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REVISTA DE INVESTIGACIÓN SOBRE FLAMENCO La madrugá

Nº9, Diciembre 2013, ISSN 1989-6042

VISIONES DE LOS CANTES MINEROS DE LA SIERRA


MINERA DE CARTAGENA - LA UNIÓN (MURCIA) DESDE LA
ARQUEOLOGÍA CONTEMPORÁNEA1

Óscar González Vergara


Universidad de Murcia

Enviado: 04-07-2013
Aceptado: 20-10-2013

Resumen
En este trabajo expondremos la importancia del patrimonio musical como
importante fuente documental de la minería contemporánea con un ejemplo: los
cantes mineros.

Palabras clave: Arqueología Industrial, minería contemporánea, música, patrimonio


industrial.

Abstract
In this work will be exposed the importance of the musical heritage as a kind of
documentary source of the contemporary mining with an exemple: the mining songs
(“los cantes de las minas”).

1Este texto se encuadra dentro del trabajo de investigación de mi tesis doctoral dirigido por el
Dr. Sebastián F. Ramallo Asensio y el Dr. Pedro Mª Egea Bruno. Agradezco las sugerencias,
sobre todo bibliográficas, del Dr. José Francisco Ortega Castejón.

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1. Introducción
Este trabajo incide en una temática ya abordada en anteriores trabajos
(González Vergara, 2012a y 2012b): mostrar cómo utilizar como fuente el
patrimonio musical que representan los cantes mineros para la investigación
del entorno contemporáneo de la Sierra Minera de Cartagena-La Unión. En esta
nueva versión pretendemos llamar la atención sobre la necesidad de analizar,
para documentar arqueológicamente la sociedad contemporánea que nos
ocupa, ejemplos musicales más acordes al tiempo que pretendemos estudiar
(finales del siglo XIX y principios del XX) y no tanto “creaciones” o
“reinterpretaciones” de tiempo posterior, que sólo tienen en la minería y en el
contexto de la Sierra un tema y no tanto una realidad cantada de primera mano.
Pedimos disculpas de antemano si alguna de las letras no son lo
suficientemente “originales”, pero que aquí aludimos por suponer un ejemplo
característico de topos, de motivo temático.

2. La Arqueología contemporánea y su compromiso por un


patrimonio total contemporáneo
Desde que viera la luz a mediados del siglo XX en un Reino Unido en
debate ante los avances del progreso y la pérdida del pasado industrial e
imperial británicos, hoy nos enfrentamos a un debate parecido donde a los
clásicos puentes de hierro, fábricas, minas y ferrocarriles toca añadir otros
patrimonios, igual de importantes que estos, pero que en cambio, son más
frágiles de conservar al no ser un patrimonio material. Uno de estos
patrimonios es el inmaterial, compuesto de recuerdos, refranes, músicas,
oralidad, folklore y un largo etcétera, que nos hace debatir hasta qué punto

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podemos considerar este patrimonio un ámbito solamente del musicólogo, el


antropólogo, el historiador del arte, el especialista en folklore, etc.2.

Considero, y he aquí quizás la mayor novedad, que la clásica Arqueología


Industrial está transformándose para devenir en Arqueología Contemporánea,
es decir, una disciplina que suma a los monumentos de piedra, acero y cristal,
tan del gusto del arqueólogo tradicional, otros patrimonios sin los que éstas
materialidades no tendrían sentido, como por ejemplo los paisajes y el
patrimonio inmaterial. El fin es considerar el patrimonio industrial-
contemporáneo de forma total, integrando discursos de multitud de disciplinas
especialistas en aspectos específicos de estos patrimonios pero sin olvidar que,
al final, el objeto de todo estudio patrimonial y humanístico es conocer, de la
forma más completa posible, el discurrir del Hombre por las arenas del tiempo
y del espacio. El que esta disciplina se llame o no Arqueología Contemporánea
es el menor de los problemas pues conscientes somos que hoy, y más aún para
los tiempos contemporáneos, el concepto de “arqueología” y “patrimonio
arqueológico” ha de ser mucho más flexible que antaño pues las fuentes que
documentan directa e indirectamente la realidad material cada vez son más
numerosas, tanto, que a veces se hace más arqueología material desde un
archivo municipal o analizando imágenes fotográficas o en movimiento, que
excavando. Es difícil concienciar del hecho de que esto siga siendo Arqueología
cuando asumimos que ésta es “la disciplina del pico y la pala”. Para suerte de
todos, gran parte de los espacios contemporáneos siguen en pie, por lo que no
es necesario excavar. La Arqueología, que ha integrado disciplinas que no
excavan como parte de su metodología (Arqueología de la Arquitectura y
Arqueología del Paisaje), debiera contemplar la forma de “excavar” analizando
imágenes o escuchando música. Y es que como a continuación veremos, la

2 Para conocer mejor la génesis, evolución, paradigmas, métodos y fuentes de la Arqueología


Industrial-Contemporánea, ver: AGUILAR CIVERA (1998), CERDÀ (2008), RAMOS et alii
(1991), VICENTI PARTEARROYO (2007) y GONZÁLEZ VERGARA (2011).

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información material, inmaterial y paisajística fosilizada en la música, para


nosotros los cantes mineros, es tan importante, que sería un grave atentado
contra las humanidades y contra el patrimonio que pretendemos estudiar el no
integrarlos como fuentes documentales útiles para el arqueólogo
contemporáneo.

Pero antes de continuar, quisiera dar por cerrada la reflexión acerca de


qué es la Arqueología Industrial y/o Contemporánea, qué patrimonio estudia,
y desde qué fuentes, metodologías y disciplinas. Ya se ha dicho que nació en el
Reino Unido con posterioridad a las Guerras Mundiales, un contexto en el que
muchas ciudades precisaban renovar el suelo urbano (bien por bombardeos,
bien por la obsolescencia de los espacios industriales) suponiendo el derribo de
gran parte del patrimonio industrial y colonial que tanto se ha identificado con
el patriotismo británico. Pues bien, durante muchas décadas, el objetivo de esta
disciplina era documentar y proteger patrimonio industrial, que trataba a modo
de “monumentos”, pero sin seguir necesariamente la metodología
arqueológica. En parte, como se ha dicho, porque al no ser un patrimonio
subterráneo, era difícil aplicar en él una disciplina que se relacionaba con este
método. Con el pasar del tiempo, en las últimas décadas del siglo XX, la
Arqueología encontró, “influenciada” por otras disciplinas como la Geografía,
la Arquitectura y la Ingeniería, otras formas de “excavar” el patrimonio cultural
sin necesidad de remover tierra. Me refiero a disciplinas como la Arqueología
de la Arquitectura y la del Paisaje. Con el tiempo, la Arqueología se vio
influenciada por otras disciplinas y metodologías, como la Antropología
Sociocultural, que le permitieron un acercamiento a otro tipo de fuentes como
las inmateriales. Así, la Carta de Nizhny-Tagil3 considera que la Arqueología
Industrial es:

3 CARTA DE NIZHNY-TAGIL SOBRE EL PATRIMONIO INDUSTRIAL de 17 de Julio de 2003,


http://ge-iic.com/files/Cartasydocumentos/Carta_de_Nizhny_Tagil.pdf (1-01-2012). Comité
Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH).

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[…] un método interdisciplinario para el estudio de toda evidencia, material


o inmaterial, de documentos, artefactos, estratigrafía y estructuras, asentamientos
humanos y terrenos naturales y urbanos, creados por procesos industriales o para
ellos. La arqueología industrial hace uso de los métodos de investigación más
adecuados para entender mejor el pasado y el presente industrial.

Dicho documento considera que el patrimonio industrial se compone:

[…] de los restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico,


tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos restos consisten en edificios y
maquinaria, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar,
almacenes o depósitos, lugares donde se genera, se transporta y usa energía,
medios de transporte y toda su infraestructura, así como los sitios donde se
desarrollan las actividades sociales relacionadas con la industrial, tales como la
vivienda, el culto religioso o la educación.

Ante estas amplias concepciones se entiende que el patrimonio inmaterial


es parte de este patrimonio industrial y, por tanto, también competencia del
arqueólogo especializado, ya que comparte cronología y sociedad: el mundo
contemporáneo del occidente industrial y capitalista, y las sociedades que la
habitan.

3. Potencialidades de los cantes mineros para documentar la


sociedad contemporánea
Consideramos cante minero toda aquella manifestación musical nacida al
amparo de las actividades mineras, siendo objetos de debate su antigüedad,
origen formal y nombre de sus “palos” particulares; un debate que no
corresponde aquí y a cuyos principales investigadores remitimos4. Al final,
como el flamenco en general, al que los cantes mineros pertenecen, y todo arte,

4 Para más información sobre los aspectos generales de estos cantes mineros, ver: ORTEGA

CASTEJÓN (2009, 2011a, 2011b, 2012), FERNÁNDEZ RIQUELME (2008), FERNÁNDEZ


RIQUELME y ORTEGA CASTEJÓN (2010, 2011), CRUCES ROLDÁN (1993, 2002, 2003),
GARCÍA GÓMEZ (1993), GELARDO NAVARRO y BELARDE (1985), GELARDO (2006),
GRANDE (1979), LÓPEZ MARTÍNEZ (2006), NAVARRO GARCÍA e IINO (1989) y SALOM
(1982).

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sea musical o no, estos cantes se convierten en comunicación, en un lenguaje,


un discurso, que apela al sentimiento y que pretende conquistar corazones, no
cerebros. Por ello, este debate puramente musicológico, no es muy relevante al
arqueólogo que busca en esta música expresiones que aludan a los sistemas de
trabajo de las minas, los medios de transporte, materiales extraídos, nombres de
espacios y empresarios, herramientas y máquinas, contaminación, accidentes,
vida cotidiana, etc. Y sorprendentemente una lectura somera de las letras
mineras, y en general, de cualquier música, hace imaginar las condiciones de
trabajo y vida cotidiana de un tipo de actividad muy concreta, y el patrimonio
que genera. El escuchar estos cantes, y trabajar con ellos como fuentes
documentales, da vida a los estudios arqueológicos contemporáneos que sólo
ven en el patrimonio minero castilletes, lavaderos, chimeneas, picos, palas y
“carburitos”. Se consigue que las “piedras”, el mero y clásico vestigio material,
joya del trabajo arqueológico, cobre vida “cantando”. El arqueólogo, además de
describir, analizar, interpretar y poner en valor ese patrimonio material, ha de
poder documentarlo siguiendo todas las fuentes existentes, y la vertiente
inmaterial del patrimonio cultural contemporáneo, en este caso, es de consulta
obligada, por lo que no sólo es posible “excavar la música”, sino que debiera ser
este patrimonio inmaterial parte del elenco fuentes que documentan la vida
humana de época contemporánea5.

Esta labor viene cada vez más avalada por los organismos e instituciones
que velan por la comprensión de un patrimonio industrial, contemporáneo,
más completo y total, incluyendo dentro de lo posible, los patrimonios
inmateriales asociados a los complejos materiales6. Un claro ejemplo es la Sierra
Minera de Cartagena-La Unión, valorada a todos los niveles por sus edificios y
restos contemporáneos-industriales, que cuenta con varios enclaves

5 Para una introducción o primer acercamiento al uso de los cantes mineros como fuente
alternativa de documentación arqueológica, ver: GONZÁLEZ VERGARA (2012b).
6 Ver la Carta de Nizhny-Tagil y el Plan Nacional de Patrimonio Industrial citados en la bibliografía.

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“museizados”, y que tiene el privilegio de integrar a estas materialidades, a


estos paisajes, los testimonios inmateriales. Por su lado, el Flamenco, ha sido
recientemente declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la
UNESCO (2010), por lo que integrar ambos patrimonios, precisamente en un
enclave como éste, La Unión, no debiera ser muy complicado. Contamos con
muchos especialistas que han analizado el contexto industrial-minero de la
Sierra de Cartagena-La Unión, destacando las obras de los profesores J. B. Vilar
Ramírez y P. M. Egea Bruno7. De igual forma, para un contexto socio-histórico
más extenso, se recomiendan las obras al respecto de M. Á. López Morell y M.
Á. Perceval Verde8. Con respecto al patrimonio musical minero y su
vinculación con el patrimonio material, no podemos dejar de citar el Festival
Internacional del Cante de las Minas de La Unión que, desde 1961, pone en
valor y promociona estos cantes9, realizando una labor interesantísima para el
arqueólogo contemporáneo: usando como vehículo la música, las alusiones
mineras y hasta de organizarse recitales de flamenco en enclaves mineros como
la Mina Agrupa Vicenta o el Mercado Público, el público en general conoce el
patrimonio industrial de la Sierra Minera desde el flamenco.

A partir de ahora, expondremos algunos ejemplos de letras musicales y


cómo documentan, según la Arqueología Contemporánea, la realidad material,
inmaterial y paisajística, de la Sierra de Cartagena-La Unión.

3.1. Materiales extraídos

Muchas de las letras mineras informan de las explotaciones realizadas en


las mismas reflejando los materiales más beneficiados como el plomo, la plata o
la pirita.

7 Sobre todo: 1987, 1990, 1991 y 1994.


8 Destacamos la síntesis sobre La Unión de 2010.
9Para más información al respecto, ver, por ejemplo, la obra de F. Martínez Heredia publicada
en 2001.

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De Cartagena a Herrerías,
no se cría ni una mata;
pero, en cambio, sí se cría,
una hermosura de plata,
que se funde en Santa Lucía
(Fuente: García Gómez, 1993)

La mina San Valentín,


La Tomasa y la Brunita,
sin plata, plomo, ni cinc,
ni reservas de pirita,
¡madre qué será de mí!
(Fuente: López Martínez, 2006)

La plata que había en el tajo…


cuando se volvió dinero
la plata que había en el tajo,
no se acordó del minero
que a costa de su trabajo,
le dio el valor verdadero
(Fuente: Navarro e Iino, 1989)

3.2. Herramientas, profesiones y medios de transporte

Las citadas letras documentan, además, un sin fin de medios de


transporte, herramientas, maquinarias y profesiones que contextualizan los
restos meramente materiales. Me refiero a elementos de iluminación (farol,
candil, carburador); explosivos (barreno); transporte por la mina (jaulas y
vagonetas); transporte de exterior (carretas, tartanas, tren, barcos, cables aéreos,
etc.); profesiones (picaor, barrenero, malacatero, carretero, arriero, etc.) e
instrumental del tipo pico, pala y martillo.

Con mi talego en la mano


vengo de mi trabajito
ya no tengo quien me diga
si vengo tarde o temprano
que yo vivo muy solico
(Fuente: Ortega Castejón, 2011a)

Porque tiro la barrena,


me llaman barrenero,
ay, porque tiro la barrena,
siendo yo el mejor minero,
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ay, que sale de Cartagena,


me llaman barrenero
(Fuente: Fernández Riquelme y Ortega Castejón, 2008)

Al pico y marro que suene…


Dale, dale, compañero,
al pico y marro que suene:
que la piedra está muy dura
y el molinico no muele.
Compañerico, dale, dale
(Fuente: Navarro e Iino, 1989)

Los capataces en las minas,


están haciendo una romana,
para pesar los dineros,
que roban a la semana,
a los pobreticos de los mineros
(Fuente: Navarro e Iino, 1989)

Ahí se queda la barrena


el marro, pico y legón,
el capazo y la galena,
quedando lleno el vagón
para mi madre de pena
(Fuente: López Martínez, 2006)

Con mi carburico en la mano


monte arriba, sierra abajo
camino del trabajico
cuando pienso en lo que gano
me vuelvo del trabajico
(Fuente: López Martínez, 2006)

Minerico carretero
en dónde están las mulas
están en el matadero
y yi tengo que volver
a meterme en el agujero
(Fuente: López Martínez, 2006)

De Cartagena a Herrerías,
han levantao una pared;
por la pared va la vía,
por la vía el tren,
y en el tren la prenda mía
(Fuente: García Gómez, 1993)
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3.3. Mano de obra infantil, la infancia en un entorno minero

Un entorno industrial como el de la Sierra Minera de Cartagena-La Unión


usó, y de forma abundante, de la mano de obra infantil, cada vez más
condenada por la ley, la administración y la moral pero que ante la necesidad y
la “rentabilidad” económica, se muestra cotidiana. Y aún sin trabajar, los niños
aparecen como entes de este escenario industrial10.

Yo tenía un hermanico chico,


Que un barreno mató,
Y me encuentro tan solico,
que a la mina me voy yo,
para estar con mi hermanico
(Fuente: García Gómez, 1993)

Era un niño todavía


ganando el primer jornal
pero nadie lo creía
por lo bueno y lo formal
que en el mina iba y venía
(Fuente: López Martínez, 2006)

Le dice un niño a su padre


por Dios no baje a la mina
si tengo que pasar hambre
yo imploro por las esquinas
aunque mi sufrir sea grande
(Fuente: López Martínez, 2006)

3.4. Toponimia y Antroponimia

Los nombres referidos a espacios naturales, de población y nombres


propios (trabajadores mineros, taberneras, empresarios, personajes de la
realeza, santos y vírgenes), también tienen su sitio en estas letras. Sirvan de
ejemplo las siguientes letras mineras.

Ay, que siquiera por caridad,


para, para, carretero,

10 Una referencia más extensa a la explotación infantil en las minas y a la presencia de infantes

en las letras mineras puede verse en GONZALEZ VERGARA, 2013.

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ay, llévame, por caridad,


a la mina del Romero,
ay, que acaban de asesinar
y al hermano que más quiero
(Fuente: Ortega Castejón, 2011b)

Están tocando a oración


las campanas de la ermita,
y yo empujando un vagón
cargao de plomo y pirita
en la mina La Ocasión
(Fuente: García Gómez, 1993)

Ve y dile al malacatero,
que no se asuste por ná;
que amaine el esportón ligero,
que con la pata quebrá,
sube Pepe el Pedricero
(Fuente: García Gómez, 1993)

En Portmán existe un tajo


que lo trabaja el Trinquete,
el Curica y el Raspao,
y va a mejorar de gente:
¡mañana engancha el Tiznajo!
(Fuente: García Gómez, 1993)

De cuatro hermanos que somos,


tres han perdío la vida
entre el barreno y el plomo,
bajo el suelo de Herrerías,
y en la mina de los Momos
(Fuente: García Gómez, 1993)

A San Julián y Galeras


he subido más de un día
a cantar cartageneras
mirando la sierra mía
de nostalgias marineras
(Fuente: Navarro e Iino, 1989)

3.5. Consideraciones sobre el trabajo del minero y el conflicto obrero

Las condiciones laborales del minero eran muy precarias. Los accidentes y
muertes, las secuelas en la salud y el cuerpo, los casos de viudez y orfandad

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eran tan dramáticos, que fueron foco importante del movimiento obrero
regional que tenía en una mayor equidad de la remuneración del trabajo del
minero y de las ganancias del empresario, seguros y sanidad, el pago en
efectivo y no en vales, etc.

Con los vales que me dan,


Cuando en la mina me entierro,
en mi casa falta el pan,
yo valgo menos que el perro
del malnacio de Don Juan
(Fuente: López Martínez, 2006)

Pobre peón de tercera,


qué poca herencia dejó,
para el aire una minera,
y al hijo que abandonó,
ni su puesto en la cantera
(Fuente: López Martínez, 2006)

Mal dolor les dé a los vales,


y al borde que los crió,
que por no pagar con reales,
aún estoy soltero yo
(Fuente: García Gómez, 1993)

Con treinta y cuatro quintales


que has sacao del garbillo
te pones a darme un vale,
para la tienda El Vivillo
que es más ladrón que Pernales
(Fuente: García Gómez, 1993)

3.6. Consecuencias personales y ambientales de la minería

La minería dejó tras de sí gran cantidad de tuertos, mancos, cojos, sordos,


“emplomaos”, enfermos de silicosis, mineros muertos, viudas, huérfanos y
pobreza. También, espacios alterados y contaminados, siendo el ejemplo de la
Bahía de Portmán el más significativo. De todo esto también se hacen eco estas
letras, sirviendo de documento de primera mano al arqueólogo contemporáneo
y al investigador en general.

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Trabajando yo en una mina,


vi desprenderse un peñón,
le dio muerte a mi hermano,
qué sufría mi corazón, ay, ay,
en ver de que yo no pude levantar el aguilón
(Fuente: Ortega Castejón, 2011b)

Date prisa, tartanero,


por llegar pronto a La Unión,
que en el hospital del minero
se está muriendo mi hermano
de la explosión de un barreno
(Fuente: García Gómez, 1993)

Se puede llamar viuda


a la mujer del minero,
que trabaja el día entero
cavando su sepultura
(Fuente: García Gómez, 1993)

A los barcos de Portmán


se los llevó la marea
de una negra tempestad.
Y, ahora, sin rumbo navegan,
Entre olas de mineral
(Fuente: García Gómez, 1993)

Quiero hacer fuerza y no puedo,


siento de la muerte el frío,
no me abandones Dios mío,
porque queda otro barreno,
entre el escombro perdío
(Fuente: Ortega Castejón, 2011a)

Me llaman el emplomao
por llevar plomo en la sangre.
¡Qué no hará un hombre casao
Por sacar a tó su enjambre
Y dejarlo colocao!
(Fuente: García Gómez, 1993)

Tengo sílice en el pecho,


manganeso en la garganta,

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todo mi cuerpo maltrecho,


y el cante mi mal espanta,
soy minero de El Estrecho
(Fuente: López Martínez, 2006)

4. Consideraciones finales
Finalmente, sólo queda resaltar, otra vez, que no se puede comprender la
labor del arqueólogo contemporáneo, ni de la Arqueología pensada desde hoy,
sin incorporar lo musical como patrimonio que directa e indirectamente
documenta la sociedad contemporánea y las huellas que deja en el espacio y el
recuerdo. Que excavar música es una labor de arqueólogo es fácilmente
comprensible cuando vemos que, para tiempos contemporáneos, el arqueólogo
ha de “excavar” también desde el archivo, desde la hemeroteca, desde la
filmoteca, desde cofradías y espacios de reunión de trabajadores jubilados, etc.
Entendemos así que, el arqueólogo de hoy que se ocupe de tiempos
contemporáneos, más que un Indiana Jones, es una mezcla de arqueólogo,
historiador, antropólogo, arquitecto, ingeniero y geógrafo, cuyo único fin es
comprender de forma unitaria la sociedad humana contemporánea, y qué duda
cabe que la narración de ésta escrita en notas musicales es muchas veces más
impactante, instructiva y sentimental, que la narración hecha en piedra y acero.
Y todo esto porque, al final, la única labor de la Arqueología Contemporánea es
documentar, describir, analizar, interpretar, poner en valor y difundir un
patrimonio contemporáneo (material, inmaterial y paisajístico) y la sociedad
contemporánea con la que está relacionado, sirviéndose de todas las
metodologías, disciplinas y fuentes a su alcance. Estudiar la contemporaneidad
sin tener en cuenta la música y lo que ella nos cuenta es estudiar una sociedad
contemporánea de forma incompleta.

De esta forma, los cantes mineros dicen mucho del periodo


contemporáneo, del ambiente laboral, del ocio y la vida cotidiana de un entorno
industrial como el de la Sierra Minera de Cartagena-La Unión, por lo que es

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obligación del investigador contemporáneo tener en cuenta (directa o


indirectamente), lo que estos cantes nos dicen. Solamente hemos de tener
algunas precauciones a la hora de analizar estas letras como documento
histórico-arqueológico. De las más importantes, el tener presente que hay que
distinguir entre las letras “genuinas”, que documentan el ambiente social,
laboral, económico, político, religioso y cultural de fines del siglo XIX y
principios del XX (época de auge de los cantes mineros y de la minería, base de
un entorno como el de la Sierra de Cartagena-La Unión), de las letras creadas
por y para los concursos, festivales y actuaciones nacidos con posterioridad al
auge de la minería y estos cantes, y en muchas ocasiones, relacionados con el
Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión. Las precauciones
sirven para separar lo que es un topos, un motivo, frases y estructuras recogidas
del recuerdo, y lo que son datos extraídos de letras antiguas y contemporáneas
a los sucesos que narran, y cuya utilidad histórica es mayor. Ello no quita que,
aun siendo inventadas, transformadas, etc., estas letras no informen, desde el
recuerdo, de ambientes, estructuras, elementos materiales, lugares, etc.,
igualmente válidos para la investigación histórica, aunque, lógicamente,
muchos de los datos precisos no sirvan objetivamente.

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