Via Crucis Jovenes 2022
Via Crucis Jovenes 2022
Via Crucis Jovenes 2022
Reflexión:
Jesús está solo, preso y juzgado por mentiras; pero no tiene miedo. Así nos
muestra que nos ama.
Esto sigue sucediendo hoy. Cuando condenamos lo que hacen los demás, sin
darnos cuenta, estamos condenando a Jesús, a veces hasta peor que Pilato.
Cuando un hermano desesperado necesita ayuda y no la encuentra en nadie.
Cuando se oprime a quien no puede defenderse, a los niños, a los débiles, a
las mujeres... y nosotros los dejamos solos.
Luego de ser azotado por el camino; los soldados hicieron una corona de
espinas y le colocaron sobre los hombros una capa, haciendo referencia a la
vestimenta de un Rey. Y acercándose a él le aclamaban.
Reflexión:
El peso de la cruz es el peso de los pecados de cada uno de nosotros. Cada
quien sabe cuánto peso ha puesto en la Cruz de Cristo. Cargar la Cruz es
hacer lo que Cristo nos pide por medio de su Iglesia. Ayudamos a Jesús con su
Cruz cuando nos comprometemos en la vida de nuestra comunidad. Jesús nos
pide que vivamos como verdaderos hijos de Dios y como verdaderos
hermanos.
Jesús cae por 1ra vez. El peso de la cruz es demasiado para él, los soldados
que lo escoltan, lo levantan a punta de espadas, sin dejar de azotarlo y gritarle,
sin importarle sus heridas, lo obligan a continuar.
Tras un momento la peregrinación sigue.
Reflexión: Jesús cae por primera vez, y no será la única caída... Se hizo
solidario con nosotros, hasta en este gesto sencillo y muy humano. Caemos y
caeremos muchas veces a lo largo de la vida. Caemos por nuestra debilidad,
por nuestro egoísmo, por nuestra indiferencia. Caemos y hacemos caer a
muchos otros. Pero su signo no es la caída, sino la posibilidad de levantarse y
ponerse nuevamente en camino.
“Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar,
de mil maneras, escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi
alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez
más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien volver a vos cuando
nos hemos perdido!
Luego de ver su hijo caer por primera vez; el corazón abombado de esta madre
sufriendo en silencio, supera cualquier barrera de dolor, y se abre lugar en
medio del gentío y los soldados. Encontrando, por fin, a su hijo agonizando.
(Ser tu mamá/canción)
Simón era un joven trabajador, como cualquier habitante del lugar. Ese día
volvía del campo luego de un día largo de trabajo, cuando vio un tumulto de
gente en el camino. Se detuvo a observar, cuando de repente los soldados muy
bruscamente lo obligaron a tomar la cruz y ayudar a Jesús cargar con ella.
Una vez aceptada la tarea, el Cireneo fijó su mirada y le preguntó:
Jesús: El Cristo.
Hasta el calvario simón no apartó los ojos de aquel extraño, mientras caminaba
lenta y pesadamente. Apenas Jesús encontró fuerzas para dirigir una mirada
agradecida a Simón.
Reflexión: Se te hizo pesada la cruz, Jesús. Siendo Dios no dejas de ser
hombre y necesitas de la ayuda del otro, recordándonos que siempre
necesitamos unos de otros, nacimos para compartir, en las buenas y en las
malas, sobre todo en el dolor.
¿Quién soy yo, delante de Jesús que sufre? ¿Soy como el Cireneo que
regresaba del trabajo, fatigado, pero que tuvo la buena voluntad de ayudar al
Señor a llevar la cruz?” ¿Soy yo como aquellos que pasaban delante de la Cruz
y se burlaban de Jesús?:¿Dónde está mi corazón?”
Una mujer llamada Verónica se abre paso entre los soldados y la multitud, llega
hasta Jesús, se arrodilla diciéndole: (quitándose el velo de su cabeza)
Por segunda vez el peso de la cruz vence las fuerzas de Jesús, a pesar de la
ayuda del Cireneo, Jesús sucumbe por segunda vez a causa de su debilidad,
sus rodillas y manos son desgarradas por estas caídas en caminos tan difíciles
y los verdugos redoblan de rabia sus malos tratos.
Reflexión: Las mujeres salen al paso de Jesús y lloran por lo que ven y no
quisieran ver. Jesús las mira con compasión. Jesús es capaz de poner su
mirada más allá de su propio dolor y ponerla en el dolor de estas mujeres. No
pensó en Él, ni en los latigazos que recibía por dejar de caminar. Dejó de lado
sus dolores para consolar a estas madres dolorosas.
“Salir hacia los demás no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin
sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad
para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al
que se quedó al costado del camino.”
Reflexión: Señor, ¡tus manos! Las que sanaron, las que bendijeron, las
que consagraron el pan y el vino de la Amistad, al igual que tus pies que fueron
de pueblo en pueblo, predicando la Buena Noticia, ahora están atados a la
Cruz. No solo los clavos te sujetan a ella, la has abrazado por amor como signo
del misterio de la Salvación. Y a tu lado las dos alternativas para el hombre:
Creer, aun cuando nos asalte la duda, o no creer y burlarse ante lo que nos
supera…Acoger tu misericordia o cerrar el corazón. ¡Vuelve Señor a nosotros
tu rostro y perdónanos, tampoco hoy sabemos bien lo que hacemos!
Hacemos un momento de oración por la pasión de todos los que sufren,
dejamos todas nuestras cruces y nuestro dolor en manos del Padre.
Jesús es llevado por los soldados al templo por el costado mientras los demás
personajes entran al templo antes que la gente.
Reflexión: “En la espera del último día, tenemos en nosotros mismos una
semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos
en herencia. “Este pensamiento nos da esperanza: ¡estamos en camino hacia
la resurrección!” Ver a Jesús, encontrar a Jesús: ¡ésta es nuestra alegría ¡Éste
es nuestro destino!
Desde que Cristo pendió del madero, la cruz dejó de ser un signo de fracaso
para transformarse en signo de victoria y esperanza. Es el signo del amor de
Dios hasta el extremo, es el signo que nos identifica como cristianos.
CANCIONERO
Ser tu mama.