Unidad 1 Tema 1.5 La Cultura de La Ilustración y Las Ideas de Gratuidad, Obligatoriedad y Universalidad 1780 - 1821

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UNIDAD 1 TEMA 1.

5 LA CULTURA DE LA ILUSTRACIÓN Y LAS IDEAS DE


GRATUIDAD, OBLIGATORIEDAD Y UNIVERSALIDAD 1780 - 1821
La historia de la educación en nuestro país ha sido abordada en varios de sus aspectos y
momentos, aunque todavía falta mucho por historiar. En lo que se refiere a la producción
historiográfica para el período de transición -finales de la época colonial y principios del
periodo independiente-, se han realizado estudios que examinan; la relación entre el
"sistema" educativo y el político, las reformas educativas, la educación superior, las
escuelas para indios y mestizos, la educación para mujeres, la enseñanza del castellano y
los contenidos y procedimientos de enseñanza, entre otros.
No obstante, no he localizado ninguna obra publicada que de manera explícita haya
revisado el proceso de elaboración de las ideas de educación pública, gratuita, secular y
obligatoria en los albores del siglo XIX. Estas nociones, más bien, han sido consideradas
y reflexionadas en el contexto de investigaciones más amplias y con otros propósitos. La
autora que ha investigado y escrito más obras sobre historia de la educación a fines de la
época colonial es Dorothy Tanck, investigadora del Colegio de México. En sus libros,
artículos y ensayos hace referencia a estas ideas derivadas de ese ambiente ilustrado
que vivieron las sociedades europeas y también las americanas en la segunda mitad del
siglo XVIII.
La autora ha analizado el proceso seguido por el gobierno español para ejercer un papel
más activo en el terreno de la educación. En lo que respecta a la educación primaria.
Dorothy Tanck ha explicado las estrategias utilizadas por la Corona y sus representantes
en la Nueva España para aumentar el número de escuelas de primera enseñanza
supervisadas por la autoridad civil. Con esto, además de lograr un control más directo
sobre el establecimiento y financiamiento de escuelas de castellano y primeras letras, la
corona mediante sus virreyes y otros funcionarios promovió una serie de reformas que
permitieron una mayor participación de los ayuntamientos y los pueblos de indios en la
promoción de la enseñanza y la fundación de escuelas gratuitas.
En varios ensayos Dorothy Tanck, analiza preceptos y conceptos educativos contenidos
en la Constitución Española de 1812 y otros reglamentos posteriores, comparándolos con
los primeros ensayos educativos mexicanos. Señala que aun cuando existen variaciones
en la definición de algunos términos, en unos y otros se destaca el papel que el Estado
debe tomar en la administración, reglamentación y uniformación de la educación impartida
en planteles financiados por el gobierno y en la supervisión de la instrucción impartida por
la Iglesia y agrupaciones gremiales. Generalmente, sin embargo, después de 1814, el
gobierno no suele intervenir en las escuelas de los particulares. De este modo, las leyes y
reglamentos dictados por el gobierno español entre 1810 y 1821 constituyen la base para
la educación de los primeros años del México independiente.
Entre otros historiadores Anne Staples, Mary Kay Vaughan y Francois Xavier Guerra,
también han destacado la continuidad de las ideas educativas de finales de la época
colonial y primeras del período independiente: los procesos de secularización,
uniformación de la educación impartida por el Estado, promoción de una enseñanza
gratuita para las clases populares, supervisión por parte del Estado de las escuelas
financiadas por el gobierno y de la Iglesia, etcétera. Estos esfuerzos - más en el plano de
lo normativo- estaban dirigidos a lograr una ciudadanía instruida y consciente de sus
obligaciones civiles y de sus derechos, aun cuando en la práctica, subrayan, existía un
abismo entre las ideas, lo que se legislaba y la realidad que se vivía.
Francisco Larroyo, en Historia Comparada de la educación en México nos ofrece un
panorama amplio de la historia de la educación en México, desde la época prehispánica
hasta la década de 1980. Sin embargo, en los capítulos en los que aborda la educación
superior y elemental de finales de la época colonial, destaca la importancia del
movimiento ilustrado del S. XVIII en las reformas educativas, que inician en la Nueva
España.
Según Larroyo, las ideas filosóficas provenientes de España y otros países europeos
llegaron a México en las postrimerías de ese siglo, y el resultado de estas ideas y de las
iniciativas de la Corona española, fue la puesta en marcha de algunas reformas
educativas importantes; por ejemplo, la creación de instituciones auspiciadas por
particulares o que nacen y funcionan bajo la tutela del gobierno y no del clero. Asimismo,
al interior de las instituciones establecidas y sostenidas por el clero, los más destacados
intelectuales y filósofos de la Compañía de Jesús promovieron la modernización de los
estudios, en los cuales se empieza a considerar la ciencia moderna como la base de la
educación superior. A diferencia de la educación superior, la enseñanza elemental, afirma
el autor, sólo recibió un impulso legislativo, dado que en la práctica poco se avanzó.
Por último, pero reconociendo que existen otros autores que se han ocupado de estas
mismas cuestiones, hago un breve comentario a las aportaciones que Ernesto Meneses
Morales nos ofrece en su libro, Tendencias educativas oficiales en México 1821-1911. En
éste, el autor describe los diversos proyectos y reformas educativas, planes y programas
de estudio en México entre principios del siglo XIX y el porfiriato. En la primera parte del
libro expone una breve, pero interesante síntesis del movimiento ilustrado que floreció en
varios países europeos, así como en la Nueva España. También nos introduce a lo que él
llama "los modelos europeos de la educación nacional". En esta parte de la obra, subraya
algunas aportaciones de educadores como Rousseau, Pestalozzi, Herbart y Fröbel, cuyas
ideas no sólo fueron conocidas por los ilustrados mexicanos, sino que sirvieron de
inspiración a los educadores y maestros, especialmente en la segunda mitad del siglo
XIX.
Asimismo, su conocimiento de los diversos ensayos educativos y de las opiniones
vertidas en la prensa, le permitió al autor ir explicando como las ideas sobre educación
gratuita, obligatoria se fueron afianzando entre los mexicanos, cuando se reconoce que la
educación es necesaria en toda forma de gobierno, que requiere de ciudadanos
ilustrados, para ejercer sus derechos y cumplir obligaciones, y que si bien no es preciso
que todos tengan la misma educación si es necesario que todos adquieran alguna, en
tanto que cada uno contribuye de distinta forma a "la felicidad común".
En resumen, las contribuciones de orden teórico y empírico al conocimiento de los
procesos educativos -continuidades y cambios- de finales de la época colonial y principios
del periodo independiente, por parte de los autores mencionados son muchas. Sus
estudios nos ilustran acerca de las primeras medidas tomadas por los reyes borbónicos
para promover e introducir reformas educativas en la Nueva España en los niveles
elemental y superior, apropiadas a una sociedad en proceso de secularización, asimismo
hacen referencia al papel que liberales y conservadores, después de la independencia le
asignan a la escuela, como un medio infalible en la formación del ciudadano.
En el presente artículo aprovecho esas aportaciones para comprender mejor ese
momento de transición de las ideas y de las prácticas educativas de finales del XVIII y
principios del XIX. También las utilizo para acercarme al estudio de un tema que me
resulta de la más interesante; la génesis de la noción de educación pública, entendida en
el México de hoy como gratuita, laica y obligatoria.
La necesidad de establecer un diálogo entre el pasado y el presente que nos permita
observar los cambios y permanencias de visiones y configuraciones que hemos llegado a
reconocer en el actual sistema educativo mexicano, me han llevado a profundizar un poco
más en los antecedentes y el contexto en el cual se plantearon y discutieron por vez
primera, entre otros, temas relativos al deber del Estado en el fomento de la educación
pública, la relación entre educación y orden social, la secularización del Estado, la
concepción de la escuela como un espacio en el que mediante la enseñanza de la lectura,
escritura, aritmética, doctrina cristiana y el catecismo civil se terminara con "la barbarie", y
se diera paso a la civilización.
Aunque en el título el período queda comprendido entre los años de 1780 y 1821, de
antemano sabemos que las ideas, creencias y esperanzas no surgen ni se consolidan en
un momento concreto y determinado, sino que más bien se trata de procesos de larga
duración. Sin embargo, es entre 1780 y 1821 que estas ideas en torno a la educación se
empezaron a difundir y a popularizar tanto en España como en la Nueva España.
Los principios que rigen el actual sistema educativo nacional en México se sintetizan en el
Art. 3°. Constitucional. En este quedan comprendidos su orientación, contenidos, valores
e ideales que se anhelan para el pueblo mexicano. La educación se concibe como una
función básica para la construcción de una sociedad libre y un Estado Soberano, como
medio esencial para la formación, el desarrollo y la transformación de la sociedad
mexicana y como factor determinante en la transmisión de conocimientos y de cultura y
de la solidaridad social. Los conceptos de laicidad, gratuidad, obligatoriedad, libertad y
democracia definen la educación y guían las decisiones educativas que se toman desde
el Estado. El Artículo 3° establece que "Todo individuo tiene derecho a recibir educación.
El Estado -Federación, Estados, Municipios- impartirá educación preescolar, primaria y
secundaria. La educación primaria y la secundaria son obligatorias". Define la educación
pública que ha de impartir el Estado, como nacional y democrática y "tenderá a desarrollar
armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él a la vez el amor a
la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la
justicia".
Asimismo, queda expresado que en las escuelas públicas no se enseñe ninguna doctrina
religiosa y se luche contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y
los prejuicios. En este sentido, por un lado, la escuela pública actual es una respuesta a la
obligación del Estado de ofrecer educación básica gratuita a la población, particularmente
de escasos recursos que no están en posibilidades de asistir a escuelas particulares, y
por otro, es a través de ella que se pretende una educación básica integral pensada más
como una inversión social redituable para el individuo y la colectividad.
El Estado mexicano se ha valido de los principios de obligatoriedad y gratuidad,
elementos esenciales del actual sistema educativo mexicano, para hacer llegar la
educación básica al mayor número posible de mexicanos. Sin embargo, la obligatoriedad
y la gratuidad, como lo sabemos, sólo se han cumplido parcialmente para aquellos
sectores desposeídos de nuestra sociedad, porque como lo ha señalado Olac Fuentes, "el
sistema escolar no ha representado la democratización educativa ni ha alcanzado de
manera uniforme a la población del país".
En este artículo no se pretende cuestionar esta realidad, sino mostrar que los elementos
básicos de la concepción de educación y escuela pública, que predomina en nuestro país
y que orienta las políticas educativas, así como las acciones que se toman para cumplir
con los fines primordiales de la formación de las nuevas generaciones, tienen una historia
y son producto de una historia que inicia varias décadas antes de que se redactara el
artículo tercero de nuestra Carta Magna de 1917.
En las últimas décadas del Siglo XVIII, surgieron en España nuevas ideas que
representaban cambios importantes en la concepción de educación; se empieza a insistir
en la idea de la educación como panacea de todos los males de una sociedad, en lo
colectivo y en lo individual, además de representar para aquellas élites ilustradas, el
progreso y transformación de la sociedad. La educación comienza a concebirse como un
medio importante en la adquisición de un sentimiento "patriótico" en un doble sentido;
amor a la patria y amor a los gobernantes cuando fuesen justos y bondadosos. La idea de
una escuela pública y gratuita para todos y de un Estado que se ocupara de promoverla,
de su organización y administración y financiamiento, comienzan a permear el
pensamiento de la sociedad civil. Estas ideas se defienden cada vez con más fuerza
conforme se va arribando al siglo XIX, y para el caso de la Nueva España se acerca al
momento de su Independencia.
El presente trabajo se limita a dar cuenta de tres factores que desde mi punto de vista
influyeron fuertemente en la concepción y desarrollo de la educación pública en México en
los siglos XIX y XX, particularmente en lo que corresponde a la educación primaria: A. El
movimiento ilustrado de fines del XVIII; en este punto se rescatan solamente algunas
ideas de este movimiento a la luz de ciertas figuras que mostraron gran preocupación por
la educación formal del pueblo, B. El control e intervención directa del Estado español en
la educación y C. Iniciativas y propuestas educativas emanadas en la Nueva España.
La Ilustración fue un movimiento en el que se dio de todo, se especuló, discutió y escribió
de todo; "desde los principios de las ciencias hasta los fundamentos de la religión
revelada, desde los problemas de la metafísica hasta los del gusto, desde la música a la
moral, desde las disputas teológicas hasta los problemas de la administración y del
comercio, desde la política hasta el derecho de gentes y el derecho civil". En este
contexto de nuevas tendencias la educación llega a considerarse como la clave, que por
una parte permitiría la difusión de este concierto de ideas más allá de los círculos elitistas
en los que se generaban y promovían, y por otra preparar y adiestrar para el trabajo, dado
que finalmente sería éste el que coadyuvaría a solucionar los problemas de cada una de
las naciones en lo particular.
En España y Nueva España dentro del ámbito general de América, penetraron y se
difundieron las ideas de los pensadores de otras naciones europeas, pero condicionadas
y adaptadas a la realidad española y novohispana. En España, más que entender a la
Ilustración como una corriente, hay que pensarla como un modo de ser y como un modo
de vida. Esta se comprende a partir de lo que se hace y pretende hacer en lo económico,
lo político y lo social y cultural. En este sentido la ilustración también significa promover el
mejoramiento de la agricultura, impulsar la actividad comercial, procurar, por parte del
esfuerzo, del Estado la felicidad de la sociedad, tener un lenguaje común, asumir a la
mujer como un ser que también merece la felicidad, promover la educación en cuanto a
hacerla extensiva a toda la sociedad. La ilustración también se manifiesta en las reformas
administrativas, sociales y educativas que se introducen en España y en ese enorme
territorio llamado de Indias.
Por otra parte, desde una perspectiva ideológica, se ha apuntado que en la Nueva
España hubo muy poco ilustrados, pero si la asumimos como un levantar a la nación;
mejorar la industria, hacer útil al individuo a través de la educación, entonces vamos a
encontrar a muchos ilustrados que lograron una sociedad ilustrada; los encontramos entre
los mineros, comerciantes, hacendados, funcionarios y hombres de iglesia. Entre ellos
encontramos a muchos hombres que estaban convencidos de que la buena instrucción
salvaría a los pueblos de la ignorancia y la miseria y contribuiría al progreso y a la
felicidad de la sociedad en su conjunto.

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