Texto y Tarea. El Ocio y La Vida Intelectual - Josef Pieper

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Textos de Filosofía

Prof. Gonzalo Perez

JOSEF PIEPER el empleo, hasta el extremo de todas nuestras fuerzas, lo único que
importa?

EL OCIO Y LA VIDA INTELECTUAL


(Selección de textos) Esta objeción no es de poca monta. Sin embargo, si con 1a
imagen de la construcción se alude a una nueva ordenación de
TRADUCCIÓN DE ALBERTO PEREZ MASEGOSA, nuestro haber espiritual, más allá de una simple protección vital y de
MANUEL SALCEDO, LUCIO GARCIA
la satisfacción de las necesidades mínimas, se ha de responder ante
ORTEGA Y RAMON CERCOS.
EDICIONES RIALP, S. A., MADRID, 1979 todo y previamente a toda argumentación detallada, que justamente
esos comienzos, precisamente esa nueva fundamentación, es lo que
hace necesario una defensa del ocio.

OCIO Y CULTO
Pues el ocio es uno de los fundamentos de la cultura
occidental (y suponemos, quizá demasiado audazmente, que ese
I
nuevo edificio se planea con espíritu occidental; suposición está tan
sujeta a objeciones que se puede decir abiertamente que esto y no
Como los maestros de la Escolástica, que acostumbraban otra cosa es lo que precisamente hoy se ventila). Ya se echa de ver
iniciar sus articuli con el Videtur quod non, empezaremos con una en la lectura de la Metafísica de Aristóteles, en su primer capítulo.
objeción. Y es la siguiente: no parece que sea esta la ocasión de
hablar del ocio. Nos encontramos en el trance de construir una casa; Y la etimología nos orienta en el mismo sentido: ocio se dice
estamos muy ocupados. Y hasta que se termine la casa, ¿no es acaso en griego σχολή; en latín, schola; en castellano, escuela. Así, pues,

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el nombre con que denominamos los lugares en que se lleva a cabo orden natural? ¿No ha de parecerle esta frase al hombre del mundo
la educación, e incluso la educación superior, significa ocio. Escuela totalitario del trabajo algo inmoral, que va contra la ley fundamental
no quiere decir escuela, sino ocio. de la sociedad humana?

Ciertamente que este sentido original del ocio ha pasado Ahora bien: no hemos fabricado un paradigma abstracto con
completamente inadvertido en la negación del ocio que el mundo fines ilustrativos, sino que aquella frase se formuló realmente en una
totalitario del trabajo tiene como programa, y para librar de ocasión, y concretamente la formuló Aristóteles. Y el hecho de que
obstáculos nuestra visión de 1a esencia del ocio hemos de vencer se expresara así este realista de tanto sentido común, a quien se
una resistencia, nuestra propia resistencia, que se deriva de una supone tan entregado a la faena cotidiana, da a la frase una gravedad
revaloración del mundo del trabajo. especial.

«No se trabaja solamente por el hecho de vivir, sino que se La frase, traducida literalmente, es la siguiente: «Estamos no
vive para trabajar». Esta frase la entienden todos inmediatamente; en ociosos para tener ocio». «Estar no ocioso» es precisamente la
ella queda expresada la opinión vulgar y corriente. Y nos cuesta palabra que tenían los griegos para la actividad laboral cotidiana, no
trabajo observar que en ese caso el orden de la realidad está sólo para su falta de descanso, sino para la labor cotidiana misma.
invertido. La lengua griega tiene para ello únicamente un nombre negativo,
«no ociosos».
Pero ¿cómo contestaremos a la otra frase «trabajamos para
tener ocio»? ¿Vacilaremos en decir que este caso representa en Y lo mismo ocurre con el latin (neg-otium).
realidad el «mundo al revés», y que en él precisamente se invierte el

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Y el contexto en el que se encuentra la frase aristotélica Una nueva objeción: y esta distinción, ¿no tiene en realidad un valor
acerca del ocio, así como el de aquella (¡de la Política de meramente histórico? Habría que replicar que un término de la
Aristóteles!) que dice que el ocio es el punto cardinal alrededor del distinción nos sale aún hoy día al paso cuando se habla de «trabajos
cual gira todo, parece dar a entender que lo que se expresa es algo serviles» incompatibles con el santo ocio de un día de fiesta.
casi evidente, de suerte que se puede suponer que los griegos no
podrían comprender en absoluto nuestra máxima del trabajo por el ¿Quién piensa en verdad que esa expresión pertenece a una
trabajo mismo. comparación bimembre y que se tiene ante sí uno de los términos de
la misma, el cual! por sí solo es incomprensible? No se puede
¿No está ya bien claro, por otra parte, que no tenemos definir con un poco de precisión lo que es propiamente el «trabajo
ninguna forma de acceso inmediato a la noción original del ocio? servil» si no es mediante la contraposición con las «artes libres».
Pero ¿qué quiere decir «artes libres»? De ello habrá que hablar aún.
Hay que esperar ahora otra objeción: ¿Qué nos importa hoy
en día, realmente y en serio, Aristóteles? Podemos admirar si Se podría alegar esto, según queda dicho, para poner de
queremos el mundo de los antiguos, pero ¿hasta qué punto nos manifiesto que Aristóteles no es simplemente Aristóteles. En todo
puede obligar? caso no se puede deducir ciertamente obligación alguna de tales
alusiones históricas.
Se podría hacer una contraobjeción, que consiste en decir
que la doctrina cristiano-occidental de la vita contemplativa está La que se intentaba, ante todo, era observar claramente
vinculada a los pensamientos aristotélicos acerca del ocio, y que la cuánto se diferencia nuestra valoración del trabajo y del ocio de
distinción entre artes liberales y artes serviles tiene ahí su origen. aquella que al hombre antiguo y al medieval le resultaba tan

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evidente, y es tanta la diferencia que no podemos concebir en circunstancias concretas que han empezado a modelar al hombre de
absoluto en forma inmediata a qué aludían los antiguos cuando mañana.
decían: «Trabajamos con vistas al ocio».
Lo que se pone de manifiesto en el nuevo concepto del
Esta diferencia, este hecho de que no dispongamos de un trabajo y del trabajador es una auténtica variación en la concepción
acceso inmediato al concepto original del ocio, se nos hace más del ser del hombre en general y en la interpretación de la existencia
patente cuando nos damos cuenta de hasta qué punto la noción humana en general, aunque por lo demás sea difícil abarcar el
opuesta, la idea y el carácter ejemplar del trabajo, han conquistado y proceso histórico de estos cambios de valoración y resulte apenas
dominado casi todo el ámbito de la actividad humana y hasta de la visible en detalle. Es necesario, por tanto, si es que se quiere llegar a
misma existencia humana y de cuánta es la propensión que tenemos afirmaciones de cierto peso, que no nos dediquemos a ilustraciones
a justificar las exigencias derivadas de la figura del «trabajador». históricas, sino más bien a calar en el fundamento radical de una
teoría filosófico-teológica del hombre.
La palabra «trabajador» no se emplea aquí como si se tratara
de una caracterización profesional en el sentido que puede dársele
en estadística social; no se alude a un determinado estrato social, al
«proletariado», aunque no sea casual ese denominador común. La
denominación «trabajador» tiene un sentido antropológico; se
refiere a un modelo humano universal. En ese sentido Ernst
Niekisch ha hablado del «trabajador» como de un «tipo imperial», y
Ernst Jünger, bajo el mismo título de «trabajador», ha esbozado las

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EL OCIO Y LA VIDA INTELECTUAL


(Guía de lectura)

CAPÍTULO PRIMERO

1. ¿Cuál es el sentido original del término ocio?


2. ¿Por qué sostiene Pieper que “nos cuesta trabajo observar
que en ese caso el orden de la realidad está invertido”?
3. ¿A quién se atribuye la frase “Estamos no ociosos para tener
ocio” y que quiere decir con ella?
4. ¿Por qué los griegos “no podrían comprender en absoluto
nuestra máxima del trabajo por el trabajo mismo”?
5. ¿En qué se diferencia nuestra valoración del trabajo y del
ocio con la del hombre antiguo y medieval?

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