Unaula Rep Pre Der 2016 Mina Cerrejon
Unaula Rep Pre Der 2016 Mina Cerrejon
Unaula Rep Pre Der 2016 Mina Cerrejon
OMAR BOTERO
MEDELLÍN
2016
TABLA DE CONTENIDO
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
3.3. El derecho fundamental a un medio ambiente sano y su conexidad con los derechos
Económicos y sociales
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
RESUMEN
Palabras Clave: derechos de las comunidades, impacto ambiental, desviación del río
Ranchería.
INTRODUCCIÓN
La mina El Cerrejón, a cielo abierto, es una de las más grandes, puesto que produce
anualmente 32 millones de toneladas de carbón, que representan el 50% de las exportaciones
carboníferas colombianas, que a su vez equivale al 30% de las exportaciones tradicionales
del país. La producción del Cerrejón constituye el 55% del PIB de la Guajira y, de su
actividad las entidades territoriales y nacionales reciben miles de millones de pesos anuales
por conceptos de impuestos y regalías; sin embargo, y a pesar de esta riqueza, la población
de ese departamento y muy particularmente quienes pertenecen a la etnia Wayuu, viven en
medio de la pobreza y carecen de los elementos básicos para la supervivencia y la vida digna.
Así lo afirma Allison Benson (2011) en un documentado en el que describe lo que sucede en
la Guajira: una descomunal fuente de riqueza que favorece a tres compañías internacionales,
pero que poco hace con las comunidades cercanas a ella, quienes renunciaron a sus territorios
para las expansiones de la mina y que deberán soportar la desviación del río Ranchería en
beneficio de la explotación de carbón para exportar, a pesar de que con ello se interviene la
naturaleza de tal manera que el impacto ambiental modifica la situación de los habitantes de
la zona aledaña, en particular la de dicha comunidad .
Por su parte el periódico El Tiempo (Febrero de 2015), afirma que los planes de
expansión serán en grande porque se planea, además, mantener el nivel de producción –por
agotamiento de algunos frentes- desarrollando el tajo La Puente ubicado al norte de la
concesión minera; para realizarlo se moverá un tramo del cauce del arroyo Bruno,
perteneciente al sistema hídrico del río Ranchería, unos 700 metros hacia el norte, con el fin
de que no se afecte por el avance de la operación minera. El proyecto de expansión de la
operación tendrá un costo que se estima en 100.000 millones de pesos y, según la compañía,
en el área que se libere hay reservas de carbón por unos 35 millones de toneladas. Este
proyecto de expansión ha sido aprobado por la autoridad ambiental y según la empresa “ya
se surtió el proceso de consulta previa con la comunidad de Campo Herrera, entre agosto de
2013 y mayo de 2014” (El Tiempo, 2015)
A pesar de que la mina produce carbón de manera continua, pues explota 69.000
hectáreas de suelo guajiro, el 70% de la población del departamento vive en pobreza y el
30% en pobreza extrema, y estas cifras solo las superan Chocó y Vichada, según cifras del
Departamento Administrativo de Estadística – DANE-, como lo afirma Benson (2011). En
las comunidades del departamento de la Guajira los resultados en salud, educación y
saneamiento básico son muy precarios y lo que llaman el boom minero-energético beneficia
muy poco a las comunidades indígenas que sobreviven en este departamento ya que la
reforma de las regalías, además, perjudicó la ejecución de planes socioeconómicos en la
región. Afirma Benson: “los contrastes en la economía guajira son otro ejemplo que
demuestra que la inversión y el crecimiento per se no son generadores de bienestar, y que en
el campo de la política pública hay mucho que se ha debido hacer desde hace tiempo” (2011,
p. 2).
Al respecto, las cifras del DANE (2015) y que corresponden a 2014, indican que el
porcentaje de personas en situación de pobreza para el departamento de la Guajira fue de
53% y en situación de pobreza extrema fue de 24.8%; hay que anotar que este organismo
define que un hogar está en la situación de pobreza extrema cuando los ingresos están por
debajo de $361.312. (p. 5). Estas cifras, a juicio de quien fue el Gobernador de La Guajira
hasta el año 2015, son “irrisorias” (El Espectador, 30 de Junio de 2015), un departamento
donde existen más de 1000 comunidades, todas con grandes necesidades, entre ellas la del
agua.
Además del problema social que existe en la Guajira, el problema ambiental que allí
se vive repercute directamente sobre la población y más exactamente sobre aquella que vive
en las riberas del río Ranchería y en cercanías de la mina. Las poblaciones donde tiene
influencia la mina tienen problemas con sus cultivos y con los animales que crían, con la
salud y el bienestar, porque los trabajos de exploración y explotación minera han originado
altos niveles de contaminación por ruido, vibraciones causadas por las explosiones, deterioro
de la salud por el polvillo que proviene de la extracción y del cargue de los camiones, que se
esparce por pueblos y caseríos y es altamente nocivo para la salud como lo afirma la
Organización Mundial de la Salud – OMS – citada por la Corte Constitucional en la Sentencia
T-154 de 2013 M.P. Nilson Pinilla y a cuya prevención apuntan las normas de calidad del
organismo internacional, obligatorias en Colombia.
1
Exxon Mobil también conocida mundialmente como por (Esso) es una de las empresas herederas de la
Standard Oil Company, empresa fundada en 1870 por John Rockefeller . En Tercera Información [versión
digital] http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article91070
exploración, construcción y producción del carbón en la Zona Norte del Cerrejón, durante 33
años. En 1999 se prorroga la etapa de producción hasta el año 2034.
En 2000, el Gobierno vende por 849 mil millones de pesos (383.7 millones de
dólares) la participación en Carbocol2 para cumplir con las exigencias del Fondo Monetario
Internacional que le exigía al gobierno un ajuste fiscal; los compradores son Billinton
(Inglaterra), Glencore (Suiza) y Anglo American (Sur África). De la venta se dijo que era un
éxito económico del Estado, a pesar de que hubo debates sobre las condiciones de la venta:
Jorge Eduardo Cock, (en Pulido, 2003), gerente de Carbocol unos años antes de la venta,
afirmó que: “Vender a Carbocol por $849.000 millones es lamentable, muy afortunados
quienes la compraron, es muy lamentable que se hubiese entregado la empresa por un precio
irrisorio”.
En 2002, las subsidiarias de Anglo American, BHP Billiton y Glencore compran a Exxon
el 50% de Cerrejón, Zona Norte. Así se convirtieron en dueños únicos de la empresa. Esta
operación dejó a las tres compañías como propietarias del Carbón de la Guajira hasta el año 2033, y
son estas las que controlan el 100% de las exportaciones de Carbón de la Guajira y el 46% de las
exportaciones de Carbón de Colombia.
2
Acosta (1982) afirma que CARBOCOL no podía vender porque la negociación mediante la cual ECOPETROL
le entrega la tierra del Cerrejón no era legal, precisamente porque ECOPETROL no había culminado el trámite
legal.
La desviación del rio Ranchería la definió la empresa El Cerrejón con el fin de adelantar
la expansión para explotar el carbón existente bajo el cauce y exportarlo; la empresa describió
el proyecto en el año 2011 y afirmó que se trata de la clave del crecimiento para un futuro,
ya que permitiría la explotación del carbón que está debajo del río Ranchería en dos tajos a
cielo abierto; el desvío sería de 26 kilómetros y demandaría la construcción de instalaciones
ferroviarias que saquen el carbón hasta el puerto que, por esta razón, deberá ampliarse. Para
la ejecución de estas obras se requiere construir una presa y un reservorio en el río Palomino.
(El Cerrejón, 2011). El arroyo Bruno pertenece al sistema hídrico del río Ranchería y hace
parte del plan de expansión de la mina, porque la compañía tiene proyectado desviar 3.6
kilómetros del arroyo, 700 metros al norte de la exploración y este movimiento acabaría con
una reserva ecológica, invadiría tierras de la comunidad y causaría perjuicios económicos y
sociales, además de los ambientales porque se trata de un corredor ecológico que sirve de
estación a muchas aves que migran del norte al sur del continente, tal como lo documenta
Gualdrón (2010).
1.9. Las poblaciones que están en territorios cercanos a la mina y en las riberas del rio
Ranchería
El impacto cultural por la desviación del rio lo describe Mixali María Herrera, líder del
movimiento Fuerza Mujeres Wayuu, quien afirma que:
El río es el espacio, hace parte de la espiritualidad. El Wayúu piensa que cuando uno
muere, el espíritu va para Jepirrachi y su paso se hace por el río, su alma tiene que
alimentarse para poder llegar a Jepirrachi, donde descansan las almas en la alta Guajira.
Si el río desaparece, las almas no van a alcanzar a llegar a Jepirrachi. El río Ranchería
desde su cuenca alta hasta su cuenca baja desempeña un papel primordial para la cultura
Wayúu. En la zona de la cuenca alta, las actividades agrícolas y pecuarias han ido
desapareciendo, en la zona donde está el Cerrejón (Indepaz, p.47)
El cauce medio del río Ranchería es el que se va a desviar y del desvío existen actualmente
las obras civiles para ello tal como puede observarse en las fotografía que se incluyen, las
cuales hacen parte de la construcción del distrito de riego que logra esquivar el problema
ambiental de la desviación del río, facilitando la acción de la empresa propietaria de la mina.
En el mismo sentido, afirma Indepaz (2013) que los efectos nocivos para el ambiente
son graves, aunque la compañía (Cerrejón, 2015) destaque la implementación de planes que
mitigan el impacto ambiental en la zona. Efectivamente, dice Indepaz (2013) que las
comunidades que viven cerca a las exploraciones y explotaciones soportan el incremento
continuo en la polución, porque el polvillo de carbón es permanente en el aire, en las plantas,
los sembrados, en el río y los arroyos, lo que produce enfermedades pulmonares en los
habitantes, en los animales domésticos que constituyen el sustento y en los peces “por el
detrimento de la calidad del agua y las complicaciones de acceso al río, que cada vez está
más cercado por los terrenos privados de la mina” (p. 46). En este mismo sentido, el estudio
de la Contraloría General de la Nación (2011) confirma los impactos en las zonas cercanas
a la mina. De esta manera, se desconocen los derechos al medio ambiente sano, a la salud, la
cultura y a la supervivencia, consagrados por los artículos 11, 79, 80, 49, 64, 70 de la
Constitución Política, derechos sobre los cuales la jurisprudencia de la Corte Constitucional
es reiterada y constituye un precedente de obligatorio cumplimiento. La sentencia T-379 M
P. Jorge Pretelt reitera lo dicho por la Corte Interamericana de Derechos Humanos al decidir
la causa de la comunidad indígena Sawhoyamax vs. Paraguay en el año 2007:
(…) la falta de acceso a los territorios puede impedir a las comunidades
indígenas usar y disfrutar de los recursos naturales necesarios para procurar su
subsistencia, mediante sus actividades tradicionales; acceder a los sistemas
tradicionales de salud y otras funciones socioculturales, lo que puede exponerlos
a condiciones de vida precarias o infrahumanas, a mayor vulnerabilidad ante
enfermedades y epidemias, así como someterlos a situaciones de desprotección
extrema que pueden conllevar varias violaciones de sus derechos humanos,
además de ocasionarles sufrimiento y perjudicar la preservación de su forma de
vida, costumbres e idioma.
En cuanto al derecho al agua en la Sentencia T-055 de 2011, de acuerdo con la información
de Indepaz (2013) se consideró el derecho al agua potable como un derecho fundamental,
conexo con el derecho al saneamiento básico y se dijo que el medio ambiente sano impone
obligaciones al Estado, porque este, además de ser un derecho, es un bien jurídico protegido,
en favor de la comunidad. Dijo la Corte, que el medio ambiente sano, impone obligaciones
para el Estado y los particulares. La Corte tuvo en cuenta lo dicho en la Observación 15 de
2002 del Comité de derechos económicos, sociales y culturales que establece que “el agua
es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud”, y es
por tanto “condición previa para la realización de otros derechos humanos”. (p. 63)
Según la Observación 15 (2002, en Indepaz, 2013) el derecho al agua debe cumplir con los
siguientes requisitos:
i) debe ser adecuado a la dignidad, la vida y la salud humana, ii) el agua debe
tratarse como un bien social y cultural y no como un bien econó- mico, iii) el
ejercicio del derecho al agua debe ser de tal forma que sea sostenible tanto para
las generaciones actuales como para las futuras. (…) . (Indepaz, 2013, p. 64)
Otras sentencias de la Corte Constitucional que se refirieron al derecho al agua fueron
Sentencias T-389 de 2009, T-888 de 2008, T-1104 de 2005, cuyos criterios reafirma la
sentencia T-055 de 2011.
La desviación del río y del arroyo Bruno modifican de manera drástica el hábitat
existente, como ya se ha dicho y uno de los problemas que surgirían consiste en que se
suprimirían los pozos que las comunidades han excavado para extraer agua; aunque la
compañía minera se refiere a la construcción de la presa que permitiría el suministro, se trata
de un servicio que genera un costo para las comunidades indígenas que tendrían que pagar
por él a los precios y tarifas que la mina determine. Siendo los Wayúu comunidades con
graves problemas de pobreza, esto equivale a que se ponga en riesgo el acceso al derecho
fundamental a este recurso, porque tendrían que pagar por un recurso que hasta hoy
abastecen, tomándolo del río; este problema ha sido planteado por la comunidad e Indepaz
(2013) ha verificado que efectivamente los pozos que almacenan agua dulce, se encuentran
en los lugares cercanos al río y que al desplazarse este y realizar la explotación,
desaparecerían por completo. De esta manera se violaría flagrantemente la obligación del
Estado de solucionar las necesidades insatisfechas de saneamiento ambiental y de agua
potable que establece el artículo 366 de la Constitución Política.
Eficacia directa
El contenido esencial
Un punto importante que hay que señalar es que para la Corte Constitucional, los
derechos fundamentales no son taxativos y es así como jurisprudencialmente se ha ampliado
el catálogo y puede hacerse porque su aplicación depende de la existencia de un plexo
axiológico que les da vida jurídica.
3.3. El derecho fundamental a un medio ambiente sano y su conexidad con los derechos
económicos y sociales
Este sentido se ratifica en varias sentencias, entre las cuales la C-595 de 2010 que dice:
Fue entonces como, a la par con la consagración constitucional, se daban los grandes
debates sobre lo ambiental, tanto internacionalmente, la cumbre de Rio de Janeiro fue uno de
los escenarios principales, así como en el ámbito local. En Colombia, el marco regulatorio
de las áreas protegidas se encuentra en el Convenio de Diversidad Biológica elaborado en
Rio de Janeiro en 1992 y fue aprobado en el país mediante la ley 165 de 1994, promulgada
mediante el decreto 205 de 1996 y declarada exequible por la Corte Constitucional mediante
la sentencia C-519 de 1994 con ponencia de Vladimiro Naranjo Mesa.
Es claro, entonces que, de acuerdo con este enfoque, la evaluación del impacto
ambiental se fundamenta en la racionalidad científica que determina mediante un esquema
de causa-efecto cuáles serán los factores que impactarán el medio ambiente y como podrán
tratarse de manera que sus efectos no sean nocivos, sino que, por el contrario, puedan ser
benéficos; sin embargo, no siempre es así y aunque muchos de los proyectos extractivos
hayan sido sometidos a estudios de impacto ambiental, los resultados pueden ser otros o pasar
inadvertidos por muchos años. Los proyectos que involucran movimientos de tierra y
transformaciones a nivel de sus capas geológicas causan daños que muchas veces tardan
tiempo en producirse.
La sentencia C-123 de 2014, siendo ponente Alberto Rojas Ríos, se refiere al carácter
complejo del medio ambiente y a las distintas formas de protección que es necesario
implementar en beneficio de las comunidades. Entre estas formas de protección se encuentran
el seguro ecológico consagrado por la ley 491 de 1999 y la póliza minero-ambiental que
contempla el artículo 280 de la ley 685 de 2001 por medio de la cual se expidió el Código de
minas que está vigente actualmente. El Estado debe vigilar el cumplimiento de las normas de
protección y responder por los daños que se ocasionen al medio ambiente. Juan Carlos Henao
(2000), en un artículo acerca de la responsabilidad del Estado colombiano por el daño
ambiental define dicho daño, deduciéndolo del artículo 42 de la ley 99 de 1993 y
diferenciándolo jurídicamente del impacto ambiental.
Estas normas de control y de sanción tienen como objetivo el que se pueda disfrutar de un
ambiente sano, del derecho a la vida, a la salud, a la subsistencia. Estos derechos han sido
violados en La Guajira y las violaciones han sido documentadas por la Contraloría Nacional,
a saber: Informe de los recursos naturales y del ambiente.(2011) y Minería en Colombia.
Fundamentos para superar el modelo extractivista. (2010), pero también en documentos
académicos como en el de Germán A. Quimbayo y Lorena Sofía Correa (2010), y en informes
políticos como el del Senador Jorge Enrique Robledo (octubre 30 de 2012) en los que se
afirma que con esta actividad se causan perjuicios y daños irreparables y como ya se dijo y
violación a los derechos fundamentales, y por lo tanto es obligación del Estado prevenir y
mitigar el impacto de estos proyectos mineros, de acuerdo con las normas ambientales,
porque en caso de no hacerlo, el daño producido configura la responsabilidad del Estado,
según afirma Juan Carlos Henao (2003, 2007).
Con relación a la comunidad del río Ranchería, la Corte Constitucional se ha pronunciado en
las sentencias
El impacto ambiental debe ser estimado antes de que la autoridad ambiental otorgue la
licencia ambiental que es requisito para la explotación en forma legal. Para medir el impacto
es obligatoria la celebración de la audiencia de consulta previa, de acuerdo con la ley 1320
de 1998 en armonía con el Convenio 169 de 1989 de la Organización Internacional del
Trabajo OIT. Según Ortiz (2014) este Convenio no determina las formalidades de la Consulta
Previa, pero el Ministerio de Gobierno de Colombia si la ha reglamentado en su procedencia
y en su forma de convocar y oír a la comunidad, así como en la forma de aprobar los
preacuerdos, de sistematizar el cumplimiento y de cerrar el proceso (Ortiz, p. 282). En la
Sentencia C-063 de 2010 se pronunció la Corte Constitucional acerca de las consecuencias
de no consultar a la comunidad: “la indebida realización o su absoluta omisión traerán
consecuencias constitucionales y, sobre todo, iusfundamentales dentro del proceso de
determinación de la política pública estatal o de la toma de la administración.” (Ortiz, p.
281). Los actos administrativos que se profieran sin que se dé previamente la Consulta
pueden controvertirse mediante la acción de tutela dice Ortiz (2014, p. 283).
La desviación del río causará daños irreparables en la población Wayúu, muchos de los cuales
se le han puesto de presente a la compañía El Cerrejón y al Gobierno Nacional, en especial
con ocasión de la Consulta previa, que como denunció el Senador Robledo (octubre 30 de
2012) se convirtió en una feria de tierras y animales domésticos y como la propia comunidad
ha reclamado porque como dice el gestor entrevistado Pushaina Epiayú (2015) “solo ha sido
en términos de protocolo, que al final terminan haciendo lo que les parezca a la voluntad de
las multinacionales , personalmente no he visto respeto en este aspecto de la consulta previa
porque en la Guajira para los grandes dirigentes prevalece más el valor del dinero que pueden
ganar con el proyecto y pasan muchas veces por encima de la situación y la negativa de la
población indígena”
Sobre la decisión del desvío del cauce dice el mismo Pushaina Epiayú en la entrevista
concedida:
Querer desviar el río Ranchería solamente para ellos expandir sus riquezas que ayuda para
nada a las poblaciones de la Guajira, teniendo en cuenta que de este río y de su cauce normal
dependen muchas comunidades; hay que considerar que el agua en la Guajira es un tesoro
muy necesario y si lo afectan de esta manera sería una calamidad total para las poblaciones
ribereñas que a través de generaciones lo han tenido y sus vidas han persistido gracias a la
existencia de este río que les brinda todo lo necesario para sobrevivir.
La situación creada en los alrededores de la mina, la describe Vergara (2011) diciendo que
han sido modificaciones sustanciales al territorio. El desplazamiento del río y del arroyo
Bruno obligan a la consulta previa, por tratarse de acciones que intervendrán el espacio donde
habitan los Wayúu, porque constituye un desconocimiento a su cultura y al territorio ancestral
de esta etnia y porque se intervendría el río, fuente principal de la subsistencia en la
comunidad. La comunidad goza del derecho a la participación, como lo establece el artículo
2º de la Constitución política; el ejercicio de ese derecho se materializa en la participación
en la consulta previa que garantiza además el derecho a la autonomía, mediante los
mecanismos adecuados. Este derecho ha sido ratificado por la Corte Constitucional en varias
sentencias, entre las que cabe señalar la Sentencia de Tutela SU-383 de 2003 y en las
sentencias T-428 de 1992, T-342 de 1994, T-007 de 1995, SU-039 de 1997, Su 510 de 1998
y T-652 de 1998 en las que se reconoció el derecho a la supervivencia cultural; las sentencias
SU-037 de 1997 y T-652 en que se reconoció el derecho a la participación en la toma de
decisiones que puedan afectar a las comunidades.
Con fundamento en la Constitución y en la jurisprudencia, la Consulta previa la coordina y
adelanta el Ministerio del Interior, la cual se adelanta luego de verificar la existencia de
grupos étnicos en la zona donde se pretende adelantar un proyecto minero. Esta Consulta
tiene dos fases: de coordinación y preparación y el procedimiento de la consulta, para las
cuales se debe notificar a los representantes de las comunidades de la zona. Los acuerdos a
que se llegue se protocolizan ante funcionarios de la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo,
así como las partes interesadas. Si no se llega a ningún acuerdo, el Gobierno puede expedir
o no la licencia ambiental necesaria para la explotación; a las comunidades les queda abierta
la acción de tutela en defensa de sus derechos fundamentales.
El cambio del cauce del río Ranchería atenta contra el derecho a la integridad étnica, cultural,
social y económica de las comunidades que allí se asientan. La razón económica se enfrenta
a razón cultural y a la supervivencia, la que se agudiza en estas zonas tan particulares donde
el agua es un recurso escaso del que dependen muchas comunidades a lo largo del río
Ranchería,desde la Sierra Nevada y hasta Riohacha. La Corte Constitucional en la sentencia
T-380 de 1993, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, dice que este derecho a la subsistencia se
deduce directamente del derecho a la vida que consagra el artículo 11 de la Constitución
Política. Y, más adelante dice la misma sentencia, en relación con los derechos a la
preservación de la cultura propia, en relación con el derecho a la vida:
El desarrollo del tema sobre las comunidades Wayúu en la Guajira mostró que el ingreso de
las compañías carboníferas a explotar el carbón existente en el subsuelo de la Guajira fue
traumático para ellas, puesto que las condiciones en que se dieron la exploración y la
explotación generaron cambios importantes y profundos en esas comunidades, ya que
muchas de las personas que las integran vendieron sus terrenos y se movilizaron a terrenos
aledaños, a la mina. Los perjuicios desde ese momento han comprometido la vida, la salud y
la cultura de la comunidad. Si la exploración ha sido traumática, la explotación lo ha sido en
mayor medida, ya que se han afectado sus intereses, se han contaminado las fuentes de agua
y se ha transformado el hábitat.
La intención de modificar el cauce del río Ranchería interviene directamente el espacio donde
viven unas 2.900 personas de la etnia Wayúu, cuya vida depende de los recursos que se
obtienen en los territorios aledaños al río; dependen del agua del río para el riego y dependen
de entorno para la conservación de su cultura ancestral. Cambiar el cauce del río les generaría
transformaciones radicales en sus vidas e imposibilidad para obtener lo necesario para vivir,
en la forma en que lo han hecho tradicionalmente, de acuerdo con sus valores culturales. El
impacto ambiental sobre una zona en la que tradicionalmente el agua es un recurso muy
escaso, modificaría la composición del lugar e impactaría en la vida de los guajiros y de los
Wayúu principalmente.
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