El Perdón y La Reconciliación

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INSTITUCION EDUCATIVA FRAY PLACIDO

RELIGION
GRADO OCTAVO
GUIA 3: EL PERDON Y LA RECONCILIACION

APRENDIZAJE:
- Descubre la importancia que tiene el perdón y la
reconciliación para lograr un mundo más justo y más humano.
- Reflexiona acerca de la reconciliación y la justicia social, que
se producen cuando el ser humano toma conciencia de los
propios errores y los errores de la sociedad.

FASE AFECTIVA:
ACTIVIDAD 1:
a. LEE LA SIGUIENTE PARABOLA:
“Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos.
Un Rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados y, para empezar, le trajeron a uno
que le debía diez mil monedas de oro. Como el hombre no tenía con qué pagar, el rey ordenó que
fuera vendido como esclavo junto con su mujer, sus hijos y todo cuanto poseía, para así recobrar
algo. El empleado, pues, se arrojó a los pies del Rey, suplicándole: “Dame un poco de tiempo, y
yo te lo pagaré todo”. El Rey se compadeció y lo dejó libre; más todavía, le perdonó la deuda.
Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus compañeros
que le debía cien monedas. Lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: “Págame lo que
me debes”. El compañero se echó a sus pies y le rogaba: “Dame un poco de tiempo, y yo te
pagaré todo”. Pero el otro no aceptó, sino que lo mandó a la cárcel hasta que le pagara toda la
deuda.
Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a
su Señor. Entonces el Señor lo hizo llamar y le dijo:” Siervo miserable, yo te perdoné toda la deuda
cuando me lo suplicaste. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero como yo tuve
compasión de ti? Y tanto se enojó el Señor, que lo puso en manos de los verdugos hasta que
pagara toda su deuda.
Y Jesús añadió:” Lo mismo hará mi Padre Celestial con ustedes, a no ser que cada
uno perdone de corazón a su hermano”. Mt 18, 23 – 35
CONTESTA:
a. ¿Por qué el Rey perdonó la deuda de su empleado?
b. ¿Por qué crees que el empleado no perdonó la deuda de su compañero?
c. ¿Qué gestos de perdón se aprecian en este texto?
d. ¿Cuál es el mensaje de Jesús sobre el perdón?
e. ¿Por qué es importante el perdón?
FASE COGNITIVA:
EL VALOR DEL PERDÓN
El perdón es considerado un valor humano. El perdón puede servir, al ofensor para liberarse de
la culpa y al ofendido para que se libere de posibles sentimientos de rencor. El perdón es una
decisión que consiste en dejar de lado la ira o el enojo hacia alguien que nos haya herido. Se debe
valorar el hecho de saber perdonar, aunque también el saber pedir perdón, porque implica de
algún modo, reconocer la culpa y el daño cometido a la otra persona. Conviene aclarar que el
perdón no es sinónimo de ser débil: se necesita fortaleza y valentía para perdonar. Tampoco es
lo mismo que olvidar, dar cabida al maltrato o tolerar ser lastimado.
DIOS, EL PERDON Y LA RECONCILIACION
Dios nos ofrece su amor, su misericordia, su perdón. La iniciativa procede de Él, hasta constituirse
en la prueba fundamental de su amor para con los hombres. Dios nos ama y nos perdona sin
condiciones y por ello entrego a su hijo Jesucristo. Somos hijos de Dios por lo tanto todos somos
hermanos.
REFLEXIONA: ¿Me siento hermano del otro? ¿Actuó cómo hermano con el otro? ¿perdono al
otro cuando me ofende?
ACTIVIDAD 1:
1. Realiza la siguiente lectura:
ESAU Y JACOB
Cuando Abraham ya era muy viejito, una noticia
lo dejó muy contento: Isaac y Rebeca tendrían
un bebé. Más contentos aún se pusieron al
saber que no tendrían uno, sino dos bebés.
Ellos tendrían mellizos. ¡Qué sorpresa! Pero
para Rebeca no había sido una sorpresa,
porque ya un ángel le había contado la noticia.
“Serán muy diferentes. El menor será más
importante, pero los dos serán jefes de dos
grandes pueblos”. Esaú fue el primero en nacer.
Tenía la piel rojiza y era peludo. Jacob, el
menor, era muy diferente. Mientras Esaú era
ruidoso y osado, Jacob era calmo y pensativo.
Cuando creció más, Esaú preparó un arco y flechas para cazar animales. A Isaac le gustaba
escuchar las historias que Esaú contaba de sus cacerías y pedía que Rebeca cocinara la carne
que él traía. Todos sabían que Esaú era el hijo preferido de Isaac. Jacob amaba a los animales y
le gustaba trabajar con el ganado y las ovejas de su padre. Cuando una oveja se enfermaba, él la
cuidaba hasta que se sanara. Cuando un corderito se perdía, él lo buscaba hasta encontrarlo. Le
gustaban las flores y, a veces, hacía un lindo ramo y se lo daba a su mamá. Jacob nunca se
cansaba de escuchar acerca de la promesa de Dios hecha a Abraham, de que un día enviaría a
su hijo al mundo para ser el Salvador.
En aquella época, era la costumbre que el hijo mayor
fuera el líder de la familia. El hijo mayor tenía una
bendición especial y Jacob a veces, se quedaba
pensando en cómo le gustaría ser el hijo mayor para
recibir esa bendición. Jacob pensaba en eso
constantemente. Por eso, decidió conseguir la bendición
de cualquier manera. Finalmente, ¿el ángel no había
dicho que él sería más importante que su hermano?
Cierto día, el aire se llenó de un sabroso aroma. Jacob
estaba preparando un delicioso guiso. En ese momento,
Esaú llegó a la casa, después de un día entero tratando
de cazar alguna cosa para la cena, pero no consiguió
nada. Con hambre, miró adentro de la olla y vio aquella
comida tan sabrosa. –Estoy a punto de desmayarme de
hambre –le dijo a Jacob–. ¡Dame un poco de ese guiso! Jacob en seguida pensó: “Aquí está mi
oportunidad de conseguir lo que yo quiero”, y respondió: –Claro, puedes comer todo lo que
quieras. Pero primero debes darme el derecho a tener la bendición del hijo mayor. –Está bien.
Estoy a punto de morirme... ¿Qué valor tiene para mí ese derecho de hijo mayor si me muero de
hambre? –¡Entonces, debes jurármelo primero! –dijo Jacob. Esaú hizo el juramento y, así, pasaron
para Jacob los derechos de hijo mayor. Rápidamente, Jacob le ofreció el pan y el guiso. Cuando
Esaú terminó de comer y beber, se levantó y se fue. Fue así como él despreció sus derechos de
hijo mayor.
Se pasaron algunos años. Isaac, ya era anciano, quería bendecir a su hijo mayor. Llamó a Esaú
y le pidió que saliera a cazar y preparar su comida preferida. Después recibiría la bendición
prometida. Rebeca escuchó la conversación, llamó a Jacob y le contó lo que había ocurrido. Ella
quería que Jacob recibiera la bendición porque él era más obediente a Dios. Entonces, ella misma
preparó el cabrito asado, de la manera como a su esposo le gustaba. Jacob estaba preocupado,
porque su padre podría reconocerlo. Isaac ya era muy anciano y estaba ciego, de manera que su
mamá preparó pieles para poner sobre su cuerpo, dejándolo peludo como Esaú. Cuando el cabrito
asado estuvo listo, Jacob lo llevó a su padre. –¿Quién es? –preguntó Isaac. –Soy Esaú, tu hijo
mayor –dijo Jacob. Isaac desconfió y pidió a Jacob que se acercara para que pudiera palparlo,
porque no podía verlo. Jacob obedeció. Isaac se quedó confundido. La voz era de Jacob, pero el
cuello y las manos eran de Esaú. Entonces, comió el asado y, después, bendijo a Jacob pensando
que era Esaú. Cuando Esaú volvió, pidiendo la bendición que le correspondía, Isaac percibió lo
que había ocurrido y contó a Esaú lo que Jacob había hecho. Esaú se quedó muy enojado y juró
matar a Jacob. Cuando Rebeca supo eso, se puso muy preocupada y rápidamente ayudó a Jacob
a huir de la casa. Dijo que él debería buscar a su hermano Labán y encontrar una esposa entre
las jóvenes de su familia.
Jacob no actuó bien, por eso tuvo que abandonar todo lo que más amaba: su casa y su familia.
¿Cómo Dios lo bendeciría y haría de él una gran nación? Aunque se había equivocado al pedir la
bendición para él, Dios no lo desamparó. Al contrario, estuvo con él en momentos de grandes
dificultades e hizo que prosperara y tuviera una gran familia. Jacob tuvo doce hijos. Rubén,
Simeón, Levi, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, Aser, Gad, Neftalí, José y Benjamín. Un día, llegó el
momento en que Jacob regresó a la casa de su padre. Durante el viaje, Jacob iba pensando en
cómo Esaú lo recibiría. ¿Será que él aún estaba enojado? Entonces, mandó mensajeros adelante
para avisar que él estaba llegando con su familia. Cuando volvieron, los mensajeros contaron que
Esaú estaba viniendo con 400 hombres. Jacob
tuvo miedo y dividió al grupo en dos, porque si eran
atacados, el grupo de atrás podría huir. También
separó regalos para Esaú y mandó que fueran
colocados al frente del grupo, a fin de dárselos en
el momento del encuentro. Con eso, Jacob quería
pedir perdón a Esaú y calmarlo. Al día siguiente,
Jacob vio a lo lejos el polvo de un grupo que se
aproximaba. Era Esaú y sus hombres. Jacob, aún
preocupado con aquella situación, se inclinó
humildemente siete veces hasta el piso mientras
se acercaba a Esaú. Sin embargo, Esaú corrió al
encuentro de Jacob y lo abrazó. Los dos lloraron,
porque estaban muy felices por encontrarse otra
vez. Jacob estaba feliz por volver a vivir cerca de
la familia. Estableció allí su casa donde vivió
muchos años.
EN TU CUADERNO:
1. CONTESTA LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
a. ¿Es correcto engañar a las personas?
b. ¿De qué otra manera Jacob podría recibir la bendición de su padre?
c. ¿Cuáles fueron los puntos positivos y negativos de la acción de Jacob?
d. ¿Cuáles son las ventajas del perdón para quien lo da y para quien lo recibe?
2. Organice las siguientes imágenes en su cuaderno según el orden de los acontecimientos.
Elabore un breve resumen de la lectura.
FASE EXPRESIVA: REFLEXION
ACTIVIDAD 1:
1. LEE EL SIGUIENTE TEXTO:
Ustedes han oído que a sus antepasados se les dijo: “No mates, pues el que mate será
condenado” Pero yo les digo que cualquiera que se enoje con su hermano, lo juzgará la junta
suprema; y el que injurie gravemente a su hermano, se hará merecedor del fuego del infierno. Asì
que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda
allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver
al altar y presentar tu ofrenda. Si alguien te demanda y te quiere llevar a juicio, procura ponerte
de acuerdo con él mientras todavía estés a tiempo, para que no te entregues al juez; porque si
no, el juez te entregará a los guardias y te meterá a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí
hasta que pagues el último centavo. Tomado del evangelio de San Marcos 5, 21_26
CONTESTA:
1. ¿Crees que la expresión de Jesús: “deja tu ofrenda delante del altar y ve primero a
ponerte en paz con tu hermano, tiene alguna aplicación para tu vida personal ‘? ¿Por
qué?
2. ¿Qué diferencia encuentras entre el prójimo y el hermano’?
3. ¿Qué actitud asumes normalmente cuando alguien te presenta disculpas?
4. ¿Crees que pedir perdón es fácil o difícil? ¿porqué?

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