Trastorno de La Personalidad

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TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD

La personalidad se define como el conjunto de rasgos emocionales o


conductuales que caracterizan a una persona en su vida diaria, son
relativamente estables, flexibles y adaptativos. Cuando este conjunto de
rasgos se exageran, se vuelven inflexibles o mal adaptativos, causando
deterioro funcional y/o malestar significativo en una persona mayor de 18
años se diagnostica trastorno de la personalidad. Solo en el trastorno de la
personalidad antisocial se puede hacer diagnóstico de trastorno de la
personalidad antes de los 18 años.

Se definen como patrones permanentes de experiencia subjetiva y de


comportamiento que se apartan de las expectativas de la cultura del sujeto,
tienen su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, son estables
a lo largo del tiempo y producen malestar o perjuicios tanto para la persona
como para quienes lo rodean.

Los síntomas de un trastorno de la personalidad son aloplásticos


(capaces de adaptarse y alterar el ambiente externo), ego sintónicos
(aceptados por el YO). Quienes los padecen no manifiestan ansiedad debido
a sus conductas mal adaptativas, sin embargo acuden a las consultas por
presentar signos y síntomas causados por su forma de ser, síntomas de
ansiedad y depresión.

Aunque es objeto de debate intenso, todas las clasificaciones actuales


exigen:

1.- que el comienzo del trastorno se ubique en la infancia o en la


adolescencia (inicio precoz).

2.- que haya una persistencia de la conducta en el tiempo y en casi


todas las situaciones (estabilidad y consistencia)
3.- que cause sufrimiento personal, problemas en el trabajo o
dificultades en las relaciones familiares o sociales.

TIPOS DE TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

El DSM-V los clasifica en 3 grupos: grupo A, considerados como raros o


excéntricos; son el trastorno esquizoide, esquizotípico y paranoide. Grupo B,
considerados como dramáticos, emotivos, de conducta errática; son los
trastornos histriónico, narcisista, antisocial y límite. Grupo C, son ansiosos,
temerosos; comprenden a trastornos de evitación, dependencia, obsesivo
compulsivo, trastorno pasivo agresivo y trastorno depresivo de la
personalidad.

Tenemos una serie de síntomas comunes en los trastornos de la


personalidad que serían:

1. Cambios frecuentes en inesperados del estado del ánimo. El


acompañante vive en un suspenso porque no logra predecir como
reaccionara la persona a los cambios normales del día a día.
2. Dificultad en mantener relaciones interpersonales sanas.
3. Aislamiento. Progresivamente se alejan de todos quienes le rodean,
no siendo capaces de asumir sus defectos sino que acusan a los
demás de no comprenderlos.
4. Crisis de ira. Auto y heteroagresividad verbal, física, etc. directa o
indirecta.
5. Falta de confianza en quienes le rodean. Sobre todo en la
personalidad paranoide.
6. Necesitan ser gratificados en forma inmediata y constante. Se
molestan si no se les reconoce algún favor que hayan hecho por
mínimo que sea, sienten que sus necesidades son impostergables.
7. Poco control de los impulsos. No piensan lo que hacen y hacen lo
que piensan sin medir las consecuencias propias y hacia el entorno.
TIPO A

Personalidad paranoide

Las personas con una personalidad paranoide proyectan sus propios


conflictos y hostilidades hacia otros. Son generalmente frías y distantes en
sus relaciones. Tienden a encontrar intenciones hostiles y malévolas detrás
de los actos triviales, inocentes o incluso positivos de otras personas y
reaccionan con suspicacia a los cambios en las situaciones. A menudo, las
suspicacias conducen a conductas agresivas o al rechazo por parte de los
demás (resultados que parecen justificar sus sentimientos originales).

Los que tienen una personalidad paranoide frecuentemente intentan


acciones legales contra otros, especialmente si se sienten indignados con
razón. Son incapaces de ver su propio papel dentro de un conflicto. Aunque
suelen trabajar en relativo aislamiento, pueden ser altamente eficientes y
concienzudos.

A veces las personas que ya se sienten alienadas a causa de un


defecto o una minusvalía (como la sordera) son más vulnerables a desarrollar
ideas paranoides.

Personalidad esquizoide

Las personas con una personalidad esquizoide son introvertidas,


ensimismadas y solitarias. Son emocionalmente frías y socialmente distantes.
A menudo están absortas en sus propios pensamientos y sentimientos y son
temerosas de la aproximación e intimidad con otros. Hablan poco, son dadas
a soñar despiertas y prefieren la especulación teórica a la acción práctica. La
fantasía es un modo frecuente de enfrentarse a la realidad.
Personalidad esquizotípica

Las personas con una personalidad esquizotípica, al igual que aquellas


con una personalidad esquizoide, se encuentran social y emocionalmente
aisladas. Además, desarrollan pensamientos, percepciones y comunicaciones
insólitas. Aunque estas rarezas son similares a las de las personas con
esquizofrenia, y aunque la personalidad esquizotípica se encuentra a veces
en la gente con esquizofrenia antes de que desarrollen la enfermedad, la
mayoría de los adultos con una personalidad esquizotípica no desarrolla
esquizofrenia. Algunas personas muestran signos de pensamiento mágico (la
idea de que una acción particular puede controlar algo que no tiene ninguna
relación con ella). Por ejemplo, una persona puede creer que va a tener
realmente mala suerte si pasa por debajo de una escalera o que puede
causar daño a otros teniendo pensamientos de ira. La gente con una
enfermedad esquizotípica puede tener también ideas paranoides.

TIPO B

Personalidad histriónica

Las personas con una personalidad histriónica (histérica) buscan de un


modo notable llamar la atención y se comportan teatralmente. Sus maneras
vivamente expresivas tienen como resultado el establecer relaciones con
facilidad pero de un modo superficial. Las emociones a menudo aparecen
exageradas, infantilizadas e ideadas para provocar la simpatía o la atención
(con frecuencia erótica o sexual) de los otros. La persona con personalidad
histriónica es proclive a los comportamientos sexualmente provocativos o a
sexualizar las relaciones no sexuales. Pueden no querer en realidad una
relación sexual; más bien, sus comportamientos seductores a menudo
encubren su deseo de dependencia y de protección. Algunas personas con
personalidad histriónica también son hipocondríacas y exageran sus
problemas físicos para conseguir la atención que necesitan.

Personalidad narcisista

Las personas con una personalidad narcisista tienen un sentido de


superioridad y una creencia exagerada en su propio valor o importancia, lo
que los psiquiatras llaman “grandiosidad”. La persona con este tipo de
personalidad puede ser extremadamente sensible al fracaso, a la derrota o a
la crítica y, cuando se le enfrenta a un fracaso para comprobar la alta opinión
de sí mismos, pueden ponerse fácilmente rabiosos o gravemente deprimidos.
Como creen que son superiores en las relaciones con los otros, esperan ser
admirados y, con frecuencia, sospechan que otros los envidian. Sienten que
merecen que sus necesidades sean satisfechas sin demora y por ello
explotan a otros, cuyas necesidades o creencias son consideradas menos
importantes. Su comportamiento es a menudo ofensivo para otros, que les
encuentran egocentristas, arrogantes o mezquinos.

Personalidad antisocial

Las personas con personalidad antisocial (en otro tiempo llamada


psicopática o personalidad sociopática), la mayor parte de las cuales son
hombres, muestran desprecio insensible por los derechos y los sentimientos
de los demás. Explotan a otros para obtener beneficio material o gratificación
personal (a diferencia de los narcisistas, que creen que son mejores que los
otros). Característicamente, tales personas expresan sus conflictos impulsiva
e irresponsablemente. Toleran mal la frustración y, en ocasiones, son hostiles
o violentas. A pesar de los problemas o el daño que causan a otros por su
comportamiento antisocial, típicamente no sienten remordimientos o
culpabilidad. Al contrario, racionalizan cínicamente su comportamiento o
culpan a otros. Sus relaciones están llenas de deshonestidades y de engaños.
La frustración y el castigo raramente les ocasionan la modificación de sus
conductas.

Las personas con personalidad antisocial son frecuentemente proclives


al alcoholismo, a la toxicomanía, a las desviaciones sexuales, a la
promiscuidad y a ser encarceladas. Son propensas a fracasar en sus trabajos
y a trasladarse de un sitio a otro. Frecuentemente tienen una historia familiar
de comportamiento antisocial, abuso de sustancias, divorcio y abusos físicos.
En su niñez, generalmente, fueron descuidados emocionalmente y con
frecuencia sufrieron abusos físicos en sus años de formación. Tienen una
esperanza de vida inferior a la media, pero entre los que sobreviven, esta
situación tiende a disminuir o a estabilizarse con la edad.

Personalidad límite

Las personas con una personalidad límite, la mayor parte de las cuales
son mujeres, son inestables en la percepción de su propia imagen, en su
humor, en su comportamiento y en sus relaciones interpersonales (que a
menudo son tormentosas e intensas). La personalidad límite se hace
evidente al principio de la edad adulta pero la prevalencia disminuye con la
edad. Estas personas han sido a menudo privadas de los cuidados necesarios
durante la niñez. Consecuentemente se sienten vacías, furiosas y
merecedoras de cuidados.

Cuando las personas con una personalidad límite se sienten cuidadas,


se muestran solitarias y desvalidas, frecuentemente necesitando ayuda por
su depresión, el abuso de sustancias tóxicas, las alteraciones del apetito y el
maltrato recibido en el pasado. Sin embargo, cuando temen el abandono de
la persona que las cuida, su humor cambia radicalmente. Con frecuencia
muestran una cólera inapropiada e intensa, acompañada por cambios
extremos en su visión del mundo, de sí mismas y de otras (cambiando del
negro al blanco, del amor al odio o viceversa pero nunca a una posición
neutra). Si se sienten abandonadas y solas pueden llegar a preguntarse si
realmente existen (esto es, no se sienten reales). Pueden devenir
desesperadamente impulsivas, implicándose en una promiscuidad o en un
abuso de sustancias tóxicas. A veces pierden de tal modo el contacto con la
realidad que tienen episodios breves de pensamiento psicótico, paranoia y
alucinaciones.

Estas personas son vistas a menudo por los médicos de atención


primaria; tienden a visitar con frecuencia al médico por crisis repetidas o
quejas difusas pero no cumplen con las recomendaciones del tratamiento.
Este trastorno es también el más frecuentemente tratado por los psiquiatras,
porque las personas que lo presentan buscan incesantemente a alguien que
cuide de ellas.

TIPO C

Personalidad evitativa

La gente con una personalidad evitativa es hipersensible al rechazo y


teme comenzar relaciones o alguna otra cosa nueva por la posibilidad de
rechazo o de decepción. Estas personas tienen un fuerte deseo de recibir
afecto y de ser aceptadas. Sufren abiertamente por su aislamiento y falta de
habilidad para relacionarse cómodamente con los otros. A diferencia de
aquellas con una personalidad límite, las personas con una personalidad
evitativa no responden con cólera al rechazo; en vez de eso, se presentan
tímidas y retraídas. El trastorno de personalidad evitativa es similar a la fobia
social.

Personalidad dependiente

Las personas con una personalidad dependiente transfieren las


decisiones importantes y las responsabilidades a otros y permiten que las
necesidades de aquellos de quienes dependen se antepongan a las propias.
No tienen confianza en sí mismas y manifiestan una intensa inseguridad. A
menudo se quejan de que no pueden tomar decisiones y de que no saben
qué hacer o cómo hacerlo. Son reacias a expresar opiniones, aunque las
tengan, porque temen ofender a la gente que necesitan. Las personas con
otros trastornos de personalidad frecuentemente presentan aspectos de la
personalidad dependiente, pero estos signos quedan generalmente
encubiertos por la predominancia del otro trastorno. Algunos adultos con
enfermedades prolongadas desarrollan personalidades dependientes.

Personalidad obsesivo-compulsiva

Las personas con personalidad obsesivo-compulsiva son formales,


fiables, ordenadas y metódicas pero a menudo no pueden adaptarse a los
cambios. Son cautos y analizan todos los aspectos de un problema, lo que
dificulta la toma de decisiones. Aunque estos signos están en consonancia
con los estándares culturales de occidente, los individuos con una
personalidad obsesivo-compulsiva toman sus responsabilidades con tanta
seriedad que no toleran los errores y prestan tanta atención a los detalles
que no pueden llegar a completar sus tareas. Consecuentemente, estas
personas pueden entretenerse en los medios para realizar una tarea y olvidar
su objetivo. Sus responsabilidades les crean ansiedad y raramente
encuentran satisfacción con sus logros.
Estas personas son frecuentemente grandes personalidades, en
especial en las ciencias y otros campos intelectuales en donde el orden y la
atención a los detalles son fundamentales. Sin embargo, pueden sentirse
desligadas de sus sentimientos e incómodas con sus relaciones u otras
situaciones que no controlan, con eventos impredecibles o cuando deben
confiar en otros.

Personalidad pasiva-agresiva

Los comportamientos de una persona con una personalidad pasiva-


agresiva (negativista) tienen como objetivo encubierto controlar o castigar a
otros. El comportamiento pasivo-agresivo es con frecuencia expresado como
demora, ineficiencia y malhumor. A menudo, los individuos con una
personalidad pasiva-agresiva aceptan realizar tareas que en realidad no
desean hacer y luego proceden a minar sutilmente la finalización de esas
tareas. Ese comportamiento generalmente sirve para expresar una hostilidad
oculta.

Diagnóstico

El médico basa el diagnóstico de un trastorno de la personalidad en la


expresión por el sujeto de tipos de comportamiento o pensamientos
desadaptados. Estos comportamientos tienden a manifestarse porque la
persona se resiste tenazmente a cambiarlos a pesar de sus consecuencias
desadaptadas.

Además, es probable que el médico perciba el uso inapropiado de la


persona de mecanismo de enfrentamiento, a menudo llamados mecanismos
de defensa. Aunque todo el mundo utiliza inconscientemente mecanismos de
defensa, la persona con trastornos de la personalidad los usa de modo
inapropiado o inmaduro.

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