La Suegra de Pedro

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La suegra de Pedro - Mateo 8:14-

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Serie:   Los milagros de Jesús   
Autor: Roberto Estévez
Email: [email protected]

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La suegra de Pedro (Mt 8:14-17)
De muchos personajes en la Biblia no sabemos nada de sus
familiares. No hay ningún versículo que nos diga que Pedro
tenía una esposa pero sí nos dice que tenía una suegra, así
que podemos concluir que también tenía una esposa. A
pesar de que el relato es muy breve, los tres Evangelios
sinópticos lo mencionan. De acuerdo con el Evangelio de
Mateo este milagro sucede inmediatamente después que la
curación del siervo de aquel centurión que dijo: "Señor yo
no soy digno que entres debajo de mi techo".

Comencemos con (Mt 8:14): "Entró Jesús en la casa de


Pedro, y vio que su suegra estaba postrada en cama con
fiebre". No sabemos si la suegra vivía con su yerno o si
había ido a pasar con sus familiares por unos días al
encontrarse enferma. Para mí es hermoso el hecho de que
Jesús va a la casa de Pedro. Él fue a la casa de Simón el
leproso y hubo allí enseñanza. Él fue a la casa de Zaqueo y
allí hubo salvación.

Marcos nos agrega que también era la casa de Andrés, y que


vinieron con Jacobo y Juan. También allí parece que la visita
fue inesperada. Lo primero que hacen es hablarle a Jesús de
la enferma. El médico Lucas nos dice que era una gran
fiebre. No era que tenía 37,5 grados de fiebre, sino que
probablemente tenía unos 41 ó 42 grados centígrados de
fiebre.

Todo lo que sabemos es que estaba postrada en cama. Dado


que tenía fiebre, suponemos que muy probablemente tenía
un problema infeccioso debido a una bacteria o un virus.
Pudo haber sido una neumonía o una infección del tracto
urinario. La posibilidad de que la fiebre alta fuera debida a
malaria (paludismo) no puede ser excluida. Yo no creo que
se tratara tan sólo de una gripe o un resfrío debido a la
seriedad de las palabras de Lucas que nos da la sensación
que muchos estaban muy preocupados. Sin duda que debido
a su condición no podía hacer ninguna actividad. El texto
nos dice: "y le rogaron por ella".

Hoy en día la fiebre nos alerta de que hay algo anormal en


la persona. En general es debido a una infección. Durante el
estado febril hay cambios importantes en el metabolismo.
Por ejemplo, la frecuencia del corazón (o el pulso que
podemos palpar), se acelera 16 latidos por cada grado de
aumento de la temperatura. Pero no es sólo el corazón sino
todo el organismo el que es afectado por la alta
temperatura. Cuando ésta llega a cierto nivel, la persona
puede empezar a delirar o aun a tener convulsiones.

Lucas nos dice: "E inclinándose hacia ella, reprendió a la


fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante les
servía". Si combinamos la narración de Lucas y la de
Marcos, nos damos cuenta de que Jesucristo hizo cuatro
cosas. En primer lugar se acercó, luego se inclinó, después
la tocó, y por último la levantó. Como médico me imagino la
escena muy bien. Jesucristo se inclina sobre ella como para
poder realmente acercarse y escuchar su voz que
probablemente era tenue. Muchos de nosotros hemos visto
esas pinturas famosas del médico de pie a cierta distancia
del paciente con fiebre amarilla. Pero Jesucristo nunca le
tuvo miedo al contagio. Él se inclinó a ella, la tocó y la
levantó, e inmediatamente la fiebre la dejó. Observemos lo
que hizo ella inmediatamente después que fue sanada: "ella
se levantó y comenzó a servirle". Yo no creo que ella
adquiriera de súbito algo que no tenía. Pienso que ella era
una de esas personas a las que les gusta servir a otras y
cuando experimenta la bendición de la sanidad hecha por el
Maestro, está pronta a demostrar su agradecimiento
sirviendo.

No puedo menos que contemplar la escena. Allí tirada sobre


el lecho está una mujer muy enferma; viene Jesús de
Nazaret, aquel que es Dios manifestado en carne, y se
inclina sobre ella y le toma la mano que está ardiendo con la
fiebre. Jesucristo sin duda mira a esta pobre enferma y
reprende la fiebre. La ayuda a incorporarse, ella queda sana,
y termina sirviéndoles. ¡Qué cambio profundo hizo Jesucristo
en esta mujer! De estar en la cama sin fuerzas y consumida
por la fiebre ahora les estaba sirviendo. Sin duda que ella
escucha lo que el Mesías habla. Seguramente que Pedro le
había hablado a su suegra de Jesucristo. Después de todo,
como buena suegra, quizás no le habrá causado gracia
cuando Pedro le dijo que iba a dejar su negocio de toda su
vida para seguir a Jesús de Nazaret. ¿Quién y cómo
proveería luego para el sostén de la familia? Pero después
de su milagrosa curación, ella comenzaría a darse cuenta de
las razones de su yerno para dejarlo todo y seguir a
Jesucristo.

Vuelvo a pensar en estas palabras tan preciosas: "les


servía". También se puede traducir: "ella les ministraba o les
ofrecía su ministerio o diaconado", pues esta es la palabra
griega "diakoneo" de donde tenemos la palabra diácono.
¡Qué precioso es cuando tenemos el deseo de servir o
ministrar al Señor!
Debemos destacar que el Señor no necesita nuestro
ministerio en la manera que yo si necesito, por ejemplo, el
ministerio de las personas que trabajan en el procesamiento
del agua potable que consumimos o la energía eléctrica que
usamos. Vemos el ministerio en relación con la persona del
Señor Jesucristo tras la tentación en el desierto en (Mt
4:11): "Entonces el diablo le dejó, y he aquí, los ángeles
vinieron y le servían". Vemos el ministerio en relación con el
servicio y la actuación de Jesucristo en (Mt 20:28): "De la
misma manera, el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos".
En (Lc 10:40) se utiliza esta palabra en la situación entre
Marta y María cuando la primera dice en esa porción tan
conocida de todos: "Señor, ¿no te importa que mi hermana
me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude".
En (Lc 22:26) lo tenemos en relación con la nueva
enseñanza que el Señor Jesús ha traído. Leemos: "Pero
entre vosotros no será así. Más bien, el que entre vosotros
sea el importante, sea como el más nuevo; y el que es
dirigente, como el que sirve"; y luego agrega: "Sin embargo,
yo estoy en medio de vosotros como el que sirve".

Temas para predicadores


La fiebre de la suegra.
El toque del Señor Jesucristo.
Cuando el Señor Jesús se inclina sobre nosotros.
Hogares en los Evangelios (Pedro, Lázaro, Zaqueo, Simón, Juan
y Jacobo).

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