33-La Iglesia Usca

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TEMAS Nº 17 Y 18

LA IGLESIA ES UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA

Es la única Iglesia de Cristo, en la manifestamos mediante el Credo


que es una, santa, católica y apostólica. Estos cuatro atributos,
inseparablemente unidos entre sí, indican rasgos esenciales de la Iglesia y
de su misión.

La Iglesia no los tiene por ella


misma; es Cristo, quien, por el Espíritu
Santo, da a la Iglesia el ser una,
santa, católica y apostólica, y Él es
también quien la llama a ejercitar cada
una de estas cualidades.

Sólo la fe puede reconocer que


la Iglesia posee estas propiedades por
su origen divino. Pero sus
manifestaciones históricas son signos
que hablan también con claridad a la
razón humana.

La Iglesia por sí misma es un


grande y perpetuo motivo de
credibilidad y un testimonio irrefutable de su misión divina a causa de su
admirable propagación, de su relevante santidad, de su inagotable
fecundidad en toda clase de bienes, de su unidad universal y de su invicta
estabilidad.

LA IGLESIA ES UNA
  
El sagrado misterio de la unidad de la Iglesia:
 
 La Iglesia es una debido a su Origen: “El modelo y principio supremo
de este misterio es la unidad de un solo Dios Padre e Hijo en el
Espíritu Santo, en la Trinidad de personas”.

 La Iglesia es una debido a su Fundador: “Pues Jesucristo por su cruz


reconcilió a todos los hombres con Dios restituyendo la unidad de
todos en un solo pueblo y en un solo cuerpo”.
 La Iglesia es una debido a su Alma: “El Espíritu Santo que habita en
los creyentes, llena y gobierna toda la Iglesia, realiza esa admirable
comunión de fieles y une a todos en Cristo tan íntimamente que es el
principio de la unidad de la Iglesia”.
 
Desde el principio, la Iglesia es una y
se presenta con una gran diversidad que
procede a la vez de la variedad de los
dones de Dios y de la multiplicidad de las
personas que los reciben. En la unidad del
Pueblo de Dios se reúnen los diferentes
pueblos y culturas.

Dentro de la comunión eclesial,


existen legítimamente las Iglesias
particulares con sus propias tradiciones. La
gran riqueza de esta diversidad no se
opone a la unidad de la Iglesia. No
obstante, el pecado y el peso de sus consecuencias amenazan sin cesar el
don de la unidad. También el Apóstol debe exhortar a guardar la unidad del
Espíritu con el vínculo de la paz.

El vínculo de la unidad es la caridad. Pero la unidad de la Iglesia


peregrina está asegurada por vínculos visibles de comunión:

 La profesión de una misma fe recibida de los Apóstoles.


 La celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos.
 La sucesión apostólica por el sacramento del orden, que conserva la
concordia fraterna de la familia de Dios.

La única Iglesia de Cristo, Nuestro Salvador, después de su


resurrección, la entregó a Pedro para que la pastoreara. Le encargó a él y a
los demás Apóstoles que la extendieran y la gobernaran. Esta Iglesia,
constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la
Iglesia Católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en
comunión con él.
 
LAS HERIDAS DE LA UNIDAD

En esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron ya desde los


primeros tiempos algunas escisiones que el Apóstol reprueba severamente
como condenables; y en siglos posteriores surgieron disensiones más
amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión plena
con la Iglesia Católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas
partes. Tales rupturas que lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo no se
producen sin el pecado de los hombres.

Donde hay pecados, allí hay desunión, cismas, herejías, discusiones.


Pero donde hay virtud, allí hay unión, de donde resultaba que todos los
creyentes tenían un solo corazón y una sola
alma.

Quienes nacen hoy en las comunidades


separadas no son responsables de la ruptura.
Justificados por la fe en el Bautismo, se han
incorporado a Cristo; por tanto, con todo
derecho se honran con el nombre de
cristianos y son reconocidos con razón por los
hijos de la Iglesia  Católica como hermanos
en el Señor.

Además muchos elementos de


santificación y de verdad existen fuera de los
límites visibles de la Iglesia Católica: la
palabra de Dios escrita, la vida de gracia, la
fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo y
elementos visibles. Todos estos bienes provienen de Cristo y conducen a Él
y de por sí impelen a la unidad católica.

HACIA LA UNIDAD

Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos sean
también uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. El
deseo de volver a encontrar la unidad de todos los cristianos es un don de
Cristo y un llamamiento del Espíritu Santo. Conseguir la unidad de todos los
cristianos ha de ser preocupación de todos en la Iglesia pero su
consecución excede nuestras fuerzas humanas por eso la esperanza la
ponemos en la oración de Cristo por la Iglesia. Para responder
adecuadamente a este llamamiento se exige:

 Más fidelidad a la Iglesia.


 Conversión del corazón, el pecado causa división.
 Oración por la unidad.
 El fraterno conocimiento recíproco.
 La formación ecuménica de los fieles y especialmente de los   
sacerdotes.
 El diálogo entre los teólogos y los encuentros entre los cristianos de
diferentes Iglesias y comunidades.
 La colaboración entre cristianos en los diferentes campos de   
servicio a los hombres.
 
LA IGLESIA ES SANTA

La Iglesia es el pueblo santo de Dios y sus miembros son llamados


santos. Cristo, el solo Santo, se entregó por ella para santificarla, la unió a
sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para
gloria de Dios.

Cristo santifica a la Iglesia, y a su


vez la Iglesia es santificadora, en ella
conseguimos la santidad por la gracia
de Dios a través de los medios de
salvación que le han sido entregados.

La Iglesia, en efecto, ya en la
tierra se caracteriza por una verdadera
santidad, aunque todavía imperfecta. En
sus miembros la santidad perfecta está
todavía por alcanzar: Todos los
cristianos, de cualquier estado o
condición, están llamados cada uno por
su propio camino, a la perfección de la
santidad, cuyo modelo es el mismo
Padre.

La caridad es el alma de la
santidad a la que todos están llamados: dirige todos los medios de
santificación, los informa y los lleva a su fin.

Mientras que Cristo, santo, inocente, sin mancha, no conoció el


pecado, sino que vino solamente a espiar los pecados del pueblo, la Iglesia,
abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre
necesitada de purificación y busca sin cesar la conversión y la renovación.
Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros deben reconocerse
pecadores. En todos, la cizaña del pecado todavía se encuentra mezclada
con la buena semilla del Evangelio hasta el fin
de los tiempos. La Iglesia, pues, congrega a
pecadores alcanzados ya por la salvación de
Cristo, pero aún en vías de santificación. La
Iglesia es santa porque continuamente
proporciona la gracia santificante a los que se
alejan por causa del pecado.

Al canonizar a ciertos fieles, es decir, al


proclamar solemnemente que esos fieles han
practicado heroicamente las virtudes y han
vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, la
Iglesia reconoce el poder del Espíritu de
santidad, que está en ella, y sostiene la
esperanza de los fieles proponiendo a los
santos como modelos e intercesores.

La Iglesia en la Santísima Virgen llegó


ya a la perfección, sin mancha ni arruga. En
cambio, los fieles cristianos se esfuerzan
todavía en vencer el pecado para crecer en la santidad. Por eso dirigen sus
ojos a María: en ella, la Iglesia es ya enteramente santa.
 
LA IGLESIA ES CATÓLICA

Qué quiere decir “Católica”: “Católica” significa “Universal”. La Iglesia


es católica en un doble sentido:

 Es católica porque Cristo está presente en ella. Allí donde está Cristo
Jesús, está la Iglesia Católica, y recibe de él la plenitud de los medios
de salvación: Confesión de fe recta y completa, vida sacramental
íntegra y ministerio ordenado en la sucesión apostólica. La Iglesia, en
este sentido fundamental, era católica el día de Pentecostés y lo será
siempre hasta el día de la Parusía.

 Es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad


del género humano.
Todos los hombres están invitados al nuevo Pueblo de Dios. Por eso
este pueblo, uno y único, ha de extenderse por todo el mundo a través de
todos los siglos, para que así se cumpla el designio de Dios, que en el
principio creó una única naturaleza humana y decidió reunir a sus hijos
dispersos. Este carácter de universalidad, que distingue al pueblo de Dios,
es un don del mismo Señor.

Gracias a este carácter, la Iglesia Católica tiende siempre y


eficazmente a reunir a la humanidad entera con todos sus valores bajo
Cristo como cabeza, en la unidad de su Espíritu.

CADA UNA DE LAS IGLESIAS PARTICULARES ES “CATÓLICA”

Esta Iglesia de Cristo está verdaderamente presente en todas las


legítimas comunidades de fieles, unidas a sus pastores. En ellas se anuncia
el Evangelio de Cristo y se celebra el misterio de la Cena del Señor, y está
presente Cristo.

La Iglesia particular es una


comunidad de fieles cristianos en comunión
en la fe y en los sacramentos con su
obispo ordenado en la sucesión apostólica.
En ellas y a partir de ellas existe la Iglesia
Católica, una y única.

Las Iglesias particulares son


plenamente católicas gracias a la comunión
con la Iglesia de Roma, que preside en la
caridad. El Salvador prometió a Pedro que
las puertas del infierno no prevalecerán
contra la Iglesia. Sería erróneo concebir la
Iglesia como la suma o una federación de
Iglesias particulares.

En efecto, desde la venida a nosotros del Verbo encarnado, todas las


Iglesias cristianas de todas partes han tenido y tienen a la gran Iglesia que
está aquí (en Roma) como única base y fundamento porque, según las
mismas promesas del Salvador, las puertas del infierno no han prevalecido
jamás contra ella.
¿QUIÉN PERTENECE A LA IGLESIA CATÓLICA?

Todos los hombres están invitados a la


unidad católica del Pueblo de Dios y a la
Salvación. Están plenamente incorporados a la
Iglesia aquellos que, teniendo el Espíritu de
Cristo:

 Aceptan íntegramente su constitución y


todos los medios de salvación
establecidos en ella.
 Están unidos a Cristo y a sus ministros
(Sumo Pontífice y Obispos).
 Profesan la fe íntegra.
 Aceptan los sacramentos y los celebran.
 Aceptan el gobierno eclesiástico y se
esfuerzan por vivir la comunión.

La Iglesia se siente unida por muchas razones con todos los que se
honran con el nombre de cristianos a causa del bautismo, aunque no
profesan la fe en su integridad o no conserven la unidad de la comunión
bajo el sucesor de Pedro. Los que creen en Cristo y han recibido ritualmente
el bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta con la Iglesia
católica.

LA IGLESIA Y LOS NO CRISTIANOS

Los que todavía no han recibido el Evangelio también están


ordenados al Pueblo de Dios de diversas maneras.
 
 La relación de la Iglesia con el pueblo judío: El Señor habló primero al
pueblo judío con quien estableció la Alianza Antigua. La fe del pueblo
judío es la respuesta a la Revelación divina. De este pueblo procede
Cristo según la carne y a este pueblo dirigió su Evangelio en primer
lugar.
 
Por otra parte, cuando se considera el futuro, el Pueblo de Dios de la
Antigua Alianza y el nuevo Pueblo de Dios tienden hacia fines análogos: la
espera de la venida o el retorno del Mesías; pues para unos, es la espera
de la vuelta del Mesías, muerto y resucitado, reconocido como Señor e Hijo
de Dios; para los otros, es la venida del Mesías cuyos rasgos permanecen
velados hasta el fin de los tiempos, espera que está acompañada del drama
de la ignorancia o desconocimiento de Cristo Jesús.

 Las relaciones de la Iglesia con los musulmanes: Los musulmanes


creen en Dios Creador. Profesan tener la fe de Abraham y adoran con
nosotros al Dios único y misericordioso que juzgará a los hombres al
fin del mundo.

 El vínculo de la Iglesia con las religiones no cristianas: Dios está en el


origen y en el fin del género humano.

La Iglesia aprecia todo lo bueno y verdadero que puede encontrarse


en las diversas religiones como una preparación al Evangelio y como un
don que ilumina a todos los hombres, para que al fin tengan la vida.

Existen errores que desfiguran la


imagen de Dios: Con demasiada frecuencia
los hombres, engañados por el Maligno, se
pusieron a razonar como personas vacías y
cambiaron el Dios verdadero por un ídolo
falso, sirviendo a las criaturas en vez de al
Creador. Otras veces, viviendo y muriendo sin
Dios en este mundo, están expuestos a la
desesperación más radical.

El Padre quiso convocar a toda la


humanidad en la Iglesia de su Hijo para reunir
de nuevo a todos sus hijos que el pecado
había dispersado y extraviado. La Iglesia es el
lugar donde la humanidad debe volver a
encontrar su unidad y su salvación. Según
una imagen de los Santos Padres la Iglesia está prefigurada por el arca de
Noé que es la única que salva del diluvio.

FUERA DE LA IGLESIA NO HAY SALVACIÓN

Esta afirmación tiene su origen en los Padres de la Iglesia. Formulada


de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo Cabeza por la
Iglesia que es su Cuerpo.
El Santo Sínodo basado en la Sagrada Escritura y en la Tradición,
enseña que esta Iglesia peregrina es necesaria para la salvación. Cristo, en
efecto, es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace
presente en su cuerpo, en la
Iglesia. Él, al inculcar con
palabras, bien explícitas, la
necesidad de la fe y del
Bautismo, confirmó al mismo
tiempo la necesidad de la
Iglesia, en la que entran los
hombres por el Bautismo como
por una puerta.

Por eso, no podrían salvarse los que, sabiendo que Dios fundó, por
medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación,
sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella.

Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia,


pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda
de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice
su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna.

Aunque Dios guía a los hombres por caminos que sólo Él conoce, la
Iglesia tiene el deber y el derecho sagrado de evangelizar. Según el
mandato del Señor.

LA MISIÓN, EXIGENCIA DE LA CATOLICIDAD DE LA IGLESIA

 EL MANDATO MISIONERO: “Id, pues, y haced discípulos a todas las


gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y
sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo”.

 EL ORIGEN Y LA FINALIDAD DE LA MISIÓN: El origen del mandato


misionero está en el amor eterno de la Santísima Trinidad, el mismo
que le lleva a la Creación y a la Redención. “El fin último de la misión
no es otro que hacer participar a los hombres en la comunión que
existe entre el Padre y el Hijo en su Espíritu de amor”.
 EL MOTIVO DE LA MISIÓN: “El amor de Cristo nos apremia”. “Dios
quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento
pleno de la verdad”. Dios quiere la salvación de todos por el
conocimiento de la verdad. La Iglesia debe ofrecer la verdad que le ha
sido confiada a todos. “Porque cree en el designio universal de
salvación, la Iglesia debe ser misionera”.

 LOS CAMINOS DE LA MISIÓN: “El Espíritu Santo es en verdad el


protagonista de toda la misión eclesial. Él es quien conduce la Iglesia
por los caminos de la misión. Ella continúa y
desarrolla en el curso de la historia la misión
del propio Cristo, que fue enviado a
evangelizar a los pobres”. Que se entregó a
sí mismo y obedeció hasta la muerte y
muerte de cruz. “Es así como la sangre de
los mártires es semilla de cristianos”. “Pero
en su peregrinación, la Iglesia experimenta
también hasta qué punto distan entre sí el
mensaje que ella proclama y la debilidad
humana de aquellos a quienes se confía el
Evangelio. Sólo avanzando por el camino de
la conversión y la renovación y por el
estrecho sendero de la cruz es como el
Pueblo de Dios puede extender el reino de
Cristo. En efecto, como Cristo realizó la
obra de la redención en la pobreza y en la
persecución, también la Iglesia está llamada a seguir el mismo
camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvación”.

La misión comienza con el anuncio del Evangelio a los pueblos y a los


grupos que aún no creen en Cristo; continúa con el establecimiento de
comunidades cristianas y en la fundación de Iglesias locales que celebran la
Eucaristía unidas a su obispo. Se realiza un proceso de inculturación para
así encarnar el Evangelio en la cultura de los pueblos.

La misión de la Iglesia reclama el esfuerzo hacia la unidad de los


cristianos. En efecto, las divisiones entre los cristianos son un obstáculo
para que la Iglesia lleve a cabo la plenitud de la catolicidad que le es propia
en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el bautismo,
están, sin embargo, separados de su plena comunión. Incluso se hace más
difícil para la propia Iglesia expresar la plenitud de la catolicidad bajo todos
los aspectos en la realidad misma de la vida.

La tarea misionera implica un diálogo respetuoso con los que todavía


no aceptan el Evangelio.
 
LA IGLESIA ES APOSTÓLICA

La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los Apóstoles en


un triple sentido:

 Fue y permanece edificada sobre el fundamento de los Apóstoles,


testigos escogidos y enviados en misión por el mismo Cristo.

 Guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en


ella, la enseñanza, el buen depósito, las sanas palabras oídas a los
Apóstoles.

 Sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los Apóstoles hasta


la vuelta de Cristo gracias a aquellos que les suceden en su ministerio
pastoral: el Colegio de los obispos, al que asisten los presbíteros
juntamente con el sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la Iglesia.

LA MISIÓN DE LOS APÓSTOLES

Cristo eligió a los Doce para que


continuaran su misión. “Apóstol” significa
“enviado”.

 “Como el Padre me envío, también yo


os envío” (Jn 20, 21).
 “Quien a vosotros recibe, a mí me
recibe” (Mt 10, 40).

Jesús los asocia a su misión recibida


del Padre: Como el Hijo no puede hacer
nada por su cuenta, sino que todo lo recibe
del padre que le ha enviado, así, aquellos a
quienes Jesús envía no pueden hacer nada
sin Él de quien reciben el encargo de la
misión y el poder para cumplirla. Los Apóstoles de Cristo saben por tanto
que están cualificados por Dios como ministros de una nueva alianza,
ministros de Dios, embajadores de Cristo, servidores de Cristo y
administradores de los misterios de Dios.

De los Apóstoles no se puede transmitir el que son testigos de la


Resurrección del Señor y ser fundamentos de la Iglesia.

Pero hay también un aspecto permanente de su misión. Cristo les ha


prometido permanecer con ellos hasta el fin de los tiempos. Esta misión
divina confiada por Cristo a los Apóstoles tiene que durar hasta el fin del
mundo, pues el Evangelio que tienen que transmitir es siempre el principio
de toda la vida de la Iglesia. Por eso los Apóstoles se preocuparon de
instituir sucesores.
 
LOS OBISPOS, SUCESORES DE LOS APÓSTOLES

Para que continuase después de su muerte la misión a ellos confiada,


encargaron mediante una especie de testamento a sus colaboradores más
inmediatos que terminaran y consolidaran la obra
que ellos empezaron.

Les encomendaron que cuidaran de todo el


rebaño en el que el Espíritu Santo les había
puesto para ser los pastores de la Iglesia de Dios.
Nombraron, por tanto, de esta manera a algunos
varones y luego dispusieron que, después de su
muerte, otros hombres probados les sucedieran
en el ministerio.

Así como el ministerio de Pedro es


transmitido a sus sucesores, los obispos han
sucedido a los Apóstoles como pastores de la
Iglesia. El que los escucha, escucha a Cristo y al
que lo envió.

EL APOSTOLADO

Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los


sucesores de San Pedro y de los Apóstoles, en comunión de fe y de vida
con su origen. Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es “enviada”
al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes
maneras, tienen parte en este envío. La vocación cristiana, por su misma
naturaleza, es también vocación al apostolado. Se llama apostolado a toda
la actividad del Cuerpo Místico que tiende a propagar el Reino de Cristo por
toda la tierra.

La fecundidad del apostolado depende de la unión vital del apóstol


con Cristo. El apostolado tiene formas diversas. Pero la caridad, conseguida
sobre todo en la Eucaristía, siempre es como el alma de todo apostolado.

En la Iglesia existe ya y será consumado al fin de los tiempos el Reino


de los cielos, “el Reino de Dios”. Entonces todos los hombres rescatados
por Cristo hechos en él santos e inmaculados en presencia de Dios en el
Amor, serán reunidos como único Pueblo de Dios, la Esposa del Cordero, la
Ciudad Santa que baja del cielo de junto a Dios y tiene la gloria de Dios; y la
muralla de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres
de los doce Apóstoles del Cordero.

Catequista
José de la Cruz Rivero Escudero
Grupo de Catequesis de Primera Comunión
“Amigos de Jesús”
TEMA Nº 17
LA IGLESIA ES UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA

LA IGLESIA ES UNA

Tiene un solo Señor, confiesa una sola fe, nace de un solo Bautismo, no
forma más que un solo Cuerpo, vivificado por un solo Espíritu, orientado a
una única esperanza a cuyo término se superarán todas las divisiones.

LA IGLESIA ES SANTA

Dios santísimo es su autor; Cristo, su Esposo, se entregó por ella para


santificarla; el Espíritu de santidad la vivifica”. Aunque comprenda
pecadores ella es inmaculada. En los santos brilla su santidad, en María es
ya la enteramente santa.

LA IGLESIA ES CATÓLICA

Anuncia la totalidad de la fe; lleva en sí y administra la plenitud de los


medios de salvación; es enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los
hombres; abarca todos los tiempos; es, por su propia naturaleza, misionera.

LA IGLESIA ES APOSTÓLICA

Está edificada sobre sólidos cimientos: los doce Apóstoles del Cordero; es
indestructible; se mantiene infaliblemente en la verdad: Cristo la gobierna
por medio de Pedro y los demás Apóstoles, presentes en sus sucesores, el
Papa y el Colegio de los obispos.

La única Iglesia de Cristo, de la que confesamos en el Credo que es una,


santa, católica y apostólica, subsiste en la Iglesia Católica, gobernada por el
sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él, aunque sin duda,
fuera de su estructura visible, pueden encontrarse muchos elementos de
santificación y de verdad.

Catequista
José de la Cruz Rivero Escudero
Grupo de Catequesis de Primera Comunión
“Amigos de Jesús”

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