Radio Novela Las Desheredadas

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Radio Novela Las Desheredadas

(Las acotaciones se encierran entre corchetes)

 [Música de fondo]

Narrador- El barco surcaba plácidamente las aguas cristalinas de la bahía, la sirena


de la embarcación anunciaba su llegada al puerto, los pasajeros se apresuraban a
preparar sus maletas para bajar a puerto.

[Se introducen sonidos de sirena de barco]

Narrador- El barco se deslizaba suavemente por las aguas hasta llegar al muelle,
los viajeros se aprestaban a descender. Entre ellos se destacaban una hermosa
joven de larga cabellera lacia dorada como el sol, así como una joven hermosa de
una larga cabellera negra, quienes veían impacientes entre la multitud que
esperaba en el muelle buscando a alguien con la vista…

[se escuchan sonidos de gente caminado]

Virginia- ¡Mira! ¡Ahí está¡

Narrador- Expresó la joven de cabellos largos de color dorado.

Karla– ¿Dónde?

Narrador– Expresó la joven de cabellera negra, buscando con la mirada por todos
lados.

Virginia.- Ahí, mira a tu derecha a unos 20 metros de la escalinata, junto al coche


negro ¿lo ves?

Karla.- ya lo veo, el que está vestido de blanco con un sombrero blanco.

Virginia.- Sí, es él.

Narrador– Ambas jóvenes habían divisado desde lo lejos al hombre que las
esperaba en el puerto para conducirlas a su casa, una mansión ubicada no muy
lejos de la playa y del puerto al que acababan de arribar. Las dos jóvenes
descendieron por la escalerilla del barco hacia el muelle, para encontrarse con el
hombre que las conduciría a la mansión propiedad de su abuelo, quien les
esperaba con ansia desde hacía ya varios días.
¡Buenas tardes! – Espetó el hombre vestido de negro, quien las conduciría en el
coche de color negro- un elegante automóvil antiguo del cual este hombre era el
chofer enviado por su abuelo para recogerlas.

¡Hola buenas tardes! -Expresaron con alegría ambas al saludar a Joffre, el viejo
chofer de su abuelo a quien ellas conocían desde pequeñas, y a quien estimaban
como de la familia.-

[Se introduce sonido del motor del vehículo]

Narrador– Ambas jóvenes se dirigen en el coche negro a la mansión de su


abuelo…

Virginia– ¿cómo crees que reaccione el abuelo cuando se entere?

Karla – ¡no lo sé! Pero no creo que se ponga contento, ya sabes cómo es él.

Virginia– Pero de viste avisarle antes ¿no lo crees?

Karla – Sí, pero no pude hacerlo antes, tú sabes que todo fue apresurado.

Virginia– Pero al menos debiste enviarle una carta o algo para prevenirlo.

Karla – Lo hecho, hecho está, ahora tendré que decirle todo de una sola vez, y
rezar porque no suceda nada malo ya sabes cómo es de carácter.

Narrador– En lo que ambas mujeres platicaban el vehículo ya se acercaba a su


destino, el chofer tocó el claxon para que le abrieran la reja y poder entrar al
amplio jardín que antecedía a la mansión.

[Se escucha que el vehículo detiene su marcha]

Narrador- El vehículo detiene su marcha estacionándose frente a la puerta de la


mansión, en donde un hombre anciano de cabellos blancos, vestido de blanco con
sombrero se acerca caminando lentamente apoyándose en un bastón.

Anciano– hola mis queridas nietas. ¡Cuánto tiempo sin verlas!

Virginia– ¿cuándo le dirás? -preguntó casi susurrándole al oído Virginia a Karla-

Karla – En cuanto pueda, pero no ahora, esperaré a que haya un momento


adecuado.
Virginia– ¿Un momento adecuado? ¿Qué momento es ese? Sabes que el abuelo te
desheredará si se entera de que te casaste con Alfredo, a pesar de que él te lo
prohibió.

Karla – Sí, losé, pero espero que acepte el hecho con el tiempo y sea comprensivo.

Virginia– Sabes que el abuelo no es comprensivo, es un anciano cascarrabias y


testarudo.

[Se introduce música mientras el narrador describe]

Narrador- Ambas jóvenes eran nietas y únicas herederas del acaudalado millonario


Carl Von Hamilton, importante naviero y comerciante de ultramar. Quien además
de su importante fortuna, era afamado por su severidad, carácter enérgico y cruel,
para con quienes le contravenían. Y la mayor de las jóvenes, su nieta Karla, se había
casado en secreto con Alfredo Ferreti Langoste, un abogado recién graduado, que
venía de una pobre familia del norte de Italia, y que había migrado a varios países
en busca de mejores oportunidades, y que era considerado por el anciano abuelo
de las jóvenes, como un “escalador social” y embustero, a quien el anciano
millonario había despedido hacia tres meses por cortejara su nieta, acusándolo de
malversación de fondos de una de sus empresas en donde el joven trabajaba.

El anciano millonario las había enviado a estudiar a un colegio privado en el


extranjero, para mantenerlas alejadas de los muchos pretendientes “miserables”
(como él les llamaba), a todos los hombres no millonarios que se acercaban a sus
nietas, incluyendo al recién despedido Alfredo. Y tras comenzar las vacaciones
había dispuesto que sus dos únicas nietas, tomaran un trasatlántico por todo el
Mediterráneo, el cual acababa de llegar. Lo que no sabía Carl Von Hamilton era que
Karla su nieta mayor, había desobedecido y se había casado en secreto con Alfredo
Ferreti, aprovechando una de las paradas que hiso el trasatlántico cuando habían
pasado por Italia, y que la joven esperaba un hijo de él, desde hacía al menos un
mes, lo cual era suficiente para que el viejo cascarrabias la desheredara, el cual era
el temor de la joven quien apenas contaba con 19 años en ese momento y aun no
terminaba sus estudios…

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