Lecturas Infantiles Terminado El Libro de Cuentos
Lecturas Infantiles Terminado El Libro de Cuentos
Lecturas Infantiles Terminado El Libro de Cuentos
® DERECHOS RESERVADOS
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2009 -
PRIMERA EDICIÓN
Huancayo Enero del 2009
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PRESENTACIÓN
LOS AUTORES
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LA ZAFACASA DE MI TIERRA
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Al concluir las cosechas de papa, maíz y otros productos en el mes de
agosto, los pobladores que tienen casas a medio construir, avisan a sus
familiares y vecinos para que vayan a ganar “uyay” (apoyo el alguna cosa
para que luego te apoyen de la misma manera).
Valor: La Solidaridad
EL ABUELO DE EVELYN
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En la comunidad de San Alejandro de Ubiriki, la niña Evelyn llegaba del
con el doctor, el cual salía de visitar al abuelito. En diez días puede suceder
¡Virgen Santísima, no consientas que muera con sus pecados! Evelyn: sin
saldrá de ahí, abuelito, dijo la pequeña con toda ingenuidad. ¿Qué estás
diciendo?
podía darle a Ud. cuanto quisiera, porque en diez días puede suceder un
desenlacé familiar. Con que ya verá Ud. si será cierto. ¿Pero voy a morir, hija
mía?
¿Pues tanta pena le a Ud. morirse? dijo la imprudente niña, secando las
¡Triste! exclamó con asombro la niña. ¡Si va Ud. a ver a Dios en el trono de
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su gloria! Lo juzgará según sus méritos. Si siempre, como creo, ha sido Ud.
tiene un pecadillo irá al purgatorio; pero no tenga Ud. pena por eso porque
llevado al cielo.
Más si tiene Ud. algún pecadote muy grande será cosa de ir al infierno
¿Qué es eso de los Santos Oleos? ¿No sabe Ud.? Pues se lo voy a decir,
Pero, ¿Será verdad que estoy para morir? Exclamo el anciano con espanto.
Nada, nada, abuelito; llame Ud. al señor cura, y dígale todos sus
pecados, desde los más gordos hasta los más chiquitines, el señor cura le
oído.
quiere confesarse.
tanto?
confesarse.
que le extendió el moribundo. Dios te bendecirá, hija mía, por el bien que me
has hecho.
Valor: La Verdad
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LA LINTERNITA LINTERNINA Y
SOMBRERITO SOMBRERIN
En un pueblo de la sierra donde los vientos soplan sobre los pastizales,
Manuelito tiene una casa en la loma de un cerro.
Cuanto más la miraban más luz daba. Se hizo muy amiga del
Sombrerito. El pobre sombrerito, estaba enamorado de la linternita, pero
nunca se lo dijo.
Un día hacía mucho frío, los muebles se pusieron a jugar como siempre,
-¡Querían entrar en calor! - ¡Estaban con mucho frío! Y no sabían cómo
calentarse.
A la linternita se le ocurrió una gran idea: -¡Ya sé dijo, los iluminaré con
toda mi fuerza y los calentaré!
Valor: La Solidaridad
LA SEÑORA GALLINA LA LOMBRICES
Valor: La Igualdad
EL CONEJITO SALTARÍN
Valor: La Solidaridad
¡FIU-FIU!
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En el mes de diciembre, caía la noche y un gran manto de nieve, cubría
todos los lugares de la ciudad. Este era un parque tranquilo, donde el ruido
dormía y sólo los murmullos de los animalitos se escuchaban en la
oscuridad.
Entonces, en la ventana de una casita hecha de hojas vivía la rana
Renata, era una ranita muy alegre, con grandes ojos y patitas cortas. Miraba
atónita como los copos de nieve bajaban lentamente como si estuvieran
bailando una danza en forma lenta.
En el parque también vivían otros animalitos, pero eran muy orgullosos
y presumidos, sólo el grillo Guillermín quería de verdad a la ranita.
Era un grillo negro, muy negro, pero muy educado y elegante, tenía un
bonito sombrero que sólo se ponía en las grandes ocasiones.
Llego el día que todos esperaban, la fiesta de Navidad, la rana y el grillo,
tenían muchos deseos de ver todos los adornos de la gran ciudad y
pensaban acercarse a ver un gran nacimiento del niño Jesús que iban a
colocar en la Plaza Central. Les gustaba mucho cantar villancicos. A veces
se ponían un poquito tristes de estar tan solitos, pero enseguida recordaban
dónde jugaban los niños, y disfrutaban de verlos correr y reír. ¡Todas las
penas se marchaban!
Renata y Guillermín se prepararon para ir a la ciudad. Renata se puso
su chaleco y su bufanda a cuadros y Guillermín su sombrero y una casaca
oscura.
Atravesaron el parque. Algunos animalitos se burlaron de ellos,
diciendo: ¡Mira que ropas llevan!, ¡Se creen muy finos y educados!
Pero los amigos no le dieron importancia y siguieron su camino. Al poco
tiempo oyeron gemidos y lamentos se preguntaron: ¿Qué será eso?
Cada vez lo oían más cerca. De pronto, descubrieron un pobre
saltamontes que estaba con mucho frío a punto de congelarse. ¡Pobrecito,
qué te pasa? Dijo Renata.
Estaba saltando, saltando y saltando no me di cuenta de la hora y ya
era de noche, me quedé tan helado que no podía moverme. Los animalitos
me vieron pero ninguno me ayudó. ¡Ves Guillermín! Dijo Renata.
Todos son muy orgullosos
15y vanidosos, pero no tienen corazón.
La ranita y el grillo, le prestaron sus ropas y le abrigaron, mimándolo
para que entrara en calor.
El saltamontes agradecido, les dijo: Conozco un lugar donde pueden
pasar la mejor navidad de sus vidas, además hay un nacimiento del niño
Jesús tan hermoso que no se olvidarán nunca.
Allí, fueron los tres amigos. Era cierto lo que les contó el saltamontes.
En una cunita de paja, había un niño tan bonito, y tenía una mirada
tan dulce que a la ranita se le escapó una lágrima. San José y la Virgen
María velaban al niño Jesús.
Se acercaron, despacito, dando saltitos y le susurraron al oído: Yo sé,
que eres Jesús, que amas mucho a los niños, nosotros también. Tal vez
juntos podamos luchar para que siempre sean felices y no lloren. ¡No
queremos que se odien! ¡Creamos entre todos un mundo mejor!
Sé que eres sólo un muñeco, y que los que nos miran pensaran que
somos una rana, un grillo y un saltamontes que no sabemos lo que
hacemos, pero nosotros sabemos que nos escuchas.
La ranita se dio la vuelta y de repente el grillo chilló: ¡Ranita, ranita, el
niño te ha sonreído!
Era verdad, una gran sonrisa iluminaba la cara del niño Jesús.
Tal vez el niño no sonrió, pero lo importante es que en nuestro corazón
tengamos tanto deseo de amor.
Los amigos volvieron a casa, y esa fue la Navidad más feliz de su vida
que pasaron los tres amigos pero comprendieron que siempre debemos
ayudar a nuestro semejante y es mejor cuando existe una desgracia.
Valor: La Amistad
Valor: La Tolerancia
DANNY Y EL MONSTRUO EN LA COCINA
Valor: La Solidaridad
EL GRAN ROBLE, EL PÁJARO
CARPINTERO Y EL HONGO
EL CAMALEÓN
Y EL 22
ARCO IRIS
Valor: El Respeto
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Valor: La Tolerancia
Valor: Tolerancia
Él, quería mucho a sus canciones, ¡Le había enseñado un viejo búho
que vivía en el bosque!
Llevaba años practicando y realmente era maravilloso oírle cantar.
Sus amigos soportaban sus ensayos con mucha paciencia.
Poco a poco creaba sus canciones, pues sus melodías sonaban cada vez
mejor.
¡Bailaban en el aire! ¡Qué ritmo! ¡Qué melodías!
Las melodías subían hasta las nubes y jugaban con ellas. Sus amigos:
la gallina, el saltamontes y el viejo búho, le animaban para que se
presentara a un concurso de canto que había en el bosque. Su canto llegó a
conocerse en otros bosques cercanos.
Todos los animalitos venían a oírle cantar. Llegó el día del concurso,
todos sus amigos se pusieron sus mejores ropas. ¡Qué guapos estaban!
Algunos animales eran envidiosos y desconfiados. No creían que Alejo el
escarabajo fuera tan buen cantor.
¿Cómo va a ser buen cantante un escarabajo? – Decían.
¡Es un poco feo y no vive en una casa elegante! –Comentaban otros.
Pero cambiaron de opinión enseguida al oírle cantar.
Sus canciones eran tan hermosas, sus melodías se escuchaban con
atención.
El concurso fue un gran éxito y todos aplaudieron entusiasmados.
Alejo el escarabajo, gano el concurso de canto y se hizo muy famoso,
pero siguió viviendo en su casita de cáscara de nuez y divirtiéndose con sus
amigos del bosque creando nuevas canciones y alegrando a todos los
animales del bosque.
Valor: La Perseverancia
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Valor: La Fortaleza
EL PUEBLO Y EL PETRÓLEO
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34
Valor: La Responsabilidad
35
Valor: La Responsabilidad
Valor: La Honestidad
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Valor: El Dialogo
LA BALANZA DE PLATA Y LOS NIÑOS
Valor: La Verdad
Valor: La Igualdad
LEONARDITO Y LA JIRAFA
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Valor: La Lealtad
Valor: La Responsabilidad
LA SEÑORA LIEBRE Y EL PICAFLOR
Allá por los bosques de arboles leñosos vivía la señora liebre donde
recogía las zanahorias de un huerto y las echaba en su canastita camino a
su madriguera.
Se encontró con Picaflor que era un pajarito de brillantes colores.
¡Buenos días Picaflor!, dijo a la señora liebre.
¡Si, si buenos días! Entonces el Picaflor se resbalo y dio un traspié, cayó
sobre la canastita de la liebre y se le quedó una zanahoria incrustada en la
nariz, parecía como si de repente se hubiera convertido en un pájaro
zanahoria.
Ja, ja, ja rió la señora liebre. ¿Qué raro estás? Pero el Picaflor se enfadó
un poco porque pensaba que se estaba riendo de él.
La señora liebre le explicó que no pretendía burlarse de él sino que era
muy divertido verlo con esa nariz tan grande que se le había puesto.
El Picaflor se miró y remiró y la verdad que a él también le hacía gracia
verse así. Se miraron los dos 49
y volvieron a reír.
El Picaflor ayudó a la señora liebre a recoger zanahorias después de
librarse de la que tenía en el pico. La acompañó hasta su madriguera y luego
se fue.
Al caer la tarde el Picaflor salió a dar un paseo por el bosque pues la
tarde era muy agradable y no hacía frío.
De repente vio que algo se movía entre los matorrales y se oían unos
gemidos extraños.
¡Me acercaré a ver! Se dijo: Vio dos enormes orejas sobresaliendo de la
maleza, y le resultaron conocidas, en efecto eran de la señora liebre, que
había resbalado y se había caído en una pequeña poza que había cerca de
un riachuelo. Tenía cubierta la cara con una espesa masa y parecía una
estatua de barro. Su lindo cuerpecito blanco estaba ahora cubierto por una
capa de lodo.
El Picaflor, empezó a reír, sin parar, ja, ja, ja.
¡Pues yo no veo la gracia, dijo la señora liebre! ¡Estás muy divertida!,
respondió el Picaflor.
¡No me estoy burlando de ti, no te enfades, me rio porque estás
graciosa!
¡No, no y no, se que te burlas de mí, no eres un buen amigo!
Esta mañana me dijiste que no me molestara y yo lo entendí y no me
molesté. Ahora tú debes hacer lo mismo. El Picaflor continuó diciendo:
Si haces bromas o te ríes con los demás, también debes saber reírte de
tus propias gracias.
La señora liebre después de quedarse un rato pensativa, se dio cuenta
de que el Picaflor tenía razón, hay que saber disfrutar de las bromas
graciosas de los demás y nuestras propias bromas pero siempre cuando se
hacen con buen corazón y no las bromas pesadas que pueden hacernos
daño.
Por ello siempre se debe de hacer bromas sin dañar la susceptibilidad
de los que nos rodean.
Valor: El Respeto
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EL ERIZO INQUIETO
En la selva de Chanchamayo cerca a un poblado. Había una vez un
animalito que se llamaba Púas, era un erizo pequeñito, de color marrón y
amarillo, un poco torpe y divertido. Tenía un hocico redondo negro, unas
patitas gordas.
Siempre se metía en líos, por culpa de sus púas pinchosas y erizadas.
Un día, estaba tejiendo Doña Gatita una ropita muy lindo para su bebé
gatito y Púas se acercó a curiosear.
Doña gata, había comprado en la tienda del pueblo, una gran canasta
de lanas de colores y quería hacerle la ropita cuanto antes, para que no
pasara frío.
Doña Gata, le decía a su pequeñín: ¡Qué guapo vas a estar!, ¡Eres el
gatito más lindo!
Púas, se había escondido detrás del sillón. Los colores de las madejas,
llamaron su atención y al inclinar la cabecita para verlas mejor, se cayó
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dentro de la canasta.
Púas el erizo, se metió, entre las madejas y no podía salir. El hilo se
había enganchado en sus púas y lo había enredado todo.
¡Ay, Ay, mira lo que has hecho! Dijo la gata. ¡Ahora que voy a hacer!
Púas, se sintió muy avergonzado y pidió perdón a la gata, pero los hilos
estaban enredados y ya no servían para hacer la ropita.
Al llegar a su casa, Púas le contó a su mamá lo que había ocurrido.
Le pidió que ella, hiciera una ropita para el gatito. Su mamá le dijo: ¡No
te preocupes Púas, yo lo haré!
¡No tienes que ser tan travieso! ¡Tienes que tener más cuidado!
Púas no sabía remediarlo, era tan inquieto, que volvió a meterse en
problemas, bueno mejor dicho las púas.
Miró la madriguera de un conejo y quiso entrar en ella para curiosear.
Doña Coneja, acababa de tener crías. Estaban todas allí, muy juntitas.
Todavía eran demasiado pequeñas para salir.
Púas, consiguió meterse en la madriguera y llegar hasta las crías. Todo
estaba muy oscuro y no podía ver nada.
El erizo iba de un lado para otro, sin darse cuenta que según se movía
iba pinchando a las crías.
¡Fuera de aquí! Le dijo Doña Coneja, muy enfadada.
Púas el erizo, estaba, triste, el no quería hacer daño, pero siempre le
salía todo al revés.
Pensando y pensando, encontró la forma de hacer algo bueno y práctico
con sus púas.
¡Ya sé! ¡Limpiaré las alfombrillas de las casitas de los animales! Con mis
púas que son como escoba. Dijo Púas el erizo, convencido de que había
encontrado la solución a su problema.
¡Esta vez, tengo que hacerlo bien y estar preparado para trabajar! ¡No
volveré a equivocarme!
Comenzó a trabajar, como un verdadero experto. Se ponía su mascarilla
para el polvo, y limpiaba y limpiaba.
Los animales, estaban muy contentos de que por fin, hiciera algo que le
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gustara y no molestara a los demás.
Se convirtió en un gran limpiador de alfombras y todos estaban muy
orgullosos de él.
Púas el erizo, había encontrado una razón para ser feliz pues no
lastimaba a nadie y contribuía en el trabajo del hogar con la limpieza.
Hace mucho
tiempo existió una
ciudad de los
gatos en ella vivía
un gato llamado Carloncho.
Carloncho el gato se levantaba muy temprano, pues le gustaba ser muy
puntual en su trabajo diario. Pero antes de ir a su trabajo se bañaba en la
ducha con agua caliente, se peinaba, ayudaba a su mamá y tomaba su
desayuno: leche de vaca, huevos y panes.
El trabajo que realizaba Carloncho era el de cuidar una fabrica de
quesos y en esta había muchos ratones quienes trataban de distraerle para
entrar y robar los deliciosos quesos. Pero el gato Carloncho no los dejaba
entrar pues era muy agil, hábil y estaba siempre atento a lo que sucedía a su
alrededor.
53 ratones creyendo burlar la seguridad se
Pero un día los hábiles
disfrazaron de una gatita y le sonreían pero el hábil Carloncho se dio cuenta
del engaño pues la cola de un ratón pasaba el lujoso vestido de la gatita.
Carloncho le siguió la corriente, pues le dio quesos de distintas calidez
entonces cuando la gatita disfrazada quiso llevarse los quesos .El gato con
disimulo saco el vestido y descubrió a los ratones y les dijo que eso no se
debe hacer porque engañar o robar es de falta de valores, antes de robar o
querer engañar a alguien o con alguna cosa mejor es pedírselo y de esa
forma no habrían problemas.
Valor: La Honradez y El Dialogo
La Linternita y Sombrerito 5
La Lombriz y la Gallina 13
El Señor Cóndor 15
El Conejito Pirulín 18
Daygoro y el Monstruo 20
La Lechuza Gafitas 32
56
El Palacio de los Olores 35
El Ciempiés Bailarín 42
El Escarabajo Cantor 46
El Globo Soñador 49
El Pueblo y el Petróleo 52
El Reloj Ocioso 56
"Melesio y los Demonios" 59
La Abuelita y la Arañita 63
Leonardín y la Jirafa 75
La Vaca Valentina 79
El Erizo Travieso. 86
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Reflexionemos
La vida es una oportunidad` : Aprovéchala
La vida es belleza : Admírala
La vida es beatitud : Saboréala
La vida es un sueño : Hazlo Realidad
La vida es un reto : Afróntalo
La vida es un deber : Cúmplelo
La vida es preciosa : Cuídala
La vida es riqueza : Consérvala
La vida es amor : Gózala
La vida es un misterio : Desvélalo
La vida es promesa : Cúmplela
La vida es tristeza : Supérala
La vida es un himno : Cántalo
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La vida es una tragedia : Renace
La vida es felicidad : Merécela
La vida es la vida : Defiéndela