CefaÏ. Las Formas de Acción Colectivas

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LAS FORMAS DE ACCIÓN COLECTIVA

Movilización en las arenas públicas

Publicado bajo la dirección de Daniel Cefaï y Danny Trom


DANIEL CEFAI
Los marcos de la acción colectiva

Definiciones y problemas

El análisis del marco –la frame análisis- tomó una parte importante en la investigación sobre la acción
colectiva, después del paradigma del comportamiento colectivo y de los nuevos movimientos sociales,
en oposición de la teoría de la movilización de recursos (RTM) y de la teoría del proceso y de las
oportunidades políticas. La paternidad de concepto del marco y del enmarcado le corresponde a E.
Goffman, pero la utilización que hizo la sociología de la acción colectiva se alejo del autor de Frame
Análisis (1974). Estos concepto fueron puestos al servicio de la reintroducción de “parámetros” de la
cultura, en particular de la cultura política: las exigencias de la publicidad que regulan los procesos del
marco son subestimados en provecho de una concepción estratégica de la acción. Los cuadros son
tratados como recursos simbólicos para lograr un objetivo, unificar las organizaciones y vencer al
adversario: y la “resonancia entre marcos” como los efectos de una estrategia exitosa de comunicación
hacia los auditorios. Sicologiítas: las razones o los motivos tienen el estatus de datos mentales o de
móviles íntimos o, en el mejor de los casos, de representación colectiva. Los fenómenos de
compromiso, de convicción y de creencias son pensadas como si fueran estados de conciencia, antes
que dirigirse a regímenes d’acción y tomar por la vías de las mas variadas justificaciones.
Nosotros criticaremos este doble juego. Trataremos de demostrar que la defensa de las causas o la
reivindicación de los derechos, y la movilización de las redes de activistas y de simpatizantes ,
fenómeno bien estudiado por los sociólogos de las acciones colectivas, deben plegarse a la gramática
de la vía publica.
La publicidad de la acción colectiva tiene una dimensión de dramaturguismo y retórica, sensible en la
definición de las identidades colectiva. LA idea compartida por K. Burke (1989). O. Klapp (1962,
1964) y E. Goffman (1959, 1963), que le monde social es un escenario publico, va mas allá que la
descripción de técnicas de gestión de las impresiones o de manipulación de las emociones por
“emprendedores en movimientos sociales”. Ella visa hacia una dimensión de configuración publica de
la acción colectiva, rápidamente reducida a sus artificios estratégicos.
La dramaturgia y la retórica de las identidades colectivas ponen en el tapete el problema ontológico de
la existencia de lo colectivo y el problema de la representación, en el sentido teatral y político del
término. Poner en escena, en relatos y en argumentos, esto no es solo para los lideres de las
organizaciones de los movimientos sociales (SMO), realizar objetivos estratégicos, es también
inscribir en una arena pública acciones cuya vocación es expresiva o simbólica (Burke, 1966: Taylor,
1985). Englobar la perspectiva de la (inter)acción estratégica en la concepción de la arena pública
permite superar la incapacidad de la RTM para concebir otra cosa más que una ontología liberal o
interaccionista de actores individuales y una Realpolitk de grupos de interés o de presión.

Los marcos de organización de la experiencia

La noción de marco fue desarrollada por E. Goffman en la obra Frame Análisis. Allí se refiere a “Una
teoría del juego y del fantasma (¡¡ fantasía???)” de G. Bateson (1977) y en los conceptos de sub –
universo de W. James (1890), de orden de existencia de A. Gurwitsch (1958) y de provincia de sentido
de A.schutz ( 1962) * Las operaciones de enmarcar consisten en implementar “esquemas de
interpretación” para “localizar, percibir, identificar y etiquetar “eventos y situaciones, en vista a
organizar la experiencia y orientar la acción.. El sustantivo inglés frame es de una mayor polisemia
que el término francés “marco”. Significa estado o disposición de espíritu: estructura, armazón,
cuadro, marco chasis y trama. Sistema de referencias o de coordenadas (informaciones). En cuanto al
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verbo to frame, entra dentro de las expresiones. Ajustar algo, redactar un texto, proyectar un diseño,
un dibujo, concebir una idea, armar un complot, además de enmarcar en el sentido artesanal de “ poner
un marco”, encuadrar en el sentido cinematográfico de “poner en el lugar” y “poner en escena”.
La etiqueta frame analysis fue reutilizada en sociología de la acción colectiva por D. Snow y su
equipo. Esto dió pie (fue el inicio) a una verdadera industria editorial y fue aplicada a todos los tipos
de terreno de encuestas. Entre los marcos dominantes (master frames ) (Snow & Benford. 1994) que
tienen una difusión extensa durante un ciclo de protestas donde proveen idiomas” comunes a un gran
número de movimientos, se clasificaron los “marcos de justicia y de injusticia” (Gamson et al. 1982:
Ryan.1991), los “marcos de derechos cívicos”(Mc Adam. 1996) así como los marcos del retorno a la
democracia (Noonan, 1995), de la elección educativa (Davies 1999)del pluralismo cultural (Berbier
1998), de la justicia ecológica (Capek 1993) de la igualdad de posibilidades (Williams y
Williams1995) de la oposición de la hegemonia (Blum, Kulka, Liebes, 1993). Entre los marcos
específicos de lugares, de asuntos o de desafíos determinados mencionemos:
a) Algunas constelaciones retóricas que se usan en el movimiento obrero norteamericano a fines
del Siglo XIX (Babb 1996), en el “derecho religioso contra el aborto” (Blanchard, 1994), en la lucha
por la abolición de la pena de muerte (Haines 1996) en las movilizaciones contra la violencia hacia
los homosexuales (jenness, 1995)
b) Los esquemas de organización de la experiencia y de justificación de la acción inventados por
los anti-esclavistas en el siglo XVIII (D’Anjou, 1998), por los movimientos fundamentalistas de los
granjeros norteamericanos (Griffin 1992), por la oposición antifranquista en Cataluña (Johonston
1991), por el movimiento litúrgico en la iglesia después del Vaticano II (Maines 1992) o por los
movimientos por la democracia en China (Zuo y Benfor 1994)
c) Las clasificaciones de promoción de promoción de la desobediencia civil y de la no violencia
(Jonson 1997), de reivindicación de los derechos para las asociaciones de defensa de los sin techo
(Cress 1998) o de legitimación de las transformaciones del movimiento pacifista Marullo y Smith
1996). La literatura sobre los procesos de enmarcamiento por los medios de comiunicación es la más
antigua.los estudios fundadores de Gaye Tuchman (1978) de Todd Gitlin (1977) y de William Gamson
(1975- 1996) por ejemplo fecundaron de investigaciones sobre los riesgos vinculados al poder nuclear
(Gamson y Modigliani, 1989; Jasper 1990,1992) sobre el activismo de “prime time” (Ryan 1991)
sobre el movimiento anti nuclear (Entman 1993), sobre la seguridad en las rutas y la salud pública
(McCarthy, 1994) o sobre el Intifada contra el ejército israelí en los Territorios ocupados (Cohen
1993).
La estrategia teórica del análisis de los marcos apunta ante todo a un “retorno de la cultura” (bringing
the culture back in) en el terreno de investigación sobre la acción colectiva. Esta exigencia resuena
como eco a una doble consigna a la moda a partir del comienzo de los años 80 : “bringing the siciety
back in” (Friedland 1991) que nos lleva a tomar en cuenta el papel de las organizaciones y redes en la
defensa de una causa pública y “ bringing the state back in” (Evans 1985) lo que dio lugar al
surgimiento del modelo de obligaciones y oportunidades políticas (political process, Mc Adam, 1982).
Pero ¿porqué esta estrategia acude a la palabra “marcos”? . Para Snow, se trata de retomar las
“imágenes, las representaciones y los sentimientos” “las dinámicas identitarias y los simbolismos
políticos” de la teoría del comportamiento colectivo asociada a la escuela de Chicago.

Ella abandona en la herencia de Chicago el dispositivo teórico inspirado de la sicología de las masas,
pero ella retiene 2 elementos: la dinámica Inter accionista de alineamiento entre actores y la mediación
cultural de experiencias y de acciones, aspectos ocultados por una RMT obnubilada por los medios,
las estrategias y las organizaciones. La noción de “marco” es torcida en ese sentido a tal punto que no
se parece en nada a la de Goffman en Frame Análisis.

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Por su parte Gamson otro pionero de la utilización del concepto de marco en su época de incubación
avanza un modelo con valor agregado (Value-added model) para resaltar “temas culturales”
8ideologias, valores, creencias y Weltanschauungent)esas amplias visiones del mundo que enmarcan
eventos o problemas particulares “empaquetándolos” (packaging)“embalándolos”. El distingue
“marcos de agregado”, que identifican a problemas sociales, los “marcos de consenso” que llaman a su
resolución diseñando los contornos de un colectivo capaz de hacerlo y los “marcos de acción
colectiva”: “marcos de injusticia” que apuntan a culpables y lo transforman en el blanco de los
reproches y “marcos de identidad” que establecen una relación conflictiva entre Ellos y Nosotros.

Definir una situación problemática e imaginar los medios de resolverla, movilizar los actores en un
movimiento colectivo y justificar su oposición a un adversario. Tales son las funciones de las
operaciones de enmarcamiento. En Talking Politics Gamson (1992) hace así el inventario de los
modos de percepción, de juzgamiento y de protesta de las políticas de acción afirmativa de los
trastornos de la actividad industrial, de los riesgos del poder nuclear y del conflicto israelí - palestino.
El clasifica las características de edad, de generación, de género, de etnia de los encuestados y muestra
las variaciones de su posición según los criterios de proximidad o lejanía, de familiaridad o extranjería
con respecto a los temas debatidos. Pero su método finalmente no está muy alejado de un clásico
análisis de contenido. El tema de “la industria en crisis” por ejemplo es codificado a través de 4
“marcos”: asociación, huida de capitales, invasiones extranjeras y libre empresa, con 2 variantes
antisindical y antiestática. El autor demuestra la capacidad de los ciudadanos ordinarios de formular
informaciones y argumentos que provienen de su experiencia personal, del sentido común y de los
medios de comunicación.
El análisis de los marcos es más convincente cuando pone en acción presupuestos interaccionistas.
Describe entonces, el trabajo de coproducción de marcos, mientras son dados previamente en reservas
de experiencia y son movilizados según las necesidades prácticas de la situación, muestra cómo se
transforman en series de actividades conjuntas (joint actions) y cómo ese “trabajo de enmarcamiento”
o esta “praxis cognitiva” pueden dejar el lugar a una “política identitaria” (cohen 1985) o a una
“liberación cognitiva”. Muestra la relación circular con respecto a la arquitectura móvil de la
perspectiva y de los actores. Estos, se orientan los unos con respecto a los otros para definir y dominar
situaciones problemáticas, emitir sus diagnósticos y sus pronósticos, proyectar y justificar las acciones
por venir. Así constituyen redes de circulación de información, se agrupan en organizaciones que
llevan sus causas al público y toman posición en mercados y jerarquías de relaciones sociales. Este
proceso de alineamiento (Blumer 1946) es requerido por el compromiso en relaciones de cooperación
y de competición, y son mediatizados por operaciones de encuadramiento, que fijan denominadores
comunes y prefiguran desafíos compartidos, articulan esquemas de interacción y delimitan el campo
de las interpretaciones y las perfomances posibles.
Cuando menos se enfrentan a un tipo de situación en la cual los movimientos de acción colectivos son
institucionalizados, más sus operaciones de encuadramiento se alejan del modelo durkeniano o
halbwachsiano de las “formas sociales de categorización y de clasificación” más ellas muestran
flexibilidad en la manera cómo los actores las realizan en situación. Los procesos de alineamiento
deben acercar a las circunstancias de la situación problemática acompañando el proceso de
acomodamiento de sentidos y de emergencia de normas. Este análisis significa romper con una
concepción poco socializada, que los transforma en semi-dioses capaces de improvisar las soluciones
apropiadas a las circunstancias.

Alineamiento de los marcos y de los motivos: un idioma psicologista y utilitarista

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¿Cómo se forma una organización (SMO) ? ¿Cómo ésta se da un programa, cómo propone eslóganes o
proyectos que aglutinan a sus miembros, que les permiten de coordinar y justificar sus acciones, de
reclutar y de movilizar a sus adherentes y militantes?
Snow concibe los alineamientos de cuadros (marcos) como una actividad estratégica, calculada y
consciente, de los emprendedores de una SMO para asegurarse del apoyo de los clientes, adherentes o
afiliados a una línea ideológica o a un programa político o para crear alianzas con otras SMO. De
entrada estamos en el horizonte de un mercado donde los actores estratégicos entran en competencia
para acapararse de los recursos y adoptar la clientela. Las SMO como cualquier partido o asociación,
tienden a presentarse como grupos de interés o de presión, con un funcionamiento regido por una
lógica de empresa, que ellos aumentan en tamaño, se profesionalizan, se racionalizan y se mediatizan.
Además la RTM es uno de los juegos del lenguaje que trata sobre el bien común y sobre el bien
público, es uno de los más conocidos en los Estados Unidos.. La RTM es adoptada como un idioma
obvio para los líderes del movimiento de acción colectiva a partir de los años 60 . La adopción de este
idioma de la vida pública tiene por efecto, disolver la cuestión del sentido de las causas públicas
llevadas por acciones colectivas en la de estrategias de comunicación de dirigentes oficiales de SMO.
Los acercamientos en términos de activación y de repertorio simbólicos que restringen la puesta en
escena y el relato de la acción colectiva, en términos de coproducción por los ciudadanos ordinarios de
convenciones de sus cooperaciones y sus conflictos o en términos de democracia deliberativa
alrededor de temas de moral, de ética o de derecho son excluidos. Los marcos no son más que
instrumentos de movilización, de reclutamiento o de propaganda, orientados hacia la optimización de
chances de realización de objetivos. El tema del proceso de publicización de acciones o de eventos y
del debate de los problemas públicos es evitado.
A pesar de sus limitaciones, la cuestión de los alineamientos de cuadros a la que se refiere Snow deja
aparecer y salir de las dimensiones pertinentes y de la dinámica de un movimiento social lo siguiente:
a) El movimiento toma a cargo los problemas que eran hasta allí muy diferentes unos de otros y
los articula en una plataforma pragmática, unificando los marcos de interpretación y de movilización
(frame bridging): se realizan acercamientos y algunos compromisos son elaborados entre
perspectivas divergentes; además negociaciones de interés y enfrentamientos de opiniones llegan a
acuerdos, una forma de consenso, precario e inestable se logra y se lo muestra públicamente.
b) El movimiento aclara y amplía los marcos disponibles, resaltando valores potencialmente
compartibles, pero no formulados, o reclasificando causas y designando a los responsables de una
situación considerada nefasta o negativa. (frame amplification): se trata por ejemplo de reatribuir
responsabilidades en caso de daños y reformular objetivos de acción colectiva y sí por ejemplo
desculpabilizar a los desocupados mostrando los mecanismos de estigmatización de los cuales son
víctimas y denunciar la falta de adecuación de las estrategias de lucha contra la desocupación
concentrando las acusaciones sobre las agencias gubernamentales.
c) El movimiento busca extender su base de apoyo y su radio de intervención integrando nuevos
temas en su discurso y vinculándolos de manera argumentada a sus temas habituales de reivindicación
(frame extension) . los ecologistas, antinucleares pueden así pasar del registro de la protección del
medio ambiente al de la defensa de los presupuestos de educación y de salud y al del rechazo a la
carrera armamentista, concerniendo así nuevos auditorios sensibles a los argumentos pedagógicos o
pacifistas.
d) El movimiento busca fundar, difundir y justificar nuevas prácticas o a modificar los juicios de
valor contra los prejuicios y opiniones en vigencia (frame transformation) las batallas de Act Up
contra las formas de discriminación sufridas por los enfermos de Sida y por una toma a cargo
coherente de sus cuidados y curaciones, se agregan a la lucha por el reconocimiento de la normalidad
de la homosexualidad.(Filleule 1993)

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El análisis de los marcos, muy a menudo, adoptó una forma estática, retomando esquemas
ideológicos, que se califican de marcos, sin tomar en cuenta su transformación, sea a corto o medio
plazo. Un buen antídoto, análogo al principio simétrico implementado por la antropología de las
ciencias y de las técnicas, sería el de estudiar a la par de lo movimientos que tuvieron “éxito”,
logrando una buena cobertura mediática o provocando cambios políticos y jurídicos, estudiar casos
negativos donde el trabajo de enmarcamiento fue un fracaso (Benford 1997). Benforsd explica cómo
las organizaciones que están por el desarme acentúan la gravedad y la urgencia del problema
insistiendo sobre la eficiencia de la acción colectiva para influenciar sobre los gobiernos y llamando a
la responsabilidad de los simpatizantes para ellos mismos y de las futuras generaciones. Pero el punto
de equilibrio es difícil de encontrar entre esos “vocabularios de motivos” que pueden provocar
conductas fatalistas, o al contrario conducir a formas de involucramiento excesivo, como el caso de
ese militante que fue condenado a veinte años de prisión por haber sacado los durmientes del
ferrocarril que llevaba a una fábrica de producción de cabezas nucleares. Aquí se ve cómo ciertas
operaciones de enmarcamiento no influencian, no logran penetrar en sectores de la población. Otro
antídoto sería el de restituir los procesos de tensión, de negociación y de compromisos y las
operaciones concernientes al enmarcamiento y contra-enmarcamiento. Que llevan a un cierto tipo de
articulación de la acción colectiva, de definición de los desafíos y de las motivaciones de los actores.
La “política de la significación”, por esencia es conflictiva, con puestas en causa desde el interior por
los mismos miembros de la organización que se oponen y desde el exterior por las SMO rivales.
En cuanto el análisis de los marcos deja de concentrarse en una solo organización, se toma en cuenta
los componentes de una arena multi-organizacional y multi – institucional y adquiere la dinámica
temporal de la interacción entre estos múltiples componentes, se deja así de influenciar la cultura
pública que estaba puesta en dificultad por las SMO, los medios de comunicación o las agencias
gubernamentales. Meyer y Staggenborg estudiaron las listas y repertorios de marcos de los conflictos
entre movimientos y contra movimientos. Por ejemplo pro-life y pro – choice, favorables u opuestos a
la legalización del aborto por la Corte Suprema en 1973. Según ellos dinámicas análogas se
encuentran con los temas homosexuales, de la acción afirmativa, del consumo de tabaco y de
marihuana, de la violencia y de la pornografía en la televisión. El potencial de convicción y de
movilización de un movimiento depende de sus estrategias de aceptación y de consenso, de sus
tácticas de innovación y de delimitación, y también la capacidad de los poderes públicos de traducir
sus reivindicaciones en dispositivos legales o institucionalizarlas en políticas públicas .
Esta propuesta tiene consecuencias metodológicas. Los materiales utilizados para el análisis de los
marcos se limita frecuentemente a los artículos de prensa, a las declaraciones de los líderes o a las
entrevistas de los militantes. Faltas en general una visión sobre las acciones de las organizaciones o
sobre los contextos de recepción por los auditores que tiene peso sobre las operaciones de
enmarcamiento. El censo de los marcos debería ser indisociable de la observación del trabajo de
configuración práctica en la que son tomadas las situaciones de crisis, de conflictos y de controversia
que ellos estudian. Por eso el investigador debe elegir los lugares y los momentos en los cuales se
deshace y cae la evidencia natural de los juegos de estatus y de rol, series de conceptos y de reglas,
para observar dinámicas de configuración y de estabilización de hechos, de interacción,
enfrentamientos de opiniones y de realizaciones de compromisos, provisorios e inestables.
Las operaciones de enmarcamiento se despliegan explícitamente en situaciones problemáticas. Cuando
un asunto está acelerándose y potenciándose e influenciando a la opinión pública.; cuando una causa
busca y encuentra su lengua, su idioma, abogados defensores y detractores, cuando un problema
público emerge, los juegos todavía no están hechos. Los actores están obligados a proponer
descripciones e interpretaciones de la situación, de formular causas y principios, de apuntar a las
víctimas y a los culpables, de formular soluciones realizables, de imaginar escenarios de intervención,

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de evaluar recursos, de encontrar aliados y proyectar objetivos. Es a partir de un estudio fino de esas
dinámicas de crisis que las operaciones de enmarcamiento aparecen.

El concepto de “marco” tiende a abarcar, sin distinción, de figuras retóricas, de intrigas narrativas y de
dramas escenográficos. Ciertos autores son más restrictivos en sus definiciones analíticas que ellos
distinguen claramente de tropas (Jasper 1997), de relatos (Polleta 1998) o ideologías (Oliver y
Johonston, 2000). Jasper desarrolló la perspectiva retórica de Perelman o de Billing, ya aplicada por
Burke a los motivos de acción o por Gusfield a los problemas públicos. Los procedimientos de
enmarcamiento son tratados en términos de argumentación que apunta a convencer a auditorios y a
solicitar acciones. Esta insistencia sobre la argumentación es apropiada al estudio de las controversias
sobre la definición de la realidad, de la calificación de los actores, de la veracidad de las explicaciones
e interpretaciones, de la precisión de la evaluación de los pronósticos y de la justicia y adaptación de
las acciones por realizar. Las batallas retóricas implican agrupamientos y oposiciones alrededor de las
líneas argumentativas. Se busca a encontrar apoyos en actores de peso con fuerte poder simbólico o
con fuerte visibilidad mediática, de manera a poder tener peso ante los poderes públicos e influenciar
las acciones de las agencias administrativas.

Otra manera de abordar las operaciones de encuadramiento es la manera dramatúrgica. Tratando las
acciones colectivas como dramas públicos sobre escenarios teatrales. Hay intrigas que se crean
alrededor de los personajes como culpables o como víctimas, testigos y héroes, jueces y ladrones. Los
resortes del arte dramático con sus modos trágicos o cómico, sus cambios de situación, sus
simulaciones y disimulaciones, sus juegos dobles se encuentran en los escenarios de las acciones
colectivas.. Fueron realizados varios estudios en esta perspectiva sobre las reuniones de die-ins y sit-
ins pacifistas, las ceremonias antinucleares y antiglobalización.

La tercera manera de tratar las operaciones de enmarcamiento es por un approche narratológico. Fue
lanzada últimamente por Polleta (1998) después de dos décadas de debate sobre el relato histórico. Los
relatos tienen un poder de configuración de las acciones y de situaciones. Puede tratarse de historias de
vida, donde las secuencias de una existencia militante son presentadas en con una intención
retrospectiva y prospectiva, para poner en evidencia ciertos momentos y vuelcos, particularmente los
chocs de conversión. Puede tratarse de eventos públicos que son relatados como series ordenadas de
peripecias que se vuelven coherentes durante la intriga, con puestas en escena de la libertad y del
destino; o también conflictos entre organizaciones, con personalidad colectiva que se enfrentan en
escenarios de alianzas y traiciones, de corrupción y resistencia que encarnan principios de moralidad o
de civismo.
Lo original de los dramas y relatos es que se dirigen a públicos que tienen ellos mismos un poder de
reconfiguración, de apropiación y de aplicación de los vectores de sentido. El análisis de los marcos no
debería limitarse a las producciones de imágenes y textos por ideólogos, periodistas, políticos o líderes
de movimientos; también debería dirigirse hacia los contextos de preconfiguración de la acción
colectivas.

Otro modelo que no fue seguido es el de Goffman en Forms of Talk (1981). Sólo Hunt y Benford
(1994) estudiaron las conversaciones identitarias (identy talks) en una organización pacifista. Son
estudiadas como logros que producen distintos efectos: reconocimiento entre militantes de larga data,
reclutamiento y fidelización de nuevos adherentes , identificación y apego de sus miembros al
colectivo; demarcación entre un Nosotros y los competidores o los adversarios, justificación ética y
afectiva de la causa defendida. Pero esta vía prácticamente no fue explorada.

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Otras técnicas de análisis del discurso más perfeccionadas que las de Snow o de Gamson comienzan a
desarrollarse (Tañen, 1993; Franzosi, 1998; Steinberg, 1998; Polleta, 1998). Johnston, 1995 propone
por ejemplo un micro análisis de los marcos, centrado sobre los textos en contexto que él implementó
en su búsqueda sobre el antifranquismo en Cataluña. Pero también se puede aplicar a los “manifiestos,
grabaciones de debates, meeting, manifestaciones, acciones de manifestantes políticos, artículos de
diarios, eslóganes, discursos, afiches, impresos satíricos, estatus de asociaciones y fundaciones,
panfletos” (Sewell, 1980) como a las charlas con militantes de una organización o a sus
conversaciones informales (Hunt y Benford, 1992).
Este microanálisis exige el respeto de la integridad del texto tomado en su totalidad, identificar su
género, su tipo y sus condiciones de producción y de recepción. Se apoya sobre todo otro tipo de
datos. Trayectorias biográficas de los protagonistas, definición de su situación discursiva y sobre la
aplicación de este discurso en un hecho. Este micro análisis concentra su atención en los pequeños
procedimientos discursivos que acarrean y transportan la información verbal y no verbal. El reporta la
forma y el sentido de lo dicho a operaciones de atribución y de conmutación, intercambio de roles
entre los locutores en situación. Las subculturas nacionales o militantes de Cataluña son examinadas
bajo la lupa de este micro análisis.
La posición de Johnston tiene otra cualidad, la de concebir los marcos como disponibles públicamente
y restringiendo semánticamente, además de brindar una alternativa al lenguaje de la sicología social .

Marcos, redes de sociabilidad y movilización de consensos

Las SMO, que se apoyan sobre redes y ámbitos de sociabilidad y se mueven en campos multi
organizacionales, fueron tratadas en las más antiguas versiones de la teoría de la movilización de
recursos como “ infraestructuras organizacionales”. Esto significaba olvidar que estos campos, estos
ámbitos y esas redes sólo se constituyen a través de las actividades de enmarcamiento de los actores.
Es lo mismo para los espacios de restricción y de oportunidades que no se dan a los actores más que a
través de la mediatización de los marcos identitarios y culturales. Si tomamos las estructuras de
oportunidad política, no existen fuera de la percepción, de la representación y del juicio de los actores.
El sentido de lo posible está vinculado directamente a maneras de ver y decir las cosas. La
identificación de “condiciones objetivas” de este lado de la “conciencia subjetiva” de los actores es,
desde ese punto de vista, insatisfactoria. El sociólogo, no tiene ningún acceso “de este lado”. Sólo
puede restituir la multiplicidad articulada de perspectivas tomadas por los actores sobre una situación
de crisis y analizar cómo rinden cuenta de las “ventanas de oportunidad” que se le abren. “La
oportunidad hace al ladrón” pero la oportunidad se le da a quien sabe atrapar la suerte, “la chance que
se le ofrece”, y sabe “vislumbrar el buen momento”. Lo mismo la pertenencia a redes o a ámbitos no
se da forzosamente con antelación: ella es inducida por el trabajo de alineamiento de marcos y va en
conjunto con un cambio de parámetros de los organismos colectivos existentes. Las SMO van a buscar
en los yacimientos de sociabilidad en los cuales ellas ven que la rentabilidad de las actividades de
reclutamiento y de movilización será más importante. Ellas utilizan estratégicamente el anclaje en
territorios de vecindad y ámbitos de trabajo, iglesias, colegios, grupos afines, redes de amistad y
medios comunitarios. Pero ellas también hacen surgir lazos de simpatía, de connivencia, de
cooperación, de solidaridad que reposan sobre convicciones similares o sobre el compromiso en los
mismos ámbitos de creencia.

Las perspectivas formadas por las SMO se llaman “entrar en resonancia” con los auditorios. Los
marcos no tienen sentido y sólo son repetibles por los ciudadanos ordinarios, que están en
conformidad con regímenes de acción, de interpretación y de justificación en vigencia en sus ámbitos
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sociales. Pero no se trata de ajustes automáticos de una oferta por productores y de una demanda por
consumidores, ni de imposición simbólica de una ideología por dominantes a dominados. La
determinación de opiniones de públicos según su posición en una estructura social es limitada, como
lo son su maleabilidad y su permeabilidad a los discursos del que es el blanco. Los actores no son
agentes pasivos, manipulables a voluntad, marionetas a la merced de su portavoz y de los medios.
Siempre disponen de un margen de maniobra en sus actos de recepción. El análisis de marcos, trató de
descubrir cómo discursos de denuncia o de reivindicación se propagan en ámbitos de
interconocimiento, donde se establece una lectura compartida de los eventos y en redes de
organizaciones conectadas por fax o Internet que ponen en común sus campos de competencia y sus
agendas de direcciones en situaciones de movilización . Correlativamente a ese proceso de difusión es
la arquitectura de esos ámbitos y de esas redes de esos grupos de referencia y de pertenencia que se
modifica. El trabajo de comunicación pública, de transmisión, de recepción y de aplicación de formas
de organización de la experiencia y de justificación de la acción, se refuerza con la configuración de
las acciones colectivas.
Por ejemplo la exaltación de “Culturas de solidaridad” (Fantasía 1988) , de la fraternidad y de la
asociación en el movimiento obrero, tuvo efectos muy directos sobre la institución de la organización
del trabajo, mutuales y sindicatos en el siglo XIX . El surgimiento de sociedades de socorro mutuo y
cooperativas de producción y de consumo, de los partidos socialistas y de la Internacional, tienen por
contexto una cierta relación entre el Estado y la sociedad civil, la ausencia de dispositivos de seguridad
social, una iteración estratégica entre organizaciones que representan a los proletarios y a los
propietarios, una dinámica del capitalismo nacional e internacional tendiente a la concentración y a la
cartelización, la apertura de ventanas de oportunidades en función del tipo de régimen político y de las
relaciones de fuerza entre facciones o partidos en las asambleas del congreso. Pero estos elementos de
la historia económica, política y social no explican todo: los idiomas cívicos y políticos tienen su
propia lógica, su propio ritmo y su propia eficacia sobre las formas de sociabilidad y de asociación.
Las culturas públicas tienen una potencia de institución. Ellas hacen surgir prácticas, contribuyen a
configurar y especificar el sentido. La invocación de “estructuras de oportunidad discursiva” (SDO)
(Gamson y Meyer,1996) es una manera de rendir cuenta de ese fenómeno. Los contextos de sentido de
los actores son articulados por operaciones de encuadramiento que dirigen su percepción estructuras
de oportunidad política o su adhesión a estructuras de movilización social (Polleta 1997)

Más allá de la utilidad prevista y del provecho anticipado ¿ Cómo vienen a comprometerse los
individuos, a favor de una causa y a sumarse y agregarse alrededor de ella?. Desde el momento en que
la tesis de los intereses colectivos no funcionan, como en las viejas épocas del marxismo o del
parsonismo; hay que mostrar cómo se construyen esas organizaciones de relaciones más o menos
densas y sólidas, que son los movimientos de acción colectiva. Los procedimientos de enmarcamiento
tienen, según Klandermans (1984-1988), una fuerza de movilización del consenso y de la acción. Las
elites de los SMO, promueven estrategias de organización y de legitimación, que les permiten,
manipulando los buenos eslóganes y símbolos, crear la simpatía, suscitar solidaridad, la combatividad,
así reclutar y movilizar.

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Por eso la acción simbólica está pensada en términos de comunicación pública o de gestión de las
impresiones en el sentido que el interaccionismo estratégico (Goffman 1969, Lofland 1976) da a la
expresión. Sin embargo esta perspectiva tiene sus límites. Primero porque sería ilusorio concentrarse
en las SMO y olvidar las otras agencias, lugares, momentos de micro-movilización: círculos sociales,
ámbitos de notables locales o de líderes comunitarios, organizaciones de apoyo, organizaciones self
help y grupos de opinión. Después atraer e incentivar a la clientela es un desafío que no se obtiene
fácilmente, sobre todo que el blanco no es tanto el segmento de un mercado de consumidores, sino un
público normal de ciudadanos. Allí reside el problema de la “resonancia” y del “consenso” que
presuponen una teoría del público. Nosotros no trabajamos con una multitud apática, ni exaltada, ni
con masas atomizadas y en serie, para las cuales las elites de SMO producirían discursos de
manipulación. No se trata solo de clientes potenciales de bienes y servicios a la demanda de los cuales
la oferta debería ajustarse. Se trata de públicos. Ellos se auto-constituyen a través de las interacciones
que las animan, están expuestos a dispositivos de producción de testimonios y de administración de
pruebas, de incitación al entusiasmo y a la solidaridad, de llamado a la vigilancia y a la indignación de
discusiones de datos objetivos y de argumentos racionales. La noción de marco no cubre la gama
entera de procedimientos a través de los cuales las sensibilidades se tocan, se adquieren simpatías y se
ganan compromisos. Lo mismo, el hecho que los miembros oscilan entre dos posturas de compasión y
de ironía, de rebelión y de resignación, de creencia y de distanciación, de ilusión y de crítica, de
inversión y de retirada, que son los riesgos de la recepción colectiva. Los grados de adhesión son
variables entre el militante convencido sin restricción, cuyo mundo está organizado y adaptado
completamente por un discurso, y el profesional de la organización, para el cual predomina la
utilización estratégica, calculada e interesada. Ellos cubren un espectro que va desde la conversión
estudiada en grupúsculos políticos, partidos nacionalistas, sectas místicas o terapias alternativas hasta
la instrumentación que activa medios sin formularse interrogantes de su relación y de los fines. La
mayoría de los ciudadanos ordinarios tienen posturas que se sitúan entre las dos y que cambian según
el contexto.

¿Qué es lo que determina que ciertos procedimientos de encuadramiento “funcionan” y otros no.
Algunos tienen éxito, canalizan las inversiones, catalizan las energías , entusiasman y otros caen
solos, solo suscitan desconfianza o indiferencia, fracasan en suscitar la acción conjunta. El análisis de
marcos está entre una posición estructuralista, según la cual una situación de crisis engendra una
comunidad de percepción y una liga de intereses entre individuos y una posición racionalista, según la
cual las incitaciones selectivas (selective incentive) son necesarias para que los individuos se pongan
de acuerdo y luchen por un bien público, no divisible y no exclusivo. Las estrategias de “movilización
de consenso” sólo son operantes si son percibidas como portadoras de sentido, y este sentido no es una
creación ex nihilo de los actores. Ellas pueden recurrir a imágenes fuertes removiendo emociones, a
estereotipos que provienen de lugares comunes o de la sabiduría popular. Las razones de accionar y los
motivos de protestar deben estar en conformidad con reglas gramaticales, que los miembros de las
SMO y los auditorios tienen la competencia de comprender y que arreglan los casting de los buenos
personajes para admirar y de los malos para denunciar, o los escenarios de la catástrofe y de la
salvación, del complot o de la conspiración. Un público no puede constituirse como tal si no dispone
de referenciales de experiencia y de acción propias a la vida pública.
Quizás es lo que Snow y Benford (1994) tentaron de indicar con la noción de marcos cardinales
(master frames) . ellos dan el ejemplo del Movimiento de derechos cívicos que produjo una nueva
panoplia de marcos, en particular el “marco de los derechos” y el de “la igualdad de posibilidades”.
Más tarde estos conceptos fueron retomados en las luchas por los derechos de los estudiantes, de las
mujeres, de los Negros, de los homosexuales e incluso de los animales. Pero tienden a insistir sobre su
función estratégica más bien que sobre su valor semántico y jurídico. Sin embargo, la generalización
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de los derechos elementales de opinión, de religión, de expresión, de circulación, extendidos a los
derechos civiles, políticos y sociales a una larga historia, desde las revoluciones inglesa, francesa y
norteamericana. El “derecho a tener derechos” (Arendt 1972) no pudo transformarse en una consigna
de idiomas de protesta y de reivindicación de los años sesenta que adoptan esos legados extendiéndolo
a nuevos objetos. La invención de nuevas formas narrativas debe aplicar las reglas practicas de la
“impertinencia semántica” que hacen a las metáforas más eficientes o los relatos sorprendentes.
También acá todo depende de la apreciación de los límites que no hay que franquear para no caer en lo
ininteligible o en lo insoportable. También ocurre a veces que el diagnóstico de la situación
problemática, el pronóstico sobre los efectos de soluciones alternativas y la justificación (rationale)
que da el “ímpetu motivacional a la participación” no estén en la misma frecuencia. El consenso que
se forma entonces alrededor del marco explicativo por la atribución de causalidades y la imputación de
responsabilidades, puede estar disociada del consenso alrededor del marco proyectivo, que definen las
acciones a realizar y anticipa las consecuencias esperadas; no engendra automáticamente consenso
alrededor del marco motivacional, que es el motor de la movilización colectiva. La única solución
creíble consiste en someterse a los expertos y a sustraer el problema del debate público. La acción
colectiva puede parecer finalmente argumentada y justificada, pero la apreciación de sus resultados
puede ser tan pesimista o los centros de decisión tan inaccesibles que la movilización no ocurrirá .

Los líderes de las SMO no sólo deben ser creíbles en tanto que portavoces de una causa, según su
estatus profesional, ético o político puede contribuir pero también sus análisis, sus críticas y sus
proposiciones deben también tener una congruencia semántica con la vida cotidiana o el universo
político de sus destinatarios. Snow y Benford hablan de “conmensurabilidad de experiencia” e invocan
una “fidelidad narrativa” necesaria para que las operaciones de enmarcamiento den sus frutos. La
crisis de alineamientos partisanos y la fragilización de la representación política abriendo un campo a
la acción autónoma de organizaciones alternativas. En Italia el éxito de las Ligas del Norte en un
contexto favorable se desarrollaron los challangers como Aleanza Nationale, la Rete o los Verdes y en
el momento de la implosión de los sistemas de partido existente desde 1947, para que emerja un nuevo
partido-empresa Forza Italia, que aglutinó alrededor de él a segmentos de la clientela electoral de la
difunta Democracia Cristiana. Aquí la importancia para la receptividad del público son los temas de
anti centralismo y el anti fiscalismo y sus exposiciones mediáticas. Diani distingue cuatro tipos de
marcos: “marcos de realineamientos” que sirven para construir nuevas identidades políticas. “marcos
de inclusión” que permiten la legitimidad de las entidades ; el “marco de revitalización” donde las
organizaciones políticas ya existentes se renuevan; y el “marco anti sistema” por medio del cual los
políticos atacan de frente lo que estigmatizan como la vieja corrupción.

Dramaturgia y retórica de identidades colectivas

Un tema clave del estudio de los movimientos sociales que fue explorado por el análisis de marcos, es
el de las identidades colectivas. Esta cuestión es muy antigua. Durante mucho tiempo se intentó
amarrar las identidades a sustratos naturales, en particular de género o de etnia. La reproducción
biológica de los niños por las mujeres o la disposición psico-fisiológica de los Negros, supuestamente
para explicar los movimientos feministas o étnicos.
En los años cincuenta la teoría de las tensiones debidas a las transformaciones de estructuras psico
sociales se impuso. Klapp (1969) se apoya así sobre las teorías de la sociedad de masas para situar en
el sentimiento de extrajeridad de sí a individuos masificados, y esa sería la razón de la búsqueda de su
identidad colectiva. Las disonancias cognitivas y los desajustes de estatus, ligados a la desorganización
de la sociedad y a la disolución de la tradición, conduciría a un desarraigo, a una frustración y a una
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desorientación de los individuos. Las construcciones de identidad son entonces consideradas como
efectos o como síntomas de estructuras sociales y psíquicas subyacentes. Otra teoría se inspira en los
años setenta, particularmente en Europa, la de los nuevos movimientos sociales (NMS) (Social
Research, 1985). Los cambios macro sociales se deben al advenimiento de una “sociedad
postindustrial” (Touraine, 1969) , categoría que cubre toda la desaparición de la clase obrera, como
actor central y la emergencia de “nuevas clases medias”, la fragmentación de las culturas populares e
identidades de clase, con el aumento de la complejidad de la organización del trabajo, de la
generalización del consumo de masas y de la penetración de los medios de comunicación.
Inglehart (1977) diagnostica la constitución de “valores post materialistas” de la “revolución
silenciosa”, vinculada más a las consignas de la juventud y la paz, el género o la etnia, el consumo o el
medio ambiente, más que a conceptos del confort material y de la seguridad nacional. Los grandes
cambios de la estructura macro social y los cambios de tipo generacionales provocan redefiniciones de
identidades colectivas.
Además el análisis se vuelve más fino, los procesos de movilización de repertorios de identidad de
alineamiento sobre colectivos y de presentación de sí son presentados como logros continuos. El
problema reside en estremecer y sacudir las formas de esencialización de identidades personales y
colectivas, y de mostrar las operaciones de enmarcamiento que resultan de esto. Los marcos
identitarios (identity frames) supuestamente surgen de procesos de interacción entre protagonistas y
antagonistas entre actores y auditores, entre emprendedores y beneficiarios; ellos deben ser descriptos
y analizados cuidadosamente en el movimiento de su temporalización en contexto.
Las fronteras del Nosotros, del Ustedes, del Ellos se delimitan a través de operaciones de tipificación
de los miembros que se perciben como amigos o enemigos, como similares o como distintos, esas
operaciones duplican en la práctica todo tipo de maniobras de alianza y de conflicto, de inclusión y de
exclusión, de estigmatización y de acercamiento, de secesión y de fusión. Snow , Benford y Hunt
(1994) señalan así los “campos de identidades” (identity fields) articulados alrededor del conflicto
entre protagonistas y su confrontación a los auditorios.
Esta perspectiva interaccionista se diferencia de las que ponen homologías entre las disposiciones de
los actores y la de sus líderes, como lo dice la tesis de los tipos de personalidad autoritaria (Adorno
1950) Los estudios empíricos muestran que los grados de afiliación y de conversión son
extremadamente variables, como los niveles de involucramiento o de compromiso, o los motivos de
participación o de adhesión . la complejidad y la movilidad del juego de composición y de
conmutación de los compromisos según las necesidades y pertinencias situacionales van en contra de
las perspectivas estructurales y disposicionales. Se ve también los límites de la teoría de elecciones
racionales cuando es aplicada sin discernimiento a todas las situaciones de protesta y movilización.
Las razones de participar no se explican por mecanismos psicológicos constantes en el espacio y en el
tiempo. El movimiento de dudas de implicaciones y retiradas, de adhesiones y desilusiones, y el
trabajo incesante de las evaluaciones y justificaciones de los modos de involucramiento y de
compromiso son eludidos por la RTM. Algunas investigaciones sobre la afectividad progresaron en
ese sentido. Los choques morales producen una toma de conciencia brutal de los problemas y
conducen a comprometerse por una causa. La ruptura de pequeñas rutinas de la vida cotidiana, vista y
analizada como un orden moral engendra un sentimiento de vértigo y de derrota y un rechazo de lo
que es percibido como inmoral.. Los choques morales conducen, a veces a reformular completamente
los universos de convicciones y de creencias y a transferir sus lealtades hacia nuevos soportes
institucionales u organizacionales. La conversión no es un simple reenmarcamiento , en el sentido de
desplazamiento de referencias cognitivas de un tema. Implica un vuelco en la trama de
involucramientos afectivos y juzgamientos éticos, morales y políticos. Se reorganiza el ethos del
militante y de su mundo, y a la par se produce una adopción de nuevos repertorios, argumentaciones y
motivaciones y nuevos idiomas y jergas, y lleva a quiebres y cambios en los recorridos biográficos, a
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compromisos en nuevas redes de sociabilidad, a vinculación con nuevos grupos de referencia, a veces
el extremo es la entrada en sectas religiosas o grupúsculos terroristas.

En esta perspectiva la investigación se concentra sobre las formas de producción y de estabilización,


de transformación y de reivindicación de identidades personales y colectivas. Este trabajo identitario
se adapta a las exigencias gramaticales que rigen la definición de los problemas públicos y la
confección de causas públicas. Conduce a la fabricación de personajes dramáticos con sus historias en
las cuales son a la vez agentes y pacientes, o sea activos y pasivos. Este trabajo identitario se apoya en
afinidades duraderas en relaciones de interconocimiento. Estas relaciones son inherentes al proceso de
transacción y de compromiso entre actores que forman la arena pública. Allí surgen los interrogantes
¿Quiénes somos nosotros? ¿ Qué queremos? ¿ Quiénes son nuestros aliados? ¿ Cuáles son nuestras
estrategias y nuestras tácticas? . El enmarcamiento de un Nosotros, Ustedes, Ellos en esta constelación
de compromisos y apoyos a un movimiento u organización es inherente a las operaciones de
diagnóstico, de pronóstico, de racionalización y de legitimación. El recurso a esquemas psicológicos y
estratégicos para dar cuenta de los enmarcamientos identitarios hace que pierda dimensión publica y
dramaturgia.

Conclusión

El análisis de marcos permitió de avanzar de un paso las investigaciones sobre la acción colectiva en
los años ochenta. Poniendo énfasis sobre la dimensión cultural de las estrategias de organización y
reivindicación d los movimientos sociales, y renovando el estudio de las culturas públicas, supo tomar
en cuenta un punto ciego de las teorías de la movilización de rcursos y de los procesos políticos. Pero
ella lo hizo alejándose de la inspiración inicial de Goffman, al precio de una doble reducción. Ella
disminuyó el proceso de configuración de causas pública y de identidades colectivas sobre el montaje
de acciones estratégicas y trató de analizar ese proceso en los términos de una psicología social. Pero
comprometiendo una exploración de formas retóricas y dramatúrgicas, de vocabularios de motivos y
de repertorios de marcos , ella ignoró la dimensión política que está en juego en la puesta en escena..
Ella ganaría tomando más en cuenta las gramáticas de la vida pública a las cuales las denuncias, las
reivindicaciones y las justificaciones de los actores se pliegan para darle sentido. En efecto, el
testimonio de los ciudadanos ordinarios el alegato de los abogados de una organización, la
investigación realizada por expertos, el trabajo de información de los medios o el debate entre
representantes políticos no son simples acciones estratégicas sobre un mercado de bienes políticos.
Ellos abren sobre mundos de principios y de valores, donde están en juego diferentes formas de
realidad, de derecho y de justicia, en el cual los actores cooperan o se enfrentan, pero a los que
apuntan como ciudades donde desearían vivir. Y toman lugares sobre escenas públicas, regidas por
dispositivos de acción y de políticas públicas, articulados por reglas jurídicas y judiciales, cubiertas
por actividades mediáticas. Igualmente, las actividades discursivas de los movimientos de acción
colectiva apuntan a efectos estratégicos, como “hacer presión sobre el legislador” “sellar alianzas” o
“concernir e influenciar a la opinión”. Pero tienen también una tarea expresiva o simbólica.
Contribuyen a la implementación de una publicidad cívica y política, indexada sobre gramáticas de la
vida pública que su trasgresión la vuelve sensible, obran para realizar la transformación de formas de
experiencia de actores y ala configuración de sus mundos privados y públicos. El análisis de los
marcos debería ser indisociable de una sociología de las arenas públicas.

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