Ecos de La Tora - Parasha 18 Mishpatim

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Temas:
➢ Mishpatim: Ordenanzas que regulan la conducta entre un yehudí y su prójimo.
➢ Leyes de esclavitud.
➢ Leyes de la sierva hebrea.
➢ Castigo por asesinato.
➢ Ojo por ojo.
➢ Leyes para el trato de animales.
➢ Ha Elohim: los jueces de Israel.
➢ El Año Sabático.
➢ Castigo por golpear y maldecir a los padres.
➢ Compensación de daños.
➢ Reembolso de propiedad robada.
➢ Castigo por practicar la brujería.
➢ No afligir a la viuda ni al huérfano.
➢ Las tres Fiestas del ciclo agrícola.
➢ No maldecir a un juez de Israel.
➢ Varias clases de castigo capital.
➢ Prohibida toda clase de soborno.
➢ No mezclar carne con leche.
➢ El ángel de Elokim.
➢ Moshé asciende al “cielo” para recibir las lujot (tablas de la Torah).
➢ Se estudian los Preceptos 42 al 94, de los 613 de la Torah.

COMENTARIOS

1ª Aliyá Shemot 21:1 - 21:19.

La Ley Civil.
La yuxtaposición de esta Sidrá (que trata principalmente acerca de las leyes civiles y de la
responsabilidad civil) con los Diez Mandamientos y las leyes del Altar, nos abre los ojos a una
característica del judaísmo que muchos juzgarán sorprendente. Para Dios no existe el ámbito de la
"religión", o en el sentido coloquial del término. La mayoría de la gente circunscribe la religión a la
esfera de lo estrictamente ritual y espiritual. La cultura occidental traza una línea divisoria entre
Iglesia y Estado. Para la Torá no existe tal distinción. Por el contrario: todos los ámbitos de la vida
están entrelazados y la santidad que se genera al hacer negocios —por ejemplo— según la forma
prescrita por la ley judía no es inferior a la que proviene de la devoción en los asuntos rituales. Los
Sabios enseñan que quien desea ser jasid, es decir, una persona escrupulosamente piadosa y
devota, debe ser muy meticuloso en áreas relacionadas con las leyes civiles y la responsabilidad civil
(Bava Kamá
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30a). El concepto del "templo" en el judaísmo se aplica tanto en la corte como en la sinagoga. Ese
es el mensaje central que nos transmite la ubicación contigua de ambos capítulos.

Con base en esta proximidad, los Sabios deducen que el Sanhedrín —la corte de setenta y un jueces
que constituía la suprema autoridad en temas halájicos— debía tener su asiento en el monte del
Templo, junto al Templo mismo, pues tanto uno como el otro son expresiones de santidad y de
servicio a Dios. Un juez que dicta sentencia acertadamente es considerado como socio en la
Creación, en tanto que quien comete atropellos judiciales es un destructor del mundo de Dios. Por
Io tanto, es lógico que la Torá -inmediatamente después de habernos permitido reconocer el poder
de Dios, manifestado en los milagros de la partición del mar, y la Revelación del Sinaí— ahora nos
presente leyes que parecen casi mundanas, aunque en realidad, de mundano no tienen nada. Más
bien, son expresiones de la grandeza de Dios no menos intensas que el primer mandamiento, con
su elocuente proclamación de la existencia y soberanía Divina. Este punto aparece gráficamente
ilustrado en el primer grupo de leyes de la Sidrá, el de los siervos judíos. Hasta las personas del más
bajo escalafón en la sociedad —los siervos y siervas—, han sido creadas a imagen de Dios, por lo
cual la Torá legisla el trato que debemos dispensarles con una atención al detalle no inferior a la que
dedica a los rituales del servicio del Templo en lom Kipur.

Rambán comenta que la ley civil es una extensión del décimo mandamiento y su prohibición de
codiciar lo ajeno. Para saber las áreas en que se aplica esta restricción, debemos estar conscientes
de cuáles son los derechos y los bienes de los demás. Al explicar este concepto, Sforno comenta que
ese último mandamiento nos prohíbe codiciar todo aquello que pertenezca a nuestro prójimo; por
eso, ahora la Torá comienza definiendo los límites de la propiedad ajena.

Evitar perjuicios a terceros.


El Talmud enseña que quien desea convertirse en una persona devota deberá prestar mucha
atención a las leyes sobre daños y perjuicios (Bava Kamá 30a). Esto desmiente en forma categórica
a quienes equivocadamente —y con pasmosa frecuencia- sostienen que la "religión" no trasciende
de Io ritual y las paredes del templo. Aquel que es irresponsable para con los bienes de los demás,
es tan poco religioso como aquel que se descuida en la observancia del Shabat o de las leyes de
kashrut. Este aforismo de los Sabios demuestra que la Torá abarca todos los ámbitos de la vida y
que la santidad es un todo indisoluble. En efecto, proceder con justicia en los asuntos monetarios
constituye un prerrequisito para la seguridad nacional de Israel; como afirma el profeta
leshaiahu/Isaías tras advertir acerca de la catástrofe y el exilio inminente: Sion será redimida con
justicia y sus cautivos, con rectitud (leshaiahu 1:27).

21:1 Ve'eleh ha mishpatim asher tasim lifneyhem.


Y éstas son las ordenanzas que expondrás ante ellos:

«‫ » משפטים‬Mishpatim: Se traduce “juicios” o “sentencias”. De esta porción aprendemos cómo Di-s


se transforma en nuestro Padre y hace posible que nosotros nos transformemos en Sus hijos. El
inicio del pasuk puede también leerse como: “…Estas son las leyes…”. En la sección anterior
apreciábamos cómo fue entregada la Torah, pero ahí solo se refirieron las «Aseret Hadibrot» (“Diez
Palabras”). Debe entenderse que, así como esos “Diez Enunciados” fueron dados en medio de
truenos y relámpagos, así también ocurrió con todas las leyes que ahora se están mencionando (…)
Además de las «Aseret Hadibrot», Di-s entregó el mismo día al pueblo de Israel un Código legal que
incluía tanto leyes monetarias como un Código penal.
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«Mishpatim» son las ordenanzas divinas que regulan la conducta entre un judío y su semejante
judío. El presente capítulo mira entonces, a las acciones y sus efectos en este mundo físico. De no
ser por las leyes sociales, la civilización hubiera llegado a su fin; la persona más fuerte habría
dominado y cada uno habría utilizado su fuerza para quitar aquello que no le pertenecía [Meam
Loez, Mishpatim Págs 1-3]. La Justicia, Principio crítico del Derecho, no está ni en el corazón del
hombre ni en su naturaleza; “…La Justicia mira hacia abajo desde el cielo. La justicia emana de Di-s
que es en Sí la fuente exclusiva…”, [Salm 85: 12].

Así como esos mandamientos fueron entregados en el Sinaí, lo mismo podemos decir de estos.
Asimismo, el Sanhedrín y el Templo deben estar situados en forma contigua, como se explicó
anteriormente (Rashi).

Las leyes deben ser colocadas ante ellos sin dejar de lado detalle alguno, igual como mesa puesta y
servida para los comensales (Rashi).
Las disputas deben ser llevadas ante ellos, es decir, ante los jueces judíos, quienes decidirán de
acuerdo con las leyes de la Torá. Si los judíos llevan sus pretensiones a un tribunal no judío —incluso
si sus leyes son las mismas en determinada instancia— esto constituye una profanación del Nombre
de Dios, pues equivale a declarar en público que el sistema judicial de ellos es superior al de la Torá
(Rashi).

El evento de la entrega de la Torah es considerado como unívoco en la historia espiritual de la


humanidad. Concluido ese evento, la nación deberá retomar su dimensión terrena, esto quiere
decir: orientar su vida diaria y bajar la Torah desde las alturas del Sinaí a la arena de los hechos. Es
por eso que inmediatamente después de la Revelación se promulga la legislación «Mishpatim», que
abarca los aspectos de la vida en lo nacional, en lo civil, en lo religioso, en lo físico y en lo espiritual.
En «Mishpatim», el Eterno nos enseña principios y valores explicándonos Su visión sobre el
matrimonio, cómo tratar a un sirviente, cómo cuidar la propiedad del prójimo, cómo sostener una
sociedad justa y nos enseña sobre nuestras obligaciones como hijos. Más allá de ver estos Preceptos
como un simple conjunto de leyes, ellos conforman un sistema que nos permite conectarnos con la
santidad de Elokim. Los mitzvot fueron extendidos a Moshé rabenu durante los cuarenta días que
él permanece en la cumbre de la montaña, por lo tanto, son una prolongación del «Decálogo». De
ellos, el judaísmo declara que… “Son rectos todos por igual…”, [Tehilim/Salmos 19:10, Tanaj Katz].

Según la tradición judía, Di-s dio al pueblo de Israel 613 Mandamientos, todos sagrados e igualmente
importantes. El Pirkei Avot enseña: “…Se meticuloso al realizar una mitzvá menor como lo haces con
una importante porque no sabes qué recompensa obtendrás”. También dice: “…Corre tras las
mitzvá menor como lo harías después de la más importante y huye de la transgresión, porque una
miztvá te lleva a efectuar otra así como una transgresión te lleva a realizar otra…”. Los 613 Preceptos
que registra la Torah se dividen en tres categorías que son: «mishpatim», «jukim» y «ediot», pues
en el libro de Devarim se lee: “… (44) Esta es la enseñanza que Moshé puso ante los israelitas. (45)
Éstos son los mandatos (edot), los decretos rituales (jukim), y las leyes (mishpatím) que Moshé
transmitió a los israelitas cuando salieron de Egipto…”, [Deut 4:44-45, Torat Emet]. Las leyes de la
Torah no obedecen a ninguna ética de situación, ni dependen de coordenadas de tiempo. La Torah
es sabia y su validez es eterna. La supervivencia milenaria del pueblo de Israel que recibió este Pacto
así lo demuestra.

LO FINITO DENTRO DE LO INFINITO


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¿Qué significa “lo finito dentro de lo infinito”? Mientras que la revelación en el Sinaí en «Parashat
Yitró» es la revelación de la naturaleza infinita del Creador, la «Parashá Mishpatim» revela su
capacidad como Ser limitado. Para entender estas palabras tenemos que tocar en breve un tema
profundo discutido en la Kabbalah y el Jasidut. Para la mente humana, parece que algo limitado no
puede ser ilimitado al mismo tiempo, y viceversa, algo que es ilimitado no puede ser limitado. Sin
embargo la Kabbalah nos enseña que, en realidad, Hashem incluye tanto lo ilimitado y lo limitado,
lo infinito y lo finito al mismo tiempo. Si el Creador fuera sin límites, entonces él estaría limitado al
“no tener” límites. Pero, puesto que Él no está limitado, a pesar de que se crea una paradoja, Él
debe contener tanto lo limitado y lo ilimitado. En otras palabras, para que el Creador sea perfecto,
debe incluir la capacidad de ser imperfecto. Mediante la creación de nuestra realidad, que se rige
por los límites, el Todopoderoso que es ilimitado, demuestra que realmente contiene el poder de la
limitación. En resumen, en nuestra generación, estamos llamados más que nunca a unir la «Parashá
Mishpatim» y «Parashat Yitró», y revelar que todo es del Sinaí [Rav Ginsburg].

TORAH ESCRITA Y TORAH ORAL

La Parashá concentra los principios fundamentales de lo que más tarde se denominará “Halajah”,
que incluye la ‫ תורה שבכתב‬, "Torah Shebijtav", que es la Ley Escrita, y la ‫ תורה שבעל פה‬, "Torah Shebehal
peh", que es la Tradición Oral. La Tradición Oral es la que, a través de mecanismos legales recibidos
en tradición, actualizará permanentemente la "Torah Shebijtav". Más tarde, esta Tradición Oral,
reglamentará la aplicación genérica de las leyes aquí pronunciadas.

La Tradición (en el Midrash Shemot, pág 184), nos dice que, el Santo y Bendito entrega Su Torah
(613 Preceptos), a Israel, en tanto que a las naciones gentiles exige solo las 7 leyes básicas conocidas
como las “Leyes de Noaj”. Esto merece una pequeña revisada en nuestro escrito. Una sólida
evidencia de que las “leyes noájidas” funcionaban para un gentil que amaba a Israel -más de 2000
años atrás, además de diversas fuentes tradicionales del judaísmo-, la encontramos en los escritos
neotestamentarios. En los siguientes pasajes se observará cómo las autoridades apostólicas, en el
siglo I D. E. C., específicamente discípulos de Rabí Yeshúa, decretan -en favor de los gentiles que
hacen su conversión al movimiento mesiánico (o netzarita)-, la observancia de 4 Preceptos (de un
total de 7 existentes). Por lo que, requerimientos como la Brit milá (circuncisión), Preceptos de
pureza ritual, Festividades, así como dieta alimenticia no les serían impuestos. Leamos:
“… (7) Y después de mucha discusión, Kefa se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis
cómo ya hace algún tiempo que Di-os escogió que los gentiles oyesen por mi boca la promesa de la
redención y creyesen. (8) Y Di-os, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles la Rúaj
HaKodesh lo mismo que a nosotros; (9) y no hizo diferencia de clase alguna entre nosotros y ellos,
purificando por la fe sus corazones. (10) Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Di-os, demandando la
imposición de un yugo sobre la cerviz de los discípulos, que ni nuestros padres ni nosotros hemos
podido llevar? (11) Antes creemos que por los meritos de nuestro Adón Yeshua tendremos entrada
al mundo por venir, de igual modo que cllos. (12) Entonces toda la multitud calló, y escuchaban a
Bar Nabá y a Shaul, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Di-os por medio
de ellos entre los gentiles. (13) Y cuando terminaron de rendir su informe, Ya'akov, tomando la
palabra dijo: Varones hermanos, oídme. (14) Shimón ha explicado cómo Di-os visitó por primera vez
a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para Su nombre. (15) Y con esto concuerdan las palabras
de los profetas, como está escrito: (16) Después de esto volveré Y restauraré el tabernáculo de David,
que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar como en los días antiguos (17) Para que
pueda poseer el resto de Edom y a todos los gentiles que invocan Mi Nombre, (18) Dice YHVH, que
hace esto. (19) Por lo cual yo juzgo que no interpongan tropiezos a quienes de entre los gentiles se
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convierten a Di-os, (20) sino escribirles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de
fornicación, de estrangulados y de sangre. (21) Porque Moshé desde tiempos antiguos tiene en cada
ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de Shabat… (30) Ellos entonces,
habiendo sido enviados, descendieron a Antioquia, y reuniendo a la congregación, entregaron la
carta…”, [Versión Código Real del NT; Hech 15:7-21. Leer hasta el pasuk 30].

¿Qué hicieron aquí los talmidim de Yeshúa? Aplicaron la Tradición Oral a los gentiles temerosos. Los
judíos que acepten la mesianidad de Yeshúa, deberán seguir cumpliendo la totalidad de las leyes de
la Torah, pero los gentiles temerosos se incrustarán en Israel mediante las “leyes noédicas”, (como
un primer paso). No obstante, esta resolución apostólica al interior de la Academia de Yeshúa, en
realidad llegaron a existir hasta tres posturas distintas, según lo explican investigadores judíos e
importantes eruditos no confesionales. La interpretación alternativa moderna, quebrando 19 siglos
de consenso, lo expone de la siguiente forma a través de uno de los historiadores más autorizados
de nuestro tiempo:
«…Las diferencias entre las diversas concepciones parecían insuperables. Sabemos que existían tres
posturas al respecto, muy enfrentadas; la de los judeocristianos estrictos, la de los judeocristianos
moderados y la de Pablo. Los primeros, capitaneados quizás, por Santiago; exigían que los gentiles
recién convertidos a la fe en Jesús se hicieran plenamente judíos (…) Los segundos capitaneados,
quizás por Pedro, y al que se añadió tal vez en algún momento Santiago, solo exigían a los paganos
convertidos que se cumplieran las denominadas “Leyes de Noé” (Hech 15:28-30). La tercera facción,
la de Pablo y sus seguidores, afirmaba que, según revelación divina, Dios le había dulcificado las
condiciones de salvación para esos paganos convertidos. Esta postura era muy novedosa y suscitó
enseguida una oposición encontrada (…) La entrada en el grupo de los que se iban a salvar se hacía
por ritos fáciles de cumplir: el bautismo y la eucaristía (…) Ese tercer modo de salvación era
sensacional, no era necesario circuncidarse, no era necesario cumplir con la ley de Moisés con toda
la tremenda pesadez de las leyes sobre pureza ritual y los alimentos. Tan solo bastaba con
circuncidarse espiritualmente, y observar la “ley del amor”, bautizarse y hacer la eucaristía…»,
[“Cristianismos derrotados”, Antonio Piñero, págs. 57-59. Leer además: “Guía para entender a Pablo
de Tarso”, págs. 62-66, y 148-155].

No es del todo fácil precisar en qué momento inicia, en el judaísmo, la aplicación formal de los
“Mandamientos de Noaj”, pero sí es fácil darse cuenta que la normatividad estaba en pie en los días
del judaísmo del Segundo Templo para las Escuelas rabínicas que admitían en su seno a gentiles, y
como se pudo notar, la Yeshiva del Rabí de Nazaret exigió la misma reglamentación a aquellos. La
nota resaltante es que el judaísmo actual, luego de algunos milenios, sigue preservando los
“Preceptos de Noaj”, lo cual tiene, injustificadamente, horrorizadas a las denominaciones religiosas
ajenas a la Torah. Pero tal disgusto se debe al poco conocimiento que tales sistemas religiosos tienen
sobre el judaísmo y la legislación emanada de la Torah. No debería ser así, ya que los grupos que
hoy se auto nombran como herederos de la doctrina de los Apóstoles y de la fe en Jesús, derivan
originalmente del “noajismo apostólico” -según se advirtió en el Concilio de Jerusalem en el siglo I
(Hech cap 15)-, reglamentación que hoy en día no observan.

LEYES DE ESCLAVITUD

2-6. Siervos judíos. A primera vista, parecería extraño que las leyes civiles de la Torá comiencen con
las leyes de servidumbre. Rambán explica que la liberación de estos siervos al cabo de seis años es
un recordatorio de la libertad que Israel gozó tras el cautiverio egipcio. Es por eso que
Irmiahu/Jeremías, en el capítulo de la Haftará, hace tanto hincapié en la liberación de los siervos al
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cabo de seis años y advierte que el castigo de Israel por negarse a liberarlos sería el exilio nacional.
[Podríamos añadir que esto debe ayudar a sensibilizarnos para tener más respeto hacia el prójimo
y sus bienes. dándonos cuenta de que la libertad y el derecho a la propiedad que gozamos son en si
un regalo Divino, algo que nos pertenece únicamente gracias a que Dios nos liberó de un cautiverio
absoluto.] Además, el hecho de que el siervo recupera su libertad el séptimo año evoca al séptimo
día de la Creación, a la vez un recordatorio de que Dios creó universo en seis días y descansó el
séptimo.
[Así como el judío debe comenzar Shabat con la actitud mental de la tarea cumplida, aunque tenga
una pila de papeles en su escritorio o en la mesa de trabajo, también el dueño de un siervo debe
liberarlo al comienzo del séptimo año sin cobrarle nada por su libertad. A pesar de que la adquisición
del siervo constituyó una gran inversión, esta es válida solamente por seis años. Después de esos
seis años, el deber del siervo como tal ha caducado, de la misma manera que la semana laboral dura
solamente seis días.]
Las primeras palabras del pasaje implican que, si el judío tiene la opción de adquirir un siervo judío
o un esclavo gentil, deberá optar por el judío, aunque le resulte más económico comprar o contratar
al gentil. Si el aprieto financiero en se encuentra otro judío es tal que se ve obligado a vender sus
servicios, entonces sus correligionarios tienen el deber de ayudarlo a salir del mismo (Or HaJaím).

21:2 Ki tikneh eved ivri shesh shanim ya'avod uvashvi'it yetse lachofshi chinam.
Si adquieres un esclavo hebreo, trabajará seis años, pero al séptimo año saldrá libre, sin cargo
[alguno para él].

El objetivo principal de este Mandamiento (Éxo 21:2), es garantizar al esclavo los medios para
recobrar su libertad individual tras haberla perdido temporariamente. El imperativo de la libertad
deriva del hecho que el hombre ha sido creado a imagen de Elokim y rescatado igualmente de Egipto
de "casa de servidumbre". Por lo tanto, los hijos de Israel deben imitar a su Creador concediendo la
libertad a quien carece de ella. La primera consideración de estas leyes es referente a la salvaguarda
de los derechos del hombre, especialmente de aquel que está situado en el nivel más bajo de la
escala social: el esclavo, del cual Hashem demanda que debe considerarse como un trabajador para
no despojarlo de su dignidad humana. Porque una de las mayores preocupaciones de la Torah es la
dignidad, la autoestima del ser humano. Otra razón por la cual no se debe oprimir al extraño es
porque un yehudí conoce muy bien el sabor de la opresión, esto lo aprendió en su propia piel en
Egipto.

“Seis años te servirá”: De acuerdo con los exégetas judíos, el numero de seis años deriva del hecho
que, así como el hombre libre trabaja seis días por semana y el séptimo, Shabat, está obligado al
descanso, de la misma forma, este esclavo, una vez transcurridos seis años de esclavitud, deberá ser
liberado en el Séptimo año.

La razón de que «Mishpatim» comience con el Precepto de los esclavos, es porque los Benei Israel
fueron rescatados de la esclavitud egipcia a fin de convertirse en siervos del único Di-s Verdadero,
por consiguiente, el amo hebreo deberá tratar a los siervos con muchas consideraciones y no
asemejarse a los capataces egipcios. El Midrash recoge diversas explicaciones sobre esta mitzvá, Pág
186-187. Otra explicación del pasuk la ofrecemos aquí:
“Seis años”: explican sabios judíos, representan los primeros 6 milenios de la existencia terrenal.
“Trabajo”: alude al servicio espiritual relacionado con el estudio de la Torah y observancia de
Mitzvot.
“Séptimo año”: simboliza el séptimo milenio, o “mundo venidero”.
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“Saldrá libre”: significa la libertad absoluta de la que el hombre redimido gozará con el Mashiaj,
cuando la divinidad no estará más encubierta sino… ¡revelada!

ESCLAVITUD ESPIRITUAL

¿Qué significa ser “esclavizados”? Es muy posible que, en ciertos lugares del mundo, aún exista la
esclavitud física; sin embargo la «esclavitud de la conciencia» (esclavitud del ego, y de nuestro estilo
de vida y pensamientos superficiales), existe en cada persona. Somos “esclavos” de todo aquello
que evita el cambio positivo y el crecimiento espiritual. Precisamente, uno de los puntos claves del
primero de los «Diez Enunciados», y el concepto de esclavitud del cual habla el Zohar es cómo nos
relacionamos entre nosotros. «Mishpatim» aborda la cuestión de los esclavos (hebreos y goyim); a
lo que los sabios kabalistas señalan que la porción no pretende hablar solamente de individuos que
se encuentran bajo opresión física, ya que ser esclavos significa también darle importancia a lo que
las personas piensan de nosotros y hacer las cosas no porque provengan de nuestra esencia
verdadera, sino porque la sociedad, los amigos, la familia, etc., quieren o desean que nos
comportemos de ese modo. También puede significar que estamos haciendo las cosas solo para ser
apreciados, aceptados y queridos, o ser vistos como personas buenas, espirituales y generosas;
aunque, ciertamente, estas acciones tienen un aspecto positivo.

La grandeza de esta Parashá radica en su propósito de enseñarnos a cómo desprendernos de las


cáscaras pesadas que hemos acumulado a través de nuestras acciones negativas y cómo
conectarnos con la luz de Hashem y las bendiciones del mundo Celestial. La diferencia entre la Torah
de Elokim y cualquier otro sistema legislativo secular o religioso es notoria porque no existe ni
existirá ley creada por el hombre que pueda abarcar y entender el funcionamiento de los oscuros
deseos del “yétzer hará”. Por ello es que «Mishpatim» nos donará las reglas espirituales básicas
para funcionar como sociedad, aunque, no hablamos de cualquier sociedad, hablamos de ISRAEL.

LA ESCLAVITUD EN EL ZOHAR

El Zohar, nos dice que uno de los propósitos de este capítulo es descubrir los secretos de las almas
que encarnan (o reencarnan) en este mundo. Las reglas de la esclavitud mencionadas en este
segmento, son explicadas por el Zohar como la “esclavitud del alma frente a los impulsos del
cuerpo”. Cada uno de los que hemos venido a este mundo hemos nacido en el campo del
adversario/satán, por lo tanto, hemos sido afectados por sus reglas. Hashem, teniendo compasión
por Sus hijos, ha proporcionado a nuestra alma herramientas celestiales para de ese modo, escapar
del terreno del enemigo. Realidad: nosotros somos “esclavos”. «Mishpatim» habla sobre los
esclavos y de lo que parecen ser reglas de esclavitud. ¿Por qué un esclavo necesitaría reglas? El
Zohar dice que el secreto de lo que se menciona aquí como “esclavitud” es, por supuesto, la atadura
de nuestra propia alma dentro de nuestro cuerpo en este
mundo. Si no entendemos al menos algunos de los principios que el Zohar revela, es probable que
para nosotros la vida no tenga sentido. Por lo tanto, será difícil y casi imposible alcanzar la felicidad
verdadera y crecer hasta alcanzar todo nuestro potencial.

Los kabalistas enseñan que existen dos fuerzas en este mundo, dos polos; existe lo que llamamos la
«Luz del Creador», que se conoce como “Maarejet Ha Kedushá”, que es el Sistema de santidad, lugar
de donde proviene la verdadera libertad. Y por otro lado, también existe la “Maarejet ha tumá”, que
es el “sistema de impureza”, el sistema de las fuerzas oscuras. Es crucial que se entienda qué
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significa estar “esclavizado espiritualmente”; esto no solo es un estado de imperfección, sino que
es el mantener una conexión con la fuerza llamada “maarejet ha tumá”, las fuerzas de la oscuridad
y de la negatividad. Cuando hablamos acerca de los israelitas en Egipto, lo cual hacemos a menudo,
no solo hablamos del hecho de que eran esclavos físicamente, sino que su conciencia estaba
esclavizada.

“Esclavo hebreo”: ¿Quién es este “esclavo varón”? La Kabbalah explica que, este esclavo no es un
sirviente físico, es nuestra alma que busca liberarse, redimirse y hacer tikún (corrección). ¿Cuál es
la “prisión” en donde está encarcelada esa “alma”? El alma está secuestrada en la desconexión con
la luz; esa es la prisión más grande. La desconexión que nos “esclaviza” es llamada “el Amo”. ¿Quién
es ese “Amo”? Es HaSatán y todas las energías negativas. Así pues, un “esclavo varón” que busca
“liberarse”, es un alma que busca re-conectarse con la luz. Como se ha dicho, la prisión más grande
es estar desconectados de la luz de Hashem. Por otra parte, el concepto de “esclava hembra”, (que
trataremos en 21:7), es la energía femenina de recibir, lo cual es una referencia a la “vasija”
receptora. “La esclava hembra” es un código para el estado mental que bloquea nuestra recepción
de la eterna luz, según señala la Torah Kabalística (págs 208-209). La luz es el “alma” y el cuerpo la
“vasija”.

21:3 Im-begapo yavo begapo yetse im-ba'al ishah hu veyatse'ah ishto imo.
Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá su mujer con él.

Tal como explica el Jinuj, todas las leyes de los esclavos, que encuentran en esta Sidra y en otras
instancias. son ejemplos de la bondad y compasión que demuestra la Torá —y exige a nosotros—
aun hacia quienes pueden ser considerados como los miembros menos notables de la sociedad.
Se irá su mujer con él. El versículo se a la mujer judía con la que el.

Vers. 5-6. La Torá repudia al siervo que desdeña su libertad y opta por rebajarse permaneciendo
bajo la tutela de un amo y viviendo con su conviviente e hijos esclavos. La ceremonia que prolonga
su servidumbre pone énfasis en su oreja y en una puerta. Los Sabios explican esto a la luz de lo
siguiente. (a) Dios dice: Pues Míos son los Hijos de Israel como siervos (Vaikrá 25:55) y sin embargo
este siervo se ha degradado hasta el punto de optar por ser siervo de un siervo (Kidushín 22b). (b)
Nuestro pasaje se refiere al ladrón que fue vendido por la corte, tal como se señaló anteriormente.
(c) La jamba de la puerta simboliza la libertad, porque fue junto a aquella que los judíos en Egipto
aplicaron parte de la sangre de la ofrenda de Pésaj justo antes de ser liberados, y eso provocó que
el Ángel de la Muerte salteara los hogares de los judíos (12:22-23). Basándose en estos
antecedentes, los Sabios explican que la oreja, o sea, el oído, que oyó en el Sinaí el mandamiento
de no robar [y, después de haber robado y haber sido vendido como siervo, desdeñó la oportunidad
de salir libre tras seis años] debería ser perforada con un punzón, el judío que prefiere Ser siervo de
un ser humano en vez de mantener lealtad exclusivamente a Dios ha rechazado la lección impartida
por la jamba de la puerta, en Egipto. Por eso, la perforación se realiza junto a la puerta (Kidushín
22b).

PERFORACIÓN DE LA OREJA AL SIERVO

21:6 Vehigisho Adonav el-ha'Elohim vehigisho el-hadelet o el-hamezuzah veratsa adonav et-ozno
bamartsea va'avado le'olam.
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Entonces su amo lo llevará ante los jueces, lo arrimará a la puerta colocada en un marco y su amo
le atravesará la oreja con un punzón. Así se convertirá en esclavo suyo por siempre.

“Adonav ha Elokim/El amo lo llevará ante Elokim”: El término ‫ֱֹלהּים‬


ִ ִ֔ ‫ א‬, (“Elokim”), aquí se refiere a
jueces humanos, no a Di-s. En sentido estricto, la palabra en plural “Elokim”, significa “señorío”,
“autoridad” o “poder”. Dependiendo del contexto, puede referirse a Di-s mismo o a una autoridad
terrenal. Cuando se refiere a Hashem indica el hecho de que, Él es el “Señor” o máximo poder y
autoridad en el mundo; por eso también está íntimamente ligado al concepto de juicio y justicia.
Cuando se refiere a seres humanos, indica su posición de autoridad sobre otros, y ello
frecuentemente es utilizado para designar a los jueces, como en este caso. [Más explicaciones al
respecto se detallan los comentarios de la Torah Rashí, cap 22:7-8].

El Sanedrín o Tribunal, máxima autoridad hebrea (Corte de Justicia compuesta por 71 miembros, la
cual ejercía poderes legislativos y judiciales), tenía su asiento permanente en un compartimiento
del Beth Hamikdash en un área del atrio interior (zona permitida a los no sacerdotes o “legos”),
indicando con ello un nexo espiritual entre Di-s y la justicia. En los Tehilim/Salmos cap 82: 1 y 6, se
alude a esto: “…[1] Elohim –YHVH- nitsavbáädat-‘el beqérev’ –YHVH- elohim yishpot…”, (Di-s
permanece en la congregación divina. En medio de los jueces juzga Él…”) [6] ‘Aní-‘amárti ’elohim
‘attem uvneëlyon kul’lekhem…” (“Yo dije: sois seres con apariencia de dioses y todos vosotros sois
hijos del Altísimo…”), [Biblia Hebrea, Edit. Sinaí].

Se llama a la corte elohim, que es una palabra que también significa Dios, debido a que esta hace
cumplir la ley de Dios en la tierra (Ibn Ezra) y porque la Presencia de Dios y Su influencia se posan
sobre los jueces (Rambán).

El Sanedrín o Tribunal, máxima autoridad hebrea (Corte de Justicia compuesta por 71 miembros, la
cual ejercía poderes legislativos y judiciales), tenía su asiento permanente en un compartimiento
del Beth Hamikdash en un área del atrio interior (zona permitida a los no sacerdotes o “legos”),
indicando con ello un nexo espiritual entre Di-s y la justicia.

Los pasukim nos enseñan que cuando los jueces judíos toman su lugar en el Beit-Din y se sientan a
juzgar, Hashem desciende desde los cielos más altos y hace reposar su Shejiná (Su Presencia) al lado
de ellos. De esta manera, cuando alguien decide ir ante una Corte de jueces gentiles y desecha la
posibilidad de ir ante el Beit-Din, él no está simplemente dándole la espalda a los jueces judíos, sino
que también está dándole la espalda a Di-s que está sentado en medio de los jueces, y esto equivale
obviamente a la profanación de Su Nombre. Rashí comenta el pasuk de la siguiente forma:
“…Ustedes son “elokim”, (ángeles), cuando les di a ustedes la Torah, Yo se las entregué para que el
ángel de la muerte no dominara más sobre ustedes…”.

“Lo llevará ante Elokim”: Se nos dice que el amo debe acudir ante los «tribunales» (“ante Elokim”),
para obtener el permiso de perforar la oreja al siervo. El amo tenía que ganarse el permiso de los
tribunales también por otra razón. Es posible que el esclavo en cuestión haya robado también a una
segunda persona. En ese caso, al final de los seis años de servidumbre el amo debe devolverlo a los
tribunales para que ellos pudieran venderlo al segundo hombre por su robo.

Una de las razones por las que los israelitas fueron esclavizados fue por haber robado y vendido a
Iosef. Entonces, los israelitas también fueron vendidos por Di-s a los egipcios, así como un ladrón es
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vendido como esclavo por haber robado. Por lo tanto, así como Hashem liberó a Israel de Egipto, se
debe liberar al esclavo que fue vendido por robo [Meam Loez, Mishpatim].

“Será siervo para siempre”: Esto significa, solo hasta el tiempo del «Jubileo», pues según se registra
en Lev 25:10: "…En el Año del jubileo volveréis cada hombre a su familia…”.

Sobre la perforación leemos lo siguiente:


«…Cuando el amo perfora la oreja del esclavo, debe hacerlo con todas sus fuerzas. La lezna debe
perforar completamente la oreja y salir por el otro lado en la puerta. La perforación no se realizaba
en el lóbulo inferior de la oreja, donde las mujeres llevan sus aros, sino en la parte cartilaginosa de
la oreja (…) La perforación se realiza contra la puerta y la jamba de la puesrta, pues Di-s dijo: “La
puerta y la jamba fueron testigos en Egipto cuando pasé por sobre el dintel y las dos jambas”, (Exo
12:7). En ese momento me dije: “…Pues los israelitas son Mis sirvientes [esclavos, y no son sirvientes
de ningún otro]. Yo los saqué de Egipto. Yo soy Hashem, Elokim de ustedes (Lev 25:55, Torat Emet)»,
[Meam Loez, pág 41].

Resumiendo: El esclavo que se ha puesto al servicio de un amo, no puede a la vez servir a Di-s. Él se
ha liberado del “yugo del reino celestial” y sus años han pasado “en vano”. Pero el «Año Sabático»
lo salvará de estas vanidades; quedará libre del “yugo de los hombres” y lo consagrará al servicio
del Ser Supremo. Porque ningún hombre puede vivir sin servir; si no piensa servir al Creador, servirá
a sus semejantes y llevará su yugo” [Zohar].

Eso es por lo que el esclavo será estigmatizado (perforado), ya que rechaza la libertad al Séptimo
año, y prefiere quedarse bajo el yugo de su señor. Su oprobio quedará marcado en su oreja, porque
es el órgano del oído al que se dirige el llamado Divino, para clamar por la liberación del yugo de los
hombres en favor del yugo celestial. La oreja del esclavo que no quiere escuchar este llamado y se
muestra desdeñoso de su libertad y del servicio Divino será marcada, y ese proceder tiene lugar
“ante Di-s”, cerca de una puerta o un poste, porque el dintel y los postes (mezuzot), fueron en la
noche de la salida de Egipto, los testigos del paso de la esclavitud a la libertad, realizado por el
Eterno. Sin embargo, la libertad la obtendrá, de hecho, todo esclavo en el «Año del jubileo»,
independientemente de su opción personal [Tomado de “Proyecto Jai”].

LEYES DE LA SIERVA HEBREA

Vers. 7-11. La "venta" de una hija. Hasta el momento en que la niña alcanza la pubertad, la Torá le
otorga a su padre el derecho de "venderla" como sierva, pero, como queda en claro del texto mismo
y de las enseñanzas de los Sabios, este derecho corresponde al padre para beneficio de ella. Él tiene
permitido "venderla" porque se espera que, a consecuencia de la venta, ella se case con su amo o
con el hijo de este. De hecho, si ninguno de los dos se casa con ella, la Torá considera que la joven
ha sido víctima de una traición (v. 8). Si uno de ellos opta por tomarla como esposa, el precio de
compraventa que recibió el padre constituirá el, dinero de vínculo nupcial, por medio del cual ella
quedará consagrada a uno de ellos (Kidushín 18b), el equivalente al anillo que Se utiliza en la
actualidad para llevar a cabo dicho compromiso. Por lo general, el padre no debería ejercer el
derecho que le asiste de comprometer a su hija mientras esta aún es niña (Kidushín 41a). Sin
embargo, en el caso que traen estos versículos, sí puede hacerlo porque presenta una oportunidad
de proveer para el futuro de ella, lo cual de otro modo no sería fácil de hacer (Rabí Hirsch).
La niña sale libre, sin recibir pago alguno, en cualquiera de las tres instancias siguientes: (a) al cabo
de seis años; (b) Cando llega el Jubileo y (c) cuando empieza su pubertad.
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21:7 Vechi-yimkor ish et-bito le'amah lo tetse ketset ha'avadim.


Si alguien vende a su hija como sirvienta, ella no saldrá libre como salen los esclavos [kenaanitas]
varones.
21:8 Im-ra'ah be'eyney adoneyha asher-lo ye'adah vehefdah le'am nochri lo-yimshol lemochrah
bevigdo-vah.
Si ella no le agrada a su amo, que debería haberla designado como [novia] suya, debe ayudarla a
redimirse. Después de haberla defraudado, pierde el derecho de venderla a otros.

“Si un hombre vende”: En épocas pasadas, existían determinadas condiciones bajo las cuales un
hombre podía vender a su hija menor como esclava. El hombre debía haber quedado totalmente
sumido en la pobreza, sin tierras o bienes, y sin siquiera ropas para vestirse. Debía encontrarse en
una condición tal, en la que se veía obligado a venderlo todo para comer, quedando totalmente en
la miseria. Entonces, si tenía una hija (menor de doce años), tenía permitido “venderla” como “amá
ivriá” «joven esclava hebrea». Ese tipo de “venta” es reconocida por la Ley de la Torah, sin embargo,
solo se permitía en caso de vida o muerte, donde se trataba de una cuestión de comer o morir de
hambre (…) La Torah muestra una gran misericordia hacia la joven cuyo padre fue obligado a
venderla antes de morir de hambre. La ley exige entonces, que su amo se case con ella,
convirtiéndola en la señora de la casa y no en mera esclava. Si el amo no quiere casarse con ella
(pasuk 8), está obligado a hacer algo para ayudarla a que sea redimida, [Meam Loez].

“Ayudarla a redimirse” (vers 8): Esto significa que se debe deducir del precio que pagó por ella el
importe correspondiente a la cantidad de años que trabajó. Y la diferencia, es decir, lo que él pagó,
menos los años que ella trabajó, es lo que debe pagar ella para recuperar su libertad. Esta cláusula
se aplica tanto al patrón como al padre; el patrón la defraudó al no haberla destinado como esposa
para sí. Y su padre la defraudó al haberla vendido a ese patrón. Por consiguiente, ninguno de los dos
la puede vender nuevamente [Torat Emet].

Por otro lado, un siervo kenaanita, el cual es un esclavo no judío que, en virtud de su status de
esclavo, después de haber sido adquirido se circuncida y se sumerge en una fuente de agua natural;
éste puede recuperar su libertad si sufre la mutilación de un diente, o un ojo, o un dedo, o una de
las orejas, o la nariz, o el miembro viril, en el caso de mujer, daños en los pechos. En cambio, un
esclavo hebreo recupera su libertad al 6º año de servicio o en el “Jubileo”, [ver Midrash Shemot,
pág 189].

“Ella no saldrá libre como salen los esclavos varones”: Las únicas tres situaciones que liberan a una
sierva hebrea son: 1) El término de los seis años reglamentarios de servidumbre. 2) Presentar signos
de pubertad. 3) La llegada del “Año jubileo” [Comentario de la Torah Rashí].

En sentido metafórico, este “hombre” (es decir, el “padre vendedor”), es Hashem, y la “hija hebrea”,
es la Congregación de Israel, que es un alma sagrada.

21:9 Ve'im-livno yi'adenah kemishpat habanot ya'aseh-lah.


Si la destinase [como esposa] para su hijo, deberá respetar los derechos de ella como esposa
21:10 Im-acheret yikach-lo she'erah ksutah ve'onatah lo yigra.
Si él [el patrón o su hijo] tomase para sí otra mujer, no podrá disminuirle [su derecho a] alimentos,
vestimentas y cohabitación.
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¿Qué enseñanza quieren darnos estos pasajes? El sentido de los pasukim es evidente, ya que había
costumbres sobre cómo tratar con las hijas propuestas para matrimonio. Tal cual también debe
hacerse con esta joven, aunque haya sido vendida anteriormente por su padre como esclava al
padre del novio, lo cual se asume del verso. La mujer es ahora esposa, con los derechos y
obligaciones como cualquier mujer casada. Su pasado no afecta su presente, es una hija de Israel
que, como esposa, debe ser cuidada y valorada. Al respecto el Zohar nos dice: «…Dentro de una
roca poderosa, un cielo/paraíso escondido, se ubica un palacio llamado el Palacio del Amor. Allí, hay
tesoros ocultos y todos los besos de amor del Rey. Las almas queridas del Rey entran allí. Y cuando
el Rey entra al palacio, “Iaacov besa a Rajel” (Bereshit/Génesis 29:11). Él descubre cada alma, la
besa, la abraza, la lleva con Él, se deleita en ella. Esto significa el “hará con ella como se acostumbra
hacer con las hijas.”, así como un padre trata a su amada hija, besándola y abrazándola, y dando sus
regalos…», [Zohar II, 97a]. La explicación de este texto es de mucha profundidad, la enseñanza
kabalística nos dice que nuestra “neshamá” (el alma o “yo esencial”), reposa, habita, se conecta, da
sentido, al ser que estamos siendo en este mundo. Somos humanos porque somos neshamá. Es la
neshamá la “hija vendida como esclava”, que ya no disfruta de los placeres del “palacio paterno”,
de las delicias de su vida plena en el mundo del espíritu. Ahora está confinada a las limitaciones de
un ser humano encarnado. Entre otras cosas, debe soportar un duro capataz, el “ego”, el cual se las
rebusca para dominar y hacer sentir su apariencia de poder. Pero, realmente no tiene autoridad
sobre ella, el “ego” es en verdad el esclavo, el que está al servicio, aunque se rebele y se transforme
en un usurpador y déspota. No es gobernar y maltratar su finalidad, por el contrario, la misión del
ego es cuidar de la neshamá al preservar al cuerpo de los ataques de la impotencia, otorgándole un
lugar para que resida y pueda desplegarse; para que durante el pasaje terrenal la neshamá adquiera
la conciencia y memoria de las experiencias sensoriales, y puedan éstas luego ser disfrutadas en el
mundo espiritual con mayor deleite que meramente como datos teóricos. El Padre ha hecho
“descender” a Su “hija” a este mundo, de entrecruzamiento material-espiritual, para otorgar mayor
beneficio y bienestar a ella. Pero, las leyes del mundo pueden causar dolor, malestar, sufrimiento,
agotamiento, lo cual podría hacer creer a la doncella que merece el mal que está padeciendo. Pero,
¡no es así! Ella tiene el derecho a disfrutar de lo permitido, a gozar a pleno de las bendiciones que
le son propias [Tomado de serjudio.com]

[Nota especial: El alma posee cinco niveles que son: 1) Nefesh: alma vegetativa, alma animal. 2)
Rúaj: alma emocional. 3) Neshamá: alma intelectual. 4) Haiá: alma espiritual. 5) Yehidá: alma de Di-
s fundida con el que accede a este nivel. (Yehidá es el alma de Mashiaj)…].

21:11 Ve'im-shlosh-eleh lo ya'aseh lah veyatse'ah jinam eyn kasef.


Mas si no quisiere hacer con ella estas tres cosas, entonces ella saldrá de balde, sin rescate.

Si ella no estaba casada con su amo o con el hijo de este, o si ella no fue redimida, entonces saldrá
libre, sin pago, al culminar su periodo obligatorio. Los Sabios deducen de este versículo que ella
tiene un medio de salir libre que no está al alcance de los siervos varones: ella sale libre al llegar a
la pubertad, aunque no haya trabajado seis años (Rashi).

21:13 Va'asher lo tsadah veha'Elohim inah leyado vesamti lecha makom asher yanus shamah.
Pero si no lo hizo intencionalmente, sino Elokim le puso la fatalidad en su mano, en tal caso Yo
proveeré un lugar al que deberá ir a refugiarse.
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Quien mata a otro sin premeditación está libre de la pena de muerte. No obstante, debe exiliarse
en una ciudad refugio para evitar que los parientes se venguen matándolo.

«…Un buen ejemplo es cuando una persona está cortando leña y la cabeza del hacha sale volando y
mata a alguien que pasa por ahí. Debido a que el asesinato no fue voluntario, no hay pena de
muerte. Para el asesino involuntario, Di-s dijo que le enseñara un lugar donde él pueda refugiarse.
Aquí se hace referencia a las ciudades especiales de refugio que constituían el campamento de los
levitas (…) Debido a que Moshé era un levita, ello era una indicación de que las ciudades de refugio
serían el territorio de los levitas…», [Meam Loez, Mishpatim].

CASTIGO POR ASESINATO

Vers. 12-14. El asesinato y el homicidio involuntario. El asesinato acarrea la pena de muerte, pero
únicamente si fue premeditado, en cuyo caso está prohibido perdonar al asesino, aun si se trata de
una persona distinguida cuyos servicios son de suma importancia para la nación. Incluso si es un
Cohén y se dispone a llevar a cabo el servicio del Altar. deberá ser retirado de allí para propinarle el
castigo que corresponde.
Por el contrario, si una persona mató por descuido, pero sin intención —por ejemplo, no ha tendido
una emboscada—, entonces no merecerá la pena de muerte, aunque su crimen aún debe ser
castigado. En el caso de este infractor, la penalidad consiste en ser desterrado a ciudades
especialmente designadas para este fin. La naturaleza del crimen que acarrea el castigo del exilio y
las demás leyes relacionadas aparecen en Bamidbar 35 y Devarim 19.
Al describir el caso del homicidio accidental, la Torá dice que Dios hizo que llegara a su mano. Uno
de los principios fundamentales de la Torá es que los sucesos no son fortuitos, sino que siempre es
la mano de Dios la que guía los hilos. Los acontecimientos "repentinos y casuales' lo son solo en
apariencia. Cuando una persona se conmociona ante la tragedia de haber matado a otro ser humano
—sin lugar a dudas una experiencia traumática- debe darse cuenta de que si Dios hizo que llegara a
su mano, ello indica que al parecer ha cometido algún pecado o crimen por el cual no fue castigado
y que su víctima actual también evidentemente, es culpable de un pecado capital que pasó
inadvertido. Al hacer que una persona cause la muerte de otra, Dios estaba conciliando cuentas,
puesto que la justicia de Dios está más allá de todo reproche; lo que ocurre es que somos nosotros
los que parecemos incapaces de comprenderla.

21:14 Vechi-yazid ish al-re'ehu lehorgo ve'ormah me'im mizbechi tikachenu lamut.
Y si uno se complota contra su semejante y lo mata alevosamente, lo sacarás [incluso] de Mi Altar
para aplicarle la pena capital.

Si bien la prohibición de asesinar ya figura en el Decálogo, aquí la Torah está enunciando la pena
correspondiente. Al que matare con premeditación será prendido aún desde el Altar si se refugiare
allí, tal como ocurrió con Ioav ben Tseruiah, (ver 1a Reyes 2:28).

El asesinato con premeditación es un delito particularmente grave, y por lo tanto el asesino no


puede salvarse aunque busque refugio en el Altar. Sin embargo, si el asesinato no fue premeditado,
sino que ocurre en un acto de pasión o furia repentina, el delito no es tan grave. En tal caso, si el
asesino busca refugio en el Altar. El Altar pasa a tener la misma condición que las ciudades de refugio
(vers 13). Si una persona mata deliberadamente, debe ser ejecutada. Incluso si fuera un Kohen
Gadol (Sumo Sacerdote) que ofrece sacrificio en el Templo, éste pude ser sacado del Altar para
decapitarlo. Esto nos enseña que, la obligación de ejecutar a un asesino tiene precedencia, aún,
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sobre el servicio Divino, incluso no habiendo otro Kohen Gadol, pues el servicio no será realizado
hasta haberse aplicado la ejecución. Sin embargo, si el servicio ya comenzó, la pena debe esperar
hasta terminado el mismo (…) Un asesino puede querer mostrar que es un siervo de Di-s, entonces
se agarra ávidamente del Altar como hombre que se agarra de la mano de un gran líder. En este
caso, Hashem ordena que el hombre debe ser tomado del Altar, [Meam Loez, pág 53-54]. El mensaje
aquí es que, el Altar no ofrece inmunidad a los asesinos con premeditación, [Ibn Hezra].

LA HONRA A LOS PADRES

21:15 Umakeh aviv ve'imo mot yumat.


Al que golpee a su padre o a su madre [provocándole una herida sangrante], se le aplicará la pena
capital.

En el episodio de las “Diez Devarim”, Hashem había dicho “Honrarás a tu padre y a tu madre”. Ahora
la Torah nos dice que la pena por golpear a un padre es la muerte; la muerte es por estrangulación
siempre y cuando el infractor sea alguien mayor de 13 años, en caso de una mujer, debe ser mayor
de 12 años. Dicen los sabios de la Kabbalah que el padre y la madre, en su conjunto, son la semilla
que nos trajo a este mundo por lo que debemos tener apreciación por ellos, independientemente
de cuál sea nuestra historia y del tipo de personas que puedan ser. Cuando en ocasiones no se puede
tener una relación perfecta con los padres, al menos debemos convivir en paz y respetuosamente.

21:16 Vegonev ish umejaro venimtsa veyado mot yumat.


El que robare/secuestre una persona y la vendiere, y fuere hallada en su poder, será muerto
irremisiblemente.

Aquel que secuestrare a un hombre. Al recitar un versículo paralelo de Devarim 24:7, Rashi Comenta
que los secuestradores reciben la pena de muerte sólo si forzaron a la victima a que trabajara para
ellos y posteriormente la vendieron como esclavo.

A fin de demostrar la gravedad que la Torá atribuye a este pecado, vemos que además fue colocado
entre otras dos transgresiones: golpear y maldecir a los padres. Del mismo modo, en los Diez
Mandamientos, el secuestro -no robarás (20:13)- está situado entre los pecados del adulterio y de
prestar falso testimonio (Rabenu Bejaie).

21:17 Umekalel aviv ve'imo mot yumat.


El que maldijere a su padre o a su madre, será muerto irremisiblemente.

Dado que la maldición punible con la muerte debe incluir el uso del Nombre de Dios, quien maldice
a sus padres combina su afrenta al honor de estos con el desprecio por Dios (Rambán).

Vers. 18-19. — Si riñeren hombres. La Torá analiza el caso en el que una persona le asestó a su
prójimo un golpe Io suficientemente fuerte como para matarlo, incluso si lo hizo sólo con el puño,
que no es un arma mortal. Si las heridas sufridas por la victima fueran tan graves que hay una
probabilidad razonable de que muera, la corte encarcela al agresor hasta que se recupere la víctima,
porque, si se produce su muerte, entonces el agresor puede recibir la pena capital. Una vez que la
víctima es capaz de desplazarse por sus propios medios y la corte concluye que su vida ya no corre
peligro, aunque necesite un bastón o muletas, el atacante es liberado de la prisión. Si la víctima, en
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su estado debilitado, llegase a morir debido a que no tomó los recaudos necesarios, ya no estará en
juego -judicialmente hablando- la vida del agresor original (Rambán; Rabenu Bejaie).

SANACIÓN AL MUNDO

21:19 Im-yakum vehithalech bachuts al-mish'anto venikah hamakeh rak shivto yiten verapo
yerape.
Si se levanta y puede salir por sus propios medios, el agresor será absuelto pero deberá indemnizarlo
por su incapacidad de trabajar y deberá proveerle los gastos médicos.

El pasuk quiere decirnos: "... Y su curación ha de costear...". El “Meam Loez” explica el pasuk de la
siguiente manera:
«…Cuando la Torah dice que el agresor debe costear la “curación completa de la víctima”, habla del
tratamiento del médico. Ello implica que el médico tiene permitida la práctica de la medicina (…) El
Médico debe hacer uso de sus habilidades, dar un diagnóstico del problema y tratarlo con los mejores
medios disponibles. Un médico también podría llegar a encontrar razones teológicas para
abstenerse de llevar a cabo la práctica. Puede pensar que, debido a que Di-s trajo la enfermedad,
cómo podría un simple mortal suponer que va a curarla? Incluso podría llegar a parecer que esto es
ir en contra de la Voluntad Divina. La Torah por lo tanto nos enseña que ello no es una inquietud
válida. El médico tiene la responsabilidad de hacer todo lo que esté a su alcance para lograr una cura
completa. Se considera entonces, como si le hubiera dado al paciente un regalo de vida…», [Meam
Loez, págs. 61-62].

La Torah Kabalística traduce “hará que le curen” y explica:


«…Los médicos ayudan a la luz del Creador en el proceso de sanación pero los médicos son solo
canales y mensajeros de Di-s (…) El Zohar habla sobre la forma en que la sanación se otorga a todo
el mundo: “…Y así es que todos los mortales son partes de un solo cuerpo. Cuando Di-s quiere otorgar
sanación al mundo, Él inflige enfermedades y pestilencia en un hombre justo de entre ellos, y gracias
a él da sanación a todo el mundo”. ¿De dónde aprendemos esto? Del verso: “Más él fue herido por
nuestra rebeliones…y por su llaga fuimos todos curados” (Isa 53:5) “Por su llaga”; se refiere al
derramamiento de sangre, como uno que derrama sangre en su brazo, pues en esa herida
somos curados, es decir, nosotros, las partes de todo el cuerpo, encontramos la sanación…», [Torah
Kabalística, pág 212/ Zohar Pinjás].

¿Acaso esta explicación kabalística no conecta con la misión redentora del Mashiaj Yeshúa cuya
muerte expiatoria vivifica el alma de aquel que le ha recibido?

2ª Aliyá Shemot 21:20 - 22:3.

21:24
Ayin tachat ayin shen tachat shen yad tachat yad regel tachat ragel.

La indemnización a pagar es ojo por ojo [o sea, el valor del órgano dañado], diente por diente, mano
por mano, pie por pie.
"Ojo por ojo ": La Tradición Oral es muy clara al respecto. No se trata de la amputación de miembro
alguno del victimario sino de una compensación económica que en realidad le “cueste un ojo”. Al
decir “ojo por ojo”, significa que todo lo que hagamos a nuestros semejantes vendrá hacia uno
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mismo, a menos que sea reparado el daño. El Rabí Yeshúa de Nazaret dice al respecto (Mat 5:38-
44):
“…(38) Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo y diente por diente. (39) Pero yo os digo que el propósito de
ese mandamiento no es promover la revancha contra el que te trata impíamente, sino enseñarte
cómo sujetar tus pasiones. Por tanto, al que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.
(40) Y el que quiera llevarte a los tribunales para quitarte tu camisa, déjale también tu talit. (41) Y si
una autoridad militar te exige que le lleves una carga por una distancia de kilómetro y medio,
llévasela el doble. (42) A1 que te pida, dale. Y al que te solicite un préstamo, no lo envíes con las
manos vacías (…) En verdad os digo que por el bien de la paz, debéis actuar así: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced el bien a los que os aborrecen y orad por los que
os calumnian y os persiguen para que se arrepientan…”, [Código Real del NT].

Luego pues, cada vez que dañemos a alguien nos estaremos alejando de la abundancia del Creador
y de Su luz.

¿por qué la Torá expresó este castigo monetario en términos que podían interpretarse en forma
literal, abriendo la posibilidad para que la gente pensara que las cortes judías mutilaban a la gente
como algo de rutina? Rambam y otros comentaristas explican que, en la balanza Celestial, el
victimario merece perder su propio ojo y es por ese motivo que no puede hallar expiación por su
pecado simplemente haciendo los pagos monetarios requeridos: también tiene que pedir perdón a
su víctima, pero los tribunales de este mundo sólo tienen autoridad para exigir que la parte
responsable efectúe el pago monetario correspondiente. (Jumash Levi)

21:25 Kviyah tajat kviyah petsa tajat patsa jaburah tajat jaburah.
quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.

Este versículo se refiere a heridas que no disminuyen el valor de la víctima: no hay daño,
solamente dolor. Al incluir estas instancias en la lista de agravios se requieren pago, la Torá indica
que el agresor debe pagar haber provocado dolor. Hasta ahora, hemos visto cuatro clases de pago
por lesiones físicas: pérdida de valor, dolor, costos médicos y, pérdida de ingresos. Existe una
quinta forma de pago llamada, humillación, que los sabios deducen de Devarim 25:11.

Vers. 26-27. A fin de disuadir a los dueños de esclavos gentiles para que no los maltraten, la Torá
estipula que el esclavo puede salir libre si esos abusos provocan la pérdida permanente de un
órgano (Ibn Era).

Vers. 28-32. La muerte causada por un animal. Tras haber analizado las leyes de las personas que
matan o causan daño a sus congéneres, la Torá analiza las leyes de animales que matan personas y
las consecuencias que sufren los dueños de estos, en caso de que hayan actuado con negligencia.
En términos globales, existen dos categorías generales de daños causados por los animales: cuando
el daño en forma intencional, y cuando el daño resulta de actividades normales, sin intención de por
medio. Es infrecuente que un animal doméstico enloquezca y arremeta en contra de personas,
animales u objetos; no es la clase actividad que su amo podría anticipar de él. Dado que esa clase
de comportamiento es muy inusual, no se exige que el dueño permanezca atento para prevenir que
ello ocurra; la responsabilidad del dueño aumenta en la medida que se confirme la naturaleza
agresiva del animal. Si bien siempre se da muerte a un animal que mate a seres humanos, el régimen
al que se someterá su dueño dependerá de si había sido advertido o no acerca de la propensión de
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su animal a matar. Nuestro texto trata del animal que mata a una persona; los versículos posteriores
tratarán de lesiones corporales y los daños a la propiedad.

LEYES SOBRE EL TRATO HACIA ANIMALES

21:28 Vechi-yigach shor et-ish o et-ishah vamet sakol yisakel hashor velo ye'achel et-besaro uva'al
hashor naki.
Si un toro [u otro animal] embiste a un hombre o a una mujer y lo mata, es toro deberá ser
apedreado y su carne no podrá ser consumida; pero el dueño del toro quedará absuelto.

Matar a un buey no es una crueldad. En lugar de ello, debe verse como una protección para la
sociedad israelita.

21:29 Ve'im shor nagaj hu mitmol shilshom vehu'ad bive'alav velo yishmerenu vehemit ish o ishah
hashor yisakel vegam-be'alav yumat.
Pero si el buey estuviese avezado a cornear desde ayer y anteayer (tres veces), y se le hubiere
advertido al dueño y él no le hubiere guardado, de modo que matare a hombre o mujer, el buey
será apedreado, y su dueño también será muerto.

Al igual que con todas las penalidades impuestas por el Cielo, Dios juzga al individuo a la luz de todas
las circunstancias. Si, en efecto, el dueño no tuvo la culpa, su castigo será mitigado o anulado, según
corresponda.

Ver. 33-34. Un pozo. La Torá nos prohíbe abandonar un posible foco de peligro en un sitio público,
ya sea un pozo abierto o una resbaladiza cáscara de banana. Esto aplica tanto si la parte responsable
creó el peligro, por ejemplo, cavando un pozo, como también si destapa el pozo que antes otra
persona había cavado. Además, la propiedad legal no constituye un factor determinante, ya que
nadie es "dueño" de la vía pública, pero sí somos responsables si creamos allí una potencial
amenaza. (Jumash Levi)

Ver. 35-36. El animal que provoca daños a la propiedad. Los males no suelen causar daño
intencionalmente. Por Io tanto tal como se señaló antes, una vez se ha determinado que el animal
es de naturaleza agresiva, aumenta el deber que tiene el dueño de custodiarlo y se magnifica
también su responsabilidad de pago. Los Sabios explican que la regla básica que surge de este texto
es que por los primeros tres incidentes, el dueño paga sólo la mitad del daño causado. Al dañar tres
veces, queda establecido que el animal posee tendencias destructivas y su dueño asume absoluta
responsabilidad por todos los daños. Los Sabios discrepan acerca de la naturaleza del "medio pago".
Según una opinión, es una multa. Es decir: en teoría, el dueño no debería pagar nada, pues el animal
atacó en forma inesperada; no obstante, eso, la Torá le exige que pague la mitad como un incentivo
a prestar mayor atención a sus posesiones. La otra opinión es que el dueño debería cargar con toda
la responsabilidad, pero la Torá le perdona la mitad del pago, contemplando que no podía saber de
antemano que el animal actuaria en forma agresiva. (Jumash Levi)

21:37 Ki yignov-ish shor o-seh utvacho o mecharo chamishah vakar yeshalem tachat hashor
ve'arba-tson tachat haseh.
Si alguien roba un toro o una oveja y los mata o los vende, deberá reponer cinco toros por un toro
y cuatro ovejas por una oveja.
18

Esta “oveja” (o cordero) es Israel, el cual se halla bajo la permanente supervisión del Eterno
representada por las cuatro letras del tetragrama (YHVH). Estos son los cuatro ovinos.

3ª Aliyá Shemot 22:4 - 22:26.


Capítulo 22
Todas las ediciones del Jumash/Pentateuco consideran este como un nuevo capítulo. Este hecho
ilustra un problema que data de hace varios siglos. En la Torá, no hay capítulos. La división de la Torá
en los capítulos que comúnmente se utilizan, es un recurso que el mundo cristiano—por medio de
los impresores gentiles de Italia— introdujo las ediciones impresas de la Torá. Los académicos
responsables de estas divisiones no tomaron en cuenta interpretaciones de la Torá que fueron fruto
de su cadena de transmisión desde el Sina. En consecuencia, a menudo nos topamos con capítulos
nuevos que deberían haber sido continuaciones de los anteriores, como asimismo capítulos largos
que deberían haberse dividido.

Este "capítulo" es en realidad una continuación del anterior. Sigue analizando las leyes sobre hurtos
y sus correspondientes castigos. Esto es obvio no sólo a partir del contexto general, sino que
también del versículo 1, que habla de "el ladrón". Evidentemente, es una referencia al mismo ladrón
ya analizado en los versículos anteriores.

Los versículos siguientes tratan principalmente de los distintos casos de daños y perjuicios a
terceros, ya sea por medio del robo, por negligencia o por agresión. El conjunto de estas leyes deja
en claro que la Torá nos exige ser escrupulosamente cuidadosos con los bienes de los demás.
Rambam extiende el ámbito de esta obligación y prohíbe comprar bienes robados, porque quien los
compra está alentando a los ladrones a que continúen trasgrediendo. La Torá por ende exige no
sólo que nos abstengamos de pecar, sino también que no hagamos nada que fomente o implique
que aprobamos la deshonestidad en los demás. (Jumash Levi)

Vers. 1-3. La defensa propia y el pago por robo. Los versículos 1 y 2 enseñan que, cuando sea
estrictamente necesario, podemos matar para salvar nuestra propia vida, pero no podemos matar
si lo que corre riesgo son solamente nuestros bienes.
La Torá ilustra esta ley con el caso del ladrón que es descubierto haciendo un túnel para entrar a
robar a una casa. Dado que es obvio que el dueño de casa va a luchar para defender sus bienes, se
puede suponer que, sí se ve obligado, el ladrón está dispuesto a reducirlo y matarlo. En
consecuencia, el dueño de casa puede recurrir a la máxima de que, al que viene a matarte,
anticípatele y mátalo. Por Io tanto, si mata a su presunto persecutor, el dueño de casa no es culpable
de homicidio, pues se le considera que lo hizo en defensa propia. El versículo explica este concepto
afirmando que no hay culpa de sangre por matar a un ladrón; es como si él "no tuviera sangre",
puesto que potencialmente ya perdió la vida de antemano (Sanhedrín 72a, Rashi).

Vers. 6-14. Las leyes de los Shomrim/custodios de los bienes ajenos. Este pasaje analiza las leyes
de quienes son encargados la custodia sobre bienes ajenos. Si el bien encomendado (pikadón) se
pierde, o es robado, o dañado, la responsabilidad del custodio depende del pago que recibió por la
tarea. El custodio a título gratuito es responsable únicamente en el caso de haber actuado con
negligencia. Del custodio remunerado se espera que sea más cuidadoso y por Io tanto este detenta
mayor responsabilidad. Es responsable por toda pérdida o robo, a menos que las circunstancias
constituyan fuerza mayor y puedan ser consideradas como un accidente. En consecuencia, si estos
custodios afirman que se trató de una pérdida por la cual están exentos de responsabilidad y no
19

tienen testigos que avalen sus dichos, se les exige que comparezcan ante la corte y juren que sus
afirmaciones son verdaderas. También deben jurar que no habían utilizado el objeto en cuestión
con fines personales y que este no se encuentra en su posesión. Estas dos clases de custodios tienen
prohibido hacer uso personal del objeto que se encontraba bajo su cuidado; si efectivamente
hicieron uso indebido del mismo, se los considera ladrones y son responsables en todos los casos,
incluso los accidentales.

No obstante, quien pide un objeto prestado es responsable por toda clase de pérdidas, a menos que
esta haya ocurrido en el curso de su uso normal (pero no abusivo); por ejemplo, un martillo que se
rajó mientras colocábamos un clavo o un buey que murió mientras arábamos el campo en forma
normal. Rambán explica que en tal caso el dueño tiene la culpa, porque fue él quien autorizó su uso
con esos fines; si el objeto o el animal no podían soportar los requerimientos de su uso normal, el
dueño no tendría que haberlos prestado.

El caso de quien alquila un objeto se analiza más adelante, en el versículo 14.


Sin embargo, como en todo acuerdo monetario, las partes tienen derecho a convenir de antemano
que sus responsabilidades sean mayores o inferiores a las que estipula la Torá.

22:8 Al-kol-dvar-pesha al-shor al-jamor al-seh al-salmah al-kol-avedah asher yomar ki-hu zeh ad
ha'Elohim yavo dvar-shneyhem asher yarshi'un Elohim yeshalem shnayim lere'ehu.
En toda cuestión de delito sobre buey, sobre asno, sobre carnero, sobre ropa o cualquier cosa
perdida de que alguno dijere: "esto es mío", ante los jueces vendrá la causa de los dos; y aquél que
los jueces condenaren pagará el doble a su compañero.

Aquel al cual declare culpable la corte. Esta frase implica que incluso después del testimonio de los
testigos, existe la posibilidad de que la corte establezca que un tercero fue realmente culpable del
robo. Como en todo caso judicial, los jueces deben interrogar muy concienzudamente a los testigos,
y si se descubre que dieron falso testimonio y están envueltos en la clase de conspiración cuyas
características se detallan en Devarim 19:16-19 entonces ellos son los que deben realizar el pago
doble al custodio, a quien habían intentado causar daño (Rashi).

Vers. 15-16. La seducción. La Torá pasa ahora del robo de bienes al "robo del corazón" (Jizkuni). Si
un hombre seduce a una niña menor de doce años y medio, debería casarse con ella, pero no está
obligado a hacerlo. Tanto la niña como su padre tienen derecho a negarse al matrimonio (Ketubot
39b). Si el matrimonio es vetado por uno de los tres, entonces el que sedujo a la niña está obligado
a pagarle una multa a su padre.
Además de la multa, debe pagar una suma monetaria por daños y perjuicios y la humillación que le
provocó.

22:15 Veji-yefateh ish betulah asher lo-orasah veshajav imah mahor yimeharenah lo le'ishah.
Si alguno sedujere a una virgen que no estuviere comprometida (con kidushín) y se acostase con
ella, ciertamente pagará la dote y la tomará sin tardanza por mujer.

Que no estaba comprometida. El castigo monetario mencionado en este versículo puede aplicarse
únicamente si la niña aún no había sido consagrada formalmente [Kidushín]. En la actualidad, este
compromiso/ kidushín constituye la primera parte de la ceremonia de casamiento, cuando el novio
da un anillo a la novia; sin embargo, en la antigüedad, el kidushín se llevaba a cabo muchos meses
20

antes de la ceremonia de casamiento [jupál]. Tras el kidushín, aunque no convivan, se los considera
una pareja "casada" hasta el punto que el adulterio cometido por la mujer constituye un pecado
capital. La regla es que no se imponen pagos pecuniarios por hechos que conllevan un pecado
capital.

Él le proveerá... un contrato de matrimonio. Si se casa con ella, entonces debe proporcionarle el


mismo contrato de matrimonio (ketubá) que todo marido debe dar a su mujer (Rashi). Rambán
interpreta que debe darle regalos, tal como los novios suelen enviarles a sus novias. Según ambas
interpretaciones, la Torá nos informa que el seductor debe tratarla con el mismo respeto que
cualquier otro hombre manifiesta por su novia.

ALTERACIÓN DE LAS LEYES UNIVERSALES

22:17 Mechashefah lo techayeh.


No dejes con vida a la hechicera [hechicero].

Lo que el pasuk deja ver, es que tratándose de una mujer, podría quizás existir compasión o
reticencia a condenarla a muerte, por eso la Torah usa una terminología más persuasiva, para evitar
la permisividad.

Algunos actos que alteran y se entrometen en las leyes del universo son como el ejemplo de la
hechicería, por lo tanto, el efectuar hechizos o desarrollar actos semejantes son considerados como
una rebelión contra Hashem. La Torah Kabalística nos dice que la brujería o magia negra manipula
las leyes del universo por razones egoístas, y altera el flujo de energía del sistema espiritual, esto
crea una mutación que activa una fuerza de destrucción y devastación. El pasuk siguiente (22:18)
que habla del ayuntamiento con animales, es también algo que altera el sistema de leyes
universales, por lo tanto, tal acción está prohibida.

Por el libre albedrío dado al hombre, explica la Tora Emet, Hashem confiere la capacidad de realizar
encantamientos y brujerías a través de los espíritus impuros (ángeles de la oscuridad). De este
modo, HaKadosh Baruj Hu establece un equilibrio entre ambas fuerzas (positivas y negativas;
oscuras y luminosas, etc), de modo que el libre albedrío realmente fuese tal. Los israelitas no
deberían practicar estas artes que provienen del “lado impuro”, porque no corresponden a su
naturaleza; ya que los benei Israel son hijos de luz, hijos del Cielo.

Por definición, la hechicería es un intento por controlar la naturaleza a través de los poderes de la
impureza y así negar el dominio de Dios sobre la misma. (Jumash Levi)

22:20 Veger lo-toneh velo tiljatsenu ki-gerim heyitem be'erets Mitsrayim.


No engañarás al extranjero ni le oprimirás; porque extranjeros fuisteis vosotros en tierra de
Egipto.

Los comentaristas explican que el versículo se refiere al converso al judaísmo, pero el sentido del
versículo se aplica también a cualquier forastero, incluso al judío que acaba de llegar a nuestro
barrio o a nuestra escuela, porque también se siente incómodo en un medio que le es
desconocido.
21

El judío de nacimiento que hostiga al converso por su origen gentil está buscando que le espeten:
"¡ustedes también fueron extranjeros en la tierra de Egipto!" (Rashi).

22:22 Im-aneh te'aneh oto ki im-tsa'ok yits'ak elay shamoa eshma tsa'akato.
Si los afligiereis y ellos clamaren a Mí, Yo ciertamente oiré su clamor;

Dios vengará la deshonra a la que fueran sometidos, aunque no clamen ante Él, pero actuará con
mayor rapidez si el dolor que sienten es tan grande lleva a clamar (Maharam).
Vers. 24-26. El precepto de otorgar préstamos sin intereses. La ordena que prestemos dinero a
nuestros correligionarios sin cobrarles intereses, aunque esos pagos pueden considerarse como un
mero "derecho de alquiler" por usar el dinero. Si bien el prestamista obviamente tiene derecho a le
devuelvan los fondos, no tiene la facultad de avergonzar al prestatario actuando como un acreedor
insistente o dejando de manifiesto que el prestatario está endeudado con él. Además, aunque el
prestamista tiene el derecho de pedir un objeto en garantía, la Torá limita su facultad de retenerlo
si el prestatario Io necesita. El préstamo no sólo es una de las formas en que la Torá nos ordena dar
caridad, sino que es una de las más elevadas, pues preserva la dignidad del prestatario,
permitiéndole recobrar su propia estabilidad financiera y no tener que depender de los demás.

22:24 Im-kesef talveh et-ami et-he'ani imaj lo-tihyeh lo kenoshe lo-tesimun alav neshej.
Deberás prestar dinero al pobre de entre mi pueblo que habita contigo, y no te portarás con él como
acreedor y no le impondrás usura.

Este es uno de los tres casos en que la Torá utiliza la palabra im para denotar cuando, en vez del
condicional Si [Cf. 20:22 y Vaikrá 2:14]. Ayudar a los pobres con un préstamo no es una alternativa,
sino una obligación (Rashi).

Rabí Hirsch señala que la raíz de esta palabra (talveh /prestes) también puede connotar apego. Por
lo tanto, la Torá informa que al prestar dinero a una persona necesitada, apegamos a ella y a sus
dificultades. La persona no está sola: asumimos la responsabilidad de ayudarla a enfrentar
obstáculos que se interponen con su autosuficiencia y superarlos.

Mi pueblo, al pobre que está contigo. Estas expresiones reflejan motivos fundamentales por los
cuales personas pudientes deberían estar ansiosas por prestar dinero a los menesterosos. Los
prestatarios son Mi pueblo -nación de Dios-, cuyo sustento es responsabilidad suya. Por lo tanto,
todo judío que los ayude puede estar seguro de que Dios lo recompensará. En segundo lugar,
enseñan los Sabios que los pobres brindan a los ricos una oportunidad inestimable, ya que quienes
dan caridad son generosamente recompensados por Dios; por Io tanto, quien da obtiene incluso
más que quien recibe. Esto está implícito en la referencia a los pobres, en el sentido que están
contigo; la persona a la que ayudas está contigo, puesto que ambos son socios. Tú la ayudas y, al
darte la oportunidad de hacerlo, ella también te está ayudando (Kli lakar).

Vers. 25-26. Si el prestatario no paga en la fecha estipulada, el acreedor puede pedir a la corte que
se le entreguen objetos personales del prestatario en garantía. Sin embargo, en ese caso el acreedor
debe devolvérselos cada vez que el prestatario los necesite. Estos versículos se refieren a objetos
que son necesarios de día, como prendas de vestir o incluso cubrecamas. El acreedor puede
tomarlos cada día al anochecer, pero debe devolverlos a la mañana, para no privar al prestatario de
su uso. Esta es otra instancia más de la compasión que la Torá demuestra por los necesitados -no
22

sólo en lo referente a sus necesidades físicas primarias, sino también a su derecho de recibir un trato
digno.

4ª Aliyá Shemot 22:27-23: 5.

NO BLASFEMAR CONTRA ELOKIM

22:27 Elohim lo tekalel venasi ve'amecha lo ta'or.


No blasfemes a Elokim ni maldigas a ningún líder de tu pueblo.

¿Quién es este “Elokim”? Se traduce el vocablo «Elokim» como “jueces”, basados en Onkelos [ver
nota en Exodo 21: 1]. Ibn Hezra incluye en esta categoría a los sacerdotes de la tribu de Leví,
maestros de la Torah, [Deut 33:10 y Malaji 2:7]. En realidad la Torah prohíbe maldecir a cualquier
hombre, pero lo frecuente es, dice Rashbam [Rabí Shemuel ben Meir], que los ciudadanos suelen
enojarse contra reyes y jueces por los veredictos de éstos y por eso formula la ley en estos términos.
Maldecir a un juez equivale a maldecir a HaKadosh Baruj Hu que lo asignó delante de ellos. “No
blasfemes a Elokim”, puede interpretarse también como “No blasfemes a los jueces”. Rashí explica:
“…Al juez (elokim) no maldecirás, y al líder de tu pueblo no maldecirás…”. Esta frase constituye una
prohibición de maldecir a Di-s y al mismo tiempo una prohibición de maldecir a un juez.

Todo aquel que maldice a un juez se hace culpable de dos violaciones; la primera es por violar
específicamente el Precepto en cuestión, y la segunda es que quien maldice a cualquier persona en
Israel se hace acreedor a la pena de azotes, porque está escrito: “No maldigas (aún) al sordo…”,
[Meam Loez, Mishpatim].

22:28 Mele'atja vedim'aja lo te'ajer bejor baneyja titen-li.


Tu obligación de ofrendar las primicias y tu contribución (al sacerdote) darás a su debido tiempo; el
primogénito de tus hijos me darás.

Tu ofrenda de plenitud, es decir, los bikurim, las primicias de los frutos, que se cosechan cuando se
vuelven plenos y maduros y que se entregan a los Cohanim (Rashi).
Ni tu ofrenda sacerdotal, es decir, la terumá, la porción del cultivo que se debe entregar a los
Cohanim. A pesar de que esta es la interpretación del término según el Talmud (Temurá 4a), Rashi
admite no saber de qué forma se adapta a la palabra. Según Rambán, la palabra deriva de lágrima,
y se refiere a los diezmos de terumá de vino y de aceite que, por ser líquidos, gotean como lágrimas.
Es natural que la persona sienta especial afecto por sus primeras adquisiciones, como por ejemplo,
los primeros frutos en madurar de su cosecha y, por supuesto, sus hijos primogénitos. Sin embargo,
este versículo nos insta a que tomemos conciencia de que todo lo que poseemos es un regalo de
Dios y que deberíamos consagrar todo a Su servicio antes de pensar en nosotros mismos.

Capítulo 23
23:5 Ki-tir'eh chamor sona'acha rovets tachat masa'o vechadalta me'azov lo azov ta'azov imo.
Si ves el burro de tu enemigo caído bajo su carga ¿¡te negarás a ayudarlo!? ¡Sin duda,
lo ayudarás!

«Lo ayudarás con él»: O sea, con el dueño del burro. Pero si el mismo dueño del burro se
desentiende de la carga, ningún ajeno está obligado a descargarlo [Ver más explicaciones en
23

Midrash, Mishpatim]. En sentido metafórico, «jamor» (burro), alude a la materia corporal. Tu


función como individuo es aliviar el peso de la materia dándole un toque de espiritualidad.

Los kabalistas dicen que existe luz en todas las criaturas de la Tierra e incluso en las cosas
inanimadas. Es nuestro deber asegurarnos de proteger a los animales del dolor o daño ayudándolos
cuando estén heridos. Es mitzvá de Elokim.

5ª Aliyá Shemot 23:6 - 23:19.

AÑO SABÁTICO/ SHEMITÁ

23:10-11. 10) Veshesh shanim tizra et-artsecha ve'asafta et-tvu'atah.


11) Vehashevi'it tishmetenah unetashtah ve'achlu evyoney amecha veyitram tochal chayat
hasadeh ken-ta'aseh lecharmecha lezeytecha
10) Seis años cultiva tu tierra y cosecha su producto,
11) pero el 7º [año] deberás dejarla libre y sola para que coman (de lo que crece naturalmente) los
pobres de tu pueblo. Y lo que sobre de ellos, lo comerán los animales del campo. Lo mismo deberás
hacer con tus viñedos y tus olivos.

El ciclo de siete años, es llamado «Shemitá» (‫) שמיטה‬, es “Año Sabático”, un Shabat para la tierra. Es
el resultado de seis años de espera. Los versículos 10 y 11 son solo un aspecto de la ley del “Año
sabático”, cuya fuente principal figura en Vayikrá/Lev cap 25. Esta mitzvá encierra un aspecto social
de acuerdo con el contexto general, amén de consideraciones éticas, religiosas, nacionales y
económicas.

Los kabalistas encuentran también consideraciones mesiánicas y cosmológicas. El ciclo “Shemitá”


es de elevación para la tierra de Israel para traer de arriba hacia abajo la abundancia. Shemitá (Año
séptimo), es un tiempo propicio para la llegada del Mashiaj y la redención de Israel.

Los “sietes” abundan en el judaísmo bíblico; existen “siete ciclos de siete” que conducen a Yovel
(Jubileo), el año 50. Hay siete cielos de acuerdo a la tradición judía. El nacimiento de nuestra nación,
como tal, en Pésaj, es seguido de siete semanas de siete días, culminando con la recepción de la
Torah. El Rey David, el símbolo de la monarquía judía y la era mesiánica que su descendiente traerá,
era el séptimo hijo de Ishaí y estaba casado con Bat Sheva, que significa literalmente la “hija de
siete”. Como Shabat -de descanso-, el «Shemitá» es un medio para reconectar todo a su fuente.
Mientras nos alejamos cada vez más del punto inicial de la Creación, necesitamos del «Shemitá»
para que nos regrese a él. Justamente cuando la Creación parece un recuerdo borroso, sentimos
que la humanidad maneja el mundo y que nuestra inteligencia nos ha traído la recompensa de lo
que ella ha logrado, «Shemitá» trae un Shabat a la tierra y cambia todo.

«Shemitá» es un tiempo para que volvamos a nosotros mismos; por un lado, nos recuerda de
nuestra inherente pequeñez e ineptitud, desafiando nuestro sentido de dominio del mundo, y por
otro lado, acentúa nuestra grandeza ofreciéndonos un puente que, cuando contemplamos el
significado interno del año, nos reconecta con los asombrosos momentos de la creación y nos
proporciona la oportunidad de cercanía con nuestro Creador. «Shemitá» y el mensaje de los
patrones de siete que penetran toda la vida judía, nos proporcionan una oportunidad única de
volver a la fuente.
24

“EL SHABAT”

23:12 Sheshet yamim ta'aseh ma'aseycha uvayom hashvi'i tishbot lema'an yanuach shorcha
vachamorecha veyinafesh ben-amatcha vehager.
Haz durante seis días todo tu trabajo, pero el séptimo día deberás dejar de trabajar
para que descansen [también] tu toro y tu asno, y recuperen sus fuerzas [tu sirviente incircunciso,
o sea] el hijo de tu sirvienta y el extranjero [el residente no judío]. Ver. Lev. 25:35

Aquí se describe al día del Shabat (‫) שבת‬, como una especie de fuego que enciende la energía de
toda la semana.

23:13 Uvechol asher-amarti aleychem tishameru veshem Elohim acherim lo tazkiru lo yishama al-
picha.
Cumplan todo lo que les dije. No mencionen el nombre de dioses ajenos, ni que tu boca provoque
que sea escuchado [de boca de otros].

Este pasuk (versículo) se refiere a que los israelitas debían desarraigar todo germen de idolatría,
teniendo prohibido invocar a los ídolos mencionando sus nombres con el fin de pedirles favores. Así
pues, algunos vocablos que para algunos religiosos resultan ser supuestos nombres de Di-s, en
realidad no son más que expresiones mal traducidas. El pueblo de Israel solo invoca a HaKadosh
Baruj Hu, Di-s de Abraham, Yitzkjak y Yaakov (Deut 6:4), el Eterno y Poderoso "YHVH".

LAS TRES FIESTAS DEL CICLO AGRÍCOLA

23:17 Shalosh pe'amim bashanah yera'eh kol-zechurecha el-peney ha'Adon Adonay.


Tres veces por año debe presentarse todo hombre ante el Amo [del universo], Hashem.

Tres veces al año, Israel debe peregrinar al Beth Hamikdash (Templo de Jerusalem). Durante Pésaj
y Sukot por una semana y en Shavuot por un día. Estos son los momentos más ocupados del año
para la economía agrícola (el tiempo de plantar, cosechar y acopiar el cultivo era exactamente en
estas fechas), sin embargo, todos los varones adultos sanos dejaban sus familias y sus granjas para
ir al Templo.

La razón por la cual figura Hashem como “Señor”, (o “Amo”), es para indicar con ello que toda la
tierra es de Él, y que el pueblo de Israel no deberá temer al realizar la peregrinación a Ierushalaim
de todos los varones (ya que las fronteras del país podían quedar desguarnecidas). Así leemos en
Shemot/Éxodo 34: 23-24, basándonos en Rashbam:
“…Tres veces en el año habrán de aparecer todos tus varones ante la presencia de Ado-nai Di-s de
Israel. Pues desterraré naciones de ante ti y ensancharé tu territorio y no deseará hombre alguno
tu tierra, cuando asciendas para hacerte ver ante la presencia de Ado-nai, tu Di-s; tres veces en el
año...".

La finalidad de la peregrinación al Santuario central de Ierushalayim era acercar al israelita al centro


espiritual más importante del país. En palabras de la Torah: "... Así, aprenderás a reverenciar a
Hashem, tu Elokim, para siempre…", [Deut 14:23, Torat Emet].

CARNE CON LECHE


25

23:19 Reshit bikurey admatecha tavi Beyt Adonay Eloheycha lo-tevashel gedi bachalev imo.
Los primeros frutos de tu tierra llévalos a la Casa de Hashem, tu Elokim [al Gran Templo de
Ierushaláim]. No cocines al cabrito en la leche de su madre.

"No cocines al cabrito en la leche de su madre": Todos los mandamientos fueron dados
individualmente, no obstante, los veamos agrupados juntos. Esto es así en cuanto a los miztvot
dados en esta sección, así como en también en cualquiera otra parte. Es difícil pues, muchas veces,
decir qué mandamiento va primero y cuál le sigue más tarde. Esta instrucción fue dictada en la Torah
hasta en tres ocasiones, la primera es aquí (Exo 23:19). La segunda se encuentra en Exo 34:26, y la
tercera en Deut 14:21. Según algunas opiniones, una es para prohibir comer carne con leche y
derivados; otra para prohibir el aprovechamiento de esta mezcla, y la tercera prohíbe cocinar estos
dos alimentos juntos [Talmud Pesajim 26].

Respecto de dicha mezcla, los sabios de Israel de todas las generaciones, han intentado encontrar
alguna razón por la cual fue exigida esta mitzvá, aquí expondremos algunas de ellas.

El Mandamiento pertenece a la categoría de leyes denominadas «jukim», que definen los preceptos
cuyas razones no nos fueron reveladas expresamente. Maimónides ve en este mandamiento un
precepto de higiene; Ibn Ezrá, un precepto de piedad. Abarbanel escribe que los pueblos idólatras
antiguos lo hacían, y los israelitas no debían imitar sus costumbres. De acuerdo con Maimónides,
mezclar carne roja con leche era una costumbre pagana que tenía lugar durante las celebraciones
de los idólatras. Esta idea de Maimónides ha sido confirmada por algunos descubrimientos recientes
de la ciencia arqueológica (los escritos de Ugarit). Abarbanel y Luzzatto consideran este
Mandamiento como una medida humanitaria destinada a desarraigar la insensibilidad y la crueldad.
Rabbenu Levi ben Guershon ve en ello una finalidad sanitaria, mientras que Recanatti entiende que
la mezcla de carne y leche está incluida en la prohibición de la mezcla de las especies en general.
Cuando la Torah menciona “leche” no se refiere solo a la de la madre sino que abarca la de los demás
mamíferos kasher.

La mitzvá enseña que, así como está prohibido derivar cualquier beneficio de la leche cocinada con
carne, está asimismo prohibido derivar cualquier beneficio de los primeros frutos (leer el pasuk). La
mezcla de carne con leche deja de ser kasher; y dado que todo lo que consumimos se transforma
en sangre y energía para nuestro cuerpo, es de vital importancia respetar la dieta que Hashem ha
indicado.

La prohibición de la mezcla de la carne con la leche, es mucho más estricta que cualquier otra ley
dietética de la Torah. Y no obstante, que la Torah ni siquiera menciona la palabra “comer” en este
Precepto, aún así, la puerta se nos cierra y no hay manera en que la carne cocinada con la leche esté
permitida. Podría parecer muy difícil comprender por qué una mezcla de carne y leche está
prohibida, en tanto que cada elemento por separado es permitido. Sin embargo, es obvio que, si la
Torah prohíbe cocinar carne y leche juntas, seguramente está prohibido comerlos juntos. Del Meam
Loez compartimos el siguiente apunte:
«…Jananía, Misael y Azaría pudieron escapar de muchos problemas porque tuvieron cuidado de no
comer “alimento prohibido” (Dan 1:8). Aparte de la otra comida no-casher, que Nabucodonosor
sirvió, él acostumbraba siempre servir leche junto con carne. Esto era servido en cada comida (…)
Es por esta razón que fue salvado en la cueva de los leones, ya que Daniel había sellado su boca para
26

no comer cualquier alimento no-casher, Di-s selló la boca de los leones para que no pudieran
dañarlo…», [Meam Loez, pág 123].

EL BANQUETE DE ABRAHAM

Con la entrega de la Torah, HaKadosh Baruj Hu enseñó a Su pueblo no mezclar la carne con la leche,
siendo este legado solamente para los hombres y no para los ángeles celestiales (caso Abraham y
los malajim). Uno podría cuestionar las acciones de Abraham avinu en relación a lo cual está escrito:
“…Entonces tomó crema, leche y el ternero que había preparado, y se los sirvió…” [Gén 18:8, Torat
Emet]. Si estaba prohibido comer carne después de leche, Abraham ciertamente lo hubiera evitado.
Sabemos que Abraham cuidaba la Torah entera, incluso la mezcla de comidas. Si él mismo no
comería carne y leches, ciertamente no la hubiera dado a otros. Abraham no intentó que los ángeles
comieran leche con carne. Más bien su propósito fue servir carne y lácteos para que pudieran
escoger cualquier comida que desearan. Finalmente, aquellos ángeles que comieron leche no
comieron carne y los que comieron carne no comieron leche [Meam Loez]. Más explicaciones sobre
el tema, serán detalladas en capítulos posteriores.

CARNE CON LECHE EN LA KABBALAH

El autor del libro Tseror Harnmor dice que de acuerdo con los místicos judíos, la finalidad sería el no
mezclar "fuerzas opuestas". La "fuerza del rigor” con la "fuerza de la misericordia” y viceversa; ya
que la carne representa "middat hadin", el atributo de rigor, mientras que la leche simboliza la
compasión total y absoluta.

La Kabbalah explica que la carne alude al atributo de “rigor” por su color rojo proviniendo de un
animal degollado y destazado, mientras que la “leche” representa al atributo de “Jésed”
(Misericordia), por su color blanco, al provenir de un animal vivo. De tal forma que si se mezclan
estas dos cosas se origina un choque espiritual en los dominios celestiales así como en el alma que
ingiere la comida. Los seres humanos en la tierra pueden combinar dichos atributos pero sin
mezclarlos sabiendo cuándo uno debe comportarse con severidad y cuándo con misericordia.

Por otra parte, en el color rojo está simbolizada la idea del pecado (o muerte), mientras que lo
blanco representa la idea de la absolución (vida), y por eso hay que separar a ambos. Por esta misma
razón, el Eterno ha prohibido la relación conyugal mientras la mujer está en sus días de impureza;
Hashem no permite que la “vida” (semen del hombre) se mezcle con el flujo menstrual (tejido
muerto), la vida es incompatible con la muerte.

AÑADIDO RABÍNICO

Por decreto Rabínico, el pollo y otras aves recibieron el nivel legal de “carne” con respecto a las
leyes de «leche y carne». Cabe aclarar igualmente, que aunque la Torah se refiere específicamente
a “cabrito”, la restricción se extiende a todos los tipos de carne; vacuna y caprina. No se incluye
pescado. Las leyes dietéticas, más que al bienestar físico apuntan al bienestar del alma. El alimento,
además de ser un nutriente del cuerpo lo es también del espíritu. La fe en el Eterno debe primar
ante Preceptos de esta índole de forma incondicional.

6ª Aliyá Shemot 23:20 - 23:25.


27

Vers. 20-33. La promesa de un trayecto rápido a Éretz Israel de su fácil conquista. Dios promete a
Moshé que los judíos serán conducidos a Éretz Israel y que Él los ayudará a conquistar a las naciones
cananeas. Sin embargo, al mismo tiempo les advirtió que no gozarían de una permanencia duradera
en el país a menos que resistieran las tentaciones d la cultura y la religión de las naciones que
estaban a punto de conquistar.

EL ANGEL DE DI-S

23:20 Hineh anochi shole'ach mal'ach lefaneycha lishmorcha badarech velahavi'acha el-hamakom
asher hachinoti.
Mira, Yo envío un ángel ante ti para protegerte en el camino y para llevarte al sitio que tengo
preparado.

El pasuk nos enseña que nunca estamos solos, un enviado de Di-s nos cuida en el camino. La Torah
Kabalística dice:
«…Los ángeles de la guarda son enviados de Di-s para protegernos. Una vez que aprendemos a
reconocer su presencia y las señales que envían a nuestro camino, nos damos cuenta de los mucho
que nos ayudan. No estamos solos…», [Torah Kabalística, pág 226].

Otra opinión de los sabios señala que, este ángel (malaj), es el gran jefe y príncipe de los ejércitos
Celestiales, en el judaísmo místico se le conoce como el arcángel “Metatrón”. Meta-trón significa,
“el que sirve detrás del trono”, y viene de la palabra antigua “metator” que designaba a un ministro
que iba delante de un rey, el ministro principal del rey. En algunos textos de las Escrituras se ve a
los malajim tomando apariencia humana. Por ejemplo, en el Zohar, (Behalotejá 152:1), se lee:
«…En el momento en que ellos descienden se revisten con ropajes de este mundo terreno y de no
ser así, ni ellos pueden mantenerse en este mundo, ni tampoco el mundo podría concebirlos a
ellos…».

Yo envío un ángel. Dios hizo alusión al futuro pecado de Israel en cuanto a la construcción del
Becerro de Oro, cuya consecuencia fue que el pueblo perdería la providencia particular de Dios.
Incluso después de que los judíos hicieron acto de contrición, Dios le dijo a Moshé (33:2) que
retiraría Su presencia de entre ellos y enviaría un ángel que los condujera a la Tierra (Rashi). Allí
Moshé objetó el decreto y rogó que Dios Mismo acompañara al pueblo, ante lo cual Dios cedió. Sin
embargo, en esta instancia, Moshé lo aceptó porque Dios no le transmitió la noticia como una forma
de castigo, sino que, en el contexto de nuestro versículo, el decreto fue presentado como el
elemento distintivo de la marcha triunfal que emprendería el pueblo judío dentro de Éretz Israel
(Beer BaSadé).
Rambán señala que esta profecía no se cumplió en vida de Moshé, porque Moshé rogó a Dios que
no se apartara del pueblo y Dios accedió a su pedido (33:15-17). Sin embargo, tras la muerte de
Moshé, un ángel se le apareció a lehoshúa y se identificó como el jefe de la legión de Hashem
(lehoshúa 5:13-15). Ese fue el ángel anunciado en este versículo, que había sido mantenido en
suspenso durante la vida de Moshé, pero que, una vez fallecido este, fue enviado a conducir a Israel.
En una interpretación esotérica, Rambán y Or HaJaím comentan que el ángel al que se refiere este
versículo no fue el ángel que Dios anunció tras el pecado del Becerro de Oro, sino que este era el
más exaltado de todos los ángeles, aquel a través del cual Dios guió y protegió a los Patriarcas y
sobre el cual Dios hace posar Su Nombre (v. 21), que es la más excelsa manifestación de Su
Presencia. Ibn Ezra también comenta que este era un ángel majestuoso que iba a traer a la nación
28

a Éretz Israel mientras esta permaneciera en su encumbrado nivel, o sea, antes del pecado del
Becerro de Oro.
Al lugar que he dispuesto, es decir, a la tierra que he designado para ustedes. En términos del
Midrash, este vocablo se refiere a algo que en realidad ya había sido dispuesto, en el sentido de que
había sido previamente estructurado. Esto es una alusión al Templo Celestial que corresponde al
futuro Templo de Jerusalén (Rashi, según Gur Arié).

23:24 Lo-tishtajaveh le'eloheyhem velo to'ovdem velo ta'aseh kema'aseyhem ki hares teharsem
veshaber teshaber matsevoteyhem.
No te postrarás ante sus dioses ni les servirás, y no harás conforme a sus obras; al contrario, los
destruirás completamente (a sus dioses) y quebrarás sus monumentos de idolatría.

No te prosternarás. Al hombre moderno le resulta inconcebible que los israelitas, que habían
experimentado la profecía, hubieran podido caer presa del engaño al punto de que adoraran ídolos.
Sin embargo, la historia nos demuestra que los ídolos y sus sacerdotes contaban con ciertos poderes
y que la tentación de creer que eran entidades superiores resultaba tan fuerte que no sólo la Torá
advirtió en forma constante respecto a este peligro, sino que, además, después de ocupar Éretz
Israel, el pueblo sucumbió a la idolatría una y otra vez. Por lo tanto, Dios les advirtió que no emularan
los rituales de los cananeos y les ordenó que ellos mismos desmantelaran y destruyeran los ídolos.

23:26 Lo tihyeh meshakelah va'akarah be'artseja et-mispar yameyja amale.


No habrá mujer que pierda a sus hijos ni que sea estéril en tu tierra; y haré que se cumpla el
número de tus días.

El número de tus días. Cuando la gente pueda llegar a anciana, la sociedad indudablemente
mejorará porque sus integrantes vivirán lo suficiente como para transmitir su sabiduría y su
experiencia a sus nietos (Sforno).

7ª Aliyá Shemot 23:26 - 24:18.

Vers. 29-30. Dios afirmó a los judíos que conquistarían la Tierra de la manera que les resultara más
provechosa, o sea, en" forma lenta y gradual. Si los habitantes del país llegaban a abandonarlo con
excesiva rapidez, este quedaría en ruinas y se llenaría de animales salvajes. Por lo tanto, la conquista
avanzaría a un ritmo que permitiera a los judíos asentarse en Éretz Israel poco a poco, a medida que
iba evacuándose.

23:32 Lo-tijrot lahem vele'eloheyhem berit.


No harás pacto con ellos ni con sus dioses.

No sellarás... un pacto. Israel tenía prohibido llegar a un convenio que permitiera a los cananeos
residir en la Tierra o conservar sus ídolos. Otra explicación es que los judíos tenían prohibido dejar
que los cananeos permanecieran en la Tierra mientras siguieran adorando ídolos. Sin embargo, si
renunciaban a sus dioses, los judíos podrían hacer las paces con ellos (Rambán).
Desde el comienzo de la era de los Profetas hasta la destrucción del Primer Templo, vemos que hubo
distintas instancias en las que Israel sucumbió a la tentación de Ia idolatría y cuáles fueron sus
desastrosas consecuencias Esto, más que cualquier otra racionalización, demuestra el poder que
29

ejercía la idolatría sobre la mente de quienes vivían en la Antigüedad y por qué era necesario que
Dios y Moshé formularan repetidas advertencias en ese sentido.

Capítulo 24
Hasta ahora, las leyes habían sido el tema principal de la Sidrá. En este capítulo, la Torá vuelve a
centrarse en la revelación en el Sinaí. Dios le dio instrucciones a Moshé con respecto a su ascensión
al monte, donde permanecería durante cuarenta días para aprender toda la Torá, y también en
relación al pacto que el pueblo judío sellaría con Dios, lo cual simbolizaría su aceptación de la Torá
y su eterna responsabilidad de estudiarla y cumplir sus preceptos.

Existe una discrepancia entre varios exégetas respecto de cuándo se produjeron los sucesos
narrados en este capítulo; dicha diferencia de opiniones se menciona en Mejilta. Según Rashi, los
sucesos registrados en los versículos 1-11 tuvieron lugar antes de que fueran entregados los Diez
Mandamientos. De hecho, como veremos en el comentario, el Talmud respalda esta opinión. Si bien
esto implicaría que la Revelación registrada en el capítulo 20 ocurrió con posterioridad a la narrativa
que se incluye aquí, cuatro capítulos más tarde, eso no constituye un problema puesto que existe
un principio que sostiene, la Torá no necesariamente está escrita en orden cronológico.

Rambán, Ibn Ezra y Rashbam, entre otros, sostienen que estos acontecimientos tuvieron lugar
después de que Israel recibió los Diez Mandamientos y de que Moshé les enseñara las leyes de los
tres capítulos anteriores [véanse las notas de los versículos 3 y 4]. Si bien ellos coinciden en que
algunas partes de la Torá no se encuentran en orden prefieren evitar esa interpretación a menos
que el contexto la exija. En este capítulo, no consideran necesario interpretarla fuera de la secuencia
establecida en el texto.

Vers. 3-4. Según Rashi, Moshé ordenó al pueblo que se apostara alrededor de la montaña y se
abstuviera de mantener relaciones conyugales (19:12-15). Repitió las leyes que había enseñado
anteriormente, es decir, las siete leyes de los descendientes de Noaj y las leyes transmitidas en
Mará: el Shabat, honrar a los padres, la vaca bermeja y las leyes civiles. Luego, Moshé escribió la
Torá desde el principio y hasta esa altura de la narrativa en el capítulo 20, plasmando en forma
escrita las leyes antedichas. A la mañana siguiente, el cinco de Siván, erigió un altar.
Según Rambán y otros comentaristas, Moshé impartió y escribió todas las enseñanzas de los últimos
tres capítulos, que Dios le había enseñado en el monte Sinaí, y a la mañana siguiente, erigió el altar.

24:3 Vayavo Moshe vayesaper la'am et kol-divrey Adonay ve'et kol-hamishpatim vaya'an kol-
ha'am kol echad vayomru kol-hadevarim asher-diber Adonay na'aseh.
Moshé fue [el mismo día] y le transmitió al pueblo todas las palabras de Hashem y todas las
ordenanzas. Y el pueblo respondió unánimemente: “¡Todo lo que dijo Hashem, lo haremos.

“Todo lo que dijo Hashem": Quiere decir todo lo que está incluido desde Éxodo 20:19 hasta 23: 33.
Y “todas las leyes", son las que Moshé había expuesto ante ellos y que figuran en esta “Parashá
Mishpatim”.

24:5 Vayishlaj et-na'arey beney Yisra'el vaya'alu olot vayizbeju zvajim shlamim l'Adonay parim.
Y envió a los mozos (primogénitos) de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y
sacrificaron ofrendas de paces, de novillos, al Eterno.
30

Se trataba de los primogénitos, que realizaron el servicio de los sacrificios hasta que Aharón y sus
hijos fueron designados como Cohanim.
Se los llamó jóvenes en comparación con los ancianos mencionados anteriormente. Otra explicación
es que Moshé literalmente eligió hombres jóvenes, que eran puros y aún no
habían sentido lujuria (Rambán).

24:7 Vayikach sefer habrit vayikra be'ozney ha'am vayomeru kol asher-diber Adonay na'aseh
venishma.
Y después tomó el Libro de la Alianza [el Libro de la Torah] y se lo leyó al pueblo. Y ellos
respondieron: “¡Todo lo que dijo Hashem, haremos y obedeceremos!

Cuando las personas están en un nivel espiritual elevado, hacen las elecciones correctas porque su
conexión con la luz del Creador no les permite hacerlo de otra manera En el Talmud se lee: «…En el
momento que el Pueblo Judío contestó haremos y escucharemos, 600.000 ángeles descendieron y
coronaron a cada judío con dos coronas, una por haremos y otra por escucharemos…», [Talmud
Shabat 88ª].

iHaremos y obedeceremos!
Rashi, comentando sobre Bereshit 37:27, interpreta como obedecer, basándose en la traducción de
Onkelos de nuestro versículo. De aquí podemos aprender que los judíos declararon su decisión de
hacer y obedecer todo lo que Dios les ordenara, incluso antes de que fueran entregados los
mandamientos. Esta proclama se ha convertido en la consigna eterna de la fe de Israel en Dios y de
la entrega total del pueblo judío al cumplimiento de Su palabra. Para el saduceo que quería burlarse
de la Torá y de la nación que obró de esta forma, esta declaración era el colmo de la temeridad. Este
saduceo increpó a Rava, diciéndole: "Ustedes son un pueblo arrebatado, porque anteponen la boca
a los oídos [al afirmar que iban a hacer aun antes de siquiera escuchar cuáles serían los preceptos]".
Rava replicó simplemente que los judíos somos un pueblo íntegro que ama a Dios y sabe que El
jamás nos exigiría algo que se encuentre más allá de nuestras posibilidades. Los saduceos y toda su
ralea, continuó Rava, son arteros y corruptos, y por eso proyectan en los demás la desconfianza que
ellos mismos merecen, fruto de su naturaleza perversa, al suponer que, Dios no es digno de
confianza (Shabat 88a-b, según Rashi).

Los judíos tenían fe en Dios y por eso Él los comparó a los ángeles, ya que estos también se subyugan
a Dios por completo y de modo incuestionable. Los Sabios enseñan (Shabat ibíd.) que cuando Dios
oyó que Israel proclamaba "Haremos y obedeceremos", exclamó: "¿Quién reveló este secreto a Mis
hijos, el secreto que los ángeles ministrantes usan para sí?" [Dado que los ángeles tienen el mismo
orden de prioridades, se los llama] fuertes guerreros que cumplen Sus órdenes para obedecer la voz
de Su palabra (Tehilim 103:20).

Hay que reconocer que al construir el Becerro de Oro, los judíos perdieron las coronas con que
fueron adornados cuando pronunciaron haremos y obedeceremos, pero retornar a ese sitial sigue
siendo nuestro objetivo. Además, uno de los principios de nuestra fe es que la grandeza espiritual
de nuestros antepasados, incluyendo a los Patriarcas y a la generación que estuvo en el Sinaí,
constituye nuestro legado nacional. La gente quizás no llega a cumplir con sus aspiraciones, pero no
obstante es moldeada por sus anhelos. Somos los herederos de aquellos que expresaron su
devoción con tanto entusiasmo que, incluso más de 1500 años después, los saduceos todavía los
consideraban la irreflexión en persona. No por ello debemos cejar en nuestro esfuerzo. Dios nos
31

consideró a la par de Sus ángeles ministrantes. Ese fue otrora nuestro nivel y sigue siendo nuestro
objetivo.

De acuerdo con el pasaje talmúdico citado, las sempiternas palabras haremos y obedeceremos
fueron pronunciadas el cinco de Siván, antes de que fueran entregados los Diez Mandamientos, lo
cual respalda la opinión de Rashi con respecto a la cronología de este capítulo.

VIERON AL ELOHEI YISRAEL

24:9 Vaya'al Moshe ve'Aharon Nadav va'Avihu veshiv'im mizikney Yisra'el.


Y ascendió Moshé con Aharón, Nadav y Avihú, y 70 de los ancianos [sabios referentes] de Israel, [al
monte].
24:10 Vayir'u et Elohey Yisra'el vetachat raglav kema'aseh livnat hasapir uche'etsem hashamayim
latohar.
Entonces vieron al Elokim de Israel, bajo Sus pies había como un piso de piedras de zafiros que era
como la esencia misma del cielo en pureza.

“Vieron a Elokim”: ¿Qué quiere decir la Torah en el vocablo “vieron”? ¿Se puede mirar a Di-s? Una
explicación es la que aporta el Ramban:
«…Estaban viendo a través de la imaginación profética, es decir, no una figura concreta y material,
sino la expresión materializada en sus cerebros de las emisiones provenientes del plano espiritual.
Ellos recibieron el mensaje en el idioma de la profecía que se decodificó en sus mentes de modo tal
de ser comprensible, manipulable. De construir algo compatible entre humanos a partir de aquello
que no tiene comparación entre lo creado. Por ejemplo, cuando hablamos con niños pequeños de
temas sumamente complejos pero empleando un lenguaje que ellos pueden aprender y recibir para
que sea de su provecho. Tal es la manifestación profética que les alcanzó en esa oportunidad, la cual
se dibujó en sus mentes como “ver a Elokim” y el “pavimento de zafiro”, etc…».

Y en Yejezkel leemos: “…Por encima de la extensión que estaba sobre sus cabezas, había como la
apariencia de la piedra de piedra de zafiro, la figura de un trono. Y sobre la figura del trono, una
figura como la apariencia de una persona sobre ella por arriba. (27) Vi que el aspecto del jashmal
era como la apariencia del fuego dentro de él en rededor, de la apariencia de su cintura para arriba.
Y la apariencia de la cintura para abajo vi como la apariencia del fuego, con un resplandor alrededor.
(28) Como la apariencia del arco (iris) cuando está en la nube en un día de lluvia, así era la apariencia
del resplandor alrededor. Esto era la apariencia de la figura de la gloria del Eterno. Cuando vi, caí
sobre mi rostro y entonces oí la voz que me hablaba…” [Iejezkel- Ezeq 1:26-28, Tanaj Katz].

Vers. 10-11. La profecía en la montaña. Todos los comentaristas coinciden en que Moshé y sus
acompañantes recibieron una profecía sublime, pero discrepan en su interpretación sobre la forma
en que los ancianos reaccionaron a la profecía y si pecaron o no lo hicieron. Lo que sigue es un breve
muestrario de exégesis bíblica.

Rashi cita a Vaikrá Rabá cuando dice que tuvieron una visión de Dios durante el período de su
cautiverio en Egipto. En esa época, Dios mantuvo un ladrillo de zafiro a Sus pies, por así decirlo,
como un recordatorio constante de la servidumbre de Israel, representada por los ladrillos y la
argamasa. Pero cuando los judíos fueron liberados, Su dicha fue tan radiante como la misma esencia
del cielo.
32

Las reacciones de los ancianos.


Según Rashi en su cita de Tanjuma, los espectadores -a excepción de Moshé, por supuesto-
cometieron un grave pecado al contemplar la sagrada visión mientras se entregaban con
irreverencia a la comida y la bebida. Y por eso merecían morir de inmediato, pero Dios no extendió
Su mano para dañarlos, para no estropear la alegría de la entrega de la Torá. Por lo tanto, los castigos
de Nadav, Avihu y los ancianos fueron postergados para después. En conformidad con este punto
de vista, Tur comenta que Dios no quiso enviar a Elazar e Itamar, los hijos menores de Aharón, con
el resto del grupo para que no incurrieran en la pena de muerte, al igual que sus hermanos. Si ellos
también hubieran muerto, entonces Aharón habría quedado sin hijos del todo.
Onkelos interpreta en una luz favorable el acto de comer y beber: su dicha al recibir esa visión fue
tan inmensa que equivalía a haber gozado del placer físico más intenso.
Rambán también ofrece una interpretación favorable de la reacción de los ancianos. Después de su
visión, comieron la carne de las ofrendas y bebieron en agradecido alborozo por el extraordinario
privilegio espiritual que Dios les había conferido.
Onkelos y Rambán, según quienes los ancianos no pecaron, sostienen que el versículo los está
alabando, agregando que no sufrieron daño si bien habían tenido una visión profética de una
santidad muy profunda, algo que normalmente un ser humano no habría podido soportar. (Jumash
Levi)

24:16 Vayishkon kvod-Adonay al-har Sinay vayejasehu he'anan sheshet yamim vayikra el-Moshe
bayom hashvi'i mitoj he'anan.
Y posó la gloria del Eterno sobre el monte de Sinay; y la nube lo cubrió por seis días. Y al séptimo
día, El llamó a Moisés desde en medio de la nube.

Un período de seis días. Los Sabios (lomá 4ab) discrepan respecto de las fechas en cuestión. Hay
quienes sostienen que estos seis días fueron al comienzo de Siván, cuando Moshé y el pueblo se
prepararon para recibir los Diez Mandamientos. De ser así, Dios llamó a toda la nación, pero se
menciona solamente a Moshé, en tributo a su grandeza. La otra opinión es que estos seis días fueron
después de que Moshé ascendiera para su estadía de cuarenta días en el monte Sinaí. Esto nos
enseña que antes de poder entrar en los recintos de Dios, por así decirlo, la persona debe aislarse
durante seis días a fin de alistarse para semejante elevación espiritual (Rashi).

MOSHÉ “ASCIENDE AL CIELO”.

24:18 Vayavo Moshe betoch he'anan vaya'al el-hahar vayehi Moshe bahar arba'im yom
ve'arba'im laylah.
Entonces Moshé ingresó en la nube y ascendió al monte. Moshé estuvo en el monte 40 días y 40
noches.

Después de que Moshé entregara a Israel las tablas con los “Diez enunciados”, el Eterno le ordena
que regrese a la montaña. La continuación del relato de este último pasuk lo encontraremos en Exo
31:18. Las enseñanzas jasídicas explican que en el Sinaí se reveló la naturaleza ilimitada de Di-s. Los
sabios lo expresaron de esta manera:
«…Cuando Hashem dio la Torah, abrió los siete cielos para ellos, y así como Él separó los mundos
superiores, también separó los inferiores y todos vieron que Él es el “Uno” (Único). En el Sinaí, todas
las limitaciones del mundo fueron derribadas para dejar al descubierto la singularidad de Di-s y su
infinitud absolutamente ilimitada. Es imposible para nuestro limitado intelecto comprender algo
33

completamente sin límites, algo que es infinito por naturaleza. Por ejemplo, podríamos imaginar
millones de millones de millones de estrellas en el universo, pero realmente no podemos imaginar
un número infinito de estrellas. Sin embargo, con la impresionante y maravillosa revelación en el
Sinaí, el mundo tuvo una idea de lo infinito…».

La «Parashá Mishpatim» registra los Mitzvot, 42 al 94 de los 613. Los enlistamos enseguida:
• Precepto No 42: Ley sobre el siervo hebreo, Éxodo 21:2.
• Precepto No 43: designar para el matrimonio a la sierva hebrea, Éxodo 21:8.
• Precepto No 44: rescate de la sierva hebrea, Éxodo 21:8.
• Precepto No 45: No vender a una sierva hebrea, Éxodo 21:8.
• Precepto No 46: No disminuir, (o rehusar dar) a la esposa lo que le corresponde: alimento,
ropa y relaciones íntimas, Éxodo 21:9.
• Precepto No 47: obligación de la Corte de Justicia de ajusticiar con pena capital de
estrangulamiento a un asesino, Éxodo 21:12.
• Precepto No 48: No golpear al padre o a la madre, Éxodo 21: 1 5.
• Precepto No 49: Leyes sobre multas, Éxodo 21:18.
• Precepto No 50: obligación de la Corte de Justicia de ejecutar por decapitación a un hombre
sentenciado por crímenes, Éxodo 21:20.
• Precepto No 51: Obligación de la Corte de Justicia de ajusticiar en los casos de daños
provocados por animales, Éxodo 21:28.
• Precepto No 52: No comer de un toro que haya sido sentenciado a muerte por
apedreamiento, Éxodo 21:28.
• Precepto No 53: El tribunal debe ajusticiar en los casos de daños ocasionados por omisión,
Éxodo 21:33.
• Precepto No 54: El tribunal debe ajusticiar en los casos de robo con compensación o pena
capital, Éxodo 21:37.
• Precepto No 55: El tribunal debe ajusticiar en los casos de daños o lesiones físicas, Éxodo
22:5, (22:4 heb.).
• Precepto No 56. El tribunal debe ajusticiar en los casos de daños causados por fuego, Exodo
22:6, (22:5 heb.).
• Precepto No 57: El tribunal debe ajusticiar en los casos relacionados con un guarda no
pagado, Éxodo 22:7, (22:6 heb.).
• Precepto No 58: obligación de la corte de juzgar el caso de un demandante y un defensor,
Éxodo 22:9, (22:8 heb.).
• Precepto No 59: El tribunal debe ajusticiar en los casos de préstamos de objetos tenidos en
depósito, Éxodo 22:10, (22:9 heb.).
• Precepto No 60: obligación de la corte de juzgar casos relacionados con un hombre que pide
prestado algo para usarlo, Éxodo 22:14, (22:13 heb.).
• Precepto No 61: obligación de la corte de juzgar casos de seducción sexual, Éxodo 22:16,
(22:15 heb.).
• Precepto 62: Prohibición de dejar vivir a un hechicero (a), Éxodo 22:18, (22:17 heb.).
• Precepto No 63: Prohibición de ofender a un converso con palabras, Éxodo 22:21, (22:20
heb.).
• Precepto No 64: Prohibición de perjudicar a un converso, en cuestiones monetarias o de
propiedad, Éxodo 22:21, (22:20 heb.).
• Precepto No 65: No afligir a un huérfano o a una viuda, Éxodo 22:22, (22:21 heb.).
• Precepto No 66: prestar al pobre, Éxodo 22:25, (22:24 heb.).
34

• Precepto No 67: No prestar con usura al pobre que no puede pagar, Éxodo 22:25, (22:24
heb.).
• Precepto No 68: prohibición de asistir a un individuo que presta o a uno que pide prestado
con interés, (para que se efectúe el préstamo entre ellos), Éxodo 22:25, (22:24 heb.).
• Precepto No 69: Prohibición de maldecir a los jueces, Éxodo 22:28, (22:27 heb.).
• Precepto No 70: No maldecir el Nombre de Di-s, Éxodo 22:28, (22:27 heb.).
• Precepto No 71: No maldecir a un gobernante o jefe, Éxodo 22:28, (22:27 heb.).
• Precepto No 72: No demorar la entrega de diezmos, Éxodo 22:29, (22:28 heb.).
• Precepto No 73: Prohibición de comer la carne de un animal despedazado por animales,
Éxodo 22:31, (22:30 heb.).
• Precepto No 74: Prohibición de escuchar a un litigante no estando presente su oponente,
Éxodo 23:1.
• Precepto No 75: Prohibición de aceptar el testimonio de un hombre que peca, Éxodo 23:1.
• Precepto No 76: Prohibición de seguir el veredicto de la mayoría, (de jueces) en un caso
capital basándose en mayoría de un solo juez, Éxodo 23:2.
• Precepto No 77: Prohibición de que un juez que inicialmente sostuvo la inocencia de un
acusado en un caso capital abogue por su culpabilidad, Éxodo 23:2.
• Precepto No 78: seguir a la mayoría en decisiones legales, Éxodo 23:2.
• Precepto No 79: Prohibición de tener piedad de un pobre cuando se halla en litigio, ino
hacer justicia, Éxodo 23:3.
• Precepto No 80: ayudar a descargar la carga del animal de otra persona, Éxodo 23:5.
• Precepto No 81: Prohibición de pervertir el juicio de un pecador a causa de su maldad, Éxodo
23:6.
• Precepto No 82: Prohibición de decidir un caso capital por probabilidad, Éxodo 23:7.
• Precepto No 83: Prohibición para un juez de aceptar soborno, Éxodo 23:8.
• Precepto No 84: “Año Sabático”: Precepto de dejar sin cultivar la Tierra de Israel en el
séptimo año, (y declarar sin dueño todo lo que crezca en ella), Éxodo 23:11.
• Precepto No 85: Precepto de descansar en el shabat, Éxodo 23:12.
• Precepto No 86: Prohibición de jurar en el nombre de un ídolo, Éxodo 23:13.
• Precepto No 87: Prohibición de incitar a un judío a la idolatría, Éxodo 23:13.
• Precepto No 88: Celebrar las fiestas de peregrinación, Éxodo 23:14.
• Precepto No 89: Prohibición de sacrificar la ofrenda de Pésaj cuando todavía hay jamétz
(levadura) en la casa, Éxodo 23:18.
• Precepto No 90: Prohibición de dejar los emurim (partes designadas) de la ofrenda de Pésaj
hasta la mañana siguiente, Éxodo 23:18.
• Precepto No 91: traer las primicias de la Tierra de Israel al Beth HaMikdash, Éxodo 23:19.
• Precepto No 92: Prohibición de cocinar carne junto con leche, Éxodo 23:19.
• Precepto No 93: Prohibición de hacer pactos con las siete naciones de Kenáan, o con un
idólatra, Éxodo 23:32.
• Precepto No 94: Prohibición de dejar que un idólatra se establezca en la tierra de Israel,
Éxodo 23:33.

Fin de la sección «Mishpatim».


Textos de la Torah en español, tomados de la “Torat Emet”.

Conclusión:
35

En la actualidad cada uno de nosotros nos hallamos “esclavizados”. Ello quiere decir que siempre
estamos preocupados por el “qué pensarán”, “qué dirán” y cómo nos ve el resto de las personas.
Una de nuestras mayores formas de esclavitud es ser esclavos de otros individuos, como el ser
esclavos de la opinión de los demás; ser esclavo de las expectativas que otras personas tienen de
nosotros; ser esclavo de los miedos y la preocupación; ser esclavo del amor de otras personas; ser
esclavo de los sentimientos de culpa; ser esclavo de nuestro pasado; ser esclavo de nuestro entorno;
ser esclavo de nuestros placeres físicos y de los aspectos materiales de este mundo. Por ende,
nuestra esclavitud es realmente una decisión que tomamos con base en nuestras intenciones
ocultas.

Luego entonces, la persona que parece tener más libertad es a veces el más grande de los esclavos.
Aquel que dice ¡“Quiero ser libre y hacer lo que deseo cuando lo deseo”!, es simplemente un esclavo
de su propio deseo y ego. ¿Cuál es la conexión? En el momento en el que aceptamos ser esclavos
de “alguien” o de “algo”, como por ejemplo:
de una emoción, en ese instante detenemos nuestro proceso y entregamos nuestro poder a ese
“alguien” o, a ese “algo” permitiendo que nos controle. ¡Y… voilá! Hemos creado otro dios, y
entonces, ¡bienvenido al mundo de la idolatría!

Así que, ¿cómo comenzamos nuestra transformación para salir de la esclavitud hacia la libertad?
Esta es, por supuesto, toda la historia de Pésaj; es de lo que se trata la mayor parte de nuestro
trabajo espiritual porque se nos dice que cada día debemos pensar y recordar que el Creador nos
sacó de Egipto del yugo de servidumbre. Este es uno de los entendimientos de por qué “Mishpatim”
aparece entre la entrega de la Torah porque si ésta no es una de las reglas guía de las elecciones
espirituales, entonces habremos perdido todo el propósito de la entrega de la Torah. Parte del
regalo para este Shabat y de esta semana es liberarnos de ese tipo de esclavitud, pero todo
comienza por reconocer que somos “esclavos”. Debemos, pues, tomarnos un poco de tiempo para
pensar acerca de todas las formas en las que nuestra vida está tocada por la esclavitud. La lectura
de la Torah y la porción del Zohar de la semana tienen el poder para ayudarnos a liberarnos, liberar
nuestra mente, -aunque nadie tiene control sobre nuestra mente, solo uno mismo-. Pero debemos
recordar algo: si en realidad queremos ser personas libres -libres de las cadenas y limitaciones de
este mundo y de otras personas-, verdaderamente necesitamos estar sujetos al servicio de la eterna
luz. Con cada acción positiva que realizamos y cada acción negativa que evitamos comenzamos a
ganar una nueva y directa conexión con la luz del Creador.

Shabat Shalom

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