COVID

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VIRUS COVID 19

11B SHARIC MONTERO PADILLA

INSTITUCION EDUCATIVA DISTRITAL LOS LAURELES

2022
INTRODUCCION
COVID-19 paraliza al mundo al empezar 2020. Por otro lado, la
desinformación y/o la mala información alrededor del virus es abundante
y dinámica. Desde el inicio del brote del virus SARS-CoV-2 en Wuhan,
China se ha discutido una gran cantidad de información acerca del
origen del virus. Una de las que llama más la atención es la “teoría del
complot”, que propone al hombre como el creador del virus con un
objetivo macabro. Hoy, gracias a la química, a la bioquímica y a las
ciencias computacionales sabemos con bastante certeza cómo se
originó el virus, salvo por algunos detalles menores. En esta revisión se
describen dos características de la proteína spike del virus SARS-CoV-
2 que le sirven para establecer el primer contacto y la entrada a las
células de humano, y que le sirvió a la comunidad científica para
estudiar el parentesco y la filogenia del virus y así definir su origen.

CIENTÍFICOS CONFIRMAN QUE SU ORIGEN ES NATURAL


Gracias al análisis, coordinado por especialistas estadounidenses de
Scripps Research, de los datos públicos de la secuencia del genoma del
SARS-CoV-2 y los virus relacionados, se puede asegurar que no se ha
producido en laboratorio, ni ha sido diseñado de otras formas.
Sencillamente, tiene un origen natural
Al igual que cuando se determinó, en los años ochenta del siglo pasado,
que el virus de la inmunodeficiencia humana VIH, que causa el sida, no
había sido producido en ningún laboratorio, ahora un equipo
multinacional de científicos llega a la conclusión de que el coronavirus
SARS-CoV-2, que causa COVID-19, tuvo su origen en la ciudad china
de Wuhan, a finales del año pasado, producto de la evolución natural.
En el análisis de los datos públicos de la secuencia del genoma del
SARS-CoV-2 y los virus relacionados, los investigadores no
encontraron evidencia de que el coronavirus se haya producido en un
laboratorio o haya sido diseñado de otro modo, como detallan en Nature
Medicine.
Ahora y como señala Kristian Andersen, del centro de investigación
biomédico Scripps Research y miembro del equipo que ha llevado a
cabo el estudio, “al comparar los datos disponibles de la secuencia del
genoma para las cepas conocidas de coronavirus, podemos determinar
firmemente que el SARS-CoV-2 se originó a través de procesos
naturales”.

Además de Andersen, este equipo estuvo integrado por Robert F. Garry,


de la Universidad de Tulane; Edward Holmes, de la Universidad de
Sydney; Andrew Rambaut, de la Universidad de Edimburgo; y W. Ian
Lipkin, de la Universidad de Columbia.

HUÉSPED INTERMEDIO ENTRE MURCIÉLAGOS Y PERSONAS


A partir de su análisis de secuenciación genómica, Andersen y su
equipo analizaron los orígenes más probables para el SARS-CoV-2,
siguiendo dos escenarios posibles.
Los investigadores propusieron a los murciélagos como el reservorio
más probable para el SARS-CoV-2, ya que es muy similar a un
coronavirus de murciélago. Sin embargo, no hay casos documentados
de transmisión directa murciélago-persona, lo que sugiere que,
probablemente, pudo haber un huésped intermedio entre murciélagos y
humanos.

En este escenario, las dos características distintivas de la proteína


espiga del SARS-CoV-2, la porción RBD que se une a las células y el
sitio de escisión que abre el virus, habrían evolucionado a su estado
actual antes de infectar a personas.

En este caso, la epidemia actual probablemente surgiría rápidamente


tan pronto como los humanos se infectaran, ya que el virus ya habría
desarrollado las características que lo hacen patógeno y capaz de
propagarse entre personas.
EVOLUCIÓN DE COVID-19 EN HUMANOS
En el otro escenario propuesto, una versión no patógena del virus habría
saltado de un huésped animal a humanos y, luego, evolucionado a su
estado patógeno actual dentro de la población humana. Por ejemplo,
algunos coronavirus de pangolines, mamíferos tipo armadillo que se
encuentran en Asia y África, tienen una estructura RBD muy similar a la
del SARS-CoV-2.

Un coronavirus de un pangolín podría haberse transmitido a un humano,


ya sea directamente o a través de un huésped intermedio, como civetas
o hurones.

Entonces y como explican los investigadores, la otra característica de la


proteína de espiga, el sitio de escisión, podría haber evolucionado
dentro de un huésped humano, posiblemente a través de una
circulación limitada no detectada en la población humana antes del
comienzo de la epidemia.

Encontraron que el sitio de escisión del SARS-CoV-2 parece similar a


los de cepas de gripe aviar que se ha demostrado que se transmite
fácilmente entre personas. El SARS-CoV-2 podría haber desarrollado
un sitio de escisión igual de virulento en células humanas y acelerar el
inicio de la epidemia actual, ya que el coronavirus posiblemente se
habría vuelto mucho más capaz de propagarse entre personas.

En cualquier caso, COVID-19 es producto de la evolución natural, con


lo que se pone fin a cualquier especulación sobre su origen con
ingeniería genética.
La atención a los pacientes críticos con neumonía por COVID-19
durante la pandemia ha sido el reto más importante afrontado por la
Medicina Intensiva en toda su historia. Los intensivistas, en
colaboración con muchos otros profesionales, han desplegado hasta un
300% más de camas de críticos en los hospitales, lo que ha supuesto
un reto a nivel asistencial y logístico sin precedentes. Sin embargo, han
existido muchas otras dificultades. El tratamiento de la neumonía por
Los coronavirus son la familia de virus a la que pertenece el SARS-CoV-
2, causante de la pandemia de Covid-19. Se descubrieron en la década
de los 60 pero su origen es todavía desconocido. Sus diferentes tipos
provocan distintas enfermedades, desde un resfriado hasta un cuadro
respiratorio grave (una forma grave de neumonía).

Gran parte de los coronavirus no son peligrosos y, como mucho,


producen síntomas leves. De hecho, la mayoría de las personas
contraen en algún momento de su vida un coronavirus, generalmente
durante su infancia. Aunque son más frecuentes en otoño o invierno, se
pueden adquirir en cualquier época del año.

El coronavirus debe su nombre al aspecto que tiene, ya que es muy


parecido a una corona o un halo. Se trata de un tipo de virus presente
sobre todo en los animales, pero también en los humanos.

En los últimos años se han descrito tres brotes epidémicos importantes


causados por nuevos coronavirus:

CAUSAS
Hasta hace unos años, los coronavirus se transmitían de forma limitada
entre humanos. Se desconoce el origen de estos virus, pero se sabe
que ciertos animales, como los murciélagos, actúan como reservorios.
Como en otros virus que pueden causar neumonía, cuando se
transmiten en humanos, el contagio se produce generalmente por vía
respiratoria, a través de las gotitas respiratorias y por los aerosoles que
las personas producen cuando tosen, estornudan o al hablar.

Todo parece indicar que el nuevo coronavirus, causante de la Covid-


19, también tiene una procedencia animal.

SÍNTOMAS
En general, los síntomas principales de las infecciones por coronavirus
pueden ser los siguientes. Dependerá del tipo de coronavirus y de la
gravedad de la infección:

Tos.
Cansancio, fatiga.
Fiebre.
Pérdida del sentido del olfato y del gusto.
Dolor de garganta.
Dificultad para respirar (disnea).
Dolor de cabeza.
Manifestaciones en la piel como sabañones en manos y pies (sobre todo
en niños y adolescentes) urticaria con y sin picor o eritema multiforme.
Alteraciones en palmas de las manos y en las plantas de los pies. Se
caracterizan por una sensación de ardor y rojez que, en ocasiones,
produce además descamación o la aparición de manchas
características.
Escalofríos y malestar general.
Obstrucción nasal, secreción y goteo.
Problemas del habla.
Dificultades para moverse.
Dolor muscular (mialgia).

Lengua Covid: Aumento del tamaño de la lengua y otras lesiones


linguales, como zonas depapiladas -más lisas- y, en consecuencia,
indentaciones en el borde de la lengua.

Diarrea.
El espectro clínico de este tipo de infecciones varía desde la ausencia
de síntomas hasta síntomas respiratorios leves o agudos. Esta tipología
suele cursar con tos, fiebre y dificultades respiratorias. Es frecuente que
haya neumonía y, en el caso del MERS, también se pueden registrar
síntomas gastrointestinales, en especial, diarrea.

Tal y como ocurre con el virus de la gripe, los síntomas más graves (y
la mayor mortalidad) se registran tanto en personas mayores como en
aquellos individuos con inmunodepresión o con enfermedades crónicas
como diabetes, algunos tipos de cáncer o enfermedad pulmonar
crónica. En los casos más graves pueden ocasionar insuficiencia
respiratoria.

En la pandemia de Covid-19 se ha constatado que un porcentaje muy


amplio de las personas infectadas presentan síntomas leves o son
asintomáticos. Incluso estos últimos son transmisores del virus y esa es
una de las razones de la gran expansión de la epidemia.

Prevención
Se dispone de vacunas para prevenir la infección por el coronavirus
SARS-CoV-2, que se empezaron a administrar a la población de más
riesgo a finales de 2020. Las primeras vacunas comercializadas en
Europa fueron las de la Universidad de Oxford-AstraZeneca, Pfizer-
BioNTech y Moderna, seguidas de la de Janssen.

Junto al desarrollo de fármacos y vacunas, conocer cómo se transmite


un patógeno es fundamental para establecer medidas de prevención.
Los coronavirus son virus de transmisión aérea. Se contagian por vía
respiratoria a través de las gotas que producen los portadores cuando
tosen, estornudan o hablan. Cada vez son más las evidencias científicas
de que también puede producirse una transmisión aérea del nuevo
coronavirus a través de aerosoles.

Las secreciones contienen partículas virales que pueden alcanzar a


personas cercanas o depositarse en objetos y superficies próximas. Si
alguien toca estas superficies y a continuación se lleva las manos a sus
propios ojos, nariz o boca, el patógeno encuentra una vía para entrar en
el organismo.

Se ha constatado que el coronavirus SARS-CoV-2 puede sobrevivir en


diversas superficies durante varias horas (cobre, cartón) e incluso
algunos días (plástico, acero inoxidable). No obstante, hay que tener en
cuenta que la cantidad de virus viable desciende con el tiempo y que no
siempre está presente en esas superficies en una cantidad suficiente
para provocar infección.

Con el paso del tiempo se ha podido apreciar que los contagios debidos
al contacto con superficies con presencia de virus son muy escasos,
mientras que los achacables a la acción de los aerosoles son
mayoritarios.

Gel hidroalcoholico y mascarillas


Las personas infectadas por el virus que causa el Covid-19 inicialmente
debían guardar una cuarentena de 14 días, pero este periodo se ha ido
acortando a medida que evolucionaba la pandemia. Se fueron
estableciendo diferentes periodos de aislamientos y cuarentena en
función de si se trataba de un caso confirmado, sospechoso o un
contacto estrecho. En los últimos tiempos se ha puesto punto final al
aislamiento de los casos leves y asintomáticos y se han dejado de hacer
pruebas diagnósticas con carácter general. A partir de ahora, los test se
centrarán en mayores de 60, personas inmunodeprimidas y
embarazadas, además de ámbitos vulnerables (sanitarios y
sociosanitarios), así como casos graves, en los que se focalizará la
vigilancia.

Las recomendaciones sobre el uso de mascarillas también se han ido


adaptando a la situación epidemiológica. En un principio se
aconsejaban solo a quienes estaban infectados, pero pronto se impuso
su empleo obligatorio generalizado entre la población, en espacios
públicos abiertos y cerrados. En la actualidad, cada vez son más los
países que han abandonado la obligatoriedad del cubrebocas, que en
España se ha limitado a ciertos espacios cerrados (fundamentalmente,
centros sanitarios, residencias de ancianos y transportes públicos) a
partir del 20 de abril de 2022.

Las medidas preventivas protegen especialmente a las personas


mayores y que padecen diabetes, insuficiencia renal, neumopatía
crónica o inmunodepresión, ya que tienen más riesgo de padecer
enfermedad grave en caso de infección por coronavirus.

Tipos
En los coronavirus humanos, la gravedad puede variar sustancialmente
entre un tipo y otro:

Coronavirus del resfriado


Esta variante de coronavirus corresponde a los tipos 229E y OC43, que
provocan los síntomas comunes de un resfriado, aunque en los casos
más graves también pueden ocasionar una neumonía en personas de
edad avanzada o en neonatos.

Los tipos de coronavirus 229E y OC43 causan los síntomas comunes


de un resfriado.

Los tipos de coronavirus 229E y OC43 causan los síntomas comunes


de un resfriado.

Síndrome respiratorio agudo severo (SARS)


Es una forma grave de neumonía. Provoca dificultad respiratoria y fiebre
superior a los 38 grados. El brote de 2002 se extendió por todo el
mundo, aunque su frecuencia siempre ha sido mayor en el este asiático.

Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV)


Causa graves problemas respiratorios, además de fiebre, tos y dificultad
para respirar, aunque en un primer momento puede ser asintomático.
En los casos más graves también se produce expectoración de sangre,
diarrea y vómitos. Tuvo su primer brote en el año 2012 y desde entonces
se han reportado muchos casos en Oriente Medio, aunque también ha
llegado a Europa y Estados Unidos.

Coronavirus de la Covid-19
El nuevo coronavirus, denominado SARS-CoV-2 y detectado a finales
de 2019 en China, muestra una secuencia genética que coincide con la
del SARS-CoV-1 en un 80%. Su transmisión ha sido muy superior, ha
provocado enfermedad grave a un amplio porcentaje de la población
mundial y el número de fallecimientos ha sido mucho más elevado.
Diagnóstico
Para determinar la presencia de infección por coronavirus los médicos
puede tomar una muestra de nariz y garganta (nasofaríngea) o de
sangre. Existen distintos tipos de test de diagnóstico de coronavirus.
Los más utilizados han sido la PCR y los test de antígenos.

En casos de sospecha de coronavirus se suele realizar una tomografía


de tórax para determinar los síntomas de neumonía, así como otros
análisis de coagulación de sangre, un análisis bioquímico y un conteo
sanguíneo. También se realizan pruebas de anticuerpos.

Asimismo, con el fin de contener la transmisión, se efectúa una


evaluación a aquellas personas que presentan los síntomas y que
puedan ser proclives a contraer el virus.

El control de la temperatura (con cámaras térmicas y termómetros


digitales) de las personas que llegan a un aeropuerto procedentes de
zonas afectadas fue una de las primeras medidas que se pusieron en
marcha para detectar posibles casos del Covid-19, tal y como se hizo
con los brotes anteriores. También se realizan cuestionarios a los
viajeros; en caso de sospecha, se les somete a evaluación y, en su
caso, se les traslada a centros sanitarios.

A medida que ha ido evolucionando la pandemia se han incorporado


nuevas formas de detección y diagnóstico de la enfermedad.

Tratamientos
No existe ningún tratamiento específico para el SARS-CoV-2, pero se
están investigando múltiples fármacos, solos o en combinación, así
como el empleo de plasma de pacientes que se han recuperado. Entre
otros, se estudia la utilidad de los siguientes medicamentos, que se
están administrando a los pacientes en ensayos clínicos o por uso
compasivo:

Remdesivir
Es un medicamento antiviral que se desarrolló inicialmente para la
enfermedad causada por el virus del Ébola, pero que también ha
demostrado actividad in vitro frente al SARS-CoV-2. No obstante, los
resultados de este tratamiento no han resultado todo lo satisfactorios
que se esperaba.

Ritonavir/ lopinavir
Es una combinación que habitualmente se utiliza frente al VIH. Lopinavir
inhibe unas enzimas que intervienen en el ciclo de multiplicación del
virus, mientras que ritonavir actúa como protector de lopinavir porque
se degrada muy rápidamente.

Hidroxicloroquina
El uso de hidroxicloroquina frente al nuevo coronavirus ha sido muy
polémico. La Agencia Española de Medicamentos y Productos
Sanitarios (Aemps) advierte que este medicamento "se ha mostrado
eficaz contra el SARS-CoV-2 en estudios in vitro, pero todavía no hay
evidencia científica sólida sobre su eficacia contra la Covid-19 en
humanos"

Dexametasona
La dexametasona es un corticoide que se perfila como opción para los
pecientes más graves de Covid-19, ya que podría reducir la mortalidad.

Ivermectina
Otro de los fármacos que ha creado una gran expectación por su
potencial terapéutico es la ivermectina. Un estudio publicado
recientemente en The New England Journal of Medicine revela que su
administración en pacientes con infección incipiente no reduce las
probabilidades de hospitalización por el empeoramiento de la
enfermedad.

En caso de infección por coronavirus SARS-CoV-1, MERS-CoV y


SARS-CoV-2, suele ser conveniente el ingreso hospitalario en los casos
graves. En los casos que los médicos lo consideran necesario, se
administran antivirales y otros medicamentos para reducir la inflamación
pulmonar y otras complicaciones, así como un soporte respiratorio con
oxígeno o respiración asistida; en ocasiones puede precisar
antibióticos, pero solo en caso de que existan infecciones bacterianas
sobrevenidas, es decir, sobreinfección.

Los compuestos citados se combinan con otras sustancias


antiinflamatorias o inhibidoras de los virus, así como con antibióticos
(para tratar o prevenir las infecciones secundarias por bacterias) e
inhibidores de las citoquinas.

En cuanto al tratamiento para las infecciones causadas por los


coronavirus de resfriado, los casos suelen ser leves y se superan
siguiendo los mismos pasos que con un catarro común. No es frecuente
que la infección por estos coronavirus requiera intervención médica y
simplemente con guardar reposo y beber líquidos de forma abundante
los síntomas desaparecerán a los pocos días. También se pueden
tomar analgésicos para aliviar dolores de garganta o fiebre.

Otros datos
Coronavirus y gripe
La coinfección por el SARS-CoV2 y el virus de la gripe es posible,
aunque aún no se conocen bien cuáles son los efectos de padecer las
enfermedades que provocan estos dos patógenos al mismo tiempo. La
circulación del virus gripal fue muy escasa en 2021, pero en 2022 se
están produciendo más casos y están aumentando las coinfecciones.

Pronóstico de la infección por coronavirus


La supervivencia del paciente dependerá del tipo de coronavirus
contraído:

Los coronavirus de resfriado tienen tasas muy altas de recuperación y


prácticamente todos los afectados consiguen vencer al virus a los pocos
días.

Los coronavirus del SARS también se superan en la mayoría de los


casos, aunque entre el nueve y el 12 por ciento de los casos ocasionan
la muerte del paciente. Tienen más expectativa de vida los pacientes
jóvenes, pues suelen presentar unos síntomas más leves.

La tasa de supervivencia del MERS es menos elevada, alcanzando


alrededor de un 36 por ciento en mortalidad, según especifica la
Organización Mundial de la Salud.

Dado que transmisión del SARS-CoV-2 está siendo muy superior a la


de las anteriores epidemias, el número de fallecimientos también es
mucho más elevado. La edad avanzada y las patologías crónicas
(hipertensión, enfermedad coronaria, enfermedades respiratorias,
cáncer, diabetes) son los principales factores de riesgo asociados a una
mayor gravedad y letalidad de la infección por el SARS-CoV-2. No
obstante, también se han producido casos graves y fallecimientos en
niños y jóvenes sin patologías previas.
Se han identificado síntomas relacionados con un buen o mal pronóstico
de la infección por el nuevo coronavirus. La conjunción de fiebre, tos y
falta de aire se asocia, en general, con un peor pronóstico, mientras que
la pérdida de olfato suele ser signo de una evolucón más favorable.

Por otro lado, numerosos pacientes sufren secuelas tras superar la


enfermedad y otros padecen lo que se ha denominado Covid-19
persistente. La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia
(SEMG) ha elaborado una Guía clínica para la atención al paciente con
Covid persistente.

Variantes
A pesar de que el SARS-CoV-2 no es un virus que se caracterice por su
gran capacidad de mutación, a lo largo de la actual pandemia se han
dado las condiciones para que vaya evolucionando y han surgido
variantes -alfa, beta, gamma, épsilon, delta, ómicron- que pueden
interferir, entre otras cuestiones, en la eficacia de las vacunas. La última
variante preocupante descrita ha sido ómicron, que se muestra mucho
más transmisible que el resto.

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