Anormalidad Psiquica
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Anormalidad Psiquica
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Revista de Filosofía / Armando Roa
• Kurt Schneider. Las personalidades psicopáticas, pp. 18 y 19, Ed. Morata, Madrid, 1948.
•• F. Gonseth, ensayo cit., p. 245.
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ción hacia un objeto (sin que sea preciso entender por tal una reali
dad) u objetividad inmanente. Todo fenómeno psíquico contiene en
sí alguna cosa a título de objeto, pero cada uno lo contiene a su manera.
En la representación es alguna cosa que es representada, en el juicio
alguna cosa que es admitida o rechazada, en el amor alguna cosa que
es amada, en el odio alguna cosa que es odiada, en el deseo alguna cosa
que es deseada, y así sucesivamente.
"Esta presencia. intencional pertenece exclusivamente a los fenóme
nos psíquicos. Ningún fenómeno físico presenta algo semejante. Nos
otros podemos, pues, definir los fenómenos psíquicos diciendo que son
los fenómenos que contienen en ellos intencionalmente un objeto" •.
En la inoperancia de la psicología tradicional dentro de la psiquia
tría, ha inf�uido también su carácter atomístico; era un supuesto que
ideas, percepciones, juicios, sentimientos y deseos se engendran aislada
mente entrando más tarde en contacto gracias a especiales operaciones
de. síntesis comparadas por Guillermo Wundt de una manera muy
gráfica a las síntesis químic;as.
El psiquiatra puede descubrir en efecto alteraciones en cada una
de las funciones psíquicas cuando se trata de psicosis, pero en la ma
yoría de las neurosis y de los trastornos psicosomáticos el análisis por
separado revela al contrario sorprendente normalidad.
Por eso cuando en el curso del desenvolvimiento histórico de la
psiquiatría las neurosis adquirieron una importancia igual o superior
a las psicosis (dado su número), la psicología atomista dejó impercep
tiblemente de �er considerada y hubo de recurrirse a otros arbitrios;
uno de ellos, de prolongada resonancia, fue el de Janet y Freud, quie
nes supusieron que si bien en una neurosis en las capas visibles de la
psique puede no descubrirse ningún trastorno, ellos se encuentran en
zonas subterráneas inconscientes.
Pero una psicología estructuralista como la intentada en gran
estilo por Guillermo Dilthey y en la cual lo decisivo es ]a armonía
entre las diversas funciones, de tal modo que el desarrollo exorbitante
de algunas no marchite a las demás, permite descubrir aun en las neu
rosis, graves desórdenes; así en los histéricos la imaginería y la necesi
dad de figuración y afecto excesivos inhiben a las funciones psíquicas
encargadas del trato real con las personas ó las cosas llevándolos a suce
sivos fracasos cuando la vida los obliga a entrar en contacto con ellas;
• Francisco Brentano: Psychologie du point de vue empirique, pág. 102. Ed. Aubier,
Paris, 1944.
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