Nuevos Planetas Astrologicos. Mensajeros de La Conciencia Global (Nuevos Planetas Astrológicos) (Spanish Edition)
Nuevos Planetas Astrologicos. Mensajeros de La Conciencia Global (Nuevos Planetas Astrológicos) (Spanish Edition)
Nuevos Planetas Astrologicos. Mensajeros de La Conciencia Global (Nuevos Planetas Astrológicos) (Spanish Edition)
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Introducción
La historia de la Astrología es, en gran medida, la historia de la conciencia
humana. Como astrólogos, a medida que nuestra visión se va haciendo más
amplia, más lejanos son los horizontes que podemos vislumbrar, tanto hacia
el exterior, hacia el espacio, como hacia el interior, hacia nuestra propia
conciencia.
Del mismo modo, en tiempos antiguos no existía diferencia entre
astrólogos y astrónomos, puesto que para la mente ancestral era evidente que
los fenómenos del cielo tenían una influencia sobre lo que sucedía en la
Tierra. Sólo en estos tiempos actuales el ser humano ha perdido de vista la
conexión entre lo externo y lo interno. Sólo en la actualidad los objetos nos
parecen vacíos de conciencia. Pero para la visión astrológica, todo lo que
existe, palpita de vida y de significado.
Reconocer el significado es muy necesario y bastantes personas están
volviendo sus ojos a la Astrología, ya que reconocen en ella uno de los
caminos para volver a conectar con el anima mundi, el alma del mundo.
Los acontecimientos turbulentos que nos rodean en este siglo XXI: las
crisis económicas, las epidemias, los desafíos medioambientales o los
conflictos sociales, no son más que el reflejo de una lucha que se da en el
seno de nuestra conciencia. Una batalla entre la necesidad y el miedo, entre lo
individual y lo colectivo, en nuestra ansia por integrarnos y desarrollarnos.
Innumerables libros se ocupan de los planetas más conocidos, desde
Mercurio hasta Plutón, así como de los dos luminares, el Sol y la Luna. Pero
más allá de estos territorios celestes, existe un creciente interés por aquellos
cuerpos que están siendo descubiertos por la ciencia astronómica.
El presente volumen continúa la serie que comencé con el estudio de los
asteroides recogido en el volumen “El retorno de las diosas. Asteroides en
Astrología” y que continué con el análisis de los centauros desarrollado en
“Centauros en Astrología. El valor de la transformación”.
En este tercer libro, se pretende dar un paso más allá en esta exploración de
los nuevos mundos que se mueven más allá de la órbita de Neptuno. Así, a lo
largo de las próximas páginas se analizarán diversos planetas que han sido
descubiertos en los primeros años de este siglo XXI. Se trata de nuevos
cuerpos que están entrando en nuestra conciencia y que revelan aspectos muy
precisos de nuestra conexión, tanto con nosotros mismos, como con el mundo
que nos rodea. Aquí, los planetas no son sólo elementos que revelan nuestras
potencialidades, sino que son mensajeros de la conciencia global que nos
invitan a manifestar nuestras mejores cualidades en el entorno social.
En el primer capítulo de este libro, titulado “En los confines del sistema
solar”, analizaremos cuáles son los nuevos planetas astrológicos y las
diversas categorías de cuerpos transneptunianos que se conocen en la
actualidad. Conoceremos cómo se han descubierto y qué papel ocupan dentro
del conocimiento astrológico contemporáneo.
A continuación, en la sección denominada “Mitos asociados a los planetas
transneptunianos”, estudiaremos los fundamentos mitológicos asociados a
estos cuerpos. Como se podrá comprobar, los nuevos planetas no sólo toman
sus nombres de la mitología grecolatina, como era habitual hasta ahora, sino
que adoptan denominaciones de diversas culturas a lo largo del planeta. Esto,
sin duda, amplía el campo de nuestras indagaciones y nos ayuda a asimilar
otros marcos de pensamiento que están más en consonancia con este mundo
global en el que vivimos.
En el capítulo titulado “Cómo usar los nuevos planetas astrológicos”
entraremos en la parte astrológica de esta obra, donde se darán indicaciones
generales acerca de la importancia y el empleo correcto de estos cuerpos en la
Carta Natal.
Posteriormente, se analizarán, uno a uno, los nueve planetas
transneptunianos que proponemos para este volumen. En cada caso,
estudiaremos sus datos astronómicos esenciales, la mitología sobre la que se
fundamenta su nombre y reflexionaremos sobre su simbolismo astrológico,
tal y como se puede establecer en este momento. Como es habitual en esta
serie, habrá un amplio apartado donde se analizará la posición de cada
planeta en la Carta Natal, así como indicaciones acerca de los aspectos que
puede trazar, su uso en sinastría y su relación con los eclipses.
Para finalizar, aplicaremos todo lo que hemos estudiado a un caso práctico.
Para ilustrar el análisis de los planetas transneptunianos, he escogido la Carta
Natal de Timothy Leary, un auténtico innovador en el campo de la
conciencia, además de ser un personaje socialmente controvertido.
Los nuevos planetas astrológicos plantean un reto apasionante para todos
los astrólogos del presente y del futuro. Espero que este libro contribuya al
conocimiento y al debate sobre estos fascinantes y lejanos planetas.
En los confines del sistema solar
La astrología es un arte milenario que recoge el conocimiento de seres
humanos y civilizaciones que buscaron, en el cielo, las respuestas a sus
dudas, la solución a sus problemas o el impulso a sus esperanzas.
Durante generaciones, los astrólogos del pasado se ocuparon de analizar
los movimientos de los astros que se paseaban por los cielos nocturnos. Los
planetas visibles para el ojo desprovisto de cualquier ayuda, forman un
conjunto muy bien estudiado. Desde Mercurio hasta Saturno, reciben sus
nombres de grandes dioses y diosas de la mitología romana. En torno a estos
planetas se generó toda la astrología clásica que, en líneas generales, destacó
por sus tendencias deterministas.
La invención del telescopio abrió un nuevo campo de exploración astral.
En primer lugar, se descubrieron los tres grandes planetas que orbitan más
allá de Saturno, es decir, Urano, Neptuno y Plutón. Siguiendo la tradición,
estos cuerpos recibieron el nombre de grandes dioses romanos y obligaron a
un replanteamiento de ciertos fundamentos de la interpretación astrológica,
ya que coincidieron con el auge de la psicología. Así, nos enfrentaron a la
idea de que el ser humano no es siempre un esclavo del destino, sino que
también está condicionado por poderosas fuerzas transpersonales que
influyen en él, pero sobre las que él mismo tiene también un cierto grado de
control.
Posteriormente, la mejora del telescopio abrió la puerta al descubrimiento
de otros cuerpos de menor tamaño que se sitúan entre las órbitas de los
planetas lejanos. Los asteroides más grandes fueron vistos por primera vez a
inicios del siglo XIX, y a finales del siglo XX, tanto los centauros como otros
cuerpos menores vinieron a llenar nuestras mentes con nuevos conceptos.
Estos nuevos cuerpos recibieron el nombre de divinidades o personajes
mitológicos de menor entidad que los grandes planetas, mostrando que su
interpretación astrológica debía ser entendida como un caso particular dentro
de las grandes fuerzas arquetípicas que gobiernan nuestra relación con los
planetas más importantes.
Existe una ley no escrita que indica que todo aquello que se descubre
astronómicamente tiene una correlación muy clara con la conciencia de la
humanidad que descubre esos nuevos cuerpos. A medida que nuestra mirada
interior se vuelve más enfocada hacia el conocimiento de nosotros mismos y
hacia nuestra conexión con la sociedad y el entorno natural, se descubren
nuevos cuerpos que expresan la manera en que ese conocimiento está
encajando en una nueva visión.
Así, a finales del siglo XX y en los comienzos de nuestro siglo actual, las
técnicas de detección astrofotográfica han permitido que nuevos cuerpos sean
descubiertos en regiones muy alejadas de nosotros.
En los confines del sistema solar habitan planetas que sólo ahora estamos
empezando a conocer. Cuerpos rocosos y helados que se mueven muy
lentamente en torno a nuestra estrella dominante.
Resulta muy difícil para nuestra mente entender las dimensiones del
sistema solar. De hecho, ni siquiera hay un consenso acerca de cuáles son sus
límites, que podrían estar situados entre 100 y 200 mil veces más lejos que la
distancia media de la Tierra al Sol. Como referencia, la luz del Sol podría
tardar hasta un año en llegar a esos extremos tan remotos.
Los cuerpos que analizaremos en este libro pertenecen a la categoría de los
objetos transneptunianos (también denominados TNOs, por sus siglas en
inglés). Todos estos cuerpos están ubicados más allá de la órbita de Neptuno
que, según el conocimiento astronómico contemporáneo, es el último planeta
conocido del Sistema Solar. Esto se debe a que, según las definiciones
actuales de la Unión Astronómica Internacional, Plutón no es un planeta
mayor, sino un “planeta enano”.
Como es sabido, esto no coincide con el saber astrológico, que considera a
Plutón como un planeta por derecho propio. Sea como sea, al ser éste un libro
de astrología, nos referiremos a todos los cuerpos que se estudian en este
volumen como “transneptunianos”, pero sin olvidar que Neptuno no es el
último planeta astrológico, sino el penúltimo.
Más allá de la órbita de Neptuno se extienden inmensas regiones estelares
que forman parte del Sistema Solar, pero que se hallan a una enorme
distancia del Sol.
Estas regiones transneptunianas, que son aquellas por donde se mueven los
planetas que vamos a estudiar, son: el Cinturón de Kuiper, el Disco Disperso
y la Nube de Oort. A continuación, describiremos brevemente cada región y
los cuerpos que podemos encontrar en ellas.
Cinturón de Kuiper
El cinturón de Kuiper es una región con forma de anillo que contiene gas,
polvo y objetos rocosos de mayor o menor tamaño. Este cinturón se
encuentra a una distancia de entre 30 y 55 unidades astronómicas[1].
El nombre de esta zona se debe al astrónomo Gerard Kuiper, quien
hipotetizó su existencia en 1951. Posteriores observaciones han demostrado
su presencia. Se cree que en ella no sólo orbitan algunos cuerpos de interés,
sino que es el lugar donde se originan los cometas de corto período que de
vez en cuando se acercan al Sol.
En la parte más externa de este cinturón existe una región denominada
“Acantilado de Kuiper”. Es una zona donde el número de objetos se reduce
drásticamente, lo que ha hecho suponer que más allá, puede haber un planeta
de grandes dimensiones que haya limpiado con su gravedad esta región. Ese
cuerpo hipotético recibe el nombre de Planeta X, aunque hasta la fecha no
hay ninguna prueba concluyente de su existencia.
En esta región nos encontramos con dos categorías de cuerpos, los plutinos
y los cubewanos.
Plutinos
Los plutinos son un grupo de objetos transneptunianos que orbitan en
resonancia 2:3 con Neptuno. Esto significa que Neptuno hace tres órbitas
alrededor del Sol en el mismo tiempo en que el plutino (más alejado), hace
dos. Como esta periodicidad se mantiene de forma muy precisa, se dice que
estos cuerpos “resuenan” con Neptuno, del mismo modo que al tocar la
cuerda de una guitarra, esta resuena con la cuerda que está junto a ella,
aunque vibren con distinta frecuencia.
Los plutinos ocupan la parte más interna del Cinturón de Kuiper y
representan aproximadamente el 25% del total de todos los cuerpos de dicha
zona. El más conocido de todos es, precisamente, aquel que da nombre a todo
el grupo: Plutón.
Como sabemos, Plutón ha sido bastante bien estudiado astrológicamente
desde su descubrimiento en 1930 y no se le puede considerar como un
“nuevo planeta”, motivo por el cual no se le incluye en el análisis de este
libro.
En consonancia con Plutón, los plutinos reciben nombres de deidades del
inframundo tomados de diversos ciclos mitológicos. Entre los plutinos
podemos citar a Ixión y Orco, que serán los cuerpos que analizaremos en este
volumen.
Cubewanos
Los cubewanos son cuerpos que orbitan en el Cinturón de Kuiper, mucho
más allá de la órbita de Neptuno. Se les denomina también “objetos clásicos
del Cinturón de Kuiper”.
Al estar tan alejados de la órbita de Neptuno, estos cuerpos no sufren las
influencias gravitatorias del gigante gaseoso. La consecuencia de esto es que
tienen órbitas muy estables, de forma casi circular y muy similares a las de
los planetas conocidos. De ahí su definición de objetos “clásicos”. Todos
ellos orbitan entre las 42 y las 48 unidades astronómicas.
La denominación de “cubewanos” proviene del primer cuerpo descubierto
de esta familia, el “1992 QB1”. A partir de este cuerpo, todos recibieron el
apelativo de “QB1”, que en inglés se pronuncia como “kiubiuán”. De ahí se
tomó la costumbre de llamarlos kubewans en inglés y cubewanos en español.
El origen de los cubewanos es objeto de discusión, puesto que la zona en la
que orbitan no tiene una gran densidad de materia y es difícil creer que se
hayan formado, como los planetas clásicos, por acreción (unión) de masas
dispersas. Quizás estos cuerpos se hayan generado en las cercanías del Sol y
luego hayan sido desplazados a su posición actual por causa de la migración
de Neptuno.
Estudiaremos diversos cubewanos en este libro: Makemake, Varuna,
Haumea, Quaoar y Caos.
Disco disperso
Esta región del sistema solar es la zona contigua al Cinturón de Kuiper,
solapándose con éste en una parte de su extensión. El Disco Disperso se
extiende hasta unas 460 ua. En esta zona se concentran diversos cuerpos,
conocidos como Objetos del Disco Disperso. Hasta el momento se han
localizado unos noventa objetos en esta área. Se trata de cuerpos helados, de
naturaleza rocosa o metálica.
A diferencia del Cinturón de Kuiper, que es relativamente plano, el disco
disperso es una zona más ancha, con cuerpos como Eris, que presentan una
inclinación mayor a 45 grados con respecto al plano de la eclíptica. Los
objetos que forman esta zona tienen órbitas diversas que probablemente sean
inestables. Existe la hipótesis de que estos cuerpos acaben alejándose del
sistema solar e ingresando en la Nube de Oort. El objeto más interesante de
esta zona es, precisamente, Eris, que será analizado en este libro.
Nube de Oort
La Nube de Oort es una región del sistema solar de características esféricas
que se encuentra en los confines de nuestro sistema planetario y que recibe su
nombre del astrónomo Jan Hendrik Oort. Su distancia con respecto al Sol es
de casi un año luz. Este lugar es el origen de los cometas de período largo, así
como la zona de dónde surgieron algunos centauros y ciertos cometas que
actualmente se mueven en la órbita de Júpiter. Se piensa que los objetos que
pertenecen a la nube de Oort están en un área tan alejada del Sol, que
acabarán por alejarse completamente de nuestro sistema. El objeto más
conocido de esta zona es Sedna, que también da nombre a una categoría de
cuerpos denominados “sednoides”. Aunque según algunos autores, Sedna
podría encontrarse también dentro del Disco Disperso.
La mayor parte de estos cuerpos han sido observados telescópicamente. En
algunos casos, esta observación ha permitido descubrir que algunos de ellos
poseen satélites de cierto tamaño. De todos modos, hasta ahora, ninguno de
los planetas que se mencionan en este libro ha recibido la visita de ningún
ingenio espacial humano, debido a su extrema lejanía.
Periodo
Planeta Año Región Categoría
orbital (años)
Disco
Sedna 2003 disperso Sednoide 11.400
Nube de Oort
Disco
Eris 2005 - 559
disperso
Cinturón de
Caos 1998 Cubewano 310
Kuiper
Cinturón de
Makemake 2005 Cubewano 306
Kuiper
Cinturón de
Quaoar 2002 Cubewano 289
Kuiper
Cinturón de
Haumea 2003 Cubewano 283
Kuiper
Cinturón de
Varuna 2000 Cubewano 279
Kuiper
Ixión 2001 Cinturón de Cubewano 251
Kuiper
Cinturón de
Orco 2004 Cubewano 245
Kuiper
Ciclos mitológicos
A continuación, mencionaré brevemente los ciclos mitológicos donde se
encuadran los dioses que dan nombre a los planetas transneptunianos que se
desarrollan en este libro. Conviene aclarar que existen más planetas aún por
catalogar astrológicamente y que pertenecen a otros sistemas mitológicos, por
lo que éste no es un capítulo cerrado.
Mitos grecolatinos
La mitología grecolatina es probablemente la más conocida por nosotros,
ya que está en el origen de nuestra cultura occidental.
Los mitos griegos contienen la historia de múltiples dioses y héroes, así
como tradiciones acerca de la creación del mundo, leyendas que dan origen a
los rituales populares, cuentos que intentan explicar aspectos de la naturaleza
o accidentes geográficos, relatos sobre criaturas fantásticas, etcétera.
Gran parte de los mitos griegos surgen de la tradición oral y fueron
dibujados en cerámicas o en pinturas murales. También se tallaron en formas
escultóricas o se usaron como inspiración para formar mosaicos. Poco a poco,
todas estas historias orales fueron puestas por escrito gracias a autores como
Homero, Hesíodo o Píndaro. Ellos, y otros posteriores, son la principal fuente
de nuestro conocimiento actual, así como el estudio de las obras plásticas que
se han conservado.
La cultura romana tomó gran parte de los mitos griegos. Además, los
romanos conservaron aspectos de su propia cultura madre, el pueblo etrusco,
e incorporaron los dioses y los rituales de todas aquellas tribus que
conquistaron durante su expansión. Los autores romanos contribuyeron a que
se fijara la cultura griega a través de sus escritos y son una fuente esencial
para conocer mejor estas antiguas historias. Para el estudioso de la astrología
es imprescindible conocer a fondo todo este legado cultural.
Ciclos mitológicos de la India
La cultura del subcontinente indio es una de las más antiguas, ricas e
interesantes que ha generado la humanidad.
La primera gran religión de la India fue el vedismo. Esta compleja
tradición espiritual se halla registrada en una serie de libros que conocemos
como los Vedas. En la práctica, era un sistema ritual basado en el
mantenimiento y la prolongación del dharma u orden originario de la
creación. Una casta de sacerdotes se encargaba de restablecer continuamente
el orden cósmico, conocido como rta. Por su parte, los fieles seguían
complejas normas de vida que ayudaban a mantener dicho orden espiritual,
cuya finalidad última era la perpetuación de un orden social determinado.
El período védico se desarrolló aproximadamente entre el año 1500 y el
500 antes de la Era Cristiana, y fue sustituido paulatinamente por el
hinduismo, que es una religión sincrética de tipo politeísta. Los dioses del
panteón hinduista se cuentan por miles, aunque sólo unos pocos son
realmente importantes.
Dentro de la práctica hinduista se intenta obtener la liberación espiritual
(moksha) a través de las buenas obras, la práctica ritual, el yoga, y en algunos
casos, con el abandono total de la sociedad.
Varuna es un dios que tiene su origen en la época védica y que ha sufrido
algunas transformaciones simbólicas a lo largo de la larga historia religiosa
de la India. Actualmente, da nombre a uno de los planetas transneptunianos
que estudiaremos en este volumen.
Mitos de los inuit o esquimales
Los pueblos que habitan las regiones más septentrionales del planeta tienen
también sus propios ciclos mitológicos. Estos mitos hablan de los seres de la
naturaleza, especialmente de los relacionados con el mar, que ha sido su
principal fuente de sustento.
Dentro de los mitos inuit[2], tiene una gran importancia la incorporación de
creencias chamánicas. No hay que olvidar que el chamanismo es la más
antigua forma espiritual del ser humano, basada en la capacidad que tienen
ciertas personas (los chamanes) de viajar entre este mundo y la realidad
espiritual. En estos viajes, el chamán adquiere conocimiento y poder, lucha
con enemigos y puede sanar enfermedades que afectan a los miembros de su
comunidad.
Los mitos inuit tratan temas como el origen del mundo, que para ellos
procede del agua. Hablan de la humanidad y de los animales, que para los
inuit poseen un alma propia y que sólo pueden ser cazados si el animal
accede a ello. También tienen mitos para explicar por qué el mundo es cómo
es, qué hay después de la muerte, o cómo es que el Sol y la Luna están en los
cielos. En definitiva, se trata de historias que intentan explicar la realidad.
Uno de sus mitos más importantes tiene que ver con la diosa Sedna, la
madre de todos los animales marinos, que son la fuente principal del sustento
de este pueblo. En el capítulo dedicado al planeta que lleva el nombre de esta
diosa, desarrollaremos con detalle esta leyenda.
Mitología de la costa pacífica de Norteamérica
Los pueblos que habitaban América del Norte a la llegada de los europeos
eran muy variados y tenían costumbres diversas, debido a lo extenso del
continente y a los múltiples espacios que ocupaban, tales como bosques,
pantanos, desiertos, praderas y zonas costeras.
Todos los mitos de este continente están orientados hacia la naturaleza, los
animales, el tiempo, las estaciones y los elementos. Casi todos tienen como
origen la creencia en un Gran Espíritu que abarca todo y que está en conexión
con todo. A partir de los mitos originales, se forman historias propias de cada
región, así como prácticas rituales, danzas o canciones. Estos pueblos
consumen también ciertas plantas de poder, como la datura, que será utilizada
por algunos seguidores del dios que da nombre a uno de los cuerpos
transneptunianos, Quaoar.
Mitología de Polinesia
Los mitos polinésicos son un amplio grupo de historias culturales que se
extienden por una zona muy extensa del Océano Pacífico. Toda la zona
polinésica fue poblada por navegantes que procedían de Tonga y Samoa,
navegantes que se extendieron por territorios insulares como Tahití, las
Marquesas, la Isla de Pascua, Hawái y Nueva Zelanda.
Hay ciertas historias comunes a todos los pueblos de Polinesia, pero dado
el inmenso tamaño y la insularidad de los territorios donde se extendió esta
cultura, se han generado también mitos particulares o versiones propias de los
mitos comunes. Todos ellos creían en una tierra ancestral, que era también el
lugar al que acudían las almas de los fallecidos. Esta tierra se denominaba
Hawaïki y hoy en día se supone que puede ser la isla de Formosa.
Para estos pueblos eran muy importantes las divinidades asociadas al mar y
la pesca, así como el mito clásico de la unión del cielo y la tierra. Como
muchos de los archipiélagos tienen origen volcánico, el fuego es también
relevante, siendo gobernado por la diosa Pele.
Hay dos planetas que toman su nombre de los mitos polinésicos,
Makemake, un dios creador asociado a la naturaleza, así como al uso
responsable de los recursos de la tierra y del mar, y Haumea, una diosa que
está unida al concepto del nacimiento y la perpetuación de las historias
familiares.
Cómo usar los nuevos planetas
astrológicos
Cuando nos enfrentamos a este mundo de los nuevos planetas astrológicos
nos encontramos con dos cuestiones a dilucidar. La primera tiene que ver con
qué definimos como un cuerpo “nuevo”, y la segunda, qué cuerpos, entre la
miríada de últimos descubrimientos, podemos analizar, ya que es imposible
abarcarlos todos.
El problema de cómo definimos un planeta como “nuevo” es relativamente
fácil de resolver si observamos la cronología de los descubrimientos
astronómicos. Más allá de los planetas conocidos desde antiguo (desde
Mercurio hasta Saturno), están los planetas transpersonales que sólo han
podido ser vislumbrados con ayuda del telescopio: Urano, Neptuno y Plutón.
La mejora de las condiciones tecnológicas permitió a la astronomía, entre
el siglo XIX y comienzos del XX, descubrir cuerpos más pequeños, como los
que se ubican en el cinturón de asteroides y a los que ya dediqué el primer
volumen de esta serie: “El retorno de las diosas. Asteroides en astrología”. A
finales del siglo XX, siguió el estudio de esos otros cuerpos que orbitan “a
caballo” entre dos o más órbitas planetarias y que analicé en la obra:
“Centauros en astrología. El valor de la transformación”.
Un estudio más detallado de nuestro sistema solar ha permitido a la ciencia
conocer la existencia de objetos muy lejanos que orbitan en torno a nuestro
Sol, más allá de la órbita de Neptuno. De hecho, casi todos los cuerpos que se
ubican en los confines del Sistema Solar han sido descubiertos en nuestro
siglo XXI, de manera que ha llegado el momento de estudiarlos desde el
punto de vista astrológico, incorporándolos a nuestro conocimiento.
Así que llegamos a la segunda cuestión, ¿a qué cuerpos deberíamos prestar
más atención entre todos los descubiertos? La respuesta a esta pregunta es
necesariamente personal, puesto que lo que puede parecer valioso a unos,
quizás no lo sea tanto para otros. Ahora bien, como hay que acotar el campo
de estudio, daré mis razones para elegir los planetas que se tratan en este
volumen.
Para elegir estos planetas he tenido en cuenta cuatro factores. Los dos
primeros son criterios objetivos, mientras que los dos últimos, son más
subjetivos. Estos son los cuatro criterios.
1. El planeta tiene que tener un nombre propio, establecido por la Unión
Astronómica Internacional. Conviene explicar que cada nuevo cuerpo que es
descubierto en los cielos, sea un planeta, un asteroide, un cometa, o cualquier
otro, recibe una denominación provisional en forma de un código de letras y
números. Sólo cuando el cuerpo ha sido debidamente estudiado, se le otorga
un nombre. Así, por ejemplo, el objeto “2003 VB12”, corresponde a un
planeta descubierto en el año 2003, que posteriormente ha recibido un
nombre propio: “Sedna”. La cuestión del nombre propio puede parecer
menor, pero a mi juicio no lo es, ya que el nombre nos da una indicación
clara de la naturaleza de dicho cuerpo.
2. Debemos contar con unas efemérides precisas que nos permitan situar a
ese planeta, tanto una Carta Natal como por tránsito en cualquier momento
pasado, presente o futuro. Esta es una condición que no requiere mayor
explicación, puesto que, si no podemos hacer un uso astrológico del planeta,
difícilmente tendrá interés para nosotros. Esas efemérides tienen que ser
válidas para un período prolongado de tiempo, de ahí que tengamos que
excluir, por su corta vida, a los cometas.
3. Es conveniente que existan análisis astrológicos del mismo en forma de
libros publicados, o bien de artículos. Varias mentes piensan mejor que una
sola, y todos nos enriquecemos del aporte de otras personas. Ahora bien, hay
que reconocer que, por la propia novedad de estos objetos, existen pocas
fuentes de información que nos den una visión astrológica de los mismos.
Además, no todas las fuentes son de igual valor, y junto a algunos análisis
verdaderamente profundos, encontramos otros demasiado superficiales.
4. El cuerpo debe expresar un simbolismo que aporte algo novedoso al
análisis astrológico. Este es el punto más subjetivo de todos, puesto que uno
podría contentarse con los diez planetas ya conocidos y realmente no
necesitaría el aporte de los nuevos objetos que aquí describiré. Pero también
es cierto que algunos de los cuerpos recientemente descubiertos, pueden
servir para traer nueva luz a aspectos muy concretos de la Carta Natal.
Por supuesto, al incorporar estos cuerpos al análisis astrológico se corre un
riesgo, que es el de llenar nuestro mapa de nacimiento de una nube de puntos
que compliquen la tarea de análisis. Por eso, es preciso acotar no sólo el
número de objetos a analizar, sino el uso que se hace de los mismos, de
manera que no oscurezcan el simbolismo más complejo de los planetas
tradicionales.
Los nuevos planetas en la Carta Astral
La tarea de seleccionar qué cuerpos, dentro de los que describirán a
continuación, son realmente importantes para cada Carta concreta, podría ser
bastante ardua, pero se puede simplificar siguiendo unas pautas muy claras.
Lo más importante, desde mi punto de vista, es que el planeta en cuestión
haga aspecto a alguno de nuestros cuerpos natales o a alguno de los ángulos
de la Carta. Estos aspectos deberían ser muy estrechos en su orbe (menos de
cinco grados de separación), y no deberían ir más allá de la conjunción o la
oposición.
Quizás algunas personas vean este criterio demasiado restrictivo. A fin de
cuentas, un nuevo conjunto de planetas con los que curiosear, es un manjar
muy apetitoso para cualquiera. A los astrólogos nos gustan los retos mentales
y disfrutamos intentando demostrar cualquier teoría. Pero precisamente, el
problema a la hora de incorporar estos cuerpos nuevos, consiste precisamente
en sobrecargar nuestra mente con tantas conexiones, significados y
posibilidades, que acabemos por perder de vista lo esencial de una Natalidad.
Hay que dejar claro que la posición de cualquier planeta transneptuniano
(como la de cualquier asteroide o centauro), nunca puede ser más importante
que la de los planetas que usamos de manera habitual en nuestros análisis.
Los grandes planetas contienen un simbolismo tan rico, tan profundo y tan
extenso, que ningún otro objeto se les aproxima en cuanto a interés y valor.
Los nuevos planetas son ayudantes de los grandes cuerpos ya conocidos.
Manifiestan un simbolismo muy concreto, que si bien puede ampliarse tanto
como se desee, no debe empañar el significado completo de la Carta Natal.
Por eso, en Astrología, hay que ir siempre de lo más destacado a lo menos
importante, de lo más poderoso a lo más débil, dando, a cada elemento, la
importancia que merece. Jamás un planeta transneptuniano va a invalidar el
simbolismo de cualquiera de los grandes planetas o de los ejes de la Carta.
Otra forma de abordar el análisis, que no es incompatible con la anterior,
consiste en fijarnos en aquel cuerpo que realmente nos llame la atención por
su simbolismo y desarrollar una interpretación del mismo. Con frecuencia,
los planetas que más nos interesan, son precisamente aquellos que ya vienen
marcados por aspectos poderosos a cuerpos natales o a ángulos de la Carta,
por lo que ambas formas de análisis, se unen.
Para cada uno de los cuerpos transneptunianos se ofrece un estudio
completo de su situación por casa y, cuando es conveniente, también por
signo. En el primer caso, podemos individualizar muy bien el simbolismo
concreto del planeta para cada persona. Pero cuando hacemos el análisis por
signo, y debido al lento desplazamiento de estos objetos, conviene tener en
cuenta que estamos hablando de influencias más generacionales que
personales. Estas influencias sólo serán notadas por aquellas personas que
tengan al planeta ubicado en una posición destacada en su Carta, y no por
todos los individuos. Por ese motivo, debemos confiar más en la
interpretación por Casa.
Como es lógico, las interpretaciones que se dan, son genéricas y a título
orientativo. Es tarea de cada astrólogo el ajustarlas a cada Carta Natal. Sería
imposible ofrecer todas las posibles interpretaciones de un cuerpo concreto,
puesto que, en cada Carta, los planetas manifiestan diferentes matices de su
simbolismo.
Como es habitual en esta serie de volúmenes, para cada uno de los cuerpos
propuestos, se ofrecen indicaciones acerca de cómo interpretar los aspectos
que realiza a los planetas natales.
Planetas transneptunianos en tránsito
Si se desea analizar el tránsito de los planetas mayores sobre los cuerpos
transneptunianos, aconsejo tomar como referencia el apartado de aspectos
planetarios que ya se ha indicado anteriormente. Esto nos dará una idea
acerca de la influencia que el planeta en tránsito puede realizar sobre el
transneptuniano.
Estudiar los tránsitos que realizan los transneptunianos sobre el resto de
planetas es algo que puede hacerse con las mismas indicaciones. Ahora bien,
hay que tener en cuenta que, dado el lento movimiento de estos cuerpos, sus
efectos son de tan largo alcance que es muy probable que no se noten en
absoluto. A fin de cuentas, un tránsito que puede durar años, será, para la
mayor parte de las personas, indistinguible del conjunto de los otros tránsitos
que se desarrollen en ese período.
Existe un tipo particular de tránsito al que dedico un apartado especial. Se
trata de los eclipses que tocan a los planetas transneptunianos. El efecto de
los eclipses suele ser notado con más facilidad por las personas, ya que es
puntual y muy poderoso.
En líneas generales, un eclipse representa un momento de “reinicio” en el
área natal donde se produce. Se trata de un tránsito donde el Sol, la Luna y el
eje de los nodos lunares, se alinean siguiendo dos patrones posibles. Los
eclipses de Sol se producen en la fase de luna nueva, cuando ésta se
encuentra en conjunción con nuestro astro. Los eclipses lunares se generan en
el momento de la luna llena, cuando ambos luminares se oponen en los
cielos.
Si el eclipse toca algún planeta, un eje, o, como veremos en este libro, un
planeta transneptuniano, puede generar ciertos efectos que estarán
relacionados con el tema del planeta. Para las personas que viven el eclipse
de un modo no consciente, probablemente suponga un momento de
problemas, una pérdida o la necesidad de hacer un sacrificio inesperado. Para
los que afrontan el evento de manera consciente, es un buen momento para
soltar, renovar o cambiar algún aspecto de su existencia. Por ese motivo,
considero de la mayor importancia conocer qué eclipses se dan en cada etapa
y cómo aprovecharlos. Para profundizar en estos asuntos, recomiendo la
lectura de mi libro “Eclipses en Astrología”.
Aunque en obras anteriores de esta serie he realizado un análisis del ciclo
de revolución[3] de cada asteroide o centauro, esto es algo que no se puede
hacer con los cuerpos que se presentan en este libro. El motivo es que los
ciclos de revolución de los planetas transneptunianos exceden con mucho la
longitud de la vida humana. Ninguno de nosotros verá completada jamás
ninguna de estas revoluciones, que se prolongan durante más de dos siglos,
en el mejor de los casos.
Incluso los aspectos de revolución que corresponden a la mitad del ciclo
(oposición) o al primer cuarto del mismo (cuadratura), superan las
expectativas de vida más optimistas del ser humano en la actualidad. Esta es
una de las consecuencias de trabajar con planetas tan lejanos y lentos.
Planetas transneptunianos en sinastría
Los cuerpos transneptunianos pueden tener cierto interés en el análisis del
horóscopo compuesto o sinastría. Como es sabido, las relaciones personales
son una de las cuestiones más desafiantes para todos nosotros, ya que en
contacto con la pareja o con los amigos más íntimos, surgen tanto las
emociones más positivas, como los temores y los conflictos más dolorosos.
Como este tipo de planetas nos hablan de temas como el sacrificio, el
castigo, la creatividad o la posibilidad de generar algo nuevo, pueden ser de
utilidad en el análisis de la sinastría. Esto será más cierto en aquellas parejas
que estén implicadas en un trabajo conjunto de desarrollo personal, ya que,
para ellas, los planetas transneptunianos traen un mensaje de crecimiento y
superación muy apropiado.
Por supuesto, habrá que analizar qué planetas transneptunianos de la otra
persona están en conexión con los cuerpos de la propia Carta Natal y
viceversa. Como el análisis del horóscopo comparado ya maneja una gran
cantidad de elementos por sí mismo, recomiendo ser muy estrictos a la hora
de discernir qué aspectos deben ser analizados. Generalmente, recomendaría
tratar sólo las conjunciones y oposiciones, con un orbe lo más estrecho
posible, igual o menor a cinco grados de separación. De ese modo, evitamos
saturar el análisis con influencias de poco valor, que no harán más que
confundirnos.
Aun así, si existe un interés particular por un planeta, ya sea porque es muy
poderoso en una de las Cartas Natales, o por afinidad con él, se pueden
analizar todos los aspectos que realiza a los cuerpos de la Carta de la otra
persona. Así, por ejemplo, alguien que tenga a Sedna muy fuerte en su
Natalidad, podría estudiar todos los aspectos que este cuerpo hace a la Carta
de su pareja. Pero no recomiendo hacer esto con los nueve planetas que se
estudian en este libro, a menos que se quiera dar demasiada importancia a
conexiones que realmente no tienen tanto peso.
En Astrología, como en otros ámbitos, a veces, menos, es más.
Sedna
Nombre Astronómico: 90377 Sedna
Categoría: Sednoide, posible planeta enano
Región: Disco disperso o Nube de Oort
Descubierto por: M. Brown, C. Trujillo y D. Rabinowitz, el 14 de
noviembre de 2003, en Monte Palomar (California, Estados Unidos).
Distancia al Sol (ua): 76,19 - 937
Período orbital (años): 11400
Diámetro (km): 1060
Notas sobre el descubrimiento: El nombre de Sedna fue anunciado por el
equipo de descubrimiento antes de haber sido aceptado por la Unión
Astronómica Internacional. Esto creó cierta polémica, aunque la
denominación se aprobó finalmente en 2004. Es el objeto con mayor período
orbital conocido en el sistema solar, entre los que poseen un nombre. No se
ha observado aún ningún satélite en sus cercanías.
Ciclo mitológico: Inuit o esquimal
El mito de Sedna
Sedna es una divinidad femenina de la mitología inuit (esquimal), que es
conocida por los sobrenombres de “madre o esposa del mar”.
Los mitos en torno a Sedna son variados, pero en general se refieren a esta
diosa como la madre de todas las criaturas del mar, especialmente de aquellas
que eran cazadas o pescadas por los inuit. En una de las historias míticas,
Sedna es una gigante, hija del dios creador Anguta. Su apetito voraz hizo que
se volviera en contra de sus progenitores, lo que provocó que su padre la
arrojara por la borda de su kayak. Una variante indica que su padre intentó
encontrarle un esposo, pero ella los rechazó a todos, lo que provocó el
incidente del bote.
Sea como sea, Sedna intenta subir de nuevo a bordo y su padre va cortando
cada una de las extremidades de su hija. Así, las manos y los pies de Sedna se
convierten en animales marinos, especialmente focas, morsas o ballenas,
mientras que los dedos se van transformando en los peces del mar.
Otra variante de la historia explica que un extranjero pide la mano de
Sedna a su padre, quien se la concede contra la voluntad de ella. Para que se
vaya con su nuevo esposo, el padre proporciona a su hija una poción
somnífera, de manera que cuando ella despierta, se encuentra dentro de un
nido de cuervos. El extranjero se revela entonces como un espíritu-pájaro, del
que Sedna huye pidiendo auxilio a su padre.
De nuevo, el espíritu genera una tempestad y es entonces cuando se repite
la historia de Sedna intentando subir al kayak, y del padre cortando cada
extremidad con la que se sujeta al bote.
Una nueva versión nos dice que es Sedna quien se enamora de un
extranjero y decide irse con él. Poco tiempo después, su padre escucha los
lamentos lejanos de su hija, arrepentida de su decisión, y sale en su kayak a
rescatarla. El marido, que resulta ser un chamán, persigue al padre y a la hija
a través del mar, generalmente bajo la forma de un pájaro. Para detener la
huida, desencadena una tormenta. De manera que el padre de Sedna, asustado
y deseando salvar su vida, arroja a su hija por la borda para que el chamán le
deje regresar a su hogar.
Sea como sea, todas las historias coinciden en el hecho de que Sedna es
despedazada por su propio padre y sus miembros dan origen a los animales
marinos. El cuerpo de la diosa se hunde en el mar, donde reside desde
entonces, protegiendo a sus hijos. Por ese motivo, ciertas ceremonias
chamánicas eran llevadas a cabo antes de dar caza a los mamíferos marinos o
de pescar a los peces, para aplacar así al espíritu de Sedna.
El mito de Eris
De Eris se dice que es hermana gemela de Ares (Marte), y que ambos son
hijos oficiales de Zeus y de su esposa Hera. Pero en realidad, Zeus no es su
padre biológico, ya que el nacimiento de estos dos gemelos no vendría dado
por la fecundación del dios, sino a través del contacto de Hera con cierta
planta.
Hesíodo dice de Eris que es hija de Nyx (la Noche), y que es a su vez la
madre de todas las desgracias que pueden caer sobre los seres humanos.
Como su hermano Ares, Eris se siente a gusto en medio del conflicto. Ella
disfruta en el tumulto de la guerra, allí donde los hombres sufren y padecen.
De este modo, cuando todos los dioses han abandonado ya el campo de
batalla, ella sigue paseando entre los restos de la tragedia, regocijándose con
el dolor y la destrucción. También provoca las riñas entre los esposos, y por
ser tan negativa, algunos sitúan su morada en el inframundo.
Se la identifica habitualmente con la lucha, la competición, la discordia y
la rivalidad. Por eso, su hecho más memorable tiene que ver con su capacidad
de azuzar el conflicto entre aquellos que la rodean.
Cuenta el mito que Eris fue la única diosa que no recibió una invitación
para las bodas de Tetis y Peleo. Aun así, se presentó al convite, para ser
rechazada de nuevo por los celebrantes.
En ese momento, presa de la ira, arrojó una manzana sobre la mesa del
banquete. La fruta tenía grabada una inscripción: “para la más hermosa”. Tres
diosas alargaron el brazo para cogerla: Hera, Afrodita y Atenea, lo que causó
la inmediata enemistad entre ellas. Esta rivalidad provocada astutamente por
Eris, acabó provocando la Guerra de Troya.
Se cuenta que las tres diosas pidieron a Zeus que interviniera en su pleito.
Pero el gran dios no quería enemistarse con ninguna, así que las mandó junto
con Hermes a visitar a un mortal, Paris de Troya. Este hombre, experto en
asuntos de amor, tenía que tomar la decisión acerca de quién era la más
hermosa, dando lugar al famoso Juicio de Paris.
Las tres diosas intentaron ganarse el favor de Paris, pero fue Afrodita la
que consiguió el premio, al prometerle que la bella Helena sería suya. Tanto
Hera como Atenea se fueron enfadadas y decidieron vengarse de la ciudad de
Troya. A esto siguió una guerra que duró diez años y que, sin duda, satisfizo
mucho a Eris.
Homero intercambia a veces el nombre de Eris por el Enyo. Según las
fuentes, posee diversos hijos e hijas, una de las cuales es Disnomia. Otro de
sus hijos recibe el nombre de Horkos, que puede ser uno de los orígenes del
dios Orco. El nombre romano de esta diosa es Discordia y por eso, cuando
hay una pelea encarnizada por obtener algo, a ese premio envenenado se le
denomina “manzana de la discordia”.
El mito de Caos
Antes que ser una deidad, el Caos fue un concepto que se refiere al estado
primordial del cosmos antes de que existieran los dioses. La palabra “caos”
procede de una raíz griega que se puede traducir como “hendidura” o
“espacio que se abre”. También se relaciona con el verbo “bostezar” o
“abrirse una herida o una caverna”
Hesíodo cuenta que el Caos es un estado primigenio que da lugar a
divinidades como Gaia (la Tierra) o el Tártaro (el mundo de los muertos).
Algunos dioses se citan como hijos del Caos, tales como Nix (la Noche) y
Érebo. El concepto que se maneja en esta tradición es que el Caos es una
especie de oquedad que se forma en medio de la unión entre el cielo y la
tierra. Dentro esa oquedad existe un espacio donde se crean otros elementos
de naturaleza divina.
Para la tradición órfica, el universo surge a partir de un huevo primordial.
Este huevo proviene de Cronos-Saturno, que aquí se entiende como el más
antiguo de los dioses. En todo caso, el huevo órfico se puede asimilar a la
idea del Caos de Hesíodo, en el sentido de que es el elemento central de la
creación.
Cayo Julio Higinio cuenta en sus fábulas que el Caos procede de la
Oscuridad, y que con ella engendra la Noche, el Día, el Érebo y el Éter.
Pero Ovidio, en su obra “Las Metamorfosis” le da un sentido diferente, al
decir que el caos es un tipo de “confusión elemental”. Es, según dice, “una
masa bastante cruda e indigesta, un bulto sin vida, informe y sin bordes, de
semillas discordantes”. En vez del concepto de Hesíodo, de que el Caos es el
resquicio o hueco que da lugar a todo lo que existe después, se trataría más
bien aquí de un desorden. Esto lo asemeja a la idea moderna que tenemos de
este concepto.
Así que más que ser una deidad, el Caos, como vemos, es un concepto
filosófico que entra dentro del mundo mitológico de un modo oblicuo.
Diversas tradiciones y autores le conceden un significado diverso.
El mito de Makemake
Makemake es una deidad creadora que procede de la cultura Rapa Nui, que
floreció en la misteriosa Isla de Pascua (Chile). Siendo uno de los lugares
más aislados del planeta, Pascua fue descubierta para Occidente en tiempos
relativamente recientes (1772), pero viene siendo habitada por personas
procedentes de Polinesia desde hace más de ocho siglos.
Debido a su aislamiento, la cultura pascuense se desarrolló de un modo
autónomo durante mucho tiempo, siendo su producción más conocida los
famosos moais o ídolos gigantes de piedra sobre cuyo significado se ha
especulado durante mucho tiempo. Para algunos estudiosos, representan a
antepasados, a líderes tribales, a deidades, e incluso hay quien habla de
extraterrestres ancestrales. Sea como sea, estas estatuas talladas en piedra
volcánica se encuentran en gran número por todas las costas de la isla, sobre
unas terrazas de piedra creadas al efecto (ahus). Los moais dan la espalda al
mar, y en algunos casos, están coronados por un sombrero de piedra
volcánica rojiza. Se cree que, en el pasado, los ojos vacíos de las estatuas
estaban adornados con coral blanco, de tal manera que imitaban al ojo
humano.
El culto más importante de la historia de Pascua se centra en la historia del
hombre pájaro o tangata manu. Este ritual se asocia con un tiempo de
inestabilidad política, en la que varios clanes luchaban por el control político
de la isla. Según este ritual, cada clan debía elegir en primer lugar a un
campeón. Estos representantes debían bajar los acantilados, nadar hacia los
islotes situados frente a Pascua, recolectar el primer huevo del ave sagrada
manutara y volver antes que sus rivales. De este modo, el vencedor otorgaba
a su familia la potestad de gobernar a todos los demás durante un año.
Makemake era, para los antiguos pascuenses, el dios creador de la
humanidad, asociado con la fertilidad y era además la divinidad principal del
culto del hombre-pájaro. De hecho, los pájaros marinos eran considerados
como la reencarnación de Makemake y, según el mito, sólo se reproducían en
los islotes próximos a la costa por designio del dios, que pretendía así
protegerlos de la voracidad del ser humano.
Cuenta el mito que, después de crear el mundo, el dios estaba solitario,
hasta que vio su reflejo dentro de una calabaza llena de agua. Entonces se
alegró, pensando que la imagen era otro ser y la saludó. En ese momento, un
pájaro se posó sobre su hombro derecho, lo que hizo que el dios tomara ese
reflejo de hombre-pájaro y creara con él a otra divinidad, que sería su hijo.
Posteriormente fecundó al mar, de donde nacieron todos los peces, y dando
vida al barro de la tierra, dio origen a los seres humanos. Esto ocurrió en un
lugar mítico, llamado Hiva. Desde él, un rey ancestral, Hotu Matu’a, emigró
con su pueblo a Rapa Nui, siendo esta expedición, el origen del poblamiento
de la isla.
A Makemake se le representa como una cara con grandes ojos y es
bastante habitual en petroglifos a lo largo de toda la isla. También es común
asociarlo con las imágenes de un dios con cabeza de pájaro. No consta que,
según el mito, Makemake tuviera esposa.
Makemake en sinastría
La energía de Makemake puede tener algún interés en sinastría, aunque no
se trata de un planeta muy destacado en este ámbito del análisis astrológico.
En líneas general, si este cuerpo hace conjunción con algún planeta o ángulo
de la Carta de la otra persona, es de esperar que logremos un sentimiento de
compleción a través del vínculo que establecemos con el otro.
La naturaleza de esta conexión tendrá que ser derivada del cuerpo del que
se trate, lo que se puede analizar a través del apartado anterior de Aspectos de
Makemake. Sea como sea, se precisa de un trabajo consciente por ambas
partes para que la búsqueda resulte satisfactoria.
Quaoar
Nombre Astronómico: 50000 Quaoar
Categoría: Cubewano, posible planeta enano
Región: Cinturón de Kuiper
Descubierto por: C. Trujillo y M. Brown, el 4 de junio de 2002, en Monte
Palomar (California, Estados Unidos).
Distancia al Sol (ua): 41,900 - 45,488
Período orbital (años): 288,83
Diámetro (km): 1.100
Notas sobre el descubrimiento: Ya había sido observado por C. Kowal en
1983 sin que éste hubiera sido capaz de reconocerlo. Probablemente se trate
de un planeta enano. Cuenta con un satélite, descubierto en 2007, que recibe
el nombre de Weywot.
Ciclo mitológico: Tongva o gabrielinos (California)
El mito de Quaoar
Quaoar es una deidad del pueblo tongva, también llamados gabrielinos.
Esta cultura fue una tribu que habitó en la costa del sur del actual estado de
California, en Estados Unidos. Aunque quedan algunas personas que tienen
sangre gabrielina, se puede considerar que se trata de un pueblo culturalmente
desaparecido, cuya lengua está extinta.
En la mitología de los tongva, Quaoar, también conocido como
Chingichngish o Kwawar, es un dios creador del que no se tienen muchas
noticias debido a la temprana cristianización de los nativos. En algunos
relatos se le menciona como una especie de héroe cultural, alguien que
proporciona las leyes a los hombres, o bien un cierto tipo de profeta. De
hecho, hay quien piensa que se trató de un personaje real, que posteriormente
fue deificado. Por este motivo, se le asocia con el arquetipo cristiano de
Jesús, es decir, como alguien que es humano, pero que al mismo tiempo tiene
una naturaleza divina.
Quaoar es el creador de los dioses y del mundo. Su método de creación se
basa en la música, de manera que, cantando y bailando, consigue construir la
realidad. Creó así a la Tierra (Chehooit), también al sol y a la luna, a la diosa
del mar (Pamit), al dios de los sueños y las visiones (Manit), y a aquel que
trae la comida y las cosechas (Manisar), entre otros.
Una de sus creaciones es Weywot o Wiyot, un dios celeste que ejerció su
dominio tiránicamente. Weywot fue envenenado por sus propios hijos, los
seres humanos, que deseaban así librarse de tu dominio.
Con el caos que siguió a la muerte de Weywot, Quaoar reapareció en el
mundo bajo la forma de un héroe fantasmal, restaurando el orden en el
mundo, promulgando leyes y dividiendo a la sociedad en grupos. Una vez
finalizado este segundo acto de creación, se dice que se elevó a los cielos
danzando.
En las creencias del pueblo tongva, existen una serie de “vengadores de
Chingichngish”, creados por el propio dios. Este grupo está formado
inicialmente por seres totémicos, cuya función consiste en observar al ser
humano y reforzar el código moral. Estos seres son el Cuervo, la Serpiente de
Cascabel, el Oso, el León de las Montañas y otros.
Las creencias asociadas a esta divinidad incluían ceremonias de iniciación,
donde los jóvenes tomaban la datura, una planta alucinógena de gran poder
visionario.
El mito de Haumea
Haumea es una divinidad femenina del panteón de las islas Hawái, que
parece tener una especial relevancia en los asuntos relacionados con la
fertilidad y el parto. Según el mito, esta diosa tuvo muchos hijos, que surgían
de diversas partes de su cuerpo. Ella misma se manifestó en diferentes formas
y pasó por varios renacimientos. En todas esas vidas, Haumea se convierte en
ocasiones en su propia hija o nieta, mientras se casa con sus descendientes
para dar vida a nuevas versiones de sí misma. De hecho, se considera que
esta diosa tiene la capacidad de renacer como una joven para seguir
perpetuándose a través del matrimonio con sus descendientes.
Al ser una diosa de la fertilidad y los partos, se la considera también
relacionada con la medicina y las plantas. Haumea está vinculada con la diosa
hawaiana de la tierra, Papa. Pero también se dice de ella que es hermana de
los dioses gemelos Kane y Kanaloa. Tiene forma de roca, pero continuamente
cambia de apariencia para renacer o dar a luz a sus múltiples hijos.
En algunos mitos, se cuenta que uno de los descendientes de Haumea se
niega a tomarla como esposa. De manera que el patrón de repetición se
rompe, dando origen a una nueva historia y un nuevo destino colectivo.
Entre los hijos de Haumea destaca Pele, la diosa del fuego y de los
volcanes. Namaka y Hi’iaka, los satélites de Haumea, reciben este nombre
por otras dos hijas de la diosa, que se vinculan a las olas y a las nubes.
Haumea era la divinidad a la que se encomendaban las mujeres en el
momento del parto, lo que la conecta con otras divinidades que cumplen el
mismo cometido. No olvidemos que el parto es un proceso complejo, que
puede ser incluso peligroso en la actualidad. No es de extrañar que todos los
ciclos mitológicos de la antigüedad incluyan a diosas que protegen a la mujer
en ese trance.
No podemos olvidar tampoco el otro nombre (no oficial) de este planeta.
Ataecina o Ataegina, es una diosa ibérica del mundo subterráneo, adorada en
los territorios en torno al río Guadiana, entre España y Portugal. Su nombre
parece provenir de una raíz que significa “renacida”, o de un término que se
traduciría como “noche”. Ambas designaciones tienen raíces célticas.
En todo caso, esta deidad, asociada al culto a la cabra como animal
sagrado, puede ser una equivalente ibérica del culto de Perséfone o
Proserpina. Su designación como “renacida”, nos recuerda el mito clásico en
el que Perséfone es raptada por Hades y llevada al mundo subterráneo. Como
compensación al duelo de su madre, Gaia (la Tierra), los dioses permiten que
retorne cada año de manera temporal en primavera. Así, el renacimiento
anual de la vegetación se asoció a la vuelta de la diosa del inframundo.
Haumea en la Casa 3
Cuando Haumea se ubica en la Casa 3 del cielo, genera situaciones donde
tenemos que analizar hasta qué punto los mandatos familiares se manifiestan
en la manera en que pensamos o expresamos nuestras ideas. Nos
encontramos aquí con la paradoja de que, si bien nuestra familia nos ha
aportado cierto conocimiento, no todo lo que se ha recibido es adecuado para
nosotros. Separar las ideas que tienen un valor de aquellas que realmente no
nos sirven, será el primer paso para poder manejar correctamente al planeta
Haumea.
A continuación, resulta importante reconocer cuáles son los modos
expresivos de la familia, que probablemente hemos heredado, y dedicar un
tiempo a discernir hasta qué punto podemos cambiarlos o aceptarlos. Sólo de
este modo, la energía de Haumea se convertirá en fuerza creativa para nuestra
vida presente. No hay que olvidar que la familia es una influencia muy
poderosa sobre nosotros, y que lo que ella nos aporta no es sólo nuestra vida
material, el cuerpo que habitamos, sino que representa también un conjunto
de ideas, de comportamientos, de normas, que debemos conocer para poder
aceptarlas conscientemente o modificarlas.
Haumea en la Casa 4
Esta es una posición muy fuerte para Haumea, ya que es en esta casa donde
dirimimos los temas relacionados con el sistema familiar. Estamos por tanto
ante personas que deben trabajar con ahínco con todos los asuntos que se
relacionan con la herencia ancestral. Sin duda, estos seres han recibido
mandatos generacionales que tienen una trascendencia muy intensa en su
vida cotidiana. Se sentirán por ello muy conectados con sus raíces, aunque a
veces esa conexión pueda resultar demasiado pesada o limitante. Para ellos,
es necesario reconocer todo lo bueno que han recibido, antes de dar el
siguiente paso.
Renovar todo lo que han aprendido en su sistema, adaptarlo al tiempo en
que vivimos, es un reto considerable para estas personas, especialmente
cuando Haumea se encuentra muy cerca del Bajo Cielo. En todo caso,
necesitan hacer una reflexión acerca de lo que es válido y lo que no, lo que
deben conservar y lo que es preciso cambiar. Para que su vida sea fructífera,
deben tener en cuenta a todos los que les han precedido en su sistema
familiar. Pero también deben entender que esa energía ha servido para que
ellos puedan crear algo nuevo en este momento. La fuerza de la vida se revela
entonces en todo su esplendor.
Haumea en la Casa 5
Cuando Haumea se encuentra en la Casa 5 del cielo, manifiesta su
simbolismo en todo lo que se relaciona con el propio acto creativo. Aquí, los
hijos se convierten en un tema importante, ya que a través de ellos se
expresarán los anhelos o los deseos de la persona. La descendencia puede
manifestar lo que se desea para ella, o puede intentar apartarse de los deseos
paternos. Sea como sea, el deseo de que ellos integren en su vida los deseos
del clan, es muy intensa con esta posición.
Por supuesto, podemos encontrarnos con el caso contrario, en el que el
individuo hace una reflexión acerca de los mandatos familiares y decide usar
esta energía creativa para ayudar a que los descendientes escojan su propio
camino, lejos de cualquier norma familiar. Sea como sea, estos individuos
dan gran importancia a todo lo que producen, y si no tienen hijos, al menos,
estarán muy ocupados dejando una huella de su creatividad en el entorno.
Además, pueden adoptar a otras personas como hijos, sea en sentido literal o
figurado.
Haumea en la Casa 6
Haumea, cuando se sitúa en esta casa del cielo, revela todo su contenido en
aquellos temas que desarrollamos en la vida cotidiana. Es posible que estas
personas hayan recibido mandatos familiares que se relacionan con la salud o
los hábitos de trabajo. Se trata de aspectos donde las normas familiares suelen
ser bastante fuertes, y normalmente generan situaciones donde las
obligaciones pueden llegar incluso a ser asfixiantes. Será importante que el
individuo aprenda a separar aquello que es realmente válido de lo que puede
ser agobiante en estos ámbitos de la experiencia.
Crear hábitos sanos, tanto de salud como laborales, es una tarea que antes o
después todos debemos llevar a cabo, puesto que es evidente que estos
hábitos tienen un impacto muy importante en nuestra existencia. Pero para
estas personas, resulta necesario discernir qué hábitos han creado a partir de
ideas recibidas en la familia y cuáles son fruto de su propia experiencia e
ideas. No todo lo que nos llega del clan es negativo, sino que hay una mezcla
de conceptos desfasados y de buenas ideas. Cuando Haumea hace limpieza
entre todas estas influencias, puede convertirse en una creadora que genera
buenos resultados en el mundo práctico.
Haumea en la Casa 7
Cuando Haumea se ubica en la Casa 7, nos encontramos con personas que
tienen que hacer frente a poderosos decretos familiares que tienen que ver
con las relaciones de pareja. Aquí, lo que se recibe del clan ejerce una
poderosa influencia sobre la manera en que atraemos o nos sentimos atraídos
por otras personas, incluso sobre el tipo de personas que se sentirán más
interesadas por nosotros.
Es importante destacar que, a lo largo del tiempo, las relaciones de pareja
han sufrido distintos cambios que afectan a los roles del hombre y de la
mujer. Por eso, es necesario actualizar todo lo que se ha recibido del clan, sea
en forma de ideas, de emociones, de ejemplos o de mandatos generacionales.
No todo lo que llega del pasado está fuera de época, pero todo debería ser
analizado con cuidado para no caer en los mismos errores que nuestros
ancestros. Para los individuos que tienen esta posición de Haumea, la relación
de pareja puede ser un terreno intensamente creativo, donde se desarrollen
vivencias muy importantes. Pero para que estas vivencias sean lo más
constructivas posible, es necesario cuestionarse acerca del pasado y de los
matrimonios que se han dado en el clan familiar. Hasta qué punto nos
influyen y hasta qué punto podemos crear nuevas relaciones en el momento
presente.
Haumea en la Casa 8
Situado en la Casa 8, Haumea trabaja con todo aquello que se relaciona
con las emociones más intensas, con los cambios y también con los conceptos
familiares acerca de la muerte. Aquí, las normas familiares pueden inducir a
las personas a vivir con intensidad, o bien, a intentar desechar de la existencia
toda emoción demasiado profunda. Haumea se manifiesta con dificultad en
esta casa, puesto que una parte importante de lo que se recibe de la familia es
tan complicado de cambiar que a veces podría parecer un empeño imposible.
Aun así, las personas que tienen al planeta en esta posición del cielo,
harían bien en revisar las ideas predominantes en la familia acerca de la
sexualidad, los sentimientos y sobre el final de la vida. Existen conceptos que
son de gran importancia, que tienen que ver con estos temas trascendentales,
y que deben ser revisados. Además, resultará de interés conocer qué tiene que
decir la familia acerca de aquellos que viven del trabajo ajeno, sea por
matrimonio o por incapacidad. Probablemente, estas personas deban analizar
cómo se valora en el clan el hecho de que alguien se gane el pan con su
propio esfuerzo o con ayuda de los demás. Temas relacionados con la propia
valía o con nuestras aptitudes para ganarnos el sustento, son de relevancia en
esta situación de Haumea.
Haumea en la Casa 9
En la Casa 9, la influencia de Haumea se nota en torno a las ideas
religiosas, a los conceptos filosóficos o a las grandes enseñanzas que hemos
recibido de nuestro clan. Como este tipo de ideas tiene una enorme influencia
en nuestra vida, conviene hacer una delimitación de qué conceptos pueden
ser de ayuda y cuáles se convierten en un obstáculo. Resulta muy importante
entender aquí que la religión o la forma de pensar que eran predominantes en
nuestro sistema familiar, si bien pueden ser útiles para nosotros, deben ser
actualizados para que encajen en el tiempo que nos ha tocado vivir.
Si se tiene a Haumea en esta situación celeste, conviene asumir que las
ideas que predominan en la familia son de gran calado, y no siempre será
fácil oponerse a ellas. Por eso, para algunas personas puede resultar más
sencillo seguir el curso de los acontecimientos. Pero realmente, lo que se
propone aquí es que, si se quiere aprovechar todo el potencial creativo de
Haumea, uno debería ser capaz de actualizar las normas recibidas, los
decretos del árbol familiar. Los resultados de este trabajo interior pueden ser
extraordinarios para el crecimiento espiritual del individuo.
Haumea en la Casa 10
Con Haumea en la parte superior del cielo, nos encontramos con las
personas que han recibido patrones que se relacionan con la mejora social y
profesional. Se trata de individuos en cuyo sistema familiar se hace muy
patente el hecho de que, para mejorar en la vida, hay que prosperar en el
trabajo. Una y otra vez, reciben un mandato generacional que se refiere a este
hecho, así que quizás se trate de una familia donde los fracasos no son bien
recibidos.
Para cambiar los patrones heredados, estos individuos necesitan dar un
nuevo valor a la profesión. Entender que todo lo que hacemos no es sólo algo
que se realiza en nuestro provecho, sino que tiene una dimensión de servicio
al colectivo. Estamos ante personas que pueden crear soluciones prácticas en
el ámbito laboral, que pueden generar nuevos caminos que no sólo deberían
ser desarrollados para su propio provecho, sino para el de las personas que les
rodean. Ellos necesitan valorar todo lo bueno que han recibido, pero deben
transformarlo para que no se convierta en una carga demasiado pesada sobre
sus hombros.
Haumea en la Casa 11
Cuando Haumea se ubica en la Casa 11 del cielo, manifiesta su simbolismo
en todo aquello que toca a lo colectivo. Las personas con esta posición natal
necesitan separar los mandatos generacionales que les involucran a ellos de
todo aquello que les conecta con la sociedad. Aquí es común encontrar
sistemas familiares donde es muy importante el qué dirán, o donde las
vivencias del clan sólo tienen sentido cuando se comparten con una extensa
red de amigos o vecinos. En estos casos suele ser complicado rescatar el
valor de lo individual.
Pero estas personas tienen que comprender qué aspectos de su experiencia
familiar deben ser renovados en este momento presente. Cualquier ser tiene la
capacidad de influir en el colectivo, o al menos en los individuos que le
rodean. Pero para los individuos con esta posición de Haumea, esta cualidad
se hace un poco más importante. Para ello, como ya se ha indicado, tienen
que separar las ideas recibidas acerca de lo que significa relacionarse con la
sociedad de lo que debería ser su propia visión del tema. Cuando toman
conciencia de qué es lo que deben aceptar del legado familiar, y qué es lo que
es mejor dejar a un lado, se pueden abrir a experiencias creativas muy
importantes.
Haumea en la Casa 12
En la Casa 12, la posición de Haumea se vuelve algo más complicada, a
menos que se encuentre cerca del Ascendente, en cuyo caso, conviene leer las
indicaciones que se dan para la Casa 1. En los terrenos de esta casa
duodécima, el planeta de las herencias familiares se vuelve algo oscuro y
difícil de comprender. Los mandatos del clan pueden ser demasiado
ambiguos, o bien se desenvuelven en ámbitos del inconsciente a los que
normalmente no tenemos acceso. Por ese motivo, resulta complicado
descubrir qué es lo que se debe aceptar y qué es lo que conviene cambiar.
En algunos casos, será recomendable hacer algún tipo de terapia
genealógica. En otros, quizás sea necesario recurrir a la introspección para
poder desarrollar al máximo el conocimiento de uno mismo. Sea como sea,
estas personas deben hacer un proceso de reconocimiento de patrones
familiares que estén actuando en su vida, pues de lo contrario podrían ser
totalmente ciegos ante ellos. No se puede descartar que alguno de esos
patrones escondidos impulse al individuo a la soledad o a realizar algún tipo
de sacrificio que podría ser fácilmente evitado con un poco más de
conciencia.
Aspectos a Haumea
Si Haumea hace un aspecto estrecho a nuestro Sol natal, hay que esperar
que los temas de este planeta transneptuniano sean de gran importancia para
nuestra existencia. Reconocer los patrones familiares y cómo éstos han
generado muchas de las situaciones de nuestra vida, es de la mayor
importancia. Quizás aquí se tienda a ver el legado familiar como algo
enteramente positivo. Pero también hay que ser conscientes de las partes más
oscuras, ya que con ellas resueltas, el brillo de las partes luminosas, será
mayor. Cuando es la Luna quien hace contacto con Haumea, resalta la
importancia del legado materno sobre nosotros. Siendo Haumea una diosa
maternal, se encuentra muy a gusto cerca de la Luna natal, pero también
puede hacer que su influencia sea excesiva por momentos. Reconocer lo
bueno y lo malo de la madre y del linaje femenino, es vital en esta situación.
En contacto con Mercurio, Haumea revela asuntos que deben ser resueltos
en todo lo que se relaciona con los modos de pensar y de expresarse que eran
habituales en la familia. La posibilidad de crear nuevas ideas y comunicarlas
de otra manera, es algo que el individuo puede manifestar en el mundo
práctico. Si es Venus el cuerpo que toca a Haumea, nos encontramos con
mandatos familiares que se relacionan con la forma en que nos abrimos al
amor y a las relaciones. Estos mandatos deben ser analizados con cuidado
para separar lo que es válido de lo que no. A partir de ese punto, seguramente
nos manifestaremos de una forma más fértil y creativa. En el caso de Marte,
lo que conviene estudiar es la manera en que se ha expresado tanto la rabia
como la pasión en el seno familiar. Todo lo que deba ser sanado, tiene que
salir a la superficie, aunque sea a través de la ira. Posteriormente, será
pacificado.
En el caso de que sea Júpiter quien contacte con Haumea, es probable que
sea nuestra capacidad de crear, de expandirnos y de crecer, lo que tenga que
ser depurado de ciertas taras familiares. En cambio, si es Saturno el planeta
afectado, son los límites, las normas demasiado estrictas o la tendencia a la
depresión, lo que necesita ser sanado. Tanto en uno como en otro planeta, un
trabajo interior eficaz se manifestará en la vida práctica como éxito y
solución a los bloqueos creativos.
Cuando es Urano el planeta que toca a Haumea, se pueden esperar ciertas
sorpresas a la hora de tratar con las herencias familiares. Aquí, la creación se
puede volver anárquica, pero también muy exuberante. Estas personas
necesitan obtener lo mejor de su familia, que quizás no es del todo
convencional. Si es Neptuno quien hace el contacto, habrá que enfrentarse a
ciertas neblinas a la hora de reconocer el legado familiar. Quizás haya
secretos familiares o quizás los propios orígenes sean un misterio. En el caso
de que sea Plutón quien toque a Haumea, es probable que haya que afrontar
temas escabrosos con relación al árbol familiar. El poder, la influencia, el
control, son asuntos que están muy presentes en el clan y que uno debería
depurar en sí mismo.
Haumea y los eclipses
Los eclipses pueden tener un efecto muy beneficioso sobre los temas que
propone Haumea, sobre todo cuando estos eventos son recibidos de un modo
consciente por parte de la persona. Cuando un eclipse solar o lunar toca la
posición natal de Haumea por conjunción o por oposición, es de esperar que
se dé una oportunidad para trabajar con los temas que la familia ha
depositado sobre nosotros.
Como el eclipse es un momento de reinicio, donde se pueden finalizar
algunas cosas y comenzar otras, no cabe duda de que puede ser aprovechado
para realizar un cierre, real o simbólico, de todo aquello que ya no nos sirve.
Ideas caducas heredadas del clan, costumbres que no sabemos cómo cambiar,
relaciones que ya no nos aportan nada positivo, son algunas de las cuestiones
que pueden ser finalizadas en torno a estos días.
Aquellos que vivan el eclipse sobre Haumea sin tanta conciencia quizás
tengan alguna mala noticia relacionada con todo lo que los ancla al pasado.
Será un síntoma de lo que deben cambiar cuanto antes.
Haumea en sinastría
A la hora de analizar la posición de Haumea en el horóscopo comparado o
sinastría, resultará interesante observar si este cuerpo hace conjunción u
oposición con alguno de los planetas o con los ejes de la Carta Natal de la
otra persona, y viceversa. Como con todos los planetas transneptunianos, el
orbe debe ser lo más estrecho posible, para evitar prestar atención a
influencias demasiado débiles.
Como el simbolismo de Haumea se relaciona con todo aquello que
recibimos como mandato familiar, con las repeticiones y con todo lo que
tiene que ver con el inconsciente generacional, resulta evidente que este
planeta puede ser bastante interesante en un estudio sinástrico. Gran parte de
nuestras reacciones inconscientes a la hora de vivir en pareja están
condicionadas por esas normas familiares no escritas. Por eso, la otra
persona, si toca a nuestro Haumea natal, nos puede facilitar la tarea de
descubrir ese mundo oculto, ya que con su comportamiento sacará a la luz
todo ese simbolismo.
En muchas ocasiones, lo que más nos molesta de nuestra pareja, o aquello
que nos provoca reacciones exageradas, es precisamente un tema de origen
transgeneracional que está actuando silenciosamente sobre nosotros. En la
frialdad de una reacción, podemos volver a sentir el dolor escondido de
generaciones de mujeres. En la rabia desatada, la acción furibunda de una
parte de nuestro linaje. Así que como la otra persona es siempre un buen
maestro, voluntaria o involuntariamente, no deberíamos dejar de analizar qué
planetas suyos actúan sobre nuestro Haumea natal. Poniendo consciencia
sobre ellos y sobre su conexión con nuestra familia de origen, podemos hacer
conscientes las heridas más dolorosas. Ese será el primer paso para sanarlas.
En las parejas con hijos, Haumea se puede relacionar también con los
temas relativos a la maternidad y el cuidado de los hijos, y cómo estos
asuntos pueden afectar, positiva o negativamente, al vínculo.
Varuna
Nombre Astronómico: 20000 Varuna
Categoría: Cubewano, posible planeta enano
Región: Cinturón de Kuiper
Descubierto por: R. McMillan, el 28 de noviembre de 2000, en Kitt Peak
(Arizona, Estados Unidos).
Distancia al Sol (ua): 40,319 - 45,117
Período orbital (años): 279,21
Diámetro (km): 668
Notas sobre el descubrimiento: Hay imágenes del objeto que datan de
1954, pero no fue identificado hasta el año 2000. Al parecer tiene una forma
elipsoidal, lo que explicaría su rápida rotación de 3,2 horas. Su superficie es
de un color moderadamente rojizo.
Ciclo mitológico: Hindú
El mito de Varuna
Varuna es una deidad primordial del panteón hindú que se relacionó, en un
primer momento, con las aguas, el cielo y la tierra. Especialmente con las
lluvias, las tormentas, el rayo y el trueno. Hijo de la diosa Aditi, que toma la
forma de una vaca, Varuna es el consorte de Varani. En muchas ocasiones, se
le ve acompañado de su hermano Mitra (no confundir con el Mitra de la
tradición occidental). Se le suele representar como un hombre de piel clara
que monta a lomos de Makara, un monstruo que es a la vez cocodrilo,
elefante y pez.
Según las primeras descripciones acerca del dios, se dice que él ha creado
los tres mundos en los que habita. Estos son el cielo, la tierra y el espacio
intermedio, que es el aire, su propia respiración. Desde su mansión celeste,
Varuna observa a los hombres y no puede ser engañado por éstos.
El nombre de este dios procede de una raíz verbal que significa “cubrir” o
“envolver”, porque se dice que él cubre los cielos. Hay quien ve una
similitud, más que fonética, entre Varuna y el Urano griego (Ouranos). No en
vano, Urano es un dios del cielo que cubre toda la bóveda celeste y que
produce la humedad del rocío. La humedad de Urano, el cielo, es la que
fertiliza a su consorte Gaia, la tierra, del mismo modo que el macho cubre o
envuelve a la hembra para impregnarla y perpetuar así la vida. De manera
similar, Varuna es el cielo que nos cubre y nos envuelve bajo su bóveda.
La figura de Varuna va evolucionando con el tiempo y se le asocia con el
rta, que es el orden físico del universo, pero que también se entiende como
una suerte de orden moral. El rta hace que los ríos fluyan, que el sol se
mueva por el cielo. Pero también es la base del comportamiento de los
hombres honorables, aquellos que no engañan ni hacen actos malvados. En
cambio, quienes se dejan llevar por sus bajos instintos, caen en el vicio, y
están gobernados por lo puesto al rta, que es el an-rta.
En una visión posterior, se entiende que Varuna es el dios de la verdad y el
orden universal. Se le ve unido a las aguas de la tierra, que son los ríos, y
también a la noche, que cubre con su manto. Las estrellas son sus mil ojos,
con los que ve en el corazón de los hombres, a los que juzga. Se ocupa de los
juramentos, las promesas y los contratos, castigando con mucha severidad a
quienes incumplen las leyes morales.
El mito de Ixión
Ixión es un personaje de la mitología griega que se relaciona con el mito de
los centauros[4]. Hijo de Flegias, que era el rey lapita, Ixión se prometió en
matrimonio con Día, hija de Deyoneo.
Se cuenta que Ixión ofreció a Deyoneo un regalo a cambio de la mano de
su hija, pero incumplió su promesa y no entregó el presente. Así que
Deyoneo, que ya había empeñado su palabra de entregar a Día, se cobró la
falsa promesa tomando algunas yeguas de Ixión. Sibilinamente, Ixión volvió
a prometer a Deyoneo que recibiría su regalo si acudía a la boda.
Pero el día de la boda, Ixión preparó una trampa con un gran fuego debajo.
Deyoneo cayó en ella y murió carbonizado. De este modo, Ixión, no sólo
demostró ser un perjuro y un mentiroso, sino que también se manchó con la
traición y el asesinato.
Los reyes de la tierra y los dioses del Olimpo se sintieron horrorizados por
este hecho. Pero Zeus, que también era capaz de cualquier cosa con tal de
conseguir a una mujer, decidió que había que perdonar a Ixión. Le purificó
para librarle de su culpa y luego le invitó a comer a su mesa.
A todos los pecados de Ixión hay que sumar la ingratitud, puesto que, al
ver a Hera, la esposa de Zeus, decidió abusar de ella.
Hay quien dice que Hera confesó a su esposo el deseo de Ixión hacia ella,
mientras que otros afirman que fue el propio Zeus, que era más sabio que
Ixión, quien adivinó las intenciones del rey. Sea como sea, decidió darle un
escarmiento. Formó una nube con la forma del cuerpo de Hera e hizo que
Ixión, demasiado borracho para notar la diferencia, creyese estar ante la
diosa. Así que copuló con la nube, que recibió el nombre de Nefele y quedó
embarazada tras ese acto.
Zeus aprovechó el momento para sorprender a Ixión y ordenó a Hermes
que lo azotara sin piedad. Al fin, Ixión proclamó en voz alta la frase: “los
benefactores merecen ser honrados”, con lo que concluyó esa parte del
castigo. Pero como Zeus no estaba completamente satisfecho, decidió que
Ixión fuera atado a una rueda ardiente que giraría eternamente por el Tártaro,
el mundo de los muertos.
Nefele, la víctima de la lujuria de Ixión, dio a luz a un niño que fue
proscrito desde su nacimiento. Este niño recibió el nombre de Centauro.
Posteriormente, cuando Centauro llegó a la juventud, comenzó a copular con
las yeguas salvajes de Magnesia. Este acto dio origen a la raza de los
centauros, mitad hombres y mitad caballos. El más célebre de sus hijos fue el
sabio Quirón.
El mito de Orco
Orco (también conocido como Horkos u Horcus) parece ser una deidad que
procede de la religión etrusca[5].
Como dios, Orco ocupa un lugar en el inframundo, y a menudo se le asocia
con otras dos encarnaciones del dios del infierno: Plutón y Dis Pater. Las
representaciones de Orco nos lo presentan como un gigante peludo y de
largas barbas. Una de las características más interesantes de este dios consiste
en su capacidad de castigar a aquellos que incumplen su palabra. Un falso
juramento (perjurio) es algo que en el mundo clásico no se podía tolerar y el
propio nombre griego del dios (Horkos) se relaciona con el concepto de
“juramento”.
Según Hesíodo, Horkos es hijo de Eris, la diosa de la discordia, aunque
probablemente hubo aquí una fusión entre el dios etrusco y la divinidad
griega.
En la literatura, Orco ha dado lugar al tipo de personajes que conocemos
como “orcos” y que tienen un papel muy importante en algunos cuentos
infantiles. La idea más extendida que tenemos del orco como personaje
literario proviene de la conocida novela “El Señor de los Anillos”, de J. R. R.
Tolkien. Los orcos se nos muestran en este texto como monstruos brutales
que comen carne humana. La palabra orco es también el origen del término
“ogro” que, como sabemos, es un personaje malvado y brutal que aparece
con frecuencia en los cuentos.
Vanth, el satélite que orbita en torno a Orco recibe su nombre de un
demonio femenino etrusco. Vanth es la encargada de guiar a las almas que
viajan al otro mundo y las acompaña con una antorcha que ilumina su
camino.
Estos son los cuerpos que analizaremos en primer lugar, dejando el resto
de planetas para un análisis posterior, que será necesariamente más sucinto.
Como recomendación general, no sería preciso estudiar los cuerpos que no
hacen contacto con ningún objeto o ángulo de Carta, como es el caso aquí de
Sedna, Makemake, Haumea y Orco, pero lo haremos para dar una
explicación completa de todos los planetas.
En primer lugar, llama la atención que todos los cuerpos destacados están
en el eje de las Casas 3 y 9, que es el dominio de las ideas, de la expresión y
del aprendizaje o enseñanza. Aquí es donde recibimos tanto los conceptos
morales más ortodoxos como la zona donde aprendemos a movernos, a usar
nuestro cerebro para las tareas del día a día. Está claro que, en estas áreas,
sobre todo en las que relacionan con nuevas formas de pensamiento, Leary
tenía un gran camino que recorrer desde el principio de su vida. Sin duda lo
hizo, aunque a veces, de formas poco ortodoxas.
El planeta Caos se encuentra en una posición muy fuerte en esta Carta, ya
que está en conjunción a Luna, que, a su vez, está unida a Urano. Hay casi 8
grados de distancia entre Caos y Urano, por lo que no se podría hablar de una
conjunción entre ambos planetas, pero sí de una cierta conexión, dada la
posición intermedia de la Luna.
Es evidente que este planeta se encuentra aquí en una posición muy
creativa, pero también altamente emocional (Luna) y con cierto riesgo de
desbordarse por la parte más imprevisible y, nunca mejor dicho, caótica
(Urano). Como revelan otros planetas, los pensamientos de Leary nunca
fueron demasiado profundos, pero sí eran lo suficientemente interesantes y
provocadores para que calaran en una parte de la sociedad que estaba ávida
de cambios.
Seguramente, existió mucha confusión entre lo que él quería decir y lo que
muchos quisieron entender de su mensaje. Pero esto es algo natural cuando
Caos se encuentra en la Casa 3. Aun así, no cabe duda de que sus clases, que
en muchas ocasiones se convertían en conciertos o en arengas, tuvieron un
impacto a pesar de lo extraño y desorganizado de su método de enseñanza.
Podemos incluso especular con que el hecho de que Leary quisiera convertir
a las sustancias psicoactivas en una especie de sacramento esté unido al
simbolismo lunar, que se asocia con la nutrición, y con Urano, que siempre
intenta elevar la conciencia. De alguna manera, él aunó estas ideas de un
modo novedoso y sorprendente.
Aunque Eris está en la Casa 3, se encuentra tan cerca del Bajo Cielo y, por
tanto, de la Casa 4, que se podría interpretar a caballo entre las dos
posiciones. Leary hablaba alto y claro, y eso le produjo muchos conflictos
con los sectores más tradicionales de la sociedad. Aquí se aúna el simbolismo
de ambas casas, puesto que él fue visto por muchos como un elemento
disolvente de la familia y de la cultura establecida.
Tampoco hay que dejar de lado el hecho de que tuviera conflictos con su
propia familia, como sabemos por el suicidio de su primera esposa y por las
acusaciones de ausencia por parte de su hijo mayor. De algún modo, Leary
vivió en una época donde los valores tradicionales estaban siendo demolidos,
y él mismo fue un pionero en esa tarea de destrucción. No todos salieron bien
parados de estos experimentos sociales, y por eso, los que toman la delantera
cuando se producen cambios radicales, suelen pagar un precio.
Cuando analizamos a Ixión, observamos que está conjunto a Saturno, en la
Casa 9 y opuesto a Varuna, que se analiza a continuación. Aquí vemos que la
naturaleza profunda de Leary se relaciona precisamente con aspectos que le
conectan con nuevas formas de ver la realidad. Afortunadamente para él,
Saturno refrena los impulsos más egoístas de este planeta, ayudándole a
entender que los deseos personales, aunque puedan modificar en parte el
ideario propio, o sustentarse en una versión poco honesta de uno mismo,
también deben tener cierto orden. De este modo, Leary no fue un simple
drogadicto, ni alguien que se dejara llevar pasivamente por las experiencias
visionarias, sino que intentó dar cierta estructura a sus vivencias. Además, se
creó un aura de maestro, educando a toda una generación acerca de los
aspectos positivos de las experiencias de conciencia alterada. Todos estos,
son temas de la Casa 9.
Varuna se encuentra en la Casa 3, opuesto a Saturno. Aquí es evidente que
el código moral recibido, de tipo ortodoxo (Saturno en la Casa 9), resultaba
demasiado asfixiante para él. Sin duda, esta oposición nos habla justamente
de eso, de oponerse a las normas habituales, a aquello que dicta la religión
católica en la que fue criado. Para eso, Leary tuvo que desarrollar sus propias
ideas, hacer funcionar su cerebro. Pero quizás, los valores que sustituyeron a
los que había recibido eran demasiado endebles. Su pensamiento peca a veces
de falta de profundidad, y en ocasiones parece más un excursionista en los
terrenos de la mente que un auténtico pensador e innovador.
Quaoar está situado en oposición a la Luna, en la Casa 9 del cielo. No cabe
duda de que Leary fue un profesor carismático, un individuo capaz de abrir
las mentes de muchas personas. Él pudo sentar las bases sobre las que otros
han construido una nueva filosofía, o nuevas formas de acceder a la
conciencia. Aquí se ve una conexión muy clara con las drogas o los estados
mentales alterados, que son parte del culto tradicional de Quaoar. Leary
intentó crear un sacramento alrededor de las drogas, pero no porque creyera
en ninguna religión, sino como forma de escapar de la ley.
También hay en esta situación un cierto desinterés, puesto que si Quaoar,
de por sí, tiende a tomar distancia con lo que crea, la oposición de este cuerpo
a la Luna puede acentuar esta característica. Leary no fue un hombre apegado
a una idea, ni intentó ser un gurú al frente de una secta. Su enfoque era más
abierto, menos controlador. Él era un inspirador, alguien que intentó mover
las mentes de millones de seres humanos, más que tener el dominio sobre
unos pocos. En este sentido, supo manifestar sus ideas de un modo abierto.
A continuación, haremos un análisis breve del resto de los planetas
transneptunianos, a pesar de que no son tan relevantes como los anteriores.
Sedna, en la Carta de Leary, se sitúa en la Casa 4. Se puede especular aquí
con una compleja relación entre Leary y su padre, algo que es visible en la
manera en que él mismo fracasó como progenitor. El sentimiento de
fragmentación que se dio con esta posición, se une también a la forma en que
su trabajo contribuyó a dinamitar su pasado como hijo de una familia
católica.
Aquí conviene explicar que el padre de Leary abandonó la familia cuando
él era apenas un adolescente y luego insistió en que el hijo ingresara en la
academia militar de West Point. Como es de suponer, Leary no tuvo una
buena experiencia en un ámbito como ese, y afrontó numerosas faltas
disciplinarias que acabaron en su salida del ejército. Sólo gracias a la
intervención de su madre y al manejo de algunas influencias políticas, se
logró que esa salida fuera “honorable”, es decir, sin cargos que pudieran
afectar a su vida laboral futura.
Makemake, por su parte, está ubicado en la Casa 7. Este planeta, en el caso
de Leary, puede estar implicado en su necesidad de buscar experiencias
compartidas que reflejaran su interés por la naturaleza profunda de la
realidad. En la época hippie, era común compartir experiencias visionarias en
grupo, de manera que se produjera una vivencia no sólo de cada persona
como individuo, sino en comunión con los otros.
El planeta Haumea está situado en la Casa 8. Sin duda, Leary era una
persona interesada en todo aquello que para otros eran temas tabú, como las
experiencias trascendentes. Incluso podríamos decir que sus deseos de
retransmitir su muerte podrían tener alguna conexión con el poder creativo de
este cuerpo en la casa octava del cielo.
Orco, por fin, está ubicado en la Casa 5. Esta es una posición muy creativa
para el dios del inframundo. Quizá por esto, la manera en que Leary viajó
hacia su propio interior se relaciona con lo lúdico, con el sentido del disfrute.
Las clases y las conferencias de este personaje eran todo un acontecimiento,
donde se mezclaban diversas artes y donde él actuaba como inspirador, como
un guía luminoso que invitaba a sus oyentes a encontrarse a sí mismos a
través de la diversión y el éxtasis.
En resumen, cuando analizamos los planetas transneptunianos de Timothy
Leary, podemos comprender cómo aquellas personas que son pioneras en el
desarrollo de la conciencia no sólo tienen que lidiar con los sectores más
tradicionales de la sociedad. También deben hacer frente a sus propias
contradicciones internas, e incluso, deben caer en ciertos errores que son
inevitables cuando se está explorando un nuevo territorio.
Es fácil, desde la distancia que da el tiempo, juzgar a estos individuos. Sus
errores se hacen evidentes para nosotros porque precisamente ellos fueron los
primeros en cometerlos. Pero también hay que ser justos y entender que el ser
humano, la humanidad en su conjunto, se desarrolla a veces en medio de la
oscuridad y la contradicción.
Los nuevos planetas, aquellos que orbitan más allá de Neptuno, están
siendo descubiertos para que nuestra conciencia pueda desplazarse más allá
de lo que conocemos actualmente. Es evidente que, en el camino que lleva al
crecimiento de la conciencia, todos cometemos errores. Pero más que mirar
lo que nos desilusiona, debemos ser optimistas y pensar en los nuevos
territorios del alma que están aún por explorar.
El ser humano está empezando a conocerse, a sentir que de verdad forma
parte de la tierra, y todavía más allá, del universo. Aún queda mucho camino
por recorrer, pero gracias a disciplinas como la Astrología, que a pesar de su
larga historia no deja de renovarse, el sendero hacia una nueva conciencia
individual y colectiva será un poco más fácil para todos.
Por último, haz clic en el botón “Cliquee aquí para ver la carta” y
obtendrás la Carta Natal con todos los planetas transneptunianos, así como
sendas tablas gráficas. En la primera, a la izquierda, está la ubicación de cada
uno de los planetas, puntos y nuevos planetas, así como los aspectos que
realizan entre sí. A la derecha, en un recuadro más pequeño, está la
distribución de todos estos puntos y cuerpos entre los cuatro elementos y las
tres cualidades (cardinal, fijo o mutable).
A partir de aquí, es muy fácil empezar a estudiar la posición de los
transneptunianos en tu Carta Natal, o en la de la persona que desees.
También puedes obtener la posición actual de los planetas
transneptunianos ingresando los mismos números y seleccionando la opción:
“Carta Natal y Tránsitos”.
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[1]Una unidad astronómica (ua) equivale aproximadamente a la distancia
media de la Tierra al Sol.
[2]En la actualidad, se prefiere utilizar el término inuit para referirse a
estos pueblos, ya que la palabra “esquimal” tiene un carácter peyorativo.
[3]Unciclo de revolución es el tiempo que tarda el planeta en volver a la
misma posición en la que estaba en el momento del nacimiento.
[4]Puedes leer más acerca de los centauros en mi libro “Centauros en
Astrología. El valor de la transformación”.
[5]Los etruscos habitaban en la zona central de la península Itálica y son
los precursores de la civilización latina.
[6]Timothy Francis Leary, nacido el 22 de octubre de 1920 en Springfield
(Massachusetts, Estados Unidos), a las 10:45 horas EDT (14:45 GMT).
Nuevos planetas astrológicos
Descubre los nuevos planetas astrológicos a través de esta serie del astrólogo
Octavio Déniz.