Reposo
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¿sábado o domingo?
LB, 1995
El sábado y la ley
Sea cual sea la Biblia que utilices, si la abres por el libro de Éxodo capítulo 20, en los
versículos ocho al once leerás algo similar a esto:
“Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda
tu obra. Pero el sábado es el día de reposo del Señor tu Dios. No hagas
ningún trabajo en él; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días
el Eterno hizo el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que contienen, y reposó
en el séptimo día. Por eso, el Señor bendijo el sábado y lo declaró santo”.
Probablemente te cause sorpresa. Se trata del cuarto mandamiento, de entre los diez
que Dios mismo dio y escribió con su dedo sobre tablas de piedra. Junto a ese
mandamiento, que expresa la voluntad de Dios para el hombre con respecto al día de
reposo, se encuentran los otros nueve del Decálogo: “No tendrás otros dioses fuera de
mí”, “No matarás”, “No hurtarás”, etc.
Quizá te haya sorprendido, debido a los cambios introducidos por la autoridad que el
ser humano se atribuyó, y hoy es ampliamente conocida la versión popular y modificada
de la ley de Dios, mientras que se ignora ampliamente el original tal como Dios lo dio.
Se ignora particularmente con respecto al verdadero día de reposo tal como lo presenta
la Biblia. Si te has tomado el tiempo para consultar la tuya, habrás podido comprobar
que esa es la situación real.
Hay una cuestión muy seria que se plantea inmediatamente: ¿tiene el ser humano
autoridad para cambiar la ley de Dios? Dicho de otro modo, ¿puede la criatura elegir su
propia ley moral al margen de la que su Creador instituyó? Las consecuencias son
tremendas, ya que si el hombre puede cambiar la clara instrucción de Dios sobre el día
de reposo, entonces también puede cambiar los otros nueve mandamientos, tales como
“no matarás”, etc. Quizá más importante aun: puesto que la Ley expresa el carácter del
Legislador y está inseparablemente identificada con él, al cambiar de Ley estamos
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realmente cambiando de “dios”. ¿Cuál fue la enseñanza del más grande Maestro que la
raza humana haya conocido? Dijo Jesús: “No penséis que he venido para abolir la Ley o
los Profetas. No he venido a invalidar, sino a cumplir. Os aseguro que mientras existan
el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la Ley perecerán, sin que todo se cumpla”
(Mateo 5:17-18).
Este artículo tiene por objeto despertar tu atención al hecho de que, precisamente
mediante la observancia del sábado bíblico, es el privilegio del hombre demostrar la
fidelidad hacia su Creador, reconocer su confianza en él y su dependencia de él. El que
Cristo muriese en una cruz en favor del hombre, para nada anula el hecho de que él
mismo es su Creador. Por el contrario, refuerza todavía más el vínculo de amor entre la
criatura y su Creador, que ahora es además su Redentor (Isaías 44:24; Colosenses 1:13-
17).
En los puntos que siguen señalo de forma abreviada cómo responde la Biblia a preguntas
importantísimas, tales como ¿cuándo fue instituido el sábado?, ¿qué día de reposo
guardó Jesús?, ¿qué día de reposo guardaron los apóstoles?, ¿cuál es el único día que se
cita en la Biblia por su nombre específico?, ¿qué día se continuará guardando en la tierra
nueva prometida?
Deseamos que en esta lectura encuentres por ti mismo una verdad que te acerque a
Dios mediante el ejercicio libre y soberano de tu propia libertad de conciencia. Es sólo
así como pueden comunicarse Dios y sus hijos.
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• Dios santificó el séptimo día (Éxodo 20:11).
• Fue instituido antes de la entrada del pecado; por lo tanto, no es un tipo, ya que
los tipos no fueron introducidos sino hasta haber entrado el pecado.
• Jesús dijo que el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27); es decir,
para la raza humana, por lo tanto, están llamados a observarlo tanto los gentiles
como los judíos.
• No es una institución judía, ya que fue establecido unos 2.300 años antes que
existiera un solo judío.
• La Biblia nunca lo llama el sábado judío, sino siempre “el sábado del Señor tu
Dios”.
• Era parte de la ley de Dios antes de ser dada en Sinaí (Éxodo 16:4 y 27-29).
• Dios lo colocó en el mismo corazón de su ley moral (Éxodo 20:1-17). ¿Por qué lo
colocaría allí si no hubiese sido permanente e inmutable, como los otros nueve
mandamientos?
• Dios prohibió toda actividad secular en el día de sábado, incluso en los tiempos
más apremiantes (Éxodo 34:21).
• Es señal del verdadero Dios. Permite que se lo distinga de los falsos dioses
(Ezequiel 20:20).
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• El pueblo de Dios fue al cautiverio babilónico por violarlo (Nehemías 13:18).
• Dios ha pronunciado una bendición especial sobre todos los gentiles que lo
guarden (Isaías 56:6-7).
• Cuando el Hijo del hombre estuvo en esta tierra, guardó el séptimo día —
sábado— durante toda su vida (Lucas 4:16; Juan 15:10). De este modo, siguió el
ejemplo de su Padre en la creación. ¿No es decididamente bueno que sigamos
el ejemplo tanto del Padre como del Hijo?
• El séptimo día es el día del Señor (relaciona Apocalipsis 1:10 con Marcos 2:28,
Isaías 58:13 y Éxodo 20:10).
• Jesús vindicó el sábado como una institución diseñada para beneficio del hombre
(Marcos 2:23-28).
• Las santas mujeres que habían estado con Jesús guardaron reverentemente el
sábado después de su muerte en la cruz (Lucas 23:56).
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• Treinta años después de la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo lo llamó
expresamente “día de reposo” (Hechos 13:14).
• Nunca hubo ninguna disputa entre los cristianos y los judíos con respecto al
sábado. Ello prueba que los cristianos observaban unánimemente el mismo día
que los judíos.
• Entre todas las acusaciones que los judíos presentaban contra Pablo, ninguna era
porque violara el sábado. ¿Por qué no lo hicieron si él hubiese sido un
transgresor?
• Pablo mismo declaró expresamente que él había guardado la ley. “Ni contra la
ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada” (Hechos
25:8). ¿Cómo podría haber sido cierto si no hubiera guardado el sábado?
• No se dice nada en el Nuevo Testamento de que el reposo del sábado haya sido
abolido, dejado de lado, cambiado, o algo por el estilo.
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• Según el registro bíblico ningún cristiano del Nuevo Testamento hizo trabajo
ordinario en el séptimo día, ni antes ni después de la resurrección. No existe un
solo ejemplo de tal cosa. ¿Por qué habrían de actuar los cristianos de hoy en
forma diferente a los cristianos de la Biblia?
• Del mismo modo que el sábado fue guardado en el Edén antes de la entrada del
pecado, así será observado eternamente en la tierra nueva después de la
restauración (Isaías 66:22-23).
• El reposo del sábado —séptimo día de la semana— es una parte de la ley de Dios,
tal como salió de su boca, y tal como escribió con su propio dedo sobre las tablas
de piedra en el monte Sinaí (Éxodo 20). Cuando Jesús comenzó su obra, declaró
expresamente que no había venido a destruir la ley: “No penséis que he venido
para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”
(Mateo 5:17).
• Por mandato expreso de Dios, su pueblo usó el primer día de la semana como
un día común de trabajo durante por lo menos 4.000 años.
• Dios lo incluye dentro del conjunto de los “seis días de trabajo” (Ezequiel 46:1).
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• Dios no descansó en ese día.
• Jesús fue carpintero (Marcos 6:3) y trabajó en su taller hasta los 30 años. Él
guardó el sábado (como se señaló en los hechos bíblicos relativos al sábado)
pero trabajó los seis días de la semana, como todos admiten. El tipo de trabajo
que él hizo los domingos debió ser verdaderamente trabajo duro.
• Jamás fue dada ley bíblica alguna para imponer la observancia del domingo, de
ahí que no es transgresión trabajar ese día. “Porque donde no hay ley tampoco
hay transgresión” (Romanos 4:15; Juan 3:4).
• Pablo instruyó a los santos a que atendieran los asuntos seculares en ese día (1
Corintios 16:2).
El sábado y el evangelio
Si bien el sábado fue hecho por causa del hombre (Marcos 2:27-28), la Biblia lo presenta
siempre como el día que es propiedad del Señor, no del hombre (y aun menos de los
judíos). Eso se ve claramente en Isaías 58:13, Éxodo 31:13, 20:10, etc. Es el día que
guardarán los que se reconozcan propiedad del Señor.
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Es importante destacar que el cristiano no obtiene jamás la rectitud moral mediante la
observancia del sábado bíblico ni mediante el ejercicio de obediencia a ninguna otra
norma o ley, por virtuosa que esta sea. La perversión del verdadero sábado del Señor
consiste en considerar, como hicieron frecuentemente los judíos, que el hecho de
observar ese día, o bien de guardar otro cualquiera de los mandamientos, lo hace a uno
moralmente aprobado. Según esa mentalidad, el sábado es una “obra”. Pero lo mismo
puede suceder con cualquier otro deber cristiano.
En el relato de la creación, el sábado fue el día que recordaba al hombre que todo cuanto
era y poseía lo debía enteramente a Dios. Adán y Eva no “ayudaron” a Dios en la
creación, sino que simplemente la recibieron de él. Tampoco reposaron el sábado
porque estuviesen cansados, puesto que su primer sábado fue también su primer día
completo de existencia. Cada sábado recordaban y expresaban su reconocimiento y
dependencia hacia Dios. Era el sello de su confianza —o fe— en él, el reconocimiento de
su pertenencia a él.
Ahora bien, ¿de qué es un sello el domingo?, ¿a quién representa?, ¿puede el domingo
demostrar la perfecta confianza del hombre en la bondad de las leyes de Dios? Al
contrario, expresa la confianza en la autoridad del hombre, a quien se debe la
paternidad en el cambio del día de reposo. ¿Puede el domingo servir de recordatorio de
la creación y del Creador? No, puesto que su protagonista es la autoridad del hombre,
el hacer y legislar del hombre. No puede ser el “día del Señor”, sino el día del hombre.
Por otra parte, cualquier día de la semana que se emplee como simple descanso
psicológico y físico puede ser válido como día del hombre, pero solamente el sábado
que Dios ha instituido puede demostrar la fe del hombre en su Creador. Por lo tanto, en
el sábado, el hombre reposa en Dios. En el domingo, en cambio, el hombre rinde
homenaje a su propia obra.
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El sábado nos recuerda que, así en la creación como en la redención, el hombre no
comienza por hacer algo, sino que comienza reposando, recibiendo por la fe la obra
completa y perfecta de Dios en Cristo. En la redención el hombre comienza reposando
de sus obras deficientes, para ponerse en manos de las obras perfectas de Dios. Lo
mismo que en la creación, primero ha de recibir vida y existencia espiritual en Cristo. El
sábado recuerda que no es el hombre quien obra, sino Dios (en Cristo). Por eso la Biblia
llama al sábado “mi día santo”, y sólo este puede ser el auténtico símbolo de la obra de
la redención.
El sábado, pues, dirige al hombre hacia Dios, hacia una obra perfecta y acabada que el
creyente recibe por la fe, y es así el sello o señal de la justicia que viene por la fe. El
domingo apunta hacia la autoridad del hombre para cambiar el día de reposo, significa
la autoexaltación (lo opuesto a la dependencia hacia Dios), y no puede dirigir hacia una
obra perfecta ni completa hecha por Dios en favor del hombre, y recibida por la fe. Es,
por lo tanto, el sello o señal de la justicia que viene por las obras, el homenaje a la obra
y autoridad del hombre, en oposición a Dios.
El sábado y tú
Las últimas páginas de la Biblia presentan las escenas finales de la historia del mundo.
Allí se describe a la humanidad dividida en dos grupos bien definidos. Uno de ellos rinde
homenaje a Dios, con la particular mención de su atributo de Creador (Apocalipsis 14:7-
12). El otro grupo rinde homenaje al poder suplantador que el hombre instituyó. No hay
un tercer grupo.
Querido lector, antes o después tendrás que elegir en cuál de los dos grupos vas a estar.
Cristo te creó, te dio todo cuanto tienes y todo cuanto eres. Te está buscando. Si tienes
alguna duda de ello, ve al Getsemaní y al Calvario, y ve lo que el Hijo de Dios quiso
entregar para tu salvación. Él hizo todo lo necesario para que te encuentres en el grupo
que describe este versículo:
“¡Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los Mandamientos de Dios y la fe
de Jesús!" (Apocalipsis 14:12).
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“Yo [Cristo] vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada uno según su obra...
¡Dichosos los que guardan sus Mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la
vida, y entren por las puertas en la ciudad!” (Apocalipsis 22:12-14).
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