ACTA 1 La Mente Animal
ACTA 1 La Mente Animal
ACTA 1 La Mente Animal
ACTA No. 1
En el documental “La Mente Animal ¿Son conscientes los animales?” de la BBC, hacen
referencia a la consciencia como “la capacidad de percibir que tenemos pensamientos y
sensaciones, entender lo que experimentamos, saber que existimos y de alguna manera
crear una imagen en nuestra mente de las impresiones que recibimos del exterior y si
sentimos, vemos, oímos y leemos cosas”.
De igual manera, para abordar las emociones en los animales, definimos el concepto de
emoción apoyándonos en la RAE de la siguiente manera: “Alteración del ánimo intensa y
pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.”
Al hablar de estos temas, generalmente rechazamos el hecho de que los animales tengan
conciencia o sentimientos, basándonos en la comparación de los actos, actitudes y
emociones que expresamos como especie humana frente al comportamiento de los
animales; sin embargo, este razonamiento carece de sustento, puesto que, actualmente, no
podemos revisar a profundidad la forma de comunicación, de sentir o analizar el propio
razonamiento de los animales, es decir, no es posible asumir completamente la posición del
animal y tampoco saber si el total de las acciones que ejecutan las realizan por instinto o
experiencia, de manera que, lo lógico es afirmar que no existen bases suficientes para
juzgarlos de ser irracionales e inconscientes. Lo anterior no es obstáculo para reconocer los
avances investigativos que se tienen para resolver la incógnita de si los animales son
conscientes y/o sienten y que permiten sustentar nuestra posición.
Pese a ser sólo casos, se puede argumentar una consciencia animal desde diferentes
puntos de vista: En primera medida, se evidencian similitudes en las conexiones neuronales
existentes entre la especie humana y otras especies animales, desde animales como
chimpancés hasta abejas. En segundo lugar, se observa a través de diversos ejemplos,
elecciones de conducta particulares de algunos animales, que implican más allá de una
simple respuesta a un estímulo sensorial (olor de algún alimento, reacción debido a algún
rose experimentado mediante el tacto, etc.) un ‘análisis’ del estímulo y su consecuencia, lo
que lleva a que determinada conducta se deseche o se refuerce, como es el caso de la
urraca con los perros. En tercera medida, se puede ver un entendimiento del entorno, donde
se observa que cada especie, a su manera, realiza un análisis de lo que lo rodea y con base
en este genera una respuesta y toma decisiones.
Así mismo, y teniendo en cuenta que las emociones derivan en una ‘conmoción somática’ y
que se producen sin necesidad de aprendizaje, argumentamos que los animales
experimentan emociones, debido a que sus procesos químicos cerebrales se dan de
manera igual o muy similar a como se presentan en los humanos, además de que cuentan
con toda la fisiología necesaria para desarrollar emociones. En el documental “¿Sienten los
animales?” se menciona que se puede ver las emociones desde: 1) un comportamiento y la
fisiología que le acompaña, el cual afirmamos y 2) el experimentar la emoción siendo
consciente de la misma. De esta manera, si bien no conocemos a ciencia cierta si los
animales pueden reconocer internamente dichas emociones o caracterizarlas
(buenas/malas) como lo hacemos nosotros, probablemente influenciados por la cultura
humana referente a la moral, sí las experimentan, tal vez no de una manera verbal, pero sí
lo podemos observar por medio de su manera de comportarse en ciertas situaciones.
Llegamos a pensar así que, la consciencia puede estar asociada con la experiencia de cada
individuo desarrollando incluso una hipótesis respecto a ‘niveles de consciencia’ más
elevados en algunas especies que se desenvuelven en grupos; en donde se podría pensar
en un cierto sentido de identidad, un lenguaje de comunicación particular y un
reconocimiento de las emociones de otros individuos de la misma especie. En particular
para este punto, se menciona en el propio documental sobre las emociones animales que
aquellos animales que pertenecen a manadas podrían experimentar gamas más amplias de
emociones, refiriéndose ya no sólo a emociones primarias como miedo o tristeza, sino a
emociones secundarias derivados en su mayoría de un debido o adecuado comportamiento
de grupo, dando a paso a que se pueda experimentar emociones como frustración o
vergüenza.
Teniendo en cuenta lo anterior, es muy probable que los animales no tengan una
consciencia tan racional como la de un humano, pero sí tienen un cierto nivel de la misma,
que podría depender de cada especie, pero que aún falta mucho por explorar
principalmente por la limitación que tenemos con respecto a su lenguaje, de manera que es
difícil establecer un juicio concreto.
En conclusión, consideramos que los animales son seres conscientes y sintientes, variando
sus niveles de consciencia y la experimentación de diversas emociones según la especie.
Argumentamos que los animales son capaces de tener algún entendimiento sobre su
entorno y responder a partir de allí con determinados comportamientos, así como que son
capaces de experimentar emociones, sean estas primarias o secundarias, y ya sea que las
expresen o no. Consideramos el estudio de los procesos cerebrales muy importantes en el
estudio de la materia debido a la incapacidad de comunicación de la especie humana con
las demás especies.