Sobre Ética y Economía. Amartya Sen Cap. 1. Comportamiento Económico y Sentimientos Morales
Sobre Ética y Economía. Amartya Sen Cap. 1. Comportamiento Económico y Sentimientos Morales
Sobre Ética y Economía. Amartya Sen Cap. 1. Comportamiento Económico y Sentimientos Morales
C O M P O R T A M IE N T O E C O N O M IC O Y
S E N T IM IE N T O S M O R A L E S
Al mismo tiempo que hay que alabar, sin duda, a John Stuart
Mili por reprimir su bondad natural de modo tan eficiente, no
está demasiado claro qué felicitaciones hay que dar a la econo
mía política por su supuesta petición, parafraseando a Dante,
«¡El que entre, que abandone toda bondad!» Quizá, se le deba
permitir al economista una dosis moderada de bondad, con tal
que en sus modelos económicos mantengan las motivaciones
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Dos orígenes
Logros y debilidades
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Naturalmente, se puede considerar que la racionalidad exige más que
esto, pero difícilmente un poco menos. Se puede argumentar que lo que que
remos conseguir debe satisfacer también algunos criterios de valoración ra
cional (véase Brooome 1978, Parfit 1985 y Sen 1985e), por lo que un con
cepto de racionalidad puramente «instrumental» puede ser bastante inade
cuado. Pero incluso si se adopta este punto de vista se debe aceptar, entre
uros, el papel «instrumental» de la elección. Lo que se puede denominar «ra-
íonalidad de correspondencia» — la correspondencia de la elección con los
objetivos, etc,— debe ser, en general, una condición necesaria de racionali
dad en conjunto, sea o no asimismo suficiente ; es decir, se tenga o no que
complementar la «racionalidad de correspondencia» con requisitos de racio
nalidad sobre la naturaleza de la reflexión relativa a lo que uno debe querer,
valorar o tener corno objetivo (lo que se llama «racionalidad de reflexión»
en Sen 1985).
10 En mi alocución presidencial a la Econometric Society en 1984, titu
lada «Consistency», que se publicará Ecometrica (Sen 1984c).
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del com p o rtam ien to en situaciones en las que el p rop io ínteres y cier
tos valores éticos con una amplia lealtad verbal se encuentran en co n -
' ’ Stigler (1981, pág. 176). Posteriormente Stigler argumenta que «la hi
pótesis de la maximización de la utilidad es... difícil de comprobar, no tanto
por sus propias ambigüedades sino porque no hay un cuerpo aceptado de
>icencias éticas que se pueda contrastar para ver su consistencia con esta hi
pótesis» (págs, 189-190). No obstante, se puede mantener que si existieran
(cálmente ambigüedades en la definición de «la hipótesis de la maximización
de la utilidad», sería posible constrastar los resultados de esa hipótesis en la
(dación a las desviaciones ciireccionales hacia los intereses de los demás. Asi
mismo, para contratar si la hipótesis de la maximización de la utilidad, si fue-
i.i Inequívoca, es correcta o no, no hay necesidad de utilizar un concreto
•cuerpo aceptado de creencias éticas».
14 Sobre esto, véase Becker (1976, 1981), Posner (1977, 1980), Gross-
bard (1980), Radnitzky y Bernholz (1985).
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