Formalismo de Palatini y Sus Implicaciones en La Teoría Einstein-Hilbert Libre y Acoplada
Formalismo de Palatini y Sus Implicaciones en La Teoría Einstein-Hilbert Libre y Acoplada
Julio de 2016
Asume la originalidad del trabajo fin de máster, entendida en el sentido de que no ha utilizado
fuentes sin citarlas debidamente.
Fdo.:
Formalismo de Palatini y sus implicaciones en la
teoría Einstein-Hilbert libre y acoplada
Resumen
En el presente trabajo expondremos la teoría Einstein-Hilbert en dimensión arbitraria aco-
plada a lagrangianos de materia independientes de la conexión, y obtendremos las ecua-
ciones de movimiento mediante el formalismo métrico y el formalismo de Palatini. En el
primero se toma la conexión de Levi-Civita y en el segundo se admite una conexión general
independiente de la métrica. Calculamos la solución general de la ecuación de la conexión
e interpretamos la física de las soluciones haciendo incapié en las que son diferentes de la
Levi-Civita. A continuación, resolvemos el problema mediante Vielbein, en el fibrado tan-
gente, demostrando que ambos procedimientos son equivalentes bajo ciertas condiciones
lícitas. Finalmente, con el apoyo de los Vielbein, introduciremos en el espaciotiempo un
campo espinorial local de Dirac y resolveremos las ecuaciones de movimiento obteniendo,
de nuevo, la conexión más general compatible con la teoría; el espín, que no aparecía en los
anteriores casos, jugará un papel importante como fuente de torsión.
Albert Einstein
Índice general
Notación III
Convenios VI
1 Introducción y motivación 1
I
II Índice general
5 Conexiones de Palatini 29
5.1 Solución general de la ecuación de la conexión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
5.2 Tensor de Riemann y sus contracciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
5.3 Ecuaciones de movimiento bajo las conexiones de Palatini . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
5.4 Análisis de las geodésicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
5.5 Desviación geodésica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
5.6 Propiedad homotética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
5.7 El problema de la indetectabilidad y la interpretación de las soluciones de Palatini . . . 35
7 Conclusiones 46
Apéndices 48
A Variaciones útiles 50
A.1 Variación de la curvatura con una conexión afín general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
A.2 Variación δSRicci bajo la conexión de Levi-Civita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
A.3 Variaciones del tensor de curvatura de espín bajo una variación de la conexión de espín 51
A.4 Variación del Vielbein y la conexión de espín bajo TLL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
A.5 Variación de la acción de los campos de materia bajo TLL . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
Bibliografía 58
Notación
TABLA DE SÍMBOLOS
M Variedad / espaciotiempo
(r, s)
Tp M, Tp∗ M, Tp M Espacio tangente, cotangente y tensorial de tipo (r, s) a M en p
D Dimensión de la variedad
⊗ Producto tensorial
III
IV Notación
φ Campo escalar
i Unidad imaginaria
B ≡ γa B a Feynman slash
M ab , ab
Mvect , Σab Generadores del álgebra de Lorentz: general, en repres. vectorial
y en repres. espinorial
Spin(D − 1, 1), spin(D − 1, 1) Recubridor universal del grupo de Lorentz (grupo de espín) y
su álgebra de Lie
o Producto semidirecto
1 1
V(µ Wν) := (Vµ Wν + Vν Wµ ) , V[µ Wν] := (Vµ Wν − Vν Wµ ) .
2 2
Obsérvese que Vµ Wν = V(µ Wν) + V[µ Wν] . Todo lo que esté dentro del paréntesis o el corchete se
somete a anti/simetrización:
1
V(µ Waν) := (Vµ Waν + Vµ Wνa + Va Wµν + Va Wνµ + Vν Waµ + Vν Wµa ) .
6
Para simetrizar el objeto Vµ Waν en µ y ν, usaremos barras para señalar los índices que no se ven
afectados por estos símbolos, es decir:
1
V(µ W|a|ν) = (Vµ Waν + Vν Waµ ) .
2
El simetrizador o el antisimetrizador solo lo haremos actuar sobre índices de abajo o de arriba,
nunca mezclados. De modo que no es necesario incluir barras, por ejemplo, para el índice a en el
caso V(µ W aν) . Si quisiéramos incluirlo en la simetrización deberíamos bajarlo, g ab V(µ Wbν) [ver
criterio de índices Pág. VI].
o Trabajaremos con diferentes conexiones. Distinguiremos los objetos asociados del modo si-
guiente:
Puede parecer una trivialidad dado a lo que se está acostumbrado en Relatividad General, pero
no lo es en absoluto. Subir y bajar índices consiste en intercambiar partes covariantes con partes
contravariantes y esto solo es lícito cuando el objeto es tensorial. Sin embargo, nuestro criterio
de índices se extiende a objetos no tensoriales. Por ejemplo, la conexión de espín se define ωµa b ,
pero a veces nos la encontraremos con los dos índices abajo ωµab ; este objeto, estrictamente
hablando, no es la conexión de espín, es una notación para referirnos a ωµa c ηcb , la cual facilita
mucho la escritura.
Pero hay que tener cuidado con ella: consideremos un lagrangiano que depende de los Vielbein
y de un objeto Wµa (χ) (no necesariamente tensorial), con el campo χ independiente del Vielbein.
Al derivar respecto al Vielbein Wba , hemos de tener en cuenta que hay un Vielbein “escondido”
pues esta es una forma de denotar eµb Wµa .
o El tensor de Riemann, la torsión, el tensor de Ricci y el escalar de curvatura que emplearemos
los definimos del siguiente modo:
VI
1 Introducción y motivación
La Teoría de la Relatividad General se sustenta fuertemente en el principio de equivalencia según el
cual la gravedad es un artefacto de las coordenadas elegidas, pudiéndose suprimir localmente con un
cambio adecuado de las mismas. Sin embargo, no puede deshacerse globalmente como consecuencia
de la curvatura del espaciotiempo. Einstein identificó gravedad con curvatura y a ésta la relacionó
con el contenido de energía del universo mediante sus conocidas ecuaciones de Einstein1 :
donde G̊µν := R̊µν − 21 gµν R̊ es el tensor de Einstein dependiente del tensor de Ricci R̊µν y del escalar de
curvatura del espaciotiempo R̊ , κ = 8πGN es una constante relacionada con GN , la constante de gra-
vitación universal, y τµν es el tensor energía-momento que contiene la información sobre la distribución
de materia y energía. De momento no es importante saber qué significa cada uno de estos objetos, los
definiremos en los próximos capítulos. Lo importante es el mensaje: la curvatura es producida por la
materia y la energía y, a su vez, la dinámica de éstas está condicionada por la curvatura.
La forma del tensor G̊µν , puede deducirse a partir de asunciones de consistencia físico-matemática:
el espacio plano (sin curvatura) ha de ser solución para el vacío (τµν = 0), la energía debe conservarse
localmente (∇˚ ρ τµν = 0),... así lo construyó Einstein.
Sin embargo, días antes de la publicación de Einstein, David Hilbert publicó las ecuaciones de
Einstein del vacío,
1
R̊µν − gµν R̊ = 0 , (1.0.2)
2
así como un modo de obtenerlas mediante la imposición del principio de acción estacionaria sobre la
acción ˆ p 1
SEH = dD x |g| R̊ , (1.0.3)
2κ
que llamaremos acción de Einstein-Hilbert, donde g es el determinante del tensor métrico. Sin embargo
el modo de derivar las ecuaciones de movimiento presenta una sutileza y ésta tiene que ver con la
arbitrariedad de lo que llamaremos conexión. Este objeto va a proporcionarnos un modo de trans-
portar “paralelamente” vectores en un espacio curvo donde este no puede llevarse a cabo de forma
natural como en los planos. Y, gracias a ello, podremos comparar vectores próximos y de aquí obtener
una definición de derivada que va a casar bien con las transformaciones que gobiernan el espacio-
tiempo que son los cambios generales de coordenadas. Y es con este objeto con el que se construyen
los tensores de curvatura y torsión que diferenciarán a la variedad del espacio plano. En física y en
matemáticas se suele elegir como conexión la de Levi-Civita, cuya existencia y unicidad están garan-
tizadas y que, además de destacar por sus propiedades, queda completamente determinada por el
tensor métrico. De estas propiedades, una de las más destacadas es el hecho de que las trayectorias
más “rectas”2 entre dos puntos coinciden con las trayectorias que minimizan la acción de la partícula
libre (los caminos “cortos”3 ) entre entre ambos. Con una conexión general no es cierto, y este es uno
de los argumentos más fuertes para elegir la conexión de Levi-Civita (y es una razón física).
Por otra parte, si consideramos el lagrangiano de gravedad más sencillo, el de Einstein-Hilbert, ve-
mos que es función exclusiva de la curvatura (i.e. de la conexión) y de la métrica. Al elegir Levi-Civita
[ec. (1.0.3)], deja de intervenir la conexión como un campo independiente y ahora todo depende de la
métrica. Efectivamente, tal y como hizo Hilbert, variando e igualando a cero con este planteamiento
(formalismo métrico) se reproducen las ecuaciones de Einstein del vacío.
1 En noviembre de 1915, Einstein las publicó en una forma equivalente: R̊µν = −κ τµν − 12 gµν τ con τ = g µν τµν .
2 Aquellas en las que la 4-velocidad se mantiene “paralela” a sí misma a lo largo de la curva
3 Estrictamente hablando, puntos críticos de la longitud.
1
2
Sin embargo, si optamos por mantener una conexión general (formalismo de Palatini) obtendremos
además una ecuación para la conexión. Como veremos, usualmente se le impone alguna condición
que acaba reduciendo el espacio de soluciones a una sola, la de Levi-Civita, que aparece en escena
como la “legítima” conexión para la Relatividad General. En este trabajo pretendemos resolver en
general esta ecuación, sin imponer nada, y obtener de forma explícita las conexiones más generales4
permitidas para nuestra teoría de gravedad. Veremos que las propiedades de estas conexiones son
sorprendentes; de hecho, siendo matemáticamente diferentes de la de Levi-Civita, parecen describir
(a efectos de lo que estudiaremos aquí) la misma física. Por ejemplo, la coincidencia de trayectorias
“más rectas” con las de partículas libres también se da para todas estas soluciones (¡no solo para
la de Levi-Civita!). Luego, parece ser que la elección de la conexión de Levi-Civita se lleva a cabo
por conveniencia, por sencillez. No parece haber una razón física que justifique dicha elección. Com-
probaremos además que todo esto sigue siendo válido si añadimos al vacío campos de materia que
satisfacen ciertas condiciones.
En general, al aplicar el formalismo de Palatini, esperamos que la conexión de Levi-Civita sea
una de sus soluciones. Se puede comprobar [3, 19] que esto solo ocurre para las teorías Lovelock,
en las cuales se agregan ciertos términos de curvatura a la lagrangiana que modifican la dinámica
(Einstein-Hilbert es un caso particular). En otros casos ambos formalismos dan lugar a teorías muy
diferentes. Por ejemplo, en gravedad Einstein-Hilbert acoplada al campo de Dirac, el espín del campo
genera torsión en el espaciotiempo y una de las características de la conexión de Levi-Civita es que
su torsión es cero, por lo que, si partimos de la conexión de Levi-Civita, estamos agregando una
ligadura a mano que repercutirá en el espín; otros ejemplos muy estudiados de inequivalencia son
las f (R)-gravities, teorías de gravedad modificada en las que se sustituye el escalar de Ricci de la
acción Einstein-Hilbert por una función arbitraria del mismo. En lo relativo a estas teorías f (R), en
el formalismo de Palatini se ha encontrado recientemente un gran filón para la cosmología, de donde
extraer nuevas teorías para la materia oscura y la energía oscura (véase por ejemplo [7]).
Como se observa, es un tema relacionado con aspectos realmente fundamentales de la Relatividad
General, en los que hay pequeños vacíos que intentaremos rellenar con nuestro estudio. No preten-
demos analizar fenómenos concretos sino la forma de deducir la dinámica a partir de una acción, es
decir, afinar en la propia estructura de la teoría.
la física que describen. Véase [23] donde el contexto es una gravedad modificada con un término adicional en la lagrangiana,
y [26] donde se introduce simplemente como un objeto auxiliar para el estudio de soluciones simétricas (caso particular).
Capítulo 1. Introducción y motivación 3
Dirac. Campo de enorme relevancia en física pues describe fermiones de espín 1/2. Esta teoría
no puede construirse como las del capítulo §3 debido a las propiedades de los espinores y ha de
aprovecharse la estructura localmente plana descrita en §4 para introducirlos. Resolveremos las
ecuaciones de movimiento en el caso de una conexión completamente general, y obtendremos
un resultado muy parecido al del capítulo §5. La novedad será un término adicional ligado al
espín y que será fuente de torsión en el espaciotiempo.
Los apéndices finales no forman parte del trabajo en sí. Constituyen simplemente una recopilación
de material complementario y algunos cálculos accesorios que lo complementan.
2 Nociones y bases matemáticas
Cuando los cambios de carta son funciones diferenciables (C ∞ ) al atlas se le llama estructura diferen-
ciable, y a la variedad junto con dicha estructura variedad diferenciable.
4
Capítulo 2. Nociones y bases matemáticas 5
ver que, aunque las derivadas dependan de la carta, el espacio tangente no; un cambio de carta acaba
dando lugar simplemente a un cambio de base: ∂µ |p → ∂µ̃ |p en el tangente. Cualquier vector del
tangente V(p) = V µ (p)∂µ |p actúa sobre las funciones f ∈ C ∞ (M) del modo “natural”
El siguiente paso es dejar de estar anclados a un punto fijo y movernos por la variedad. Se define
entonces el fibrado tangente [
T M := Tp M , (2.1.6)
p∈M
Vamos ahora a definir una serie de objetos de acuerdo a cómo transforman bajo un CGC cualquie-
ra xµ → y α . En este apartado distinguiremos sus coordenadas en uno u otro sistema de coordenadas
según los índices (µ y ν frente a α y β).
o En física se llaman campos escalares a las aplicaciones f ∈ C ∞ (M), es decir, aquellas que a cada
punto de la variedad le asocian un número real. Los escalares no cambian bajo CGC.
o Por otro lado tenemos los campos vectoriales o 1-contravariantes que son aplicaciones V : M →
T M, que colocan en cada punto de la variedad un vector tangente, pudiéndose localmente
expresar V(p) = V µ (p)∂µ |p , donde V µ (p) ∈ C ∞ (M). De ahora en adelante, denotaremos los
vectores simplemente por sus componentes omitiendo incluso el punto: V µ . Si efectuamos un
6 2.3. Métrica
o En general un campo tensorial de tipo (r, s) o bien, r-contravariante s-covariante es una aplicación
T : M → T(r, s) M, que localmente se expresa T = T µ1 µ2 ...µrν1 ν2 ...νs ∂µ1 ⊗ ... ⊗ ∂µr ⊗ dxν1 ⊗ ... ⊗
dxνs y transforma bajo CGC:
∂y α1 ∂y αr ∂xν1 ∂xνs µ1 µ2 ...µr
T α1 α2 ...αr β1 β2 ...βs = ... ... T ν1 ν2 ...νs . (2.2.3)
∂xµ1 ∂xµr ∂y β1 ∂y βs
Con campo tensorial estaremos englobando también vectores, covectores y escalares como casos par-
ticulares; de hecho:
2.3. Métrica
Una métrica es una campo tensorial 2-covariante (forma bilineal) simétrico no degenerado sobre
una variedad. La métrica es el objeto que nos va a permitir establecer en este marco una geometría.
A veces se habla de la métrica como un producto escalar, definiéndose para la base justamente como
las componentes de la métrica en esta:
donde el valor absoluto está justificado pues la forma cuadrática asociada a la métrica, gµν V µ V ν (con
V variando en el tangente), no tiene por qué ser definida positiva.
Convenio: a los vectores con gµν V µ V ν > 0 los llamaremos temporales, aquellos con gµν V µ V ν < 0
espaciales y a los de norma nula que son diferentes del vector cero se les llama luminosos.
s00
x00µ + x0ρ x0ν = x0µ .
µ
ρν (2.3.4)
s0
No consideramos curvas luminosas pues aparecen problemas al perturbar la curva. Como gµν (σ)x0µ x0ν =
0 podemos optar por poner o no del valor absoluto en (2.3.3). Si no lo hacemos, al perturbar, los tra-
mos espaciales con nuestros convenios darian raíces de números negativos; y si ponemos el valor
absoluto no tenemos diferenciabilidad en gµν (σ)x0µ x0ν = 0 que es justo donde la necesitamos. Por
estas patologías las excluimos de nuestro estudio.
El observador que se mueve a lo largo de la curva puede elegir como coordenada temporal s pa-
sándose a llamar su tiempo propio. Podemos entonces elegir una parametrización especial, γ2 (τ ), que
denominaremos parametrización de tiempo propio a lo largo de la curva que es cualquier parametriza-
ción lineal6 :
s = ατ + β , (2.3.5)
donde α > 0 (lo elegimos positivo) y β son dos constantes con las dimensiones del tiempo propio
s. β representa el instante de tiempo propio correspondiente con el valor τ = 0 del parámetro, y α
representa la conversión entre el parámetro y las unidades elegidas para el tiempo propio. Con esta
parametrización:
s0 = α , s00 = 0 , (2.3.6)
y, entonces, esto nos conduce a la ecuación de la geodésica métrica:
ya que ds2 = gµν dxµ dxν y, entonces, kuµ k = α. El caso α = 1 nos lleva a kuµ k = 1 que es justamente la definición de
parametrización por el arco (curva recorrida con velocidad constante unitaria).
7 Localmente (para evitar problemas con puntos conjugados, por ejemplo) las temporales serán máximos y las espaciales
∇ν V µ = ∂ν V µ + Γµνρ V ρ . (2.4.4)
Un detalle muy importante a tener en cuenta es que la conexión afín no transforma como un tensor,
pero la diferencia de dos conexiones afines sí.
Análogamente, para una 1-forma y un escalar (al que no le afecta la conexión) es:
∇ν Vµ = ∂ν Vµ − Γρνµ Vρ , ∇ν f = ∂ν f . (2.4.5)
Puede llevarse a cabo esta operación en cualquier dirección, no necesariamente en las direcciones de
las coordenadas. Sea V = V ν ∂ν , entonces:
∇ V Aµ = V ν ∇ ν Aµ . (2.4.7)
uν ∇ν Aµ (σ) , (2.4.8)
que representa el transporte paralelo a lo largo de la misma. Obsérvese que cada conexión define un
concepto diferente de “paralelo”. En particular, podríamos preguntarnos si la propia velocidad de la
curva al transportarla a lo largo de ésta se mantiene paralela con la conexión elegida, esto es, si
uν ∇ν uµ = 0 . (2.4.9)
En ese caso diremos que la curva es una geodésica afín para dicha conexión. Si desarrollamos se llega
de forma inmediata a la ecuación de la geodésica afín:
d2 xµ dxν dxρ
2
+ Γµνρ = 0. (2.4.10)
dσ dσ dσ
8 En matemáticas es típico llamar conexión al operador derivada covariante ∇.
Capítulo 2. Nociones y bases matemáticas 11
Nótese que ser o no geodésica no es, estrictamente hablando, una caracterísca de la trayectoria sino
de la curva, es decir, de la parametrización elegida. De modo que, si consideramos una trayectoria
S sobre la variedad: o bien S admite una parametrización (o curva) γi (σ) geodésica afín o no existe
dicha parametrización. Si estamos en el primer caso, diremos que tenemos una trayectoria autoparalela
y a las curvas que la generan las llamaremos pre-geodésicas afines, pues o son geodésicas o lo son salvo
una reparametrización. La geodésica afín es una pre-geodésica afín en particular, aquella que verifica
(2.4.10).
En general, las pre-geodésicas afines satisfacen una ecuación del tipo
o El tensor de torsión, que es un tensor (1, 2) que representa la parte antisimétrica de la conexión
en los índices inferiores:
T σµν := Γσµν − Γσνµ . (2.4.14)
Las conexiones con torsión cero (i.e. simétricas en sus índices inferiores) se denominan libres de
torsión. La consecuencia de la existencia de torsión es que al transportar un vector de la base a
lo largo de otro y el segundo a lo largo del primero, los extremos de los vectores transportados
no cierren el cuadrilátero.
o El tensor de curvatura de Riemann es un tensor de tipo (1, 3) definido
A partir del tensor de Riemann pueden obtenerse, contrayendo parejas de índices, tres tensores 2-
covariantes independientes9 ,
Figura 2.5.1: Base {uµ , sµ } sobre una hipersuperficie generada por geodésicas afines (trazos gruesos).
los cuales contienen información parcial sobre la curvatura de la variedad, es decir, pueden ser nulos
y, sin embargo, haber curvatura. En función de la conexión afín se expresan:
A R(1) µλ se le llama tensor de Ricci y como aparecerá bastante lo denotaremos Rµλ por sencillez. Con
la ayuda de la métrica podemos construir las trazas de estos tensores:
de las cuales la única independiente no-trivial, R, se denomina escalar de Ricci o curvatura escalar.
Está claro que sobre la superficie H, las etiquetas (λ, η) constituyen unas coordenadas muy na-
turales para referirnos a los puntos de la misma. Y los vectores anteriores constituyen una base de
coordenadas sobre la hipersuperficie [ver figura 2.5.1], es decir, uµ = ∂λ y sµ = ∂η , cumpliendo que
el corchete de Lie10 se anula, [∂λ , ∂η ] = 0. Una consecuencia inmediata de esto último es la regla:
uµ ∇µ sν = sµ ∇µ uν , (2.5.2)
que resulta útil para la derivación de (2.5.4), al igual que la condición de geodésica afín
uµ ∇µ uν = 0 . (2.5.3)
La velocidad de receso entre geodésicas (con la que se separan) vendrá dada por uµ ∇µ sν , y la desvia-
ción geodésica se define como la aceleración relativa (covariante) de separación de geodésicas, es decir,
10 Que se define: [V, W]µ := V ν ∂ν W µ − W ν ∂ν V µ .
Capítulo 2. Nociones y bases matemáticas 13
uµ ∇µ [uµ ∇µ sν ]. Dicha aceleración se traduce físicamente en una fuerza de marea entre las partículas
que recorren las geodésicas. El desarrollo de esta expresión para una conexión general (ver [24]) nos
lleva a:
uµ ∇µ [uµ ∇µ sν ] = −Rµνρλ sµ uν uρ + uµ ∇µ T λνρ uν sρ .
(2.5.4)
Aquí vemos que la fuerza de marea entre partículas en la hipersuperficie es un efecto geométrico, lo
cual casa con la interpretación que hace la Relatividad General de la gravedad.
∇µ gλρ = 0 , (2.6.1)
objeto al que (salvo el signo) se le llama tensor de metricidad Qµλρ := −∇µ gλρ . Obsérvese que es
simétrico en sus dos últimos índices.
Para una conexión de este tipo, el tensor de Riemann adquiere antisimetría en sus dos últimos
índices como puede verse aplicando el conmutador de derivadas covariantes sobre la métrica,
Elegida una conexión compatible con la métrica diremos que nos hallamos ante una variedad (o teoría)
de Riemann-Cartan.
Una consecuencia inmediata de la compatibilidad con la métrica (2.6.1) es que el producto escalar
de dos vectores transportados paralelamente a lo largo de una curva (pongamos, con velocidad uµ )
es invariante a lo largo de la curva:
(2.6.1)
uµ ∇µ (Vν W ν ) = gλν uµ ∇µ V λ W ν = gλν uµ ∇µ V λ W ν + gλν V λ uµ ∇µ W ν = 0 ,
(2.6.4)
| {z } | {z }
0 0
“En cualquier variedad pseudoriemanniana equipada con una métrica gµν , existe una única co-
nexión Γ̊ρµν que es, a la vez, compatible con gµν y libre de torsión; y la llamaremos conexión de
Levi-Civita”.
14 2.6. Métricas y conexión
Las componentes de dicha conexión quedan completamente determinadas por la métrica y coin-
ciden con los símbolos de Christoffel11 :
1 ρσ
Γ̊ρµν = g (∂µ gσν + ∂ν gµσ − ∂σ gµν ) ≡ ρµν .
(2.6.6)
2
Un par de propiedades:
1 ρσ
Kµν ρ = g (Tσµν + Tνσµ − Tµνσ ) (Tensor de contorsión) , (2.6.11)
2
1 ρσ
Lµν ρ = g (Qµνσ + Qνσµ − Qσµν ) . (2.6.12)
2
Como vemos la conexión afín no transforma como tensor por culpa de los símbolos de Christoffel,
pues el resto es tensorial.
11 Obsérvese que el objeto ρµν se construye a partir de la métrica y, a priori, no tiene nada que ver con ninguna conexión.
En general usaremos la notación anterior, salvo cuando nos interese ver los símbolos de Christoffel como componentes de una
conexión, caso en el que los denotaremos Γ̊ρµν . Es decir, ambas notaciones se refieren el mismo objeto pero usar una u otra nos
ayudará a entender e interpretar mejor lo que estamos haciendo.
Capítulo 2. Nociones y bases matemáticas 15
ˆ ∂ L |g|
p p
∂ L |g|
= δχ + δ (∂µ χ) dD x
∂χ ∂ (∂µ χ)
ˆ ∂ L |g|
p p
∂ L |g|
(por partes) = − ∂µ δχdD x (2.7.2)
∂χ ∂ (∂µ χ)
Es claro que habrá una ecuación de Euler-Lagrange para cada (componente de cada) campo inde-
pendiente, de modo que es importante saber qué campos son independientes en nuestra teoría. Esta
idea va a ser central en nuestro estudio posterior.
Podría haberse hecho una derivación análoga para lagrangianas más generales que dependan de
derivadas de cualquier orden de los campos. Para ello remitimos a la bibliografía [26].
p
12 Estrictamente hablando, la densidad lagrangiana es el producto |g|L. Además, por sencillez en el lenguaje, nos referire-
mos a L simplemente como lagrangiana o lagrangiano.
13 Nótese que la derivada ∂ externa en el segundo término afecta también a los campos, no solo a la dependencia explícita
µ
en xµ . Es decir, a pesar de la notación, es una derivada total.
3 Dinámica de la Relatividad General bajo
los formalismos métrico y de Palatini
De ahora en adelante, sea M un espaciotiempo. Es decir, mientras no digamos lo contrario asumimos
que tenemos una métrica lorentziana y que la variedad es orientable temporalmente.
donde Lgrav representa la lagrangiana del campo gravitatorio que nosotros consideraremos igual al
1
de Einstein-Hilbert con conexión arbitraria 2κ R, pero que podría incluir correcciones (por ejemplo
de tipo Lovelock) y Lmatt es la lagrangiana de la materia que viene dada por ciertos campos χ y
que pueden estar acoplados entre sí mediante g y con la curvatura y/o la conexión Γ mediante, por
ejemplo, derivadas covariantes o productos por R.
Los formalismos variacionales con los que trabajaremos1 son:
• Ecuación para la métrica: que se corresponderá con las ecuaciones de Einstein para cierto
tensor energía-momento (generalizadas en el caso de que el caso Lgrav no sea el de Einstein-
Hilbert).
• Ecuación para los campos de materia.
• Ecuación para la conexión. Esta ecuación proporciona soluciones entre las cuales no tie-
ne por qué estar la de Levi-Civita, como ya mencionamos. Esto quiere decir que ambos
métodos en el caso más general no tienen por qué proporcionar la misma física.
En este trabajo no vamos a considerar lagrangianos de gravedad más alla de Einstein-Hilbert, es decir,
nuestro marco de trabajo estará constituido, en principio, por las teorías del tipo
ˆ
p 1
S = dD x |g| R + Lmatt (χ, g, Γ) . (3.1.3)
2κ
1 Existen otros como el “bimétrico” propuesto por Goenner en 2010 [10].
16
Capítulo 3. Dinámica de la Relatividad General bajo los formalismos métrico y de Palatini 17
y, de hecho, salvo en el último capítulo §6 en el que nos aventuraremos a estudiar el campo de Dirac
libre en espacios curvos, nuestros lagrangianos de materia NO dependerán de la conexión2 De modo
que, de ahora en adelante, sobreentenderemos Lmatt ≡ Lmatt (χ, g, Γ) y, salvo cuando trabajemos con
S
el campo de Dirac, nuestra acción será de la forma:
ˆ
D
p 1
S = d x |g| R + Lmatt (χ, g) . (3.1.4)
2κ
1. Sección 3.2. Aquí hallaremos para una acción (3.1.4) las ecuaciones de movimiento de los cam-
pos y de la métrica por ambos formalismos.
2. Sección 3.3. En el apartado anterior, a la hora de comparar, hemos admitido que entre las so-
luciones de la ecuación de la conexión está la Levi-Civita. En este apartado obtendremos la
ecuación de la conexión y comprobaremos que efectivamente la de Levi-Civita Γ̊ es solución.
De ahora en adelante usaremos la siguiente notación para objetos construidos a partir de la conexión:
o Tal y como veníamos haciendo desde el principio del trabajo, usaremos ˚ si provienen de la
˚ ρ , ...
conexión de Levi-Civita (los emplearemos en el formalismo métrico): Γ̊λµν , R̊µν , R̊, ∇
¯ ρ,
o Con ¯ nos referiremos a una solución cualquiera de la ecuación de la conexión: Γ̄λµν , R̄µν , R̄, ∇
...
o Sin nada nos referiremos a una conexión completamente arbitraria (no necesariamente solución
de ninguna ecuación): Γλµν , Rµν , R, ∇ρ , ...
Por último mostrar los dos lagrangianos de materia con los que particularizaremos los resultados:
o Campo escalar real (campo de espín 0) con un potencial mínimamente acoplado a la gravedad:
1
∇µ φ∇µ φ − V (φ) .
Lφ (φ, g) = (3.1.5)
2
donde estamos llamando ∇µ = g µν ∇ν . Es inmediato ver que la conexión no aparece pues para
un escalar ∇µ φ = ∂µ φ.
o Campo electromagnético libre (campo de espín 1 sin masa) mínimamente acoplado a la grave-
dad:
1
Le.m. (A, g) = − Fµν F µν , (3.1.6)
4
˚ µ Aν − ∇
con Fµν = ∇ ˚ ν Aµ el tensor electromagnético3 , que coincide con el tensor en el caso plano
Fµν = ∂µ Aν − ∂ν Aµ
Para otros tipos de materia como el campo de Dirac (espín 1/2) veremos que la conexión aparece
por fuerza en el lagrangiano (al menos una parte de ella, la asociada a la parte antisimétrica de la
conexión de espín). Este es el caso que, como ya anunciamos anteriormente, dejaremos para el final
del trabajo pues requiere de una matemática algo más sofisticada.
2 No consideraremos en el presente trabajo lagrangianos no-mínimamente acoplados al campo gravitatorio (con términos
D
p por mínimo acoplo a la gravedad la preescripción clásica de sustituir ηµν , ∂µ , d x,... por
de curvatura por ejemplo); entendiendo
D
gµν , ∇µ (con conexión arbitraria), |g|d x, ... en el lagrangiano plano, con el objetivo de que sea covariante la versión del
mismo en espacio curvo. Obsérvese, así mismo, que mínimo acoplo no implica que la conexión no aparezca en Lmatt , como
ocurre en caso del campo de Dirac.
3 Estamos admitiendo mínimo acoplo pero, a diferencia del campo escalar, aquí admitimos Levi-Civita en la definición de
ˆ ∂ ˆ p
p p
|g|g ρλ ∂ |g|Lmatt
µν D
0= R̊ ρλ + 2κ (δg ) d x + |g|g ρλ δ R̊ρλ dD x . (3.2.6)
∂g µν ∂g µν
El último término, tal y como se demuestra en el apéndice §A.2 es nulo, de modo que al ser arbitraria
la variación de la métrica llegamos a la nulidad del integrando:
p p
∂ |g|g ρλ ∂ |g|Lmatt
R̊ρλ = −2κ . (3.2.7)
∂g µν ∂g µν
Calculamos el primer miembro un poco más en detalle. Emplearemos las propiedades
p
∂ |g| 1p ∂g ρλ ρ λ
= − |g|gµν , = δ(µ δν) , (3.2.8)
∂g µν 2 ∂g µν
Capítulo 3. Dinámica de la Relatividad General bajo los formalismos métrico y de Palatini 19
donde hemos introducido el simetrizador de índices A(µ Bν) = 12 (Aµ Bν + Aν Bµ ); así nos queda:
p
∂ |g|g ρλ 1p ρ λ
p
R̊ρλ = − |g|gµν R̊ + |g|δ(µ δν) R̊ρλ
∂g µν 2
p 1
= |g| R̊µν − gµν R̊ . (3.2.9)
2
ρ λ
En el último paso hemos aplicado el objeto δ(µ δν) sobre el tensor R̊ρλ que, esencialmente, simetriza
sus índices, pero como estamos bajo la conexión de Levi-Civita, el tensor de Ricci ya es simétrico y
ρ λ
δ(µ δν) actúa como la identidad sobre el subespacio de tensores simétricos.
p
Sustituyendo en (3.2.7) y pasando el |g| al otro miembro, la ecuación del campo gµν nos lleva a
las ecuaciones de Einstein:
1 matt
R̊µν − gµν R̊ = −κτµν , (3.2.10)
2
donde hemos introducido el tensor energía-momento (de Hilbert) asociado a Lmatt que se define:
matt 2 δSmatt
τµν := p , (3.2.11)
|g| δg µν
y, como ahora el tensor de Ricci no tiene por qué ser simétrico, el simetrizador se traslada a sus índices
y obtenemos la ecuación de Einstein en el formalismo de Palatini:
1 matt
R̄(µν) − gµν R̄ = −κτµν . (3.2.16)
2
20 3.3. Ecuación de la conexión
Lo que nos faltaría por ver es, en el caso de que hubiera más soluciones de la ecuación de la cone-
xión, aparte de la Levi-Cita, ¿qué ecuaciones de Einstein proporcionan? La respuesta a esta pregunta
la veremos más adelante en el punto §(5.3) y será sorprendente.
Y para que se anule esta integral para toda variación de la conexión, debe ocurrir que
1 στ ρν ¯ 1
¯ σν
− g g ∇ρ gστ + ∇σ g + T̄ σρ g ρ σν
δλµ + g στ g µν ∇ ¯ λ g µν + T̄ ρ g µν +g σν T̄ µ = 0 , (3.3.6)
¯ λ gστ + ∇
λρ σλ
2 2
1 στ µν ¯ ¯ ρ gστ δ µ + ∇
¯ σ g σν δ µ + T̄ ρ g µν − T̄ ρσρ g σν δ µ + g σν T̄ µ = 0 .
¯ λ g µν − ∇
g ∇λ gστ − g ρν ∇
g λ λ λρ λ σλ
2
(3.3.7)
La ecuación (3.3.7) nos dice que el tensor del primer miembro es cero, por lo que sus trazas también
deben ser cero. Hallando dichas trazas buscamos relaciones que nos permitan simplificarla. Contra-
yendo (3.3.7) con δλµ :
1 στ λν ¯ ¯ λ g λν + T̄ ρ g λν = 1 g σν T̄ λσλ .
Traza δλµ : g g ∇λ gστ + ∇ λρ (3.3.8)
2 D−1
El corchete de la ecuación de la conexión (3.3.6) es justamente lo que acabamos de calcular, por lo
que podemos sustituirlo:
1 στ µν ¯ ¯ λ g µν + T̄ ρ g µν − 1 g σν T̄ ρσρ δ µ + g σν T̄ µ = 0 .
g g ∇λ gστ + ∇ λρ λ σλ (3.3.9)
2 D−1
¯ λ g µν en función de la torsión. Extraemos la otra traza:
El siguiente paso será intentar poner gµν ∇
¯ λ g µν = 2D σ ¯ λ gµν = − 2D σ
Traza g µν : gµν ∇ T̄ , g µν ∇ T̄ . (3.3.10)
D − 1 λσ D − 1 λσ
Si sustituimos en (3.3.9) y operamos, llegamos a la forma final de la ecuación de la conexión:
Insistir una vez más en que la conexión de Levi-Civita es una solución de esta ecuación pero,
como veremos, no es la única. A su resolución y a la interpretación de las soluciones, dado su interés,
dedicaremos un capítulo entero. Pero antes, vamos a presentar la Relatividad General desde otro
punto de vista (“desde el espacio tangente”). Este nuevo marco es equivalente al que hemos usado,
por lo que nos proporcionará la misma dinámica; pero su interés va más alla: solo con él podremos
introducir espinores en el espaciotiempo.
4 Relatividad General desde el espacio
tangente
o Holónoma (o de coordenadas). Si existe un abierto de p y una carta alrededor del mismo, tales
que, los vectores de la base pueden escribirse ∂x∂ µ , siendo xµ las coordenadas asociadas a la
ρ
carta. Puede demostrarse que una base es holónoma si y solo si cumple [∂µ , ∂ν ] = 0 bajo
cualquier conexión.
o No holónoma. Si no está asociada a ningunas coordenadas.
Una base ortonormal en general no es una base de coordenadas. Piénsese en el plano R2 con la métrica
euclídea y con la conexión de Levi-Civita por sencillez. Por ejemplo, la base ortonormal en esféricas
{r̂, θ̂} no es la base holónoma asociada a las coordenadas esféricas, sino {r̂, rθ̂}.
Consideremos que establecemos en el espacio tangente una base ortonormal1 que denotaremos
{ea } y sea {ea } su base dual. Como ya vemos venir, distinguiremos componentes en esta base res-
pecto a la de coordenadas por los índices: griegos para la base holónoma y latinos para la base orto-
normal. Existirá en los espacios tangente y cotangente un cambio de base que las relacione:
∂µ = eaµ ea ⇔ ea = eµa ∂µ , dxµ = eµa ea ⇔ ea = eaµ dxµ , (4.1.1)
a los elementos de la matriz de cambio de base eaµ se les llama Vielbein, siendo eµa la correspondiente
matriz inversa [ver imagen 4.1.1]. Obsérvese que la base {ea } no depende del punto de la variedad,
son los Vielbein los que llevan toda la dependencia en el punto que caracteriza a ∂µ . Se puede com-
probar fácilmente a partir de aquí que en todo punto:
eaµ eµb = δba , eµa eaν = δνµ . (4.1.2)
De este modo, los Vielbein nos permiten llevar componentes de tensores de una base a la otra, por
ejemplo:
B µν = eµa B aν = eµa eν b B ab . (4.1.3)
Lo cual podemos aplicar para relacionar las métricas (análogamente para la métrica inversa):
gµν (x) = eaµ (x)eb ν (x)ηab , (4.1.4)
donde ηab = diag(1, −1, ..., −1) es la métrica de Minkowski D-dimensional en cartesianas.
El índice griego del Vielbein eaµ transforma bien bajo CGC (es una 1-forma) y su índice latino bajo
transformaciones locales de Lorentz2 (TLL), es decir, bajo cambios de base ea → e0a ortonormales:
∂xµ a
eaν (y) = e (x) , e0aµ (x) = Λab (x)eb µ (x) . (4.1.5)
∂y ν µ
1 Un detalle importante pero que no emplearemos explícitamente es que si en un punto p tenemos una de estas bases
ortonormales, las componentes de la conexión de Levi-Civita expresadas respecto de esta se anulan en p, lo que implica que
la curvatura asociada es localmente cero. A estas se las llama coordenadas normales [16]. En nuestro caso, hemos cubierto el
espaciotiempo con estas bases y, físicamente, tienen una importante interpretación: son observadores localmente inerciales (los
que no sienten la gravedad).
2 Transforma en la representación vectorial de su álgebra. Ver §6.1.
22
Capítulo 4. Relatividad General desde el espacio tangente 23
como vemos, la transformación de Lorentz depende del punto de la variedad en el que estemos (de
ahí que la llamemos “local”). Esto último se extiende a tensores cualesquiera: los índices griegos
transformarán bajo Diff(M) y los griegos bajo el grupo de Lorentz.
Mediante el conmutador de derivadas covariantes se obtiene, al igual que con la conexión afín, un
tensor de curvatura:
[Dµ , Dν ] H a...b... = Rµνc a H c...b... + ...(índices de arriba)...
−Rµνb c H a...c... − ...(índices de abajo)... , (4.1.8)
habiéndose definido
Rµνab := ∂µ ωνab − ∂ν ωµab − ωµac ωνcb + ωνac ωµcb , (4.1.9)
que denominaremos tensor de curvatura de espín y que es un tensor 2-covariante sobre la variedad y
(1, 1) sobre el tangente. Es importante resaltar que en (4.1.8) no aparece un término de tipo “torsión
por derivada covariante” como ocurría con la conexión afín.
Sobre las contracciones de este tensor remitimos a los apéndices §B.1. Para nuestro estudio solo
necesitaremos dos de ellas:
Rµa ≡ R(1) µa = eν b Rµνab , R(2) µa = eν c η dc Rµνda , (4.1.10)
así como la única contracción total (de todos los índices) del tensor Rµνab independiente que llama-
remos escalar de curvatura de espín:
R = η ab eµb eν c Rµνac . (4.1.11)
24 4.2. Acción en el espacio tangente
Si se piensa, tenemos dos descripciones: una con la conexión afín, el tensor de Riemann, ...; otra
con la conexión de espín y la curvatura de espín. Y ambas descripciones no están relacionadas a priori.
Como lo que buscamos es tener otra descripción alternativa de la misma física, hemos de imponer
una condición para que queden ligadas. Enunciamos así el postulado del Vielbein3 :
Postulado del Vielbein (PV)
La derivada completamente covariante de los Vielbein es nula:
en imponer la compatibilidad con la métrica de la conexión afín, es decir, ∇µ gνλ = 0. Bajo los dos postulados se llega a que
necesariamente la conexión de espín es compatible con la métrica de Minkowski (Dµ ηab = 0), lo cual conduce principalmente
a la antisimetría de la conexión de espín ωµab = −ωµba . Esto tiene consecuencias sobre los tensores de curvatura. Véase §B.2.
Capítulo 4. Relatividad General desde el espacio tangente 25
donde hemos llamado e al determinante del Vielbein eaµ . Con ello, obtenemos la forma final de la
acción: ˆ ˆ
1
SEH = LEH |e| dD x = η ac eµa eν b Rµνcb (ω) |e| dD x . (4.2.4)
2κ
donde seguimos tomando como lagrangiano de materia uno del tipo Lmatt (χ, g) reescrito en términos
de Vielbein y de la conexión de espín (al no depender de la conexión afín, tampoco dependerá de esta
última); por lo que Lmatt (χ, eµa eνb η ab ), es decir, los Vielbein solo aparecen en combinaciones4 del tipo
eµa eνb η ab , lo cual nos permitirá emplear:
∂ ∂ 1 b ∂ a ∂
≡ = ηab e ν µ + e µ ν . (4.3.2)
∂g µν ∂ (eµa eνb η ab ) 2 ∂e a ∂e b
∂
[eµa eν b ] = δλµ δad eν b + δλν δbd eµa , (4.3.4)
∂eλd
∂ |e| ∂e
λ
= sgn(e) λ = −sgn(e)eedλ = − |e| edλ , (4.3.5)
∂e d ∂e d
donde en el penúltimo paso hemos usado la propiedad (donde N es una matriz invertible):
∂ det N
= −(det N)N ji . (4.3.6)
∂(N −1 )ij
2 ∂ (|e| Lmatt )
Rλd − R(2) λd − edλ R = −κ . (4.3.7)
|e| ∂eλd
4 Con el campo de Dirac veremos que esto no es cierto, pues este se construye directamente con los Vielbein L
Dirac (χ, e) y
la métrica plana y no puede reescribirse únicamente en función de gµν .
26 4.3. Formalismo de primer orden desde el tangente
Bajamos todos los índices y multiplicamos por 12 , llegando a las ecuaciones de Einstein mixtas (un
índice griego y uno latino)
1 1
Rµa − R(2) µa − ηad edµ R = −κtmatt
µa , (4.3.8)
2 2
∂Lmatt
tmatt = ηad − edµ ηad Lmatt , (4.3.10)
µa
∂eµd
Para recuperar las ecuaciones de Einstein usuales, utilizamos el postulado del Vielbein y debería-
mos obtener lo mismo que con el formalismo de Palatini [§3.2.3]. Lo imponemos y contraemos con
ea ν :
1 1
Rµν − R(2) µν − gµν R = −κtmatt µν . (4.3.11)
2 2
Deberían ser las ecuaciones de Einstein obtenidas en §3.2.3 pero hay dos problemas que se solucio-
nan empleando que tanto la conexión como los campos deben estar on-shell (i.e. que verifiquen sus
correspondientes ecuaciones del movimiento):
o Tensor de Einstein
Los tensores de curvatura que aparecen en la ecuación de Einstein no son cualesquiera, deben
estar evaluados en las soluciones de la ecuación de la conexión. Adelantamos la propiedad
(5.2.7) de dichas conexiones, la cual nos conduce a:
1 1 (5.2.7) 1
Rµν − R(2) µν R̄µν − R̄(2) µν
= = R̄µν + R̄νµ = R̄(µν) . (4.3.12)
2 Γ=Γ̄ 2 2
o Tensor energía-momento
Por otro lado el tensor energía-momento tmatt
µν
matt
no es igual a τµν , de hecho no es simétrico en µ
matt
y ν . Es justamente su parte simétrica la que coincide con τµν :
Sin embargo, como la lagrangiana de materia no depende de la conexión de espín, mientras los
campos estén on-shell, la parte antisimétrica de tmatt
µν se anula [ver apéndices §A.5] y por tanto:
tmatt matt
µν on−shell
= τµν . (4.3.14)
Luego con Γλµν y los campos de materia on-shell, la ecuación (4.3.11) resulta coincidir con las ecuacio-
nes de Einstein que obtuvimos sin recurrir a los Vielbein:
1 matt
R̄(µν) − gµν R̄ = −κτµν . (4.3.15)
2
Capítulo 4. Relatividad General desde el espacio tangente 27
´ n
[ν µ]
δS = 1
κ dD x δωνcb |e| η ac Dµ e a e b − 12 η ac T νµσ eµb eσa
[ν µ] o . (4.3.21)
−e a e b η ac edλ Dµ eλd + 21 η ac ηde Dµ η de − Dµ η ac − η ac T σµσ
Dµ η dc = ed ν ec λ Dµ g νλ = ed ν ec λ ∇µ g νλ , (4.3.24)
1
Traza δλµ : ∇ρ g ρσ = (D − 3) g ησ g ρτ ∇η gρτ + (D − 2) T ρηρ g ησ . (4.3.26)
2
Sustituyendo en nuestra ecuación:
1 στ
0= g ((D − 2) g µν ∇λ gστ − δλµ g ην ∇η gστ )−gσλ g ην ∇η g µσ +(D − 1) T ρλρ g µν −T ρηρ g ην δλµ +g ην T µηλ .
2
(4.3.27)
Ahora contraemos (4.3.27) en µ y ν y llegamos a
2D
Traza g µν : g στ ∇λ gστ = − Tρ . (4.3.28)
(D − 1) λρ
1 1
∇λ gµν − gµσ T σνλ − T ρρν gµλ − T ρ gµν = 0 , (4.3.29)
D−1 D − 1 ρλ
1
Γ̄ρµν = Γ̊ρµν − δ ρ T̄ σ . (5.1.6)
D − 1 ν σµ
Si tomamos torsión:
1
T̄ ρµν = Γ̄ρµν − Γ̄ρνµ = δµρ T̄ σσν − δνρ T̄ σσµ .
(5.1.7)
D−1
29
30 5.2. Tensor de Riemann y sus contracciones
1 σ
A partir de ahora, por simplicidad, llamaremos Aµ := − D−1 T̄σµ de modo que las soluciones quedan:
¯ µ H ρ1 ...ρrν ...ν = ∇
∇ ˚ µ H ρ1 ...ρrν ...ν + (r − s)Aµ H ρ1 ...ρrν ...ν , (5.1.9)
1 s 1 s 1 s
o Soluciones simétricas
Si imponemos que Γ̄ρµν = −Γ̄ρνµ , esto es, que sea libre de torsión, se obtiene que Γ̄ρµν = Γ̊ρµν . Es
decir, la única solución simétrica debe ser compatible con la métrica y, por tanto, Levi-Civita.
o Soluciones compatibles con la métrica
Si imponemos que Γ̄ρµν sea compatible con la métrica, la ecuación (5.1.10) automáticamente nos
dice que Aµ = 0 ⇔ T̄ µµλ = 0, lo cual, si nos fijamos en (5.1.7), nos lleva a que la torsión es cero.
Como consecuencia, la conexión debe ser, necesariamente, la de Levi-Civita.
La curiosa concluión es que cualquier conexión de Palatini que no sea la de Levi-Civita, por fuerza,
ni es libre de torsión ni compatible con la métrica, tal y como se comprueba en [15]. Esto justifica por
qué usualmente en la bibliografía aparece la de Levi-Civita como única solución, pues se suele partir
de una conexión sin torsión (ver [21, 26]).
R0 µνρλ = Rµνρλ + ∇µ Ξλνρ − ∇ν Ξλµρ + T σµν Ξλσρ + Ξλµσ Ξσνρ − Ξλνσ Ξσµρ . (5.2.1)
En nuestro caso,
R̄µνρλ = R̊µνρλ + Fµν δρλ , (5.2.2)
donde1
˚ µ Aν − ∇
Fµν = ∇ ˚ ν Aµ = ∂µ Aν − ∂ν Aµ . (5.2.3)
Las tres contracciones son:
R̄µλρλ =:
R̄µρ = R̊µρ + Fµρ , (5.2.4)
gαρ g λβ R̄µβλα =: (2)
R̄ µρ = −R̄ρµ , (5.2.5)
R̄µρλ λ =: (3)
R̄ µρ = DFµρ . (5.2.6)
La tercera es antisimétrica, así que al simetrizar sus índices obtenemos cero, sin embargo, simetri-
zando los otros dos llegamos a una interesante propiedad:
1
R̄(µρ) = R̄µρ − R̄(2) µρ . (5.2.7)
2
1 Estamos usando la notación Fµν y Aµ por la similitud con el campo electromagnético.
Capítulo 5. Conexiones de Palatini 31
Y resulta que en nuestras ecuaciones de Einstein lo que aparece es la parte simétrica del tensor de
Ricci y el escalar de curvatura:
R̄(µρ) = R̊µρ , R̄ = R̊ , (5.2.8)
donde hemos usado en (5.2.4) que Fµν es un tensor antisimétrico y que con conexión de Levi-Civita
el tensor de Ricci es simétrico, por lo que R̊(µρ) = R̊µρ .
Puede, asimismo, demostrarse usando la segunda identidad de Bianchi generalizada,
∇µ Rνρσ λ + ∇ν Rρµσλ + ∇ρ Rµνσλ − T τµν Rρτ σλ − T τνρ Rµτ σλ − T τρµ Rντ σλ = 0 , (5.2.9)
que la versión 1-covariante 1-covariante del tensor de Einstein no tiene divergencia, como en el caso
de Levi-Civita:
∇ ¯ ν g ρν R̄(µρ) − 1 δµν R = 0 .
¯ ν Ḡµν ≡ ∇ (5.2.10)
2
Debido a la incompatibilidad con la métrica, a diferencia de la Levi-Civita, esto no se mantiene, por
ejemplo, para el tensor de Einstein 2-contravariante:
∇ ¯ ν R̄(µν) − 1 g µν R = 2Aν Gµν .
¯ ν Ḡµν ≡ ∇ (5.2.11)
2
Ambigüedad en la curvatura
Ya hemos visto que la curvatura para una conexión de Palatini difiere de la de Levi-Civita por un
término que va con una 2-forma Fµν , que recuerda al tensor electromagnético. Sabiendo de la simetría
gauge del electromagnetismo, es de esperar que haya una simetría análoga subyacente.
Consideremos dos conexiones de Palatini cuyos campos Aµ difieran en un término pure gauge:
(1)ρ (1)
Γ̄µν = Γ̊ρµν + Aµ δνρ ,
(2)ρ (2)
con A(2) (1)
µ = Aµ + ∂µ Λ (5.2.12)
Γ̄µν = Γ̊ρµν + Aµ δνρ ,
Γ̄(2)ρ (1)ρ ρ
µν − Γ̄µν = ∂µ Λδν . (5.2.13)
Acabar diciendo que esta simetría de la curvatura no es una “buena” simetría para toda la teoría
en el sentido de que la torsión, que es una propiedad del espaciotiempo, no permanece invariante.
o Las ecuaciones de los campos no dependían del formalismo, así que, ya sabemos que todas las
conexiones de Palatini proporcionan las mismas.
o Las ecuaciones de Einstein del formalismo de Palatini ya vimos que coincidían con las del métri-
co en el caso Levi-Civita. Pero si observamos las ecuaciones resultantes de ambos formalismos
1 matt
R̄(µν) − gµν R̄ = −κτµν (formalismo de Palatini) ,
2
32 5.4. Análisis de las geodésicas
1 matt
R̊µν − gµν R̊ = −κτµν (formalismo métrico) ,
2
y utilizamos las recien calculadas (5.2.8) obtenemos que son idénticas. Es decir, con el forma-
lismo de Palatini se obtienen varias conexiones (como, en principio, sería esperable) y todas
ellas proporcionan las mismas ecuaciones de movimiento para la métrica y el campo que el
formalismo métrico.
Como vemos, existe una simetría en la física, la cual es mucho más profunda que la que posee el
electromagnetismo por ejemplo. En este último tenemos libertad para elegir el potencial electromag-
nético, pero no es una libertad total, nos la limita el gauge; solo podemos hacer Aµ → Aµ + ∂µ Λ (con
Λ un escalar), pues son las que mantienen invariante el campo Fµν que es físico. En nuestro caso,
aunque Fµν se vea afectado por elecciones arbitrarias de Aµ , ello no repercute en las ecuaciones de
movimiento. Es lícito entonces elegir el Aµ = 0 y poder disfrutar de las magníficas propiedades de la
conexión de Levi-Civita.
obtenemos:
ẍµ + Γ̊µρν ẋρ ẋν = 0 , (5.4.6)
que es la ecuación de la geodésica afín de la conexión de Levi-Civita (que coincide con las geodési-
cas métricas del espaciotiempo, esto es, τ es una elección de tiempo propio). Este último resultado
es sorprendente, aunque quizás, con la reparametrización nos hemos podido perder por el camino.
Veamos, de forma resumida lo que significa todo esto:
1. Tenemos un espaciotiempo equipado con una métrica, lo cual nos proporciona una serie de
trayectorias críticas. Estas, o bien se parametrizaban con un parámetro general (pre-geodésicas
métricas generales) o, con una parametrización particulas, el tiempo propio, que nos llevaba a
las geodésicas métricas.
Capítulo 5. Conexiones de Palatini 33
2. Por otro lado, de entre todas las conexiones compatibles con la teoría (las soluciones de la co-
rrespondiente ecuación de Euler-Lagrange), hay una que es especial, la de Levi-Civita, cuyas
trayectorias autoparalelas coinciden con las críticas.
3. Y lo que hemos hecho aquí es coger una trayectoria autoparalela de una conexión de Palatini
arbitraria, no necesariamente la de Levi-Civita, parametrizada como geodésica afín, y hemos
hecho un cambio de parámetro, de forma que dejaría de ser una geodésica afín para dicha
conexión; y resulta que hemos obtenido la ecuación de la geodésica afín para la de Levi-Civita,
cuya imagen son las trayectorias autoparalelas de la Levi-Civita que son las críticas.
Conclusión:
o A nivel de trayectorias (mucho más importante desde el punto de vista físico, pues son los
caminos que siguen partículas de prueba):
Todas las conexiones de Palatini tienen exactamente las mismas trayectorias autoparalelas y coinci-
den con las trayectorias críticas.
o A nivel de curvas:
Sean dos conexiones de Palatini Γ̄1 y Γ̄2 , y una geodésica afín γ1 (σ) de Γ̄1 . Existe un cambio de
parámetro γ1 (σ(κ)) = γ2 (κ) tal que la nueva curva obtenida, γ2 , es geodésica afín de Γ̄2 .
Una observación final interesante es que las conexiones de Palatini no son las únicas cuyas trayec-
torias autoparalelas coinciden con las de la conexión de Levi-Civita. Tómense como ejemplo aquellas
de la forma Γ̊µρν + Aν δρµ .
Efectuamos ahora una reparametrización del tipo (5.4.3)-(5.4.5) a nuevos parámetros (λ, η) →
(τ, σ), la nueva base de la hipersuperficie es:
∂xµ ∂xµ
x0µ = , δ̄xµ = . (5.5.3)
∂τ ∂σ
Esta nueva familia de geodésicas (las trayectorias son las mismas, cambian las curvas) son tales que
˚ µ x0ν = 0. La vieja base en función de la nueva queda:
en todo punto de la hipersuperficie x0µ ∇
∂τ 0µ ∂σ µ
ẋµ = x + δ̄x ,
∂λ ∂λ
∂τ 0µ ∂σ µ
δxµ = x + δ̄x . (5.5.4)
∂η ∂η
34 5.5. Desviación geodésica
∂τ ∂τ ∂σ
Nuestro objetivo es comprobar que existen funciones ∂λ , ∂η , ∂λ y ∂σ∂η tales que (5.5.2) sea equiva-
lente a la ecuación de la desviación geodésica de la conexión de Levi-Civita:
h i
˚ µ x0ν ∇
x0µ ∇ ˚ ν (δxµ ) = −R̊µνρλ δ̄xµ x0ν x0ρ . (5.5.5)
Para ello sustituimos la derivada covariante, el tensor de curvatura y las velocidades de la conexión
de Palatini en función de las de Levi-Civita y operamos. Por el camino se comprueba que para que el
término que va con el tensor de Riemann quede como nos interesa es necesario exigir
∂σ
= 0, (5.5.6)
∂λ
de modo que los vectores tangentes a las geodésicas quedan ligados de una forma muy simple: ẋµ =
∂τ 0µ ∂τ
∂λ x (un cambio de coordenadas a lo largo de la curva). A partir de ahora llamaremos F = ∂λ .
Operando, llegamos finalmente a la ecuación
∂σ 2 n 0µ ˚ h 0ν ˚ i o
˚ ν (δ̄xλ ) ,
0= F x ∇µ x ∇ν (δxµ ) + R̊µνρλ δ̄xµ x0ν x0ρ + Fµν δ̄xµ x0ν x0λ + E1 x0λ + E2 x0ν ∇
∂η
(5.5.7)
donde se han definido los objetos E1 y E2 como sigue,
∂2F
∂F ∂F ∂fη
E1 = + fλ + fη + + fη fλ F , (5.5.8)
∂λ∂η ∂η ∂λ ∂λ
∂ ∂σ ∂σ
E2 = F + fλ F , (5.5.9)
∂λ ∂η ∂η
y se han introducido fλ = ẋµ Aµ y fη = δxµ Aµ . Lo que aparece entre llaves en (5.5.7) es lo que
queremos que sea igual a cero salvo un término molesto en el tensor Fµν . Pero este puede absorberse
en E1 gracias a la propiedad:
∂σ ∂τ ∂fη ∂fλ
Fµν δ̄xµ x0ν + = , (5.5.10)
∂η ∂λ ∂λ ∂η
de modo que nuestro problema se reduce a anular
∂2F
∂σ 2 ∂F ∂F ∂fλ
F Fµν δ̄xµ x0ν + E1 = + fλ + fη + + fη fλ F , (5.5.11)
∂η ∂λ∂η ∂η ∂λ ∂η
∂ ∂σ ∂σ
E2 = F + fλ F . (5.5.12)
∂λ ∂η ∂η
Recuérdese que no queremos solución general, nos basta con una particular. Y, como puede com-
probarse por sustitución, la elección
´λ µ
∂τ ∂σ
≡ F = e− 0 ẋ Aµ dλ1 , = 1, (5.5.13)
∂λ ∂η
anula las dos expresiones anteriores. De modo que, la ecuación (5.5.2) puede reducirse a (5.5.5) sin
más que tomar el cambio de parámetros:
∂τ ´λ µ ∂τ ∂σ ∂σ
= e− 0 ẋ Aµ dλ1 , libre , = 0, =1 , (5.5.14)
∂λ ∂η ∂λ ∂η
que nos conduciría a
´λ
ẋµ Aµ dλ1 0µ
ẋµ = e− 0 x , δxµ = h(η, λ)x0µ + δ̄xµ , (5.5.15)
con h una función arbitraria.
Hemos logrado demostrar que la desviación geodésica se preserva al pasar de una geodésica a
otra, tal y como esperábamos, por ser las mismas trayectorias. Sin embargo, esta coincidencia es muy
interesante pues las conexiones de Palatini no tienen la misma curvatura [ver (5.2.2)] y esta participa
en la desviación geodésica.
Capítulo 5. Conexiones de Palatini 35
vemos que la diferencia entre el transporte paralelo con una conexión de Palatini y la Levi-Civita
es un término proporcional al tensor considerado. Si particularizamos para un vector, vemos que el
vector transportado paralelo tendrá la misma dirección en ambos casos pero diferirá en un factor2
(una homotecia):
¯ µ V ν − ẋµ ∇
ẋµ ∇ ˚ µ V ν = ẋµ Aµ V ν . (5.6.2)
Es importante remarcar que el factor de homotecia ẋµ Aµ depende de la curva.
Vamos a comprobar que cualquier conexión “homotética” (en este sentido) es, necesariamente,
una de nuestras conexiones de Palatini. Dada una conexión arbitraria Γρµν = Γ̊ρµν + k ρµν , queremos
su transporte a lo largo de una curva γ(λ) difiera del de Levi-Civita por un término proporcional al
vector transportado:
ẋµ k ρµν V ν = f (λ)V ρ , (5.6.3)
para cierta función escalar f (λ) (depende de la curva). Como esto debe cumplirse para todos los vec-
tores de V ρ , se tiene que, necesariamente ẋµ k ρµν = f (λ)δνρ . Si tomamos la traza en ρ y ν, y definimos
1 ρ
Aµ = D k µρ , llegamos a f (λ) = ẋµ Aµ , que nos permite reescribir(5.6.3) del modo siguiente
que, al verificarse para cualquier curva, nos lleva a que k ρµν = Aµ δνρ y, por tanto, la forma general de
una conexión con esta propiedad homotética es precisamente la de una conexión de Palatini.
hemos de comparar los campos físicos, los que son “reales”. Nuestro observador deberá calcular
gµν V µ V ν (σ0 ), esperar un cierto tiempo hasta llegar al intante σ1 y medir de nuevo el módulo del
campo gµν V µ V ν (σ1 ). Comparando ambos resultados podrá saber si el campo ha cambiado o no en
módulo, como consecuencia de la dinámica. Lo que parecía un problema era solo un malentendido.
Pero vamos a ver que a la hora de medir, aparecen problemas. Podríamos hacer dos plantea-
mientos según cómo construyamos nuestra unidad de medida, los cuales rozan incluso el terreno
filosófico: (1.) un observador experimental (de interés físico) para el que la unidad es la longitud de
una barra de cierto material; (2.) un observador geométrico (curiosidad matemática si se quiere) que
mide con la métrica y puede hacer transporte paralelo, el cual define su unidad en un punto y la
unidad en el resto es la primera transportada paralelamente con la conexión que él desee. Veamos el
mismo problema desde los dos puntos de vista:
En resumen, parace no ser posible medir efectos de Aµ , pues o bien no repercute en el procedimiento
experimental o lo necesitamos para hacer los cálculos (y lo desconocemos). Así que, a menos que se
encuentre alguna otra situación en la que repercuta como mencionamos previamente, a efectos de lo
que hemos estudiado es completamente indetectable.
Sin embargo, vamos a intentar razonar si esto tiene algún sentido. Si reflexionamos un poco, el
análisis de geodésicas que llevamos a cabo previamente podría plantearse a la inversa: partimos de
la geodésica afín de Levi-Civita γ(τ ) y hacemos una reparametrización (somos libres de hacerlo)
dτ = eΣ(σ) dσ, de modo que se obtiene:
dΣ 0µ
x00µ + Γ̊µρν x0ρ x0ν = x . (5.7.1)
dσ
Nada nos impide definir dΣ
dσ
:= −Aρ x0ρ , resultando una geodésica afín para cierta conexión que defi-
nimos absorbiendo el segundo miembro en el término de la conexión de Levi-Civita:
x00µ + Γ̊µρν + Aρ δνµ x0ρ x0ν = 0 , (5.7.2)
donde θcd (antisimétrico) son los parámetros de la transformación y los índices ? y ∗ dependen de la
representación. Para determinar los generadores para una representación concreta, hemos de llevar a
cabo una transformación infinitesimal de Lorentz:
i cd i
e− 2 θcd M ' 1 − θcd M cd . (6.1.6)
2
37
38 6.2. El campo de Dirac en espacios curvos
Los tensores (de cualquier orden) transforman mediante la representación vectorial (sus productos
tensoriales) que viene dada por
a
Mvect cd b = i(η ca δbd − η da δbc ) . (6.1.7)
Sin embargo, el grupo de espín Spin(D − 1, 1) (el recubridor del grupo de Lorentz) o, mejor di-
cho, su álgebra de Lie, spin(D − 1, 1), admite representaciones espinoriales1 . Dirac llevó a cabo la
construcción de los generadores para dichas representaciones del siguiente modo:
A A i c dA
Mspin cd B
≡ Σcd B
:= [γ , γ ] B , (6.1.9)
4
donde las matrices γa son aquellas que satisfacen el álgebra de Clifford D-dimensional:
{γa , γb } ≡ γa γb + γb γa = 2η ab 1 . (6.1.10)
La dimensión del espacio de representación de espinores (el rango en el que se mueven los índices
A, B,...) es2 2[D/2] y a los objetos que viven en él se les llama espinores de Dirac Ψ, que transforman de
forma covariante bajo la representación espinorial de spin(D − 1, 1):3
o, en versión infinitesimal,
i A
δΨA = − θcd Σcd B ΨB . (6.1.12)
2
Estos espinores de Dirac constituyen también el espacio de representación de la única representación
irreducible de álgebra de Clifford en esa dimensión. Es curioso que a partir de estos ingredientes (las
matrices gamma) pueda construirse una representación del grupo de espín.
Se define el conjugado de Dirac de un espinor de Dirac del siguiente modo:
B
Ψ := Ψ† γ0 , ΨA := Ψ†B γ 0 A
, (6.1.13)
γa Ba ≡ B . (6.1.14)
para espinores [22]. Sin embargo, existe un modo de introducirlos en variedades curvas, y es apro-
vechándonos de que el grupo de Lorentz actúa sobre el espacio tangente en cada punto con su base
ortonormal (Minkowski), de modo que, podemos construir espinores localmente, trasladando el álge-
bra de Clifford local en cada espacio tangente a la base de coordenadas del espaciotiempo con ayuda
de los Vielbein y, por consiguiente, los generadores:
Nosotros admitiremos que estamos en las condiciones adecuadas para la construcción de espi-
nores. Comenzamos introduciendo el lagrangiano de Einstein-Hilbert acoplado al campo de Dirac
(libre):
ˆ ˆ
p D 1 ac µ ν
S = (LEH + LDirac ) |g| d x = η e a e b Rµνc (ω) + LDirac (e, ω, Ψ, Ψ) |e| dD x , (6.3.1)
b
2κ
donde el lagrangiano de Dirac en espacios curvos tiene la forma:
i~ sp i~
LDirac (e, ω, Ψ, Ψ) = ΨD Ψ − Dνsp Ψγν Ψ − mΨΨ , (6.3.2)
2 2
i~ i~
= Ψ B (γ ) A Dνsp Ψ A − Dνsp Ψ B (γ ν )B A Ψ A − mΨ A Ψ A .
ν B
(6.3.3)
2 2
siendo m la masa del campo fermiónico. Estamos empleando la derivada covariante espinorial Dµsp que
actúa
i A
Dµsp Ψ A = ∂µ Ψ A + ωµab Σab B Ψ B , (6.3.4)
2
i B
Dµsp Ψ A = ∂µ Ψ A − ωµab Ψ B Σab A . (6.3.5)
2
Se ha de tener cuidado con la notación slash; recordamos, aunque debería intuirse, cómo funciona
la “derivada slash” tanto en notación compacta como por componentes:
sp
D
Ψ = γν Dνsp Ψ , sp B
D
Ψ = (γ ν )B A Dνsp Ψ A , (6.3.6)
1
LDirac (e, ω, Ψ, Ψ) = eµa Θµa − ωµab S µab − mΨΨ , (6.3.7)
2
4 En la cual se halla codificada en la conexión afín del fibrado tangente. Recuérdese que nos hallamos bajo el primer postu-
con
i~
Θµa Ψγa ∂µ Ψ − ∂µ Ψγa Ψ ,
= (6.3.8)
2
~ n µ ab o
S µab = Ψ γ ,Σ Ψ. (6.3.9)
2
Teniendo en cuenta que S µab es antisimétrico en sus dos últimos índices, concluimos que solamente
ωµ[ab] va a contribuir al lagrangiano de Dirac. Hemos introducido el tensor S µab que llamaremos
tensor de espín y que va a ser la novedad en la ecuación de la conexión, como veremos. Citamos a
continuación algunas de sus propiedades:
1. Componentes con iguales índices salvo permutación cíclica del tensor S µab coinciden:
2. Con la antisimetría en sus dos últimos índices y la propiedad anterior, deducimos que el tensor
de espín (con todos los índices abajo y griegos) es una 3-forma sobre el espaciotiempo, i.e. es
un tensor completamente antisimétrico. Si la dimensión del espaciotiempo es D = 3 se trata de
una forma de volumen, y con D < 3 es idénticamente nula.
se puede expresar
1 µ 1
Ξ = − e c ηab Dµ η + T λµ e a + ηbc Dµ η e a γa .
bc λ µ bc µ
(6.4.7)
2 2
Tenemos una lagrangiana que no depende de las derivadas de los Vielbein, de modo que llegare-
mos a lo mismo que obtuvimos en (4.3.7) con el término del campo de Dirac:
1 a 1 ∂LDirac
e ν Rµa − R(2) µa − gµν R = −κ gλν eλd − g L
µν Dirac ≡ −κeaν tDirac
µa . (6.5.2)
2 2 ∂eµd
donde hemos definido el tensor energía-momento respecto al Vielbein del campo de Dirac, que vale
i~ i~
eaν tDirac
µa = Ψγν Dµsp Ψ − Dµsp Ψγν Ψ
2 2
i~ sp i~ sp ν
−gµν ΨD Ψ − Dν Ψγ Ψ − mΨΨ .
(6.5.3)
2 2
Bajo el primer postulado del Vielbein se obtienen las ecuaciones de Einstein para la gravedad acoplada
al campo de Dirac
1 1
Rµν − R(2) µν − gµν R = −κeaν tDiracµa . (6.5.4)
2 2
Nótese que ahora no podemos efectuar Rµν − R(2) µν = 2R(µν) , pues era una propiedad de las co-
nexiones de Palatini y ahora no sabemos si estas son soluciones de la ecuación de la conexión. Sin
embargo, las soluciones que obtendremos de la ecuación de la conexión6 , como veremos, siguen ve-
rificando esta condición [ver ecuación (6.7.11)]. Así que las ecuación de Einstein quedan:
1
R̃(µν) − gµν R̃ = −κeaν tDirac
µa . (6.5.5)
2
6 Las cuales denotaremos Γ̃ρµν y la misma notación emplearemos para las curvaturas y torsiones correspondientes.
42 6.6. Ecuación de la conexión de espín
Lo que sí ocurre con los campos on-shell, como ya vimos, es que el lagrangiano se anula, por lo que
estas últimas ecuaciones se reducen a:
1 i~ h sp sp
i
R̃(µν) − gµν R̃ = −κ Ψγ(ν Dµ) Ψ − D(µ Ψγν) Ψ . (6.5.9)
2 2
El término δSEH viene dado por la expresión (4.3.21) y solo nos queda hallar la contribución del
lagrangiano de Dirac:
ˆ n o
~
Ψ γa , Σcd Ψeνa ηdb δωνc d |e| dD x .
δSDirac = − (6.6.2)
4
Imponiendo el primer postulado e introduciendo el tensor de espín S µab definido en (6.3.9):
´
δS = − κ1 dD x δωνcb |e| κ2 ηbd S νcd + 12 η ac T νµσ eµb eσa
[ν µ] i . (6.6.3)
1 ac de
+e a e b 2 η ηde Dµ η − Dµ η ac − η ac T σµσ
1
Traza δλµ : ∇ρ g ρσ = (D − 3) g ησ g ρτ ∇η gρτ + (D − 2) T ρηρ g ησ . (6.6.6)
2
Sustituyendo en nuestra ecuación:
1 στ
g ((D − 2) g µν ∇λ gστ − δλµ g ην ∇η gστ )−gσλ g ην ∇η g µσ +(D − 1) T ρλρ g µν −T ρηρ g ην δλµ +g ην T µηλ = −κSλ νµ .
2
(6.6.7)
Extraemos la otra traza que, de nuevo coincidirá con la de §4.3.2:
2D
Traza g µν : g στ ∇λ gστ = − Tρ (6.6.8)
(D − 1) λρ
Sustituyendo en (6.6.7) y, tras simplificar y bajar los índices, se llega a la ecuación de la conexión:
1 1
∇λ gµν − gµσ T σνλ − T ρ gµλ − T ρ gµν = κSλµν . (6.6.9)
D − 1 ρν D − 1 ρλ
Finalmente, obtenemos la forma general de todas las conexiones afines compatibles con el lagran-
giano de Einstein-Hilbert (gravedad pura sin correcciones) acoplado a un campo fermiónico de Dirac
Ψ, que denotaremos con una virgulilla y llamaremos conexiones Dirac-Palatini:
κ ρ
Γ̃ρµν = Γ̊ρµν + Bµ δνρ + S , (6.7.2)
2 µν
1
donde, análogamente al caso de Palatini para Einstein-Hilbert, hemos definido el vector Bµ = − D−1 T̃ σσµ .
ρ
Nótese que como el tensor S µν es fijo, la diferencia de dos conexiones Dirac-Palatini depende exclu-
sivamente de los campos Bµ correspondientes.
La torsión asociada se obtiene de forma inmediata:
Por último, mediante (4.1.14) se puede obtener la conexión de espín que descomponemos:
ω̃µ (ab) = B η ab
µ
ω̃µ ab = ω̃µ (ab) + ω̃µ [ab] con . (6.7.6)
ω̃µ [ab] = ω̊ ab + κ S ab
µ 2 µ
donde ω̊µa b es la conexión de espín asociada a la conexión de Levi-Civita por el (PV). Obsérvese que
lo que se admite usualmente, su antisimetría, implica hacer nulo el campo Bµ . Nosotros, al relajar
esta condición, hemos obtenido un resultado más general. Las ecuaciones que derivamos son válidas
para cualquier valor de dicho campo.
˚ [µ S λ + κ2 λ
R̃µνρλ = R̊µνρλ + F̃µν δρλ + κ∇ S Sσ , (6.7.7)
ν]ρ
2 [µ|σ |ν]ρ
Y de aquí obtenemos una propiedad idéntica a (5.2.7) que, como ya vimos, simplifica nuestro tensor
de Einstein:
1
R̃(µν) = R̃µν − R̃(2) µν . (6.7.11)
2
donde hemos suprimido el término κ2 S µρν x0ρ x0ν por ser nulo, dada la antisimetría del tensor de es-
pín. Estamos en la misma situación que en caso Einstein-Hilbert. Mediante una reparametrización
podemos obtener las geodésicas:
ẍµ + µρν ẋρ ẋν = 0 .
(6.7.13)
Concluimos que, de nuevo, todas las conexiones Dirac-Palatini tienen las mismas trayectorias auto-
paralelas y, también, las mismas que Levi-Civita (que son las críticas) aunque no sea solución.
Respecto al transporte paralelo de vectores, ahora comprobamos que la diferencia con la conexión
de Levi-Civita agrega un término de espín (i.e. de torsión) que altera completamente el campo:
Sin embargo, como vimos, dos conexiones Dirac-Palatini difieren entre sí, al igual que en el caso
Einstein-Hilbert, por un término que va con el campo no-dinámico:
˜ (1)
ẋµ ∇ µ V ν
− ẋ µ ˜ (2) ν
∇ µ V = ẋµ
B (1)
µ − B (2)
µ Vν. (6.7.15)
es decir, son homotéticas unas con respecto a otras, pero no con respecto a las de Levi-Civita.
7 Conclusiones
Concluimos recopilando los resultados más relevantes de nuestro estudio. En primer lugar, hemos
resuelto mediante el formalismo de Palatini la teoría Einstein-Hilbert (libre y/o con materia indepen-
diente de la conexión) y encontrado la forma general de todas las conexiones afines que verifican la
correspondiente ecuación del movimiento:
donde Aµ es un campo no-dinámico arbitrario. Hemos comprobado que todas las soluciones de esta
familia, para cada elección de Aµ , parecen describir la misma física. Las trayectorias autoparalelas
coinciden con las críticas en todos los casos y, como estas últimas son independientes de la conexión,
concluimos que las geodésicas afines de cualquiera de ellas, son pre-geodésicas afines para cualquie-
ra de las otras. Y si queremos pasar de una a otra, basta con reparametrizar las curvas de manera
adecuada para obtener exactamente las mismas ecuaciones.
Pero describir las mismas trayectorias no es suficiente si la interacción gravedad-materia es di-
ferente. Dedicimos entonces estudiar si las conexiones de Palatini poseen la misma curvatura, y en-
contramos que coinciden para aquellas diferenciadas por un término “pure gauge”. De este modo,
podemos agrupar las conexiones de Palatini en diferentes familias, cada una con una curvatura. Sin
embargo, resulta sorprendente que la parte de la curvatura que interviene en la desviación geodésica
y en las ecuaciones de Einstein es la misma en todos los casos. A esto nos referimos cuando decimos
que describen la misma física; lo decimos en un sentido “rudo” pues, sin embargo, no descartamos
que en otras situaciones más sutiles se manifiesten efectos físicos. Asímismo, hemos comprobado que
las conexiones de Palatini son las únicas conexiones cuyo transporte paralelo es homotético al de
Levi-Civita, por lo que son aquellas que, respecto a esta última, no alteran la dirección de los campos
al transportarlos.
Dado que Levi-Civita es una solución y las diferencias entre los efectos físicos de unas y otras no
parecen ser observables, concluimos que los formalismos métrico y de Palatini son equivalentes en
este sentido. Pero es importante recalcar que las soluciones de Palatini son matemáticamente diferen-
tes. De modo que, la elección de Levi-Civita no está, a efectos de lo que hemos visto, justificada por
la física, sino por mera sencillez matemática.
Hemos visto también que aplicar el formalismo de primer orden desde el tangente con los Vielbein
nos reproduce exactamente las mismas ecuaciones de movimiento, siempre que los campos satisfagan
sus correspondientes ecuaciones de movimiento.
Finalmente, decidimos resolver mediante el formalimo de primer orden la gravedad acoplada al
campo de Dirac, con objeto de observar la repercusión del espín en la dinámica. Y comprobamos
efectivamente, cómo este aparece como una fuente de torsión en el espaciotiempo. La conexión so-
lución tiene un aspecto que recuerda a las obtenidas en el caso Einstein-Hilbert pero con un término
adicional proporcional al tensor de espín. Además presenta algunas de propiedades en común con
aquellas que nos permiten reescribir las ecuaciones de Einstein en forma simétrica. No se ha entrado
en detalle en la discusión de los posibles efectos físicos derivados del espín, cuestiones que se dejarán
para futura investigación. Sin embargo, hemos visto brevemente que, a pesar del espín, existen ciertas
pautas que se repiten respecto al caso Einstein-Hilbert: la coincidencia de trayectorias autoparalelas
con las críticas y la relación homotética entre los transportes paralelos de las diferentes soluciones
(entre las que ahora no está la de Levi-Civita)
Tras este interesante estudio podríamos preguntarnos qué hacer ahora. Una idea sería terminar de
desarrollar el caso espinorial y, después, volver a empezar modificando el lagrangiano de gravedad.
Podría empezarse por estudiar las teorías Lovelock que sabemos que son las únicas en las que hay
equivalencia entre los formalismos métrico y de Palatini. Concretamente por analizar la teoría de
46
Capítulo 7. Conclusiones 47
resolver la ecuación de la conexión y comprobar si obtenemos una solución parecida a (7.0.1) o, qui-
zás, la misma. También podría irse más lejos y estudiar gravedad generalizada más alla de Lovelock,
como las f (R), o analizar el comportamiento de las soluciones de la ecuación de la conexión bajo
transformaciones conformes. En definitiva, como es un tema que repercute en cuestiones básicas, po-
see unos horizontes bastante amplios.
Opinión y agradecimientos
A modo de opinión personal, comentar que lo considero un trabajo interesante, precisamente por-
que refleja una sutileza teórica a nivel fundamental que parece no repercutir en la física construida
a partir de ella; y, además, lo calificaría de adecuado para el máster Fisymat, pues me ha permi-
tido tocar aspectos tratados en diversas asignaturas del máster: geometría diferencial, relatividad,
representaciones de grupos, teoría cuántica de campos, conexiones, etc. Finalmente, mencionar que
la formulación alternativa mediante Vielbein (§4) y el capítulo del campo de Dirac (§6) han constitui-
do trabajo personal, mientras que el desarrollo de los capítulos §3 y §5 han sido llevados a cabo en el
marco de una Beca de Colaboración del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con Bert Janssen,
José Alberto Orejuela, Pablo Sánchez, Miguel Sánchez y Antonio N. Bernal. De nuestra investigación
ha resultado el artículo [1]:
δRµνλρ = ∂µ δΓρνλ − ∂ν δΓρµλ + δΓρµσ Γσνλ + Γρµσ δΓσνλ − δΓρνσ Γσµλ − Γρνσ δΓσµλ , (A.1.1)
Ahora utilizamos que δΓρνλ transforma como un tensor (1, 2), de modo que:
luego
50
Apéndice A. Variaciones útiles 51
p p
Usamos ahora que en Levi-Civita ∂ρ |g| = |g|Γ̊ττ ρ y sacamos fuera las raíces del determinante de
la métrica:
ˆ p n h i
2κδSRicci = |g| − Γ̊µµσ g σν + ∂µ g µν + g µσ Γ̊νµσ δ Γ̊λλν +
h i o
Xµν σ µ
X + ∂λ g µν − g µν
g XΓ̊X Γ̊σσλ
X + g σν Γ̊λσ + g µσ Γ̊νλσ δ Γ̊λµν
XXX
λσ
ˆ p n o
= ˚ µ g µν δ Γ̊λ + ∇
|g| −∇ ˚ λ g µν δ Γ̊λ = 0. (A.2.4)
λν µν
δRµνab = ∂µ δωνab − ∂ν δωµab − δωµac ωνcb − ωµac δωνcb + δωνac ωµcb + ωνac δωµcb , (A.3.1)
obtenemos:
δRµνab = Dµ δωνab − Dν δωµab . (A.3.3)
o Otra posibilidad dado que tiene índices de los dos tipos es usar la derivada completamente
covariante:
δRµνab = Dµ δωνab − Dν δωµab + T σµν δωσab . (A.3.4)
52 A.4. Variación del Vielbein y la conexión de espín bajo TLL
Recuérdese que los parámetros θcd son antisimétricos en sus dos índices. El Vielbein transforma
como un vector y la conexión de espín como un tensor salvo un término. En esta representación:
i 1
Λab ' δba − θcd iη ca δbd − iη da δbc = δba + [θcb η ca − θbc η ca ] = δba + θab
(A.4.2)
2 2
y, análogamente, a
Λ−1 b
' δba − θab . (A.4.3)
De modo que, bajo una transformación de Lorentz infinitesimal el Vielbein transforma, usando (4.1.5),
El primer término del integrando de (A.5.1) da lugar a las ecuaciones de movimiento de los campos
de materia χ y un término de superficie que no consideramos. Tomando los campos on-shell llegamos
a: ˆ
δSmatt δSmatt µ
0 = δTLL Smatt = dD x δ ω
TLL µa
b
+ δ e
TLL d . (A.5.2)
δωµab δeµd
Llegado a este punto, bifurcamos nuestro estudio:
θ (ba) =0
0 = θba tmatt
ba −−−−−→ 0 = tmatt
[ba] . (A.5.4)
Concluimos pues que mientras los campos estén on-shell, el tensor eaµ eb ν tmatt
ab es simétrico. Y
matt
por tanto, es idéntico al tensor energía-momento de Hilbert τµν .
δSmatt
p ∂L
1 Admitimos que Lmatt no depende de derivadas de la conexión de espín, por lo que |g| δωmatt
δωµab
= b . Esto se debe
µa
a que la forma razonable de introducirlas sería mediante términos de curvatura, lo cual estropearía el mínimo acoplo.
Apéndice A. Variaciones útiles 53
δSmatt b |e| b µ
0= θ d ωµad − θca ωµcb − ∂µ θba − η ad tmatt
µa θ d e b , (A.5.5)
δωµab 2
2 δSmatt bd
θba tmatt θ ωµad − θca ωµcb − ∂µ θba ,
[ba] = b
(A.5.6)
|e| δωµa
Jugando con los índices de la conexión de espín
2 δSmatt
θba tmatt θbc ωµa c − θca ωµcb − ∂µ θba .
[ba] = (A.5.7)
|e| δωµab
dada la nulidad del cuarto, tan solo tenemos tres contracciones independientes. Obsérvese que el
tercero es antisimétrico en sus dos índices.
Dado que R(3) µν y R(4) ab son de traza cero, tan solo tenemos dos escalares de curvatura de espín.
Se comprueba fácilmente que estos resultan ser iguales salvo un signo:
El primer postulado (a veces llamado “primer postulado del Vielbein”), como vimos en el capítulo
§4, es el que nos relaciona la descripción de la conexión afín con la de espín:
Pudiéndose así relacionar el tensor de Riemann de la variedad con el tensor de curvatura de espín:
y así todos los tensores anteriores quedan relacionados con las contracciones del Riemann.
Tambien llamado “segundo postulado del Vielbein”, consiste simplemente en imponer la condición
de metricidad sobre la conexión afín:
∇µ gνλ = 0 . (B.2.3)
Por sí solo no nos dice nada acerca de la conexión de espín sino de la afín. Pero, junto con el primer
postulado que relaciona ambas conexiones, nos proporcionará la antisimetría de la conexión de espín
en sus índices latinos como veremos a continuación.
54
Apéndice B. Más sobre la curvatura y la torsión de espín 55
Aparte de los postulados del Vielbein, existe una tercera propiedad relacionada con la conexión de
espín que suele postularse. Se trata de la antisimetría de sus índices latinos, lo cual es equivalente a
la nulidad de la derivada completamente covariante de la métrica plana (lo cual es razonable de ser
postulado):
Dµ ηab = Dµ ηab = 0 − ωµac ηcb − ωµbc ηac = −ωµab − ωµba = 0 ⇔ ωµ(ab) = 0 . (B.2.4)
Este postulado tiene consecuencias interesantes, principalmente, que esta antisimetría se traslada al
tensor de curvatura de espín:
Rµνab = −Rµν b a . (B.2.5)
Una vez vistos estos tres postulados, vamos a fijarnos en la siguiente expresión, fácilmente de-
mostrable, para la derivada covariante de la métrica:
σ)
∇µ gνλ = 2δν(ρ δλ ηab eaσ Dµ eb ρ + eaν eb λ Dµ ηab . (B.2.6)
Vemos que el primer miembro es nulo bajo el segundo postulado (PM), el primer término del
segundo bajo el primero (PV) y el último lo es si la conexión de espín es antisimétrica (PA).
De hecho, bajo el primer postulado, como ya sabemos, los Vielbein entran y salen de la derivada
completamente covariante, ∇µ gνλ = eaν eb λ Dµ ηab ; y esto nos conduce a que el segundo postulado se
verifica si y solo si la conexión de espín es antisimétrica:
(PV)
∇µ gνλ = 0 ⇔ ωµab = −ωµba . (B.2.7)
de modo que cuando nos refiramos a “imponer los dos postulados” nos estaremos refiriendo, indis-
tintamente, a (PV)-(PM) o a (PV)-(PA).
Al llevarnos las propiedades (B.2.5) al tensor de Riemann mediante (PV) vemos que también debe
ser antisimétrico en los dos últimos índices, pero eso es consistente pues el segundo postulado lo
que ha impuesto es la compatibilidad con la métrica que era la responsable de dicha propiedad de
simetría [demostración en (2.3.3)].
Imponiendo el (PV) sobre las contracciones de la curvatura de espín llegamos a las igualdades1 :
De aquí resultan los siguientes tensores de curvatura de espín de dos índices no triviales: Rµa ,
R(2) µa y R(3) µν , que están identificados con las correspondientes contracciones del tensor de Rie-
mann, y son independientes entre sí, dado que Rµρ , R(2) µρ y R(3) µν lo son. Además, la igualdad
(B.2.8), nos lleva de forma inmediata a
R = R. (B.2.12)
1 He aquí la importancia de la notación R ↔ R. Por ejemplo, los tensores R a
µν y Rµν := e ν Rµa son diferentes mientras
no se imponga el (PV).
56 B.3. Torsión de espín
Manteniendo el (PV), ahora vamos a imponer (PM), i.e. la compatibilidad de la conexión afín de
la variedad con la métrica, de la cual se obtienen Rµν = −R(2) µν y R(3) µν = 0 [ecs. (2.6.3)] que nos
conducen, respectivamente, a las mismas propiedades trasladadas a los tensores de espín:
Y solo nos quedamos con un tensor de curvatura de espín independiente y no trivial: Rµa .
de modo que:
Dµ eaν − Dν eaµ = T aµν − T σµν eaσ . (B.3.2)
Bajo el postulado del Vielbein, el primer miembro se anula y, al igual que las curvaturas se vuelven
equivalentes, lo mismo ocurre con las torsiones; el Vielbein liga la torsión de Riemann con la de espín:
La definición de T aµν , por tanto, se efectúa de manera que, vía primer postulado, coincida con la
torsión T aµν .
57
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