Cómo Afectan Las Nuevas Tecnologías A Nuestro Cerebro
Cómo Afectan Las Nuevas Tecnologías A Nuestro Cerebro
Cómo Afectan Las Nuevas Tecnologías A Nuestro Cerebro
Como una ráfaga, el mundo ha cambiado en las últimas décadas de manera impactante. Las
nuevas tecnologías nos permiten la comunicación instantánea, un acceso inusitado a la
información, la simplificación de muchas tareas que antes nos llevaban muchísimo
esfuerzo, la posibilidad de vivir más y mejor. Sobre esta realidad y estos favores no existen
reparos sino más bien elogios y aprovechamientos. Lo que debemos decir también es que
esta posibilidad de vida nos puede generar, a su vez, cierto impacto disfuncional, impulsado
por la exigencia a realizar diversas acciones al mismo tiempo. Es habitual, hoy, estar
trabajando en la computadora mientras miramos televisión o escuchamos música, y estamos
pendientes de las redes sociales, los mensajes de texto, correos electrónicos o alertas de
noticia en el celular. ¿Hasta qué punto nuestro cerebro está capacitado para sostener las
tareas múltiples que las nuevas tecnologías promueven?
Muchas veces se plantea que la multitarea (multitasking) podría ser beneficiosa para
entrenar nuestra capacidad para el paso rápido y eficiente entre actividades. Sin embargo,
existe evidencia científica de que las personas que funcionan con esa modalidad se
dispersan más cuando pasan de una a otra. Contrariamente a lo que uno podría imaginar,
son más propensos a quedarse pegados a estímulos irrelevantes y, por lo tanto, a distraerse
fácilmente. Por otra parte, suelen sobrevalorar su capacidad para hacer multitasking, lo que
impacta en una menor concentración sobre cada elemento y en el pasaje. Participantes de
una investigación que refirieron hacer muchas cosas a la vez fueron los que,
paradójicamente, peor rindieron en pruebas de multitarea.
En un estudio realizado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se les
mostraron a estudiantes unas tarjetas con símbolos y se les pidió que hicieran predicciones
basándose en patrones que habían reconocido previamente. La mitad tenían que realizar
esto en un ambiente de multitarea, mientras escuchaban altos y bajos tonos y tenían que
contar las señales acústicas elevadas. Sorprendentemente, ambos grupos fueron igual de
competentes. Pero cuando empezaron a hacer preguntas más abstractas sobre esos patrones,
el costo cognitivo de las multitareas fue evidente. Cuando estamos en una reunión, en una
conferencia o viendo una película en casa y, al mismo tiempo, mandamos emails y
mensajes de texto desde nuestro teléfono, creemos que podemos seguir en profundidad lo
que se dice y sucede en el entorno, pero esto, la mayoría de las veces, es solo una ilusión.
Por el contrario, nos estamos perdiendo mucho. Desde el punto de vista del funcionamiento
cerebral, estamos capacitados para realizar muchas tareas, por supuesto, pero debemos
focalizarnos en hacer una de estas por vez. Tener muchas cosas para hacer y hacerlas una
por vez (que es lo recomendable) no es lo mismo que intentar hacer varias cosas al mismo
tiempo. La multitarea tiene un costo cognitivo.
Las personas que practican la multitarea son más propensas a 'quedarse pegadas' a
estímulos irrelevantes y, por lo tanto, a distraerse fácilmente
Los conductores que usan celular tienen reacciones más lentas, respetan menos su carril,
mantienen menor distancia entre los autos y pasan más semáforos en rojo. Estas personas,
en comparación con los que no usan el teléfono cuando manejan, detectan menos de la
mitad de los detalles y situaciones que se les presentan, lo que produce ceguera atencional.
La distracción se da también cuando se habla con “manos libres” o en alta voz. En otros
estudios en los que usaron un mecanismo para realizar el seguimiento ocular, revelaron la
existencia de una ceguera parcial a estímulos importantes en los conductores que hablaban
por teléfono: estos solo detectaban la mitad de los estímulos que estaban justo delante de
ellos y tenían un tiempo de reacción más lento a las luces de freno del auto de adelante.
Una última reflexión sobre todo esto, pero fundamentalmente sobre cierta valoración
positiva de la tarea focalizada y la capacidad de introspección: son famosas las anécdotas
de escritores como Franz Kafka que produjeron algunas de sus obras más célebres de
corrido y en un puñado intenso de tiempo. De ese deseo de momentos imperturbables le
hablaba en una de sus cartas a su amada Felice: “Escribir significa abrirse por completo…
Por eso nunca puede uno estar lo suficientemente solo cuando escribe; por eso nunca puede
uno estar rodeado del suficiente silencio cuando escribe, y hasta la noche resulta poco
nocturna.” ¿A alguien se le ocurre mayor plenitud personal y favor a los demás que la sola
tarea de estar escribiendo esas maravillas?