Filosofia - Historia de Cuidados Paliativos

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UNIVERSIDAD NACIONAL

PEDRO RUIZ GALLO


FACULTAD DE ENFERMERÍA

FILOSOFIA E HISTORIA DE LOS


CUIDADOS PALIATIVOS

ASIGNATURA:

 Enfermería en Cuidados Paliativos

DOCENTE:

Adita Roció Medina Quispe

RESPONSABLES:

 Barrios Chumacero Alexandra


 Torres Távara Lady
 Salas Vigil Brigitte Nicole
 Eneque Acosta Miriam
 Yovera Racchumi Angela
 Ríos Hernández Lizeth

CICLO ACADEMICO:

Octavo ciclo

SEMESTRE ACADEMICO:

2022-I
 
FECHA DE PRESENTACIÓN:

8 de julio 2022
INTRODUCCIÓN

La muerte no es un fracaso, forma parte de la vida, es un acontecimiento que es preciso


vivir. Pero que debemos vivirlo con la mayor dignidad y el mayor respeto posibles. La
concepción que se tenga de la muerte condicionará en cierto modo los cuidados que se
otorguen al enfermo en su etapa final de vida.

La historia de los Cuidados Paliativos viene muy asociada a la evolución del concepto
de muerte y de buen morir que han tenido las distintas civilizaciones a través de los
tiempos. Es preciso conocer sus orígenes para poder entender cómo ha llegado la
situación actual en la que se encuentran los Cuidados Paliativos. Aunque en su etapa
más inicial estos cuidados fueron entendidos como actos religioso-caritativos, en la
actualidad son entendidos como una necesidad social, médica, y humanitaria.
HISTORIA DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS

 Edad antigua
En la Antigua Grecia (siglos IV y V antes de Cristo), la tradición hipocrática
recomendaba no tratar con enfermos incurables y terminales, ya que estas enfermedades
eran consideradas castigos divinos, y al tratarlas se podía desafiar a los dioses, que así
habían castigado al mortal (1).

Un texto del libro hipocrático Sobre el arte ya indicaba el rechazo a lo que hoy
conocemos como encarnizamiento terapéutico: La medicina tiene por objeto librar a los
enfermos de sus dolencias, aliviar los accesos graves de las enfermedades, y abstenerse
de tratar a aquellos que ya están dominados por la enfermedad, puesto que en tal caso se
sabe que el arte no es capaz de nada. Esta abstención de tratamiento se basaba en la
distinción que se hacía entre enfermedades tiquéticas, o producidas al azar, y
enfermedades ananquéticas, o de mortalidad inevitable. Las primeras eran susceptibles
de ser tratadas mediante el arte médico, mientras que empeñarse en tratar las segundas,
además de resultar inútil, constituía un pecado contra la naturaleza (1).

El propósito de no prolongar la vida a toda costa que manifiesta la definición de los


Cuidados Paliativos tiene aquí un claro y primer precedente. Sin embargo, no hay datos
que indiquen que en la medicina hipocrática existiera algún tipo de asistencia
especializada destinada a los enfermos moribundos. Dicha asistencia comenzará a ser
promovida posteriormente en el cristianismo primitivo (1).

Varios siglos después, el emperador Constantino, influenciado por su madre Santa


Elena, legaliza la religión cristiana con el Edicto de Milán (año 313), y empiezan así a
aparecer instituciones cristianas inspiradas en los principios de caridad evangélica, a las
que se les dio el nombre de hospitales y hospicios. La versión griega de lo mismo fue el
xenodochium, y bajo ambos nombres (hospitium o xenodochium) fueron apareciendo
primero en el territorio bizantino, luego en Roma, y finalmente a lo largo de toda
Europa (1).

En el año 400, Fabiola, una joven romana perteneciente a la ilustre familia de los
Flavianos, que había sido discípula de San Jerónimo, funda en Ostia, cerca de Roma, un
hospital enorme en el que eran atendidos gratuitamente todos los que necesitaban de
consuelo espiritual y material, y que llegaban a dicho puerto romano desde África y
Asia. Hasta aquí podemos comprobar cómo el establecimiento del concepto cristiano de
ayuda permite el desarrollo de estos lugares (hospederías, hospicios, hospitales), donde
los cuidados son practicados de una forma más o menos institucionalizada (1).

 Edad media
Durante la alta Edad Media existía la llamada “muerte doméstica”. El moribundo,
consciente de su próximo deceso, invitaba a sus seres queridos a reunirse alrededor de
su lecho y realizaba el llamado “rito de la habitación”. Todos participaban de esta
particular ceremonia dirigida por quien se encontraba próximo a morir. En esto consistía
la “buena muerte”, en aquella que ocurría junto a los seres queridos y que era anticipada
por el moribundo, pudiendo éste disponer de tiempo para preparar sus asuntos
personales, sociales y espirituales (2).

En la baja Edad Media adquieren fuerza las ideas del juicio final, con la preocupación
por identificar las sepulturas y así poder ser enterrados junto a los seres queridos, del
purgatorio y de la salvación a través de la realización de obras materiales y espirituales.
Ideas que fueron reemplazando el “comunalismo” anterior por una mayor individuación
de la muerte. Esta etapa es llamada la “muerte de uno mismo” (2).

En la Edad Media, empiezan a proliferar los hospicios por toda Europa. Inicialmente fueron
lugares de acogida para peregrinos, a los que se acudía en busca de comida y alojamiento,
motivo por el cual se situaban en rutas muy transitadas, tales como el Camino de Santiago en
España (el Hospital de San Marcos en León, la Abadía de Samos en Orense, o el Castillo de los
Templarios en Ponferrada, León) (1).

Su finalidad inicial era por tanto caritativa, y no curativa. Pero estos peregrinos venían
en ocasiones enfermos o moribundos, por lo que empezaron así a dar una cierta
asistencia sanitaria. Aquí se les cuidaba como se podía, pero como la ciencia no estaba
avanzada y no abundaban los recursos terapéuticos, aunque curarles era el primer
objetivo, muchos morían sin remedio, y lo único que se podía hacer con ellos era
proporcionarles los máximos cuidados hasta su muerte, incidiendo sobre todo en una
ayuda espiritual (1).

Pero los hospicios medievales no se consideraron en un principio como lugares


destinados a los moribundos. En el siglo XII, San Bernardo de Claraval (1090-1153),
monje cisterciense francés, habla de los Hospice como lugares para los peregrinos (1).
Posteriormente, San Vicente de Paul (1581-1660), sacerdote francés volcado en el
cuidado de los pobres, promueve la creación de numerosos hospicios por toda Francia
para atender a gente con escasos recursos económicos. Además, funda dos
Congregaciones: la Congregación de los Sacerdotes de la Misión en el año 1624
también conocida como los Padres Paúles o Lazaristas, dedicada al trabajo con personas
pobres del campo de los alrededores de París, ayudándoles a obtener comida y vestido,
y la Orden de las Hijas de la Caridad en el año 1633, con la ayuda de Santa Luisa de
Marillac. Esta última asociación seglar, estableció un programa de preparación que
duraba cinco años, basado en la experiencia hospitalaria y en visitas domiciliarias (1).

 Edad moderna
La labor con pobres y enfermos desarrollada por las Hijas de la Caridad en el mundo
católico, fue imitada en el siglo XIX por los protestantes. El pastor protestante Teodoro
Fliedner (1800-1864) y su esposa Frederika Munster, fundan una sociedad de
enfermeras visitadoras (las Diaconisas de Kaiserwerth), y crean un pequeño hospital en
Kaiserwerth (Prusia), que es considerado como el primer Hospice protestante. Fue sin
duda una réplica del sistema monástico católico, porque sus tareas se desarrollaban en
domicilios, hospitales y misiones especiales (1).

Pero la primera vez que la palabra Hospice se refiere a un lugar dedicado al cuidado del
moribundo, no lo encontramos hasta el año 1842 en Lyon, Francia, fecha en la que Mme
Jeanne Garnier, con la ayuda de dos amigas suyas viudas, constituye la Asociación de
Mujeres del Calvario, cuyo objetivo era aliviar y consolar a enfermos incurables. A
través de esta asociación, se crean diversos Hospicios o Calvaries en diversas ciudades
francesas (1).

El Hospicio construído en París, desde el año 1971 se llama Maison Medicale Jeanne
Garnier, y hoy sigue siendo una prestigiosa institución dedicada al tratamiento paliativo
de enfermos con cáncer en fase avanzada (1).

Inspirándose en la obra de Jeanne Garnier, en el año 1899 Anne Blunt Storrs, funda el
Calvary Hospital en Nueva York. Hoy día sigue siendo una prestigiosa institución
dedicada de forma exclusiva a brindar cuidados paliativos a pacientes adultos con
cáncer avanzado, prestando asistencia hospitalaria, ambulatoria y domiciliaria (1).
Sin relación ya con las Mujeres del Calvario, en el año 1879, la Madre Mary
Aikenhead, fundadora de las Hermanas Irlandesas de la Caridad, establece en Dublín
Our Lady´s Hospice, cuyo objetivo principal era el cuidado de moribundos.

 Edad contemporánea
A partir del siglo XIX la fascinación por la muerte de uno mismo es transferida a la
preocupación por la muerte del ser querido, la llamada “muerte del otro” (2).

Con la I guerra mundial comienza un proceso llamado “muerte prohibida”, en el que la


muerte es apartada de la vida cotidiana. En este periodo la muerte es eliminada del
lenguaje, arrinconada como un fenómeno lejano, extraño y vergonzoso. La muerte deja
de ser esa muerte esperada, acompañada y aceptada de los siglos precedentes (2).

Para 1948 se instalan casas protestantes en Londres, el St. Luke´s Home for the Dying
Poor es una de ellas. En este lugar Cicely Saunders, líder de la medicina paliativa
contemporánea, trabaja durante siete años de voluntaria escuchando y tomando notas de
las necesidades de los enfermos terminales, mediante la utilización de opiáceos cada
cuatro horas (3).

Hasta el siglo XIX, el alivio de síntomas fue la tarea principal del tratamiento médico,
ya que las enfermedades evolucionaban básicamente siguiendo su historia natural (2).

En 1961 nace la fundación St. Cristopher´s Hospice, pero es hasta el año de 1967, en el
mes de julio, cuando se abre el primer hospice en Sydenham, al sur de Londres, con el
nombre de St. Cristopher. Posteriormente pone en marcha el “movimiento hospice” que
daría lugar a lo que hoy se conoce como “cuidados paliativos” que proporciona:
atención total, activa y continuada de los pacientes y sus familias por un equipo
multidisciplinario; no con la finalidad de alargar a toda costa la supervivencia del
paciente terminal, sino de mejorar su “calidad de vida” y cubrir todas sus necesidades
(3).

Elizabeth Kübler Ross nació en Suiza, fue profesora de psiquiatría de la Universidad de


Chicago, comenzó en Estados Unidos la atención sistemática de los enfermos
terminales. Propuso modos de aproximación a sus ansiedades. De ahí surgió su primer
libro: Sobre la muerte y los moribundos, publicado en 1969. En él describe los cinco
estadios psicológicos en los pacientes terminales, durante el proceso que finaliza con la
muerte, donde predominan sucesivamente diferentes emociones como: Negación –
Aislamiento – Rabia – Negociación – Depresión (3).

La doctora Elizabeth Kubler-Ross añadió el concepto de brindar el servicio del hospice


a domicilio, así la gente no vendría al hospice, sino que el hospice iría a las personas
(1).

Expansión internacional de los cuidados paliativos

En las últimas décadas los Cuidados Paliativos han evolucionado enormemente a lo


largo de los cinco continentes. En 1980 la OMS incorpora oficialmente el concepto de
Cuidados Paliativos y promueve el Programa de Cuidados Paliativos como parte del
Programa de Control de Cáncer. Una década y media después la PAHO (Organización
Panamericana de la Salud) también lo incorpora oficialmente a sus programas
asistenciales (2).

En Gran bretaña, tras la creación del St. Christopher Hospice, la filosofía de trabajo se
fue expandiendo progresivamente, lo que permitió lograr una cada vez mayor cobertura
económica y asistencial (2).

En la década de los 70 dominaba una modalidad de trabajo centrada en la atención de


tipo hospice institucional. En los 80´s se expandió la atención al trabajo domiciliario, lo
que fue seguido recientemente por la puesta en marcha de equipos móviles de atención
intrahospitalaria y ambulatoria. Históricamente, el financiamiento de los hospices
ingleses ha sido cubierto por donaciones, hasta que en los años 90 el gobierno
finalmente decide financiar parte de la atención (2).

El éxito del St. Christopher Hospice sentó un precedente y permitió que el movimiento
Hospice se expandiera a través del mundo, generándose grupos consultores, centros de
referencia, atención a domicilio y programas de investigación y docencia (2).

En Estados Unidos, el año 1974 se inauguró el primer hospice del país, en Bradford,
Connecticut. A mediados de los ochenta Medicare reconoce a los Cuidados Paliativos
dentro de las atenciones médicas a cubrir. La evolución de los cuidados paliativos de los
norteamericanos, a diferencia de los ingleses, ha estado predominantemente centrada en
el desarrollo de servicios domiciliarios, tanto que para acceder al beneficio Medicare,
los hospices deben ofrecer mayoritariamente programas de atención domiciliaria en sus
servicios (2).

En 1994 los servicios tipo Hospice atendieron a más de 340.000 pacientes oncológicos y
no oncológicos y en la actualidad hay aproximadamente 2.400 programas Hospice en
Estados Unidos. La incorporación de pacientes no oncológicos a la atención fue una
innovación considerada pionera en los Cuidados Paliativos a nivel mundial (2).

A principios de los setenta, comienzan a desarrollarse los Cuidados Paliativos en


Canadá y a finales de la década, se desarrollan también en Europa. A mediados de los
ochenta, se incorporaron países como Italia, España, Alemania, Bélgica, Holanda,
Francia y Polonia. Finalmente, a mediados de los noventa lo hicieron algunos países de
América Latina, entre ellos Argentina, Colombia, Brasil y Chile (2).

Actualmente existen alrededor de 8000 servicios de Cuidados Paliativos en el mundo,


en aproximadamente 100 países diferentes. Estos servicios son diversos e incluyen:
Unidades móviles de apoyo intrahospitalario, Unidades de Cuidados Paliativos
intrahospitalarias, Casas de Reposo para pacientes terminales, Unidades hospitalarias
diurnas, Equipos de control ambulatorio y de apoyo domiciliario (2).

En octubre de 1987 Gran Bretaña fue el primer país en el mundo en crear la sub-
especialidad médica llamada Medicina Paliativa, lo que fue seguido por el
reconocimiento en numerosos otros países como Australia, Bélgica, Nueva Zelandia,
Hong Kong, Polonia, Singapur, Taiwán y Rumania (2).

La última definición de los Cuidados Paliativos que realiza la OMS data del año 2002:
“cuidado activo e integral de pacientes cuya enfermedad no responde a terapéuticas
curativas. Su fundamento es el alivio del dolor y otros síntomas acompañantes y la
consideración de los problemas psicológicos, sociales y espirituales. El objetivo es
alcanzar la máxima calidad de vida posible para el paciente y su familia. Muchos
aspectos de los cuidados paliativos son también aplicables en fases previas de la
enfermedad conjuntamente con tratamientos específicos (2)”.

En septiembre del 2006 el American Board of Medical Subspecialties otorga a la


Medicina Paliativa finalmente el estatus de subespecialidad (2).

Hoy en día existen numerosas asociaciones internacionales de Cuidados Paliativos y


alrededor de una decena de Revistas Científicas dedicadas al tema. La investigación de
nivel académico enfocada a la Medicina Paliativa ha tenido un desarrollo creciente en
los últimos años, lo que ha sido uno de los argumentos de fondo para sostener su estatus
de subespecialidad emergente (2).

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en el 2012


reconoce "el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud
fisica y mental". Existe una sólida evidencia que demuestra que los CP tempranos
pueden tener un impacto positivo en el curso de la enfermedad y en los resultados de los
pacientes, por lo que podrían brindarse desde el momento del diagnóstico (4).

El informe de la OMS del 2018 menciona que los CP están reconocidos expresamente
en el contexto del derecho humano a la salud, y deben proporcionarse a través de
servicios de salud integrados y centrados en la persona que presten especial atención a
las necesidades y preferencias del individuo (4).

Cuidados Paliativos en Perú

El inicio de los CP en Perú es fruto de esfuerzos aislados, en ausencia de políticas


nacionales, generando un avance lento e insuficiente para atender la demanda de
pacientes tributarios de recibir CP, haciéndose esta brecha cada día más grande, y
teniendo que enfrentar múltiples barreras para su desarrollo (4).

Históricamente la atención de CP se inició brindándose a través del manejo de dolor en


unidades creadas para este fin, es así como la primera Unidad de Dolor surge el año
1989 en el Hospital Central de la Policía Nacional del Perú, seguido de la Unidad de
Terapia del Dolor de EsSalud Hospital Guillermo Almenara Irigoyen (1994): posterior a
ellos surge el Servicio de Medicina Paliativa y Tratamiento del Dolor del Instituto
Nacional de Enfermedades Neoplásicas (1999), así mismo se conoce que continuaron
sumándose en esta importante labor el Departamento de Terapia del Dolor y Cuidados
Paliativos del Hospital Central (2003); la Unidad de Cuidados Paliativos Geriátricos del
Centro trico del Hospital Central FAP (2007); Servicio de Terapia de Dolor EsSalud
Hospital Alberto Sabogal (2015); la Unidad de Terapia del Dolor y Cuidados Paliativos
del Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas de la Región de Libertad (2011); la
Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos del Instituto Nacional de Salud del Niño
(2014), el Programa de Atención Primaria Integral Domiciliaria Oncológica (ADI
Oncológica) del Hospital Cayetano Heredia con las Redes de Salud del Primer Nivel de
Atención (2014) la Unidad de Cuidados Paliativos Oncológicos y No Oncológicos en
Población Adulta y Adulta Mayor del Hospital Nacional Hipólito Unanue (2017), entre
otros

En relación al desarrollo de la atención domiciliaria en CP en el Perú se ha desarrollado


diferentes modelos organizativos, como son la Apistencia Domiciliaria Geriátrica
HCFAP, el servicio de control post hospitalario especializado (COPHOES) de EsSalud
en la red de Rebagliati y Sabogat, el Programa de Atención Domiciliaria del Adulto
Mayor- ADAMO (2013), que tiene convenio entre Gobierno Regional del Callao y el
Fondo Intangible Solidario de Salud (FISSAL) del pliego Seguro Integral de Salud
(SIS) y el programa de Atención Primaria Integral Domiciliaria Oncológica (ADI
Oncológica) del Hospital Cayetano Heredia que, además de la atención ambulatoria
realiza atención domiciliaria, articulado con establecimientos de salud del primer nivel
de atención de la DIRIS Lima Norte Formando parte de los diferentes modelos
organizativos existentes a nivel internacional que cuentan con equipos de atención
domiciliaria de CP y han demostrado que son costos efectivos para el sistema de salud.

REFERENCIA BIBLIOGRAFICAS

1. García M. Evolución Histórica De Los Cuidados Paliativos [Tesis de pregrado].


2011; España: Universidad de Murcia. Disponible en:
http://www.cuidarypaliar.es/wp-content/uploads/2016/04/EVOLUCION_HIST
ORICA_DE_LOS_CUIDADOS_PALIATIVOS._REVISION_BIBLIOGRAFIC
A.pdf
2. Del Rio I, Palma A. Cuidados paliativos: historia y desarrollo. Rev. Boletín
Escuela de Medicina U.C., Pontificia Universidad Católica de Chile [Internet].
2017. [Citado 2022 jul 08]; 32 (1). Disponible en:
https://cuidadospaliativos.org/uploads/2013/10/historia%20de%20CP.pdf
3. Montes G. Historia de los Cuidados Paliativos. Rev. Digital Universitaria
[Internet]. 2006. [Citado 2022 jul 08]; 7 (4). Disponible en:
http://www.revista.unam.mx/vol.7/num4/art23/abr_art23.pdf
4. MINSA. D.T: Plan nacional de cuidados paliativos para enfermedades
oncológicas y no oncológicas en el Perú 2021-2023 [Internet]. 2021 [Citado
2022 jul 08]. Disponible en:
https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/2049811/Documento%20T
%C3%A9cnico.pdf
5.

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