Explotacion y Conservacion
Explotacion y Conservacion
Explotacion y Conservacion
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mecanismos de regulación del ecosistema y, en consecuencia, el
agricultor tiene yue proporcionarlos de una for ^na artificial. Se
extrae una gran cantidad de energía en fo ^ma de cosechas: pero el
agricultor, a su vez, tiene que gastar una apreciable cantidad de
energía en l01 mecanismos de regulación, usando para ello diver-
sas técnicas abonado (para suplir la deficiencia de nutrientes en e^l
s^^ elo), pesticicias (para luchtir contra plagas, enfermedades y
malas hierbas), riego (pa ^a awne ^^tar el contenido de humedad en
el suelo), etc. Cuando la explotación es muy intensa y el hombre
no proporriona los mecanismos adecuados de regulación se puede
producir una degradación irreversible del ecosistema, sin posibili-
dad de ^-ecuperación, como es el caso de la erosión del suelo.
Los recursos naturales que p^ ^ede aprovechar el hombre son de dos
categorías:
• Renovublc s. La naturaleza tiene capacidad para renovarlos con
mucha rapidez. La agricultura, la ganadería, la explotación fiores-
tal, la caza y la pesca explotan recursos ^^enovables. EI rendi-
mienro presente y futuro que se obtenga de esos recursos
dependerá del uso que se haga de ellos.
• No renc^i^ubles. Son aquellos recursos que existen en c^intidades
limitadas porc^ue la naturaleza los renueva con mucha lentitud.
Los minerales y los combustibles fósiles pertenecen a esta caCe-
^oría, cuya explotación terminará el día en que se agoten. En el
caso de los minerales cabría la posibilidad de reciclarlos.
La agricultura
^
La explotación cle los ecosistemas por el ho^nbre supone un proce-
so contrario a la sucesión ecológica. Se gana en productividad neta,
pero se pierde en diversidad, estabilidad y cantidad total de biomasa.
La destrucción de un ecosistema natw-al para dedicarlo a cultivo se
puede lograr en muy poco tiempo (quema o tala de un bosque), pero el
proceso contrario, de regeneración, requiere muchos años. Por ejemplo,
un campo de cultivo de cereal abandonado en la Meseta de Castilla se
cubre en seguida de plantas anuales, predominantemente ^^amíneas,
que constituían las malas hierbas del cultivo anterior. A continuación se
forma un pastizal con plantas bisanuales o perennes (gramíneas, legu-
minosas, tomillos). A medida que avanza el tie ^ npo se va fonnando un
matorral arbustivo (jara, retama). AI cabo de muchos años este maton-al
arbustivo dará paso a una vegetación arbórea en donde seguramente
predominará la encina (Figura I). En cada etapa sucesiva aumenta el
número de especies, que se traduce en w^a mayor estabilidad, lo que se
pone de manifiesto en que esa etapa dura mucho más que la anterior.
1 ? 3 a ;
Figwa I. Diferentes etapas de la regeneración de un encinar a partir de un c^o»po de
cultivo abandon^^do.
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de las consecuencias ecoló^zicas derivadas de la pérdida de la
selva ecuatorial, se está creai^do una agricultura depe^^diente de
fuertes ^portaciones de fertilizantes minerales, sin muchas posi-
bilidades de subsistenci^ en muchos casos.
• El uso abusivo de fertilizantes ocasioi^^ con frecuencia la conta-
minación del aQua. L^s elevadas dosis de abonos minerales
empleados en la agricultura intensiva pueden contaminar los ríos
y los acuíferos. La ganadería intensiva ge^^era grandes cantidades
de estiércol, que manejado inadecuadamente es fuente de conta-
minación de las aguas.
• El uso inadecuado de pesticidas, que se van acumulando a lo
largo de las cadenas Cróficas, origina intoxicación en los niveles
trófiicos m^ís elevados, incluido el ho ^l^bre.
• El sobrep^istoreo, la deforestación, el monocultivo prolongado y
las malas técnicas agrícolas causan erosión en los suelos, sobre
todo en zonas áridas y en terreno i ^^clin^do.
EI conocimiento c1e las ^-el^^ciones suelo-planta, los flujos de n^ateria
y de energía en un ecosistema agrícola y las relaciones de unas plantas
con otras y con los animales ayudarán a utilizar mejor las tecnologías
propias del sistema, tales co^no el laboreo, la fertilización, el riego, etc.
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vada ^^ veces de un insuficiente conocimiento del medio, ocasiona una
degradación muy profunda del mismo: agotamiento de recursos reno-
vables, desaparición de especies vegetales y animales, contaminación
del aire, del ^uelo y del a;^ua, erosión, etc.
La contaminación
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Pero desde mediados de este siglo se ha observado un aumento consi-
derable, debido sobre todo a las combustiones de combustibles fósi-
les, provocando un aumento de la temperatura del aire. El dióxido de
c^rbono, que deja pasar la luz solar, no deja pasar el calor procedente
de la irradiación terrestre, produciendo un efecto semejante a la
cubierta de un invernadero, que deja pasar hacia dentro la luz sol, pero
el calor producido dentro del invernadero pasa con dificultad hacia
f^iera, lo que produce un calentamiento del interior del invernadero
(efecto inverric^c^ero).
Contar^ninnción ^lel agua.
La contaminación de las aguas superficiales y subterráneas está
provocada por diversos productos: aguas fecales y detergentes de uso
doméstico, fertilizantes y pesticidas procedentes de las tierras cultiva-
das, residuos industriales, agua caliente procedente de circuitos de
refrigeración, etc. Como consecuencia de la contaminación, la vida
acuática se resiente y muchas veces desaparece.
En ocasiones, una aportación de sustancias con excesiva cantidad
de nutrientes provoca un desequilibrio en los ecosistemas acuáticos, lo
que fomenta ^ina excesiva proliferación de microorganismos, que con-
sumen el oxígeno disuelto en el agua, en perjuicio de otros seres vivos
de la comuniclad.
La contaminación del mar abierto se produce sobre todo por petró-
leo, debido a accidentes y al vertido de las aguas procedentes de la
limpieza de los tanques de los petroleros. En los mares cerrados, ^ esta
contaminación hay que añadir la producida desde las costas. Muchas
sustancias nocivas que se vierten al mar no son biodegradables y
pasan a las cadenas tróficas, con lo que aumenta la mortalidad y se
reduce la natalidad de muchas especies.
Contaminación clel suelo.
Se considera agente de contaminación del suelo todo aquello que
degrada su calidad. Los contaminantes pueden ser productos útiles que
alcanzan concentraciones elevadas o residuos procedentes de un proce-
so de producción de algo útil. Cuando estos residuos se acumulan sobre
un área pequeña ocasionan problemas de contaminación, mientras que
si se distribuyen en un área grande pueden ser fácilmente descompues-
tos en productos inofensivos.
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Los pesticidas yue direct<i o indirect^imente Ile;,*an al suelo aQríco-
la experimentan ^ma serie de proceso^ físicos, q^rimicos y bioló^icos
que los descomponen en más o menos tiempo. Al^runos se de^rradan
en pocos días o semanas, mientras que otros penn^u^ecen activos
durante meses o años. Lo deseable seria yue se degradarán inmedia-
tamente después de haber c^unplido su misión.
Los excedentes de fertilirantes no absorbidos por las plantas que-
dan en el suelo, desde donde una p^irte más o menos ^rande puecle ser
arrastrada a lat a^^uas superficiales o subterráneas.
Los metales pesados (procedentes de residuos sólidos urbanos, del
estiércol de aves y poi-cino <<limentados con piensos compuestos y de
otias fuentes) se pueden acumular cn exceso en el ^uelo, ocasionando
una contaminación y^ie puede d^n^^u^ muchos años. Los plásticos y
otros productos no degradables pueden también oc^ ^ sionar contamina-
ción dw adera.
La erosión
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número de especies vegetales endémicas, y también el país con mayor
número de especies amenazadas de extinción. Los archipiélagos de
Baleares y Canarias son las regiones m^s ricas en endemismos, y tam-
bién donde el riesgo de desaparición de especies es más grave.
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El crecimiento de una población o de una economía con respecto a su
capacidad de sustentación se puede hacer de cuatro formas (Figura 4):
• Crecimiento continuo. Se produee cuando la capacidad de sus-
tentación crece al mismo ritmo o mayar que el crecimiento de la
población o de la economía
• Crecimiento sigmoideo o eri forma de S. El crecimiento es rápi-
do hasta que alcanza límites próximos a la capacidad de susten-
tación, en donde se estabiliza. En este tipo de crecimiento la
población o la economía se limitan por sí mismas. El crecimie^^-
to se detiene porque se reciben señales oportunas de dónde se
encuentra con respecto a sus límites, y porque se responde acer-
tadamente a esas señales.
• Sobrepnsa^rtierito yo uscilcrción. La población o la economía
sobrepasan los límites de la capacidad de sustentación, pero bajan
de nuevo, oscilando alrededor de esos límites hasta que se esta-
bilizan. Esta forma de crecimiento se produce cuando hay un
retraso en la percepción de las señales o cuando se reirasa la res-
puesta. Todo ello a condición de que el medio no resulte erosio-
nado de forma irreversible, y pueda repararse a sí mismo duran-
te las épocas de sobrecarga.
• Sobrepcisa^r7iento v colnpso. La población y la economía sobre-
pasan los límites de la capacidad cle sustentación, pero el medio
ambiente se ha deteriorado de forma irreversible y se produce el
colapso, con bajada brusca, tanto de la capacidad de sustentación
como de la población o la economía. EI resultado es w1 nivel de
vida mucho más bajo que el que hubiera habido si no se hubiera
producido la sobrecarga.
Por ejemplo, una sobrepoblación de animales herbívoros elimina
hasta las raíces de las hierbas. Como consec^iencia, el suelo se ero-
siona y cada vez hay menos vegetación. A1 final del proceso, tanto
la vegetación como el número de animales que soporta es menor
que al principio.
Un pueblo hambriento trabaja la tierra de fonna tan exhaustiva que
la empobrece. La escasez de alimento conduce a una pérdida de
fertilidad del suelo, lo que acarrea mayor escasez de alimentos y
más hambre.
l2
Crecimiento de la población humana
I^
Figura 5. Crecimiento de la población mundial durante la era industrial.
La producción de alimentos
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mientos en los países industrializ.ados. En estos países los rendi ^^^ien-
tos se están aproximando a s^ ^ s límites, mientras yue en oh^os en vías
de industrialización están creciendo con rapidez.
EI límite primordial en la producción de ^limentos está en la dis-
ponibilidad de tierra cultivable y en el rl^antenimienCo de^ la fertilidad
a lar^o plazo del suelo ag ^ícola. En los últimos 40 años la superficie
agrícola mundial se ha mtintenido en to ^-no a I.400 millones de hectá-
reas y no es probable yue aumente en el futuro. La pérdida de tierras
cultivadas por efectos de la erosión, salinización y desertiración se
han compensado con la incorporación de nuevas tierras al cultivo. No
es deseable que haya nuevas i ^^corporaciones, pues de oh-a forma
habría que dedicar a la agricultura tierras que es preciso conservar en
su estado natural, si no se quieren poner en peligro sist^mas ccoló-
^icos insustituibles.
Para satisfacer las necesid^^des de alimentación a lo lar^^o de los años
se h^^n de tomar medidas que mantengan al suelo en un buen estado de
fertilidad. Ello exige apoyar y potenciar forn^as de cultivo sostenible. La
explotación agraria, en sus vertientes d^ ag ^-icultura, ^anadería y explo-
tación forestal, debe ser una parte de la gestión del suelo, dirigida a satis-
facer las necesidades del hombre y al cuidado del medio natural.
La tie ^-ra yue se cultiva actualmente, con sus rendimie;ntos, puede
abastecer de alimentos a la población actu^l. Con un incremento posi-
ble de los rendimientos (sobre todo en países en vías de industrializa-
ción) y menores índices de desperdicio entre la cosecha y el consumo
se podía abastecer a una población el doble que la actual. Pero si la
erosión conCinúa al mismo ritmo que actualmente y la consecución de
esos alros rendimientos supone graves riesgos medioambientales, es
probable que los alimentos puedan escasear a nivel mundial en un
l^ turo no muy lejano, suponiendo que la población si^^a aumentando
al ritmo actual.
La energía
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EI consumo mundial cle energía exosomática es l'65 tep (tonelada
equivalente de petróleo) por habitante y año; pero el reparto es muy
desigual, pues mientras en EEUU es de 7'88 tep, en Africa
Subsahariana es 0'S tep, y en el sur de Asia, de 0'4 tep. La energía
endosomática, suponiendo un consumo de 2.500 kilocalori^s diarias,
equivale a 0'09 tep por habitante y año, lo que representa un co^^sumo
18 veces menor que el de la energía exosomática.
EI 78^/o de la energía exosomática producida p^^oviene de los combus-
tibles fósiles (33% del pen^óleo, 27% del carbón y 18°Io del gas natural),
el 17°Ic proviene de fuentes renovables (sobre todo de la energía hidiáuli-
ca y de la biomasa) y el S^Io restante proviene de la energía nuclear.
La cifra con°espondiente a las energías renovables es estimativa, ya
que una gran parte de la bio^nasa es en forma de leña, que se recoge
directamente y i^o se comercializa. Para casi la mitad de la población
mundial, la leña es la principal fuente de energía para cocinar y para
calefacción. Ello representa un 35% de ]a energía total consumid^ en
el conjunto de los países del Tercer Mundo, en donde unos 2.000
millones de personas carecen de electricidad.
Las reservas conocidas de petróleo y gas en 1995 son mayores que
lo eran en 1970, debido al hallazgo de nuevos yacimientos. Si el con-
sumo se mai^tuviera al ritmo actual, las reservas conocidas de petró-
leo durarían uuos 40 años, las de gas durarían 60 años y las de carbón
dui^arían 800 años.
Los comb^istibles fósiles son fuentes de energía no renovable. Los
productos procedentes de sus combustión no se combinan nuevamen-
te ^ara reconstruir esos mismos u otros combustibles; en cambio dan
lugar a productos contaminantes. Aunque las reservas no conocidas de
estos combustibles pudiera ser muy grande, al fin y al cabo son fini-
tas y se agotarán en un plazo más o menos lejano.
El consumo de combustibles fósiles está limitado en el tiempo,
tanto por el agotamiento de los yaciinientos como por el inct-etnento
de la contaminación originada. El a^ota^niento no ocurrirá de un
modo repentino, sino que se producirá como consecuencia de un
aumento cle los costes de extracción, derivado de una reclucción de la
concentración del producto o difícil acceso a las explotaciones.
EI consumo de combustibles fósiles puede reducirse utilizándolos
con mayor eficiencia. Si EEUU actuase con niveles de efiiciencia
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semej^^ntes a los de Europ^ Occidental y Japón, el consumo inundial
de combustibles fósiles se reduciría en un 13^/^. Se conseguirían cifras
de mayor ahorro si mejorara la eficiencia en los países que tuvieron la
economía dirigida y en aquellos otros que se encuent^an en vías de
industrialización. Un ruso consume tanta energía como u ^^ suizo y, sin
embargo, tiene un nivel de vida muct^o más bajo. De c^ ^ alquier forma,
la mejor eficiencia en el consumo prologaría el agotamiento de estos
recursos, pero no lo evita ^^ía.
Habrá que plantearse el futuro en función de^ energías renovables, que
dependen directamente o indirectamente de la energía solar (cadiación
solar, viento, hidroelectricidad, biomasa) o en funcibn de energí^^s prác-
ticamente ina^^otables (comb^ ^ stión del hidrógeno, f^usión nuclear).
En al^^^mns zonas donde resulta muy costosa la conexión con la red
convencional, la elect ^-icidad ^enerada por la radiación solar y el viento
ya es competitiva con la Qenerada por procedimientos tradicionales. En
los últimos 25 nños el cost^ de la electricidad fotovoltairi se ha ^^educi-
do 3^ veces. Oh^a reducción por un factor 3 ó 4 haría a esta electricidad
competitiva con las cenn-ales que queman carbón, sin considerar en el
precio de la energía los costes derivados de la contamin^tción.
Una mayor eficiencia en el uso de I^is energías, técnica y eco ^^ómi-
camente posible con los conocimientos ditiprn^ible5, daría lugar a p ^-o-
lon^;ar cl plaio de ^^gotamiento de los recursos no renovables y dar
má^ tiempo para pe ^^feccionar los sustitutos ^-enovables.
Ln leña es la principal fuente de energía en muchos países del Tercec
Mundo, debido a los precios desorbitudos de los productos derivados del
petróleo. (ncluso en países ricos en petróleo, como Ni^eria, el 80% de la
población utiliza la leña como fuente principal de ener;^ía. En el mundo
rurxl la leñn es reco^^ida directamente po ^- los consumidores, ^nient^-as
que en las ciudades se consume carbón vegetal, cuya dem^ ^nd^ se ha
visto acrecentada por e] crecimiento de las grandes urbes.
En el continent^e afi-icano la creciente dem^ ^ nda de leña (ante la
imposibilidad de adq^^ irir otras fuentes dc ener^.;í^^ ) supone la esquil-
mación progresiva de los árboles aislados de las sabanas y las zonas
semidesérticas, lo que ha provocado el avance dc los desiertos. Estos
árboles aisladt^^, ubicados en parcelas cultivad^^ s, zonas de pasto, etc,
proporcionan el 95% de la leña. Muchos habitantes del Sahel han teni-
do yue abandonar sus tierras por el agotamiento de recursos, especial-
mente de la leña.
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Los materiales
Salvo los minerales se hierro, aluminio y titanio, que son muy abun-.
dantes en la corteza terrestre, los demás minerales son escasos y se van
agotando a un ritmo más o menos rápiclo. A diferencia de los combusti-
bles, tanto los metales como otros materiales (cemento, plástico, cristal)
no se transforman en gases, sino que se acumulan como residuos o se
reutilizan media^^te reciclado. A los residuos aculnulados en el extremo
de la cadena del coi^sumo hay que añadir los que se van acumulando en
el proceso cle fabricación y en el punto de extracción inicial.
En el mundo ind^istrializado el consumo de metales por persona ha
ido creciendo progresivamente, observándose que a partir de 1970 el
crecin^iento es lineal y no expo^^encial. Esto es debido a que 11ay un
límite en la cantidad de metales que una persona, aunque sea rica,
puede usar, y a que en muchos casos han sido sustituidos por otros
materiales (plásticos, cerámicas).
Las fuentes de algunos rnateriales útiles sólo se dan accidentalmente
en concentración adecuada para que su explotación sea rentable, lo que
conlleva un agotamiento del recurso en un plaao más o menos corto.
A medida que disinimrye la concentración del metal en la fuente
mineral, los costes de extracción se elevan considerablemente y
aumentan los residuos. Por debajo de una concentración del 2%, la
cantidad de roca que debe ser extraída, molida y tratada se eleva ver-
tiginosamente, generando una enorme cantidad de residuos, a la vez
que aumenta considerablemente el consumo de energía necesaria par
el proceso, lo que acelera el agotamiento de los combListibles fósiles.
El reciclado de materiales después de su uso es un paso más hacia la
sostenibilidad. Cuando se duplica la vida útil de cualquier producto se
reducen a la mitad, tanto la energía gastada en el proceso de producción
como la contaminación, a la vez que se duplica el plazo de agotamien-
to del recurso. Si la vida útil de los productos utilizados se pudiera
duplicar, se reciclaran el doble de los materiales y se redujese a la mitad
la cantidad de material necesario en la extracción, el saldo total sería
una reducción de los insumos globales por un factor de 8.
Los contaminantes
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y de energía. En ocasiones lo único que se ha logrado es tr^ ^ sladnr la
contaminación de un lugar a otro. En otros casos se ha conse^uido
reducir la concentración de contaminantes porque se han tom^ ^do
medidas adecuadas. Una mayor eficiencia en el uso de m^iteriales y de
energía es más efectivo que tratar de reducir la contaminació ^^ sola-
mente al final del proceso de proclucción.
La contaminación no es un mal necesario que acompaña al pro-
greso, sino más bien una se ^ial de inefic^tcia. La tecnología actual dis-
pone de medios para reducirla a límites sotitenibles. Los costes de todo
tipo que genera la contaminación son, seguramente, mucho mayores
que el incremento de la inversión necesaria para evitarla, pero no
todos los países pueden , por el momento, hacer frente a esas inver-
siones. Los niveles más altos de contaminació ^^ se dan en los países de
la Europa del Este y en los del Tercer Mundo, que son precisamente
los que menos capital pueden invertir en reducirla.
Los países industrializado^ han reducido sustancialmente la con-
centración de al^unos de los cont< ^ minantes m^ís p^^ lpables o más peli-
^rosos. La prohibición del insecticida DDT ha reducido su concentra-
ción en el medio ambiente y en el o ^-ganismo humano, a pesar de la
larga persistencia del producto. Los niveles de oxí^^eno en los ríos
Rhin y Támesis han mejorado notablemente, debido a una mayor efi-
cacia en los sistemas de tratamiento de aguas residuales.
En otras ocasiones el nivel de contaminación se ha mantenido, a
pesar del incremento de las fuentes de co ^^ta^^^inación. En California,
en los últimos a^^os, se ha mantenido el nivel de contaminación causa-
da por el tráfico, a pesar de haber aument^ ^do el número cie coches y el
número cie kilómetros recorridos por cada coche. En las naciones más
industrializadas (Grupo de los Siete) las emisiones de dióxido de azu-
fre se han reducido a la mitad en los últimos 25 añoti, y las de dióxido
de carbono se han mantenido constantes (a pes^u^ del crecimiento eco-
nómico), debido fundamentalmente a un^ mayor eficiencia energética.
Los contaminantes de mayor ries^o son los residuos nucle^i ^-es,
cuya desinte^^r^ción puede durar décadas o, incluso, si^^los o milenios.
Se almacenan bajo tierra, en el fondo del mar o en piscinas de con-
tención, con la esperanza de que algú ^^ día la tecnología encuentre un
lugar seguro donde ^uardarlos.
Otros contamin^^ntes de gran riesQo son los que tienen una reper-
cusión mi^ ndial, como es el caso de los ^rases yue producen efect ^^
19
invernadero, cuyas consecuencias son un calentamiento de la atinós-
fera y un cambio global del clima. El principal causante de este efec-
to es el dióxido de carbono procedente de las combustiones. Según los
expertos, para mantener el calentamiento de la atmósfera dentro de los
límites actuales habría que reducir sustancialmente las emisiones de
clióxido de carbono durante los próximos 50 años, lo cual exigiría una
mayor eficiencia energética e ^^ el uso de combustibles fósiles y el
empleo de energías alternativas.
Muchos productos químicos sintetizados por el hombre producen
residuos de larga duración, debido a que nunca antes habían existido
y no se han desarrollado organismos capaces de desinteg ^-arlos. Cada
día se inco^poran al mercado n-es o euatro nuevos productos químicos,
hasta llegar a unos 65.000 de uso habitual en la actualidad. Los con-
taminantes más peligrosos que ^eneran esos productos son los que
afectan a toda la humanidad, sin importar quien los 11a generado. El
caso más ll^^m^tivo es el efecto de los clorofluorocarbonos (CFC)
sobre la capa de ozono de la atmósfera.
Se creía que los CFC eran uno de los productos más útiles creados
por la industria química. No son tóxicos, no se queman, no reaccionan
con las sustancias de uso común, no corroen los materiales, son muy
estables, tienen un buen aislamiento té ^7nico y son buenos disolventes.
Además resultan muy baratos y se pueden desechar dejándolos libres
en la atmósfera. Esto último, que aparentemente era un^ gran ventaja,
ha resultado ser un gravísimo inconveniente, puesto que pueden
desencadenar un desastre ecológico insospechado a escala mundial.
En las altas capas de la estratosfera ( a una altura de unos 20.000
metros) existe una capa de ozono que filtra los rayos ultravioleta más
nocivos (los UV-B) de la radiación solar, impidiendo que lleguen a la
superficie terrestre con toda su intensidad. La reducción de esa filtra-
ción, como consecuencia del deterioro de la capa de ozono, ocasiona-
ría un impacto ecológico difícil de predecir, ya que los rayos UV-B
afectan, entre otros, a la fotosíntesis de las plantas verdes, y a los
pequeños animales y vegetales que flotan sobre la capa superficial del
mar, y que constituyen la base de las cadenas alimentarias oceánicas.
En ]a piel humana pueden inducir al desarrollo del cáncer de piel.
Las moléculas de CFC que alcanzan las altas capas estratosféricas
se rompen por la acción de la intensa radiación ultravioleta y liberan
átomos de cloro. Estos átomos de cloro reaccionan con el ozono y oxi-
20
geno atmosféricos, dando lugar a unos compuestos que liberan nue-
vamente cloro, y que, a su vez, reacciona de nuevo con el ozono. De
esta forma, ^^ n ^itomo de cloro destruye sucesivamente hasta 100.000
^r^ oléculas de ozono, antes de que ^-e^^rese a la superficie ten-estre en
forma de Iluvia ácida.
Las moléculas de CFC que quedan libres en la atmósfera de la
superficie terrestre tardan unos ?0 años en alcanzar las altas capas
estratosféricas. En el caso de c^ue los CFC se hayan utilizado como
propulsore^ de aerosoles, la descar^^a en el aire se produce muy pron-
to después de la fabricación del producto. Pero en otros casos (utili-
zacios como ret^rigerantes o aislantes), la descarga se puede producir
muchos a^^os después de haberse sintetizado el producto. Hay, por
tanto, un retraso más o menos grande entre la fabricación del pro-
ducto y su actuación sobre la cap^^ de orono. Por este motivo, la des-
trucción de la capa de ozono durará, por lo menos, un siglo después
de que se suprima totalmente I^ ^ fabricación de esos productos.
La respuesta que }^a dado I^ ^ humanidad a este ac^^ ciante problema
se puede considerar modélica. En el año 1990, casi un centen^ly de paí-
ses acord^^ ron suprimir por completo la producción de CFC para el
año 2OOO. También se creó un fondo p^u-a financiar en los países del
Tercer Mundo la sustitución de CFC por otros prod^^ ctos alternativos.
De esta (^orma se p ^-evé que la concentración de cloro en la alta estra-
tosfera empezará a disminuir ^^ partir del tuio 2000, aunq^^ e hasta el
año 2100 no disminuirá esa conccntración hasta la cota que tenía en
el año 1970.
21
cipio. No se puede ignorar la participación de la ecología en los pro-
cesos económicos. Sin embargo, la sociedad actual actCia de modo
contrario, con lo cual la acelerada actividad de la llamada economía
del crecimiento ha sobrepasado los límites que puede soportar la natu-
raleza.
A principios de la década de los años 70 el Club de Roma, un grupo
internacional de cienrificos, estadistas y empresarios, encargó al MIT
(Massachusetts Institute of Technology) un estudio sobre las conse-
cuencias que tendría a largo plaao un crecimiento de la población, el
consumo de recursos y la contaminación. El resultado de dicho estu-
dio fue la publicación en 1972 del libro Los límites del crecimiento, de
D. Meadow, cuyas conclusiones resumidas fueron las siguientes:
• Si continúan sin modificarse las tendencias actuales de creci-
miento de la población mundial, consumo de recursos y contami-
nación, los límites del crecimiento en la Tierra se alcanzarán en
algún momento dentro de los próximos 100 años, causando como
resultado más probable una disminución súbita e incontrolada de
la población mundial.
?2
• Es posible mociificar esas tendencias de crecimiento, establecien-
do unas condiciones que puedan ser mantenidas en el futw^o y
que aseguren la saCisft^eción de las necesidades básicas de todos
los habitantes del planeta.
• Si nos decidimos por el se^^undo supuesto y no por el primero, las
posibilidades de éxito serán mayores cuando antes empiecen las
actuaciones par^^ lograrlo.
En muchos ambienCes estas concluiones fueron interp ^-eCaclas como
cata^trofistas, cuanclo en realidad, según el autor, constituían un reto
para lograr una sociedad suficiente en lo material, equitativa en los
social y perdurable en lo ecológico.
Un^ vez superados los efectos de la crisis del petróleo de 1973, las
naciones más industri^^ liradas continuaron p ^-econizando el crecimien-
to anual de su producto interio ^- bruto, impulsando el consumo con un^ ^
publicidad av^^ salladora dedicada a crear nuevas necesidades, par^ ^
posibilitar una producción en constante expansión.
Veinte años clespués de la publicación del libro, cuando el autor y
sus colaboradore^ revisaban los datos para ponerlos al día se dieron
cuenta de yue se habían ^tcortado los límites propuestos en aquella
fecha, puesto que muchos tlujos de recursos y de contaminación habí-
an sobrepasado lo límites sostenibles. En 1992 publicaron el libro MG.c
cr116 de lo.c /ímit^.c ^/e/ crc cin ^ ieiitu, cuyas eonelusiones refuerran y rec-
tifican las fonnuladas 20 años atrás:
• EI consumo de muchos recursos esenciales y la producción de
contaminantes han sobrepasado ya los límites sostenibles. Si no
se reduce significativ^mente el consumo de materiales y de ener-
gía, la producción de alimentos y el uso de la energía per cápita
expe ^-imentarán una reducción incontrolada en los próximos
años.
• Para evitar esta reducción se precisa una revisión global de las
políticas y prácticas yue favorece^n el crecimiento del consumo y
de I^^ }^oblación. AI mismo tiempo se necesita incrementar ^ápi-
damente la eficiencia en la utilización de materiales y de e ^^er^ía.
• Es posible un desarrollo sostenible, es decir, que cualquier p<ús
del mundo pueda satisfacer sus necesidades sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas.
^3
Para acceder a esa sociedad sostenible hay que hacer un mayor
énfasis en la equidad y calidad de vida, que en la cantidad de p ^-o-
ducción y consumo.
Desde los puntos de vista técnico y económico es posible una
sociedad sostenible. No supone que los países pobres c^ueden sumidos
en la pobreza ni que los países ricos se conviertan en pobres.
Supondría alcanaar los mismos objetivos de mayor bienestar que I^
humanidad ha perseguido -al menos teóricamente- con sus intentos de
mantener un crecimiento continuado. Pero este crecimiento tiene lími-
tes físicos, en cuanto a la capacidud del Planeta como suministrador
de recursos y como sumidero de contaminantes. Es preciso tomai-
conciencia de la gravedad del problema para tomar las decisiones ade-
cuadas antes de que sea demasiado tarde.
Un cambio de actitud
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unas va^-iedades tan u ^^iformes que ^^esultan muy vulner^ bles ante
cualquier adversidad.
Otra consecuencia de este modelo de economía es la acumulación
de riyueza en unos pocos países, mientras que se ha n^iga ^^tado la
diferencia entre países pobres y ^-icos. La renta per cápita abarca clesde
los 36.000 clólares en Suiza hasta los 60 dólares de Mozambic{ue.
Mientras el 25% de la població ^^ más rica del Planeta (en donde se
incluye Españ^) acapara el ^9°lo del producto ^^^undial bruto, al 25^'/c^
de la población más pobre le corresponde el I'6^/c. Y estas diferencias
se agrandan cadx vez más. En 1960 el 20^/o más rico de la población
mundial tenía unos in^resos 30 veces mtiyores que el 20^%- m^ís pobre.
En 1990 esa difierencia había aumentado al doble.
EI producro interior bruto per cápita se ha duplicado en EEUU
durante los últimos 40 años y se h^^ multiplicado por 15 en Japó ^^,
mientras que en China, Indi^i, Paquistán e Indonesia (naciones que
contienen c^^ si la mitad de la població ^^ mundial) apenas ha variado.
Incluso en al^^unos países menos desan-ollados -como es el caso de los
países subsaharianos- los ingresos per cí^pita se han reducido durante
la década de los años 80.
EI modelo de crecimiento económico actual se basa en dos premi-
sas: que el nivel de vida de los más ^-icos (ya sean países o individuos)
es inne^ociable. y que más pronto o m^ís tarde ese ^^ivel de vida <tlca ^^-
zará a todo el mundo.
Estas premisas, sin embargo, no son compatibles. Según reconocen
Naciones Unidas (y la experiencia lo demuestra) sólo se puedc man-
tener el nivel de vida en el Norte a costa de mantener una desigualdacl
extrema a escala mundial, ya que la Tierra, -como suminish^adora de
recursos y sumidero de residuos- no tiene capacidad ^uficiente para
proporcionar a todos sus habitantes el nivel de vida de que gozan los
m^ís ricos. EI 20^/^ de la humanidad cons^u»e el 80^/r de los recursos.
Si todos los habitantes del Planeta consumieran la misma cantidad dE
ener^ía que la correspondiente ^t c<ida ciudad^ino de EEUU, las reser-
vas conocidas de petróleo se agotarían en un pl^ ^ zo de K años. Todo
aquello que no es universalizable no es éticamente bueno.
La producción de alimentos se ha duplicado o triplicado en los paí-
ses del Tercer Mundo durante los últimos 20 años. Pero como conse-
cuencia del rápido crecimiento de la población, la producción de ali-
mentos por persona apenas ha mejorado, y en Africa ha decrecido.
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Ruanda, el país de Africa más densamente poblado, en cuatro décadas
ha triplicado su población, y durante ese tiempo se ha dividido por
cuatro el terreno cultivable que coi°responde a cada familia.
Mientras una parte impartante de la población mundial no ^uede
satisfacer sus necesidades primarias -cada año mueren de hambre
unos 16 millones de personas -en los sectores más privilegiados se
crean necesidades supértluas, impulsando el consumo incl^iso de
cosas ii^útiles o perjudiciales, sin detenerse siquiera ante la producción
de las armas más destructivas.
La experiencia pone de manifiesto que este siste^na económico y
social no resolverá el problema de la pobreza ni del elnpleo a todas las
personas en edad laboral, ni siquiera en los países más desarrollados.
El problema del desempleo en estos últimos países se debe a una cam-
bio progresivo hacia fonnas de producción con menores necesidades
de mano de obr^. Las multinacionales manejan un tercio de la riqueza
mundial y sólo dan empleo al 3% de la población laboral. La crisis eco-
lógica y la crisis social van asociadas cada vez con mayor intensidad.
La solución hay que buscarla en establecer un nuevo orden económico
y social en donde ]os recursos se rep^rtan inejor enh-e todos, lo que impli-
ca que los países clesarrollados elaboren programas basados en la reduc-
ción del consumo. Por otro lado, una economía de orientación ecológica
evitará el derroche de energía y de recursos naturales, mediante el diseño
de productos en donde se facilite su reparación o reutilización, en vez de
forzar la sustitución. No caba clan^ar por una naturaleza virgen, sino que
partiendo de la situación que hoy tenemos, tratemos de mejorarla.
El problema ecológico, considerado en su conjunto, no es sólo un
asunto científico o técnico, sino que tiene sus raíces más hondas y su
solución requiere actuaciones a otros niveles. Eminentes científicos
de gran prestigio reconocen que si no cambian los modelos actuales
de la actividad humana, la ciencia y la tecnología se verían incapaci-
tadas para evitar una degradación irreversible del medio a^nbiente y la
pobreza definitiva para una buena parte de la humanidad. Para un
cambio de actitud deberemos asumir nuevos valores de orden social,
económico y humano. A la ética corresponde la decisión de determi-
nar los valores que se deben salvar y la preferencia de actuación en
caso de conflicto entre esos valores. La actuación se hará efectiva a
través de decisiones politicas. El papel de la ciencia y la téc^^ica será
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el asesoramiento y como instrumento de actuación. EI factor cult^u^al
es también importante, ya que muchos valores positivos pueden resi-
dir en culturas menos desa ^-rolladas o en comunidades locales dentro
de las sociedades desarrolladas, provistas de un gran acopio de expe-
riencias acumuladas a lo largo del tiempo.
La crisis es tan grande que nadie debe sentirse ajeno a ella. Pero la
alarma no puede yuedar en unas previsiones catastrótiistas, sino que
debe impulsar a un cambio en la fo ^ma de actuar sobre el medio natu-
ral. Sobre este particular hay un pacífico consenso entre todas las partes
en conflicto sobre el debate ecológico. El desacuerdo surgc cuando se
trata de especificar las medidas económicas, políticas y técnicas que se
deben tomar. EI consenso es fácil cuando se habla ^ ^ nivel de ideas gene-
^ales de justicia, solidaridad, etc. pero, hasta ahora, se ha hecho imposi-
ble cuando se trata de dar a esas ideas un contenido preciso.
GLOSARIO
Biomasa. Cantid^^d de materia viva que hay por unidad
de superficie o de volumen en un ecosistema.
Biótico. Elemento vivo del ^imbiente.
Cadena trótica. Serie de organismos relacionados sucesiva-
mente por la alimentación
Consumidor. Organismo yue aprovecha la n^ateria orgá-
nica de los productores.
Contaminación. Acción y efecto de añadir elementos indese-
ables a un ecosistema
Descomponedor. Organismo que aprovecha los restos anima-
les y vegetales, descomponiendo la materia
orgánica en inorgánica.
Ecosistema. Conjunto fonnado por los seres vivos de
una comunidad y el espacio físico donde
viven y se relacionan recíprocamente.
Producto Interior Valor del conjw^to de bienes y servicios
Bruto ^enerados por un país durante un año.
Productor. Organismo que es capaz de captar o aprove-
char la energía solar.
Sucesión ecológica Sucesión de comunidades que se establecen
a lo largo del tiempo en un ecosistema.
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