Filosofia - Historia de Cuidados Paliativos
Filosofia - Historia de Cuidados Paliativos
Filosofia - Historia de Cuidados Paliativos
ASIGNATURA:
DOCENTE:
RESPONSABLES:
CICLO ACADEMICO:
Octavo ciclo
SEMESTRE ACADEMICO:
2022-I
FECHA DE PRESENTACIÓN:
8 de julio 2022
INTRODUCCIÓN
La historia de los Cuidados Paliativos viene muy asociada a la evolución del concepto
de muerte y de buen morir que han tenido las distintas civilizaciones a través de los
tiempos. Es preciso conocer sus orígenes para poder entender cómo ha llegado la
situación actual en la que se encuentran los Cuidados Paliativos. Aunque en su etapa
más inicial estos cuidados fueron entendidos como actos religioso-caritativos, en la
actualidad son entendidos como una necesidad social, médica, y humanitaria.
HISTORIA DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS
Edad antigua
En la Antigua Grecia (siglos IV y V antes de Cristo), la tradición hipocrática
recomendaba no tratar con enfermos incurables y terminales, ya que estas enfermedades
eran consideradas castigos divinos, y al tratarlas se podía desafiar a los dioses, que así
habían castigado al mortal (1).
Un texto del libro hipocrático Sobre el arte ya indicaba el rechazo a lo que hoy
conocemos como encarnizamiento terapéutico: La medicina tiene por objeto librar a los
enfermos de sus dolencias, aliviar los accesos graves de las enfermedades, y abstenerse
de tratar a aquellos que ya están dominados por la enfermedad, puesto que en tal caso se
sabe que el arte no es capaz de nada. Esta abstención de tratamiento se basaba en la
distinción que se hacía entre enfermedades tiquéticas, o producidas al azar, y
enfermedades ananquéticas, o de mortalidad inevitable. Las primeras eran susceptibles
de ser tratadas mediante el arte médico, mientras que empeñarse en tratar las segundas,
además de resultar inútil, constituía un pecado contra la naturaleza (1).
En el año 400, Fabiola, una joven romana perteneciente a la ilustre familia de los
Flavianos, que había sido discípula de San Jerónimo, funda en Ostia, cerca de Roma, un
hospital enorme en el que eran atendidos gratuitamente todos los que necesitaban de
consuelo espiritual y material, y que llegaban a dicho puerto romano desde África y
Asia. Hasta aquí podemos comprobar cómo el establecimiento del concepto cristiano de
ayuda permite el desarrollo de estos lugares (hospederías, hospicios, hospitales), donde
los cuidados son practicados de una forma más o menos institucionalizada (1).
Edad media
Durante la alta Edad Media existía la llamada “muerte doméstica”. El moribundo,
consciente de su próximo deceso, invitaba a sus seres queridos a reunirse alrededor de
su lecho y realizaba el llamado “rito de la habitación”. Todos participaban de esta
particular ceremonia dirigida por quien se encontraba próximo a morir. En esto consistía
la “buena muerte”, en aquella que ocurría junto a los seres queridos y que era anticipada
por el moribundo, pudiendo éste disponer de tiempo para preparar sus asuntos
personales, sociales y espirituales (2).
En la baja Edad Media adquieren fuerza las ideas del juicio final, con la preocupación
por identificar las sepulturas y así poder ser enterrados junto a los seres queridos, del
purgatorio y de la salvación a través de la realización de obras materiales y espirituales.
Ideas que fueron reemplazando el “comunalismo” anterior por una mayor individuación
de la muerte. Esta etapa es llamada la “muerte de uno mismo” (2).
En la Edad Media, empiezan a proliferar los hospicios por toda Europa. Inicialmente fueron
lugares de acogida para peregrinos, a los que se acudía en busca de comida y alojamiento,
motivo por el cual se situaban en rutas muy transitadas, tales como el Camino de Santiago en
España (el Hospital de San Marcos en León, la Abadía de Samos en Orense, o el Castillo de los
Templarios en Ponferrada, León) (1).
Su finalidad inicial era por tanto caritativa, y no curativa. Pero estos peregrinos venían
en ocasiones enfermos o moribundos, por lo que empezaron así a dar una cierta
asistencia sanitaria. Aquí se les cuidaba como se podía, pero como la ciencia no estaba
avanzada y no abundaban los recursos terapéuticos, aunque curarles era el primer
objetivo, muchos morían sin remedio, y lo único que se podía hacer con ellos era
proporcionarles los máximos cuidados hasta su muerte, incidiendo sobre todo en una
ayuda espiritual (1).
Edad moderna
La labor con pobres y enfermos desarrollada por las Hijas de la Caridad en el mundo
católico, fue imitada en el siglo XIX por los protestantes. El pastor protestante Teodoro
Fliedner (1800-1864) y su esposa Frederika Munster, fundan una sociedad de
enfermeras visitadoras (las Diaconisas de Kaiserwerth), y crean un pequeño hospital en
Kaiserwerth (Prusia), que es considerado como el primer Hospice protestante. Fue sin
duda una réplica del sistema monástico católico, porque sus tareas se desarrollaban en
domicilios, hospitales y misiones especiales (1).
Pero la primera vez que la palabra Hospice se refiere a un lugar dedicado al cuidado del
moribundo, no lo encontramos hasta el año 1842 en Lyon, Francia, fecha en la que Mme
Jeanne Garnier, con la ayuda de dos amigas suyas viudas, constituye la Asociación de
Mujeres del Calvario, cuyo objetivo era aliviar y consolar a enfermos incurables. A
través de esta asociación, se crean diversos Hospicios o Calvaries en diversas ciudades
francesas (1).
El Hospicio construído en París, desde el año 1971 se llama Maison Medicale Jeanne
Garnier, y hoy sigue siendo una prestigiosa institución dedicada al tratamiento paliativo
de enfermos con cáncer en fase avanzada (1).
Inspirándose en la obra de Jeanne Garnier, en el año 1899 Anne Blunt Storrs, funda el
Calvary Hospital en Nueva York. Hoy día sigue siendo una prestigiosa institución
dedicada de forma exclusiva a brindar cuidados paliativos a pacientes adultos con
cáncer avanzado, prestando asistencia hospitalaria, ambulatoria y domiciliaria (1).
Sin relación ya con las Mujeres del Calvario, en el año 1879, la Madre Mary
Aikenhead, fundadora de las Hermanas Irlandesas de la Caridad, establece en Dublín
Our Lady´s Hospice, cuyo objetivo principal era el cuidado de moribundos.
Edad contemporánea
A partir del siglo XIX la fascinación por la muerte de uno mismo es transferida a la
preocupación por la muerte del ser querido, la llamada “muerte del otro” (2).
Para 1948 se instalan casas protestantes en Londres, el St. Luke´s Home for the Dying
Poor es una de ellas. En este lugar Cicely Saunders, líder de la medicina paliativa
contemporánea, trabaja durante siete años de voluntaria escuchando y tomando notas de
las necesidades de los enfermos terminales, mediante la utilización de opiáceos cada
cuatro horas (3).
Hasta el siglo XIX, el alivio de síntomas fue la tarea principal del tratamiento médico,
ya que las enfermedades evolucionaban básicamente siguiendo su historia natural (2).
En 1961 nace la fundación St. Cristopher´s Hospice, pero es hasta el año de 1967, en el
mes de julio, cuando se abre el primer hospice en Sydenham, al sur de Londres, con el
nombre de St. Cristopher. Posteriormente pone en marcha el “movimiento hospice” que
daría lugar a lo que hoy se conoce como “cuidados paliativos” que proporciona:
atención total, activa y continuada de los pacientes y sus familias por un equipo
multidisciplinario; no con la finalidad de alargar a toda costa la supervivencia del
paciente terminal, sino de mejorar su “calidad de vida” y cubrir todas sus necesidades
(3).
En Gran bretaña, tras la creación del St. Christopher Hospice, la filosofía de trabajo se
fue expandiendo progresivamente, lo que permitió lograr una cada vez mayor cobertura
económica y asistencial (2).
El éxito del St. Christopher Hospice sentó un precedente y permitió que el movimiento
Hospice se expandiera a través del mundo, generándose grupos consultores, centros de
referencia, atención a domicilio y programas de investigación y docencia (2).
En Estados Unidos, el año 1974 se inauguró el primer hospice del país, en Bradford,
Connecticut. A mediados de los ochenta Medicare reconoce a los Cuidados Paliativos
dentro de las atenciones médicas a cubrir. La evolución de los cuidados paliativos de los
norteamericanos, a diferencia de los ingleses, ha estado predominantemente centrada en
el desarrollo de servicios domiciliarios, tanto que para acceder al beneficio Medicare,
los hospices deben ofrecer mayoritariamente programas de atención domiciliaria en sus
servicios (2).
En 1994 los servicios tipo Hospice atendieron a más de 340.000 pacientes oncológicos y
no oncológicos y en la actualidad hay aproximadamente 2.400 programas Hospice en
Estados Unidos. La incorporación de pacientes no oncológicos a la atención fue una
innovación considerada pionera en los Cuidados Paliativos a nivel mundial (2).
En octubre de 1987 Gran Bretaña fue el primer país en el mundo en crear la sub-
especialidad médica llamada Medicina Paliativa, lo que fue seguido por el
reconocimiento en numerosos otros países como Australia, Bélgica, Nueva Zelandia,
Hong Kong, Polonia, Singapur, Taiwán y Rumania (2).
La última definición de los Cuidados Paliativos que realiza la OMS data del año 2002:
“cuidado activo e integral de pacientes cuya enfermedad no responde a terapéuticas
curativas. Su fundamento es el alivio del dolor y otros síntomas acompañantes y la
consideración de los problemas psicológicos, sociales y espirituales. El objetivo es
alcanzar la máxima calidad de vida posible para el paciente y su familia. Muchos
aspectos de los cuidados paliativos son también aplicables en fases previas de la
enfermedad conjuntamente con tratamientos específicos (2)”.
El informe de la OMS del 2018 menciona que los CP están reconocidos expresamente
en el contexto del derecho humano a la salud, y deben proporcionarse a través de
servicios de salud integrados y centrados en la persona que presten especial atención a
las necesidades y preferencias del individuo (4).
REFERENCIA BIBLIOGRAFICAS