La Enseñanza Bíblica Cristiana Se

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La enseñanza bíblica cristiana se

encuadra dentro de la estrategia


general de Dios para salvar al hombre. Dios
ha constituido a maestros (Efesios 4:11) y a otros líderes
de la iglesia de
Cristo para que estén "aconsejando y enseñando con
toda sabiduría a todos los seres humanos, para
presentarlos a todos perfectos en él." (Col. 1:28). La
misión
de la enseñanza bíblica cristiana es esa y tiene un
fin: que los seres humanos se presenten en santidad ante el
Señor.

Sin embargo, mucho de lo que se hace con el nombre de


"enseñanza cristiana" no es más que
palabrería sin sentido que no va más lejos que el
tiempo que se
gasta en "charlar" sobre temas religiosos que no producen
santidad en nadie. Y lo que es peor, se enseña como
"educación
bíblica" simples ideas humanas que están de
moda,
añadiéndoles un ropaje cristiano. No es de
extrañar que ni los maestros y maestras saben nada de lo
que la Biblia enseña.

Es un urgente que las iglesias de Cristo reconozcan la


grave falla que están afrontando al no tener en claro
qué es lo que se pretende con nuestra enseñanza,
para qué y cómo es que vamos a enseñar la
Biblia.

Si nuestras iglesias no crecen, ni los miembros muestran


el testimonio de honestidad y
conocimiento
bíblico en sus vidas, entonces no estamos enseñando
lo que dice la Biblia. Si "no pasa nada" como resultado de
nuestra enseñanza, entonces estamos inmersos en un rotundo
fracaso. Si todo lo que hacemos es "charlar" y "platicar" en
nuestras "clases bíblicas" estamos perdiendo el tiempo
miserablemente.

Si nuestros niños y
adolescentes
no entregan sus vidas a Cristo y si nuestros adultos son unos
hipócritas llenos de inmoralidad e ignorancia de las
Escrituras, entonces nuestro sistema de
enseñanza ha fracasado estruendosamente.

Si los que no conocen a Cristo y asisten a nuestras


clases no muestran ningún interés en
arrepentirse de sus pecados y bautizarse (Hechos 2:38) ni tampoco
muestran el más mínimo interés en
profundizar en los temas bíblicos que enseñamos,
entonces no estamos haciendo nada con eso que llamamos "estudios
bíblicos".
Es necesario que todos los líderes y los maestros
y maestras tengan plena claridad de lo que realmente es la
Enseñanza Bíblica Cristiana, se capaciten y
empiecen a buscar resultados espirituales en su
enseñanza.

Objetivo general:

Enseñar los fundamentos de la Educación


Bíblica Cristiana para poner en marcha una programa de
educación eficaz en las iglesias de Cristo.

Objetivos específicos:

Tener claridad sobre la esencia de la


enseñanza bíblica cristiana.
Identificar los fines de la enseñanza
bíblica cristiana.
Reconocer los factores que influyen en el proceso de
enseñanza – aprendizaje.
Poner en marcha un programa de
educación bíblica cristiana eficaz en las
iglesias de Cristo.
2. Los fines de la enseñanza cristiana

La conversión del adulto no creyente.


Jesucristo vino para que los seres humanos "tengan vida,
y la tengan en abundancia." (Juan 10:10). Se refiere a la vida
eterna en Cristo Jesús. Todo nuestro acercamiento al
adulto no creyente tiene por finalidad lograr que éste sea
salvo. En palabras del mismo Cristo: "El que crea y sea bautizado
será salvo" (Marcos 16:16).

La entrega a Jesucristo es un cambio radical


de la persona, tanto
que en muchos textos bíblicos se lo denomina "nacer de
nuevo". Si nuestra enseñanza no está planeada para
que la gente crea y se bautice, entonces no estamos haciendo
nada.

La edificación del creyente.

El cambio radical
del creyente que se produce en el momento de la conversión
toca principalmente con aquello que lo separa de Dios. La labor
del predicador o maestro cristiano es ayudarle a la persona a ubicar
qué es lo que le está separando de Dios, qué
es lo que le impide tener una relación de santidad con
Dios. Una vez ubicado esto, la persona se arrepiente y se bautiza
para el perdón de los pecados. Por ejemplo, si lo que
separaba a la persona de Dios era el robo, la entrega a
Jesucristo hace que la persona "no robe más, sino que
trabaje" (Efesios 4:28). Pero de ahí en adelante el
mensaje del evangelio tiene que inundar todas las áreas de
la vida de la persona, no sólo aquellas que evidentemente
le impedían recibir a Cristo. Los creyentes necesitan ser
edificados espiritualmente para que "arraigados y cimentados en
amor, puedan
comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y
largo, alto y profundo es el amor de
Cristo; en fin, que conozcan ese amor que
sobrepasa nuestro conocimiento,
para que sean llenos de la plenitud de Dios." (Ef. 3:18,19). Si
fracasamos en edificar a los hermanos y hermanas de las iglesias,
la persona puede volver a antiguos pecados y llegar a quedar en
peor condición que antes de entregar su vida a Cristo. Los
líderes y maestros y maestras de las iglesias de Cristo
deben entender esto muy profundamente. Si los creyentes no son
mejores cristianos que cuando se convirtieron, si "no hay
progreso", entonces lo que sucede es que no existe una verdadera
enseñanza bíblica cristiana en la iglesia.

La preparación del niño para la


conversión.

Eso de que "niños son el futuro de la iglesia"


aparte de ser una frase muy trillada, es completamente cierto.
Dios quiere que los niños sean criados "según la
disciplina e
instrucción del Señor" (Ef. 6:4b). Uno de los
requisitos para ser anciano líder
(pastor) de la iglesia es que "sus hijos deben ser creyentes"
(Tito 1:6). Todas las clases y actividades que la iglesia
desarrolle con los niños deben ir directa o indirectamente
relacionadas con ese fin: prepararlos para la
conversión.

Si los niños y adolescentes,


no entregan sus vidas a Jesucristo a su debido tiempo, se deben
estar enseñando muchas cosas en las clases que la iglesia
les imparte. Pero hay algo que no se les está
enseñando: la palabra de Dios.

3. Qué es enseñar desde el punto de vista cristiano.

Ser cristiano es un encuentro personal con


Dios, una relación, una experiencia. Consecuentemente,
enseñar desde el punto de vista cristiano consiste en
lograr que la persona tenga una relación personal con Dios
y la mantenga toda su vida.

Para poder tener un


encuentro personal con Dios la persona debe tener fe. La fe le
llega a la persona "como resultado de oír el mensaje, y el
mensaje que se oye es la palabra de Cristo" (Romanos 10:16). A
nosotros nos corresponde enseñar el mensaje de Cristo no
sólo para que la persona se haga cristiana, como acabamos
de ver, sino también para que se mantenga cristiana. A los
que ya son cristianos se les pide que vivan "manteniendo en alto
la palabra de vida" (Fil. 2:16). En esto, el papel de la
enseñanza cristiana es claro: "Que habite en ustedes la
palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y
aconséjense unos a otros con toda sabiduría." (Col.
3:16).

Un problema de muchas iglesias es que muchos de nosotros


creemos que enseñar es verbalizar, es decir que la persona
diga en sus propias palabras lo que la Biblia enseña.
Luchamos por todos los medios para
alcanzar ese logro. Pero en realidad que la persona sepa en su
mente una enseñanza bíblica y pueda decirla
claramente en sus propias palabras no es suficiente. El cristianismo
no es tan sólo una manera de pensar, sino una manera de
vivir. Mucha gente conoce y expresa verbalmente muy bien los
principios
bíblicos, pero no los vive. Jesucristo identificó
claramente ese problema en los fariseos que él tanto
reprobó (ver Mateo 23:1-4ss). Lograr que una persona
conozca la palabra de Cristo y la exprese con claridad en sus
propias palabras es algo muy grande, pero no es
suficiente.

Otro problema es que muchos de nosotros creemos que


aunque no es suficiente conseguir que una persona conozca la
palabra de Dios y la exprese en sus propias palabras, pensamos
que la solución es que además de eso, la persona
muestre entusiasmo por lo que ha aprendido. Pero eso tampoco es
suficiente: el cristianismo
no es tan solo un estado de
ánimo pasajero, es una manera de vivir. Hay gente que la
"pasa muy bien" en su relación con la palabra de Dios,
muestra
entusiasmo con la enseñanza, pero no practica la
enseñanza. Conocer y decir con sus propias palabras los
principios
bíblicos no es suficiente. Tampoco es suficiente que la
persona "se entusiasme" con la palabra de Dios.

Sí, es superimportante que la persona conozca la


palabra de Dios, la exprese en sus propias palabras y se
entusiasme con ella. Pero no puede quedarse ahí. Hemos
realmente enseñado cuando la persona cambia su vida y vive
una experiencia permanente con Dios, una relación personal
con Dios.

Entonces, desde el punto de vista cristiano hemos


realmente enseñado cuando al enseñar la palabra de
Dios la persona logra todo esto completamente:

Conoce la palabra de Dios è Expresa en sus


propias palabras la palabra de Dios è

Se entusiasma con la palabra de Dios è 4 Logra una experiencia


personal con Dios.

Lo anterior se puede dar casi simultáneamente, si


Dios quiere. Eso pasa en muchos casos en que la gente llega a
rendir sus vidas a Cristo. Pero, como podemos ver en el cuadro
anterior, parece darse generalmente un proceso de
enseñanza – aprendizaje. Eso
es lo que vamos a estudiar en el siguiente
capítulo.

4. El proceso de enseñanza – aprendizaje

Dios hizo al ser humano. Nosotros debemos aprender


cómo es que funciona el cuerpo del ser humano para
poder ayudarle
cuando está enfermo. Eso es tarea de la medicina.

Si queremos aprender cómo es que el ser humano


aprende eso es tarea de la pedagogía.

La pedagogía nos dice que el aprendizaje es


un proceso. Por eso hablamos del proceso de enseñanza
– aprendizaje.

Conocer la palabra de dios.

Es importante tener claro que todo empieza con este


paso. La gente tiene que entrar en contacto con la palabra de
Dios. Romanos 10:14 dice: "Ahora bien, ¿cómo
oirán a aquel en quien no han creído? ¿Y
cómo creerán en aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán si no hay quien les predique?
¿Y quién predicará sin ser enviado?
Así está escrito «¡Qué hermoso
es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!»". Debe
haber alguien que enseñe la palabra de Dios y otro que
reciba la enseñanza.