Una Sola Salud COVID 19
Una Sola Salud COVID 19
Una Sola Salud COVID 19
CUCBA
COVID 19
Una Salud
Equipo: 3
A1
Covid 19 “Una Salud”
Los CoV son virus formados por una única cadena de ARN de polaridad positiva con
una apariencia de corona bajo un microscopio electrónico debido a la presencia de
glucoproteínas de pico en la envoltura. El SARS-CoV-2 pertenece a la categoría
beta CoVs en el mismo subgénero que el virus del síndrome respiratorio agudo
severo (SARS), así como varios coronavirus de murciélago.
Una persona puede contraer la COVID‑19 por contacto con otra que esté infectada
por el virus. La enfermedad se propaga principalmente de persona a persona a
través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o la boca de una persona
infectada al toser, estornudar o hablar.
Estas gotículas pueden caer sobre los objetos y superficies que rodean a la
persona, como mesas, pomos y barandillas, de modo que otras personas pueden
infectarse si tocan esos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la
boca. Por ello es importante lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o
con un desinfectante a base de alcohol.
Para determinar la presencia de infección por COVID-19 los médicos pueden tomar
una muestra de nariz y garganta (nasofaríngea) o de sangre. Las pruebas
laboratoriales que se realizan son dos:
Las enfermedades emergentes son aquellas que afectan por primera vez a
determinada especie animal o área geográfica, o aquellas originadas por patógenos
recientemente identificados en animales domésticos o en el hombre, probablemente
a causa del salto interespecie a partir de la fauna silvestre. Durante las últimas
décadas, es notable que cada año aparecen como promedio cinco nuevas
enfermedades; el 75 % de ellas son zoonosis, resultado de cambios antropogénicos
y demográficos con impactos negativos en el desarrollo económico humano.
La COVID-19, zoonosis emergente a finales de 2019 es ocasionada por
SARS-CoV-2, un nuevo coronavirus similar a otros identificados previamente en
murciélagos. La rápida expansión de la COVID-19 a nivel global determinó que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la enfermedad como una
Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, para cuyo
enfrentamiento es necesario el enfoque intersectorial.
Referente a ‘’una salud’’, el brote del covid 19 no solo causó que miles y millones de
personas se contagiaran y muchos murieran. También detuvo al mundo, su
economía se vio afectada a tal punto de que muchos países entraron en crisis. La
pandemia impactó significativamente tanto en la producción como en el consumo de
productos agrícolas. Por un lado, la demanda reduce la seguridad alimentaria,
debido a la caída del empleo y los ingresos por salarios. De esta forma, afectó la
salud de las personas de múltiples formas, ya sea directamente al infectarse o
indirectamente por las carencias que sufrieron por las crisis económicas al perder
sus trabajos.
La pandemia de la Covid-19 la cual es una crisis de salud pública humana fue
resultado de un virus con posible origen animal, de tal caso se ha destacado el
concepto “una sola salud” ya que se tienen que afrontar los riesgos sanitarios
mundiales. El SARS-CoV-2, la tuberculosis y varios virus de la influenza, entre otros,
pueden causar daños o ser mortales para numerosas especies animales.
Los gorilas y los chimpancés en referencia a su parecido genético con el ser
humano, son particularmente más susceptibles a las enfermedades humanas y
tanto ellos como otras especies deben recibir una atención adecuada por parte de
los servicios veterinarios y las autoridades responsables de los animales silvestres
para no ocasionar que se propaguen más las enfermedades y en este caso combatir
juntos el covid 19.
Solo reconociendo que nuestra salud y bienestar están íntimamente ligados a los de
la naturaleza y el planeta donde vivimos podremos proteger a nuestra especie de
los efectos más nefastos de futuras pandemias.
Hablando del covid 19, el aumento de los viajes internacionales provocó que el virus
se propagara rápidamente por todo el mundo, el mayor contacto con animales
salvajes y domésticos hace que las posibilidades de que las enfermedades de los
animales pasen a las personas sean mayores.
Los gobiernos han actuado de forma urgente, estableciendo medidas de contención
para evitar la propagación del virus. La legislación ambiental y social en conjunto
con las políticas de salvaguardias pueden servir de guía a los gobiernos sobre cómo
asegurar la protección del medio ambiente y de la sociedad en estos tiempos
difíciles.
Actualmente, los avances tecnológicos llevan asociados gran cantidad de datos que
aportan información clave para la evaluación y mitigación de los riesgos ambientales
y sociales.
Analizar estos datos puede arrojar luz sobre el comportamiento humano en
determinada situación y, por tanto, también del comportamiento de los agentes
infecciosos: vías de contagio más comunes, velocidad de proliferación, población
más vulnerable o hábitos culturales que abren puertas al contagio.
Empleando fuentes de datos a tiempo real, como pueden ser las redes sociales,
combinadas con otras fuentes de información ambiental y social, como datos
históricos o rastreo satelital, se pueden proporcionar mapas de calor o dinámicos de
riesgos de enfermedades infecciosas donde poder establecer la alerta temprana y
analizar la situación según su localización. Si bien trabajar en la epidemiología
espacial ya era necesario antes, se acentúa en el contexto reinante del Covid-19.
Aunque todavía hay mucho debate científico, está comprobado que la alteración del
equilibrio de los sistemas naturales por destrucción directa de hábitats, pérdida de
biodiversidad, tráfico de especies, intensificación agrícola y ganadera, y los efectos
amplificadores del cambio climático, aumentan notablemente el riesgo de aparición
de enfermedades infecciosas transmisibles al ser humano. La solución pasa por
frenar la extinción, mantener la integridad de los ecosistemas, reducir nuestra huella
ecológica, luchar contra el cambio climático y asumir que nuestra salud depende de
la salud del planeta.
En el actual contexto de crisis sanitaria global provocada por el coronavirus, la
prioridad es detener la expansión del virus y luchar con todos los medios posibles
para salvar todas las vidas humanas posibles.
● La destrucción de bosques debido a las talas, la minería, la construcción de
carreteras, las urbanizaciones y el aumento de la población, no solo provoca
desaparición de especies sino también que las personas tengan un contacto
más directo con especies de animales con las que nunca habían tenido
contacto, y con ello a las enfermedades que puedan albergar.
● El tráfico de especies, su consumo y contacto directo con restos de
animales silvestres, expone a los humanos al contacto con virus u otros
patógenos de los que esos animales pueden ser un huésped o vector. El
pangolín, la víctima más afectada del mundo por el tráfico de especies,
podría ser el vector que ha desencadenado la actual pandemia, al
consumirse en China y otros mercados asiáticos.
● La intensificación agrícola y ganadera provoca destrucción de hábitats y
pérdida de biodiversidad, de manera que es también un factor importante en
la propagación de zoonosis.
● El cambio climático está amplificando las principales amenazas que afectan
a la biodiversidad y favorece la expansión de virus y bacterias, o de sus
vectores, debido a su preferencia por ambientes húmedos y cálidos,
facilitando la aparición de determinadas especies en nuevas áreas donde
pueden llevar enfermedades antes desconocidas o desaparecidas.
Sin duda alguna, la pandemia nos ha dado la oportunidad de entender lo grave que
una pandemia puede ser en la actualidad y nos deja muy en claro que el mundo no
está listo para una nueva pandemia como la del COVID 19. Esta pandemia nos ha
dejado vulnerables, y sobre todo nos permitió identificar las deficiencias que el
mundo presenta ante una situación de esta magnitud, por ejemplo gracias a esta
pandemia el mundo pudo percatarse de que algunos países presentan una
deficiencia ante un correcto actuar frente a una pandemia o a un problema sanitario.
Para la OIE queda claro que existe una falta de atención a la gestión sanitaria de la
fauna silvestre y que no existe una integración adecuada entre las estrategias de
sanidad animal y de “Una salud” a todos los niveles.