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Viviendo las prioridades correctas

“Hago lo que sea para difundir la Buena Noticia y participar de sus bendiciones. ¿No se
dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero sólo una persona se lleva el premio?
¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para
ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por
eso yo corro cada paso con propósito. No sólo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo
como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo
que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.”​ (1Cor.9:23-27) NTV.

“Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios sino como sabios. Saquen el
mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos. No actúen sin pensar, más bien
procuren entender lo que el Señor quiere que hagan”​ (Ef.5:15-17) NTV.

Si queremos que un auto ande por mucho tiempo y nos lleve a donde queremos llegar es
importante que le hagamos el mantenimiento debido. Podemos andar con el auto por un
buen tiempo sin cambiarle el aceite, sin revisar los frenos y sin hacer muchas cosas
necesarias y disfrutar el auto. Como sea, llega un momento que el auto no va a andar como
queremos que ande porque no lo cuidamos debidamente. Cuando pensamos en el tema del
mantenimiento, entonces debemos reconocer que hay cosas que en el proceso son vitales y
otras que son más bien secundarias. Las cosas vitales no pueden ser descuidadas para nada,
si no queremos experimentar un desastre o un accidente.

Igualmente en la vida personal, como en la vida familiar, como en el ministerio, se

requiere de cosas que ayudan a mantener la vida, la familia y el ministerio marchando
y avanzando​. Si se descuidan ciertos elementos que fortalecen la vida, entonces puede ser
que caminemos por un momento, pero llegará el instante en que las cosas colapsen y se
experimente el triste desastre.

Otro ejemplo es ​el de una batería​. Una batería puede funcionar por cierto tiempo,
pero si no es cargada cuando lo necesita, deja de servir; el poder desaparece, y no
puede dar lo que se espera que suministre. Hay además cosas que contribuyen a que
una batería se descargue con mayor rapidez de lo normal, así como también hay
maneras correctas para cargar una batería. La vida espiritual, emocional y física de
una persona puede compararse con una batería que tiene que ser cargada a su debido

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tiempo para que no deje de funcionar o para que no llegue al punto que funcione,
pero con ciertas fallas.

En este módulo vamos a estudiar aquellos asuntos que ‘descargan nuestras baterías’ y
cuales son las cosas que nos ayudan a darle un buen mantenimiento a nuestra vida personal
y a nuestro matrimonio, para que así podamos correr la carrera que tenemos para correr y
disfrutar de la vida como Dios quiere que la disfrutemos.

Cuidando la vida personal, familiar y ministerial

Para vivir una vida que marca la diferencia, que en la carrera de la vida y del
ministerio no se quema, debemos considerar el lugar que nosotros le damos a ciertos
asuntos en nuestro diario vivir.​ En ese orden de ideas, es sumamente importante
considerar qué es lo que vamos a poner en primer lugar, qué es lo que más valoramos en la
vida y cuáles son las prioridades que viviremos para fortalecer la vida personal, el
matrimonio, la familia y el trabajo, y para que cada una de esas áreas sea todo lo que puede
llegar a ser.

Como cristianos debemos cuidarnos en cuanto a la manera cómo vivimos nuestra vida.
“Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”​ (Ef.5:15-16) NBLA.

Al hablar de prioridades no hablamos solamente de dejar los pecados (Proverbios 28:13)

tampoco conformarnos con solamente hacer lo bueno y guardarnos de seguir la corriente de
este mundo.; sino que ​se trata de escoger lo mejor de Dios para la vida​.
Así que debemos estar atentos a cómo organizamos y vivimos nuestra vida. ​La manera
como vivimos nuestra vida hace que seamos un impacto en este mundo​. También
debemos usar el tiempo de tal manera que hagamos lo mejor de él.

No hay garantía para que un creyente o líder no caiga en el error de cambiar el orden
de las prioridades en su vida,​ descuidando su vida y matrimonio, y llegando a estar
enfocado en lo que no tiene mucho valor. Hay que estar siempre alertas y pendientes de
hacer la voluntad de Dios, ya que solamente entenderla no significa que automáticamente
se esté cumpliendo con ella.

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Todos usamos algún sistema para determinar nuestros valores y nuestras prioridades
por las cuales vamos a luchar​. La Biblia no solamente nos da metas que debemos
alcanzar, sino también nos muestra cuáles son valores firmes y las prioridades que debemos
tener en cuenta para nuestra vida. Observar las prioridades correctas produce un estilo de
vida sano y cumplidor de los propósitos divinos.

Por ejemplo, tenemos plasmada en Mt.6:33 la que Dios califica como una de Sus
prioridades: ​“Mas buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y el resto les será
añadido”.​ Esta cita Bíblica muestra claramente que el Reino de Dios y Sus asuntos deben
ser nuestra preocupación antes que aquellos asuntos como son la comida, el vestido y el
techo. El preocuparnos por aquellas cosas de las que Dios se quiere ocupar puede ser muy
desgastante para nosotros. También es muy desgastante invertir tiempo y energía en cosas
que nosotros a la final no podemos controlar.

Según Mt.6 podemos examinar, a la luz de la Biblia, las prioridades que nosotros tenemos
hoy en nuestra vida, y podemos preguntarnos:
● ​¿Por cuáles cosas me preocupo o me afano más en la vida?​ (Mt.6:25-34). Muchas
veces nos afanamos por cosas que no son tan importantes. Especialmente notamos
que tenemos problemas en esta área cuando tememos perder lo que tenemos o
cuando existe la posibilidad de perderlo.
● ¿En qué cosas invierto más tiempo?​ ​(Mt.6:31-32). Si usamos mucho de nuestro
tiempo para ver las redes sociales o la TV, para leer, para estudiar, para trabajar,
para servir a la comunidad, esto nos dice algo -bueno o malo- sobre nuestras
prioridades. Invertimos tiempo en aquello que es importante para nosotros.
● ¿En qué cosas gasto mi dinero?​ (Mt.6:19-24.32-33). La manera como usamos
nuestro dinero y recursos también revela mucho sobre nuestras preferencias, valores
y prioridades.

Importante notar: Jesús no dijo que todo lo mencionado arriba carece de importancia en la
vida, pero Él sí quiere que confiemos en Dios (Mt.6:32-33).

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Reflexión
¿Qué personas o actividades descargan de manera especial sus energías
emocionales, espirituales y físicas? ¿Por qué cree que eso es así?

¿Qué cosas ayudan a que sus ‘baterías’ personales sean recargadas?

¿Cómo está viendo afectada su vida, su matrimonio y la efectividad de su ministerio

por el orden que usted está dando a sus prioridades?

Primera prioridad – mi relación con Dios

Después de leer ​Ef.5:15 a Ef.6:20​ podemos ver que el apóstol Pablo sigue un orden en lo
que él cree que se debe poner atención cuando se trata de hacer la voluntad de Dios. Aquí la
Escritura muestra áreas de la vida a las que se les ha de hacer el mantenimiento debido para
llegar bien al final de la carrera, cumpliendo la voluntad de Dios. Muestra primero cómo es
que podemos permanecer en ​una relación íntima con Dios y vivir una continua llenura
del Espíritu Santo​ (​Ef.5:18-20​). El apóstol Pablo propone, como primer asunto al que le
debemos invertir, el tener una constante y sana conexión con Dios.

Lo que enseñó Jesús:

Alguien le preguntó a Jesús cuál es el mandamiento más importante que se debe tener en
cuenta en la vida. Leamos la respuesta de Jesús: ​“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento
de la ley? Y Él le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a
éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la
ley y los profetas”​ (Mt.22:36-40). De esta cita en Mt.22:36-40 aprendemos qué es lo que
Dios estima de suma importancia. Jesús muestra aquí claramente ​Sus prioridades​:

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● Dios es más importante que los hombres.

● Los hombres son más importantes que las cosas. Esto tiene significado práctico para
nosotros. Por ejemplo: Podemos decir que no tiene valor el hacer plata, el tener una
casa propia y el tener títulos, si eso hace que perdamos la familia o valiosas
relaciones interpersonales.

Las prioridades que vivió Jesús:

Jesús vivió las prioridades arriba mencionadas ​y puso su relación con el Padre sobre
cualquier otra relación personal y aun sobre el ministerio que debía cumplir durante su
estadía en la tierra: Lc.2:49 / Mr.1:35 / Lc.6:12-13 / Mr.6:46 / Jn.6:15.
Jesús aprendió a decir “no” al mundo, para decirle “sí” a Su Padre - aun así tuvo suficiente
tiempo para hacer lo que el Padre le mandó que hiciera. Nosotros también debemos
aprender cuándo y a qué decir “no” para poder cuidar diariamente nuestra relación con
Dios.

A los ojos de Jesús, el mantenimiento de nuestra relación con Dios tiene una prioridad más
alta que el mismo ministerio – aun si es servicio para Él o Su iglesia. ​La historia de Marta
y María​ lo demuestra claramente (Lc.10:38-42).
La relación con Dios debe ser cuidada, no se da ni se mantiene automáticamente​. Si
nuestra relación con Dios no es buena, esto va a afectar también la relación con el prójimo.
La persona desenfocada comienza a dar vueltas alrededor de sí misma. ​Podemos amar al
prójimo porque recibimos primero el amor de Cristo​ (1Jn.4:19). Si no experimentamos
el amor de Dios, difícilmente podremos amar al prójimo, seremos más bien egocéntricos.

Claro está que nuestro tiempo con Dios no lo podemos usar como excusa para no ayudar al
prójimo (Lc.10:25-37). ​Cuando ponemos a Dios en primer lugar, va a crecer el sentir
de responsabilidad por el prójimo​. Es interesante notar que el pecado hacia el prójimo lo
venimos a ver muy bien en el momento que nos acercamos a Dios (Mt.5:23-24).

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Las prioridades de los apóstoles:

El apóstol Pablo le recomienda a Timoteo ​que cuide primero de sí mismo y del
ministerio.​ Notamos que el apóstol Pablo menciona el ministerio después del cuidado
personal (​1Tim.4:13-16​ / Hch.20:28 / Hebr.12:15).
El cuidado personal ​comienza al ocuparnos de nuestra vida espiritual personal. El
crecimiento espiritual​ constante impide que fracasemos (2Pe.1:3-11).
Para poder ministrar bien en la iglesia el primer requisito es un ​carácter que está siendo
cambiado​; la vida personal debe estar en orden (1Tim.3:1-7). Los discípulos practicaban
este orden de prioridades en su vida (Hch.13:1-3).

Algunas consideraciones del Antiguo Testamento:

Antes que cualquier cosa, Dios quiere que seamos un pueblo de adoradores
(Ex.20:1-6 / Dt.6:4-5,13-15). ​Abraham era constructor de altares​ y llegó a ser el
padre de muchas naciones. ​Moisés se acercó descalzo​ a la mata ardiente y llegó a
ser el libertador del pueblo de Israel – vemos que, como ellos, primero hemos de
tener un encuentro con Dios para poder llevar a cabo la obra de Dios. ​Daniel se
arrodilló delante de Dios​ y llegó a influir grandemente en el reino.

En el caso del matrimonio leemos en Ef.5:21-33 que el hombre puede santificar a la esposa
por medio de la Palabra de Dios. Jesús se santificó para santificar a Sus discípulos
(Jn.17:19). Igual si un hombre se santifica por medio de la Palabra de Dios y Su Espíritu, va
a dejar huellas en la vida de su familia. Por eso es que todo varón que quiere ser verdadero
hombre como Dios lo espera de él, debe comenzar a mejorar su relación con Dios. Así es
cómo va a influir en la familia para vida y cumplirá con el oficio que Dios le encomendó
como cabeza de la esposa.

Pasos prácticos:
El camino hacia una espiritualidad contagiosa y satisfactoria es el camino de las disciplinas
cristianas. Hablamos de aquellas disciplinas que nos acercan a Dios y que todo creyente
puede practicar.

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Las disciplinas cristianas no son la meta o el fin, son el medio para alcanzar el fin.​ El
fin es una vida llena del Espíritu Santo que está marcada por un crecimiento sano en amor,
en intimidad con Dios y en el servicio de los unos para con los otros.
Las disciplinas cristianas son la clave para el crecimiento espiritual, igual como se requiere
de disciplina para alcanzar metas en el deporte, en el arte, en la profesión, etc. Para madurar
espiritualmente se requiere practicar las disciplinas espirituales.
Es importante entender y aclarar que la vida con Dios no consiste en una serie de eventos o
programas que cumplimos para estar bien con Él. La vida con Dios ​es más bien un estilo
de vida que afecta profundamente todas las áreas de mi vida​, mi relación con Dios, mis
relaciones con otros y mi servicio a Dios. Dios está interesado en nuestra vida completa y
no solamente en algunas partes o compartimentos de ella.

La meta es que el mundo note que hemos estado con Jesús. ​De ahí parte el resto de la
vida (Hch.4:13). A veces queremos ser identificados como cristianos porque cumplimos
ciertos rituales o ceremonias (​La mayoría de las enseñanzas de los Rabinos en tiempos
de Jesús se enfocó en la dieta, en la circuncisión y en el guardar el Sabbat – legalismos
o cosas exteriores que los distinguía en cierta manera​), pero Dios quiere que estemos
conectados con Él, que nuestra vida sea transformada, nuestro corazón cambiado.
Definitivamente: ​La gente debe ver que hemos estado o que estamos con Jesús.

Si la meta es una vida transformada ¿por qué entonces toleramos que precisamente esa vida
nos falte en la iglesia y en lo personal? ¿Qué es entonces lo que impide que la gente
experimente la transformación de su vida? ¿Será que toleramos la mediocridad porque el
cambio significa mucho trabajo y porque requiere de honestidad personal? ¿Será que es
más fácil cumplir con algunos ritos y ceremonias que trabajar en cambios profundos
generados por el poder del Espíritu Santo?
Es verdad que a veces no vemos los resultados de los cambios inmediatamente y nos
desanimamos. Además, fallamos en entender que ​el cambio​ ​es un proceso​ (2Cor.3:18).
Pero al final de cuentas el asunto es cuestión de obediencia (Mt.28:18-20) y si no estamos
dispuestos a obedecer los mandamientos de Jesús, entonces la vida cristiana puede ser una
farsa.

El apóstol Pablo habla de una carrera que hay que saber correr para llegar bien al
final ​(1Cor.9:24-27)​, y es necesario un cierto ejercicio (​gumanzo)​ para ver cambios
(1Tim.4:7-8). Las citas aquí mencionadas hablan que hay que ir más allá de solo tratar de
cambiar, hay que entrenar y disciplinarse en ello. El entrenamiento consiste en organizar la
vida alrededor de ciertas prácticas o disciplinas que le dan las fuerzas para hacer lo que

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usted, de otra manera, no podría hacer con un esfuerzo directo. No podemos correr una
maratón sin haber primero entrenado. Una persona disciplinada es una persona que es capaz
de hacer lo que se requiere hacer cuando se necesita que se haga.

¿Cuáles son entonces esas disciplinas​ que nos pueden ayudar en nuestro caminar cristiano
y que ayudan a ver cambios en la vida, en la familia, en las relaciones, en el ministerio
cristiano?

1. Leer ​la Biblia​ y meditar en las verdades de Dios es clave para poder crecer en
nuestra relación con Dios (Sal.1:1-3 / Jos.1:8 / Stg.1:22-25 / Sal.119 / Mt.7:24-27).
La idea no es la de leer por leer y cumplir así con una obligación. Si queremos
entender la Verdad de la Biblia y ver cómo ésta nos hace libres (Jn.8:31-32) es
necesario buscar la ayuda del Espíritu Santo, que la leamos y la estudiemos con el
deseo de encontrar respuestas a nuestras preguntas. Debemos dejar que ella nos
hable, nos confronte, nos corrija, nos instruya, y que la apliquemos, esto es que la
obedezcamos (2Tim.3:16).
2. La oración​ fortalece la comunión con Dios (Sal.84 / Hebr.10:19-20 / Hebr.4:14-16
/ Ef.5:18-20). La oración no es solamente el dejarnos oír delante de Dios. Es
también un momento para estar en silencio delante de Dios y permitir que Él nos
hable.
3. Mantener una ​conciencia limpia​ nos da fuerzas para una vida diferente (Prov.28:13
/ Is.1:15 / 1Jn.1:8 / Sal.32 / 1Tim.1:19). Esto habla de la disciplina del autoexamen
con el respectivo confesar de pecados, el ordenar la vida y las relaciones con otros.
Quien no practica el autoexamen, un día puede experimentar el naufragio espiritual
(1Cor.11:28,31 / Sal.26:2-7 / 2Cor.13:5).
4. Para un cristiano es de suma importancia que practique la comunión con otros
creyentes para ​así poder experimentar edificación y ánimo en la vida​, tanto de
parte de los miembros de la iglesia como de sus líderes (Hebr.10:24-25 / Ef.4:14-16
/ 1Cor.12). En la congregación aprendemos no solo a amar a los lindos y fáciles de
amar, sino que somos desafiados a extender el amor de Dios también a aquellos que
no son fáciles de amar. Este proceso y esta dinámica nos ayudan a cambiar. ​La
congregación​ es una fuente de apoyo para la vida y para la familia. Allí se recibe
consejo, ánimo, edificación y es allí donde encontramos otras familias con las
cuales podemos ​compartir el gozo y la tristeza​. Los hijos y los padres encuentran
amigos.
5. Otra área que trae transformación a nuestra vida es la de ​los sufrimientos​ y el dolor
(Stg.1:3). Aunque quisiéramos evitarlos a toda costa, los sufrimientos nos ayudan a

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entender y a diferenciar lo que verdaderamente tiene valor y lo que no es

importante. Nos ayudan a ser perseverantes y a confiar en Dios quien tiene la última
respuesta a todas las situaciones de nuestra vida. Los sufrimientos nos hacen
mejores personas y mejores consejeros (2Cor.1).

​Reflexión

¿Qué cosas usamos frecuentemente como disculpas para no tener un tiempo

regular con Dios? ¿Cómo podemos vencer ese descuido personal?

¿Qué le ha ayudado a usted para tener un tiempo devocional inspirador?

¿Cómo califica en este momento su relación con Dios? ¿Por qué? ¿Qué dice su
cónyuge en cuanto a la relación que usted tiene con Dios?

¿Qué pasos va a tomar y cuándo va a empezar para hacer los ajustes necesarios
a este asunto en su vida y ministerio?

Segunda prioridad – la familia

El segundo tema que trata Pablo en aquella relación de asuntos que debemos tener en
cuenta para vivir sabiamente es el tema de la familia (Ef.5:21 a 6:4).

Según la Biblia, una de las ​calificaciones clave para el ministerio​ en la iglesia es la

manera como cumplimos con nuestra responsabilidad en nuestra familia (1Tim.3:2,4-5). Si
no nos preocupamos por los miembros de nuestra familia somos peores que los incrédulos,
dice la Biblia (1Tim.5:8).

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El caso del sacerdote Elí:

La historia del sacerdote Elí​ muestra las consecuencias desastrosas por no preocuparse
debidamente por los asuntos de su propia familia (1Sam.2:13.29.31-34 / 1Sam.4:17-18).
¿De qué sirve en ese caso haber invertido en un Samuel y tener que ver cómo sus hijos se
desviaron por no ser corregidos debidamente por su padre? ​Elí no solo no se preocupó por
la familia, tampoco cuidó la causa de Dios​ en el templo y dejó que sus hijos se burlaran
de los asuntos de la adoración - esto le costó la vida propia y la de sus hijos.

Consideraciones en el Nuevo Testamento:

● Antes de poder llegar a ser un servidor que marca la diferencia​, el líder debe haber
sido aprobado en el hogar​, en la relación con su esposa y, en su relación con los
hijos (1Tim.3:1-7).
● Nuestras ​oraciones serán estorbadas​ si vivimos una vida matrimonial desordenada
(1Pe.3:7).
● En esta prioridad también se debe tener en cuenta que en medio de la familia hay un
orden bien claro. Primero es el cónyuge en la relación familiar y después los hijos
(​Ef.5:21- Ef.6:4​).

El matrimonio y la familia no funcionan automáticamente​. Hay que dedicarles tiempo y

energía, si no queremos pertenecer a aquel grupo de gente que tiene hogares destruidos y
que está pensando en un divorcio. Algunos aspectos a considerar y que nos pueden ayudar a
fortalecer la vida familiar son:

Una buena costumbre puede ser una fuente de vida

No hay nada más fortalecedor para un matrimonio y una familia que la práctica de ciertas
costumbres sanas.
● Mike Murdock en - Secretos del Liderazgo de Jesús - dice: “Los grandes hombres
simplemente tienen grandes hábitos”.
● Un hábito o una costumbre es algo que yo hago con gran naturalidad. Además, es
cierto que una cosa que hacemos más de dos veces es más fácil que la volvamos a
hacer.

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● Jesús ​era una persona muy ocupada. Viajaba mucho. Oraba por los enfermos y
echaba fuera demonios. Enseñaba y ministraba a grandes multitudes. Estaba
pendiente que Sus discípulos entendieran Sus principios y el propósito que tenía con
ellos. Sin embargo, la costumbre de cosas que lo llenaban era parte vital de Su vida
y ministerio.
○ Jesús practicaba ciertas costumbres.​ Un hábito importante en la vida de
Jesús fue la oración (Lc.4:16 / Lc.22:39).
○ Compare también: Lc.2:42 / Jn.18:20.
● En la Biblia encontramos ​otros ejemplos de personas que tenían hábitos que
marcaban su vida​ y fue por el hábito practicado que ellos obtivieron fuerzas y
bendiciones que otros no obtenían o, por lo menos, no en esas dimensiones:
○ Daniel oraba tres veces al día (Dn.6:10).
○ El salmista oraba siete veces al día (Sal.119:164).
○ Los discípulos de Jesús se reunían el primer día de cada semana (Hch.20:7).
○ El apóstol Pablo tenía la costumbre de ir a las sinagogas a predicar el
Evangelio (Hch.17:2). Además vea: 2Tim.3:10.
○ Vemos a los primeros cristianos dedicados a diferentes disciplinas cristianas
(Hch.2:42).
● Cuando hablamos de este tema no podemos dejar a un lado la verdad de que
también existen costumbres insanas y que llegan a ser un problema: Hch.15:1 /
Hch.16:21 / Hch.21:21

Así como para la vida espiritual personal es importante implementar buenos hábitos como
fuente de gozo, estabilidad y gran bendición, ​igualmente en la vida familiar se requiere
de hábitos que nos ayudan a tener un hogar estable, lleno de paz​ y un lugar donde
podemos recargarnos emocionalmente. ​Uno de esos hábitos es el día de familia​.

El día de familia – un hábito que edificará su hogar:

Organice reuniones de familia semanales. Las cosas espirituales no acontecen sin
formalidad y orden. Hay que ejercitarse o entrenarse (Hebr.5:14). Una reunión familiar
regular y organizada establece un hábito que traerá mucha bendición a su hogar.

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Tenga en cuenta:

● Planee bien​ los tiempos de familia. Los otros miembros también deben ser
incluidos en el proceso de planeación.
● Establezca un tiempo fijo. ​Cada hogar debe convenir el mejor tiempo para toda la
familia. Recuerde que es importante que sea semanalmente. Que sea un tiempo en el
que dejamos a un lado otras preocupaciones y quehaceres. Como sugerencia,
muchos hogares han de variar su manera de llevar a cabo momentos especiales en
familia, tenga en cuenta las siguientes sugerencias (El orden aquí mencionado no es
regla):
● Compartir una comida placentera.​ Una comida compartida con otros trae mucho
gozo (Hch.2:46). Podemos invitar a otros con los cuales queremos compartir el
amor de Dios. La comida puede ser preparada cada vez por un miembro distinto de
la casa.
○ Recordemos que Dios nos llama a ofrecer hospitalidad sin murmuraciones.
Debemos dar la bienvenida a otras personas a nuestro hogar para comer y
tener comunión (Rom.12:13 / 1Pe.4:9).
○ El compartir alimentos ha sido parte del calendario israelita y la base de sus
tres grandes fiestas anuales. Dios sabe que el comer juntos conduce a
relajarse y abrirse el uno al otro (Ex.23:10-11 / Dt.16:13-17).
○ En la iglesia primitiva el compartir con gozo el pan en los hogares era un
elemento clave de su vida diaria (Hch.2:42-46).
○ Tristemente notamos que la vida de hoy día es una sola carrera y no tenemos
el tiempo suficiente para que, como familia, nos sentemos alrededor de la
mesa, disfrutemos una buena comida y tengamos comunión los unos con los
otros.
● Tiempo para compartir cosas personales y espirituales. ​Aquí se pueden incluir
cosas como: cantos, oración, lectura de la Biblia o de un libro bueno, discusión
sobre un tema de la Biblia o de la vida; se pueden revisar los eventos de la semana
anterior. Podemos orar los unos por los otros.
○ Aprendemos de la iglesia primitiva que los hogares eran los lugares
primordiales y naturales para las actividades espirituales. Esto sigue siendo
la realidad en muchas culturas; sin embargo, también vemos que en muchos
lugares se vive una carrera de mucho estrés fuera del hogar y hay muy poco
tiempo en familia y mucho menos para tener tiempos espirituales como

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familia, debemos cambiar y atrevernos a marcar la diferencia (Mr.14:14-15 /

Hch.12:12 / 1Cor.16:19).
○ El hogar debe ser un lugar en el cual todos los miembros de la casa
experimentan aceptación, protección y seguridad. Debe ser un lugar a donde
se puede regresar aun después de haber quebrantado las reglas (recuerde al
hijo pródigo).
● Tener juntos un tiempo de alegría y de diversión.​ Juegos juntos, de acuerdo con
la edad de los hijos y de todos los presentes, planear un paseo o participar juntos en
algún otro proyecto.

Otros hábitos que ayudan a reafirmar los matrimonios y las familias cristianas:

● Usar diarios, álbumes de fotografías y recortes para recordar​ los eventos

familiares especiales y ordinarios. En los diarios se pueden anotar las oraciones
contestadas por Dios y los milagros de Dios vividos en la familia.
● ​Guardar tradiciones familiares​, como puede ser el festejar la Navidad, los
cumpleaños, los aniversarios, etc.
● Perdonar y nunca guardar rencores​, enojo o ira. Resolver conflictos
inmediatamente que sea posible.

Reflexión
¿Cuáles son los enemigos más grandes que dificultan el cuidar la segunda prioridad,
la familia? ¿Cómo ha afectado el ministerio el brindar cuidado a su familia?

¿Qué puede impedir la realización regular de la costumbre de un día de familia?

¿Qué solución le puede dar a esa situación?

¿Qué pasos prácticos podría usted dar en la siguiente semana para empezar o
fortalecer su matrimonio y familia? ¿Cómo puede usted mostrarles en la próxima
semana a su cónyuge y a su familia que ellos son importantes para usted? Explique.

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Tercera prioridad – la relación con nuestro cuerpo

Nuestro ​cuerpo es el templo del Espíritu Santo​ y nosotros no nos pertenecemos a
nosotros mismos (​Ef.5:28-29​ / 1Cor.6:19-20 / Rom.4:7-8 / 1Pe.1:18-19 / Filp.1:20).
Dios quiere que le glorifiquemos en y a través de nuestro cuerpo. Esto lo podemos hacer de
la siguiente manera:
● Alejándonos de todo pecado​, ya que el pecado destruye el cuerpo (resultantes:
enfermedades sicosomáticas / úlceras / enfermedades venéreas / etc.).
● Dedicando nuestro cuerpo a Dios​ para adorarle y servirle (Rom.6 / ​Rom.12:1-2​).
● Haciendo deporte sano y comiendo balanceadamente​. Descansando
adecuadamente, recordando que el día de descanso es un mandamiento de Dios y
sigue siendo válido. ​De Elías aprendemos que un buen descanso en el momento
correcto nos puede salvar de depresiones​, de falta de visión y de problemas
físicos (1Re.19:1-16).

En esta área se ven también extremos y de éstos nos debemos cuidar​. Esos extremos
surgen allí donde se le da demasiada importancia al cuerpo y donde aún se llega a cultivar
cierta adoración al cuerpo (body-building / dietas extremas para adelgazar / comer
cualquier cosa para engordar, etc.).

Guardar el día de descanso:

Guardar el Sabbat o el día de descanso ​nos recuerda que dependemos de Dios​, pero
también nos ayuda a entender que el hombre es espíritu, alma y cuerpo. A todas estas partes
les debemos dar el debido cuidado y atención. Por algo encontramos este mandamiento en
el decálogo, pero el concepto existe desde la creación. El Sabbat de alguna manera
determina ​el ritmo de la vida​:

La idea del día de descanso no comenzó con el decálogo, ​sino en la creación y con DIOS
mismo​ (Gn.2:2).
El día de descanso ​fue creado para que el hombre descansara y fuera refrescado
espiritual​, ​emocional y físicamente​ - y para que disfrutara la vida. El día de descanso es
una señal del pacto de Dios para con el hombre (Ex.31:17) – ​Si Dios dejó de trabajar un
día y descansó, ¿cuánto más tenemos nosotros la necesidad de seguir ese ejemplo?

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En la lista de los diez mandamientos hay uno que habla del día de descanso y este
mandamiento está a la misma altura que todos los otros mandamientos de esa lista. ​Si le
damos importancia a todos los mandamientos, entonces no podemos reducir la
importancia del mandamiento de descanso​ (Ex.16:23 / Ex.20:11).

El ejemplo de Elías​ ​nos muestra qué tan necesario es tener un balance en la vida e incluir
junto al trabajo el descanso necesario. ​Dios trató al profeta Elías, quien estaba
deprimido, desanimado y estresado, primeramente, con una comida y un merecido
descanso​ (1Re.19:9-17).
Dios consiente primeramente a Elías en el área física. ​Vemos además que Elías tuvo
luego un nuevo encuentro con Dios que lo reanimó a seguir​. Dios le da nuevas tareas
que él cumple. Dios le abre los ojos para ver las cosas desde Su perspectiva (1Re.19:10-18).
Sin la visión de Dios las cosas en la vida pueden llegar a verse muy oscuras y
desesperantes​ (2Re.6:15-17).

Jesús respetó el día de descanso​, aunque esa no era la percepción de los fariseos
legalistas. Los fariseos, quienes habían interpretado mal la idea del día de descanso,
desarrollaron toda una estructura de reglas complicadas y difíciles de cumplir.
Los fariseos no entendieron el espíritu de este mandamiento. Jesús quiere que nosotros
tengamos descanso primeramente en Él (Mt.11:28-29).

El día de descanso es para salvar vidas y no para destruirlas​ (Mr.3:4 / Lv.27).

En una ocasión Jesús sacó a los discípulos de en medio de un avivamiento para
llevarlos a descansar un poco en un lugar tranquilo​, un lugar en el que no iba a haber
mucha distracción e interrupción, un lugar desierto (Mr.6:30-32).

Los discípulos reconocían en cierta manera un día de descanso.​ ​Ya no era el tal sábado,
o el último día de la semana, sino el primer día de la semana (1Cor.16:1 / Hch.20:3-7).
El punto de discusión no debe ser cuál es el día, sino más bien debemos estar hablando
de que debe haber un día de descanso para recargar baterías​. Ningún ser humano
puede sobrevivir las demandas de la vida sin poner atención al mandamiento del descanso.

A veces dejamos de descansar porque el trabajo y los logros de nuestro esfuerzo llegan
a ser la fuente de nuestra seguridad, de nuestra autoestima y de nuestra valoración
personal​. En vez de descansar en Cristo, en la relación con Él y así alimentar nuestra
seguridad personal, buscamos otras fuentes de aguas amargas (Sal.63).

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El Padre estaba muy feliz con Jesús, aun antes de que Él hiciera algo para cumplir el
plan de la salvación​ (Mt.3:16-17). ​En la carta a los Efesios se enfatiza primero lo que
nosotros tenemos y somos en Cristo, ​antes de tocar aquello que debemos hacer. ​Además
el hacer nace de lo que somos en Cristo (Ef.4:1).

‘La vida cristiana es un constante entrar en la presencia de Dios desde la presencia de

la sociedad, y salir de la presencia de Dios a la presencia de nuestros semejantes.​ Es el
ritmo del descanso y el trabajo. No podemos trabajar a menos que tengamos un tiempo de
descanso; y el sueño no nos vendrá a menos que hayamos trabajado hasta cansarnos’
(William Barclay en comentario al Nuevo Testamento)

Reflexión:
¿Qué significa esta enseñanza para cada uno de nosotros quienes estamos
involucrados en el ministerio? ¿Qué se debe y qué no se debería hacer en un día de
descanso? ¿Cómo podemos desarrollar una cultura de descanso sano y restaurador
para no llegar a momentos como los que vivió Elías ni llegar a quemarnos, destruir
nuestra vida, familia y ministerio?

¿Cómo podemos cuidar nuestro cuerpo sin hacer de él un ídolo? ¿Qué está haciendo
usted para cuidar de su cuerpo?

La cuarta prioridad – la relación con terceros

Las relaciones con el prójimo son siempre un desafío (​Ef.6:5-9​). Aquí se trata de nuestras
relaciones con el jefe, el colega de trabajo, el empleado, el vecino y la gente en la misma
iglesia. La Biblia está llena de enseñanzas y llamados a tener buenas relaciones con el
prójimo (Gal.6:10 / Rom.12 y 14 y 15 / 1Cor.13).

La iglesia es además exhortada una y otra vez a tener presentes aquellas actividades
específicas que caracterizan la dinámica del cuerpo de Cristo que se cuida, se sirve, se
apoya, se mueve. Con frecuencia leemos la expresión “los unos para con los otros” o “unos

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a otros”. Esta expresión describe el proceso de ida y venida que produce la edificación
mutua, pero también la interdependencia que lleva a que el cuerpo, la iglesia, se mueva y
cumpla con los propósitos de Dios. Estas exhortaciones representan el amor en acción
(Rom.12:5,10 / Rom.15:5,7,14 / Rom.16:3-6,16 / Gal.5:13 / Gal.6:2 / Ef.4:2 / Ef.5:21 /
1Tes.5:11).

La quinta prioridad – la relación con el ministerio

El fundamento para el ministerio efectivo son las prioridades arriba mencionadas
(​Ef.6:10s​). Difícilmente podemos obtener victoria en las luchas espirituales y en el
ministerio si no estamos bien con Dios, si tenemos una relación familiar tensa, si
descuidamos el cuerpo y si estamos mal con el vecino (1Cor.9:26-27 / 1Tim.3:1-7,15 /
Hch.20:28 / 1Tim.4.12-13 / Tit.2:7 / 1Pe.5:3).

[5] Anote a continuación una petición de oración relacionada con la sesión y la lección.
Comparta con otros su petición y permita que ellos oren con usted.

Reflexión:

Como junta directiva en una nación ¿Cómo califica la situación presente del
cuerpo pastoral en relación con la familia?

¿Qué pasos puede o debe dar la directiva para ayudar a los pastores en su
denominación a vivir equilibradamente según las prioridades bíblicas?

¿Qué desafíos van a encontrar en el camino para tratar con este asunto y
cómo piensan que los pueden enfrentar?

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