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¿Y Dónde Está La Escuela

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¿Y dónde está la escuela ?

Lic. Verónica Pose (Psicopedagoga -docente)

A lo largo de décadas en la historia de nuestro país, el paso por la escuela


aseguraba para el conjunto de los habitantes una formación compartida, el encuentro en lo
común, alejándose de circuitos sectarios de escolarización o de diferenciación de clases.
En este tiempo de pandemia muchas fueron las preguntas dirigidas a la institución
escuela, haciéndose presentes las voces que sentenciaban la ausencia del aprendizaje
desde la virtualidad.
Pasaron varios meses donde la construcción del entramado relacional del
sistema educativo, muto.
Lo cotidiano se empasto en un collage de cuadernos, tareas impresas, ollas, video
llamadas, mails, tiempos en las plataformas, juguetes, horarios laborales; donde el proyecto
familiar que estaba pensado desde diferentes espacios, se unificó en una realidad de cuatro
paredes, donde las miradas se encontraban en un desconcierto.
Se multiplicaron las consultas dentro de espacios clínicos y académicos sobre el
papel de mediadores escolares que empezaron a tener las familias.
Aprender en relación con otros y en la representación de estos y sus acciones, se
experimenta a lo largo de toda nuestra vida, con diferentes resultados, permitiendo
determinados saberes, entonces porque dejar solamente en las aulas el enseñar y
aprender.
El sistema educativo ha tenido que enfrentar un gran desafío didáctico y de recursos
socioeconómicos en tiempos de pandemia, definir e instalar un trabajo que posibilite el
acceso a todos los estudiantes de un aprendizaje significativo, preservar la continuidad de la
experiencia escolar, identificando prioridades y estableciendo criterios que permitan
enriquecer la tarea pedagógica lo cual no fue, ni es sencillo.
Son muchas las experiencias educativas a lo largo de nuestro país un ejemplo
interesante se dio en el mes de octubre en el municipio de la Matanza, instituciones
educativas presentaron sus producciones sobre lo trabajado en ciencia y tecnología durante
el aislamiento, permitiendo enlazar saberes que generaron una construcción colectiva.

Falta mucho camino por recorrer temas como conceptos valorativos, instancias evaluativas,
ciclos escolares, tiempos y miradas ideológicas son parte de la próxima página de este libro
que comenzó a escribirse allá lejos en el mes de marzo.
De la integración social a la inclusión educativa, una mirada colectiva

Lic. Veronica Posse

( Psicopedagoga -docente )

Ser más allá de lo estipulado socialmente conlleva a pensar las múltiples causas que
dieron origen a una pedagogía inclusiva. Comprender a un otro partiendo de su
subjetividad, no es una tarea sencilla.

El sistema educativo en resoluciones tales como la 311/16 establece: “Artículo 5°.


Las jurisdicciones, y todos los actores institucionales incluidos en el sistema educativo,
profundizarán la cultura inclusiva como eje transversal en los establecimientos educativos
que de ellas dependan,

Pero cuánto de lo pautado es llevado a las aulas tanto presenciales como virtuales,
cuestiones tales como las diferencias socioeconómicas, la accesibilidad, el
acompañamiento de recursos humanos adecuados, los tiempos institucionales que permitan
planificaciones significativas, son constantes problemáticas que conviven a diario con
nuestro sistema .

Si hacemos hincapié en las interrelaciones sociales, se denotan habitualmente en


conceptos que se utilizan en la cotidianeidad, un ejemplo de esto es términos tales como
«integración» que supone la existencia de una previa separación o segregación, estando en
relación directa con «ser admitido» socialmente. Entonces el pensar a un niño como un ser
integral en un sistema que tiende a la homogeneidad, que reasegura la exclusión como
manera de estigmatización, es una tarea que nos desafía a la reflexión hacia una mirada
real y no ideal del entramado pedagógico.

Cuestionarnos nos permite repensar la educación inclusiva, la cual centra sus


prácticas pedagógicas en la búsqueda de mejorar las condiciones de enseñanza y
aprendizaje. Pero en las aulas la inclusión es una gran deuda, dado que todavía se busca
llegar a ella desde instancias individuales, en muchas ocasiones se construye a través de la
prueba y error o variables absolutamente arbitrarias donde cada institución reinterpreta el
cómo, el cuándo y el porqué de las integraciones.
La convicción de que el trabajo docente colectivo favorece una cultura educativa,
donde cada uno percibe y asume su participación, nos lleva a pensar a la escuela desde la
idea de ser el ámbito donde se aceptan y se valoran las diferencias, por ende, es de esperar
un claro compromiso, donde el enfoque de la singularidad nos lleve a trabajar la búsqueda
permanente de propuestas, estrategias para crear las condiciones necesarias que
posibiliten a los alumnos el desarrollo de sus potencialidades.
Año a año nuestra la educación se enriquece con nuevos desafíos, donde la
inclusión no debería quedarse en el discurso, sino en una realidad donde seamos
protagonistas junto a la comunidad educativa, donde «ser más allá de lo estipulado
socialmente» no sea un problema sino el enriquecimiento a través de la diferencia.

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