Cómo Afectan Las Nuevas Tecnologías A Nuestro Cerebro

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¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestro cerebro?

Trabajamos en el ordenador mientras miramos televisión, y estamos pendientes de las


redes sociales y las alertas del móvil. ¿Hasta qué punto nuestro cerebro está
capacitado para la multitarea?

Como una ráfaga, el mundo ha cambiado en las últimas décadas de manera impactante. Las
nuevas tecnologías nos permiten la comunicación instantánea, un acceso inusitado a la
información, la simplificación de muchas tareas que antes nos llevaban muchísimo
esfuerzo, la posibilidad de vivir más y mejor. Sobre esta realidad y estos favores no existen
reparos sino más bien elogios y aprovechamientos. Lo que debemos decir también es que
esta posibilidad de vida nos puede generar, a su vez, cierto impacto disfuncional, impulsado
por la exigencia a realizar diversas acciones al mismo tiempo. Es habitual, hoy, estar
trabajando en la computadora mientras miramos televisión o escuchamos música, y estamos
pendientes de las redes sociales, los mensajes de texto, correos electrónicos o alertas de
noticia en el celular. ¿Hasta qué punto nuestro cerebro está capacitado para sostener las
tareas múltiples que las nuevas tecnologías promueven?

El cerebro es, como cualquier sistema de procesamiento de información, un dispositivo con


capacidades limitadas, sobre todo en la de procesar una cantidad de información por unidad
de tiempo en el presente. Así, nuestro cerebro tiene dos cuellos de botella: uno es la
atención (cuando tenemos dos fuentes de información suficientemente complejas, la
eficiencia de una decae como consecuencia de la otra); y la otra, la llamada “memoria de
trabajo” (el espacio mental en que retenemos la información hasta hacer algo con ella). Esta
memoria tiene una capacidad finita en los seres humanos y es extremadamente susceptible
a las interferencias. Cuando se intenta llevar a cabo dos tareas demandantes al mismo
tiempo, la información se cruza y se producen muchos errores.

Nuestro cerebro tiene dos 'cuellos de botella': la atención y la llamada “memoria de


trabajo”

Muchas veces se plantea que la multitarea (multitasking) podría ser beneficiosa para
entrenar nuestra capacidad para el paso rápido y eficiente entre actividades. Sin embargo,
existe evidencia científica de que las personas que funcionan con esa modalidad se
dispersan más cuando pasan de una a otra. Contrariamente a lo que uno podría imaginar,
son más propensos a quedarse pegados a estímulos irrelevantes y, por lo tanto, a distraerse
fácilmente. Por otra parte, suelen sobrevalorar su capacidad para hacer multitasking, lo que
impacta en una menor concentración sobre cada elemento y en el pasaje. Participantes de
una investigación que refirieron hacer muchas cosas a la vez fueron los que,
paradójicamente, peor rindieron en pruebas de multitarea.
En un estudio realizado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se les
mostraron a estudiantes unas tarjetas con símbolos y se les pidió que hicieran predicciones
basándose en patrones que habían reconocido previamente. La mitad tenían que realizar
esto en un ambiente de multitarea, mientras escuchaban altos y bajos tonos y tenían que
contar las señales acústicas elevadas. Sorprendentemente, ambos grupos fueron igual de
competentes. Pero cuando empezaron a hacer preguntas más abstractas sobre esos patrones,
el costo cognitivo de las multitareas fue evidente. Cuando estamos en una reunión, en una
conferencia o viendo una película en casa y, al mismo tiempo, mandamos emails y
mensajes de texto desde nuestro teléfono, creemos que podemos seguir en profundidad lo
que se dice y sucede en el entorno, pero esto, la mayoría de las veces, es solo una ilusión.
Por el contrario, nos estamos perdiendo mucho. Desde el punto de vista del funcionamiento
cerebral, estamos capacitados para realizar muchas tareas, por supuesto, pero debemos
focalizarnos en hacer una de estas por vez. Tener muchas cosas para hacer y hacerlas una
por vez (que es lo recomendable) no es lo mismo que intentar hacer varias cosas al mismo
tiempo. La multitarea tiene un costo cognitivo.

Las personas que practican la multitarea son más propensas a 'quedarse pegadas' a
estímulos irrelevantes y, por lo tanto, a distraerse fácilmente

La mala administración de la atención no solo genera improductividad, ansiedad y estrés,


sino que puede traer también riesgos letales. En un estudio de la Universidad de Utah, los
psicólogos David Strayer y Jason Watson señalaron que la posibilidad de un accidente
automovilístico puede ser tan alto para aquellos que, mientras conducen, hablan por
teléfono o mandan mensajes de texto como para conductores que habían tomado más
alcohol del permitido por la ley.

Los conductores que usan celular tienen reacciones más lentas, respetan menos su carril,
mantienen menor distancia entre los autos y pasan más semáforos en rojo. Estas personas,
en comparación con los que no usan el teléfono cuando manejan, detectan menos de la
mitad de los detalles y situaciones que se les presentan, lo que produce ceguera atencional.
La distracción se da también cuando se habla con “manos libres” o en alta voz. En otros
estudios en los que usaron un mecanismo para realizar el seguimiento ocular, revelaron la
existencia de una ceguera parcial a estímulos importantes en los conductores que hablaban
por teléfono: estos solo detectaban la mitad de los estímulos que estaban justo delante de
ellos y tenían un tiempo de reacción más lento a las luces de freno del auto de adelante.

Desde el punto de vista del funcionamiento cerebral, estamos capacitados para


realizar muchas tareas pero debemos focalizarnos en hacer una de estas por vez

Chequear correos electrónicos o notificaciones de redes sociales puede provocar


entusiasmo, pero también cierta dependencia. Existe un consenso entre especialistas en el
que la eficacia del manejo del tiempo obedece a cierta organización y rutina. La clave está
en poner un filtro entre tareas importantes y ociosas. Para descansar, es mejor salir a
caminar, respirar profundo, cambiar de actividad o hacer una tarea menos demandante.
Además de volvernos eficientes en lo inmediato, estas actividades alternativas pueden, al
retomar la tarea inicial, traer ideas o aproximaciones novedosas que mejoren el largo plazo.
El estudio del impacto de las nuevas tecnologías especialmente en niños y adolescentes es
un desafío que las neurociencias están abordando. Como sabemos, el cerebro sigue
desarrollándose hasta la segunda década de vida. El lóbulo frontal, que contiene circuitos
claves para habilidades cognitivas de alto orden como el juicio, el control ejecutivo y la
regulación emocional, es de las últimas áreas en desarrollarse de forma completa. Durante
este período, el cerebro es sumamente adaptativo e influenciable por el ambiente. Decimos
entonces que la tecnología suele ser buena para los procesos cognitivos de los niños si se
usa con buen juicio, pero que el problema es que el buen juicio y el autocontrol se
encuentran entre las habilidades en desarrollo, por lo cual son los adultos quienes deben
ejercerlo cuando estos usos se transforman en excesivos. Como padres, es necesario
detenerse a pensar qué sucede con el estímulo de habilidades sociales como la empatía, la
compasión y la inteligencia emocional en nuestros hijos (y en nosotros también) cuando la
mayor parte de las interacciones se dan de manera virtual, en detrimento de la
comunicación cara a cara.

Cuando se intenta llevar a cabo dos tareas demandantes al mismo tiempo, la


información se cruza y se producen muchos errores

A diferencia de otras revoluciones tecnológicas, la de la “tecnología social” implica nunca


estar solos y nunca estar aburridos. La socióloga Sherry Turkle del MIT describe esto como
“la intolerancia a la soledad”. Esto implica estar desatentos a las personas que tenemos
alrededor para conectarnos con el mundo virtual. Turkle considera que esto quita la
oportunidad de aprender a mantener conversaciones, a poder tener un momento de
introspección sin un artefacto electrónico y sin que eso genere ansiedad. Según la
socióloga, esta tecnología, que nos ofrece la posibilidad de no aburrirnos nunca, puede
hacernos menos tolerantes a establecer relaciones duraderas.

El estudio del impacto de las nuevas tecnologías, especialmente en niños y


adolescentes, es un desafío que las neurociencias están abordando

Una última reflexión sobre todo esto, pero fundamentalmente sobre cierta valoración
positiva de la tarea focalizada y la capacidad de introspección: son famosas las anécdotas
de escritores como Franz Kafka que produjeron algunas de sus obras más célebres de
corrido y en un puñado intenso de tiempo. De ese deseo de momentos imperturbables le
hablaba en una de sus cartas a su amada Felice: “Escribir significa abrirse por completo…
Por eso nunca puede uno estar lo suficientemente solo cuando escribe; por eso nunca puede
uno estar rodeado del suficiente silencio cuando escribe, y hasta la noche resulta poco
nocturna.” ¿A alguien se le ocurre mayor plenitud personal y favor a los demás que la sola
tarea de estar escribiendo esas maravillas?

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