestar que facilita la realización de las actividades de la vida cotidiana
a las personas, comprendiendo un conjunto de propiedades relativas al
rendimiento de la persona en cuanto al ejercicio. Está compuesta por los
elementos de resistencia cardiorrespiratoria, fuerza, resistencia muscular,
flexibilidad, composición corporal, coordinación-equilibrio y un buen estado
psicoemocional.

52
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

El Consejo de Europa, en 1992, definió el término deporte como “todo


tipo de actividades físicas que, mediante una participación organizada o de
otro tipo, tengan por finalidad la expresión o la mejora de la condición física y
psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o el logro de resultados de
competiciones de todos los niveles” (80).

A la hora de describir los niveles de actividad física recomendados es


importante definir los diferentes conceptos que se usan como medidas de
cálculo de actividad física: tipo de actividad física, duración, frecuencia e
intensidad de actividad física (69).

- Tipo de actividad física: forma de participación en la actividad física.


Puede ser de diversos tipos: aeróbica, o para mejorar la fuerza, la
flexibilidad o el equilibrio. Se debe tener en cuenta no solo el ejercicio
físico o deporte concreto, sino también aquellas actividades físicas que
van más allá de su actividad base, como las que realiza en su tiempo
libre, ocupacional, tareas domésticas y transporte, tal y como ya se ha
mencionado.

- Duración: tiempo durante el cual se debería realizar la actividad o


ejercicio. Suele estar expresado en minutos.

- Frecuencia: número de veces que se realiza un ejercicio o actividad.


Suele estar expresado en sesiones, episodios, o tandas por semana.

- Intensidad o ritmo y nivel de esfuerzo que conlleva la actividad: es el


grado en que se realiza una actividad, o magnitud del esfuerzo
necesario para realizar una actividad o ejercicio.

La dosis-respuesta describe la relación entre la cantidad de actividad


física y los resultados en la condición física o la salud de la persona que la
realiza (78). La dosis, o cantidad de actividad física que una persona realiza,
depende de varios factores: frecuencia (las sesiones, episodios o veces que se
realiza por ejemplo, a nivel semanal), intensidad (razón de gasto energético
necesario para llevar a cabo la actividad), tiempo (duración temporal de
cada sesión) y tipo de ejercicio (68,78). Determinar la dosis necesaria de
ejercicio para mejorar la salud también depende de factores como la

53
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

condición física individual, el nivel de salud, edad, sexo, diferencias genéticas,


etc. (70).

El equivalente metabólico (MET) es la unidad que describe el gasto


energético de una actividad física. Entre 500 a 1000 METs-minuto de actividad
a la semana proporciona importantes beneficios, y éstos aumentan en las
actividades que superan esta cantidad (70). De hecho, existen estudios que
respaldan la existencia de un gradiente dosis respuesta entre actividad física y
beneficios para la salud, observándose que tanto en sujetos sanos como en
población con patología cardiovascular, a mayor cantidad de MET realizados,
menor riesgo de mortalidad (81–90). La Asociación Americana del Corazón
(AHA) y el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) concluyen
que poseer valores de consumo máximo de oxígeno y de MET con criterios de
excelente y bueno para un grupo de edad y sexo son predictores de buena
expectativa de vida (68,80).

De todos modos no está claro cuál es la mínima cantidad de actividad


física necesaria para disminuir los riesgos de diversas entidades negativas sobre
la salud (78), aunque existe evidencia que sugiere que la realización de 1 hora
a la semana de actividad de intensidad moderada está asociada a la
disminución de riesgo de todas las causas de mortalidad y de la incidencia de
patología cardíaca (78).

1.2.3.2. LA INACTIVIDAD FÍSICA

Una persona físicamente inactiva es aquella que no cumple ninguno de


los tres criterios siguientes (73):

- 30 minutos de actividad física de moderada a intensa al menos 5 días


por semana

- 20 minutos de actividad física intensa al menos 3 días por semana

- Una actividad física semanal equivalente a un mínimo de 600 METs-


minuto.

La inactividad física es el cuarto factor de riesgo más importante de


mortalidad mundial (causando entre el 6% y el 9% de muertes en todo el
54
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

mundo) dentro de las enfermedades no transmisibles (ENT) (69,72,73,79,91–93).


Solo es superada por la hipertensión arterial (13%), el consumo de tabaco (9%)
y el exceso de glucosa en sangre (6%), y se encuentra por delante del
sobrepeso-obesidad (con un 5%) (69). Las ENT representan actualmente un
poco más de la mitad de la carga mundial total de morbilidad (6 de cada 10
muertes son atribuibles a ENT) (69). En el 2009, aproximadamente 1,9 millones
de muertes en todo el mundo fueron atribuidas a la inactividad física (94). En el
2012, calcularon que de los 36 millones de muertes a nivel mundial a causa de
las ENT, la inactividad física causó 5 millones de ellas (91). Estos porcentajes van
en aumento, por lo que si no se invierte esta tendencia, en el año 2020 se
calcula que las ENT serán la causa del 73% de las muertes y del 60% de la
carga mundial de enfermedad (95).

A pesar de no existir consenso sobre el gradiente dosis-respuesta de


actividad física necesaria para que empiecen a existir determinados
beneficios para la salud, se estima que las personas que son físicamente
activas durante aproximadamente 7 horas a la semana, tienen el 40% menos
de posibilidades de morir prematuramente que los que son activos menos de
30 minutos a la semana, aunque la mayor diferencia aparece entre aquellos
individuos inactivos (que realizan menos de 30 minutos a la semana) y aquellos
con niveles más bajos de actividad (90 minutos semanales). El riesgo relativo
de muerte prematura disminuye a mayores niveles de realización de actividad
física de intensidad moderada a vigorosa (70). A nivel individual, el no caminar
entre 15 y 30 minutos cada día incrementa el riesgo de padecer cáncer,
enfermedades cardíacas, infarto y diabetes un 20-30%, y disminuye la
esperanza de vida 3-5 años (91).

Desde la revolución industrial, el desarrollo de nuevas tecnologías ha


permitido a las personas reducir la cantidad de mano de obra física necesaria
para realizar muchas tareas de la vida diaria. Así como la disponibilidad de
nuevos aparatos ha ido aumentando, los efectos de la mano de obra física y
el gasto energético humano han crecido hasta incluir muchos aspectos de la
vida de más gente. Los efectos de estas tecnologías en la actividad física son
obvios (motores de vapor, gas o eléctricos; trenes, coches y camiones),
mientras otras son más sutiles y complejas (por ejemplo, la televisión, el

55
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

ordenador, el entretenimiento electrónico, Internet, los aparatos de


comunicación sin cables). El uso de estas tecnologías ha conseguido el
objetivo de incrementar la productividad individual del trabajador y reducir los
sufrimientos y discapacidades causados por las arduas tareas que implicaban
los trabajos (73).

A pesar de que la revolución tecnológica ha tenido un gran beneficio


en las poblaciones mundiales, ha devenido un mayor coste en términos de
contribución a la inactividad física a la epidemia mundial de las ENT (73).

Las transiciones sociales y económicas que afectan a la población


pueden tener un gran efecto en la salud, así como en los hábitos saludables.
Por ejemplo, el rápido desarrollo y los drásticos cambios sociales en muchos
países latinoamericanos en los últimos años se han reflejado en una rápida
transición de la desnutrición y las deficiencias en micronutrientes a la
sobrenutrición y obesidad, así como en una población envejecida y un
aumento de la prevalencia de las ENT. En cuanto a la actividad física también
se ha relacionado con el desarrollo particularmente evidente y preocupante
de los países de ingresos bajos y medios (96), donde las actividades
ocupacionales, domésticas y de transporte relacionadas con la actividad
física pueden contribuir más al gasto energético global que el que tienen las
actividades recreacionales, de ocio o de tiempo libre (79).

Existe evidencia que en Australia, aproximadamente el 70% de los


adultos realizan menos actividad física de la recomendada, y que casi el 50%
de los adultos consultados en el estudio de Brown et al. comunicaron no haber
realizado ejercicio en las últimas dos semanas (94). Al combinar datos de 76
países diferentes, se observó como uno de cada cinco personas es
insuficientemente activa (97). En España, la Sociedad Española de Medicina
Familiar y Comunitaria considera la prevalencia de la inactividad física (12%)
mayor que la de cualquier otro factor de riesgo (95).

Según el informe de la OMS sobre la salud en el mundo del año 2002, la


estimación de la prevalencia de inactividad física entre adultos era del 17%
(95). En el año 2010 se estimó que, a nivel mundial el 31,1% de los adultos eran
físicamente inactivos. La inactividad aumenta con la edad, es mayor en
mujeres que en hombres, y es mayor en los países con ingresos altos. La
56
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

proporción de sujetos entre 13-15 años que realizan menos de 60 minutos al día
de actividad física de intensidad moderada- vigorosa es del 80,3%; siendo los
chicos más activos que las chicas (73,79).

Los niveles bajos de actividad física es uno de los principales causantes


del gasto sanitario en enfermedades crónicas en Estados Unidos. Este coste es
tanto económico-sanitario como de calidad de vida (70). Los costes sanitarios
anuales directos debido a la inactividad física oscilan desde los 28,4 a los 334,4
de dólares per cápita en Australia, el Reino Unido y Suiza. Si se incluyen los
costes indirectos, estos costes aumentan y oscilan entre 154,7-418,9 dólares por
habitante en Canadá y los Estados Unidos (79). De la misma manera, el
sedentarismo (tiempo que se permanece sentado) y el exceso de peso en
España representan un coste económico importante para la sanidad pública
(68).

El término sedentarismo se usa como sinónimo de inactividad física,


considerándose una persona sedentaria a aquella que realiza menos de 3
veces a la semana alguna actividad física de predominio aeróbico leve o
moderado (68). Así como la actividad física, el sedentarismo también ocurre
en diferentes ámbitos (como en el trabajo, en el tiempo libre y de ocio, y en los
desplazamientos). No obstante, para hacer referencia a aquellas personas que
no realizan un nivel de actividad física suficiente, se utilizará el término de
inactivo o insuficientemente activo. Los términos sedentario o sedentarismo se
usarán en aquellos casos que las personas pasan varias horas al día sentados
(pero a pesar de ello, pueden tener un nivel de AF alto). A nivel mundial, la
proporción de adultos que permanecen 4 o más horas sentados al día es de
41,5%. En un estudio llevado a cabo en 105 países, en más de la mitad de los
mismos, más de un tercio de los estudiantes pasaban 3 o más horas al día
realizando actividades sedentarias (73). En Europa, la prevalencia de la
inactividad física es alta, siendo España uno de los países con mayores
prevalencias (95), ya que afecta a casi el 70% de los españoles (68).

Los costes sociales provocados por la inactividad física provocan no


solo un aumento en los costes sanitarios sino también una pérdida de
productividad (91) ya que los trabajadores físicamente inactivos tienen
mayores tasas de absentismo laboral que los trabajadores activos. Este efecto
57
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

es todavía mayor en trabajadores con ocupaciones más sedentarias (94). A


pesar de la alarma de los datos expuestos, a nivel social, existe una actitud
pasiva hacia la inactividad. El hecho de ser inactivo se percibe como algo
normal, e incluso a nivel asistencial se recomienda más a los pacientes que
hagan reposo a que realicen ejercicio (91).

Un problema es que muchas veces se percibe la actividad física solo en


el contexto de controlar la obesidad, por lo que se considera la inactividad
física como un factor de riesgo menor dentro de las ENT (75). No obstante, la
inactividad física va en detrimento de la salud y el bienestar, y se asocia a un
estilo de vida poco saludable o a factores de riesgo en estilos de vida (76).

La prevención de las ENT es posible, de manera que el número de


muertes prematuras se podría reducir considerablemente. Desde la OMS se ha
lanzado un plan de acción para adoptar estrategias a nivel mundial de
prevención y control de las ENT, en el que uno de los objetivos principales es
reducir el nivel de exposición de los individuos y de las poblaciones a los
factores de riesgo comunes en las ENT (entre ellas la inactividad física), así
como de sus determinantes, mientras que se refuerza la capacidad de los
individuos y de las poblaciones a adoptar hábitos más saludables y seguir un
estilo de vida que fomenten una buena salud (69). A pesar de la evidencia
que respalda estos objetivos, promoción de la actividad física a nivel mundial
dista mucho de estar en auge, especialmente en los países de ingresos bajos y
medios.

1.2.3.3. ACTIVIDAD FÍSICA A LO LARGO DE LA VIDA

La mejor manera de ser físicamente activo es serlo durante toda la vida.


Por eso las recomendaciones de las organizaciones relacionadas con la salud
son las de realizar un enfoque a lo largo de toda la vida, aportando
recomendaciones a tres grupos de edad: los niños y adolescentes, los adultos
y los adultos de mayor edad (69,70).

Las capacidades motoras y las habilidades, que se desarrollan en


edades tempranas y se consolidan con la madurez, se pierden de manera más
notable con el envejecimiento en aquellas personas inactivas y con problemas
58
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

de salud (68). Durante la infancia, realizar ejercicio físico ayuda al


mantenimiento de la forma física del niño, es una actividad divertida, ayuda a
su desarrollo motor básico, a adquirir una imagen positiva de sí mismo y a
tomar conciencia de los valores del trabajo en equipo, del juego limpio y la
deportividad.

Los jóvenes que realizan actividad física de manera regular tienen más
posibilidades de ser más sanos al llegar a la edad adulta, ya que disminuye la
probabilidad de desarrollar los factores de riesgo de las ENT (39,70). Además,
las actitudes hacia la actividad física que se forman durante la juventud
continúan en la edad adulta (39). La niñez y adolescencia son momentos
críticos en el desarrollo de hábitos y estilos de vida saludables, como la
actividad física, y su posterior mantenimiento durante la edad adulta.

La adolescencia es una etapa crítica debido a los cambios hormonales,


psicosociales y de comportamiento, sobre todo a nivel de estilos de vida y
comportamientos saludables. Conseguir el equilibrio de los factores protectores
es fundamental para mantener su salud (41). De hecho, entre los objetivos
prioritarios establecidos por el ACSM en el grupo poblacional joven está el
adquirir y mantener un estilo de vida saludable, siendo el ejercicio físico un
componente importante (68).

A medida que los niños crecen y se convierten en adolescentes, suelen


reducir la cantidad de actividad física que realizan. También se modifica el
tipo de actividad física, puesto que los niños habitualmente la realizan al jugar,
mediante actividades de juego desestructuradas, alternando momentos de
actividades de intensidad moderada y vigorosa con el descanso. Pero a
medida que crecen, sus patrones de actividad física se modifican hacia
programas organizados y deportes, y son capaces de mantener períodos más
largos de actividad (70,98). En un estudio realizado en un grupo poblacional
heterogéneo, se observaron diferencias en el nivel de AF, siendo el rango de
edad 10-19 años el que mayores niveles presentaba. Atribuyeron esas
diferencias a que, en ese rango de edad, las actividades físicas que se realizan
suelen estar relacionadas con las que se imparten a nivel académico (en el
colegio o instituto)(99).

59
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Los estudios acerca de la consolidación de hábitos de práctica


deportiva coinciden en que la consolidación de estilos de vida saludables en
la edad adulta depende de lo acontecido durante la infancia y la
adolescencia(39). También es importante la motivación y la actitud positiva
hacia el ejercicio, puesto que tener esta inquietud predispone a tener hábitos
de práctica de actividad física más intensos y frecuentes (98). En una
investigación acerca de los patrones de AF en una muestra de hombres y
mujeres de Granada, se observó que los sujetos que en la actualidad
realizaban más AF eran los que también habían realizado más AF a lo largo de
su vida (99).

El estudio de la motivación es un factor importante que permite


conocer por qué algunas personas eligen una determinada actividad y los
factores que determinan la permanencia o el abandono de esta elección
(100). Existen múltiples estudios dedicados a averiguar las barreras y motivos de
abandono en la práctica deportiva. Hay autores que describen cierto
paralelismo entre los motivos de práctica y los motivos de abandono, no
obstante, no todos los motivos intervienen en la adhesión a la actividad, ni los
motivos de inicio son los mismos que determinan su mantenimiento. Los
principales motivos que mueven a las personas a realizar actividad física a lo
largo de la vida están relacionados con la salud y con la interacción social
(98,100,101). Además, se ha relacionado una mayor autopercepción de las
barreras para realizar AF con una mayor frecuencia de obesidad abdominal
en estudiantes universitarios (102).

La etapa universitaria ha demostrado ser una etapa clave a la hora de


consolidar la práctica de actividad física. En este sentido, el hábito de práctica
deportiva en la universidad es un buen predictor del nivel de dedicación en la
edad adulta. Pero, por otra parte, en el momento de iniciar los estudios en la
universidad, muchas personas que realizaban ejercicio físico abandonan el
hábito, por el número de horas de estudio y la reducción en el tiempo de ocio.
Esta disminución de la adherencia a la práctica de actividad física ocurre más
en aquellas personas que ya tenían una tendencia a dedicar menos horas
semanales de actividad física, así como en las mujeres (98,103).

60
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

Existen diferentes estudios que abordan la prevalencia de práctica de


actividad física en jóvenes universitarios españoles. Las prevalencias varían,
desde un 89,2% que afirma haber realizado algún tipo de actividad física a lo
largo de su vida, frente a otros estudios que detectan entre un 64-72,2% que
afirma hacerlo en la actualidad. Otras investigaciones, que buscan la
prevalencia por sexo, se encuentra que un 48% de hombres afirma practicar
actualmente algún tipo de actividad frente a un 35% de mujeres (98).

En el estudio SUN (Seguimiento Universidad de Navarra), se analizaron


diversas variables y su interacción entre ellas. En cuanto a la AF, observaron
que los cambios de la AF en tiempo de ocio estaba inversamente asociada a
los cambios en el IMC. Debido al diseño longitudinal del estudio, concluyeron
que en ambos sexos, una disminución de la AF en tiempo de ocio provocaba
un aumento de peso. No obstante, no quedó claro si el hecho de realizar AF
podía prevenir el aumento de peso o si era el aumento de peso el que
provocaba una disminución en la adherencia de práctica de AF (104).

1.2.3.4. FACTORES RELACIONADOS CON LA PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA

En cuanto a los factores que intervienen en la realización de actividad


física, hay estudios que concluyen que aquellos individuos con hijos, casados,
trabajadores, así como las mujeres, realizan menos actividad física, mientras
que las personas con mayores ingresos son los que realizan más. Las mujeres
que combinan su actividad laboral con la maternidad perciben que no tienen
tiempo suficiente para realizar actividad física, lo que tiene un impacto
negativo tanto en su salud como en su productividad. En el análisis por sexo,
las mujeres practican de forma general menos actividad física en
comparación con los hombres. Esta diferencia de la práctica deportiva
cuando se analizar por sexo puede ser debida a que la mayoría de chicas en
España o bien abandonan el deporte antes de entrar en la universidad o bien
nunca han practicado deporte fuera del horario escolar (98).

Existen estudios que concluyen que las variables que establecen


diferencias significativas en el nivel de práctica física son: el sexo y los hábitos
deportivos de los padres. Así la implicación deportiva de la familia en las

61
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

actividades de ocio determina el grado de participación del individuo en


actividades deportivas (56,67,98).

Existe evidencia que sugiere que los factores económicos y


demográficos influyen en cómo la distribución del tiempo entre trabajo
doméstico, tiempo libre y trabajo ocupacional tiene un impacto significativo
en la frecuencia de realización de actividad física en trabajadores. Tener hijos
dependientes tiene un efecto negativo superior sobre la frecuencia de
realización de actividad física en mujeres comparada con los hombres (94).

Existen estudios que muestran como los estilos de vida saludables, como
la práctica de ejercicio físico en el tiempo libre, son más prevalentes en
individuos con una alta posición socioeconómica que entre individuos y
grupos con una baja posición socioeconómica. Factores individuales, sociales
y ambientales contribuyen a la desigualdad social en el nivel de actividad
física (93).

1.2.4. DIETA MEDITERRÁNEA COMO UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE

Durante las últimas décadas la Dieta Mediterránea (DM) se ha venido


considerando como un modelo de dieta saludable. En este sentido, la
adherencia a la dieta tradicional mediterránea ha demostrado estar
inversamente asociada con la mortalidad total, así como con el riesgo
cardiovascular (105,106). Incluso se ha propuesto el uso de esta dieta en
políticas nutricionales de salud pública para evitar deficiencias de
micronutrientes (107) o en el tratamiento de la obesidad por las ventajas de
este patrón alimentario debido a la amplia variedad de alimentos que incluye,
su alto contenido en carbohidratos no refinados o su alta capacidad saciante,
demostrando su efectividad en la pérdida de peso. Además, a pesar de poder
llegar a ser hipocalórica, mantiene la proporción adecuada de nutrientes
(108). El concepto de dieta mediterránea se definió en la década de los 60,
llamándose así a los patrones alimentarios y los hábitos dietarios característicos
de áreas de cultivo de olivos de la cuenca del Mediterráneo. Esta dieta se
caracteriza por su alta ingesta de aceite de oliva (siendo este la principal
fuente de grasa, llegando hasta el 40% de la ingesta energética), fruta, frutos

62
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

secos, verduras y cereales (preferiblemente integrales); una ingesta moderada


de vino (que se realiza durante las comidas); una ingesta entre baja y
moderada de productos lácteos, huevos, pescado, mariscos o aves de corral
y una ingesta baja de carnes rojas o procesadas y dulces (109).

La Dieta Mediterránea empezó a estudiarse hace 50 años, cuando


Ancel Keys y colaboradores realizaron un estudio centrado en 14 poblaciones
distintas provenientes de siete países. Detectaron que la prevalencia de
enfermedades cardiovasculares entre poblaciones era más baja en países
mediterráneos. Encontraron que la ingesta de grasas saturadas estaba
correlacionada con la incidencia y mortalidad por enfermedades
cardiovasculares. No obstante, esa diferencia de hasta 10 veces no se
explicaba con solo la ingesta o no de grasas saturadas. Keys sospechaba que
se debía también a otros factores (110). A partir de este estudio, se ha
investigado más exhaustivamente la Dieta Mediterránea, y se ha demostrado
que la dieta mediterránea tradicional está asociada a bajas frecuencias tanto
de enfermedades crónicas como de muerte prematura. Se sabe que esta
dieta aumenta la longevidad y protege del infarto de miocardio, de
determinados tumores (cáncer de mama, colorrectal, próstata), la
hipertensión, la diabetes y el síndrome metabólico, así como de algunas
patologías digestivas e infecciones. Contribuye a la disminución de
complicaciones inherentes de algunas enfermedades. Existen estudios que
sugieren que esta dieta ejerce un factor protector sobre aquellas
enfermedades relacionadas con procesos inflamatorios y estrés oxidativo
(como la ateromatosis, el cáncer, la artritis reumatoide, la enfermedad de
Alzheimer y enfermedades asociadas a trastornos del sistema inmunitario)
(111–113).

No obstante, no puede hablarse de una única Dieta Mediterránea.


Existen diferencias en los componentes alimentarios de cada país que está a
orillas del mediterráneo, tanto de los países europeos (España, Italia, Francia y
Grecia), como de los africanos y asiáticos (Argelia, Marruecos, Túnez y Turquía).
Estas diferencias probablemente sean debidas a los recursos naturales y
económicos de cada país, así como a las tradiciones culturales y religiosas de
cada uno de ellos. Así pues, la definición de Dieta Mediterránea tradicional, se

63
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

establece en la zona de Creta a principios de los años 60, cuando ya había


acontecido la segunda guerra mundial pero todavía no había llegado la
tendencia de la comida rápida (67,109). Pero no solo se caracteriza esta dieta
por sus valores nutricionales, sino por otros aspectos relacionados con la
sociedad, cultura y estilos de vida, como el uso de alimentos de temporada,
una cocina elaborada con tiempo y tranquilidad y consumida de la misma
manera y en compañía, junto con la práctica moderada de actividad física.

Este patrón alimentario se distingue por un perfil nutricional con un


adecuado aporte energético de los macronutrientes: 55-60% de hidratos de
carbono, 25-30% de grasas y un 10-15% de proteínas. Se caracteriza por la alta
calidad de las grasas ingeridas, siendo mayoritariamente grasas
monoinsaturadas (por el consumo de aceite de oliva), siendo escasa en grasas
saturadas (menos del 7-8%). Los niveles de fibra, vitaminas, minerales y
productos fitoquímicos son altos gracias al alto consumo de productos de
origen vegetal y al bajo consumo de productos de origen animal. También
aporta micronutrientes biológicamente activos, destacando entre ellos
multitud de compuestos antioxidantes, como los compuestos fenólicos que
aporta el vino (114).

1.2.4.1. ALIMENTACIÓN INCORRECTA

La alimentación es un fenómeno multidimensional. No es lo mismo


alimentarse que nutrirse. Está en auge el concepto “somos lo que comemos”,
señalando la importancia de alimentarse de manera consciente, no existiendo
una misma dieta ideal para todo el mundo. La dieta concreta de un individuo
va más allá de sus necesidades nutricionales, y depende de los recursos
alimentarios que tiene a su disposición, así como de la tradición cultural. Esto
está relacionado con la estructura económica, social, demográfica y de salud
de una población (114).

En España, los patrones de consumo de alimentos (así como los


consumos de energía y nutrientes) han cambiado notablemente en los últimos
40 años, alejándose de la dieta mediterránea tradicional y saludable (107). El
consumo de carne y productos cárnicos es superior al recomendado mientras

64
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

que el de cereales y derivados, verduras y hortalizas, fruta y legumbres es


inferior. Algunos alimentos mediterráneos de consumo habitual y tradicional
(pan, patatas y aceite de oliva) también han disminuido si se compara
retrospectivamente según los datos de la Encuesta de Consumo de Alimentos
(115).

Se ha observado la tendencia a seguir dietas alejadas a los patrones de


la dieta mediterránea en poblaciones de universitarios españoles (cohorte
Seguimiento Universidad de Navarra, SUN). Existe una baja adherencia a los
patrones alimentarios de la dieta mediterránea en pro de un tipo de dieta más
occidental, caracterizada por el alto consumo de comida rápida (fast food),
patatas fritas, lácteos de alto contenido graso, comidas procesadas, carne
roja, salsas, productos cárnicos, pastelería industrial y huevos (116). Este perfil es
muy habitual tanto en el colectivo universitario como en la población general
(117). Otros estudios observan que un 5,7% de estudiantes universitarios
presentan una dieta de baja calidad y un 68,8% necesita mejorar su patrón
alimentario para ajustarlo al modelo mediterráneo (118), llegando a
prevalencias del 90% en universitarios gallegos (119) y superiores al 91% en
universitarios castellanos (120).

Así pues existe una globalización que ha llegado en la alimentación en


España, donde se pueden adoptar patrones alimentarios muy diversos, incluso
consumiendo alimentos de otras partes del mundo que, de manera natural, no
tendríamos a nuestra disposición ya que no se cultivarían o crecerían en
nuestro entorno geográfico. No solo en España (donde tradicionalmente se
solía seguir una dieta mediterránea), hay una tendencia a seguir un patrón
alimentario más occidental. Éste se caracteriza por el aumento del consumo
de carne (sobretodo carnes rojas), y la de otros productos que contienen
azúcares refinados (como bebidas carbonatadas, bollería, etc.). Incluso el
consumo de aceite de oliva ha disminuido, siendo sustituido por otros aceites
de menor calidad (116,121).

La alimentación incorrecta, tanto por exceso como por defecto, es uno


de los determinantes de pérdida de años de vida y de salud. Si bien en los
países subdesarrollados y con un nivel importante de pobreza la desnutrición
por falta de alimentos es frecuente, en los países desarrollados existen
65
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

problemas nutricionales tanto por exceso como por defecto. Se ha


demostrado la relación directa entre enfermedad y los malos hábitos de
alimentación. Enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer,
obesidad, osteoporosis, anemia, caries dental, cataratas o determinados
trastornos inmunitarios son algunas de las enfermedades relacionadas con la
dieta (122), causando aproximadamente 2/3 partes de la mortalidad total en
países desarrollados. De hecho, tanto las enfermedades cardiovasculares
como el cáncer, dos de las primeras causas de morbimortalidad en la
actualidad, se ven influenciadas por los hábitos alimentarios.

En general, un patrón alimentario correcto está caracterizado por una


ingesta rica en fruta, verdura, cereales integrales y un bajo contenido en
grasas y azúcares refinados. En contraposición, una dieta rica en grasas
saturadas y azúcares pero pobre en fibra, fruta y verdura se considera
inadecuada (122). Existe evidencia que la ingesta de alimentos ricos en fibra
tiene un efecto protector, asociándose a niveles bajos de colesterol y
colesterol-LDL, disminuyendo también los niveles de glucosa postprandial e
induciendo a la saciedad a corto plazo (123).

Las diferentes grasas que se consumen en la dieta determinarán los


diferentes tipos de componentes lipídicos en sangre. Los ácidos grasos
saturados elevan el colesterol, y las concentraciones altas de colesterol en
sangre, junto con la hipertensión y el tabaquismo, son uno de los principales
factores de riesgo de la enfermedad isquémica coronaria. Las grasas
saturadas se suelen encontrar en muchos productos de bollería, pastelería y
heladería. Por el contrario, los ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados
disminuyen las concentraciones de colesterol. Se suelen encontrar en
pescados y aceites de semillas y frutos. Los ácidos grasos trans (perjudiciales
para la salud) se producen a causa del calentamiento al que se ven sometidos
los alimentos por las manipulaciones industriales (124,125).

La ingesta diaria de sal superior a 8-10 g es uno de los factores con


mayor asociación con la aparición de hipertensión arterial en personas
susceptibles a la sal, e indirectamente con el riesgo de enfermedad
cardiovascular (67).

66
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

En el caso del cáncer, se ha asociado la aparición de determinados


tipos de este con factores alimentarios. La evidencia es mayor cuando se
observa el consumo de fruta y verdura y el riesgo de padecer determinados
tipos de neoplasia. Incluso, en los casos cuya evidencia es menor, incluso se
llega a recomendar el consumo diario de cinco o más raciones de fruta y
verdura (126). Se ha demostrado que el consumo de alimentos de origen
vegetal tiene un efecto protector frente a la mayoría de cánceres más
frecuentes (127). También a las dietas ricas en fibras se les atribuye efectos de
protección sobre determinados tipos de cáncer (como el de colon), debido a
la aceleración del tránsito intestinal (128). Sin embargo, el consumo excesivo
de grasas sí que se ha asociado a varios tipos de cáncer, teniendo un efecto
cancerígeno tanto directo como indirecto (129).

La modernización de la sociedad ha venido de la mano de una serie de


cambios sociales y culturales que han afectado inexorablemente los hábitos
alimentarios. Existe una tendencia al consumo de alimentos procesados, a una
mayor ingesta de alimentos de origen animal y de azúcares refinados,
provocando un incremento de las grasas saturadas y colesterol en la dieta y
un escaso consumo de alimentos de origen vegetal. Si bien esta tendencia
nutricional aporta calorías que pueden usarse como fuente de energía,
disminuye el aporte porcentual de energía a partir de hidratos de carbono
complejos y proteínas de origen vegetal, y por otro lado aumenta la
proporción de grasas saturadas e hidratos de carbono simples (130–133).

La modernización en la alimentación se caracteriza por una


industrialización alimentaria, donde a veces existen dudas sobre la calidad y
cantidad de nutrientes vitales que contienen los alimentos (tanto por sus
métodos de cultivo o recolección como por el procesamiento al que se ven
sometidos)(134). La determinación de los nutrientes en los alimentos no solo
depende de su composición química, sino también de las técnicas culinarias
aplicadas, los aditivos utilizados, etc. (67). A la comida se le suelen añadir
aditivos, pesticidas, fertilizantes químicos, hormonas y otros conservantes para
optimizar el rendimiento de los cultivos o los ganados y para mejorar su
conservación o sabor, aumentando así el valor económico de las

67
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

producciones de alimentos, pero no su valor nutricional. Todo ello a veces


conlleva a una alteración de la calidad del alimento.

1.2.4.2. OBESIDAD Y EQUILIBRIO ENERGÉTICO

La obesidad es una enfermedad caracterizada por el exceso de grasa


corporal, que aparece cuando el porcentaje de grasa es superior al 20% en
hombres y al 30% en mujeres adultos. Si se tiene en cuenta el índice de masa
corporal (IMC), se considera que toda persona que supera los 30 kg/m2 es
obesa (135).

La etiología de la obesidad incluye factores genéticos y de estilo de


vida no saludable que interaccionan de manera compleja (68). Tanto la dieta
como la actividad física son factores importantes en el control del peso
corporal (70), de forma que, en muchos casos, el sobrepeso y la obesidad
aparecen cuando el balance energético es positivo, es decir, se consumen
más calorías de las que se utilizan (70).

El sobrepeso supone entre el 7 y el 8% de los gastos sanitarios en la Unión


Europea y en los EEUU. Los gastos anuales en asistencia sanitaria de un adulto
medio obeso son un 37% superiores a los de una persona con peso normal, y
los gastos en medicación un 77% más altos. Según la OMS, en el 2007, significó
el 7% de los gastos en sanidad en España, siendo su coste de 2.500 millones de
euros (68,95).

Además, los hábitos sedentarios y la actividad física están asociados de


manera separada a distintos hábitos alimentarios: la actividad física se asocia
a elecciones más saludables, justo al contrario que las actividades sedentarias,
asociadas a las menos. En el estudio realizado por Al-Hazzaa et al. se concluyó
que la alta prevalencia de sedentarismo, inactividad física y hábitos
alimentarios poco saludables entre los adolescentes saudíes era un importante
problema de salud pública (76). En 2010 el Ministerio de Sanidad informó que
uno de cada cuatro niños en España presenta sobrepeso u obesidad, como
consecuencia de malos hábitos de alimentación y de inactividad física (68).

En este sentido, en el año 2005 en España se inició la estrategia NAOS


(Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) a través de la
68
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (80). Su


objetivo es invertir la tendencia de la prevalencia de la obesidad mediante el
fomento de una alimentación saludable y de la práctica de actividad física.
Su lema principal fue “¡come sano y muévete!”, vinculando alimentación y
actividad física como dos ejes fundamentales de estilos de vida saludables y
activos para mejorar la obesidad (80,136).

Existe una fuerte evidencia que demuestra cómo la actividad física


ayuda a mantener la estabilidad del peso a lo largo de la vida, aunque la
cantidad de actividad física a realizar puede variar considerablemente entre
los individuos pudiendo superar los 150 minutos a la semana recomendados
(69,81). Además, estudios realizados en jóvenes obesos o con sobrepeso
demuestran que participar en una actividad física de intensidad moderada de
3 a 5 días a la semana, entre 30 y 60 minutos cada vez, puede reducir la grasa
corporal (70).

1.2.5. ANSIEDAD Y ESTRÉS

Existe desacuerdo a la hora de utilizar los conceptos de ansiedad y


estrés como sinónimos, aunque el hecho de que tengan muchos elementos
comunes hace especialmente difícil su diferenciación (137).

La ansiedad es una reacción emocional implicada en los procesos de


adaptación ante eventos aversivos o peligros anticipados. Se usa para referirse
a la experiencia interior de inquietud y desasosiego carente de objeto. En la
ansiedad el temor es difuso, vago. Existe un nivel de ansiedad que se
considera normal e incluso útil, se le denomina umbral emocional y permite
mejorar el rendimiento y la actividad. Sin embargo, cuando la ansiedad
rebasa ciertos límites, aparece un deterioro de la actividad cotidiana. En este
caso, a mayor ansiedad, habrá un menor rendimiento, lo que constituye un
punto de partida para los trastornos por ansiedad (138).

El término estrés se usa para referirse a la sobrecarga emocional que se


produce por una fuerza externa prolongada que pone al sujeto al borde del
agotamiento (137). Lazarus y Folkman lo definieron en 1986 como un conjunto
de relaciones particulares entre la persona y la situación en la que vive,
69
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

valorándose ésta como algo que empeora o excede sus propios recursos y
que pone en peligro su bienestar personal (139). Así pues se trata de un
concepto organizador que integra distintas variables y procesos que permite
entender un amplio conjunto de fenómenos de importancia para la
adaptación humana. En cuanto al estrés y su relación como factor de riesgo
en los estilos de vida, existe una amplia evidencia que muestra cómo el estrés
contribuye a las enfermedades crónicas (140).

En la investigación sobre estrés existen diferentes enfoques según la


importancia que se otorgue a los diferentes componentes: presencia de un
estímulo, respuesta que da el individuo o la evaluación de las diferentes
respuestas (139).

El primer enfoque se centra en el estímulo, por lo que se habla de


estresores, que se entienden como cualquier estímulo que requiere del
organismo una adaptación. Esta rama de investigación acepta que, por
ejemplo, hay situaciones que son universalmente estresantes, como una
guerra, la pérdida de un ser querido,…

En el segundo enfoque, el estrés se entiende como la respuesta general


del organismo ante cualquier estímulo estresante. Aquí la finalidad es
conseguir una respuesta adaptativa.

Por último, el tercer enfoque, más que centrar la atención en los


estresores o en las respuestas dirigidas a lograr la adaptación a los mismos,
considera que la esencia del estrés se sitúa en la transacción entre el individuo
y el ambiente. Así, un suceso o unas circunstancias serán estresantes o no en
función de la capacidad de respuesta que cree tener el individuo para
responder y la percepción de las demandas del mismo. Este enfoque está en
consonancia con el paradigma salutogénico y el concepto de sentido de
coherencia. La respuesta dependerá de la valoración cognitiva previa del
individuo, y ante un mismo estresor, la respuesta de individuos será diferente.

También en esta misma línea está el concepto de estrés y distrés, siendo


el rendimiento del individuo óptimo con cierta presencia de presión (“arousal”
o activación, también denominado eustrés o estrés positivo). Sin embargo, esta
relación tiene forma de “U” invertida, deteriorándose el rendimiento ante

70
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

niveles o muy elevados (distrés) o muy reducidos de estrés, que son los que
deberían evitarse (139). El distrés tiene efectos negativos tanto en la salud
mental como física, aumentando la dificultad de concentración, la memoria y
otros procesos cognitivos que disminuyen el rendimiento. Si el distrés se
prolonga en el tiempo, éste acabará provocando trastornos psicosomáticos.

1.2.5.1. ESTRÉS ACADÉMICO

A la hora de definir el término “estrés académico” se suelen utilizar


indistintamente conceptos como estrés, ansiedad, preocupación por los
estudios o ansiedad ante los exámenes (Putwain, 2007). Es aquel estrés que se
produce en relación con el ámbito educativo en estudiantes de grado
superior (141).

Diversos estudios muestran cómo el estrés académico aumenta


conforme el estudiante progresa en sus estudios, llegando a sus niveles más
altos en la universidad. No obstante, parece ser que existen mayores niveles de
estrés académico en estudiantes de nuevo ingreso que en aquellos que están
en cursos superiores (142). Esto puede deberse a que uno de los factores que
provoca mayor estrés académico es la transición del nivel preuniversitario al
mundo universitario, y que a través de los años se ponen de manifiesto
mecanismos adaptativos de afrontamiento que hace que se produzca una
disminución del nivel de estrés percibido (138). La incorporación a la
universidad constituye en sí una experiencia estresante, ya que implica no solo
afrontar cambios en la forma de enfocar el aprendizaje y el estudio (como
cambios en la metodología educativa y de aprendizaje, aumento de la
autonomía por parte del alumno, etc.), sino también cambios en el ámbito
personal (adaptación al nuevo entorno, cambios en las redes de apoyo social,
etc.). Este momento es para muchos jóvenes la primera ocasión en la que van
a abandonar el núcleo familiar y van a tener que lidiar, además de con las
demandas académicas, con el hecho de tener que desarrollar nuevas
amistades a la par que desarrollar la capacidad de vivir solo.

Además, los períodos de evaluación son vividos como momentos


especialmente estresantes por las implicaciones tanto a nivel académico

71
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

como para su futura profesión. Los exámenes y demás procedimientos


evaluativos son herramientas importantes a la hora de determinar el futuro
académico y profesional del estudiante, lo que puede contribuir a aumentar
los niveles de estrés y ansiedad del alumno (143).

Esta experiencia de estrés académico va a depender mucho de cada


individuo en particular, y su evolución va a ir ligada a la interacción de
múltiples variantes relacionadas, por un lado, con el contexto (exigencias
académicas, recursos y servicios de la universidad, etc.) y, por otro, con el
propio sujeto (preparación previa, compromiso, motivación, estrategias de
afrontamiento, etc.). La habilidad para afrontar el estrés es diferente en cada
individuo, de la misma manera que lo es para los estudiantes. Un estudiante
comenzará a sentirse estresado cuando sienta que los requerimientos de una
situación sobrepasan tanto sus recursos como sus capacidades. Si el
desequilibrio es muy grande, tanto sus pensamientos como emocionas serán
negativas, disminuyendo tanto su esfuerzo como su productividad. En este
caso, el estrés tendrá un efecto negativo (distrés) (139).

1.2.6. AGRUPACIÓN Y CONGLOMERACIÓN DE FACTORES DE ESTILOS DE VIDA

En la literatura podemos encontrar sobretodo estudios que analizan


factores de riesgo relacionados con determinadas conductas, tal y como
hemos visto anteriormente. Lo más habitual es encontrar estudios sobre un
comportamiento concreto y de forma aislada (como tener una alimentación
inadecuada, o un comportamiento sedentario, o fumar, o beber alcohol). No
obstante, los hábitos coexisten al mismo tiempo y existe evidencia de su
tendencia a conglomerarse. Es más, en publicaciones recientes, se ha
demostrado que existe un efecto de sinergia entre los diferentes
comportamientos o estilos de vida más allá de su mera coexistencia (144,145).

La combinación de dos o más factores de riesgo en estilos de vida


aumenta la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares o
cáncer, más allá del riesgo que puede esperarse sobre la base de la suma de
los efectos separados (144,146,147).

72
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

En un estudio sobre múltiples factores de riesgo para la salud


(inactividad física, bajo consumo de fruta y verdura, fumar y consumo excesivo
de alcohol) en una población de universitarios alemanes, se concluyó que la
prevalencia de comportamientos de riesgo era alta (tanto al valorarlas de
manera aislada como agrupada). Tan solo un 2% de los encuestados carecían
de hábitos nocivos, mientras que un 10,5% solo tenían uno, un 34,5% dos, un
34,8% tres y un 18,2% los cuatro que se estudiaban (148).

Se ha sugerido que jóvenes que no tienen un buen control de sus vidas


(que no tienen un buen dominio sobre los eventos diarios o situaciones
cotidianas), tienen estilos de vida poco saludables, problemas de salud
mental, fracaso escolar y marginación (38). También existe evidencia de que
comportamientos que entrañan factores de riesgo en los estilos de vida como
el hábito tabáquico, la inactividad física y el consumo excesivo de alcohol
están asociados con estrés y estados negativos de ánimo, como la depresión y
la ansiedad (149). En un estudio que abordó los trastornos de la conducta
alimentaria en universitarios se observó que aquellas mujeres con riesgo de
padecerlos presentaban con mayor frecuencia depresión. La mala salud
percibida también era un factor de riesgo no solo en las mujeres sino también
en los hombres (150). En contraposición, en la adolescencia, la práctica de
actividad física contribuye a disminuir la adicción a la comida, al alcohol, al
tabaco y a las drogas (68). También se concluyó en este grupo poblacional
que el poseer un sentido de la vida es un factor protector/ resilente tanto en la
salud psicológica como en los comportamientos saludables de este colectivo
(41).

El análisis por conglomerados muchas veces se ha llevado a cabo


analizando factores de riesgo biológico, pero pocas veces factores de riesgo
en estilos de vida. Schuit et al. en el estudio MORGEN investigaron la
prevalencia de factores de riesgo en estilos de vida para enfermedades
crónicas en una población holandesa. Concluyeron que factores de riesgo en
estilos de vida se conglomeran en adultos. No obstante, encontrar estos
conglomerados es menos frecuente en sujetos que perciben su salud como
buena o excelente (147).

73
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

En cuanto a la adherencia a la DM, diversos estudios concluyen que


esta es mayor en los sujetos que llevan un estilo de vida más saludable y que
muestran mayor satisfacción en sus vidas, como el que se realizó comparando
a adolescentes rurales y urbanos del sur de España (151), o en aquellos
adolescentes cuyos padres tienen un nivel educativo alto y cuando los
adolescentes presentan un bajo consumo de tiempo de pantalla y un nivel
elevado de actividad física semanal (152). En el proyecto SUN se observó que
la adherencia base a la DM estaba directamente asociada con mejores
puntuaciones en calidad de vida cuatro años después (153).

No obstante, parece ser que algunos factores de riesgo de los estilos de


vida (como el consumo de alcohol o la baja ingesta de fibra) a veces no se
ajustan al conglomerado de factores de riesgo en estilos de vida, e incluso
pueden aparecer junto a otros estilos de vida saludables (149). En el estudio de
Dodd et al., no encontraron un patrón claro que relacionara el estrés
psicológico con el consumo excesivo de alcohol o el hábito tabáquico en su
muestra de estudiantes universitarios. Tampoco encontraron relación entre la
baja frecuencia de práctica de actividad física y el consumo de alcohol. A
nivel descriptivo, el 70% de los estudiantes no cumplían con las
recomendaciones de actividad física para obtener los beneficios de dicha
práctica en su salud, el 66% consumían menos de 5 piezas de frutas/verduras al
día y el 56% consumían alcohol en exceso al menos una vez a la semana. Al
comparar por sexo, las mujeres sufrían más estrés psicológico y practicaban
menos actividad física mientras que los hombres consumían alcohol con más
frecuencia. El estrés psicológico se ha asociado a un bajo consumo de fruta y
verdura, a la inactividad física, al hábito tabáquico y al consumo de alcohol
(146).

En un reciente estudio realizado en estudiantes universitarios de la


Universitat de les Illes Balears, en el que se realizó un estudio descriptivo en una
muestra de 987 estudiantes de todas las titulaciones impartidas de manera
aleatoria, se concluyó que los factores que tenían más tendencia a
conglomerarse eran la actividad física con la alimentación. En los resultados
apreciaron que los hombres no fumadores con una buena calidad en su dieta
eran también los físicamente más activos. No obstante, los factores de riesgo

74
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

como el hábito tabáquico, la alimentación inadecuada y la inactividad física,


tenían tendencia a conglomerarse en estudiantes universitarios españoles. En
cuanto al consumo de alcohol, se encontró que dicho consumo no parecía
estar relacionado ni con la calidad de la dieta ni con la práctica o no de
actividad física (144).

1.2.7. SOC Y SU INFLUENCIA EN LOS ESTILOS DE VIDA SALUDABLES

Se ha intentado estudiar la relación que tiene el SOC con los diferentes


estilos de vida. Un SOC fuerte está asociado a percibir un buen estado de
salud (154). También se ha demostrado que existe una asociación entre poseer
un SOC fuerte y tener comportamientos saludables (25,155). De hecho, cuanto
más fuerte es el SOC, más saludable es el comportamiento de la persona.
Existen estudios que demuestran que personas con un SOC fuerte consumen
menos alcohol, tabaco y drogas (25,38,155), practican ejercicio físico con más
frecuencia (25,38,40,43,140), eligen comida más saludable (25,122) y lidian
mejor con el estrés (143). Es más, parece ser que existe un gradiente dosis-
respuesta entre el nivel de SOC y los comportamientos saludables / factores de
riesgo (a SOC más débil, mayor era el porcentaje de fumadores y de personas
físicamente inactivas). Además, destaca el hecho de que estas asociaciones
de un SOC fuerte con estilos de vida saludables son independientes de la
edad, clase social o nivel educativo (25). No solo se relaciona poseer un SOC
fuerte con tener estilos de vida saludables, sino además se puede considerar
como un predictor de buena salud (21), tal y como se ha explicado
anteriormente, y como un moderador del estrés (156). Estas asociaciones de
SOC fuerte y estilos de vida saludables, también aparecen en el estudio de
Mattila et al., en el que se concluye que los estilos de vida saludables están
asociados a niveles de SOC fuertes (siendo el hábito tabáquico y el consumo
de alcohol menores y mayores la salud dental y la competencia social) (155).
Incluso existen estudios en los que se relaciona el SOC con diferentes estados
emocionales, concluyendo que el nivel del SOC era más fuerte en aquellos
individuos que presentaban menos estados de ansiedad o depresión
(18,157,158). En un estudio que se realizó en Finlandia con una muestra de
3.403 participantes con edades comprendidas entre los 25 y los 64 años, se
75
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

analizó la asociación entre la práctica de ejercicio físico y una serie de


medidas de bienestar psicológico. Se encontró que aquellos individuos que
eran físicamente más activos sufrían menos depresión, menos ira reprimida,
menos desconfianza cínica y menos estrés percibido en comparación con
aquellos que practicaban menos actividad física. Además, su SOC era más
fuerte así como también lo era su sentimiento de integración social. Su salud
percibida y estado físico percibido también eran mejores (43). Otros estudios
respaldan estas conclusiones, resultando la actividad física la variable que se
asocia con más fuerza con una buena salud percibida, siendo también el SOC
y variables de apoyo social de importancia. Los niños/adolescentes con peor
salud percibida suelen tener también peores resultados académicos, de ahí la
importancia de la autopercepción de salud (159).

Como consecuencia de todas estas observaciones, algunos autores


llegan a proponer el SOC como un componente a tener en cuenta a la hora
de determinar las necesidades de los adolescentes y potenciar sus estilos de
vida saludables (160).

Sin embargo, en algunos estudios se ha visto que un SOC fuerte no


siempre va asociado a todos los comportamientos saludables (25,38). En este
sentido, Kuuppelomäki y Utriainen, en un estudio llevado a cabo con una
muestra de 1597 estudiantes finlandeses de una universidad politécnica,
concluyeron que aquellos alumnos que realizaban ejercicio físico con una
frecuencia igual o superior a tres veces a la semana tenían un SOC más fuerte
que el resto de alumnos, pero no encontraron diferencias entre fumadores o
no fumadores y alumnos que consumían más alcohol con aquellos que no
bebían en términos de cómo experimentaban y afrontaban el estrés, es decir,
no había asociación con su nivel de SOC (38).

76
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

1.3. LA UNIVERSIDAD COMO CENTRO PROMOTOR DE HÁBITOS Y ESTILOS


DE VIDA SALUDABLES

1.3.1. PROMOCIÓN DE LA SALUD MEDIANTE LA PROMOCIÓN DE ESTILOS DE VIDA


SALUDABLES

En la Carta de Ottawa se reivindica que “la salud se crea y se vive en el


marco de la vida cotidiana; en los centros de enseñanza, trabajo y recreo. La
salud es el resultado de los cuidados que uno se dispensa a sí mismo y a los
demás, de la capacidad de tomar decisiones y controlar la vida propia y de
asegurar que la sociedad en que uno vive ofrezca a todos sus miembros la
posibilidad de gozar de un buen estado de salud“ (5). El objetivo básico de la
promoción de la salud relacionado con los estilos de vida es mejorar la calidad
de vida de las personas.

Se identifican tres estrategias básicas para la promoción de la salud:


mejorar las condiciones y que sean favorables para poder promocionar la
salud, proporcionar los medios que permitan que toda la población pueda
desarrollar al máximo su salud potencial y que los grupos sociales y
profesionales, así como el personal sanitario sean los mediadores entre los
intereses antagónicos y a favor de la salud (5). Para ello, estas estrategias se
apoyan en cinco áreas de acción prioritarias:

- Elaborar una política pública sana: establecer una acción coordinada


combinando legislación, medidas fiscales, sistema tributario y cambios
organizativos, de manera que la salud forme parte de la conciencia de los
responsables de la elaboración de programas políticos.

- Crear ambientes favorables: los cambios del medio ambiente tienen


un impacto en la salud. Se debe garantizar la protección de ambientes
naturales y artificiales, y la conservación de los recursos naturales.

- Reforzar la acción comunitaria: se debe promover la participación


efectiva y activa de la comunidad a la hora de determinar prioridades, tomar
decisiones y la elaboración y puesta en marcha de estrategias de
planificación para mejorar la salud.

77
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

- Desarrollar aptitudes personales: se debe favorecer el desarrollo


personal y social de manera que se proporcionen los medios para que la
población pueda afrontar lo que le acontece en la vida.

- Reorientar los servicios sanitarios: los responsables de la protección de


la salud es una responsabilidad compartida entre el propio individuo, la
comunidad, los profesionales de la salud, las instituciones, los servicios sanitarios
y el gobierno.

Estas cinco áreas de acción prioritarias que aparecen en la Carta de


Ottawa aparecen representadas en la metáfora de la salud en el río de la vida
de Lindström y Eriksson que se ha mostrado anteriormente.

1.3.2. LA PROMOCIÓN DE LA SALUD BASADA EN EL ENTORNO

El entorno, contexto, ambiente o escenario para la salud es “el lugar o


contexto social en que las personas desarrollan las actividades diarias en el
cual interactúan factores ambientales, organizativos y personales que afectan
la salud y el bienestar” (OMS, 1998). Así pues, las acciones de promoción de la
salud a través del entorno, no solo engloban el espacio geográfico en sí, sino
también la estructura de la organización, de la administración o gestión.
Distintos ejemplos de entorno serían las ciudades, los centros de enseñanza, los
lugares de trabajo, las cárceles o los hospitales.

Este enfoque socio-ecológico de promoción de la salud basada en el


entorno surgió a partir de la declaración de Alma-Ata (1978), la estrategia de
Salud para Todos en el año 2000 (1981) y la Carta de Ottawa (1986) (56). Poco
a poco, las políticas de salud evolucionaron desde una perspectiva ambiental
(centrada en el entorno físico) hacia una ecológica, donde cobraba
importancia el contexto (los aspectos de salud, bienestar y calidad de vida).

Este modelo de promoción de la salud basada en el entorno se centra


en cinco parámetros:

- Demografía: es necesario conocer la población que habita en el


entorno (sus características, creencias en salud, valores culturales y factores de
riesgo). Si no, no será posible detectar sus necesidades específicas.

78
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

- Infraestructura: la infraestructura en la que la población habita afecta


tanto su salud como su bienestar, ya sea por el acceso, la calidad del aire, la
estética…

- Organización cultural: los valores culturales del contexto tendrán que


tenerse en cuenta en cualquier proyecto de promoción de la salud basado en
el entorno.

- Características sanitarias: cada entorno tendrá determinados


parámetros de carácter médico al que tendrá que prestarse especial
atención como el estrés o el uso de sustancias tóxicas.

- Relaciones con la comunidad: hay contextos que permanecen


aislados de su entorno y otros que mantienen una relación más allá de sus
fronteras físicas con otras comunidades.

1.3.3. PROMOCIÓN DE LA SALUD MEDIANTE LA PROMOCIÓN DE LA ACTIVIDAD


FÍSICA

El amplio reconocimiento de los riesgos para la salud y de la carga para


la salud pública asociada de la inactividad física ha estimulado el desarrollo
de los esfuerzos de promoción de la salud en la población (161).

Existen estudios que evidencian que las personas que realizan ejercicio
físico, comparadas con aquellas que no lo hacen, muestran poseer una mejor
calidad de vida y valorar mejor su condición física. También muestran una
mejor valoración del sentimiento de energía y vitalidad, una mejor salud
emocional y de una vida social más intensa (20).

Pero la cantidad de actividad física que un individuo realiza se debe no


solo a una elección personal, sino también al entorno determinado en el que
se vive.

Tal y como hemos visto, actualmente la investigación en salud pública


sugiere el uso de un enfoque socio-ecológico para conseguir que esta
elección de realizar actividad física sea la opción fácil, e incluye acciones en
todos los niveles de la sociedad: individual, interpersonal, organizativo,
comunitario y político.
79
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Las estrategias existentes en el nivel comunitario se pueden resumir en


cinco: campañas publicitarias dirigidas a la comunidad, clases de educación
física, enfoques que aumenten el alcance de las intervenciones a nivel
individual, intervenciones que aumenten el soporte social y programas que
creen o potencien el acceso a espacios donde poder realizar actividad física
(70).

Las estrategias de información son el componente inicial para los


programas de comprensión de actividad física, motivando e incentivando a la
gente a convertirse activa así como proporcionando consejos de cómo
superar las barreras para incrementar la actividad física (161).

Todos los sectores y los niveles de gobierno, los asociados


internacionales, la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el
sector privado tienen una función esencial que desempeñar en la
conformación de entornos saludables y la promoción de la actividad física
(69). Pero no solo es un problema del sector sanitario, sino también de diseño
urbanístico y comunitario, transporte, educación, diseño de parques y zonas
de ocio, medios de comunicación, arquitectura, implementación legislativa y
salud pública. Todos ellos son instrumentos en la promoción (o inhibición) de los
niveles poblacionales de actividad física (70,79).

En el estudio realizado en Canadá que examinaba los efectos de la


campaña de comunicación “ParticipACTION” de promoción de la actividad
física, se concluyó que aumentar la motivación individual mediante campañas
masivas de comunicación no es el único camino para ser físicamente más
activo. Los modelos ecológicos proporcionan un marco para entender la
interrelación de los individuos, social y los factores físicos ambientales
resultando en una miríada de otros caminos que influencian los niveles de
actividad física (161).

Hallazgos en el estudio basado en adolescentes saudíes de Al-Hazzaa et


al. confirmaban que los estilos de vida poco saludables, como el aumento del
tiempo en frente de pantallas y hábitos alimentarios incorrectos, iban
aumentando entre los adolescentes, por lo que la promoción de estilos de
vida saludables debería ser una prioridad de la salud pública nacional (76).

80
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

La motivación, dentro del ámbito de la actividad física y el deporte, es


considerada como el producto de un conjunto de variables sociales,
ambientales e individuales que determinan la elección de una actividad física
o deportiva, la intensidad en la práctica de esa actividad, la persistencia en la
tarea y el rendimiento.

El estudio de las motivaciones permite conocer por qué algunas


personas eligen una determinada actividad y los factores que determinan la
permanencia o abandono de esta elección.

Se han realizado múltiples estudios para averiguar qué motivaciones


tienen los individuos que practican ejercicio físico. En general, existen
diferencias según edad, sexo, país de procedencia, etc. En España, según la
Encuesta de Hábitos Deportivos de los españoles, entre los motivos de práctica
más destacados figuran el realizar ejercicio físico (60%) por diversión (47%), o
por mantener y/o mejorar la salud (32%). De hecho, los tres motivos de
participación comunes en casi todos los países estudiados se corresponden a
la salud, la diversión y las relaciones sociales (162).

También se ha estudiado concretamente el ámbito universitario sobre


los motivos de práctica en los jóvenes, relacionando los intereses y
motivaciones de alumnos universitarios en función del nivel de práctica y sexo.
Los alumnos que practican actividades físico-deportivas encuentran mayor
motivación en la competición, la capacidad personal y la aventura. También
muestran interés por diferentes aspectos relacionados con el factor
hedonismo, relación social, forma física e imagen personal. Sin embargo, los
alumnos que no realizaban ningún tipo de actividad, mostraban preferencia
por los motivos relacionados con su salud médica, forma física e imagen
personal (101). En cuanto a las diferencias según sexo, las estudiantes
universitarias tienen preferencia por las actividades físicas más cooperativas y
menos individualistas, así como por las actividades que se realizan en la
naturaleza, mientras que los hombres prefieren realizar actividades más activas
y competitivas. A pesar de que la prevalencia de participación en actividades
físico-deportivas es mayor en hombres, parece que no existan diferencias
estadísticamente significativas en la frecuencia y duración de la actividad
física practicada. Los universitarios son conscientes de los beneficios que la
81
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

participación en actividades físicas de forma regular tiene sobre un estilo de


vida saludable y activo. En cuanto a las motivaciones, en hombres se
centraban en aspectos vinculados a la competición, el hedonismo y las
relaciones sociales, mientras que en las mujeres sus motivaciones principales
tenían relación con su forma física, imagen personal y salud (163).

Considerando los activos en salud como aquellos factores asociados


con la actividad, y los determinantes son aquellos factores con una relación
causal, el entender dichos activos y determinantes en salud, podría reducir el
efecto de futuras epidemias de inactividad, así como contribuir a la
prevención mundial de las ENT de manera efectiva.

La investigación en activos psicológicos, interpersonales y ambientales


puede identificar nuevos mediadores en potencia para usar en intervenciones
a la hora de modificar estilos de vida (96).

Revisiones como la de Bauman et al. identifican diferentes variables


como activos en salud: auto informe en salud e intención de realizar ejercicio
físico en adultos; sexo masculino, autoeficacia y el haber realizado actividad
física previa en todas las edades; el soporte familiar y social en adolescentes.

La actitud hacia la actividad física es importante, aunque no puede


determinar comportamientos a no ser que se transformen en intenciones. Las
intenciones también están determinadas por las normas sociales. Las normas
sociales influyen en el grado en el que los niños desean cumplir con las
creencias y acciones de gente clave que les rodea, como padres, profesores,
compañeros, etc. (39).

Las políticas públicas y organizativas, el entorno físico, el entorno familiar


y social, la ocupación, la autoeficacia individual y la genética (entre otros) se
han estudiado para establecer su relación con la actividad física (79).

1.3.4. LA UNIVERSIDAD COMO ENTORNO SALUDABLE PROMOTOR DE SALUD

La universidad es un entorno idóneo donde promover y proteger la


salud tanto de estudiantes como de trabajadores, para crear entornos
saludables tanto a nivel laboral, de aprendizaje o de vivienda, para proteger el

82
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

entorno y promover la sostenibilidad, para promover la promoción de la salud


en la enseñanza y la investigación, así como para promover la salud de la
comunidad y ser un recurso de salud para la misma (164).

- Como institución, la universidad puede comprometerse con la salud a


nivel organizacional, cultural, de infraestructuras y de prácticas; creando
espacios de soporte al trabajo, el aprendizaje y al hábitat.

- Como empresa con empleados, la universidad puede promover el


bienestar de su personal mediante una buena administración, comunicación y
política.

- Como centro creativo de aprendizaje e investigación, la universidad


tiene el potencial de desarrollar, sintetizar y aplicar conocimientos
relacionados con la salud.

- Como centro educador de futuras generaciones, la universidad tiene


el potencial de desarrollar el conocimiento crítico de salud sostenible y el
sentido de gobierno tanto a nivel personal como de la comunidad, que
afectará a toda la sociedad ya que se está formando a las futuras
generaciones que serán quienes tomarán las decisiones sobre la sociedad.

- Como entorno donde los estudiantes se independizan, la universidad


tiene tanto la responsabilidad como el potencial de hacer posible el desarrollo
personal y social.

- Como recurso a nivel local, nacional y global, la universidad tiene el rol


de mediar en las políticas de sostenibilidad.

Una Universidad Saludable o Promotora de Salud es aquella que


incorpora la promoción de la salud a su proyecto educativo y laboral con el fin
de propiciar el desarrollo humano y mejorar la calidad de vida de los que
estudian o trabajan allí, además de formarlos con el fin de que actúen como
modelos o promotores de conductas saludables con sus familias, en sus
entornos laborales y en la sociedad en general.

83
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

1.3.5. ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS Y LA ADULTEZ EMERGENTE

La universidad, para los estudiantes universitarios, es el puente entre la


adolescencia y la edad adulta. Esta fase se llama adultez emergente. El
término fue acuñado por Jeffrey Arnett en un artículo del año 2000 en el
American Psychologist y hace referencia a la fase de la vida entre la
adolescencia tardía y la edad adulta temprana. Este término se usa
principalmente para referirse a gente joven, entre 18 y 25 años, que vive en
países desarrollados o en el seno de una familia apoderada, que no tiene hijos,
no vive en su propia casa, o que no tiene ingresos suficientes para convertirse
en totalmente independiente. Si bien no es una fase vital universal, suele ocurrir
en países cuya cultura pospone la asunción de responsabilidades y del rol de
adulto hasta bien pasados los veinte años. En estos países, además, se exige a
este grupo poblacional un nivel educacional o de entrenamiento alto, como
base de sus futuros ingresos y logros laborales para el resto de su vida adulta.
Esta situación aboca a este grupo poblacional a formarse en la escuela o
universidad hasta los veintitantos años de edad para poder dedicarse a
aquellas profesiones más prestigiosas y lucrativas. Este, en su gran mayoría, es
el caso de los estudiantes universitarios españoles.

La etapa comprendida entre la niñez y la edad adulta es una época


caracterizada por el aprendizaje, la adaptación y el cambio (140). Más
concretamente, la adultez emergente es un momento de cambios frecuentes
a nivel amoroso, laboral y en las perspectivas y visión del mundo (165). Al final
de este período, la mayoría de personas han determinado sus elecciones de
vida. Cuando de adultos miran atrás, hacia los acontecimientos más
importantes de sus vidas, la mayoría de veces concuerdan en que tuvieron
lugar en esta época de sus vidas.

Durante la adultez emergente se suelen explorar las diferentes


posibilidades que ofrece la vida. Esto lo facilita el hecho que es una fase en la
que se ha dejado atrás la dependencia de la niñez y la adolescencia pero
que todavía no se han tomado las responsabilidades características de la
edad adulta. En este momento, hay un amplio abanico de posibilidades
abierto, todavía no se ha decidido qué rumbo tomar en la vida, el futuro
todavía permanece incierto y las posibilidades de explorar diferentes caminos
84
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

es mucho mayor durante esta fase para la mayoría de gente que en cualquier
otro momento de la vida (166).

1.3.6. ESTILOS DE VIDA Y SALUD EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

El entorno universitario, tal y como hemos dicho, es un entorno idóneo


para la promoción de estilos de vida saludables, como la práctica de
actividad física. Este comportamiento ayuda a garantizar un buen estado de
salud, tanto físico como mental (56). La participación de forma regular en
actividades físico-deportivas puede potenciar la calidad de vida de los
estudiantes universitarios, así como forjar actitudes positivas hacia estilos de
vida saludables (como la práctica de actividad física, o la correcta
alimentación) que perdurarán a lo largo de sus vidas (167,168). La universidad,
al ser la última etapa educativa de los estudiantes, puede convertirse en la
última oportunidad para incidir en dichos estilos de vida saludables (95). Este es
un período de transición destacado para los jóvenes, lo que la convierte en
una etapa idónea para desarrollar políticas de prevención así como
intervenciones de cara a promover cambios hacia comportamientos
saludables (169). Además, la fase vital de los estudiantes universitarios es un
momento óptimo de toma de decisiones que les acompañarán el resto de su
vida, como la de adoptar determinados estilos de vida. Sin olvidar que los
estudiantes universitarios, una vez terminados sus estudios, jugarán un papel
importante en la sociedad, llegando a ser ellos quienes decidan las normas
sociales y culturales al optar a puestos de trabajo que incluyan la toma de
decisiones (84).

A pesar de la evidencia sobre los beneficios en la salud que reporta la


práctica de actividad física, y del hecho de que los universitarios son
conscientes de ello (167,170), no es un comportamiento frecuente entre ellos.
Muchos estudiantes, al pasar de educación secundaria a la universidad,
disminuyen su participación en actividades físico-deportivas (171). El ingreso al
ámbito universitario hace a los jóvenes más vulnerables a situaciones de riesgo,
adoptando estilos de vida poco saludables que pueden perdurar toda la vida
(172). La inactividad física es un problema de salud entre los estudiantes

85
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

universitarios, ya que entre un 25,1% y un 67% de los universitarios no llegan a los


mínimos de AF recomendados por la OMS para que existan beneficios en la
salud (84,148,172–174), o que tan solo entre el 37% y el 43% de los estudiantes
declaran realizar ejercicio físico 3 o más horas semanales (aunque un número
más alto declaraba realizar algún tipo de actividad física pero con menor
frecuencia) (84).

La adherencia a la dieta mediterránea está relacionada con


determinados estilos de vida. Se han encontrado diferencias en el grado de
adherencia a la dieta mediterránea, existiendo un cierto factor familiar
conservador de las costumbres dietéticas tradicionales. Un 71,6% de los
universitarios, tanto hombres como mujeres, necesitan mejorar su patrón
alimentario (175). La probabilidad de realizar AF vigorosa o moderada, tener
una mejor percepción del estado de salud o dormir más horas es mayor en
aquellos estudiantes que toman más fruta y verdura, así como menor la
probabilidad de tener ciertos comportamientos de riesgo como fumar, beber
alcohol y/o conducir borracho (176). Sin embargo, tan solo un 2% de los
estudiantes cumplen las recomendaciones de consumo de fruta y verdura
(145).

Se ha sugerido que los estilos de vida de los estudiantes universitarios se


convierten en más insalubres a medida que se acerca el período de
exámenes (141).

Como ya se ha explicado anteriormente, los estilos de vida (tanto los


saludables como los poco saludables) tienden a conglomerarse.
Comportamientos poco saludables coexisten a la vez, y sus consecuencias
para la salud son multiplicativos cuando están conglomerados que cuando
aparecen de manera aislada (145).

Ya en la década de los 90 empezó a estudiarse los estilos de vida en


estudiantes de diferentes países europeos (en el European Health and
Behaviour Study (EHBS)). Se encontraron diferencias importantes entre los
diferentes países que formaban parte del estudio en diversos estilos de vida,
como el hábito tabáquico, la práctica de actividad física y los
comportamientos alimentarios saludables. Diez años más tarde, se repitió el
estudio para ver la tendencia de los comportamientos y estilos de vida. Los
86
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

resultados fueron un aumento de la prevalencia del hábito tabáquico, sobre


todo en países del sur de Europa (como España) con un 40% de población
fumadora. La prevalencia de actividad física aumentó ligeramente con un
76% de la población masculina y un 65% de las mujeres, aumentando en
ambos sexos en países como España, aunque comparativamente con el resto
de países europeos, la prevalencia de práctica de actividad física era mayor
en países nórdicos que en países mediterráneos. Sin embargo, la ingesta de
fruta y verdura disminuyó en una década pasando de ser del 49% en hombres
y del 64% en mujeres al 42% y 54% respectivamente en el año 2000. Esa
disminución se observó también en países Mediterráneos, donde la ingesta de
fruta y verdura es parte importante de su dieta tradicional (170).

En otro estudio comparando también la prevalencia de determinados


estilos de vida en diferentes zonas geográficas (Europa Central, Europa
Occidental, Europa del Este, Estados Unidos y Asia-Pacífico), se encontró que
la satisfacción de vida estaba asociada positivamente con los estilos de vida
saludables (ejercicio físico, ingesta de fruta, bajo consumo de grasas, bajo
consumo de alcohol, usar protección solar, no fumar, etc.) en cualquiera de
las regiones analizadas, siendo sobretodo el gradiente de dosis-respuesta
evidente en el caso de la práctica de ejercicio físico (149).

En dos estudios recientes realizados en la población de estudiantes


universitarios de la Universitat de les Illes Balears, se concluía que el porcentaje
de estudiantes universitarios que manifestaron practicar actividad física era del
65,8% (56), encontrando el estudio de Romaguera et al. valores similares. Los
individuos físicamente activos consumen más fruta y tienen menor
probabilidad de ser fumadores que los inactivos (177). En cuanto a la
alimentación, se detectó una baja adherencia de la dieta mediterránea
(tanto por una ingesta menor a la recomendada de cereales y de verduras y
hortalizas, como por el aumento del consumo de cereales refinados) (56).

En cuanto a la práctica de actividad física en este grupo poblacional,


la actual Ley de Ordenación Universitaria (Ley Orgánica 4/2007) añadió un
título acerca del deporte y la extensión universitaria, considerando la práctica
deportiva en la universidad como parte de la formación del alumnado, así
como de interés para todos los miembros de la comunidad universitaria (178).
87
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Asimismo, en su segundo apartado dispone que las universidades deben crear


medidas que favorezcan la compatibilidad efectiva de la práctica deportiva
con la formación de los estudiantes (95,178).

En el contexto de “Universidades Saludables”, el estudio sobre la calidad


de vida de quienes conviven en estos centros académicos es fundamental
para la creación adecuada de modelos de promoción de la salud (179).

1.3.7. REUS: RED ESPAÑOLA DE UNIVERSIDADES SALUDABLES

En España se creó la Red Española de Universidades Saludables (REUS)


el 22 de septiembre de 2008. Su objetivo es reforzar el papel de las
universidades como entidades promotoras de la salud y el bienestar tanto de
sus estudiantes, de su personal y de la sociedad, liderando y apoyando
procesos de cambio social. Actualmente participan universidades de toda
España (incluida la Universitat de les Illes Balears), el Ministerio de Sanidad,
Política Social e Igualdad, el Ministerio de Educación y la Conferencia de
Rectores de las Universidades Españolas (56,67).

Sus objetivos son:

- Potenciar la universidad como entorno promotor de la salud de la


comunidad universitaria y de la sociedad en su conjunto.

- Fomentar la investigación y la docencia en promoción de la salud.

- Favorecer el intercambia de experiencias en promoción de la salud.

- Promover y favorecer el trabajo conjunto entre los organismos de salud


pública, las instituciones comunitarias y las universidades.

- Consensuar líneas estratégicas y de trabajo para llevar a cabo un


proyecto de universidad promotora de salud.

- Posibilitar la elaboración y el desarrollo de proyectos comunes en las


líneas estratégicas de la Red.

- Potenciar la participación internacional.

- Fomentar la oferta de servicios y actividades dirigidos a promocionar la


salud de la Comunidad Universitaria.
88
Capítulo 1: Antecedentes y estado de la cuestión

Para conseguir estos objetivos, plantean una serie de líneas estratégicas:


desarrollar entornos universitarios que promuevan la salud; incorporar en los
planes de estudio universitarios de formación en promoción de la salud a nivel
de grado y postgrado; fomentar la investigación en promoción de la salud;
fomentar la participación y colaboración entre los organismos de salud
pública, las instituciones comunitarias y las universidades; aumentar la oferta
de servicios y actividades en el campus dirigidas a promocionar la salud de la
comunidad universitaria.

En cuanto a las instituciones responsables del deporte universitario y a


sus funciones, corresponde a las Universidades la ordenación y organización
de las actividades deportivas en su ámbito respectivo, de acuerdo con los
créditos y a través de la estructura organizativa que estimen adecuados (art. 1
del RD 2069/1985). En cuanto al Consejo de Universidades, es la institución que
aprobará y remitirá al Consejo Superior de Deportes (CSD) las oportunas
directrices en orden a la coordinación general de las actividades deportivas
de las universidades españolas (art 3 del RD 2069/1985). Las Comunidades
Autónomas llevarán a cabo las tareas de coordinación de las actividades
deportivas en se realicen en las Universidades ubicadas en su territorio (art 2
del RD 2069/1985).

Las funciones del CSD (art. 4 del RD 2069/1985) son:

1. Coordinar la promoción y difusión de la práctica del deporte


universitario y en programación global.

2. Organizar competiciones y demás actividades deportivas de carácter


nacional e internacional.

3. Realizar y promover estudios de interés para la actividad deportiva


universitaria.

4. Facilitar asistencia técnica y asesoramiento a las Universidades,


Comunidades Autónomas y Consejo de Universidades.

5. Formular las recomendaciones que en materia de deporte universitario


considere convenientes.

89
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

De cara a conseguir estos objetivos, la CSD ha descrito un plan integral


A+D (Plan integral para la actividad física y el deporte) en el que se incluye un
apartado específico de diagnóstico sobre la situación de la actividad física y
la práctica deportiva en España en las universidades. La comisión tiene como
objetivo garantizar el acceso universal a la práctica deportiva por este
colectivo y promover hábitos de vida activos y saludables. Esta comisión la
compone un grupo de trabajo de expertos en actividad física y deporte en la
universidad (95).

La UIB pertenece al Comité Español de Deporte Universitario (CEDU).


Esta entidad (art. 1 de la Orden de 20 de diciembre de 1988) se creó con la
finalidad de prestar asistencia y colaboración al CSD. El CEDU es un órgano de
participación de los sectores vinculados al deporte en el ámbito universitario
(98).

90
Capítulo 2: Hipótesis

CAPÍTULO 2: HIPÓTESIS
La hipótesis central de esta investigación tras la revisión de la literatura
es que el SOC será más alto en aquellos alumnos con estilos de vida
saludables. Además, aquellos alumnos con un SOC fuerte tendrán mejor
capacidad de lidiar con el estrés académico, siendo este más bajo.

91
Capítulo 3: Objetivos

CAPÍTULO 3: OBJETIVOS

3.1. OBJETIVO GENERAL

El presente trabajo tiene como objetivo general determinar la


asociación entre el sentido de coherencia (SOC), los estilos de vida, los
factores socioeconómicos, el estado de salud y la calidad de vida en una
población de estudiantes universitarios.

3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

- Identificar la influencia de las características sociodemográficas y la clase


social sobre el sentido de coherencia y los estilos de vida (actividad física,
adherencia a la dieta mediterránea y estrés académico) de los
estudiantes universitarios.

- Determinar la asociación entre sentido de coherencia y:


o Actividad física
o Adherencia a la dieta mediterránea
o Estrés académico
o Estado de salud y calidad de vida

- Determinar la asociación entre actividad física y:


o Adherencia a la dieta mediterránea
o Estrés académico
o Estado de salud y calidad de vida

93
Capítulo 4: Metodología

CAPÍTULO 4: METODOLOGÍA

4.1. DISEÑO DEL ESTUDIO

Para dar respuesta a los objetivos planteados se ha diseñado un estudio


observacional transversal.

4.2. SUJETOS DE ESTUDIO Y MUESTRA

La población de estudio la constituyeron los estudiantes de la Universitat


de les Illes Balears, cuyo número total de matriculados en el curso académico
2014-2015 fueron 13.727 (siendo el total de matriculados en estudios de grado
de 11.228, de los cuales 10.567 están cursando sus estudios en el Campus de
Palma). Se seleccionaron los alumnos de asignaturas con mayor número de
matriculados de cada estudio de forma aleatoria, distribuyéndolos entre las
cinco ramas de conocimiento: arte y humanidades; ciencias; ciencias de la
salud; ciencias sociales y jurídicas; ingeniería y arquitectura. Una vez en el aula,
se les solicitó a todos los alumnos y alumnas presentes que voluntariamente
respondieran el cuestionario que se les presentaba. Fueron informados por
escrito del objetivo y condiciones del estudio, así como verbalmente,
garantizándoles el anonimato en sus respuestas. Se les informó que con la
cumplimentación del cuestionario confirmaban su consentimiento informado a
usar los datos obtenidos con fines estadísticos de investigación.

4.2.1. CÁLCULO MUESTRAL

Se estimó que con una muestra aleatoria de al menos 200 estudiantes


por rama de conocimiento es suficiente para determinar con una confianza
de un 95% y una precisión de ± 6 unidades porcentuales, un porcentaje
poblacional de cualquier variable categórica que sea alrededor del 25% o
menor. Este cálculo se realizó con el programa Study Size v2.0.4.

Para asegurar este tamaño muestral, fueron distribuidos un total de 1.500


cuestionarios, de los cuales 1.373 fueron considerados válidos para ser incluidos
95
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

en este estudio. La distribución por sexo de los estudiantes universitarios (43,4%


varones; 56,6% mujeres) es similar a la población de la UIB, en la que las
mujeres representan el 59,2% y los hombres el 40,8%3. El sexo, edad, grado y
distribución de los participantes de la muestra fue similar al de la población
universitaria, por lo que esta muestra puede ser considerada representativa de
los estudiantes de la universidad.

4.2.2. SELECCIÓN DE LA MUESTRA

La muestra se ha seleccionado mediante un procedimiento aleatorio,


por rama de conocimiento y solo en titulaciones de grado que se impartieran
presencialmente en el Campus UIB de Palma de Mallorca.

En este estudio se han agrupado las titulaciones en las 5 ramas de


conocimiento que propone la UIB: Arte y Humanidades, Ciencias, Ciencias de
la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas e Ingeniería y Arquitectura. Cada rama
de conocimiento engloba las titulaciones de la UIB (Tabla 2).

Tabla 2. Población de la UIB del Campus Palma por ramas de conocimiento


(curso académico 2014-15)

Rama Estudios de grado Nº de matriculados


de conocimiento Campus Palma
Estudios Ingleses 246

Filosofía 138
ARTE Y
HUMANIDADES Historia 237

Historia del Arte 167

3
Datos obtenidos del documento de estadísticas de información de matrícula de alumnos del
curso 2014-2015 del portal de transparencia de la Universitat de les Illes Balears, disponible en la URL:
http://www.uib.cat/digitalAssets/423/423507_211.pdf

96
Capítulo 4: Metodología

Lengua y Literaturas 120


Catalanas
Lengua y Literaturas 161
Españolas

Biología 374

Bioquímica 223

CIENCIAS
Física 135

Química 151

Enfermería 548

CIENCIAS DE LA Fisioterapia 256


SALUD
Psicología 411

Doble titulación: 74
Administración de Empresas
y Derecho
Doble titulación: 0
Educación social y Trabajo
Social
Administración y 1.105
dirección de Empresas
Derecho 869

Economía 470
CIENCIAS SOCIALES
Y JURÍDICAS
Educación Infantil 477

Educación Primaria 1.039

Educación Social 390

Geografía 179

Pedagogía 266

97
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Relaciones Laborales 184

Trabajo Social 395

Turismo 603

Doble titulación: 12
Matemáticas e Ingeniería
Telemática
Edificación 302

Ingeniería 163
Agroalimentaria y del Medio
Rural
INGENIERÍA Y
Ingeniería Electrónica 242
ARQUITECTURA
Industrial y Automática
Ingeniería Informática 425

Ingeniería Telemática 116

Matemáticas 89

Total 10.567

En cada una de las ramas de conocimiento, entre todos los estudios


que pertenecen a cada rama, se han seleccionado aleatoriamente
estudiantes hasta alcanzar la muestra diana en cada rama. La unidad de
aleatorización ha sido, en una primera fase, el estudio universitario y, en una
segunda, el curso. En la Tabla 3 se puede ver la distribución de la población de
la UIB y la muestra obtenida por rama de conocimiento

Tabla 3. Distribución de la población de la UIB y cálculo de la muestra por


rama de conocimiento

Rama de conocimiento Población UIB Muestra obtenida

N % n %

Arte y Humanidades 1.069 10,12% 212 15,4%

Ciencias 883 8,36% 239 17,4%

98
Capítulo 4: Metodología

Ciencias de la Salud 1.215 11,50% 460 33,5%

Ciencias Sociales y Jurídicas 6.051 57,26% 254 18,5%

Ingeniería y Arquitectura 1.349 12,77% 208 15,1%

Total 10.567 100% 1.373 100%

4.2.3. RECLUTAMIENTO Y PARTICIPANTES

El reclutamiento de los estudiantes se realizó en el aula, en un día normal


de clase. A partir en primera instancia de la titulación de estudio y, en segundo
lugar, del curso, se contactaba con los profesores responsables de la
asignatura que tuviera un mayor número de matriculados y se les pedía que
cediesen 30 minutos de clase para que los alumnos que voluntariamente
quisiesen respondieran a los diferentes ítems y preguntas del cuestionario.

Previamente a la distribución del cuestionario, se facilitaba a los


estudiantes la información acerca del estudio, como el objetivo del mismo, las
características del instrumento, el modo de responder a éste y lo que
supondría su participación, así como que dicha participación era voluntaria y
anónima.

Asimismo, en el mismo cuestionario, aparecía en la parte superior la


misma información acerca del estudio que previamente se había
proporcionado de manera verbal. Una vez entregado el cuestionario
cumplimentado, no era posible asociar al participante con su cuestionario.

4.2.4. CRITERIOS DE INCLUSIÓN Y DE EXCLUSIÓN

Criterios de inclusión: se incluyeron todos los alumnos que,


voluntariamente, aceptaron participar en el estudio y quisieron cumplimentar
el cuestionario. Los participantes debían estar matriculados en alguna
titulación de Grado de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y estar cursando
sus estudios en la sede de Campus Palma.

99
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Criterios de exclusión: alumnos con un mal dominio de la lengua


castellana. Alumnado visitante o de programas de intercambio (SENECA,
ERASMUS o becas de cooperación).

4.3. DISEÑO DEL CUESTIONARIO

Tras la revisión de la literatura sobre el tema de estudio, el cuestionario


utilizado “Cuestionario de estilos de vida, salud y sentido de coherencia en
estudiantes universitarios” se elaboró a partir de la adaptación de 6
cuestionarios para obtener información específica de cada apartado. Se han
incluido aquellas cuestiones que recomiendan los expertos para objetivar el
sentido de coherencia, así como los principales indicadores sobre estilos de
vida, hábitos y comportamientos en salud desde el punto de vista
salutogénico. Los datos recogidos fueron supervisados por los investigadores,
tanto la investigadora principal de este estudio como un grupo de alumnos
colaboradores entrenados para resolver cuestiones relativas al desarrollo del
cuestionario, siendo ajenos al posterior procesamiento de los datos obtenidos.

El cuestionario final consta de 6 partes (Anexo 1):

- Datos generales: sociodemográficos, socioeconómicos, estado de salud


y calidad de vida percibidos.

- Cuestionario de Orientación de la Vida o SOC-29.

- Cuestionario de estrés académico en estudiantes universitarios (CEAU).

- Hábitos deportivos y motivaciones hacia la práctica de actividad física.

- International Physical Activity Questionnaire (IPAQ).

- Cuestionario de adherencia a la dieta mediterránea.

4.3.1. PROCEDENCIA Y CODIFICACIÓN DE LAS PREGUNTAS DEL CUESTIONARIO

En la Tabla 4 se presenta la distribución del cuestionario “Cuestionario


de estilos de vida, salud y sentido de coherencia en estudiantes universitarios”.

100
Capítulo 4: Metodología

Tabla 4: Distribución “Cuestionario de estilos de vida, salud y sentido de


coherencia en estudiantes universitarios”.

Dimensiones/ Factores Ítems Observaciones

Estudios 1, 5

Edad 2
Elaboración propia y
Sexo 6 preguntas modificadas
DATOS
de la ENS-2006
SOCIODEMOGRÁFICOS Estado civil 7 (Ministerio de Sanidad y
Consumo)
Datos familiares 8

Trabajo 9-10

DATOS Peso referido 3


ANTROPOMÉTRICOS Altura referida 4

Estado de
12
salud Preguntas modificadas
ESTADO DE SALUD Y
de la ENS-2006 y ESB-
CALIDAD DE VIDA
2006 (Agencia de Salud
PERCIBIDOS
Calidad de Pública de Barcelona)
13
vida

Financiación
11 Elaboración propia
estudios

Adaptación propia a
DATOS partir de la clasificación
SOCIOECONÓMICOS de la Sociedad
Clase social 14 Española de
Epidemiología
(Domingo-Salvany et
al., 2013)

Cuestionario de
Orientación de la Vida
SOC-29 15-43
SOC-29 (Rivera de los
Santos, 2012)

Cuestionario de Estrés
académico en
CEAU 44- 65 Estudiantes
Universitarios (García
Ros, 2012)

101
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Hábitos de
actividad física
personales 66, 67,
actuales 69-71
Elaboración propia y
Hábitos de preguntas modificadas
actividad física 68, 73- a partir del MIAFD
HÁBITOS DEPORTIVOS Y personales 75 (Cuestionario de
MOTIVACIONES HACIA LA pasados Motivaciones e
PRÁCTICA DE ACTIVIDAD
Motivaciones Intereses hacia las
FÍSICA
para la Actividades Físico-
72 Deportivas) (Pavon
práctica de
actividad física Lores, 2004)

Hábitos de
actividad física 76
familiares

IPAQ (Craig, et al.,


77-83 2003; Hallal & Victora,
IPAQ 2004)

Cuestionario de
CUESTIONARIO DE adherencia a la dieta
84-97
ADHERENCIA A LA DIETA mediterránea (Martínez
MEDITERRÁNEA González et al., 2004)

4.3.2. BASE CONCEPTUAL Y DEFINICIÓN DE LAS VARIABLES: RECOGIDA Y


MEDICIÓN

A partir de los objetivos planteados en esta investigación y de los


hallazgos encontrados en la literatura sobre las variables usadas en otros
estudios de temática similar o afín a este, así como por la opinión de los
diferentes expertos en los temas planteados en este estudio, se seleccionaron
las variables que se siguen a continuación.

Una vez seleccionadas las variables, se las ha definido a nivel


conceptual y operativo, especificando la escala de medida que se ha
utilizado en la recogida y en el análisis de los datos. En la mayoría de los casos,
se han adoptado definiciones previamente usadas y validadas por otras
investigaciones, para poder así comparar los resultados con otros trabajos.

102
Capítulo 4: Metodología

4.3.2.1. DATOS GENERALES

En este apartado se ha obtenido la información respecto a las


características demográficas, sociales, económicas y de la ocupación de la
persona entrevistada, así como de otros miembros que vivieran en su núcleo
familiar. También los datos relacionados tanto con su estado de salud como
calidad de vida percibidos. La finalidad del análisis descriptivo de los datos
sociodemográficos es la de describir y caracterizar la muestra.

4.3.2.2. DATOS DEMOGRÁFICOS

En este apartado se han solicitado datos demográficos como la


titulación, el curso, el sexo, la edad, el estado civil, el número de hijos, si
actualmente está trabajando y, en caso afirmativo, cuántas horas semanales.

4.3.2.3. DATOS SOCIOECONÓMICOS

Aquí se ha preguntado por la vía principal de financiación de estudios,


así como por la ocupación propia y de progenitores.

La medida de clase social se puede obtener a partir de distintos


indicadores (ocupación, educación, ingresos, propiedades materiales, etc.)
(180). Este determinante de la salud es una medida de posición
socioeconómica. Existen estudios que concluyen que las personas de clase
social menos favorecida presentan un peor estado de salud, así como
conductas de mayor riesgo en sus estilos de vida que las personas de clases
sociales más favorecidas (62,181,182). La variable más utilizada para medir la
clase social es la ocupación. En este estudio la clase social se ha obtenido a
partir de la propuesta de la Sociedad Española de Epidemiología (183), que
introduce los dos indicadores de ocupación y nivel de estudios.

La variable “nivel de estudios” no se ha preguntado de manera explícita


en el cuestionario de este estudio. Esta variable se considera un indicador del
nivel de educación de una persona. Además, es capaz de predecir
aproximadamente el nivel socioeconómico de los individuos, por su fuerte
asociación con los ingresos y el nivel de vida (184). La forma más común de
103
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

medir el nivel de estudios es mediante la titulación de mayor nivel alcanzada


de la unidad familiar. Considerando que el cuestionario va dirigido a
estudiantes universitarios, directamente se ha considerado que este es el
mayor nivel de estudios alcanzado por la unidad familiar, por lo que no se
consideró preciso introducir la pregunta de nivel de estudios de la unidad
familiar en el cuestionario.

Para obtener la clase social, se ha tomado como referencia la


Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO) de 2011. Las clases obtenidas a
partir de la ocupación han sido (183):

 Categoría I: Directores/as y gerentes de establecimientos de 10 o más


asalariados/as y profesionales tradicionalmente asociados/as a
licenciaturas universitarias

 Categoría II: Directores/as y gerentes de establecimientos de menos de


10 asalariados/as, profesionales tradicionalmente asociados/as a
diplomaturas universitarias y otros/as profesionales de apoyo técnico.
Deportistas y artistas.

Las categorías I y II incluyen a directores/as y gerentes de


establecimientos empresariales, sin diferenciar entre administración pública y
empresa privada; profesionales asociados a formación universitaria y,
finalmente, deportistas y artistas. En total estas dos categorías recogen 28 y 24
códigos de la CNO-11, 10 de los cuales pueden ser recogidos en ambas
categorías si no se dispone de la información del número de asalariados/as en
la empresa.

 Categoría III: Ocupaciones intermedias: asalariados/as de tipo


administrativo y profesionales de apoyo a la gestión administrativa y de
otros servicios.

 Categoría IV: Trabajadores/as por cuenta propia.

Esta categoría recoge a todas aquellas personas que se identifican


explícitamente como autónomos o por cuenta propia, sin asalariados a su
cargo. En esta categoría no se incluyen profesionales tradicionalmente

104
Capítulo 4: Metodología

asociados/as a formación universitaria que desempeñen actividades


profesionales por cuenta propia.

 Categoría V: Supervisores/as y trabajadores/as en ocupaciones


técnicas cualificadas.

 Categoría VI: Trabajadores/as cualificados/as del sector primario y


otros/as trabajadores/as semicualificados/as.

 Categoría VII: Trabajadores/as no cualificados/as.

En nuestro estudio, para el análisis de los datos, se ha agrupado la clase


social siguiendo el criterio propuesto para la Clase Social Ocupacional (CSO)
formando tres grupos (185): Directores/as, gerentes y/o profesionales
universitarios/as (categorías I y II); Ocupaciones intermedias y trabajadores/as
por cuenta propia (categorías III y IV); trabajadores manuales (categorías V, VI
y VII) (183). Para obtener esta información se ha preguntado por la ocupación
del individuo a estudio, así como los de su padre y madre. El nivel de estudios
se ha considerado el del encuestado (estudios universitarios). Para obtener la
clase social familiar, se ha seleccionado la información que presentaba mayor
puntuación para la clase social en el índice de clasificación de ocupaciones.

4.3.2.4. DATOS ANTROPOMÉTRICOS

En el cuestionario se solicitó información acerca del peso y altura de


una manera autodeclarada. Existen estudios que concluyen que, a la hora de
autodeclarar estas medidas, existe una tendencia a sobredeclarar altura e
infraponderar el peso. No obstante, muchos estudios epidemiológicos intentan
evaluar la presencia de sobrepeso u obesidad basándose en esta información
autodeclarada por el participante (186), y se han observado buenas
correlaciones entre las medidas declaradas y las medidas reales (187–189).

Para valorar el peso corporal y determinar el exceso de peso y obesidad


se ha usado el Índice de Masa Corporal (IMC), que se calcula a partir del peso
y la talla. Para calcularlo, se sigue la fórmula: IMC= peso (kg)/ talla (m)2.

El IMC es el índice utilizado para definir la obesidad por la mayoría de


estudios epidemiológicos, y se recomienda su uso tanto por diversas
105
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

sociedades médicas como por organizaciones de salud internacionales para


su uso clínico. Esto es debido a su reproducibilidad, facilidad de utilización y
capacidad de reflejar la obesidad en la mayoría de la población. Se acepta
como punto de corte para definir la obesidad valores para el IMC≥30 kg/ m 2.
En este estudio se han utilizado los criterios de la Sociedad Española para el
Estudio de la Obesidad (SEEDO) para definir la obesidad (ver Tabla 5) (135).

Tabla 5. Criterios SEEDO para definir la obesidad en grados según el IMC en


adultos.

Categoría Valores límite del IMC (kg/m2)

Peso insuficiente >18,5

Normopeso 18,5- 24,9

Sobrepeso grado I 25,0 - 26,9

Sobrepeso grado II (preobesidad) 27,0 - 29,9

Obesidad tipo I 30,0- 34,9

Obesidad tipo II 35,0- 39,9

Obesidad tipo III (mórbida) 40,0- 49,9

Obesidad tipo IV (extrema) ≥50

Para simplificar los resultados, y siguiendo la misma línea que estudios


previos (185,190), en la Tabla 6 se puede ver como a partir de la clasificación
SEEDO se recategorizó la variable en solo 4 categorías (cada una contiene
una o varias categorías anteriores).

Tabla 6. Clasificación simplificada según IMC

Categoría simplificada Categoría SEEDO

Peso insuficiente Peso insuficiente

106
Capítulo 4: Metodología

Normopeso Normopeso

Sobrepeso grado I
Sobrepeso
Sobrepeso grado II (preobesidad)

Obesidad tipo I

Obesidad tipo II
Obesidad
Obesidad tipo III (mórbida)

Obesidad tipo IV (extrema)

4.3.2.5. ESTADO DE SALUD Y CALIDAD DE VIDA PERCIBIDOS

En este apartado se han solicitado datos sobre el estado de salud y


calidad de vida autodeclarados y basados en la percepción del encuestado,
así como su peso y talla.

Se trata de medidas subjetivas del estado de salud y calidad de vida


basadas en la percepción y evaluación de su propia salud por parte del
encuestado. Concretamente, los estudiantes deben calificar su salud y
calidad de vida en una escala desde muy malo/a a muy bueno/a. Esta
medida es un instrumento bien establecido en el estudio de la salud y ha
resultado útil en numerosos estudios epidemiológicos (191).

La autovaloración del estado de salud es un indicador relacionado con


la información y la percepción que tiene el individuo de la calidad de vida a
través de un juicio subjetivo. Se usa como indicador global de salud. La
calidad de vida se define como la percepción del individuo en la vida en el
contexto de la cultura y el sistema de valores en el que vive y en relación con
sus objetivos, expectativas, normas e intereses. En este concepto influyen
múltiples factores (salud física, estado psicológico, nivel de independencia,
relaciones sociales y relación con su entorno).

Tanto la salud como la calidad de vida percibidos se obtienen a partir


de una pregunta genérica sobre la salud del individuo: “¿Consideras que tu
estado de salud/calidad de vida en general es…?”. En la autovaloración
107
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

existen cinco respuestas posibles: “muy bueno/a”, “bueno/a”, “regular”,


“malo/a” y “muy malo/a”, considerándose a efectos del análisis como
ausencia de buna salud a las personas que manifestaron tener un estado de
salud o bien “regular”, o “malo/a” o “muy malo/a”.

4.3.2.6. CUESTIONARIO DE ORIENTACIÓN DE LA VIDA

Cuestionario de Orientación de la Vida (OLQ-29) o Sentido de


Coherencia (SOC-29). Es un cuestionario de salud positiva y ajuste psicológico.
El instrumento empleado en la evaluación del SOC fue la escala SOC-29
(Antonovsky, 1987), que consta de 29 ítems que deben ser contestados en una
escala tipo Likert de 1 a 7. La escala proporciona una puntuación global de
sentido de coherencia, así como puntuaciones separadas para cada uno de
sus componentes: comprensibilidad, manejabilidad y significatividad. Debido a
la estrecha vinculación entre los tres componentes, Antonovsky (1993)
recomienda el empleo de la puntuación global, una recomendación que ha
sido seguida en el presente trabajo. La escala ha mostrado adecuadas
propiedades psicométricas de validez y fiabilidad en distintos países (8,24,32) y
diversos grupos culturales (192).

Debido a que no existe ninguna validación respecto a los puntos de


corte para clasificar el nivel del SOC en fuerte, moderado y débil, los puntos de
corte se han basado en terciles según las puntuaciones de SOC de nuestra
muestra, tal y como se ha mostrado efectivo en anteriores estudios
(37,159,193).

4.3.2.7. CUESTIONARIO DE ESTRÉS ACADÉMICO (CEAU)

Este cuestionario es una ampliación del Inventario de Estrés Académico


(IEA), validado por Polo et al. (141,194) que se usó en un estudio en el marco
del programa PLANES de la Universidad de Valencia en el curso académico
2006-2007, y en el que se evaluó el nivel de estrés académico de los
estudiantes de nuevo acceso a la universidad mediante este cuestionario y
una serie de cuestiones abiertas en las que se les demandaba que

108
Capítulo 4: Metodología

describieran otras situaciones o eventos que les hubieran generado niveles


elevados de estrés. El análisis de las cuestiones abiertas permitió constatar la
existencia de diez nuevas situaciones estresantes ampliamente destacadas por
los estudiantes y que no eran contempladas en el IEA. En función de estos
resultados, se decidió ampliar el IEA conformando el Cuestionario de Estrés
Académico en la Universidad (CEAU).

El CEAU es un instrumento autoadministrado de 21 ítems relativos a


situaciones potencialmente estresoras en el ámbito universitario, elaborado a
partir de la revisión y ampliación del IEA. Las respuestas de los participantes
indican el nivel de estrés que experimentan en las mismas utilizando una escala
tipo Likert de 1 a 5, en la que 1 significa “nada de estrés” y 5 “mucho estrés”. La
escala proporciona una puntuación separada según 4 factores, obteniéndose
la puntuación directa en cada factor como el sumatorio de los ítems
individuales que integra (139):

- Obligaciones académicas (OA). Nivel de estrés relacionado con la


realización de tareas, actividades y pruebas de evaluación en las distintas
materias. Sus elementos se relacionan con la falta de tiempo para
desarrollar las actividades, la sobrecarga académica, la realización de
trabajos obligatorios, el exceso de responsabilidades por cumplir con las
obligaciones académicas y la realización de exámenes. Integra los ítems
44, 48, 50, 52, 53, 57, 58.

- Expediente y perspectivas de futuro (EF). Nivel de estrés generado por la


anticipación de situaciones o potenciales problemas académicos futuros,
tales como concluir los estudios en los plazos estipulados, obtener
calificaciones elevadas, mantener o conseguir una beca para seguir
estudiando, la elección de materias e itinerarios durante la carrera y la
presión familiar por obtener buenos resultados. Integra los ítems 59, 60, 61,
62, 63, 64.

- Dificultades interpersonales (DI). Nivel de estrés generado por los problemas


o conflictos con compañeros y profesores, así como el relacionado con la
competitividad académica. Integra los ítems 51, 55, 56.

109
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

- Expresión y comunicación de ideas (EC). Nivel de estrés en las situaciones


que exigen exponer y expresar ideas propias, ya sea en la presentación de
trabajos, la participación e intervención en las actividades de clase o
interactuar con los profesores en horario de tutorías. Integra los ítems 45, 46,
47.

En el estudio de García Ros et al. (139), en la estructura factorial de la


escala, se desestimaron los ítems 49 (“Masificación en las aulas”) y 54
(“Trabajar en grupo”) ya que no alcanzaron la saturación factorial mínima
considerada. Con el objetivo de poder comparar los resultados obtenidos con
valores que se encuentran en la bibliografía, también se han desestimado en
nuestro análisis. Asimismo, al “Cuestionario de estilos de vida, salud y sentido de
coherencia en estudiantes universitarios” se le añadió el ítem 65
complementario “Presión económica para poder continuar con los estudios”
que podría incluirse en el factor EF, pero que finalmente también se desestimó
para este análisis al no pertenecer al cuestionario validado.

4.3.2.8. HÁBITOS DEPORTIVOS Y MOTIVACIONES HACIA LA PRÁCTICA DE


ACTIVIDAD FÍSICA

En este apartado se realizan preguntas sobre los hábitos y motivaciones


hacia la práctica deportiva. Para ello se tomaron una serie de preguntas del
cuestionario Motivaciones e Intereses hacia las Actividades Físico-Deportivas
(MIAFD) (98) con el objeto de conocer las opiniones que muestran los
estudiantes universitarios en su relación con la práctica de actividades físico-
deportivas. También nos interesa conocer si han percibido cambios en relación
a este hábito desde su entrada en la universidad, y en caso de que éstos se
hubieran producido, conocer en qué sentido (positivos o negativos).
Adicionalmente, nos interesa conocer las motivaciones que llevan a la
práctica de actividad física desde una visión más positiva (buscando activos
en salud) y no desde el punto de vista de las barreras o limitaciones a la
actividad física, así como de su entorno social, quién realiza alguna actividad
física o deporte de manera regular.

110
Capítulo 4: Metodología

También se recoge información acerca del entorno social del individuo,


para averiguar quién de su entorno realiza actividad física de manera
habitual, ya que otros estudios sugieren que existe una relación entre la
práctica de actividad física de los estudiantes universitarios y la de sus
progenitores (195).

4.3.2.9. INTERNATIONAL PHYSICAL ACTIVITY QUESTIONNAIRE (IPAQ)

El uso de instrumentos auto-administrados para monitorizar la actividad


física en el tiempo tiene ciertas limitaciones debido a la gran diversidad de
actividades que se realizan cada día por personas con diferentes tipos de
trabajos, responsabilidades domésticas, hábitos de transporte y hobbies en su
tiempo de ocio (78).

El IPAQ es un instrumento validado para la vigilancia y monitorización de


la actividad física consensuado y propuesto por el grupo EUROHIS (196). El
IPAQ se desarrolló en Ginebra en 1998 por un Grupo de Consenso
Internacional que planteó la necesidad de proporcionar un instrumento
óptimamente desarrollado que pudiese ser utilizado a escala internacional y
que facilitase una herramienta que permitiese obtener estimaciones
comparables de la actividad física. En el año 2000 se obtuvieron estudios de
confiabilidad y validez en 12 países, por lo cual se aprobó en muchos de ellos
su utilización para investigaciones de prevalencia de participación en
actividad física. Entre las ventajas de este método destacan (197): no afectar
al patrón habitual de actividad física del individuo, ser fáciles de administrar,
no ser caros y permitir recoger información de grandes grupos de población.
Además, obtienen datos sobre los diferentes patrones de actividad física y se
utiliza para investigaciones de prevalencia de participación en actividad física.
Existen varios modelos de cuestionarios para registrar la actividad física. En
nuestro caso, para la medición de la actividad física se ha utilizado la versión
reducida y en castellano del cuestionario International Physical Activity
Questionary (IPAQ) (198,199). El cuestionario utilizado en este estudio indaga
sobre la participación en tres categorías de actividad física: caminar,

111
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

actividades de intensidad moderada y actividades de intensidad vigorosa.


Como resultado final se obtiene el gasto energético semanal del encuestado.

Para evaluar la puntuación final del IPAQ, se incorporaron los ítems 77-
83, en los que se preguntaba por los días a la semana en los que se realizaban
actividades vigorosas, moderadas y/o caminar, y luego se les preguntaba
cuánto tiempo (en horas y minutos) le solían dedicar a una de esas
actividades. También se les preguntó cuánto tiempo pasaban sentados
durante un día hábil de media. A partir del tipo de actividad y la energía
requerida medida en METS, según la propuesta de Ainsworth et al.:

 caminar= 3,3 METS,

 actividad moderada= 4 METS,

 actividad vigorosa= 8 METS,

y los minutos destinados a estas actividades se construye una escala en


MET-minutos (78).

A partir de la intensidad medida en METS y de la duración y la


frecuencia de la actividad se ha calculado el índice energético:

Índice energético = intensidad (METS) * duración (minutos) * frecuencia (días)

Existen tres niveles de actividad física para clasificar a los individuos4:

- Alto

- Moderado

- Inactivo o insuficientemente activo

La participación regular en la actividad física es un factor clave incluido


en las guías de salud pública para AF (200). Así, tanto el volumen total como la
cantidad de días/sesiones deben incluirse en los algoritmos para calcular el
IPAQ. Los criterios para determinar estos niveles han tenido en cuenta el hecho
de que en el IPAQ se recogen preguntas de todos los aspectos de la vida

4
Clasificación siguiendo los criterios del grupo internacional del IPAQ, disponible en la URL:
www.ipaq.ki.se

112
Capítulo 4: Metodología

diaria, resultando en estimaciones de medias más altas de MET-minutos que si


solo se hubieran tenido en cuenta las actividades en el tiempo de ocio.

Puesto que la valoración total del IPAQ mide la actividad física en todos
los aspectos de la vida diaria, las recomendaciones de “actividad física en el
tiempo de ocio” de 30 minutos la mayoría de días, va a cumplirse en la
mayoría de adultos. En términos absolutos, 30 minutos de actividad física
moderada-intensa es un nivel bajo de AF y equivale a niveles basales de
actividad en adultos a lo largo del día. Así pues, es necesario un punto de
corte para describir los niveles de actividad física asociada con los beneficios
para la salud.

Los criterios necesarios para cumplir esta clasificación son:

- Alto: cuando se cumple, al menos, uno de los dos criterios siguientes:

o Realizar AF de intensidad vigorosa al menos 3 días a la semana


consiguiendo un total de al menos 1500 MET-minutos/semanales

o Realizar AF de cualquier combinación entre caminar, intensidad


moderada o intensidad vigorosa al menos 7 días o más a la
semana, consiguiendo un total de al menos 3000 MET-
minutos/semanales

- Moderado: cuando se cumple cualquiera de los tres criterios siguientes:

o Realizar AF de intensidad vigorosa al menos 3 días a la semana


durante al menos 20 minutos diarios

o Realizar AF de intensidad moderada y/o caminar al menos 5 días


a la semana durante al menos 30 minutos diarios

o Realizar AF de cualquier combinación entre caminar, intensidad


moderada o intensidad vigorosa al menos 5 días o más a la
semana, consiguiendo un total de al menos 600 MET-
minutos/semanales

- Inactivo o insuficientemente activo: se incluyen los individuos que no


cumplen los criterios de las dos categorías anteriores.

113
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

4.3.2.10. CUESTIONARIO DE ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA

Este cuestionario corresponde a la necesidad de poder cuantificar de


manera simplificada la adherencia a los elementos cardioprotectores de la
dieta mediterránea. De esta manera, se puede obtener de forma rápida una
valoración inmediata de dicha adherencia (201). Este cuestionario consta de
14 preguntas sobre el consumo de determinados alimentos (respuesta sí/no)
y/o de la cantidad de determinados alimentos que se consumen diaria o
semanalmente. A cada respuesta determinada se le asigna una puntuación
de 1 ó 0 puntos según los criterios establecidos. Si la suma total es menor a 9, se
considera que el individuo tiene una baja adherencia a la dieta mediterránea.
Si el valor es igual o mayor que 9, se considera que el individuo tiene una
buena adherencia.

4.4. ANÁLISIS ESTADÍSTICO DE LOS DATOS

Una vez finalizado el trabajo de campo se procedió a la introducción


(mediante lector óptico), depuración y preparación de los datos obtenidos,
para así poder realizar el análisis estadístico. Los resultados fueron recogidos en
una hoja de cálculo de Microsoft Office Excel 2007, posteriormente convertidos
a una base de datos y analizados mediante el programa estadístico IBM SPSS
Statistics versión 23. A la hora de realizar los análisis, se tuvo en cuenta en cada
caso particular usar solo los cuestionarios que tenían todas las preguntas de las
variables a analizar cumplimentadas, desestimando aquellos cuestionarios que
tenían solo parcialmente cumplimentada la variable de análisis. Se ha
realizado un análisis descriptivo de las variables cualitativas, calculando la
frecuencia y distribución de respuestas de cada una de ellas. Los resultados de
las variables cuantitativas con distribución normal se expresan como media
con su desviación estándar (DE). En caso de variables cuantitativas no
paramétricas, como mediana y rango intercuartílico (RI: P25- P75). Determinadas
variables (tanto cualitativas como cuantitativas) se recategorizaron para
completar una parte de los análisis o para simplicar su interpretación. Dichas
variables fueron:

114
Capítulo 4: Metodología

- Ocupación: se recategorizó en variables categóricas ordinales (clase


social ocupacional familiar),

- IMC: se transformó en una variable categórica ordinal (clasificación


simplificada a partir SEEDO),

- IPAQ: se transformó en una variable categórica ordinal según el nivel de


práctica de actividad física (alto, moderado e inactivo o
insuficientemente activo),

- Dieta mediterránea: se transformó en una variable categórica


dicotómica (sí adherencia o no adherencia),

- Edad: se recategorizó en una variable categórica ordinal de dos grupos


(jóvenes y mayores).

Los datos fueron en primer lugar sometidos a análisis exploratorio para


comprobar si las variables su ajustan a una distribución normal mediante la
prueba de Kolmogorov-Smirnov.

Una vez realizada la comprobación, se procedió al análisis de


asociación bivariante de variables categóricas mediante el test de la χ2, la
ANOVA para comparar medias de varios grupos (con corrección del
estadístico exacto de Fisher cuando las condiciones lo requirieron), la t de
Student para muestras independientes (para la comparación de medias) en
variables continuas con distribución normal, o bien, las pruebas no
paramétricas de U de Mann-Whitney, Willcoxon y H de Kruskal-Wallis, según
procediera.

En cuanto a los resultados obtenidos con las correlaciones de Pearson y


Spearman, se consideró la fuerza de asociación entre las dos variables. Si el
valor de la correlación <0,30 la asociación se consideró débil; si el valor estaba
entre 0,30-0,70 la asociación se consideró moderada; si el valor era >0,70 la
asociación se consideró fuerte.

En los casos en que existía correlación entre las variables y era objetivo
del estudio conocer la OR entre dos variables, se realizó un análisis de riesgo.

115
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

4.5. RIGOR METODOLÓGICO Y LÍMITES DEL ESTUDIO

La principal limitación de este estudio fue el uso de datos auto-referidos,


al utilizar como instrumento de recogida de datos un cuestionario auto-
administrado y auto-cumplimentado. Por ejemplo, en el caso de determinadas
variables, como el peso y la talla, existe una tendencia de los participantes a
infraestimar su peso y sobrestimar su altura. No obstante, estudios anteriores
con cuestionarios similares constatan la validez de los datos auto-referidos
(187,195). También puede existir el sesgo por deseabilidad social y el sesgo de
pertinencia o membresía.

A pesar de que los cuestionarios IPAQ y adherencia a la dieta


mediterránea también son autocumplimentados sobre datos autodeclarados,
recordar que la posible discrepancia entre la respuesta y la realidad ya está
contemplada al ser dos cuestionarios validados. Las variables que recogen son
difíciles de medir en epidemiología, ya que los individuos pueden modificar
tanto su actividad física como su dieta de un día para otro, sobretodo en
diferentes momentos del año académico. Así pues el sesgo de mala
clasificación en la exposición debería estar neutralizado al estar validados.

Aunque los participantes de este estudio son universitarios de las


diferentes titulaciones pertenecientes a todas las ramas de conocimiento, no
puede considerarse que la muestra sea representativa de la población
universitaria española, ya que en la UIB no se presentan todos los estudios
presentes en el Estado español.

Por último, ya que este estudio es de carácter observacional de tipo


transversal, no se puede establecer una relación de causalidad.

4.6. CONSIDERACIONES Y/O ASPECTOS ÉTICOS

En todo momento el equipo investigador se ha comprometido a


respetar los principios éticos de la investigación en ciencias de la salud
establecidos a nivel nacional e internacional (Declaración de Helsinki),

116
Capítulo 4: Metodología

poniendo especial atención en el anonimato de los participantes y en la


confidencialidad de los datos recogidos.

Este proyecto tiene la conformidad del Comité Ético de Investigación


de les Illes Balears (CEI-IB). La participación en el estudio ha sido voluntaria de
forma que los participantes consintieron participar en el estudio al aceptar
cumplimentarlo después de haber recibido información suficiente sobre la
naturaleza del mismo. Para ello se les explicó de forma oral antes de la
cumplimentación del cuestionario el objetivo del estudio, el uso de los datos
con fines estadísticos y epidemiológicos, así como garantizando el anonimato
de los participantes.

Los datos recogidos para el estudio están identificados mediante un


código, y una vez entregado el cuestionario cumplimentado, no es posible
relacionar dichos datos con los participantes. La identidad de los participantes
no ha sido revelada en ningún informe de este estudio. Los investigadores no
han difundido ni difundirán información alguna que pueda identificarles. En
cualquier caso, el equipo investigador se ha comprometido a cumplir
estrictamente la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de
Datos de Carácter Personal, garantizando al participante en este estudio que
podrá ejercer sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición
de los datos recogidos ante el investigador principal.

4.7. DIFUSIÓN DE LOS RESULTADOS

Este estudio ha sido financiado por el Colegio Oficial de Enfermería de


las Islas Baleares en el marco de las Ayudas a Proyectos de Investigación (PI-
486-12).

Se ha presentado una comunicación en el Certamen de Enfermería del


COIBA, celebrado en Palma de Mallorca en mayo 2016 titulada “Actividad
física y activos en salud en estudiantes universitarios”. Esta comunicación está
en el marco de la ayuda a proyectos del Col·legi Oficial d’Infermeria de les
Illes Balears (COIBA) por la ayuda concedida al proyecto nº486-12.

117
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Otra comunicación fue presentada en las XV Jornadas del


Mediterráneo celebrado en Palma de Mallorca en noviembre de 2016 titulada
“Actividad física y promoción de la salud en mujeres estudiantes universitarias
de la Universitat de les Illes Balears”.

Se ha presentado una ponencia en la XV International Summer School In


Health Promotion celebrada en Palma de Mallorca en mayo de 2017 titulada
“Physical Activity & Health in University students. A salutogenic approach”.

También se ha presentado un resumen para otra comunicación en el


VIII Congreso Iberoamericano de Universidades Promotoras de la Salud,
aceptada para su presentación en el congreso que tendrá lugar en junio de
2017 en Alicante, titulada “Sentido de coherencia, salud y calidad de vida en
estudiantes de la Universitat de les Illes Balears”.

Asimismo, se prevé la publicación de varios artículos en revistas con


factor de impacto a partir de los resultados obtenidos en esta tesis sobre los
estilos de vida en estudiantes universitarios, las variables sociodemográficas y
su relación con el sentido de coherencia desde la perspectiva del modelo
salutogénico.

118
Capítulo 5: Resultados

CAPÍTULO 5: RESULTADOS

5.1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS, ANTROPOMÉTRICAS,


ESTADO DE SALUD, CALIDAD DE VIDA, SENTIDO DE COHERENCIA Y ESTILOS
DE VIDA DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

5.1.1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LOS ESTUDIANTES


UNIVERSITARIOS

La muestra final según área de conocimiento superó el tamaño mínimo


necesario que se había calculado inicialmente de 200 estudiantes. En la Tabla
7Tabla 7 se puede observar la distribución de la muestra por rama de
conocimiento en comparación con la población de la UIB.

Tabla 7. Distribución de la muestra por área de conocimiento

Rama de conocimiento Población UIB Muestra obtenida

N % n %

Arte y Humanidades 1069 9,52% 212 15,40%

Ciencias 883 7,86% 239 17,40%

Ciencias de la Salud 1345 11,98% 460 33,50%

Ciencias Sociales y Jurídicas 6582 58,62% 254 18,50%

Ingeniería y Arquitectura 1349 12,01% 208 15,10%

Total 11228 100% 1373 100%

119
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Las mujeres representan el 56,6% y los hombres el 43,4% de la muestra.


Esta distribución es similar a la población de la UIB, en la que las mujeres
representan el 59,1% y los hombres el 40,9%5.

Existen diferencias estadísticamente significativas entre sexos según la


rama de conocimiento (χ2=130,79; p<0,001). Hay determinadas ramas de
conocimiento (ver Figura 3) con predominancia de mujeres (como ciencias de
la salud y ciencias sociales y jurídicas), y otras con predominancia masculina
(como ingeniería y arquitectura).

Figura 3. Distribución por sexo según área de conocimiento

80%
74%
68,30% 68,90%
70%

60% 58%
53,60%

50% 46,40%
42%
Hombres
40%
31,70% 31,10%
Mujeres
30% 26%

20%

10%

0%
Arte y Ciencias Ciencias de Ciencias Ingeniería y
Humanidades la Salud Sociales y Arquitectura
Jurídicas

5
Datos obtenidos del documento de estadísticas de información de matrícula de alumnos del
curso 2014-2015 del portal de transparencia de la Universitat de les Illes Balears, disponible en la URL:
http://www.uib.cat/digitalAssets/423/423507_211.pdf

120
Capítulo 5: Resultados

Los estadísticos descriptivos de la edad de los sujetos indican, como se


puede observar en la Tabla 8, una gran variabilidad que queda en evidencia
por la diferencia entre la media y la mediana de la distribución, en la
desviación típica de los mismos y en los índices de asimetría y apuntamiento.
Todo ello nos lleva a establecer que el valor de la media de edad está siendo
afectado por la presencia de valores alejados o datos extremos que podemos
identificar a través del gráfico de caja de la Figura 4.

Tabla 8. Estadísticos descriptivos de la edad

Media 22,14

Mediana 20,00

Desviación estándar 5,62

Varianza 31,61

Asimetría 3,29

Error estándar de asimetría ,066

Curtosis 14,09

Error estándar de curtosis 0,13

Rango 51,0

Mínimo 17,0

Máximo 68,0

La presencia de estos datos extremos puede sesgar la media de la


muestra y alterar las estimaciones que se hacen a partir de ella. Se hace
pertinente hacer un análisis de sensibilidad para homogeneizar los grupos de
edad depurando los valores más alejados. Para ello, teniendo en cuenta que
el valor “32” (años) sería el primero de los valores más alejados, se vuelve a
analizar la variable edad con valores inferiores al mismo, y así sucesivamente,
hasta obtener un gráfico de caja que no presente valores alejados y permita
establecer el primer grupo homogéneo para la variable analizada. Cuando la
edad toma como valor máximo 27 (años) se obtiene un gráfico sin ningún
valor alejado (Figura 5).

121
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Figura 4. Edad de los sujetos

Figura 5. Gráfico de caja sin ningún valor de edad alejado

122
Capítulo 5: Resultados

Se establece el primer grupo de edad que engloba a 1221 individuos


con edades comprendidas entre los 17 y los 26 años. Los estadísticos de este
grupo, en el que se agrupa al 88,9% de los sujetos, se presentan en la Tabla 9.

Tabla 9. Estadísticos descriptivos del grupo de edad de 17 a 26 años

Media 20,56

Mediana 20,00

Desviación estándar 2,11

Varianza 4,44

Asimetría 0,82

Error estándar de asimetría 0,070

Curtosis -0,041

Error estándar de curtosis 0,14

Rango 9,0

Mínimo 17,0

Máximo 26,0

La media de edad de este grupo de jóvenes, con valor de 20,6 (DE 2,1)
años, disminuye de manera significativa respecto al valor anterior, situado en
22,1 (DE 5,6) años. Los índices de dispersión también toman valores inferiores.
En cuanto la media de edad según sexo, también difiere de los valores
anteriores (que en hombres era de 22,4 (DE 6,2) años y en mujeres de 21,9 (DE
5,1) años), siendo las medias de este grupo de jóvenes en los hombres de 20,6
(DE 2,2) años y la de las mujeres de 20,5 (DE 2,0) años.

El segundo grupo de edad (ver estadísticos en Tabla 10) engloba a


todos aquellos individuos entre 27 y 68 años (n=152 personas; 11,1% de la
muestra tomada). Este segundo grupo homogéneo de mayores tampoco
presenta valores alejados. En cuanto la media de edad según sexo de este
grupo de mayores, la media de los hombres es de 36,0 (DE 9,4) años y la de las
mujeres es de 33,9 (DE 7,1) años.

123
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Tabla 10. Estadísticos descriptivos del grupo de edad de 27 a 68 años

Media 34,84

Mediana 32,00

Desviación estándar 8,30

Varianza 68,94

Asimetría 1,37

Error estándar de asimetría 0,197

Curtosis 1,72

Error estándar de curtosis 0,39

Rango 41,0

Mínimo 27,0

Máximo 68,0

Para analizar la variable edad en la muestra (siempre que se use como


variable independiente), se categorizará en dos grupos: el primero que incluye
a los estudiantes más jóvenes (entre 17 y 26 años), y un segundo que incluye a
los más mayores (entre 27 y 68 años). Se puede observar el resumen en la Tabla
11. A partir de estos grupos, se realizaron diferentes análisis de sensibilidad
(tanto para el grupo edad total, como el grupo jóvenes y el grupo adultos). No
existieron diferencias en los resultados obtenidos en el caso “edad total” y
“jóvenes”, pero los valores de medias con el grupo mayores sí que se alejaron y
modificaron algunos resultados.

Tabla 11. Resumen datos para ambos grupos de edad.

% del total Media de edad DE

Jóvenes (n= 1221) 88,93% 20,56 2,11

Adultos (n=152 ) 11,07% 34,84 8,30

124
Capítulo 5: Resultados

Al analizar la distribución según curso realizado (ver Figura 6), un 38% de


la población estaba cursando primer curso, un 24,7% estaba cursando
segundo, un 21,2% estaba cursando tercero y un 16,1% estaba cursando
cuarto.

Figura 6. Distribución de la muestra según curso realizado

16,1%

1er curso
38,0%
2º curso
21,2%
3er curso

4º curso

24,7%

Si se analiza la distribución según curso teniendo en cuenta los grupos


de edad antes establecidos (ver Tabla 12), la distribución apenas sufre
modificaciones en el grupo de jóvenes, pero sí en el de mayores.

Tabla 12. Distribución según curso del grupo de edad jóvenes

Curso % grupo edad jóvenes % grupo edad mayores

1er curso 40,4% 19,1%

2º curso 24,8% 23,7%

3er curso 20,6% 26,3%

4º curso 14,3% 30,9%

Total 100% 100%

Se pueden comparar en la Tabla 13 las medias de edad (DE) según


curso de los diferentes grupos de edad (total muestra edad, grupo edad
125
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

jóvenes y grupo edad mayores). Esta diferencia de medias es significativa en el


total de la muestra edad (excepto para las medias de edades comprendidas
entre los cursos de segundo respecto tercero) y en todos los valores del grupo
jóvenes. No es así es en el grupo de mayores (p=0,33).

Tabla 13. Media de edad según curso (según grupos de edad)

Media Desviación Media Desviación Media Desviación


edad estándar edad estándar edad estándar
total grupo grupo
muestra jóvenes mayores

1er curso 20,24 4,89 19,31 1,77 36,00 10,84

2º curso 22,32 5,94 20,65 1,79

3er curso 23,19 5,30 21,49 1,70

4º curso 25,01 5,56 22,63 1,58 33,83 6,11

Total 22,14 5,62 20,56 2,11

Al preguntar a los alumnos sobre su estado civil (ver Figura 7),


encontramos que la mayoría de alumnos eran solteros, seguido por aquellos
que afirmaban tener una pareja estable o estar casados y, con el menor
porcentaje, aparecían los que estaban separados o eran viudos. Un 2,3%
manifestó estar en otra circunstancia.

Si se realiza el análisis de sensibilidad según grupos de edad, en el grupo


de jóvenes el porcentaje de solteros/as aumenta al 66,4% y el de pareja
estable/casados disminuye al 31%. En el grupo de mayores, estos porcentajes
se invierten, disminuyendo el de solteros/as al 39,5% y aumentando el de
pareja estable/casados al 56,6%. El de separados/divorciados/viudos también
aumenta hasta el 3,3%.

En cuanto a la carga familiar (número de hijos), un 96,8% de la muestra


no tiene hijos. Un 0,9% solo tiene un hijo/a, un 1,8% tiene dos hijos/as, un 0,4%
tiene tres hijos/as y un 0,1% tiene cuatro hijos/as. La edad a partir de la cual
hay muestra de estudiantes con hijos es de 21 años.

126
Capítulo 5: Resultados

Figura 7. Distribución de la muestra según estado civil en el grupo de edad


jóvenes

2,3%
0,4%

Soltero/a

33,9% Pareja estable o


casado/a
Separado/a,
divorciado/a, viudo/a
63,4%
Otros

A nivel laboral, el 25,2% de la muestra trabaja mientras que el 74,8% no


lo hace. De los estudiantes que están en activo laboralmente, el porcentaje
más alto (con un 27,2%) trabaja entre 0 y 10 horas semanales; un 24,6% lo hace
entre 10 y 20 horas semanales; otro 24,3% trabaja entre 20 y 35 horas semanales
y un 24% lo hace más de 35 horas semanales. Si se realiza el análisis de
sensibilidad según grupos de edad, disminuye el porcentaje de alumnos del
grupo jóvenes que están trabajando a un 20,1%, y también se modifican las
proporciones de horas semanales de trabajo (un 36,6% trabaja entre 0 y 10
horas semanales; un 29,6% trabaja entre 10 y 20 horas semanales; un 22,2%
trabaja entre 20 y 35 horas y solo un 11,5% trabaja más de 35 horas semanales).
Sin embargo, en el grupo de edad de mayores, un 65,8% afirma estar
trabajando en la actualidad. De los que trabajan, un 4% trabaja entre 0 y 10
horas semanales; un 12,1% trabaja entre 10 y 20 horas semanales; un 29,3%
trabaja entre 20 y 35 horas y más de la mitad, un 54,5%, trabaja más de 35
horas semanales.

Al comparar la distribución según la principal vía de financiación de los


estudios, se observa que para más de la mitad de los alumnos (54%) sus
estudios están financiados por sus padres, un 26,4% mediante becas, un 9,8%

127
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

trabaja ocasionalmente o por temporadas y un 8,8% se financia los estudios


trabajando todo el año. Los datos indican que un 18,6% de los estudiantes
financian sus estudios principalmente con su trabajo. Al repetir el análisis según
los grupos de edad, se encuentra que estos porcentajes se modifican (ver
Tabla 14).

Tabla 14. Porcentaje vía financiación estudios según grupos de edad

Vía principal de Edad total Edad grupo Edad grupo


financiación muestra jóvenes mayores
estudios

Padres 54% 59,5% 10,5%

Becas 26,4% 28,3% 11,2%

Trabajo ocasional 9,8% 8,2% 23%

Trabajo todo el 8,8% 3,4% 52,6%


año

Si se cotejan solo aquellos alumnos mayores que trabajan, aun así hay
un 3% que tienen como vía principal de financiación de sus estudios sus
padres, un 7% por becas, un 13% por trabajo ocasional y un 76% por trabajo
continuado todo el año.

La Figura 8 muestra la clase social ocupacional de referencia de los


alumnos, variable obtenida a partir de las respuestas del ítem 14, por el
procedimiento explicado en el apartado de definición de variables del
capítulo 3 de metodología (datos socioeconómicos del apartado de datos
generales 3.3.2.1). Un 12,2% pertenece a la clase social más favorecida, de
directores, gerentes y profesionales universitarios; un 26,4% a la de ocupaciones
intermedias y trabajadores por cuenta propia y la mayoría, un 61,4%, a la de
trabajadores manuales.

128
Capítulo 5: Resultados

Figura 8. Distribución según clase social ocupacional

Directores, gerentes y
12,20%
profesionales
universitarios

Ocupaciones
intermedias y
26,40% trabajadores por
61,40% cuenta propia
Trabajadores manuales

5.1.2. CARACTERÍSTICAS ANTROPOMÉTRICAS DE LOS ESTUDIANTES


UNIVERSITARIOS

Al analizar la distribución según IMC, se observó que la media de esta


variable era de 22,24 (DE 3,16) kg/m2, así que el IMC se encuentra dentro del
rango de la normalidad según los valores establecidos por la OMS para
diagnosticar bajo peso, sobrepeso y obesidad. No obstante, el rango de
valores oscilaba entre un mínimo de 15 kg/m2 (peso insuficiente) y un máximo
de 38 kg/m2 (obesidad tipo II). La Tabla 15 refleja la distribución de la muestra
según el grado de obesidad basándose en los criterios SEEDO y la Figura 9
presenta los mismos resultados en la categorización simple.

Tabla 15. Distribución muestra según el grado de obesidad (criterios SEEDO)

Categoría %

Peso insuficiente (>18,5 kg/m2) 7,9%

Normopeso (18,5- 24,9 kg/m2) 76,5%

Sobrepeso grado I (25,0 - 26,9 kg/m2) 7,3%

Sobrepeso grado II (preobesidad)(27,0 - 29,9 kg/m2) 5,7%

129
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Obesidad tipo I (30,0- 34,9 kg/m2) 2,2%

Obesidad tipo II (35,0- 39,9 kg/m2) 0,4%

Obesidad tipo III (mórbida) (40,0- 49,9 kg/m2) 0,0%

Obesidad tipo IV (extrema) (≥50 kg/m2) 0,0%

Figura 9. Distribución muestra según grado obesidad (categorías simplificadas)

2,5%

7,9%
13,1%

Peso insuficiente

Normopeso

Sobrepeso

Obesidad
76,5%

Al realizar el análisis de sensibilidad según grupos de edad no se


encontraron diferencias estadísticamente significativas del IMC entre ambos
grupos. Tanto en el grupo de jóvenes (r=0,12; p<0,001) como en el de mayores
(r=0,19; p=0,021), así como en la variable de edad total (r=0,215; p<0,001), se
encontró que el IMC aumentaba conforme aumentaba la edad. Por lo tanto,
no fue preciso realizar más análisis de sensibilidad según grupos de edad al
analizar la variable IMC.

La distribución por categorías también difiere entre hombres y mujeres


(ver Figuras 10 y 11). Como era de esperar, existen diferencias estadísticamente
significativas entre las medias de IMC de hombres y mujeres (F= 76,85; p<0,001),
siendo la media de IMC en hombres de 23,07 (DE 3,04) kg/m2 y en las mujeres

130
Capítulo 5: Resultados

de 21,59 (DE 3,10) kg/m2. Además, el porcentaje de mujeres es mayor en en la


categoría de peso insuficiente, pero en el caso de sobrepeso y obesidad esta
tendencia se invierte, siendo mayor la proporción de hombres en estas
categorías.

Figuras 10 y Figura 11. Distribución categorías simplificadas IMC según sexo

Hombres
3,2% 2,4%

17,5%
Peso insuficiente
Normopeso
Sobrepeso
Obesidad
76,9%

Mujeres
2,0%

9,6% 12,3%

Peso insuficiente
Normopeso
Sobrepeso
Obesidad

76,1%

131
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Existe asociación positiva entre IMC y edad, tanto a nivel general


(r=0,21; p<0,001) como si se realiza el análisis de sensibilidad con los grupos
jóvenes (r=0,12; p<0,001) y mayores (r=0,19; p=0,021).

Existen diferencias estadísticamente significativas entre las medias de


IMC según la clase social (F=7,65; p=0,001). La media de IMC de directores,
gerentes y profesionales universitarios es de 21,37 (DE 2,98) kg/m2, la de
ocupaciones intermedias y trabajadores por cuenta propia es de 21,79 (DE
2,76) kg/m2 y la de trabajadores manuales es de 22,42 (DE 3,26) kg/m2. Así
pues, la media de IMC aumenta a medida que se desciende en la escala de
clase social ocupacional. No obstante, los valores de las medias de todas las
clases ocupacionales se mantienen en el normopeso en este grupo
poblacional.

5.1.3. ESTADO DE SALUD Y CALIDAD DE VIDA DE LOS ESTUDIANTES


UNIVERSITARIOS

En cuanto al estado de salud, en la distribución de la muestra se


observa que solo un 13,6% lo considera muy malo, malo o regular frente a un
86,6% que percibe su estado de salud como bueno o muy bueno (ver Figura
12). En cuanto a la calidad de vida, los porcentajes son similares, resultando la
autopercepción como muy mala, mala o regular en un 13,1% de la muestra.
Sin embargo, un 86,9% la percibe como buena o muy buena (ver Figura
13Figura 13).

Los valores que presenta nuestra muestra en cuanto a su estado de


salud y calidad de vida percibidos están correlacionados (χ2=0,48; p<0,001).

Al correlacionar estas dos variables con la edad, se observa que si bien


el estado de salud no está correlacionado con la edad (rho=-0,12; p=0,65), sí lo
está la calidad de vida (rho=-0,12; p<0,001), con una correlación negativa y
débil. No obstante, en los análisis de sensibilidad según grupos de edad, en el
grupo de mayores no existe asociación ni con estado de salud ni con calidad
de vida.
132
Capítulo 5: Resultados

Figura 12. Distribución según estado de salud

0,4% 1,5%

11,7%
23,4%
Muy malo
Malo
Regular
Bueno
Muy bueno

63,1%

Figura 13. Distribución según calidad de vida

0,4% 1,4%

11,3%
22,0%
Muy mala
Mala
Regular
Buena
Muy buena

64,9%

Al cruzar los datos con la clase social, se observó que no habían


diferencias estadísticamente significativas entre estado de salud y clase social
(χ2=9,71; p=0,286) ni con calidad de vida y clase social (χ2=15,36; p=0,053).

133
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

5.1.4. SENTIDO DE COHERENCIA DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

En cuanto al nivel del SOC, la media en la muestra es de 135,45 (DE


21,07). Los valores del SOC en esta muestra oscilan entre un mínimo de 67 y un
máximo de 189 (ver Tabla 16). En cuanto a los valores según sus diferentes
componentes, podemos observar que la media para el componente
cognoscitivo de 44,52 (DE 9,20), oscilando entre valores mínimos de 20 y
máximos de 74; para el componente de manejabilidad de 49,41 (DE 8,33),
oscilando entre valores mínimos de 20 y máximos de 69 y para el componente
de significatividad de 41,55 (DE 7,18), oscilando entre valores mínimos de 9 y
máximos de 56.

Tabla 16. Datos descriptivos SOC

Media Desviación Mínimo Máximo


estándar

Valor componente 44,52 9,20 20 74


Cognoscitivo

Valor componente 49,41 8,33 20 69


Manejabilidad

Valor componente 41,55 7,18 9 56


Significatividad

Valor total SOC 135,45 21,07 67 189

Al dividir la muestra en terciles según el valor de su SOC (ver Figura 14),


se han determinado los siguientes puntos de corte (ver Tabla 17): para un SOC
bajo o débil la puntuación oscila entre 67-126; para un SOC moderado la
puntuación oscila entre 127-144 y para un SOC alto o fuerte la puntuación
oscila entre 145-189 puntos. En el primer tercil (SOC bajo o débil) hay una
muestra de 396 individuos (34,40% de la población), en el segundo tercil (SOC
moderado) hay 379 individuos (32,93% de la población) y para el tercer y
último tercil (SOC alto o fuerte) hay 376 individuos (32,67% de la población).

134
Capítulo 5: Resultados

Figura 14. Gráfico de caja con la clasificación en terciles del SOC.

Tabla 17. Descriptivos terciles SOC

Media 113,16

Límite inferior 112,01


95% IC
Límite superior 114,31
SOC bajo o débil
Desviación estándar 11,62

Mínimo 67

Máximo 126

N 396

Media 135,33

Límite inferior 134,81


95% IC
SOC moderado Límite superior 135,86

Desviación estándar 5,21

Mínimo 127

135
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Máximo 144

N 379

Media 159,06

Límite inferior 158,00

95% IC
Límite superior 160,11
SOC alto o fuerte
Desviación estándar 10,40

Mínimo 145

Máximo 189

N 376

En este grupo poblacional se encontró que la media del valor total del
SOC era de 134,74 (DE 20,86) en hombres, y de 136,00 (DE 21,23) en las mujeres.
Esta diferencia de medias según sexo no es estadísticamente significativa
(F=1,01; p=0,314).

5.1.5. ESTILOS DE VIDA DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS: ESTRÉS ACADÉMICO

En cuanto al nivel de estrés académico, la media obtenida del valor


total del cuestionario de estrés académico universitario (CEAU) con los valores
de las 19 preguntas fue de 56,55 (DE 15,67)(ver Tabla 18). Las medias de los
factores que componen el test, Dificultades Interpersonales, Expediente y
perspectivas de futuro, Expresión y comunicación de ideas y Obligaciones
académicas se muestran en la misma Tabla 18.

Las medias de todos los valores, general y componentes, son superiores


en las mujeres (ver Tabla 19 con los descriptivos según sexo). Se observa que
existen diferencias estadísticamente significativas en las medias de estrés
académico según sexo tanto en el CEAU (t=-11,67; p<0,001) como en todas las
dimensiones (excepto el factor Expresión y comunicación de ideas), siendo
136
Capítulo 5: Resultados

mayor en mujeres. La diferencia de medias entre hombres y mujeres, así como


los valores del estadístico t y la significancia (bilateral) tanto del CEAU como de
sus componentes se pueden ver en la Tabla 20.

Tabla 18. Valores descriptivos factoriales y total CEAU.

Media DE Mínimo Máximo

Obligaciones académicas 25,90 6,32 8 40

Expediente y perspectivas 16,36 5,15 6 30


de futuro

Dificultades 7,27 2,88 3 15


Interpersonales

Expresión y comunicación 8,40 2,72 3 15


de ideas

Valor total CEAU 56,55 15,67 0 100

Tabla 19. Medias de los valores totales CEAU y factores según sexo.

Desviación
Sexo Media
estándar

Obligaciones Hombre 23,50 6,46


académicas Mujer 27,72 5,56

Expediente y Hombre 15,11 5,06


perspectivas de futuro Mujer 17,30 5,02

Dificultades Hombre 6,48 2,68


Interpersonales Mujer 7,88 2,88

Expresión y Hombre 7,69 2,64


comunicación de ideas Mujer 8,94 2,66

Hombre 50,98 15,74


Valor total CEAU
Mujer 60,77 14,25

137
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Tabla 20. Estadístico t-Student y diferencia de medias según sexo CEAU y


dimensiones

IC 95% de la
Sig. Diferencia diferencia
(bilateral) de medias
Inferior Superior

Obligaciones académicas 0,000 -4,22 -4,88 -3,56

Expediente y perspectivas de
0,000 -2,19 -2,73 -1,64
futuro

Dificultades Interpersonales 0,000 -1,4 -1,70 -1,10

Expresión y comunicación de
0,000 -1,25 -1,53 -0,97
ideas

Valor total CEAU 0,000 -9,78 -11,43 -8,14

Cuando se correlacionó estrés académico con edad, se observó que


existe una asociación significativa entre las dos variables, negativa y débil
(rho=-0,065; p=0,017), observándose que a mayor edad, menor es el estrés
académico. Al diferenciar entre los dos grupos de edad, en el grupo de
jóvenes deja de existir dicha asociación (r=0,01; p=0,729), mientras que se
mantiene en el de mayores. En este grupo continúa siendo negativa y débil
(rho=-0,26; p<0,001).

No existe asociación entre estrés académico y curso, ni en el valor total


ni en los diferentes factores (excepto el factor DI). En el análisis de ANOVA se
observó un efecto del curso solo sobre el factor DI (F=2,92; p=0,033) entre el
último y el primer curso. Sin embargo, si se comparan las medias de estrés
académico (tanto del valor total como de los diferentes factores) de alumnos
de nuevo ingreso (1er curso) respecto a los alumnos del resto de cursos (ver
Tabla 21), aparecen diferencias estadísticamente significativas en las medias
de todas las dimensiones excepto en el factor EC (t=-1,10; p=0,27) y el valor
total del CEAU (t=1,22; p=0,22). En el caso del factor OA (t=2,04; p=0,04) la
138
Capítulo 5: Resultados

diferencia de medias entre nuevo ingreso o resto de cursos es de 0,74 (DE 0,36)
puntos (IC 95%: 0,03- 1,45). En el caso del factor EF (t=-1,98; p=0,047) la
diferencia de medias entre nuevo ingreso o resto de cursos es de 0,57 (DE 0,57)
puntos (IC 95%: 0,01- 1,14). En el caso del factor DI (t=2,33; p=0,02) la diferencia
de medias entre nuevo ingreso o resto de cursos es de 0,37 (DE 0,16) puntos (IC
95%: 0,06- 0,69). Solo en el caso de EP la media es superior en alumnos de
nuevo ingreso.

Tabla 21. Medias factores CEAU y valor total según alumnos de nuevo ingreso o
cursos superiores.

Desviación
Curso Media
estándar

Cursos
26,18 6,08
superiores
Obligaciones académicas
Nuevo
25,44 6,67
ingreso

Cursos
16,14 5,07
Expediente y perspectivas superiores
de futuro Nuevo
16,71 5,26
ingreso

Cursos
7,41 2,92
superiores
Dificultades Interpersonales
Nuevo
7,04 2,80
ingreso

Cursos
8,34 2,71
Expresión y comunicación superiores
de ideas Nuevo
8,50 2,74
ingreso

Cursos
56,97 15,09
superiores
Valor total CEAU
Nuevo
55,86 16,59
ingreso

139
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

5.1.6. ESTILOS DE VIDA DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS: ACTIVIDAD FÍSICA

En cuanto a los hábitos deportivos, un 89% de la muestra afirma que le


gusta hacer deporte frente a un 11% que no le gusta. Sin embargo, solo un
58,9% de esa muestra refiere practicar alguna actividad física o deporte de
forma regular en la actualidad frente a un 41,1% que no lo practica. De
aquellos estudiantes de la muestra que en la actualidad refieren practicar
deporte o alguna actividad física de forma regular, solo un 24,6% está
federado y un 20,9% lo practica en el Campus Universitario de la UIB.

La mediana del gasto energético es de 2490 (RI 1120-4454,25)


METS*minuto/semanales (ver Tabla 22).

Tabla 22. Descriptivos gasto energético.

Error típ. de la media 60,67

Mediana 2490,00

25 1120,00

Percentiles 50 2490,00

75 4454,25

En el caso de tener en cuenta solo los sujetos que afirmaron estar


realizando AF o deporte en la actualidad, la mediana del gasto energético es
de 3328 (RI 1983-5280) METS*minuto/semanales (ver Tabla 23).

Tabla 23. Descriptivos gasto energético sujetos que practican AF en la


actualidad

Error típ. de la media 78,95

Mediana 3328,00

25 1983,00

Percentiles 50 3328,00

75 5280,00

140
Capítulo 5: Resultados

La media de tiempo de práctica de AF de los sujetos que realizan AF es


de 3,20 (DE 1,63) horas/semanales (ver Tabla 24), dedicando más tiempo a las
actividades vigorosas con 76, 41 (DE 49,51) minutos/semana, seguido de las
moderadas con 64,19 (DE 56,31) minutos/semana y finalmente a las ligeras,
con 51,14 (DE 55,33) minutos/semana.

Tabla 24. Media de tiempo de práctica de AF

Media Desv. típ.

Actividad física vigorosa (minutos) 76,41 49,51

Actividad física moderada (minutos) 64,19 56,31

Actividad física ligera (minutos) 51,14 55,33

Actividad física total (minutos) 191,74 98,07

Actividad física total (horas) 3,20 1,63

En cuanto a los niveles de actividad física (ver Figura 15) para clasificar
a los individuos, un 11,2% es inactivo o insuficientemente activo, un 44,6% tiene
un nivel de AF moderado y un 44,2% tiene un nivel alto.

Figura 15. Porcentaje del nivel de actividad física según categorías

11,20%
Inactivo o
insuficientemente
activo
44,20% Moderado

44,60% Alto

141
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Si solo se tiene en cuenta aquellos sujetos que afirmaron estar realizando


AF o deporte en la actualidad (ver Figura 16), un 5% es inactivo o
insuficientemente activo, un 35% es moderado y un 60% es alto.

Figura 16. Nivel de actividad física según categorías de los sujetos que
afirmaron realizar AF o deporte en la actualidad

5%

Inactivo o
insuficientemente
activo
35% Moderado

60% Alto

Se encontró que 327 estudiantes que afirman no realizar AF en la


actualidad están en la categoría de AF moderada y 123 en la de alta. El
porcentaje de individuos en la categoría de nivel de AF alta es del 44,2% si se
tiene en cuenta el total de la muestra y del 59,9% si solo se tienen en cuenta
aquellos individuos que afirman realizar deporte.

A partir de las respuestas obtenidas en cuestionario IPAQ (en el que se


solicitaba información acerca de actividades físicas de la vida diaria vigorosas,
moderadas y caminar), se obtuvo la mediana de gasto energético de cada
una de ellas (ver Tabla 25). La mediana de actividad física vigorosa fue de 960
(RI 0-2400) METS*minuto/semanales, la de actividad física moderada fue de
360 (RI 0-840) METS*minuto/semanales y la de caminar fue de 594 (RI 0-1188)
METS*minuto/semanales.

142
Capítulo 5: Resultados

Tabla 25. Estadísticos del gasto energético según preguntas del IPAQ

Gasto Gasto Gasto


energético AF energético AF energético AF
vigorosa moderada ligera

Error típ. de la media 43,28 19,8253 28,44

Mediana 960 360 594

25 0 0 198

Percentiles 50 960 360 594

75 2400 840 1188

Aquellos individuos que practican deporte realizan actividades


vigorosas una media de 3,03 (DE 1,70) días/semana, moderadas 2,52 (DE 1,81)
días/semana y de 4,84 (DE 2,18) días/semana actividades ligeras como
caminar.

Los estudiantes que en la actualidad realizan AF, empezaron a


practicarlo con una media de edad de 9,3 (DE 6,9) años, siendo la media de
años acumulados practicando AF de 12,3 (DE 6,8) años.

En la Figura 17 se pueden ver las motivaciones actuales por las que se


practica AF así como su porcentaje de respuesta. A la hora de responder,
podían coexistir dos o más de estas motivaciones (no eran excluyentes), por
esta causa no suman el 100%.

En cuanto a las circunstancias que pudieron influir en su decisión de


empezar a practicar deporte/actividad física, pueden verse los resultados en
la Figura 18. Un 14,6% afirmó que fue por influencia familiar, un 48,2% por
motivación personal, un 29,7% como actividad de ocio y un 27,9% para
mejorar la salud (más de un motivo puede confluir a la vez).

En cuanto a la pregunta de quién de su entorno social realiza actividad


física o deporte de manera regular, los resultados se pueden ver en la Figura
19. Un 20,2% respondió que su madre; un 25,6% respondió que su padre; un

143
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

44,8% respondió que sus hermanos/as; un 26,2% respondió que su pareja y un


72,8% respondió que sus amigos.

Figura 17. Motivaciones actuales práctica de AF

Por influencia de profesores y entrenadores 0,62


Porque está de moda 0,62
Por complacer a mi familia 1,24
Porque lo hacen mis amigos 3,35
Otros motivos 6,83
Para relacionarme y conocer gente 18,88
%
Porque me gusta competir 25,22
Porque me gusta superarme 37,14
Para mejorar mi imagen y mi aspecto físico 56,77
Por diversión y pasar el tiempo 58,63
Porque me gusta estar en forma 61,12
Por los beneficios que obtengo para la salud 67,45
Para liberar la energía y las tensiones… 72,92
0,00 20,00 40,00 60,00 80,00

Figura 18. Motivaciones inicio práctica AF.

Mejorar la salud 27,89

Actividad de ocio 29,71

%
Motivación personal 48,21

Influencia familiar 14,64

0,00 10,00 20,00 30,00 40,00 50,00 60,00

144
Capítulo 5: Resultados

Figura 19. Entorno social, ¿quién practica deporte en la actualidad?

Madre 20,2

Padre 25,6

Pareja 26,2
%

Hermanos/as 44,8

Amigos/as 72,8

0,0 20,0 40,0 60,0 80,0

5.1.7. ESTILOS DE VIDA DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS: ADHERENCIA A LA


DIETA MEDITERRÁNEA

En cuanto a la adherencia a la dieta mediterránea, la mediana tiene un


valor de 7 (RI 6-8) (ver Tabla 26). Un 23,8% de la muestra presenta una buena
adherencia a la dieta mediterránea (valor 9 o superior). Más de tres cuartas
partes de alumnos tienen una adherencia baja a la dieta mediterránea (valor
inferior a 9).

Tabla 26. Estadísticos descriptivos dieta mediterránea

Error típ. de la media 0,05

Mediana 7,0

25 6,0

Percentiles 50 7,0

75 8,0

Existe asociación entre la adherencia a la dieta mediterránea y la rama


de conocimiento (χ2=30,75; p<0,001), siendo más alta la prevalencia de buena
adherencia en estudiantes del área de ciencias de la salud (Figura 20). Al
145
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

realizar la prueba de Kruskal Wallis, se observan diferencias estadísticamente


significativas en las medianas de la escala de adherencia a la dieta
mediterránea según rama de conocimiento (χ2=39,37; p< 0,001).

Existen diferencias estadísticamente significativas en la mediana de los


valores de la escala de adherencia a la dieta mediterránea según sexo
(U=180383,5; p=0,012), situándose la mediana de los hombres en 7 (RI 6-8), y la
de las mujeres en 7 (RI 6-8,25). Si bien estas diferencias significativas no se
reflejan en la mediana, el percentil 75 es más alto en mujeres. Sin embargo, no
existen diferencias estadísticamente significativas entre la variable cualitativa
de adherencia a la dieta mediterránea según el sexo (χ2=1,29; p= 0,255),
aunque el porcentaje de mujeres con buena adherencia es mayor que el de
hombres (ver Figura 21).

Figura 20. Porcentaje de adherencia a la dieta mediterránea según rama de


conocimiento

90,0% 83,2%
79,1% 80,4% 80,9%
80,0%
70,0% 67,1%

60,0%
50,0%
40,0% 32,9%
30,0%
20,9% 19,6% 19,1%
20,0% 16,8%

10,0%
0,0%
Arte y Ciencias Ciencias de Ciencias Ingeniería y
humanidades la Salud Sociales y Arquitectura
Jurídicas

Buena ADM Baja ADM

146
Capítulo 5: Resultados

Figura 21. Porcentaje de sujetos con buena adherencia a la dieta


mediterránea según sexo

90,0%
77,8%
80,0% 75,1%

70,0%

60,0%

50,0%
Buena ADM
40,0%
Baja ADM
30,0% 24,9%
22,2%
20,0%

10,0%

0,0%
Hombre Mujer

Existen diferencias estadísticamente significativas de las medias de edad


(ver Tabla 27) entre los individuos que presentan una buena adherencia a la
dieta mediterránea y los que tienen una baja adherencia (t=-3,28; p=0,001).
Cuanta más edad, mayor es el porcentaje de sujetos con buena adherencia a
la dieta mediterránea (ver Tabla 28). Al realizar el análisis de sensibilidad por
grupos de edad, encontramos que dicha asociación se mantenía en el grupo
de edad de jóvenes (t=-2,01; p=0,045) pero no en el de mayores (t=-1,52;
p=0,13).

Tabla 27. Descriptivos edad según adherencia a la dieta mediterránea

Desviación IC al 95%
Media Mínimo Máximo
típica Lím. Inf. Lím. Sup.

Buena ADM 22,96 6,19 22,26 23,66 18 53

Baja ADM 21,69 4,72 21,40 22,00 17 62

147
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Tabla 28. Descriptivos de adherencia a la dieta mediterránea según edad

Adherencia Dieta Mediterránea % Media Desviación típ.

Buena ADM 23,76% 22,96 6,1859


Edad
Baja ADM 76,24% 21,69 4,7169

Edad Buena ADM 22,61% 20,816 2,1258


jóvenes Baja ADM 77,39% 20,515 2,1098

Edad Buena ADM 33,33% 35,156 7,4741


mayores Baja ADM 66,67% 33,133 7,1739

De hecho, al correlacionar la puntuación del test de adherencia a la


dieta mediterránea y edad, encontramos que existe una asociación directa
aunque débil (rho= 0,147; p=0,001), así que, a mayor edad, puntuaciones más
altas. Esta correlación se mantiene en el análisis de sensibilidad del grupo de
jóvenes (rho=0,113; p=0,001) pero no en el de mayores (rho=0,165; p=0,056).

Existe asociación entre la puntuación del test de adherencia a la dieta


mediterránea y el curso (χ2 =21,63; p<0,001). La mediana del test de
adherencia a la dieta mediterránea es, para los alumnos de 1er curso, de 7 (RI
6-8), para los de 2º curso de 7 (RI 6-8), para los de 3er curso de 7 (RI 6-9) y para
los de 4º curso de 8 (RI 7-9), aumentando la puntuación de adherencia a la
dieta mediterránea a medida que aumenta el curso, así como el porcentaje
de alumnos que presentan una buena adherencia (ver Figura 22). Al valorar si
existían diferencias de frecuencia en cuanto a la adherencia a la dieta
mediterránea según curso, se encontró que existían diferencias
estadísticamente significativas (χ2=11,27; p=0,010)

148
Capítulo 5: Resultados

Figura 22. Porcentaje de sujetos con buena adherencia a la dieta


mediterránea según curso

90,0%
80,1%
80,0% 77,1%
74,4%
68,6%
70,0%

60,0%

50,0%
Buena ADM
40,0%
31,4% Baja ADM
30,0% 25,6%
22,9%
19,9%
20,0%

10,0%

0,0%
1er curso 2º curso 3er curso 4º curso

149
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

5.2. RELACIONES ENTRE SENTIDO DE COHERENCIA, VARIABLES


SOCIODEMÓGRAFICAS, ESTADO DE SALUD, CALIDAD DE VIDA, ESTRÉS
ACADÉMICO, ACTIVIDAD FÍSICA Y ADHERENCIA A LA DIETA
MEDITERRÁNEA EN LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

5.2.1. SENTIDO DE COHERENCIA Y DATOS SOCIODEMOGRÁFICOS

Al analizar la relación entre SOC y rama de conocimiento se encuentran


diferencias estadísticamente significativas de medias del SOC según la rama
de conocimiento a la que pertenezcan los estudiantes (F=25,65; p<0,001), de
forma que el valor de media de SOC de los estudiantes de la rama de
conocimiento de Ciencias de la Salud es significativamente superior a las
medias de todas las demás áreas de conocimiento (ver Tabla 29).

Tabla 29. Media del SOC según área de conocimiento

Area conocimiento Media Desv. típ.

Arte y humanidades 127,11 21,40

Ciencias 131,61 24,19

Ciencias de la Salud 143,46 19,62

Ciencias Sociales y Jurídicas 134,00 17,74

Ingeniería y Arquitectura 132,35 17,96

Total 135,46 21,07

Cuando se consideraba toda la población de estudio no se han


encontrado diferencias estadísticamente significativas entre las medias del
SOC según sexo (F=1,014; p=0,31). Para comprobar si existen diferencias según
sexo que puedan atribuirse a la edad (ver Tabla 30), se ha realizado un análisis
de sensibilidad en los diferentes grupos de edad y se han encontrado
diferencias estadísticamente significativas según sexo en el grupo de mayores
de 27 años (t=-2,199; p=0,030; IC 95%= 8,46-16,10), quedando la media en
hombres en 140,56 (DE 22,00) y en mujeres en 149,03 (DE 20,88).

150
Capítulo 5: Resultados

Tabla 30. Descriptivo SOC según sexo (análisis de sensibilidad por grupos de
edad)

Sexo % Media Desv. típ.

Hombre 43,27% 134,74 20,86


Edad
Mujer 56,73% 136,00 21,23

Hombre 42,75% 133,96 20,61


Grupo edad jóvenes
Mujer 57,25% 134,56 20,79

Hombre 47,58% 140,56 22,00


Grupo edad mayores
Mujer 52,42% 149,03 20,88

Existe una correlación positiva aunque débil entre SOC y edad (r=0,19;
p<0,001), siendo las puntuaciones de SOC más altas a medida que aumenta la
edad. Al realizar el análisis de sensibilidad según grupos de edad, encontramos
que esta asociación se mantiene en el grupo de jóvenes (r=0,11; p=0,001) pero
no en el de mayores (r=0,17; p=0,65).

Existe asociación entre SOC y curso al que pertenecen los estudiantes


(F=4,95; p=0,002). La media de SOC (ver Tabla 31) aumenta ligeramente a
medida que avanzan los cursos.

Tabla 31. Descriptivos SOC según curso

Desviación IC al 95%
% Media Mínimo Máximo
típica Lím. inf. Lím. sup.

1er
39,44% 133,19 20,29 131,32 135,06 72,00 185,00
curso


23,46% 134,51 21,77 131,90 137,12 67,00 183,00
curso

3er
21,11% 138,02 20,32 135,45 140,59 79,00 189,00
curso


15,99% 139,04 22,22 135,81 142,27 68,00 189,00
curso

Total 100,00% 135,46 21,07 134,24 136,67 67,00 189,00

151
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Al separar los alumnos según nuevo ingreso (1er curso) y otros cursos (2º,
3º y 4º), se refuerza el resultado anterior, ya que se obtiene que las medias de
SOC no son iguales (t=2,99; p=0,003; IC 95%: 1,25- 6,22), para los alumnos de
nuevo ingreso, cuya media de SOC, de 133,19 (DE 20,29) es inferior que la de
los cursos superiores, de 136,93 (DE 21,46).

No se ha encontrado correlación entre SOC y clase social (F=0,15;


p=0,82). Tampoco se ha encontrado relación entre las diferentes dimensiones
del SOC y la clase social.

5.2.2. SENTIDO DE COHERENCIA, ESTADO DE SALUD Y CALIDAD DE VIDA

Al cruzar el SOC con las variables estado de salud y calidad de vida, se


encontró que, si bien se correlacionaban positivamente, por tanto, a mayor
puntuación de SOC se puntuaba también con mejor estado de salud y
calidad de vida, el grado de dicha asociación era moderado en ambos casos
(rho=0,32; p<0,001 y rho=0,28; p<0,001 respectivamente).

Al realizar un análisis de riesgo (Tabla 32), se ha obtenido que aquellos


individuos con un SOC fuerte tienen mayor probabilidad de tener un estado de
salud bueno o muy bueno respecto aquellos que tienen un SOC bajo (OR 5,08;
IC 95% 3,05-8,45) y que aquellos estudiantes con un SOC moderado tienen
mayor probabilidad de tener un estado de salud bueno o muy bueno respecto
a quien ha puntuado un SOC bajo (OR 2,13; IC 95% 1,44-3,15).

En cuanto a la calidad de vida, los resultados son similares a los


anteriores (ver Tabla 32), refiriendo aquellos estudiantes con un SOC fuerte una
probabilidad 4,9 veces mayor (y los de un SOC moderado 2,21) de tener una
calidad de vida buena o muy buena respecto aquellos que tienen un SOC
bajo.

152
Capítulo 5: Resultados

Tabla 32. Analisis de riesgo de Estado de salud y Calidad de vida según SOC

Regresión logística (Estado de Salud)

Sig. OR I.C. 95% para EXP(B)

Inferior Superior

SOC débil 0,000

SOC moderado respecto SOC 0,000 2,13 1,44 3,15


débil

SOC fuerte respecto SOC débil 0,000 5,08 3,05 8,45

Regresión logística (Calidad de Vida)

SOC débil 0,000

SOC moderado respecto SOC 0,000 2,21 1,47 3,33


débil

SOC fuerte respecto SOC débil 0,000 4,90 2,91 8,25

5.2.3. SENTIDO DE COHERENCIA Y ESTRÉS ACADÉMICO

Se ha observado que los valores de SOC se correlacionan de forma


negativa con el estrés académico, de forma que a medida que el SOC de los
estudiantes es más alto, menor es su estrés académico. Esta correlación de a
mayor SOC, menor estrés académico es estadísticamente significativa, con un
nivel de asociación débil (r=-0,28; p<0,001) (ver Tabla 33). En todos los factores
que componen el CEAU encontramos que esta asociación se mantiene en el
mismo sentido (a mayor SOC, menores son las puntuaciones en todos los
factores), siendo significativo para todos los componentes (p<0,001).

Tabla 33. Asociación SOC y estrés académico

CEAU OA EF DI EC

Correlación - -0,205** -0,313** -0,206** -0,244**


de Pearson 0,281**

Sig. 0,000 0,000 0,000 0,000 0,000


(bilateral)

153
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

5.2.4. SENTIDO DE COHERENCIA Y ACTIVIDAD FÍSICA

La Tabla 34 muestra los valores de SOC de la población agrupada


según diferentes hábitos y actitudes relacionadas con la actividad física. En la
población estudiada no se han encontrado diferencias estadísticamente
significativas de las medias de SOC ni entre aquellos individuos que afirman
practicar deporte en la actualidad y aquellos que no (F=3,14; p=0,077), y
considerando aquellos sujetos que practican AF en la actualidad, tampoco se
encontraron diferencias entre aquellos estudiantes que están federados y los
que no (F=0,10; p=0,746).

Sí que se encontraron diferencias estadísticamente significativas de las


medias de SOC en aquellos individuos con actitudes positivas hacia el deporte
(F=18,03; p<0,001), siendo la media de SOC de 136,36 (DE 20,59) en aquellos
individuos que sí les gusta practicar deporte frente a 127,89 (DE 23,51) en los
que no. Estas diferencias se mantienen al revisar la media de SOC en aquellos
individuos que habían realizado AF en el pasado (F=5,58; P=0,018), siendo la
media de SOC de 135,97 (DE 20,93) en aquellos estudiantes que sí habían
realizado deporte en el pasado y de 130,57 (DE 21,41) en los que no.

Tabla 34. Media del SOC según hábitos de práctica de AF

Desviación
% Media
estándar

¿Practicas deporte Sí 58,49% 136,36 20,30


actualmente? No 41,51% 134,13 22,08

Sí 89,31% 136,36 20,59


Te gusta hacer deporte
No 10,69% 127,89 23,51

Sí 22,75% 137,23 18,86


¿Estás federado?
No 77,25% 136,37 20,63

¿Has practicado AF en Sí 91,72% 135,97 20,94


el pasado?
No 8,28% 130,58 21,41

154
Capítulo 5: Resultados

Al comparar las medias del SOC entre los individuos que realizaban
deporte como actividad extraescolar de niños, encontramos que no existen
diferencias estadísticamente significativas (F=0,60; p=0,439).

A medida que más se puntúa en SOC, mayor también es el gasto


energético (rho=0,1; p=0,001). Así pues, existe una correlación positiva aunque
débil. Además, existen diferencias estadísticamente significativas de las
medias de SOC según si el nivel de AF es alto, moderado o inactivo (F=3,34;
p=0,036).

Este dato se ve reforzado al correlacionar el SOC con el nivel de


actividad física por categorías (inactivo, moderado, alto) (ver Tabla 35), donde
encontramos que hay diferencias de la media de SOC según las categorías
(F=3,34; p=0,036), aumentando la media de puntuación del SOC conforme
aumenta la categoría de nivel de práctica (ver Figura 23). También
encontramos que existe asociación directa entre SOC y los días totales de AF
semanales (rho=0,08; p=0,004), aumentando la frecuencia de práctica de AF a
medida que aumenta el SOC.

Si solo se tienen en cuenta aquellos individuos que afirman realizar


deporte en la actualidad, se mantiene la asociación entre SOC y gasto
energético (rho=0,09; p=0,016), pero no existen diferencias estadísticamente
significativas de las medias de SOC según si el nivel de AF es alto, moderado o
inactivo (F=1,74; p=0,176), ni según los días totales de AF semanales (rho=0,07;
p=0,075), ni según la frecuencia de días de AF vigorosa (rho=0,07; p=0,073),
moderada (rho=0,03; p=0,361) o caminar (rho=0,06; p=0,09).

Tabla 35. Medias SOC según categoría de AF

% Media Desviación IC al 95% Mínimo Máximo


estándar
Lím. inf. Lím. sup.

Inactivo 11,57% 133,47 20,66 129,93 137,02 72 180

Moderado 44,00% 134,22 22,20 132,28 136,16 68 189

Alto 44,43% 137,26 19,87 135,53 138,98 67 183

155
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Si solo se tienen en cuenta aquellos individuos que afirman realizar


deporte en la actualidad, se mantiene la asociación entre SOC y gasto
energético (rho=0,09; p=0,016), pero no existen diferencias estadísticamente
significativas de las medias de SOC según si el nivel de AF es alto, moderado o
inactivo (F=1,74; p=0,176), ni según los días totales de AF semanales (rho=0,07;
p=0,075), ni según la frecuencia de días de AF vigorosa (rho=0,07; p=0,073),
moderada (rho=0,03; p=0,361) o caminar (rho=0,06; p=0,09).

Figura 23. Medias SOC según categoría de AF

138,00
137,26
137,00

136,00

135,00
134,22
134,00 133,47 SOC

133,00

132,00

131,00
Inactivo AF moderada AF alta
físicamente

5.2.5. SENTIDO DE COHERENCIA Y ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA

A mayor SOC, mejor es la puntuación en la escala de adherencia a la


dieta mediterránea (rho=0,11; p<0,001), si bien esta asociación es débil. No
obstante, no existen diferencias estadísticamente significativas en la media del
SOC entre aquellos individuos que presentan buena adherencia a la dieta
mediterránea y aquellos que presentan baja adherencia (F=3,11; p=0,078). Sin
embargo, si se seleccionan a los individuos que afirman estar realizando AF o
deporte en la actualidad, sí que aparece significación estadística (F=4,64;
p=0,032) en la diferencia de medias de SOC entre aquellos sujetos que tienen

156
Capítulo 5: Resultados

una buena adherencia, con valores de 139,44 (DE 20,71) y aquellos que tienen
una baja adherencia, con valores de 135,37 (DE 19,97).

Al realizar un análisis de riesgo, se ha obtenido que aquellos individuos


con un SOC fuerte tienen una probabilidad 1,63 veces mayor de tener una
buena adherencia a la dieta mediterránea respecto aquellos que tienen un
SOC bajo (ver Tabla 36).

Tabla 36. Análisis de riesgo SOC y adherencia a la dieta mediterránea

Sig. Exp(B) IC 95% para EXP(B)

Inferior Superior

SOC débil 0,027

SOC moderado 0,109 1,35 0,94 1,94


respecto SOC débil

SOC fuerte respecto 0,007 1,63 1,14 2,33


SOC débil

157
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

5.3. RELACIONES ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA, VARIABLES


SOCIODEMOGRÁFICAS Y ANTROPOMÉTRICAS, ESTADO DE SALUD,
CALIDAD DE VIDA, HÁBITOS DE ACTIVIDAD FÍSICA, ESTRÉS
ACADÉMICO Y ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA EN LOS
ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

5.3.1. PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA Y VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS

El hecho de practicar deporte en la actualidad no depende de la rama


de conocimiento de la que se provenga (χ2=8,78; p=0,067). Sin embargo, sí
que existe relación entre las actitudes hacia la práctica deportiva (“me gusta
realizar deporte o AF”) y la rama de conocimiento a la que pertenecen los
estudiantes (χ2=13,11; p=0,011), siendo el porcentaje más alto de estudiantes
que afirma gustarle realizar deporte o AF de ciencias de la salud (ver Figura
24), con un 92,4% de alumnos de la rama con actitudes positivas hacia la AF.
Los estudiantes de ciencias de la salud también presentan mayor gasto
energético (ver Tabla 37) que los alumnos del resto de ramas de conocimiento
(χ2=24,85; p>0,001).

Figura 24. Porcentaje de alumnos según su actitud hacia la AF por área de


conocimiento

100,0% 92,4%
87,9% 88,2% 90,3%
90,0% 83,4%
80,0%
70,0%
60,0%
50,0%
40,0%
30,0%
20,0% 16,6%
12,1% 11,8% 9,7%
7,6%
10,0%
0,0%
Arte y Ciencias Ciencias de la Ciencias Ingeniería y
humanidades Salud Sociales y Arquitectura
Jurídicas

Actitud positiva Actitud indiferente

158
Capítulo 5: Resultados

Tabla 37. Mediana del gasto energético según rama de conocimiento

Arte y Ciencias Ciencias Ciencias Ingeniería y


Humanidades de la sociales Arquitectura
salud y
jurídicas

Error típ. de la 141,20 149,65 103,04 142,81 161,55


media

Mediana 2160,00 1968,00 2868,00 2466,00 2517,00

25 1113,00 693,00 1404,00 1137,00 1029,75

Percentiles 50 2160,00 1968,00 2868,00 2466,00 2517,00

75 4248,00 3786,00 4746,00 4499,25 4626,00

Existen diferencias estadísticamente significativas entre sexos respecto al


hecho de practicar AF o deporte actualmente (χ2=16,91; p<0,001). Un 65% de
los hombres practican AF actualmente respecto un 54% de las mujeres (ver
Figura 25). También existen diferencias estadísticamente significativas en la
mediana de gasto energético entre sexos (U=199724,00; p<0,001), siendo la
mediana de los hombres de 2882 (RI 1305-4956,75) METS*minuto/semanales, y
la de las mujeres, de 2166 (RI 990-3995,25) METS*minuto/semanales (ver Tabla
38).

Figura 25: Porcentaje de realización de AF según sexo

70,0% 65,0%

60,0%
54,0%

50,0% 46,0%

40,0% 35,0%
Sí realiza AF
30,0% No realiza AF

20,0%

10,0%

0,0%
Hombre Mujer

159
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Tabla 38. Mediana del gasto energético según sexo

Hombre Mujer

Error típ. de la media 97,99 75,27

Mediana 2880,00 2166,00

25 1305,00 990,00

Percentiles 50 2880,00 2166,00

75 4956,75 3995,25

Existen diferencias estadísticamente significativas entre sexos respecto a


su actitud hacia la práctica deportiva (χ2=11,85; p=0,001). A un 92,4% de
hombres les gusta practicar AF frente a un 86,6% de mujeres.

También se observa asociación entre las variables “estás federado” y el


sexo (χ2=24,96; p=0,001), estando federados un 31,1% de los hombres respecto
un 16,5% de las mujeres.

La media de edad no presenta diferencias estadísticamente


significativas entre aquellos que practican deporte y aquellos que no (t=-1,23;
p=0,217). Tampoco se ha encontrado asociación de dichas variables al realizar
el análisis de sensibilidad por grupos de edad, ni en el grupo de jóvenes
(t=1,28; p=0,200) ni en el de mayores (t=-0,30; p=0,767) (ver Tabla 39).

Tabla 39. Media de edad según práctica de AF actual

¿Practicas deporte
% Media Desviación típ.
actualmente?

Sí 58,80% 21,97 5,29


Edad
No 41,20% 22,35 6,00

Sí 59,72% 20,63 2,12


Edad jóvenes
No 40,28% 20,47 2,09

Sí 51,33% 34,62 8,58


Edad mayores
No 48,67% 35,03 8,07

160
Capítulo 5: Resultados

No existe asociación entre edad y gasto energético (rho=0,02; p=0,47).


Tampoco se ha encontrado asociación al realizar el análisis de sensibilidad por
grupos de edad, siendo rho=0,038; p=0,179 en el grupo de jóvenes y rho=-0,73;
p=0,370).

Existe asociación entre el curso y el hecho de practicar deporte en la


actualidad (χ2=9,89; p=0,02). El porcentaje de alumnos que practican AF (ver
Figura 26) disminuye al pasar a 2º curso, sin embargo, aumenta
progresivamente en 3º y 4º. De esta forma, en 4º curso es donde existe el
mayor porcentaje de individuos que practican deporte en la actualidad
(65,9%), seguidos de nuevo ingreso (60%), 3er curso (58,3%) y finalmente 2º
curso (52,8%).

Figura 26. Porcentaje de alumnos que practican actividad física según curso

70,00% 65,90%
60,00% 58,30%
60,00%
52,80%
50,00% 47,20%

40,00% 41,70%
40,00%
34,10%

30,00%

20,00%

10,00%

0,00%
1er curso 2º curso 3er curso 4º curso

Sí realiza AF No realiza AF

Entre aquellos sujetos que practican AF en la actualidad, existe


asociación entre el curso y el hecho de practicar AF en el campus universitario
(χ2=10,27; p=0,016). Tal y como se puede ver en la Figura 27, los alumnos de 2º
curso son los que presentan mayor porcentaje de práctica deportiva en el
campus (28,8%), seguidos de los alumnos de 3er curso (21%), 4º curso (20,4%) y
nuevo ingreso (16,5%).

161
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Figura 27. Porcentaje de práctica de AF en el campus según curso

90,00% 83,50%
79,00% 79,60%
80,00%
71,20%
70,00%
60,00%
50,00%
40,00%
28,80%
30,00%
21,00% 20,40%
20,00% 16,50%

10,00%
0,00%

Sí realiza AF en campus No realiza AF en campus

Existen diferencias estadísticamente significativas en la mediana de


gasto energético según curso (χ2=10,01; p=0,018). Este es mayor en alumnos de
4º curso y va disminuyendo en los de 1er, 3er y 2º curso respectiva mente (ver
Tabla 40).

Tabla 40. Gasto energético según curso

Gasto energético 1er curso 2º curso 3er curso 4º curso


Mediana 2514,00 2235,00 2240,00 2868,00
25 1155,00 914,00 918,00 1440,00
Percentiles 50 2514,00 2235,00 2240,00 2868,00
75 4780,50 4160,00 4266,00 4563,00

El hecho de practicar deporte en la actualidad no tiene relación con la


clase social a la que se pertenece (χ2= 2,10; p=0,350). Tampoco existe ninguna
asociación entre los niveles de AF (alto, moderado o inactivo) con las
categorías de clase social (χ2= 1,63; p=0,804).

162
Capítulo 5: Resultados

5.3.2. PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA Y VARIABLES ANTROPOMÉTRICAS

No existen diferencias estadísticamente significativas entre las medias de


IMC entre aquellos individuos que practican deporte en la actualidad y los que
no (t=0,34; p=0,73). No obstante, dentro de las categorías (ver Figura 28)
normopeso y sobrepeso hay más proporción de individuos que sí realizan AF
(61,6% y 56,9%, respectivamente), mientras que en las categorías obesidad y
peso insuficiente la proporción de individuos que realizan AF es menor (44,1% y
45,3%, respectivamente) que la de individuos que no realizan. Existe asociación
entre las variables categorías simples IMC y el hecho de practicar deporte en
la actualidad (χ2=14,46; p=0,002). No existe asociación entre gasto energético
y categorías simples del IMC (χ2=6,42; p=0,093) ni con las categorías según
SEEDO (χ2=8,27; p=0,142).

Figura 28. Porcentaje de práctica de AF según categorías IMC

70,0%
61,6%
60,0% 54,7% 56,9% 55,9%

50,0% 45,3% 44,1%


43,1%
38,4%
40,0%

30,0%

20,0%

10,0%

0,0%
Peso insuficiente Normopeso Sobrepeso Obesidad

Sí realiza AF No realiza AF

163
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

5.3.3. PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA, ESTADO DE SALUD Y CALIDAD DE VIDA

Se ha encontrado asociación al cruzar los datos del estado de salud y


calidad de vida con el hecho de estar practicando actividad física
actualmente (χ2=92,73; p<0,001 y χ2=36,46; p<0,001 respectivamente), siendo
mayor la proporción (ver Figuras 29 y 30) de individuos que consideraban su
salud y/o calidad de vida como buenas (58,1% y 58,3% respectivamente) o
muy buenas (75,8% y 70,2% respectivamente) en aquellos individuos que
practican deporte en la actualidad.

Figura 29. Porcentaje de práctica de actividad según estado de salud

100,00% 95,00%
90,00%
80,00% 75,80%
70,00% 60,00% 62,50%
58,10%
60,00%
50,00% 40,00% 41,90%
37,50%
40,00%
30,00% 24,20%
20,00%
10,00% 5,00%
0,00%
Muy malo Malo Regular Bueno Muy bueno

Sí realiza AF No realiza AF

Figura 30. Porcentaje de práctica de actividad física según calidad de vida

90,00% 83,30%
80,00%
70,20%
70,00%
60,00%
57,90% 55,80% 58,30%
50,00% 42,10% 44,20% 41,70%
40,00%
29,80%
30,00%
20,00% 16,70%

10,00%
0,00%
Muy mala Mala Regular Buena Muy buena

Sí realiza AF No realiza AF
164
Capítulo 5: Resultados

De hecho, también existe significación estadística al cruzar tanto el


estado de salud (χ2=76,87; p<0,001) como la calidad de vida (χ2=29,95;
p<0,001) con los niveles de AF, siendo mayor el número de individuos que
califican su salud como buena o muy buena en aquellos individuos con un
nivel de AF moderado y alto (ver Tablas 41 y 42).

Tabla 41. Porcentaje de clasificación de estado de salud según nivel de


actividad física

Estado salud
Nivel AF % nivel AF
Muy malo Malo Regular Bueno Muy bueno

Inactivo 20,0% 25,0% 15,6% 11,3% 7,8% 11,2%

Moderado 40,0% 75,0% 56,9% 46,8% 30,4% 44,6%

Alto 40,0% 0,0% 27,5% 41,9% 61,8% 44,2%

Tabla 42. Porcentaje de clasificación de calidad de vida según nivel de


actividad física

Calidad de vida
Nivel AF % nivel AF
Muy mala Mala Regular Buena Muy buena

Inactivo 16,7% 10,5% 20,8% 9,9% 10,0% 11,2%

Moderado 50,0% 63,2% 48,7% 45,0% 39,0% 44,6%

Alto 33,3% 26,3% 30,5% 44,7% 51,0% 44,2%

5.3.4. PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA Y HÁBITOS DE ACTIVIDAD FÍSICA

Se ha analizado la asociación entre diferentes variables relacionadas


con el nivel de práctica de AF. Existe asociación entre el hecho de practicar
deporte en la actualidad y el gasto energético (U=110539,5; p<0,001), tanto si
consideramos la variable “gasto energético” como continua o si la
categorizamos según nivel de práctica de AF en inactivo, moderado o alto
(χ2=216,47; p<0,001). Un 26% de los estudiantes que practican AF no llegan a los
165
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

niveles mínimos de actividad para considerarse físicamente activos, sin


embargo, hay un 46,31% con un nivel moderado y un 79,67% con uno alto.

Se ha observado que aquellos sujetos que afirman realizar deporte o AF


en la actualidad son los que la realizan con más frecuencia (χ2=259,89;
p<0,001). Esta significación estadística se mantiene al asociarlo con los días de
AF vigorosa (χ2=384,62; p<0,001) y moderada (χ2=194,70; p<0,001), pero no en
el caso de días de caminar (χ2=6,72; p=0,459).

La frecuencia de actividades ligeras como caminar tienen una media


de 4,84 (DE 2,18) días/semana en quienes practican deporte frente a la media
de 4,69 (DE 2,14) días semana de quienes no.

De aquellos que en la actualidad no realizan AF, un 88,5% indica haber


practicado algún tipo de actividad físico-deportiva en el pasado aunque
ahora no lo haga.

Respecto a la muestra total, un 88,3% de los estudiantes contestaron


que practicaban deporte durante el horario extraescolar en la infancia, siendo
estos estudiantes más proclives a realizar deporte en la actualidad (χ2=19,79;
p<0,001).

Además, aquellos individuos que realizaron deporte extraescolar son los


que tienen un mayor gasto energético (U=66729,00; p<0,001) y presentan
mayores niveles de AF (χ2=27,17; p<0,001). La mediana es mayor en aquellos
estudiantes que afirman haber realizado AF extraescolar en la infancia con
2613,00 (RI 1224-4620) METS*minuto/semanales respecto a aquellos que no con
1440,00 (RI 693-2880) METS*minuto/semanales.

No existen diferencias estadísticamente significativas entre las medias de


IMC entre aquellos individuos que sí practicaban deporte extraescolar en la
infancia y aquellos que no (t=0,81; p=0,418), ni tampoco entre aquellos que
afirman haber practicado AF en el pasado aunque ahora no lo hagan (t=0,56;
p=0,575).

166
Capítulo 5: Resultados

Aquellos individuos cuyos progenitores (tanto madre como padre) y


hermanos realizan deporte o AF de manera regular tienen tendencia a
practicar deporte también, en el caso de la madre (χ2=20,04; p<0,001); del
padre (χ2=26,56; p<0,001) y de los hermanos (χ2=13,72; p<0,001). De hecho, la
probabilidad de practicar deporte si la madre también lo hace es 1,91 (IC 95%
1,43-253) veces mayor, si lo practica el padre es 1,97 (IC 95% 1,52-2,55) veces
mayor y si quien lo practica son los hermanos es 1,50 (IC 95% 1,21-1,88) veces
mayor. Sin embargo, el hecho de que quienes practiquen deporte
asiduamente sean la pareja (χ2=3,29; p<0,070) o los amigos (χ2=2,81; p<0,093)
no tiene ninguna influencia estadísticamente significativa.

Existen diferencias estadísticamente significativas en las medianas de


gasto energético si la madre (U=127448,5; p<0,001), el padre (U=154422,5;
p<0,001), los hermanos (U=216145,5; p=0,023), la pareja (U=167706,5; p=0,025) o
los amigos (U=172978,5; p=0,046) realizan AF. Además, cuando más miembros
de su entorno realizan AF, mayor es la mediana de gasto energético de los
alumnos (ver Tablas 43 y 44).

Tabla 43. Gasto energético según práctica de actividad física núcleo familiar y
social

Madre Padre Hermanos Pareja Amigos

Sí No Sí No Sí No Sí No Sí No

Error típ. de 146,8 65,78 129,6 67,64 91,38 80,94 114,8 71,33 71,38 114,7
la media 2 9 6 6

Mediana 2909, 2358, 2811, 2288, 2712, 2310, 2762, 2385, 2556, 2297,
00 00 00 00 00 00 00 50 00 00

25 1426, 990,0 1502, 990,0 1278, 1022, 1386, 990,0 1197, 960,0
50 0 25 0 00 00 00 0 00 0
Percentiles

50 2909, 2358, 2811, 2288, 2712, 2310, 2762, 2385, 2556, 2297,
00 00 00 00 00 00 00 50 00 00

75 5253, 4264, 5006, 4266, 4596, 4310, 4664, 4367, 4499, 4360,
00 50 25 00 00 50 75 75 25 50

167
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Tabla 44. Gasto energético según el número de miembros del núcleo familiar y
social que realizan actividad física

Núcleo Núcleo
Progenitores Núcleo familiar familiar + familiar +
Pareja social

Error típ. de la
205,44 246,98 377,36 438,98
media

Mediana 2913 3136 3893 4256,5

25 1559,25 1617 1860 1854

Percentiles 50 2913 3136 3893 4256,5

75 5584,5 5625 5916 5935

5.3.5. PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA Y ESTRÉS ACADÉMICO

Existen diferencias estadísticamente significativas (F=16,51; p<0,001)


entre las medias del valor total de la escala CEAU entre aquellos individuos
que afirman practicar deporte o AF, cuyas medias se sitúan en 55,17 (DE 16,20)
puntos, y aquellos que no, con 58,70 (DE 14,43) puntos (ver Tabla 45). Estas
diferencias se mantienen en las dimensiones OA (F=24,86; p<0,001) y DI (F=6,33;
p=0,012) pero no en EP (F=1,35; p=0,238) ni EC (F=3,61;p=0,058).

Aunque son muy débiles, existe asociación estadísticamente


significativa entre el valor total de la escala CEAU y el gasto energético (rho=-
0,08; p=0,004), el factor OA y el gasto energético (rho=-0,09; p=0,001) y el
factor DI y el gasto energético (rho=-0,05; p=0,041). Estas asociaciones son
negativas, así que a mayor gasto energético, menor es la puntuación de estrés
académico (así como de los factores obligaciones académicas y dificultades
interpersonales). En cuanto al resto de factores, no existe asociación
estadísticamente significativa con la variable gasto energético (en el factor EP
la correlación rho=-0,04; p=0,182, en el factor EC la correlación rho=-0,03;
p=0,274).

168
Capítulo 5: Resultados

Tabla 45. Medias escala CEAU y dimensiones según si se practica AF en la


actualidad

Desviación IC al 95%
Media
típica Lim. Inf. Lím. sup

Sí 55,17 16,20 54,03 56,31


Valor total CEAU
No 58,69 14,43 57,47 59,91

Obligaciones Sí 25,19 6,44 24,74 25,64


Académicas No 26,92 5,98 26,42 27,42

Expediente y Sí 16,23 5,23 15,86 16,59


perspectivas de
futuro No 16,56 5,02 16,15 16,98

Dificultades Sí 7,12 2,83 6,92 7,31


Interpersonales No 7,52 2,92 7,27 7,76

Expresión y Sí 8,29 2,76 8,10 8,48


comunicación de
ideas No 8,57 2,66 8,35 8,80

Si en lugar de revisar la variable continua de gasto energético se revisa


la variable categórica de nivel de actividad física, dejan de existir diferencias
de medias estadísticamente significativas de las puntuaciones del cuestionario
de estrés académico (F=2,90; p=0,055) y del factor diferencias interpersonales
(F=0,51; p=0,600) según el nivel de AF (alto, moderado, inactivo). Solo existen
diferencias estadísticamente significativas en las medias del factor OA (F=4,43;
p=0,012), siendo más bajas (25,32) en aquellos individuos que tienen un nivel
alto de AF (respecto a un 26,36 en aquellos individuos inactivos o moderados).

Si solo se tienen en cuenta aquellos individuos que afirmaron realizar AF


en la actualidad, entonces deja de existir asociación entre las variables gasto
energético, CEAU y cualquiera de sus factores (ver Tabla 46).

169
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

Tabla 46. Correlación (rho de Spearman) entre gasto energético y escala de


estrés académico y sus dimensiones

OA EF DI EC CEAU

r -0,06 -0,04 -0,06 0,00 -0,06

Sig. (bilateral) 0,122 0,251 0,102 0,978 0,089

5.3.6. PRÁCTICA DE ACTIVIDAD FÍSICA Y ADHERENCIA A LA DIETA


MEDITERRÁNEA

Existe una asociación entre practicar deporte y presentar una buena


adherencia a la dieta mediterránea (χ2=5,20; p=0,023).

La mediana en la escala de adherencia a la dieta mediterránea es de 7


(RI 6-9) en aquellos individuos que refieren practicar deporte en la actualidad y
de 7 (RI 6-8) en aquellos que no. Existe asociación entre ambas variables
(U=175623,50; p=0,003). Existe un mayor porcentaje de individuos que tienen
una buena adherencia a la dieta mediterránea entre aquellos que practican
deporte en la actualidad respecto a los que no (χ2=5,20; p=0,023) (ver Figura
31).

Figura 31. Porcentaje de adherencia a la dieta mediterránea según si se realiza


actividad física

90,00%
79,50%
80,00% 73,90%
70,00%
60,00%
50,00%
40,00%
30,00% 26,10%
20,50%
20,00%
10,00%
0,00%
Sí No

Buena ADM Baja ADM


170
Capítulo 5: Resultados

Existe una correlación positiva entre gasto energético y valor total de


dieta mediterránea (rho=0,126; p<0,001), así que a mayor gasto energético,
mayor también es la puntuación de la escala de adherencia a la dieta
mediterránea. Si solo se tienen en cuenta aquellos individuos que afirmaron
realizar deporte en la actualidad, se mantiene la asociación entre gasto
energético y valor total dieta mediterránea (rho=0,10; p=0,006).

171
Capítulo 6: Discusión

CAPÍTULO 6: DISCUSIÓN

6.1. PERFIL DESCRIPTIVO DE LOS ESTUDIANTES DE LA UNIVERSITAT DE LES


ILLES BALEARS

6.1.1. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS

A la hora de describir la distribución de la población en ramas de


conocimientos según sexo, los resultados siguen la misma tendencia que el
resto de universidades españolas y/o de la Unión Europea, en las que existe
una segregación horizontal por sexo en el alumnado. Existe predominancia de
mujeres en titulaciones de ciencias de la salud, ciencias sociales o
humanidades y de hombres en ramas de conocimiento más técnicas, como
las ingenierías o titulaciones de ciencias (202,203).

El análisis de la distribución de la muestra según sexo permitió observar


que las mujeres representan el 56,6% y los hombres el 43,4%. Esta distribución es
similar a la población de la UIB, en la que las mujeres representan el 59,1% y los
hombres el 40,9%, así como los datos a nivel nacional del Ministerio de
Educación, en que la población universitaria estaba conformada por un 54,4%
de mujeres frente a un 45,6% de hombres en el curso 2008-2009 (203).

Si bien la franja de edad teórica para estar cursando estudios


secundarios de nivel superior es entre los 18-21 años, esta edad se puede ver
modificada por dos motivos: que cierto número de alumnos repita curso (ya
sea en este nivel educativo o bien en alguno anterior) o bien que sujetos más
mayores decidan realizar estudios universitarios. Esta segunda opción es la que
provoca la existencia de datos extremos que pueden sesgar la media de
edad de la muestra y alterar las estimaciones que se hacen a partir de ella. En
estos casos, la edad es una variable potencialmente confusora a la hora de
realizar determinados análisis de asociación, por lo que es adecuado realizar
análisis de sensibilidad según los grupos de edad. De hecho, las asociaciones
entre edad y las variables estado de salud, calidad de vida, adherencia a la
dieta mediterránea y SOC han perdido significancia a la hora de repetir los
análisis según grupos de edad, ya que la asociación se mantenía en el grupo

173
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

de edad de jóvenes pero no en el de mayores. Este hecho podría deberse al


tamaño muestral del grupo de mayores, de tan solo 152 individuos respecto al
de jóvenes, de 1221 sujetos, por lo que se perdería potencia en el análisis. Sin
embargo, al repetir los análisis según grupo de edad, otras asociaciones
aparecían o se mantenían en el grupo de mayores pero no en el de jóvenes
(como edad y estrés académico o SOC según sexo).

El hecho de que los porcentajes de alumnos vayan disminuyendo según


avanzan los cursos es previsible en este nivel educativo, ya que algunos
alumnos abandonan sus estudios. Los motivos son diversos: por no aprobar los
créditos mínimos de permanencia de su titulación, por haber perdido el interés
en la titulación que eligieron, o por no poder pagar el precio de los créditos
(que ha ido al alza en estos últimos años).

La distribución según curso teniendo en cuenta los grupos de edad,


apenas sufre modificaciones en el grupo de jóvenes, pero sí en el de mayores.
Este resultado es de esperar, ya que es lógico que en el grupo mayores la
distribución de edades según curso sea heterogénea, puesto que se han
matriculado a la universidad en edades superiores a las esperadas en este
grupo social (los alumnos universitarios, siguiendo el esquema educativo,
llegan a la universidad a los 17-18 años de edad). Estos valores extremos de
edad no siguen ningún esquema teórico educativo, sino que se han
matriculado en sus estudios a una edad tardía y cada uno sigue su propia
estrategia de matrícula para avanzar en su formación académica (no tienen
por qué ir a curso por año, como sí suelen hacer los jóvenes cuyo principal
objetivo es finalizar sus estudios lo antes posible para poder incorporarse así al
mercado laboral).

Considerando el grupo poblacional al que pertenece la muestra, los


resultados esperados al preguntar sobre su estado civil eran encontrar el mayor
porcentaje en solteros/as (tal y como ha sucedido). Los resultados obtenidos al
realizar el análisis de sensibilidad según grupos de edad son coherentes, ya
que en el grupo de jóvenes aumenta el porcentaje de solteros y disminuye el
de pareja estable/casados y en grupo de mayores ocurre al revés. Estos

174
Capítulo 6: Discusión

estados civiles mayoritarios son los más comunes en la sociedad a estas


edades.

En cuanto a la carga familiar (número de hijos), los resultados de nuevo


son compatibles con este grupo poblacional (al realizar el análisis de
sensibilidad según grupo de edad). En los universitarios tampoco suele ser
habitual tener hijos, por eso el porcentaje de alumnos con hijos es bajo.

Los datos de estudiantes laboralmente activos son inferiores que los de


estudios realizados en el mismo entorno en años previos (que ascendían al
29,4% respecto al 25,2% que se ha observado en el presente estudio).
Asimismo, los porcentajes de horas de trabajo entre las personas activas
también se han modificado, disminuyendo las mayores cargas horarias de
trabajo y aumentando los porcentajes de trabajos de menos horas. Este hecho
puede deberse a que los alumnos tienen que trabajar para ayudar a la
economía familiar o financiarse los estudios, de ahí que un cuarto de la
muestra esté en activo a nivel laboral, cuando este grupo poblacional en
teoría no debería haberse incorporado al mercado laboral hasta finalizar sus
estudios. Las modificaciones de los porcentajes de alumnos en activo
laboralmente al realizar el análisis de sensibilidad según grupos de edad
modifica drásticamente los resultados de la vía de financiación de sus estudios,
y respalda la teoría que el grupo jóvenes, en su mayoría, tienen una
dependencia económica (204), por lo que pueden dedicar la mayor parte de
su tiempo al estudio (así como a actividades de ocio), mientras que el grupo
mayores tienen que compaginar su vida laboral con su vida estudiantil (siendo
difícil avanzar en esta última debido a la gran carga horaria de trabajo
semanal) y también, en mayor proporción que los anteriores, con sus
responsabilidades familiares.

El hecho que el porcentaje de estudiantes que financian sus estudios


principalmente con su trabajo sea un poco menor que el de individuos que
indicaron trabajar puede que se deba a que, a pesar de tener un salario con
el que poder pagar sus estudios, consideran que la principal vía de
financiación es otra. Estos porcentajes son ligeramente diferentes de los
encontrados en este entorno en el 2010 (195), donde un 50,7% de los alumnos
indicaba que sus estudios estaban financiados por sus padres, un 18,7% a
175
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

través de becas, un 11,7% a través de su trabajo estacional y un 15,1% por su


trabajo estable. Puede que estas diferencias se deban a la crisis económica
afianzada en España así como al aumento del precio de la matrícula
universitaria, por lo que los alumnos tienen más dificultades en hacer frente a la
financiación de sus estudios por cuenta propia.

La distribución de la muestra según clase social es similar a la que existe


a nivel poblacional, siendo las clases sociales más desfavorecidas las que
presentan mayor proporción de individuos. La clase social I también es la que
presenta menor proporción de individuos, aunque en el estudio ESIB era mayor
(17%) y la clase social II mostraba valores muy similares (25,5%). La clase social
III presentaba valores menores que nuestra muestra (57,5%), aunque sigue la
misma tendencia (185).

6.1.2. CARACTERÍSTICAS ANTROPOMÉTRICAS

En cuanto a los resultados antropométricos, se observó que la media del


IMC, de 22,24 (DE 3,16) kg/m2, se encuentra dentro del rango de normalidad
según los valores establecidos por la OMS (que oscilan entre 18,5- 24,9 kg/m2),
tal y como ocurre en otros estudios realizados con estudiantes universitarios
que han documentado que la mayoría de los universitarios españoles se
encuentra dentro de la categoría de normopeso (117,205,206). No obstante, a
pesar de encontrarse en el rango de normalidad, existen oscilaciones en las
medias del IMC según estudios. Es posible que estas discrepancias se deban a
las características morfológicas según cada país de los individuos, como en el
estudio en que reportaron mayores índices de IMC las estudiantes mujeres de
etnia negra que las de blanca (206), o en el estudio donde se encontraron
diferencias en los IMC entre los caucásicos norteamericanos con 23,7 (DE 3,7)
kg/m2 y los asiáticos surcoreanos, con 21,2 (DE 2,3) kg/m2 (207).

En la distribución de la muestra según el grado de obesidad, también


existen diferencias en los porcentajes según los diferentes estudios. En cuanto
al porcentaje de normopeso observado (76,5%) es mayor que el de otras
investigaciones donde solo un 66% de la población se encontraba en esta

176
Capítulo 6: Discusión

categoría (206) o un 71,1% (208) aunque menor si se compara con otras que
obtuvieron porcentajes del 79,5% (175). En cuanto a los porcentajes de
sobrepeso (13,1%) y obesidad (2,5%) son menores respecto a los resultados de
diversos estudios, cuyos porcentajes de sobrepeso y obesidad oscilan desde
valores del 36,7% y 17%, respectivamente, en la Encuesta Nacional de Salud
realizada en España en el 2011-2012 en población mayor de 18 años (209); el
18% y el 9%, respectivamente, en una muestra de universitarios (206), el 18,9%
de exceso de peso (195) o el 8,2% de obesidad en una población de 16 años
(210). Sin embargo, también existen estudios en las que se observaron
prevalencias menores, entre el 12,9% y 0,5%, respectivamente (175).

En cuanto a las diferencias estadísticamente significativas de las medias


de IMC según sexo, en otros estudios con muestra de estudiantes universitarios
se confirmaron los hallazgos del presente estudio al observar valores de media
superiores en hombres respecto a las mujeres (117,168,208), así como la mayor
prevalencia de sobrepeso en hombres (18%) que en mujeres (16%) de la
Encuesta Nacional de Salud realizada en España en el 2011-2012, donde
también se destacó la inversión de prevalencias según sexo con la categoría
de peso insuficiente, que en mujeres de 18 a 24 años fue del 12,4% frente al
4,1% de los hombres de ese mismo grupo de edad (209), siguiendo la misma
tendencia del presente estudio.

Otros estudios respaldan el resultado que se observó de la existencia de


una asociación positiva entre IMC y edad (195), observándose que la
obesidad es más frecuente a mayor edad (excepto en mayores de 74 años)
(209).

La media del IMC aumenta de manera estadísticamente significativa a


medida que se desciende en la escala de clase social. En la Encuesta
Nacional de Salud realizada en España en el 2011-2012 (209) se observó que la
obesidad crece según se desciende en la escala social, de 8,9% en la clase I a
23,7% en la clase VI. Que en el presente estudio los valores de las medias de
todas la clases sociales se mantengan en normopeso, a pesar de la
significancia estadística de las medias de IMC, puede deberse al efecto
mitigador del nivel educacional.

177
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

6.1.3. ESTADO DE SALUD Y CALIDAD DE VIDA

La autovaloración del estado de salud es un indicador relacionado con


la información y la percepción que tiene el individuo de la calidad de vida a
través de un juicio subjetivo. La asociación entre estado de salud y calidad de
vida percibidos (χ2=0,48; p<0,001) es similar a los datos obtenidos en estudios
anteriores (195). No obstante, los valores de la percepción del estado de salud
bueno o muy bueno y calidad de vida buena o muy buena han disminuido
ligeramente respecto a lo registrado en el 2010 (cuyos valores fueron de 91% y
88,1% respectivamente). A pesar de ello, siguen siendo ligeramente superiores
(y siguen la misma tendencia) que los datos obtenidos en la Encuesta de Salud
de las Islas Baleares (ESIB) en la que el 74,4% de la población consideraba que
su salud era buena o muy buena (185). De hecho, los resultados de que a más
edad, menor sea la calidad de vida percibida concuerdan con otros estudios
en los que se observaba que la calidad de vida disminuía a medida que
aumentaba la edad, aunque en el estudio del ESIB se recogió información
relativa a personas a partir de 16 años sin límite de edad, siendo la media de
edad del estudio mayor que la de universitarios de la UIB (185,195).

Que no exista significación entre clase social con estado de salud


(χ2=9,71; p=0,286) concuerda con lo registrado en este mismo entorno, pero
que tampoco exista significación con la calidad de vida (χ2=15,36; p=0,053),
no. Además, más allá de la clase social, existen estudios que asocian la
percepción de la salud y la calidad de vida con el nivel educacional,
mejorando dicha percepción cuanto mayor es el nivel educacional y
disminuyendo la puntuación en ambos a menores niveles educacionales. El
nivel educativo de la muestra (estudiantes universitarios) puede estar
mitigando la clase social de origen, lo que podría explicar la ausencia de
significación entre estado de salud/calidad de vida y clase social, y provocar
diferencias entre los resultados del presente estudio y otros realizados en
población general (211).

178
Capítulo 6: Discusión

6.1.4. SENTIDO DE COHERENCIA

Los valores de sentido de coherencia (SOC) hallados de los estudiantes


universitarios de la UIB, con una media de 135,45 (DE 21,07), están dentro del
promedio de sentido de coherencia que se encuentra en otros estudios en
poblaciones de estudiantes universitarios. Así, en la revisión sistemática que
realizaron Eriksson y Lindstöm concluyeron que la media del SOC, de los 123
estudios que usaron el Cuestionario de Orientación a la Vida de 29 ítems (SOC-
29) que habían revisado, variaba desde 100,5 (DE 28,5) a 164,5 (DE 17,1) (32).
En un estudio en una muestra de estudiantes universitarios suecos menores de
30 años se encontró que la media del SOC en hombres era de 143 (DE 21,8) y
en mujeres de 140 (DE 21,5), valores ligeramente superiores que los hallados en
nuestro estudio así como invertidos en cuanto a que los hombres puntúan con
medias superiores que las mujeres (212). No obstante no siempre es posible
comparar los resultados con los valores obtenidos en otros estudios en
poblaciones universitarias ya que no siempre se usa la misma variante del
Cuestionario de Orientación a la Vida (SOC-29, SOC-13, SOC-L9,…) para medir
el constructo. Además, no existe un punto de corte estándar para definir un
SOC fuerte o débil, sin embargo se usan los terciles con fines estadísticos de
comparación y análisis.

Hay que considerar que teniendo en cuenta la media de edad de la


población universitaria, así como que el SOC se estabiliza a partir de los 30
años (45), la media de SOC encontrada en la muestra de estudiantes
universitarios de la UIB todavía es susceptible de aumentar.

6.1.5. ESTRÉS ACADÉMICO

Al comparar los datos de estrés académico obtenidos en el presente


estudio con el estudio de García-Ros et al (139), comprobamos que las medias
de los factores son bastante similares, si bien el factor OA es ligeramente
superior en nuestra muestra respecto a la media de 24,5 (DE 4,9) que
presentaron en su estudio, el resto de factores presentan valores de media
ligeramente inferiores que eran de EF 17,7 (DE 4,6); DI 7,6 (DE 3,0); EC 9,4 (DE

179
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

9,4). Al comparar las medias de los alumnos de nuevo ingreso del presente
estudio, volvemos a encontrar ligeras diferencias (la media del factor OA es
ligeramente más alta en nuestra muestra, y el resto de factores son
ligeramente más bajos)(139).

6.1.6. ACTIVIDAD FÍSICA

En cuanto a los hábitos deportivos, que un 89% de la muestra afirme que


le gusta hacer deporte frente a un 11% que no le gusta concuerda
exactamente con un estudio anterior realizado en otra población universitaria,
donde el 89,7% tenía una actitud hacia el deporte positiva mientras que a un
10,3% no le gustaba practicarlo (163). Al comparar estos datos con los
recopilados en ese mismo entorno en el pasado, encontramos que el
porcentaje de estudiantes que practican deporte ha disminuido
considerablemente (en el 2010 un 66,2% referían practicar AF frente al 58,9%
que lo practica actualmente) (195). No obstante, otro estudio realizado
también en estudiantes de la UIB, puso de manifiesto que un 54% de los
estudiantes afirmaban realizar AF (144), siendo este porcentaje intermedio
entre ambos estudios. La media de horas semanales de práctica de AF fue
menor que la de otros estudios, de 3,20 (DE 1,63) horas/semanales respecto a
las 5 horas de AF semanales que refieren otros estudios (177). Existe un 30,1% de
estudiantes que, a pesar de gustarles practicar actividad física, no participan
en ninguna actividad física en la actualidad. Estos datos concuerdan con
estudios previos realizados en estudiantes universitarios, donde se detectó que
entre un 25,1% y un 60% de los universitarios no llegan a las recomendaciones
de los mínimos de AF de la OMS para que existan beneficios en la salud
(84,148,172,173,214).

La mediana del nivel de actividad física de los sujetos del presente


estudio, de 2490 METS*minuto/semanales, comparada con la de otras
poblaciones de universitarios, es ligeramente inferior a la media de otro estudio
en población croata, en el que fue de 2700 METS*minuto/semanales (214),
pero superior al llevado a cabo en población polaca (de 1980
METS*minuto/semanales) (215), a la de población turca (de 2317,5
180
Capítulo 6: Discusión

METS*minuto/semanales) (171) y a la de población americana (de 1727,36


METS*minuto/semanales) (216).

Un 11,2% de sujetos no llegan a los mínimos para considerarse


físicamente activos, un 44,6% tiene un nivel de AF moderado y un 44,2% alto.
Estos datos difieren de los resultados encontrados en el 2010 en los estudiantes
universitarios de esta misma universidad, donde se clasificó a un 34,5% de los
individuos como inactivos, al 8,1% como que realizan una actividad física
ligera, al 10,1% como que realizan una actividad física moderada y al 47,1%
como que realizan una actividad física intensa (195). Estos resultados tal vez se
deban a que los criterios de clasificación de ese estudio fueron diferentes (no
basándose en el IPAQ). El hecho de haber afirmado no practicar ningún
deporte o AF pero que sí se puntúe determinado gasto energético puede ser
debido a que muchas actividades de la vida diaria requieren un gasto
energético considerable, y el cuestionario IPAQ está diseñado para detectar el
cómputo total de actividad física que se realiza más allá de la práctica
deportiva o la AF realizada en tiempo de ocio, como la que se realiza durante
el transporte, las tareas domésticas o a nivel ocupacional. Así pues, la mediana
del gasto energético de caminar es mayor que el que se obtiene de las
actividades físicas moderadas. Por ese motivo, es posible que, a pesar que un
41,1% afirma no realizar deporte o AF en la actualidad, sí se presente cierto
nivel de actividad física (ya sea insuficiente, moderado o alto) porque afirma
caminar frecuentemente o durante mucho tiempo. Los niveles de AF hallados
en la muestra son altos, incluso en aquellos casos en que han confirmado no
practicar deporte ni AF en la actualidad. Además, también puede deberse a
que el porcentaje de individuos en la categoría de nivel de AF alta es
dominante (del 44% de toda la muestra y del 59,9% si solo se tienen en cuenta
aquellos individuos que afirman realizar deporte). Así pues, en los análisis
posteriores se quiere considerar los estudiantes que realiza AF, se han
seleccionado solo los casos que indicaron estar realizando AF en la
actualidad, mientras que cuando el objeto de análisis son los niveles de AF
según las categorías del IPAQ, se han seleccionado todos los casos,
independientemente del hecho de estar realizando AF o deporte en la
actualidad. Una limitación a este cuestionario sería la existencia de un sesgo

181
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

de deseabilidad social, por lo que las respuestas de la frecuencia o intensidad


de AF que han informado pueden haber sido al alza, aunque el hecho de usar
un cuestionario validado como el IPAQ debería minimizar este sesgo.

Existe evidencia en España que aquellos jóvenes con niveles culturales


más altos son los que realizan más actividad física (99,217). No obstante, la
proporción de personas que practican deporte disminuye a medida que
aumenta la edad, llegando a sus mínimos en la franja de edad de 18 a 25
años, edad que coincide con el inicio de los estudios universitarios. Esta
disminución es aún mayor en las mujeres (218).

Se han centrado los estudios sobre las barreras que existen a la hora de
practicar AF (102,219), por eso es interesante el enfoque salutogénico para
averiguar las motivaciones de aquellos que sí practican, de esta manera
podrían plantearse políticas dirigidas a potenciar esas motivaciones.

Se ha observado que aquellos individuos que practican AF


habitualmente, están dentro de la normalidad en su índice de masa corporal.
El hecho que haya mayor proporción de individuos con normopeso y
sobrepeso entre aquellos que practican deporte en la actualidad puede ser
porque los estudiantes utilizan la AF como método para combatir ese
sobrepeso, y quienes han conseguido su objetivo ya se encuentren en
normopeso, o que simplemente aquellos sujetos con normopeso utilicen la AF
como un método efectivo para controlar el balance energético. Según los
estadios de cambio de Prochaska y Diclemente, es posible que los alumnos
con normopeso estén en el estadio de mantenimiento, mientras que los que
tienen sobrepeso estén en acción, procesando el cambio.

En el estudio SUN se observó que los estudiantes universitarios de la


cohorte que habían disminuido su actividad física en tiempo de ocio a lo largo
de dos años habían aumentado de manera estadísticamente significativa su
IMC (104).

182
Capítulo 6: Discusión

6.1.7. ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA

En cuanto a la adherencia a la dieta mediterránea, en un estudio que


se realizó en este mismo entorno, se detectó que la media en la escala de la
dieta mediterránea (MDS) era de 5,13 (DE 1,79), valor ligeramente inferior al
hallado en el presente estudio (144). Desde que se realizó dicha investigación,
en la Universitat de les Illes Balears se han implementado intervenciones
dirigidas a la promoción de la salud en el ámbito alimentario desde el
Vicerrectorado de Campus, Cooperación y Universidad Saludable. Dichas
intervenciones podrían haber provocado esas diferencias, por lo que las
medidas de promoción de la salud implantadas serían efectivas.

Se encontró que un 23,8% de la muestra presenta una buena


adherencia a la dieta mediterránea. Estos resultados siguen la misma
tendencia que otros estudios realizados en otras poblaciones de estudiantes
universitarios, como el de la Universidad de Navarra, donde encontraron que
el 28,4% de los estudiantes tenían una adherencia alta a la dieta
mediterránea, el 62,1% tenían una adherencia intermedia y el 9,5% tenía una
baja adherencia (220). En otros estudios, se obtuvieron prevalencias similares al
del presente estudio, con un 24,5% de estudiantes con una buena adherencia,
un 60,4% una intermedia y un 15,1% baja (221), y otros con porcentajes más
altos, con prevalencias entre un 43% (222) y un 53% de estudiantes
presentando una buena adherencia (120); y otros donde concluyeron que un
50% de la muestra presentaba una adherencia baja o muy baja a la dieta
mediterránea (117).

183
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

6.2. CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS Y CLASE SOCIAL.


INFLUENCIA SOBRE EL SENTIDO DE COHERENCIA Y LOS ESTILOS DE
VIDA

6.2.1. VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS Y SENTIDO DE COHERENCIA

Los alumnos de la rama de conocimiento de ciencias de la salud


presentan puntuaciones en la escala de SOC más altas. En general, los
alumnos de esta área presentan hábitos más saludables que el resto. El hecho
de tener en su currículum académico formación acerca de los beneficios y los
riesgos de adoptar ciertos estilos de vida, les provee de este conocimiento
como un recurso general de resistencia, por lo que puede estar favoreciendo
que este grupo de alumnos decida adoptar estilos de vida más saludables, así
como que dispongan de las herramientas para poder hacerlo (por lo que
también puntúan mejor en sentido de coherencia). No obstante, debido al
diseño transversal del presente estudio, no es posible discernir si el hecho de
tener puntuaciones más altas en el SOC es la causa o la consecuencia de
tener estilos de vida saludables.

Existe controversia en cuanto a las diferencias de la puntuación del SOC


según sexo, ya que existen tanto estudios que sugieren que existen diferencias
entre hombres y mujeres (229,230), como otros que concluyen que no es así
(155,231). En este estudio no se han encontrado diferencias estadísticamente
significativas entre las medias del SOC según sexo (F=1,014; p=0,31). No
obstante, se encontraron diferencias según sexo atribuibles a la edad de los
sujetos con el análisis de sensibilidad. En el grupo de mayores de 27 años sí que
la media del SOC presenta diferencias estadísticamente significativas según
sexo (t=-2,199; p=0,030; IC 95%= 8,46-16,10), quedando la media en hombres
en 140,56 (DE 22,00) y en mujeres en 149,03 (DE 20,88). Este dato va en
consonancia con lo postulado por Antonovsky que el SOC no se estabiliza
hasta pasada la tercera década de la vida (15), ya que la media de edad del
grupo mayores está en 34,84 (DE 8,30) años. Es posible que la media de SOC
no presente diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres
más jóvenes ya que todavía no se ha estabilizado el constructo en edades
más tempranas. Este dato se ve respaldado por la correlación que se encontró
184
Capítulo 6: Discusión

entre SOC y edad (a mayor edad, mayor puntuación del SOC), asociación
que desaparecía en el caso del análisis de sensibilidad del grupo de mayores.
Tal y como se acaba de mencionar, este dato sigue la misma tendencia de
que el SOC es susceptible de modificarse en poblaciones jóvenes, y que se
estabiliza a partir de la tercera década de la vida, por lo que en ese grupo
poblacional ya no existen diferencias estadísticamente significativas entre
ambas variables (15). Pero existen otros estudios con muestras de estudiantes
universitarios en los que se observa que la edad no es un determinante del
SOC (229).

Que el SOC tenga una asociación positiva con el curso al que se


pertenece sigue respaldando los hallazgos encontrados respecto al SOC y la
edad, ya que la media de edad de estudiantes aumenta conforme avanzan
los cursos. Además, que el SOC sea superior en alumnos de cursos superiores
respecto a los de nuevo ingreso también puede deberse a que, una vez
superado el primer año en la universidad, los alumnos hayan mejorado su
capacidad de enfrentarse a las situaciones que les acontecen en el día a día
de su vida estudiantil.

Clase social y SOC no siempre aparecen asociados en la literatura.


Existen estudios que concluyen que sí existe asociación (48,154,233), y otros
que concluyen que el SOC no está asociado a la clase social (160,193,233–
236), tal y como se observa en el presente estudio. No obstante, tiene sentido
que un SOC fuerte aparezca en aquellos individuos de clases sociales que,
debido a su trabajo, hayan aprendido a decidir determinadas acciones, que
estén acostumbrados a actuar y que tengan la oportunidad de llevarlo a
cabo (características de las ocupaciones de clases sociales más favorecidas).
De nuevo encontramos que tal vez el hecho del nivel educacional de la
muestra, que es el mismo sea cual sea su clase social de origen (todos son
estudiantes universitarios), mitigue la relación entre SOC y clase social.

6.2.2. VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS Y ESTRÉS ACADÉMICO

No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las


medias de estrés académico entre alumnos de nuevo ingreso respecto a los

185
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

alumnos del resto de cursos. Sin embargo, el estrés académico de los


estudiantes debería ser especialmente relevante en aquellos alumnos de
nuevo ingreso. Con la entrada a esta nueva etapa en el mundo universitario,
los estudiantes van a tener la necesidad de adaptarse a muchos cambios en
su entorno, así como a nuevas exigencias y dedicación de este nuevo nivel
educativo, lo que puede conllevar un aumento de su nivel de estrés. A medida
que pasan los cursos, los estudiantes van a adoptar una serie de estrategias de
afrontamiento para poder adaptarse a la vida universitaria, lo que le ayudará
a lidiar mejor con el estrés atribuible a los estudios. El último curso aparecen un
nuevo tipo de exigencias, las ligadas a finalizar los estudios con buenas
calificaciones para poder optar a un buen puesto de trabajo, por lo que sería
lógico que el estrés volviera a aumentar. Se observó que en determinadas
situaciones académicas, como realizar un examen o exponer trabajos en
clase, los alumnos de 1er curso informaban de mayores niveles de estrés que
los alumnos de cursos superiores (141). En el presente estudio se observó que a
mayor edad, menor estrés académico. Este resultado podría deberse a que los
estudiantes, a medida que pasan los años, adoptan estrategias de
afrontamiento para lidiar con las situaciones estresantes.

Las diferencias de puntuaciones del cuestionario de estrés académico


universitario (CEAU) según sexo concuerdan con los resultados de otros
estudios, siendo las mujeres quienes manifestaban niveles superiores de estrés
en todos los casos (139,141,195,213), y en el que concluían que existían
diferencias estadísticamente significativas en tres de las dimensiones del CEAU
(OA, EF y EC) (139). La única diferencia es que, en nuestros resultados, también
se han encontrado hallazgos significativos en la dimensión DI, mientras que en
el estudio llevado a cabo en los universitarios valencianos no.

6.2.3. VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS Y ACTIVIDAD FÍSICA

La rama de conocimiento de ciencias de la salud tiene mejores


actitudes hacia la AF y mayor gasto energético que las otras, aunque no hay
diferencias entre las diferentes ramas a la hora de afirmar estar practicando AF
en la actualidad. El hecho de que la práctica deportiva en la actualidad no
186
Capítulo 6: Discusión

dependa de la rama de conocimiento de la que se provenga pero que sí


exista relación entre las actitudes hacia la práctica deportiva (“me gusta
realizar deporte o AF”) y el área de conocimiento es posible a que se deba al
sesgo membresía o de pertenencia. Los estudiantes de ciencias de la salud
(92,4%) son los que tienen una mayor prevalencia de actitudes positivas hacia
la AF y el deporte. Esto puede deberse a que los estudiantes de estas
titulaciones, que se han preparado para utilizar en su vida profesional
conocimientos como los beneficios para la salud que tiene el hecho de realizar
AF, pueden utilizar dichos conocimientos en su propio beneficio. Así que, a
pesar de no practicar AF en la actualidad, saben que es deseable tener dicho
hábito saludable. Además, los estudiantes de ciencias de la salud también
presentan mayor gasto energético que los alumnos del resto de ramas de
conocimiento (χ2=24,85; p>0,001). Es interesante este hecho, ya que a pesar de
afirmar no practicar AF, parece que hayan integrado la AF en las actividades
de su vida diaria en mayor medida que los estudiantes de otras ramas. Estos
resultados siguen la misma tendencia que los encontrados en otros estudios en
poblaciones de universitarios, como en el que se concluía que los alumnos que
pertenecían a la titulación de Medicina seguían patrones ligeramente más
positivos en cuanto a estilos de vida saludables que los de otras titulaciones
(148), o como en el que se observó que los alumnos físicamente más activos
eran aquellos que cursaban titulaciones relacionadas con el área de salud
(241), o en el que observaron que la prevalencia de sujetos que cumplían con
las recomendaciones de AF era de 97,2% en aquellos alumnos que cursaban
Educación Física (204).

La práctica de actividad física se ha asociado mayoritariamente a


hombres más que a mujeres en poblaciones de estudiantes universitarios
(67,84,144,177,242,243) o adolescentes (76,215,244,245) de diferentes países, tal
y como también se ha encontrado en este estudio, tanto a nivel de
adherencia como en gasto energético realizados. Puede que estas diferencias
entre géneros se deban a que las mujeres tienen una mayor tendencia a
abandonar la práctica deportiva a edades más tempranas, además de la
actitud diferencial entre sexos hacia la AF, considerándose ésta más acorde
con el rol masculino (242,247). En la investigación de Pavón Lores realizada en

187
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

estudiantes universitarios sobre las motivaciones hacia la práctica de AF, se


concluyó que las mujeres tenían una sensación de inferioridad al afrontar la
práctica de actividades físico-deportivas, considerándose a sí mismas poco
competentes, no dominando esta área ni realizando bien dicha práctica.
Además, se sentían poco motivadas hacia la práctica por su universidad (246),
lo que también podría contribuir a la poca práctica de AF en el propio
campus observada en el presente estudio.

No existe asociación entre práctica deportiva, actitudes hacia la AF ni


gasto energético con la edad. Pero sí con el curso. Se esperaba observar que
los alumnos de nuevo ingreso fueran los que tenían una menor adherencia a la
práctica deportiva debido al posible abandono del hábito al ingresar en la
universidad, tal y como se observó en otras investigaciones (177), ya que el
cambio de su entorno educativo conlleva un aumento de la exigencia y
dedicación a los estudios. Sin embargo, después de los alumnos de último
curso, los de primer curso son los siguientes con mayor porcentaje de
adherencia. Una posible explicación a que esto ocurra sería que, tras el
esfuerzo dedicado al estudio de cara a los períodos evaluativos y tras las
calificaciones académicas del primer año en la universidad, los porcentajes de
adherencia a la práctica de AF disminuyan en el 2º curso debido a la
exigencia y dedicación de los estudios, y que después reinicien la práctica
deportiva progresivamente cuando los alumnos han conseguido adaptar su
tiempo de ocio y de estudio a sus actividades diarias de una manera más
eficiente, siendo incluso una forma de combatir el estrés diario.

A pesar de no haber encontrado asociación en esta investigación, en el


estudio Health Behaviour in School-aged Children (HBSC) en población
adolescente española se concluía en el análisis combinado del sexo y la edad
que el porcentaje de adolescentes que se sienten físicamente activos los 7
días de la semana desciende conforme aumenta la edad en ambos sexos.
Además, ese porcentaje se ha ido incrementando en cada edición del
estudio, 2002, 2006 y 2010) (247). A nivel internacional existe la misma
tendencia que en España: los promedios descienden con la edad en ambos
sexos (245). Es posible que, al ser la población diana de este estudio los
estudiantes universitarios, dicha correlación ya no se observe debido a que el
188
Capítulo 6: Discusión

deporte ya no entra dentro del currículum académico en el ámbito de


educación superior y solo aparece como actividad en tiempo de ocio.

El hecho que los alumnos que pertenecen a 2º curso sean los que más
AF o deporte practican en el campus tal vez sea debido al intento de
compaginar estudios con deporte, intentando aprovechar al máximo los ratos
libres entre clases u horas de estudio, y realizar su práctica deportiva en el
campus les facilita usar menos tiempo de desplazamiento a la hora de realizar
AF, aprovechando ese tiempo para realizar su actividad deportiva en el
campus.

Los alumnos de 4º curso son los que tienen mayor mediana de gasto
energético. Este dato va en consonancia con los porcentajes de práctica
deportiva según curso, ya que en 4º curso es donde se observó la mayor
prevalencia de alumnos que indicaron practicar deporte en la actualidad.
Este resultado concuerda con los de otros estudios previos, en los que se
observó que los alumnos físicamente más activos eran aquellos que estaban
en cuarto curso (241). Es posible que se deba a que, por un lado, los alumnos
de cuarto ya se han adaptado a las exigencias y demandas del entorno
universitario y sean más eficientes a la hora de compaginar estudios y
actividad física. También es posible que utilicen la AF como herramienta de
afrontamiento al estrés.

El hecho de que practicar deporte en la actualidad no tenga relación


con la clase social a la que se pertenece puede deberse al nivel educacional
de la muestra, tal y como ya ha ocurrido con otras asociaciones, que también
se han visto mitigadas. Existen estudios que concluyen que el nivel de estudios
es una de las variables más significativas a la hora de valorar la prevalencia de
AF, llegando a ser la tasa de práctica deportiva entre la población con
estudios universitarios cinco veces superior que la de personas sin estudios
(217). En un estudio se observó que un bajo nivel de ingresos estaba asociado
con un 40% de posibilidades de que se realizara una actividad física
insuficiente (de menos de 150 min/semana) (248). Otros estudios concluyen
que chicos y adolescentes con un alto nivel socioeconómico son más
propensos a practicar AF moderada y vigorosa (249), o que la tasa de
práctica deportiva es mayor en las clases sociales más favorecidas (217). Sin
189
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

embargo, existen otros estudios que concluyen que los individuos de clases
sociales favorecidas tienen más tendencia a ser físicamente inactivos que
aquellos de clase social más desfavorecida (25). Tal vez el motivo de esta
variabilidad de resultados sea que, en dicho estudio, también encontraron la
relación positiva de a mayor nivel de educación, menor tendencia a tener un
nivel de AF bajo. En nuestro grupo poblacional, el nivel educativo de toda la
muestra es el mismo (universitario), lo que podría tener un efecto neutralizador
con las diferencias atribuidas a la clase social, tal y como ya se ha explicado.
Se ha demostrado que el nivel educacional está positivamente relacionado
con la AF (96,250). Siguiendo esta línea, en un estudio se concluyó que un bajo
nivel educacional (tanto del individuo y/o el de su pareja) estaba asociado
con una posibilidad entre el 33 y el 50% de que se realizara una actividad física
insuficiente (248).

6.2.4. VARIABLES SOCIODEMOGRÁFICAS Y ADHERENCIA A LA DIETA


MEDITERRÁNEA

Es posible que los alumnos de Ciencias de la Salud presenten una


alimentación más saludable puesto que conocen los beneficios para la salud
que se obtienen al seguir determinados estilos de vida debido a la formación
que reciben en el área de la salud, lo que explicaría que el rango promedio
sea mayor en estudiantes de ciencias de la salud, tal y como detectaron en el
estudio de Stefan et al, en el que los alumnos que pertenecían a la titulación
de Medicina seguían patrones ligeramente más positivos en cuanto a estilos
de vida saludables respecto a los de otras titulaciones (148). En la investigación
de la cohorte SUN también se observó que aquellos hombres con titulaciones
relacionadas con el área de la salud tenían una buena adherencia al patrón
alimentario de la dieta mediterránea (116). Existe otro estudio que confirma
este dato, y cuyo objetivo era determinar las variaciones que con la docencia
en asignaturas de nutrición-alimentación se podían conseguir tanto en
conocimientos como en la adherencia a la dieta mediterránea en una
población universitaria. Encontraron variaciones significativas tanto en
conocimientos sobre DM como en los valores medios de adherencia a la dieta

190
Capítulo 6: Discusión

mediterránea (223). No siempre se ha observado esta asociación. En una


muestra de estudiantes murcianos solo observaron una asociación
estadísticamente significativa entre la titulación cursada y la adherencia a la
DM en aquellos estudiantes que cursaban Educación Primaria, explicitando los
autores que aquellos encuestados cuyas titulaciones cursaban asignaturas
relacionadas con la alimentación y nutrición presentaron una menor
adherencia a la DM (208). En otro estudio en el que se comparaba la calidad
de la dieta y los estilos de vida en estudiantes de Ciencias de la Salud, se
observó que el consumo de macronutrientes se encuentraba alejado de las
recomendaciones, existiendo deficiencias en la ingesta de micronutrientes,
concluyendo que el tener concoimientos de nutrición, no influía en la toma de
decisiones para una alimentación y un estilo de vida saludable (224). No
obstante, en este último estudio, solo se valoraron los alumnos de esa rama de
conocimiento, sin comparar los resultados con los de otras áreas, por lo que
podrían existir diferencias que hubieran pasado inadvertidas. La asociación
entre rama de conocimiento de ciencias de la salud y adherencia a la dieta
mediterránea que se observó en el presente estudio podría deberse al sesgo
de membresía explicado anteriormente.

La mayor adherencia a la dieta mediterránea en mujeres concuerda


con los resultados de estudios previos, en los que se encontraron mejores
puntuaciones en las mujeres, mejor adherencia a la dieta mediterránea y/o
patrones alimentarios más saludables (144,160,176,195,220). Además, que sus
patrones alimentarios sean más saludables es posible que se deba a la mayor
concienciación e interés por la salud entre las mujeres (144,177,220,225–227).

El hecho que se haya encontrado que, a mayor edad, puntuaciones


más altas en el test de adherencia a la dieta mediterránea va en consonancia
con estudios como en el que se concluyó que la edad era un determinante de
la calidad de la dieta en universitarios (144), o en el que se observó que los
individuos con dietas menos saludables eran aquellos sujetos más jóvenes
(226). Sin embargo, en otra investigación en estudiantes universitarios no se
encontraron diferencias estadísticamente significativas en las medias del
índice KIDMED según la edad (220). En el estudio HBSC, se encontró que el
consumo de fruta mejoraba con la edad, el de verdura y vegetales se

191
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

mantenía estable desde los 13 a los 18 años y el de dulces tenía una tendencia
de “U” invertida en el que se disminuía su consumo entre los 17-18 años (228).
En esta misma línea de los determinantes en la ingesta de fruta y verdura, en
otro estudio, si bien se encontró asociación en el caso de las mujeres (p=0,042)
con un OR de 1,04 (CI al 95% 1,00-1,07), no se encontró en el caso de los
hombres (176). Cuanta más edad, mayor es el porcentaje de adherencia a la
dieta mediterránea (aunque al realizar el análisis de sensibilidad, esta
asociación desaparece en los mayores). Es posible que a medida que uno
crece sea más consciente de la importancia de su alimentación, y que llegue
un momento en que los hábitos alimentarios se estabilicen.

Esta significancia estadística se mantiene al asociar la adherencia a la


dieta mediterránea con curso porque, tal y como ya se ha comentado
anteriormente, la edad de los estudiantes va aumentando conforme avanzan
los cursos. En otros estudios, a pesar de no encontrar diferencias
estadísticamente significativas al comparar adherencia a la dieta
mediterránea y curso, se observó que la adherencia era mayor en estudiantes
de cuarto curso (48,6%) que de primero (40,8%)(222).

Siguiendo la tendencia de los resultados del presente estudio, es lógico


que aumente la puntuación del test de adherencia a la dieta mediterránea a
medida que se progresa en los cursos, puesto que en el anterior análisis
(asociación entre adherencia a la dieta mediterránea y edad) también se
encontró una asociación positiva. Sin embargo, en otros estudios en los que se
buscaban los determinantes y factores de riesgo asociados a la ingesta de
fruta y verdura en estudiantes universitarios, no se encontró asociación entre
dicha ingesta y curso (176).

192
Capítulo 6: Discusión

6.3. SENTIDO DE COHERENCIA Y SU INFLUENCIA SOBRE ESTADO DE


SALUD, CALIDAD DE VIDA, ESTRÉS ACADÉMICO, ACTIVIDAD FÍSICA
Y ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA EN LOS ESTUDIANTES
UNIVERSITARIOS

6.3.1. SENTIDO DE COHERENCIA, ESTADO DE SALUD Y CALIDAD DE VIDA

Teniendo en cuenta las características que poseen los individuos con un


SOC fuerte, encontrar una asociación positiva entre estado de salud, calidad
de vida y SOC era de esperar. El gradiente positivo en la asociación del SOC
con estado de salud y calidad de vida, concuerda con los resultados de
estudios previos (9,27,33,37,47,48,154,212,237). Sea como fuere, debido al
diseño transversal de este estudio, no se puede afirmar que esta asociación
sea causal. Es posible que tanto un nivel alto de SOC sea el que conduce a
una percepción de un mejor estado de salud como que sea al revés (que es el
hecho de percibir un buen estado de salud el que facilita el tener un SOC
fuerte).

En el análisis de riesgo se observó que los individuos con un SOC fuerte


tienen una probabilidad 5,08 y 4,9 respectivamente, veces mayor de percibir
su estado de salud y su calidad de vida como buenos o muy buenos respecto
aquellos que tienen un SOC bajo. Estos resultados van en consonancia con los
de estudios de cohorte previos, que concluyeron que el SOC era un fuerte
predictor de calidad de vida relacionada con la salud (237). También se ha
concluido que el hecho de tener un SOC fuerte predice una buena salud,
tanto en hombres como en mujeres (21,229,238), así como que el hecho de
tener un muy buen estado de salud percibido es un buen predictor de un SOC
fuerte (39).

6.3.2. SENTIDO DE COHERENCIA Y ESTRÉS ACADÉMICO

A medida que el SOC de los estudiantes aumenta, decrece su estrés


académico. Estos datos concuerdan con la idea de que individuos con un
SOC fuerte tienen una mejor capacidad de manejar las situaciones de estrés
de su vida diaria, como el estrés académico (229,239), y que la percepción del
193
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

estrés está negativamente asociada con un SOC fuerte en estudiantes


universitarios (205). Este resultado concuerda con la idea de que la respuesta
al estrés depende de la disposición personal para hacer frente a las demandas
de la situación (141).

6.3.3. SENTIDO DE COHERENCIA Y ACTIVIDAD FÍSICA

Se encontraron diferencias estadísticamente significativas de las medias


de SOC en aquellos individuos con actitudes positivas hacia el deporte, siendo
la media de SOC más alta en aquellos individuos que afirmaron que les gusta
practicar deporte. Además, aquellos estudiantes que indicaron haber
practicado deporte en el pasado también puntuaron con medias superiores.
No obstante, no se encontró relación entre SOC y el hecho de estar
practicando AF en la actualidad. Estudios previos avalan estos resultados ya
que concluyen que existe una relación entre la puntuación de SOC y las
actitudes positivas hacia la práctica de actividad física en la población
adolescente (39,160).

El aumento de la media de puntuación del SOC conforme aumenta la


categoría de nivel de práctica concuerda con los resultados del estudio HBSC,
donde se concluye que aquellos adolescentes con un SOC fuerte presentan
una mayor frecuencia y regularidad a la hora de realizar actividad física (27).

6.3.4. SENTIDO DE COHERENCIA Y ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA

Se encontró una asociación positiva entre SOC y la variable continua de


adherencia a la dieta mediterránea (existiendo una tendencia a aumentar la
media del SOC a medida que se puntúa más alto en la escala de adherencia
a la dieta mediterránea), pero no con la categórica, ya que no se observaron
diferencias estadísticamente significativas en las medias del SOC entre
aquellos individuos que tenían una buena adherencia a la dieta mediterránea
y aquellos que tenían una baja adherencia. Sin embargo, al repetir los análisis
seleccionando aquellos sujetos que afirmaban estar realizando AF en la
actualidad, sí que apareció significación estadística. Los resultados de la
194
Capítulo 6: Discusión

asociación positiva entre SOC y adherencia a la dieta mediterránea son


consistentes con lo hallado en la literatura, que relaciona positivamente el SOC
con estilos de vida saludables (entre ellos, la alimentación) (25,27,240).

195
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

6.4. ACTIVIDAD FÍSICA Y SU INFLUENCIA SOBRE ESTADO DE SALUD,


CALIDAD DE VIDA, HÁBITOS DE ACTIVIDAD FÍSICA, ESTRÉS
ACADÉMICO Y ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA EN LOS
ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

6.4.1 ACTIVIDAD FÍSICA, ESTADO DE SALUD Y CALIDAD DE VIDA

Que los individuos que realizan AF supongan una mayor proporción de


los que consideran su estado de salud y su calidad de vida como buenos o
muy buenos concuerda con los resultados de estudios previos, donde también
se han encontrado correlaciones positivas entre la práctica de AF y la salud
relacionada con la calidad de vida, así como otros estudios donde se
encontró que los estudiantes físicamente inactivos tenían una peor percepción
de su estado de salud (132,168,174,251–254). Además, sigue la misma
tendencia que los resultados de mayor número de individuos que califican su
salud como buena o muy buena en aquellos con un nivel de AF moderado y
alto cuando se consideran los niveles de actividad física desarrollados. Estos
datos concuerdan con los resultados de otros estudios, en los que los individuos
que realizaban más actividad física tenían una mejor percepción de su salud
y/o calidad de vida que aquellos que eran físicamente inactivos (174,254–257).
Durante la práctica de AF se segregan endorfinas, lo que proporciona una
sensación de bienestar que podría propiciar una mejor percepción del estado
de salud y calidad de vida en aquellos sujetos que practican AF de forma
habitual.

6.4.2. ACTIVIDAD FÍSICA Y HÁBITOS DE ACTIVIDAD FÍSICA

Se observó que en esta muestra no existía asociación entre el hecho de


caminar de manera regular y realizar AF. La frecuencia de actividades ligeras
como caminar no varían demasiado entre los sujetos que afirman realizar AF y
los que no. Los niveles de gasto energético (así como la frecuencia de
práctica) en individuos que a pesar de no estar realizando deporte en la
actualidad puntúan alto en AF ligera pueden ser debidos a que caminan, ya

196
Capítulo 6: Discusión

sea en su tiempo de ocio, a nivel de transporte, ocupacional o en labores


domésticas.

De aquellos que en la actualidad no realizan AF, un 88,5% admite haber


practicado algún tipo de actividad físico-deportiva en el pasado aunque
ahora no lo haga. Esta prevalencia es similar a la observada en otra
investigación, en la que el 90% de individuos inactivos admitían haber
realizado AF en el pasado (177). Además, esta prevalencia es similar a la del
89% que afirma que le gusta hacer deporte, así es posible que, aunque
actualmente no puedan practicarlo, lo hayan hecho en el pasado y puedan
retomarlo en un futuro.

Un 88,3% de los estudiantes contestaron que en la infancia practicaban


deporte durante el horario extraescolar. Este porcentaje también se aproxima
al de alumnos que admiten haber practicado algún tipo de AF en el pasado.
Es posible que al contestar acerca de su práctica en el pasado incluyeran
también a las actividades extraescolares que realizaban de niños o
adolescentes.

Aquellos que practicaron deporte extraescolar en la infancia son más


proclives a realizar deporte en la actualidad (χ2=19,79; p<0,001), siendo el
porcentaje de aquellos que practicaron deporte extraescolar mayor en los
que actualmente practican AF. Además, los alumnos que realizaron deporte
extraescolar son los que en la actualidad tienen un mayor gasto energético y
presentan mayores niveles de AF. Este resultado podría explicarse en el caso
que, efectivamente, estimular la práctica de AF desde la infancia predispone
a mantener este estilo de vida saludable posteriormente en la edad adulta.
Este dato concuerda con las conclusiones de diferentes estudios, que afirman
que aquellos que han realizado más actividad física en edades tempranas son
los que realizan en la edad adulta más actividades físicas o deportivas
(145,258–261).

Un dato que no se ha corroborado en el presente estudio es que


practicar AF en el colegio tiene un impacto positivo en la mejora del IMC entre
la adolescencia y la edad adulta (210).

197
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

La práctica de AF dentro del ámbito familiar también predispone a ser


físicamente activo, especialmente en el caso del padre, seguido de la madre
y posteriormente por los hermanos. No obstante, si es la madre quien practica
AF, la mediana de AF es mayor que si quien practica la AF es cualquier otro
miembro familiar o del círculo social. Sin embargo, a medida que más
personas del círculo social practica AF, la mediana de AF también aumenta,
siendo mayor que si lo practica un miembro u otro de manera aislada. Es
posible que esto sea debido a que, en dichos casos, los estudiantes viven en
un entorno en el que se potencian los estilos de vida saludables, y que por
imitación desde pequeños, hayan asumido el hábito de la práctica de AF. La
mayor tendencia a ser físicamente activo (practicar deporte en la actualidad)
si los progenitores y hermanos también practican AF, pero no en el caso de la
pareja o los amigos, va en consonancia con resultados de otros estudios,
como el realizado en una población de estudiantes universitarios mexicanos en
el que se observó que, entre aquellos individuos físicamente activos, menos de
la mitad (40%) relataron tener padres físicamente activos, sin embargo, existía
una fuerte asociación entre la práctica de AF por parte de los encuestados y
la AF de los padres, con un OR de 8,67 (IC 95%=7,18-10,46) (262). Hay estudios
que, si bien también concluyen que es más probable que los adolescentes
cuyas madres y hermanos practican AF se enrolen en actividades físicas
vigorosas, no encontraron asociación si quien practica dicha AF es el padre,
pero sí encontraron una influencia positiva en el caso de que quien practicara
dicha AF fueran los amigos (249). En otros estudio sí que se observó que la
práctica de AF materna (así como su nivel educacional) era un determinante
de la práctica de AF del individuo (177), o se encontró una relación entre la
práctica de ejercicio físico del alumnado y la de sus progenitores (o al menos
la madre, con un χ2=9,126; p=0,028) (195). Se confirma la importancia del
entorno familiar en el comportamiento deportivo de los hijos/as, llegando
incluso a estimar una herencia de práctica deportiva, de hijos que practican
AF tal y como lo practican los padres, en un 42% (263).

Por tanto, diferentes estudios evidencian una fuerte influencia de los


hábitos de actividad física del entorno familiar, especialmente padres, sobre
los hábitos de actividad física de los hijos. De hecho, tal es la influencia que se
198
Capítulo 6: Discusión

ejerce en el ámbito familiar sobre las actitudes y hábitos de AF que se


recomienda promocionar la salud desde dicho ámbito, estimulando la
práctica deportiva filial desde la práctica de ejercicio por parte de los
progenitores (264), no solo por el hecho de los beneficios que tiene la práctica
en sí, sino por fomentar este hábito saludable (265).

6.4.3. ACTIVIDAD FÍSICA Y ESTRÉS ACADÉMICO

Se observaron medias más bajas en las puntuaciones de estrés


académico (así como en la todas las dimensiones de la escala CEAU) en
aquellos individuos que practicaban AF en la actualidad (siendo los valores
estadísticamente significativos en las medias del valor total de la escala CEAU
y de los factores OA y DI. Los resultados al cruzar estrés académico, gasto
energético y nivel de AF van en consonancia con los estudios que afirman que
cuanto más tiempo pasa un estudiante universitario practicando AF, más alta
es su puntuación de manejo del estrés (253). En un estudio se observó que
aquellos adolescentes que practicaban AF dos o más veces por semana
puntuaban significativamente por debajo en escalas de niveles de estrés y
más alto en felicidad que aquellos que eran físicamente activos solo una vez
por semana o menos (213), y en otro que a medida que la participación en
deportes aumentaba, disminuía la probabilidad de sufrir depresión o tener
ideas suicidas (266). Asimismo, otros estudios establecen relaciones
significativas entre estrés e inactividad física (252). Es posible que la práctica de
AF sea una buena herramienta para lidiar con el estrés, tal y como se ha
sugerido anteriormente.

6.4.4. ACTIVIDAD FÍSICA Y ADHERENCIA A LA DIETA MEDITERRÁNEA

En el caso de práctica de actividad física y adherencia a la dieta


mediterránea, se puede afirmar que existe una tendencia a la asociación de
los estilos de vida saludables. Los estilos de vida saludables y, por otra parte, los
no saludables, suelen aparecer en conglomerados (144,146,147,170). Esta
observación concuerda con los resultados del presente estudio, que muestran

199
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

la existencia de una asociación entre practicar AF y tener una buena


adherencia a la dieta mediterránea, siendo más alto el porcentaje de
individuos con buena adherencia a la dieta mediterránea en aquellos sujetos
que practican deporte en la actualidad, además de puntuar más alto en la
escala de adherencia a la dieta mediterránea. En cuanto al gasto energético,
a mayor gasto energético, mayor también es la puntuación de la escala de
adherencia a la dieta mediterránea. Que aquellos individuos que deciden
practicar AF de manera consciente decidan seguir una dieta equilibrada
podría explicar la asociación de estas dos variables. Otra investigación ya
concluía que uno se los determinantes de una dieta de calidad era la práctica
de AF, llegando a observar una conglomeración de ambos estilos de vida
saludables (40), llegando a observar que realizar al menos media hora de AF
diaria y favorecer un desayuno de calidad son claves asociadas a la
presencia de una alta adherencia a la dieta mediterránea en su población de
estudio (221), observándose incluso que la ingesta de fruta y verdura estaba
asociada con la práctica semanal de AF vigorosa (176) y que dietas poco
saludables o que no siguen las recomendaciones de consumo de fruta y
verdura se asocian con factores de riesgo para la salud, como la práctica
insuficiente de AF (145).

200
Capítulo 7: Conclusiones

CAPÍTULO 7: CONCLUSIONES

1. Los estudiantes del área de conocimiento de Ciencias de la Salud


presentan un sentido de coherencia (SOC) más alto, una mayor
prevalencia de adherencia a la dieta mediterránea, una mayor
prevalencia de actitudes positivas hacia la actividad física y un mayor
gasto energético que el resto de estudiantes.

2. Existen diferencias según sexo en la práctica de actividad física (mayor en


hombres), en estrés académico (menor en hombres), adherencia a la
dieta mediterránea (mayor en mujeres) y sentido de coherencia (mayor en
mujeres de más de 27 años).

3. A mayor edad de los estudiantes, mejor es la puntuación de sentido de


coherencia y de adherencia a la dieta mediterránea.

4. No existen diferencias en ninguno de los estilos de vida estudiados según la


clase social de origen.

5. Un sentido de coherencia fuerte está asociado a estilos de vida más


saludables. Cuanto más fuerte es el SOC: mejores son las actitudes hacia la
actividad física, mayor es el gasto energético, mayor es la frecuencia de
realización de actividad física, mayor es la puntuación en la escala de
adherencia a la dieta mediterránea y menor es el estrés académico.

6. Los estudiantes con un SOC fuerte tienen mayor probabilidad de: tener
una buena adherencia a la dieta mediterránea y percibir su estado de
salud/ calidad de vida como buenos o muy buenos.

7. A mayor nivel de actividad física y gasto energético, menor es el estrés


académico de los estudiantes y mayor la puntuación en la escala de
adherencia a la dieta mediterránea. Aquellos alumnos que realizan AF
presentan niveles más bajos de estrés académico y presentan una mayor
prevalencia de adherencia a la dieta mediterránea.

8. Los estudiantes que realizan actividad física y aquellos con un nivel de


práctica moderado o alto tienen una mejor percepción de su estado de
salud/ calidad de vida.

9. La práctica de actividad física depende del entorno familiar y social. Existe


una tendencia a realizar actividad física si los progenitores o hermanos
también lo hacen. Además, a medida que más miembros del entorno
realizan actividad física, mayor es el gasto energético de los estudiantes.

201
Capítulo 8: Implicaciones para futuras investigaciones

CAPÍTULO 8: IMPLICACIONES PARA FUTURAS


INVESTIGACIONES

Los resultados de esta tesis tienen una serie de implicaciones directas:

1. A partir de la identificación de las necesidades de mejora en actividad


física, adherencia a la dieta mediterránea y manejo del estrés académico
de este grupo poblacional según una serie de características
sociodemográficas. De forma que se podrán implementar programas de
educación para la salud dirigidos específicamente a cada grupo de
estudiantes concreto según sus características y necesidades para
fomentar unos estilos de vida saludables.

2. Podrán implementarse intervenciones dirigidas a mejorar el sentido de


coherencia de los estudiantes universitarios ya que se ha observado que
este es susceptible a modificarse. En una línea de investigación futura se
podría averiguar en qué clase de activos o recursos generales de
resistencia existen carencias en los estudiantes con niveles de coherencia
bajos. Estos podrían potenciarse en la universidad mediante la formación
específica (con programas de habilidades sociales, autoestima,…) y la
creación de redes sociales (para fomentar el apoyo social, el intercambio
cultural, compartir experiencias o la visión de la vida,…). De esta manera
se ayudaría a los estudiantes a moverse en dirección de una salud positiva,
no solo dándoles acceso a los recursos sino mejorando su capacidad para
utilizarlos.

3. En el presente estudio se ha confirmado que aquellos estudiantes con un


sentido de coherencia fuerte son los que tienen unos estilos de vida más
saludables, así como una mejor percepción de su salud y calidad de vida.
Este resultado nos confirma que el SOC puede ser un buen predictor de la
disposición a cambios de estilos de vida. Los alumnos con un sentido de
coherencia fuerte tendrán mayor capacidad de detectar e identificar

203
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

activos en salud o recursos generales de resistencia existentes en su


entorno.

4. Después de esta primera fase cuantitativa se podrá proceder a una


segunda fase de investigación de carácter cualitativo. Tras la
identificación de aquellos alumnos con un sentido de coherencia fuerte,
estos podrán llevar a cabo el mapeo de activos en salud (tanto de
actividad física, como de adherencia a la dieta mediterránea o de
manejo de estrés académico) en el campus universitario. Una vez
identificados dichos activos, estos podrán hacerse visibles con el objetivo
de empoderar a la comunidad de estudiantes universitarios para mejorar
su salud mediante la implementación de programas de promoción de la
salud basada en activos para la salud.

5. A partir de este esquema de necesidades y fortalezas, y tras la valoración


de los programas de promoción de la salud propuestos, podrán describirse
recomendaciones de intervención para favorecer los estilos de vida
saludables en la universidad. Además, debido a que el perfil decriptivo de
los estudiantes es similar al de otras universidades, estos programas de
educación para la salud podrán implementarse en otras universidades.

6. Podrá estudiarse la consolidación de estilos de vida saludables según el


nivel de sentido de coherencia desde la niñez hasta la adultez emergente
al comparar los comportamientos saludables de poblaciones más jóvenes
con características sociodemográficas y de sentido de coherencia
similares a la de estudiantes universitarios.

204
Referencias bibliográficas

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231
Anexos

ANEXOS

Anexo 1. Cuestionario de estilos de vida, salud y sentido de coherencia en


estudiantes universitarios

233
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

234
Anexos

235
Actividad física y salud en estudiantes universitarios desde una perspectiva
salutogénica

236

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