Demanda de Desalojo Por Ocupación Precaria
Demanda de Desalojo Por Ocupación Precaria
Demanda de Desalojo Por Ocupación Precaria
Secretario :
Expediente :
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : 01.
Sumilla .- Interpone demanda de desalojo por
Ocupación Precaria
II. COMPETENCIA:
Es competente el Juzgado Civil de Lima, Porque, conforme se desprende del tercer
párrafo del artículo 547 del Código Procesal Civil, son competentes para conocer el
proceso de desalojo los Jueces Civiles cuando no exista cuantía.
y respecto al domicilio, por estar dentro el radio territorial de la Corte Superior de Lima,
conforme a lo previsto en el artículo 14º primer párrafo del Código Procesal Civil. (Es de
destacar que, conforme se desprende del inc. 1) del arto 24 del C.P.C., además del Juez
del domicilio del demandado, también es competente, a elección del demandante, el Juez
del lugar en que se encuentre el bien).
V. MEDIOS PROBATORIOS:
Ofrezco el mérito de los siguientes medios probatorios:
1.- Testimonio de la Compra Venta del Inmueble realizado ante el Notario Público Dra.
Abigail Chávez Valencia, con el que demuestro la propiedad del inmueble, materia de esta
demanda sito en el Jirón Chiclayo Nº 368 en el Distrito del Rímac.
2.- Copia Certificada de la Partida Nº 49041384 de los Registros de la Propiedad
Inmueble de Lima, en donde se registra la Compra venta del inmueble a mi favor;
demostrando la titularidad de la propiedad.
VI. Anexos:
1.a Copia de mi documento de Identidad.
1.b Copia Certificada del Testimonio de Compra Venta.
1.c Copia Certificada de Partida Registral Nº 49041384
1.d Copia Certificada de Acta de Conciliación Nº 07-2012.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de representación, a que
se refiere el artículo 80 del Código Procesal Civil, al Dr. Pablo Hurtado Amarillo con Reg.
CAL 12540, quien declara conocer del domicilio del representado y que se encuentra
consignado en la parte introductoria de la demanda. y así mismo declaro estar instruido
acerca del Poder otorgado y sus alcances.
POR TANTO
Al Juzgado, solicito se sirva tener por interpuesta la presente demanda y darle el trámite
que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y de acuerdo a ley, y en su
momento declararla fundada.
Corte Suprema fija importante precedente vinculante sobre
el OCUPANTE PRECARIO
TEMA RELEVANTE
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: arts. 220, 896, 906, 911, 950, 1092, 1429, 1430, 1700, 1703,
1708 y 1709.
• Código Procesal Civil: arts. 122 inc. 3, 400, 427, 585 y 586.
Los argumentos expresados por la Corte Suprema en los numerales que van del 4
al 17 de la Sentencia de Casación, en respuesta a los agravios expresados por los
recurrentes, referidos al debido proceso –aspecto formal y sustancial– y la
motivación de las resoluciones, constituyen en estricto obiter dicta –dictum en
singular– pues se trata de ilustradas y bien sustentadas exposiciones sobre
fundamentos doctrinarios y académicos respecto de los temas vinculados a los
que dan base al recurso interpuesto, al que Magaloni Kerpel2 denomina
“consideraciones jurídicas que elabora el tribunal y que, en su opinión, no son
necesarias para alcanzar la decisión alcanzada”; tales argumentos, si bien no son
la razón de la decisión, son el plexo sobre la cual reposan los fundamentos del
fallo; por su parte los fundamentos que se exponen en los numerales que van del
18 al 29 de la Sentencia materia de comentario, el Pleno procede al análisis en
concreto de las causales invocadas en el recurso interpuesto, estableciendo que
no se ha producido contravención al debido proceso, por lo que rechaza el
recurso en este extremo; los argumentos allí expuestos constituyen la razón de la
decisión y los fundamentos inmediatos de esta; refieren los Jueces Supremos que
ni el juez de origen ni la Sala Superior han aplicado los artículos de Código Civil
referidos al arrendamiento y que, por el contrario, los jueces de instancia de
mérito han aplicado las normas sustantivas y procesales que fueron invocados
para amparar la demanda; agrega que los defectos procesales que se invocan en el
recurso de casación –que no se le notificó con el escrito de absolución de la
excepción propuesta por la demandada, acerca de la acumulación del desalojo
con la usucapión, entre otros– no habilita la declaración de la invalidez de la
Relación Jurídica Procesal que tenga por efecto la nulidad de la sentencia de
vista; por ello el Pleno Casatorio declaró por unanimidad, infundado el recurso
de Casación interpuesto por doña Mirna Lizbeth Panduro Abarca, en
consecuencia no casaron la sentencia de vista.
3. Interpretar el artículo 585 del Código Procesal Civil, en el sentido que por
“restitución” del bien se debe entender como entrega de la posesión que protege
el artículo 911 del Código Civil, para garantizar al sujeto a quien corresponde
dicho derecho a ejercer el pleno disfrute del mismo, independientemente si es
que es propietario o no.
4. Establecer, conforme al artículo 586 del Código Procesal Civil, que el sujeto
que goza de legitimación para obrar activa no solo puede ser el propietario, sino
también, el administrador y todo aquel que se considere tener derecho a la
restitución de un predio. Por otra parte, en lo que atañe a la legitimación para
obrar pasiva se debe comprender dentro de esa situación a todo aquel que ocupa
el bien sin acreditar su derecho a permanecer en el disfrute de la posesión, porque
nunca lo tuvo o el que tenía feneció.
6. En todos los casos descritos, el juez del proceso no podrá expedir una
sentencia inhibitoria, sino que deberá de pronunciarse sobre el fondo de la
materia controvertida, en el sentido de que corresponda, conforme a los hechos y
la valoración de las pruebas aportadas.
Por otro lado, sin la inclusión del concepto de precario en los términos que
aparece en el actual CC, se estaría a la idea del precario romano que, según la
doctrina clásica, no sería un poseedor ilegítimo, pues trata de una persona que
recibió el bien de su propietario, a título de liberalidad y revocable en cualquier
momento; en todo caso estaríamos a la no uniforme jurisprudencia que
establecía, en algunos casos que se incurría en precariedad cuando se ocupaba un
bien si título alguno y sin pagar renta. Sin la regulación actual del precario, esta
figura quedaría restringida al esquema clásico, que aplicado a nuestro derecho
posesorio –teoría objetiva de la posesión– se presentaría únicamente como un
supuesto de mediación posesoria, es decir, el precario sería un poseedor
inmediato, mientras que el dueño, que le entregó el bien sería poseedor mediato;
dentro de esta idea el precario tendría una posesión arreglada a derecho; tesis
totalmente superada por la reiterada jurisprudencia nacional, que estableció que
precario es el que posee sin pagar renta y sin título alguno, sin importar si el bien
lo recibió o no del propietario; si bien la norma civil sobre el precario ha
generado debate en la doctrina local, este debate resulta ser mucho más fructífero
que el que existía antes de 1984; en este escenario resulta importante resaltar el
establecimiento del precedente vinculante que es materia de comentario en este
documento.
Solo con fines de ubicación de los comentarios que expondremos sobre los
acuerdos del Pleno casatorio, permítaseme esbozar de modo sucinto y directo
algunas reflexiones sobre estas dos figuras fundamentales en nuestro
ordenamiento jurídico en materia de derechos reales, y que además son los ejes
en torno al cual giran las conclusiones del mencionado evento.
Del debate surgido en el siglo diecinueve, entre Friedrich Von Savigny y Rudolf
Von Ihering, acerca de sus respectivas teorías posesorias, se advierte que la teoría
posesoria expuesta por este último es la que finalmente adoptó nuestro país
recién en el Código Civil de 1936; esta se mantiene en el actual CC vigente desde
1984; recordemos que el primer CC de 1952 de nuestro país, en materia
posesoria, estuvo bajo influencia de la teoría subjetiva de Savigny; nuestra
jurisprudencia es claramente consciente de ello, así se aprecia de lo que se
expone en la Cas N° 877-2003- La Merced/Junín, publicada el 30 de junio de
2005; en esta ejecutoria la Sala Civil de la Corte Suprema señaló: “que el artículo
896 del Código Civil define a la posesión como el ejercicio fáctico de uno de los
poderes inherentes a la propiedad independientemente del ánimus domini de
quien lo ejerza; en ese sentido, según la Teoría de la Posesión de Ihering a la que
se afilia nuestro Código sustantivo, en la posesión hay una relación de hecho
establecida entre la persona y el bien para su utilización económica, no
requiriéndose del ánimus”. Esta teoría asegura a quienes conduzcan bienes –
legítima o ilegítimamente– con interés propio y satisfaciendo su propia necesidad
dando al bien una finalidad económica para su propio beneficio no sean privados
–o amenazados de privación– del bien, sino hasta que el órgano jurisdiccional
decida a quien le corresponde legítimamente dicha conducción. Cualquier
alteración fáctica, de origen privado, de ese estado de cosas, no resulta lícita y
puede ser rechazada extrajudicialmente por el poseedor; o a través de los
interdictos o acciones posesorias, según sea el caso. Por ello, en nuestro sistema
patrimonial, será poseedor no solo quien reconoce en otro la propiedad, como es
el caso de arrendatario, el comodatario, el usufructuario, etc., sino además quien
no reconozca en otro la propiedad, como lo es el actual precario (art. 911 del
CC), el usurpador, el ladrón, quien se considere propietario del bien, sin serlo
realmente, entre otros. Todos ellos conducen el bien ejerciendo de hecho algunos
atributos que le corresponden al propietario9. En el marco de esta teoría objetiva
de la posesión, se establece que la posesión de bienes debe ser protegida per se,
es decir, por sí misma, desligada de la existencia de otros derechos; esta idea es
expuesta con precisión por Hernández Gil10, quien sostiene que lo fáctico de la
posesión estriba en ser suficiente el hecho para tener ingreso en la significación
jurídica; refiere el jurista español que la posesión se muestra así en su pureza; no
requiere inquirir un porqué más allá del mostrado por ella misma.
En la vía del proceso sumarísimo del desalojo por causal de posesión precaria,
existe una confrontación o conflicto respecto de derechos posesorios referidos a
un mismo predio –aplica también para otro tipo de inmuebles o de muebles–;
vencerá en este caso quien evidencie y acredite tener mejor derecho a poseer el
bien; en el caso del demandado si llega acreditar que tiene título posesorio válido
para permanecer en el uso del bien; o que el título que cuenta se encuentre
probablemente afectado con invalidez, pero que esta no sea evidente o manifiesta
y que requiera de una amplia actuación probatoria para evidenciar su invalidez;
será vencido el demandado si no acredita tener título posesorio que justifique
mantenerse en posesión del bien, sea porque nunca tuvo título posesorio o porque
si alguna vez lo tuvo este feneció; también lo será si no acredita la existencia de
una razón jurídicamente válida para poseer; además lo será si presenta un “título”
que adolece de modo directo y manifiesto de nulidad o invalidez o que no resulte
de modo evidente oponible al título o derecho acreditado por el demandante; por
otro lado el demandante vencerá si acredita con prueba idónea tener derecho a
poseer el bien que está en poder del demandado; generalmente en este tipo de
procesos quien interpone la demanda es el propietario –aunque como refiere el
precedente vinculante, puede ser también el administrador y todo aquel que tiene
derecho a la restitución del bien–, por lo que la prueba que acompaña a su
demanda debe ser la de acreditar tal condición, no para discutir dicho derecho
con el demandado, sino para hacer evidente ante el juez su derecho a poseer el
bien excluyendo al demandado que posee sin título alguno o sin causa que
justifique jurídicamente la posesión.
El Pleno Casatorio reconoce que el desalojo por precario es una acción en el que
–en la vía sumarísima– se controvierte el derecho a la posesión del bien que está
en poder del demandado; deja claro que en este caso el derecho en disputa no
será la propiedad, sino el derecho a poseer; esto resulta relevante pues el debate y
la prueba del derecho posesorio que invocan las partes, deber ser directo y de
rápida probanza; el sumarísimo aleja la complejidad del debate y de la prueba.
De lo que se expone se aprecia, sin duda alguna, que luego de cursado el aviso de
devolución, el arrendador se encuentra impedido de cobrar renta, pues la ley solo
le permite cobrar la penalidad pactada o si no hubiera este pacto, a cobrar por el
uso del bien; de ello se puede concluir que el arrendamiento concluyó de modo
automático e inexorable –luego de solicitar la devolución del bien–, poniéndose
fin al arrendamiento; el arrendatario dejó de ser tal, y su título posesorio feneció
por imperio de la ley, pues cesó su obligación de pagar la renta; las sumas que
quedan por ser cobradas por el arrendador serán por concepto de uso del bien y
no podrá hacer uso de la vía ejecutiva ni podrá acumularla al desalojo; en este
tema los pronunciamientos han sido contradictorios, adjuntamos una de ellas que
adoptan el mismo sentido del Pleno Casatorio; así la Sala Civil Permanente de la
Corte Suprema de Justicia, apartándose de otros pronunciamientos expedidos
anteriormente, en los que se afirma que el arrendatario no deviene en precario
aun cuando se le curse el aviso de devolución; expidió la Cas. N° 1437-2003-
Lima, publicada el 28 de febrero de 2005, señaló que: “(…) se acredita que entre
las partes existió un contrato de arrendamiento de duración indeterminada (ya sea
porque así se pacto en el contrato respectivo o porque la arrendataria siguió en
posesión del bien luego de vencido el plazo pactado, produciéndose la
continuación del mismo, conforme a lo establecido en el artículo 1700 del
Código Civil), siendo que por dicha misiva la demandante comunicó a la citada
codemandada que daba por finalizado el arrendamiento. Asimismo, solicitó la
devolución del inmueble en el plazo de treinta días calendario”. Agrega la
ejecutoria en su cuarto fundamento que: “de lo expuesto anteriormente se llega a
la conclusión de que, en efecto, la codemandada, (…) poseía el inmueble materia
de la presente litis en calidad de arrendataria, es decir, contaba con título que
justificaba su posesión. Sin embargo, mediante la carta notarial de fojas diez se
dio por finalizado dicho título. En otras palabras el título que ostentaba la
demandada feneció, ello en aplicación del artículo 1703 del Código Civil. En
consecuencia, la ocupación que ejerce la parte demandada deviene en precaria”
(el resaltado es nuestro).
b) Con relación al arrendatario del bien transferido en propiedad a un tercero; en
este caso el nuevo dueño que adquirió un bien arrendado, no está obligado a
respetar el arrendamiento si el arrendamiento no se encuentra inscrito y no se
obligó a respetar el arrendamiento; así lo establece el artículo 1708, inciso 2 del
Código Civil; en tal caso el nuevo dueño puede dar por concluido el
arrendamiento; ello sucederá aun cuando el contrato de arrendamiento no hubiere
vencido, pues no habiendo intervenido el adquiriente en su celebración, no puede
ser obligado a respetarlo; en todo caso, corresponde al arrendatario hacer uso de
su derecho a la indemnización contra el arrendador por los daños causados por la
enajenación del bien, conforme lo establece el artículo 1709 de la misma norma
legal. En este tema la jurisprudencia de la Corte Suprema ha tenido respuesta
uniforme, al igual que los Jueces Superiores, quienes en el II Pleno Jurisdiccional
Civil Nacional realizado en Piura en 1998, que el arrendatario de un bien
enajenado, deviene en precario, cuando el arriendo no se encuentra inscrito, y el
nuevo dueño, que no se obligó a respetarlo, interpone la respectiva demanda de
desalojo solicitando la restitución del bien transferido. Con relación a los
pronunciamientos de las Salas Civiles de la Corte Suprema, adjuntamos algunas
sentencias que se pronuncian en forma coherente con los acuerdos del Pleno
Casatorio: Así por ejemplo, la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de
Justicia de la República, en la Cas. N° 2039-2003-Lima, publicada en el diario
oficial El Peruano, el 30 de marzo de 2005, señaló lo siguiente: “Que al continuar
la citada arrendataria en posesión del bien se produjo la continuación del
arrendamiento, conforme lo establecido en el artículo 1700 del Código Civil; es
decir, que el contrato de arrendamiento de duración determinada pasó a ser uno
de duración indeterminada (…) que conforme lo establece el artículo 1703 del
Código Civil, se pone fin a un arrendamiento de duración indeterminada dando
aviso judicial o extrajudicial al contratante (…)”. Continua la ejecutoria en su
sétimo considerando: “es decir, que los nuevos propietarios deberán
(previamente, antes de demandar el desalojo por ocupación precaria) dar por
concluido el contrato de arrendamiento antes referido (que constituye título que
justifica la posesión de la demandada)” (el resaltado es nuestro); asimismo la
Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, en la Cas.
N° 975-2003-Lima, publicada en el diario oficial El Peruano, el 28 de febrero de
2005, señaló lo siguiente: “que en el caso de autos, la sentencia de vista ha
descartado la condición de ocupante precario de la demandada por el hecho de
haber acreditado ser arrendataria de la anterior propietaria del inmueble sublitis,
Constructora Inmobiliaria Urbina Sociedad Anónima Cerrada, sin tener en
consideración que dicho contrato no fue otorgado por la actora, quien por tal
razón no tiene ningún vínculo contractual con la demandada, además de que
precisamente dicha empresa constructora vendió el inmueble a la demandante
mediante escritura pública debidamente inscrita en los Registros Públicos, por lo
que resulta forzoso concluir que la ocupante demandada carece de título oponible
al de propiedad de la accionante deviniendo en condición de precaria” (el
resaltado es nuestro).
En este supuesto el demandante acredita ser propietario del terreno ocupado por
el demandado, sin embargo, este alega que sobre dicho terreno ha levantado
construcciones; se trata en realidad de un supuesto de accesión industrial, en
virtud del cual el invasor que construye en terreno ajeno tiene derecho a que se
pague por el valor de lo construido, sea porque construyó de buena fe o con mala
fe del propietario del terreno; solo si se acredita la mala fe del demandado
quedará la obra en poder del propietario del terreno sin obligación alguna de
reembolso o con el derecho de demoler lo construido a costa del invasor; siendo
que la buena fe se presume y la mala fe se acredita, la jurisprudencia estableció
en varios casos que si el demandante no acredita ser propietario de las
construcciones, la demanda no puede prosperar, pues la mala fe debe dilucidarse
en un proceso más lato.
___________________________
* Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Magíster en Derecho con mención en Derecho Civil por la Pontificia Universidad
Católica del Perú con estudios completos de Doctorado en Derecho por la
UNMSM. Profesor universitario en Derechos Reales en la UNMSM y en materia
Procesal en la Maestría de Derecho Procesal en la Universidad de San Martín de
Porres. Magistrado del Poder Judicial.