En el funeral de un hombre muy rico en una localidad de Toscana, Antonio grita que el cadáver no puede ser enterrado en un lugar sagrado porque no tiene el corazón. Cuando los médicos abren el pecho del difunto, descubren que efectivamente el corazón no está ahí y lo encuentran en su caja fuerte donde guardaba su dinero, revelando que el corazón del avaro en realidad era su tesoro.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
89 vistas1 página
En el funeral de un hombre muy rico en una localidad de Toscana, Antonio grita que el cadáver no puede ser enterrado en un lugar sagrado porque no tiene el corazón. Cuando los médicos abren el pecho del difunto, descubren que efectivamente el corazón no está ahí y lo encuentran en su caja fuerte donde guardaba su dinero, revelando que el corazón del avaro en realidad era su tesoro.
En el funeral de un hombre muy rico en una localidad de Toscana, Antonio grita que el cadáver no puede ser enterrado en un lugar sagrado porque no tiene el corazón. Cuando los médicos abren el pecho del difunto, descubren que efectivamente el corazón no está ahí y lo encuentran en su caja fuerte donde guardaba su dinero, revelando que el corazón del avaro en realidad era su tesoro.
En el funeral de un hombre muy rico en una localidad de Toscana, Antonio grita que el cadáver no puede ser enterrado en un lugar sagrado porque no tiene el corazón. Cuando los médicos abren el pecho del difunto, descubren que efectivamente el corazón no está ahí y lo encuentran en su caja fuerte donde guardaba su dinero, revelando que el corazón del avaro en realidad era su tesoro.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 1
El corazón del avaro
En una localidad de Toscana se están celebrando con
solemnidad los funerales de un hombre muy rico. Antonio está presente en el funeral y, movido por una inspiración se pone a gritar que aquel muerto no puede ser enterrado en lugar consagrado porque el cadáver no tiene el corazón. Los presentes quedan turbados y comienza una encendida discusión. Finalmente son llamados los médicos, que abren el pecho del difunto. Efectivamente, el corazón no está en la caja torácica y lo encuentran en la caja fuerte donde conservaba el dinero.