Dios Te Ama Jóvenes

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DIOS TE AMA

Catequesis kerygmática para jóvenes

Pedir a los jóvenes que traigan una canción, de su música favorita que

1. contenga la palabra amor. A partir de la letra, explicar lo que es el amor y la


forma en que se manifiesta.

2. Compartir el anuncio del amor de Dios, a partir de los


numerales 112-117 de Christus Vivit del Papa Francisco.

112. Ante todo quiero decirle a cada uno la primera verdad: “Dios te ama”. Si ya lo
escuchaste no importa, te lo quiero recordar: Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo
que te suceda en la vida. En cualquier circunstancia, eres infinitamente amado.
113. Quizás la experiencia de paternidad que has tenido no sea la mejor, tu padre de la
tierra quizás fue lejano y ausente o, por el contrario, dominante y absorbente. O
sencillamente no fue el padre que necesitabas. No lo sé. Pero lo que puedo decirte con
seguridad es que puedes arrojarte seguro en los brazos de tu Padre divino, de ese Dios
que te dio la vida y que te la da a cada momento. Él te sostendrá con firmeza, y al mismo
tiempo sentirás que Él respeta hasta el fondo tu libertad.
114. En su Palabra encontramos muchas expresiones de su amor. Es como si Él hubiera
buscado distintas maneras de manifestarlo para ver si con alguna de esas palabras podía
llegar a tu corazón. Por ejemplo, a veces se presenta como esos padres afectuosos que
juegan con sus niños: «Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para
ellos como los que alzan a un niño contra su mejilla» (Os 11,4).
A veces se presenta cargado del amor de esas madres que quieren sinceramente a sus
hijos, con un amor entrañable que es incapaz de olvidar o de abandonar: «¿Acaso olvida
una mujer a su niño de pecho, sin enternecerse con el hijo de sus entrañas? Pues,
aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré» (Is 49,15).
Hasta se muestra como un enamorado que llega a tatuarse a la persona amada en la
palma de su mano para poder tener su rostro siempre cerca: «Míralo, te llevo tatuado en
la palma de mis manos» (Is 49,16).
Otras veces destaca la fuerza y la firmeza de su amor, que no se deja vencer: «Los
montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor no se apartará de tu lado, mi
alianza de paz no vacilará»(Is 54,10).
O nos dice que hemos sido esperados desde siempre, porque no aparecimos en este
mundo por casualidad. Desde antes que existiéramos éramos un proyecto de su amor:
«Yo te amé con un amor eterno; por eso he guardado fidelidad para ti» (Jr 31,3).
O nos hace notar que Él sabe ver nuestra belleza, esa que nadie más puede reconocer:
«Eres precioso a mis ojos, eres estimado y yo te amo» (Is 43,4).
O nos lleva a descubrir que su amor no es triste, sino pura alegría que se renueva
cuando nos dejamos amar por Él: «Tu Dios está en medio de ti, un poderoso salvador. Él
grita de alegría por ti, te renueva con su amor, y baila por ti con gritos de júbilo» (So
3,17).
115. Para Él realmente eres valioso, no eres insignificante, le importas, porque eres obra
de sus manos. Por eso te presta atención y te recuerda con cariño. Tienes que confiar en
el «recuerdo de Dios: su memoria no es un “disco duro” que registra y almacena todos
nuestros datos, su memoria es un corazón tierno de compasión, que se regocija
eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal». No quiere llevar la cuenta de tus
errores y, en todo caso, te ayudará a aprender algo también de tus caídas. Porque te
ama. Intenta quedarte un momento en silencio dejándote amar por Él. Intenta acallar
todas las voces y gritos interiores y quédate un instante en sus brazos de amor.
116. Es un amor «que no aplasta, es un amor que no margina, que no se calla, un amor
que no humilla ni avasalla. Es el amor del Señor, un amor de todos los días, discreto y
respetuoso, amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta. Es el amor
del Señor que sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de
prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado»
117. Cuando te pide algo o cuando sencillamente permite esos desafíos que te presenta
la vida, espera que le des un espacio para poder sacarte adelante, para promoverte,
para madurarte. No le molesta que le expreses tus cuestionamientos, lo que le preocupa
es que no le hables, que no te abras con sinceridad al diálogo con Él. Cuenta la Biblia
que Jacob tuvo una pelea con Dios (cf. Gn 32,25-31), y eso no lo apartó del camino del
Señor. En realidad, es Él mismo quien nos exhorta: «Vengan y discutamos» (Is 1,18). Su
amor es tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de
diálogo sincero y fecundo. ¡Finalmente, busca el abrazo de tu Padre del cielo en el rostro
amoroso de sus valientes testigos en la tierra.

Preguntas para la
4.
3. reflexión Oración final.
• ¿Qué personas en tu vida sientes que te aman
Canto sugerido: Nadie
verdaderamente? ¿Por qué? te ama como yo.
• ¿Has experimentado el amor de Dios de qué Martín Valverde
manera?
• Dios nos ama y también nos enseña a amar a los
demás ¿Cómo crees que debe ser el verdadero
amor hacia una persona?

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