Cap. V
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Cap. V
I. Introducción
1 Viehweg no fue un autor prolífico, habiendo además cultivado en sus trabajos, ex profeso, la
virtud de la brevedad. Como recuerda Trappe, Paul (“Theodor Viehweg”, Anales de Filosofía
Jurídica y Social, Santiago de Chile, 1988, p. 276), éste gustaba decir “poco, pero bien pensado.
Primero pensar –luego escribir-; repensar –dejar pasar un tiempo-; escribir de nuevo, reduciendo
al mínimo, a menos de la mitad”. Su clásica obra es Topik und Jurisprudenz, Beck, 1952, con
permanentes reediciones. Este trabajo ha sido traducido al castellano, según ya se refirió, por
Luis Díez-Picazo bajo el título Tópica y Jurisprudencia (Taurus, Madrid, 1964, con Prólogo de E.
García de Enterría). Existe una reimpresión de 1986, por la que en lo sucesivo cito, bajo la
abreviatura Tópica. A su vez, Jorge M. Seña tradujo (revisión de Ernesto Garzón Valdés y Ruth
Zimmerling) un importante conjunto de artículos del autor en relación a este asunto y que recibió
el título de Tópica y Filosofía del Derecho, Gedisa, Barcelona, 1991, con observación preliminar
de E. Garzón Valdés. En lo sucesivo, cito este trabajo bajo la abreviatura T y F. En lengua
castellana y a partir del aporte de Viehweg, han reflexionado sobre el pensamiento tópico, entre
otros, Francisco Puy, Tópica Jurídica, Paredes S.A., Santiago de Compostela, 1984; Juan
Antonio García Amado, Teorías de la Tópica Jurídica, Universidad de Oviedo-Civitas S.A.,
Madrid, 1988 y Manuel Atienza, Las razones del derecho. Teorías de la argumentación jurídico,
Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993.
tópica jurídica (IV). Cierran estas páginas una breve valoración de
conjunto de la obra del profesor alemán.
Nicomáco, 1104 a 1-5, “todo lo que se diga de la acción debe ser expuesto de modo
general y no dicho con rigurosa precisión” (de la versión de J. Tricot, Vrin, París, 1983).
6 Viehweg, “Sobre el desarrollo contemporáneo de la tópica” en T. y F., pp. 181-182.
7 Ibid., p. 176.
contexto social, es decir, de su contexto de influencia” 8. De ahí que
“parece aconsejable tomar como punto de partida el diálogo, es decir, las
acciones linguísticas de interconexión de la argumentación en una
situación comunicativa; con otras palabras, comenzar con la pragmática”.
Lo contrario, añade Viehweg, importaría incurrir en una “simplificación
ilícita”, toda vez que, al omitirse un aspecto fundamental del proceso de
comprensión de lo jurídico, dicha ausencia dificultaría obtener una
fundamentación completa del problema a resolver 9.
Ahora bien: ¿de qué manera actúa la tópica a fin de lograr tal
propósito? Es aquí donde entran en escena los tópicos. La tópica, en
efecto, consiste en un conjunto de tópicos (lugares comunes; criterios o
regulae, diría el derecho romano). Se trata, pues, de argumentos y, más
propiamente, de “fórmulas de búsqueda” 15; de “directivas
argumentativas”16 típicas de cada ámbito científico.
De este modo, los tópicos actúan como “posibilidades de
orientación del problema” 17, razón por la cual, como se ocupa
permanentemente de recordarlo el autor, resultan meramente
funcionales: según el supuesto de que se trate, el tópico será o no
adecuado, y ello, como es natural, se modifica caso a caso 18. En este
horizonte, es claro que carecen de utilidad para largas cadenas de
razonamiento, ya que su empleo sólo es adecuado para conclusiones
cortas: ellos ayudan a resolver un asunto concreto (este caso), el cual,
necesariamente, posee ciertas y determinadas peculiaridades que sólo
13 Tópica, p. 55.
14 Ibid., p. 54.
15 T. y F., nota 6, p. 180.
16 T. y F., nota 8, p. 189.
17 Tópica, p. 60.
18 Ibid., p. 61
de modo excepcional son extensibles a otros. Y es por tal motivo que han
de ubicarse en el ámbito de lo verosímil; de lo probable; de lo plausible,
en fin, de lo razonable 19. Como enseña Viehweg, los tópicos “funcionan
en el lenguaje como avisos operativos, como fórmulas detectoras,
estímulos mentales, incitaciones creativas, propuestas de entendimiento,
directrices lingüísticas para la acción, etcétera” 20. El autor ejemplifica el
tema cuando expresa que “quizás el trabajo mental que los topoi abren y
guían puede aclararse de alguna manera reformulándolos como
invitaciones. Por ejemplo: ‘Mira si se dan p. q. [...]’, ‘Piensa que r. no está
dada [...]’, ‘Recuerda caso similares. [...]”. Y añade: “como cualquiera lo
sabe, los comentarios y los libros de instrucciones jurídicas están llenos
de los correspondientes topoi. Ellos y las discusiones con ellos, así como
también su permanentemente renovada oferta (de una edición a otra de
estos comentarios), ponen suficientemente de manifiesto, también al
lego, el aire de familia que existe entre la jurisprudencia y la retórica” 21.
Ellos son, en efecto, la fuente de abastecimiento de los dialogantes
en torno de una disputa cualesquiera y, de esta forma, entre ellos opera
una suerte de entendimiento común: todo catálogo representa una
comunis opinio acerca de la índole de los problemas de cada ciencia y
sus posibles respuestas o las distintas perspectivas desde las que
aquellos pueden resolverse. Como expresa el autor, “los topoi son
ofrecidos, aceptados o rechazados por los hablantes que conversan o
discuten entre sí a fin de lograr una opinión compartida. De esta manera
posibilitan una creación comunicativa recíprocamente controlable” 22.
Los tópicos, pues, aluden a premisas compartidas que gozan de
una presunción de plausibilidad: son compartidas porque se asumen en
un contexto social e intelectual determinado; poseen plausibilidad porque,
de ordinario, cuentan con el respaldo de las autoridades que iluminan
todo campo de saber. Como enseña Viehweg, “lo que en la disputa ha
quedado probado en virtud de aceptación, es admisible como premisa.
Esto puede parecer muy arriesgado, pero es menos inquietante si se
tiene en cuenta que los que disputan disponen de una serie de
conocimientos que han experimentado ya una compulsa previa, y que
entre gentes razonables sólo puede contar con aceptación aquello que
parece poseer un determinado peso específico. De esta suerte, la
referencia al saber de ‘los mejores y más famosos’ se encuentra también
llena de sentido. Con la cita de un nombre se hace referencia a un
complejo de experiencias y de conocimientos humanos reconocidos, que
no contiene sólo una vaga creencia, sino que garantiza un saber en el
sentido más exigente. Con otras palabras: en el marco de lo opinable se
puede aspirar también a una efectiva inteligencia y no a una simple y
arbitraria opinión, lo que no tendría sentido y justificaría que la empresa
no se tomara en serio” 23.
19 Según lo resalta Viehweg, tal es la perspectiva de Vico, para quien, a partir de las
enseñanzas de Aristóteles y Cicerón (cfr al respecto: Tópica, pp. 31-32 y 43), la tópica
tiene como punto de partida el sentido común (actúa en el ámbito de lo verosímil, no de
lo apodíctico).
20 T. y F., nota 5, pp. 198-199.
21 Ibid., p. 199.
22 Ibid., pp. 198-199.
23 Tópica, p. 67.
C. Los tópicos jurídicos
D. Tópicos e interpretación
27Cám. Fed. San Martín, sala II, “M. M.A.”, sent. del 27/5/97, El Derecho, Buenos Aires, diario del
24/7/97, t. 173, p. 332.
Tribunal, según la declaración interpretativa efectuada al depositar dicho
instrumento internacional, garantiza la vida desde la concepción (art. 75,
inc. 22 de la Constitución Nacional)-. Por último, en cuanto a la situación
de salud involucrada, el Tribunal expresa que “sin perjuicio de la atención
médica en la unidad penitenciaria (…) es objetivo que las singularidades
del caso lo alejan de un simple embarazo”, ya que, de un lado, “el hijo por
nacer deberá recibir tratamiento en base a AZT durante seis semanas y
luego seguimiento estricto médico” y, de otro, “la permanencia en un
ambiente adecuado mejoran las condiciones de la embarazada, más aun
en el caso de pacientes infectados por HIV”, tal y como surge del informe
del ministerio de Salud y Acción Social. En tales condiciones, si bien
rechaza la excarcelación, ordena el arresto domiciliario en el hogar de
una hermana hasta que dé a luz a su hijo y que éste alcance los seis
meses de edad28.
E. Tópicos y sistema
V. Conclusiones
36 T. y F., nota 2, p. 125. Esta última es, por cierto, la clarividente solución legal
diseñada por Vélez Sásrsfield al añadir, a continuación del citado art. 15 del Código Civil,
el 16.
37 Ibid., p. 127.
38 Ibid., loc. cit. Semejante parece ser la posición de Wróblewski, J., Constitución y teoría
general de la interpretación jurídica, Civitas, 1985 (del inglés por Arantxa Azurza), pp.
88-89.
respuestas satisfactorias (en definitiva, “justas”) a las diversas
alternativas que plantea la vida social.
En efecto; una ciencia estructurada sobre argumentos; puntos de
vistas o máximas elaboradas a partir de cada situación concreta y
fundamentalmente válidas en función de esas singulares circunstancias
no puede, pues, predicar un concepto definido y definitivo del Derecho (y
por cierto, de la Justicia). Éstos, por el contrario, se forjan en cada
proceso jurídico, atendiendo a la originalidad y riqueza inagotable de
cada problema, aunque en diálogo vivo con la gran tradición cultural que
suministra todo sistema, el cual, empero, siempre ha de estar presto a
revisar sus premisas o a incorporar otras nuevas. Y a este respecto,
corresponde poner de resalto, al igual que lo señalado por A. Kaufmann;
Gregorio Robles o Manuel Atienza 39, que cuando se habla de “proceso
jurídico” no se alude, como de ordinario suele ser entendido por quienes
han llamado la atención acerca del carácter práctico del derecho
(incluido, en cierto modo, el propio Viehweg), exclusivamente al proceso
judicial, sino que aquél comprende, además, al proceso legislativo y, por
cierto, la propia labor doctrinaria. En definitiva: la dialógica es la
característica fundamental de toda la ciencia del derecho.
humanos como su última ratio”, en la obra citada en la nota 35, pp. 15-37 y el “El
derecho natural, como núcleo de racionalidad de la realidad jurídica”, en Renato Rabbi-
Baldi Cabanillas (coord), Las razones del derecho natural, Ábaco de R. Depalma,
Buenos Aires, 2°, 2008, pp. 197-219.