1 Generalidades, Parentesco, Estado Civil
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UCSC
I.- GENERALIDADES
En general, se podría afirmar que la familia es el nombre que recibe una comunidad de vida
unida o entretejida por un entramado de relaciones estables, fundadas principalmente en el
matrimonio y en el parentesco. Como núcleo de relaciones personales básicas y
fundamentales, ha sido objeto de estudio por diversas ciencias sociales, como la sociología,
la economía, la estadística, la psicología, la seguridad social y por cierto, el derecho. Casi
todas estas disciplinas entiende que la familia es una comunidad de vida que comprende a
los cónyuges, a los padres, a los hijos y a otros parientes, como también, el que ella va
asociada a un hogar.
La experiencia enseña que sin familia, sin hogar, el varón y la mujer no alcanzan una vida
plena y feliz, como tampoco los hijos. El marido necesita de la mujer y la mujer necesita
del marido, según una complementariedad que involucra todos los aspectos de la vida. El
lugar donde se realiza esta comunidad plena es el matrimonio. Por su parte, la procreación
y educación de los hijos necesita de la familia y de la estabilidad, al menos tendencial, de
una familia matrimonial. Los hijos necesitan del padre y de la madre en todo momento,
para el desarrollo de todas sus potencialidades: crecer, formar hábitos, consolidar una
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ADVERTENCIA: Este trabajo no pretende ser original sino tan solo un resumen ordenado de las
enseñanzas contenidas fundamentalmente en las obras de Derecho de Familia de los profesores Rene Ramos,
María Sara Rodríguez, María Soledad Quintana y los apuntes de los profesores Orrego y Céspedes, por lo que
su uso es exclusivamente académico.
personalidad madura, establecerse en la vida, asumir compromisos, y a su vez tener y
educar responsablemente a sus propios hijos. Por eso se firma que la familia es el hábitat
del amor conyugal, de la procreación y educación de los hijos, y la primera escuela de
solidaridad y de humanidad. Estos datos extralegales son el fundamento del Derecho de
Familia.
Por eso, la carencia de familia, de padre, de madre, de hogar, tiene consecuencias negativas
para el desarrollo de la personalidad humana. Y estas carencias repercuten en la sociedad.
La multiplicación de patologías familiares y carencias personales atenta contra el bien
social, es decir, es algo indeseable y negativo. Por eso, el Derecho de Familia está llamado
a conferir estabilidad y dar eficacia legal a los vínculos personales asumidos por sus
miembros.
Por todo lo anterior, proponemos que la familia es un bien social en sí misma. Un bien
humano básico. De ahí que en los ordenamientos legales internacionales y en las
constituciones internas de los países, se le suela denominar como el núcleo, la célula
fundamental de la sociedad. Así por ejemplo, lo señala la Declaración Universal de
Derechos Humanos (art. 16. 3).
La Constitución Política de la República nos dice en el artículo 1º inciso 2º que “la familia
es el núcleo fundamental de la sociedad” (idea que repite el artículo 1º de la
Ley de Matrimonio Civil). A continuación, en el inciso 3º, se proclama que el Estado
reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura
la sociedad, garantizándoles la adecuada autonomía para cumplir sus fines. La familia, sin
duda, es uno de tales “grupos intermedios”. El inciso 5º del precepto constitucional citado
dispone que es deber del Estado “dar protección (…) a la familia” y “propender al
fortalecimiento de ésta”.
Por su parte, e artículo 42 CC señala que cundo la ley dispone que se mande a oír a los
parientes de una persona, “ se entenderán comprendidos en esa denominación el cónyuge
de ésta y sus consanguíneos de uno y otro sexo, mayores de edad”.
Estimo que la familia matrimonial tiene frente al legislador chileno un lugar de privilegio,
lo que no obsta a que otras formas de vida en común merezcan igual protección, como las
familias de hecho, que también pueden aportar bienes a la sociedad, como lo es la
procreación y educación de los hijos, y la ayuda mutua entre el padre y la madre. De hecho
el legislador les otorga beneficios sociales, como por ejemplo, un subsidio habitacional, etc.
Hay que tener presente que el artículo 1° de la Ley de Matrimonio Civil establece que el
matrimonio es la base principal de la familia, de lo que se desprende que el matrimonio no
es, por ende, la única base de la familia, sino “la principal”, lo que abre campo para
sostener que, desde un punto de vista jurídico, también hay familia donde no hay
matrimonio, sino otro tipo de convivencias.
Digamos finalmente que la familia no es persona jurídica. No tiene existencia propia como
organismo jurídico. Los efectos legales derivados de la relación de familia recaen sobre las
personas que la integran. Por ello, se dice que entre nosotros, la familia es un organismo
social o ético, más que jurídico.
Este principio se encuentra plasmado en el artículo 1º CPR, cuando señala que “la familia
es el núcleo fundamental de la sociedad”. También lo encontramos plasmado en el artículo
1º LMC, cuando señala que “el matrimonio es la base principal de la familia”.
Este principio se concreta en aquellas disposiciones legales orientadas a la defensa del
matrimonio, como por ejemplo el artículo 3º de la LMC cuando señala que “el juez
procurará preservar y recomponer la vida en común en la unión matrimonial válidamente
contraída, cuando ésta se vea amenazada, dificultada o quebrantada”. También se concreta
este principio en la excepcionalidad del divorcio, que está reservado sólo para el
matrimonio válido. Así se desprende del artículo 91 LMC cundo señala que cuando se ha
interpuesto solicitud de divorcio y el juez advierte que existen antecedentes que revelen que
el matrimonio podría estar afectado en su origen por un defecto de validez, se los hará saber
a los cónyuges, sin emitir opinión. Y si producto de esto alguno de los cónyuges solicita la
declaración de nulidad, el procedimiento comprenderá ambas acciones “y el juez, en la
sentencia definitiva, se pronunciará primero sobre la de nulidad”.
b) Principio de igualdad.
Este principio reconoce las siguientes aplicaciones: igualdad entre varón y mujer (art. 19 Nº
2º CPR), que se concreta en el principio de no discriminación arbitraria; igualdad entre
marido y mujer (art. 131 a 134 CC); igualdad entre padre y madre, que se concreta en el
principio de corresponsabilidad paternal (art. 224 CC); igualdad entre hijos matrimoniales
y no matrimoniales (art. 33 CC).
Los vínculos que surgen del derecho de familia pueden ser de carácter moral o patrimonial,
o ambos a la vez, pero siempre presenta caracteres que lo diferencian de un derecho
puramente patrimonial. Por eso, en lugar de hablar de “obligaciones” (concepto
propiamente patrimonial), en el ámbito del Derecho de Familia suele aludirse a “deberes”.
Por otra parte, las relaciones económicas que surgen de un determinado estado familiar,
adoptan modalidades especiales. Así, por ejemplo, el padre de familia tiene un usufructo
legal sobre los bienes de su hijo, que presenta diferencias esenciales con el derecho real de
usufructo.
Desde otro punto de vista, en los derechos patrimoniales prima el principio de la igualdad
de las partes. En cambio en derecho de familia, hay casos en que no es así. Existen
relaciones de superioridad y recíprocamente de dependencia, llamadas derechos de
potestad. Y ello explica institutos tan importantes como el de la autoridad paterna o de la
patria potestad.
Además, por tener un contenido eminentemente ético, dichos deberes no pueden ser
ejecutados por medio de la fuerza pública o por los otros procedimientos de apremio
establecidos para ejecutar los derechos patrimoniales. Esto explica también que en él se
encuentran preceptos cuyo incumplimiento carece de sanción o tienen una sanción
atenuada. Así ocurre, por ejemplo, con aquella norma de nuestro CC que establece que el
hijo debe respeto y obediencia a sus padres (art. 222); con aquella otra que establece el
derecho y el deber de cada cónyuge de vivir en el hogar común (art. 133), etc. Fácil es
entender que si una mujer casada, por ejemplo, quiere dejar el hogar común, no se le va a
poder obligar a que permanezca en él. Por su naturaleza no es posible obtener un
cumplimiento forzado de esa obligación, quedando su cumplimiento entregado al sentido
ético del cónyuge.
Por lo tanto, el acreedor de un derecho de familia sólo puede compeler a su deudor por
medios indirectos (por ejemplo, el desheredamiento como castigo para el hijo menor que se
casa sin el consentimiento de sus ascendientes; o el divorcio respecto del cónyuge que
abandona el hogar común).
d) Los derechos de familia no admiten, por regla general, adquisición derivativa, como
la tradición o la sucesión por causa de muerte: se radican originariamente en el titular y
desaparecen con él.
e) Los derechos de familia no se ganan ni pierden por prescripción. Por ello, son
imprescriptibles las acciones sobre reclamación de estado civil (artículos 195 y 320). Con
todo, la ley establece ciertos casos en que el ejercicio del derecho de familia está limitado
por el tiempo; pero, por regla general, tales casos son de caducidad y no de prescripción.
Los derechos de familia, por regla general, caducan, no prescriben. Encontramos un
ejemplo de caducidad en la impugnación de la paternidad a que tiene derecho el marido
(artículo 184 del Código Civil) y otro de prescripción en la acción para demandar la
rescisión del reconocimiento del hijo (artículo 202 del Código Civil).
f) Los derechos que surgen del Derecho de Familia son irrenunciables.
Esto se explica en alguna medida porque las atribuciones que confiere constituyen al
mismo tiempo deberes, que el titular no puede, por su sola voluntad, incumplir o delegar en
terceros. Por ej., la patria potestad, confiere al padre o madre una serie de derechos que
también son deberes (administrar los bienes del hijo, representarlo, etc.); en el régimen de
sociedad conyugal, la administración de los bienes sociales y de los de la mujer es un
derecho y un deber del marido; y el derecho-deber del padre que no tiene el cuidado
personal del hijo a mantener con éste una relación directa y regular (art. 229 CC).
g) El Derecho de Familia exhibe gran mutabilidad. De todas las materias reguladas por
nuestra legislación civil, las normas del Derecho de familia son las que han experimentado
más reformas, y ellas sin duda continuarán produciéndose en el futuro, teniendo presente
los profundos cambios que se advierten en nuestra sociedad. Considerando lo anterior,
parece razonable agrupar todas las normas del Derecho de Familia en un Código autónomo
del Código Civil, que sea más fácil de reformar que el último.
i) Los actos del Derecho de Familia no están sujetos a modalidades. Así se observa, por
ejemplo, tratándose del matrimonio (artículo 102), del reconocimiento de un hijo (artículo
189), o del pacto sustitutivo del régimen matrimonial (artículo 1723).
II.- EL PARENTESCO.