Apuntes 2 Filosofía Del Derecho
Apuntes 2 Filosofía Del Derecho
Apuntes 2 Filosofía Del Derecho
Hoy en día los valores sobre los que se sustenta la convivencia y lo que es
justo se encuentran en la Constitución.
El iusnaturalismo tiene su origen en Grecia (es decir, la Hélade: todos los territorios y
polis hacia el siglo VIII y IX a.C. pobladas por griegos, que transmiten la concepción
filosófica y política griega) y continúa en Roma. Cuando Roma y el cristianismo se
solapan, a partir de Constantino, los patrones que identifican a la cultura griega desde
un punto de vista jurídico pasan a ser los patrones del pensamiento del cristianismo.
El pensamiento iusnaturalista nace en Grecia porque la filosofía que nace con los griegos
tiene el objetivo de entender esa realidad (esa physis) que tienen ante sus ojos.
Los pensamientos presocráticos – Anaximandro, Thales de Mileto, los pitagóricos… -
coincide con la expansión del mundo griego (la Hélade) al Mediterráneo, situación que
era producto de una sobre demografía y de conflictos. En ese cambio de la realidad, el
mundo griego tratará de identificar si hay un nomos, una ley, que permite superar ese
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cambio, esa experiencia de que el mundo está cambiando. La búsqueda de entender esa
physis dará lugar al nacimiento del iusnaturalismo en la Jonia (Anatolia, Grecia asiática).
La conexión physis-nomos y la polis de por medio significaba que la polis para los
griegos implicaba una comunidad de vida autárquica y sagrada donde el Estado y la
Iglesia se identificaban. Todo ello estaba regulado por una ley que podía ser
modificada por los hombres. La modificación de esa ley, pues, alteraba el orden de la
polis. La polis estaba marcada por la tensión, la violencia, la tendencia al cambio. El
interés en la cultura griega por la salvaguarda de la paz social nace de este fenómeno.
Si no hay paz, la convivencia degenera; la democracia pasa a demagogia. La
búsqueda de la paz será un eje fundamental del pensamiento iusnaturalista.
Empédocles sostendrá que la diké restaura el orden, el nomos roto. Cuando la paz social
se rompe en la polis, la diké restaurará el orden roto. En el origen de la democracia
ateniense destaca un personaje llamado Solón. Este fue un legislador griego que puso las
bases de la democracia ateniense (Isla de Salamina, h. 640 - h. 558 a. C.). Aunque su
figura permanece envuelta en la leyenda, parece que se trataba de un comerciante de
origen aristocrático. Los conflictos sociales que agitaron Grecia desde finales del siglo VII
a. C. llevaron a investir a Solón -uno de los tres arcontes que gobernaban Atenas- de
poderes dictatoriales para recuperar el consenso reformando la Constitución y las leyes de
la ciudad (594-93 a. C.). En esta guerra civil entre propietarios y aristócratas alrededor de
la propiedad de la tierra, se tratará de restaurar el orden y la paz a través de las Leyes de
Solón o Decálogo de Solón, y la idea de la democracia. Solón apelará a la diké para
restaurar el orden roto. En el mundo pitagórico, la diké se encontrará en las matemáticas.
¿Por qué se rompe el orden y la estabilidad? Los griegos piensan que el logos-nomos que
ordena la realidad, que la regula, se desborda por las pasiones (la “hybris”- la desmesura,
que nace de las pasiones). La idea de diké se plasma en 2 obras teatrales fundamentales:
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La ley de la polis prohíbe dar enterramiento a los traidores, pues este altera la
base de la legalidad. Antígona plantea que por encima de esa legalidad existe
una diké profunda, entre otros valores no necesariamente reconocidos por la
ley, que es la piedad, que está en el orden natural de las cosas. Existe un
orden de valores por encima de la ley que es la base del iusnaturalismo.
Dichas palabras no sólo abrían el primer volumen de las Historias del griego Heródoto,
sino que además inauguraban en el siglo V a. C el primer escrito historiográfico
occidental. Dividido en nueve tomos –dedicados a las nueve musas– se recogían
principalmente los enfrentamientos entre los pueblos griegos y los persas (bárbaros),
entre los que destacaban la subida al trono de Darío (libros III y IV), la revuelta jonia
(libro V), el célebre episodio de Maratón (libro VI) y la muerte de Darío (libro VII).
Pero el historiador jonio no se dedicó solamente a narrar los simples hechos; sus
intereses abrazaban distintas áreas como la filosofía, la geografía, la biología o la
antropología, tanto del mundo griego como de los pueblos dominados por los persas.
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La fortuna de sus escritos fue extraordinaria. Su eco se encuentra en las obras de los
griegos Tucídides, Jenofonte, Polibio, el romano Tácito, bizantinos como Procopio o
Psellos o medievales como Geoffrey de Monmouth o Gregorio de Tours.
Otros:
Sofistas: fueron pensadores que consideraban que podía uno ser sabio, aprendiendo a
hacerlo. El conocimiento es accesible a través del lenguaje y la comunicación. Los
sofistas tendrán valor porque por primera vez llevan a cabo una crítica al fundamento
de la validez de las leyes. Considerarán que las leyes nacerán del acuerdo social, del
pacto que los hombres construyen buscando un orden justo. Los sofistas dirán que la
diké, la justicia, estará en los hombres. Acuerdo y orden serán el anticipo de lo que
otros padres del pensamiento dirán que es el contrato.
RESUMEN:
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En este contexto, los sofistas son los sofos (“los sabios”, los que conocen la sabiduría
(Sofía). La pueden transmitir siendo pagados por ello. Para poder hablar en la Asamblea,
había que saber hablar bien y transmitir conocimiento cuando se hablaba. Por eso era
importante el conocimiento. Así nace el pensamiento sofista, en medio de esa tensión
social que formaba parte de la vida de la Atenas democrática entre aristócratas que habían
gobernado y el pueblo que había sido reconocido como sujeto político y soberano. ¿Se
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aprende el saber (la sabiduría) o se nace con el don de saber? Para la aristocracia,
se nace; para el pueblo, se aprende. Los sofistas comprenden que el conocimiento
puede venderse, y cobran por dar sus clases, para aprender a hablar, y lo que se
habla y se diga, convenza. Habrá quienes piensen que la voz tiene que ser
técnica, racional, proyectar moderación, centralidad y sentido común y quienes
piensan que la voz del gobernante tiene que llenarse de comunicación, de
emoción, de irracionalidad, para tener la mayoría de la Asamblea (así nacen los
demagogos). Para éstos últimos, la voz tiene que estremecer para convencer. Los
griegos identificaron categorías que 2.500 años después siguen siendo válidas.
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devoraba las entrañas, por romper el poder del fuego y dárselo a los hombres
sin nada que les ayudara a administrarlo. La diké la aporta Zeus a los hombres,
como ayuda para saber administrar el fuego. Esa diké, dirá Protágoras, es el
sentido innato de respeto que a partir de ese momento tendrán los hombres a
la hora de identificar el ejercicio equilibrado de su poder.
Sócrates: Sócrates vive en una época en la que Atenas vive tensiones internas
consecuencia de las derrotas bélicas contra Esparta. La figura de Sócrates trasciende a
este contexto, pues constituye la figura alrededor de la que se configura el pensamiento
occidental. Gracias a él se introduce la “crítica” como medio para alterar la estructura
estable del pensamiento para entender las cosas. Sócrates era un sofista, pero entre otras
cosas, no cobraba por sus clases porque entendía que el conocimiento (la sabiduría) era
algo tan respetable que no podía ser transmitido a cambio de dinero. La sabiduría era una
virtud que conectaba con los ideales de justicia que existían en la naturaleza. Retoma las
consideraciones, así, de Heráclito. Sócrates tiene interés en buscar la verdad. Él no cree
que la justicia sea accesible fácilmente, sino que requiere una labor de búsqueda. En esa
labor de búsqueda, la crítica es el elemento vertebrador del acceso al conocimiento.
Sedujo a una parte importante de la aristocracia ateniense, y alrededor de sus encuentros,
se inspirarán los diálogos que escribirá Platón, joven aristócrata.
Sócrates asumió un principio que formaba parte del imaginario colectivo de la Hélade, el
principio del oráculo de Delfos, que defendía la afrenta al conocimiento íntimo de nosotros
mismos bajo la máxima: “conócete a ti mismo”. Esta ética es la que plantea que la crítica
que se basa en el conocimiento de uno mismo requiere de un proceso de conciencia, esto
es, que el conocimiento de la verdad parte de uno y reside en su conciencia, en su
capacidad de analizar de forma crítica el conocimiento que se le ofrece. La verdad siempre
es por tanto para él un cuestionamiento, no algo que le viene dado. Es por ello por lo que
la duda y la pregunta argumentativa serán los elementos básicos a través de los cuales la
crítica se filtre para acceder al conocimiento. Pero esa crítica no cuestiona a los ojos de
Sócrates la obediencia que externamente se debe al Derecho.
Lo importante es que, por un lado, está la categoría de la verdad jurídica con un principio
de obediencia, y por otro lado la conciencia que opera en el ámbito moral. Se produce, por
ende, y anticipando a Kelsen, una tensión entre el deber ser de la obediencia y el deber
ser de la conciencia. A Sócrates le someten a juicio por alterar el orden moral de Atenas y
provocar la denigración de la ciudad, porque a los jóvenes a los que enseña cómo
aproximarse a la verdad, les aleja de la forma en que la sociedad ateniense pensaba en la
época. Sócrates anticipó la ejecución y expresó su desencuentro con la sentencia que lo
iba a condenar, aplicándose a sí mismo la cicuta.
Sócrates, a través de su reflexión crítica, verá a la polis Atenas como una realidad jurídica.
Su desacuerdo se traducirá en una obediencia legal pero una desobediencia íntima, y lo
hace porque para él, la obediencia que nos somete al derecho está al servicio del orden
que salvaguarda la paz. El interés que tiene Sócrates es que introduce un objetivismo ético
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La polis y el hombre funcionan orgánicamente de esta manera cuando cada eslabón social
que integra la sociedad se rige por los principios morales que acabamos de mencionar,
consiguiendo de esta manera el equilibrio de la sociedad. Dirá Platón que ver al pueblo
gobernando es alterar el orden justo que ha de tener una polis, porque un órgano inferior
no puede pasar a hacer lo que le corresponde hacer a un órgano superior, y sobre todo,
porque los gobernantes son amigos de la verdad y filósofos que piensan que la justicia es
una verdad superior. Es por ende la Democracia una de las ideas que no son sino
sombras proyectadas en la pared de la caverna. La finalidad de las leyes será conservar la
paz de acuerdo con los parámetros definidos anteriormente.
Aquí es donde pensará Popper en su obra, que empieza la senda del totalitarismo, la
creencia de que la sociedad ha de ser organizada como un producto de ingeniería social,
donde unos piensan (filósofos) y otros obedecen (pueblo) pero todos están encasillados,
no permitiendo porosidad alguna. Platón ya vive el final de la democracia en Atenas.
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para todos los habitantes que en el caso griego era el Imperio de Alejandro Magno y sus
herederos y bajo roma, todo el mundo Mediterráneo. Esa ley universal es la que dicta la
conciencia y la razón. Esa ley universal es una ley natural. Los estoicos identificarán que
en el orden natural hay unos principios como no matar, respetar al otro, preservar la vida,
etc. Frente a la ley natural, están las leyes humanas, que tendrán que inspirarse en la ley
natural. Hay una idealización racional de la naturaleza y una realidad legal humana que
cuando se elabora, debe tratar de inspirarse en la ley natural.
Contenido básico de la ley natural: el hombre, dirán los estoicos, debe someterse al
destino como principal rasgo de su identidad, puesto que es algo inexorable que está en el
comportamiento humano. Lo que nos corresponde es aceptar lo que nos pasa porque la
misma huella divina que permite el orden natural, ha hecho que al hombre le genere en su
vida la fortuna y la desgracia. En nuestra mano está aceptar estoicamente el destino al que
nos enfrentamos. Esto es lo sabio y virtuoso, y nos ayuda a eso la razón. Hay que ser
templado en la fortuna y templado en la desgracia. La templanza es la base del buen
ciudadano y de la virtud moral que esta detrás de la ley natural.
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San Agustín sentía un recelo hacia la razón sobre la base de que lo determinante
en el hombre era ser una naturaleza “caída” derivada del pecado original. Eso
hacía que la reflexión sobre el pensamiento iusnaturalista en la que la razón era
fundamental para conocer el orden, es vista por recelo por el condicionante que el
pecado tiene sobre todos los atributos humanos, incluyendo la razón. El conflicto
con Pelagio muestra el recelo a la razón y la confianza en la fe, como herramienta
cognitiva con la que aproximarse al conocimiento.
Junto a esta reflexión de San Agustín alrededor de la ley, está la reflexión alrededor de la
idea de Estado. San Agustín es uno de los primeros teóricos del estado, y lo hace a través
de una división entre la ciudad de Dios y la ciudad de los hombres. Esta dualidad entre
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las dos ciudades será una constante teórica en todo el pensamiento católico y cristiano, y
de alguna manera también en la configuración teórica de la utopía. El primer autor que
tiene una reflexión utópica sobre el estado es San Agustín, porque plantea una visión
idealizada de cuál ha de ser la ciudad en la que los hombres deben inspirarse, es decir,
hay una visión idealizada de cómo debe ser el gobierno de los hombres, y esa ciudad de
Dios es una ciudad ajena al pecado y basada directamente en la voluntad de su creador.
Esta es no obstante una ciudad no realizable en la vida de los hombres. El Estado es lo
que marca la existencia de la ciudad de los hombres. El Estado es una necesidad coactiva
impuesta por el pecado original. La tendencia natural del hombre a pecar llevado por la
razón, que se interpreta de manera utilitaria buscando el beneficio de lo humano, es lo que
hace que el Estado se convierta en un instrumento coactivo, que aplique la ley natural a
través de la ley humana. La coactividad será para San Agustín, el elemento determinante
del Estado. El Estado no será una mera agrupación de hombres. Se planteará aquí el
filósofo una reflexión entre cómo distinguir el Estado de un grupo de ladrones que se
agrupan a través de la proyección de la violencia sobre aquellos a los que roban o matan.
La idea de San Agustín es que el orden coactivo que fundamenta el Estado y que agrupa a
los hombres no practica una violencia arbitraria, sino que es una violencia al servicio de la
ley.
Cuestiones de interés que anticipa San Agustín: en primer lugar, cabe destacar la
distinción clara que se hace entre ley eterna, ley natural y ley humana. Esta trilogía
está ocultando es una dilogía entre ley eterna-natural y ley humana, una ley
humana que nace del Estado, y, es más, lo que identifica al Estado es la violencia
y la coactividad, la capacidad para imponer las normas. Hay una anticipación de lo
que será el pensamiento positivista. La violencia es el elemento identificador del
Derecho y del Estado. De hecho, no hay Estado sin violencia.
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Santo Tomás de Aquino: Ocupa intelectualmente el s. XIII. Nace en el año 1224 y muere
en el 1274 y coincide en el momento de apogeo político de la Iglesia, un apogeo que
encarnará la figura de Inocencio III. En este momento político dentro del mundo occidental,
dentro de la Europa del s. XIII, lo político se interpreta desde el dominio del
cesaropapismo. El cesaropapismo será producto de la confrontación que dentro de la
cristiandad se vivía en torno al emperador y al Papa. Carlomagno, en el s. VIII restaura el
Imperio Romano en occidente y pone en marcha lo que se denominará el sacro Imperio
romano-germánico. Restaurará el Imperio de occidente y el Papa legitimará al emperador
sobre la base del famoso Edicto de Constantino (que ahora veremos), que reconocía que
la legitimad del poder político que encarnaba el emperador, necesitaba ser ungida o
legitimada moralmente por el Papa. El Papa colocaba la corona sobre el emperador. Esto
pasaba porque con la conversión de Constantino, se cedió la legitimad del Imperio al Papa
y a partir de este emperador, los sucesivos tendrían que asumir dicha legitimad sobre la
base de que la propiedad del Imperio era propiedad de la iglesia. Esa propiedad, sin
embargo, hacía que el Papa, que no quería mezclarse en los asuntos humanos, atribuyera
las funciones políticas al emperador.
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Además, coincide Santo Tomás con un momento muy importante dentro de la historia
cultural de Europa, que es la victoria que logra la Iglesia sobre el mundo occitano con
la cruzada albigense que es la primera cruzada que se vive en Europa por la fe contra
la herejía cátara albigense del sur de Francia, Cataluña, Occitania, y partes
importantes de Italia, y que da pie al nacimiento de las órdenes como la franciscana y
dominica, que tratan de restaurar moralmente la autoridad de la Iglesia después de
esta guerra civil religiosa que mencionábamos. En ese contexto, que además coincide
con la aparición de las primeras universidades como Oxford, Cambridge, París,
Salamanca, Palencia, etc., surge la figura de Santo Tomás.
Santo Tomás en ese contexto, retoma la herencia teológica de san Agustín, pero la corrige
sobre la base de intentar conciliar la razón con la fe. Santo Tomás recuperará la
importancia de la razón. Hará una lectura directa de Aristóteles gracias a la escuela de
traductores de Toledo que recupera el conocimiento de Aristóteles de una manera directa,
y ahí el contacto con la filosofía clásica griega influirá de manera directa en Santo Tomás.
Persuadido del valor de la razón, confiará en la existencia de una conexión entre fe y
razón. Si la razón forma parte de la naturaleza humana, es porque en esa ley eterna de la
que hablaba San Agustín, tuvo que haber una voluntad de Dios de que el hombre también
razonara. Es verdad que la debilidad humana hizo que el hombre fuera demasiado lejos en
el ejercicio de la razón y por eso cayó en el pecado. Pero la razón, está detrás de la
voluntad de Dios, aunque no sepamos por qué, y, por tanto, está en la ley natural y tiene
que ser un instrumento para poder conocer lo que Dios quiere de nosotros.
La principal obra de Santo Tomás, que es la suma teológica, será por tanto una larga
reflexión que trata de establecer la armonía entre la razón y la fe. Santo Tomás
también se planteará alrededor de una ley eterna, natural y humana, una trilogía.
• La ley eterna será el plan de la divina sabiduría en cuanto dirige todas las acciones
y movimientos de las criaturas que habitan el universo. Es una ley universal que
existe en Dios, ordenador y gobernador de todo el Universo. No puede ser
conocida directamente por el hombre, sino sólo a través de la revelación o (y aquí
está la diferencia con San Agustín) a través de la ley natural.
• La ley natural regirá todas las acciones de los hombres y siempre de acuerdo con
la ley eterna, no pudiendo haber contradicción. La ley natural no agota todo el
conocimiento de la ley eterna, pero la parte que abarca no puede ser contradictoria
con la ley eterna. Y la ley natural se conoce a través de la razón. La naturaleza
humana, que está marcada por la caída en el pecado original, tiene el instrumento
de la razón que, guiado por la fe, es decir, la aceptación de obedecer a Dios dentro
de las normas que Dios le da, a través de la razón puede conocer la ley natural. La
razón tiene que estar sometida a los límites de la revelación (y operar de la mano
de la fe), porque si no lo hiciera, se apartaría de la ley natural. En la naturaleza
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Cuestiones de interés que introduce Santo Tomás: A través del reconocimiento del libre
albedrío y de la capacidad de razonar, dirá Santo Tomás que, en determinadas
situaciones, cabrá la posibilidad de revelarse contra un orden que no es legítimo. Es el
tiranicidio, y su extrapolación en otras posibles medidas civiles y penales contra los
gobernantes injustos, un tema vigente en la época de Santo Tomás. Santo Tomás indica
en su “Gobierno de los Príncipes” que el Tirano es quien desprecia el bien común y busca
el bien privado; “se ha de proceder contra la maldad del tirano por autoridad publica”. La
respuesta a nuestra interrogante de si nuestro autor aprueba o desaprueba el tiranicidio
podríamos encontrarlo en el mismo capítulo VI cuando dice que “Cuando la tiranía es en
exceso intolerable, algunos piensan que es virtud de fortaleza el matar al tirano”. Y
continua Tomás de Aquino exponiendo algunos ejemplos del antiguo testamento, pero con
serenidad y determinación subraya que esto no está de acuerdo con la doctrina de los
apóstoles, según Pedro “ser súbditos reverentes no solo de los gobernantes buenos y
humildes, sino de también de los señores díscolos”. Contando al final con la única y
siempre efectiva “gracia de Dios” para soportar con paciencia los sufrimientos y las
injurias. Cabe concluir que dada la prudencia del que pasaría a ser Doctor de la Iglesia, no
cabe posicionar a este autor como defensor a ultranza del tiranicidio, sino que únicamente
cabe decir que trató el tema con prudencia. Esta teoría de Santo Tomás sobre los Tiranos,
será desarrollada por la escuela de Salamanca.
¿Cuál es la relación entre la ley eterna y la ley humana? Como veíamos en San Agustín, el
concepto de justicia. A diferencia del concepto de justicia que veíamos en San Agustín,
que era un concepto homogéneo, único, Santo Tomás distinguirá entre tres tipos de
justicia, sobre la base de la idea, de que lo justo es dar a cada uno lo que le corresponde.
1. Justicia legal o general: ordena los actos de todas las virtudes al bien
común o al bien de la comunidad. Es la que tiene que ver directamente
con las acciones que conducían al bien de la comunidad política.
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Por tanto, en Santo Tomás, la ley natural (que veíamos con anterioridad al distinguir
entre ley eterna, ley natural y ley humana) y el Derecho no tienen el mismo fin, ni el
mismo ámbito. La ley natural (al igual que la ley eterna) –accesible a través de la
razón– tendría que ver con la moral, y, por ende, estaría disociada del Derecho.
Santo Tomás dirá que la ley positiva establece como delito el asesinato. Para el
iusnaturalismo clásico católico, la vida de otro es propiedad de Dios. Para Santo
Tomás, lo relevante es la coherencia racional del sistema jurídico en lo que atañe a
la justicia buscando el bien común. ¿Dónde está la diferencia entre el derecho
natural y el positivo? En que el derecho natural no necesita autoridad para que
exista y existe por sí solo, y el Derecho necesita una autoridad. OJO: detrás de la
moral hay una autoridad, pero no es relevante para el sujeto.
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El mismo filósofo dirá, que cuando Dios creó el mundo conforme a ideas y patrones,
por el hecho de la creación adquieren una existencia propia: son independientes de su
propia voluntad. Los patrones y las ideas conforme a los que Dios hizo el mundo, una
vez que hizo el mundo, escapan, son independientes. Dios, como creador, ya no tiene
un control voluntarioso. El mundo, en sus nociones, es coherentes per se. Esas
nociones e ideas relacionadas con el hombre serán buenas, dice Vázquez de
Menchaca, por su conveniencia para el hombre, y serán acordes con su naturaleza
racional, porque no admite contradicción en la creación divina del hombre y las
nociones que la inspiran. Llegará a plantearse que habrá una coherencia en la
naturaleza humana que llevó al hombre a pecar. Cuando Dios le dijo al hombre: no
pruebes la fruta del hombre, sabía que iba a pecar.
Por tanto, de alguna manera, Dios quiso que eso sucediera para que el hombre
tuviera que gobernarse por su recta razón.
Por tanto, el fundamento de la ley natural para Vázquez de Menchaca será independiente
de Dios. No necesitará la voluntad de Dios. Recordemos cómo en Santo Tomás la ley
eterna inspiraba y se reflejaba en la ley natural. La misma triada conceptual de leyes
eterna, natural y humana, se da en los autores de la escolástica española. La ley eterna ha
establecido unos patrones sobre los que se regula todo el orden universal que inspiran a la
ley natural, y el hombre tiene capacidad para conocer directamente mediante la razón el
contenido de esas leyes, porque son independientes de la voluntad de Dios. Es decir, Dios
llevado por una razón absoluta, ha generado un cuerpo de nociones que sus criaturas
pueden conocer, porque no se basan en su voluntad. La ley eterna tendría que ver con la
acción de crear la naturaleza. En esa acción habría un propósito, y en ese propósito,
habría ya unas nociones que actuarían y harían posible la acción “hacer al hombre”, y la
ley natural sería la plasmación de esas nociones en el hombre, en la creación de Dios
hombre y naturaleza. Es tan perfecta la acción de Dios, que esa noción y su producto, que
es la naturaleza, son lo mismo.
Llegará a pensar en su intelectualismo, que como Dios no puede ser contradictorio, hizo al
hombre imperfecto conscientemente para que pecara y se convirtiera en un sujeto moral
que pudiera decidir si obedecía o no a Dios. La razón sería la esencia y la sustancia que
compartiría con Dios, sería el soplo de la divinidad que está en todos los seres humanos.
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Francisco Suárez dirá que, para hablar propiamente de ley natural, hay que acudir
a una fuerza que hay en la naturaleza humana que es la razón natural y que nos
descubre cuales son las acciones convenientes o no con esa naturaleza. Para él,
la ley natural es la razón directamente (para Vázquez de Menchaca recordemos
que la razón era algo innato que nos conducía al comportamiento recto).
Vitoria dirá que el derecho de gentes es el derecho que la razón natural establece
entre las naciones. Constata que la ley humana, que sería el tercer estadio de la triada
normativa que ya conocemos, estaría fracturada o dividida entre la experiencia jurídica
de las naciones, pero a pesar de esa fractura, a través de la recta razón natural, cabría
la posibilidad de encontrar un hilo de comunicación que identificaría al derecho de
gentes, al derecho común de todos los seres humanos. Suárez profundizará en esta
tesis y sostendrá que el derecho de gentes es aquel que todos los diversos pueblos y
gentes deben observar entre sí. La vigencia del derecho de gentes no dependerá de
las naciones, sino de la sanción que los hombres den al mismo mediante la recta
razón. Sería por tanto un derecho común al conjunto de la humanidad.
En un primer momento, el modelo jurídico instaurado fue una servidumbre natural de los
conquistados respecto de los conquistadores basada en la infidelidad (no fieles al
cristianismo). Todo ese escenario liberó en la corte del emperador Carlos V un profundo
debate. Los indios, dirá Vitoria, no son seres inferiores, sino que poseen los mismos
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derechos que cualquier ser humano. Tienen la misma razón innata que les conduce a la
rectitud, y por tanto son incluso los dueños de sus tierras y sus bienes. Vitoria y Bartolomé
de las Casas serán los artífices del cambio de modelo político con el que Castilla afronta la
conquista de las indias y convertirán a los indios súbditos de la corona y titulares de los
mismos derechos que los conquistadores, al menos jurídicamente.
También dirá Francisco de Vitoria con relación a la guerra, que esta sólo es lícita o
justa si se da la única causa que la hace lícita, que es responder
proporcionadamente a una injuria o agresión. Nunca será legítima por diferencias
religiosas o para aumentar el territorio, esto es, por ambición. Vitoria introduce por
primera vez la distinción entre guerra justa e injusta. Hay acciones de los estados
en su relación con otros estados que pueden dar pie a situaciones de guerra y esta
será o no justa en función de una agresión que sólo podrá ser respondida
proporcionadamente. Es decir, no puede proyectar la guerra justa más daño del
que ha sufrido, ya que, si así fuese, pasaría a ser injusta por parte del ofendido.
Vitoria planteará una serie de reflexiones en su obra “relectiones” en las que irá
identificando principios de ese derecho natural que se puede deducir a través de la innata
razón humana. Así, por ejemplo, dirá que los hombres no nacen esclavos, sino que nacen
libres y titulares de un conjunto de derechos naturales como por ejemplo el derecho a la
vida, el derecho a las consecuencias morales de sus acciones, el derecho a la propiedad,
el derecho a ser tratados iguales unos a otros, etc. También dirá que por derecho natural
nadie es superior a nadie. Dirá también que por ejemplo los niños no existen por razón de
otros, sino por razón de ellos mismos, es decir, la vida está subordinada al titular de la
vida, del hombre, y no dependerá de quiénes fueron sus progenitores. Dirá también que es
mejor en términos morales renunciar al propio derecho que violentar el ajeno. Dirá
también, que es lícito al hombre la propiedad privada porque es un derecho natural y
vinculado a poder adquirir bienes con los que sobrevivir, y que identifico mediante el
ejercicio de mi libertad a través del trabajo. Pero esa idea de propiedad que maneja Vitoria
es una propiedad limitada y no ilimitada. Está dentro de unos límites morales vinculados a
la supervivencia, a la acción del hombre que en unos casos será mayor que la acción de
otros mediante el trabajo, pero nadie que es propietario podrá negarse en determinadas
ocasiones a compartir las cosas que son suyas. Es más, en momentos de extrema
necesidad, todas las cosas son comunes. Incluso aquellos que están privados de razón,
dirá vitoria, tienen derechos, porque, aunque la recta razón es la base de la naturaleza
humana, el ser criaturas de Dios les atribuye los mismos derechos, aunque no puedan
ejercerlos (reconoce la dignidad humana más allá de la propia razón, en la posibilidad de
ser racionales).
Dirá también que el juez que obtiene un testimonio por tormento no será juez. Es la
primera manifestación de la crítica a la tortura. Bajo el Antiguo Régimen, en los procesos
judiciales, el testimonio que se obtenía se basaba en la tortura y fue con la Revolución
Francesa que se introduce el principio de presunción de inocencia y esto altera todo el
modelo procesal. Hasta la Revolución Francesa, el proceso era inquisitorial, donde la
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defensa tenía que desarmar la culpa que se presumía en el procesado, y uno de los
instrumentos para determinar si el reo era o no culpable, era el uso de la tortura, porque se
pensaba que Dios no iba a conferir el peso de sufrir un daño innecesario a alguien no
culpable. Vitoria dirá que los testimonios obtenidos de un reo procesado con violencia no
son justos, y que la tortura en ningún caso está justificada. Por eso dirá también que no se
podrá dar muerte a una persona sin ser juzgada ni condenada. La muerte no puede ser
arbitraria porque la vida es un derecho natural que el hombre tiene.
Vitoria insistirá en su reflexión sobre la política y el derecho de gentes, que una nación
tiene derecho a gobernarse a sí misma, y puede aceptar el régimen que quiera. De hecho,
el poder del rey viene de la nación porque ésta es libre por principio. El hombre por
naturaleza, de igual manera que tiene un derecho natural a la vida, tiene un derecho
natural a gobernarse a sí mismo. Si cede ese derecho en favor de otro, es porque él
mismo le atribuye a ese otro su capacidad para autogobernarse y por tanto hay un pacto
implícito en todo gobierno y en la forma de ese gobierno. Si el conjunto de los ciudadanos
o súbditos de una nación quiere vivir bajo una tiranía, monarquía, república, etc., nacerá el
pacto fundacional querido por ellos. El pacto, no obstante, en la medida en que los
derechos naturales son derechos inmutables y pueden en cualquier momento recuperarse,
si la mayoría percibe que la forma de gobierno es inadmisible, podrán revolverse contra el
gobierno. Podrán romper el pacto fundacional y llevar a cabo lo que después Locke y los
iusnaturalistas anglosajones identificarán como la revolución. En el pensamiento de la
escolástica española está el origen de ideas que nos suenan al liberalismo. De hecho, uno
de los grandes teóricos del pensamiento liberal, Hayek, sostendrá que el origen del
pensamiento liberal está en estos autores. Estos pensadores al mismo tiempo eran
economistas y son los primeros autores que comienzan a identificar lo que hoy llamamos
mercado, y que el mercado se gobierna por leyes de oferta y demanda que marcan un
precio justo que es el precio que nace de la confluencia de estas leyes. La justicia estará
basada en los precios que nacen espontáneamente del mercado.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Por tanto, para Vitoria y para la escolástica, el poder del rey viene de la nación porque
ésta es libre por principio. Ninguna guerra es justa si consta que sostiene mayor mal
que bien. Ya no se trata solamente de que la guerra es justa si responde
proporcionadamente a una injuria, sino que precisamente la proporcionalidad de la
respuesta hará siempre justa la legítima defensa. Si nos excedemos, se restablecerá
el estado de guerra y será injusto. Si el súbdito constata la injusticia de una guerra,
podrá negarse a ella e incluso podrá contrariar el mandato de su príncipe. Y la tesis
más hermosa de todas, porque es una respuesta anticipada en el tiempo a Hobbes
(Vitoria existió antes), es la de este último filósofo, que dirá: “el hombre no es lobo para
el hombre, sino hombre”, esto es, no hay una natural inclinación a la violencia de unos
sobre otros, sino que como veremos de la mano de Hugo Grocio, directamente influido
por la escuela española, hay un apetito social natural en el hombre a querer compartir
la vida con otros hombres, buscando la paz y la armonía.
Aquí acaba el primer tema relativo al iusnaturalismo clásico que hemos visto
iniciar en la antigüedad y concluir en los albores de la modernidad, siendo el
pensamiento que marca la historia del pensamiento jurídico durante 2.000
años, desde la antigüedad clásica griega que vimos en la Atenas de Pericles (s.
VI a.C) hasta España y el descubrimiento de América alrededor del s. XVI.
Curiosamente, esta reflexión que hemos visto aquí contenida, que marca la cesura
entre el iusnaturalismo clásico y el moderno a partir de las claves que hemos visto,
irán produciendo la secularización del derecho, y por tanto la sustitución de Dios
por el Estado como el sujeto de la autoridad que fundamenta la obligación jurídica.
Es en este momento de tensión histórica que coincide con las guerras de religión
que se desatan en Europa tras la aparición del luteranismo y el calvinismo, que se
da el comienzo de la guerra por le hegemonía europea alrededor de la religión que
protagonizarán España y las otras potencias europeas, sobre todo durante la
guerra de los 30 años, que es la primera guerra de carácter internacional que se
vive intensamente en Europa y que devasta culturalmente el continente europeo y
que hará proliferar las ideas que Vitoria, Suárez, y la escuela de Salamanca
configuraron alrededor del derecho de gentes, del Derecho Internacional Público.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
3. En tercer lugar, hay una separación del derecho natural de una fundamentación
teológica o religiosa del mismo. Se disocia la fundamentación del derecho de la
autoridad de Dios, e irán paulatinamente anclando esa autoridad mediante un discurso
racional alrededor del Estado, con lo que entrarán en el debate sobre la legitimidad del
Estado, y no sólo la legalidad de este. La legalidad tiene que ver con la justicia formal,
es todo lo que tiende a generar una estructura de seguridad jurídica, es el derecho
entendido como legalidad que es de alguna manera el positivismo radical. La ley por sí
misma es justa si cumple los requisitos que permiten identificar a una Ley
(irretroactividad, contradicción, estabilidad, carácter general, etc., en resumen, todo lo
que permite comprender que una norma es derecho y no es moral porque tiene toda
una serie de elementos que permiten identificar una justicia formal que por sí misma
valida el ordenamiento jurídico. Pero eso no es suficiente, ya que la legalidad implica
también que junto con esos valores que ordenan el sistema, concurran una serie de
valores externos al derecho en sí que son la libertad, la igualdad, el bienestar, la busca
de la felicidad, el
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
respeto a los derechos humanos, etc., que se integran desde fuera en el sistema
jurídico a través de la Constitución con todo su orden valorativo, llegando a la
justicia sustantiva o material. Un orden justo combina legalidad y legitimidad. Para
el positivismo (Kelsen) la mera legalidad equivale a legitimidad, pero para los
iusnaturalistas modernos esto no es suficiente, sino que además de la justicia
formal debe concurrir un orden valorativo, unos valores ajenos al sistema jurídico
que se integren a través de por ejemplo en nuestro caso, una Constitución.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
• En primer lugar, por un área geográfica: el eje de reflexión teórica sobre el Estado y la
Ley pasa del mundo Mediterráneo (desde la antigüedad clásica, Grecia, pasando por
Roma y terminando con el iusnaturalismo de los autores españoles) a los países del
Norte europeo, y particularmente a un Norte europeo caracterizado por el
protestantismo tanto en su versión luterana como calvinista (idea de predestinación).
Lutero plantea una reflexión que continúa con las ideas de San Agustín. Se trata de
una reflexión sobre que el fundamento de la revelación estaba en la fe y no en el libre
albedrío porque éste estaba condicionado por el pecado original. Frente a esa tesis
está el pensamiento calvinista que desarrolla Calvino y la visión de que el hombre,
aunque inicialmente no tiene esa capacidad racional, la razón le ayuda a comprender
si está predestinado o no. Dios que es omnipresente, omnipotente y omnisciente,
cuando afrontó la creación y en concreto la creación del hombre, supo que el hombre
iba a caer, y que producto de esa caída tendría que juzgarlo al final de los tiempos, y
por tanto sabía quién se iba a salvar. Por tanto, nacemos ya en la mente de Dios
sabiendo si vamos a ser salvados o condenados por él. Esta es una idea de
predestinación que permite al hombre ver que, si consigue ver que de alguna manera
su vida se resuelve favorablemente, no es por sus acciones, sino porque está salvado,
y por tanto lo que tiene que hacer es seguir comportándose racionalmente, porque a
través de la razón encontrara la manera de testimoniar en sí mismo, que está salvado.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Hugo Grocio: Vivirá entre el año 1583 y 1645. Grocio es, después de Vitoria y Suárez,
el gran teórico del Derecho Internacional. “De iure belli ac pacis” es un libro que
escribe en medio de la guerra de los 30 años en 1625, siendo esta una guerra
religiosa que involucra a las potencias católicas y protestantes. Divide a las ciudades
europeas entre ellas e incluso provoca guerras civiles dentro de los propios países
como en Francia (debido a la presencia de los hugonotes), pero también en Alemania
(importante presencia católica dentro de una mayoría protestante). Europa por tanto
sufre las guerras religiosas que además serán una lucha por a hegemonía política
disputándole a España la primacía política sobre conjunto de Europa.
El interés que nos planeta este autor es que inicia un planteamiento donde trata de pensar el
derecho en un escenario abstracto ideal. Dice, “estas cosas de que hablamos tendrían también
lugar de algún modo aun cuando supiéramos, lo que no puede hacerse sin una gran maldad,
que Dios no existe o que no se preocupa de los asuntos humanos”. Con esto, Grocio se
plantea: si tengo que reflexionar sobre el derecho, voy a hacerlo sin Dios. Y además sin un
Dios que no se preocupe por los asuntos humanos; pensará sin la idea de la existencia de una
revelación o ley eterna, siendo esta la primera ruptura con el iusnaturalismo clásico. Intentará
entender cómo se regula jurídicamente el mundo sin revelación. Esto se hará mediante un
modelo de ensayo conceptual basado en la razón, es decir, pensará Grocio que en un espacio
ideal que dominará el estado de naturaleza, donde ni existe Dios ni existe revelación ni existe
ley eterna, algo tendrá que haber, pero en ese algo que tendrá que haber tampoco está la
autoridad política. La razón que acompaña el juicio con el que estoy tratando de examinar
cómo sería el estado de naturaleza sin todo esto, tratará de justificar cómo y conforme a qué
principios se relacionarían los hombres. Estaríamos por tanto ante un proceso de reflexión
abstracta donde, de forma innovadora, se rompe con toda la reflexión jurídica previa a la
modernidad. Se basaría en una abstracción perfecta sin Dios, sin revelación y sin estado. En el
estado de naturaleza, las relaciones entre los hombres que la integran se basarían en un
derecho natural, pero no en un derecho natural basado en la revelación, sino en el dictamen de
la recta razón que indica que a una determinada acción le corresponda la necesidad o la
torpeza moral por su conveniencia o disconformidad con la misma naturaleza racional. Por
tanto, el derecho natural se basará en la naturaleza, donde hay una tendencia innata no a vivir
aislado, sino a vivir en asociación con otros; hay un apetito natural a vivir en sociedad, porque
un hombre por sí solo no podría vivir sin la cooperación de otros. En esa dependencia, la
colaboración con otros es un elemento básico para la supervivencia; en la naturaleza
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Es más, la manera natural de relacionarse sería que, llevado por la razón, la forma
sería pacífica y ordenada de acuerdo con un entendimiento humano que está en el
lenguaje (el lenguaje es un instrumento que confirma la naturaleza social del hombre).
La necesidad de comunicarnos, si queremos comunicarnos con alguien, es porque
necesitamos al otro. Por tanto, el apetito social original del hombre lleva a que el
derecho natural busque racionalizar la convivencia en el estado de naturaleza sobre la
base de la cooperación. Hay por tanto un elemento cooperativo, social y otro que
tiende a la paz. Y en esa cooperación, los hombres guiados por el deseo de
cooperación y supervivencia pueden distinguir que hay cosas buenas y cosas malas.
Por ejemplo, defenderte de otro que te agrede, sería una cosa mala, y es que la propia
razón pone en evidencia que, llevados por un apetito social y de cooperación, si
alguien no se comporta así, la respuesta defensiva será también algo querido por el
Derecho natural y la agresión no formara parte del derecho natural.
Por tanto, el derecho natural piensa Grocio, podrá contribuir a resolver los conflictos
humanos primero porque se basa en la razón y segundo porque esta razón podrá
detectar qué comportamientos y actitudes (comunes a las distintas civilizaciones) son
correctas y cuales no. Dentro del estado de naturaleza, el elemento básico sobre el
que se sustenta la convivencia en paz será el pacto. Para poder colaborar tenemos
que pactar como se construye esa colaboración. Por tanto, pacto, apetito social, razón
e identificación natural de lo que está bien y mal serán elementos que caracterizarán el
estado de naturaleza y lo que permitirá por primera vez definir una serie de rasgos
normativos a través de los cuales se puede identificar a la autoridad jurídica y se
puede llegar al derecho, y todo sin la necesidad de Dios y su revelación. Cuando
hablamos de un estado de naturaleza, no hablamos de un estado histórico, sino de un
producto de abstracción que intenta imaginarse retrotrayéndose en el tiempo al primer
momento en el que los hombres conscientes de que convivían como seres humanos,
tenían que afrontar la experiencia de cómo organizar colectivamente la vida humana.
Frente a esta visión que acabamos de ver que está en Grocio, tenemos la visión de
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
abstracta sobre el ser humano, a diferencia de Grocio (que tenía un claro componente
positivo), el componente es negativo, estando profundamente marcado por la tradición
calvinista inglesa. Por tanto, hay un pesimismo antropológico a la hora de tratar de
caracterizar cómo es el ser humano y dice que el hombre por naturaleza está
arrastrado por la codicia y la competencia por los bienes materiales. El hombre,
atrapado por una necesidad de supervivencia, no busca cooperar con otros, sino que
la codicia y la competencia, son un primer rasgo que identifica la naturaleza humana.
Precisamente esa lucha hace que la experiencia humana más inmediata sea el temor o la
desconfianza hacia los otros. Como los bienes materiales en el mundo son escasos y las
necesidades humanas no, la lucha es tan intensa que el temor a los demás es la manera
de comunicarnos con ellos. Nuestra experiencia relacional con los otros es el miedo. Y, en
tercer lugar, el ser humano se ve acompañado por la vanagloria, esto es, por el deseo de
sobresalir unos sobre otros, tendiendo el hombre a considerarse más inteligente, más
capaz, más inclinado a tomar decisiones y que no decidan por él, etc., producto de la
vanagloria. Estas razones que marcan la antropología humana están sumando a esa
identificación de cómo es el hombre en el estado de naturaleza. Se están sumando a otro
rasgo común que comparten todos los hombres, y es que son iguales por naturaleza.
Hobbes llega al positivismo a partir del modelo idealizado del estado de naturaleza. El
inglés, llevado por una especie de constructo científico (como si de un laboratorio de
ensayo se tratase), pensará también en cuál es el estado de naturaleza, al igual que
en Grocio, sin Dios, sin revelación y sin autoridad. No hay una ley eterna y no hay
nada más que un intento de reflexionar cómo viviríamos los hombres sin esos rasgos
que veíamos que fundamentaban la autoridad en el iusnaturalismo clásico. En Grocio,
el hombre que operaba idealmente en el estado de naturaleza con otros hombres tenía
una visión positiva de la vivencia y experiencia colectivas en el estado de naturaleza.
En cambio, Hobbes partirá de, en primer lugar, un análisis del hombre basado en una
antropología negativa y pesimista, y dirá que el hombre por principio se comporta
llevado por la concurrencia de estos tres elementos que hemos mencionado.
A estos elementos (bienes materiales, temor y miedo, vanagloria) que ya de por sí ponen en
evidencia que la cooperación que veía Grocio no es natural, se añade que los hombres en este
comportamiento y en la idea de sí mismos, son iguales por naturaleza. Por tanto, la igualdad
será un elemento fundamental en la manera de analizar ese estado. Todos los hombres
compartirán más o menos las mismas capacidades físicas y mentales, y ese hecho,
concurriendo estos rasgos antropológicos, desemboca en que los hombres estarán no
cooperando, sino luchando entre ellos. Sobre todo, teniendo en cuenta que esta igualdad no es
reconocida por la vanagloria, por el temor y por la codicia, como el elemento sobre el que se
basa una relación de respeto con los demás. Seremos iguales en la lucha. Cada uno tenderá a
considerarse superior y con más derecho sobre los otros, no buscándose la cooperación sino la
supervivencia, y, por tanto, el estado de naturaleza será siempre un estado de guerra, de lucha
de unos contra otros, de una paz imposible, de un mundo marcado por la violencia más
→
extrema “el hombre será un lobo para el hombre”.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Hobbes vivió todo el siglo caracterizado por una serie de convulsiones políticas en
Inglaterra, especialmente la guerra civil que condujo a la decapitación del rey Carlos I
y la expulsión de los Estuardo y la instauración por primera vez en Inglaterra de una
República. Hobbes es un teórico que ubicamos dentro del iusnaturalismo porque
comparte una metodología parcialmente iusnaturalista, pero sin embargo es fundador
del pensamiento positivista y el principal revelador o crítico del pensamiento
iusnaturalista. Esto es así porque a partir de Hobbes el estado como sujeto político
adquiere el monopolio conceptual y teórico en la fundamentación del Derecho. Dios
desaparece y la razón se convierte en el sujeto o concepto alrededor del cual se
organiza la legitimación del derecho natural. Sobre todo, porque Grocio plantea una
metodología que hace innecesaria la presencia de Dios.
Hobbes arranca así las cosas de la metodología iusnaturalista para llegar a una conclusión
distinta a este que será la del positivismo. En la triada que identifica al derecho alrededor
del elemento de justicia, validez y eficacia, la justicia serán todos esos valores meta
jurídicos que alimentan la legitimidad del derecho y que podrán ser constitucionalizados o
no, y el derecho natural implicaba que lo justo y el derecho son la misma cosa, no
pudiendo haber normas que no sean justas, ni haber justicia sin derecho. La validez
implicaba que el derecho es un sistema normativo que aloja en su seno unos presupuestos
a través de los cuales se justifica a sí mismo y no necesita una estructura valorativa ajena
al derecho. La justicia para la validez es básicamente formal, y aquí está el fundamento del
pensamiento positivista con Kelsen a la cabeza y su teoría pura del derecho que defendía
que al derecho sólo le interesa la validez del propio sistema jurídico. Y por otro lado estaría
la eficacia. El derecho como norma tiene interés en la medida en que es eficaz y se
cumple, lo que dará pie a las corrientes del realismo jurídico como el realismo
escandinavo, etc. El pensamiento positivista para resumir arranca su concepto de validez
del pensamiento de Hobbes. Lo importante para el derecho son los mecanismos de
legitimación interna que aloja en su seno y que están en el Estado.
Para Hobbes, sin embargo, el hombre es visto desde una perspectiva negativa,
en la medida en que está marcado en primer lugar por la codicia, esto es, para
sobrevivir tiene que competir con otros seres humanos por los bienes
materiales que le permitan vivir. Por tanto, el primer rasgo es el egoísmo de la
supervivencia (mi interés es lo que prima sobre el interés de los hombres).
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Dirá Hobbes que el derecho natural será la libertad de cada hombre de usar su propio
poder como quiera para la conservación de su propia naturaleza, de su propia vida. Sin
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En esta metodología reflexiva de Hobbes, la razón está presente porque él observa desde
la experiencia que la razón opera, pero opera limitadamente. A pesar de su limitación, la
razón permite al hombre pensar sobre la conveniencia de estar permanentemente en
guerra, es decir, a través de la razón el ser humano en el estado de naturaleza se
pregunta si puede mantenerse un estado de guerra permanente. La conclusión a la que
llega es que no. No, porque el propio deseo de supervivencia y por tanto el egoísmo,
asociado al derecho a la vida, le llevará a que la razón le mueva a encontrar algún
mecanismo que permita sacar a los hombres de esa guerra permanente y a descubrir que
hay una ley natural que puede conducir a la paz. El único engranaje que piensa desde la
razón y que puede conducir a la paz es la posibilidad del pacto.
De ahí que el pacto para Hobbes nazca de la renuncia al derecho natural a la libertad. Si
yo no puedo garantizar mediante un pacto respetando mi derecho absoluto a la libertad el
derecho de los otros y los otros mi derecho, tendré que renunciar a mi libertad, y dicho
pacto implicará que Otro asuma esa responsabilidad. Ese otro será el Estado. A través del
pacto se atribuirá al Estado, encarnado en lo que el denominará “El Leviatán” (1651), que
podrá ser una única persona (el rey) o un grupo de personas organizadas alrededor de
una entidad colectiva (el Estado). A través del pacto se transfiere el derecho natural a
gobernarme a mí mismo, a ejercer mi libertad, con la condición de que los demás hagan lo
mismo. Por tanto, el pacto nacerá de una reflexión racional condicionada por un cálculo de
utilidad basada en el miedo y en la incapacidad de salir de un conflicto donde uno se
imponga a los demás por sí mismo. La consecuencia del pacto que nace de la renuncia del
derecho a gobernarse por sí mismo será una obligación absoluta de cada hombre. Dirá
Hobbes: “en el respeto del pacto y en el cumplimiento de esa obligación está la justicia”. La
justicia será básicamente cumplir con lo pactado.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
2. Segundo, que es un pacto entre los particulares, entre los sujetos, entre
los hombres; es un pacto que crea al soberano, pero el soberano no
pacta con los seres humanos, sino que es un sujeto artificial.
5. Por eso, en quinto lugar, el soberano no puede ser castigado, ni juzgado por los
súbditos. El soberano es el único juez, porque además es quien vela por la justicia
que es cumplir lo pactado. Aquí vemos cómo el pensamiento de Hobbes es un
pensamiento absolutista. Si saltamos en el tiempo, nos encontramos con Carl
Schmitt, que es el gran teórico del fascismo, que legitimó la transformación de la
república de Weimar en la dictadura nazi, y que de alguna manera configura una
reflexión teórica que lleva las tesis del Leviatán de Hobbes a una interpretación
totalitaria del poder. Cuando todo este cuerpo teórico se ideologiza como sucede
con el fascismo o el comunismo, el modelo de soberanía absoluta que está en el
análisis de Hobbes desemboca en la dictadura absoluta.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
7. En séptimo lugar, la propiedad, que no existía como derecho natural, nace a partir
del pacto, porque el pacto identificará dónde esta lo mío y lo tuyo. En el estado de
naturaleza, la concurrencia de estos elementos y los derechos naturales que
veíamos antes desembocaba en el pillaje (todo era de todos y todo era disputable
por todos). La propiedad no tenía cabida porque nunca iba a ser respetada. La
propiedad sobre los bienes es una propiedad comunitaria porque todos los bienes
del mundo están subordinados al derecho a la supervivencia que cada uno tiene
sobre los bienes para sobrevivir. La propiedad nace por tanto con la sociedad civil,
después del pacto. Por tanto, hasta donde alcanza la propiedad y cómo se legitima
esta, dependen del soberano.
Samuel Pufendorf (1632-1694): Es el primer catedrático de la historia del derecho, del derecho
natural y del derecho de gentes. Es el gran teórico junto a Vitoria y Grocio del derecho
internacional. Fue catedrático en Heidelberg en Alemania y su principal obra es “de iure naturae
et gentium”. Su posición no se aparta demasiado de la visión de Grocio. La singularidad que
tiene es que estudia la naturaleza humana como Grocio también desde una visión positiva y
una antropología optimista que le hace detectar una serie de preceptos naturales en el hombre
que operarían también en ese estado de naturaleza ideal. El instinto de conservación, que
compartiría con los otros seres animales viene acompañado de una fragilidad innata que
acompañaría a cada una de las acciones del hombre. A diferencia de los otros animales que
tienen mecanismos de conservación claros, el ser humano no los tiene, porque en su deseo de
conservarse concurren también la razón, el deseo de asistencia a otros, el cuidado de los que
todavía son más débiles en la cadena cronológica del hombre (ancianos y niños), que le hacen
débil de manera innata. Su fragilidad para conservarse forma parte de su naturaleza. Aquí
nacerá el concepto de dignidad humana, referente de la teoría de los derechos fundamentales
y de la interpretación del hombre. La idea de que hay una dignidad humana que acompaña al
ser humano está en la tesis de Pufendorf de percibir que en el ejercicio igualitario del instinto de
conservación hay una fragilidad que nos diferencia de los otros seres y que nos hace ser
débiles por naturaleza. Necesitamos de los demás porque en esa debilidad hay una propensión
a hacer daño, un daño que no es que queramos hacer como veíamos en Hobbes llevados por
el egoísmo de supervivencia, sino que nuestra debilidad nos lleva a que en
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
John Locke: Nació en 1632 y murió en 1704. Locke, además de ser el autor que mejor
retrata y define el pensamiento iusnaturalista moderno, es el padre del pensamiento liberal
y primer teórico en la construcción del Estado liberal de derecho. Locke nace en el mismo
periodo histórico que Hobbes, pero el desenlace que plantea es radicalmente distinto.
Locke tiene también una aproximación antropológicamente pesimista al igual que Hobbes,
al estar marcado por el calvinismo. Él forma parte de una corriente intelectualmente
dominante dentro de la sociedad británica en esta época que es el puritanismo, del que
surgirá el proceso de colonización de Estados Unidos. Los puritanos fueron los que
viajaron a Estados Unidos a Massachusetts en estos años. El puritanismo es una corriente
del calvinismo asentada en Inglaterra que verá al hombre desde una perspectiva pesimista
en la medida en que lo interpretará como vimos en Hobbes bajo el condicionante del
pecado original, un pecado que marca la personalidad y la antropología del ser humano.
Sin embargo, a diferencia de Hobbes o de San Agustín en su momento, la consecuencia
del puritanismo de Locke no será un pesimismo, sino un optimismo en torno a la capacidad
del hombre, un optimismo realista que se traducirá en la posibilidad de articular un pacto
político sobre el que construir la soberanía.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
John Locke es un filósofo que al mismo tiempo es el fundador de una de las corrientes
filosóficas más importantes, que es el empirismo. El empirismo es una corriente que surge
durante la modernidad, durante el periodo que comienza a partir del Renacimiento de la
mano de la revolución científica y de la superación del mundo medieval, y que trata de
corregir los excesos solipsistas del pensamiento racionalista de Descartes. El solipsismo
es la creencia metafísica de que lo único de lo que uno puede estar seguro es de la
existencia de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es incognoscible
y puede, por un lado, no ser más que parte de los estados mentales del propio yo. El
solipsismo es una reflexión que se encierra en forma de bucle. Un racionalismo cartesiano
es un pensamiento solipsista en la medida en que se encierra alrededor de una explicación
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Acordémonos que Descartes pensaba que había unas ideas naturales que nacían de la
razón. Los empiristas de la mano de John Locke piensan que las ideas pueden ser simples
o complejas. Obtenemos información a través de los sentidos, y lo que nos permite
procesar esta información y desarrollarla como conocimiento, es la razón. Locke distinguirá
entre ideas simples (ideas que nacen directamente de la percepción sensible, como la luz,
la solidez, el tacto, etc.) que mediante la razón procesamos laboriosamente en nuestra
consciencia y transformamos en ideas complejas, producto de la reflexión humana. John
Locke en su principal obra filosófica que es “ensayo sobre el entendimiento humano”
pondrá en valor el trabajo y la labor. El trabajo, y aquí es donde viene la inspiración del
calvinismo, es el elemento que permite la complejización del conocimiento y por tanto la
apropiación real del conocimiento. Esto es importante porque Locke, en el estado de
naturaleza, identificará desde el primer momento la capacidad consciente del ser humano
para comprender que existe una ley natural, una ley natural que es la voluntad de Dios y
que opera sobre el mundo, una ley natural que podemos conocer a través de la
experiencia y deducir sus preceptos a través de la razón aplicada mediante la experiencia
sobre las ideas simples que nos proporciona el mundo. El trabajo (trabajo intelectual) es el
instrumento a través del que refinamos las ideas simples. La idea compleja más
evolucionada, pensará Locke, es la propia idea del ser humano, que uno llega a conocer y
por tanto a reconocerse como ser humano, gracias a un proceso de trabajo intelectual
donde el hombre descubre su propia identidad. Por eso, llegará Locke a la conclusión de
que el hombre es dueño de sí mismo, tiene una propiedad natural sobre su ser que nadie
podrá jamás vulnerar, y es que es la vía de comunicación con Dios como creador. El
hombre replica su imagen de criatura de Dios portando la dignidad de ser creador de sí
mismo, y por eso es dueño de su identidad, y nadie se la puede quitar. Es el fundamento
de su ser frente al Estado, frente a los otros, frente al mundo e incluso frente a Dios,
porque él es dueño y señor de sí mismo para conocer la ley natural y como buen
calvinista, responder ante Dios de las obligaciones que como hombre tiene frente a él.
Aquí vemos claramente el elemento apropiativo, el valor que la propiedad tiene como
concepto en el pensamiento de Locke desde la propia fundamentación de su teoría del
conocimiento. El hombre es dueño de su conocimiento, dueño de su saber, y a través
de las ideas complejas de las que uno se hace dueño, llega a la conclusión de que es
propietario de sí mismo. La ley natural por tanto es la ley que regula el estado de
naturaleza, y es una ley que marca unas obligaciones asociadas a los deberes que el
hombre tiene con Dios como creador del mundo. A través de la experiencia, el hombre
deduce que el mundo que habita tiene que ser de Dios, porque no ha podido crearlo el
propio hombre. A través de la experiencia deduce que tiene una obligación natural de
conservarse, de sobrevivir porque por sí mismo no puede hacerlo y necesita al mundo
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
La propiedad por tanto se convierte para Locke en el derecho natural fundamental en el estado
de naturaleza, pero el estado de naturaleza para Locke no es un estado permanente, y es que
aunque el hombre tiene capacidad para razonar e interpretar la ley natural y cooperar con otros
hombres, la presencia de desigualdades naturales puede generar en determinados momentos
situaciones de conflicto, porque aunque todos los hombres son iguales en su capacidad para
acceder mediante una dinámica empírica al conocimiento de la ley natural, y la mayoría de los
hombres se comporta así, no puede negarse que algunos no quieran hacerlo de esa manera,
porque el pecado original, volviendo a las raíces
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
El conflicto precipita toda esta cadena lógica, porque aunque el hombre es dueño de sí
mismo, cuando es afrentado en su derecho a la vida o en cualquiera de los otros derechos
naturales reconocidos en el estado de naturaleza, no es imparcial al juzgar la conducta
que lo agrede, y aunque tiene el derecho a exigir reparación al que le agrede o vulnera en
su derecho a la propiedad, la posibilidad de ser imparcial en el juicio puede llevarle a la
arbitrariedad, a demandarle más de lo que de acuerdo con la ley natural tiene derecho a
exigirle. Si va más allá, estará vulnerando él también, aunque haya sido agredido, la ley
natural. Esto comenzará a generar una situación de conflicto no resuelto, que a través de
la razón les llevará a pensar que es necesaria la existencia de un Estado como pasaba en
Hobbes que proteja a los hombres en sus derechos naturales.
Es aquí donde está la diferencia en la idea de pacto. El pacto lo que busca es que los
derechos naturales que el hombre tiene en el estado de naturaleza sean protegidos en el
estado civil. La importancia de los derechos es tan grande, que el estado no podrá vulnerar
los derechos naturales, a pesar del pacto que le atribuye la capacidad de elaborar leyes
que los protejan. Si el estado no respeta esto, cabrá la posibilidad de la revolución, esto
es, que los hombres se enfrenten al estado para restaurar el estado de naturaleza y volver
a fraguar un pacto que les proteja en sus derechos naturales. Si el Estado no protege
mediante su ley los derechos naturales, no es Estado, sino una tiranía, y mediante la
revolución los hombres recuperan su derecho a gobernarse mediante la ley natural. Toda
la teoría de Locke está concebida para proteger los derechos naturales que tienen los
hombres y que el Estado ha de amparar. Si no lo hace, no habrá obligación política de los
ciudadanos de respetar la ley y podrán revelarse contra el gobernante, que estará
vulnerando el pacto, suponiendo la revolución combatir la tiranía de quien gobierna sin
respetar los derechos naturales. La legitimación y la fundamentación de la democracia
liberal comienza a partir del pensamiento de Locke, y sus ideas darán lugar a lo que se
denominan las revoluciones atlánticas (norteamericana, inglesa y francesa), revoluciones
que acompañan la construcción del estado democrático.
John Locke es, para acabar, autor de tres obras fundamentales (publicadas las
tres en 1689), que juntas conforman el corpus teórico del pensamiento liberal.
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3. Por último, cabe destacar la “Carta sobre la tolerancia”. Las tres obras constituyen
el cuerpo teórico del pensamiento de Locke. “Carta sobre la tolerancia” será la obra
que justifique toda la teoría moderna sobre la tolerancia religiosa que todavía hoy
fundamenta la libertad religiosa en los países occidentales. En esta obra, tenemos
una profunda reflexión donde el hombre es propietario de su conciencia y tiene un
derecho natural a relacionarse como quiera con Dios o quien crea que es Dios, y
es que Locke constata, producto de la experiencia, que no todos los hombres
identifican a Dios con el mismo nombre y que no todos cuando hablan de Dios
piensan que Dios quiere de ellos las mismas cosas. La conciencia es la propiedad
moral que el hombre tiene dentro de sí mismo y que le permite conocer la ley
natural y por tanto saber lo que Dios quiere de él. Aquí no se puede meter ni la ley
ni el gobierno, ya que es una obligación natural que el hombre tiene que atender
con Dios, pudiendo la ley únicamente amparar o proteger dicha conciencia. Por
tanto, la tolerancia es la exigencia que el gobernante tiene respecto de quienes
que no comparten la religión mayoritaria de un país que en el caso de Inglaterra
era la religión anglicana. Mediante esta Carta sobre la tolerancia, decía Locke que
el rey no es el soberano en materia de fe, ya que la relación con Dios es directa y
no intermediada por el hombre, aunque este sea rey. Comenzará con esta idea el
conflicto político con los tories anglicanos.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Esa idea de cambio en la ley de que influye mucho el país, las costumbres, la
cultura, e incluso el clima en la configuración de las leyes, introduce un cierto
relativismo interpretativo al rededor del sentido de legalidad. Las cartas persas
comienzan a plantear una especie de sociología del derecho y un intento de
interpretación el derecho desde la institucionalidad.
“Del espíritu de las leyes”: Para Montesquieu, las leyes naturales son leyes necesarias que
derivan de la naturaleza de las cosas, pero son leyes independientes de la voluntad de
Dios y no tienen (aquí ya hay un rasgo diferenciador con las otras teorías iusnaturalistas)
un sentido prescriptivo, sino sólo descriptivo. Expresan un orden racional necesario, pero
sin fuerza obligacional. Frente a las leyes naturales están, dirá el autor, las leyes positivas,
que son eso sí, derivaciones o emanaciones de la ley natural. La ley positiva es una
aplicación de la ley natural, pero a través de casos particulares en los que se aplican las
leyes naturales en función de la historia y la expresión que adquieren las leyes en los
distintos pueblos. Por tanto, el concepto de relativización que estaba en las Cartas Persas
lo proyectará en el análisis de las leyes positivas que tendrán carácter prescriptivo frente a
la naturaleza descriptiva de las leyes naturales. Por otra parte, las leyes positivas son
producto de la actividad estatal a través de la que se organiza el poder.
Aquí rebrota el pensamiento aristotélico, y es que Montesquieu dirá: “el poder se puede
organizar bien como una monarquía, bien como una aristocracia o bien como una
democracia”. Son las formas de gobierno que aplican las leyes positivas. Las tres pueden
tener una conformación republicana si la ley prima como virtud pública a la hora de
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
ordenar y organizar el poder. Esto es lo que evita la corrupción del poder, que es el
despotismo. Puede haber despotismo en las tres formas de gobierno si incurren en la
arbitrariedad de no observar la ley. La manera de evitar el despotismo es la vigencia del
imperio de la ley. Dirá en esta primacía de la ley, que la libertad de los hombres será el
derecho de hacer todo lo que las leyes permiten, es decir, el concepto de libertad natural
que vimos en otros autores iusnaturalistas aquí está subordinado a un concepto de
legalidad. No hay libertad sin ley (idea fundamental en el estado de derecho democrático
actual). La libertad es el derecho de hacer todo lo que las leyes permiten. Si un ciudadano
pudiera hacer lo que las leyes prohíben, ya no habría libertad. Porque los demás tendrían
el mismo poder y de la independencia de cada uno, resultaría la opresión de todos.
Por eso, para hacer frente al despotismo, será necesaria la ley y la república
gobernada por la ley. La constitución, que será la ley suprema, deberá estar dispuesta
de tal modo que el poder detenga al poder. La manera de que el poder no se corrompa
es que el poder detenga al poder a través de las instituciones. La garantía de la
legalidad no está en los gobernantes, sino en las instituciones a través de las cuales el
poder se ejerce, y por tanto la manera de evitar que el poder corrompa es
deteniéndolo desde el poder, surgiendo así su teoría de la separación de poderes;
porque si el poder no es una realidad homogénea y contrapone otros poderes sobre la
base de una funcionalidad institucional distinguiendo entre los tres poderes, estos
tenderán entre ellos a contenerse en su tendencia a corromper a quienes lo ejercen.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Es un Estado de felicidad y de igualdad que impide por principio que unos hombres
opriman otros, ya que, piensa Rousseau, todos viven libres. La aparición de la
propiedad (cuando se define lo mío y lo tuyo y se levanta una barrera en el campo) es
lo que cambia la realidad del estado de naturaleza y hace que comience a surgir una
tendencia hacia la desigualdad. Para salir de esa desigualdad creciente, los hombres
piensan colectivamente mediante la razón colectiva en construir un Estado. El Estado
nace del contrato social (lo que Locke definía como pacto). Rousseau insistirá en que
el contrato social nace como un consentimiento unánime que dan todos los hombres, y
por el que renuncian a favor del Estado a todos sus derechos naturales. Renuncian
incluso a su propia individualidad y a su idea de igualdad, porque la única igualdad
posible será la configuración de todos ellos como pueblo y como soporte asambleario
de un Estado que concentrará frente a la tesis de Montesquieu, el poder de ejecutar
las leyes, de hacerlas y de juzgarlas; porque todo está subsumido en la voluntad
general. La voluntad general será por tanto la encarnación del único soberano posible
que es el pueblo, un pueblo que funcionará sobre la base de mayorías que se hacen
por los propios mecanismos del contrato social en mayorías absolutas porque no son
contestables. Definida la mayoría, la mayoría se impone sin respeto a la minoría (se
entiende que bajo el contrato social hay un consentimiento unánime aceptado, y que la
voluntad general sólo puede expresarse mediante la mayoría).
Por tanto, dirá expresamente que la voluntad general es que cada uno de nosotros pone
en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general.
Recibimos en cooperación a cada miembro como parte. Por tanto, la voluntad general será
la voluntad de todos organizada políticamente mediante leyes aprobadas por
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Kant (1724-1804): autor fundamental porque es el autor que reflexiona sobre la moral
universal y el derecho. Para Kant, la moral es algo absoluto, e incondicionado. Pero la
experiencia no puede dar nada absoluto e incondicionado. Por tanto, la moral no
consiste en algo empírico o basado en la experiencia (presupuesto básico para
entender la filosofía de Kant, que de alguna manera resume su crítica a la razón pura y
la razón práctica). Esto significa que la moralidad no corresponde a las acciones del
hombre y no forma parte de la realidad; y el hombre se relaciona con la realidad a
través de sus acciones. La moralidad sólo opera en la voluntad interior, que es donde
actúa la ley moral, una ley moral que fija imperativos y el imperativo máximo es el
imperativo categórico. El imperativo categórico resume el conjunto de la moralidad:
“obra sólo de acuerdo a una máxima que puedas querer que se convierta en una ley
general”. Este análisis nos va conduciendo de la moral al derecho.
Por tanto, el mundo o la realidad, es un mundo en el que no hay una moral apreciable
empíricamente, y las acciones que proyectamos los hombres no son por principio morales.
La moral es algo íntimo a cada uno y tiene que ver directamente con nuestra voluntad y
con los preceptos que esta nos dicta íntimamente. El precepto más importante es el
imperativo categórico, que es el producto de una conciencia estimulada a través de la
razón, una razón práctica porque el mundo de la libertad dirá Kant, que es un mundo que
no está concatenado a la lógica de la causa-efecto que opera en la realidad, nos lleva al
derecho. Es decir, el mundo externo a la moral que sería la realidad donde actúan
nuestras acciones, es un mundo gobernado por el determinismo de las causas y los
efectos. Las acciones externas que hace el hombre y que tienen que ver con la realidad,
estarán sujetas a esa causalidad, pero estarán potencialmente gobernadas por una moral
que es su voluntad y que hará que surjan acciones internas que condicionen la manera de
comportarse en la realidad. El derecho por tanto piensa Kant, se inspira en la ley moral,
pero a diferencia de la moral (regida por la conciencia), estará gobernado por la coacción.
Donde no hay conciencia hay coacción y donde hay coacción no hay conciencia. Por tanto,
el derecho será el reverso coactivo de la moral y regulará las acciones externas que en
principio están marcadas por la causalidad, pero que se hacen jurídicas mediante una
coacción que sustituye a la conciencia y que también será voluntad. A diferencia de una
voluntad individual (conciencia), será una voluntad colectiva (Estado). De ahí la estrecha
relación entre moral y derecho que vemos que traza Kant a través de la “Crítica de la razón
pura” y de la “Crítica de la razón práctica” y que desembocará en su principal obra jurídica
que es “Metafísica de las costumbres”.
Kant, como Hegel, como Schelling, como todos los filósofos alemanes, plantean una alta
complejidad. Kant habla de la esfera de la realidad, donde hay una ley que es la ley de
causalidad que marca una dinámica determinista donde todo tiene una causa y un efecto.
En esa realidad no es constatable (de manera empírica) la existencia de la moral, porque
la experiencia nos dice que la moral no está por principio en la realidad. No es constatable
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
porque no hay una experiencia que nos acredite y nos demuestre que en la realidad hay
una moral. Esto supone una ruptura con el pensamiento iusnaturalista tradicional, y es
que, para el iusnaturalismo clásico en el orden natural, la razón nos permitía ver un orden,
un orden moral, de unas cosas que eran correctas y otras que eran incorrectas.
Pues bien, Kant niega eso, diciendo que no hay en la realidad una experiencia directa de
la moral. La moral, por tanto, tiene que ver con una esfera íntima asociada a la conciencia,
y a una racionalidad que tiende a gobernar las acciones interiores que están presididas por
la voluntad. Por dentro somos voluntad (anticipo al pensamiento de Schopenhauer, que ve
al hombre como un producto de la voluntad). Esas acciones interiores que están
gobernadas por la voluntad y la conciencia son las que nos permiten identificar la moral,
que tiene que ver con un deber ser, con una serie de imperativos que tienen como idea
superior el imperativo categórico. Es por tanto la moral, un terreno que tiene que ver con la
esfera interior y no con la exterior. El mundo de la libertad y por tanto el mundo de las
acciones humanas, que tiene que ver con la realidad externa, es un mundo que está en
principio gobernado por la causalidad, pero como el hombre tiende interiormente a
comportarse llevado por una moral, vamos paulatinamente moralizando el mundo. La
voluntad siempre será no obstante una voluntad de uno, pero inspira al derecho en la
medida en que el derecho es el volcado de todo esto sustituyendo la conciencia por la
coactividad. Íntimamente la razón nos dice a través de la conciencia que hagamos algo o
no lo hagamos, pero eso en el derecho, es la coactividad del Estado quien lo hace. La
dinámica es no obstante la misma, y la moral y el derecho están concatenadas y
diferenciadas solamente a través de la coactividad.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Leo Strauss: fue uno de los teóricos del s. XX del pensamiento neoconservador,
que estuvo detrás de la revolución conservadora de Ronald Reagan y después de
toda la política de Bush. Fue un judío al que becó Carl Schmitt considerándolo su
alumno más aventajado (hizo la tesis sobre Spinoza). En los años 30 emigró a
Estados Unidos y fue uno de los primeros catedráticos de la Universidad de
Chicago, donde fue profesor toda su vida e influyó a los teóricos del pensamiento
neoconservador. Para Leo Strauss, el origen de la decadencia moral de occidente
estaba en el pensamiento hedonista de Locke, porque rompió con una tradición de
conocimiento que interpretaba la razón como una verdad absoluta y abstracta, no
asociada al placer y al dolor, que ha desembocado en el nihilismo y la inmoralidad
que caracteriza las sociedades occidentales y que explican su decadencia.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Lo que importa es que la revolución, lo primero que hace, no es redactar una constitución,
cosa que hará en 1791, sino una declaración de derechos del hombre y del ciudadano
aprobada el 4 de agosto de 1789. Esta declaración de derechos del hombre y del
ciudadano será además universal, es decir, interpretará una codificación universal que los
franceses teorizan porque piensan que están siendo los portavoces de la humanidad al
reflexionar sobre el estado de naturaleza y los derechos naturales básicos que acompañan
al hombre en este estado de naturaleza. Dirá esta Declaración que los hombres nacen y
permanecen libres e iguales en sus derechos, y el art. 2 dirá que la finalidad de toda
asociación política, de todo Estado, es la conservación de los derechos del hombre,
derechos naturales e imprescriptibles. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad, y la resistencia a la opresión.
El interés que tiene, y ya anticipamos el pensamiento positivista, es que todas estas ideas
propias del iusnaturalismo reflexionando sobre un Estado de naturaleza, sobre la ley
natural , sobre unos derechos naturales que antecedían a los derechos positivos y a las
leyes, y que formaban parte de una teorización, a partir de las revoluciones liberales, se
codifican, es decir, se incorporan en un cuerpo normativo donde se detallan a efectos de
tener ya el soporte de una seguridad jurídica basada en una validez jurídica que es la
validez que está anticipando uno de los principios básicos del pensamiento positivista,
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
que es que las normas son válidas porque son normas que existen dentro del
ordenamiento jurídico.
TEMA 3: EL POSITIVISMO
Todo ello se materializa en la Escuela Histórica del Derecho, en la que destaca Savigny.
Para él, el fundamento del derecho no está en la moral, y por tanto en una idea jurídica
previa al derecho, sino en la expresión que cada pueblo otorga a su derecho. Es una
expresión concebida a través de la historia. No se puede hablar de unos valores
universales porque el derecho, dirá Savigny, tiene su origen en la experiencia sentimental,
de apego, que un pueblo muestra hacia sus normas jurídicas. El derecho, como la lengua,
cultura, folklore, etc., está en el sentimiento de comunidad. Este sentimiento de comunidad
ha ido cambiando dentro de un pueblo y también en los distintos pueblos.
Junto al trabajo, operaba el hedonismo, la experiencia del placer y del dolor: uno, en
contacto con la realidad, iba procesando ideas simples que le producían placer y dolor, y
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Por tanto, tenemos como elementos principales aquí unas normas, soberanía, Estado,
conductas y violencia como coacción a través del monopolio legítimo de la fuerza que tiene
el Estado. La combinatoria de estos elementos o sesgos que se introducen en la
interpretación del ordenamiento jurídico del Derecho concebido como una ciencia, serán el
fundamento del pensamiento positivista. El precedente de la valoración del Estado y de la
asociación entre monopolio legítimo de la violencia, conducta y norma, fue Hobbes, que
separaba el Derecho de la moral y establecía que en el ejercicio de los derechos que
existían según él en el estado de naturaleza, y la concurrencia de un pacto por el que
renunciaban a sus derechos a cambio de seguridad jurídica, nacía un Derecho (derecho
positivo) caracterizado por la obediencia, asociado a la sustitución de los derechos por la
obligatoriedad. El comportamiento del ciudadano bajo el Leviatán (el Estado), se
caracteriza por la obediencia a la norma. Esto nacía de un pacto de soberanía donde los
ciudadanos renunciaban a sus derechos en favor del Estado.
Deudor de este planteamiento, junto con las tesis hedonistas que hemos visto,
y que forman parte del pensamiento empirista como un eje conductor que
desde Locke llega a Hume, a Adam Smith y a los otros teóricos de la Ilustración
escocesa, heredero de esta reflexión y el primer teórico del positivismo será:
Jeremy Bentham: nace en 1748 y muere en 1832. Su momia se puede ver en Londres
en el University College. Es uno de los fundadores del University College (primera
universidad que sale de Oxford y Cambridge y se asienta en Londres a principios del
s. XIX), universidad en la que los españoles tuvimos una aportación importante, y es
que la primera cátedra de literatura española o de filología la tuvo Alcalá Galiano, uno
de los liberales españoles de Cádiz exiliado en Londres después de la persecución de
Fernando VII y encontró trabajo en Londres como profesor, amparado por Bentham
(quien siempre tuvo gran interés en España), James Mill y su hijo el propio John Stuart
Mill. Ellos se encargaron de proteger a todos los liberales españoles expulsados por
Fernando VII y de alojarlos en los años 20, 30 y 40 del s. XIX. Alguno de ellos trabajó,
como Quintana (uno de los principales pensadores de la Constitución de Cádiz de
1812), siendo jardinero en el palacio de Lord Acton, otros como Alcalá Galiano o
Blanco White (profesor en Oxford, se convirtió al protestantismo) fueron profesores,
otros bibliotecarios (Arguelles fue bibliotecario de Lord Holland), etc. Este fue el primer
exilio español, protagonizado por los liberales españoles del s. XIX, que no casaban
bien con la intransigencia anti liberal de Fernando VII.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Hay por tanto una capacidad racional de contabilizar, como si estuviéramos en una
cuenta bancaria, el saldo moral de la tensión, los ingresos de placer y los egresos o
salidas de dolor. Y en esa contabilidad moral, el hombre va dejándose llevar por la
tendencia natural a buscar el placer y evitar el dolor, llegando a la felicidad. Dirá
Bentham que la naturaleza ha puesto a la humanidad bajo el gobierno de dos
soberanos, el placer y el dolor. Ellos nos dirán qué es lo que tenemos que hacer. Sólo
en la relación alrededor de la idea de utilidad, tiene sentido el deber. Porque el deber
significará el uso racional y voluntario que hacemos de nuestra capacidad para
suspender o no la acción, en función de si queremos obtener dolor o placer, y cómo
administramos esa capacidad buscando una felicidad a largo plazo que nace de
asumir pequeños dolores a corto plazo. Es decir, que un criterio burgués acumulativo
hedonista se introduce en el concepto de deber a través del principio de utilidad.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Por tanto, lo que interesará al hombre es ante todo y, sobre todo, determinar las
consecuencias o efectos utilitarios de sus acciones, efectos que en el ámbito del derecho
se asociarán al deber de cumplir las normas evitando el efecto negativo de sufrirlo. Por
tanto, el principio de utilidad hará posible la idea de que el único elemento que fundamenta
la obediencia con respecto al derecho no será la moral como un deber basado en la
conciencia que vimos que estaba en Kant; el deber que fundamenta el derecho para el
positivismo en Bentham es la utilidad que a cada uno de nosotros reporta no sufrir la
aplicación coactiva del derecho. Por tanto, nuestra relación con el derecho es una relación
utilitaria. El derecho será coactividad; será el producto de unos procedimientos legales que
el soberano desarrolla generando leyes que buscarán maximizar el beneficio del mayor
número; la felicidad del mayor número, el provecho del mayor número.
Aclaración: para el iusnaturalismo, recordemos que el derecho tenía que estar inspirado en
la moral contenida en el derecho natural; en una racionalidad que inspiraba al legislador.
La ley natural era reflejo de la revelación y eso terminaba en las leyes positivas como
vimos en Santo Tomás. Aquí, sin embargo, Bentham nos está diciendo que: yo, si quiero
saber el derecho, tengo que ir a las normas que regulan una sociedad, ¿y cómo se
procede a generar el derecho? A través de una serie de procedimientos que crean leyes
cuya legitimación no está en la moral, sino en el principio de utilidad, porque los hombres
no obedecen las leyes porque tengan miedo a Dios, sino porque tienen miedo al Estado.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Es decir, no tienen miedo a su conciencia como pensaba Kant, sino a la coactividad que
acompaña a la ley como monopolio legítimo de la violencia que tiene el Estado para
garantizar su aplicación. Para el iusnaturalismo medieval, era el miedo a Dios lo que
obligaba a respetar la ley; para el iusnaturalismo moderno en Kant, es mi conciencia que la
que me dice que al final tengo que respetar la norma jurídica porque es lo más parecido a
una norma moral; y a través de la relación que planteaba Kant entre la conciencia y el
deber como partes del ordenamiento jurídico y del orden moral, era el deber como
conciencia lo que me hacía cumplir el derecho. A esto también acompañaba la coactividad,
aunque en realidad lo que más pesaba era la conciencia. Aquí, el miedo no está en que la
conciencia vaya a decirnos que esté mal lo que estamos haciendo, sino en el dolor que
nos puede producir el no respetar la ley. Esto es el positivismo.
Veíamos el pensamiento de Bentham, que abarca el inicio del s. XIX inglés, momento en
que Inglaterra se enfrenta a Francia en la hegemonía política continental y desplaza a
Francia fundamentalmente a partir de la Revolución Industrial (principios del s. XIX se
comienza a trasladarse el uso de la máquina de vapor a ámbitos de explotación económica
a través de la industria y el ferrocarril). Es por tanto un momento en el que el positivismo
vendrá acompañado, no sólo por la Revolución Industrial, sino también por un avance
científico. Esta ciencia tendrá una metodología propia que trascenderá el ámbito de las
ciencias naturales y se extenderá a las ciencias naturales. El derecho será ahora
considerado por parte del positivismo como una ciencia social, la ciencia jurídica.
En este contexto, Bentham comienza a desarrollar sus teorías sobre el derecho. La obra
más importante en la que condensa su pensamiento jurídico es “un fragmento sobre el
gobierno”. Este pensamiento está caracterizado porque desarrolla una teoría alrededor del
hedonismo, un hedonismo que tenía su origen en el pensamiento de Locke y que va a
acompañar toda la historia del pensamiento anglosajón, especialmente a lo largo del s.
XVIII con la Ilustración Escocesa. Recordemos que el hedonismo giraba alrededor de la
tensión o dialéctica entre el dolor y el placer. Este hedonismo llegará a Bentham a través
del principio de utilidad o de la mayor felicidad o del mayor número. La dinámica que tiene
este principio es que la utilidad es el cálculo moral o utilitario que hace el sujeto con
respecto al dolor y placer que obtiene en la relación con el mundo o con los otros hombres.
Bentham dirá que la mayor felicidad del mayor número es la medida de lo que está bien y
de lo que está mal en el orden moral. La utilidad es la tendencia a producir un beneficio,
una ventaja, un placer, bien o felicidad.
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Por un lado, hay una tendencia natural a obtener esto per también hay una tendencia
natural a prevenir o evitar el daño, el dolor, el mal o la desgracia. Por tanto, como veíamos,
para Bentham la naturaleza ha puesto en la humanidad el gobierno de dos soberanos, el
dolor y el placer; y estos soberanos son los que nos dicen a cada uno qué debemos hacer.
Por tanto, la idea de deber que veíamos en Kant, en Bentham sólo tiene sentido en
relación con la utilidad. Si para el iusnaturalismo el derecho era visto desde una
perspectiva moral (confusión entre derecho y moral), para Bentham lo único relevante es el
derecho entendido como independiente de la moral, y eso se lo dicta el principio de utilidad
porque al hombre solo le interesará el derecho en cuanto a las consecuencias o efectos
que tiene sobre sus acciones, efectos que estarán asociados con el dolor o el placer que le
produzcan. Por tanto, la utilidad aplicada al derecho tendrá que ver con la obediencia al
mismo; porque en la obediencia está la relación con el deber, pero un deber entendido
como utilidad (obedezco al derecho para no obtener de él dolor). El dolor está asociado a
la sanción que acompaña el incumplimiento de la norma. Dirá Bentham que lo que
constituye mi obligación es aquello por lo que puedo ser sometido a un castigo de acuerdo
con una ley si no lo hago.
Es decir, que la relación del hombre con el derecho estará marcada por un principio de
utilidad que nos distingue donde está el dolor y el placer a través de la sanción que
acompaña a la norma jurídica. Cumplir la norma nos libera del dolor y por lo tanto nos da el
placer o la felicidad de no soportar la acción del derecho. El principio de utilidad actúa
también sobre cómo elaborar la ley. La ley buscará siempre el bienestar del mayor número
y ese bienestar conecta a la ley con un ideal de justicia que sólo la democracia puede
otorgar. La democracia legitima la elaboración de leyes que nacen de la mayoría social. No
hay ley sin mayoría, y, por tanto, no hay justicia sin una ley que busca el bienestar del
mayor número y la felicidad de la mayoría. Esto conecta el pensamiento de Bentham con
la Declaración de Derechos francesa de 1789 o la Declaración de independencia
americana de 1776 que definía la felicidad como un derecho, el derecho a buscar la
felicidad. Por tanto, para el pensamiento de Bentham la ley, la justica y la democracia
están conectadas a partir del principio de utilidad. Lo que fundamenta la democracia es el
título moral asociado al bienestar que produce a una mayoría. La ley, en su proceso de
elaboración, piensa Bentham, debe aproximarse al modelo de la ciencia. No hay ley,
pensará, sin ciencia jurídica, y eso significa:
1. En primer lugar, que la ley sirve a la reforma social. La ley tiene capacidad para
reformar una sociedad de la misma manera que el principio de utilidad ayuda a
reformar al hombre porque le hace buscar la felicidad y evitar el dolor. La tendencia
natural, cuando uno se aproxima al principio de utilidad, es que la utilidad a nivel
simple nos identifica placeres y dolores muy simples. La educación hace que el
hombre aprenda de esa relación con el placer y el dolor y busque placeres y
dolores más sofisticados (el placer último que es la felicidad). La ley, como
producto de la democracia, tiene esa misma capacidad. La ley consigue maximizar
a través de la democracia, la transformación de una sociedad
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moralmente al condenado. El derecho debe penar las conductas que se alejan del
cumplimiento de la obligación, pero debe tener también una finalidad pedagógica,
entendiendo que cuando alguien no aplica la norma, es porque concurren factores
sociales que hacen que desobedezca el derecho (ignorancia, incultura,
condiciones sociales de pobreza, etc.), no porque quiera hacerlo, sino porque
incumplir una norma resulta una salida natural a las condiciones en que vive. El
derecho tiene que tener un elemento de reforma que lleve al hombre hacia un
comportamiento normalizado donde la obediencia sea algo normal. El panóptico
forma parte de esta reflexión. El panóptico consiste por un lado en tratar de
mejorar las condiciones de salubridad de los presos, pero por otro lado en hacer
eficiente el sistema carcelario: tratar con el menor número posible de funcionarios,
garantizar la mayor seguridad en los presos. Se trata de toda una conceptuación
de la cárcel como un modelo en el que hay una vigilancia permanente que hace
que nadie pueda eludir la observación constante de una dinámica de vigilancia que
lo que busca es garantizar la reforma del preso. Observado permanentemente por
su carcelero, y siendo el carcelero el instrumento de la represión a través de la cual
se logra la obediencia, se logrará que estando 24h observado, su comportamiento
se reforme, y cuando salga de la cárcel, salga convertido en lo que el Código Civil
llama un buen padre de familia.
Esta idea inspirará a un autor francés, Foucault, que estudiará las sociedades
occidentales desde la perspectiva permanente de la represión. Pensará que la
manera en que occidente ha socializado al hombre ha sido a través de la
permanente represión, donde la cárcel no es sólo un mecanismo que opera
sobre los que incumplen la norma, sino que la escuela, la universidad, etc.,
están articuladas alrededor de una dinámica carcelaria, porque lo que buscan
es la normalización de las conductas conforme a patrones que maximizan el rol
social. El trabajador, que maximice su trabajo; el burgués, que maximice su
capacidad de generación de una cuenta de resultados positiva para su cuenta
corriente; el estudiante, que maximice su conocimiento para contribuir a un
modelo de represión social donde mandan unos y obedecen otros; la cárcel es
realmente el modelo de construcción de la sociedad.
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Por tanto, Savigny dirá que el derecho no debe codificarse, porque el derecho no
es un producto general ni universal sistematizable racionalmente (la codificación,
no es que interprete que la razón (como veíamos en el iusnaturalismo) nos dice lo
que es el derecho, sino que la razón sistematiza el derecho). Para Bentham, la
razón no nos dice lo que es el derecho, cuya identificación está en la ley y en la
dinámica de obediencia basada en el principio de utilidad. La razón nos permite
definir al derecho como un sistema jurídico con una dinámica de leyes causales
desde el procedimiento hasta la aplicación pasando por la interpretación, pero es
la razón la que nos ayuda a sistematizar el derecho, no a conocerlo.
Esto que pasaba en el derecho romano, pasa también en los distintos derechos hoy en
día. Por ejemplo, el sentido individualista subjetivo que tiene el derecho de propiedad del
dominio en el derecho romano, no se da en el derecho germánico, caracterizado por una
comunidad en el sentido de la propiedad o en un peso mayor de la idea de posesión que
de propiedad. Para el romano tenía mucha más vigencia la idea de propiedad como un
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dominio subjetivo individual absoluto, mientras en el mundo germánico, tenía mucho más
peso la posesión como un derecho más difuso que podía compartir usos con otros y que
favorecía una visión de la propiedad en términos comunales. La diferencia entre los
pueblos latinos está también en la inclinación a otorgar la nacionalidad en función de ius
soli (herencia de derecho romano, que pensaba que lo que daba la atribución de la
ciudadanía era habitar un lugar) y la propensión de los pueblos germánicos a atribuir la
nacionalidad conforme al ius sanguini (la sangre es lo que transmite la nacionalidad, y es
que por ejemplo en Alemania hay tres generaciones de turcos ya, y estos, salvo que se
casen con una alemana o un alemán, no son alemanes), diferencia que dura hasta
nuestros días. Otro ejemplo: la posibilidad de obtener la nacionalidad española de los
judíos sefardíes tiene que ver con la continuidad asociada a un derecho de haber habitado
previamente en España y haber sido objeto de una expulsión. Aquí se abriría un debate de
por qué sí se ofrece esta posibilidad a los sefardíes y no a los descendientes de moriscos
(nazaríes que habitan en Marruecos que se llevaron sus llaves del reino de Granada y que
dentro del reino de Marruecos conforman una comunidad altamente influyente).
Estas contradicciones tienen mucho que ver con la acción que la Escuela Histórica del
Derecho libera a partir de la Revolución Francesa, cuando reconoce el carácter que
debe envolver la identificación de lo que es el derecho de una comunidad frente al
derecho de otra. Savigny, por tanto, insistirá en que el derecho es el producto de una
elaboración espontánea a través de la historia. Como las costumbres, el arte, la
lengua, etc., el derecho es propio de una comunidad y la historia es fundamental en el
sentimiento de comunidad. Hay una crítica al universalismo jurídico, pero también a la
codificación que nace de ese universalismo. Esto de alguna manera contribuirá al
positivismo en la medida en que la ley vigente será siempre la ley de la comunidad.
La Escuela de la Exégesis: Esta escuela tiene que ver con la aparición del positivismo
en la medida en que es un movimiento vinculado ya directamente al positivismo
filosófico, cuyo fundador fue Auguste Comte. Él, como Bentham, miraba las ciencias
naturales como modelo de sistematicidad de conocimiento, y la tesis será el rechazo
por principio a las cuestiones abstractas, que según él constituirán el objeto de la
metafísica. Por tanto, hay que centrase en el conocimiento de los hechos, de los
fenómenos y elaborar leyes que expresen la regularidad de esos fenómenos.
Por tanto, para el positivismo filosófico que fundamentará a la Escuela de la Exégesis, hay
que centrase en una única manifestación fenoménica del derecho, en las leyes asentadas
sobre la autoridad y la fuerza del derecho, autoridad en cuanto que es quien determina las
fuentes y el procedimiento que nos identifica el derecho y que está en manos del Estado, y
la fuerza como elemento instrumental que acompaña al objetivo de la obediencia. Por
tanto, el padre en el fondo del pensamiento positivista filosófico aplicado al derecho será
Hobbes, porque esto ya lo anticipaba él en el s. XVII. La Escuela de la
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
John Austin (1790-1859): forma parte del círculo de Bentham. Será profesor en la
Universidad de Londres, y desarrollará su visión del derecho a través de una obra llamada
“Delimitación del ámbito de la ciencia jurídica” (1832), el mismo año en que muere su
maestro Bentham. Continuando sus planteamientos, Austin va más allá al intentar señalar
que el derecho, configurado como un hecho jurídico, está en la ley, y la ley es
esencialmente un imperativo o un mandato. Dirá Austin: el imperativo es la expresión de
un deseo, pero el imperativo jurídico se diferencia de otros en que el sujeto que impone el
deseo tiene la posibilidad de hacer sufrir un mal en caso de no cumplir ese deseo. Por
tanto, el derecho estará marcado por una imperatividad que establece la conexión entre
sujeción-obligación y mal-sanción. Es un imperativo porque el destinatario de la orden está
sujeto a ella, porque quien prescribe la norma tiene capacidad de hacer daño al sometido a
ella. La sujeción, por tanto, en el derecho, en el imperativo/orden es la obligación y el mal
es la sanción que el derecho prevé para el incumplimiento. En esa sujeción que
fundamenta la orden hay una conexión entre un superior, un imperativo, una obligación y
una sanción. Es decir, hay una conexión lógica e inseparable como en una ley de
causalidad natural que genera una necesidad, como en las leyes físicas, de que una
causa, que es la superioridad de alguien, se traduce en un efecto, que es la sanción, sino
se atiende la norma que diferencia a la autoridad del sometido a ella. Y es una relación de
necesidad; es un fenómeno más; es un hecho que tiene una ley de causalidad. Hay una
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
conexión por tanto inseparable, ya que reflejan cada uno de estos elementos
una especie de pixelación de una misma realidad, que es la realidad del
derecho, pero del derecho entendido como Law, como ley.
¿Qué relación plantea Austin entre la moral y el derecho? Él dirá que una cosa es la
existencia del derecho y otra su mérito o demérito. Una cosa es si se da o no se da el
derecho y otra cosa muy distinta es si es o no conforme a un determinado ideal de justicia.
Un derecho que existe en la realidad es derecho aun cuando nos desagrade o se aparte
del principio con el que contrastamos nuestra aprobación o desaprobación. Por tanto, el
derecho es derecho con independencia de cómo lo valoremos en términos morales o en
términos de justicia. Nos guste o no nos guste. El derecho, además, en esa existencia
desligada de la moral, estará marcado siempre por la presencia de un elemento imperativo
asociado a que el incumplimiento de la norma provoca una sanción. Es por tanto la
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Dirá Austin: “los principios prácticos innatos como la conciencia, no son más que los
disfraces de la ignorancia o de perversos intereses”. Ya no solamente Austin, en su visión
positivista, está delimitando claramente o perimetrando que derecho es lo que es derecho,
no lo que debería ser derecho, sino que quien aplica valores morales que apelan a la
conciencia para juzgar el derecho (estos son los iusnaturalistas), lo que están haciendo,
dice Austin es disfrazar su ignorancia u ocultar perversos intereses. Es decir, sobre el
derecho no pueden proyectarse categorías morales. La obligación moral, piensa Austin, es
impuesta por Dios a nuestra conciencia, y de ella responde cada cual en su ámbito moral.
La obligación jurídica está impuesta por imperativos establecidos directa o indirectamente
por un soberano (aquí emerge la sombra una vez más de Hobbes) un soberano que podrá
ser personal o corporativo (personal: un rey, un tirano o un dictador y corporativo: un
estado unipersonal o a través de una institucionalidad democrática o aristocrática). Y estos
imperativos que impone el soberano están dirigidos a los miembros o a alguno de ellos de
la sociedad, políticamente independiente, en la que esa persona o corporación son
soberanos o supremos.
Por tanto, del derecho y la obligación jurídica frente a la obligación moral, nace el
imperativo que impone un soberano, cuya naturaleza a efectos de la sanción o
imperatividad no interesa. El mandato está dirigido sobre los sujetos obligados a la
norma o mandato. Ahí, por tanto, perimetraremos el ámbito del derecho. Esta visión
jurídica acompañará prácticamente todo el desarrollo del sistema codificador que
acompaña el proceso de sistematización del derecho a lo largo del s. XIX. Todos los
procesos de codificación y de legislación del s. XIX estarán marcados por esta visión,
sin perjuicio de los ámbitos en los estará presente el iusnaturalismo. Este último lo
encontraremos sobre todo a partir de la escuela neokantiana (segunda mitad del s.
XIX), pero su repercusión la vemos, no en el campo práctico del derecho, sino en un
campo más teórico que no obstante sí se estudiará en las facultades europeas. Sin
embargo, y como veníamos diciendo, el ámbito de lo que es propiamente la
legitimación del derecho y el modelo de codificación y de sistematicidad legislativa
estarán marcados por la filosofía anglosajona de la mano de Bentham y Austin.
Hans Kelsen (1881-1973): pone fin a todo el desarrollo teórico del pensamiento positivista.
Nació en Viena y se formó en Austria en la Universidad de Viena donde llegó
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
a ser profesor y alto funcionario del imperio austrohúngaro, y terminó siendo profesor en
California en la Universidad de Stanford, dedicado fundamentalmente al derecho
internacional público. Su evolución va primero del derecho administrativo y constitucional
al ámbito del derecho internacional público. Kelsen es el gran jurista del s.
XX y probablemente la mente jurídica más importante que ha dado el pensamiento
asociado al derecho. Kelsen sufrió la persecución del nacismo por sus orígenes judíos
y liberales. Es interesante saber que Kelsen ocupa la cátedra de la universidad de
Bonn hasta el año 1934 y es expulsado de este puesto para ocuparlo Carl Schmitt (el
otro gran jurista del derecho). Schmitt, frente al concepto de la teoría pura del derecho,
planteará una reflexión del derecho a través del decisionismo. Schmitt será el jurista
que afronte desde un punto de vista teórico la legitimación de la construcción de la
dictadura nazi sobre la legalidad de la República de Weimar a partir del año 1934.
Kelsen es el autor que desarrolla la teoría pura del derecho. Kelsen estará influido por el
círculo de Viena y la llamada Escuela del Neopositivismo lógico. Para la escuela vienesa,
el único medio de conocimiento es la experiencia comprobada o verificada por los
sentidos. Sin verificabilidad, no hay conocimiento. Y esta verificabilidad ha de basarse en
una metodología científica, que, en el ámbito del derecho, como parte de las llamadas
ciencias sociales, es una metodología lógica. ¿Qué es para Kelsen el derecho? El derecho
es un conjunto de normas organizadas sistemáticamente. La norma bajo la autoridad del
Estado. La norma quiere decir que algo debe ser o suceder, en especial, que un hombre
deba comportase de una determinada manera. Eso es una norma, y es verificable en
términos de metodología lógica. Dirá que es indudable que cuando alguien dice que algo
debe ser, entendemos una cosa distinta que cuando decimos que algo es o existe. Para
que este “deber ser” de lugar a una norma, es necesario que sea objetivable,
recognoscible por un tercero desinteresado. La objetividad, por tanto, está en el deber ser,
ya que va más allá de la voluntad del obligado a cumplir la norma. Sin embargo, es el
deber ser lo que fija jurídicamente la norma, que debe ir de la mano de algo más, pues el
derecho, sigue diciendo Kelsen, es un orden normativo que procura dar lugar a un
determinado comportamiento humano, asociando a la ausencia de ese comportamiento un
acto de fuerza socialmente organizada.
Por tanto, para Kelsen, el derecho existe en la medida en que agrupa a un conjunto de
normas que se identifican porque contienen un deber ser. La obligatoriedad equivaldrá a la
validez. Una norma es obligatoria, y por tanto tiene detrás un acto de fuerza socialmente
organizado, cuando es válida, es decir, cuando existe como norma que contiene un deber
ser, dentro de una cadena lógica donde una norma obliga porque tiene una norma jurídica
superior que valida su obligación, y así se va articulando un sistema jurídico sobre la base
de una pirámide normativa. Cada norma del sistema que contiene el mandato de deber ser
queda validada por otra superior que lógicamente da contenido imperativo a la obligación,
y así vamos subiendo hasta la cúspide del sistema normativo, donde hay una norma
fundamental que organiza la validez de todo el sistema jurídico. Esa norma fundamental,
nosotros la identificamos con la Constitución como cúspide del sistema jurídico, pero es la
norma que valida todo el ordenamiento, que da legitimidad al deber ser que acompaña
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
a todas las normas que integran el sistema jurídico, y todas las normas están
conectadas lógicamente por el principio de validez.
Sin embargo, si cada norma sustenta el deber ser del que nace la fuerza social coactiva
organizada que da pie a la imperatividad de la norma y que se basa en una superior, y la
norma superior en otra superior siguiendo la cadena lógica hasta alcanzar la norma
fundamental, ¿qué es lo que fundamenta a la Constitución o norma fundamental? Detrás
de la norma fundamental tiene que haber un acto de fuerza o poder (fuerza=MACHT en
alemán es una palabra casi maldita hoy en día, y es que Wehrmacht era el nombre de las
fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi desde 1935 a 1945, surgida tras la
disolución de las fuerzas armadas de la República de Weimar, llamadas Reichswehr).
MACHT es un concepto jurídico que acompaña toda la constitución teórica del derecho en
el mundo germánico pero que se exacerba bajo el positivismo fascista de la época nazi,
provocando una tensión moral fuerte en la sociedad alemana todavía presente hoy, y
donde incluso hoy en día, la legitimidad del ordenamiento jurídico no se basa tanto en la
idea de fuerza como en la idea de autoridad que tiene más que ver con la cultura luterana,
donde el poder es la autoridad que ejerce el pastor sobre su comunidad. Así se entiende
por ejemplo la personalidad de liderazgo de Angela Merkel o de todos los lideres políticos
alemanes, que, desde Adenauer hasta hoy, nunca han tenido un componente muy visceral
en el ejercicio de la autoridad, buscando construir la autoridad, más que en una visión del
poder, en una visión de la autoritas.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
la nueva sistematicidad del derecho que nace de una Constitución pero que
parte de una norma hipotética que da legitimidad a un poder constituyente.
Por eso el esfuerzo de Kelsen de definir todo esto como una teoría pura del derecho,
desnuda de cualquier condicionante que no sea estrictamente jurídico. De aquí sacamos
que el poder constituyente es como el soberano corporativo. Por tanto, el derecho está
configurado como un conjunto de normas cuya sistematicidad de basa en un principio de
validez. Aquí no hay moral alguna, alcanzando la separación entre el derecho y la moral su
punto álgido. Se intenta perimetrar el derecho alrededor, no tanto como veíamos en Austin
del ser o la existencia de normas sin más, sino de que la existencia de las normas tiene
que ver con un deber ser, y por tanto con un carácter abstracto o lógico.
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INTRODUCCIÓN
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El realismo escandinavo, por el contrario, definirá al derecho como “ALGO” que es, que
existe, porque la gente cree que el derecho es una realidad específica con la que convive.
Por tanto, para los realistas escandinavos, el campo de estudio del derecho ha de ser la
manipulación de cierta realidad natural mediante palabras y ritos jurídicos. La
interpretación y aplicación del derecho se basará en hechos, que deben ser tratados
empíricamente, y que pueden coincidir o no en enunciados jurídicos preexistentes. Frente
a la búsqueda de soluciones en los que identificar cómo se resuelven conflictos que se
plantean en el derecho, y, por tanto, analizar básicamente la práctica de los tribunales, el
realismo escandinavo se va a centrar en la especificidad práctica del derecho, tanto en lo
que es su norma como en la aplicación de las mismas, pero siempre desde la percepción
que la sociedad tiene de su derecho, de eso que es “algo” que identifica como derecho.
El realismo jurídico será, por tanto, tanto el norteamericano como el escandinavo, un punto
de encuentro entre el neopositivismo lógico que vimos estaba en Kelsen, y las doctrinas
sociológicas que planteará la cultura norteamericana a través del pragmatismo. Se
pretende por tanto con el realismo superar el formalismo positivista que Kelsen encerraba
detrás del deber ser, y elaborar una ciencia del derecho descriptiva, que supere el ser del
deber ser. No sólo el ser del derecho estará en la imperatividad normativa contenida en el
deber ser de la norma, sino que irá mucho mas allá.
REALISMO NORTEAMERICANO
1. William James (1842-1910), hermano de Henry James. Este último fue un gran
escritor norteamericano de la segunda mitad del s. XIX y de principios del s. XX.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Por tanto, el hombre, cuando afronta sus decisiones, no funciona con premisas que le
den una certeza teórica. La lógica del derecho habrá de ser una lógica de
consecuencias, de predicción de probabilidades más que una deducción de hechos.
En el fondo, detrás de toda esta reflexión está una adaptación a la sistemática que
concurre en el modelo del common law, que es un modelo que se basa en el caso
concreto, y por tanto en la actualización y concreción que la norma va teniendo en
función de condicionantes específicos. También en la subjetividad de aquel a quien se
juzga. No solamente es la subjetividad del operador jurídico que está interpretando la
ley en su condición de juez o miembro de un tribunal, sino que hay condicionantes
subjetivos que operan como una inercia o rutina normalizada o, todo lo contrario, como
el resultado de acciones que han sopesado alternativas y valorado hechos.
Por tanto, la manera en la que juzguemos una realidad u otra variará por parte del
operador. No es lo mismo analizar una rutina que analizar una decisión consciente. Por
tanto, la creencia de un deber ser que normatiza conforme a patrones que responden a un
comportamiento normalizado común en todos, no es lo mismo en el sujeto que aplica ese
comportamiento, porque a veces es una rutina y otras una decisión; y si es una decisión,
no es lo mismo la decisión consciente por ejemplo de un profesor de derecho penal que
decide cometer un asesinato que la decisión consciente o apasionada de un hombre
celoso que asesina a su mujer. Hay condicionantes que el operador proyecta, pero
también condicionantes en la manera en la que el juzgado lleva a cabo sus acciones. La
normalización de patrones de comportamiento que está sustentando la lógica del
neopositivismo lógico que veíamos en Kelsen, es cuestionada por el pensamiento
pragmatista, por factores que de acuerdo con el método pragmático interpretan la
concurrencia de elementos psicosociales en la conducta del operador jurídico, del juzgado
e incluso de la propia sociedad. El pragmatismo lo que quiere poner en evidencia es que la
aproximación a la realidad jurídica ha de hacerse siempre desde factores críticos que
incorporan un método pragmático.
Sobre este planteamiento de metodología empírica que está detrás de la filosofía del
realismo, hay que sumar una reflexión vinculada al institucionalismo, es decir, el derecho
no es tanto el conjunto de acciones normativas que elabora un Estado soberano, cuanto
las acciones de las instituciones alrededor de las cuales se organiza la sociedad. Se
sustituye la idea estatista del derecho por una idea institucionalista del derecho. En su
mentalidad, las universidades también serían derecho porque tendrían este elemento de
institucionalidad. No puede entenderse el funcionamiento de la idea de interés general en
los países anglosajones sin la filantropía asociada a las fundaciones, a las iglesias, a la
sociedad civil, etc., que genera instituciones que llevan a cabo acciones que en un ámbito
estatista podríamos entender que son propias de una política publica de bienestar social
pero que en el ámbito anglosajón tiene que ver con la filantropía. También marcan la
configuración del derecho, y es que el derecho no nace sólo del Estado sino también de
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
El único medio para juzgar lo que es justo e injusto, por tanto, es considerar sus efectos
prácticos. Estamos ante un movimiento volcado sobre la práctica de los tribunales y el
análisis del common law. Dirá el juez Holmes (principales teóricos del pragmatismo jurídico
norteamericano): “si queréis conocer el derecho y nada más que el derecho, debéis
contemplarlo como un hombre malo que sólo se preocupa de las consecuencias
materiales que tal conocimiento le permite predecir, y no como un hombre bueno que
encuentra las razones de su conducta, tanto dentro del derecho como fuera de él, en las
sanciones más difusas de su conciencia”. Es decir, que si alguien quiere saber dónde está
el derecho, lo que ha de hacer es ponerse en la piel de un hombre que tiene vocación de
delinquir para conocer qué es lo que busca evitar. Se invierte aquí la carga de la reflexión.
Se trata de averiguar cuál es la otredad del delincuente, lo que está en frente de él. Y esa
otredad del delincuente es evidentemente la evitación de las consecuencias jurídicas
asociadas al robo, al asesinato, al fraude, al no pago de las pensiones alimenticias, etc.,
en definitiva, a los hechos en los que se nota la acción imperativa, pero vista esta desde la
pragmaticidad del derecho. Esta lógica anti formal, crítica, pragmática, etc. del derecho
buscará asumir que en el ordenamiento jurídico las normas están condicionadas por el
hecho concreto y por la actuación que en su interpretación opera tanto en el sujeto
destinatario de las normas como en quien lo interpreta.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Por tanto, hay como vemos una jurisprudencia sociológica que permite articular
una ingeniería social que opera a través del derecho. El principal defensor
teórico del pensamiento pragmático, del realismo norteamericano, será el
2) Hay una identificación del derecho, no estrictamente con la expresión del aparato
normativo del Estado, sino como una institución social que lo que busca es ordenar
la conducta humana dentro de una sociedad política, pero buscando satisfacer el
mayor número posible de necesidades, aspiraciones, o deseos de una
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Realismo: Tenemos por tanto que el realismo, una corriente del pensamiento jurídico
que surge a finales del s. XIX y se desarrolla a lo largo del s. XX, trata de rectificar los
excesos híper formalistas y dogmáticos del pensamiento positivista. El realismo tendrá
dos ámbitos de arraigo desde un punto de vista geográfico y que son, como hemos
venido viendo, Estados Unidos, y por el otro el mundo escandinavo. En ambos casos
estamos ante una reacción a la hegemonía jurídica que el positivismo desarrolla todo
el s. XIX y que marca toda una nueva tendencia dominante de pensamiento jurídico.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Volvemos aquí de nuevo a la dinámica del pragmatismo que incide en la creencia de que el
conocimiento ha de localizarse en la acción, y además es siempre un conocimiento que va
cambiando en función de un proceso abierto, que nunca está predeterminado y que está
transformando constantemente las conclusiones. El sistema del common law significa que el
juez cuando tiene que aplicar la ley lo atendiendo un caso concreto. Cada caso es un hecho
aislado alrededor del que interpreta la norma, y cada caso es distinto, aunque está relacionado
con precedentes que identifican la concurrencia de factores que son semejantes, aunque
difieran. El juez cuando tiene que aplicar la ley, lo que hace es buscar los precedentes
judiciales sobre situaciones parecidas para determinar como fue la interpretación precedente a
precedente del hecho que él está juzgando. En cada precedente judicial hay unos principios
inalterados que van ayudándole a saber cómo juzgar por ejemplo un homicidio cundo
concurren por ejemplo celos en el agresor. Esto es, el caso, que tiene una especificidad, es
puesto en relación con casos parecidos en los que a su vez se ha ido decantando una corriente
interpretativa inalterada a lo largo de los siglos (y es que los precedentes pueden retrotraerse
siglos atrás). Cuantas más conexiones normativas con precedentes, la tesis esgrimida será
más consolidada a la hora de determinar como el juez debe interpretar la norma. El
conocimiento es un proceso abierto.
(Si quieres conocer la ley y nada más, debes mirarla como un hombre malo, al que
sólo le importan las consecuencias materiales que tal conocimiento le permite
predecir, y no como un hombre bueno, que encuentra sus razones para comportarse,
ya sea dentro de la ley o fuera de ella, en las vagas sanciones de la conciencia).
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
REALISMO ESCANDINAVO
Alf Ross: es un discípulo de Kelsen que tratará de estudiar el pensamiento jurídico a partir
del concepto de validez que Kelsen desarrolla en su teoría pura del derecho. Alf Ross,
como decimos, estudiará la teoría de la validez kelseniana, pero lo hará incorporando la
obra de un autor sueco, Axel Hägerström y también la de Lundstedt (ambos vinculados a
la escuela de Uppsala, universidad sueca a la que estuvieron vinculados estos autores) y
Karl Olivecrona. Estos tres autores fueron los fundadores de dicha escuela y junto a Ross
fueron los protagonistas del realismo jurídico escandinavo. El más importante de todos
ellos es Alf Ross y la obra alrededor de la cual desarrolla su teoría “hacia una ciencia
realista del derecho” (1946). Recordemos conociendo esta fecha (1946), que el
movimiento realista nace a partir de 1945 como consecuencia de los juicios de Núremberg
y del colapso que el pensamiento positivista sufre tras conocerse el holocausto y los
crímenes de lesa humanidad bajo la dictadura nazi.
En el realismo norteamericano, así las cosas, ya en los años 30 comienza a articularse una
revisión del pensamiento positivista, pero en el mundo escandinavo esta se dará algo más
tarde, a través de Ross, tras la Segunda Guerra Mundial. La obra que decíamos de Ross se
realiza bajo el impacto emocional que para toda Europa supuso conocer los crímenes
realizados durante esta guerra. El otro ensayo es del año 1953 y se titula “sobre el derecho y la
justicia”. Ross ataca tanto a las posiciones tradicionales iusnaturalistas del derecho como al
positivismo y también será crítico del pensamiento realista norteamericano. Al realismo
norteamericano y a los juristas que ponen gran énfasis en valorar como objeto del derecho las
sentencias judiciales les reprocha que no se dan cuenta de que las decisiones judiciales deben
su carácter jurídico e incluso su eficacia a algo que es anterior a ellos mismos. Ser juez dirá
Ross, no es un atributo personal per se, sino que es la consecuencia de la aplicación de un
derecho que habilita a alguien para ser juez.
El realismo escandinavo es un movimiento crítico contra las tesis del iusnaturalismo que
resurgen tras la Segunda Guerra Mundial y es crítico también con el positivismo a pesar
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Por tanto, frente al realismo americano, Ross esgrimirá que las normas no son
pura teoría de un comportamiento vacío porque entonces no influirían en los
jueces. Dirá Ross: “los pronósticos del tiempo no influyen en el tiempo”. Podemos
pronosticar por dónde va a ir el derecho, pero no lo sabremos nunca a ciencia
cierta. No bastarán por tanto las sentencias, sino que habrá que tener en cuenta lo
que vincula y obliga a los jueces, que es la noción de validez. Hay que admitir el
valor que Kelsen daba al derecho como norma, como puro deber ser.
Dirá: “la norma fundamental del sistema kelseniano cambia el poder y la fuerza, y la hace
puro derecho con su a priori deber obedecerse”. Recordemos que el sistema normativo
kelseniano estaba basado en un sistema de validez en el que en la pirámide se situaba la
norma fundamental que daba validez a todo el sistema y que era la Constitución, sobre la
cual había una norma fundante no escrita que era una norma basada en la fuerza y el
poder desnudos de cualquier condicionante legal que alimenta la creación de un sistema
normativo, comparándolo como un Big Bang, de explosión original que, basada en la
fuerza, lleva implícita una norma hipotética que es el “debe obedecerse”.
Cuando se produce una Revolución o un golpe militar que triunfa, a pesar de que no
está conectado con el precedente institucional histórico, la gente lo acepta. Y a partir
de ahí, se integra sobre todo el sistema una dinámica que es la dinámica del principio
de validez, que vimos con el ejemplo de las Cortes Constituyentes (1976/77), cuando
se convocaron las primeras elecciones democráticas, haciendo evolucionar todo el
sistema legal de la dictadura y transformando esta en una democracia. Fue este un
proceso de ingeniería jurídica que nos conecta con la idea de Kelsen.
El derecho por tanto dirá Ross, a diferencia de la moral, “no es pura idealidad, pero
tampoco es la tiranía de un crudo poder”. Es una realidad puramente empírica. El derecho
es al mismo tiempo válido y fáctico, ideal y real, físico y metafísico, pero no como dos
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
El derecho vigente es un derecho activo porque genera una especie de bucle normativo
que se retroalimenta. Por un lado, está la autoridad, que es la que establece las normas
válidas, y, por tanto, hay un establecimiento de autoridades que generan normas y que
repercuten o actúan bajo un sistema de compulsión en la generación también de la
validez. Pero ese sistema de compulsión (imperatividad normativa vinculada a
instituciones), genera conductas inicialmente interesadas, pero con el tiempo se
normalizan y se convierten en conductas desinteresadas asociadas al respeto del conjunto
del orden institucional que a su vez inciden en el establecimiento de la autoridad. De
manera que ese derecho activo es una especie de bucle normativo, que partiendo de la
idea de validez de ese poder fundamente que elabora la norma constitucional, es
establecimiento de una autoridad que lidera normas, esas normas conforman un sistema
de compulsión que normalmente respalda todo el mundo (como los jacobinos en la
Revolución Francesa que compulsionaron sobre el conjunto de una sociedad que admite
ese sistema). A medida que se consolida, se trata de una consolidación y se normalizan
esas normas en la propia sociedad. Hay una interdependencia entre todos los elementos
donde le punto de partida puede ser la autoridad, pero cuando se configura en un derecho
activo en el que todos los elementos tienen la misma importancia. Por eso, Ross habla de
un sistema normativo a través de este bucle de actividad en el que se sustenta el derecho.
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las vive como socialmente obligadas. Por tanto, para Ross, el Derecho será un conjunto de
reglas impuestas por la fuerza (sistema compulsión) que se puede imponer a la sociedad
pero que esta interioriza como una experiencia de vida. Ejemplo, no estamos moralizando
un sistema jurídico porque lo que se podría llegar a justificar una dictadura.
La sociología del derecho nace del valor que la propia sociedad proyecta sobre
el derecho. La sociología nace como una corriente jurídica. A partir de la
segunda mitad del siglo XIX que va adquiriendo cada vez más importancia en
la interpretación derecho como ciencia jurídica y como respuesta al positivismo
y realismo. Lo que da importancia a la sociedad como experiencia colectiva
para definir al derecho serán los procesos de cambio social que arrancan con
la Revolución de 1848 y emergencia de principios revolucionarios.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
esclavos peor hay siervos que están sometidos a la misma relación del materialismo
dialéctica. Tras la revolución industrial y francesa, desaparece la servidumbre y se
forma el proletariado liberal y los pocos pasan a ser los burgueses. Esta cadena que
marca la conexión del materialismo dialéctico con histórico es una cadena que
configura lo que Marx denomina la estructura que es la necesidad que tenemos de
sobreviví error nuestra dependencia material de la realidad. Esta estructura nos
condiciona a otros (como pagar las facturas, como encontrar un trabajo que nos
permita sobrevivir) y todo lo demás es superestructura, es la institucionalidad que
brota de esa dialéctica y que a lo largo de la historia cobra forma. A través de la cultura
o la religión que ayudan a que eso se perpetúe, sobre todo que unos dominen a otros
para liberarse de la esclavitud del materialismo dialecto. El derecho es un instrumento
de la superestructura para ayudar a que esto se mantenga a lo largo de la historia.
Rudolf Von Ihering (1818-1892): Rudolf Ihering tiene dos obras “la Lucha por el derecho” y
“el fin en el Derecho”. Rudolf parte de una crítica al positivismo dogmático y la idea de que
la construcción y sistematización de conceptos jurídicos de acuerdo con una lógica forma
de la validez basada en la imperatividad levanta un muro que aísla el derecho de la
realidad social. Ese muro es un muro de conceptos y de silogismos que rompen la
comunicación que tiene que existir entre el derecho y la sociedad que la regula. Ihering
abordará la perforación de ese muro a través de la jurisprudencia de conceptos y lo hace
partiendo de Bentham y la idea utilitaria de la existencia del interés. Ihering plantea que el
estudio del techo exige tener en cuenta su finalidad y la finalidad del derecho es proteger
intereses, entiendo por intereses las conveniencias o necesidades basadas en el deseo de
buscar placer o felicidad y evitar el dolor. Toda persona tiende a satisfacer esos intereses y
la ley sirve para regular su protección dentro de la comunidad.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
El objetivo de la ley será proteger los intereses de las personas que son intereses
difusos y contradictorios y buscará armonizar estos bajo el interés general. El
instrumento básico para lograr el interés general es el derecho. La vida social tiene
un interés colectivo que está por encima de los intereses individuales.
El derecho es una forma de protección dada por el poder de coacción del Estado a las
condiciones de la vida en sociedad. Por tanto, Ihering supera el planteamiento utilitarista
basado en el individuo de Bentham y al mismo tiempo, la lógica abstracta y positivista,
distinguiendo entre intereses individuales e intereses sociales y colectivos pero la finalidad
del derecho es ver como se logra esa armonización porque la estructura del derecho es un
conflicto de intereses. Para Marx era el conflicto de dos intereses, la burguesía y el
proletariado, y el Derecho que nacía era un derecho burgués que reprimía los intereses del
proletariado. Para Ihering los intereses son mucho más una realidad conflictiva en los que
la clase o la cultura, las diferencias generacionales, religiosas, culturales; están
percutiendo de muy distinta manera en esos intereses. No solamente un interés aislado,
nos interesan a cada uno de nosotros muchas cosas al mismo tiempo.
Por tanto, el derecho tiene que lograr la armonización de todos esos intereses en un
interés colectivo. Bentham lo plantea a partir del utilitarismo y búsqueda de la felicidad el
mayor número y Ihering a partir de la ley como un instrumento que armoniza el conjunto de
los intereses no prima los de la mayoría, sino que armoniza una serie de conceptos que
tratan de equilibrar ese conflicto. La libertad con la igualdad, la propiedad con la
solidaridad, etc. Hay dualidades conflictuales que se armonizan mediante la ley, no
atendiendo la elogia de la felicidad del mayor número, sino de la estabilidad vinculada a la
armonía de los intereses en conflicto. Cuando se rompe la armonía, el Derecho se hace
invalido y necesidad a buscar un nuevo equilibrio entre los intereses.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Y mientras Savigny, que es prusiano y que está configurando la identidad del derecho
de la nueva Prusia alrededor de la cultura de la comunidad germánica, Ihering afronta
el esfuerzo de interpretar el derecho desde una comunidad fracturada por entidades
nacionales y culturales distintas. Pensemos que el imperio austro húngaro carecía de
homogeneidad (en el sentido más literal del término), y es que ni la religión católica
mayoritaria permitía alrededor de ella configurar un elemento de plena completitud
homogeneidad. Una parte importante de la población del imperio era protestante,
luteranos, pero también calvinistas, pero es que también en algunos territorios como
Bosnia Herzegovina la población era musulmana. Había también católicos, de rito
romano y uniatas, esto es, rumanos de religiosidad greco ortodoxa, pero de fidelidad al
Papa. Todo ello en el terreno religioso, ya que, si analizamos la situación de la época
desde un punto de vista lingüístico, la fragmentación en el Imperio era absolutamente
fascinante, y es que jamás ha habido un espacio de diversidad gestionada mediante el
Derecho que hubiera preservado la paz social durante tanto tiempo.
Si tuviéramos tiempo, nos asomaríamos a lo que fue esta cultura europea a través de un
libro de un autor italiano, Claudio Magris, catedrático de filología germánica en la
Universidad de Trieste en Italia. Claudio Magris tiene un libro maravilloso desde un punto
de vista literario, pero también cultural, imprescindible para entender la complejidad del
mundo a la que nos vamos abocando cada vez más, que es el Danubio, donde hace un
recorrido cultural desde el nacimiento del Danubio en la selva negra, y va recorriendo
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Ihering por tanto lo que plantea es la idea de que, frente al muro de conceptos y silogismos
que construyen el solipsismo jurídico que está en el pensamiento positivista, es necesario
perforar ese muro a través de la jurisprudencia de los conceptos, una jurisprudencia que
parte de la reflexión del pensamiento de Bentham y de la idea utilitaria del interés. Esto es,
Ihering plantea que el estudio del derecho exige tener en cuenta cuál es su finalidad, una
finalidad que no será, como históricamente se planteaba, la justicia ni el control social, sino
la protección de intereses, vinculados estos a la satisfacción de necesidades, basadas en
el deseo de buscar el placer o satisfacer una idea de bienestar. La ley por tanto para
Ihering buscará regular la protección de esos intereses dentro de la comunidad. El derecho
será una jurisprudencia de conceptos basados en unos intereses de muy diverso perfil. La
vida social, la vida de comunidad, como él constataba en el Imperio austro húngaro donde
había intereses en presencia muy complejos (religiosos, lingüísticos, etc.) necesitaban ser
armonizados a través de la identificación de un interés superior que era el interés colectivo,
que buscaba la paz y armonía social pero que buscaba también la confluencia e
integración de todos los intereses que estaban en conflicto. El interés colectivo buscaba
integrar dentro de una estructura armónica los intereses en presencia, que normalmente
eran intereses en conflicto (no como los que pensaba Marx desde un punto de vista
económico, sino intereses lingüísticos, culturales, étnicos, territoriales, de clase,
generacionales, etc.).
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Doctrina libre del derecho: Con esta doctrina se acaba el tema. Es un producto jurídico
de finales del s. XIX, que está marcado por la influencia de dos corrientes filosóficas:
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Para la doctrina libre del derecho la ley por principio es siempre insuficiente,
porque no puede dar nunca respuesta expresa a todos los casos posibles; y
porque es quimérica, toda invocación que se apoye tan sólo en el sistema legal
para auto integrarse y por tanto salvar las lagunas jurídicas es insuficiente. El
derecho legal, dirá Fuchs, contiene infinidad de lagunas, tantas como conceptos
maneja. Cada concepto jurídico aloja una laguna potencial. Por eso, el derecho
solamente puede ser colmado con decisiones judiciales que se construyen con
normas que no son formales, sino que expresan juicios de valor del propio juez.
La ciencia del derecho, por tanto, debe estudiar las normas, pero la proyección
de las mismas no puede entenderse sin los efectos que produce en la vida
social la impotencia del derecho. Por eso, los jueces son radicalmente
importantes, no en la interpretación, sino en la creación del derecho.
Hermann Kantorowicz (1877-1940): para este autor, habrá tantas lagunas como palabras,
tal y como señalaba Fuchs, porque ningún concepto jurídico se haya analizado por el
legislador hasta sus últimas consecuencias. Sólo unos pocos han sido definidos, y esos
pocos, sólo por medio de otros conceptos que a su vez son indefinidos. La plenitud del
ordenamiento jurídico dirá, no existe nunca. La ciencia jurídica no puede ser
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
“La opinión dominante (es decir, el positivismo) se imagina al jurista ideal como a un alto
funcionario estatal que está sentado en su celda armado exclusivamente con una máquina
de pensar de la más fina especie. Su mobiliario es una mesa verde en la que se encuentra
el código del Estado delante de él. Se le entrega un caso cualquiera, ya sea real o sólo
supuesto y de acuerdo con su deber puede con ayuda de operaciones meramente lógicas
y de una técnica secreta que sólo él comprende llegar a la decisión predibujada por el
legislador con exactitud absoluta” (H. KANTOROWICZ, La lucha por la Ciencia jurídica).
→
Apunte la mesa verde es porque en la época, un tapete de cuero verde acompañaba a
las mesas de los altos funcionarios y jueces, de despachos de la alta administración y que
se encontraban también en muchos despachos de abogados.
Esta cita responde a esa visión crítica de considerar que para el pensamiento positivista la
solución de los conflictos legales se basaba en colocar a un alto funcionario encerrado en
su gabinete con los códigos que recogían la Ley, y que a través de una técnica secreta
que era la capacidad lógico-jurídica que acompaña al jurista, debía identificar cuál era la
fórmula que el legislador había predibujado y que era la que él tenía que encontrar.
Evidentemente el Derecho no es eso, pero está de alguna manera siguiendo aquí una
estética nietzscheana dibujando muy bien la mentalidad del positivismo jurídico. Frente a
esa dinámica, se erigirá la de la teoría libre del derecho, que pondrá énfasis en que el
único que es capaz de poder identificar cómo resolver el problema del derecho (que es
básicamente la existencia permanente de lagunas en cada concepto jurídico, concepto que
es en sí mismo una laguna), es el juez, y el juez sólo puede hacerlo cuando valora el
concepto a tenor de una visión donde la imaginación se convierte en una forma de
identificar dónde está la solución al caso concreto.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Todas estas corrientes están influidas por lo que representó los procesos de Núremberg,
que marcan la ruptura definitiva tanto con el positivismo jurídico como con las teorías que
trataban de corregir el positivismo jurídico desde la doctrina libre del derecho y la
jurisprudencia de intereses, que eran las últimas posiciones que trataron de cuestionar el
pensamiento positivista. Así las cosas, a partir del año 1945/1946, como consecuencia de
estos procesos de los que hablábamos, se lleva a cabo una revisión, no solamente del
positivismo jurídico sino de las propias corrientes que lo criticaban.
Gustav Radbruch (1878-1949): será el primer teórico del positivismo ético, que
planteará que, en una crítica tanto a la doctrina libre del derecho como a la
jurisprudencia de intereses, dirá: “Órdenes son ordenes, es lo que rige para el
soldado. La ley es la ley y es lo que dije el jurista. Pero mientras para el
soldado, ceda en el derecho y deber de obediencia cuantos sabe que la orden
es un delito o una contravención, el jurista no reconoce excepciones
semejantes para la validez de la ley y la obediencia de los sometidos a ella”.
Desde que hace unos 100 años desaparecieron los últimos iusnaturalistas, la Ley vale
porque es Ley, y es Ley cuando en la generalidad de los casos tiene fuerza par
imponerse. Es decir, el punto de partida que Radbruch está planteando es la diferencia
entre el orden normativo basado en la pura y simple imperatividad, y la Ley y las
obligaciones jurídicas que contiene la Ley, obligaciones que tienen que ver piensa el
autor, con que, en la conciencia del pueblo, y en la de los juristas, pueden darse
situaciones en las que hay tal grado de injusticia y de perjuicio, que es preciso negar la
validez del derecho y considerarlo como un derecho nulo. Lo que permite detectar cuál
es el grado de justicia o injusticia que aloja la Ley, son los principios generales del
Derecho. Pero estos principios no pueden estar explicitados de manera directa en la
propia Ley, sino que están por encima de ella. Es lo que evita que la norma jurídica
evolucione hacia la brutalidad o nulidad lógica.
Radbruch sostiene para resumir que, la diferencia entre la orden y la Ley, descansa en que
la orden tiene un contenido de imperatividad que la Ley cuestiona con la concurrencia de
una serie de principios generales que serán captados a través de lo que llama el
sentimiento jurídico, una especie de conciencia que opera en el jurista y que le permite
detectar cuándo la Ley contiene enunciados normativos que son nulos por principio,
aunque de acuerdo con la lógica de validez que rige al Derecho, no lo sean. Esa especie
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
de contenido brutal que aleja a la Ley de la esencia normativa es lo que, a través del
sentimiento jurídico, que es una especie de percepción de conciencia casi kantiana, que
identifica cuándo estamos ante un verdadero deber de una orden; esos sentimientos que
alojan una conciencia jurídica están fuera de la Ley, que tiene una lógica de validez. Pero
la lógica de justicia que hace posible identificar cuando estamos ante una Ley y no una
pura orden, es precisamente el sentimiento de justicia que los hombres somos capaces de
identificar a través de una conciencia normativa que tenemos todos dentro de nuestra
identidad y a la que llegamos a través de nuestra razón.
Los principios generales están por tanto impuestos por ese sentimiento que cada uno de
nosotros alojamos y que va más allá de la propia orden y de la propia Ley. Los principios
universales son unos principios que considera que son un sentimiento jurídico que
alojamos en nuestro interior. Como veremos, el positivismo ético es un planteamiento tras
la percepción de lo que fue cómo un sistema jurídico podía convertirse en un conjunto de
órdenes brutales represivas que llevaban a una nación civilizada en términos culturales y
jurídicos como Alemania al nazismo, y de cómo podía haber sido aquello contenido
mediante una percepción ética que desde la ciudadanía a la judicatura hubiera detectado
que había elementos de brutalidad que trascendían lo que una ley puede exigir para
garantizar la convivencia de todos. Este sentimiento jurídico que evita de alguna manera la
brutalidad de la ley está alojado alrededor de los conceptos de justicia, del concepto de
finalidad jurídica y el concepto de felicidad.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
2. Una segunda capa del sentimiento jurídico sería lo que denomina las protoformas
de las relaciones jurídicas, que serían relaciones humanas reguladas por la
tradición, los usos, las costumbres sociales convertidas en normas, etc. Por
ejemplo, la ley no puede vulnerar la experiencia espontánea del intercambio de
bienes y servicios que fundamenta el régimen de contratación. Hay una protoforma
normativa en el intercambio natural de bienes que los hombres, consecuencia de la
especialización social, necesitan hacer mediante fórmulas rudimentarias que a
través de usos o costumbres permiten hablar de una contratación. El intercambio o
trueque es un contrato. De ahí, a un contrato sofisticado de derechos de propiedad
intelectual sobre el consumo de contenidos audio visuales, hay toda una cadena
de valor normativo, pero en el sustrato o en la protoforma del trueque hay un
derecho que la ley no puede vulnerar. La ley no podría violentar la naturaleza
espontánea del tracto normativo, del comercio.
c) La fidelidad del trato: esto es, excluir el dolo o la mala fe y todo aquello
que aprovecha la debilidad del otro. Esa es otra experiencia de un
sentimiento jurídico que trasciende a la obligación de que la ley lo regule
y que tiene que ver con ese principio de igualdad de trato que conduce
al valor de la formalidad, pero también a la fidelidad de ese trato.
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e) Por último, tenemos el valor propio del ser humano, del hombre que
nunca puede ser rebajado al papel de simple medio para lograr la
consecución de algún fin.
Todos estos valores logran ser identificados más allá de la ley, pero condicionan la
ley. Son principios éticos jurídicos que están detectados mediante un sentimiento
jurídico que condiciona al derecho, aunque no es derecho, y que explica los
códigos éticos que luego se constitucionalizan y que de acuerdo ya con la pirámide
normativa kelseniana influyen al conjunto del ordenamiento jurídico. De este modo,
el positivismo se hace ético, y por tanto la obsesión del derecho no es tanto la
lógica de la validez jurídica sino evidentemente la identificación de unos principios
generales que no siendo derecho condicionen el derecho e impiden la brutalidad
de la ley, y nos permiten identificar una justicia que nos aproxima a los modelos del
iusnaturalismo más moderno que vimos cuando estudiamos el iusnaturalismo de la
mano de autores como Locke, Pufendorf o Grocio.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Ese elemento de conciencia jurídica señala que el valor fundamental alrededor del que
se revela el sentimiento jurídico es la justicia. La justicia hay que entenderla como un
sistema concreto de valores que determinan cómo proteger a la persona. La finalidad del
ordenamiento jurídico es siempre la protección de la persona. Sin protección no puede
haber derecho. Y esa protección está desarrollada a través de un mínimo de justicia que
se basa, en primer lugar, en el reconocimiento de la igualdad de trato, es decir, todos los
hombres son iguales y por tanto exigen ser tratados de manera igual. Hay una isonomía
(La isonomía, recordemos la democracia ateniense que veíamos a principio de curso, es
el concepto de igualdad de derechos civiles y políticos de los ciudadanos) básica en la
legitimación de un sistema jurídico, y sino hay igualdad de trato, se vulnera a la persona
y se está identificando algo que es el derecho injusto.
En segundo lugar, cabe hablar del valor de la formalidad jurídica, que es otro elemento
determinante en la protección de la persona. Por ejemplo, a través del cumplimiento de
la palabra dada.
En tercer lugar, la fidelidad de trato que excluye del ámbito del derecho legitimar el
dolo, el engaño, la mala fe…todo aquello que aprovecha la debilidad del otro. Es otro
mínimo a través del cual identificamos el sentimiento en el que está la justicia.
En cuarto lugar, la veracidad, es decir, sólo habrá justicia en el Derecho cuando el engaño y
la mentira no pueden ser legitimados como fundamento del trato mutuo entre iguales.
Por último, en quinto lugar, el valor propio del hombre que siempre tiene un carácter de
fin en sí mismo como planteaba Kant y nunca puede ser interpretado en términos de
instrumentalidad. El derecho no puede amparar normas que convierten al ser humano en
elementos instrumentales de fines que no corresponden al hombre en términos
isonómicos.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Herbert Lionel Adolphus Hart (1907-1992): Hart fue catedrático en Oxford y un profesor
volcado en una reflexión crítica del pensamiento kelseniano. Restablece el positivismo tras
los juicios de Núremberg y busca un diálogo crítico, pero dentro de los parámetros del
pensamiento kelseniano. Hart parte de la crítica de reducir el derecho a la norma positiva
de sanción y señala que en todo ordenamiento jurídico hay normas que responden
además de a esa estructura a otras que no incorporan sanciones pero que confiere, por
ejemplo, poderes de actuación y que si se incumplen no son sancionables.
Hart distingue dos tipos de normas: las reglas primarias y las reglas secundarias.
Reglas primarias. Serían lógicamente las que prescriben realizar ciertos actos o
abstenerse de hacerlos. Imponen, por tanto, publicaciones que llevan
aparejadas sanciones y estamos ante una réplica del modelo kelseniano.
Reglas de reconocimiento.
Reglas de cambio.
Reglas de adjudicación.
Hart parte del pensamiento positivista a partir de un momento temporal que es el año 1945
con los juicios de Núremberg. Ay una resurrección del. Pensamiento iusnaturalista, de la
mano de Coing o Radbruch y otros teóricos del pensamiento germánico y a partir de ese
momento teórico con los procesos de Núremberg, positivistas que no se sentían afectado
por el problema del nazismo, intentan redefinir el marco teórico.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
identificar cuales son las normas que forman parte del propio OJ. El derecho es un
conjunto de normas, pero no todas las normas son normas que podemos considerar
enunciados que implican una sanación. No son solo mandatos como decía Austin, hay
otras normas que no son principios sino normas que no llevan aparejadas sanciones
pero que crean situaciones jurídicas, poderes que pueden ser desde derechos
subjetivos hasta instituciones mixtas. Eso le da pie a distinguir una sistematicidad
dinámica del OJ. El OJ no es una masa homogénea de normas, sino que tiene una
sistematicidad dinámica porque aloja en su seno dos tipos de normas que interactúan
entre ellas: las reglas primarias y las reglas secundarias.
Reglas de reconocimiento. Son aquellas que identifican que normas forman parte del OJ.
Básicamente son las normas constitucionales que definen los poderes del estado, por
tanto, el sistema De Fuentes. El título preliminar del CC sería una regla de reconocimiento
porque se dicen las fuentes del derecho y como se evita la contradicción entera que
quiebra el debate si nuestro sistema jurídico es pleno y coherente, por tanto, sistemático.
Nos está diciendo cuales son los criterios de valide, cuando puedo identificar una norma
jurídica en el sistema jurídico español y además como resuelvo las contradicciones. Para
Kelsen, esa norma no seria una norma jurídica porque no tiene sanción. La Constitución
con todos sus principios, especialmente el artículo 1 con los valores del ordenamiento
jurídico (libertad, justicia, igualdad y pluralismo político) nos esta definiendo los valores
superiores a partir de los cuales reconocer nuestras normas.
Reglas de cambio. Son las reglas que inducían el procedimiento que regula el cambio de
las reglas primarias. Para Hart el sistema jurídico tiene una sistematicidad dinámica, no es
un bloque homogéneo e inalterable que tenga que estar sin posibilidad de cambio, es un
sistema dinámico que acepta que el cambio forma parte de la lógica del derecho. El
sistema aloja reglas de cambio, por ejemplo, el reglamento del Congreso de los Diputados
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Por tanto, la finalidad de las reglas secundarias es dar seguridad jurídica al sistema
normativo. Es lo que nos permite saber que normas son válidas, por tanto, pertenecen
al OJ, como pueden cambiarse y quien se encarga de velar por su cumplimiento.
Hart pensaba que el sistema jurídico no podía basar su estabilidad en un conjunto primario
de normas, sino que pensaba que la estabilidad tenía que ser dinámica mediante una
relación de interdependencia entre las reglas primarias y las reglas secundarias y entre las
secundarias entre sí. Para Hart la validez o existencia de la norma jurídica no era una
cuestión de lógica, sino que era una cuestión de hecho. Los funcionarios, los jueces y los
ciudadanos deben aceptar el conjunto de las normas jurídicas y adecuar su conducta a él.
No es una mera obediencia, sino que ha de ser una convicción formen sobre el carácter
obligatorio que tiene la regla de reconocimiento. En nuestro caso, la CE de 1978. Al
amparo de esa regla de reconocimiento, el conjunto y las otras normas que se nutren de
ese reconocimiento. Cuidado, la regla de reconocimiento no es la norma fundamental
kelseniana. Aquí no se suspende en el aire, se apoya en la regla de reconocimiento que
exige que validez y eficacia se sumen a través de una convicción firme de respeto del
ordenamiento jurídico.
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Dworkin ha sido el filósofo del derecho más influyente de los últimos 30 años.
Su notoriedad vendrá de la mano de su confrontación con el positivismo
jurídico, sin llegar a ser iusnaturalista, ni en una fase clásica, ni moderna, ni en
una reinvención después de la IIGM. Tiene una obra muy compleja.
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normativa pero alrededor hay una serie de principios que hace que sean
también parte del ordenamiento jurídico.
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John Rawls (1921-2002): Aquí está el fundamento teórico del Estado social y de derecho,
y está también el fundamento de una equidad liberal que puede alimentar tanto un
pensamiento liberal democrático como un pensamiento social demócrata. Rawls está de
alguna manera identificando el espacio de la centralidad que permite equilibrar la libertad y
la igualdad en la estructura de una sociedad donde el debate es posible sin romper una
estructura de razonabilidad y de respeto de las posiciones originales de cada uno.
No puede tolerarse una percepción social de desigualdad que rompa ese velo de
ignorancia que hace que interpretemos, que, si yo estoy en una posición de
desventaja respecto de otro, no es porque haya sido excluido o porque el otro
ocupe un estatus reservado para él, sino porque la igualdad de oportunidades ha
hecho que yo de la medida de lo que puedo dar a la sociedad. Por ello, el reproche
social o la envidia, dirá Rawls, no podrá operar sobre la posición original.
Vemos por tanto cómo aquí no hay un planteamiento histórico, sino que lo que tenemos
con Rawls es un planteamiento moral que trata de explicar por qué hay un ideal de justicia
que al final justifica la obediencia a las normas del sistema jurídico en la medida en que
fundamentan una estructura básica de la sociedad que fija una serie de principios que son
plausiblemente razonables y que están operando como una especie de continuo en la
estructura de legitimidad de la sociedad. Estos principios hacen posible la libertad y no
transforman la desigualdad en una base de conflicto social que cuestione el mantenimiento
y la vigencia de la estructura básica de convivencia.
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EL PENSAMIENTO COMUNITARISTA
Joseph-Marie, conde de Maistre (1753-1821): fue uno de los críticos más contundentes de
la Revolución Francesa desde una visión tradicionalista y legitimista. Joseph de Maistre
fue un teórico político y servidor de la administración del reino de Saboya que planteó en
su obra “Consideraciones sobre Francia” (1797), escrita en Suiza al tener que exiliarse por
la ocupación francesa de Saboya, una visión profundamente crítica de la Revolución
Francesa. Maistre puede ser considerado uno de los máximos ideólogos de la
Restauración, que cuestiona los fundamentos de la Revolución y considera que la
Revolución es un producto de una abstracción racional sobre la idea del hombre,
individualista, atomizadora, etc., que niega la experiencia humana de la comunidad.
Juan Donoso Cortés (1809-1853), quien fuera filósofo, parlamentario, político y diplomático
español, funcionario de la monarquía española bajo el régimen liberal y uno de los grandes
pensadores, teóricos e intelectuales de la modernidad, desde el s. XIX hasta hoy. En él
tenemos al gran teórico del pensamiento conservador, que está detrás, desde las
corrientes del pensamiento neo conservador en Estados Unidos, hasta el pensamiento
populista de hoy. Donoso Cortés fue además el preceptor de la Reina Isabel II, y un
personaje que, viniendo del pensamiento liberal, acaba en el pensamiento reaccionario
cuando asiste a la experiencia de la Revolución de 1848, y ve cómo en las calles de París
se enfrenta el orden con el desorden, la espada con la barricada. Como consecuencia de
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
La dictadura en Roma nace para los momentos en los que la República estaba amenazada en
su supervivencia, y donde se consideraba que la institucionalidad republicana basada en le
tensión autoritas-potestas, entre el Senado, el Consulado, Censorías, etc., debilitaba la
capacidad de decisión que tenía que acompañar la amenaza de supervivencia que la guerra o
los conflictos sociales (ej.: entre patricios y plebeyos) planteaban a la República.
Carl Schmitt (1888-1985): gran teórico de la política del s. XX, hace su tesis
doctoral sobre Donoso Cortés y retoma todas sus categorías teóricas. Carl Schmitt
es el contrapunto al pensamiento de Kelsen, y es el gran teorizador del
pensamiento comunitarista. Es interesante pues, siguiendo el hilo de la
explicación, cómo hemos pasado de un pensador como De Maistre, que cuestiona
la Revolución Francesa, a un pensador español que es Donoso Cortés, y de este
hemos saltado a Carl Schmitt, cuyo pensamiento vamos a analizar a continuación.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Hobbes decía recordemos que había que fundamentar la paz en el contrato social,
mientras que Carl Schmitt fundamenta la paz, en su obra “La dictadura”, en lo que
denomina una democracia no parlamentaria, donde la verdadera democracia no está en
acudir a votar, y no está en debatir parlamentariamente cuál es la razonabilidad común en
la que debe fundamentarse la convivencia, sino que el poder está en la aclamación que
recibe el líder cuando sale ante la sociedad y el pueblo lo aclama como su líder.
Por tanto, y retomamos la explicación, el dictador es el soberano, que tiene capacidad para
indicar cómo restaurar la paz en el momento de excepción que plantea el desbordamiento
de esa guerra civil permanente que viven las sociedades democráticas con la quiebra de la
modernidad, que según Schmitt, siguiendo a Donoso Cortés, arranca
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
en 1848 cuando esa estructura económica que ha generado el capitalismo, ha roto la paz
social que se daba bajo el Antiguo Régimen (donde Dios disolvía las diferencias sociales),
y la ausencia de Dios, el nihilismo, planteará que a partir del conflicto económico entre los
que tienen y los que no tienen, rompen la paz social de una manera permanente.
Se vivió la experiencia revolucionaria del 48, se vio que la razón no tenia por qué ser la
fuente de legitimación y el principio de mayoría. No hay ninguna autoridad (como decía
Nietzsche: “Dios ha muerto, todo es posible”) y entonces el mecanismo de soberanía que
persigue salvaguardar la paz y restaurar el orden, sólo puede estar basado en la dictadura.
El pensamiento de Schmitt, lo que está buscando es actualizar el pensamiento de Hobbes,
pero adaptado al s. XX. La excepcionalidad surge de que la ley no es un presupuesto que
uno pueda anticipar, sino que la ley es sustituida por la decisión.
Estos pensamientos los retoma otro filósofo, Ernesto Laclau (1935-2014: uno de los
referentes del postmarxismo y sentador de las bases teóricas del populismo). El
pensamiento de Schmitt fundamentará asimismo el fascismo. Carl Schmitt fue
tempranamente traducido en España en los años 20 al castellano, por Luis Díez del
Corral (1911-1998), profesor de la Facultad de Ciencias Políticas donde obtuvo una
cátedra y padre intelectual de Carmen Iglesias (fue estudiante doctoral suya), la actual
directora de la Real Academia de la Historia y preceptora del rey Felipe VI al que
impartió clases de historia. También fue traducido el pensamiento de Carl Schmitt por
Francisco Ayala, liberal exiliado. Otro personaje a destacar en esta época fue
Francisco Javier Conde (1908-1974), que antes de obtener el doctorado en Derecho
en 1935 recibió una beca de la Junta para Ampliación de Estudios (1933) para estudiar
en Berlín con Carl Schmitt, del cual fue discípulo. Conde fue uno de los fundadores de
la Falange y creador del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
Carl Schmitt tuvo una hija, Ánima, que se casó con Alfonso Otero Valera, catedrático
de Derecho y Decano de la Facultad de Derecho en la Universidad de Santiago de
Compostela y miembro de la Falange. A partir de ese momento, y siendo su discípulo
Álvaro D’Ors (catedrático de Derecho Romano y también profesor en la Universidad de
Santiago de Compostela), Carl Schmitt se convierte en el gran teórico del falangismo y
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Lee también a Carl Schmitt una parte muy importante del comunitarismo americano.
Alasdair MacIntyre es uno de los grandes teóricos del pensamiento comunitarista
norteamericano, con un ensayo titulado “la teoría de la virtud”, que es un intento de
responder a la crítica que a la democracia plantea el pensamiento de Carl Schmitt, desde
una afirmación de la democracia sobre bases virtuosas y religiosas, sobre la idea de que
hace falta recuperar los valores religiosos secularizados por la democracia liberal.
Relacionado con Carl Schmitt está también Leo Strauss, que es el teórico de origen
austriaco que estuvo detrás del movimiento neo-con (neoconservadurismo). Fue
catedrático de la Universidad de Chicago, discípulo de Carl Schmitt e hizo su tesis
doctoral sobre Spinoza. Leo Strauss recala en Chicago en los años 40 cuando se
funda la Universidad, y plantea dentro de este esquema de crítica a la modernidad
liberal, que la estructura de convivencia de toda sociedad es que hay una necesidad
de los seres humanos, no de gobernar (como pueda decir el pensamiento liberal de la
mano del iusnaturalismo, del contractualismo o de como hemos visto en Rawls a
través de la reflexión sobre el debate y la teoría comunicativa), sino la necesidad de
que cada uno de nosotros aceptemos que gobiernen otros por nosotros. Po tanto, hay
esa necesidad permanente de definir por qué tenemos que obedecer. Y, por tanto, el
pensamiento liberal trata constantemente de explicar por qué unos gobiernan y otros
obedecen. Leo Strauss piensa que, en el fondo, lo que es una necesidad, es ser
gobernado, y no gobernar. La inmensa mayoría de la gente lo que necesita es que le
gobierne alguien; no busca gobernar ni decidir quién tiene que gobernar; lo que busca
es ser gobernado. Y esta idea de ser gobernado ha sido rota por culpa de una
modernidad liberal, que, de la mano de John Locke, introdujo el hedonismo y la idea
de que se gobernaba para lograr el bienestar de las personas.
El verdadero bienestar, dice Leo Strauss, está en liberar a la gente de la necesidad de ser
gobernado. Eso ha hecho que históricamente, según Strauss, la política se haya
organizado alrededor de occidente, de la tensión entre Atenas y Jerusalén. Es decir, la
necesidad de gobernarse bajo el modelo de Atenas es lo que lleva al pensamiento liberal,
científico y técnico; y la experiencia de Jerusalén lleva al pensamiento teológico y a una
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Leo Strauss cita en numerosas ocasiones a un filósofo, Alfarabi, y surge toda una corriente
que es el sufismo. Curiosamente, Leo Strauss, el autor que está detrás de los neo
conservadores que hicieron la guerra en Irak, sentía fascinación por el pensamiento sufista
y por el sufismo. El sufismo, que representa aproximadamente una tercera parte del islam,
es una religiosidad individualista y no colectiva, y plantea que la única yihad posible es una
yihad íntima, que es derrotar el pecado dentro de uno mismo (parecido al calvinismo). Este
pensamiento practica también la tolerancia, por los otros y por la realidad. Lo que lleva a
Leo Strauss a interesarse por este sufismo es el ocultamiento, y es que, al haber sido
perseguidos a lo largo de la historia dentro del islam, se ocultan. Esta es la manera que
según Strauss se esconde en la obra de muchos autores, la manera de cómo gobernar a
una mayoría sin que se enteren. Esto está escrito en una larga tradición esotérica
contenida en la obra de varios autores que desde Aristóteles hasta en parte Carl Schmitt,
tratan de explicar que en el fondo siempre hay una aristocracia secreta que es la que
marca el control y el gobierno de la sociedad. Esto, que está conectado de alguna manera
con el pensamiento de Spinoza y la Cábala, es el pensamiento de Leo Strauss, que fue
director de las tesis doctorales de varios miembros del gabinete de George Bush, y que
está detrás de gran parte del pensamiento neo conservador.
Lo que importa es quedarse con la idea de que, frente a la teorización fría, aburrida de
Rawls, de Dworkin (déficit de la democracia liberal de nuestros momentos), y de todos
estos teóricos que tratan de enfriar la olla a presión que la excepcionalidad del s. XXI
nos plantea todos los días, que frente a ellos, hay una emergencia de un tsunami
emocional de la mano de estos autores que de alguna manera están actuando detrás
de buena parte de lo que se dice que todo eso que se denomina el “iliberalismo”
europeo (movimiento bastante amplio, de fondo antisistema, pero bastante confuso,
con cierta tendencia nacionalista y autoritaria, partidario de un Estado fuertemente
centralizado y crítico del Estado de Derecho) y que alimenta los populismos de
Derecha y extrema Derecha, sacude en estos momentos la estabilidad europea.
Si analizamos en twitter al presidente de Estados Unidos, Donald Trump,
entenderemos después de todo lo que acabamos de ver, que una parte
fundamental de toda su reflexión política, de todo lo que teorizan las personas
que están a su lado, tienen que ver con esto que hemos acabamos de ver.
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Ignacio Mesonero-Romanos 5ºE3 C Filosofía del Derecho
Como decía Adam Smith: “la mayor parte de las experiencias de convivencia cotidiana
que tenemos se basan en la benevolencia”. Tenemos aquí a un Adam Smith que en su
teoría de los sentimientos morales que dice que la inmensa mayoría de las relaciones
humanas que frecuentamos cotidianamente en el trato, no se basan en la maldad, sino
en la benevolencia, en que la gente tiende a hacer el bien al otro.
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