MUESTRA Gringo Gulch
MUESTRA Gringo Gulch
MUESTRA Gringo Gulch
Gulch
Sexo, turismo y movilidad
social en Costa Rica
MEGAN RIVERS-MOORE
2019
Instituto de Investigaciones Sociales
306.740.972.86
R622g Rivers-Moore, Megan
Gringo Gulch: sexo, turismo y movilidad social en Costa
Rica / Megan Rivers-Moore. –1. edición– Costa Rica:
Editorial UCR, 2019.
xxiv, 243 páginas: ilustraciones, fotografías. –(Instituto
de Investigaciones Sociales)
ISBN 978-9968-46-743-8
CIP/3313
CC/SIBDI.UCR
La traducción de la obra: GRINGO GULCH: Sex, Tourism and Social Mobility in Costa Rica es
publicada mediante un acuerdo con The University of Chicago Press, Chicago, Illinois, U.S.A.
Traducción: Megan Rivers-Moore • Corrección filológica: Darsy Navarro C. • Revisión de pruebas: Ariana Alpízar L.
Diseño de contenido y portada, control de calidad: Raquel Fernández C. • Diagramación: Mauricio Bolaños B.
© Editorial de la Universidad de Costa Rica, Ciudad Universitaria Rodrigo Facio. Costa Rica.
Apdo.: 11501-2060 • Tel.: 2511 5310 • Fax: 2511 5257 • [email protected] • www.editorial.ucr.ac.cr
Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley.
Impreso en la Sección de Impresión del SIEDIN. Fecha de aparición: abril, 2019.
Universidad de Costa Rica. Ciudad Universitaria Rodrigo Facio.
contenido
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xi
bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
ix
1
Capítulo
***
1
CAPÍTULO 1
una distinción espacial estricta entre los mercados sexuales para locales y para
turistas, con una concentración de las trabajadoras más jóvenes en el segundo,
cuando, de hecho, hay una gran cantidad de traslapo: la mayoría de las mujeres
tiene experiencia en los dos mercados y algunas trabajan simultáneamente en
ambos, dependiendo de la cantidad de dinero que ganen. En vez de una progre-
sión lineal de paradigmas premoderna, moderna e industrial (Bernstein 2007b),
lo que se observa en Costa Rica es una serie de servicios y mercados traslapados,
que las trabajadoras del sexo y algunos clientes son capaces de negociar con
relativa facilidad.
2
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
3
CAPÍTULO 1
del país, incluyendo factores tales como la lucha étnica, economías con enclaves
de agroexportación y períodos de dictadura militar (Palmer 2003).
El desmantelamiento gradual del Estado de bienestar costarricense desde
la década de 1980 y las recientes revelaciones de corrupción política generali-
zada durante décadas (Molina Jiménez y Palmer 2006) han desafiado aún más
la supuesta excepcionalidad de Costa Rica. Sin embargo, los mitos de la blan-
cura y la paz se siguen utilizando en el ámbito internacional, por parte de las
élites, para promover una imagen de una población sana, trabajadora, ordenada
y patriótica (Jiménez Matarrita 2005). Por esto, el discurso de la excepcionalidad
de Costa Rica sigue desempeñando un papel importante en el mercadeo oficial
del turismo, lo cual presenta al país como un lugar exótico y seguro; una ima-
gen que resulta especialmente acogedora para los turistas de los Estados Unidos
(Rivers-Moore 2007).
Después del “Año del Turista” de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) en 1967 (con el lema “Turismo, pasaporte para la paz”), el Banco Mundial
se involucró en la promoción turística y comenzó a financiar proyectos de esta
índole a partir de 1970 (Truong 1990). La Organización Mundial del Turismo
(OMT), una agencia de la ONU fundada en Madrid en 1975, sigue promoviendo
el turismo como una estrategia para aumentar el desarrollo económico local y
reducir la pobreza. Así, es una de las cinco primeras “exportaciones” para el 83
por ciento de los países en vías de desarrollo y la exportación principal para un
tercio de estos (OMT 2002). El constante optimismo en la posibilidad de desa-
rrollo a través del turismo se basa, sin duda, en las cifras asombrosas de la in-
dustria: en el 2011, había 983 millones de llegadas de turistas internacionales en
todo el mundo y los ingresos procedentes del turismo internacional se estiman
en $1030 mil millones (OMT 2012).
Varios estudios han demostrado las formas en que la dependencia económi-
ca de los ingresos del turismo, en el contexto poscolonial, han venido a sustituir
la dependencia colonial en un solo producto de exportación, como el azúcar o
el café. En consecuencia, muchos países de América Latina, que fueron descri-
tos como “repúblicas bananeras”, se han convertido en “repúblicas de recreo”
(Mowforth, Charlton y Munt 2008). En el caso de Costa Rica, en 1955 se formó el
Instituto Costarricense de Turismo (ICT); no obstante, la mayoría de los turistas
que ingresaron al país durante las décadas de 1960 y 1970 fueron académicos,
especialmente biólogos extranjeros (Evans 1999). Aun así, la llegada de los turis-
tas aumentó de forma significativa durante este período, pues de 20 225 en 1950
pasó a 121 939 en 1969, y se concentró en el Valle Central, ya que el 47 por ciento
4
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
5
CAPÍTULO 1
6
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
7
CAPÍTULO 1
8
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
9
CAPÍTULO 1
de los turistas es casi nula. No obstante, los precios varían, los prostíbulos tienden
a cobrar cerca de ¢5000 por media hora y la administración se deja ¢1,500 o
¢2000 de aquellos por el uso del cuarto. El precio es bajo, pero la clientela de los
prostíbulos es más fiable y las mujeres pueden tener de cinco a diez clientes en
un día normal y de 25 a 30 clientes en un día bueno. Un día sin un solo cliente
es inusual. Las trabajadoras del sexo en general laboran como independientes en
los prostíbulos, organizan sus propios horarios y salen cuando el negocio va mal.
El área de San José conocido como “Gringo Gulch” (por lo menos por los
turistas y las personas que trabajan en el turismo) incluye el sector más al este
de la Avenida Central y los barrios, que fueron élites, del lado noreste del cen-
tro de la capital. La Avenida Central es un corredor peatonal que a diario está
lleno de personas en tránsito, vendedores ambulantes que ofrecen una amplia
variedad de mercancías y la Policía Municipal que trata en vano de detenerlos.
La Policía de Turismo, una creación relativamente nueva, patrulla la zona en
bicicletas. Aunque San José no es una ciudad conocida por su arquitectura, mu-
chos de los edificios históricos aún en pie se encuentran en “Gringo Gulch”,
incluyendo varias casas que pertenecían a las familias de la élite y que han sido
restauradas como pequeños hoteles. La arquitectura es linda y existen varios
parques verdes que hacen que “Gringo Gulch” sea una de las zonas más bonitas
y agradables de San José, en marcado contraste con los lotes abandonados y la
infraestructura inexistente de la “Zona Roja”. Los costarricenses y los migran-
tes latinoamericanos, por supuesto, constituyen la mayor parte del tráfico en la
zona, pero la presencia de turistas, especialmente hombres, es muy evidente. Los
hombres turistas que dan el nombre a “Gringo Gulch” son fáciles de detectar:
se mueven a un ritmo mucho más lento que la población local o están en los
bares y restaurantes que dan a la Avenida Central. Además, suelen ser hombres
blancos, con un estilo de vestir que es distinto al local. Las negociaciones entre
los turistas y las trabajadoras del sexo, que ocurren en los bares, restaurantes y
casinos de “Gringo Gulch”, no llaman mucho la atención y no requieren ningún
intento de clandestinidad. Las empresas donde los turistas y las trabajadoras del
sexo se encuentran, se relacionan y negocian sobre los precios de sus servicios
no fueron establecidos de forma ostensible con este fin: no son burdeles y no
cobran un porcentaje del dinero pagado a las trabajadoras del sexo. Algunos de
los negocios de “Gringo Gulch” están poblados casi exclusivamente por los tu-
ristas y las trabajadoras del sexo, lo cual sería obvio para cualquier persona que
entrara; otros negocios son espacios donde el comercio sexual es menos visible y,
a veces, incluyen clientela que cambia durante el día. Por ejemplo, lugares que
atienden sobre todo a profesionales locales que trabajan en la zona a la hora
10
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
del almuerzo y que en la noche son ocupados principalmente por los turistas y
las trabajadoras del sexo.
Figura 1.3. Mapa del comercio sexual en San José. (Fuente: P.J. Stickler, Departamento de Geografía,
Universidad de Cambridge)
11
CAPÍTULO 1
una cantidad adicional a sus clientes si quieren ingresar a una mujer a su habita-
ción, este precio varía entre los $10, como en el Hotel Príncipe, y los $47, como
en el Hotel Horizonte. Los hoteles justifican el cobro extra como una manera de
disuadir a los turistas sexuales, pero al mismo tiempo maximizan los beneficios
económicos del turismo sexual.
Los hoteles resisten cuantificar oficialmente los ingresos generados por el
turismo sexual, lo que hace imposible calcular el impacto que este tiene sobre
la economía costarricense. Sin embargo, esta falta de datos acerca de la impor-
tancia del turismo sexual ilustra las conexiones entre las prácticas de turismo
formal e informal en toda la industria turística. Como tienen cuidado de operar
dentro de la legalidad, los bares y hoteles de “Gringo Gulch” pueden beneficiase
y distanciarse del turismo sexual de manera simultánea. Todas las tarifas de las
habitaciones de hotel en Costa Rica incluyen un impuesto nacional de ventas
de 13 por ciento y los hoteles reconocidos como de interés turístico pagan un
impuesto adicional de 3 por ciento al ICT. También, todas las empresas deben
comprar patentes municipales para casinos, la venta de licor y las actividades
comerciales en general. Por ejemplo, el Hotel Príncipe paga ¢3 773 744 por año a
la municipalidad en licencias comerciales. En 2005, este hotel reportó ganancias
de ¢2 524 418 964, por lo tanto, pagó al Estado aproximadamente ¢325 000 000
en impuestos anuales, más ¢75 000 000 al ICT.12 Aunque estas valoraciones
son bastante imprecisas, muestran el enlace entre el mercado informal de tu-
rismo sexual y el sector del turismo formal, ya que tanto el Estado como el
sector privado se benefician directa e indirectamente del turismo sexual.
El modelo de Bernstein (2007b) del comercio sexual en Norteamérica y
Europa sugiere grandes cambios culturales e históricos en los paradigmas de
intercambio sexual-económico. La venta de sexo en la “Zona Roja” de San José
encaja, relativamente bien, dentro de lo que Bernstein categoriza como “mo-
derno-industrial” (aunque como se verá en el Capítulo 5, la función del Estado
costarricense se ha definido más por prácticas represivas de salud pública, en
lugar de la penalización o la regulación oficial, asimismo la administración
de parte de terceras personas es generalmente indirecta, en particular en el
caso de los administradores de prostíbulos). Sin embargo, el turismo sexual en
“Gringo Gulch” encaja mucho menos dentro del esquema de Bernstein, ya que
combina elementos del paradigma moderno-industrial con los del paradigma
posindustrial, además los factores específicos relacionados al turismo no ca-
ben en ninguno de los dos paradigmas. ¿Dónde, entonces, se ubica a Costa Rica
dentro de la literatura sobre el turismo sexual? El acto de comparar San José
12
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
con otros destinos de turismo sexual pretende sugerir que Costa Rica no es
totalmente excepcional ni está fuera de su contexto regional. De hecho, argu-
mentar que Costa Rica es similar a otros destinos de turismo sexual es, quizás,
la respuesta más inesperada y transgresora posible, dado que el tema del turismo
sexual en el país se considera lo que Taussig (1999) llama un “secreto a voces”.
El turismo sexual ocurre en muchos lugares de Costa Rica. Investigaciones
sobre la sexualidad de las mujeres turistas en Limón (Frohlick 2012) demuestran
la importancia de considerar las diferencias entre las trabajadoras sexuales, sus
relaciones con los turistas y con otros costarricenses. Al basarse en historias
regionales de la prostitución (Hayes 2006; Putnam 2002), estas investigaciones
ponen de relieve la importancia del análisis, que se enfoca en las particularida-
des del turismo sexual en cada lugar específico, incluso en un mismo país. Es
imprescindible tener en cuenta que la masculinidad, la feminidad, el proceso de
la mercantilización del sexo y la resistencia no se ven necesariamente iguales, ni
operan de la misma manera en Limón y en San José, por ejemplo.
El turismo sexual se da en todo Costa Rica, pero las playas de Jacó y Ta-
marindo son los principales destinos sexuales, junto con San José. Esto sugiere
que el caso de Costa Rica podría ser más comparable con Tailandia, donde el
turismo sexual prospera en la capital, Bangkok, y en las playas como Phuket y
Pattaya. Tailandia fue invocado por funcionarios estatales costarricenses y por
los turistas sexuales norteamericanos por igual, pero con el fin de definir pre-
cisamente lo que San José no es, más que buscar una conexión entre los dos lu-
gares. Los bares go-go de Bangkok son la variación del comercio sexual asociada
con los turistas norteamericanos y europeos. Las mujeres bailan en el escenario
vestidas con trajes de baño y los turistas las invitan a sentarse y tomar con ellos,
indicando el número que cada mujer lleva puesto. El turista tiene que pagar para
poder salir del bar y tener sexo con una bailarina, así que la transacción principal
es entre el turista y el administrador del bar (Bishop y Robinson 1998).
Los bares go-go de Bangkok son similares a las salas de masaje de San José.
En estos negocios, las trabajadoras del sexo son empleadas regulares con hora-
rios de trabajo de ocho a diez horas por día, seis días a la semana. Algunas salas
incluyen bares que permiten que las mujeres aumenten sus ingresos a través de
fichas. Al final de un turno, la administración paga a la trabajadora por cada
bebida que los clientes le compraron, representado en la cantidad de fichas. Las
trabajadoras sexuales suelen pedir el licor más caro para aumentar las ganancias
de la empresa, aunque por lo general toman gaseosas o agua en lugar de alcohol.13
Como el valor de una ficha suele ser de ¢500 o ¢700, la mayoría de las ganancias
13
CAPÍTULO 1
siempre vienen del sexo, la administración cobra un 40 por ciento del precio
pagado por los clientes por sexo. A diferencia con Bangkok, la mayoría de los clien-
tes en este tipo de establecimientos son costarricenses de la clase trabajadora o
clase media y, ocasionalmente, algún turista. Por el contrario, el turismo sexual
opera bajo condiciones de trabajo independientes, como se verá más adelante.
Muchas de las mujeres entrevistadas en los bares de “Gringo Gulch” asegu-
raban no tener conocimiento de la “Zona Roja”, aunque podían describirla con
gran detalle. Las entrevistadas se referían a las condiciones cómodas de “Gringo
Gulch” y a sus clientes extranjeros con el fin de separarse de las mujeres de la
“Zona Roja” y de otras mujeres de la clase trabajadora en general. De hecho, esta
separación estricta entre la “Zona Roja” y “Gringo Gulch” oscurece una realidad
más compleja de frecuentes prácticas de movilidad entre los diversos espacios
del comercio sexual en San José. La separación entre estos espacios es mucho
menos clara en la práctica de lo que parece. Así, muchas de las mujeres con las
que se trabajó revelaban gradualmente que habían empezado en otros rangos del
comercio sexual. Por ejemplo, Yorleny respondió a un anuncio en el periódico de
una sala de masajes. Aunque juraba que no tenía idea de que el servicio ofrecido
en esas salas era sexo, cuando se dio cuenta, se quedó trabajando por su deses-
perante situación económica, con ganancias de ¢4500 por cliente. Se fue para
“Gringo Gulch” gracias a un cliente extranjero que conoció en la sala de masa-
jes, quien le dijo a ella que alguien tan joven y bonita podría ganar mucho más
dinero en otros lados. La presencia de un turista en una sala de masajes fuera
de “Gringo Gulch” es bastante inusual, pero también demuestra que cualquier
esfuerzo de dividir los espacios de la industria del sexo en San José siempre será
parcial y contingente. Hay mucha más flexibilidad y movimiento en el comercio
sexual de lo que parece al principio.
Aunque Bangkok y San José son ciudades capitales con mercados del turis-
mo sexual florecientes y la apertura en la que el comercio sexual opera es compa-
rable, gran parte de la literatura sobre el turismo sexual en Tailandia subraya la
importancia del papel de las instalaciones de descanso y recreación de los milita-
res de los EE. UU., establecidas durante la guerra de Vietnam (Bishop y Robinson
2002a; Leheny 1995). Ryan y Hall (2001) describen cuatro etapas en el desarrollo
del turismo sexual en el sudeste asiático, usando Tailandia como su ejemplo: la
prostitución indígena (el comercio sexual local); el colonialismo económico y
la militarización; el turismo internacional (el cual se promueve para el desarro-
llo nacional, haciendo uso de la infraestructura existente y la publicidad que se
basa en la representación de las mujeres asiáticas como exóticas y atractivas);
14
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
15
CAPÍTULO 1
menos dinero que los hombres. Además, en términos generales, los salarios de
los trabajadores del turismo están por debajo del promedio nacional, igual que
en Costa Rica (Cabezas 2008). Un informe de la Organización Internacional del
Trabajo (2001, 10) identificó el Caribe como la región más orientada al turismo
en el mundo, debido a los altos niveles de empleo en el sector (5 por ciento di-
rectamente, 12 por ciento directa e indirectamente). Costa Rica y República Do-
minicana tienen tasas casi idénticas de empleo turístico directo (5,3 por ciento y
5,1 por ciento, respectivamente). Si bien Centroamérica como región no está tan
orientada al turismo como el Caribe, Costa Rica sí lo está, sin duda.
A pesar de que el desarrollo turístico se llevó a cabo de manera similar y
ambas economías son en gran medida dependientes de este desarrollo, los mer-
cados del turismo de cada país son muy diferentes. En República Dominicana
prevalece el turismo de playa en enclaves cerrados “todo incluido”, una variedad
de turismo dominada por las corporaciones multinacionales y caracterizada por
altos niveles de “fugas” económicas.16 Las cadenas de suministro de los hoteles
casi nunca incluyen a productores locales y la mayoría de los trabajos están mal
pagados en áreas como limpieza, guías y no administrativos o directivos. En
general, la dependencia del turismo es preocupante, en particular de este tipo de
turismo de enclave porque aumenta todavía más la vulnerabilidad económica,
ya que pueden verse desestabilizados por un cambio de moda, desastres natu-
rales o crisis económicas en los países de donde provienen los turistas. En este
contexto, “el turismo representa hoy lo que el azúcar era hace un siglo: un mono-
cultivo controlado por extranjeros y algunas élites al servicio de las estructuras
de acumulación del capitalismo global” (Cabezas 2008, 21).
En Costa Rica, el turismo de masas, que es tan común en República Do-
minicana, ha crecido junto a variedades de turismo de pequeña escala, como
el ecoturismo. Existe cierta preocupación de que el equilibrio entre ambos tu-
rismos se esté empezando a inclinar hacia el modelo de enclaves segregados; a
pesar de que el número de llegadas de turistas a Costa Rica está aumentando
constantemente, la cantidad de dinero gastado por turista está disminuyendo.
Esta tendencia (más turistas, pero menos gasto por turista), por lo general, es
un signo del turismo de enclave. Sin embargo, en el año 2007, el 72 por ciento
de las empresas turísticas en Costa Rica eran pequeñas y medianas empresas
(CEPAL 2007, 20), lo que sugiere que todavía existe la posibilidad de evitar al-
gunas de las desigualdades más extremas evidentes en República Dominicana
y otros destinos del Caribe. Además, mientras el turismo es un componente
16
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
17
CAPÍTULO 1
de que las trabajadoras del sexo se ríen de los turistas que ofrecen perfumes y
regalos en lugar de dinero en efectivo.
Las trabajadoras del sexo que se encuentran en los destinos de playa de Re-
pública Dominicana suelen ser inmigrantes de otras zonas del país, que viven
en pensiones o apartamentos alquilados. Como trabajan fuera de sus propias
comunidades, les resulta, en algún grado, más fácil ocultar su trabajo a sus seres
queridos (Brennan, 2004a). En San José, la mayoría de las trabajadoras del sexo
viven con sus familias, pero “Gringo Gulch” es tan dominado por el turismo que
los bares y los hoteles son poco frecuentados por los costarricenses, lo cual redu-
ce el riesgo de encontrarse con conocidos y también facilita la división entre el
trabajo y el resto de sus vidas. La gran mayoría de las mujeres miente a sus fami-
lias y vecinos, inventan una amplia variedad de historias acerca del origen de su
dinero. Algunas salen de la casa todos los días con uniformes falsos para hacer
más creíble el engaño. El temor de ser desenmascaradas, por lo tanto, estigma-
tizadas como trabajadoras sexuales, es constante y estresante. El único estudio
de la capital dominicana, Santo Domingo, revela que los trabajadores sexuales
hombres a menudo mantienen un trabajo como camareros o guías, con el fin de
cubrir el hecho de que la mayor parte de sus ingresos en realidad proviene de la
venta de sexo a turistas. Padilla (2007) encontró que muchos hombres viven con
sus familias y no ganan suficiente dinero para cubrir sus propios gastos, lo que
sugiere que combinar el trabajo sexual con otros tipos de empleo en turismo es
una necesidad económica y no solo social. Las trabajadoras del sexo en “Gringo
Gulch”, por el contrario, encubren la fuente de sus ingresos, pero no toman otros
empleos y, por lo general, ganan suficiente dinero para mantenerse a sí mismas
y a sus familias extendidas. En San José, al contrario que en República Domini-
cana, la división entre las trabajadoras sexuales y otros trabajadores del sector
turístico está claramente demarcada.
La industria del turismo sexual en San José está en auge, aunque el fenómeno
no puede explicarse por la presencia militar (como en Tailandia) o por una eco-
nomía de turismo de enclave muy segregada (como en República Dominicana).
Inspirado por el modelo de Bernstein (2007b), en el Cuadro 1.1 se resumen las
variaciones claves en las operaciones de turismo sexual en los destinos turísticos
de playa de República Dominicana, en los bares go-go de Bangkok y en “Gringo
Gulch” de San José, pero con la adición del método de pago, ya que esta es una
variable significativa que se consideró.
18
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
Dadas las diferencias, cabría preguntarse si ¿el turismo sexual de San José
tiene más en común con los contextos europeos o norteamericanos?, según el
modelo original de Bernstein. Wonders y Michalowski, en uno de los pocos es-
tudios que compara el turismo sexual cambiante en los países del Norte Global y
del Sur Global, distinguen entre “la venta dura” en Ámsterdam y el comercio más
sutil en La Habana, con el argumento de que el primero implica la venta libre
de cuerpos mercantilizados (y muchas veces inmigrantes), que es siempre una
negociación explícita (2001).19 El turismo sexual en San José está más cerca de
“la venta dura” de Ámsterdam, pues el intercambio sexual económico se negocia
abiertamente y las mujeres no están dispuestas a trabajar a cambio de regalos o
comidas. Sin embargo, la representación de Costa Rica como un destino exótico
19
CAPÍTULO 1
pero seguro es muy importante para los turistas, lo que conecta el turismo sexual
de forma más estrecha a destinos situados de manera similar en el Sur Global
(Pritchard y Morgan 2000; Sheller 2003).
La industria turística de Costa Rica no ha seguido el patrón de desigualdad
extrema y el dominio multinacional que caracterizan al Caribe. Hay, en cam-
bio, una tensión incómoda entre proyectos de turismo de masas a gran escala
(criticados en el Caribe por sus fugas económicas y sus servicios al capital glo-
bal) y las pequeñas y medianas empresas turísticas gestionadas por nacionales
y extranjeros (que dependen en mayor medida de productos y mano de obra lo-
cales y, por tanto, mantienen los beneficios dentro del país). Queda por ver cuál
será el equilibrio alcanzado en el futuro, pero por ahora la industria del turismo
de Costa Rica parece estar relativamente integrada y continúa favoreciendo las
pequeñas y medianas empresas por encima de empresas controladas por cor-
poraciones transnacionales. Este es el caso también de “Gringo Gulch”, donde
los beneficios del turismo sexual se distribuyen entre los pequeños hoteles y
bares deportivos que operan al lado de grandes hoteles. El Estado costarricense
también se beneficia directa e indirectamente, es aquí donde la economía del
turismo desempeña un papel importante en definir el contexto actual de ambi-
valencia permisiva. Las economías de enclave de turismo que sexualizan a toda
la mano de obra femenina (Cabezas 2008) participan a baja escala en Costa Rica,
ya que el país está mercadeado como un destino ecoturístico. En este contexto,
aunque las industrias del turismo y del turismo sexual están sumamente imbri-
cadas, las trabajadoras del sexo son capaces de mantener su independencia sin
participar de forma simultánea en trabajos formales de turismo.
CONCLUSIONES
Para centrar el amplio contexto del turismo y el neoliberalismo hay que formu-
lar diferentes tipos de preguntas sobre el turismo sexual y dejar de lado la di-
cotomía entre la explotación y el empoderamiento de la prostitución. Al situar
dicho turismo dentro de la industria turística, se pueden subrayar los temas de
trabajo y de consumo (a nivel local, nacional y transnacional). Sin embargo, la
colocación de “Gringo Gulch” en un marco comparativo con los destinos de
playa de República Dominicana y los bares go-go de Bangkok ha demostrado
que, si bien existen diferencias significativas entre San José y otros destinos
de turismo sexual en el Sur Global, también existen importantes similitudes
que no se deben subestimar. Tal vez lo más excepcional de Costa Rica en este
ámbito es el hecho de haber surgido en el contexto de una economía turística
20
EL COMERCIO SEXUAL EN COSTA RICA
21
acerca de la autora
243
Esta es una
muestra del libro
en la que se despliega
un número limitado de páginas.
ISBN 978-9968-46-743-8
Instituto de
Investigaciones Sociales