Viacrusis Llama de Amor

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VÍA CRUCIS

Extraído del Mensaje del “Diario Espiritual de la Llama de Amor del Inmaculado
Corazón de María” dado a la Sra. Isabel Szántó de Kindelmann.
Primera estación: Jesús es condenado a muerte
GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ porque con tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
GUÍA:​ J. C. “¿Te diste cuenta cuántas veces voy hacia ti para tomarte por la
mano? Te conduzco para que no seas tímida. La abundancia de gracia que da
fuerza y valor, eso soy yo. Esta es mi claridad que alumbra los caminos
pedregosos en que tú tienes que andar.
La luz no está en tu alma para que andes a tientas, sino para recordarte que yo
también anduve en semejantes caminos. Toma fuerza de la fé, de la esperanza y
del amor. No da lo mismo con qué espíritu andan ustedes este camino.
Tú, ¡abandónate sólo en mí! El camino al Gólgota no fue sin tropiezos. Yo también
tuve que abrirme camino a duras penas. Tú ahora vienes conmigo al Calvario.
Este es el camino de las humillaciones. Nuestra querida Madre también viene con
nosotros y comparte contigo sus dolores”.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro…
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Segunda estación: Jesús carga con la cruz


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
J. C. “¡No te eches atrás! ¡Sufre conmigo! Sabes lo que te dije: hemos de llegar
arriba, al Calvario. ¡Que nuestros pies vayan juntos!
¡No escatimes ningún esfuerzo, no conozcas límites, no te desconectes nunca ni
por un instante de mi obra salvadora! Estas palabras las tienes que tener
continuamente presentes. En esto consiste el seguir el ejemplo de los santos. En
esto coinciden todos los cooperadores de mi obra salvadora, cualesquiera que
hayan sido las circunstancias en las cuales les tocó vivir. Yo no me cambio frente
a nadie, a quien llamo a mi seguimiento, esta condición mía no se cambia: ¡que
tome su cruz y me siga! No hay ningún santo mío a quien ustedes no pueden
seguir. Que yo les pongo entre diferentes circunstancias, es cierto, pero la
exigencia es una e idéntica. Luego su ejemplo a imitar es el mismo: que renuncien
ustedes a sí mismos y no escatimen ninguna fatiga, no conozcan límites y no se
retiren jamás, ni por un instante de mi obra salvadora, porque si lo hicieran, tendría
que sentir que ha disminuido su amor por mí”.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Tercera estación: Jesús cae por primera vez


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¿Por qué andas tan apurada? ¿Hay algo más importante para ti que yo? O, tal
vez, ¿te duelen las rodillas? Piensa en mí, cuando yo también caí de rodillas, pero
no abandoné el vía crucis. ¡Quédate todavía conmigo! No ves ¡cuánto tiempo me
encuentro solo!
Yo les llamé a todos ustedes a mi obra salvadora, padres y madres, doctos e
ignorantes, sanos y enfermos. Por mí todos pueden trabajar, el hombre libre y el
que está sufriendo en la prisión, porque la disponibilidad del alma es lo importante
y la libertad espiritual en que consiste la cultura del alma también. Y los enfermos,
ellos sí, de verdad, pueden volar en alas de la confianza absoluta hacia mí.
Que nuestro pensamiento sea siempre uno: ¡salvar las almas de la eterna
condenación! Únicamente así puedes mitigar mi cruel dolor. Que no sea esto
aburrido para ti. Te repito una y otra vez: ¡Sufre Conmigo!
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…
Cuarta estación: Jesús encuentra a su madre María
GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¿Quieres subir Conmigo al monte Calvario, al Gólgota? Si quieres, entonces tu
sitio es estar junto a la Madre Dolorosa.
No permitas que la tierra te atraiga hacia sí. Tú como flecha vuelas derecho hacia
mí, con la ayuda de tantas gracias con las que te colmo. Por medio de estas
puedes mantenerte en tu vuelo.
Confíen en mi Madre! Ella borra todo tipo de dudas y miedos con su amor
maternal sin límites. Ella marca y protege a los que confían en ella. Sí ustedes
confían en ella, los malvados huirán trastornados y avergonzados.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Quinta estación: Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Yo tampoco abandoné ni interrumpí el camino de los dolores. ¡Ven, vayamos


juntos los dos, así resultará fácil para ti y para mí! La pena compartida es media
pena. Sabes, ¡con cuánta dificultad yo también me arrastraba! No sin motivo le
obligaron a ayudarme a Simón de Cirene. Ahora, ¡ayúdame tú también a mí!
¡Ayúdenme a cargar con mi cruz, es tan pesada! ¡No me dejen solo! Si les llamé
es porque tengo necesidad de ustedes. Más aún, ha llegado el tiempo y la
oportunidad para que ustedes den testimonio a favor mío. ¡No sean comodones!
¡Mírenme a mí, miren la Cruz! ¿Qué comodidad me permití yo? ¿Esto no les
conmueve a ustedes? ¿O se han acostumbrado tanto a mi bondad que ya no le
tienen ninguna estima? Oh ustedes, tibios, ¿qué les podría impresionar, si pasan
insensibles junto a mi inconmensurable sufrimiento?
Ustedes tienen libre voluntad y yo quisiera que vinieran a mí guiados por su propia
libertad.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Sexta estación: Verónica limpia el rostro de Jesús


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Cuando dicen: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa”, no me den la
espalda, sino háganse dignos, dispongan sus corazones para una continua unión
conmigo.
Háganlo durante el día también, por medio de una jaculatoria fervorosa o una
mirada de amor. ¡Qué ansias tan grandes siento por ustedes! ¡Son tan pocos los
que vienen a mí! Por lo menos los que vienen sean entregados de verdad y
recogidos.
Despierten en sus almas la confianza hacía mí. Lo que más me duele es que no
confían en mí. En vano tienen fe, sin la confianza no pueden acercarse a mí.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Hace mucho tiempo, cuando todavía no pensabas tanto en mí, yo ya entonces
estaba junto a ti para defenderte de las caídas en el camino helado y resbaloso de
la vida. ¿Verdad que entonces no creías que fuera yo quien te protegía de un mar
de caídas? Sin embargo, así fue, porque yo seguía con especial cuidado cada
paso tuyo.
Mi amor es todopoderoso. Compenétrate de este gran milagro: yo continuamente
estoy a la disposición de ustedes. Conmigo no necesitan estar parados haciendo
cola ni pedir hora y lugar de cita. En todo momento y en todas partes estoy
presente. Si me llaman, mi oído está ya sobre su corazón y les atiendo, les
acaricio, les curo.
Dime ¿por qué piensas que estás sola? Pues soy yo quien te conduce. ¡No temas!
No te suelto. ¡Ven, vamos juntos!
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Octava estación: Jesús consuela a las mujeres que lloran por él


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Arrepentimiento! ¡Arrepentimiento! ¡Arrepentimiento! Esto pido de ustedes. La voz
del arrepentimiento es la que llega hasta el trono de mi Padre celestial y ésta es la
voz que detiene sobre ustedes la mano castigadora de mi Padre. Estas palabras
mías ya se pronunciaron cuando iba cargando la cruz y las piadosas mujeres se
lamentaban más de mí que de sus propios pecados. De nuevo les pido, almas
piadosas: ¡Arrepentimiento, arrepentimiento en lugar de otros también!
Yo probé todo género de sufrimientos y fui al camino del dolor animado por la
esperanza puesta en ustedes. Vi la mucha infidelidad y frente a ella su amorosa
entrega también. Es ésta que me movió y me mueve hoy también a la misericordia
y a la clemencia. Sabes que si encuentro un solo justo, perdono a muchos.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Novena estación: Jesús cae por tercera vez


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¿Existe acaso alguien que estuviera más abandonado que yo, más despreciado, a
quien hayan olvidado más que a mí? Si supieran, ¡qué anhelo siento por ustedes!
En mi continua soledad les estoy llamando con mucho amor y paciencia y ustedes
me tratan como si yo fuera una persona sin sentimientos.
Ando sin comer ni beber, de calle en calle, de casa en casa, de pueblo en pueblo,
en frío invierno y en ardiente calor, cuando aúlla el viento o llueve a cántaros.
Nadie me pregunta a dónde voy en un estado tan lamentable. Mi pelo es pegajoso
de sangre, mis pies agrietados por andar detrás de ustedes, extiendo mis manos
sin cesar pidiendo ayuda. Ámenme a mí y consideren todo lo que hice por
ustedes. Oh, ¡ustedes necios! Todo minuto se pasa, pero el tiempo que han
gastado por mí nunca se pierde, sino se funde con la eternidad, cuyo valor es
infinito.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Cuando un padre de familia compra un traje nuevo para su hijo, lo hace dar
gracias y le inculca que lo cuide porque ha sido fruto de sacrificio. Mi Padre
celestial también les ha dado un traje nuevo en el bautismo, el traje hermosísimo
de la gracia santificante y ustedes, a pesar de todo, no lo cuidan. ¿Habrá padre de
familia que haya sufrido más que yo? A fin de que la vestidura de gracia
santificante pueda de nuevo recobrar su blancura he instituido el sacramento de la
confesión y ustedes no hacen uso de el. Por eso he sudado sangre. Por eso me
coronaron de espinas. Voluntariamente me acosté sobre el madero de mi Santa
Cruz.
He sufrido lo indecible y después me escondí modestamente bajo una
insignificante apariencia para ser más asequible a ustedes, para que no me
tengan miedo. Como niño pequeño envuelto en blanco pañal, me he escondido en
la Hostia Santa. Cuando entro en el corazón de ustedes, tengan cuidado de que
no se halle en el vestido de su alma ninguna suciedad, desgarrón o mancha.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…
Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz
GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Yo mismo soy el Amor, la paciencia, la bondad, la comprensión, el perdón, el
sacrificio, la salvación, la vida eterna. Y esto ¿no lo quieren ustedes? Mi Sagrado
Cuerpo crucificado y empapado de sangre, ¿en vano se alza a lo alto? ¿Dejan
botada la abundancia de mis gracias? ¿No quieren compartir mis sentimientos? El
latir de mi corazón manso y bondadoso, ¿no lo quieren escuchar?
Yo inventé todo para poder sufrir por ustedes y ustedes, comodones, no muestran
ninguna prontitud, sólo se excusan y en esto pasa toda su vida. Tomen ya sobre sí
la cruz que yo también abracé y crucifíquense ya a sí mismo como yo lo hice,
porque de otra manera ¡no tendrán la vida eterna!
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…
Duodécima estación: Jesús muere en la cruz
GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Ninguna alma debería condenarse. Esta palabra, condenación, causa terrible dolor
a mi corazón. De nuevo sufriría la muerte de cruz por cada alma, aunque fuera
sufriendo mil veces más, porque para los condenados ya no hay esperanza.
¡Impide esto, con tus deseos salva las almas!
Grabé profundamente en tu alma mi enseñanza, mi sed por las almas. Cuando
estuve suspendido en la cruz, exclamé con voz fuerte: ¡Tengo sed! Es esto lo que
les grito hoy también a ustedes. Envuélveme con tu amor que recoge mi Sagrada
Sangre que emana de la herida de mi costado. ¡Contémplame, solo contémplame!
¿Habrás visto en tu vida una criatura tan lastimosa, comparable a mí? ¿Ves cómo
me arruiné a mí? Tú tampoco puedes hacer demasiado por mí.
Yo extendí ante mi Padre celestial mis manos clavadas en la cruz para que les
defienda, les salve de la eterna condenación. Ofrecí satisfacción a mi Padre.
Ustedes también tienen que hacer esto. Esta es la verdadera participación en mi
obra salvadora.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Decimotercera estación: Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos


de María, su Madre
GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Mira mi rostro desfigurado y mi sagrado cuerpo torturado! ¿Acaso no sufrí por
salvar las almas? ¡Cree en mi y adórame! ¡Con todo el amor de tu corazón
sumérgete en mi Dolorosa Pasión!
De mañana, al despertarte recuerda lo que - después de los terribles tormentos
nocturnos - me esperaba todo el día. Mientras estés trabajando contempla hasta el
fin el vía crucis en que no tuve ni un momento de descanso. Exhausto hasta el
extremo me obligaron a subir al monte Calvario. Llegué en verdad hasta lo último.
Por eso te digo, no puedes caer en exceso al hacer algo por mí.
Desde el mediodía hasta las tres de la tarde adora mis Santas Llagas. El ayuno
ojalá lo guardes hasta la hora en que bajaron mi Sagrado Cuerpo de la cruz.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

Decimocuarta estación: Jesús es sepultado


GUÍA:​ Te adoramos oh Cristo y te bendecimos.
TODOS:​ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Oh, qué feliz me siento cuando veo que no sufrí en vano por ti, por ustedes! Esto
verdaderamente me alegra. Las almas de ustedes que viven en el fango de la
tierra, no pueden librarse por sí mismas. Yo les saco del fango del pecado y luego
les lavo con mi Sangre Preciosa. Póstrense al pie de mi Santa Cruz y dejen que
caiga sobre ustedes esta bendita Sangre Preciosa. Mis gotas de sangre son un
pagaré en sus manos, depende de ustedes que lo cobren. Este pagaré no vence
hasta el fin del mundo. El alma que viva en gracia de Dios puede cobrarlo en
cualquier lugar, en cualquier momento hasta el día de su muerte, aunque ignore
cuando esto ocurra. Por eso cada uno empéñese de hacer uso de su pagaré, el
precio de rescate de mi Preciosa Sangre, lo más frecuentemente posible. No debe
dejarlo para el atardecer de su vida porque así sólo por poco tiempo podrá utilizar
el valor recibido. Aprovéchense de ello cuando están todavía en pleno vigor de sus
vidas. Yo también en la plenitud de mi vida me inmolé por ustedes. Esta es la
respuesta que con mayor agrado acepto de ustedes.
TODOS:​ Señor Jesús, ¡Ten piedad y misericordia de nosotros!
GUÍA:​ Padre Nuestro….
Dios te salve, María,…
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, derrama el efecto de
gracia de tu Llama de Amor, sobre toda la humanidad, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria…

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